Disclaimer: No, Ranma no me pertenece, aunque, para ser sinceros… no me importaría quedarme con Ryoga y su adorable colmillito, o con Mousse, previa compra de unas lentillas, o con Kuno, cuando no actúa como un pervertido absoluto, o con…
Warnings: Esta historia contiene shounen-ai, es decir, amor entre hombre, pero muy ligero, nada gráfico o morboso… de momento, ya veré. Juajuajuajuajua (risa de psicópata)
Agradecimientos: gracias a Davinci por sus ánimos para que publicara algo. Me alegro de que te guste el nick que he escogido. Nabuconodosor era… difícil de escribir. ¡Eres la mejor escritora que conozco! No, no lo niegues, te pasas de tímida y modesta, así que recuerda, VIVA LA AUTOESTIMA. Por cierto, el MP3 me gustó mucho… Qué casualidad que me lo regalaras, justo lo que yo te pedí durante todo el mes anterior unas 500 veces todos los día. Es que hay que ver lo intuitiva que eres. Jeje. Tu otro regalo, el fic, "Verdaderas Razones", me gustó mucho. Puedes republicarlo, te dejo () Pero yo te pedí un Inuyasha x Miroku tradicional, pero noooo… tú siempre vas de original, definitivamente, tus neuronas hacen una sinapsis rarita… Desde aquí te ruego encarecidamente que publiques algo más. Por cierto, he calcado tu modo de escribir, véase:
"…" Pensamientos.
– … Diálogo.
(…) ó (N/A:…) Notas de autor.
Espero no te importe, jeje. Nos escribimos, eh.
SEGUNDO CAPÍTULO
Dos años después
– ¡Ranma¡Baja¡¡Llegaremos tarde!
Ranma bajó las escaleras con cuidado de no caerse de los tacones y matarse.
– ESTA ME LA PAGARÁS, HIBIKI
– Si estás muy mona… Anda, va dame la mano, sabes que eres la única con quien podría ir… - respondió el chico del colmillito adorablemente, lo que, sabía perfectamente, pondría a Ranma de los nervios inmediatamente.
– Querrás decir único. – sí, efectivamente, Ranma había perdido los estribos, su voz sonaba asesina.
– No, quise decir única. – Replicó juguetón el chico ex – eternamente perdido.
Recibió un coscorrón de Ranma.
– La próxima vez haces tú de chica.
– Bueno, pero creo que no me van a invitar al baile de graduación de Kiara muchas veces.
– ¿Y no podrías haberle dicho a esa adolescente híper-hormonada que irías solo?
– Ni hablar, me estaba invitando a salir con ella, y en el baile de su graduación, y a mí ella no me gusta como novia…
– Si no fueras tan amable con todas, no tendrías tantas admiradoras. Le acusó Ranma, señalándole con su dedo índice.
– ¡Mira quién fue a hablar¡Si hay gente en el dojo es por tu culpa, que más que un gimnasio, parece el club de fans de Ranma!
– ¡Ya cállate, P-chan! – Ranma estaba posicionándose encima de los tacones para dar la patada final al joven, cuando…
– Sé más educada, esta noche eres mi pareja. Y no quiero quedar mal.
Ranma suspiró, mientras detenía el amenazante movimiento que había comenzado su pierna derecha. Él desearía ser otra cosa del joven frente a él, pero en fin, Ryoga le largaría de su vida, y eso no lo podía permitir.
Llegaron finalmente hasta una sala de baile, que había sido alquilada por el instituto. Allí se celebraría el baile. Ranma suspiró de nuevo. Había que ser valientes.
Nada más entrar, se formó un corro alrededor de Ryoga, era un sex-symbol, lo que se dice, si hubiera querido, hubiera ido al baile con cualquier chica de la fiesta.
"No me extraña. Con ese cuerpo y esa forma de ser tan maravillosa…. ¡Ranma, acordamos que le olvidarías, así que compórtate y sé una dama apocada y tímida!"
Ryoga miró a su alrededor¿dónde estaba Ranma? Ah, allí, recostada en una columna, ignorando a un par de chicos con claras intenciones de… No, otra vez no¡qué manía tenían todos de intentar ligar con ella¿Es que no les gustaban las de su edad? Bueno, Ranma tiene un año o dos más, a lo sumo, pero parece menor…
Ryoga se hizo paso entre las chicas, yendo directo a la pelirroja, quien ni siquiera miraba a los dos babosos. Probablemente, ni sabía que estaban allí, o ya les habría lanzado lejos de una patada, con tacones incluidos.
– Disculpa, Ranma-chan ¿me concedes este baile?
Ryoga creyó distinguir por un momento un brillo en los ojos de Ranma, pero pensó que sería efecto de las luces.
– Bueno, pero llevo yo¿eh?
– Eso ni lo sueñes, hoy eres mi acompañante. – Negó rotundamente Hibiki.
Empezaron a bailar, no le extrañaba en absoluto que ese pareja de patanes babosos hubieran intentado ligar con ella, llevaba un vestido negro ceñido, pero no demasiado, insinuaba sus curvas seductoramente, de escote en V, y muy escotado por la espalda, tacones de aguja ("¿cómo podrá caminar con eso? Claro, y luego me asombro de que nunca se caiga de las vallas"). Además, llevaba el pelo suelto en la espalda y un poco de maquillaje, Akane la había ayudado.
– Eres tonto.
– No entiendo. -¿A qué se refería Ranma?
– Podrías estar saliendo y bailando con Akane, en vez de conmigo, has desperdiciado una oportunidad irrecuperable.
– Da la casualidad de que prefería venir contigo que con ella. ¿Vale? Además, sólo por verte con tacones merece la pena. No puedes pegarme¿recuerdas? O si no, los chicos creerán que estás sola y atacarán en manada, jejeje.
– Estúpido – Ranma apoyó su cabeza en el marcado pecho de Ryoga, si sólo el tiempo se detuviera ahí, con Ryoga diciéndole que prefería bailar con él que con su eterno amor platónico…
– Gracias Ranma, si no llegas a venir tú, no hubiera venido con nadie. Sólo me apetecía bailar con mi mejor amigo.
"Amigos… eso es lo que somos, amigos… Y nunca seremos nada más, porque tú estás enamorado de otra mujer, y no sabes cuánto me duele, pero mientras seas feliz, ya todo me da igual…" – pensamientos de ambos.
– Ranma, por favor¿me lo confesarás alguna vez?
– No, Ryoga, no tiene sentido, la persona de la que estoy enamorado no me ama, ama a otra persona. Y además yo no podría hacerle feliz, se merece más de lo que yo puedo ofrecer… Sólo soy un ser maldito, que no sabe exactamente que o quién es.
– Yo sí lo sé. Eres tú, y ya debería bastarle a esa cabeza dura que no te aprecia en tu justa medida. No darse cuenta de que existes es casi imposible, seguramente debe de ser imbécil.
– No, es el ser más maravilloso del mundo, pero gracias Ryoga, me siento mejor ahora.
"Idiota, rechazar a Ranma. Si fuera yo, a estas horas estaría besándole con pasión, y no dejando que su mejor amigo bailara con él, a falta de algo mejor. Pero al menos ha venido por mí, se ha arreglado por mí, y está bailando conmigo, y me basta por el momento. ¡Maldita estúpida que le está haciendo sufrir desde hace dos largos años¡Si supiera quien es…! Esa mgkgjcjfijfidsjfslkmfsd. No puede conocer a Ranma, y simplemente enamorarse de otro. Veamos, Akane no es, Ukyo conoció a un chef y ahora hacen crepes juntos, Shampoo por fin se volvió a China, esa pesada, siempre encima de Ranma, abrazándole. ¡Si yo apenas me atrevo a tocarle! Bueno, nos quedan Nabiki, que anda por Tokio, y esa no es, Ranma la ve como una hermana, igual que Kasumi, que ahora está casada con el doctor Tofu,… ¿quién nos queda¡Kodachi! Pero no creo, a Ranma le repatea mucho encontrársela. ¿Alguien del dojo? No, tampoco, no sé quien pueda ser… ¿Alguna de sus nuevas auto-proclamadas prometidas? No creo, pero esa Hira… Está todo el día regalándole dulces, y Ranma nunca dice no a un dulce ¡Maldita sea!"
– Ryoga¿estás bien? Pareces preocupado. – la voz de Ranma le sacó de sus reflexiones.
– Sí, solo pensaba un rato…
– Entiendo
"No debería de sentirme tan mal, seguro que piensa en Akane, con esa cara que tenía. ¡Qué atractivo que está hoy! Si sólo supiera que lo pienso se apartaría asqueado, pero bueno… No entiendo, Akane no me ama, de eso ya me ocupé, tiene vía libre desde hace dos años ¿qué le pasa? Ya debería haber dejado su timidez de lado… Y ser feliz con ella. Debo alegrarme el día que lo haga, aunque sé que ese día, será el más desgraciado de mi vida. Pero sonreiré y estaré feliz para ellos, se lo merecen." Pensaba Ranma por su parte.
Bailaron juntos toda la noche, meciéndose por la música lenta y romántica. Simplemente, ignorando a todos aquellos que se les acercaban diciendo ¡Intercambio de parejas, intercambio de parejas! En un rincón, alumnas del dojo planeaban como matar a Ranma-mujer y secuestrar a Ryoga para ellas.
– No sé qué le ve, pero parece idiota cuando está cerca la pelirroja esa de los piiiiiii (no apto para menores ni para oídos castos).
– No es tan guapa.
– Es muy baja.
– Seguro que se tiñe.
– Seguro que le engaña con otro.
– ¡Yo debería estar allí, bailando con mi cabeza apoyada en su pecho, y mis manos y su nuca¡y no esa cualquiera!
– La envidia y los celos hacen que salgan las arrugas antes. – El director habló desde atrás.
Las chicas se pusieron coloradas ¡habían estado comportándose como arpías delante de director¡Qué vergüenza!
Mientras tanto, Ranma disfrutaba de un poco de tranquilidad, cuando oyó lejos a Kuno, y a su hermana Kodachi, que, como hijos del director, habían acudido.
– ¡Chica de la trenza¡Amor mío¿Llevas el pelo suelto¿Por mí?
Ranma se separó de Ryoga, quien tan sólo suspiró "¿Qué hará este pedazo de…¿Qué le hace a Ranma?" Kuno había agarrado a Ranko (es decir, Ranma transformado) desprevenido, por la cintura, la inclinó hacia atrás e iba a besarla, para el espanto de ésta, que se sonrosó inevitablemente.
– ¿Te has puesto tan guapa para mí? No hacía falta, déjame recompensarte.
En ese momento, el ninja-mayordomo de Kuno sacó una foto de ambos, una foto muy comprometedora: Ranma dejándose abrazar por Kuno, totalmente sonrosada, la boca entreabierta (aunque en realidad era por la sorpresa) y los labios del kendoista a escasos centímetros de los de Ranma, cuando ésta le propinó un fuerte puñetazo, alejándole y mandándole a través del techo directo al estanque del jardín de la mansión de Kuno.
– ¡La tengo loca por mí! – dijo Kuno bajo el agua del estanque.
Ryoga sonrió, las cosas no habían cambiado tanto.
– Ryoga¿podemos ir a casa, por favor? – Ranma estaba sin resuello, todavía asustada. ¿Tenía que intentar lo mismo cada vez que la veía desde que la conoció? Pero todavía quedaba algo más. Kodachi, la Rosa Negra, le lanzó una carta que paró en el aire.
– Dásela a mi prometido. – rió con su risa esa que parece de psicópata y se fue de allí, poniendo el suelo perdido de pétalos de rosa negros.
Ranma la abrió y la leyó, la hizo añicos violentamente, y sin esperar la respuesta de Ryoga, le sujetó por el brazo y lo sacó a rastras de allí, obviamente furiosa.
– ¿Qué decía la carta?
Ryoga lo preguntó al llegar al dojo, y una vez Ranma se hubo convertido de nuevo en chico.
– Nada.
– No te has puesto así por nada.
– No, no me pasa nada. – le cortó y se fue de allí, yendo a tumbarse sobre el tejado a mirar las estrellas.
Ryoga le miró con preocupación. Obviamente, Kodachi tramaba algo, como siempre¿o no¿Y si estaba enamorado de Kodachi y era una carta de despedida? Mañana le preguntaría. Se dirigió a su cuarto, ahora vivía en el dojo, con ellos, Soun le había pedido eso cuando Kasumi, y Nabiki se fueron, dijo que estaba acostumbrado a tener mucha gente joven por casa, y que necesitaban a alguien más para el dojo, y que además era como de la familia. Ranma había aceptado por él, y Akane también, lo cual le llenó de felicidad, ahora tenía un hogar y no tenía que vagar por las montañas, perdido, y solo.
Ranma se levantó un poco triste, y Akane le preguntó, durante el desayuno, qué le pasaba a Ranma, si anoche había hecho algo reprobable.
– No, realmente, nada.
En ese momento, Kodachi entró por la ventana.
– ¡Kodachi!
– Hola, amor mío ¿recibiste mi carta?
– Déjame en paz, Kodachi, no estoy de humor.
Akane, miró furibundamente a Ranma¿qué carta¿A caso no era su amiga¿Por qué no se lo había contado?
Kodachi le lanzó una rosa con somnífera, que Ranma esquivó ágilmente.
– Vamos, lo sabrán todas.
– ¡Pero no es cierto!
– ¡Claro que lo es! Nos vemos, Ranma.
Ranma se dejó caer al suelo.
– ¿Qué he hecho yo para merecer esto?
– Si no fueras tan mujeriego, no te pasarían estas cosas – Akane le espetó desagradablemente, molesta con Ranma por no contarle lo de la carta.
Fueron los tres al gimnasio a dar la primera clase de entrenamiento del día. Esta era masculina.
Los muchachos miraron a Akane muy poco disimuladamente.
– ¿Y la pelirroja? – "Pervertidos" pensó Ranma asqueado.
– De vacaciones indefinidas. – respondió Ranma sarcásticamente. – Se ha ido muy, muuuuy lejos.
– ¡Mentira, ayer la vi¡Flirteando con todos en una fiesta¡Si se enrolló hasta con Kuno!
Ranma se puso totalmente rojo, y salió de allí airado, dando un portazo, destrozando la puerta. Otra vez.
Akane le gritó que era un pervertido.
– Ryoga¿es cierto?
– No exactamente, Kuno quiso, casi lo consigue, le pilló desprevenido…
– Nadie pilla desprevenido a Ranma, seguro que lo provocó. Cuando es una mujer, coquetea descaradamente con todos los chicos, para sentirse mejor y admirada.
– ¡Pero si eso no es cierto, no estaba haciendo nada! – trató de defender el honor (si es que le quedaba algo de él) de su amigo.
– Eso es lo que te crees tú, Ryoga, eres muy inocente. Pero Ranma es un pervertido y un depravado desde hace mucho. Además, sólo le defiendes porque eres su amigo. Pero empecemos la clase.
Ryoga pensó que Ranma tenía razón cuando comentaba que todos le malinterpretaban. Anoche no estaba haciendo nada, simplemente apareció Kuno, y Akane le echaba la culpa a Ranma, al igual del resto de los chicos, que la estaban criticando porque opinaban que la chica era muy guapa, le gustaba provocar y luego irse dejándoles la miel en los labios.
Se enfureció, y el entrenamiento de ese día fue particularmente duro. Todos acabaron agotados, hasta Akane, pero Ryoga ni sudó, debido a que entrenaba con Ranma, y eso era "otro" nivel.
Salió de la clase, yendo a buscar a Ranma, la siguiente sesión sería dentro de dos horas, y era la femenina, además Akane había quedado con unas amigas y le necesitaba para ayudarle con las clases.
Le encontró mirando al lago fijamente, con el rostro enfurruñado, con un dejo de tristeza asomando en sus bellos ojos.
– Vamos, Akane no quiso decir eso.
– Puede que no quisiera decirlo, pero es lo que piensa. Piensa que soy un depravado obseso y que me da igual chicas que chicos, mientras pueda…
– Ranma, no te preocupes, no pasó así.
– ¿Y cómo estás tan seguro¿No crees que lo provoqué yo mismo?
– No, yo estaba allí. No hiciste nada. En casi todas las ocasiones en las que yo estoy presente, no has hecho nada.
– Gracias, pero la culpa de lo que me pasa es mía. Tal vez debería cambiar.
– No, estás bien como estás. No cambies, Ranma, y ponte presentable, que tenemos que dar clase.
Ranma se puso en pie y fue caminando lentamente hacia el cuarto, vencido.
Allí entró en la sala, acompañado por Ryoga, las chicas se giraron y saludaron de modo alegre, al unísono.
– Buenos días, Ranma-kun y Ryoga-kun.
– Buenos días. – ambos hicieron una pequeña reverencia educada.
Los murmullos de las chicas reverberaban contra las paredes, cosas del tipo "son los arte marcialistas más guapos de la cuidad" "Yo me pido a Ranma" "Yo a los dos" "Qué mono está Ryoga, con ese colmillito tan adorable¿no?"
Los senseis suspiraron, realmente ninguna de ellas hacía nada en clase, iban a observarles trabajar y entrenar, pero mientras pagaran…
– ¿Qué tal si hacemos diez flexiones? – Intentó Ranma – sólo diez. En serio.
– Me duele la cabeza
– A mí el pie.
– Yo es que no he dormido mucho, y estoy cansada.
Tras comprobar que ninguna haría otra cosa que mirarles libidinosamente, Ryoga le preguntó a Ranma que qué tal una pelea en condiciones, no sólo patadas al aire.
Ranma sonrió, por fin algo interesante, pelear con Ryoga era increíblemente, le forzaba a dar lo mejor, le ponía en dificultades de ganar, siempre igual. Era muy estimulante disponer de semejante adversario.
Ryoga estaba sin aliento, realmente Ranma era el único que le agotaba, aunque nunca luchaban para vencer. Siempre Ranma, aunque generalmente fuera por delante, paraba en un momento dado y decía "¿Lo dejamos en tablas?" Era muy considerado por su parte no humillarle públicamente delante de las alumnas, que nunca se fijaban en la pelea, así que no sabían si iba a ganar Ranma o Ryoga, simplemente les miraban allí. Intentó no pensar en ella y centrarse en Ranma. Estaba respirando con dificultades, como él, pero seguía siendo increíblemente rápido y sus golpes tenían la misma fuerza, mientras que los suyos, en cambio…
"Maldita sea, Ryoga¿cómo puedes tener tanto aguante? No puedo respirar casi, y tú estás tan fresco. Pero a mí no me gana nadie, ni tan sólo tú, en las peleas. ¿Es que ni siquiera puedes jadear un poco, para disimular?"
"Ranma¿quieres dejar de perseguirme a esa velocidad? no puedo apenas caminar, maldición, me va a ganar, ni hablar, no me dejaré humillar ante ti, necesito que me respetes. Y sólo lo harás mientras pueda vencerte, o parezca que puedo hacerlo"
"¡Qué pedazo de golpe¡¡Acaba de destruir semejante pedrusco gigante y ni se ha dolido de la mano! Menos mal que no soy la roca, que si no… ¡Se acerca, piensa Ranma¿qué haces para ganarle?"
– ¡Ranma, Ryoga, parad! – Akane gritó desde atrás, ambos contendientes pararon bruscamente, agradeciendo que les hubiera parado. – ¡La clase debería haber acabado hace un par de horas!
– No, si a nosotras no nos importa, total, ya están sin camisa. – una de las más jóvenes, y más impúdicas, aprendices de artes marciales, respondió a Akane.
– ¡Por eso mismo! Bueno, disculpad las molestias, estos dos se ponen a pegarse y se olvidan del resto del mundo.
Las chicas se marcharon, pensando en la odiosa Akane que les privaba del "panorama" de dos jóvenes tan atractivos y con cuerpos tan perfectos, juntos, además. Era una desconsiderada. Claro, como ella vivía con ellos y les veía todos los días…
Akane les echó una bronca de campeonato por haber vuelto a destrozar sus camisas.
– ¿Es que no aprenderéis nunca? Cuando veáis que no podéis parar de pegaros como si fuerais animales¡quitároslas antes! Que esto – zarandeando una camisa desgarrada por el pecho, Ryoga lo había provocado al tirar de ella para lanzar lejos a Ranma. – esto, no lo arregla ni Kasumi, tendréis que ir a compraros ropa esta tarde, la vuestra está un poco, ejem, demasiado, remendada y desgastada por el uso de los entrenamientos.
Ryoga y Ranma asintieron, con la cabeza gacha.
En eso, llegó Genma, comiendo como siempre. No había cambiado nada en ese aspecto, y detrás Soun, quien miró a los tres jóvenes, dos de ellos con las camisetas rotas.
– ¿Ya habéis vuelto a hacer trizas la ropa?
– No es nuestra culpa, es que la tela no vale nada…
– ¡Claro que es vuestra culpa! – Akane le dio un coscorrón a Ranma, y lo lanzó al lago de paso.
Ranma se quedó dentro del lago sin moverse, sólo asomando la cabeza.
– ¿Por qué no sales de ahí¡Cobarde!
– ¡Tráeme una camisa, una toalla, lo que sea¡Que soy una chica!
– Aquí todos te hemos visto, Ranma, no te preocupes.
Ranma miró a Ryoga, y después a Akane, ésta comprendió que no era por ella, sino por la timidez de Ryoga, quien seguramente entraría en shock si la veía desnuda sin la parte de arriba.
Suspiró, y al cabo de un segundo, trajo una toalla grande.
Ranma se envolvió con ella y salió del estanque.
– ¡Mira que a veces eres agresiva!
– ¡Encima de que te traigo la toalla¡Idiota¡Deja de insultarme de una vez!
– Pero si no te estaba insultando, era sólo para…
Pero no puedo acabar la frase porque estaba en el estanco. Otra vez.
Ryoga se fue a dar un baño, y gritó en medio de la ducha, al notar de pronto un chorro de agua helada sobre él.
– ¡Disculpa Ryoga, pero se nos ha acabado el gas!
Ranma se tuvo que duchar con agua fría y continuar siendo una mujer, pero no se quejó, se puso un bonito jersey de chica que tenía, de estilo chino, le sentaba muy bien, pensó Ryoga. Y unos vaqueros femeninos de cadera baja, desgastados, adoraba cómo le quedaban.
Comió lentamente, al contrario que de costumbre, cuando oyó la voz de Mousse en la puerta gritándole.
– ¿Qué he hecho ahora?
– ¡Eres un depravado y un pervertido¡Engañar así a Shampoo!
– Shampoo y yo lo dejamos hace ya tiempo… - respondió Ranma con tono cansado, no quería saber qué era esta vez.
Mousse le tiró una pila de fotos, y Ranma se quedó sin habla: en una estaba muy cerca de dos chicos, eran del baile de anoche, ella no les había visto, no tan siquiera recordaba haber hablado con ellos, estaba demasiado pendiente de que a Ryoga no se lo secuestraran. Y en otras estaba en una foto un poco comprometida con Kuno, y en otra bailando abrazada a un hombre muy alto, a quien no se le veía la cara, pero era Ryoga, una de esas en las que estaba con Ryoga se la guardó discretamente en el bolsillo.
– ¡Y todo en una sola noche¡No tienes perdón!
Ranma esquivó todos los cachivaches que Mousse le lanzaba sin cesar, sin molestarse en contraatacar. Genma y Soun le estaban diciendo que era un depravado y un obseso, que no se le podía dejar suelto, Akane lo mismo.
Ryoga gritó de pronto.
– ¡Basta¡Él no ha hecho nada!
Todos se detuvieron, no era normal que Ryoga se opusiera a que tacharan de obseso a su amigo.
– ¡Mira las fotos! – le increpó Mousse.
– ¡Yo estaba allí¡Y nada de esto es lo que sucedió realmente, Kuno le atacó, los chicos ni siquiera se le acercaron!
– ¿Y el hombre con el que bailaba tan abrazada, eh¡Es impúdico a la vista bailar así¡Eso no admite dobles interpretaciones!
Ryoga se puso totalmente colorado, y bajó la vista sin decir nada, sólo apretando los puños con rabia.
– ¡Con quien yo baile no debería importaros¡Si tanto creéis que no tengo ningún tipo de moral, allá vosotros, no pienso defenderme de vuestros ataques insidiosos nunca más¡Estoy más que harto de tener que soportar vuestras tonterías y que nunca me dejéis explicarme¡Dejadme vivir en paz y dejad de amargarme la existencia con acusaciones ridículas y ofensivas!
Dicho esto, salió saltando de tejado en tejado, rápidamente, huyendo de allí. Con lágrimas en los ojos, ya estaba harto, empañar con acusaciones un momento tan feliz como ese que había disfrutado con Ryoga, ensuciándolo. Se habían pasado.
Ryoga les miró a todos y sólo dijo fríamente.
– Tal vez deberías prestar más atención a lo que realmente pasa y no sólo a lo que os conviene pensar que pase, y dejar de descargar vuestras propias frustraciones en Ranma, él no tiene la culpa de nada.
Sin darles tiempo a responder, salió detrás de Ranma.
La encontró llorando en el parque, como hacía dos años, cuando había comprendido mejor lo que pasaba por esa linda cabecita.
– No tienen derecho a juzgarme así, soy el más inocente de todos ellos y el que menos cosas "indecentes para la vista pública" ha hecho.
Ryoga le miró enternecido y le abrazó, protectoramente, notó que Ranma se relajaba y apoyaba su cabeza en su hombro.
– Lo siento, Ranma, es culpa mía. No debí haberte obligado a acompañarme.
– No Ryoga, me hiciste muy feliz al pedírmelo a mí antes que a Akane, me hiciste sentir que te importaba como amigo.
Ryoga suspiró. "Como amigo… Sólo quisiera que te olvidaras de aquella que te hace sufrir y que pusieras aceptarme… Asumir que te amo, y no alejarme de tu lado por ello…"
Nota: he escogido Titanic por su romanticismo y porque creo que no debe de quedar nadie que no la haya visto, así que la mayoría de lectores (espero) podrán reconocer las escenas a que me refiero.
Gracias a los tres que me han dejado rewiew, me han hecho algo más que ilusión, es una experiencia maravillosa recibir un rewiew. Y a los cerca de 150 que han entrado en la página para leer, o mirar asqueados, el texto. Pero supongo que si han visto las advertencias, y han entrado, es que lo han leído¿no? (La esperanza es lo último que se pierde) Y, plagiando descaradamente una de las frases de despedida favoritas de una de mis escritoras favoritas (Hola Davinci de nuevo, jeje, te estoy plagiando mucho, pero me gusta tu despedida final), me despido:
GRACIAS A TODOS LOS QUE ME LEEN Y ME DEJAN REWIEW, LOS ADORO, Y LOS QUE ME LEEN PERO NO ME DEJAN REWIEW. TODO LECTOR ES IMPORTANTE PARA MÍ. GRACIAS.
VenusOfHeaven.
