Las Aventuras de James, Sirius, Remus y Peter

Por: Diana Black

CAP1:

Los mejores amigos

Cuando James Potter recibió la carta en la cual decían que tenia una vacante en el Colegio Hogwarts de magia y hechicería, nunca se imagino lo que viviría en él.

El día de subir al expreso de Hogwarts llego. James atravesó la barrera hasta llegar al anden 9y ¾; subió al tren y se despidió de sus padres desde la ventanilla de un compartimiento vació en el cual se coloco. Pero de repente se percato de que no estaba tan vació como él pensaba...

-Disculpa este lugar es mío –dijo un muchacho que acababa de entrar– ¿no ves?.

James se dio con la sorpresa que en el asiento que estaba delante de él había una valija y dijo: – perdón no me di cuenta, pero hay mucho espacio para los dos aquí, ¿no?.

–Tal vez lo había antes de que entraras a mi compartimiento sin permiso –respondió el muchacho– si no te importa...

–¡Oye! –dijo ya molesto- ya te pedí que me disculparas y además los demás compartimientos ya están llenos...

–Si... ¡Qué lastima!

James se puso de pie dispuesto a golpearlo. De repente un muchacho de pelo grasiento acababa de entrar, miro de arriba abajo a James y al otro y con una sonrisa de triunfo dijo:

–Peleando el primer día, quieren meterse en problemas ¿no? –y su sonrisa se acentuó más.

–Y tu quien eres? -dijo el muchacho del compartimiento.

–Alguien por quien deberías mostrar respeto –dijo el recién llegado- claro... si no quieres tener problemas.

–¿Problemas? ¿Y quien me los daría? Tú, por favor!!!-dijo el muchacho del compartimiento- por que no te das vuelta y así evitas que te estropeé la cara (aunque no creo que pueda empeorarla más de lo que esta)- se acerco al muchacho con intención de golpearlo pero James se interpuso entre ambos.

–¡ya basta!, El asunto que tenga que arreglar con él –dijo señalando con la cabeza al chico del compartimiento– no es tu problema así que te agradecería que te fueras.

–¡Sí! ¡Vete a lavarte el cabello y luego nos molestas! - dijo el muchacho del compartimiento. James no pudo evitar reírse mientras el chico del pelo grasiento se iba indignado y al verlo reír el muchacho del compartimiento también empezó a reírse. Durante un rato se rieron, hasta que el chico del compartimiento lo miro fijamente y dijo:

–Sirius Black –con una sonrisa en los labios y estirando una mano.

–James Potter –dijo James estrechándole la mano y sonriéndole también.

–siento haberte tratado así, es que hoy es un día muy angustiante para mí -dijo Sirius.

–¿Por qué? –pregunto james– ¿no te alegra venir a Hogwarts?

–¡no es eso! –¿entonces? –Es que... yo... -dijo Sirius mirando el piso- estoy nervioso –¿Por qué? –¡por al selección! –alzo la mirada y con una tristeza en la voz dijo- es que me preocupa en que casa voy a quedar eso es todo... – y diciendo esto comenzó a mirar la ventana.

A James también lo embargo aquel sentimiento de angustia que expresaba Sirius en el rostro, no sabia en que casa iba quedar, toda su familia había estado en Gryffindor y luego lo asalto una duda, Y si no ingresaba a Gryffindor, y si lo mandaban a Ravenclaw o ha Hufflepuff o pero aun a Slytherin no había pensado en eso ni un solo momento desde que recibió la carta, pero al ver la cara de Sirius dijo:

- descuida lo harás bien, ya veras.

- Eso espero –dijo Sirius que gracias a las palabras de James se sentía mejor.

- a decir verdad, mi padre me a hablado de muchas familias de magos, pero no recuerdo que haya mencionado a los Black, lo siento

- descuida –dijo con melancolía- digamos que mi familia es un poco diferente. Pero yo si he oído de los Potter, tu familia es muy respetada.

- Gracias

- cambiamos el tema -dijo Sirius con voz amable- ¿te gusta el quidditch?

- ¡¡¡Sí!!! –dijo james casi gritando y levantándose del asiento de un salto- me encanta ¿y a ti?

-¡¡¡me fascina!!! –dijo Sirius con alegría- me gustaría jugar para mi casa en el puesto de cazador.

- a mí de Buscador –dijo James sentándose- y también me gustaría jugar para mí casa, pero los de 1ero no pueden jugar... ¡ni siquiera podemos tener una escoba!

-Si... –dijo Sirius con pesadumbre- pero seria divertido e interesante jugar contigo, a ver si de verdad se te da lo de buscador.

-Ya lo veras

-Tengo que verlo para creerlo

-Solo espera

-¿Un año? –dijo Sirius, James le sonrió– ¿James? –agrego con una sonrisa.

-Dime

-¿Tu cabello es así? –pregunto Sirius señalándole la cabeza– ¿o no te peinas?

-Ah, es de herencia mi cabello es así –dijo James que se puso a contar con los dedos– mi padre lo tenia a si, mi abuelo, mi bisabuelo, mi tatarabuelo, mi tátara tatara.......

El resto del viaje se la pasaron hablando de sus equipos favoritos de quidditch y de sus mascotas (James tenia una lechuza marrón y Sirius una de color pardo), y las cosas que les sucederían en Hogwarts. De la señora del carrito de golosinas compraron muchas cosas que les gustaron pero de lo que se arrepintieron de comprar fue de las grageas de todos los sabores ya que a Sirius le toco una con sabor moco a mientras que a James una con sabor a cera del oído.

Cuando el tren de Hogwarts se detuvo y ambos bajaron con sus túnicas nuevas ya puestas. Por la cara que tenían algunos alumnos, supuso que Sirius y él no eran los únicos nerviosos

-¡Los de primero vengan conmigo, por aquí, por aquí! –gritaba una voz ronca.

Cuando dirigió la mirada hacia la persona que gritaba, se quedo helado al verlo: era un hombre muy alto, del tamaño de dos personas normales y tan ancho como cinco personas. Tenia casi toda la cara cubierta por una espesa barba negra y su cabello era todo enmarañado.

– mi nombre es Hagrid –les dijo— vamos tienen que subir a los botes síganme por favor.

- que alto –dijo James- parece un gigante ¿no?

- Sí... ¡ay! ¡Oye! -dijo Sirius a una muchacha de cabello negro lacio y largo que tropezó con él.

- ¡fíjate por donde vas!- le grito James.

La muchacha los miro solo para hacerles un gesto de desprecio y luego continúo su camino.

-Rápido –decía la voz de Hagrid— suban a los votes.

James y Sirius subieron al mismo bote junto con dos chicos, cuando estuvieron todos completos empezaron a mover sin la necesidad de remar. Vieron a lo lejos un impresiónate castillo con grandes torres. Cuando ya se encontraban cerca al castillo fueron conducidos por un túnel. James se percato que el túnel los llevaba por debajo del castillo. Cuando los botes anclaron, Hagrid los guió por un pasadizo que los condujo hasta el jardín del castillo, frente a la puerta principal. Subieron por las escaleras de piedra y al final de estabas vieron que una mujer los esperaba.