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N/A 1: K.O.F y sus personajes son propiedad de SNK.

N/A 2: Imaginen a los personajes con los rostros y anatomías de "The King of Fighters for Girls".


Las chicas continuaron hablando de temas aleatorios a medida que reían muy de vez en cuando. Por su parte Athena seguía manteniendo su cara de costado sobre la mesa de la cafetería; Yuki advirtió el estado de ánimo que aún perduraba desde que había dado con ellas. Claro que no, esa no era su amiga parlanchina y alegre que conocía.

—Ya amiga ¿Qué tienes? —le insistió la castaña mientras la movía del brazo.

—Ya déeejame. —contestó de mala manera.

Su voz sonaba triste. Mai no lo pasó por alto y le dirigió la mirada con una sonrisa un tanto pícara.

—Hombres. Son estúpidos y raros pero por alguna extraña razón no podemos vivir sin ellos. ¿Eh? —le guiñó el ojo.

La ídol se sonrojó al instante al escuchar a la ninja. Yuki volteó a verla con un semblante curioso mientras su amiga le mantenía la mirada.

—Vas a tener que explicarme todo, Asamiya. —le musitó cerca del oído.

Los minutos pasaron; las jóvenes siguieron charlando de diversos temas, incluso para alguien como Nakoruru era demasiado extraño que se desenvolviera y hablara mucho y eso que no las conocía más que Yuki y Athena.

No fue hasta que Mary le comentó a la peli morada sobre el posible convenio que tendrían con Chizuru que supo que algo andaba mal ya que la adolescente apenas y se notó interesada en el tema. Ryan y Shiranui se miraron a la vez y concordaron en que algo terrible le pasaba.

Sin ánimos de nada la ídol sacó una pastilla de su bolso de mano y se la tomó con la ayuda de su té. Definitivamente un embarazo no era algo que quisiera en esos momentos. Sin embargo, pensó en las consecuencias que tendría en caso de que esta no funcionara, pero bueno, había estado de acuerdo en que se corrieran dentro de ella. Así que no podría recriminar nada.

—¿Enferma? —Nakoruru.

—Síntomas de gripa. Nada grave. —mintió, con unas ganas nulas.

Mary la volvió a notar y en esos momentos se le ocurrió una idea insana. Era algo que seguramente le levantaría el ánimo o bueno… eso esperaba. No la conocía casi nada pero detestaba tener que convivir con personas que se cargaban un humor horrible y ese día la vocalista de B.O.F. no era la excepción.

—¿Sabes? Puede que exista una manera en la cual pueda ayudarte a mejorar ese humor horrible que te estás cargando en estos momentos. —

La psíquica le clavó una mirada retadora al escucharla. Tenía razón pero quizás ese comentario se lo pudo haber guardado.

—Mai ¿Recuerdas esa vez que nos visitaste en E.U. y fuimos a Las Vegas? —

—¿Las ves que encontré un peine en mi coctel de camarones? —bebió de su mojito. —Jajaja, cómo olvidarlo. —

—¡Bingo! Existe un juego con naipes llamado Treta ¿Lo recuerdas? —

—Treta. ¿En el que te daban cartas y tenías que formar el número más elevado para después… —

—¡Wo wo wo! —le interrumpió con una sonrisa nerviosa. —Chicas, hay un juego muy bueno que Mai y yo quisiéramos compartir con ustedes. Además puede que ayude a Athena con su colapso que nadie entiende. —

La nombrada la volteó a ver esta vez interesada. Estaba dispuesta a hacer algunas cosas para olvidar el rechazo y vergüenza por la que había pasado minutos atrás. Además un juego sano y divertido siempre distaría a todos.

—¡Claro! Lo que sea por ayudar a mi mejor amiga. —sonrió Yuki.

—Suena divertido. Me anoto. —Nakoruru.

La ídol asintió con seriedad.

—¡Genial! Entonces las esperaremos en mi habitación en 20 minutos. Mai ¿Podrás conseguir 5 vasos pequeños de vidrio? —

—5 de vidrio. Lo tengo. —

—Mi habitación es la 967. Las veremos allá. —

Y sin más las mayores desaparecieron no sin antes dejar el efectivo sobre la mesa de lo que habían consumido. Las jóvenes restantes no tardaron en imitar la acción.

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Habían acordado en ir juntas. Para entonces Athena se había vestido de manera casual y ligera al igual que Yuki y Nakoruru. Al llegar a la habitación tocaron y esta fue abierta por la castaña.

—Adelante, señoritas. ¡Que hermosas se ven! —comentó, provocando que las tres se sonrojaran pues un cumplido de parte de Mai siempre surgía efecto en quien sea, fueras hombre o mujer, heterosexual o asexual.

Vieron una pequeña mesa en medio de la sala y 5 cojinetes repartidos por el perímetro de la misma; un gran maso de cartas inglesas y un par de botellas de ron blanco y tequila.

—¿Para qué es eso? —cuestionó algo alarmada la psíquica al ver las botellas.

—Por si acaso, tal vez nos sirva. —habló la rubia de manera apurada. —Ustedes… van a descubrir un juego que les encantará. —

—Yuki… ya no estoy tan segura de esto. —le masculló.

—Yo tampoco. Jamás he ingerido alcohol. —

—No se asusten chicas, no haremos nada indebido. Si después de la primera ronda ya no quieren seguir con esto les prometemos que las dejaremos ir. —decía Mai mientras las abrazaba, obligándolas a caminar hacia adentro.

Las tres jóvenes se miraron entre sí de manera nerviosa y después al dúo quien ya estaba sentado en un par de cojinetes.

—Lo prometemos. —sonrió Mary con una mano alzada.

Tras mirarse una última vez caminaron lentamente hasta el destino y se arrodillaron en su respectivo cojinete.

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Habían transcurrido un par de horas y media desde entonces. Las chicas gritaron extasiadas, observando con asombro cómo Mai se quitaba al ritmo de la música su short para quedar únicamente con sus bragas y su polo blanco. Al terminar de retirar su prenda la ninja no pudo evitar sonrojarse mientras soltaba una risita para ocultar la vergüenza que sentía en el momento. Se llevó sus manos a los ojos.

Athena bebió un poco más del ron blanco con refresco de toronja mientras se preguntaba en qué situación se habían metido.

La música pegajosa que sonaba de la grabadora, algunas bolsas de frituras y dos de las cuatro botellas de alcohol se hallaban sobre la mesa; las cartas del póker que habían sido ya usadas estaban tan revueltas que era imposible saber cuál había pertenecido a cada una de ellas. Mary, Mai, Athena, Nakoruru e inclusive Yuki mantenían sus propias cartas cerca del rostro para que no les jugasen chueco; para esas alturas del partido las cuatro se encontraban casi desnudas por completo, a excepción de Mary, quien debido a su alta experiencia era quien menos había perdido en rondas pasadas.

Al principio todo había sido extraño pero a medida que seguían jugando la emoción crecía a tal grado de haber llegado a eso. Al menos hasta el momento no habían llegado a la parte de besarse.

Las más jóvenes trataban de ocultar lo mejor posible sus piernas debajo de la mesa, Nakoruru intentó tapar con su larga cabellera parte de su busto para que las demás no la miraran tanto, lástima que el vendaje en su brazo no contara como prenda; era increíble lo que el alcohol podía hacer en tu cuerpo. Extrañamente podían sentir una especie de bochorno agradable a los alrededores, sin darse cuenta, estaban transpirando un poco. Se mantenían flameadas pero conscientes de lo que decían y hacían ya que las dosis del alcohol con refresco al perder que tenías que tomar se limitaban a un solo sorbo o dos.

La penúltima ronda se puso en juego. Las chicas se miraron con ojos entrecerrados y una leve sonrisa para tratar de intimidar a la otra. Contaron al unísono hasta tres y bajaron al mismo tiempo su naipe, esperanzadas de que este fuera de mayor valor a la de su rival. Athena: nueve de corazones. Mary: Reina de picas. Yuki: siete de tréboles. Mai: As de diamantes. Nakoruru: un Jack de tréboles. El bullicio no se hizo esperar, era evidente quién había sido la perdedora. Aquella escondió sus dedos entre su cabello castaño, bajando la mirada con angustia… supo lo que vendría a continuación.

—Debes pagar, Yuki. Así es este juego. —habló Mai con sorna tras beber voluntariamente de su vaso.

—Mñññ. No puedo creerlo, se supone que esto no debería ser así, es simple probabilidad y estadística. —la nombrada frunció el ceño e hizo una mueca, molesta por fallar en sus cálculos, debió haber lanzado ese As de corazones.

Luego de unos pocos segundos, admiraron impacientes y expectantes cómo Yuki colocó sus manos detrás de su espalda a medida que se ruborizaba en el proceso. La adorable Kushinada ahogó un suspiro al sentir el broche del sujetador que estaba usando. Sin más… lo desabrochó, colocando sus manos sobre cada lado de su brasier; bajó la vista un momento, dudosa de lo que estaba por hacer.

—¡Vamos! Tienes que cumplir con el castigo. —insistió Mary precipitadamente, apretando un poco sus puños por la espera.

—Todas hemos cumplido hasta ahora. —dijo Nakoruru con una sonrisa relajada, echándose aire de manera femenina con su mano sana.

—Yuki… —cantó Shiranui su nombre. —…no tenemos toda la tarde. Debes pagar para seguir jugando. —argumentó con diversión.

—Son las reglas, amiga. —comentó la ídol, desviando la mirada a un lado con una sonrisita para ocultar perfectamente sus ganas de verla sin aquella prenda.

—Ahhh. —suspiró con un sonrojo mucho más notorio que el anterior. —Muy bien… aquí voy. —

Las demás juntaron sus torsos a la mesa de madera para poder observar mejor. En sus pupilas se fueron creando estrellas; iban quedando boquiabiertas a medida que Yuki bajaba lentamente su sujetador. Una sonrisa tonta se les fue dibujando lentamente. De pronto —y sin anunciarse con pasos pesados— Terry y Andy entraron a la habitación, atrayendo la atención de todas.

—Estoy seguro de que la puse en la cama; si Mary se llegara a en… —no pudo terminar la frase al observar la escena. —¿¡Queeeeeeeeeeé?! ¿¡Qué están haciendo todas ustedes!? —cuestionó el mayor de los hermanos mientras sus ojos se alargaban y salían de sus cuencas.

—¡Terry! —gritó Mary. —¡¿No estabas en la maldita playa?! —se puso roja de vergüenza.

Las demás gritaron con pena al ser descubiertas en esas circunstancias. Yuki mantuvo sus manos pegadas al sostén para que este no cayera al suelo. Cada una mantenía una cara de sorpresa y absoluta vergüenza, un enorme rubor reinó en esos instantes en las mejillas de las chicas. La ídol quiso usar su tele-transportación para llevarse a Nakoruru y a Yuki pero no logró concentrarse para hacerlo.

—¿Q-qué es lo que e-e-está sucediendo a-quí? —decía Andy con sus ojos abiertos como platos, retrocedió un par de pasos con piernas temblantes.

—¡Cielo! ¡No es lo que parece! —habló su pareja.

Titubearon. Ninguna se atrevió a decir ni una sola palabra, tan solo se miraron las unas a las otras con caras horrorizadas y labios temblantes. Todas e inclusive Mai pensaron que Mary había puesto seguro a la habitación por si algo como esto sucedía. Athena y Nakoruru tragaron en seco, Yuki apretó sus dientes con un extraño ademán, mirando hacia otro lado, jamás se imaginó estar en una situación como esa. Esperaron a que alguien tomara la iniciativa de explicarles a los jóvenes lo que estaba ocurriendo. La ninja solo atinó desconectar la grabadora con una de sus manos sin despegar la mirada de ellos.

—N-nosotras… ammm… —la rubia intentó hablar pero ciertamente era la primera vez en su existencia que no tenía nada que decir.

Andy procedió a vomitar un arcoíris brillante mientras que su hermano salía disparado hacia atrás cuando un rastro potente de sangre salió de su nariz.