Siete.
Esmeralda.
¡Un torneo! ¡Viva! La oportunidad perfecta para ver jugar a Tarito en su nuevo equipo... Por no mencionar que también vendrían los otros ases japoneses que ya habían consolidado sus carreras en Europa: el talentoso Tsubasa Ozhora, el aguerrido Kojiro Hyuga, el intrépido Aoi Singo y el bombonzote de Genzo Wakabayashi. Ey, ya sé que estoy enamorada de Taro pero el que esté a dieta no significa que no pueda ver el menú... Tarito es lindísimo, pero Wakabayashi... Uh, ¿a quién no se le antojaría echarse una canita al aire con él? Pero bueno, debo comportarme, le seré fiel a mi querido Misaki.
Y Azumi parecía seguir en las nubes. El nuevo asistente del entrenador la estaba poniendo de cabeza, eso era muy obvio. Cometía errores si él estaba cerca, se ponía coloradísima cada vez que él le hablaba y tartamudeaba cada vez que ella tenía que dirigirle la palabra a él. Diagnóstico: Azumi tenía algo con el dichoso Maurice Evans, aunque el tipo parecía que solamente buscaba algo pasajero... Pobre Hayakawa...
Doctora Hayakawa.- la llamé una vez que ambas no teníamos nada qué hacer.- Hay algo que me gustaría saber...
¿Qué cosa?.- me preguntó ella, muy seria.
¿Qué tipo de relación hay entre Maurice Evans y tú?.- le solté a quemarropa.
Hayakawa dejó caer al suelo el montón de expedientes que traía en las manos, golpeándose el pie con varios de ellos.
¡Ouch!. No sé de qué me hablas.- respondió ella, con voz adolorida y frotándose el pie lastimado.- Apenas y conozco a Maurice...
Ya, no me vengas con cuentos. Pareceré idiota, pero no lo soy.- repliqué.- Si se nota que el sujeto te tiene loquita. Dime de una vez qué te traes. ¿Te gusta Maurice, verdad? Eso es tan obvio...
La pobre de Azumi me miró con tanto odio que supe que había dado en el clavo...
Azumi.
¡Sí! ¡Lo reconozco! ¡Estoy enamorada de Maurice Evans, maldita sea! Y él fue el idiota que me rompió el corazón en Barcelona...
Yo lo conocí en España por que él era mi vecino. Ni recuerdo qué diantres estaba estudiando, solo sé que durante una fiesta a la que fui invitada el tipo se me estuvo insinuando toda la noche, aunque él tenía novia en aquel entonces (y se me hace que todavía la tiene, el desgraciado). Al menos el tipo fue sincero y me dijo muy, pero muy claramente que él lo único que quería era tener una noche de pasión conmigo... Por supuesto, yo dije que no, aunque poco me faltó para caer ya que el condenado infeliz me gustaba muchísimo en ese entonces... Y aun me gusta...
La cosa era que, como lo rechacé, Maurice se dedicó a ignorarme y maltratarme en venganza, por no decir que siguió jugando conmigo. Me rompió el corazón y aunque hice el intento de olvidarlo, tres años pasaron sin que yo pudiera hacerlo...
Y ahora Maurice se había convertido en asistente del entrenador del equipo en donde trabajo. Me lleva, como dice Lily, mugrosa suerte de perro que tengo...
Tsubasa.
París, Francia. Me encuentro aquí en compañía de mi equipo (y hágase notar que también en compañía de mi esposa e hijos) listo y dispuesto para ganar el torneo. Será fantástico el poder enfrentarme a Hyuga, Aoi, Misaki y Wakabayashi, por no decir que me dará muchísimo gusto el verlos nuevamente.
Y había una pregunta que mi mente formulaba en secreto: ¿Volvería a ver a Lily también?
No tardaría mucho en obtener una respuesta...
Genzo.
Si fuera un hombre menos serio quizás comenzaría este párrafo gritando de la emoción. Pero como acostumbro ocultar mis sentimientos y comportarme de la manera más discreta posible, solo diré que me siento increíblemente bien. ¡Y cómo no, después de la sesión de besos y abrazos que tuve con Lily hace unas cuantas noches! Al tenerla entre mis brazos sentí que por fin estaba alcanzando la gloria...
Pero, por supuesto, había algo que me inquietaba: Tsubasa. No olvidaba que dentro de poco Lily lo volvería a ver. ¿Y qué pasaría entonces? ¿Lily fingiría que nada pasó entre ella y yo y se iría como una idiota detrás de Tsubasa? Conociéndola, quizás sería esto lo que pasaría...
Como fuera, estaba preparado. Ahora sí, Tsubasa no me la quitaría, de eso estaba seguro...
Ey, Misaki.- saludé a mi viejo amigo cuando mi equipo y yo llegamos al campamento del PSG.- ¡Cuánto tiempo!
Tres años, más o menos.- Misaki sonrió.- ¿Qué tal el viaje?
Muy bien, gracias. Y por cierto que por ahí viene cierta personita a la que quizás quieras ver...
¡Tarito!.- Lily no tardó mucho en dar un grito y salir corriendo a abrazar a Misaki. (Es una estupidez, pero me puse algo celoso...) .- ¡Cuánto tiempo sin vernos!
¡Li-chan! ¿Cómo te ha ido?.- Misaki recibió entre sus brazos a la mexicana.- Ya te extrañaba...
Sí, como no.- Lily sonrió con ironía.- De seguro que ya ni te acordabas de mi nombre...
Yo nunca me olvidaría de tu nombre, Violeta.- se burló Misaki, logrando que Lily le diera un codazo en las costillas.- ¡Ouch! ¡Qué mal acostumbrada la tienes, Wakabayashi!
¡Ja! Yo no la he acostumbrado a los golpes... .- sonreí al tiempo que agachaba la cabeza.
Eh... .- Lily se puso coloradísima, estoy seguro. Casi pude sentir el calor que ella desprendía.- No digas esas cosas, Genzito...
¡Uh, hasta Genzito! ¡Sí que te has esforzado, amigo!.- Misaki rió a carcajadas.- Al rato te va a llamar: "Mi amorcito".
¡Deja de andar de chistosito!.- Lily pateó a Misaki en la espinilla. Yo no pude hacer menos que reírme.
¡Misaki!.- gritó en ese entonces una chica de cabello negro rizado y ojos verde esmeralda.- ¿No me presentas a tus amigos?
¡Claro! Muchachos, quiero presentarles a Esmeralda La Salle, una buena amiga.- dijo Taro, poniéndose algo rojo.
Sí, cómo no. Una buena "amiga".- murmuré en japonés, haciendo énfasis en la palabra "amiga".
Cállate.- gruñó Taro, en el mismo idioma.- Esme, te quiero presentar a...
Ninguno de los dos notó hasta ese momento que Lily y Esmeralda se observaban con cierta sorpresa y pocos momentos después ambas gritaron al unísono:
¿Qué rayos estás haciendo aquí?
Taro.
¡Qué rayos! ¿Lily y Esmeralda se conocían?
Eso mismo te pregunto yo a ti.- dijeron ambas, al mismo tiempo.
¿Ustedes se conocen?.- preguntó Wakabayashi, tan sorprendido como yo.
¿Conocerla a ésta?.- Lily hizo una mueca.- Por supuesto que la conozco, es la latosa que hizo mi vida imposible durante años...
¡Mira quién habla! Yo fui la que te tuvo que aguantar a ti... .- Esmeralda hizo un mohín de disgusto.
Wakabayashi y yo comenzábamos a pensar que ambas chicas se odiaban cuando las dos soltaron una alegre carcajada y se abrazaron.
¡No puedo creer que seas tú!.- gritó Esmeralda, abrazada de Lily.- ¿Cuánto tiempo ha pasado?
No sé, cinco años, quizás más.- Lily reía de la felicidad.- Es increíble que te venga a encontrar aquí en Francia... Y curiosamente fue aquí el último lugar en donde nos vimos...
Sí, en la final del Mundial Sub-16, ¿te acuerdas?.- dijo Esmeralda, soltando a Lily para tomarla de las manos.
Jaja, claro, ya recuerdo.- Lily sonrió con picardía.- Si fue cuando te enamoraste de...
Esmeralda le dio un pisotón a Lily y ésta gritó.
¡Ay! Pero no se te quita lo tierna.- musitó Lily.
Es nomás un pequeño recordatorio.- murmuró Esmeralda.
Así que son amigas.- intervine.- Eso explica el por qué Esme tiene tantas frases tuyas, Li-chan.
Para que veas lo pequeño que es el mundo.- Lily sonrió.- ¡Qué maravilla!
En ese momento se acercó Jean y me pidió hablar que habláramos.
¿Qué pasa?.- le pregunté, presintiendo que no serían buenas noticias.
Uh, lo lamento, Misaki, pero necesitamos el dinero ya.- me dijo Jean.- De lo contrario el contrato quedará cancelado...
Demonios... .- murmuré.
Había tenido algunos problemas con mi departamento. Me había atrasado con las rentas y ahora tendría que pagarlas todas o el casero me echaría. Me lleva... Por supuesto que aun no juntaba todo el dinero, los directivos del PSG se habían retrasado con mis pagos y dado que a mí no me interesa el dinero pues nunca me preocupé por reclamar.
¿Qué haré ahora?.- murmuré.
Esmeralda, Lily y Wakabayashi platicaban como si nada. Por un momento pensé en pedirle dinero a Genzo, estaba seguro que él me lo prestaría sin problemas pero en ese entonces Esmeralda se separó de los demás y se acercó a Jean y a mí.
¿Qué ocurre?.- preguntó, algo preocupada.
Me hace falta dinero para pagar la renta del departamento.- contesté, en voz baja.- Y aun falta para que el PSG me pague...
¿Quieres que te preste?.- ofreció Esmeralda.- Me pagas en cuanto puedas.
Es una oferta generosa pero es mucho dinero...
¿Cuánto es?
Son como cerca de... (Agreguen aquí la cantidad que ustedes deseen, en euros, por supuesto xD).
¿Solo eso? No te preocupes, dame solo 5 minutos y te lo daré.- Esmeralda se despidió y se marchó con paso veloz antes de que yo pudiera detenerla.
¿Sólo eso?.- musitó Jean, incrédulo.- ¡Si es mucho dinero!
Pero Esmeralda cumplió con su ofrecimiento. Al poco rato llegó con la cantidad deseada. En efectivo.
¿Qué cosa? ¿De dónde lo sacaste?.- farfullé, sorprendido.- ¿Cómo es que... ?
No preguntes y acéptalo.- me cortó Esmeralda.- Luego me lo pagas.
Ya no dije nada más, en parte gracias a que la sorpresa me había impedido seguir replicando. Pero sí noté que Lily se percató de lo ocurrido y que le lanzó una mirada a su amiga moviendo la cabeza de un lado a otro. Y eso a mí me dio mala espina...
¿En qué rayos estaba envuelta Esmeralda que me daba semejante cantidad de dinero sin problemas?
Lily.
Ay, Esmeraldita, ¿estás loca o qué? ¿Cómo se te ocurrió darle semejante cantidad de dinero a Tarito así como así? ¡Vas a levantar sospechas!
Por supuesto que era para extrañarse. Cualquiera podría pensar que Esmeralda estaba envuelta en algún tipo de negocio oscuro pero nada que ver...
Pedacito de animal.- murmuré, en español, una vez que Esmeralda y yo nos quedamos a solas, viendo el minipartido que estaban jugando Genzo y Taro.- ¿En qué estabas pensando?
¿De qué hablas?.- Esmeralda se hizo la mensa.- No te entiendo.
Si bien que sabes.- gruñí.- ¿Cómo se te ocurre darle a Taro esa suma de dinero?
¿Qué tiene de malo? La necesitaba para pagar la renta de su departamento...
Da igual si la necesitaba para pagar pepitas o la renta de su cubil. Lo que cuenta de que es demasiado dinero el que le diste y eso va a levantar sospechas...
¿Tú crees?
Ay, Esmeralda. ¿Te haces la mensa o realmente eres?.- elevé los ojos al cielo.
Bueno, ya, está bien.- Esmeralda intentó defenderse.- Pero es que cuando estoy cerca de Taro no pienso con claridad las cosas...
Si ya me di cuenta.- repliqué.- Si bien que sé que estás que te mueres por él desde que lo viste en el Mundial Sub-l6...
Es que... ¡Es tan lindo!.- poco le faltaba a mi amiga loca para que le salieran corazoncitos de los ojos.- Si los japoneses están rebuenos, dime si no...
Pues yo no sé... .- murmuré, desviando la mirada.
¡Ay, por favor! Deja de hacerte la mensa tú también. ¿O acaso crees que no me he dado cuenta de que se te cae la baba por Genzo Wakabayashi? Bueno, no te culpo...
¿Qué dices?.- grité.- ¡Eso no es cierto!
Ya. Puedes fingir con los demás, pero conmigo bien sabes que no.- Esmeralda movió la cabeza de un lado a otro.
No contesté. Y no lo hice porque al ver a Genzo vinieron a mi mente las imágenes de lo vivido bajo un árbol, al anochecer... Cuando Genzo me tomó entre sus brazos y besó mis labios una y otra vez... Me estremecí de solo recordarlo. Y es que, la verdad, el sentirme amada por Genzo fue algo tan maravilloso...
