yeyyyh, volvemos a vernos! pues nada, aki os dejo con lo nuevecito ke, por cierto y aviso para aquellos que tengan prisa, el capítulo es algo largo. Jusjusjus. Nos leemos más abajo!
YaS ;-P
#07# Llantos en el tren
Donatello permanecía en su escritorio sumergido en un pequeño aparato que atornillaba, abría, desatornillaba y lo volvía a abrir de nuevo. Mantenía encendida la televisión de fondo a modo de tener algo en lo que poder desplazar su atención momentáneamente.
Al escuchar unos ruidos por el pasillo superior levantó las narices del pequeño trasto y entornó ambos ojos al escuchar gritarse a sus hermanos:
.- No me apetece, gracias.
.- Oye Mickie resulta ser una obligación y no un pasatiempo. – Leonardo cortó el camino de su hermano menor colocándose delante – prometo no vapulearte.
.- Olvídame hermano, búscate a otro pelele. Ayer ya me dejaste frito y hoy solo me apetece descansar – Michelanggelo saltó al piso inferior y se desparramó en el sofá subiendo el volumen de la televisión para no escuchar las súplicas de su hermano que deseaba que alguien entrenase con él.
Leo frunció el ceño y se apoyó en el respaldo del sofá con los brazos cruzados observando a Don mientras Mickie lo miraba de reojo para asegurarse que se había salvado de él.
Por unos instantes, Leonardo pareció volver al mundo real después de unos instantes de vista perdida en la moqueta:
.- Oye. ¿Dónde está Raph? – a Donatello se le heló la sangre y empezó a sudar frío mientras seguía metido en sus cosas - ¿no sabes nada Donny?
.- ¿Se fugó con Mink? – se apresuró a contestar dudando de si la excusa era buena o no.
Leonardo arqueó una ceja antes de girarse hacia Michelanggelo que canturreaba sentado en el sofá. Mickie se percató de la mirada de Leo y se incomodó:
.- Ya te he dicho que no voy a entrenar.
.- No me refería a eso….- Leonardo se presionó los sienes - ¿Raphael te ha llamado?
.- Ah¿qué no está?
.- Bienvenido a tierra Mickie – se mofó Don. Leonardo gruñó y se dispuso a marchar de la guarida para buscar en casa de Casey:
.- No tardaré, atentos al teléfono por si se le ocurre llamar – dijo mientras se agachaba a recoger sus katanas del suelo para colocárselas luego en la espalda.
Apenas la puerta se hubo abierto del todo que April entró histérica por ella y se lanzó a los brazos de Leonardo al ser el primero con el que se topó. La muchacha se encontraba al borde de algún tipo de ataque, oscuras ojeras adornaban sus ojos y todo el cuerpo le temblaba.
Donatello y Michelanggelo se asomaron al escuchar el alboroto que hacía a chica:
.- Oye April, cálmate. Que….¿qué pasa?
.- No puedo más ¡no puedo más! – Leo la agarró y la sentó en el sofá junto a Mickie que la observaba algo confundido:
.- ¿qué ocurre? – Don asomó por el respaldo preocupado por la chica.
.- Están pasando cosas muy raras…..muy raras…me escama…no he podido dormir en toda la maldita noche y estoy harta de los cafés, las tilas y de todo lo que me he metido ya en el cuerpo – Leo lanzó una mirada cómplice a Don, el cual se arrugó de hombros cómo respuesta por no comprender nada en absoluto:
.- Vale, haber, tranquilízate y cuéntalo todo des del principio
.- ¿Porqué siempre que viene una víctima alterada empieza a hablar,hablar,hablar y no calla? En todas las películas sale lo mismo. Llegan despavoridos y empiezan a tartamudear frases intendibles mientras el bueno le va pidiendo que se calme.
.- Cállate Mickie.- April tragó saliva y pareció intentar relajarse.
.- ¿visteis las notícias de antes de ayer por la mañana?- todas las tortugas negaron con la cabeza – salió una de las calles de los barrios más próximos a mi casa. Un enorme charco de sangre se veía escampado por toda la calle y sus alrededores se encontraban en ruinas, cómo si hubiera ocurrido una guerra……la policía justificó que un camión que transportaba ganado se volcó…..
.- Que cruel….
.- pues…no me lo creí. Ayer por la noche, en mi calle, ocurrió algo parecido. Unas explosiones enormes acompañadas por una luz roja que teñían la acera de sangre de nuevo….había gente allí abajo….no se que es lo que estaba ocurriendo pero no era muy normal…..Luego salí de allí por la puerta de atrás. Estaba muy asustada y había llamado a Casey para que me viniera a buscar…..lo estaba esperando cuándo un trayler alocado atravesó la calle contigua a la mía a una velocidad espeluznante….bueno…..me pareció ver a Raphael encima de éste….
.- ¡Quéeee! – El rugido de Leo gruñó por toda la sala - ¿a Raph?
.- No lo sé si tiene algo que ver….pero, estoy asustada. Después de ver toda aquella sangre pintando mi calle no he podido dormir, temía que aquellos monstruos volvieran a atacar….- la chica hundió su rostro entre sus manos mientras Mickie la abrazaba:
.- ¿Monstruos? – balbuceó Don – eso fue una alteración de la vista a causa de los nervios April…..las explosiones perfectamente podían ser bombas y…
.- …y la sangre víctimas ¿nah? – se burló Mickie – Don, cada día eres más sutil.
Leonardo desapareció de la habitación dejando a April con sus hermanos. Se dirigió a paso rápido hacia la cámara del Maestro.
Algo no andaba bien, y tenía la leve sensación de que Splinter sabía de que se trataba. Primero esa extraña tortuga hembra aparecía en casa de la mano de Raph diciendo que era la prima perdida. Luego Raphael desaparece con ella y April lo ve metido de lleno en una sangrienta pelea subido a lomos de un camión…..no, por supuesto que había algo que fallaba.
Un punzante dolor me maltrataba la mano.
Si me desperté fue gracias a eso, si fuera por mi hubiera seguido durmiendo. Para mi sorpresa en cuánto abrí los ojos, se trataba de la puta vasija que había permanecido debajo de la palma de mi mano todas las horas que llevaba durmiendo.
La agarré y la metí a regañadientes en la mochila. Me sentía destrozado por completo, no solo por haber dormido en un frío suelo de madera rodeado de sacos de harina, si no porqué todos mis moratones de la noche anterior empezaban a surcar mi piel maltratándome con cualquier movimiento.
Me recosté hacia tras suspirando profundo. En un intento de volver a mi vida normal cerré los ojos con fuerza mientras me apretaba las sienes con una mano.
Pero nada.
Yo seguía metido en un estúpido tren que se alejaba de la ciudad luchando por salvar mi vida contra unos estúpidos llamados caballeros que se empeñaban en matarse unos a otros. Un enorme dolor de cabeza, una extraña sensación en mi estómago y una diablesa descansando a mi lado….o así creía.
Buscando a Mink con la mirada me percaté de que no se encontraba en el vagón conmigo.
Mierda…si había vuelto a desaparecer lo pagaría caro. Por alguna extraña razón, y sin pensarlo, agarré de nuevo la vasija y la observé a pelillo.
.- Está aquí…- me susurré a mi mismo. Mink descansaba en su joya. Lo notaba…¿cómo?….y yo que sé, la cuestión era que lo notaba¿para que buscarle más explicacioes?
Miré hacia la ventana esperando ver el paisaje correr.
Pero no. Estábamos detenidos en medio de unas tierras bastante áridas. Sin vegetación, ni postes de luz, ni montañas…..diablos, juraría que estaba en el desierto si no hubiera sido porque juraría saber algo de geografía….
Me asomé con cautela. Era de día y el sol quemaba ahí fuera. Nada. Nadie. Sólo el maldito tren detenido…..que cosa más rara.
¿Para qué iba a detenerse un tren si no había estación alguna?
Me incorporé agarrando mi mochila a mis espaldas a la vez que sacaba de ella una lata de cerveza.
Ya. Sin mi cerveza no voy a ninguna parte.
¡puah! La maldita lata estaba ardiendo, pero necesitaba algo con que refrescarme la garganta. Con cuidado me desplacé al vagón contiguo pasando por en medio de muchos más sacos de harina.
Miraba a mi alrededor con angustia, Una extraña sensación me regodeaba el estómago y, a causa de mis experiencias, había acabado comprendiendo que eso no era bueno. Cierto. Siempre que tenía una sensación, se acaba cumpliendo.
Nunca me había pasado en mi vida, pero mira, durante aquellos últimos días las desgracias venían solas y ya no me fiaba ni de mi sombra.
Seguí avanzando por los vagones vacíos. Nada de nada. El pensamiento de que hubieran tenido que abandonar el tren por algo cruzó mi mente por unos instantes…..pero …¿para qué?
Para pasar al otro vagón, la puerta no quiso ceder y me vi reventándola de una patada. Detrás de esta descubrí que no se trataba únicamente de un tren de mercancías. Si no también de pasajeros.
Hubiera echado a correr para que no me vieran si no fuera porqué todos, y cuándo digo todos son todos, estaban en sus respectivas butacas completamente inconscientes.
Lo primero que podría llegar a pensar es que estaban durmiendo….pero…joder…¿todos a la vez?
Desplazándome con sorpresa por el pasillo central entre filas y filas de butacas completamente ocupadas por personas retumbadas en sus asientos, me acerqué a una anciana que permanecía con los ojos abiertos. Mirando al frente. Sin inmutarse, sin moverse.
Le agarré con cuidado la muñeca. Ésta no se movió.
Sin pulso……..diablos….no me izo falta probar pasajero por pasajero para imaginarme que todos se encontraban muertos. Mujeres, niños, hombres, ancianos, jóvenes. Todos todos.
Me resultó extraño a parte de angustioso. Me sentía rodeado de muertos que clavaban sus miradas al vacío…sin embargo no estaban heridos. Ni tajos, ni sangre ni vísceras. Nada.
Fue entonces cuándo la sensación de malestar empeoró en mi. El estómago seguía lanzándome algún tipo de indirectas y, no se si fue por ese malestar en sí, o por el extraño olor que adornaba la sala, que la cerveza ya no me dio más de si y la arrojé medio llena por la ventana.
Completamente confundido y, sí, algo asustado, continué caminando a lo largo del tren con la intención de llegar a los primeros vagones. Todo lo que abandonaba a mi paso era completo silencio y desolación. Gente muerta, eso era todo.
Exactamente no se cuánto tiempo deberían llevar ahí, y de aquella manera, pues tampoco sabía cuánto tiempo llevaba el tren detenido en medio de un maldito desierto.
Mientras seguía andando, el número de víctimas no disminuía en nada, y no podía evitar retorcerme de rabia cada vez que divisaba algún que otro chaval de escasa edad en medio del pasillo completamente inmóvil.
No era algo muy agradable de ver, la verdad…más bien me recordaba una y otra vez en el embrollo en el que me encontraba metido porqué, por alguna extraña sensación que me recorría el cuerpo, algo me decía que aquello no era sólo un simple atentado….si no más bien una búsqueda repentina de una sola persona…..que tal…¿un caballero?
Pensé en sacar a esa perrilla de la vasija para que me diera algún tipo de pista sobre el asunto. Pero mi orgullo me lo impedía, pues la muy imbécil siempre me echaba en cara lo necesitado que me encontraba cuándo la llamaba para que saliera….ya, lo sé, una maldita estupidez por mi parte, pero yo me rijo por impulsos y mi primer impulso fue mantenerla allí dentro. Y cuánto más tiempo mejor.
Inconscientemente me observé la mano
Las estrellas habían vuelto a moverse mientras dormía…..mierda…..dos de ellas se encontraban justo el centro sobre de mi mientras las otras 3 se mantenían alejadas. Unas más que otras….
Fue entonces cuándo se me heló la sangre y empecé a replantearme la idea de llamar a Mink. Ciertamente dos caballeros se encontraban a bordo y no me gustaría tener que cruzármelos de cara en medio de un puñado de muertos subidos en un tren…..una idea escalofriante.
Pero lo que sí que no haría era echar a correr.
Desenvainé mis sais y continué caminando por el pasillo haciendo uso de la mayor técnica del sigilo que pudiera recordar de maestro Splinter….demonios, la mochila volvía a molestarme, pero no volvería a arriesgare a que me robasen de nuevo la vasija.
Me deslicé por el frío suelo de los vagones cuidando mis pasos. Controlando mi respiración y mis movimientos para que mis sombras no se vieran reflejadas por encima de mi.
Cuándo entreabrí la puerta del nuevo vagón, los llantos lejanos de un niño llegaron a mis oídos. Llantos desesperados de un bebé.
La sola idea de pensar que el crío se encontraba solo y atemorizado me daban ganas de acercarme a recogerlo…pero había algo más….no se encontraba solo y, no se porqué, quién fuera que fuese que estaba con él no era su madre….
Me acerqué más, con cautela, tragando fuerte intentando eliminar esa maldita sensación de mi estómago. Tal y cómo me sentía, hubiera deseado echar a correr. Pero no. Mi carácter me impedía abandonar a esa criatura a su suerte y, tal vez por rabia o tal vez por honor, sentía unas tremendas ganas de agarrar al culpable por el pescuezo.
Todos esos pensamientos pasaron por mi mente en cuestión de segundos mientras seguía caminando con la vista fija en la puerta del final de aquél vagón, cómo si alguien fuera a aparecer por él en cualquier momento. Pero más me acercaba, los llantos se hacían más fuerte y nadie seguía sin aparecer.
Me asomé sosteniendo mi respiración por completo por no hacer ni el más mínimo ruido. Al final del pasillo del nuevo vagón, una mujer alta y muy delgada con el pelo extremadamente corto y negro permanecía de pie dándome la espalda observando uno de los asientos a su izquierda.
Me oculté al percatarme de su presencia y permanecía allí, esperando. Hubiera deseado saltarle encima, pero solía recordar que Leo siempre decía que era demasiado impulsivo en algunos aspectos y, casi siempre que me dejaba llevar por mi voluntad la acababa cagando….bien, aquella vez me encontraba completamente solo sin ninguno de mis hermanos que pudiera darme respaldo en caso de que lo necesitase, por eso decidí mantener la calma y esperar el momento oportuno.
Informarse antes de atacar, solía decir el maestro.
La mujer era realmente alta y vestía toda completamente de negro. No se movía….llegué a pensar que tal vez ella se había muerto de la de cosas raras que había visto últimamente ya me esperaba cualquier cosa.
Pero no, notaba su respiración y la fuerza con la que apretaba sus puños mientas seguía con la vista clavada en uno de los asientos.
No quise esperar más y mis ansias de curiosidad me mataban, así que entré en el vagón por completo con mis armas en la mano esperando recibir la mirada de la mujer.
Pero ésta no se giró. Siguió en la misma posición que antes y aún y así, me había escuchado entrar. Estaba seguro. Ella ya sabía que yo estaba allí:
.- ¿Vienes a por más sangre? – su voz resonó en un susurro dentro del silencio del vagón. Una voz casi imperceptible y muy suave.
.- Ahora me toca a mi ¿no? – contesté arrogante – creo que tu ya has tenido tu turno. – la chica negó con la cabeza aún sin mirarme.- ¿cómo lo hiciste?
.- Esa gente no sufrió. El gas lo mata todo – gruñí en respuesta mientras hacia girar mis sais en las manos:
.- ¿Qué caballero eres?
.- ¿Tú eres el séptimo verdad?….lo he escuchado. Una especie de demonio que ha sustituido a la pretendienta de la familia Yoshizuma….que extraña suerte la tuya - ¿un demonio?….siempre igual, bueh, ya casi me gustaba el nombre y todo. Más valía eso que explicarles toda la historia de mi vida.
La mujer no parecía que albergase intención alguna de atacarme, pero había algo tenso en el ambiente que me impedía relajarme y dejar de sentirme indirectamente atacado. Tal vez el no ver a los ojos a mi enemigo era lo que más me preocupaba, o tal vez los incansables llantos de bebé que yacía en el cesto en el asiento al cual la mujer miraba sin cesar.
.- Soy Besty. Conocida cómo "la ciega" entre vosotros – la mujer se giró a mirarme a la cara por primera vez. Sus facciones eran alargadas y muy finas con una piel completamente blanca que resaltaba con el oscuro de su pelo. En sus ojos, pues, no había mirada. Estaban perdidos en un punto de la pared, con un velo en sus pupilas que le impedía de ver.
No pude evitar estremecerme al verlos. Su belleza se veía extrañamente resultona con aquellos ojos….diablos, no había ningún caballero medio normal.
.- Supongo que el haber matado a toda esta gente solo ha sido un aperitivo antes de matarme ¿no? – tensé mis músculos al notar que seguía con su vacía mirada hacia mi.
.- No a ti…hacía tiempo que andaba detrás del tercer caballero. Nunca había logrado alcanzarle….pues ataqué el tren sabiendo que se encontraba dentro – se me heló la sangre solo de imaginar que había otro de ellos por el tren, entonces lo recordé, ya había sabido antes que dos se encontraban muy cerca de causa de la repentina movilización de las estrellas de la palma de mi mano - ….que puto es este destino, muy asqueroso. Ves que un día te agarra del cuello y por un momento sabes que ya no te vas a librar de él…al menos es lo que recuerdo de cuándo empecé en esto…..pero este juego es macabro y a veces muy doloroso…aunque empieza a gustarme todavía no soy capaz de hacer algo así…..
.- Acabas de cargarte a más de 100 pasajeros de un tren. – le dije secamente sin dejar de destensar mis músculos – me parece que ya no hay nada de lo que no seas capaz.
.- ¿Tú serías capaz de matar a un niño?
En un primer momento no la entendí. Tal vez no quería entenderla, pero cuándo la mujer volvió a clavarme aquellos ojos blancos en mi rostro me vino todo a la cabeza. Los llantos del bebe del asiento volvieron a taladrarme los oídos y, por primera vez y sin acurar mi defensa, me acerqué lo suficiente cómo para que ella pusiera matarme en tan solo una estocada. Pero no lo iba a hacer.
Lo leí en sus ojos vacíos. No todavía.
El niño era un maldito bebé de meses. Un bebé que permanecía en su cestita llorando con desconsuelo unos enormes lagrimones mientras estiraba inconscientemente de uno de los dedos de la mano de su madre que yacía muerta a su lado con la cabeza pegada al cristal.
Me estemecí por dentro notando cómo una a una, todas mis escamas se ponían de punta.
Lo más horroroso fue cuándo en una de las manitas del bebé alcancé a distinguir las siete estrellas negras en su palma:
.- ¡Mierda! – dije en voz alta apartando la cara a un lado
.- Que asqueroso este destino que juega con nosotros cómo le da la gana. – la mujer se giró dándome la espalda dispuesta a salir por una de las puertas del vagón que permanecía abierta – buena suerte. Nos vemos dentro de poco.
Seguidamente desapareció a paso lento saliendo del tren.
Me quedé allí, pasmado, aprteando mis puños con fuerza y rabia por encontrarme delante de uno de mis enemigos al que, tarde o temprano, alguno de nosotros iba a matar.
Un bebé. ¡Un puñetero crío de teta, joder!….quién habría sido tan desgraciado de mandarle esa tarea tan puta a un niño….me sentía confuso, desorientado….me costaba albergar una a una todas las experiencias que me venían por grupos acorralando por completo mi mente…..una mujer mata a todos los viajeros de un tren en el que yo me encontraba con una especia de gas. Creía que iba a tener una victoria antes de descubrir que el Tercero no era nada más que un maldito bebé.
Me mantuve delante de la cesta, din sacarle la vista de encima. Ni siquiera me atrevía cogerlo, sabía que el niño iba a morir tarde o temprano y no quise ni tocarlo….me di asco a mi mismo pensando en un destino marcado para el bebé en vez de intentar arreglarlo de alguna forma.
Pero no la hay…la única salida es la muerte y a aquel crío ya no le quedaba nada más. Pues sin saberlo esperaba atención de una madre que ya no respiraba.
Cogí la vasija en una mano viendo cómo, al sacarla, el niño dejaba de llorar impresionado por el brillo de la enorme joya roja que ésta llevaba incrustada:
.- …..oye, Mink….- la chia nunca se hacía esperar y la conocida nube de humo blanco apareció al instante justo a mi lado. Mink se presentó sentada en uno de los respaldos de las butacas, permanecía con la mirada ceñuda y con cara de sueño. La muy perra debería estar durmiendo aún:
.- ¿Ya me echas de menos? – no la contesté. La demonio se percató por si sola de la criatura y se volcó encima de ella a verla. Parpadeó confusa para luego mirarme a mi antes de balancear su mirada por la zona descubriendo a todos los cadáveres que permanecían en sus asientos:
.- ¿Me he perdido algo bueno verdad?
.- Según como se mire…….te suena el nombre de "La ciega"
.- ¿Betsy la ciega? Esa es la caballero número uno de la troupe – abrí mis brazos indicándole que todo aquello era culpa suya. Mink puso los ojos como platos antes de empezar a rodearme buscándome heridas por el cuerpo….que extraño, normalmente se hubiera reído de mi, en el caso de que estuviera herido:
.- ¿Porque no me has llamado? Esa tía es realmente peligrosa.
.-Mira lo peligrosa que es que yo estoy vivito y coleando – la miré frunciendo el ceño amenazante. Ella se percató:
.- ¿Qué? Solo te buscaba heridas para reírme de ti un rato – bueh, lo que decía.
Continuaba sumergido en la misma faena en la que había estado metiendo las narices todo el día. Se encontraba completamente solo, pues los demás se habían dado por ausente y había aprovechado para disfrutar de la tranquilidad y el silencio. Aún con la televisión conectada en el canal de las noticias seguía sumido en sus pensamientos más profundos mientras desbordaba esa inmensa intranqilidad en arreglar algún inarreglable aparato que a Mickie le dio por romper.
Eso era lo único que le tranquilizaba por el momento.
Metido en sus cosas, notó una presencia a sus espaldas pero no se volteó. Sabía que tarde o temprano quién quiera que fuera iba a dar señales de vida si realmente le interesaba algo de él. La voz de Leonardo cayó grave en la sala y, a juzgar por su tono, a Donatello le pareció lo suficientemente serio cómo para escandalizarse:
.- Don.
.- ¿hum? – intentó no darle importancia al asunto y ni siquiera se giró a hablarle a la cara.
.- Suéltalo ya – de un respingo el destornillador le cayó al suelo y, cuándo se agachó a por él, se encontró que Leo había puesto su pie encima.
Donatello entornó los ojos sabiendo lo que venía y se levantó con una falsa sonrisa en el rostro. Leo también le sonreía ampliamente, una sonrisa seca e insinuante con una pizca de vacilo en ella indicándole a su hermano que lo tenía cogido por dónde quería:
.- ¿Qué está pasando, Donny?- Donatello se estremeció y siguió sonriendo.
.- ¿a que te refieres?
.- A todo. Tú sabes algo y lo ocultas….¿dónde está Raphael? – Don parpadeó intentando disimular el asombro que sentía al ver que su hermano era mucho más agudo cuándo quería que lo que ya de por sí era…….
.- ¿Raphael? Mink…eso me dijo.
.- ¡Oh! Vamos. – Leo se cruzó de brazos apoyándose en el canto del escritorio de Don - ¿no pretenderás que también me crea que Mink es nuestra prima lejana en realidad no? Sensei me ha estado rehuyendo todo el día, hay algo de por en medio que no me gusta ni un pelo y tú sabes algo.
.- ¿En que te basas para decir eso hermano?
.- En que llevas todo el día con las narices metida en ese trasto solo para reprimir la angustia que tienes en el cuerpo y, además, acabas de decirme que Raphael te dijo a ti que se iba con Mink. Entonces, tu hablaste con él cuándo se fue ¿verdad? – Donatello permaneció inmóvil por unos segundos intentando encontrar alguna buena excusa. Pero Leonardo lo tenía bien agarrado y nunca había sido la persona más indicada para mentir. Así pues, sintiéndolo mucho por Raphael, incluso él consideraba que ya era hora de que las cosas se fueran descubriendo.
Fue a decir algo cuándo su hermano desvió la atención hacia el monitor de la sala. En dónde un reportero hablaba sobre los "atentados" ocurridos las dos últimas noches. La imagen de la zona justo cómo quedó después del enfrentamiento se vio plasmada por la pantalla. Toda inundada de sangre y los edificios salpicados por ella en cierta medida. El asfalto de la calle permanecía agrietado, quemado y descolocado. Lo que antes habían conseguido justificar con un accidente de un camión de ganado, ahora se convertía en un atentado con coche bomba del cual se ocuparon de hacer desaparecer a los cuerpos de las víctimas.
Leo volvió a clavar su fría mirada en su hermano que, por unos instantes, creyó que podía salvarse. Pero tras ver todo lo que había ocurrido justo en el sitio dónde April decía haber visto a Raphael, se le puso la piel de gallina y creyó que ya era hora de que Raph aceptase una ayuda tanto si la quería como si no:
.- ¿qué está pasando?- volvió a preguntar. Donatello se abrió de brazos mostrándose vacío:
.- Apenas se nada Leo….sólo lo que escuché que Raph hablaba con el maestro, nada más – Donny miró a los ojos de nuevo – la cosa es seria. Muy seria – agachó la mirada al suelo - …creo que el maestro nos debe una explicación después de todo….
.- ¡Hazlo de una maldita vez y vámonos de aquí! – me tapé la nariz con la mano - ¡mierda Mink! Esto empieza a apestar a cadáver de lo lindo!
.- ¡No me presiones! Además ¿porqué yo? Aquí eres tú el caballero….- me miró desafiante entrecerrando los ojos mientras permanecía con sus garras en alto.
.- ¡Porque soy tu dueño y te ordeno que lo hagas!
.- ¿Quéeee¡A ti quién demonios te ha dicho que yo…..! – no acabó la frase, chasqueé los dedos y uno de esos calambrazos le calló la boca de golpe. Aprovechando que volvía a esta pegada a mi, la agarré por la muñeca:
.- Escucha, yo no puedo hacerlo y tu no eres más que un pedazo de animal con mucho odio, así que ¡hazlo!
.- ¿Un pedazo de animal? …serás….! – me levantó la mano justo cuándo el bebé empezó a llorar de nuevo. Diablos, llevaba dos horas igual. Yo no iba a llevármelo conmigo, y tampoco iba a dejar que se quedase ahí hasta que llegasen las autoridades, por entonces el niño estaría desnutrido y muerto de frío…..la única solución era matarlo, pues si no lo hacíamos nosotros de seguro Zardath no tendría problema alguno en clavarle los colmillos.
Mink se calmó y me miró algo cansada y con unos ojos entristecidos:
.- Raph, lo he intentado siete veces y no puedo……pídeme que mate a quién quieras pero…a un bebé no puedo. ¿No sabes que el único que puede matar a su hijo sin problemas es la propia madre?
.- ¡Déjate de chorradas! – la eché a un lado de un guantazo y desenvainé mi sai colocándolo con un movimiento rápido debajo del cuello del niño.
Pero ahí se quedó.
Mi pulso temblaba y mi propia voluntad luchaba contra mi fuerza al sentir el punzante tan cerca de su tierna piel…mierda, nunca creí que pudiera traerme tantos problemas el matar a alguien.
Retiré el sai cuándo el bebé agarró uno de los extremos con la mano. Sólo faltaba eso, que se cortase…¿porque estás cosas siempre me pasan a mi?
Guardé mi arma en mi cinturón mientras suspiraba con la mirada perdida en el suelo:
.- ¿No es tan fácil eh?
.- Vaya una diablesa que estás hecha, si ni siquiera puedes matar a un estúpido bebé.
.- ¿y tu? No se supone que los ninjas conocen técnicas de muerte súbita? Pues ala, pégale un tortazo en la nuca y verás que rápido se queda en el lugar. – que desagradable que es la cabrona. Tan sutil y fina como la lija…diablos, si fuera tan fácil lo habría hecho muchisimo antes….una cosa quedaba clara. Alguien lo mataría tarde o temprano pero, si se corrió la voz de que yo era ahora el séptimo caballero, tal vez se correría la voz de que el Tercero no era nada más que un crío y no vendrían a por él. Aunque el crío acabará en la Zona Cero de batalla cuándo llegue el momento al ser arrastrado por su destino…
.- Joder….¿qué hago? – Mink me miró confundida sin saber qué contestarme.
.- Porqué no nos dijo nada¡Porqué! – Leonardo se movía de un lado a otro de la sala de entrenamiento completamente histérico clavando miradas al techo intentando descubrir alguna solución.
Splinter reposaba en una esquina con la cabeza cabizbaja mientras se sostenía con su bastón entre las manos. Había tenido que contarlo, de todas formas, lo hubieran sabido tarde o temprano, se sentía mal por haber traicionado a Raphael, tanto él cómo Donatello, pero las circunstancias lo habían requerido y no estaban dispuestos a esperar más tiempo antes de que cortasen la cabeza a su hermano.
Ahora que ya conocían la historia de Mink y de los Caballeros de las Tinieblas, Michelanggelo permanecía sentado en el escalón con la cabeza entre las manos mientras Leonardo maldecía al techo esperando que Don le diera alguna buena noticia:
.- Dime que puedes saber dónde está – le susurró Leo en un tono de desesperación.
.- El transmisor que le di no llevaba ningún detector.
.- ¡Mierda Don!
.- Raphael no hubiera caído tan fácilmente en aquello, pues tuve que demostrárselo ante sus narices que se encontraba libre de alguna señal. – la tortuga levantó la cabeza arqueando las cejas en un gesto de satisfacción – pero no contó con la palmada cariñosa de la despedida. – Mickie se levantó corriendo hacia al lado de Don:
.- ¿Le pusiste un detector sin que se percatase?
.- Un nano-detector, un minichip en uno de los extremos de su bandana. No se habrá percatado de ello – Mickie saltó de alegría alrededor de Donatello que encendió uno de los transmisores. Leonardo y Splinter se acercaron de inmediato alrededor de Don observando la pequeña pantalla del transmisor que llevaba en las manos.
Efectivamente, tres de los puntos se encontraban relativamente juntos y uno se encontraba a varios kilómetros de distancia. Donatello parpadeó confundido:
..- Se encuentra en las afueras de la ciudad…
.- Muy a las afueras…- corrigió Mickie. Leonardo se acercó a una de las esquinas recogiendo sus katanas del suelo.
.- Vámonos¿a que esperamos? – justo Don se levantó siguiendo su orden que el comunicador de sus manos empezó a sonar:
.- Raphael…- susurró completamente sorprendido. Leonardo se acercó y ante la vacilación de su hermano le arrebató el teléfono y lo descolgó:
.- ¡Oye¿Qué pasa por tu cabeza imbécil¿Dónde estás?.
>Vaya vaya, pero si es Leonardo – Leo pegó un respingo
.- ¿Mink?
>¿No me has echado de menos? – Leo abrió la boca para contestarle algo, pero sacudió fuerte la cabeza antes de seguir hablando de chorradas:
.- ¿estás con Raph?
>No te pongas celoso que yo me reservo para ti – la chica empezó a reírse al otro lado del teléfono y Leonardo se sonrojó por sorpresa de sus hermanos – Raphael está en plena forma, demasiado bien diría yo.
.- Dile que se ponga
>ah, ah. No lo hará.- Mink tomó unos segundos de silencio – Me parece que os necesita – Leonardo abrió los ojos con fuerza y fue a preguntarle cuándo la diablesa colgó:
.- ¡Diablos!
.- ¿Qué te dijo? – preguntó Michelanggelo con nervios.
.- Don, rastrea a Raphael. ¿cuánto crees que podemos tardar en llegar en dónde se encuentra?- Donatello observó una vez más la pantalla calculando los Kilómetros de distancia que tendrían que sortear en el mínimo tiempo posible:
.- Si seguimos los atajos y salimos antes de la ciudad en vez de hacerlo por la misma salida que él, es posible que en un par de horas y media lleguemos. La circulación del centro no nos incordiará si salimos antes de la zona.
.-
Siguiendo el rastro se encontraron traspasando todas las tierras áridas en dónde el tren había quedado detenido en la vía. Siguieron la cola de éste hasta alcanzar los primeros vagones des de dónde se recibía la señal de Raphael.
Tras aparcar la van relativamente cerca, irrumpieron en el vagón con las armas a cuestas temiéndose encontrar algún tipo de masacre parecida a las de la noche anterior.
En esa primera sensación acertaron. El vagón apestaba a cadáveres y éstos se encontraban repartidos a lo largo de todas las butacas. Las moscas ya se habían apoderado del lugar y se hacía imposible permanecer allí.
Tan solo entrar, Michelanggelo salió corriendo al exterior para devolver a causa del mal olor junto a la vía. Donatello seguía rastreando la señal intentando no mirar a su alrededor. La impaciencia le comía por dentro y el pensar que su hermano podría aparecerles muerto también le provocaba un inmenso nudo en la garganta.
Leonardo lo seguía mirando por el rabillo los cadáveres de todos los pasajeros. Estudiando el posible motivo de su muerte al no verse sangre por ninguna parte:
.- Algún tipo de gas, sin duda – Don pareció leerle la mente y le contestó por sí mismo adelantándose a su pregunta – aquí. – Donatello se detuvo delante de la puerta del lavabo del vagón.
Leo lo miró con algo de sospecha en los ojos:
.-¿Raphael en el lavabo? – Don se encogió de hombros cómo respuesta.
Abrió la puerta con cuidado. Con miedo a mirar a su interior por no querer encontrarse a su hermano malherido o ya muerto.
Pero no.
Raphael no estaba en el lavabo.
En su lugar, encima de la taza y metido en una pequeña cestita se encontraba un bebé que permanecía dormido:
.- ¿Pero qué demonios…? – Leonardo no creía que pudiera haber un crío vivo entre toda esa muchedumbre de muertos. Donatello se acercó y, de entre los mantos del bebé, sacó el nano-detector que le había colocado a Raph:
.- ¿Y esto?…..¿Lo encontró?.
.- Mira – Leonardo alcanzó una hoja de papel echa una bola que también se encontraba metida en la cestita. La desplegó con algo de miedo, pues de su hermano Raph se esperaba cualquier cosa y, tras ver el lío en que estaba metido y los miles de cadáveres que solían rodearle en los últimos días, empezó a preocuparse y a ponderar la posibilidad de que fuera él que no se encontrase del todo bien de la cabeza.
.- es la letra de Raphael, sin duda – analizó onattelo asomándose por encima del hombro de su hermano – "Tendría que haberlo matado, pero no soy suficiente fuerte aún. PD: Muy agudo Donny, pero soy un año mayor que tú"
.- Pues sí, Raph encontró tu mini-chip – Leo agachó la mirada hacia el bebé que permanecía profundamente dormido - ….¿y ahora qué?…..
Don agarró la cestita con cuidado temiendo poder despertarlo:
.- Aquí no va a quedarse, eso seguro.
Se encaminó fuera de vagón con la resignación en el rostro y la frustración de que Raphael hubiera conseguido burlar su detector de aquella manera. Leonardo lo seguí de cerca, calculando sus pasos y sumido en la eterna preocupación de no saber nada de su hermano. Sólo que había dejado atrás un bebé del cual se tendría que haber deshecho. Sin duda Raphael no quería ser encontrado, pero la situación se estaba poniendo bastante fea cómo para tener en cuenta lo que ese cabeza hueca quisiera o no.
¿Porqué ese bebé aquí vivo?
Leonardo levantó la vista y se fijó una vez más en el niño que Don sostenía.
Su mano……en ella se encontraban grabadas las 7 estrellas de las que el maestro les había hablado. Así pues….ese crío también era un caballero.
Leonardo sonrió con tristeza:
.- Maldito Raphael…no ha sido capaz de matar a uno de sus enemigos y nos lo pega a nosotros….
.-Mal hecho – indicó Mickie recuperándose contra la van – si ese niño es un caballero, acabará llegando de una manera u otra a esa mortal batalla épica ¿nah? – Leo y Don lo observaron sin comprender – pues que nos lleve.
Hum...vemos ke la caballería de Raphael entra en combate. Jejeje, ya era hora.
Pues sí Medeah, la verdad esque a Raph le iba a otorgar en un principio el Tercer lugar cómo caballero, pero me pareció mucho más fantástico concederle el Séptimo, pues, a parte de que era el último en meterse en el juego (ke no tiene nada que ver, pues la familia Yoshizuma lleva generaciones en él y siempre sus caballeros han sido los Séptimos) también se lo puse para darle un toque literario y mágico a la cosa, ya que se considera el número siete cómo el número de la literatura y, en la mágia, también se considera uno de los números más importantes, suelen decir que tiene ciertos atributos especiales cómo número impar. Mira, una idea cíomo otra de darle un toque especial al tema.
Vaya vaya, pues si chikilla, Samara, te he visto hasta en sueños! XD, esque en casi un mismo día recibí todos tud reviews de todos los cpas que te tuviete que leer de un solo jalón, jejejeje. No me extraña que tubieras un lío mental contundente (tal y como remarcas en tu fic) y que mi historia y la de Medeah te confundieran, jejej (incluso a veces me pasa hasta a mi y mira que yo soy la escritora XD). ¿a la guarida? jejeje, tu lo que quieres eske haya tema con Leo ¿nah? ¬¬ aixxxx, jejeje, tranquila tranquila, si Mahoma no va a a montaña la montaña va a Mahoma, ya ves tú que al final resulta que son leo, Don y Mickie que les van detrás. TRanquila, que más tarde habrán encontronazos ;-P
Bueno nenitas, siento no extenderme mucho más aquí, pero eske ando con algo de prisa y no me puedo liar demasiado (ke si fuera por mi empiezo a escribir mis pensamientos y no paro, jejejej) Pues nada, nos estamos leyendo y ánimo a las dos para seguir actualizando!
Besos des del otro lado del charquito!
YaS ()
