Disclaimer: ningún personaje reconocible me pertenecen. No obtengo ningún beneficio con ello.

Advertencias: universo un tanto alternativo, yaoi (relaciones homosexuales), supongo que habrá violencia en su momento. Por si algún motivo crees que puede ofenderte, por favor no continúes.

Disculpas de la autora: sé que van a encontrar demasiados puntos, soy consciente de que son incorrectos pero he optado por ponerlos para que los guinoes y otros signos pudieran verse, pues el programa quick edit me los borra o no los reconoce, por favor disculpen las molestias. Al igual que faltan letras y acentos, también es consecuencia de lo antes mencionado.

PRÓLOGO

África, el continente del origen de la vida, el futuro, se encuentra en una espiral de guerra y violencia como nunca se ha conocido, como si no fuera suficiente las catástrofes naturales se suceden, la población de las zonas más castigadas se cree que están siendo castigados por algo que no logran comprender.

Desde luego hoy no era un día normal, en realidad ninguno tenía nada de normal. Desde hace un año se había unido a "Médicos sin fronteras", cuando en la facultad de medicina de Tokyo se lo propusieron no lo dudo ni un segundo, era muy joven apenas diecinueve años, aunque a esa joven edad ya había terminado la carrera de medicina, pues tenía el don de curar decían muchos de sus profesores y compañeros. Sabía que vería horrores semejantes a los de sus combates, la muerte es una constante en su vida, como médico sabía que tenía que lidiar con ella, y sobretodo, cuando había escogido el camino de un doctor que ayudaría en aquellos lugares donde la muerte, las catástrofes y la guerra golpearían más fuerte a la frágil vida humana.

Hace más calor, están en lo que se conoce por los soldados "punto sin retorno", ya que muy pocos han regresado para contarlo, pero tienen que ir allí, hay gente que los necesitaba. El silencio es ensordecedor, cosa que alarma a sus compañeros y a él, no es buena señal.

Desde que decidió ser médico, intentaba aliviarel sufrimiento de sus pacientes o no pacientes, con los conocimientos adquiridos o con su propio poder, porqué él no era cualquier doctor, era uno de los más jóvenes de la historia. Además de tener unas habilidades que le hacen diferente a sus compañeros de profesión, es un caballero de Atenea, y a pesar de haber renunciado a luchar desde hace seis años para ayudar a la humanidad de otra forma que no llevara consigo la violencia, él volvería al llamado de su diosa, de la diosa que él había elegido servir, cuando ésta lo solicitara.

Conocía a la humanidad sabía que era capaz de las cosas más horribles que podía imaginar, pero también de las maravillosas, por eso había luchado, por eso había sacrificado una parte de él en esos combates que detestaba, por eso había matado, y con los años sabía que de encontrarse en la misma situación no dudaría tanto en volver a repetir sus actos, si con ello se aseguraba que la humanidad y sus amigos verían la luz del día siguiente, le había costado mucho llegar a esa conclusión, y desde luego no había vuelto a luchar para poner en práctica esta creencia.

Pero hoy duda de la humanidad, al entrar en aquella aldea y ver el horror su fe en la humanidad se tambalea unos segundos, no sólo los han matado, lo que han hecho a sus habitantes, no puede creer que lo que sus ojos contempla ha sido obra de la mano del hombre, acaso demonios pero no los hombres. Nadie había sobrevivido ni siquiera los niños. Todos muertos de una forma espantosa, torturados hasta un extremo inimaginable de sufimiento. La muerte está presente, el olor de la sangre están fuerte que es casi inaguantable. ¿Qué diablos le pasa a esta gente? Llevan dos años en una guerra sin sentido. Cuando siente que el viento se levanta tiene que obligarse a tranquilizarse para evitar que sus sentimientos le dominen y su cosmos se encienda, pudiendo causar algún daño a alguien más.

.- Recogeremos los cuerpos, los incineraremos y nos marcharemos cuanto antes. No podemos hacer nada más por ellos- dijo una mujer, su jefa, una doctora de fama internacional porque hacía milagros, él había visto sus proezas. Pero hoy no pordría hacer ninguno, los humanos no pueden hacer regresar a los fallecidos de la muerte¿verdad?.

Entonces sintió una energía que hacía seis años no había vuelto a notar de una forma tan clara y cercana, una energía conocida y oscura, una energía que todo el mundo creía extinguida en aquella terrible batalla, pero el sabía que no era así, ni siquiera quiso decirlo a Atenea la verdad, lo que ocurrió, se apartó de sus compañeros que se maldecían por haber llegado tarde, pensando que podrían haber hecho algo.

.-. ¿Qué haces aquí?.- pregunto el joven doctor a la sombra de entre los árboles

.-Me envía a buscarle, señor. El Emperador desea verle.

.-Hipnos, Dios del Sueño, comunícale que no puedo ir al Hades tengo trabajo que hacer - se disponía a marcharse cuando la sombra le cortó el paso, permitiendo que la luz iluminara su rostro intemporal.

.-El Emperador me ordenó que le llevara tanto si quería como no y si era necesario podía emplear cualquier medio para ello- dijo mirando a las personas que retiraban los cuerpos. - Cualquier medio- recalcó las palabras.

El joven doctor se sobresaltó, asustado miró a sus compañeros, sabía que aquel dios mitológico no dudaría en matar a sus compañeros de trabajo, sus amigos, la esperanza de la ayuda médica en esta tierra en guerra. No tenía elección.

.-Iré contigo- una vez dichas las palabras la oscuridad les envolvió, al segundo siguiente supo que se encontraba en los dominios del Dios de los Muertos, el Gran Dios Hades.

.-Por favor señor, sígame- Hipnos se dirigió hacía el interior del nuevo castillo más grande que el anterior, al igual que notó su poder oscuro es mayor. El Dios del Sueño eterno se volteo a mirar al joven, al notar que no avanzaba. -.¿Sucede algo Señor?

.-.¿Qué ocurre?.¿Otra guerra a Atenea?.- el joven doctor no puedo evitar que su voz sonará más preocupada, pero la sola idea de otra guerra santa entre los dos dioses era algo que no quería volver a pasar por nada del mundo.

.-No es eso, el Emperador se lo explicará personalmente, por favor no tenemos tiempo que perder.

El joven empezó a caminar detrás del dios con paso firme, mirando a su alrededor memorizando todo. Los sirvientes y espectros que encontraban les hacían la reverencia de acuerdo con su rango. Pero alguien se aproximó a ellos, miró al joven con detenimiento, haciendo la reverencia sonriéndole, ignorando al dios por completo.

.-Me alegra verle de nuevo Señor, espero que en esta ocasión pueda disfrutar más tiempo de nuestra hospitalidad.

.-Sólo estaré el tiempo necesario Radamanthis, juez del inframundo- respondió

.-Radhamantis, no nos entretengas el Emperador no espera.

El juez del inframundo continuó su camino, no sin antes lanzarle al Dios del sueño eterno una mirada de odio. Cosa que no paso inadvertida por el joven, da igual el tiempo que pase, las reencarnaciones y las batallas, sabe que hay sentimientos que no se pueden borrar y eso es independiente de que sea un dios, un espectro, un caballero o un cualquier humano, el odio sigue siendo un sentimiento muy poderoso, desde el principio de los tiempos se han odiado Radhamantis e Hipnos se han odiado y siempre se odiaran, el motivo incluso ha sido olvidado por ellos mismos, únicamente les queda el rencor y el odio.

Tan ensimismado estaba en sus propios pensamientos que ni siquiera se percató que había llegado hasta la presencia del Señor del Inframundo, también conocido como Hades, quien le sonreía, al mismo tiempo que se levantaba de su trono oscuro, que contrastaba con el trono de la luz que estaba al lado.

Ambos se estudiaban, hacía seis años que no se veían directamente a los ojos, pero el joven doctor había notado su presencia en más de una ocasión a lo largo de este tiempo. Mientras que Hades no había cambiado en siglo, éstepodía apreciar que el joven si lo había hecho en estos años, ya no tenía nada de los rasgos de un niño, sus rasgos faciales se habían vuelto más duros, pero sin perder esa candidez que le caracterizaba, al igual que su cabello lucía corto y sus ojos ya no eran tan grandes e inocentes, sin embargo conservaban la esperanza.

.-.¿Por qué me has hecho venir?.- la mirada del joven se había vuelto dura, recordaba que había venido aquí amenazado.

.-Veo que Hipnos ha tenido que utilizar medidas que no te agradan - al Dios aquello le causaba gracia, era uno de los pocos seres, a parte de algunos dioses que no le temían mirar a los ojos sin temor, pero podía contar con los dedos de la mano aquellos que se atrevían a pedirle explicaciones, después de todo el ser que tenía delante no era un simple humano o caballero de Atenea. Cada vez que recordaba que el joven se había reencarnado para formar parte de los caballeros de su sobrina, sentía una cólera contra ella, seguro que lo había hecho a propósito.

.-Hades estoy esperando una respuesta.

.-No puedo traer a la persona que quiero a su casa.

.-Esta ya no es mi casa, ya lo sabes, mi hogar está con la humanidad y...

.-Humanidad, humanidad, siempre igual- comenzaba a encolerizarse, ese era el motivo por el que habían discutido la última vez, ese y Atenea.

.-.¿Qué ocurre?.¿Qué te preocupa?.- el joven conocía la dios desde hacia siglos, desde el principio de los tiempos, cuando aún no era siquiera humano,dios, buenodiosa.

.-Va haber una guerra, supongo que habrás notado que me preparo para una- el joven iba a decir algo pero el dios se lo impidió- No te preocupes no es con Atenea, es con mi hermano pequeño y Señor de algunos dioses.

. -.¡ZEUS!.¿POR QUÉ?

.-Porque el poder ha terminado de corromperlo, ni siquiera los dioses podemos escapar de la maldición del poder absoluto, el desear siempre más. Zeus va a exterminar todo aquel que no quiera seguir sus órdenes, aquel que se oponga o simplemente piense diferente, con ello me refiero a todo ser vivo sobre el planeta, incluidos los dioses y demás criaturas, en esta ocasión no sólo es la humanidad la que está en peligro.

El joven le miraba estupefacto ante las revelaciones, sabía que algo raro ocurría a la humanidad, el mismo que trataba con las personas notaba algo había cambiado, la naturaleza le susurraba peligro, pero hasta hora no había identificado el origen, detrás de todo estaba el Señor del Olimpo, Zeus padre de los dioses.

.-No puedo permitir que destruya lo que más amo- declaró el señor del inframundo - He entendido que sin la humanidad, la vida, la Tierra, incluso ese dolor de cabeza de sobrina son destruidas, tú también lo serás, no soportaría verte sufrir y morir otra vez, dos han sido más que suficiente - cogió el rostro del joven entre sus manos para besarle en los labios tiernamente.

. -Hades.

.- No quiero que nada malo vuelva a ocurrirte, mi ángel. Por ti hasta me voy a aliar con la estúpida hija de mi hermano, que no ve las señales.

.-Debo volver y avisar a Atenea y a los demás, lo que sucede- se disponía a marcharse, cuando los fuertes brazos del dios lo rodearon.

.-Tú no te vas a ir a ningún lado, ya te he dicho que no vas a ponerte en peligro, Alel.

.-Hace siglos que no me llamabas así. Hades déjame ir no me obligues a usar la fuerza contra ti, sabes que no puedes retenerme mucho tiempo. Tranquilo te prometo volver y me quedaré contigo unos días- el dios dejo ir a su presa.

.-Prométeme que volverás en tres días y que te quedarás al menos un día conmigo.

.- Lo prometo- al decirlo hades cogió su mano y la beso.

.- Otra cosa, Radhamantis te llevará de regresó, se convertirá en tu sombra y llevará mi mensaje a Atenea. No aceptaré un no.

. -De acuerdo. Pero voy a tener que dar alguna explicación a Atenea y los demás- esta vez fue el joven quien besó al dios- Cuando regresé hablaremos nuevamente de todo. Todavía hay cosas de que hablar.

. -Cuanto antes te marches, antes volverás mi ángel.

. -.¡Hasta pronto Hades- el joven salio de la sala del trono.

.-Esta vez esperaré menos en verte- el dios volvió a dirigirse a su trono, cerrando los ojos, sumergiéndose en un sueño que le terminaría de restablecer parte del poder que perdió hace siglos.


Muchas gracias a Shadir por decírmelo, no tenía ni idea que hubiera quedado tan mal el formato ,y en especial, la ortografía.