Amor y Pociones
Parte Dos.

-¡Éomer, Éomer! –

-¿Por qué tanto alboroto hermana, pasa algo?- respondió Éomer abriéndose paso entre la multitud que festejaba esa noche en el palacio de Rohan. Pocas veces había visto a su hermana en ese estado.

-Dime- comenzó a decir Éowyn, deteniéndose para tomar aliento- ¿has visto a Aragorn?-

-Con calma hermanita. No lo he visto, pensé que estaba contigo, si me entiendes lo que quiero decir- respondió Éomer haciendo un guiño de complicidad a su hermana.

-Muy gracioso. Pero la verdad es que lo perdí de vista antes de poder hacerle nada… quiero decir, hacer nada… de la situación- respondió Éowyn con un rubor en la mejillas.

-¡Se te ha escapado, no por nada es un motaraz, seguro que sospechaba algo- respondió entre risas Éomer.

-¡Deja de reír, estoy segura que no se dio cuenta de nada, es solo que un momento estaba conmigo y al siguiente se había ido-

-Mmm, seguro que fue tras ese hermoso elfo que lo acompaña-

-?-

-Tu sabes quien, el elfo rubio, toda una joya- respondió Éomer dando unos sorbos a su pinta de cerveza-

-¿Ru…rubio¡maldición!-

-¡Vamos hermanita, no me digas que no lo has visto bien, esa hermosa figura, esa andar tan elegante, sus hermosos ojos azules y esa fina cara…- Éomer comenzó a sudar un poco, abriendo un poco su túnica, dio unos tragos rápidos a su cerveza- esa belleza roba el aliento a cualquiera…-

Interesada en el comentario de su hermano, Éowyn lo tomo por un brazo, sacándolo del gran salón.

-¿Te parece atractivo, mmm¿Lo deseas¿Y que si te dijera que se como puede ser tuyo, mmm, vamos, aun estamos a tiempo-

Tratando se sacar la cerveza que amenazaba con ahogarlo, Éomer comenzó a toser incontrolablemente. Y antes que pudiera responder toda la letanía de su hermana, se vio caminando por los pasillos del castillo, trastabillando por la los jalones de su hermana.

-¡Estel, estas ebrio, quítate de encima!-

-¿Qué no lo ves Legolas, yo en verdad te quiero con todo el corazón-

-¡Eres un depravado, lo que en verdad te provoca es mi cabello, no lo has dejado en paz desde que salimos del salón. Deberías buscar ayuda…talvez Lord Elrond te aconseje…- respondió Legolas tratando de safarse de Aragorn que ya lo tenía contra la cama.

-No necesito ayuda, lo que necesito es que me dejes demostrarte cuanto te quiero-respondió Aragorn robando besos a la boca del elfo.

-¿Por una sola noche¡Olvidalo!- volvió a gritar Legolas, y con un firme empujón, Aragorn salio volando de la cama.

Legolas se tomo su tiempo para reír de la situación, entre enfadado y complacido. Después de todo, Estel solo estaba un poco tomado. Pero esta pequeña charada lo hacia sentir feliz y no sabia porque…olvidando el linaje de Aragorn, en cuanto menos lo pensó, este ya lo tenía sujeto por las muñecas.

-No es solo tu cabello- susurro Aragorn a una fina oreja, disfrutando el leve temblor en el cuerpo del elfo – es… todo, es… es...todo lo que eres tu, es Legolas lo que me gusta, lo que quiero, lo que amo-

Legolas se quedo mudo. Aprovechando esto, Aragorn comenzó a besar dulcemente el fino cuello del elfo. Cuando Legolas soltó un leve gemido, Aragorn creyó morir de felicidad.

Toc, toc.

-?-

Toc, toc, toc.

-Detente Estel, tocan a la puerta-

-¿mmm, por mí que se acabe Arda, no me importa-

Legolas se soltó de golpe del caliente abrazo de Aragorn cuando escucho una femenina voz del otro lado de la puerta.

-¡Aragorn, soy yo, Éowyn¿estas ahí, necesito hablarte, es urgente-

-¿Éowyn¿urgente?- contesto de mala gana Aragorn levantándose de nuevo del piso y frotándose el trasero.

-Es Gandalf, quiere hablar de inmediato contigo, me ha mandado por ti- respondió preocupada Éowyn.

-¿Gandalf?- muy a su pesar, el llamado urgente de Gandalf no era para pensarse dos veces.

-Un momento, ahora salgo- escucho Éowyn responder de otro lado de la puerta, una sonrisa cruzo sus labios.

-No desesperes amor mió, no tardo, espérame aquí- se despidió Estel del elfo con un beso.

-Estas loco- respondió Legolas – tal vez Mithrandir te cure de esta manía-

-Nunca- respondió Aragorn con una picara sonrisa mientras salía de la habitación. Al voltear casi se estrella de cara con Éowyn.

-Errr…Éowyn, mmm¿Donde esta Gandalf?- pregunto Aragorn dando unos paso hacia atrás, solo para toparse con la puerta que acababa de cerrar. Había algo perturbador en Éowyn, pero no podía ponerle nombre.

Observando complacida la reacción de Aragorn, Éowyn lo tomo por un brazo enlazándolo con el suyo –Te llevare con el – contesto, mientras caminaban, volteo rápidamente haciendo una seña con la mano.

Toc, toc.

-¿Si?- se escucho Éomer una melodiosa voz contestar el llamado de la puerta.

-Legolas, soy yo Éomer, disculpa que te moleste a estas horas, pero quiero consultarte algo-

Momentos después, Éomer vio que la puerta se abría – No te preocupes, los elfos no necesitamos tanto descanso- respondió Legolas con una sonrisa, sonrisa con la cual casi Éomer se desmaya.

Legolas llevaba solo puesta su liviana túnica azul y sus ajustadas polainas.

-¿Y?-

-¿Y, que?-

-¿Y que era ese asunto que querías tratar consultar conmigo?- Contesto Legolas ampliando mas su sonrisa.

-Estupido, estupido, se reclamo Éomer para si.

-¿Te sientes bien Éomer?-

-Si, es que yo… disculpa que te moleste, pero Arod esta un poco inquieto, he tratado de calmarlo, pero no se… ¿Tal vez querías verlo y darme un consejo?- respondió Éomer reponiéndose un poco.

-¿Arod!- pregunto consternado Legolas, si algo respetaban y querían los elfos, eran sus caballos- ¡Vamos!- respondió Legolas, tomado de la mano a Éomer, llevándolo a toda prisa a los establos. Así, por segunda vez en esa noche, Éomer hijo de Éomund se vio trastabillando por los pasillos de Rohan. Solo que esta vez una sonrisa bañaba sus labios.

Establos de Rohan

-Si, se ve un poco inquieto, pero Arod es un caballo brioso, es todo- comento Legolas mientras acicalaba al caballo- creo que no hay nada de que preocuparse Éomer, un buen descanso y estará como nuevo- termino Legolas, volteando para buscar a Éomer, solo para encontrarlo detrás de si.

Éomer solo sonrió a la mirada de sorpresa del elfo. Si alguien sabia como caminar silenciosamente en los establos, ese era el.

-¡Éomer, no te escuche – dijo Legolas tratando de recobrar su postura.

-Me ofendes Legolas¿tan indiferente te soy?- respondió Éomer colocando sus brazos a cada lado del cuerpo del elfo, Arod protesto un poco al sentir el peso de las manos en su costado y el cuerpo del elfo temblando junto a el.

-Las costumbres de los hombres me son extrañas, es todo, en verdad que… que no me siento a disgusto aquí- contesto nerviosamente Legolas, tratando de ser lo mas social posible, claro, bajo esas circunstancias.

-No sabes como le alegra escuchar eso – murmuro Éomer, acercando más su cara a la del elfo- no sabes cuanto- inclinado más su cabeza para besar esa dulce boca, pero todo lo que encontraron sus labios, fue el blanco pelaje de Arod.

-Errr, bueno Éomer, viendo que todo esta bien, ahora me retiro a descansar- alcanzo escucho Éomer. Cuando volteo; Legolas ya caminaba rumbo a la salida.

No queriendo perder su oportunidad, talvez su única oportunidad, Éomer se abalanzó hacia el elfo, tumbándolo en la suave paja.

-¿Por qué huyes de mi¿Acaso te he ofendido en algo?- culpo Éomer con el elfo debajo bien sujeto por las finas muñecas.

-¿Ofendido¿Cómo he de sentirme entonces ahora?- respondió Legolas, tratando de hacer la misma maniobra que había funcionado tan bien con Aragorn poco antes, pero por mas que intentaba empujar al hombre, no lograba nada. Éomer era mas fornido que Aragorn, años de andar a caballo había fortalecido su cuerpo lo suficiente para tener al elfo sometido, apenas lo suficiente…

Éomer no contesto, sentir al elfo retorcerse debajo de el, el aroma de la paja y los caballos, era mas de lo que podía haber deseado. No pensando en otra cosa, se inclino y no se detuvo hasta sellar sus labios con los del elfo.

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-Éowyn¿Estas segura que este es el lugar, ya llevamos aquí varios minutos y Gandalf no aparece- reprocho nerviosamente Aragorn- ¿Segura que Gandalf quería verme?-

-Ahora que lo dices, no estoy segura- respondió inocentemente Éowyn- cuando me menciono que quería verte, ya había tomado bastante cerveza.

-¿Qué¿Y le has hecho caso a un mago ebrio, quiero decir¿en su condición?- recrimino Aragorn, no dejando de ver el largo cabello de Éowyn.

Al darse cuenta de esto, Éowyn giro la cabeza para que su cabello flotara un poco, sonriendo cuando vio que Aragorn siguió su movimiento.

-Podemos ir a buscarlo a su habitación si gustas, así te aclara el mismo este asunto- ofreció Éowyn- Vamos-

-Espera-

-¿Si Aragorn?- pregunto seductoramente Éowyn acercándosele.

-¿Te… te molestaría si toco tu cabello?- pregunto con un rubor en las mejillas Aragorn. Éowyn pensó que se veía divino.

-¡Claro, si eso te hace feliz- respondió Éowyn -Feliz como a mí- añadió en un susurro.

Aragorn paso sus ásperas manos por esa larga cabellera rubia, tomo al final un mechón y lo froto entre sus dedos, como sintiendo su suavidad, se acerco un poco para verlo mas de cerca, su boca rozo la mejilla de Éowyn, su respiración era entrecortada. Éowyn ya rodeaba con un delgado brazo el ancho hombro de Aragorn…

-Deberías usar manzanilla para tu cabello, Legolas siempre lo usa y su cabello luce siempre radiante- al mencionar el nombre del elfo, Aragorn soltó un suspiro -El tuyo empieza a tener orzuela- dijo de pronto Aragorn rompiendo el encanto. Éowyn casi se cae de espaldas al escucharlo.

-¿Orzuela!. ¿Has dicho orzuela?- bramo Éowyn con los ojos muy abiertos.

-Bueno si, mira aquí¿ves?- contesto inocentemente Aragorn, señalando un mechoncito de pelo que aun tenia en sus manos.

-¡Aaggh, eres imposible¡eres un bruto!- vocifero Éowyn, echando a caminar lejos- Espero que Éomer tenga mas suerte que yo-

-¡Éomer¿Qué quieres decir?- pregunto asustado Aragorn.

-¡Maldita poción, me pregunto si servirá para la orzuela- dijo Éowyn ignorando la pregunta del Duandan.

Pronto, los gritos de Éowyn se perdieron en la oscuridad.

Arod - roh.-rápido , veloz.