CAPITULO II
Legolas acompañó a Elrond hacia los jardines, donde vio innumerables elfos caminando de aquí para allá, llevando flores, arreglos y telas por todas partes. Al ver tanto movimiento Legolas se reprochó así mismo por no haberse dado cuenta antes. Bueno, espero verle en el almuerzo, rey Legolas - se despidió Elrond - tengo que ocuparme de algunas cosas ahora, Namarië! **adiós**
Namarië! - **adiós** respondió Legolas.
Mientras caminaba se encontró con un sinfín de elfos, invitados al almuerzo.
¿Legolas? - escuchó una voz detrás de él
¡Amaldir! Mucho tiempo sin vernos! - respondió Legolas.
Veo que tú también viniste a ver a la Dama! Yo ya no puedo soportar las ganas de verla! -
No cambias, no? - respondió Legolas.
Uno de los grandes mitos élficos de los últimos tiempos, era la belleza de Arialdnir. Se decía que era la hermosura personificada, tenía que admitirlo, él también sentía un poco de curiosidad.
Se despidió de su amigo y decidió tomar un paseo por el bosque. Tomó su arco y su carcaj de flechas (los regalos de Galadriel, en el tiempo de la compañía) y se dirigió a un pequeño lugar de los jardines que Elrond había diseñado para que los elfos puedan practicar el arte del tiro de flecha. Legolas se acercó hacia un pequeño y alejado descampado entre los árboles, en el centro había una pequeña mesa y, al frente, a muchos metros (un ojo humano no hubiera podido verlos) se encontraban diversos montículos de paja ubicados horizontalmente, en línea recta, con telas blancas pintadas con tres círculos concéntricos y, en el último de ellos, un pequeño circulo pintado de negro. Legolas se ubicó al lado de la mesa y disparó un par de veces, después decidió que era mejor partir para poder asearse un poco, cambiarse las ropas de viaje y dirigirse al almuerzo; pero primero debía ver sus resultados. Caminó hacia los montículos de paja y contempló que las cinco flechas que había lanzado habían caído en los puntos negros de cada montículo, exactamente en el centro, sonrió complacido y tomando sus flechas se retiró al palacio.
Llegó a la parte este de las habitaciones, seguido de un elfo que le indicó que, por órdenes del gran Señor Elrond, sus cosas habían sido llevadas al cuarto de invitados principal y su caballo había sido llevado a los establos. Legolas asintió y el elfo se despidió de él (con una reverencia, claro) y le pidió que por favor le llamara si necesitaba algo. Legolas entró en el cuarto y observó que todo estaba ricamente adornado "Propio de un rey" se dijo para sus adentros sin poder evitar que una sonrisa invada su rostro. Era verdad, al llegar ahí lo había olvidado por completo, pero la reverencia que hizo el sirviente de Elrond se lo recordó: ya no era simplemente el hijo de un rey con un mensaje para el señor de la casa, ahora era "el rey Legolas que llegaba para la celebración".
La celebración! El almuerzo! Lo había olvidado! -
Legolas se aseó rápidamente y desempacó sus cosas. Tomó una túnica plateada y se la puso recordando con cariño a su madre. Ella siempre le decía que siga siempre sus instintos, y esta vez sus instintos le habían hecho llevar varios cambios de ropa y túnicas de gala; supuso que en el fondo, sentía que algo importante pasaría...
Se vistió y salió raudamente hacia los jardines principales. En el camino observó a varios elfos que se dirigían al mismo lugar que él, todos con sus mejores galas, e incluso pudo notar la mirada de varias elfas que se dirigían hacia él sonriendo mientras pasaba.
Finalmente llegó. Había un gran toldo encima de los jardines y varias mesas rectangulares habían sido ubicadas todas decoradas y con los mas increíbles manjares en ellas, pero había una en particular una que llamó su atención. Era la mesa central, decorada con un color distinto. Mientras todas iban decorados de un celeste pálido, esta tenía un mantel verde claro con bordes dorados y en el centro lateral tenía cinco sillas ricamente adornadas, la del medio ligeramente más que las otras. Todo estaba dispuesto de una forma que todas las mesas podrían observar a quienes ocuparían tan importantes lugares. Una elfa vestida con una túnica blanca se le acercó y amablemente le preguntó su nombre.
Mi nombre es Legolas, soy.... -
- Oh! Rey Legolas, por supuesto! -interrumpió la elfa que tenía un rostro de emoción - Oh!, disculpe que lo haya interrumpido - dijo sonrojándose - las historias y los cantos hablan del gran elfo silvano que formó parte de la compañía del anillo; nunca pensé que podría conocerlo, Su Majestad -
No se preocupe, y llámeme Legolas por favor - Legolas le sonrió causando mayor sonrojo en la elfa.
Por supuesto Su Maj.. digo, Rey Legolas, sígame por favor, le enseñaré su asiento -acto seguido comenzó a abrirse sutilmente el paso a través de las mesas.
Legolas quiso frenarla y decirle que podría llamarlo sólo Legolas, sin necesidad del "rey" pero suponía que haber logrado que lo llame por su nombre era ya mucho pedir.
Para su sorpresa, la elfa lo llevó a la mesa central y lo sentó justo enfrente de los sillones principales. Legolas quiso voltear hacia la elfa y decirle que había algún error, él no podría sentarse allí, pero al voltear se encontró con la sonrisa de la elfa quien, al haber cumplido ya su tarea, instantáneamente se despidió con una ligera reverencia y se alejó al lugar donde lo había encontrado.
Los sitios alrededor de Legolas se empezaban a llenar, pudo observar como los más importantes elfos ocupaban sus lugares alrededor de él saludándolo, llamándolo por su nombre (acompañado del "rey", por supuesto) y pidiendo noticias sobre el reino del Bosque. Legolas sentía como si flotara en un mundo irreal, hasta que una voz conocida lo bajó de su nube.
Legolas, nos encontramos de nuevo! - sonrió Glorfindel - al menos tendré a alguien con quién charlar! Claro, si encuentras tiempo para un viejo conocido - dijo mientras observaba a dos elfos que se acercaban a saludar al joven rey.
Legolas devolvió el saludo a los dos elfos y rápidamente volteó hacia Glorfindel.
No tenía idea que era tan conocido! - exclamó - mas me hace feliz ver una cara más conocida a mi lado.
- Ja! Deberías salir más a menudo entonces! - respondió su amigo - o acaso crees que las acciones que realizaron la Compañía pasarían desadvertidas para los demás!
Los dos amigos sonrieron y empezaron a charlar de temas sin importancia, después de todo hace mucho tiempo ya que no se veían. Ellos habían sido amigos desde que se conocieron en las celebraciones del fin de la guerra. Desde entonces se mantenían en contacto tanto como podían, a Legolas le agradaba tener tan sabio elfo como amigo.
De pronto unas campanadas interrumpieron las conversaciones. Todos se callaron y Legolas pudo ver que absolutamente todos los sitios estaban ocupados, excepto las cinco bancas frente a ellos, claro.
Acto seguido, unas cortinas ubicadas en el arco principal del toldo se abrieron dando paso a un hermoso elfo, Ellendan, hijo de Elrond, seguido de su otro hermano Elrohir quien en un brazo escoltaba a su hermana Arwen, quien llevaba un vestido realmente hermoso. Todos se levantaron de sus asientos. Los tres hermanos caminaron hasta la mesa de Legolas, en dirección de los cinco asientos libres. Los hermanos tomaron los asientos extremos y Arwen se sentó en el costado izquierdo del sillón principal, justo al frente de Legolas. Ella se inclinó como saludo y Legolas le repitió el gesto con una sonrisa. De repente, múltiples gritos de asombro resonaron en todo el lugar y Legolas pudo ver por qué. En el umbral del arco aparecía una luz blanca refulgiendo. Eran Elrond con Arialdnir. Elrond estaba radiante de felicidad y orgullo y vestía una túnica dorada. Ella llevaba un precioso vestido de terciopelo verde oscuro y las mangas de color negro, colores sobrios que ni aún así podían opacar el brillo de la Dama. Llevaba el vestido con un ligero escote, ceñido al cuerpo hasta la cintura desde donde caía libremente hasta el piso. Ella era realmente hermosa. Su cabello castaño claro refulgía ante el brillo de las luces y sus ojos color de la dulce miel miraban todo con una sonrisa que dejaba ver los dientes blancos y perfectos como perlas. Su piel era blanca ligeramente tostada por el sol y se veía tan suave y cremosa. Su cabello lo llevaba recogido en un moño que dejaba su delgado cuello al descubierto decorado con una gargantilla de mithril que llevaba un extraño y bello dije en ella.
Caminaron sutilmente entre las mesas hasta llegar a los dos asientos vacíos. Elrond se sentó al medio y su hija a la derecha. Todos se sentaron (bueno, al menos los que habían logrado salir del trance). En ese instante Elrond hizo un ligero gesto, indicando el comienzo del festín. Todos comenzaron a comer aunque sin poder despegar los ojos de la Dama Blanca, y Legolas, por supuesto , no era la excepción.
Al término del banquete (Legolas no había podido comer absolutamente nada, y le costó bastante convencer a su amigo Glorfindel que no se encontraba enfermo) Elrond se paró de su asiento provocando un silencio instantáneo y levantando su copa dijo:
Quisiera comenzar agradeciendo a todos por haber venido en este día tan especial, en que por fin tengo a todos mis hijos reunidos - bajó la mirada hacia su izquierda y luego volteó a su derecha - y en especial... - volteó y tomó el hombro de su hija suavemente, invitándola a levantarse - por el regreso de mi hija y futura reina Arialdnir -
Ella se levantó y tomó graciosamente su copa y la levantó encima de la mesa
Alma! - **salud!** una suave, dulce, hermosa pero firme voz resonó.
Llevó la copa a sus labios y todos la imitaron gritando ¡Aiya, Dama Blanca! **Salve, Dama Blanca!**
Legolas pudo jurar que por un momento la mirada de la Dama se fijó en la de él .
Terminado el almuerzo, se levantaron y se dirigieron hacia el interior del palacio donde continuaría la fiesta. Elrond tomó a Arialdnir y entraron seguidos por Ellendan y Elrohir. Arwen se retrasó un poco, esperando a Legolas.
Joven rey! Mi esposo estará tan feliz de encontrarlo aquí! tenía muchos asuntos que tratar con usted... -
Reina! Por favor llámeme sólo Legolas - contestó enrojecido- por cierto, podría preguntar por qué el rey Elessar no acudió a la reunión? - preguntó el elfo, tendiéndole el brazo como invitación a escoltarla al palacio.
Aceptaré llamarlo Legolas, si usted me llama Arwen y llama Aragorn a mi esposo - dijo Arwen con una sonrisa, mientras aceptaba la invitación de Legolas- él se enojaría mucho si se entera que un amigo tan cercano lo trata de usted. - Volteó y tomó el brazo de Legolas.
Aragorn deseaba mucho venir, pero se le hizo imposible llegar a tiempo... debe llegar mañana antes de que el sol se oculte....
Un pequeño y hermoso niño se les acercó dando vueltas a su alrededor.
Eldarion! - exclamó Arwen
El niño tomó la falda de su madre y la observó muy divertido, para luego fijar su atención en Legolas. Legolas se arrodilló a la altura del niño y, con una mirada muy dulce, le preguntó:
-Manen natye, Eldarion? - ** como estas, Eldarion?**
El pequeño lo observó y , entre risas, le dijo
Estoy muy bien!! - dicho esto, se retiró corriendo a los jardines, seguido por tres elfas (Legolas sospechó q eran las encargadas de cuidarlo)
Juro que la mitad del tiempo no sé exactamente donde está... todo un aventurero como su padre! - suspiró Arwen.
El pequeño se parecía a su padre mucho mas que solo su carácter. Tenía el cabello y sus ojos pero también el inconfundible brillo de su madre.
Llegaron al salón y Arwen se despidió de Legolas con un ligero gesto y se acercó hacia donde su hermana y su padre se encontraban. El salón se encontraba ricamente adornado (como cualquier estructura elfica, por supuesto) , tenía muchas sillas alrededor y grupos de elfos cantando y danzando. La Dama, su padre y sus hermanos se encontraban en el centro del salón conversando y riendo. Legolas se quedó a la entrada, contemplando a la bella Dama... cada vez que sentía que sus miradas se cruzaban siempre alguien se ponía al medio, algunas veces algún elfo que se presentaba ante ella (esto le causaba cierto enojo, aunque no sabía exactamente por qué) o si no algún amigo que se acercaba para saludarlo. Finalmente sintió que era el momento. Ella lo miraba, no cabía duda, y se iba a acercar a ella cuando... su amigo Amaldir!! Se le acercó y se presentó!! Legolas no podía creerlo... entretanto un grupo de elfas se le acercó (Legolas también había llamado la atención de la concurrencia femenina) y le iniciaron una conversación. Era agradable y las elfas eran muy bonitas, pero no como ella... la Dama...Legolas dándose cuenta que seria totalmente imposible acercarse a ella, se despidió gentilmente de las elfas y se excusó diciendo que estaba muy cansado por su largo viaje... antes de retirarse dio una mirada final al salón y vio que Arialdnir había llamado a su hermana a su lado y le susurraba algo al oído a lo que Arwen sonrió y Legolas pudo jurar que miraban al lugar donde él había estado antes.....
ah! Es sólo mi imaginación que ve cosas donde no las hay! - se dijo y se retiró a su cuarto.
Arialdnir estaba muy feliz de haberse encontrado de nuevo con su padre y sus hermanos. Sabía que en realidad no era su verdadera familia pero eso no importaba, ellos la habían criado y había crecido junto a ellos... estaba tan feliz por haber regresado, además no tardaría en ver de nuevo a su verdadero hermano, su sangre.... había olvidado como era todo y lo estaba recordando poco a poco, hace mucho tiempo que no estaba con gente de su raza (o parte de su raza, al menos) sus hermanos y su padre le presentaron a mucha gente y a muchos elfos y, aunque muchos de ellos eran muy guapos, todavía no había conocido el que ella deseaba. Había uno en particular que llamó su atención desde que lo vió en los jardines durante el almuerzo. Era un hermoso elfo, alto, de piel blanca y suave como la luna y ojos azules como el más puro de los mares. Llevaba una túnica plateada con finos bordados de plantas entrelazadas la cual dejaba apreciar lo delgada de su contextura pero, aún así, daba una apariencia de gran fortaleza. Lo vio entrar del brazo de su hermana y estuvo a punto de acercarse a ella varias veces pero no pudo. Finalmente cuando creía que él se acercaría un simpático elfo se le acercó. Ella trató de despacharlo lo más rápido que pudo, sin tratar de ser grosera, pero cuando miró de nuevo vio que él estaba conversando con tres jóvenes elfas lo cual le desagradó. Al observar que él se retiraba, decidió preguntarle a su hermana el nombre de aquel elfo.
El joven rey, eh? Es Legolas - contestó Arwen mientras miraba al lugar donde él había estado.
Así que él es Legolas... - Arialdnir se despidió con un beso de su padre y se retiró.
Arwen la disculpó diciendo que se sentía muy cansada por las celebraciones ya que ella no estaba acostumbrada. Siguió a su hermana con la mirada y exclamó para ella " puedo sentir el amor acercandóse..."
Legolas se había dirigido a su cuarto y tomó su carcaj, su arco y sus flechas y se dirigió al campo de entrenamiento. Había disparado apenas unas tres flechas cuando pudo sentir que alguien se acercaba. Dejó sus cosas en la mesa y, sin saber por qué, se escondió en unos arbustos debajo de un gran árbol.
Arialdnir había estado paseando por el palacio y no encontró a Legolas. Estaba aburrida así que decidió ir al campo de entrenamiento. Al llegar notó en una mesa un carcaj y un arco. Se acercó y tomó el arco y una flecha, se disponía a disparar cuando escuchó un ruido. Algo asustada volteó a todas partes hasta que divisó a un elfo rubio agachado al pie de un gran roble, "así que queremos jugar, ah?" pensó, "entonces jugaremos", no pudo reprimir una ligera risa pero pronto recobró la compostura y siguió con el mismo rostro serio de antes.
Legolas creía que era un sueño. Había querido acercarse tanto a ella y ahora la tenía ahí enfrente de sus ojos. Vio que ella tomó su arco y se disponía a disparar, quiso acercarse un poco más y sin querer pisó una hoja seca. Esto al oído de los humanos era imperceptible pero para un oído élfico equivalía a un grito. Vio que ella se sobresaltó y comenzó a mirar en todas partes. Por un momento creyó ver una risa pero al instante pensó que era su imaginación por que ya no estaba ahí. El rostro serio pero bello estaba impasible. De pronto ella se volteó "habrá pensado que era un animal del bosque, seguro" pensó Legolas aliviado. En efecto, la Dama parecía no haberle dado importancia al asunto y siguió jugueteando con el arco. Esta vez apuntaba en diferentes direcciones y Legolas sintió que se fijaba directamente en él. Esta vez estaba completamente seguro. Cuando Legolas pudo reaccionar ya era muy tarde. Una flecha pasó zumbando por su oído izquierdo. Legolas vio su hombro para ver si estaba herido y comprobó que la flecha había pasado limpiamente encima de su hombro y había tomado una parte de su túnica aprisionándolo contra el árbol. Regresó rápidamente la mirada pero la dama ya no estaba ahí.
Creo que tenemos un fisgón! - exclamó divertida Arialdnir, que ahora se encontraba parada al lado del elfo.
Legolas trató de ponerse en pie pero cayó al instante (había olvidado que aún un pedazo de su túnica se sostenía al roble). Arialdnir se arrodilló al costado de él y, provocando un gran sonrojo en elfo, se acercó lentamente. Legolas iba a decir algo cuando vió que la dama sacaba gentilmente la flecha del árbol. Palpó con sus finos dedos el pequeño orificio que había dejado la flecha en el viejo roble y, murmurando algo, sacó un pequeño cofrecillo de plata con una crema verdosa y la untó en el árbol.
Sabes? En un tiempo estos no fueron sólo árboles, fueron criaturas parecidas a los ents pero todos creen que duermen ahora. Yo no lo creo. Aún sienten e incluso se pueden mover, si así lo desean - dijo Arialdnir, mientras miraba dulcemente al viejo roble.
Recobrando el sentido denuevo, Legolas se puso inmediatamente de pie
Dama Blanca! Lo siento mucho , verá yo... aghh!! -
Legolas cayó de nuevo al suelo. Una rama del roble le había hecho un corte en el brazo.
Oh, no! Pequeño árbol, viejo amigo, estoy segura que el rey no quiso hacerme daño ni a ti! - se dirigió a Legolas- lo siento, supongo que sintió que debía protegerme.
Tomó otra vez un poco de crema del cofre y se acercó al brazo de Legolas. Abrió un poco entre la rasgadura de su túnica y untó la crema en la herida. La piel de Legolas era tan atrayente ...tomó un pañuelo de uno de sus bolsilllos. El pañuelo era blanco y bordado delicadamente con hilos de oro. Envolvió el pañuelo en la herida de Legolas.
Bueno, estoy segura que para mañana ya se encontrará bien - dijo, mientras se levantaba.
Legolas se levantó con ella y pudo percibir su exquisito aroma.
Bueno, rey... -
Por favor. Me honraría mucho si me tratara de "tu" y si me llamara sólo Legolas, mi Bella Dama Blanca Arialdnir...- interrumpió Legolas - después de todo, la futura reina de los elfos no puede tratar así a su fiel servidor - dijo con una pícara sonrisa.
Arialdnir rió.
Entonces le llamaré Legolas y le trataré de "tú" si usted me trata con las mismas condiciones y me llama por ni nombre, Arialdnir - agregó divertida - además, yo todavía no soy reina, en cambio "tú " si eres rey...-
Caminaron y conversaron todo el resto de la tarde, hasta que el sol se ocultó y una hermosa luna salía.
Será mejor que regresemos, la escoltaré a su dormitorio - dijo Legolas.
Se dirigieron hacia la sala oeste del palacio, donde se encontraban las habitaciones de los señores de la casa. Legolas dejó a Arialdnir delante de una puerta blanca cuidadosamente labrada .
Lisse Oloori, Legolas * dulces sueños, Legolas*
Lisse Oloori, Arialdnir * dulces sueños, Arialdnir*
Legolas se dio media vuelta y se dirigió a su cuarto. Presentía que esta noche tendría un sueño muy placentero....
*****************************************
NOTA: EL MISMO CAPI PERO CORREGIDO!!
Gracias por la review!!! Y muchas gracias por decirme lo de Eldarion... sorry es que todavía no m había comprado el libro 3 (sólo vi la peli jeje) y no sabía el nombre del primogénito... pero ya lo compré!! prometo que m apegaré al libro lo mas q pueda aunque creo q cambiare algunas cosillas...
GRACIAS A TODOS POR LEER EL FIC Y ESPERO Q LES HAYA GUSTADO, PROMETO UN CAPI PARA LA PROX SEMANA !! NO OLVIDEN REVIEWS OK? THANX!!!!!!!!
Legolas acompañó a Elrond hacia los jardines, donde vio innumerables elfos caminando de aquí para allá, llevando flores, arreglos y telas por todas partes. Al ver tanto movimiento Legolas se reprochó así mismo por no haberse dado cuenta antes. Bueno, espero verle en el almuerzo, rey Legolas - se despidió Elrond - tengo que ocuparme de algunas cosas ahora, Namarië! **adiós**
Namarië! - **adiós** respondió Legolas.
Mientras caminaba se encontró con un sinfín de elfos, invitados al almuerzo.
¿Legolas? - escuchó una voz detrás de él
¡Amaldir! Mucho tiempo sin vernos! - respondió Legolas.
Veo que tú también viniste a ver a la Dama! Yo ya no puedo soportar las ganas de verla! -
No cambias, no? - respondió Legolas.
Uno de los grandes mitos élficos de los últimos tiempos, era la belleza de Arialdnir. Se decía que era la hermosura personificada, tenía que admitirlo, él también sentía un poco de curiosidad.
Se despidió de su amigo y decidió tomar un paseo por el bosque. Tomó su arco y su carcaj de flechas (los regalos de Galadriel, en el tiempo de la compañía) y se dirigió a un pequeño lugar de los jardines que Elrond había diseñado para que los elfos puedan practicar el arte del tiro de flecha. Legolas se acercó hacia un pequeño y alejado descampado entre los árboles, en el centro había una pequeña mesa y, al frente, a muchos metros (un ojo humano no hubiera podido verlos) se encontraban diversos montículos de paja ubicados horizontalmente, en línea recta, con telas blancas pintadas con tres círculos concéntricos y, en el último de ellos, un pequeño circulo pintado de negro. Legolas se ubicó al lado de la mesa y disparó un par de veces, después decidió que era mejor partir para poder asearse un poco, cambiarse las ropas de viaje y dirigirse al almuerzo; pero primero debía ver sus resultados. Caminó hacia los montículos de paja y contempló que las cinco flechas que había lanzado habían caído en los puntos negros de cada montículo, exactamente en el centro, sonrió complacido y tomando sus flechas se retiró al palacio.
Llegó a la parte este de las habitaciones, seguido de un elfo que le indicó que, por órdenes del gran Señor Elrond, sus cosas habían sido llevadas al cuarto de invitados principal y su caballo había sido llevado a los establos. Legolas asintió y el elfo se despidió de él (con una reverencia, claro) y le pidió que por favor le llamara si necesitaba algo. Legolas entró en el cuarto y observó que todo estaba ricamente adornado "Propio de un rey" se dijo para sus adentros sin poder evitar que una sonrisa invada su rostro. Era verdad, al llegar ahí lo había olvidado por completo, pero la reverencia que hizo el sirviente de Elrond se lo recordó: ya no era simplemente el hijo de un rey con un mensaje para el señor de la casa, ahora era "el rey Legolas que llegaba para la celebración".
La celebración! El almuerzo! Lo había olvidado! -
Legolas se aseó rápidamente y desempacó sus cosas. Tomó una túnica plateada y se la puso recordando con cariño a su madre. Ella siempre le decía que siga siempre sus instintos, y esta vez sus instintos le habían hecho llevar varios cambios de ropa y túnicas de gala; supuso que en el fondo, sentía que algo importante pasaría...
Se vistió y salió raudamente hacia los jardines principales. En el camino observó a varios elfos que se dirigían al mismo lugar que él, todos con sus mejores galas, e incluso pudo notar la mirada de varias elfas que se dirigían hacia él sonriendo mientras pasaba.
Finalmente llegó. Había un gran toldo encima de los jardines y varias mesas rectangulares habían sido ubicadas todas decoradas y con los mas increíbles manjares en ellas, pero había una en particular una que llamó su atención. Era la mesa central, decorada con un color distinto. Mientras todas iban decorados de un celeste pálido, esta tenía un mantel verde claro con bordes dorados y en el centro lateral tenía cinco sillas ricamente adornadas, la del medio ligeramente más que las otras. Todo estaba dispuesto de una forma que todas las mesas podrían observar a quienes ocuparían tan importantes lugares. Una elfa vestida con una túnica blanca se le acercó y amablemente le preguntó su nombre.
Mi nombre es Legolas, soy.... -
- Oh! Rey Legolas, por supuesto! -interrumpió la elfa que tenía un rostro de emoción - Oh!, disculpe que lo haya interrumpido - dijo sonrojándose - las historias y los cantos hablan del gran elfo silvano que formó parte de la compañía del anillo; nunca pensé que podría conocerlo, Su Majestad -
No se preocupe, y llámeme Legolas por favor - Legolas le sonrió causando mayor sonrojo en la elfa.
Por supuesto Su Maj.. digo, Rey Legolas, sígame por favor, le enseñaré su asiento -acto seguido comenzó a abrirse sutilmente el paso a través de las mesas.
Legolas quiso frenarla y decirle que podría llamarlo sólo Legolas, sin necesidad del "rey" pero suponía que haber logrado que lo llame por su nombre era ya mucho pedir.
Para su sorpresa, la elfa lo llevó a la mesa central y lo sentó justo enfrente de los sillones principales. Legolas quiso voltear hacia la elfa y decirle que había algún error, él no podría sentarse allí, pero al voltear se encontró con la sonrisa de la elfa quien, al haber cumplido ya su tarea, instantáneamente se despidió con una ligera reverencia y se alejó al lugar donde lo había encontrado.
Los sitios alrededor de Legolas se empezaban a llenar, pudo observar como los más importantes elfos ocupaban sus lugares alrededor de él saludándolo, llamándolo por su nombre (acompañado del "rey", por supuesto) y pidiendo noticias sobre el reino del Bosque. Legolas sentía como si flotara en un mundo irreal, hasta que una voz conocida lo bajó de su nube.
Legolas, nos encontramos de nuevo! - sonrió Glorfindel - al menos tendré a alguien con quién charlar! Claro, si encuentras tiempo para un viejo conocido - dijo mientras observaba a dos elfos que se acercaban a saludar al joven rey.
Legolas devolvió el saludo a los dos elfos y rápidamente volteó hacia Glorfindel.
No tenía idea que era tan conocido! - exclamó - mas me hace feliz ver una cara más conocida a mi lado.
- Ja! Deberías salir más a menudo entonces! - respondió su amigo - o acaso crees que las acciones que realizaron la Compañía pasarían desadvertidas para los demás!
Los dos amigos sonrieron y empezaron a charlar de temas sin importancia, después de todo hace mucho tiempo ya que no se veían. Ellos habían sido amigos desde que se conocieron en las celebraciones del fin de la guerra. Desde entonces se mantenían en contacto tanto como podían, a Legolas le agradaba tener tan sabio elfo como amigo.
De pronto unas campanadas interrumpieron las conversaciones. Todos se callaron y Legolas pudo ver que absolutamente todos los sitios estaban ocupados, excepto las cinco bancas frente a ellos, claro.
Acto seguido, unas cortinas ubicadas en el arco principal del toldo se abrieron dando paso a un hermoso elfo, Ellendan, hijo de Elrond, seguido de su otro hermano Elrohir quien en un brazo escoltaba a su hermana Arwen, quien llevaba un vestido realmente hermoso. Todos se levantaron de sus asientos. Los tres hermanos caminaron hasta la mesa de Legolas, en dirección de los cinco asientos libres. Los hermanos tomaron los asientos extremos y Arwen se sentó en el costado izquierdo del sillón principal, justo al frente de Legolas. Ella se inclinó como saludo y Legolas le repitió el gesto con una sonrisa. De repente, múltiples gritos de asombro resonaron en todo el lugar y Legolas pudo ver por qué. En el umbral del arco aparecía una luz blanca refulgiendo. Eran Elrond con Arialdnir. Elrond estaba radiante de felicidad y orgullo y vestía una túnica dorada. Ella llevaba un precioso vestido de terciopelo verde oscuro y las mangas de color negro, colores sobrios que ni aún así podían opacar el brillo de la Dama. Llevaba el vestido con un ligero escote, ceñido al cuerpo hasta la cintura desde donde caía libremente hasta el piso. Ella era realmente hermosa. Su cabello castaño claro refulgía ante el brillo de las luces y sus ojos color de la dulce miel miraban todo con una sonrisa que dejaba ver los dientes blancos y perfectos como perlas. Su piel era blanca ligeramente tostada por el sol y se veía tan suave y cremosa. Su cabello lo llevaba recogido en un moño que dejaba su delgado cuello al descubierto decorado con una gargantilla de mithril que llevaba un extraño y bello dije en ella.
Caminaron sutilmente entre las mesas hasta llegar a los dos asientos vacíos. Elrond se sentó al medio y su hija a la derecha. Todos se sentaron (bueno, al menos los que habían logrado salir del trance). En ese instante Elrond hizo un ligero gesto, indicando el comienzo del festín. Todos comenzaron a comer aunque sin poder despegar los ojos de la Dama Blanca, y Legolas, por supuesto , no era la excepción.
Al término del banquete (Legolas no había podido comer absolutamente nada, y le costó bastante convencer a su amigo Glorfindel que no se encontraba enfermo) Elrond se paró de su asiento provocando un silencio instantáneo y levantando su copa dijo:
Quisiera comenzar agradeciendo a todos por haber venido en este día tan especial, en que por fin tengo a todos mis hijos reunidos - bajó la mirada hacia su izquierda y luego volteó a su derecha - y en especial... - volteó y tomó el hombro de su hija suavemente, invitándola a levantarse - por el regreso de mi hija y futura reina Arialdnir -
Ella se levantó y tomó graciosamente su copa y la levantó encima de la mesa
Alma! - **salud!** una suave, dulce, hermosa pero firme voz resonó.
Llevó la copa a sus labios y todos la imitaron gritando ¡Aiya, Dama Blanca! **Salve, Dama Blanca!**
Legolas pudo jurar que por un momento la mirada de la Dama se fijó en la de él .
Terminado el almuerzo, se levantaron y se dirigieron hacia el interior del palacio donde continuaría la fiesta. Elrond tomó a Arialdnir y entraron seguidos por Ellendan y Elrohir. Arwen se retrasó un poco, esperando a Legolas.
Joven rey! Mi esposo estará tan feliz de encontrarlo aquí! tenía muchos asuntos que tratar con usted... -
Reina! Por favor llámeme sólo Legolas - contestó enrojecido- por cierto, podría preguntar por qué el rey Elessar no acudió a la reunión? - preguntó el elfo, tendiéndole el brazo como invitación a escoltarla al palacio.
Aceptaré llamarlo Legolas, si usted me llama Arwen y llama Aragorn a mi esposo - dijo Arwen con una sonrisa, mientras aceptaba la invitación de Legolas- él se enojaría mucho si se entera que un amigo tan cercano lo trata de usted. - Volteó y tomó el brazo de Legolas.
Aragorn deseaba mucho venir, pero se le hizo imposible llegar a tiempo... debe llegar mañana antes de que el sol se oculte....
Un pequeño y hermoso niño se les acercó dando vueltas a su alrededor.
Eldarion! - exclamó Arwen
El niño tomó la falda de su madre y la observó muy divertido, para luego fijar su atención en Legolas. Legolas se arrodilló a la altura del niño y, con una mirada muy dulce, le preguntó:
-Manen natye, Eldarion? - ** como estas, Eldarion?**
El pequeño lo observó y , entre risas, le dijo
Estoy muy bien!! - dicho esto, se retiró corriendo a los jardines, seguido por tres elfas (Legolas sospechó q eran las encargadas de cuidarlo)
Juro que la mitad del tiempo no sé exactamente donde está... todo un aventurero como su padre! - suspiró Arwen.
El pequeño se parecía a su padre mucho mas que solo su carácter. Tenía el cabello y sus ojos pero también el inconfundible brillo de su madre.
Llegaron al salón y Arwen se despidió de Legolas con un ligero gesto y se acercó hacia donde su hermana y su padre se encontraban. El salón se encontraba ricamente adornado (como cualquier estructura elfica, por supuesto) , tenía muchas sillas alrededor y grupos de elfos cantando y danzando. La Dama, su padre y sus hermanos se encontraban en el centro del salón conversando y riendo. Legolas se quedó a la entrada, contemplando a la bella Dama... cada vez que sentía que sus miradas se cruzaban siempre alguien se ponía al medio, algunas veces algún elfo que se presentaba ante ella (esto le causaba cierto enojo, aunque no sabía exactamente por qué) o si no algún amigo que se acercaba para saludarlo. Finalmente sintió que era el momento. Ella lo miraba, no cabía duda, y se iba a acercar a ella cuando... su amigo Amaldir!! Se le acercó y se presentó!! Legolas no podía creerlo... entretanto un grupo de elfas se le acercó (Legolas también había llamado la atención de la concurrencia femenina) y le iniciaron una conversación. Era agradable y las elfas eran muy bonitas, pero no como ella... la Dama...Legolas dándose cuenta que seria totalmente imposible acercarse a ella, se despidió gentilmente de las elfas y se excusó diciendo que estaba muy cansado por su largo viaje... antes de retirarse dio una mirada final al salón y vio que Arialdnir había llamado a su hermana a su lado y le susurraba algo al oído a lo que Arwen sonrió y Legolas pudo jurar que miraban al lugar donde él había estado antes.....
ah! Es sólo mi imaginación que ve cosas donde no las hay! - se dijo y se retiró a su cuarto.
Arialdnir estaba muy feliz de haberse encontrado de nuevo con su padre y sus hermanos. Sabía que en realidad no era su verdadera familia pero eso no importaba, ellos la habían criado y había crecido junto a ellos... estaba tan feliz por haber regresado, además no tardaría en ver de nuevo a su verdadero hermano, su sangre.... había olvidado como era todo y lo estaba recordando poco a poco, hace mucho tiempo que no estaba con gente de su raza (o parte de su raza, al menos) sus hermanos y su padre le presentaron a mucha gente y a muchos elfos y, aunque muchos de ellos eran muy guapos, todavía no había conocido el que ella deseaba. Había uno en particular que llamó su atención desde que lo vió en los jardines durante el almuerzo. Era un hermoso elfo, alto, de piel blanca y suave como la luna y ojos azules como el más puro de los mares. Llevaba una túnica plateada con finos bordados de plantas entrelazadas la cual dejaba apreciar lo delgada de su contextura pero, aún así, daba una apariencia de gran fortaleza. Lo vio entrar del brazo de su hermana y estuvo a punto de acercarse a ella varias veces pero no pudo. Finalmente cuando creía que él se acercaría un simpático elfo se le acercó. Ella trató de despacharlo lo más rápido que pudo, sin tratar de ser grosera, pero cuando miró de nuevo vio que él estaba conversando con tres jóvenes elfas lo cual le desagradó. Al observar que él se retiraba, decidió preguntarle a su hermana el nombre de aquel elfo.
El joven rey, eh? Es Legolas - contestó Arwen mientras miraba al lugar donde él había estado.
Así que él es Legolas... - Arialdnir se despidió con un beso de su padre y se retiró.
Arwen la disculpó diciendo que se sentía muy cansada por las celebraciones ya que ella no estaba acostumbrada. Siguió a su hermana con la mirada y exclamó para ella " puedo sentir el amor acercandóse..."
Legolas se había dirigido a su cuarto y tomó su carcaj, su arco y sus flechas y se dirigió al campo de entrenamiento. Había disparado apenas unas tres flechas cuando pudo sentir que alguien se acercaba. Dejó sus cosas en la mesa y, sin saber por qué, se escondió en unos arbustos debajo de un gran árbol.
Arialdnir había estado paseando por el palacio y no encontró a Legolas. Estaba aburrida así que decidió ir al campo de entrenamiento. Al llegar notó en una mesa un carcaj y un arco. Se acercó y tomó el arco y una flecha, se disponía a disparar cuando escuchó un ruido. Algo asustada volteó a todas partes hasta que divisó a un elfo rubio agachado al pie de un gran roble, "así que queremos jugar, ah?" pensó, "entonces jugaremos", no pudo reprimir una ligera risa pero pronto recobró la compostura y siguió con el mismo rostro serio de antes.
Legolas creía que era un sueño. Había querido acercarse tanto a ella y ahora la tenía ahí enfrente de sus ojos. Vio que ella tomó su arco y se disponía a disparar, quiso acercarse un poco más y sin querer pisó una hoja seca. Esto al oído de los humanos era imperceptible pero para un oído élfico equivalía a un grito. Vio que ella se sobresaltó y comenzó a mirar en todas partes. Por un momento creyó ver una risa pero al instante pensó que era su imaginación por que ya no estaba ahí. El rostro serio pero bello estaba impasible. De pronto ella se volteó "habrá pensado que era un animal del bosque, seguro" pensó Legolas aliviado. En efecto, la Dama parecía no haberle dado importancia al asunto y siguió jugueteando con el arco. Esta vez apuntaba en diferentes direcciones y Legolas sintió que se fijaba directamente en él. Esta vez estaba completamente seguro. Cuando Legolas pudo reaccionar ya era muy tarde. Una flecha pasó zumbando por su oído izquierdo. Legolas vio su hombro para ver si estaba herido y comprobó que la flecha había pasado limpiamente encima de su hombro y había tomado una parte de su túnica aprisionándolo contra el árbol. Regresó rápidamente la mirada pero la dama ya no estaba ahí.
Creo que tenemos un fisgón! - exclamó divertida Arialdnir, que ahora se encontraba parada al lado del elfo.
Legolas trató de ponerse en pie pero cayó al instante (había olvidado que aún un pedazo de su túnica se sostenía al roble). Arialdnir se arrodilló al costado de él y, provocando un gran sonrojo en elfo, se acercó lentamente. Legolas iba a decir algo cuando vió que la dama sacaba gentilmente la flecha del árbol. Palpó con sus finos dedos el pequeño orificio que había dejado la flecha en el viejo roble y, murmurando algo, sacó un pequeño cofrecillo de plata con una crema verdosa y la untó en el árbol.
Sabes? En un tiempo estos no fueron sólo árboles, fueron criaturas parecidas a los ents pero todos creen que duermen ahora. Yo no lo creo. Aún sienten e incluso se pueden mover, si así lo desean - dijo Arialdnir, mientras miraba dulcemente al viejo roble.
Recobrando el sentido denuevo, Legolas se puso inmediatamente de pie
Dama Blanca! Lo siento mucho , verá yo... aghh!! -
Legolas cayó de nuevo al suelo. Una rama del roble le había hecho un corte en el brazo.
Oh, no! Pequeño árbol, viejo amigo, estoy segura que el rey no quiso hacerme daño ni a ti! - se dirigió a Legolas- lo siento, supongo que sintió que debía protegerme.
Tomó otra vez un poco de crema del cofre y se acercó al brazo de Legolas. Abrió un poco entre la rasgadura de su túnica y untó la crema en la herida. La piel de Legolas era tan atrayente ...tomó un pañuelo de uno de sus bolsilllos. El pañuelo era blanco y bordado delicadamente con hilos de oro. Envolvió el pañuelo en la herida de Legolas.
Bueno, estoy segura que para mañana ya se encontrará bien - dijo, mientras se levantaba.
Legolas se levantó con ella y pudo percibir su exquisito aroma.
Bueno, rey... -
Por favor. Me honraría mucho si me tratara de "tu" y si me llamara sólo Legolas, mi Bella Dama Blanca Arialdnir...- interrumpió Legolas - después de todo, la futura reina de los elfos no puede tratar así a su fiel servidor - dijo con una pícara sonrisa.
Arialdnir rió.
Entonces le llamaré Legolas y le trataré de "tú" si usted me trata con las mismas condiciones y me llama por ni nombre, Arialdnir - agregó divertida - además, yo todavía no soy reina, en cambio "tú " si eres rey...-
Caminaron y conversaron todo el resto de la tarde, hasta que el sol se ocultó y una hermosa luna salía.
Será mejor que regresemos, la escoltaré a su dormitorio - dijo Legolas.
Se dirigieron hacia la sala oeste del palacio, donde se encontraban las habitaciones de los señores de la casa. Legolas dejó a Arialdnir delante de una puerta blanca cuidadosamente labrada .
Lisse Oloori, Legolas * dulces sueños, Legolas*
Lisse Oloori, Arialdnir * dulces sueños, Arialdnir*
Legolas se dio media vuelta y se dirigió a su cuarto. Presentía que esta noche tendría un sueño muy placentero....
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NOTA: EL MISMO CAPI PERO CORREGIDO!!
Gracias por la review!!! Y muchas gracias por decirme lo de Eldarion... sorry es que todavía no m había comprado el libro 3 (sólo vi la peli jeje) y no sabía el nombre del primogénito... pero ya lo compré!! prometo que m apegaré al libro lo mas q pueda aunque creo q cambiare algunas cosillas...
GRACIAS A TODOS POR LEER EL FIC Y ESPERO Q LES HAYA GUSTADO, PROMETO UN CAPI PARA LA PROX SEMANA !! NO OLVIDEN REVIEWS OK? THANX!!!!!!!!
