DESTINO MARCADO
Epilogo: "Corazón en fuga... herido de dudas de amor..."
by Lían.
¡Destino Marcado...! La felicidad nos persigue a donde quiera que vamos... las sonrisas, los besos y las tiernas caricias son mi vida diaria... ¿mi marido?... ¡ah...! es el mejor hombre del mundo a pesar de que no sabe cocinar y que llevamos dos años de casados...
Konichiwa! O.o. Estoy aki de nuevo presentándoles el epilogo de esta linda historia, este será el que dictara el final definitivo. GOMEN NE! Por la tardanza, jamás pensé que el epilogo me llevara tanto tiempo. Con decirles que TODAS mis vacaciones lo estuve escribiendo. Con los tropiezos normales del Síndrome de "Sin Inspiración" y todas las ideas que tenia para esto, pues luchaban por ocupar su lugar... solo espero que todo esto haya valido la pena...
Sobra advertirles que alguna que otra escena es de raiting casi PG-17, pero preferí no cambiarlo, aunque si alguien se queja y deciden que lo cambie claro que lo haré. Es algo pesado, pero agarren sus palomitas, una buena coca cola fría y disfruten que esto es para ustedes...
Un beso, ahora van los REVIEWS que pasaron los 100, o.O!. ARIGATÔ...
.:KekoaCCS:. Mas vale tarde que nunca, que yo recuerde si te había visto en los reviews, pero tal vez eran en los de mis otras historias. Pero no importa , me has dejado uno al final y eso es lo que mas me gusta. Te prometo que escribiré mas historias: SS y TE 4ever. Gracias a ti y espero seguir leyéndote por ahí. O.o!
.: Ciliegia:. ¡Gracias por tu review!. A mi también me pareció súper divino el mini-Syaoran. Alguien me dijo una vez que era imposible encontrar a su alma gemela a tan corta edad y yo le dije que un alma gemela es eso, puede aparecer el ultimo día de tu vida o el primero. ¡Espero que poder leerte por ahí de nuevo!. Beshitos...
.:Lady-chan:. Creo que si me habías dejado un review por ahí, pero con esta perdida de memoria tan constante, no se ni como me llamo... –Creo que te llamas Lían O.O!- Ah, si hola me llamo Lían, okidoki... ¿ke te estaba diciendo?... Bua!. O.o?... ¡Ya recordé!... Espero no haberte confundido mucho, yo también me confundía, esa Sakura que me volvía loka, pero por fin logre terminarla. Espero que este epilogo sea o haya sido de tu agrado. Bye...
.: Galatea Dream:. Hi Hi, a mi también se me apachurro el corazoncillo al hablarle así a Saku-chan, pero toditito lo que hago o en su defecto, toditito lo que escribo tiene su razón de ser. Así que eso solo se debió a la confusión de mi pekeño lobito ! Ahhh... espero que te guste el epilogo... y también espero verte por ahí prontiko. Chaito!
.:MyBabyGirl:. Mucha gente se presento al final de la historia, y eso me llena de satisfacción -¡Oh, cuanto los kiero!- -PLAFF- -¡No me golpeen!.- jejeje... .¬¬#, Disculparas eso. Recobrando el tema, mil gracias por tu review y date una vueltita por mis demás historias, tal vez alguna te guste. 4ever Lían.
.: Undine:. Konbanwa!. Me da mucho gustiko volverte a ver por los reviews, eso me pone muy happy... !. Jejeje, creo que seria muy cómico poner un enemigo en Destino Marcado¿quién sabe?... seria una parodia muy chistosa. O.o?. Je. Weno, muchas gracias por creer que mis ideas son originales. No te pierdas y déjame un reviewsito en el epilogo. Sayonara!
.:Kanna Sagara:. Konbanwa Kanna-chan! Okidoki... creo que me he tardado en actualizar, pero ¿qué mas da?... es un capitulo ENORME y se que a pesar de todo, valió la pena. Me da un gran gusto saber que fuiste una de las personas que siguió esta historia. Gracias por lo de genial, súper y perfecto espero que las cosas sigan igual. A Kiss... LyaNi. :')
.: Aneth:. ¡No llores!. Mira que aki esta el epilogo para que lo disfrutes y sepas que Destino Marcado es para siempre, incluso si ya no lo escribo mas. Yo también te deseo a mejor de las suertes, y muchas gracias por creer que mi forma de escribir es buena. Espero un review tuyo y también espero que no te aburra el epiloguito. Bye.
.:Celina Sosa:. Siempre es un placer verte por mis fics, sin duda una de mis lectoras mas fieles. No sé si pensar que el final te gusto o te desagrado por ser tan inesperado. Sin duda espero que haya sido la primera opción. Muchas gracias por el apoyo que siempre me das y espero que te guste el epilogo ya que me ha costado casi un ojo de la cara. Besos.
.:Jovita:. A ti ya no es raro verte en mis reviews, me da mucho gusto que te convirtieras en alguien frecuente no solo en esta, sino en la mayoría de mis historias. Gracias por todos tus comentarios y respecto a Corin Tellado, me temo que "Destino Marcado" es una novela inédita, ósea que no fue procesado por alguna editorial, por lo que solo la encontraras si eres compradora de la revista "Vanidades" O.o, mi Madre la compra -,-U, pero en parte se lo agradezco. Sino no hubiera historia. Puedes encontrar muchas otras historias de Corin en esa revista, algunas muy buena y otras no tanto; pero me temo que no conozco ningún libro publicado. Espero que la información te haya servido y si deseas saber en que numero esta Destino Marcado, te lo daré.
.: aleirbagpotter:. Eso de llorar fue frecuente, mira que varias personas me dijeron que lloraron, jejejejeje -.-U, no se que decir , me siento honrada de que les haya gustado tanto. Espero que tu amigo del msn no se haya enojado tanto por lo que le hiciste. Ojala y sigas pendiente de mis otras historias ya que siempre es un gusto verte en los reviews. Nos vemos...
.:Padilla-chan:. Nee-chan. Mi fan number one, jijijiji o.O, así me gusta, que hables ingles, que weno que te haya gustado tanto el final, mira que eso de que hayas reprobado dos asignaturas, espero que ya lo hayas solucionado. Siempre he contado con tu apoyo, con tu alegría y con tus chistes. ¿Recuerdas el de la vaquita, ese chiste que quería contarte, pero se me olvido, pues sigo sin recordarlo -.-U, esta memoria que no deja para mucho, el día de hoy perdí mis llaves tres veces y creo que ya las perdí otra vez... o.o! X'D, yo siempre tan despistada. Aunque creo que eso no tiene nada que ver en estos momentos. Tu ya habías recibido muchos adelantos de este fic... jejejeje ventajas de ser mi nee-chan. -------!... Espero que no te desilusione lo que ya has escuchado con lo que escribí y como siempre espero tus comentarios sinceros sobre esta Biblia que he escrito. Deberías llamar a los Guinness, tal vez si me gane un premio O ... te mando bechitos... tu chibi onee...
.:Yuen-chan:. Gracias por tu review, y sin duda van saber mas de mi ya que lo único que hago es pensar en mas y mas historias... O.O!. Lo del mini-Syaoran hasta a mi me encanto, se ha de haber visto hermosisisisisismo °O°, con su carita y cabellito rebelde... jejejeje, disculpa se me van las cabras... Espero que leas el epilogo y te guste el final definitivo de la historia. Nos vemos después...
.:Lilika Yanagisawa:. Aki ando de nuevo para traerles el epílogo... ¿de que hablara?. Pues tienes que descubrirlo leyendo, solo te digo que tiene de todo. Accidentes, infidelidades, llanto, desveladas, borracheras... y muchas cosas mas... Solo sigue bajando y encontraras el desenlace de la historia que a muchos gusto... Gracias por tu review y por haber seguido tan de cerca el fic. Nos vemos lueguito...
.:Mafeh:. ¡Muchas Gracias por tu apoyo! También me diste ánimos en hispafics... eso de verdad lo agradezco. Te aseguro que no dejare de escribir en un buen rato ya que todas las historias que tengo merecen atención y además hay muchas mas ideas en mi cabeza, por lo que habrá Lyani mucho tiempo... tanto que ya no querrán saber nada de mi O.O!... Te mando un beso... y de nuevo GRACIAS por tu entusiasmo y cooperación. Lían.
.:Cecy:. Regrésale los saludos a tu Doctor Ceci-chan, ha sido un placer haber contado con tu apoyo... de verdad espero verte en mis demás fics... algunos no tan buenos pero todos con mucho amor... Que bueno que te haya sorprendido el final del fic... ojala y te agrade el epilogo y me dejes un reviewcito nada mas por vanidad... no es cierto. Otra vez... ¡GRACIAS POR TU APOYO!
.:KarlaWatery:. ¡No llores!... no me gusta que lloren por un capitulo, pero espero que eso signifique que es bueno. Respecto a lo de un GRAN epílogo... pues he tomado tu comentario ya que es ENORME... espero que no sea demasiado. Mi hermana te agradece la felicitación... gracias por el apoyo que siempre me has brindado, ya sea por los reviews o por el MSN... ojala y mis fics te sigan gustando... y no te preocupes que When ... –así se llama el fic- estará pronto también por ahí... Un besoototototototote.
.:Sayo:. ¡Muchas gracias!... de verdad, eres una de las personas que ha seguido el fic desde el principio. Me conmueve que te haya gustado... y dime ¿qué es lo que esperabas para el final?... siempre me ha gustado escuchar lo que los demás piensan sobre el fic... además no hay nada que perder... Espero que cumplas tu palabra de andar pendiente de mis fics y ¿por qué no?... dejarme un review. Te mando un abrazo y un beso...
.:Crystal-dono:. Es bueno verte de nuevo en los reviews... con respecto a la telenovela... pues o.o! que pena que te hayas mudado de país, espero de verdad que en donde estés, estés muy bien... Como te reitero... Destino Marcado es de Corin Tellado y agradezco que te haya gustado la adaptación. Con mucho gusto espero verte por ahí de nuevo. Ojala te guste el epilogo... beshitos...
.:Meroko Yui:. Se ve que te ha dado lata el signed review... pero me temo salió como anonymous... jejejejeje -.-U... no te preocupes por haber dejado tarde el review... de verdad agradezco que hayas estado tan pendiente de mi fic... me hacen llorar de tanta felicidad T...Tuuuu... Ahora espero que el epilogo no te defraude y que me dejes un review nada mas para saber si te gusto o no. Ojala y leas mis demás historias... te lo agradecería... un beso.
.:Mitchael:. Muchas gracias por tus wenos deseos... me ponen muy feliz... O.O!... con respecto a la cama... jejejejejeje -.-', no entiendo... :') pero que weno que la tuya sea mas grande... Ahora que releo tu review... no te he escrito a tu correo, pero lo anotare y pronto te daré noticias y ojala platiquemos en el MSN. De todas formas... si no te agrego yo, te dejo el mío. lianlaiguión bajoarukasarrobahotmailpuntocom. Espero contactemos pronto. Sayonara...
.:Carrie10:. Gracias por tus felicitaciones... ojala leas este epilogo y me dejes un review... nada mas por caridad... n.n'. Respecto a When ... ya veras la actualización pronto… ya casi tengo la mitad del capitulo. Tu eres una de las pocas personas que siguieron el fic desde un principio... de verdad valoro esto y de nuevo GRACIAS. No tengo como pagar todo el apoyo que me han dado... mas que escribiendo como vil loca y actualizando lo mas pronto posible... un beso y otra vez gracias...
Otra cosita... ¿alguien sabe que paso con hispafics...? no he podido abrir la pagina así que no puedo ni subir el capitulo, ni checar los reviews... perdón.
NO TERMINABA! Un montón de reviews... de verdad que les doy las gracias... una y otra y otra vez... si alguien me falto por ahí, ya veré la forma de agradecer después... ¡Mil gracias de nuevo¿Ya tienen sus palomitas?... pues consigan también un cojín porque esto es para largo... que lo disfruten... y no olviden los reviews...
La suave música que deleitaba a una pareja en la pista, era interpretada por un violinista, un pianista y un flautista al fondo de ese precioso restaurante.
-"¿Estas contenta?"
-"Cómo no podría estarlo si tengo un marido de ensueño y vivo en el paraíso..."-claramente no se podría negar el hecho de que eran una pareja feliz, no perfecta, pero si llena de amor.
El mesero que tenia una bandeja con el vino que habían pedido, esperaba que terminaran de bailar para poder acercarse. Claro, siendo los únicos clientes en todo el Château de Maurel no podía hacer otra cosa. Un recuerdo le vino al momento que la feliz pareja se daba un corto beso. Y es que aun no podía creer que el magnate Syaoran Li, uno de los lideres en exportación, importación y producción de vinos, hubiera pedido que cerraran el restauran para sorprender a su esposa, celebrar su segundo aniversario y por lo visto su segunda luna de miel.
Syaoran le agradeció con la mirada al mesero quien servia un poco de ese liquido rojizo en cada copa. A pesar de que le costo casi cuatro horas de arduo trabajo había conseguido preparar una cena decente, claro, con la ayuda del magnifico chef de ese afamado restaurante francés localizado en la capital del lenguaje del amor: La hermosa Paris... "La ciudad de las luces"
Sakura no cabía de la felicidad, jamás pensó que su esposo perdiera todo un día para hacerle una cena, que para su paladar era lo mas delicioso que había comido en toda su vida. No podía dejar de verlo, mientras él le platicaba lo bien que iba su negocio, ya que por eso habían ido a Paris: a cerrar el crecimiento de los emporios Li.
-"¿Aun no me has dicho como sabia?"-le cuestiono mientras acariciaba con su mano derecha la delicada piel de su preciosa esposa.
Los ojos de Sakura se entrecerraron, iluminándose por esa luz que expedía la vela en el centro de su mesa.
-"Humm... creo que le faltó sabor al salmón..."-los ojos de Syaoran la miraron divertido.
-"¿Segura?... ¿entonces por qué tu cara me dice que mientes...?"-la risa de Sakura fue una caricia tremenda para el joven castaño.
-"Jamás había comido algo tan exquisito, amor..."-en sus ojos había ese brillo tan hermoso que los enamorados se profesan el uno al otro, aunque eso es inconsciente logran hacer una atmósfera cálida y reconfortante que hace desear enamorarse alguna vez.
-"No mi vida, creo que si le faltó sabor al salmón..."-de nuevo esa risa tan sutil, pero llena de jubilo que poseía su mujer.
El violinista interpreto un solo, que era un tanto melancólico, muy, muy triste pero por una extraña razón a Sakura no le importó lo desconsolado de la pieza, se levanto y le extendió la mano a su marido.
-"¿Me concede esta pieza guapo caballero...?"-la sonrisa del castaño nos dejaba ver sus blanquecinos dientes.
-"Claro que si..."-tomo la mano de su esposa y esta lo condujo hacia la pequeña pista.
El interprete de la afligida melodía se sintió halagado al ver a la pareja bailar y se acerco a ellos, acompañándolos.
-"Te amo preciosa..."-asió la cintura de su esposa a su cuerpo, palpando la suave y deliciosa sensación que le propinaba la seda de ese color que lo vuelve loco. Ese verde esmeralda, que para él significaba su vida y su perdición. Una perdición en la que jamás dudaría hundirse.
-"Lo sé... y por eso yo te amo mas..."-el violín dejo de tocar unos momentos para que el piano diera su aparición. Notas bajas y delicadas eran acariciadas por los dedos de una joven vestida de negro que no podía sacar de sus pensamientos la dulce mirada de su novio, que sin duda la esperaría en casa cuando saliera del trabajo, ese trabajo que tanto amaba.
Piano y violín tocaban al unísono. Casi despreciado, el flautista solo sentía el ritmo con su cuerpo hasta el momento en que él hiciera su aparición.
Amor se respira en el aire , frase que describe ese momento. La magia del amor recorría a nuestra pareja que a pesar de haber vivido ya dos años, no dejaban de asombrase y maravillarse por lo magnifico de sus corazones.
Afuera la luna se mantenía espléndida y brillante, como si compartiera la alegría de esos corazones que latían a la par. Sus eternas compañeras parpadeantes en el cielo azulado, le hacían merito a esa cuidad, catalogándola como una de las mas hermosas del mundo. Los faroles que iluminaban las calles nos regalaban un aura de misticismo y por ultimo, un bailarín callejero mantenía reunida a una multitud que depositaba algunas monedas en una desgastada taza con una cara feliz.
-"¿Delicioso no?"-el sabor algo ácido de las fresas, combinado con el dulce sabor del chocolate dejaban una sensación tan sublime que causaba placer degustarlas.
-"Solo conozco una cosa mas deliciosa que las fresas con chocolate..."-musito el castaño terminando con la fruta roja que tenia entre sus dedos.
-"¿Si... qué es?"-la mirada de Syaoran se fijo en los labios de la chica y le sonrió.
-"Tu boca..."-a pesar de todo, a pesar del tiempo que llevan juntos el sonrojo que Sakura sintió fue algo natural, casi elocuente, pero sincero.
El tiempo se vuelve su aliado cuando están juntos, es como si Cronos usara su báculo para permitir que ellos vivieran a un ritmo mas lento, disfrutando y llevando al limite las emociones humanas. La mano de Syaoran recorrió la mesa hasta encontrar los delgados dedos de su esposa, vio la bella joya que simbolizaba su unión y la apretó ligeramente.
-"¿Nos vamos ya...?"-le sugirió sinuoso. La sonrisa de la castaña se acentuó; mordió la ultima fresa que estaba en el plato y se levanto unos momentos después.
-"Si cariño, es tarde y mañana tienes que levantarte temprano, la reunión..."-su esposo coloco un dedo sobre sus labios.
-"Mañana nos preocuparemos amor, hoy es nuestro aniversario..."-le tendió el brazo para caminar con ella hacia el vestíbulo.
El roce de los dedos de su esposo mientras le ponía el abrigo le recordaron lo cálido de su lecho y lo apasionado que era. Se abotono el abrigo, esperó que su marido hablara con el encargado del restaurante y salieron tomados de la mano.
-"Eres un angel, amor..."-le susurro Syaoran a la chica entrecerrándole la mirada.
-"Sabes que eso no es cierto..."-le guiñeó el ojo izquierdo y se aproximo a sus labios. –"A veces soy todo un diablillo..."-la sonrisa de su esposo se vio perturbada por el beso de la mujer.
Estaban parados en el estacionamiento del lugar, estaba vació ya que ellos fueron los únicos clientes.
Los brazos de Sakura rodeaban el cuello de su esposo, parada sobre la punta de sus zapatos para darle alcance. Los brazos del castaño mantenían contacto con el rostro de su mujer, saboreando esa dulce cavidad que era su boca, deleitándose al saber que era el único que podía despertar a su lado todos los días, el único al que ella le diría te amo... , el único...
Dejo sus labios para besar su oreja, Los ojos de la chica se mantenían cerrados, sufriendo un delicado martirio al sentir el aliento de su amado recorrerla.
-"Es mejor irnos de una vez amor..."-le susurro el castaño. Y no era porque no quisiera besarla, pero prefería estar en su cálida cama y no en el frió estacionamiento.
-"¡Como usted ordene... mi capitán!"-la voz de Sakura era una imitación muy bizarra de un soldado, pero lo suficiente para hacer reír a su marido.
-"Vamos cariño..."-se acercaron al Mercedes . Abrió la puerta para que ella entrara, le dio la vuelta al automóvil y luego entro él.
Un camino tranquilo e iluminado por las luces de neon de los miles de espectaculares que resplandecían en las calles parisinas. Sus ojos verde esmeralda no le prestaban atención a nada, se perdían en las formas del rostro de su joven esposo, maravillándose una y otra vez por lo perfecto de su nariz, lo sensual de sus rosáceos labios que ella sabia de lo que eran capaces. Lo hermoso de sus ojos ámbar que de vez en vez dejaban de ver el camino para regalarle una mirada a ella, esas miradas llenas de amor que él entregaba. Su frente de tamaño mediano, que hace unos días había creado una un nuevo gesto arrugándola, lo que a pesar de ser una maña, ella la amaba. ¡Amaba a ese hombre!...
-"¿Ya te sientes mejor cariño?"-le comento señalando su rodilla sin dejar pasar la oportunidad de acariciarla.
-"Si, un doctor muy inteligente me receto descanso, mucho amor y una bandita..."-la risa de ambos no se hizo esperar, es que la razón de su pregunta era que esa mañana ella había resbalado en el baño por evitar que se cayera un vaso, que al fin y al cabo se rompió, ganándose con ello un raspón en la rodilla izquierda. Syaoran escucho un Hoee que le hizo saber que su esposa o se había caído, o había confundido las llaves del agua y ésta estaba fría. Pero por el sonido del cristal al caer, de seguro se había caído. Un poco de sangre corrió por su herida, pero fue detenida por el sabio hecho de ponerle una bandita. Y como premio por haberse portado bien Syaoran la llevo cargando a la cama y le dio múltiples besos para hacerla sonreír.
-"Yo haría todo por ti cariño..."-dejo de ver el camino ya que el semáforo estaba en rojo y aproximo el mentón de su esposa besándola levemente. –"Incluso dejaría de vivir por ti... de respirar, de comer... todo por ti..."-
-"No mi cielo, no digas eso que si tu dejas de vivir yo muero, si tu dejas de respirar yo me ahogo y si tu dejas de comer... Humm... nop... no dejaría de comer..."-los dientes de Syaoran se notaron al enmarcar su rostro con una sonrisa. El color de la señal de transito cambio y ellos siguieron acercándose al hotel Pas d' Issanne famoso por ser uno de los mas caros y dueño de las cinco estrellas de la excelencia.
-"Eres encantadora..."-le tendió la mano para ayudarla a bajar del auto.
-"Lo sé..."-subieron las escaleras sonriéndole al portero quien les abrió la puerta.
El hotel era totalmente magnifico. Había lámparas que caían en forma de las enredosas telarañas, iluminando con ciertos destellos dorados el lobby . Gente hablando aquí a allá, pero todo con una absoluta discreción y clase. Unos otros miraban con atención a la pareja que atravesaba el lugar; ella sin siquiera notar que las miradas masculinas recorrían su atuendo y él un tanto receloso por la atención prestada a su amada. Todos los presentes sabían quien era el castaño, a demás de ser muy atractivo a la vista femenina era rico, lo que lo hacia una persona mas interesante.
-"Bonjour madame Li, monsieur"-les susurro el recepcionista después de colgar el teléfono bastante disgustado.
-"¿Algún mensaje?"-
-"Si... deme un momento..."-tecleo un par de veces para después entregarle una hoja. –"Lo dejó Monsieur Edmond Rundel a las cuatro..."-Syaoran inspecciono la hoja y arrugo la frente.
-"¿A las cuatro dice...?"-
-"Oui..."-Sakura estaba un poco impaciente, pero permaneció tranquila.
-"Gracias..."-miro a Sakura y le sonrió. –"Vamos amor..."-la chica se despidió del recepcionista con una leve sonrisa y apretó la mano de su marido.
-"¿Qué paso?; te vi preocupado..."-el castaño le extendió la hoja para que la leyera.
-"Tendré que salir después del desayuno, hay algunos problemas con el porcentaje de la compra-venta, y al parecer Edmond no puede solucionarlo..."-
-"Ya veo..."-le regreso el papel a su esposo con un deje de tristeza, tenia la esperanza de pasar con él el siguiente día, al menos hasta que iniciara su junta, en la tarde...
-"Intentare llegar después de la una, para que comamos juntos ¿si?..."-apretaron el botón para que se detuviera el ascensor.
-"No hay problema amor, me entretendré con un rollo o dos..."-el PIM que hizo el elevador al detenerse corto su conversación.-"No me mires así Syaoran, no estoy enojada ni nada por el estilo..."-los ojos ambarinos se clavaron mas en ella. –"... bueno si un poquito desilusionada, pero te aseguro que el parque que vi ayer hará que se me pase el tiempo..."-
-"¿Segura...?"-con el pulgar acaricio la mano de su mujer quien estaba muy pensativa.
-"Si cariño... tu concéntrate en tu trabajo para que le regales unas horas a tu pobre esposa..."-
-"Lo siento amor, sabes que yo..."-
-"Lo sé cariño... solo espero que puedas recompensarme..."-le entrecerró la mirada y el ambarino comprendió.
-"Sabes que si..."-de nuevo el PIM del elevador nos anuncio la llegada a la Suite de lujo que ocupaba la pareja.-"Bienvenida sea a sus aposentos Diosa Afrodita..."-musito con retintín, deslizando una tarjeta por una hendidura hasta que un foco de color verde dio la aprobación.
-"Solo espero que no seas como Zeus que tuvo hijos por todo el Olimpo..."-el castaño se acerco al baño, aflojándose el nudo de la corbata.
-"Yo no soy un Dios, soy solo un inútil mortal enamorado de tu belleza y tu corazón..."-Sakura se sonrojo levemente. Su marido era todo un romántico, ya estaba acostumbrada es escuchar sus elogios, lo que le sorprendía era su variedad.
-"Vamos inútil mortal, es hora de dormir..."-ella ya vestía su camisón beige de tirantes y se sumergía en las sabanas blancas.
-"Ya voy preciosa..."-salió del baño con la parte inferior del pijama puesto. Tela holgada y de color azul oscuro.
-"Hace mucho frió amor, ponte la parte de arriba..."-el castaño tomo su camisa y se la puso sin mucha delicadeza.
-"Sé una buena forma de no pasar una noche fría..."-como todo un conquistador sonrió solo de la parte derecha, curvando delicadamente la cejas, lo suficiente para que Sakura entendiera su mensaje de amor. Las manos de su marido se deslizaron por su camisón hasta palpar su cintura y jalarla hacia él, para mantener el contacto entre sus cuerpos. –"¿Te interesa saberla...?"-la risa de Sakura fue corta percibiendo el calor que se concentraba entre ellos. Ese calor tan deliciosamente reconfortante que los mareaba, arrullándolos en un mundo de fantasía y magia; llenando de suaves caricias y dulces palabras lo que antes era un frió cuarto de hotel.
La oji-verde se acercaba a buscar los labios de su marido, ansiando el contacto duradero que entre ellos se profesaban, justo cuando un par de timbrazos impedían al silencio manifestarse como único habitante de ese lugar.
-"Déjalo que suene..."-inquirió él. Sakura le dio un beso en la punta de la nariz y salió del cálido lecho.
-"Ya es muy tarde amor, debe ser Tomoyo o mi Padre..."-el frió del suelo de madera era obstaculizado por la alfombra de suave textura que Sakura pisó con rapidez. –"¿Hola?"-contesto al levantar el auricular.
-"Hola preciosa... ¿cómo estas?"-la risa de la castaña no se hizo esperar.
-"Nos disponíamos a dormir Papa, pero estamos muy bien..."-el castaño suspiro al escuchar quien era, de seguro le platicaría como les estaba yendo. La cabeza de Sakura se asomo y le dijo sin producir sonido alguno que era su Padre, él asintió y se dejo caer en su mullida almohada disfrutando del aroma de su esposa, aun presente en el lecho.
Cerro los ojos al sentir lo cansado de sus párpados. La suave voz de su esposa que no dejaba de decir lo mucho que lo amaba por ser tan tierno y un sinfín de cumplidos que lo arrullaron rápidamente.
-"Yo también te amo Papa, buenas noches..."-su oído tenia un leve zumbido después de dejar el auricular en su lugar. Recorrió de nuevo la suave alfombra. –"Dice que Tomoyo ya esta mejor, estará con el brazo enyesado una semana mas..."-sus ojos desprendieron un brillo de ternura al ver el rostro celestial de su marido con sus bellos ojos ámbares cerrados.
Se metió en las sabanas con delicadeza, para no despertarlo. A pesar de que eso era irónico, ya que cuando el dormía lo hacia como un oso en medio del invierno, pero tenia una gran facilidad para levantarse, cosa que era muy extraña para ella.
-"Buenas noches amor..."-le susurro besando su frente y colocándole el edredón sobre sus hombros.
Un suspiro salió de su boca, como intentando quitar ese sonrisa que desde que lo ama, nunca ha desaparecido. Bueno si, han tenido algunas discusiones y peleas de amantes, en las que el porvenir del otro se antepone al suyo y se solucionan con besos. No dejaba de mirar el rostro de su marido, era como si no pudiera hacerlo. Su cabello que caía en su frente, algo despeinado pero con esa jovialidad que nunca le falta.
Le quito la mirada para darle la espalda y acercarse a su cuerpo. Pasar su mano y sentirse abrazada por él, aun estando dormido. Respirar ese olor a limpio, a colonia y a su perfume. Ése que sin quererlo, ya estaba adherido a toda su ropa y a su cuerpo. Al parecer a él no le disgustaba en nada tener el aroma de su esposa, al contrario eso le recordaba que debía darse prisa y salir temprano de casa para cenar con ella o prepararle el desayuno al otro día si no llegaba esa noche por trabajo extenuante.
Extendió su mano y jalo la sabana para cubrirse totalmente, estaba haciendo frió y al parecer la calefacción no ayudaba mucho, porque su piel seguía erizada.
Dio otro suspiro al sentir los brazos de su esposo rodearla por completo en medio de sus sueños.
-"Sakura..."-salió de los labios del castaño.
Cerro los ojos, intentando conciliar el sueño, percibiendo lo cansada que estaba y dejándose vencer por Morfeo.
Soñó esa noche, esas imágenes de su esposa corriendo con él de la mano hicieron que descansara de manera placida durante toda la noche. Lo que mas le reconfortaba era que al abrir los ojos ella estaría ahí, sonriéndole. Abrazándose a él como un naufrago a una tabla roída y vieja en medio del mar. Sintió el cabello de su mujer hacerle cosquillas en la nariz, por lo que abrió los ojos para admirar los hombros de su bella esposa.
Se quedo embelesado, cada noche que pasaba a su lado se daba cuenta que jamás podría levantarse si ella no le decía buenos días con la cara adormilada pero con una sonrisa. No podría ir al trabajo con una sonrisa si ella no le decía ¡te amo...! desde la puerta principal. Y sobre todas las cosas, que jamás podría vivir si ella no estaba a su lado. Beso delicadamente los hombros de la chica, deleitándose con lo suave de su piel, que podría confundirse con la seda de su camisón.
-"¿Ya es hora?"-pregunto ella medio dormida. Había conciliado el sueño bastante tarde y aun deseaba descansar.
-"No cariño es temprano, duerme..."-en realidad ya era un poco tarde, pero la dejaría descansar. Se movió de su lado despacio, sacando un pie y luego el otro para que el frió de la mañana no se colara entre las sabanas.
Miro el reloj, las 9:47 de la mañana y el sol aun no salía del todo. Busco sus pantuflas para resguardar sus pies y caminar al baño.
-"¿Amor?"-llamo Sakura tallándose los ojos. Giró a la izquierda hacia el baño.
-"Dime..."-
-"Tengo hambre..."-la risa de Syaoran ilumino el día de la chica.
-"Pues levántate perezosa..."-
-"No soy perezosa..."-se sentó en el lecho sin intenciones de salir de ahí.
-"Entonces... ¿por qué no te levantas de la cama?"-el gruñido de la castaña divirtió mas al ambarino.
-"Porque..."-
-"¿Ves, eres una perezosa..."-interrumpió
-"Vamos amor, es solo que hoy no me quiero levantar..."-
-"Quédate en cama entonces, tu abandonado esposo desayunara solo en el comedor del hotel, se sentirá mal al saber que nadie lo despedirá, pero en el fondo estará muy contento porque su dulce, delicada y hermosa esposa pasara a mañana en cama..."-
-"Eres un manipulador y un chantajista, pero como ya me desperté con tanto sermón que me diste te acompañare a desayunar..."-alejo con los pies el edredón y se metió al baño. –"Buenos días..."-lo alejo del espejo donde él se lavaba el rostro. Y se le colgó del cuello. –"Anoche estabas muy cansado..."-le susurro cerca de los labios, sintiendo su respiración. –"Y me prometiste recompensarme por dejarme toda la mañana sola..."-le hizo unos ojos de suplica, como de cachorro hambriento.
-"Lo siento cariño..."-busco los labios de la chica, saludándola despacio. Había aprendido a disfrutar de esas muestras de cariño, deleitándola con el sabor a menta de su pasta dental. Los pies de ella abandonaron el piso para mantenerse levantados mientras los brazos de su marido acariciaban la parte trasera de sus piernas.-"Pasaremos la tarde juntos, después de tomar esas hermosas fotos regresa al hotel y espérame para comer, admiraremos las estrellas desde el bosque... te lo prometo..."-la volvió a besar, esta vez mas profundamente. Dejando prolongar esa caricia tan divinamente prohibida por ser tan perfecta, pero tan encantadora para esta pareja enamorada.
-"¿Es un pacto...?"-musito ella moviendo ligeramente las piernas, aun en sus brazos.
-"Un pacto..."-volvió a robar sus labios. Ahora como un sello para esta promesa que por ninguna fuerza humana lograría quebrantar.
-"Ahora. ¡A desayunar...!"-Syaoran dejo a su esposa en el piso de nuevo y termino de lavarse la cara para darse una ducha rápida acompañado de su esposa. Claro, para ahorrar tiempo.
-"Estas preciosa..."-traía unos tenis blancos de suela plana, confortables y sencillos. Lo suficiente para un día por el parque. Unos pantalones cortos del mismo color de sus tenis, una camisola de color azul cielo, bastante ligera ya que el frió de la noche daba paso a una cálida y fresca mañana. Se había recogido el cabello con un lazo blanco, utilizando un pequeño pasador de color azul para mantener sus rebeldes mechones lejos de sus ojos verdes, que por su ropa adquirían un color mas azulado.
-"Tu también..."-le acomodo la corbata y le aliso el saco. –"Ya veras que el Sr. Rundel terminara con todos esos problemas y podrás alcanzarme en el parque..."-
-"Espero que si, preciosa..."-salieron de la habitación tomados de la mano, se dirigieron al ascensor para bajar al restauran del hotel.
-"Bonjour, Madame, monsieur Li ..."-
-"Gracias…"-atravesaron el umbral para encontrarse con varias mesas iluminados por las rayos que se filtraban por los enormes ventanales.
Syaoran extendió la silla para su esposa y luego se sentó él. El mesero no se hizo esperar y les entrego la carta, junto con el periódico para el castaño.
-"¿Podrías dejar eso?"-le suplico ella. –"Siento que hablo con las noticias y no contigo..."-el castaño dejo de lado el periódico y le sonrió.
-"Esta bien, pero sabes que es muy importante leer sobre el avance económico del país, y mas aun si vas a invertir capital..."-
-"Amor..."-
-"Si, si ya sé, nada de finanzas en el desayuno..."-apretó levemente la mano de su mujer y se dispuso a revisar la carta. –"¿Esta bien waffles?..."
-"Si, jugo de naranja y te amaría mas si pidieras algo de fruta y yogurt..."
-"¿Me amarías solo por eso?"-
-"No, también por un poco de pan y mantequilla... ¿si?"-Sakura se rió levemente al ver el seño de su esposo. –"Sabes que te amo por ser como eres, no por darme fruta en el desayuno..."-
-"Eres encantadora ¿lo sabias?"-le dijo un tanto sarcástico.
-"Si, lo sé. Como también sé que no puedes vivir sin mi, que no puedes pasar una noche si no estoy a tu lado y aun menos desayunar solo..."-
-"Mentirosa..."-
-"Yo jamás he mentido..."-un ruido en la parte del lobby hizo que todos giraran la mirada. –"¿Qué pasa?"-Syaoran levanto el periódico.
-"Tal vez alguna estrella de rock que acaba de llegar al hotel..."-proseguía con su lectura al ver que su esposa estaba distraída. Las finanzas y el campo laboral de la industria viñera tenia gran mercado ahí en Paris.
-"Están haciendo mucho alboroto ¿crees que alguien se haya lastimado, o muerto?"-
-"¡Por Dios, no digas eso cariño..."-levanto la vista de su lectura para admirar los ojos esmeralda de su mujer. El mesero se les acerco con una cara de preocupación bastante notoria.
-"Monsieur..."-
-"Ya tenemos la orden. Nos gustarían waffles, jugo, un poco de pan y fruta acompañada de yogurt por favor..."-
-"Pero... es que... hay..."-el mesero no pudo terminar de hablar por que le ruido del exterior ya era agobiante.
-"¿Qué pasa?"-levanto la mirada y se quedo sin aire. Miro a Sakura de reojo quien al parecer se mostraba divertida.
-"No creo que sea una cantante, yo creo que es una modelo..."-un sudor frió recorrió la frente de Syaoran.
-"¡SYAORAN!"-un grito hizo que Sakura se quedara petrificada. Sino se equivocaba esa mujer se dirigía a ellos.
-"La señorita dice conocerlo..."-el mesero recobro el habla. Es que esa mujer había demandado irrumpir en el hotel para ver a Syaoran, quien claramente había dicho que nadie lo molestara cuando estaba con su esposa y sin duda ese era uno de los momentos.
-"¿Quién es?"-el castaño sentía las miradas sobre él. Su esposa, el mesero, el personal de seguridad e incluso el encargado del hotel esperaban su respuesta. La corbata de pronto le apretaba el cuello, impidiéndole respirar con normalidad.
-"¿Amor?"-la mujer pelirroja, de cabello mas allá de la cintura se acercaba vestida de un conjunto rojo que combinaba a la perfección con el ámbar de sus ojos y lo albino de su piel. –"¿Syaoran...?"-
-"S-si... si conozco a la señorita... es Viollet-le-Duc Montreuil..."-
-"¿Cómo?"-inquirió Sakura algo desconcertada.
-"¿La dejamos pasar?"-
-"Eh... S-si..."-Sakura le clavo los ojos como dagas ¡QUIEN RAYOS ERA ESA TIPA¿¡DE DONDE LA CONOCÍA! Y ¿POR QUÉ GRITABA EL NOMBRE DE SU MARIDO!.
El mesero se acerco a la puerta de cristal donde mantenían retenida a la mujer. Intercambio algunas palabras y se disculparon con la pelirroja dejándola pasar.
-"¡SYAORAN!"-su voz era irritante para los oídos de Sakura. Además de que llamaba a su esposo como si le perteneciera, eso no le gustaba para nada. Volvió a mirar al castaño que había dejado caer el periodo de la sorpresa.
-"Viollet..."-susurro mirando de reojo a su esposa que parecía sacar flamas de los ojos.
-"¡Cuánto tiempo sin verte chérie!. Es muy raro que te encontrara desayunando aquí si a ti te gusta comer en la cama..."-los ojos de Sakura casi salían de sus orbitas ante el comentario ¿en la cama? -"...En cuanto escuche decir que estabas en Paris vine a buscarte..."-casi sin importarle que Sakura la mirara esperando una explicación, se acerco al asiento de Syaoran y le dio un beso muy cerca de los labios, dejando un poco de su labial como huella del hecho.
Syaoran respiro profundo y mantuvo la calma a pesar de no saber que hacer.
-"Viollet ella es mi esposa... Sakura..."-alcanzo a susurrar mientras el mesero se acercaba con una silla para la nueva "invitada".
-"¿Eh?"-le dirigió una mirada. La recorrió completa; desde su cabello castaño con reflejos rubios, hasta lo fino de sus labios rosáceos. Sus labios se torcieron en algo que parecía una sonrisa. –"Mucho gusto soy Viollet le-Duc, modelo de las pasarelas parisinas..."-le extendió la mano con un movimiento petulante.
-"Sakura Li... el gusto es mío..."-el roce que tuvieron sus manos duro apenas dos segundos. Lo suficiente para mantener las cordialidades.
-"¿La señorita se quedara al desayuno?"-cuestiono el mesero quien no sabia si traer otro plato o no.
-"Por supuesto que si, si no les importa..."-musito la pelirroja mirando a Sakura.
-"Claro que no..."-ella también torció su rostro en un gesto que por mas que se esforzara no salió sincero.
El castaño estaba en shock. Bastante habían tenido con que su ex-novia Feimei se apareciera en la boda causando algunos estragos, para que de pronto en Paris se apareciera Viollet, su antigua relación. Exactamente la anterior a su boda con Sakura.
-"¿Amor?"-Syaoran reacciono al escuchar la dulce voz de su esposa que escondía el enfado a la perfección.
-"¿Si?"-temía por su seguridad. Buscando algo en que entretenerse miro el reloj del restaurante. ¡Genial, ya era muy tarde!. Pero no podía abandonar la mesa.
-"¿No piensas desayunar?. Tienes una junta importante y lo mejor es que desayunes bien..."-
-"¿Una junta?"-pregunto curiosa la pelirroja mientras con delicadeza colocaba frutillas en su boca con un tenedor.
-"Si. Estamos a punto de abrir una empresa aquí..."-
-"¿No es el trabajo de Meiling?"-a Sakura le sorprendió mucho la pregunta de la modelo. ¿Desde cuando lo conocía? O peor aun ¿CUÁL HABÍA SIDO SU RELACIÓN?. ¿En la cama¿¡¿QUIÉN SE CREIA...?
-"Si, pero Sakura y yo decidimos viajar para celebrar nuestro segundo aniversario..."-le tendió la mano por la mesa y ella la entrelazo. La mirada ámbar de la joven pelirroja saco un extraño fuego, pero aun así sonrió.
-"¡Dos años!"-dijo sorprendida-"Entonces no esperaste mucho desde que terminamos... ¿seis u ocho meses?... una relación muy loca..."-el jugo que pasaba por la garganta de Sakura amenazo con salir de ahí por la impresión.
-"Yo conozco a Sakura desde la infancia, así que solo se planeo la boda, por lo que no tardamos mucho..."-susurro intranquilo. Viollet era una mujer ambiciosa, y aunque le molestaba admitirlo ella había salido con él por su dinero y su reputación. Y por supuesto su ego de mujer había sido ofendido al saber que él ya estaba casado. De seguro buscaba una aventura que trajera beneficios para ella.
-"Nunca me contó sobre ti, pero nunca es tarde... vamos amor ¿cómo la conociste?"-el comentario de la castaña había salido tan sutil y normal que Syaoran se asusto.
-"Nos conocimos en mi primer desfile de lencería..."-Sakura soltó la mano de su esposo y se dispuso a comer un poco de fruta. Tal vez eso la tranquilizaría.-"Había venido con Eriol y Meiling para hablar sobre el patrocinio de los siguientes desfiles..."-
-"¿Eso es cierto amor...?"-los ojos esmeraldas de Sakura se mostraban pasivos, disfrutando de la comida como si Viollet nunca hubiera llegado.
-"Si..."-tomo su café y le dio dos sorbos. El calor lo tranquilizo un poco, controlando sus nervios.-"¿Recuerdas mis vacaciones, cuando tenias diecinueve?"-la castaña asintió. –"Regrese a América y después mi Madre dispuso este negocio y me lo encargo a mi..."-
-"Fue de los primeros trabajos de Syaoran..."-agrego la pelirroja.
-"Que interesante cariño..."-le sonrió a su invitada.
-"Después de salir casi diez meses... simplemente nos aburrimos ¿verdad ?"-la nariz afilada de la modelo hizo una mueca de la que sin duda se arrepentiría después.
-"Esperé a que se terminara el negocio, pero tuve que regresar a la comarca por la muerte de mi madre por lo que ya no nos volvimos a ver..."-un mechón se escapo del peinado de Sakura, pero ella lo arreglo rápidamente, sin darle mas importancia. –"Y fue cuando nuestro compromiso se arreglo..."-la serenidad con que Sakura se expresaba le daba escalofríos a Syaoran.
-"Tuviste mucha suerte..."-musito Viollet refiriéndose a Sakura. –"Syaoran es un hombre muy difícil de conquistar..."-
-"Me temo que te equivocas Viollet. Ella me conquisto en cuestión de minutos, yo fui el que tuvo que esforzarse..."-le dirigió una mirada tierna a su esposa y ella le sonrió.
-"Al parecer lo halagador nunca se te quitara. Al igual que ese lunar debajo de tu oído"-hablo la pelirroja sirviéndose un poco de agua en una copa. El comentario le hizo rechinar los dientes a Syaoran... ¡Porque decía esas cosas!. Intimidad con ella había tenido. ¡Claro que si, pero eso era el pasado!.
-"Con la esposa tan hermosa que tengo, no es necesario ser halagador..."-un leve sonrojo se poso en las mejillas de Sakura.
-"Me das mucha envidia Sakura..."-al parecer no era mentira. Desvió su mirada al pequeño reloj que colgaba de su muñeca. –"¡Mira la hora que es...!"-se levanto haciendo que Syaoran también lo hiciera.-"Me dio mucho gusto encontrarte de nuevo Syaoran, y además conocí a tu esposa... nos veremos después... tengo un desfile en la noche..."-se dirigió a Sakura extendiéndole la mano. –"Hasta luego y no olvides cuidar a tu marido que hay muchas mujeres en Paris..."-le cerro el ojo.
-"No hay necesidad de cuidarlo. Confió en él..."-la pelirroja sonrió y le dio un beso en la mejilla al castaño.
-"Hasta luego..."-camino por el restaurante sin dejar de llevarse algunas miradas masculinas.
Sakura la perdió de vista. Tomo su vaso de jugo y lo bebió todo.
-"A ti también se te ha hecho tarde amor, ve a ver a Edmond, no te preocupes que encontrare el parque, además no es muy lejos..."-
-"¿Estas molesta?"-
-"¿Has hecho algo para que yo este molesta?"-le pregunto terminando de desayunar.
-"No..."-
-"¿Entonces, por qué tendría que estar enojada?"-
-"No eres buena mintiendo cariño, y se que te molesto que no te hubiera dicho nada sobre Viollet..."-
-"No te puedo negar que me sorprendió mucho su extraña aparición... y sus locos comentarios... ¿desayuno en la cama?... ¿lunar en el oído?..."-soltó una pequeña risa y lo miro a los ojos. –"Se que tuviste un pasado y que conociste a muchas mujeres, solo espero que yo sea suficiente para ser tu futuro..."-las palabras tan sinceras que salían de la boca de Sakura lo enternecieron.
-"Perdóname..."-apreso sus manos. –"Pero no le di mucha importancia..."-
-"Lo sé. Aunque me hubiera gustado que me lo dijeras..."-le regalo una sonrisa y lo soltó para limpiarse los labios con una servilleta. –"No te preocupes..."-un sonido interrumpió el juego de miradas que tenían. El castaño saco un pequeño aparatito de su bolsa, su teléfono celular no dejaba de vibrar y encender la luz de neon azul.
-"Es Edmond..."-le susurro y apretó un botón para responder la llamada. Sakura dejo de mirar a su esposo unos momentos para perderse en el azul del cielo. Las bellas nubes que hacían figuras diversas, la que ella estaba viendo en esos momentos era una liebre con contextura muy extraña, que podría ser cualquier cosa, menos una liebre. Sus mejillas enseñaron unos hoyuelos causados por la sonrisa.
-"Si, voy para allá. Diles que esperen... si. Adiós..."-termino su llamada y regresó su atención al ser angelical que sonreía por ver el cielo. Sabia que no le prestaría atención por mas que la llamara. Rodeo la mesa hasta quedar detrás de ella, le paso los brazos por los hombros, sin siquiera una palabra por parte de ella, seguía intentando encontrarle las orejas a la liebre imaginaria.
-"Parece un perro..."-le susurro el castaño al oído fijando su vista. Sakura soltó una risa discreta.
-"Es una liebre..."-
-"¡Claro que no!"-empezó a jugar con el cabello de Sakura, besándolo.-"Es un perro..."-
-"Es una liebre y ya se le hace tarde señor Li, de seguro Edmond esta desesperado..."
-"Un poco, pero él sabrá lidiar con ellos. Ladran pero no muerden..."-
-"Como sea, pero es una liebre..."-giro un poco el rostro hasta toparse con los labios de su esposo y le dio un beso, delicado y lento. Como si intentara decirle que no estaba enojada. –"Te amo..."
-"Yo a ti..."-se levanto de la pose que tenia y le extendió el brazo a Sakura para que caminaran juntos a la salida. Hablo con el mesero quien le hizo firmar la cuenta y pidió su auto.
Caminaron tomados de la mano, como siempre lo hacían cuando atravesaban el Lobby . A pesar de que Sakura iba vestida informal y muy deportiva las miradas de algunos hombres la seguían con discreción. Cuando llegaron al umbral el Mercedes ya los estaba esperando junto al ballet.
Syaoran le abrió la puerta a Sakura, pero ella no entro.
-"Vamos preciosa ya estoy atrasado, que mas de que esperen unos momentos mas, no creas que te voy de dejar caminar sola por ahí..."-
-"No me voy a perder..."-la mirada de su esposo demostró lo contrario. –"Bueno, puede que no conozca la ciudad pero no creo perderme..."-casi la empujo hasta que Sakura estaba adentro del auto y con el cinturón puesto.-"Eres un exagerado..."-
-"Precavido es la palabra correcta amor, además no quiero llegar a China sin esposa..."-
-"Sigues empeñado en ir a China, te dije que eso de comer comida China en China era broma..."-el auto avanzaba silencioso por las calles. La risa de Syaoran la hizo sentirse mejor.
-"No es por eso, Edmond me dijo que hay una finca que puede ser comprada para un sembradío viñero en Hong Kong..."
-"¿Cuándo te lo dijo?"-
-"Hace unos momentos, y como yo le había mencionado que querías viajar a China, no le pareció mala idea que yo fuera a firmar los contratos en vez de él..."-
-"Es una tremenda exageración amor, yo preferiría regresar a casa que ir a China..."-
-"No aceptare un no, además Tomoyo ya estaba bien y Eriol esta ahí para cuidar a su esposa..."-
-"Es por tu culpa que ella termino casada..."-
-"¿Mi culpa?"-pregunto irónico dando la vuelta en una esquina.
-"Sí tu no hubieras llegado Tomoyo no habría conocido a Eriol... ¡ambas estaríamos solteras!"-
-"Lo dices como si estar casada fuera un martirio..."-ya se podían divisar las copas de los árboles del parque.
-"Claro que es un martirio... ¡No podría vivir sin ti!"-le guiñó el ojo izquierdo mientras él estacionaba el auto.
-"Hemos llegado mi lady..."-abrió su puerta y salió para abrir la de ella.
-"Muchas gracias Lord Li... llegue temprano y cuídese mucho..."-rodeo sus hombros, aprisionando a su esposo. –"No te olvides de que tienes una esposa que esta loca por ti, loquita de amor por ti..."-con el dedo le toco la nariz y le beso.
-"Deséame suerte..."-
-"No la necesitas cariño. Me tienes a mi..."-Syaoran se había acostumbrado a los comentarios cómicos que a veces hacia Sakura, regalándole sonrisas y recibiendo amor.
-"Eso es cierto, llegaré antes de las cuatro, te llevo a comer y después nos cambiamos para pasar la noche en el bosque, una romántica velada... solos..."-Sakura se estremeció al sentir el calor que emanaba del cuerpo de su marido.-"Nada nos interrumpirá..."-la joven castaña asintió. –"¿Otro beso?"-lo volvió a besar... ¡cuánto amaba esos labios!. La gente que pasaba a su lado soltaba comentarios que eran nulos a los oídos de Sakura que solo se concentraba en besar a su esposo. Esos momentos pasaban lento para la pareja, que le tenia aprecio a esa clase de encuentros que repetían miles de veces durante el día, era como si no pudieran dejar de besarse. Cosa que ambos apreciaban.
-"Se te hará mas tarde..."-el castaño sonrió estando aun sobre los labios de su esposa.
-"Lo sé. Ten mucho cuidado..."-le dio un beso en la frente.-"Te amo..."-
-"Yo también..."-se separaron con un poco de resistencia. Subió al auto del color de la noche y se despidió de nuevo con la mano.
El motor arranco. Sakura no dejo de ver el auto hasta que se perdió en medio de mas vehículos; fue entonces que se introdujo en la zona de juegos que tenia el parque.
Varios pequeños corrían de un lado a otro siendo seguidos por algunas madres jóvenes que temían por la velocidad de su carrera. Sakura tomo la pequeña bolsa que colgaba de su hombro y saco una cámara de lente ancho.
Acomodo su cabello y destapo la lente del protector negro que lo cubre. Enfocando a ningún lugar en especifico, acomodo el zoom dejando todo listo para capturar con su cámara la magia que envolvía su entorno.
Alrededor de ella se escuchaba el canto de los jilgueros y petirrojos que se unían en el coro de la naturaleza.
Columpios, unos cuantos toboganes y un par de llantas que colgaban de las ramas de un gran árbol, le parecieron una perfecta toma. La sonrisa del niño rubio con bucles quedaría inmortalizada en su foto.
La fertilidad del pasto tan verde que los rodeaba hizo que se agachara para tocarlo y maravillarse por la sensación semi-húmeda que este tenia. Abandono su posición y camino por los bloques de concreto que rodeaban el parque para evitar que maltrataran el follaje. Escucho las risitas provenientes de una mujer que arrullaba a un bebe entre sus brazos en una banca no muy alejada a ella. Esperó que el rollo estuviera listo y dejó que las poses naturales de la mujer con los gestos tan tiernos la hicieran amar su profesión.
Algunos árboles le daban sombra a las parejas que se sentaban a leer alguna novela romántica o simplemente a tomar un bocadillo.
Enfoco su cámara a una chica que acariciaba los cabellos de su novio, quien reposaba sobre sus piernas y le leía con mucho entusiasmo. Cerró los ojos unos momentos, disfrutando de la caricia tan sublime que el viento le propiciaba, maravillando sus sentidos por la belleza que había a su alrededor. Decidió observar hacia el lugar menos habitado del parque; donde los árboles se mantenían uno cerca del otro como su fiel compañero eterno. Una escurridiza ardilla se detuvo para roer una bellota entre sus patitas lo que le dio oportunidad a Sakura para atraparla con su lente.
Caminó sobre el concreto, pasando sobre un dibujo que algún niño había hecho con tiza de color rojo. Una segunda ventisca hizo que las hojas caídas que indicaban el inicio del otoño revolotearan con él, jugando como saltarinas luciérnagas a la mitad de la noche. El momento justo, el segundo exacto para que su lente atrapara la suave danza de la amarillenta hoja.
¡Tenia mucha razón al decir que se divertiría como niñita en el parque!
Cuando pasaba sobre el pasto, el sonido que hacían sus tenis al aplastar la suave hierba le fue nulo a sus oídos, porque el grito de un pequeño niño que había tropezado y raspado su rodilla le hizo girar la cabeza.
La madre del niño corrió al llamado desesperado de su pequeño, que veía sustituida su sonrisa por lagrimas que escurrían lentamente. Su mirada se enterneció y tomo su cámara cuando la joven madre le regalaba dos besos en la pequeña rodilla.
Siguió su camino hasta llegar a una banca pintada de blanco. Un árbol adulto le daba sombra siendo éste, sacudido por las inconstantes brisas del viento. El sol estaba bastante reconfortante ese día, era una caricia divina a su trigueña piel.
Donde pone el ojo pone la lente. ¡Y así lo hizo!. Un niña vestida de color violeta fue su modelo extraoficial, corría de aquí a allá con una paleta de caramelo en su mano derecha y un osito de felpa color blanco en la otra. Unos zapatitos de color blanco y una boina que hacia juego con el vestido. Sus ojos mas negros que la misma noche, y algunas pecas que caían sobre su rostro como chispitas de chocolate sobre un pastel.
-"Hermoso..."-musitó siguiendo algunos de los pasos de la pequeña. Como corría con su nana y regresaba a columpiarse sin olvidar al osito que parecía estar adherido a su brazo. –"Desearía que estuvieras aquí Syaoran..."-disparo unas cuantas veces contra la niña, que mas de una vez le regalo sonrisas, mostrando sus dientecillos...
-.-.-
-"Te esperan hace mas de una hora..."-cuestionó un hombre un tanto mayor a Syaoran tal vez treinta o treinta y dos años. De cabellos rubios, ojos grisáceos y boca delgada. Vestido de color negro al igual que el castaño que ahora caminaba velozmente a su lado.
-"¿Enojados?"-musitó sonriente.
-"No, saben que este trato les conviene mas a ellos que a ti. No todos los días un magnate viñero de tu fama se ofrece a comprar acciones, introducir mano de obra, materia prima y a un precio bastante esquizofrénico..."-
-"Este es un terreno muy fértil para los viñedos, no entiendo porque su fabrica tenia tan poca producción..."-
-"Sabes muy bien que cuando el Padre le hereda sus bienes a su hijo, él no sabe que hacer y la bancarrota es inminente..."-
-"Eso no es siempre. Mi madre me heredo todo y todavía no estoy en bancarrota Edmond..."-
-"Lo que pasa es que tu eres diferente..."-se detuvo ante una puerta de roble macizo. –"Suerte..."-el castaño empuño la perilla de la puerta y la giro, dejando fuera a Edmond ya que al parecer querían hacer las negociaciones directamente con él.
-"Buenas tardes y disculpen la tardanza..."-dijo como saludo mientras cuatro personas, dos de ellas mujeres, se ponían de pie a su entrada.
-"No se preocupe Señor Li, un buen negocio se hace esperar..."-Syaoran atravesó la sala de juntas hasta llegar a la cabecera de la mesa; deslizó la silla, desabotono su saco y se sentó.
-"Esperemos que sí..."-rápidamente le pasaron un total de cinco folios con algunas hojas dentro.
Les dio un rápido vistazo, encontrándose con la producción de vinos que tenían desde hace cuatro años. Encontró graficas, explicaciones, listas de obreros y miles de cosas que revisar.
-"Nos hemos esmerado en prepararle informes detallados de cada uno de nuestros procedimientos de siembra y producción de uvas..."-Syaoran sintió un fuerte peso caer sobre su espalda. ¡Si que se habían esmerado!. Era un informe de mas de doscientas hojas y sin contar las graficas y diapositivas que estaban por exponerle. ¡Si él solo quería firmar el contrato¡No tenían que convencerlo, pasara lo que pasara iba a comprar el condominio...!
Un largo suspiro quiso salir de su boca al ver a la joven mas cercana a él desabrocharse descaradamente el saco. ¡Nada de eso era necesario!.
-"Creo que esto esta demás... Edmond ya había fijado las bases para la compra..."-
-"Si Señor Li, pero nos gustaría darle a conocer que no esta comprando basura, sino que somos una empresa con prestigio..."-
-"Esta bien..."-la secretaria entro a la sala con una bandeja llena de aperitivos. Cada cual tomo su plato sin alguna prisa. Por unos momentos quiso salir corriendo de ahí y decirles que hablaran con Edmond Rundel de todo eso. Ahogó una protesta de cansancio y se dispuso a revisar todo rápidamente, como si de verdad tuviera importancia.
-"¿Y bien...?"-cuestionó el único hombre que hablaba.
-"Tienen técnicas innovadoras que sin duda nos podrían dejar grandes ganancias a largo plazo. Me parece bueno el suelo que muestra el terreno y si no les importa preferiría que trataran esos pormenores con el señor Rundel. Ahora procedamos al contrato..."-
-"Esos solo eran los documentos de introducción. Si me permite..."-un hombre de unos cincuenta años que si no juzgaba mal era el único con conocimientos de la fabrica, puso de pie dándole el doble de folios que antes. Había otro hombre, incluso mas joven que Syaoran y dos mujeres entre los veinte y veinticinco años. De seguro estaban presentes por ser accionistas. –"Lo que tiene en sus manos le dará a conocer la eficiencia de nuestra producción del año 1989, sin duda nuestra mejor cosecha..."-Syaoran se sintió hundir en la silla. ¿Seria descortés salir corriendo de ahí¿o simplemente decirles que les dejaba firmado el contrato?. Se froto las sienes con cansancio. La voz de ese hombre le estaba dando vértigo. Era como si lo mareara y todo diera vueltas a su alrededor...
-.-.-.-.-
Se olvido del tiempo –como le suele suceder cuando se trata de la fotografía- y ahora el reloj que estaba fuera de la iglesia, justo enfrente del parque regalaba seis campanadas. Se dio el lujo de captar a unas palomas que se levantaban al vuelo y decidió que esa seria su ultima toma.
-"Syaoran me debe estar esperando en el hotel..."-saludo con la cabeza a una monja que le sonrió mientras caminaba hacia el hotel donde se hospedaba.
Por estar caminando sin mirar su pie trastabillo en el escalón de la acera, pero recupero el equilibrio gracias al farol que estaba cerca.
Reacomodo el estuche de su cámara sobre su hombro y emprendió su camino de nuevo. Utilizó mucha de su fuerza de voluntad para no retratar unos botones de rosa que se asomaban por un jardín cercano.
En menos de diez minutos ya estaba subiendo las escaleras hacia el umbral del Pas d' Issanne . Como de costumbre le sonrió al portero quien abrió y la dejo pasar.
Se sorprendió bastante al no ver a su esposo esperándola en el sofá de la recepción así que paso directo al ascensor. Apretó sin mucha delicadeza el botón para parar el elevador y saludo sonriente a una pareja que bajaba abrazados.
El piso en que ella bajaba ya estaba marcado así que solo miro el marcador con ansias se abrazar a su amado esposo.
Un tiempo que se hizo eterno indico que ya debía bajarse del artefacto. Recorrió el pasillo y saco la tarjeta que le daría acceso a su habitación.
-"¡Lo siento muchísimo amor, sabes que el tiempo se me va...!"-abrió bien la puerta. –"¿Amor?"-buscó con la mirada algún indicio de su presencia.-"¿Cariño?. No te escondas Syaoran, estoy lista para cenar... ¡muero de hambre!..."-abrió la puerta del baño, y se asomo incluso en el balcón y nada.
Diviso su teléfono móvil en la repisa... ¡lo había olvidado esa mañana!... Se acerco a verlo y había un mensaje de su esposo: Hubo algunas novedades, llegare un poco tarde, espérame vestida que sin duda disfrutaremos esta noche preciosa. Discúlpame por no haber ido por ti al parque... ojalá te hayas divertido... te amo... . Según el mensaje había sido recibido a las cuatro así que ya no tardaría mucho en llegar.
Se asomo por el ventanal viendo como la tarde era envuelta por los colores anaranjados, violetas y rojizos característicos del inicio de la noche. Observo el reloj y decidió darse una ducha. Se pondría el vestido negro que Tomoyo le regalo en su ultimo cumpleaños.
Se metió a la habitación, corrió la puerta del armario empotrado y saco su vestido. De una caída divina, hecho en seda –tela favorita de la diseñadora- con adornos en piedras preciosas en el borde que parecían estrellas resplandecientes en medio del cielo nocturno.
Saco unas zapatillas de tacón mediano, enfrente tenia tres tiritas que de seguro envolverían sus dedos con delicadeza. Y al final, justo en el lugar que ocupa su tobillo, tiene una tirita ajustable para darle el soporte.
Entro al baño y abrió las llaves para dejar caer el agua en la lujosa tina. Escucho el teléfono de su habitación sonar por lo que se apresuro a contestar.
-"¿Si diga?"-
-"Buenas tardes Sakura..."-era un voz conocida. ¡Ah... ya sabia de donde! Era la esposa del asociado de Syaoran en Paris. La señora Justine de Rundel.
-"Buenas tardes..."-contesto cortes. De seguro ella tendría ganas de hablar y sinceramente ella no quería platicar mucho. Solo quería darse un baño y esperar a su marido.
-"Al parecer tampoco a llegado Syaoran ¿verdad?"-si, sin duda quería una larga platica.
-"No. Aun no ha llegado, pero vendrá para cenar..."-camino por la habitación con el auricular en la mano y cerro las llaves del agua. –"Y dime... ¿cómo has estado Justine?"-
-"Ah... chérie, esperando que tu marido deja salir al mío para que me acompañe a la opera... las funciones que están ofreciendo satisfacen mis gustos bohemios y los surrealistas de Edmond..."-
-"Syaoran no encarcela a Edmond a tal punto. Sabes que puedes irlo a ver durante el día..."-
-"¿Cómo dices?... si para poder ver a mi esposo tengo que hablar con su secretaria para concretar una cita y verificar su agenda..."-la risotada que soltó la mujer del otro lado de la línea desconcertó a Sakura. –"Así es el mundo de los negocios querida, o tienes a tu esposo todo el día o tienes ropa fina que vestir..."-la castaña no sabia porque estaba hablando con esa persona.
-"Preferiría tener a mi esposo..."-
-"Eso dices tu porque eres casi recién casada, pero cuando lleves ocho años de casada aprenderás a vivir en soledad..."-un fuerte ruido asusto a Sakura. –"Mis pequeños diablillos ya rompieron el jarrón. Un placer hablar contigo querida. Nos vemos después y muchos besos..."-se despidió
-"Hasta luego Justine..."-el pitido que indico el final de la llamada motivo a Sakura a meterse de nuevo al baño para abrir las llaves.
Se termino de quitar la ropa y hundió su cuerpo en lo cálido del agua.
-"¡Ay...!"-sintió un leve ardor cuando el agua caliente entro en el pequeño raspón que traía en la rodilla. –"Creo que tu bandita no me protegió de esto amor..."-concretó en voz alta como si su esposo estuviera en el otro cuarto leyendo uno de sus muchos libros de vinos. –"Es tan raro estar sin ti, no niego que me guste la soledad pero eso se había vuelto inexistente para mi..."-no podía dejar de hablar en voz alta.
Sintió pesados sus párpados a causa de tanto andar, cerró despacio los ojos, deleitando a sus sentidos con el aroma a flores silvestres de su shampoo. Tardó mas de lo normal en abrir de nuevo los ojos, pero sabia que no podía quedarse dormida en la tina. Arrojo un poco de agua en su rostro para poder eliminar los rastros de cansancio y se envolvió en una toalla para salir de baño.
Seco con cuidado su cabello envolviéndolo en forma de turbante sobre su cabeza. Se acerco al gran tocador de su habitación; inspecciono su rostro, que no había cambiado nada en dos años, excepto unas cuantas pecas que adornaban la parte superior de su nariz, las cuales, habían salido por el exceso de sol.
Tomo el vestido que descansaba sobre la cama y le dio forma con su cuerpo. Acomodo aquí y allá para alisar cualquier imperfección sobre la tela. Mantenía su cabello envuelto en la toalla para evitar que le estorbase mientras aplicaba delineador y erizaba sus pestañas.
Sonrió un poco cuando aplicaba brillo a sus labios. ¡Cuánto amaba Syaoran ese vestido!. Preferiría cenar en el hotel y pasar la noche los dos en cama, pero salir no era mala idea.
Retiró la toalla para que su cabello cayera sobre sus hombros, produciéndole un pequeño escalofrió por la humedad de éste. Se aproximó a un maletín, de donde saco una secadora.
-"¡Todo sea por ti Syaoran...!"-exclamo conectando el aparato. ¡Odiaba usar esas cosas!. Pero ella sabia a la perfección que a un hombre le gustaba ver a su esposa arreglada. Así que¡Ella no seria la excepción!.
El aire que desprendía el aparato ayudado por un cepillo de forma redonda, le dieron al cabello de la castaña una forma rizada en las puntas.
-"Humm... Ya es tarde..."-sus ojos resbalaron por el reloj. Las 7:45 y aun no sabia nada de su esposo. La arruga de la preocupación se formo en su rostro. –"Al menos me das tiempo... ¡todavía no termino!"-le dio los últimos arreglos a su cabello y se dispuso a ponerse las zapatillas.
-.-.-
-"Un placer hacer negocios con usted señor Li..."-estrecho su mano como cierre del contrato que le había costado mucho firmar.
-"Cualquier otro problema hágame el favor de hablar con Edmond..."-el castaño les dio un ultima mirada. –"Buenas noches..."-¡cuánto había sufrido!.
Dejó caer los papeles sobre el escritorio de su asistente. La risa de Edmond de Rundel no se podía dejar de escuchar.
-"¿Así de mal estuvo?"-
-"La próxima vez que surjan clientes así, no me avises..."-miro el reloj de su muñeca. –"¡Es tardísimo. Sakura debe estar preocupada!"-las 8:15. ¡él había prometido llegar temprano!.
Bajó corriendo las escaleras hacia el estacionamiento. Le retiro la alarma a su auto y subió sin siquiera notar que llevaba un copiloto inesperado.
-"Buenas noches... Syaoran..."-era la misma voz que había tenido que recordar esa mañana, pero ahora la acompañaba un olor a alcohol y un acento muy distintivo.
-"¿Qué estas haciendo aquí Viollet?"-no despego las mirada del camino. ¡Sakura estaría furiosa con él!. Sin prestar atención a las piernas de su acompañante tomo su teléfono celular. Marco algunos números, pero le extraño no escuchar nada. –"¡Rayos, no tengo batería!"-dejo caer el inanimado aparato que hizo un sonido seco. Suspiro un par de veces. –"No me has respondido Viollet..."-
-"Siempre dejas el auto abierto, sabes que eso te traerá problemas..."-había en su voz un tono sinuoso, como el de una serpiente enroscando al ratoncillo de su cena.
-"Te llevare a tu casa..."-
-"¡No!"-grito un tanto histérica. –"He venido esta noche para recordar cosas a tu lado..."-los ojos de Syaoran le dieron un vistazo. Esa larga cabellera rojiza que una vez lo enloqueció se mantenía peinada de lado, arreglada impecablemente. Tenia una pequeña falda negra muy ceñida a sus piernas y una blusa en color vino con cuello alto.
Desvió su mirada. No quería ser un desvergonzado. ¡Lo mejor seria llevarla a su casa!.
¿Y Sakura?. ¡Necesitaba un teléfono!
-"¿Y tu esposa?..."-inquirió la pelirroja. –"¿No se va a enojar sino llegas esta noche?"-
-"Voy a llegar esta noche..."-su tono de voz era firme, no expresaba interés alguno.
-"Solo si yo lo deseo..."-
-"Estas ebria Viollet..."-
-"Te he extrañado mucho..."-intento tocar la mano del castaño.
-"Eso que dices es por el alcohol..."-retiro con delicadeza su mano. –"Cuando estemos en tu casa tomarás un café y te olvidaras de esto..."-
-"Te deseo Syaoran..."-retiró el abrigo que se esforzaba en cubrirla. –"Desde esta mañana tuve ganas de ignorar a tu esposa y subirte conmigo a la habitación..."-
-"No digas eso Viollet..."-si mal no recordaba estaba muy cerca de la casa de la modelo. –"Ya casi llegamos a tu casa..."-
-"Es como ir a la cueva del lobo chérie..."-se deshizo completamente del abrigo dejándolo en la parte trasera con un movimiento de su mano izquierda. –"Me vuelves loca Syaoran..."-se aproximo al chico, puso una de sus manos en la pierna de Syaoran, moviéndola de un lado a otro. –"¿O ya no te gusto¿No me deseas Syaoran...?"-gracias a que el semáforo impedía el avance el castaño levanto el cuerpo de la francesa.
-"¡Por Dios Viollet¡Estoy casado y amo a mi esposa!"-ambas manos en los hombros de la chica sacudiéndola levemente.
-"¡Claro que la amas, se te ve en la mirada!; ¡Ella no se va a enterar, es solo esta noche... solo esta noche...!"-los ojos de la chica empezaron a dejar salir lagrimas. –"¡Necesito tu compañía!"-Syaoran soltó a la chica acomodándola en el asiento.
No dijo una sola palabra. Siguió conduciendo hasta llegar a una gran casa producto de las cuantiosas cantidades que ganaba por cada uno de los desfiles. Además de ser una mujer muy ambiciosa que en cada situación era capaz de extraer dinero. Apago el motor y miro de soslayo a la chica.
-"Vamos Viollet... estamos en tu casa..."-abrió su puerta y se dispuso a abrir la de la chica.
-"Sabia que no podrías evadirme... pasaremos una gran noche chérie..."-le susurro al oído cuando él la ayudaba a caminar rumbo a la residencia, con solo una persona en la cabeza.
Sakura...
-.-.-
La ultima vez que vio el reloj eran las 11:58 hora en la que se dejo caer en la cama e intento dormir. ¡Syaoran debía tener una buena explicación en la mañana!.
-"El señor Li dejó la oficina a las ocho señora..."-eso fue lo que le dijo la recepcionista. ¡Cuatro horas!
Esas palabras corrían por su mente mientras aprisionaba el celular con su mano izquierda. Sintió un extraño vació, un frió muy característico, un frió diferente. Era como si le faltara algo de repente. Sabia muy bien que su esposo era un empresario ocupado, que además de tener una esposa, mantenía a miles de personas que vivían directa o indirectamente de que él realizara buenos negocios. ¡Lo comprendía¡Claro que si...!. Era solo... solo que a veces se sentía... se sentía sola. ¡Y eso estaba mal...¡Muy mal... porque si lo veías así estaba siendo muy egoísta!. Indescifrablemente sus ojos se pusieron llorosos... ¡Se sentía abandonada...!.
Syaoran.
¡Lo extrañaba mucho!. Desde que estaban en Paris solo había estado con él unos cuantos días, y unas contadas horas. Le hablaban a cada momento, cada segundo pedían su presencia aquí o allá firmando y autorizando papeles. Ella le decía una y otra vez que no se disgustaba, pero había una extraña sensación de soledad, de postergación a segundo término. Sabia muy bien que él la amaba, pero le dolía un poco saber que había cosas muchísimo mas importantes que ella; las cuales no podía desatender solo por estar con ella. A pesar de comprenderlo le dolía y tal vez eso era lo que la tenia tan preocupada... ¡Algo mas importante había pasado y por eso él no había cumplido con su promesa!...
Escucho pasos provenientes del pasillo. ¡Era él! Cerró los ojos, suprimiendo algunas de las lagrimas que salían furtivamente de sus ojos y esperó en una fingida somnolencia la llegada de su amado esposo.
-"Sakura..."-tenia un voz cansada. Al notar las luces apagadas no dio indicios de querer encender una. Caminó despacio, descalzándose hasta llegar al cuarto donde su esposa descansaba. –"Sakura..."-repitió con una infinita pena al verla con ese vestido negro y aun con las zapatillas puestas. ¡Lo había esperado toda la tarde!. –"Lo siento tanto amor..."-se sentó en la orilla de la cama, sin levantar su tono de voz para no turbar el sueño de su esposa, que de mirarla mejor sabría que no era eso exactamente.
Se levanto de la cama para meterse al baño donde vio su reflejo, al igual que en la mañana, pero ahora había una sombra de cansancio y culpabilidad sobre su rostro. Se retiro el saco y la corbata con lentitud, intentando reflexionar un poco. Sin mucho cuidado dejo caer sus prendas para regresar al lecho.
-"Lo siento tanto cariño, debí haberte preocupado mucho..."-le hablo a Sakura sin saber que ella mantenía sus ojos abiertos y ocultos a su escasa visión. Se acerco mas a ella para quitarle las zapatillas... ¡debía quitarle esa ropa para que durmiera mas cómoda!. De seguro se disgustaría mucho con él. –"Si tan solo supieras que no fue mi intención... después de salir de la oficina encontré a Viollet..."-por mas extraña que pareciera su confesión, Syaoran sabia que ella no lo escuchaba y de alguna forma se sentía mejor. Sakura abrió mas los ojos de la impresión, quería dejar de fingir que dormía y reclamarle el hecho de que tuviera tiempo para todo... ¡Menos para ella!. Sentía las suaves caricias con las que le desprendía los zapatos, con esa ternura que Syaoran le profesaba. –"Estaba dentro de mi auto cuando salí, estaba ebria..."-el castaño dejo las zapatillas de su esposa y soltó un gran suspiro. –"La tuve que llevar a su casa..."-unas lagrimas de furia salieron de la oji-verde... ¿por qué le decía esas cosas, cuando sabia que ella no lo escuchaba...?. –"Me siento como un tonto..."-su tono de voz era trémula. Ahora que prestaba mas atención había perfume de mujer en él, un perfume que no era suyo... el de ella...-"Intento seducirme..."-al escuchar eso Sakura fingió un movimiento en medio de su sueño y se alejo de él.
Syaoran dejo que un silencio que mataba cada fibra del alma de Sakura se convirtiera en el habitante de lecho. La castaña solo escuchaba la respiración de su marido, como levantaba las sabanas y con delicadeza jalaba centímetro a centímetro las que estaban debajo de ella. –"La ayude a caminar rumbo a su casa y en cuanto abrí la puerta cayó dormida..."-un deje de tranquilidad hizo que Sakura se recriminara la extraña desconfianza que había surgido. –"La puse en su cama y salí en cuanto pude..."-prefirió no molestar a Sakura por lo que no le quito el vestido, puso delicadamente las sabanas sobre su cuerpo. –"Me quede sin batería amor... siento mucho todo esto... espero me perdones cuando te diga esto mañana..."-se hundió en las sabanas de la cama. No busco con sus brazos a Sakura, lo mejor era dejarla dormir en paz...
¡No sabe cuanta falta le hicieron sus brazos esa noche!.
La mañana se vio nublada ese día, ese seria el ultimo amanecer que verían en la hermosa ciudad de Paris. Sakura se negaba a abrir los ojos, tal vez no quería despertar, porque había algo en ella que no le gustaba para nada...
Estiro la mano para buscar a su marido pero solo encontró una hoja de papel.
Ya no se que decirte amor, lo de anoche espero explicártelo y que me entiendas. No se como pedirte perdón por haberte fallado tantas veces en tan poco tiempo. ¡Prometo que en Hong Kong será distinto!. Tuve que salir cuando apenas salía el sol. Ocurrió un accidente en la oficina... nada grave espero... No hay cambios en los planes, ésta tarde salimos rumbo a China. Discúlpame de nuevo por no desayunar contigo y ojala pases una linda mañana... Te ama locamente y espera que nada cambie... Syaoran
Dejo de lado la hoja, estiro los brazos con pereza y se levanto del lecho.
-"Si tuviera que perdonarte algo Syaoran... de seguro ya lo hubiera hecho"-mojo un poco sus manos para después rosear su cara. –"Eres un tontito..."-arrugo la cara y después sonrió jovialmente. –"Lo mejor es desayunar y quitarme este vestido..."-
-.-.-
-"¿Qué es lo que te pasa ahora Syaoran?"-habían dejado encendida una colilla de cigarro en el bote de la basura, lo que ocasiono un pequeño incendio que se llevo algunos registros, que al parecer eran bastante importantes.
-"¿Por qué preguntas Edmond?"-
-"No has dejado de suspirar. Te has peleado con Sakura..."-
-"No exactamente..."-mordisqueo el lápiz que traía en la mano. –" No hagas cosas buenas que parezcan malas "-recitó, haciendo rayones como niño de tres años sobre algunos cálculos que tenia.
-"¡Ah...!. Siendo jóvenes como ustedes no cabe duda que los problemas son grandes, mientras mas se aman mas apasionados son sus disputas..."-
-"Suena como si amar a mi esposa estuviera mal..."-ya no estaba prestando atención al hecho de que el listado de importaciones que perdió podría marcar su negocio.
-"¡Claro que no!. Al contrario, me parece extraordinario que aun se amen, lo que Justine y yo tenemos no es exactamente amor, pero aun así nos mantenemos juntos..."-
-"Y lo peor es que no he podido hablar con ella desde ayer en la mañana..."-suspiró. –"Creo que piensa que no me importa..."-
-"¿Por qué lo dices?"-
-"No he podido estar con ella lo suficiente, y se supone que estamos en nuestra segunda luna de miel..."-reclino la silla y volvió a suspirar. –"Creo que tendrás que ir a Hong Kong; preferiría pasar ese tiempo con ella..."-
-"Como tu digas... a los niños les encantara conocer esos lugares..."-
-"Te lo agradezco mucho, dudo que Meiling quiera ir a ayudarte, pero aun así la llamare..."-
-"Yo no te lo recomendaría jefe, pero si así lo quieres solo te deseo suerte..."-en cada uno de los países con los que la Viñera Li exportaba había un encargado de los negocios. En el caso de Paris era Edmond quien mantenía en perfecto estado todas los campos viñeros y la venta del producto.
-"Gracias..."-apretó un botón sobre su teléfono y se escucho la voz de la secretaria quien rápidamente lo comunico con Meiling.
-"¿Qué quieres ahora Syaoran?"-dijo como saludo del otro lado de la línea.
-"Estoy muy bien prima, si es que eso te interesa..."-comento graciosamente.
-"Si, si, si. Como tu digas... ¿cómo esta mi cuñada?. Espero que no la hayas descuidado, conociéndote la pobre ha de estar sola todo el día deambulando de aquí a allá. ¡Podrías perderla!. Podría conocer a un francés que sea guapo y además de todo que tenga tiempo para ella..."
-"Sakura esta bien..."-musitó con algo de furia. ¡No tenia porque decirle esas cosas!. Lo peor es que Meiling lo conocía tanto que eso era medianamente cierto. Edmond intentaba mantener la cordura... ¡era la Meiling de siempre!
-"Bueno, bueno. Dime para que me has llamado... te diré que Eriol se tomo unas improvisadas vacaciones por lo que yo estoy a cargo de todo, lo que no me tiene muy feliz..."-
-"¿Por qué?"-
-"Desde la caída de Tomoyo se ha dedicado completamente a cuidar a su esposa, por lo que abandono a su suerte la empresa... ¡AH!... ¿qué no pueden empacar una botella sin preguntarme!..."-Syaoran sonreía. –"¿Me vas a decir o no!..."-
-"Je. Bueno... te iba a pedir que te trasladaras a Hong Kong para cerrar la compra de un terreno pero si no puedes..."-aunque quería evitar que su tono se escuchara inseguro no lo consiguió.
-"¡QUE!"-Edmond se tapo los oídos con semejante estruendo que soltó. Syaoran dudo que su audición volviera en algunos días. –"Esta bien... al fin y al cabo me hace falta salir de esta oficina... estoy haya pasado mañana..."-sin mas ni mas colgó el teléfono dejando a un Syaoran y a un Edmond muy impresionados.
-"Sin duda la misma Mei de siempre..."-hablo el hombre rubio.
-"Si..."-en sus mentes había imágenes de los pobres trabajadores siendo flagelados por Meiling quien cerraba la escena con una risa maléfica.
-"Lo mejor es que te vayas y pases un tiempo con Sakura..."-
-"Tienes razón... tengo que hacer algo..."-los golpes en la puerta los interrumpieron.
-"Señor Edmond ya encontraron los archivos de respaldo, lo que no saben es cual es cual..."-caminaba tambaleante hasta que dejo caer una torre de papeles. –"También están en la base de datos de la computadora principal, pero no se podrá hacer nada hasta que todo se normalice. Le dejo esto..."-se acomodo el cabello y abandono la habitación.
-"Sin duda estaré todo la noche..."-Syaoran se aproximo a la mesa y abrió un par de folios. –"Lo mejor es que te vayas antes de que te pida un aumento de sueldo por todo esto..."-
-"Gracias..."
-"Cómprale algunas flores..."-sugirió el señor Rundel.
-"Esta bien..."-tomo su saco. –"Suerte..."-se despidió de la secretaria con un movimiento de cabeza y se dirigió al estacionamiento.
En cuanto vio su auto verifico que no llevara copilotos inesperados como el de anoche. Se puso el cinturón y encendió el motor.
-"¿Flores...?"-hablo en voz alta. –"¿Rosas, violetas o geranios?. No, a Sakura le gustan los claveles... pero también le gustan los nardos..."-no podía decidirse por una.
Las calles parisinas se mantenían casi inhabitadas, de seguro seria porque el cielo amenazaba con dejar caer su furia y lo mejor era estar en un lugar donde no se mojaran.
-"Tal vez jacarandas... no eso es un árbol..."-justo giraba la esquina cuando un ciclista salió de repente. –"¡Oh Por Dios!"-detuvo el auto y descendió para ver tendido a un hombre. Un viejecilla que pasaba por ahí se acerco al castaño y empezó a golpearlo con una bolsa. –"Espere..."-la anciana no tenia misericordia. Le gritaba algunas cosas que a pesar de entender el francés, no supo descifrar.
Mientras tanto el ciclista se quejaba de tener algo roto, tal vez la pierna o el brazo. Un joven que pasaba por ahí lo auxilió quitándole la bicicleta de encima, mientras Syaoran esquivaba algunos golpes y otros no.
En cuanto la anciana se sintió satisfecha dejo de golpear al castaño, quien nunca supo la razón de su agresión. Se acerco al ciclista que tenia la cara arrugada y sin duda estaba molesto. ¡Pero claro¡No todos los días te atropellan!. El joven que muy amablemente se acerco a ayudar; le sugirió a Syaoran llevarlo al hospital, por lo que la idea de comprarle flores a Sakura, se descarto...
-.-.-
Desayunó pan francés, que por el lugar donde se encontraba se le hizo muy curioso. También pidió una ración habitual de fruta y un jugo de toronja, que por no gustarle a Syaoran, casi no tenia oportunidad de tomar.
-"Madame Li..."-la llamo el recepcionista cuando ella se disponía a salir. -"Nos llamaron del hospital..."-
-"¿Hospital?"-por un momento pensó lo peor, un escalofrió terrorífico la recorrió completa.
-"Oui. Su marido tuvo un problema y al parecer atropello a un ciclista, me pidió que le avisara que tal vez no llegaría hasta las cinco o seis..."-
-"Muchas gracias..."-se acerco al elevador. Lo mejor seria empacar para tener todo listo.
En cuanto llego al cuarto, tomo su teléfono celular y apretó el numero 1 del marcado automático.
-"¿Cariño, eres tu?"-la inconfundible voz de su esposo.
-"Si Syaoran, me dieron tu recado en cuanto salí del restaurante... ¿qué paso?"-su voz era un tanto intranquila. Tal vez molesta.
-"Cuando salía de la oficina, no tuve cuidado al manejar y le rompí el brazo a un ciclista, pasare toda la tarde en el hospital y en la policía, al menos el joven no levantara cargos, pero tengo que hacerme cargo de las cuentas..."-su voz era cansada, como si hubiera sido él, el atropellado.
-"Termino de empacar y salgo para el hospital..."-
-"No te molestes, mejor quédate en el hotel, sé cuanto aborreces los hospitales. Yo llegare al aeropuerto... perdóname..."-
-"No hay nada que perdonarte, cuídate mucho..."-
-"Hablamos cuando regrese... te amo.."-
-"Sí yo..."-no pudo terminar su frase porque su marido ya le había colgado. –"... también te amo..."-hablo cuando dejaba caer el aparato sobre la cama. Sin mucha convicción busco en los armarios, para después poner todo en orden en unas cuantas maletas negras.
-.-.-.-
Miró su reloj por quinta vez, si el trafico seguía así, jamás llegaría a tiempo al aeropuerto. ¡Pero claro, después de pasar tres horas explicando como había atropellado al joven, pensó que no seria capaz de cumplir con su cita.
Casi como si sus suplicas fueran escuchadas los autos aumentaron la velocidad, lo que significaba esperanzas de llegar con su joven esposa.
-"Muchas gracias..."-susurro Sakura al joven que arrastraba su carrito de equipaje.
-"No tiene porque agradecerme madame, es mi trabajo..."-el joven, vestido de rojo dejó a la castaña enfrente de una cafetería.
-"Ya te demoraste mucho Syaoran..."-verifico la hora en el reloj de su muñeca izquierda, cuando sintió unos brazos tomarla por la cintura.
-"Lo siento mucho cariño..."-el perfume de su marido embriago sus sentidos.
"Vuelo con destino a Hong Kong, China abordar por la puerta numero cinco..." -se escucho la llamada para lo que seria su viaje. "Vuelo con destino a Hong Kong, China abordar por la puerta numero cinco..." -repitieron.
-"Vámonos..."-tomo el carrito del equipaje y lo arrastro hasta llegar al detector de metales.-"¿Estas bien Sakura?"
-"S-si..."-la razón de la pregunta de su marido era que se había detenido de repente. Pero solo había tenido un fuerte escalofrió. –"Creo que tanto sol me atrofio un poco..."-
-"Lo mejor será que descanses..."-
-"Si, eso estaría bien..."-dieron sus boletos al encargado y continuaron el transcurso en silencio, como si no supieran que decirse o como si no hubiera nada que decir.
Como el deslice de una hoja impulsada por el viento, así fue la caricia que le propino su esposo cuando ya estaban en sus asientos. Desde su boda, había surgido un extraño miedo a volar, así que Sakura se ponía ligeramente nerviosa cuando eso sucedía.
-"Tranquila... cierra los ojos y no sentirás el viaje..."-le sugirió su bello esposo. Continuaba acariciando su cara. Haciéndola recordar que sí es importante en su vida, que es su adoración y la única mujer capaz de estar a su lado.
Dejo caer los párpados. Privando a sus ojos de la visión, para descansar y olvidar que iba a volar a quien sabe cuantos metros del suelo. Respiro varias veces, sintiéndose reconfortada al percibir las caricias del dedo pulgar de Syaoran sobre su mano.
-"Duerme un poco..."-comentó el castaño sin soltar a Sakura; quería que ella supiera que él estaba cerca, que ese extraño hielo que se estaba formando entre los dos desapareciera. Que todo eso fuera como un sueño tormentoso que terminaría con una sonrisa. ¡Que todo volviera a ser como antes!... como antes...
Sakura fue victima del sueño, por lo que su cabeza descanso en el hombro de su marido quien miraba hacia el frente, sin ver algo en especifico.
El avión tenia en su mayoría gente de rasgos orientales, que tal vez regresaba a su hogar o visitaba a algún familiar. Delante de ellos había una pareja que platicaba animadamente de cómo había comprado un perro; él, sin perder un solo detalle de lo que su novia le platicaba y ella sonriendo a cada momento y regalándole besos de vez en cuando. Una extraña sensación hizo que mirara a su esposa, unas cuantas lagrimas salían de los ojos de la castaña, que en medio de su sueño no estaba consiente del hecho.
Syaoran sintió algo que le apretó el pecho, como si un puño estrujara su corazón con fuerza, lo justo para dejarlo sin aliento y con un nudo en la garganta. Aunque le pidiera mil veces perdón, ni siquiera llevándole toda la floristería, jamás borraría el vacío que ella estaba experimentando. Solo él podía solucionar eso, y al parecer los acontecimientos no lo estaban ayudando.
Suavemente elimino las saladas huellas de dolor de su esposa, acaricio su rostro maravillándose por la belleza de su color, por la hermosura de su textura y por la perfección de su mujer... esa mujer que tal vez no merecía... que tal vez descuidaba... tal vez...
Casi sin quererlo él también durmió unas horas. Perdiéndose en los hermosos recuerdos de su luna de miel, de la forma en que ella le había declarado sus amor, de la forma en que ellos se volvían un solo ser, un ser perfecto, un ser único que ahora parecía efímero. ¡Tantas cosas!. ¿Por qué todo lo malo se juntaba?. Aunque Sakura no mostrara su tristeza abiertamente, él sabia a la perfección que ella estaba muy desolada.
Despertó cuando el piloto anunciaba su llegada a las místicas tierras chinas. Abrocho su cinturón y el de su esposa quien seguía en el mundo de los sueños. Faltaban menos de diez minutos para que descendieran por lo que creyó apropiado despertarla.
-"Sakura... vamos amor, despierta... ya llegamos..."-le susurro al oído, moviendo un poco su frágil cuerpo.
-"¿eh?"-la castaña entreabrió sus esmeraldas, para enfocar borrosamente a su marido. –"¿ya llegamos Syaoran?"-
-"Si cariño..."-acaricio su rostro. –"ya anunciaron el aterrizaje..."-
Las estrellas ya resplandecían cuando Syaoran recibía su Mercedes . Dejo el equipaje en la parte trasera y acomodo la cabeza de Sakura, quien no había podido despertar del todo y al parecer no deseaba hacerlo todavía. Abrocho los cinturones de seguridad y condujo hasta una finca. No muy lejos de la ciudad, pero lo suficientemente tranquila para solucionar las cosas con su esposa.
Esa casa había pertenecido a sus padres, la habían comprado hace muchos años, según había escuchado, su Madre había conocido a su Padre ahí. Y habían decidido construir una casa, con lo que antes fuera una cafetería. Quiso creer que esa era la forma en que ellos habían mantenido sus recuerdos a salvo del tiempo.
Era un lugar con grandes jardines, que por ser de noche parecían misteriosos cuerpos retorcidos que de un momento a otro atacarían al intruso que se perdía entre ellos. Unos cuantos faroles se encargaban de la visión nocturna, sin faltar el sonidillo de los grillos que descansaban a lado de la fuente en el patio.
Detuvo el auto frente a una mansión sencilla y de color blanco perla.
-"¿Syaoran...?"-musitó Sakura cuando abría los ojos.
-"¿Si cariño...?"-
-"Nada..."-los ojos verdes de la castaña miraron hacia un lado, esperando que su esposo saliera del auto. Y así lo hizo, ayudándola a bajar. ¡Cuan extraño era todo eso!. Se trataban de forma un tanto frívola, como si hubieran perdido algo... algo muy valioso...
Sakura sintió el frió de la casa, era un tanto espeluznante hasta que Syaoran encendió las luces, mostrando que era un precioso recinto repleto de cuadros y obras de arte de gran clase e importancia.
Atravesaron el salón silenciosamente, hasta que notaron la luz encendida de la cocina y a un par de mayordomos que charlaban tranquilamente.
-"Señor Li..."-saludo uno de ellos. –"Señora..."-ambos inclinaron las cabezas.
-"Buenas noches..."-miro a su esposa. –"¿cenamos?"-
-"Muero de hambre..."-le sonrió. ¡Cuan reconfortante era eso...!
-"Pondré la mesa..."-uno se retiro, mientras el otro se dirigía al refrigerador.
La pareja opto por descansar del viaje en la sala. Un silencio sepulcral e incomodo se apodero de ellos.
-"No se como empezar..."-hablo él. –"Son tantas cosas..."-
-"Dime que es lo que sientes..."-se acerco a él, mirándolo fijamente a los ojos.
-"Tengo que explicarte lo de la cena... yo no que..."-
-"Lo sé..."-interrumpió ella. –"... ya te dije que no estoy molesta, comprendo que tus negocios son indispensables, que si llegas a cometer un error muchísima gente puede padecer, por lo que comprendo todo esto..."-se sincero.
-"Vi a Viollet esa noche..."-debía ser honesto. Aunque esperaba una reacción mas fuerte por parte de ella, pero él no sabia que ella lo había escuchado esa noche. –"...entró a mi auto cuando regresaba al hotel y tuve que llevarla a su casa, se que..."-dejo de hablar al sentir el abrazo de su mujer.
-"Confió en ti... y se que si no pudiste llegar a nuestra cita, fue porque era necesario... ya no sigas..."-suplico. –"Me haces pensar que te sientes culpable por ser amable... eso no esta bien..."-
-"P-pero..."-
-"Shhh..."-se acerco mas a él. –"solo quedémonos así un poco mas... a mi solo me importa que tu estés bien, y que me ames como yo a ti..."-
-"¡Te amo loca y desesperadamente!"-musitó con fervor después de haber dado un suspiro de alivio ciñendo a la chica hacia él. –"No podría dejar de amarte un solo segundo... eres maravillosa..."-agacho la cabeza para buscar sus labios tibios, quienes lo recibieron con gran entusiasmo, derritiendo el hielo que se formaba entre ellos. O eso pensaban...
La cena paso rápidamente, ya no había silencios, ella le describió todas y cada una de sus fotografías con mucha alegría, por lo que él la miraba complacido y arrepentido por no haber estado ahí. Ni siquiera recordaba como había comido el postre, ahora que caminaba de la mano de su esposa, no podía recordar ni su nombre... solo algo estaba en su mente, solo un nombre...
Sakura.
La luz de la habitación principal era delicadamente sensual. Una sensación exquisita rodeo los cuerpos que sin duda conocían a la perfección los deseos del otro, y no se negarían en satisfacerlos. ¡Era tan dichosa al sentirlo cerca!. Cualquiera en su lugar pararía el tiempo para permanecer así toda su vida. Conducida por su marido rápidamente estuvo en el lecho, que inmediatamente se torno cálido y reconfortante.
La ropa perdió importancia –como siempre que estaban juntos- lo único de verdadero valor eran las sensaciones que se producían al rozar la piel con los labios, al escuchar los susurros aquí y allá. El exquisito placer que causaba un simple beso con la intensidad adecuado y en el lugar preciso; la verdadera felicidad se veía reflejada en el rostro de Sakura que en cualquier momento lloraría de tanto amor que sentía.
Se amaron una vez mas... la piel de ellos pronto se convirtió en el dulce delicioso que el paladar del otro deseaba saborear; era como si sus cuerpos no pudieran estar lejos.
Cuidando cada momento Syaoran se encargo de arrebatarle suspiros de amor y gozo a su esposa; quien se dejaba llevar por la olas de emoción de las que sus cuerpo era testigo. El calor de la habitación seguía en aumento, consiguiendo que leves gotas de sudor le dieran brillo a los cuerpos. Cuerpos que se profesaban respeto y admiración mutuos. Y que a la vez demostraban todos los sentimientos que un humano era capaz de transmitir.
Sentir a su esposo devorar sus labios, era tocar el mismísimo paraíso, escucharlo repetir sus nombre una y otra vez mientras tocaba cada fibra de su ser, era delicioso...
La luz de la luna entraba por el ventanal que daba al patio. Regalaba algunos destellos que de vez en cuanto rebotaban en la cama, iluminando a la pareja que no escatimaba en caricias.
Lentamente, como si no quisiera que eso acabara, Sakura sintió a su marido en sí. Ya eran uno. ¡Cuánto había añorado eso!.
-"Syaoran..."-los labios de su esposo atraparon los suyos hundiéndolos en un apasionado beso.
-"Te amo..."-ahora besaba su oreja. Ella se aferraba a su espalda, abrazándose fuertemente, incluso clavándole las uñas.
-"Y-yo... también te amo..."-sus mejillas estaban sonrojadas. Los suspiros que su esposo hacia salir de su boca eran delicados, pequeñas caricias que incitaba a Syaoran a seguir.
Los ojos de Sakura estaban cerrados, se dedicaba a sentir el éxtasis recorrerla, esa pasión tan prohibida pero sin duda tan deliciosa. Su esposo no dejaba de besarla, el rostro, el cuello, los hombros, todo en una total armonía mortal que la hacia caer a sus pies rendida.
Un ola de emociones se apareció como un torrente, su espalda formo un arco por lo que un gran espasmo le dio la indicación de estar en el cielo y a la vez quemarse en las llamas de un infinito infierno que le ofrecía glorias eternas.
Sus respiraciones entrecortadas, el brillo en sus pieles y el calor de la atmósfera era un escenario romántico y embriagador que solo era comparado con los susurros que hacia una lechuza blanca reposando sobre un gran roble en el jardín que estaba rodeado de gardenias con aroma dulce que parecían pequeñas nubes de un día veraniego.
Un largo suspiro salió de los labios rosáceos de Sakura que fue callado por un pasional beso del castaño.
-"P-perdóname amor... por todo..."-le susurro entre labios, con voz cansada.
-"S-si... solo si prometes cometer errores mas seguido..."-la voz tan mortalmente sensual que utilizó hizo que un ángel susurrara palabras a los oídos de Syaoran, haciéndolo volver a besar a su esposa una y mil veces, cuando ya sentía el cansancio sobre él, lo dejaba de lado...
Ambos habían añorado ese momento, disfrutaban al máximo esas noches tan pasionales que dejaban a sus cuerpos satisfechos, pero sobre todo a sus corazones llenos de alegría...
El alba se abrió paso en la oscuridad regalando leves rayos rojizos y anaranjados.
Un pareja dormía abrazada en el centro de un mullido lecho; ella descansaba en el pecho de su marido, mientras él tenia su respiración chocando contra sus castaños cabellos. Sin duda alguna, una hermosísima mañana.
Algunos movimientos por parte de él terminaron por despertarla. Arrugo un poco la frente al sentir la luz entrar por la ventana por lo que giro su mirada encontrando el cuerpo de su esposo descansando a su lado. Una sonrisa inundo su cara al recordar la placida noche que había pasado, por lo que no dudo en acercarse mas a Syaoran y despertarlo con múltiples besos en el rostro.
-"Que hermosa vista..."-susurro mientras dejaba ver sus ojos ámbares a la chica. –"Buenos días..."-
-"Muy buenos días..."-contestó ella dándole un ultimo beso en la nariz. Se sentó en la cama acariciando con su cabello el pecho del chico. Tomo una bata y se levanto. –"¡Vamos levántate!"-
-"¿Para que?"-su voz demostraba cansancio. Dio un largo bostezo.
-"¡Vamos a buscar un centro fotográfico...!"-
-"¡Oh no...!"-sabia lo que eso significaba.
-"¡Oh si...!. Y si no te levantas te daré un baño de agua fría..."-le dio una mirada de reproche.
-"¿Me lo darías...?"-susurro sugestivamente.
-"¡Vamos Syaoran... levántate!"-se acerco a la cama y se dispuso a jalarle el brazo; pero la fuerza de su marido la hizo regresar a la cama y acompañarlo unos minutos mas debajo de las sabanas. Su risa era el adorno perfecto en la habitación, acompañada de las suaves caricias de él... ¡una combinación conmovedora!... Permanecieron mas tiempo regalándose cariño que al parecer les hacia falta.
Desayunaron rápidamente, mas por la insistencia de ella que nada. Ahora caminaban por una calle repleta de gente vendiendo desde flores hasta tallarines.
-"¡No es por ahí Sakura...!"-repitió por onceava vez al ver que su esposa no le hacia caso.
-"Mi instinto dice que es por la derecha..."-en su mano había un pequeño trozo de madera con signos tallados y una especie de listón verde que colgaba de un extremo.
-"Te tomaste muy enserio lo que te dijo el monje..."-habían pasado por un pequeño templo en el que ella había comprado ese amuleto de la buena salud, junto con el consejo del religioso de que ella siguiera sus instintos, o algo así habían entendido...
-"¡Vamos amor...!"-impulsada por una gran fuerza de voluntad opto por ir por la izquierda, mientras que Syaoran por ir tan atrás la perdió de vista entre la multitud.
-"¡Sakura!"-¿dónde rayos se había metido?. Buscó con la mirada, pero no la localizó. –"Bien Syaoran, sigue tus instintos..."-miro hacia los dos lados en que se dividían las calles. –"Derecha..."-¡habían ido en lados opuestos, cuan gracioso es a veces el destino... ¡cuan gracioso...!.
-"Creo que nos perdimos amor..."-caminaba por la acera, enfrente de una gran cantidad de establecimientos. Volteo hacia atrás para ver a su esposo, pero se sorprendió al no verlo. –"¿Syaoran?"-no... efectivamente no estaba. –"¡Syaoran...!"-miro hacia ambos lados de la calle y se detuvo justo enfrente de un pequeño cafetín El ojo del dragón ... ¡Un nombre bastante curioso...!.
Siguió con su búsqueda, pero sus ojos se toparon con una tienda de fotografía por lo que su mente se puso en blanco... no dudo ni un segundo en atravesar la calle y observar las fotos del aparador mas de cerca.
Saco los rollos fotográficos que tenia y pidió los revelaran.
-"Lo tendremos al final de la tarde señorita..."-le comento la joven, así que decidió por salir y encontrar a su perdido esposo. Miro su lindo amuleto y se dijo así misma que le compraría uno a Syaoran.
Decidió regresar a donde lo había visto por ultima vez por lo que opto por atravesar la calle.
-"Ah..."-dio un largo suspiro e intento recordar los lugares donde había estado. El templo, el jardín, la calle... ¡Ah...¡Eran tantos lugares...!. Maldijo haber dejado su teléfono móvil en la chaqueta de su esposo y continuo caminando cabizbaja. Tal vez estaría en la mansión, pero eso era relativamente raro, ya que no regresaría sin ella... ¡estaba bastante lejos de ahí¿y si mejor lo esperaba sentada...¡estaba un poco cansada...!. No iba prestando atención al camino hasta que sintió un fuerte golpe en su hombro derecho lo que hizo que soltara la pequeña bolsa que traía y su amuleto nuevo.
-"Lo siento..."-era un joven, dieciocho años a lo mucho. Muy apuesto, ojos verdes y cabello azabache que sin duda ajustaban con su color de piel pálida.
-"No te preocupes..."-le contesto cuando ambos se inclinaban por las cosas. Él había dejado caer unos libros. Mientras el chico levantaba sus cosas a Sakura le dio curiosidad el bordado que tenia en la bolsa de su camisa. E.S.C.O alcanzo a leer. Era un dragón con los ojos azul celeste. ¡Muy lindo!.
El chico le dedico una mirada a la mujer, sintió algo muy extraño, muy linda sin duda, cabello castaño largo, ojos verdes, no pasaría de los veinticinco años; pero había algo mas en los ojos de la mujer que lo hacían sentir raro, como si ya los hubiera visto miles de veces antes... y ahora que los tenia tan cerca no podía reconocerlos.
-"¡VAMOS KENISHI!"-se escucho un grito desde el final de la cuadra sacándolo de sus pensamientos. Un trío de chicos vestidos igual que el oji-verde los esperaban impacientes.
Sakura le sonrió al chico cuando le regreso sus cosas y él se despidió con la cabeza. ¿De donde conocía a esa mujer?... quien sabe...
-"¡Eres un tonto Kenny!"-le dijo uno de ellos mientras le daba un ligero golpe en la cabeza. –"¡Date prisa...!"-cuando el chico de cabello azabache alcanzó a sus amigos se perdieron de su vista al doblar la esquina.
-"Kenishi... que bonito nombre..."-acomodo su falda blanca y decidió entrar al cafetín por algo de beber. Lo curioso del encuentro con el chico era que podía jurar haber visto esos ojos en algún lugar... algún lugar...
Una campañilla indico la entrada de un nuevo cliente, la castaña diviso un cartel en el que solicitaban un mesero, pero se dirigió a la barra. Era un lugar muy peculiar, abundaban los jóvenes y parecía mas una sala de alguna fraternidad que un establecimiento. Del lado derecho había algunas mesas con velas en el centro, pero del lado izquierdo había sillones de distintos colores, era como si se dividiera por la mitad.
Muchas platicas se escuchaban animadas, pero la que mas sobresaltaba era la voz de una chica morena de ojos rojizos que le gritaba a un par de jóvenes que no le hacían caso. O eso parecía.
Miro el menú en la pared y decidió tomar un café con crema. Al recibir su orden prefirió una mesa para uno que estaba cerca de la ventana, la cual tenia enfrente a los chicos y a la joven gritona. Observo con mas atención y noto el mismo bordado en las camisas de los chicos que la del joven con que había chocado. La joven que traía coletas, vestía un uniforme distinto, una falda de cuadros verdes y azules acompañada de un saco con un escudo distinto y una pañoleta del mismo color que su falda.
-"¡ME ESTAS ESCUCHANDO XIAO LANG!"-sin duda alguna la chica tenia una voz muy potente, hasta Sakura sintió un estremecimiento, como si su taza temblara.
No quería parecer entrometida, pero le dio un vistazo a los chicos, uno tenia gafas y cabello de color azul oscuro y el otro era castaño, al parecer él era Xiao Lang ya que la chica le gritaba mas de cerca. Lo raro era que el castaño permanecía tranquilo, como si no estuviera; casi de la nada, se levanto saco su billetera, dejo dinero en la mesa y salió del lugar sin prestarle atención a la chica.
-"¡XIAO LANG!"-volvió a gritar la chica, soltando un gran soplido y mirando con indignación al chico oji-azul que seguía sentado en la mesa.
Casi sin querer, Sakura los estaba mirando fijamente por lo que el chico de gafas volteo a verla y le sonrió. Ella le devolvió el gesto y decidió dejar de verlos por lo que presto atención a su café.
Inmediatamente escucho a la chica de nuevo.
-"¡DE QUE TE RIES...!"-ahora le gritaba al otro joven quien no dejaba de sonreír. Sintió mucha familiaridad con esas escenas, pero le resto importancia al notar que su bebida se enfriaba y que debía buscar a su esposo.
Dejó la propina, justo cuando se disponía a salir, la chica de ojos rojizos se le adelanto e incluso azoto la puerta en sus narices.
-"Le pido disculpas por ella..."-se adelanto el muchacho de cabellos azulados y le abrió la puerta. –"Es una chica muy temperamental..."-
-"No hay problema..."-atravesó el umbral del ojo del dragón sin antes responderle a la sonrisa que el chico le regalaba.
-"Que tenga un buen día señora Li..."-le dijo como despedida, ella se quedo analizando las palabras. ¡Ella jamás le había dicho su nombre...!. Buscó al joven de gafas, pero ya no lo encontró por ningún lugar¡¡Que gente mas extraña...!.
Se encamino rápidamente, disgustándose con ella misma por no haber esperado a su esposo. Y para colmo de males las calles eran muy angostas, estando la mayoría llenas de gente por lo que de pronto le dieron ganas de gritar. ¡Recordaba esa calle!. El parque lleno de petirrojos no debería estar lejos de ahí, así que decidió seguir caminando.
¡Por fin lo había encontrado!. Ahora ya estaba en el lugar donde había visto por ultima vez a su esposo, así que se dispuso a esperar en una banca que era compartida por una viejecilla que tenia entre sus manos un bordado.
-"¿E-esta ocupado?"-pronuncio con un mandarín un tanto escaso. La afable anciana le contesto con una sonrisa.
Deslizo su mirada por toda la gente que pasaba por ahí. Le causo mucha gracia el hombre que pasaba acompañado de sus dos hijos, llevando a una niñita en los hombros, mientras el otro lo jalaba del pantalón para que se acercaran a la fuente. Desvió su mirada al cielo; blancas y acolchonadas nubes viajaban de aquí a allá; mostrándonos de fondo un cielo azul que inspiraba pensamientos tiernos.
-"¡SAKURA!"-¡esa era la voz de su esposo!. Lo diviso no muy lejos de ella, levantaba los brazos para llamarla.
-"¡Ya te escuche...!"-se levanto de su asiento despidiéndose de la anciana con un asentimiento de la cabeza.
-"¿Dónde estabas¡¿estas bien¡¡Llevo mas de una hora buscándote!"-la agarro por los hombros y la examino. –"¡Estas bien!..."-le reviso la cabeza, las manos, la cara... etc.
-"¡Estoy bien...!"-le arrugo la nariz y le tomo la mano. Empezaron a caminar.
-"¿Dónde estuviste?"-Sakura lo miro unos segundos para después sonreírle tranquilamente.
-"Cuando no te vi, decidí ir a buscarte pero encontré una tienda fotográfica..."-
-"Si, si, si, ya se... te quedaste viendo las fotos..."-
-"¡Exacto!. También pedí que me revelaran los rollos, pero después salí y me encontré una especie de cafetería..."-
-"¿Cafetería...?"-se dirigían a un restaurante en el centro de la ciudad.
-"Si, el ojo del dragón... o algo así..."-atravesaron unas calles mas. Seria mas fácil ir en auto, pero con toda esa gente por ahí, y sin duda el calor; era muchísimo mejor caminar... Además el automóvil solo lo utilizarían para regresar a la mansión-"Mientras caminaba choqué con un joven de cabello azabache. Después me di cuenta que estaba cansada por lo que decidí tomar algo..."-
-"A pesar de no saber donde estaba tu indefenso esposo..."-le dijo el castaño haciéndole ojos de cachorrito hambriento.
-"Si..."-le levanto los hombros por lo que Syaoran hizo cara de falso dolor. –"...pero me iba a poner a buscarte después..."-
-"¿Si?... pues fui yo el que te encontró, y estabas descansando..."-
-"Vamos Syaoran... no puedes enojarte por eso..."-
-"Tienes razón..."-cuando ya estaban frente a las puertas del restaurante, la asió por la cintura dándole un delicado beso, recorriendo sus labios con tranquilidad. –"A pesar de que tu te divertiste bastante, me preocupaste..."-
-"Lo siento, no fue mi intención..."-entrelazaron sus manos y entraron al restaurante.
-.-.-.
-"¿Xiao Lang?"-
-"Si, así lo llamo la chica de ojos rojizos..."-el atardecer ya se dejaba vencer sobre el cielo mientras caminaban con rumbo al auto, para regresar a la mansión. Syaoran traía una tablilla de madera con un listón amarillo que colgaba del centro.
-"¿Y dices que se parecía a mi?"-la joven sorbió algo de la bebida que traía en su mano y asintió.
-"Cuando eras mas joven..."-le dio otro sorbo a su malteada de vainilla, abrazándose a su esposo. –"Aunque bien podría parecer de cincuenta años con ese ceño fruncido que tenia..."-frunció ella el entrecejo apuntándose con el dedo. –"¡Gente muy extraña...!"-el castaño sonrió soltando una leve risa.
-"Pasaste una tarde muy entretenida..."-Sakura se detuvo y saco un sobre de su bolsa. Syaoran la desprendió de él con delicadeza. –"Son hermosísimas..."-la calidad de cada una de las tomas, daban la sensación de poder quitarle el rizo de la cara a esa hermosa niñita.
-"Tuve excelentes modelos..."-un sonido gracioso producido por la pajilla, indicó que ya había terminado con esa deliciosa bebida. –"¿Iremos a conocer el riachuelo esta noche...?"-ahora parecía que se habían alejado de toda esa ruidosa ciudad, como si con cada calle que caminaban se alejaran más y más de ese murmullo agobiante de una tarde.
-"Si... solo pasamos a la casa para que te cambies, he incluso caminaremos hasta encontrar algunas grutas no muy lejanas. Diez o veinte kilómetros..."-
-"¡DIEZ O VEINTE!"-eso era mucho... ¡incluso más que mucho...!.
-"¿Quieres o no?"-
-"¿No podríamos ir en auto...?"-Syaoran soltó una risa sonora.
-"Solo si consigues uno que pueda pasar a través de los árboles..."-
-"No tenias que ser sarcástico, era solo un comentario..."-se adelanto moviendo la cabeza con enojo. Fue poco su enfado, ya que unos brazos la jalaron por la cintura, encarcelándola.
-"Me encanta cuando te enojas..."-
-"¡Vamos Syaoran!"-se sonrojo, causando mas gozo en su esposo.
-"Si no nos vamos ahora, no nos iremos nunca..."-sonó mas como una amenaza. Le abrió la puerta del Mercedes dejando pasar a su esposa.
-"Ah..."-se dejo caer sobre el asiento, suspirando un par de veces, esperando que le motor del auto la aproximara a una noche romántica y llena de cariño.
-.-.-.-
Los sonidos de los troncos siendo calcinados era lo único que se escuchaba. Las llamas de una fogata creaban espectros y demás sombras, algunos murmullos, susurros e incluso lamentos, que según Syaoran eran el viento.
Ambos observaban el fuego moverse, mientras se abrazaban intentando desaparecer el frió de la madrugada.
Sus ojos resplandecían por la luz que había, del lado izquierdo había una tienda de campaña, en la que seguro entrarían mas tarde. Por ahora, estaban en una bolsa para dormir, descansando. Ella le contaba lo bien que se sentía de estar así, y él le sonreía, la besaba, sintiéndola más suya. Parte de su ser...
Syaoran tuvo que salir de su abrigado lugar para atizar el fuego y colocar mas leños. Regresó casi inmediatamente, frotando sus manos para obtener un poco de calor, ya que la noche amenazaba con enfriarse más.
-"Debimos traer ropa mas abrigadora..."-
-"Así estamos bien, no hace frió..."-los ojos que Sakura le propinó, sin duda indicaron lo contrario. –"Bueno, solo un poco, pero nada que no se me quite a tu lado..."-acercaron mas sus cuerpos, observando el anaranjado color de la flamas.
No necesitaban mas palabras, unas cuantas miradas eran mas que suficientes para la pareja. Sus ojos comunicaban todo lo que sus corazones sentían. A veces no tenían que hablar para entenderse, el latido de sus corazones les decían que estaban en el lugar correcto, con la persona correcta. ¡Esa era todo lo que se necesitaba!.
El sueño se fue apoderando de ambos... ¡era normal!... Ya pasaban de las cuatro de la mañana y ninguno de los dos había dormido muy bien las noches anteriores.
Acurrucada entre los brazos de su esposo, se olvido del tiempo, perdiéndose en el futuro prometedor de un amor sin barreras que era capaz de solucionar cualquier tipo de problemas, pero que sin duda le hacia falta algo, algo para que ese todo se convirtiera en algo mas excepcional, algo que los hiciera sentir como antes... algo que recobrara eso que habían perdido con el tiempo, algo que no sabían que era, pero sin duda lo necesitaban.
Muchas cosas habían pasado juntos, habían vivido la boda de Tomoyo con Eriol hace exactamente un año, ella había disfrutado mucho ayudándole con los detalles, dándose cuenta que tal vez en otras situación ella también habría disfrutado su boda con Syaoran.
Ahora que estaba a su lado, era como si su vida antes de él, no hubiera existido, como si el pacto que los unió hubiera desaparecido, como decir que ella se había casado enamorada y que jamás había dudado de nada. ¡Todo parecía tan perfecto que asustaba!. Ambos habían descubierto muchas cosas en común, entreteniendo sus tardes libres con juegos, leyendo novelas o simplemente contándose lo importante del día.
Una simple sonrisa, un desayuno preparado por él o un mal chiste era todo lo que ella necesitaba. No era mucho, pero era todo para ella. Sentimientos que llenaban una botella con amor, que al parecer permanecería siglos junto a ellos.
De pronto sintió mojado, algo caía sobre ella, algo bastante frió. Se esforzó en abrir los ojos, consiguiendo con ello una extraña visión que era la silueta de su marido. Negándose a despertar, siguió recorriendo el tiempo que llevaban juntos, la vez que pintaron la recamara, con cuanto cuidado habían escogido los colores exactos para que según el libro de Feng Shui que habían comprado todo fuera armonía. En uno de sus besos él había dejado caer el blanco sobre el amarillo, tirando por ultimo una cubeta con color verde, haciendo un reverendo desastre en la alcoba. Un poco desesperada ella había intentado limpiar, terminando por tirar el color beige sobre el piso, por lo que eso pronto se convirtió en una guerra de pintura en la que no había cuartel. ¡Al parecer ambos habían perdido!.
De nuevo sintió frió sobre su rostro, se estaban empeñando en levantarla. Pero sinceramente no quería, por lo que optó por recobrar su sueño... una serie de imágenes saltaron a su mente. ¡Cuan divertido fue ese día!. Lo recordaba muy bien, Syaoran había ido al trabajo y ella le pidió que le comprase un suéter de color azul. ¡Casi muere de risa!. En un estado de inocencia él se había presentado enfrente de la asistente pidiendo un suéter azul. ¡Que cara habrá puesto cuando la señorita le trajo mínimo veinte de ellos!. Y él, sin saber cual escoger llegó al palacete con ocho bolsas... ¡había traído los veinte suéteres...!. Ciertamente no quiso decirle que ninguno le había gustado, eran un tanto extravagantes, incluso traían accesorios como moños, encajes, flores y extraños animales grabados... uno tenia agujeros... ¡un suéter con agujeros!. ¡Que irónico, pero aun así agradeció el hecho que su esposo le dedicara tiempo!.
¡Que insistencia, de nuevo esa humedad... ¿no estaría lloviendo?. Tal vez si... pero la pereza era mayor, en un movimiento se hundió mas en la bolsa y volvió a soñar. Ahora una nariz roja y un montón de pañuelos sobre la cama se hicieron presentes. ¡La única vez que de verdad no quiso besar a Syaoran!. Él casi no se enferma, pero una vez lo hizo, y muy fuerte. Tuvo fiebre durante dos noches, ella se quedo a su lado, procurando que tuviera todo, pero a expensas de su salud. En esa temporada descubrió que a él... ¡No le gusta la sopa con pollo...!. Hizo miles de gesto negativos, pero aun así se comió un plato de sopa humeante. ¡Es sorprendente ver como un hombre con traje e impecable presentación, es cambiado por un hombre en pijama y con una voz mas ronca de lo normal, acompañado de un par de pantuflas y una caja de pañuelos desechables con aroma a manzanilla!. ¡Cuan sorprendente es el genero masculino, a pesar de estar en esas condiciones el juraba y perjuraba que solo era un simple resfriado y que debía ir a la oficina...
Ahora soñaba que se daba un baño. ¡Espera!. ¡No estaba soñando...!
-"¡ARRIBA PEREZOSA!"-eso que sentía caer era el agua de la cantimplora de su esposo. –"¿Qué acaso no sientes el agua!"-
-"¡Que haces!"-se levanto estrepitosamente, tosiendo un poco por el agua que había tomado. –"¡Casi me ahogo!"-
-"No seas tan exagerada..."-sin preguntarle algo, tomo una tela blanca y cubrió los ojos de la chica. –"Si te hubieras levantado antes, tendrías tiempo de cambiarte, pero ya es tarde..."-con poca fuerza, logró levantarla y ponerle zapatos. –"¡Vamos camina...!"-a la pobre castaña no le dio tiempo de reaccionar. Sentía las ramas romperse a su paso, los cambios de luz, que de seguro eran ocasionados por las frondosas copas de los árboles y ese trinar de los alegres pajarillos, dando los buenos días.
-"¿Adonde vamos?"-confiaba ciegamente en su esposo, por lo que no le dio ningún miedo caminar así, al contrario; prefería tener los ojos cerrados... ¡aun tenia sueño...!.
-"Te va a encantar, date prisa..."-lo que la castaña no podía ver era que se estaban adentrando en el bosque, acercándose a lo que parecía un peñasco, pero eran una serie de grutas con pequeñas entradas; lo suficiente para que pasase un cuerpo. –" Toma muy fuerte mi mano para que no resbales..."-oprimió mas fuerza en su agarre y prosiguió el camino. El sendero era muy resbaladizo, se podía ver a la perfección el moho que crecía en la parte baja de las grandes rocas, había muchas mimosas frente a lo que parecía una entrada. –"No te muevas..."-la dejo unos momentos para separar sin cuidado algunas ramas que impedían el paso.
-"¿Falta mucho?"-
-"No seas impaciente..."-volvió a tomar la mano de su esposa. –"Tendrás que agacharte un poco, es muy bajo..."-Syaoran tomo ambas manos de Sakura y le dio la espalda a la entrada. Bajo la cabeza y entro despacio, midiendo cada uno de sus pasos ya que ni él y mucho menos Sakura veían por donde caminaban...
-"¡No me vayas a soltar!"-le advirtió con inmensas ganas de quitarse el paño.
-"No grites, puedes despertar a los murciélagos..."-
-"¿Murciélagos!"-calló de repente al sentir una gota de agua sobre su cabeza. –"¿Dónde estamos Syaoran?"- seguía avanzando, siendo llevada por las manos de su esposo, se mantenía gacha.
-"No te impacientes, cuando yo te diga levantas la cabeza..."-atravesaban una gruta que solo era iluminada por la lámpara de alcohol que se mantenía aferrada a una pared. Syaoran no necesitaba ver por donde iba, conocía como la palma de su mano esas grutas; él se escondía de su Madre ahí, le gustaba el olor a tierra mojada y ese brillo tan especial que tenían las paredes tras una noche de lluvia.
Dieron unos diez pasos mas.
-"Ya puedes levantar la cabeza..."-Sakura se irguió sintiendo una picazón en el cuello por haberlo tenido en esa posición. Soltó la mano de su marido para quitarse la venda pero él se lo impidió.
-"Todavía no... solo escucha..."-le susurro. La castaña se concentro en escuchar los suaves silbidos de lo que tal vez seria un rió subterráneo, algunos crujidos de la hierba sobre la que estaban parados y el latir de su corazón que se mostraba ansioso. También sentía la caricia sobre su mano que era proporcionada por su esposo.
Syaoran miro el reloj que había en su muñeca, con dificultad diviso la hora. Las 12:13, faltaban solo dos minutos. Libero la mano de Sakura para encaminarla unos pasos mas.
-"Gira un poco a la derecha..."-así lo hizo. Las 12:14, un minuto mas...
Se puso detrás de ella, con delicadeza asió el nudo de la venda y lo desato.
-"Mantén los ojos cerrados hasta que yo te diga..."-ya no tenia el paño cubriendo sus ojos. Syaoran espero hasta que un rayo atravesó la gruta.-"Ya puedes abrirlos amor..."-se alejo de ella, dejándola parada en el centro.
Miles de rayos atravesaron la cueva, chocando con unos cristales, reflejándose al final sobre el techo. Algunas estalactitas y estalagmitas de varios colores pronto dieron forma a algo que sin duda dejo boquiabierta a Sakura.
-"A este lugar le llaman El salón de la rosa ..."-¡Cuanta razón tenia, la luz que se filtro por los hoyuelos de la gruta hizo brillar los cristales rojizos del techo; los cuales, acomodados de formas que a simple vista parecerían torcidas, deleitaban los ojos esmeraldas de la chica. En el techo se formaba una enorme rosa roja que ocupaba la mayoría del lugar. La luz roja, producto de los reflejos nos daba una atmósfera romántica. Syaoran la había posicionado en el centro para que admirara todo desde el punto mas bello. Solo tenia que alzar un poco la cara para verla; algunos de los rayos atravesaban su cuerpo y como si no estuviera ella, se posicionaban en su lugar...
-"Es hermosísimo Syaoran..."-levanto la mano para tocar algunos de los 'pétalos' de la flor, que a pesar de ser de material frió y rugoso, parecerían desprenderse en cualquier momento. La hermosa rosa parecía estar floreciendo una mañana, justo después de la lluvia que seguro la azoto toda la noche. Pequeñas gotitas de agua escurrían de sus pétalos, dando mas realismo a lo que parecía una ilusión.
-"Lo descubrió mi Padre, recuerdo que mi Madre me dijo que se quedo esperando toda la mañana para saber la hora exacta, aquí le propuso matrimonio..."-a decir verdad Sakura seguía fascinada por lo curioso de la naturaleza. Solo alguien tan sabio podría crear cosas tan hermosas con lo que solo parecen rocas.
Poco a poco fue disminuyendo la luz en la gruta, por lo que la hermosa rosa desapareció de su vista; dejando de nuevo la oscuridad siendo vencida por la lámpara en la pared. Como despertando de un sueño, Sakura busco a su esposo, se acerco a él y lo abrazo con fervor, casi fundiéndose en él.
-"Gracias por mostrarme esto Syaoran, jamás me imagine algo así..."-el castaño se inclino y le dio un beso en la cabeza.
-"Yo haría todo por ti, si me pides que corte la rosa, soy capaz de llevármela a casa para que se quede en nuestra pared..."-Sakura rió.
-"Eso es imposible, no te dejaría hacerlo, es una maravilla que debe quedarse aquí..."-
-"La rosa si se quedara aquí, pero nosotros no... es mejor irnos, la humedad puede causar algunos derrumbes y no queremos estar aquí..."-
-"Esta bien..."-empezaron a caminar, agachándose de nuevo para salir.
Caminaron con mucha cautela para no trastabillar o resbalarse por lo inclinado del peñasco. Sus manos entrelazadas se ayudaron en los pesajes mas difíciles, hasta llegar a su improvisado campamento.
-"Mi querida esposa... ¿qué desea desayunar?"-Sakura decidió cambiarse de ropa, se puso unos jeans azul marino y una camisola de color verde con cuello tipo polo. Atándose a la cabeza una pañoleta para proteger su cabello.
-"¿Con que contamos?"-se acerco a la fogata donde su marido ya tenia una cacerola en el fuego.
-"Contamos con estofado de zanahorias y papas o estofado de zanahorias y papas... ¿cuál desea?..."-tenia un cucharón en su mano izquierda.
-"Humm... difícil decisión... como que se antoja el estofado de zanahorias y papas..."-Syaoran soltó una risa mandándole un beso.
-"Sus deseos son ordenes para mi..."-Sakura opto por comprobar la consistencia de su comida por lo que se acerco al fuego. Lo que vio no la dejo muy ilusionada, tenia una apariencia viscosa, la zanahorias luchaban por flotar en lo que parecía puré de papas con puntitos anaranjados. –"Creo que se ha cocido demás, pero con un poco de agua lo solucionamos... es lo que llaman puré de la patie o algo parecido..."- Sakura sonrió en sus adentros y se resigno; lo mejor era esperar a que su esposo probará la comida para que pudieran regresar a la mansión y comer algo un poco menos folklórico.
Syaoran tomó una botella con agua y se la vació por completo a la olla, ahogando a las pobres zanahorias y aumentando los puntos anaranjados en el desafortunado estofado.
-"Mi honorable chef... se puede saber qué le ha puesto a ese estofado..."-se mantenía sentada en una roca, mordiendo una zanahoria cruda que se había salvado de la tortura del castaño.
-"Suenas como si no confiaras en mi..."-con su cucharón removió un poco la comida y atizo el fuego. –"De todas formas te lo diré, le puse papas y zanahorias obviamente... un poco de agua, sal, un chorrito de vinagre blanco, aceite de oliva, no olvidemos las cebollas y los tomates... un poco de vino blanco para el sabor... camarones deshidratados y salsa de soya... humm creo que es todo..."-una gran gota escurrió por la nuca de la castaña... –"¡No espera!... también le puse un poco de hierbas de olor y casi olvido la carne... ¿no suena delicioso?"-Sakura no quería mentirle, pero...
-"Puedo saborearlo, pero si lo dejas en el fuego seguro se quemara..."-un extraño humo de color negro empezaba a surgir de la cacerola.
-"¡Oh no...!"-tomó como pudo un guante protector y retiró del fuego su estofado. –"Creo que no podremos comerlo..."-una extraña sensación de calma rondó a Sakura. –"¡No!... ¡Si podremos¡solo le quitare la parte quemada con mucho cuidado y sabrás lo que es una buena comida, aprendí mucho cuando estuvimos en Paris..."-la castaña ahogo un suspiro de resignación, ahora parecía un pay quemado... ¡claro, todo menos un estofado...!.
-"¿Estas seguro?"-
-"¡Si, si!. ¡Ya veras, los tiempos de no saber cocinar han terminado..."-dejó unos momentos la comida sobre el suelo y se acerco a buscar unos platos. La cara de Sakura era una mezcla de miedo y resignación, con una pizca de cuidado.
Syaoran extendió una pequeña manta sobre el pasto para que pudieran tomar tranquilamente esa cosa negruzca que pasaría por comida. Saco un par de tenedores, ya que en su prisa por acampar habían olvidado las cucharas. Sakura solo esperaba sentada, mirándolo, era como si esperara la hora de ir al dentista... ¡terrorífico!. Sin quererlo, ambos habían descuidado el estofado, que al parecer a un mapache que pasaba por ahí se le hizo muy apetitoso. Sakura soltó una carcajada llamando la atención de su marido...
-"¿Qué paso?"-una sensación extraña recorrió a Syaoran al ver al pequeño animalillo llevarse jalando la olla en la que estaba su comida. –"¡Hey, espera!"-al notar que era él a quien llamaban, el animalillo emprendió la huida, sin olvidar su comida, dejando a la pareja sin alimento. Claro, Sakura no resentía mucho la extraña partida del estofado, pero Syaoran sí.
-"¿Podríamos reportar el robo?"-le dijo la castaña como broma. Syaoran le entrecerró la mirada pero de pronto corrió a la casa de campaña y salió con una nueva olla y mas ingredientes.
-"¡No nos quedaremos sin comer!... te preparare unos huevos cocidos..."-
-"Vamos cariño, lo mejor es que regresemos a casa, quiero darme un baño..."-
-"Pero... ¿y el desayuno?"-puso ojitos de cachorro hambriento.
-"En cuanto lleguemos te lo prepararé yo, tú ya has hecho muchas cosas esta mañana..."-
-"¿No tienes hambre?; no llegaremos a casa en menos de media hora..."-
-"Podré resistir..."-se acerco a él y lo abrazo. –"Quiero llegar a casa pronto..."-
-"¿Quién podría resistir esa mirada?"-dejo caer la olla que traía y levanto en brazos a su esposa. –"No puedo negarte nada, eres mi perdición..."-
-"Si, yo también te amo..."-rodeo los hombros de su marido y le dio un beso, acercándosele más para poder profundizarlo. Acaricio su nuca, enredando sus cabellos con las yemas de sus dedos. Disfrutando de lo deliciosa de la boca de su esposo, recordando lo bien que se siente besarlo a pesar de haberlo hecho hace unos momentos, es como si sus labios tuvieran un caramelo eterno del que uno no se puede cansar por mas que lo pruebe.
Casi con dolor, abandonaron su unión. Sakura se bajo de los brazos de su marido y empezó a empacar las cosas para emprender la caminata de regreso a la mansión...
-"¿Ya vamos a llegar?"-
-"Hace dos minutos que me preguntaste eso amor. No, todavía faltan como veinte minutos..."-
-"Eso me dijiste hace diez..."-
-"¡Vamos Sakura!... recorrimos lo mismo anoche..."-
-"Si, pero anoche se me hizo menos... ¿ya vamos a llegar?"-utilizaba el tono de una niña mimada.
-"¡No amor...! Y si sigues así te voy a tapar esa hermosa boquita..."-Syaoran encabezaba la subida por la vereda, mientras Sakura iba un par de pasos detrás, con una cara cansada, a pesar de solo llevar una pequeña bolsa, sin comparación de la gran maleta que el castaño llevaba a cuestas.
-"¡YA VAMOS A LLEGAR¿¡ya vamos a llegar¿¡ya vamos a llegar¡¿ya vamos a llegar!"-el castaño soltó un largo suspiro.
-"Ya casi..."-
-"¿Cuánto es ya casi?"-estaba empeñada en molestar a su esposo.
-"Sabes que puedes ser odiosa si te esmeras lo suficiente. Y déjame decirte que te has esmerado muchísimo este día..."-en su voz había jovialidad a pesar de estar un tanto desesperado.
-"Puedo hacerlo mejor..."-
-"Lo sé..."-con el dorso de la mano se deshizo del sudor que rondaba por su frente y miro hacia arriba con cansancio... todavía faltaba bastante...
-"¡Estoy cansada...!"-el grito de Sakura hizo que sus dientes rechinaran... ¡lo estaba sacando de quicio! –"¡Tengo hambre¡¡hace frió...¡¡¡tengo mucha sed...!"-Syaoran intento que sus oídos se volvieran sordos; pero la bella voz de su esposa se convertía en feos graznidos en un, dos por tres... –"¡ME ESTAS ESCUCHANDO!"-el castaño se detuvo, miró a su esposa con frustración y siguió caminando.
-"Si amor... ¿cómo no te voy a escuchar?"-había sarcasmo en su voz. –"Si quieres descansar vas a tener que aguantar tu hambre..."-
-"¡No... mejor seguimos...!"-una gota escurrió de la nuca del castaño. ¿Dónde estaba su esposa y quien era esa persona?.
-"Esta bien..."-su tono era cansado. Mas lo habían agotado los gritillos de su esposa que nada.
-"¡Mejor descansamos un poco...!"-¡ah!. ¡Si seguía así, lo terminaría por molestar!. –"Mira Syaoran, allá hay una toma de agua... me traes un poco y prometo que ya no te molestare..."-
-"¿Lo prometes?"-había ilusión en su voz.
-"¡Si, si, si!"-se sentó en un tronco caído, dejando caer la maleta que cargaba. Syaoran saco una pequeña cantimplora y se encamino al riachuelo. –"Te preocuparas al no encontrarme..."-se levanto de un salto y empezó a caminar; cuidando de no alejarse mucho. A unos pocos pasos encontró una barda hecha de troncos, se puso detrás pero no contó con que el suelo estaba construido con ramas y había caído en lo que parecía una trampa de algún cazador furtivo. Dejo salir un grito que fácilmente fue confundido con el vuelo de los pájaros del árbol vecino.
-"Ya tengo el agua amor... espero que cumplas tu promesa, me tuve que mojar el pantalón por obtenerla..."-se asusto un poco al no verla sentada en el tronco. –"¡Sakura!"-vio que todo estaba como lo había dejado. –"¡Sakura!"-levanto la voz y caminó un poco.
-"¡Aquí estoy!"-la voz de su esposa se escuchaba muy lejos; pero aun así lo tranquilizo escucharla.
-"¡Descríbeme el lugar...!"-se acerco cuidadosamente, esos pasajes estaban infestados de trampas.
-"¡Me caí detrás de los troncos apilados...!"-había algo de angustia en los gritos de la mujer.
-"¡No dejes de hablarme!"-rápidamente encontró el lugar donde había un hoyo profundo. Diviso la frágil figura de su esposa. –"¿Estas bien...?"-no se acerco mucho, no seria bueno que los dos estuvieran ahí.
-"Me lastime la pierna... creo que esta rota..."-su voz empezaba a ser sollozante.
-"No te preocupes, bajare por ti... voy por unas cuerdas... cántame algo..."-a pesar de la serenidad con la que hablaba estaba preocupado. Su esposa podría encontrarse con algún animal peligroso ahí.
-"No quiero cantar..."-Syaoran corrió hasta el lugar donde estaban.
-"¡Entonces cuéntame algo chistoso... vamos...!"-debía mantenerla hablando para que no se desesperara.
-"¡Me duele Syaoran!"-quería parecer fuerte, pero no lo lograba empezaba a dormírsele el cuerpo.
-"¿Recuerdas la vez que organizaste la fiesta de mi cumpleaños...?"-se acerco a un árbol grueso y fuerte. Rodeo la cuerda, ajustando un muy elaborado nudo. Su esposa soltó una risita desesperada. –"Te acuerdas que mandaron payasos y globos por equivocación..."-se acerco cuidadosamente. –"Pensaron que era una fiesta infantil... hasta una piscina de hule había..."-
-"¡Ya te pedí disculpas...!"-la estaba haciendo distraerse, para que evitara el dolor. –"Además invitaste al payaso a tomar una copa de vino. Tomoyo y Eriol estaban encantados con los globos... ¿me dirás que no te gusto el pastel?"-Syaoran soltó una risa mientras se ataba la cuerda en la cintura y la jalaba para comprobar su resistencia.
-"¡Fue la mejor fiesta de mi vida...!. Incluso jugamos con las figurillas de papel que nos regalo el payaso..."-
-"Gracias amor..."-
-"No tienes que darme las gracias... yo te las doy a ti por ser mi esposa..."-Sakura soltó un lamento. –"Cúbrete la cara con las manos, va a caer un poco de tierra..."-en cuanto se acercaba empezaron a caer sobras de lo que era la trampa. –"¿Estas bien?"-
-"Si..."-ya sabia donde estaba el principio del hoyo. Con paso firme empezó a pasar la soga entre sus dedos, descendiendo con pequeños saltitos para no lastimar a su esposa y así evitar mas desprendimientos de tierra. No tardo mucho cuando ya estaba a su lado.
-"¿Cómo terminaste aquí hermosa...?"-saco un paño de su pantalón y limpio un poco la cara de la chica, llevándose sus lagrimas.
-"¡Fui una tonta...!"-se abrazo a su esposo, sintiendo un fuerte dolor en su pierna derecha al hacerlo.
Syaoran la soltó y se agacho a ver la herida de la mujer. La tomó con cuidado, saco una tela que traía y agarro dos varitas que había cerca. Entablillo la pierna en cuestión de minutos, ocasionándole el menor dolor posible.
-"Evita moverla, te voy a levantar. Aférrate a mi espalda con mucha fuerza. ¡Vamos a salir de aquí...!"-puso su mano en la espalda de la chica y la ayudo a levantarse, apoyándola en una sola pierna. Sakura frunció la cara con dolor, su cuerpo le hormigueaba. Syaoran le dio la espalda, ella entrelazo sus brazos en el cuello del castaño. –"Vamos a subir lentamente..."-con la cuerda le dio una vuelta a su mano. –"Aquí vamos... ¿estas lista?"-
-"No..."-se aferró con fuerza.
-"Esta bien..."-apoyo un pie en la pared de caliza. Lentamente jalo la soga y avanzo un paso tras otro. Había temor en su ser, sí Sakura no resistía podía volver a caer. –"¿Sabes que encontré?"-necesitaba hacer mas corto ese trayecto.
-"¿Qué?"-sin duda había mucho dolor y temor en la oji-verde.
-"La olla del guiso... al parecer el mapache la dejo cerca del riachuelo..."-Sakura soltó una risita.
-"¿Tenia comida?"-
-"No mucha..."-Syaoran apoyo mal el pie ocasionando que se fuera un poco de lado. Ocupo toda la fuerza de su mano derecha para evitar que Sakura se golpeara contra el muro de piedras salientes, por lo que un fuerte dolor surgió acompañado de un corte. Apretó los dientes al escuchar el grito de su esposa, por lo que se dio prisa. ¡Tenían que salir de ahí!.
Sintió un gran alivio cuando sus manos ya se apoyaban en la orilla de la trampa. Con un poco mas de fuerza terminaron de salir del lugar, cayendo los dos sobre el pasto. El castaño jadeaba para recuperar el aliento mientras Sakura se secaba algunas lagrimas.
Reprimiendo el dolor de su mano derecha y cubriendo la herida con su camisa, el castaño se levanto para acomodar el entablillado de la pierna de Sakura.
-"¡Lo siento mucho...!"-se soltó en llanto, sin poder mirar a los ojos a su esposo.
-"No tienes porque pedirme disculpas amor... yo siempre estaré ahí cuando me necesites..."-acaricio sus cabellos para reconfortarla un poco. ¡Se sentía extremadamente culpable!... sino hubiera querido darle un susto nada de eso hubiera pasado. ¡Que estúpida era!.
-"P-pero fue... fue mi culpa... y-yo..."-el abrazo de su marido la silencio.
-"Eso no importa lo que importa es que ya estamos a salvo..."-el llanto de Sakura era mas fuerte. Refugiando sus ojos en el hombro de su marido. –"Anda solecito, no se tu pero yo me muero de hambre, mira que el mapache fue a tirar nuestra comida..."-Sakura rió un poco. –"Déjame ver tu cara..."-con cuidado alejo algunos mechones de la cara de la oji-verde. Revolvió un poco su mano en la tierra y se la tallo a ella en el rostro. –"Mira... tienes tierra aquí... allá..."-siendo él quien se la ponía.
-"¡Syaoran!"-ya no lloraba como antes, pero aun así sus ojos brillaban.
-"¿Un besito?"-se acerco a los labios de su joven esposa y le dio un corto mimo. –"Ahora si preciosa..."-se levanto ayudándola y le dio la espalda. –"Es tiempo de irnos..."-Sakura se subió en su espalda, cuidando su pierna al hacerlo.
Caminaron lentamente, procurando no volver a encontrarse alguna trampa. Sumergidos en un silencio reconfortante. Syaoran empezó a tararear una canción.
-"Sé que no soy precisamente un artista pero se que te encanta esa canción..."-con sus manos Sakura acaricio el cuello de su esposo.
-"Tienes voz de ángel..."-le susurro al oído. Era una melodía muy alegre, que sin duda hizo mas rápida la vereda en la que algunas ardillas curiosas dejaron su cotidiana vida para observar con atención a la pareja que a pesar de su repentino accidente se mostraba feliz.
Faltaban algunos metros cuando ya divisaban las altas bardas de la mansión. Syaoran tenia tierra en el rostro en el que escondía el dolor punzante de su brazo derecho. Intento no moverlo mucho porque sin duda se había forzado demasiado y no tardaba en sangrar. Sakura tenia el cabello alborotado, bastante tierra en su rostro, su ropa rasgada y manchas en todo el cuerpo.
-"¡Dejamos las mochilas!"-grito Sakura moviendo la pierna, ocasionándose mas dolor.
-"Como es posible que eso te preocupe..."-ya estaban en un suelo menos rocoso. –"Hogar dulce hogar..."-un jardinero que podaba con entusiasmo un arbusto en forma de canasta, dejo caer las tijeras y se aproximo preocupado a la pareja.
-"Yo estoy bien, llame a un medico..."-un par de sirvientes salieron de la mansión y le quitaron de los brazos a Sakura, caminando con suma delicadeza para evitar alguna molestia.
Lo próximo que vio Syaoran fue a su esposa sobre el sillón, siendo ayudada por una de las mucamas.
-"¿Esta bien señor?"-se apretaba el brazo derecho intentando comprobar su estado.
-"Me lastime un poco el brazo..."-se levanto la manga de la camisa para poder ver su herida.
-"Esta hinchado... lo mejor será que se lo revisen también"-él le asintió y volteo a ver a su esposa.
-"Estoy bien cariño solo se inflamo un poco..."-la mirada preocupada y culpable de Sakura lo hizo sincerarse. –"Me duele un poco..."-
-"Lo siento..."-de nuevo las lagrimas empezaron a salir de sus ojos, intentando terminar con su tristeza.
La puerta se escucho abrirse. Un hombre mayor, unos cincuenta y cinco años como mínimo atravesó el recibidor con un maletín negro; acompañado de una enfermera.
-"Buenas tardes..."-se quito el sombrero dejando ver la escasez de su cabello. –"Hace años que no lo veía joven Li... era un adolescente vivaz y ahora me entere de su boda..."-fijo sus ojos en Sakura y sonrió. –"Una joven muy hermosa. Pero dígame... ¿qué les sucedió?"-
-"Es una larga historia doctor, pero lo importante es que vea la pierna de mi esposa, cayó en una de las trampas..."-sin dudarlo el doctor le indico a su enfermera que se acercara.
-"Preferiría que la pusieran en una cama, solo para no moverla después..."-el mayordomo se acerco pero Syaoran negó su ayuda y le paso los brazos por debajo de las piernas y la espalda; levantándola para subir las escaleras.
-"¡Tu brazo!"-le recrimino la oji-verde.
-"No te preocupes..."-detrás de ellos venia el doctor, su enfermera y una de las trabajadoras.
Estaban en la habitación principal... Syaoran dejo a su esposa sobre el mullido lecho maldiciendo mentalmente el dolor de su brazo.
-"Salgamos para que la aseen un poco..."-sugirió el doctor dirigiéndose a Syaoran. La enfermera asintió y pidió ayuda a la mucama mientras los dos hombres salían.
-"Deja que te revise ese brazo..."-se metieron a una de las habitaciones. Abrió su maletín sobre una de las mesas del cuarto y le indico una silla para que se sentara. Saco un frasco, tomo un algodón y lo sumergió. Dejo eso de lado y se puso un par de guantes blancos. –"Habrá que desinfectar ese corte que tienes..."-con unas pinzas saco el algodón y lo froto por el brazo del castaño recibiendo un gruñido como respuesta.
-"¿Cree que sea grave lo de mi esposa...?"-intento ignorar el ardor que ese liquido le producía.
-"Tu entablillado ayudo a que no agravara... con un yeso un par de meses y mucho amor te aseguro que estará bien... lo que ella tiene ahora es un poco de malestar pero le aplicare una anestesia local..."-ni siquiera noto cuando con una gasa cubría su cortadura y una venda acompañada de un ungüento tranquilizaba el dolor de su brazo.
-"Me dará un dulce ¿verdad?"-
-"Eres un poco grande ¿no crees?"-
-"Un dulce no tiene nada de malo..."-la enfermera apareció en la puerta, indicándole que Sakura ya estaba lista.
-"Voy a ver a tu esposa... cámbiate de ropa..."-sonaba como un Padre.
-"Sea cuidadoso..."-
-"Si lo sé, no hay duda que si algo le pasa a esa joven me considero hombre muerto..."-
-"Ya lo ha dicho..."-con una gran sonrisa el hombre salió de la habitación dejando a Syaoran quien pidió ropa a uno de sus mayordomos y se aseó en esa habitación.
Cuando entro a la habitación vio a su hermosa esposa, que ya traía una pijama con pequeñas nubecitas de color azul. El doctor tenia las mangas de la camisa levantada y le ponía un yeso en la pierna.
-"Su esposa es muy valiente... pudo aguantar sin mucha anestesia cuando le acomode el hueso..."-se acerco a la cama y le dio un beso en la frente.
-"Tiene razón..."-
La receta del doctor fue mucho descanso, le dio una crema para el escozor que le causaría el yeso y algunos anestésicos por si se presentaba alguna molestia.
-"Muchas gracias por haber venido..."-Syaoran lo despedía en el umbral de la puerta.
-"Me alegro de verlos, a ti y a tu prima..."-
-"¿Mi prima¿Ya llego Meiling?"-
-"Si, la vi en la calle ella fue la que me dijo de tu boda, creo que recién llegó... no platicamos mucho porque recibí su llamado..."-la enfermera atravesó la puerta. –"Cuídate ese brazo, y mucho cuidado con el bosque, lo mejor seria que mandaras a revisar tus tierras hijo..."-se despidió con la mano.
-"Lo haré..."-cerro la puerta. Justo cuando caminaba para descansar a lado de su amada esposa, escucho una llave introducirse a la cerradura. Solo había un nombre en su mente, lo que no significaba tranquilidad.
Meiling.
-"¡SYAORAN!"-dejo caer sus maletas y se acerco a abrazarlo. –"El doctor Xin me dijo que tenia una emergencia pero jamás menciono que fuera aquí..."-cerro la puerta con un movimiento de su pierna y se dejo caer en el sofá. –"¿Y Sakura?"-
-"Fue por lo que vino el doctor... Sakura cayo en una de las trampas en la mañana, se fracturo la pierna..."-
-"¿CÓMO?"-se levanto de su cómodo lugar y le dio un golpe en la cabeza con la palma abierta. "¡ERES UN TONTO!"-Syaoran no se recobraba todavía. –"¡De seguro fue un descuido de tu parte, sabes muy bien que le bosque esta repleto de trampas furtivas y tu la dejaste sola, mira que yo no se porque sigue contigo, ha de estar sufriendo mucho por tu culpa!... ¡hombre tenias que ser!"-
-"No se si gritarte o darte las gracias... haces que me sienta mas culpable de lo que ya me siento; pero creo que mejoraste el malestar que estaba acechando mi cabeza..."-se tallaba la cabeza mientras le sonreía, lo que desesperaba mas a la chica.
-"¡Donde esta!"-había furia en su voz. El cariño que poco a poco había crecido para con Sakura se demostraba por esa forma de defenderla.
-"En el cuarto de mis padres..."-sin siquiera verlo de nuevo subió las escaleras.
Syaoran ya con un poco de paz, se sentó y cerro los ojos, siendo despertado por el pitido de un auto. Se levanto observando por la ventana a un taxi con un conductor desesperado.
-"Meiling no saco sus maletas... o no le pago al taxista..."-abrió la puerta y por lo que escucho, habían sido las dos cosas. Uno de los sirvientes se llevo las maletas mientras Syaoran pagaba el viaje pidiéndole disculpas por su distraída prima...
-.-.-.-
-"¡SAKURA!"-entro arrasando en el cuarto.
-"Hola Mei... cuanto tiempo sin vernos..."-en su voz había cansancio, tal vez el efecto de la anestesia.
-"¡El inútil de mi primo te descuido!"-se sentó a lado de la castaña acomodándole la sábana.
-"A decir verdad fui yo Mei... por estar jugando..."-sus ojos se sentían pesados. Le daba muchísimo gusto ver a Meiling, sabia que si estaba ahí de seguro habría negocios de por medio ya que ella no era de las personas que viajaban por placer.
-"¡No te preocupes que ya le he dado su merecido!"-noto el cansancio de Sakura por lo que decidió dejarla descansar. Se paro de la cama y corrió las cortinas para impedir el paso de la luz del ocaso que sin querer ya se había robado la mañana. Le dirigió la mirada a su cuñada noto que ya dormía. –"Nos veremos después Sakura..."-
Salió de la habitación cerrando la puerta con sumo cuidado, esa casa no era habitada con frecuencia por lo que a veces las puertas crujían. Caminaba por el pasillo cuando vio sus maletas y recordó que las había dejado en el taxi; pudo divisar a su primo quien caminaba de un lado a otro con una fruta en la mano.
-"Si sigues así de seguro Sakura te dejara..."-le dijo cuando lo tenia enfrente.
-"¿Cómo?"-él sabia que esa palabras no iban juntas; casi deja caer la manzana que con tanto esmero había escogido.
-"Mira que romperse una pierna..."-su voz tenia el tono molesto de antes¡¡Adoraba espantar a su primo!.
-"Es una larga historia Meiling, fui al riachuelo por agua y Sakura caminó sin fijarse y cayó en la trampa..."-
-"Aja... ¿y porque la cara de Sakura se ve tan triste?"-¿ah¿triste?... nadie estaba triste después de haber estado en el Salón de la Rosa ¡absolutamente nadie!.
-"Sakura no esta triste..."-sin desearlo su voz era dudosa.
-"¿Cuánto tiempo has pasado con ella?"-
-"Bueno pues..."-
-"Olvídalo Syaoran, no es mi intención inmiscuirme en sus problema... ¡anda, dame una manzana!"-las palabras de Meiling giraban en su mente... ¿Sakura no podía estar triste?. Él sabia que no habían pasado mucho tiempo juntos, pero no era para tanto... mañana por la mañana la llevaría a jugar tenis... ¡Espera¡No puede jugar tenis!... mejor le leería algún libro en la cama¡Sí, eso seria lo mejor!.
-"Toma..."-le paso una fruta a su prima sin prestarle atención, no podía escoger un buen libro...
-"¡Es una naranja¡¡Ah!"-refunfuñó un poco y se resigno, cuando su primo pensaba en Sakura nada podía distraerlo, o eso pensaba...
-"Señor..."-entro el mayordomo con el teléfono en la mano. –"El señor Edmond Rundel..."-
-"¿Quiere hablar contigo?"-inquirió Meiling... ¿acaso no era ella la del negocio?...
-"Esta bien..."-le contesto Syaoran al mayordomo sin prestarle atención a la morena.
-"¡Ah!"-volvió a protestar, pero se retiro a su cuarto... ¡Tomaría un baño!
-"Dime Edmond..."-
-"No quieren hacer el trato si tu no estas presente, dicen que es una falta de cortesía que no te presentes..."-la voz del hombre parisino se escuchaba cansada.
-"Pero si Meiling es una gran accionista de la viñera... ¿les explicaste que es la encargada de la exportación?"-
-"¡Claro que si!... Sabes que no te llamaría si no fuera necesario, se que tienes algunos problemas con Sakura y yo preferiría que te quedaras en casa... ¿y dime como esta?"-
-"Sufrió un pequeño accidente, cayó en una de las trampas del bosque y se rompió la pierna..."-
-"¿Cómo!... ¿ya esta bien?"-
-"Si, le han puesto un yeso, solo un par de meses de descanso y sanara..."-
-"Me da mucha pena, dile a Meiling que se presente mañana con las cláusulas e intentaremos cerrar la compra sin tu intervención... dale mis saludos a Sakura..."-
-"Muchas gracias Edmond..."-corto la comunicación y se dejo caer en el sillón. –"¿Meiling?"-ni siquiera había notado cuando su prima había abandonado el recinto. Suspiro un par de veces y termino de morder su dulce manzana. ¡Iría a ver a Sakura!
Entro sin tocar, maldiciendo por el rechinido de la puerta, la mandaría a aceitar. Escucho el respirar tranquilo de su esposa...
-"¡Ay cariño, te ves tan frágil así!"-dormía placidamente, claro, en lo que cabe; ya que el yeso en su pierna no era invisible. Se sentó en el borde de la cama sin dejar de mirarla, era un ser tan divinamente perfecto que lo hipnotizaba por completo. –"¿Qué clase de marido soy?"-se recrimino acomodándole la colcha, sin hacer muchos movimientos y susurrándole. –"Te he descuidado sabiendo que eres lo mas importante en mi vida... que sin tu sonrisa no habría días..."-soltó un largo suspiro acariciando el rostro palidecido de su mujer. –"Cuanto lo siento preciosa, pero hay fuerzas mayores a las mías..."-jugaba con el castaño cabello de su mujer, cuidando no despertarla. –"Desearía perderme contigo eternamente, sin ataduras, sin que nadie nos interrumpiera..."-se dejo caer a lado de ella con un respiro cansado.
Dejándose seducir por el perfume de su esposa, sus párpados se volvieron pesados y lo ultimo que sintió fue las fuerzas abandonarlo; sumergiéndose en uno de sus sueños favoritos... en el que esta con ella, con su amada Sakura...
Unos pasos, gritos, mas pasos y mas gritos lograron despertarlo...
Se desperezo un poco, estiro los brazos cuidando no levantar a su amada; Sakura parecía estar sumergida en alguna especie de letargo, como si nada existiera, solo su sueño...
Viró los ojos rumbo a la ventana, le sorprendió muchísimo que durmiera hasta esas horas... ya se podía ver la noche reinando sobre las luces anaranjadas del ocaso y a las resplandecientes estrellas aparecer a tiempo para el espectáculo nocturno.
-"¡CÓMO QUE NO QUIEREN?"-era la inconfundible y melodiosa voz de Meiling; decidió salir de la habitación para pedirle que no gritase. –"¡DE SEGURO LO HACEN PORQUE SOY MUJER, QUE NO SABEN QUE ESO ES MACHISMO!"-salió de la habitación para ver a su prima caminar de un lado a otro con el teléfono en mano. –"¡CLARO QUE ENTIENDO EDMOND!"-Meiling apretó un botón del aparato y lo aventó con rabia al sillón. –"¡AHHH!"-gruño justo cuando vio a su primo bajar las escaleras... –"¡PUEDES CREERLO!"-
-"No grites, Sakura esta dormida..."-
-"¡Si, si, si!"-ahogo una cantidad de maldiciones y se mordió la mano.
-"¿Era Edmond?"-la chica le asintió con la cabeza. –"¿No quisieron negociar contigo?"-
-"¡No!"-se mordía los labios para no gritar del coraje que sentía. –"¡Prefieren tratarlo contigo... como si yo no fuese importante...!"-
-"Sabes muy bien que no es así..."-le hablaba tranquilamente, como si tratara de calmarla.
-"¡Quieren cerrar el trato el fin de semana... mañana te invitan a la cena de conciliación y habrá encuentros 'amistosos' durante días...!"-suspiro resignada. –"¿Por qué siempre escoges las franquicias mas complicadas?... ¡y con los dueños mas insoportables...!; ¡viajé mas de doce horas por nada!"-sollozo desesperada.
-"Tranquila, intentaré hacerme cargo de esto..."-se acerco uno de los mayordomos ofreciéndoles el té.
Cada uno sorbió lo que pudo de su taza, con tranquilidad, Meiling sumida en una cantidad de insultos que podría decirle a cada uno de los negociantes; y él debatiendo sobre la necesidad de ese negocio y la importancia de estar con su esposa...
-.-.-.-
-"¡Sakura, despierta!"-acorrucada entre las sabanas se distinguía el delgado cuerpo de la castaña.-"¡Tenemos que ir al doctor hoy, te quitaran el yeso...!"-era sacudida con intensidad por una chica de cabello azabache y ojos amatistas; tenia un hermoso vestido blanco del que se distinguía una hermosa barriguita; si no se calculaba mal unos cuatro o cinco meses de embarazo.
-"Si Tomoyo ya te escuche..."-se sentó en la cama con ayuda de su hermana.
-"He tenido que venir a despertarte, mira que llevo hora y media llamándote..."-
-"¿Y Syaoran?"-con ayuda de una muleta se puso de pie.
-"Me dijo que viniera. Eriol no quería dejarme salir, pero sabes que tu eres mi hermanita preferida..."-
-"Soy tu única hermana..."-camino lentamente.
-"Si, lo sé; pero desde que estoy embarazada me he puesto de muy buen humor..."-abrió las cortinas de la habitación dejando entrar la luz del medio día. –"Desde que llegaron de Hong Kong has estado muy dormilona. No sabes cuanta falta me hiciste en esos dos meses..."-
-"Lo siento mucho Tommy..."-entro y salió del baño con la cara lavada. –"¿te dijo a donde iba Syaoran?"-
-"A la oficina, Eriol también salió... el negocio en Hong Kong ha dado muchos frutos..."-la amatista entro al armario y le saco un coordinado de falda y camisa de cuello alto; el otoño se estaba convirtiendo en invierno.
-"Si, tuve que ir a un par de reuniones; pero las ultimas preferí quedarme con Mei..."-le sonrió a su hermana por el buen gusto en su ropa y volvió a entrar al baño.
-'Ah... este cuñadito mío que te ha dejado sola bastante tiempo...'-pensó Tomoyo empezando a acomodar la cama. –'Meiling me contó las tardes que te pasabas a lado de la ventana, esperándolo...'-escucho la regadera apagarse y se aproximo a ayudarla. ¡Ese yeso la tenia medio sensible!.
-"No hay necesidad de que me ayudes..."-le sonrió. –"¿Sabes cual es la ventaja de esto?"-tomo una de sus sandalias y la aventó al otro lado del cuarto. –"¡Que no me tardó en buscar el otro zapato!"-Tomoyo soltó una risita y le acomodo el cuello de la blusa.
-"Lo que te pasa por andar de chistosa..."-señalo el yeso que tenia algunas firmas y escritos por todos lados.
-"¡Ya me arrepentí mucho!"-levanto la muleta para ponerse de pie. Su hermana la siguió de cerca para peinarla.
-"¡Eres una niñita tonta!"-como odiaba cuando la llamaba así; cuando eran pequeñas y la una perseguía a la otra por alguna muñeca así se gritaban.
-"¡Tu eres una mocosa!"-le saco la lengua mientras Tomoyo le jalaba el cabello lentamente.
-"¡Niñita tonta!"-
-"¡Mocosa llorona!"-Tomoyo le peinó con bastante furia. –"¡Ah!"-Sakura se volteo repentinamente dándole un pequeño golpe en la pierna. –"Sino estuvieras embarazada te golpearía..."-le arrugo la nariz y se llevo de regalo una sonrisa angelical de la amatista.
-"¡Date prisa niñita tonta que iremos al dotorcito!"-le guiñó el ojo mientras levantaba la toalla del piso.
-"Si, si, si"-tomo una bolsa pequeña del color verde claro de sus sandalias y salieron del cuarto.
El silencio reino cuando detrás de la puerta se escucho una carcajada y la amatista volvió a entrar a la habitación para salir con la otra sandalia en la mano...
-"Creo que hoy, si vas a necesitarla..."-las hermanas se sonrieron y salieron de la mansión Li.
-.-.-.-
-"Eriol...¿Tienes el reporte de clientela?"-la voz de Syaoran a través del intercomunicador.
-"No, ya deberías tenerlo tu..."-estaba en su oficina observando la foto de su esposa. Se levanto de su lugar y salió con rumbo a la oficina de su jefe. Toco un par de veces y entro.
La visión que tuvo no fue exactamente la del Syaoran que conocía, él que siempre estaba lleno de jovialidad y con una sonrisa. Ahora era un hombre con los lentes para lectura sobre la cabeza; las mangas de la camisa dobladas, una taza de café sobre el escritorio donde un montón de papeles intentaban abrirse paso para ser revisados.
-"¿Ya desayunaste jefe?"-
-"No... hay muchos papeles que arreglar, la empresa del sur tiene problemas; sino logro resolverlos se hará un corte de personal. Seis mil personas se quedaran sin empleo..."-había desesperación en la voz del castaño. Su cabello estaba mas desarreglado de lo normal; sus ojos ámbar tenían una sombra negruzca debajo.
-"¿Seis mil?"-se sentó enfrente. –"Eso quiere decir que hay gran escasez..."-
-"No es solo eso, nadie había notado la poca producción que tenia... ¡es imposible!"-dejo caer los papeles de sus manos y se agarro el cabello con desesperación. –"¡No puedo correr a seis mil personas...!"-
-"Lo sé..."-lo miro con comprensión. Lo que mas odiaba Syaoran era deshacerse de personal; y aun peor era que no pudiera hacer nada...-"¿Has hablado con el supervisor?"-
-"Si. Me dio sus reportes hace dos horas y sigo sin creer en las estadísticas. En menos de dos años ha presentado una perdida de capital superior a todas las demás concesiones..."-
-"No puedo creerlo..."-se levanto los lentes que habían resbalado de su lugar.
-"Tiene que haber alguna forma... debo descubrir como levantar los egresos en menos de un mes, sino..."-
-"Despedirás a toda esa gente..."-recibió un asentimiento con la cabeza. El castaño se levanto estirando las piernas un poco y terminando con su séptima taza de café del día y apenas eran las tres. –"Iremos a desayunar, te tranquilizaras un poco, comerás con Sakura esta tarde y te aseguro que mañana ya todo esto habrá terminado..."-
-"No creo que vaya a comer el día de hoy..."-recordó que era el día en que le quitarían el yeso a su hermosa esposa. –"¡Ah...!"-soltó un suspiro desesperado.
-"Venia a pedirte permiso para salir antes, pero me temo que Tomoyo se quedara en casa con Sakura..."-
-"¿Irías a recogerlas al hospital?"-
-"Si, se lo prometí pero creo que me quedare a ayudarte..."-
-"No, ve por ellas y acompáñalas durante la tarde porque yo no saldré de la oficina en un rato..."-
-"¿Pero...?"-Syaoran se quito los pequeños lentes de la cabeza y los acomodo delante de sus ojos. Le levanto las cejas.
-"¿Estas desobedeciendo a tu jefe?"-Eriol se rasco la cabeza con desesperación.
-"Esta bien... pero te mandare a pedir comida... ¡tienes que comer!"-el castaño asintió y escucho la puerta cerrarse.
De nuevo sintió ese gran peso sobre sus hombros, era una desgracia y sabia que tal vez fue por su descuido... por su falta de supervisión... a él no le gustaba tener mil y un empleados haciendo su trabajo. Él manejaba las finanzas de toda su compañía; aun a sabiendas de que era un trabajo enorme, trabajaba y le gustaba... aunque lo que estaba pasando actualmente ya no le estaba gustando tanto...
-"¿Qué voy a hacer?"-miraba las cifras una y otra vez. ¡Tenia que haber algo ahí... algo que le dijera que no despediría a tantas personas!...
Vio el foco rojo de su teléfono indicándole una llamada. Su secretaria, bueno una de las dos que tenia; le comunicaba a su esposa por la línea tres...
-"Hola amor..."-el castaño sintió algo de tranquilidad y confort al escuchar a su esposa contenta. Al parecer le hablaba de su teléfono móvil.
-"¿Cómo estas preciosa¿ya salieron del hospital?"-trataba de sonar los mas tranquilo posible. No quería arruinarle la alegría a su mujer...
-"Si amor... me han quitado el yeso mas rápido de lo que me lo pusieron... pero ahora siento muy extraña mi pierna..."-se escuchaban varias voces alrededor.
-"¿Esta Tomoyo contigo?"-escucho un aja y sonrió interiormente. –"Invítala a comer en casa..."-tenia que decirle que no llegaría...
-"¿Estas seguro?"-en su tono había un toque de sensualidad. –"Yo preferiría que estuviéramos solos..."-Syaoran soltó una pequeña risa.
-"Cuanto odio defraudarte..."-a través del auricular se escucho un suspiro de resignación.
-"¿Qué es lo que pasa esta vez?"-su tono no era molesto, comprensivo era la palabra.
-"La empresa del sur..."-suspiro. –"Sino hago algo tendré que despedir a mas de seis mil personas..."-se escucho un suspiro de sorpresa.
-"¡Seis mil!"-
-"Si cariño, disfruta la tarde con ellos. Te prometo que llegare a cenar..."-
-"Tomoyo mencionó algo de ir al cine en la noche... pero no me gusta hacer mal tercio..."-Syaoran sonrió. –"Te amo precioso, no trabajes mucho..."-
-"Prefiero trabajar mucho y después ir a verte para estar tranquilo..."-se escucho un beso a través del auricular. –"Te amo..."-
-"Y yo a ti... "-alejo de sí el teléfono, con dolor... ¡ansiaba pasar una noche tranquila a lado de su esposa!... ni siquiera había podido mimarla cuando se rompió la pierna en su viaje. Estaba empezando a odiar su vida de empresario... antes, cuando no tenia una esposa que cuidar, le era muchísimo mas fácil quedarse la noche entera registrando cifras; pero ahora... ahora pedía tiempo para pasar con su amada esposa...
Escucho golpes en su puerta. Su secretaria entraba con un paquete: su comida de seguro...
-"Primero lo primero..."-dejo de lado los alimentos que su feliz secretaria le entregaba y saco un par de folios de color azul agua...
-.-.-.-
-"¿Qué fue lo que te dijo?"-Tomoyo apareció con su postre en manos. Estaban en una pequeña heladería donde ambas disfrutaban de deliciosos postres, aunque uno mas extraño que el otro. Sakura se deleitaba con helado doble de chocolate que tenia una preciosa y roja cereza. En cambio Tomoyo unió en una macabra relación el helado de pistache, inundado en salsa de tomate con chispas de chocolate y unas cuantas cerezas; todo eso parecían un par de bolas verdes, flotando en sangre roja con tumores de color negro y unos mas grandes que eran rojos.
Sakura abrió demás los ojos al verla venir con eso entre manos. ¡Con razón se había tardado tanto!.
-"¿Qué rayos es eso?"-era una visión escabrosa; muy parecido al pastel de cerezas que su esposo intento hacer para su cumpleaños pasado.
-"Se me antojo..."-musito como respuesta levantando los hombros y metiendo un dedo en su helado poniendo una enorme sonrisa. –"¡Delicioso...!"-Sakura sintió escalofríos... ¡su hermana era muy, muy rara...!-"Pero dime... ¿qué te dijo Syaoran?... ¿va a dejar salir a mi maridito mas temprano...?"-
-"No le pregunte..."-Tomoyo se sentó enfrente de ella.
-"¡Como que no le preguntaste!; ¡si para eso le hablaste!"-al verla tomar la cuchara, Sakura tembló.
-"No vendrá a comer..."-había tristeza en su voz, que claramente era escondida, pero para su hermana eso no era nuevo.
-"Pues comeremos juntas..."-le invito de su extraño tentempié a su hermana, pero el gesto de querer vomitar fue una respuesta negativa. –"No pude evitarlo, estaba yo pensando que comprar, cuando vi la salsa de tomate... después me tope con el helado de pistache y una extraña idea rondo por mi mente..."-la voz que utilizaba era alarmante. –"A mi hijo se le antojo..."-se toco el vientre con cariño y volvió a asaltar su plato.
-"Si tu lo dices..."-le dio unas cucharadas a su helado y le sonrió a su hermana.
Escucharon un timbre peculiar y Tomoyo dio un saltito.
-"Mi maridito me llama..."-Sakura perdió la mirada en una pareja delante de ella. Claramente, por no decir que estaba siendo muy observadora, noto el anillo de compromiso con un hermoso brillante. Se escuchaban sus risas discretas, el cariño que se sentían les salía por los ojos, tan resplandecientes con esa tarde de otoño. Sus manos entrelazadas representaban el amor de sus corazones y la forma en que él no le quitaba la vista de encima... sintió envidia... por primera vez en su existencia sintió celos, quería a su esposo a su lado... con ella. Y lo peor era que no podía exigirle nada, porque a pesar de no aceptarlo... le dolía no tenerlo a su lado como antes; escuchar su tierna voz mientras le leía poesía recostado en sus piernas. Escucho a su hermana decirle Nos vemos luego mi amor... y dejar el pequeño teléfono de nuevo en la bolsa.
-"Eriol nos espera en casa Sakura, comeremos juntos..."-había dulzura en su voz... tanto encanto que Sakura sonrió contagiada por su felicidad...
-"Espero que no cocine él..."-Tomoyo pidió otro cono de helado para ir comiendo. Ahora solo combinó el sabor frambuesa con una extraña cobertura. Sakura evito las preguntas.
-"No te preocupes. Eriol SI sabe cocinar..."-no hay necesidad de decir que remarco el "si" refiriéndose a los extraños postres, comidas, desayunos explosivos y demás alimentos que Syaoran podía preparar.
-"No todo es incomible, una vez hizo pastelitos que parecían albóndigas, incluso teñían pequeñas chispas de chocolate. Te juro que esperé que le pusiera la salsa roja, pero resulto que eran dulces..."-Tomoyo soltó una risa y saboreo su otro helado, este se veía mas escalofriante, la cobertura de color amarillo que tenia, amenazaba con convertirse en monstruo viscoso que le quitaría la cabeza a su hermana. Casi sin quererlo se rió y sorprendió muchísimo al verla.
-"Sin duda esos pasteles-albóndigas te hicieron sonreír..."-
-"Si tan solo las hubieras probado, sabían a zanahorias..."-
-"Lo peor es que sí me las imagino..."-ambas sonrieron. Una olvidando ese vació extraño que se estaba formando en su estomago y la otra ansiando encontrar con su hermoso marido...
-.-.-.-
-"¿Cómo te sientes Sakura?"-la voz de Eriol.
Estaban comiendo en su casa en el centro; después de su boda habían decidido dejar de vivir en la comarca, le gustaba la vida cerca de la ciudad y justamente ahí habían comprado una casa.
-"Ya sin el yeso me siento libre..."-le enseño su pierna y le sonrió.
-"Que bueno... el jefecito o sea tu esposo, me ha dado el resto de la tarde para que las trate como se merecen..."-tomo su copa de vino y la levanto, brindando por la felicidad de todos y la bienaventuranza del nuevo bebe. Una pequeña Tomoyo o un lindo mini-Eriol... ¿quién sabe?... tal vez los dos...
-"Syaoran es muy amable..."-ahora comerían el postre. Unas fresas con crema acompañadas de quesos de la región y mas fruta. Elección de Tomoyo.
-"Si, es un jefe excepcional..."-Tomoyo hizo un gesto de disgusto, arrugo la nariz y hundió los ojos. –"¿Qué pasa cariño?"-Sakura supo a la perfección que ese amor que se sentía en el ambiente era producto de las miradas que ambos se profesaban. Una extraña incomodidad surgió, era como si sobrara en esos momentos...
-"Se me antojaron manzanas con jugo de zanahorias, tal vez un poco de crema batida encima y unos cacahuates salados..."-la cara de ambos se torno sombría, casi inexpresiva.
-"Todo separado ¿verdad?"-pregunto un tanto inseguro el oji-azul.
-"¡No amor!... todo junto... el sabor de la crema batida con cacahuates me hace agua la boca..."-a Sakura le escurrió una gota en la nuca.
Eriol estiro la mano y la entrelazo con la de Tomoyo, besando levemente los nudillos pálidos de su esposa. De nuevo la incomodidad, se levanto de la mesa y les dijo que ella prepararía las manzanas, aunque no le pondría el jugo de zanahoria. La pareja sonrió.
-"Estas en tu casa Sakura..."-le contesto Eriol indicándole la dirección a la cocina. Al llegar al inmueble noto los miles de recados pegados en el refrigerador, los corazones que encerraban sus nombres. La belleza con que todo estaba acomodado, el cuidado que habían puesto en ordenar la vitrina y los demás anaqueles. La melancolía la inundo y decidió salir de la casa de su hermana lo mas pronto posible.
Tomo una canastilla con manzanas del refrigerador y se dispuso a lavarlas con cuidado en el fregador. Las dejo escurrirse en una rendija, buscando el jugo de zanahoria y la crema batida que rápidamente encontró, a lado de la leche y el jugo de naranja respectivamente. Partió unas cuantas manzanas y las puso en un tazón, coloco la crema batida; pero no encontró cacahuates por ningún lugar. Decidió llevarlas así y un vaso del anaranjado jugo.
Cuando entro al comedor los pillo besándose, él acariciaba su vientre levemente mientras ella le respondía lentamente. Regresó sobre sus pasos... no quería interrumpirlos. Bajo la mirada en busca del piso de color blanco de la cocina, lo encontró, pero percibió una gota de agua sobre él... no era una gota de agua... era su lagrima, había comenzado a llorar sin darse cuenta siquiera. Rápidamente se deshizo de la lagrima siguiente, pero éstas insistían en salir... era como si quisiesen escapar de sus ojos. Levanto la mirada y vio su reflejo en uno de los aparatos. Era tristeza pura, sentía muchas cosas extrañas... sentimientos que jamás había experimentado antes, ahora estaban a flor de piel. Se tallo los ojos, pero no podía dejar de llorar... hace mucho tiempo que no lo hacia... no podía mostrarse débil ante su esposo; debía mostrarle fortaleza y sobretodo comprensión. Pero ya no podía soportarlo, quería estar de luna de miel de nuevo; que él le hiciera hot cakes; que la llevara a ver el amanecer en la playa, que la cuidara que la amara... que la amara...
Lo peor, es que se sentía culpable. Sabia que estaba muy mal sentirse así, sentirse abandonada... creía haberlo superado en Hong Kong, después de sufrir las noches mas frías, a pesar de estar en verano. De haber visto la tarde convertirse en noche y a la noche, a su vez en día. De sentir la soledad al escuchar sus llamadas para cancelar una cena. La ultima vez que paso una tarde romántica con su esposo, fue cuando se fracturó la pierna... por lo que ya habían pasado un par de meses. Meses llenos de abatimiento y de frustración... pero sobretodo de dolor que era escondido tras un beso de buena suerte o una sonrisa amorosa.
Escucho risas en el comedor. Se acerco al fregadero y abrió el grifo dejando escapar el agua, salpico un poco sus ojos para disimular su llanto y volvió a tomar el tazón con las manzanas.
-"No encontré cacahuates..."-susurro al entrar con toda la alegría que pudo expresar, manteniendo los ojos entrecerrados para disfrazar su tristeza y que su hermana no notara su llanto.
-"Creo que ya me los comí todos..."-musitó Tomoyo con alegría. Tomó el tazón y hundió su meñique en la crema batida, ruborizándose por el exquisito sabor.
-"Creo que es hora de que me vaya a casa..."-busco con la mirada su bolso, encontrándole cerca del sillón del salón principal. –"Syaoran llegara para cenar y me gustaría prepararle algo... no ha de haber comido nada en todo el día..."-
-"Cuando salí le envié comida... pero conociéndolo, no la probó..."-la oji-verde les sonrió y se levanto de la mesa. Eriol y Tomoyo se pusieron de pie también.
-"No se molesten se donde esta la salida... no dejes que coma mucho..."-dijo dirigiéndose a Eriol. Tomoyo le dio un beso en la mejilla.
-"Vete con cuidado..."-
-"Yo siempre..."-se escucho la puerta cerrarse y la pareja soltó un suspiro.
-"Esta muy triste..."-hablo Tomoyo.
-"Hablaré con Syaoran, no debe descuidar a su esposa... la puede perder..."-ambos asintieron poniendo las mismas caras de desesperación.
-"Sakura lo ama demasiado, intentará recuperarse para no preocupar a Syaoran... no podría vivir sin él..."-
-"Tienes razón..."-el oji-azul agarro las manzanas con crema batida y le dio un bocado a su mujer... –"Pero aun así hay que jalarle las orejas..."-recibió como agradecimiento por su detalle, un tierno beso.
-"Se me antoja un pan con jalea..."-Eriol le sonrió a su esposa, ese era el antojo mas coherente del día...
-"Enseguida preciosa, no quiero que mi hijo tenga cara de pan..."-soltaron una risita...
-.-.-.-.-
En cuanto toco el asfalto se sintió desvanecer. Estaba cansada, triste y decepcionada. También enojada consigo misma, pero sobre todo confundida...
Caminó lentamente, con la cabeza gacha y casi inconscientemente ya estaba frente a una tienda de víveres... ¡compraría algo para la cena!...
Un poco de su jovialidad regreso a su cuerpo, sonrió interiormente y entró de manera inmediata, saliendo poco después con un par de bolsas y una pequeña caja. Un pastel de seguro...
Paso unos cuantas horas en el palacete de su Padre, le dio mucho gusto platicar con su madre, desde que ella y Tomoyo se habían casado, Nadeshiko había decidido quedarse con Fujitaka, eso de estar solo en una casa tan grande no era alentador. Además el espíritu de su madre se mantenía ocupada cuidando a su esposo.
-"Buenas noches Papa..."-
-"Vete con cuidado hija"-la habían salido a despedir, sintiendo la fresca noche que se aproximaba.
-"Si..."-se acerco a darle un beso a su Padre, y a su Madre; a pesar de ser solo una especie de alma.
Abotono el suéter que había tomado de su antiguo armario y emprendió la caminata por la vereda.
Introdujo las llaves en la cerradura, se ilusiono muchísimo al ver el Mercedes de su esposo en el frente. No pasaron ni dos minutos en los que ya estaba buscándolo.
-"El señor esta tomando un baño..."-le indico una de las mucamas.
-"Ponga esto en el refrigerador y no se preocupen por la cena que yo cocinare esta noche... vayan a dormir temprano"-la castaña le sonrió mientras le entregaba el par de bolsas y la caja. Subió de dos en dos la escalera, hace muchísimo tiempo que no lo hacia y a pesar de traer falda brinco ágilmente, como si de verdad no se hubiese roto la pierna...
-"¿Cariño?"-entro a la habitación y vio a su esposo preparar una pequeña maleta mientras se peinaba frente a un tocador.
-"Hola amor..."-se acerco y la beso tiernamente, abrazándola por unos momentos, tranquilizándose por el aroma de su esposa y anhelando poder pasar ahí la noche.
-"¿Qué pasa¿adonde vas?"-observo con preocupación los gestos de su esposo, había intranquilidad en su rostro.
-"Viajare esta noche a la oficina del sur, pasare ahí dos días revisando las cuentas y hablando con el personal... mande a pedir otra maleta... ¿vienes conmigo?"-Sakura sintió la tristeza apoderarse de su cuerpo... el pastel de durazno que había comprado se quedaría en el refrigerador. Dudó un poco, no era coherente que ella fuera con su esposo, solo le daría molestias.
-"No amor, si voy podría distraerte... solo espero que todo salga bien..."-entro al armario y saco un traje color azul marino. –"Con éste te veras muy guapo, sé que podrás lograrlo..."-doblo con mucho cuidado el traje y lo guardo en la maleta, cerrándola.
-"Te amo preciosa..."-se acerco a Sakura y la rodeo por la cintura. La castaña se estremeció, sintiéndose culpable por sus emociones, pero no podía controlarlas... estar sin su esposo la alteraba... Correspondió el abrazo con efusividad y le regalo muchos besos en el cuello.
-"Prométeme que me llamaras todos los días..."-
-"Dos veces como mínimo..."-jugó con el castaño cabello de la chica y absorbió su aroma, guardándolo en su memoria para darse fuerza en esos momentos tan difíciles.
Claro esta, lo mas fácil seria despedir a esas personas, cerrar por un tiempo la franquicia y dejar que las demás empresas explotaran al máximo su producción para poder estabilizar... ¡claro que si, pero no quería eso... él no haría eso...
Se aferró a su marido, como si la vida se le escapara con él. Lo despidió desde la puerta con dolor y con un beso, uno tan triste que le partió el alma; tal vez Syaoran no le presto atención, tenia tantas cosas en la cabeza...
-"Cuídate..."-fue la ultima palabra que salió de sus labios al ver desaparecer con la noche, el auto de su marido.
Entro en la casa, ya todos los sirvientes dormían¡claro, ella los había mandado ha hacerlo. Se metió a la cocina y se sirvió un trozo de tarta, el delicioso sabor la tranquilizo, poniendo sus sentidos al máximo... ¡tanta azúcar en la sangre!. Sin darse cuenta ya había preparado una sencilla cena y la observaba sola en el comedor, un poco de pasta acompañada de verduras; pero después de comer dos trozos del pastel ya no quería nada.
El silencio en el que estaba sumergido el palacete la ponía nerviosa, ahora que lo notaba no estaba acostumbrada a estar sola, se había acoplado a la vida de casada muy rápidamente; adoraba la compañía de Syaoran, quien siempre sonreía, siempre la cuidaba... la amaba... Era imposible decir que él ya no la quería... ¡claro que no!... la amaba mas que a su vida, si ella le pedía morir, él lo haría solo por darle gusto; sin pensarlo...
Removió los dedos, haciendo un sonido en cadena que mataba de apoco el silencio, si seguía así, se pondría a platicar con él para no morir de desesperación de tanta quietud. Ahora que lo pensaba sentía envidia de su hermana. Ella, que a poco tiempo de casada ya estaba embarazada, que disfrutaba de su gestación a lado de su marido, quien se imponía contra las barreras de su trabajo y le dedicaba tiempo. ¡Deseaba un hijo, tal vez eso era lo que le faltaba...
Asesinó esos pensamientos de inmediato, no le gustaría concebir un niño en la situación en la que estaba, quería que creciera lleno de cariño, no de soledad y tristeza como en la que estaba sumida. Jaló una silla, dejando su plato de comida casi lleno. Se acerco al ventanal que adornaba el comedor y observo la luna.
Tal vez el sol se había dejado encantar por la belleza del amante nocturno y se había rendido ante la delicadeza y romanticismo de su brillo, por lo que el sublime sol se dejo derrotar, dándole paso a la hermosísima luna llena, acompañada de sus fieles caballeros, resplandecientes y alertas...
Dio un largo suspiro, dejándose encantar por la suave brisa que ahora entraba por la ventana entreabierta. Cerro los ojos, imaginándose a su esposo, rezando por su bienestar y por el de los demás... rogando a los cielos que todo terminara bien, que el sufrimiento de su Syaoran desapareciera para poder vivir en paz; para estar juntos una vez mas...
Sin desearlo dejo escapar lagrimas, que pronto brillaron en la orilla de sus ojos... esta vez no se sentía tan acongojada, solo un poco preocupada por lo que le disponía el futuro... un futuro feliz... o bien, uno triste. Se escucho el susurro del viento revolotear por los árboles y la luz que mantenía iluminado el lugar se apago de repente. Tal vez los fusibles de la casa se habían fundido, no lo sabia... y no le importo. La luz de la luna se mantuvo escondida tras una nube, pero todo volvió a brillar gracias a que el viento la alejo. La tranquilidad borro de sus ojos las lagrimas, que tal vez fueron secadas por el viento. Se hundió en sus pensamientos y sin quererlo se durmió, pensando en mil cosas y en nada a la vez...
Impulsada por la luz que se coló por la ventana se despertó, abrió los ojos lentamente, cubriéndose con la mano para no recibir los rayos directamente.
-"¿Durmió aquí señora?"-entro la mucama, mirándola sorprendida.
-"Si..."-bostezo. Miro con ternura al niño que traía la mucama de la mano. Hoy la mayoría de la servidumbre tenia su día libre; solo un par se quedaban a atender el palacio.
-"¿Quiere algo de desayunar antes de que me vaya?"-le negó con la cabeza.
-"Hay pastel en el refrigerador, sírvale un trozo a ese buen mozo..."-el pequeño niño, dos años, tres cuando mucho le sonrió a Sakura.
-"Muchas gracias señora..."-se alejo con el pequeño. Ella no se movió de su lugar, un poco después escucho las puertas cerrarse. No tenia ganas de levantarse, pero se daría un baño... lento y relajante. Tal vez vería televisión, escucharía el radio, tal vez... o simplemente se sentaría a intentar hacer nada...
Se levanto mas a fuerzas que de ganas... recorrió el salón y subió las escaleras, lentamente, una a una... como rara vez lo hacia.
Mientras caminaba por el pasillo diviso la foto del cervatillo, esa que tomó cuando hubo problemas con Syaoran, cuando todo se descubrió, cuando ella le dijo que lo amaba... cuando empezó a vivir, si porque ella comenzó a vivir el día que lo amo... el día que se entrego en cuerpo y alma a alguien que le ofrecía lo mismo... ese día su vida dio inicio...
Pero eso había cambiado, antes le dedicaba veinticinco horas al día y ahora, ahora solo... solo un par de horas... a veces minutos, solo miserables minutos en los que le decía que no llegaría... que no podría estar a su lado. ¿Cómo quería que se sintiera?... ¿bien?; ¡claro que no, uno puede soportar unos días, unas semanas, pero ¿meses...?.
El agua tibia de la tina y el suave vapor con aroma a flores la hizo sentirse tranquila, relajada y un poco satisfecha, pero no dejo de pensar en lo que había vivido. Recordó muchas cosas, pero sobre todo pensó en ella, en él... en su vida juntos, en lo que significaba la palabra esposos . Recargo la cabeza en la orilla de la tina extasiada por lo reconfortante de su baño.
Todo ese falta de atención la estaba matando lentamente, martillando en sus entrañas, porque siendo ella tan independiente le mortificaba que sin Syaoran su vida ya no tuviera sentido. Que sin él ya no existiera mañana, que sin él... sin él ella no existiría. Ya no quería pensar, no quería que eso la mortificara, lo único que deseaba era tenerlo a su lado, abrazarlo, acariciarlo, pero sobretodo saber que ella es importante para él...
¡Se sentía sola!... ¿qué podía hacer?... ¿exigirle atención¿decirle que deje su trabajo por ella?. ¡Claro que no!. Pero callarse todo no era fácil, sonreírle cuando él le decía que no llegaría a cenar, que tenia una junta, que exigían su presencia... ¡tenia tiempo para todo!... para todos menos para ella... ¡eso la mataba!
Sacudió la cabeza intentando disipar el miedo al abandono, dejando de lado su dolor y manteniendo la paz de la tibieza de su cuerpo. Reflexiono sobre su comportamiento, lo había apoyado en todo, no le había negado nada, le sonreía y lo acompañaba. Tal vez se estaba haciendo la victima, Syaoran también sufría... ¿o acaso él no quería estar con ella?... ¡No, eso no, él la amaba... ¡claro que lo amaba!. Entonces, pero... pero si él quisiera estar a su lado, intentaría hacer tiempo... ¡ah¡tantas cosas...!. ¡Ya no podía!
El agua se torno fría, así como su alma, sintió a su piel arrugada; ya había absorbido mucho agua... debía salir... Tomo una bata, blanca y suave; envolviéndose con cuidado, sin dejar de pensar, sin dejar de meditar, sin dejar de temer, de sufrir, de morir por dentro...
Era como si su corazón estuviera en fuga, en búsqueda de una razón que apaciguara todas sus dudas, sus preguntas, sus miedos. Se vistió, ni siquiera supo como, solo lo hizo¡¡lo amaba con locura!...
Puso un poco de música lenta en su habitación y se olvido de la comida, e incluso de la cena. Ambas estaban en su mesa de noche, pero no les hizo caso. La noche paso lenta, fría pero sobretodo solitaria...
Escuchaba a la mucama tocarle la puerta para entregarle el desayuno, sintió su cara húmeda al levantarse de la cama; había llorado toda la noche... En su cama estaba el teléfono; inerte e inmóvil, no había sonado ni una vez en el día anterior y la esperanza de que su esposo llamara hoy se extinguía con las horas...
-"¡Señora!"-se altero la mucama al observar las dos bandejas como las había dejado. –"No ha probado bocado todo el día..."-Sakura la miro, de nuevo sintió tristeza; esa que carcome el alma poco a poco, corroyéndola por dentro, como un virus que se traga todos sus bellos recuerdos dejando los horribles...
-"No tengo hambre..."-susurro poniéndose de pie. Se vio al espejo, eso le dio aun mas tristeza. ¡Se había puesto una camisa de Syaoran!... Acerco una de las mangas a su nariz y la olió, pero faltaba esa aroma a limpio que el castaño poseía.
-"¿Extraña al joven verdad?"-le murmuró la mucama mientras levantaba algunas cosas del piso. –"Se le ve en los ojos..."-Sakura elimino la pereza de su cara con agua helada del fregadero. Observo su reflejo con tranquilidad, quitándose unos cabellos de la cara.
-"¿Es casada Hira?"-la joven encargada de la limpieza asintió.
-"Si, hace cinco años..."-sonrió con alegría. –"Felizmente casada, Señora..."-miró a la esposa del señor Li, buscar algo en su reflejo, ella sabia lo que sentía. –"Pero mi amado esposo trabaja en la capital; y yo aquí en la mansión. Es un mecánico... No nos vemos mucho durante el día; en las noches ambos estamos cansados y preferimos dormir un poco mas... que... bueno usted me entiende..."-se sonrojo un poco y Sakura asintió, volviéndose a sentar en la cama, sin dejar de ver el auricular del teléfono. –"Así que muchas veces no podemos estar juntos..."-
-"¿Tiene hijos?"-noto una sombra de tristeza en los ojos de la señora.
-"N-no... no puedo, no podemos tenerlos..."-la castaña se arrepintió de su pregunta.
-"Discúlpeme, yo no..."-la mucama le sonrió.
-"Nos amamos muchísimo, ambos sufrimos mucho al saberlo, pero somos felices..."-acomodaba el tocador de la pareja. –"ambos sabemos y creemos en el otro, a pesar de no vernos en el día, nuestros corazones se unen, somos almas gemelas..."-hablaba como una persona totalmente enamorada. Acabó de limpiar algunas otras cosas y miró a Sakura antes de salir. –"No se preocupe mucho señora Sakura, su esposo la ama..."-salió de la habitación cuando el sol se alzaba en lo mas alto del cielo.
-.-.-.-
-"¿Qué es lo que le pasa a la señora?"-cuestiono otra joven de la servidumbre al verla salir.
-"Hay que llamar a la señora Tomoyo..."-hubo miradas de complicidad y ambas asintieron tomando el teléfono.
Tomoyo Hiragisawa había dicho con palabras citadas: "Si ven a mi hermana acongojarse no duden en llamarme"...
-.-.-.-
El silencio de la tarde la volvía loca, caminaba de un lado a otro; como león enjaulado, miraba el teléfono y volvía a morderse las uñas. ¿Por qué no llamaba?.
Escucho ruidos en el pasillo, pero no presto atención. Observó la manecilla del segundero darle una vuelta al reloj, justo cuando... como si un huracán tocara su puerta, apareció Tomoyo con un par de bolsas y una gran sonrisa.
-"¡SAKURA!"-
-"No hay necesidad de gritar..."-desvió la mirada hacia el teléfono y casi alucina su timbre, pero no... su imaginación jugándole una broma.
Sin responderle, la amatista la tomo del brazo, Sakura no tuvo tiempo de responder cuando ya estaba en el baño y sentía el agua fría de la regadera despabilar su calor, y hacerla gritar por el contacto.
-"¡ESTA HELADA!"-Tomoyo sonrió complacida, sacaría a pasear a su hermana, así fuera llevándola a la fuerza.
-"Vamos, iremos a comprar unas cosas para el bebe y luego pasaremos a ver a Eriol al trabajo, el pobre no ha salido de la oficina desde ayer..."-no prestaba atención a las miles de injurias que soltaba la castaña quien todavía no salía de la regadera. –"¡Date prisa!..."-salió del baño para hacer oídos sordos a los gritos de su hermana. –"Te invitare a comer..."-observo con preocupación las bandejas con comida. -"Muero de hambre..."-Sakura salió del baño, titiritando y con la bata puesta.
-"Al menos hubieras abierto el agua caliente..."-musito Sakura buscando algo de ropa.
-"Ponte el vestido beige..."-sugirió sin dejar de probar el flan que había sobre uno de los platos. Vestía de color azul cielo, unos pantalones holgados; seda tal vez. Traía una camisa de manga corta en color blanco, tenia unas letras en la zona del pecho en color azul y un pequeño dibujo en la parte de abajo, una flor, también en azul.
-"¿Hace calor afuera?"-
-"Asfixiante, no sé como soportaremos estar en la calle..."-se tomo de un solo trago todo el jugo de naranja.
Sakura entro y salió del vestidor con el vestido beige ya puesto. De tela delgada y sin mangas, le llegaba debajo de las rodillas, todo recto.
-"Traje mi sombrero..."-enseño un sombrero blanco con un listón azul colgando. –"¿No te gusta?"-Sakura asintió. –"Es parte de mi nueva colección, Eriol insiste en que haga una de maternidad... este es el primer modelo..."-se dio vuelta enseñándole el diseño.
-"Tu siempre creas cosas hermosas..."-se puso unas sandalias de tacón bajo.
-"Tienes razón... soy un genio..."-tomo sus bolsas y salieron del cuarto.
-.-.-.-
-"No acabo de entender... si ya tienes una línea de ropa para bebe... ¿por qué compras mas?"-habían recorrido como quince tiendas, en las que Tomoyo se había llenado de conjuntos para su próximo retoño; la mayoría en colores neutros, verde y amarillo, claro, porque no querían saber que era, preferían la sorpresa...
-"¡Es que hay tanta ropa lindísima!"-tenia los ojos iluminados. –"¡Cuando creo que ya es suficiente, me encuentro con batitas y zapatitos que son mas hermosos...!"-Sakura conducía el auto de su hermana, de un color azul metálico. Habían subido la capota porque a Tomoyo le molestaba el viento.
-"Eres incontrolable, pobre de Eriol que tiene que cargar con tus cuentas..."-la amatista soltó una risita, y volvió a morder el pastel que yacía en un pequeño plato.
-"Espero que le gusten las cosas que compre..."-divisaron a través de la colina el enorme edificio de la compañía Li. Estacionaron en el subterráneo y subieron en el elevador hasta la parte de las oficinas.
-"Buenas tardes señoras..."-les saludo la afable secretaria mientras anunciaba su llegada. –"El señor Hiragisawa termino con una junta, las conduzco al salón..."-ambas asintieron. Sakura cargaba las bolsas de la comida para Eriol, mientras Tomoyo lidiaba con un par de paquetes en los que estaba la ropa que quería enseñarle a su marido.
La secretaria toco un par de veces hasta que recibió respuesta afirmativa.
-"Adivina quien acaba de entrar en este momento..."-musito el oji-azul a través del auricular del teléfono. –"Si, si, si... adiós..."-soltó el teléfono y las miro con atención. –"Era Syaoran, dice que te llamara esta noche..."-la cara de Sakura se ilumino unos momentos, pero luego se entristeció. Había tenido tiempo para llamar a Eriol y a ella ni siquiera.
-"Te trajimos de comer amor..."-el oji-azul, no traía saco ni corbata, su camisa estaba recogida y sus ojos carecían de lentes.
-"¡Estoy muerto de hambre, hemos trabajado toda la noche para sacar el presupuesto..."-aprecio el aroma de la pasta acompañada del guisado que Tomoyo sacaba de la bolsa.
-"Visitamos mas tiendas, compre una serie de conjuntos para nuestro hijo..."-Eriol le prestó atención, sin perderse un solo detalle de las descripciones. Sakura solo miraba como era que se hablaban, con ese amor y esa ternura, que sus ojos empezaron a nublarse. –"También te traje pastel, pero no pude contenerme y me lo comí en el camino..."-Sakura soltó la risa, llamando la atención de la pareja, que hizo lo mismo.
-"Si sigues comiendo así, no podrás entrar por la puerta..."-comento la oji-verde.
-"No seas tan cruel con mi amada esposa..."-Tomoyo puso cara de enfado y saco unos zapatitos en color blanco con bordados amarillos. –"¿No son hermosos, me muero por sacar esta línea de ropa maternal..."-
-"No me imagino el desfile..."-inquirió Sakura.
-"¡Desfile!"-grito Eriol. –"Ahora que lo recuerdo hay uno en un par de días, una compañía de nuestras adquisiciones francesas, ha venido a la ciudad, seremos sus patrocinadores de nuevo..."-
-"¿De nuevo?"-Tomoyo mordisqueaba una de las manzanas que habían comprado para su esposo.
-"Si, ya habíamos patrocinado a la línea de Le-Duc Montreuil..."-Sakura levanto la cara al escuchar ese apellido.
-"¿L-Le Duc?"-alcanzó a susurrar cuando las imágenes de la modelo francesa, besando a su esposo regresaron a su mente. –"¿Dónde será el desfile?"-
-"Es en la zona sur, no muy lejos de la franquicia en quiebra. Syaoran hablo conmigo porque la dueña de la línea ya hizo las negociaciones con él..."-Sakura se sintió desfallecer. ¡ESA, ESA ESTABA CON ÉL!.
-"¿Los conoces?"-
-"Si, nos topamos con Viollet Le-Duc en Paris..."-Eriol reprimió sus comentarios, le había puesto la soga al cuello a su jefe.
-"¿Viollet Le-Duc?"-la única que no sabia nada era Tomoyo.
-"La ex-novia de Syaoran"-inquirió Sakura con un tono que no le gusto a nadie. Sus ojos tenían un fuego muy extraño, como si pudieras poner a Syaoran en un palito y rostizarlo.
-"¿Su ex-novia...?"-Tomoyo supo que Eriol se había equivocado, no debió haber dicho eso; pero no sabia que eso podría traerle represalias.
-"Es la hija de la dueña de esa firma..."-hablo Eriol.
-"Si..."-la sonrisa sardónica que había en los labios de Sakura le hizo recordar a la chica de antes, de antes de conocer a Syaoran. –"¿Me pasas una pera?"-había una extraña aura alrededor de la castaña, como si en cualquier momento pudiera explotar.
-"¿Cómo la conocieron?"-pareciera que Tomoyo quería hacer rabiar a su hermana. Eriol se arrepintió de todos sus pecados en ese momento, solo podía rogar misericordia; de parte de Sakura o de Syaoran... No sabia cual era mas letal.
-"Se apareció en el hotel gritando el nombre de Syaoran, estábamos desayunando y la pobre se sorprendió al verlo, ya que él siempre tomaba el desayuno en la cama..."-Tomoyo soltó una risa y Eriol casi escupe el jugo. ¡Lo matarían!. Sakura hablaba tan serenamente que asustaba aun mas.
-"¿En la cama?"-Tomoyo no dejaba de reír.
-"Según ella habían tenido una relación muy loca..."-Eriol quería meter la cabeza en el fondo de su plato. Para su salvación la secretaria entro en el lugar.
-"Señor, lo están esperando, surgió un nuevo problema pero creen tener una solución..."-todos sabían que cuando Syaoran no estaba el oji-azul estaba al mando. Lo bueno era que Meiling estaba muy ocupada con el marketing porque sino, estaría con ellos... rabiando de seguro.
-"Si, en un momento voy..."-la joven empleada asintió y salió del salón. –"Al menos me dejaron comer en paz..."-se levanto. –"El deber me llama amor, y para colmo de males perdí mis lentes..."-Tomoyo sonrió y señalo su cabeza. Al palparla el oji-azul se dio cuenta de sus gafas. –"¡Que haría yo sin ti!"-le dio un beso cariñoso y se despidió de Sakura con la mano.
-"Vámonos Tomoyo, se hace tarde..."-le ayudo a levantar las bolsas y depositar en la basura las sobras.
Se subieron al auto cuando el reloj principal de la compañía marcaba las 6:30. Sakura dejo a Tomoyo en la puerta de su casa y se llevo su auto ya que no tenia ganas de caminar.
Entro a su habitación, estaba mas fría que de costumbre porque las ventanas se habían quedado abiertas, dejando que las cortinas se movieran con el viento en una danza exquisita. Encendió la luz, desapareciendo las sombras inauditas de sus muebles. Comprobó el buen estado de su teléfono y se echó en la cama.
Con un movimiento de pies se deshizo de sus sandalias y se quedo viendo el techo, perdida, soñando despierta, imaginando a su esposo cansado, dormido sobre el escritorio...
Casi la hace gritar el timbre del teléfono. Había estado mucho tiempo pensando; ya pasaban de las 9:30... las manos le temblaban de lo emocionada que estaba; parecía una colegiala esperando la importantísima llamada de su pretendiente para salir el siguiente día.
-"¿Señora Li?"-cuan decepcionada se sintió al escuchar la voz de una mujer, y para ser mas exactos, la secretaria de su marido. –"El Sr. Syaoran me ha pedido que le avise que no llegara sino es hasta mañana en la tarde, ahora mismo esta en una cena de negocios..."-
-"¿Me podría decir con quien?"-
-"Con la Sra. Le-Duc. La dueña de la firma de moda y su hija..."-
-"Esta bien... ¿le dijo a que hora llega mañana?"-
-"Lo siento mucho señora no me lo menciono¿desea que le diga algo...?"-
-"Solo dígale que le deseo suerte y que lo amo..."-la secretaria asintió y corto la comunicación.
Una furia la asalto, deseaba deshacerse de esos sentimientos, acabar con su enojo. De un fuerte golpe se deshizo del teléfono, haciéndolo rebotar contra una pared.
-"¡ERES UN MALDITO!"-se acerco al tocador y tiro todo lo que había, rompiendo en mil pedazos el fino perfume que le había regalado hace unos meses. –"¡No me hablas, no me haces caso y cenas con ella...!"-tiro todo lo que estaba en la mesa, intentando que con esos objetos se fuera su enojo.
Empezó a derribar cosas al piso, rompiendo un jarrón, un par de retratos; dos joyeros y unas cinco colonias de su marido, lo que inundó el lugar con su aroma... haciéndola rabiar aun mas...
Los empleados de la casa se detuvieron a escuchar los gritos de la dueña, pero no quisieron interrumpir su rabia por lo que solo se alejaron lo mas posible.
-"¡Te odio!"-lanzo una lámpara contra el espejo, rompiéndolo en grandes trozos. –"¡Te amo tanto que te aborrezco...!"-escucho el teléfono de nuevo. –"¡Te arrepentiste...!"-se acerco a tomar el pobre auricular.
-"¿Eres tu Sakura?"-se quedo unos momentos sin habla, intentando reconocer la voz, esa voz tan distintiva; pero sin duda no era la de Syaoran.
-"Si..."-alcanzo a responder al darse cuenta de quien era.
-"¿Puedes venir a la ciudad mañana?. Quiero verte a solas..."-la castaña medito unos momentos, la rabia le gano la batalla en contra de la coherencia.
-"Si, temprano..."-
-"Te espero en la galería al medio día..."-
-"No hay problema, nos veremos ahí..."-
-"Te quiero Sakura..."-eso la dejo sin habla, se arrepintió unos momentos, debería esperar a su esposo, pero no pudo. Solo escucho la respiración del otro lado de la línea y después la indicación de que ya habían colgado.
Supo lo que era una noche en blanco, ni siquiera supo si había conciliado el sueño en algún momento. Solo supo que a quien vería mañana tenia cosas que decirle y ella intentaría hacerle caso. A lo mejor la regañaría o tal vez le diría la una razón... pero esa llamada la había dejado pasmada.
El sol apareció ante sus ojos, casi sin quererlo se había puesto de pie ante su ventana cuando el alba se volvía mañana.
Bajo a desayunar por primera vez en esos días, se puso una falda a cuadros color café con blanco. Una camisa sin mangas de color marrón y las sandalias del día anterior.
Cuando su reloj indicaba las 9:30 subió a su auto y abandono el palacete...
-.-.-.-
Sentía el viento sobre sus rebeldes cabellos. Se desato la corbata sin quitar la vista del camino. La tarde ya se asomaba cuando detuvo su auto en una florería.
Se imaginaba a Sakura molesta, sin duda esa noche dormiría en el sofá, compro rosas blancas. ¡No hay nada como las rosas blancas!. Las rojas son muy comunes y las rosas muy extravagantes... el quería perdón y para eso no hay nada como las blancas. Lindas, olorosas y muy originales.
Dos docenas de rosas blancas atadas con un cordón azul cielo. Siempre que uno se equivoca debe enmendar su error. Sabia que debió llamarla como prometió, pero cuando se dio cuenta ya estaba dormido sobre los papeles, después llego la mama de Viollet para imponerle un desfile... ¡Tanto trabajo, tan poco tiempo!. Pero ahora le habían dado un par de días, trabajaría en casa, pero al menos estaría con Sakura... ya le había fallado lo suficiente.
Faltaban solo unos minutos para llegar; ya podía ver su hermoso palacio, con sus altas bardas y el enorme bosque que lo resguardaba.
Era delicioso el aire tan tranquilo que se podía respirar en ese lugar, era lo que mas le gustaba de vivir en la comarca, lejos del ajetreo de la cuidad y la contaminación.
Dio un largo suspiro cuando estaciono su auto. Sakura estaba triste cuando la dejo hace tres días... de seguro estaba muy enojada con él.
-"Buenas tardes Sr. Li..."-saludo el jardinero al verlo descender del auto.
-"Buenas tardes..."-entro en la casa, dejando su portafolios en el piso. Se quito el saco y espero que su amada esposa bajara a recibirlo, bien era una ilusión un tanto guajira, pero la esperanza es lo ultimo que muere...
-"¿Y mi esposa?"-ya se había tardado mucho en bajar y le preocupaba eso.
-"Salió para la ciudad temprano señor..."-le contesto la mucama que sacudía los muebles del recibidor. –"¿Va a comer?"-
-"No gracias..."-se acerco al teléfono y le marco a Tomoyo.
-"¿Si diga?"-
-"Tomoyo es Syaoran... ¿esta Sakura contigo?"-
-"No, la vi ayer... pero no hoy..."-
-"Humm, bueno muchas gracias Tomoyo..."-
-"Si, adiós... tal vez este con papa..."-
-"Gracias..."- colgó y marco el teléfono de Fujitaka, pero recibió la misma respuesta; nadie la había visto en todo el día.
Eran ya bastante tarde y las rosas se empezaban a secar. Pidió que las rosearan y las pusieran en un jarrón; ya mas tarde las sacarían.
Observo su reloj una y otra vez, el tiempo pasaba lentamente sobre su cabeza así que decidió descansarla un poco sobre el reconfortante cojín del sillón. Fue en ese momento en el que descubrió lo cansado que estaba, casi al tocarlo se quedo dormido, siendo despertado después por el sonido de unas llaves sobre la cerradura.
-"¿Amor?"-Sakura se sorprendió al verlo. Le regalo una sonrisa y se acerco.
-"¿Cómo estuvo tu viaje?"-se inclino un poco en el sillón para darle un diminuto beso en los labios.
-"Bien... te traje rosas, pero..."-
-"Muchas gracias mi cielo, me voy a dar un baño y después cenamos..."-había una sonrisa en su rostro, se mostraba jovial y divertida; como si nada hubiera pasado. Como si Eriol no le hubiera dicho que había frecuentado a Viollet. Se quedo pasmado unos segundos, pero después se le hizo divertido que ella se comportara así...
Se levanto del sofá y tomó un par de rosas del jarrón, acompañaría a su esposa en el baño...
Subió las escaleras de dos en dos como su esposa lo hacia normalmente. Giro la perilla de su habitación para escuchar el agua de la regadera chocar contra el suelo. Cuando se quitaba la camisa y ponía las rosas en sus dientes, noto que algo le impedía abrir la puerta del baño.
-"Le puso seguro..."-susurro con pena. Ella nunca le ponía seguro al baño, eso significaba que si estaba enojada. Puso las rosas sobre la almohada de la chica y se sentó en el borde de la cama.
-"¡Ah, cariño me asustaste...!"-dio un pequeño gritillo. Para decepción del ambarino salió ya vestida del baño. –"Vayamos a cenar, muero de hambre..."-salió de la habitación, dejándolo sentado en la cama, en la oscuridad.
-"Te lo mereces Syaoran..."-hablo para si mismo, para después salir del recinto.
La observo saltar las escaleras y luego hablar con la cocinera quien de inmediato les puso un par de platos de humeante crema enfrente.
-"¿Resolvieron todo?"-comían en silencio, pero Sakura le pregunto mientras lo miraba con ternura.
-"No todo, pero ya tienen ideas de cómo resolverlo, trabajare en casa..."-la miraba en busca de alguna muestra de enojo o furia, pero nada... sus ojos estaban brillantes, como cuando veían el amanecer juntos. –"¿Dónde estuviste, llame a Tomoyo..."-Sakura le desvió la mirada por unos momentos y luego le sonrió.
-"Por ahí..."-agradeció con la mirada a la joven que le cambiaba su plato por uno con un pescado frito y una porción de ensalada. –"Me dijeron que habrá un desfile¿cuándo es?"-al castaño le costo mucho trabajo pasar su comida.
-"Pasado mañana..."-partió con cuidado su comida, sin quitarle la vista de encima a su esposa.
-"¿Iremos?"-
-"Solo si quieres..."-
-"¡Claro que si!; me encantaría ir, por fin podría saber lo que es la moda parisina..."-dejo sus cubiertos y lo miro. –"¿Estará Viollet, ahí?"-una pequeña tos marco la incomodidad del castaño.
-"Humm... si..."-Sakura le sonrió y continuo comiendo. –"Aun no me has dicho dónde estuviste..."-
-"Ya te lo dije... por ahí..."-cambiaron al postre.
La cara de Syaoran se volvió larga; esa forma de hacerlo sufrir lo estaba incomodando, pero bueno... se lo merecía. Estaba molesta, pero se mostraba feliz, amable, incluso cariñosa y atenta; pero existía ese tono irónico, y sus ojos se mantenían brillantes.
Caminaron juntos al cuarto; ella no hizo ningún ademán de no querer dormir a su lado así que Syaoran tampoco comento nada.
Él se deshizo de los pantalones y se puso la pijama, sin la parte de arriba. Sakura apareció con un camisón de seda, no muy ceñido a su cuerpo y del color favorito de su esposo, ese verde esmeralda que combinaba con sus ojos.
Ella extendió las sabanas delgadas, que por el otoño tan extraño que estaban viviendo; eso de días calurosos y noches frescas... parecía mas verano. Se acomodo del lado de su cama; Syaoran no tardo ni dos segundos cuando ya estaba dentro de las sabanas y buscaba el cuerpo de su esposa.
-"Buenas noches amor..."-Sakura le dio un beso en la frente al castaño y cerro los ojos. No le dio la espalda, se quedo de frente a él, pero sin mirarlo... creo que eso era peor.
-"Buenas noches preciosa..."-le acaricio el brazo y se quedo mirándola, sin tocarla. Si ella estaba siendo tan cruel con él, era por sus fallas... Se resigno¿qué mas le quedaba?. La mitad de la noche la observo dormir, con ese respirar tranquilo y con una sonrisa en su rostro, sus lindas mejillas estaban sonrosadas por el calor y su cabello, rebelde, peleaba una batalla contra la almohada que se aferraba a desacomodarlo mas...
La otra mitad de la noche vio el techo, blanco y con algunas grecas que eran parte del decorado. Se puso a pensar lo mal que la habrá hecho sentir, sola, desdichada, tal vez sin valor... ¡todo eso era mentira!... ella era su vida, su corazón y su alma... ¿pero...¿por qué no la valoraba?... ¡claro que lo hacia, pero si Sakura ni siquiera exigía su atención, era tan comprensiva que no le reprochaba nada, solo le sonreía y le decía que estaba bien... que ella lo entendía. ¡La amaba tanto!... la pregunta sigue en pie... ¿por qué no la llamo?... buena pregunta, pero... ¡sí apenas tuvo tiempo de comer!... ¿por qué no llamo?... no había respuesta, no hay un porque, simplemente no lo hizo. ¿Por qué...¿por qué¿por qué?... fue lo único que rondo su mente...
Su cuerpo empezó a moverse, estaba despertando... lo vio dormido, se veía tan hermoso así.. el reloj del cuarto marcaba las 8:30, bastante temprano para ella que se levantara... vio a su teléfono móvil prender y apagar la luz. Estaba recibiendo una llamada.
-"¿Sakura?"-se estremeció al escuchar esa voz, se metió al baño, cuidando de no despertar a su marido.
-"¿Si?"-
-"¿Puedes venir?"-
-"Pero..."-dudo, no quería volver a hacerlo...
-"Es una emergencia... te juro que ya no te volveré a buscar... solo... solo esta vez..."-se escuchaba la desesperación en su voz.
-"Esta bien... a las 9:30 en la galería..."-
-"Hasta entonces..."-y cortó la comunicación. Algo le volcó el estomago al ver a su esposo descansar. Se quedo meditando unos momentos y después se metió a bañar, saliendo unos minutos después, despidiéndose con la mirada de su esposo... su esposo...
La luz empezó a molestarle los ojos, de seguro ya era muy tarde... estiro la mano para tocar a su esposa pero no la encontró, se medio sentó pero no la vio.
-"¿Sakura?"-la busco por el cuarto pero no la pudo encontrar. Se levanto y se puso la parte de arriba de su pijama, salió al corredor sin abotonarla y detuvo a una de las mucamas.
-"¿Ha visto a mi esposa?"-la joven mucama se sonrojo al ver así a su jefe, bajo la mirada y asintió.
-"La señora salió hace un par de horas, nos dijo que no lo despertáramos y que ella vendría en la tarde, fue a la cuidad..."-
-"Gracias..."-había algo ahí que no le gustaba para nada. Sakura no era de las personas que se la vivían en la ciudad, prefería pasear largas horas por los ranchos, montar a caballo o simplemente sentarse en el fresco pasto y bañarse con la luz del sol.
Volvió a entrar al cuarto, tal vez estaría con Tomoyo, su cuñada era muy allegada a las tiendas de ropa y Sakura nunca le negaba nada, y ahora menos que estaba embarazada.
Se dio un baño de menos de cinco minutos, estaba pensando con detenimiento... ¿dónde estaba Sakura, se vistió con una camisa de manga corta, tipo polo, de un color claro, casi blanco. Se puso unos pantalones de tela holgada, color avellana y un par de zapatos. Su cabello todavía estaba húmedo, pero ya empezaba a tomar su lugar habitual.
¿Qué haría, él tenia pensado pasar todo el día con ella, pero solo faltaba algo... ¡ELLA!...
Eso lo estaba exasperando, la iría a buscar a casa de su cuñada... ¡Si, eso haría...!.
Tomo las llaves de su auto y bajo al salón. Lo atravesó con paso firme y salió del palacete para perderse en el horizonte...
Le dolía la cabeza al salir de la casa de Eriol... ¡Ella no estaba ahí!. Tomoyo puso una mueca muy extraña al verlo ahí, pero no dijo nada, demasiados secretos y Sakura estaba implicada en ellos.
Condujo lentamente por la cuidad, ahí nunca había trafico, la mayoría de las personas preferían caminar, por lo que las aceras se mostraban activas.
Cuando pasaba por la florería se detuvo, le compraría otro arreglo, mas grande, mas hermoso... estaciono justo enfrente de la pequeña tienda. Con una puerta de color verde y miles de flores resplandecientes en las ventanas. Algo le llamo la atención, había un aviso en la puerta, el anuncio de una exposición de fotografías. Le removió el estomago ver el nombre del expositor... Yukito Tsukishiro . Miro mas de cerca el anuncio, la parte de la dirección no se distinguía muy bien; entro a la floristería.
Compró su arreglo floral, tenia de todo un poco, en una bella combinación de colores que sin duda le fascinarían a su esposa. No se olvido de preguntar sobre esa exposición.. directamente de Paris .
-"No esta muy lejos de aquí Sr. Li. Es en la galería del final del pueblo, a una hora y media en autobús... ¿la conoce?"-
-"Si, es en el "Estudio azul" ¿verdad?"-le puso demasiada fuerza a su voz al preguntarlo.
-"Exactamente... ¿desea algo mas?"-
-"No gracias..."-abandono el lugar, escucho algunas de las recomendaciones para mantener mas tiempo la vitalidad de las flores y después se fue.
Condujo de regreso a la mansión, ya era la mitad de la tarde... se había detenido a pensar en bellísimo risco de la comarca, justo donde colindaban sus terrenos con los de Fujitaka Kinomoto, observo su palacio, el mas grande de esos lugares, podía distinguir a la perfección la belleza de su estructura, la piedra con la que había sido construida databa del siglo XVI, justo cuando los mas grandes señores feudales del lugar dieron su autorización para construirlo. Un hogar de reyes, que había pertenecido a su familia desde hace un par de siglos, y ahora era suyo. Era el lugar donde quería que crecieran sus hijos, el lugar donde envejecería al lado de su bella esposa.
Abrió la puerta y fue recibido por su fiel mayordomo.
-"Hablo la Sra. Sakura, dijo que llegaría un poco mas tarde, que estaba con su hermana..."-
-"Pero si yo vengo de allá..."-le entrego las flores al mayordomo y le indico que le pusiera un poco mas de agua...
Sabia muy bien que seria muy molesto hablarle de nuevo a Eriol, pero ya tenia una excusa.
-"¿Eres tu Eriol?"-
-"Si jefe¿qué pasa?"-
-"Me harías el favor de mandarme uno de los presupuestos..."-
-"¿No te los dieron?"-se escucho algo así como una risa por parte de Eriol. –"¿Quieres saber si Sakura esta aquí?. Pues te digo que vino hace unos minutos por Tomoyo, ambas sonrieron un rato y después se fueron..."-Syaoran suspiro y luego sonrió. ¡Estaba alucinando!.
-"¿Me mandas los presupuestos?"-
-"Como tu digas..."-termino la llamada y se dejo caer en el sofá. Ya estaba tranquilo. Se recrimino mentalmente por haber desconfiado unos momentos de su esposa y luego comió en su habitación mientras revisaba algunas cosas en su computadora.
Miro su reloj de pulsera. Ya eran las 9:42 y Sakura no aparecía por ningún lugar. Lo mejor seria llamarle al móvil. ¡Por qué no lo pensó antes!.
Cerro su computadora y marco un numero de memoria. Escucho unas risas y después la voz de su esposa.
-"Hola cariño..."-
-"¿Dónde estas preciosa?"-se acomodo el cabello y sentó en el pequeño sofá de su habitación. –"Te he buscado todo el día, tenia deseos de salir contigo..."-
-"Lo siento mucho, fui por unos rollos al centro fotográfico y después se me fue el tiempo..."-
-"¿Y porque no me levantaste?"-
-"No quise molestarte, has estado muy cansado..."-volvió a escuchar risas. –"Ya voy para allá, cenamos juntos..."-
-"Claro que si, te espero..."-
-"Te amo precioso..."-
-"Yo también..."-ya estaba mas tranquilo, volvió a abrir su computadora y se perdió entre números y cuentas estadísticas hasta que escucho el auto de su esposa. Faltaban unos minutos para las once. Dejo todo como estaba y bajo a recibirla.
-"Buenas noches..."-saludo la castaña al mayordomo que le quitaba su chaqueta. –"Hola amor..."-se acerco y le dio un beso en los labios, rozándolos, apenas si tocándolos.
-"¿Te divertiste preciosa?"-
-"Si..."-caminaron rumbo al comedor donde se sentaron animadamente.
-"Espero que podamos revelar las fotos juntos..."-
-"¿Fotos¡Ah!... las olvide en el bolso de Tomoyo..."-negó el hecho de que le sirvieran vino esa noche. –"Me duele un poco la cabeza..."-
-"¿Quieres una aspirina?"-
-"No, sabes que me dan nauseas, con un buen sueño se me pasara..."-miro el adorno de flores que estaba en una esquina del lugar. –"¿Compraste mas flores?"-lo miro con ternura.
-"Si amor, te fui a buscar a la ciudad y decido traerte mas flores... para disculparme contigo por no haberte llamado..."-Sakura entrecerró la mirada.
-"¿Creías que estaba enojada?"-Syaoran asintió mientras entrelazaba su mano por encima del comedor. –"¡Claro que no, yo sé lo importante que es tu trabajo, no te niego que me sentí un poco mal pero después supe que todo lo haces por el bien de nosotros..."-le dio un beso, mas profundo que el anterior, pero aun así careciente de algo. Syaoran percibió un olor distinto en Sakura, una sensación extraña lo recorrió. Era un perfume mas fuerte, mas... mas varonil...
-"¿Cambiaste de perfume?"-la castaña negó y sorbió su copa de agua.
-"¿por qué?"-se olió el brazo y claramente percibió el aroma. Palideció unos segundos y después le sonrió. –"Lo debía haber adquirido en el centro fotográfico, era un joven el que me atendió..."-Syaoran quiso creerle, pero todo se volvía confuso.
-"De seguro..."-ya nadie hablo durante la cena, era raro, durante dos días era lo único que habían compartido.
La noche paso igual que la anterior, con un beso de buenas noches y nada mas...
Cuan mal se sintió Syaoran al no saber lo que le pasaba a su esposa, sino estaba molesta ¿qué rayos tenia, bien.. podría estar un poco incomoda pero... ¡ella nunca se ponía incomoda, al principio si, pero ahora no... ¿tal vez enferma, no¡no se veía enferma...!.
Se levanto de la cama en medio de la noche, sin despertarla. Sus pies caminaron sobre la suave alfombra, dio unos pasos hasta posarse frente a la ventana, hacia un poco de frió, pero eso no le impidió salir al balcón.
Respiro el fresco y puro aire nocturno, abatido por sus pensamientos y esa extraña desconfianza que empezaba a surgir en su interior. Sakura olía a perfume de hombre, no llegaba temprano, decía unas cosas y luego se le olvidaban... ¡Agrr, odiaba cuando desconfiaba de ella, pero era humano no un robot; sentía y a veces mas de lo que quisiera. Se agarro la cabeza, revolvió sus cabellos.
-"Estas alucinando Syaoran..."-imágenes de Sakura con ese hombre, con su ex novio, con Yukito... ¡deseaba no pensar...!.
Apretujo sus cabellos con desesperación¡Debía confiar en ella...!. Sakura lo amaba¡No podía engañarlo...¿o si?...
Dudas, dudas, dudas y mas dudas...
Perdió su vista en la oscuridad de la noche, no había estrellas, estaba muy nublado. Ni siquiera la luna podía brillar con naturalidad, algo la opacaba... era exactamente como él se sentía, abatido, desconfiado... CELOSO... ¡C-E-L-O-S-O!. Estrello los puños con furia sobre el blanco barandal, un sonido seco y mas doloroso de lo normal. Estaba molesto consigo mismo¿¡¿¡COMO RAYOS PODÍA DESCONFIAR DE SAKURA!.
Sakura.
Sakura.
¡Sakura!
¡SU SAKURA!...
Intento calmarse, respiro profundamente. ¡Quería arrancarse de la mente esas imágenes, perversas proyecciones de su esposa... Cerro los ojos cansado, vio por ultima vez la noche y agradeció al cielo que esos pensamientos se fueran y pudiera dormir unas horas mas...
Lo que lo despertó no fue exactamente divertido. Vio a Sakura, recién bañada, andando de aquí a allá.
-"No fue mi intención levantarte..."-le dijo suavemente mientras se cepillaba el cabello.
-"No hay cuidado mi cielo, tengo que ir a la oficina temprano..."-se puso de pie. El aroma de su deliciosa fragancia lo embriago por unos momentos, se quedo viéndola, como se puso los pendientes, la falda; como se acomodo el cabello en esa forma tan curiosa, en la que sus puntas quedaban mas rizadas que de costumbre. Lo hipnotizaba con su forma de caminar, casi se queda sin habla cuando ella se maquillo, tan delicadamente que lo hacia un cuadro sensual y tentador. –"¿a dónde vas tan temprano?"-a penas pudo mantener la respiración cuando ella le dio una mirada, cuando le sonrió. ¡Era imposible que alguien amara tanto a una persona y desconfiara de ella!
-"Papa llamo, pasare a verlo por unas cosas y luego por Tomoyo, me acompañara en unas compras..."-
-"Te llevare a casa de tus padres..."-camino al baño.
-"No amor, no te preocupes... ya me voy..."-tomo sus llaves le dio un beso y se dirigió a la puerta.
-"¿Quieres que le marque a Fujitaka para avisarle?"-
-"No es necesario... te amo..."-salió de la habitación.
Syaoran escucho los pasos de su esposa alejarse, y luego el sonido del auto perderse por la vereda aun iluminada por los anaranjados de la temprana mañana.
No se iba a quedar con la duda, tomo el teléfono y marco el numero de su suegro.
-"¿Si diga?"-
-"Buenos días Fujitaka..."
-"¡Syaoran!... ¿qué es lo que pasa?"-le sorprendió mucho la hora en que lo llamaban.
-"¿Ira Sakura a verlo?"-
-"¿Sakura, no hijo, ella no me dijo nada... a decir verdad no la he visto mucho, hable con Tomoyo ayer, me dijo que estaría fuera de la ciudad hoy, se iba a hacer un chequeo..."-
-"No se preocupe..."-
-"¿Estas bien¿pasa algo?"-
-"No, no es nada..."-corto la comunicación, cerro los ojos con dolor y después de metió a bañar. ¡PORQUE LE HABÍA MENTIDO!.
Ni siquiera desayuno, sentía unas nauseas enormes. No podía sacarse de la mente un par de nombre que para nada iban juntos, al menos no en ese mundo, no en esa comarca, no en ese lugar...
Sakura y Yukito.
Sakura y Yukito.
Sakura y Yukito.
Era lo único que estuvo en su mente durante el viaje a la oficina, lo único que podía pensar cuando le dijeron lo mal que andaban sus presupuestos, lo único que pudo imaginar cuando le pidieron su opinión... lo único que...
-"¡SYAORAN!"-la inconfundible voz de Eriol, quien llamaba su atención con las manos. –"¿Me estas escuchando!"-
-"Si..."-tenia la mirada perdida, el corazón en fuga... en fuga y herido de dudas de amor...
-"¿Tienes problemas con Sakura?"-no había necesidad de preguntarlo, en su cara tenia dibujado el nombre de la oji-verde y en sus ojos una extraña furia combinada con desesperación y tristeza.
-"¿Por qué lo preguntas?"-estaban solos en la oficina del castaño, dizque revisando estadísticas.
-"No juegues conmigo, esa cara que tienes solo te la pueden hacer dos cosas... Sakura y... Sakura..."-lo miro y sonrió. –"¿Cuál de las dos fue?"-
-"Creo que la primera..."-soltaron una pequeña risa, antes de quedar en silencio.
-"¿Te puedo ayudar?"-
-"No lo sé... creo... creo que Sakura me es infiel..."-Eriol abrió los ojos demás y se puso de pie para cerrar la puerta con llave.
-"Eso es imposible... digo... ¿Sakura infiel?... esas palabras no van juntas..."-
-"Yo también lo creí, pero durante tres días me ha mentido como nunca antes. Hoy me dijo que iría a ver a Fujitaka y después a Tomoyo..."-
-"Pero si mi preciosa esposa no va estar el día de hoy, van a revisar a nuestro hijo..."-puso cara de comprensión. –"Debe de haber una razón lógica..."-
-"Intente buscarla durante la noche y no dormí..."-había desesperación en su voz. –"Creo que tengo que hablar con ella, pero con este maldito problema que no me deja salir de la oficina..."-
-"Contrata un investigador privado..."-la forma en que lo dijo, hizo que el castaño soltara un risa histérica.
-"¿Es una broma, verdad?"-la mirada seria de Eriol lo puso a pensar.
-"No, yo conozco a uno, un poco raro pero ha tenido grandes hallazgos..."-Syaoran se mantenía quieto, esperando la risa del oji-azul que nunca llego.
-"¿De donde lo conoces?"-todavía estaba presente el tono burlón e incrédulo.
-"Eso no se pregunta, le llamare para que venga a la empresa, él descubrirá todo, pero de seguro es una confusión..."-
-"¿No seria mas fácil hablar con ella?"-
-"Si, pero a estas alturas no le creerías... ¿o si?"-esas palabras se le clavaron en el alma, junto a muchos recuerdos dolorosos, pero había algo escondido en ellas, algo que no entendió, pero sin duda aclararía después.
-"¿Y como se llama?"-a pesar de mantenerse incrédulo a lo que iba a hacer, nada perdía. El orgullo lo dejo esa noche en el balcón y... ¿la confianza, su confianza se había ido a descansar porque estaba muriéndose de desesperación al estar tan insegura,
-"Spike Spiegel..."-Eriol le sonrió y el ambarino solo asintió, no sabia si morirse de risa o darse un tiro... –"No me preguntes de donde viene, solo se que es excelente, eso si... te costara un poco..."-
-"Eso no importa..."-escucharon golpes en la puerta, su secretaria con mas y mas informes...
¿POR QUÉ RAYOS NO SE SOLUCIONABA TODO?...
¿Por qué no amanecía y todo terminaba!.
Ya no podía pensar, ya no sabia ni sumar; no escuchaba la voz del supervisor que le decía una y otra vez que faltaba uno de los avances de obra.
Las horas morían ante sus ojos, cada segundo dejaba de existir, dándole paso al siguiente; se estaba volviendo una afición ver el reloj, observar el movimiento rítmico y pausado de las manecillas. Parpadeaba cansado, un poco irritado, pero sobre todo dolido. Le dolía la cabeza, algo en su pecho le cortaba la respiración, mientras todo se perdía en un mar de color a su alrededor.
Algo escucho del hombre que estaba frente a él; algo como que se tenia que ir y que le dejaba todo preparado para el análisis estadístico. Hace algunos días pudo haber sabido que era, pero ahora... ahora no sabia ni su nombre. Solo se sabia uno y ése, ése lo estaba matando... como un fuego consumidor que le carcomía el alma de poco en poco, en una agonía lenta y por demás dolorosa que no terminaría, no terminaría jamás...
Sus ojos se veían hinchados, tal vez porque en ellos se reflejaba el dolor de su corazón. El reflejo de un alma acongojada, el color de un sufrimiento que a los ojos de los demás debía aparecer desapercibido. Se levanto del escritorio, dejando caer el contenido de uno de sus sobres, en los cuales había fotos de su esposa, vio su rostro, sus ojos, sus labios. En medio de su eterna melancolía toco el contorno con las yemas de los dedos; sintiendo el frió del contacto y lo vació de sus acciones, pero enmudeciéndose por sus ojos. Recordó el momento en que tomo esas fotos, él, que nunca había tomado una cámara sino era para sacar malas tomas, había puesto su empeño para sacar un par de ellas, que fueron buenas...
Tomó el portarretratos de una orilla y cambio la foto por la que traía en la mano. Deseaba que todo el dolor, confusión y falta de confianza se fueran por la borda. Que se hundieran en lo profundo del océano y que jamás regresaran.
Después de cambiar la foto se encamino al pequeño baño que había en su oficina. Roció su rostro, necesitaba despejarse un poco. Justo cuando se disponía a recostarse en el sofá sintió algo vibrar dentro de la bolsa de su saco. Su pequeño teléfono móvil tenia un mensaje de su esposa.
Amor, surgió un imprevisto... sino llego para la cena no me esperes despierto... besos... te ama... Sakura
¿QUÉ SIGNIFICABA ESO?.
¿NO IRIA A CENAR?.
Se levanto, ahora no solo sentía dolor, sino una extraña furia en la que cualquiera podría caer... una furia que no iba en contra de su esposa, iba en contra de aquel que tal vez le hacia compañía, ese hombre que había jurado dejarle el camino libre. Ese hombre que no aceptaba su derrota y regresaba a... regresaba a la vida de ella.
Sin dudarlo dos veces tomo el auricular de su teléfono. Apretó un pequeño botón y espero la voz de una de sus fieles secretarias.
-"¿Dígame Señor Li?"-
-"¿Podría comunicarme con la galería "El estudio azul"...?"-
-"Claro que si Señor. ¿Con alguien en especial?"-
-"Si, con el fotógrafo Yukito Tsukishiro..."-
-"En un momento Sr."-
-.-.-.-
-"Deja de decir esas cosas..."-la voz inconfundible de Sakura. Estaba en una plaza, acompañada de alguien, de un hombre...
-"¿Quieres que te deje de decir que eres linda?"-su tono de voz era cálido, mantenía una de las manos de la chica apresada con la suya, la gente que los miraba no dejaba de decir que eran una linda pareja.
-"Exactamente..."-escucharon un sonidillo provenir de la bolsa de la castaña. –"Es Syaoran..."-había algo de temblor en su voz al pronunciar ese nombre.
-"Dile que estoy contigo..."-
-"Si... y también le cuento el motivo de tu visita..."-le hizo una seña con el dedo para que guardara silencio. –"Hola amor..."-había un tono extraño en su voz. El joven sentado frente a ella soltó una risa.
-"¿Dónde estas Sakura?"-controlo todo lo que pudo su ira. Después de haber llamado a la galería y que le dijeran que el señor Yukito había salido con otra fotógrafa no dudo ni dos segundos en llamar a su esposa.
-"En el centro, en un café. ¿Por qué?"-su voz empezaba a temblar, algo le indicaba que su marido no estaba bien, que tendría que explicarle lo que estaba pasando y lo peor es que no le iba a gustar para nada.
-"¿Esta Tomoyo contigo?"-sabia a la perfección que eso no era cierto; pero necesitaba preguntarle.
-"No amor, fue el medico... le harán un chequeo. ¿Qué te pasa Syaoran?"-el acompañante de la castaña empezó a reír, haciendo que esas risas se hundieron en los oídos del ambarino. Ese tono tan grave solo podía ser de un hombre.
"¿Quién se esta riendo?"-su tono de voz era tan sepulcral y frió que Sakura se sintió culpable, tan culpable como el primer día que le mintió.
-"Son de la otra mesa cariño..."-ambos se quedaron en silencio. –"¿Te llego el mensaje?"-
-"Si..."-
-"Bueno amor, nos vemos en la noche ya se le acabo la batería al móvil..."-
-"¿Sakura?"-
-"Si..."-
-"Te amo..."-y corto la comunicación, dejando a la castaña nerviosa, algo le pasaba a su marido.
Se retiro el teléfono del oído y lo apago. El chico que no dejaba de sonreírle le hizo una pregunta.
-"¿En verdad ya no tienes batería?"-
-"Todavía tengo, pero preferiría que ya no interrumpiera..."-
-"Que cruel te escuchaste..."-
-"¿Nos vamos?"-ignoro su comentario y se levantaron de la pequeña mesa del café y siguieron su camino. El hombre, que le llevaba casi una cabeza entera de estatura, rodeo los hombros de la oji-verde con su brazo y los dos se perdieron entre los árboles del parque en el que se refugiaron.
-.-.-.-
-"¿Eriol?"-era la voz de Syaoran a través del intercomunicador.
-"¿Si jefe?"-
-"Necesito al investigador en mi oficina esta tarde"-la voz que usaba Syaoran era sepulcral, fría e inhumana. Como si algo le hubiera arrancado el corazón de repente, como si Sakura se llevara su vida entre lo pies y lo dejaba sin alma. Solo un cuerpo vacío con corazón de hierro forjado por la desconfianza.
-"Como tu digas..."-corto la comunicación con su jefe y marco un par de números en el teléfono.
¿Sakura infiel?. Eso lo sorprendía hasta a él, pero para poder ayudar a Syaoran necesitaba enterarse y quien mejor para eso que su esposa.
-.-.-.-.-
¿Por qué?. ¿Con quien estaba Sakura?... ¿Por qué le mentía?.
Dejo caer su cabeza en el respaldo de la silla, esperando que el hombre conocido como Spike Spiegel tocara la puerta de su oficina, porque ya había anunciado su llegada.
Pero eso lo sorprendió bastante, un hombre desaliñado, con unos lentes oscuros escondiendo sus ojos, entró al lugar. Un par de audífonos sobre sus oídos dejaban escuchar la estrambótica música que escuchaba, sus pantalones parecían rehuirle a sus zapatos ya que se mostraban reacios a tocarlos. Su camisa amarilla y el pequeño saco que solo pendía de un botón no dejaban ver la calidad de investigador que podía ser.
-"Usted debe ser el Sr. Li..."-apretó un botón en una de las bolsas de su saco y apago la música, quitándose los lentes. –"Me llamaron con urgencia... mi nombre es Spike Spiegel, mucho gusto..."-le tendió la mano, Syaoran le estrecho, pero no salía de su sorpresa. ¿ÉL ERA EL INVESTIGADOR?
-"S-si..."-lo vio rascarse la gran melena que se alzaba sobre su cabeza, como si nunca la hubieran peinado.
-"No estoy al tanto de las cosas..."-señalo la silla. –"¿Le importa si me siento?"-
-"¡Oh no!. Disculpe mis modales, siéntese..."-el joven de cabello negro y piel trigueña que se sentó en el sofá delante del castaño sonrió.
-"Como le comentaba Sr. Li, un antiguo conocido, su cuñado según me dijo..."-Syaoran asintió. –"Me dijo que era urgente mi presencia¿le importaría decirme el por qué?"-
-"Si, lo que pasa es que..."-dudaba en decírselo a alguien así. Se veía irresponsable, pero sobre todo muy poco serio.
-"¿Si?"-
-"M-mi... m-mi esposa..."-
-"¡Ah, su esposa lo engaña...!"-Syaoran casi se cae de la silla, la forma en lo dijo lo dejo perplejo. –"Le diré lo que haré, le daré seguimiento durante una semana, con fotos, audio y video..."-Syaoran se sintió culpable, una extraña sensación de no estar haciendo lo correcto rondó por su mente. –"Le traeré informes cada diariamente y con eso probaremos si sus sospechas son ciertas..."-el hombre de ojos marrones, no mucho menor que el castaño ambarino, hablaba mientras algo parecido a una goma de mascar se deslizaba por sus dientes. –"¿No le importa o si?"-señalo su goma de mascar.
-"Oh, no..."-
-"Como le iba diciendo..."-se quedo unos momentos pasmado, como si algo le hubiera golpeado la cabeza y dejándolo en shock. –"Upss... ya se me olvido que le iba a decir..."-Syaoran sintió preocupación. El hombre conocido como Spike sonrió y de nuevo mastico su goma con perseverancia.
-"¿Le importaría mostrarme algunas de sus referencias?"-Spiegel metió una mano a la bolsa de su chaqueta y saco un papel doblado en mil partes.
-"Sabia que algo así pasaría, por eso le traigo los últimos casos que he resuelto..."-le extendió la hoja con sumo cuidado. El castaño temió que se despedazara en cualquier momento. –"El caso mas difícil de todos fue el de la Sra. Kintown"-el ambarino no supo si tirar el trozo de papel a la basura o leerlo. –"No sea desconfiado Sr. Li¿o puedo llamarlo Syaoran, me gusta tener familiaridad con mis clientes..."-Syaoran asintió con la cabeza.
-"¿Dice que fue el de la Sra. Kintown...?"-no podía creer lo que alcanzaba a leer, esos garabatos no podía defenderse como letras del idioma que acostumbraban hablar, era como alguna de esas lenguas clásicas que ya estaban extintas... algo así, o simples dibujos intentando mostrar algo...
-"¡Si Sr.! fue el mas difícil de mi corta carrera, como notara solo tengo un par de años de experiencia en la agencia, antes trabajaba de manera independiente..."-
-"¿Es una broma?"-volvió a leer el trozo de amarillento papel que luchaba por unos segundos mas de vida.
-"No Sr. Esa perra "Monny", fue lo mas difícil de encontrar. Mire que estaba dentro de la casita de otro perro, creo que fue una especie de fuga, la pobre Sra. Kintown lloro por mas de una semana después de encontrarla, pero hace poco me entere que la pobre perrita murió atropellada por perseguir a su amado "Kcire". ¿Lo que hace uno por amor?"-el pobre de Syaoran no cabía de la impresión, el investigador que estaba sentado frente a él; había proyectado su mayor logro al encontrar a un Pastor Alemán. –"¿Qué le parecen mis referencias, se que no son muchas pero tengo todo lo necesario para descubrir la verdad..."-miro la foto que estaba sobre el escritorio. –"¿Es ella su esposa?"-
-"Si. Sakura Li..."-miro con melancolía el retrato sonriente de su bella esposa. Su esposa...
-"Una mujer muy bella, si me permite decírselo. Y se ve que es una persona muy agradable..."-se quedo pensando unos segundos y después volvió a sonreír. –"Espero que todo esto sea un malentendido, no me gustaría que una persona tan gentil como Ud. Se quede sin esposa..."-puñaladas en su corazón. Heridas que solo podrían sanar con un corazón a su lado, con una aliento sobre su boca, pero eso ya no estaba y cada vez se extinguía mas... como la flama que lucha contra una gran ventisca, que a pesar de sus esfuerzos por sobrevivir, morirá, morirá y nada ni nadie podrá recuperarla. Nada...
-"Yo también lo espero..."-Spike noto el sentimiento tan dolido que tenia al hablar, esos gestos que intentaban esconder un corazón lastimado, rasgado con fuerza... con saña, esta claro que las mujeres nunca aman a quien muere por ellas. Y sin duda ese hombre de ambarina mirada moriría por su esposa, es mas... estaba muriendo lentamente, como si le quitaran uno a uno los pétalos de una bella flor.
-"Bueno Syaoran, me haría un gran favor al decirme los horarios normales de su esposa¿a que hora sale¿a que hora se levanta? Y cosas así..."-
-"Le parece que se los mande con mi secretaria..."-
-"¡Claro que si!"-se puso de pie. –"Y si me permite, tengo que ir a buscar algunas cosas que necesito..."-Syaoran estrecho la mano del joven y le entrego sus "referencias". –"Nos mantendremos en contacto..."-
-"Esta bien..."-el castaño le quito la mirada de encima unos segundos. Escucho un gran golpe seguido de un ¡ouch! . Levanto la mirada rápidamente y vio al investigador privado en el piso, había pisado uno de los cordeles de su zapato. –"¿Esta bien?"-Spike se puso de pie de un salto, se sacudió la ropa y levanto los lentes que habían ido a dar cerca del escritorio.
-"¡Sí, no se preocupe, estaba revisando la alfombra...!"-se acomodo el cabello, intento dar unos pasos mas pero sus pies volvieron a trastabillar. Syaoran se acerco rápidamente a ayudarlo, pero el hombre soltó una risa. –"¡Mire lo que encontré, su tapiz tiene una gran mancha de tinta...!"-su tono escondía de manera muy extravagante el nerviosismo.
-"Si Sr. Spiegel la acaba de derramar..."-le señalo el frasco de negra tinta que escurría de la mesilla de donde se había apoyado.
-"Je. E-este, c-creo que la tendrá que descontar de mi cuenta..."-se rasco la cabeza con una sonrisa y saco otro papel de su bolsa. –"Había olvidado dársela..."-le extendió un papel mas limpio, con algunos números garabateados, pero con los ceros bien puestos. –"Tenga un buen día..."-cuando salía se puso los audífonos, apretó un botón y la extravagante música no tardo en resonar por el pasillo de la oficina principal de la Compañía Li.
Syaoran lo vio despedirse de sus secretarias con la cabeza y pasar dos veces por el mismo pasillo, hasta que uno de los vigilantes lo ayudo a encontrar la salida.
Cuando todo regreso a la normalidad dio un largo suspiro, recargo su cabeza sobre su respaldo y se perdió en lo curioso del techo de su bella y moderna oficina.
-.-.-.-.-
-"¿Cómo quieres que te responda?"-
-"Solo te estoy pidiendo que vayas conmigo..."-estaban resguardados por las sombras del gran roble del parque. La tarde ya empezaba a regalar el frió de la noche, lo único que indicaba la cercanía del invierno era la muerte de la hojas de los múltiples árboles, que se fundían en colores rojizos, dorados y amarillos; acompañados del satinado naranja de esa tarde perfecta. Algunas hojas empezaban a tejer la alfombra del otoño, algunos niños agarraban las hojas entre sus manos y las dejaban caer sobre sus compañeros como una tersa lluvia.
Pero la pareja que platicaba distraídamente no se daba por enterada de todo esto; solo un trío de gorriones que pasaban por ahí pudieron escuchar su conversación, pero talvez ni ellos les prestaron atención porque inmediatamente levantaron el vuelo.
-"No puedo dejar a Syaoran..."-sintió un escalofrió al pronunciar esas palabras juntas, pero rápidamente desapareció a causa de un abrigo de color marrón que cubrió sus hombros.
-"No te estoy pidiendo que lo dejes, solo que..."-
-"¿Qué?"-
-"Que me regales estos días, pronto todos sabrán la verdad y ya no tendremos que escondernos..."-al sentir el abrazo del hombre pensó en su marido. Que dramática se podía poner...
-"Deja de decir esas cosas, no me imagino la cara de mi Papa, no creo que me hable en lo que me resta de vida..."-había pena en su voz.
-"Tienes razón, pero de alguna u otra manera tienen que entender lo que siento, no creo que me den la espalda..."-
-"Hablas como sino lo conocieras..."-acomodo el abrigo que amenazaba con resbalársele de los hombros. –"Me odiaran..."-
-"No digas eso, lo solucionaremos de alguna forma. Yo sé que Syaoran me dejara el camino libre..."-Sakura entrecerró la mirada y luego desvió su vista.
-"Eso espero..."-se acerco al cuerpo del hombre y vieron como las horas pasaban a su lado. Lo que no notaron fue que una pareja paso por ahí, una pareja que los conocía a los dos y que tal vez no mantuviera su secreto por mucho tiempo más.
-"Creo que deberías irte, tu esposo debe sospechar y no quiero que arme un escándalo antes de tiempo..."-
-"¡Syaoran no haría eso!"-dejo caer el abrigo del hombre y emprendió el camino molesta. Sintió una mano que se aferró a la suya, deteniéndola.
-"No fue mi intención, sé que Syaoran es un gran hombre... lo comprenderá..."-de nuevo ese escalofrío que le calo hasta lo huesos a la oji-verde. Estaba caminando con pies de plomo sobre un piso de arena movediza que talvez no la soportaría por mucho, al menos no a los dos juntos...
-"Vámonos..."-el reloj de la plaza marcaba las 11:22 cuando se despidió de él, lo dejo en la casa de uno de sus amigos y después condujo por la oscura vereda que llegaba hasta su "nido de amor".
-.-.-.-.-.-
12:05...
12:06...
12:07...
Abría y cerraba los ojos justo cuando el numero del reloj despertador de su cómoda aumentaba.
12:10...
¡Bien, ya había esperado tres minutos, eso empezaba a progresar.
12:11...
Como los cangrejos...
Escucho la puerta del garaje, su esposa había llegado. Presto mucha atención a los pasos sigilosos y gráciles, como los de una gacela que huye del león furioso, que subían por la escalera, protegidos por la alfombra. Cada vez se escuchaban mas cerca.
Syaoran había intentado conciliar el sueño, pero con tanto en la cabeza; con el personal pendiendo de un hilo, al igual que su matrimonio y su salud. Ese dolor de cabeza estaba agravándose.
La perilla de su puerta giro y sintió temor de ver a su esposa a los ojos. Se quedo sin aliento al ver su cabello, castaño, largo, sedoso; caer sobre sus hombros, cubrir un poco su mirada y captar el brillo de la incansable luna que menguaba en el cielo y se peleaba contra las nubes que querían taparla.
Entro a hurtadillas, como un ladrón de media noche. Syaoran se sentó en la cama y encendió la luz.
-"Hola cariño, me tenias preocupado..."-Sakura dio un salto al escucharlo.
-"Lo siento, ya ves que el tiempo se me va de las manos..."-se quito los zapatos sin mirarlo a los ojos, se mantenía tímida y distante.
-"Te estuve esperando, te llame miles de veces pero no tenias encendido el celular. Tuve que ir al desfile sin ti..."-
-"¡El desfile!"-levanto la mirada y se sintió culpable. –"Lo olvide por completo... ¿cómo estuvo¿todo salió bien?"-
-"Si cariño, todo salió normal. Lo que me impresiona fue que no llamaras, Tomoyo dijo que espero por ti unas horas..."-Sakura se metió al baño, se puso su camisón y salió. Dejando su ropa sucia en la parte mas profunda de la cesta.
-"Lo siento muchísimo cariño, no fue mi intención, pero con esto y con aque..."-
-"No tiene importancia Sakura, incluso yo no pensaba ir, pero con Eriol ocupado y con Meiling en quien sabe donde, tuve que asistir un par de horas..."-la observo moverse un tanto nerviosa, como si una soga le oprimiera el cuello, como si una trampa lastimosa e hiriente mantuviera preso su corazón de alguna manera no muy buena para la pareja. –"Pero eso no importa ahora... ¿cómo pasaste tu día?"-Sakura se metió a la cama y apago la luz de su cómoda.
-"Bastante ocupada, de aquí a allá, comprando..."-hablaba con pereza, como si quisiera terminar con esa situación rápidamente.
-"Me gustaría ver tus compras y esas fotos que espero revelaras..."-Sakura pudo ver la extraña mirada de su marido, esas palabras que expresaban dos sentidos, como si quisiera enterarse de algo, de algo antes de tiempo.
-"A mi también me gustaría mostrártelas pero siempre tienes algo que hacer... así que prefiero no interrumpirte..."-fueron sus ultimas palabras antes de un bostezo y que ambos se sumieran en un silencio. Ambos bajo las mismas sabanas, en la misma cama... pero con cosas distintas.
Una extraña corriente helada, hizo que Syaoran se estremeciera, que deseara abrazar a su esposa, pero algo le decía que la persona a su lado no era Sakura, era una persona totalmente ajena a él. Una desconocida con cara familiar... ¿solo eso¿en eso había terminado su amor?... y el amor acaba...
Su nariz percibió algo, algo que le hizo abrir los ojos y acercarse un poco a Sakura. ¡Tenia razón!. Era el mismo olor de la noche pasada, un típico olor masculino, que intentaba confundirse con el de Sakura. Ahora ella carecía del olor de Syaoran, ya no podía sentirse halagado al percibir su colonia en la piel de la oji-verde, ahora había otra...
No pudo permanecer mas tiempo en esa cama, se sentía tenso, molesto, triste... pero sobre todo inútil. Inútil porque sabia que si ella ya no lo amaba el moriría y moriría en soledad porque la dejaría libre, soltaría todas las ataduras que los unen y la dejaría vivir su vida... así era el amor, injusto pero inevitable... la amaba tanto que no podría permitir que viviera a su lado siendo infeliz. Quería que todo acabara bien, quería que ambos le dieran la cara.
Camino descalza por la habitación, abrió la puerta despacio y bajo las escaleras hasta el salón. Todo estaba sumido en una exquisita oscuridad, que solo era interrumpida por la suave luz que siempre permanecía encendida. Se sentó en uno de los bancos de su bar, ese que estaba el final del salón y que tenia varios ejemplares de sus vinos mas exquisitos, con ese sabor ni tan dulce ni tan agrio... simplemente perfectos. Con el aroma a varios años de añejo y con el nombre de su compañía en la etiqueta.
Permaneció inmóvil unos momentos, con la mirada perdida en un punto en el infinito y con el alma gritando que no debía darse por vencido; que debía luchar por su esposa... ¡su esposa!.
¿Qué mas podía darle, intentaba estar con ella, la amaba con ferviente locura... no era un mal amante, tenían todo los lujos que una pareja desea, la estabilidad económica de por vida...
¿QUÉ ERA LO QUE FALTABA?.
Sin pensarlo dos veces busco un vaso, tomo una botella, no se molesto en leerla, solo vertió su contenido hasta el tope de su vaso y lo bebió de un solo sorbo. El exceso y la rapidez con la que lo había tomado le dio un vuelco, pero se estabilizo rápidamente. Era imposible que un solo vaso de vino lo embriagara a él¡él que había vivido toda su vida probando vinos!.
-"Tal vez esta historia ya dijo su final..."-susurro con pesadez y sumergido en la oscuridad. –"Eran cinco años Sakura, ese fue nuestro arreglo... cinco años y después yo te daría el divorcio..."-sus susurros eran casi imperceptibles. –"¿No pudiste esperar?. Yo pensé que eras feliz, que me amabas como yo a ti, pero veo que nada de eso es verdad... ¿desde cuando sales con él?"-la botella de vino se mostraba trasparente a mas de la mitad, Syaoran estaba bebiendo mucho y muy rápidamente. –"Tal vez nunca dejaste de salir con él, yo solo fui un tonto que estuvo ahí para salvarte la vida, para evitar un final trágico y ¡claro! Después de que todo terminó ya te puedes deshacer de mi..."-la boca de la botella choco contra el vaso dejando salir lo ultimo de su contenido. Sin medir las consecuencias dejo que el alcohol corriera por su torrente sanguíneo y que nublara su vista.
Como persona consiente que era –al menos siempre lo había sido- dejo de beber, sabia cuando era suficiente y ese era el momento. Después de destapar dos de las botellas de su vino mas añejo, lo mejor seria recostarse. Camino un tanto tambaleante hasta que encontró refugio en uno de los sillones.
-"Te juro que trato de entender... lo intento..."-su voz estaba apagándose, su cabello se removió un poco hasta cubrir sus ojos, escondiéndolos de la luz del pasillo, que de haberlo iluminado hubiera notado el brillo de sus ojos, ese brillo cristalino que empezó a fluir de ellos y terminó en el cojinete. –"Sakura... ¿por qué?"-lo dijo en un susurro, ni siquiera le importaba que estuviera llorando. La persona que dijo que los hombres no lloraban no sabia lo que él estaba sintiendo, no sabia lo que era ver tu mundo destruirse bajo tus pies y ver a la persona que mas amas con otra... otra, que tal vez es mejor que tu, pero no puedes aceptar que te traicionaran, no ella... jamás ella...
Recuerdos golpeaban su sueño, miles de imágenes con su sonrisa, con su cariño, con sus besos... ¡Por Dios, él solo quería envejecer a su lado!... ¡Tener hijos y vivir felices por siempre...!. Eso dejaba bien claro que los cuentos de hadas no existen, o fueron censurados... ¿tal vez Cenicienta engaño a su Príncipe con el escudero¿o con el Panero...? al fin y al cabo, él no se daba cuenta... o no tenia tiempo para verla... mantener la paz de reino era mas importante...
A pesar de ya no estar durmiendo no quería levantarse, le dolía un poco la cabeza y prefería tranquilizarse un poco antes de subir a hablar con Sakura... quería que se lo dijera, que le diera la cara y terminar con esa farsa tan absurda, que se quitara la mascara de amor que le daba, cuando por dentro solo deseaba ver a otra persona... a esa persona...
Escucho pasos en la escalera, miro de soslayo el reloj de la pared. 7:45, demasiado temprano... pudo ver los delicados pies de su esposa bajar descalzos... como si intentara escabullirse de algo... de él.. de todos...
No se movió, esperaba que no lo viera en el sofá, pero de seguro ya había notado que no estaba en la habitación.
-"Si voy para allá... No, Syaoran no estaba en la habitación, de seguro se fue a la oficina, nos vemos... si donde siempre... adiós..."-era su voz a través del teléfono celular. ¿Con quien hablaba?. ¡No seas tonto!... ¡Esta hablando con él...!.
Iba vestida muy arreglada, como cuando tenían una cita para cenar juntos, o para ir al teatro. Soltó una sonrisa muy triste al verla salir por la puerta con esa falda verde que tan bien se le veía.
¡Se le estaba yendo de las manos...!. Como cuando el ambicioso trata de tomar agua con las manos y esta huye de él por no ser merecedor de ella...
Su mente y su corazón se quedaron asimilando el hecho, algo nació en su pecho... el dolor fluyó por su cuerpo. Se puso de pie y tomo el auricular con furia.
-"¿Señor Spiegel?"-el hombre del otro lado de la línea bostezo.
-"Si..."-
-"Mi esposa acaba de salir, esta vestida de verde. Lo espero esta tarde en mi oficina..."-
-"Por supuesto Sr. Li..."-corto la comunicación. Vio a la servidumbre que ya empezaba al levantarse para cumplir sus tareas diarias, subió las escaleras y se dio un largo baño...
-.-.-.-.-.-.-.
-"¿No me digas que esta era tu emergencia?"-la chica oji-verde salía de su auto y se quedaba mirando atentamente a su compañero.
-"Siempre tan inocente mi pequeña Sakura..."-había ese tono amoroso en su voz. Se acerco a ella y le dio un beso en la frente. –"Aunque no lo creas... para mi siempre es una emergencia verte..."-se quedo paralizada, nunca le había hablado así... desde que tiene razón de conocerlo. ¡Jamás había sido tan lindo!. El rubor no se hizo esperar.
-"Basta..."-lo vio ponerse de rodillas frente a ella, sintió que su corazón se detuvo unos segundos. –"N-no lo hagas aquí..."-
-"¿Dónde mas puedo hacerlo, enfrente de este bellísimo parque, con el sol saliendo en el cielo y contigo sonriendo..."-
-"Sabes que no puedo aceptarte..."-su voz sonaba nerviosa, un par de personas que pasaban por ahí se les quedaron viendo sonrientes. Ella no sabia donde esconder la cabeza, cuando sintió las manos del joven buscar la suya y aproximarla a él.
-"¿Crees que sea merecedor de ser tu esposo?"-se heló, ya no podía estar mas roja. Sintió como la despojaban de su anillo de matrimonio y metían en su lugar uno mas sencillo, pero igual de hermoso.
-"Y-yo..."-
-"Solo di que me aceptas..."-pudo sentir el amor del chico, sin duda sabia transmitirlo.
-"Acepto..."-el chico sonrió y se puso de pie, cerrando la escena con un abrazo, que sin notarlo fue capturado en su totalidad por cierto desaliñado investigador que traía una rosquilla en la mano y la cámara fotográfica intentando retratar la infidelidad de la Señora Li.
-"No puedo creer que lo hicieras..."-susurro la oji-verde después de entrelazar su brazo con el joven.
-"Soy totalmente inesperado, mi querida Sakura..."-caminaron por la acera hasta que entraron en la galería y saludaron cordialmente a todos.
-.-.-.-.-.-.
-"Yo sabia que esto le iba a interesar Syaoran, llego al parque del final de la ciudad, donde la esperaba un joven alto..."-estaban en la oficina del castaño, donde Eriol escuchaba atentamente todo lo que le decían.
-"¿Cómo era?"-las fotos del investigador mostraban a su esposa sonrojada, a un hombre arrodillado, quien le tomaba la mano... pero una extraña sombra cubría el rostro del caballero... algo que parecía una rueda.
-"Ya se lo dije Sr. Li, era alto..."-Eriol soltó la carcajada.
-"¿Qué mas?"-había impaciencia en su voz, además de una extraña furia. Quería estrangular a alguien¡Pronto!.
-"No lo vi bien, estaba muy lejos..."-Syaoran casi se cae de espalda. Se quedo viendo las fotos, como la abrazaba, como le sonreía ella... pero en todas las fotos se perdía el rostro del hombre, solo se podía ver su cabello. Y como las fotos eran blanco y negro no se sabia con certeza.
-"¡Es Tsukishiro!"-no había nadie mas, nadie mas...
-"¿Cómo lo sabes Syaoran?. Las fotos ni siquiera se ven bien"-
-"¡Me acorde de algo!"-grito felizmente el investigador.
-"¿Qué?"-Syaoran no dejaba de dudar de su eficacia.
-"Traía gafas..."-
-"¡Es Tsukishiro...!"-repitió...tenia que ser él.
-"¿Eran negras no?"-Eriol miro con atención la foto, sí, eran gafas negras.-"Yo sigo diciendo que no se puede saber quien es..."-
-"Pero al menos ya sabemos que sí esta con alguien..."-musitó Spike mientras se comía un par de los dulces de la oficina del ambarino.
-"Tienes razón..."-Syaoran vio una y otra vez las fotos que tenia entre sus manos.
¡Quería que todo eso fuera mentira!.
Tal vez era un amigo que la llamaba con frecuencia...
¿Y porque no le había dicho?
Tal vez no quería molestarlo, ella es una persona muy consiente...
¿Por qué no lo lleva a la casa¿¡¿Por qué se ven a escondidas¡¿¡¿Por qué...?
Tal vez ella lo este engañando... tal vez...
-"Su informe no ha sido muy explicito Sr. Spiegel... preferiría que utilizara algún tipo de sonido o video..."-Eriol asintió.
-"Las fotos no son su fuerte..."-el investigador asintió con la cabeza porque no podía responderles, tenia la boca llena de dulces.
-"H-hasta luego..."-alcanzo a pronunciar Spike cuando salía de la oficina y se ponía sus audífonos... siempre con la misma canción alocada y estridente.
-"Te dije que era muy agradable..."-la voz de Eriol, era tranquila... sabia que si decía algo incomodo o le jugaba una broma en esos momentos, podría quedar mal parado.
-"Es agradable, pero un tanto despistado... ¿qué clase de fotos son esas?"-
-"Tranquilo, veras que mañana te muestra cosas mejores..."-
-"Eso espero..."-miro el reloj que colgaba de su muñeca. –"Lo mejor es que te vayas a casa, yo me quedaré a lidiar con ese análisis... no quiero llegar a casa y saber que Sakura no esta..."-
-"Al menos la franquicia en quiebra ya empezó a laborar, pero sabes que ese personal esta colgando del delgado hilo de tu caridad, cualquier otra persona no se hubiera tocado el corazón..."-
-"Lo sé..."-
-"Descansa jefe e intenta despejarte un poco..."-
-"Dale mis saludos a Tomoyo..."-
-"Esta bien..."-el oji-azul salió de la oficina dejando al castaño con su tristeza, con su dolor y con su soledad.
Sin pensarlo mucho tiempo abrió uno de sus cajones, saco un pequeño frasco de color blanquecino con una etiqueta en el frente. Lo destapo sin mucho cuidado y saco un par de pastillas. Esa mañana había pasado con la enfermera porque no podía dormir, la joven le receto un calmante al medio día y otro por la noche, pero que mas daba tomar dos o tres cada hora, al fin y al cabo que no se sentía ni calmado ni dormido como decía la etiqueta, y tampoco había sufrido ninguno de los efectos secundarios, ni dolor de cabeza, ni mareo y seria un milagro que tuviera sueño. Se acerco a la parte trasera de su oficina, donde se albergaba una especie de habitación, con una cama, una sala de estar y un bar. Camino hasta éste ultimo y tomo su vaso, que ya estaba lleno de ese liquido del color de la sangre, del carmín de la vida que a la vez la arrebataba.
-"Prefiero estar aquí sin verte, que llegar y saber que estas con él..."-el alcohol empezó a fluir por su torrente sanguíneo, prefería estar en estado de inconciencia que saber que lo engañaban, que ya no lo amaban... ¡Por Dios, él no era tan fuerte...!. El tercer vaso de vino durante la tarde, los minutos parecían girar a su alrededor, le sonreían y le daban palabras de aliento para que pudiera hablar con su esposa. Solo faltaba que la foto de su Madre se pusiera a hablar con él y se declararía total y completamente ebrio. –"¿Por qué duele tanto?"-la noche empezó a caer sobre Syaoran, pero eso era totalmente platónico porque hace varios días que vive en la oscuridad, que le llueve sobre mojado y que no puede dejar de pensar...
Se puso de pie, sintiendo vértigo por todo el cuerpo, se agarro la cabeza entre las manos, removió su cabello castaño como la almendra y dio un par de pasos tambaleantes.
-"C-creo que... lo mejor..."-trastabilló con su propio pie y fue a dar al piso. Los calmantes y el alcohol eran enemigos declarados, por lo que todo junto; causo una extraña reacción en su cuerpo. Se puso de pie con cuidado y se sentó en la silla de su escritorio. Escucho algunos ruidos en la oficina, tal vez alguno de sus trabajadores se había quedado hasta tarde, porque hace ya varias horas que el ultimo turno había ido a su casa a descansar. Escucho golpes en su puerta pero no respondió...
-"¿Syaoran?"-la voz de su inconfundible prima entro por sus oídos, pero aunque intento enfocar su mirada, podía ver cinco o seis imágenes parecidas. –"¿Qué tienes?"-se acerco a verlo, encendió la luz de la habitación deslumbrando al ambarino. –"¿ESTAS EBRIO!"-creo que la pregunta era obvia, bastaba ver su cara y el inconfundible olor que tenia todo el lugar.
-"S-Sakura..."-pronuncio con dificultad, el vino estaba dando consecuencias notorias.
-"¿Sakura¿Que paso¿esta bien?"-Syaoran le hizo señas extrañas y después dejo caer su cabeza sobre el escritorio, haciendo un sonido seco. Meiling se acerco a comprobar su estado, pero el sueño o alguno de los calmantes ya había surtido efecto por lo que no respondió a sus insistentes preguntas. El timbre del teléfono la interrumpió en sus pensamientos y suposiciones.
-"¿Si diga?"-
-"¿Meiling?"-
-"Ah... Hola Sakura"-
-"¿Cómo has estado Mei?"-su voz tenia un extraño timbre.
-"Ocupada... ¿cómo quieres que este, con estos negocios y con Eriol que cada que quiere se agarra el día libre..."-se escucho la risa de Sakura. –"Sé que Tomoyo es lo mas importante para él, pero eso significa mas trabajo para mi..."-
-"Lo siento mucho Mei..."-hubo un pequeño silencio por parte de ambas. –"¿Esta Syaoran ahí?"-Meiling reacciono. ¿Era correcto que Sakura lo viera así?... pero de no hacerlo, le tendría que mentir... y ella era su mejor amiga.
-"Esta aquí Sakura, pero creo que se le fueron un poco las copas..."-Sakura ahogo un suspiro de sorpresa.
-"¿Por qué?"-
-"Eso es lo único que sé... dijo tu nombre y después se quedo dormido..."-Sakura no dijo palabra durante unos momentos.
-"Iré para allá, estoy en la ciudad... no tardare mucho. ¿Podrías esperarme para que me ayudes a llevarlo al auto?"-
-"Esta bien... de paso me dejas en mi departamento... venia a verlo para eso..."-
-"Muchas gracias Mei..."-
-"Sakura..."
-"¿Si?"-
-"¿Están bien las cosas entre ustedes?"-
-"Si, no entiendo porque, debe ser tanto estrés lo que lo tiene así..."-Meiling no supo interpretar el tono que utilizo, pero aun así no la oía muy bien, tal parece que venia en el auto.
-"No te tardes mucho..."-
-"No lo haré..."-terminaron la llamada. Meiling busco el saco de su primo e intento acomodarlo un poco. Con mucho trabajo lo puso en el sofá de la oficina, pero sin querer dejo caer las fotos del investigador que yacían debajo de Syaoran.
-"¿Pero...?"-se quedo mirando la foto y de inmediato reconoció a su cuñada, pero el hombre con el que estaba... ¿Era él, la miro un par de veces mas y no dudo en tomar las demás fotos. Las observo con cuidado... ¡tenia que ser él!... –"Mentirosos..."-fue lo único que dijo. Vio el estado de Syaoran y se dedico a indagar en su mente para comprender lo que estaba pasando, pero solo logro crear teorías
estúpidas que rápidamente descarto.
Escucho el sonido de los tacones de Sakura, la vio entrar en la oficina con esa vitalidad que era única.
-"Syaoran..."-sus ojos adquirieron un brillo de preocupación. Meiling escondió las fotos en la primera gaveta que encontró y se acerco a ayudar a Sakura. –"No se como agradecértelo Mei, ya me dirigía al palacete. Llamé y me dijeron que Syaoran seguía en la oficina."-
-"No tienes de que agradecerme. Es la familia mas cercana que tengo así que procuro su bienestar..."-había algo de doble sentido en su voz, pero Sakura no hizo caso. –"¿Venias de la ciudad?"-
-"Si..."-no le dijo mas y Meiling tampoco pregunto. Cada una tomo un brazo de Syaoran y lo cargaron con mucho trabajo hasta el elevador.
-"No he tenido oportunidad de preguntártelo"-la castaña rompió el silencio en el que estaban.
-"¿Qué cosa?"-ninguna se miraba a los ojos, ya que era mas interesante mirar el contador. Faltaban un par de pisos.
-"¿Ya mejoraron los negocios, Syaoran ha estado muy ocupado y prefiero no interrumpirlo, pero ya no he sabido nada..."-
-"No muy bien, pero ya están trabajando de nuevo. Si no se encuentra una solución en esta semana se clausurara esa franquicia..."-
-"Y se despedirá a toda esa gente..."-
-"Así es..."-escucharon el bip del elevador y emprendieron el camino hasta el auto de Sakura, donde con mucho esfuerzo lograron meter al castaño. –"Conduce con cuidado Sakura"-Meiling no entro al auto.
-"¿No querías que te llevara a tu departamento?"-
-"No, ya no... recordé que tenia que hacer algo..."-cerro la puerta trasera y se alejo del auto donde Sakura se quedo pensando unos segundos. Vio una cartera en el asiento del copiloto y se apresuro a guardarla en la guantera. Un pequeña nota quedo en el asiento.
Gracias por hacer todo esto... encontrare la forma de recompensar el tiempo que estamos juntos... Te quiero Sakura
Sonrió, sin duda se estaba comportando de manera muy extraña con ella, pero son las cosas que hace el corazón. Cambia a las personas para bien o para mal. Miro por su espejo retrovisor la figura distorsionada de su esposo. Con el olor a alcohol por todo el cuerpo y sin esa sonrisa.
-"Cuanto lo siento Syaoran, pero las cosas son así..."-subió la capota del auto y condujo hasta la mansión. –"Yo sé que lo comprenderás..."-
Con mucho cuidado, un par de los sirvientes dejaron caer el cuerpo del castaño sobre la cama. Dormía profundamente, sin duda alguna los calmantes que se tomo hicieron efecto. Se despidieron de la Sra. Sakura con la cabeza y salieron de la habitación; todos en la casa eran muy discretos, pero que el Syaoran llegara tan ebrio no era cosa de todos los días. Se comentaría mucho sobre eso.
-"Hay que desvestirte cariño..."-le quito los zapatos y los calcetines.
Sumergida en la oscuridad de la habitación, solo se escuchaba la fricción de las manos de ella con la ropa de su esposo. El suave sonido de la tela que se movía entre los dedos de Sakura, llego hasta los botones y lo despojo de su camisa. Se alejo de la cama hasta estar en el armario donde saco su pijama azul. –"Buenas noches..."-le dio un beso en la frente para recostarse a su lado. Lo miro unos segundos mas para dormirse después.
-.-.-.-
Sentía un taladro sobre sus sienes; como si quisieran atravesar su cabeza. La poco luz que entraba por la cortina era mas que suficiente, para aumentar su malestar claro. Intento ponerse de pie pero una extraña languidez lo hizo regresar a la cama. Escucho un par de golpes y después vio a una de las mucamas con una bandeja en las manos.
-"Buenos días Sr. Li, la señora Sakura nos pidió que le subiéramos café..."-la imagen que tenia de la joven era muy distorsionada, ese dolor de cabeza estaba empeorando. –"Creo que esta lo suficientemente cargado..."-dejo la bandeja de color plata en la cómoda y se despidió de su jefe.
Ya no podía soportarlo, no podía recordar lo que había pasado, pero una leve imagen de los calmantes y la botella de vino sobre su escritorio eran bastante molestos.
-"¿Cómo rayos llegue aquí?"-le dio un sorbo al café y maldijo abiertamente la temperatura del mismo. Dejo la taza en su lugar y se dio un baño con agua helada, mantuvo los ojos cerrados mientras el dolor de cabeza empezaba a ceder, pero aun así se sentía morir, morir lenta y pausadamente, como si miles de alfileres se clavaran lentamente en su cuerpo, haciendo mas daño cada vez... Envolvió la parte inferior de su cuerpo en una suave toalla y camino fuera del baño. Se seco el cabello sin mucho cuidado y se puso un traje de color marrón.
Hizo todo eso en absoluto silencio, medito todas y cada una de sus acciones¡No ganaría nada embriagándose y perdiendo la conciencia!... lo mejor seria hablar con Sakura; dejar en claro las cosas y preparar los papeles para el divorcio. Como su esposa era accionista mayoritaria tendrían que llegar a un trato sobre los ganancias... debía hablarle a su abogado.
¿Cómo podía pensar en acciones?
Hay que tener todo en claro...
¿Y ella... ya no te importa?
Claro que si, pero al parecer yo ya no soy muy importante para ella...
Se puso un poco de colonia y reprimió esa voz que no dejaba de clamar el nombre de su esposa, pero nada podía hacer. Tampoco le importo tener que beber el resto de su café ya frió, era como un robot que carecía de brillo en los ojos, solo había un ser sin alma, un ser sin corazón...
Abordo el Mercedes justo cuando recibía una llamada a su teléfono móvil.
-"¿Si diga?"-
-"Buenos días Sr. Syaoran..."-reconoció de inmediato la voz.
-"Buenos días Sr. Spiegel..."-
-"Tengo un audio de esta mañana, es con el mismo hombre y lo pude tomar en el 'Estudio Azul'"-
-"Voy camino a la oficina, puede esperarme ahí..."-
-"Claro que si..."- corto la comunicación con el investigador, todo eso debía hacerse rápidamente, solo había que firmar unos papeles... hablar unas cuantas cosas y ella quedaría libre.
Volvió a tomar su teléfono y marco unos números.
-"Matthew & Co. AbogadosBuenos días. ¿en que puedo servirle?"-le contesto una joven del otro lado de la línea.
-"Buenos días habla Syaoran Li..."-
-"Muy buenos días Sr. Li, en unos momentos lo comunico..."-
-"Gracias..."-espero unos segundos.
-"¿Cómo estas Syaoran?"-la voz apacible de su abogado.
-"Muy bien... ¿te importaría pasar por mi oficina en la tarde?"-
-"No claro que no... pero dime¿qué pasa?"-hubo un silencio –"No me digas que ya decidiste despedir a toda esa gente, llevare las formas..."-
-"No, no es eso..."-
-"¿Entonces?"-
-"Lleva toda la información que puedas sobre divorcios por favor..."-hubo un suspiro de admiración por parte del señor.
-"¿Divorcio?"-
-"Si Matthew no demores mucho..."-
-"Como tu digas..."-en el momento en que dejo su celular no pudo seguir manejando. Algo le nublaba la vista y rápidamente se dio cuenta que sus ojos estaban rojos de tanto contener las lagrimas. Orillo el auto un poco, puso sus codos sobre el volante y hundió su cara entre sus brazos, una lastimero sollozo salió de sus labios y después nada... lloraba en silencio como lo hacían los hombres. Nadie pudo saber cuanto tiempo estuvo ahí; pero lo que si se puede saber era el motivo de su llanto:
Desesperación, dolor y sobre todo coraje, coraje de no poder hacer nada para detenerla, de tener que cerrar los ojos y verla irse con él...
-"Si tan solo me dijeras que no eres culpable... que todo es un error... si tan solo me hablaras..."-se limpio los ojos con furia y volvió a encender el motor de su auto. Estaba total y completamente consumido, tenia ojeras, ese dolor de cabeza que había regresado y esa falta de vitalidad.
Estaciono su auto donde siempre, camino lentamente, sin sonreír y saludando con la cabeza. Paso por la oficina de Eriol; el oji-azul se puso de pie al verlo.
-"¿Estas bien jefe?"-
-"Si... ¿ya llego el Sr. Spiegel?"-
-"Vino pero se volvió a ir..."-Syaoran asintió, recibió un par de folios departe de su secretaria y el listado de llamadas. Entraron a la oficina del castaño. –"Meiling me dijo que te encontró ayer ebrio..."-
-"Con que fue ella..."-dijo sin mas. –"No podía recordar como había llegado a casa"-Eriol lo observo firmar unas facturas sin siquiera leerlas, estaba ido, su cuerpo estaba presente pero su alma andaba por el limbo, pagando por pecados que no había cometido.
-"¿Desayunaste?"-
-"Un café..."-
-"¡Un café!"-el castaño asintió, escucharon el bip del teléfono y apretó un botón.
-"Sr. Li, el Sr. Spike Spiegel esta aquí... ¿lo hago pasar?"-
.-"Si por favor. Y si llegue el Sr. Matthew dígale que me espere..."-
-"Como usted diga..."-dejo de hablar y siguió firmando facturas de compra y venta.
-"¿Matthew, de Matthew & Co, abogados?"-
-"Si, le he pedido que venga..."-escucharon golpes en la puerta. –"Pase"-el día de hoy la imagen del joven investigador estaba mas desaliñada de lo normal; se podía apreciar una rama de árbol entre su cabello. –"¿Qué le paso?"-
-"Intentaron robarme mi bicicleta, pero no pudieron..."-Eriol no quería escuchar mas tonterías, salió de la oficina dejando a su jefe y mejor amigo.
-.-.-.-.-
-"Hola amor..."-Tomoyo estaba sentada en su habitación cuando escucho el teléfono.
-"Esto no puede continuar cariño, Syaoran esta destrozado... debemos decirle lo que vimos..."-
-"No podemos hacerlo Eriol, eso no nos concierne a nosotros..."-le susurro con pesar.
-"¡Claro que nos concierne, es tu hermana y mi mejor amigo!"-
-"Me pidió que guardara el secreto hasta que todo estuviera listo para anunciarlo..."-
-"Yo los apoyaba al principio, pero lo que esta haciendo no esta bien, debe hablar con su esposo. ¡No sabes lo que ha hecho!"-
-"Sakura sabe lo que hace, además, tu y yo no vamos a discutir por eso... si quieres decírselo a Syaoran es mejor que te pongas un casco... sabes que no lo va a soportar..."-
-"Esto esta muy mal cariño..."-dijo un poco mas tranquilo. –"Pero se hará como dices, solo espero que no se les vaya de las manos... Meiling ya sospecha y sabes que ella no guardara un secreto"-
-"Lo se, pero hablare con ella..."-
-"¿Qué le dirás?"-
-"Eso déjamelo a mi... me tengo que ir cariño... nos vemos en la cena..."-
-"Claro que si preciosa, te mando un beso a ti y un beso al pequeño..."-
-"Te amo..."-dejo su teléfono de lado y continuo con su bordado. –"Tendré que mentir de nuevo Sakura, me vas a deber muchas..."-suspiro cansada y decidió tomar un siesta, el avanzar de los meses la agotaba cada vez mas...
-.-.-.-
-"¿Qué le pareció Sr. Syaoran?"-habían escuchado la grabación un par de veces, no podía creer lo que escuchaba.
-"¿Podría ponerla de nuevo?"-el investigador asintió y volvió a reproducir la cinta.
-"¿Cómo lo tomo tu esposo?"-
-"No le he podido decir..."-
-"¿Por qué no le has dicho?"-sin duda estaban en la galería porque se escuchaban las criticas de la gente. –"Te da miedo lo que vaya a hacer..."-
-"Syaoran lo comprenderá, pero le va a costar mucho trabajo, no dudo que se enoje muchísimo..."-
-"Yo en su lugar lo haría, me pondría celoso si me quitan lo que es mío..."-se escucharon risas.
-"Que cosas dices... deja que yo hable con él y después lo haces tu..."-
-"Espero que escondas las armas de fuego, no quiero morir..."-de nuevo risas y después gritos de los guardias de seguridad, se escucho que la grabadora se había caído y luego nada
Syaoran se quedo estático, meditando todas y cada una de las palabras... eso significaba que Sakura pronto hablaría con él, preferiría que fuera esa noche. Y cuando eso sucediera ya tendría los papeles listos... solo faltaría la firma de ella.
-"Me temo decirle Sr. Syaoran, que es mas que obvio que su mujer lo piensa dejar..."-
-"¿No tomo fotos?"-hizo oídos sordos al comentario.
-"No, solo le traje el audio... es de esta mañana, alrededor de las nueve y media..."-
-"Muchas gracias Sr. Spiegel..."-
-"Tendré que dejarlo, vendré mañana... tengo otro caso que atender..."-le guiñó el ojo y salió de la habitación dando saltos y sonriéndole a la secretaria. Su extraña música no tardo en oírse, pero el castaño no presto atención.
No escucho el anuncio de su abogado ... mas bien no quiso escuchar... preferiría perderse eternamente en el silencio del silbido del viento.
¿POR QUÉ LE HACIA ESO!. ¿QUÉ LE HABÍA HECHO ÉL?.
Sabia que no era un esposo perfecto, que podía lastimarla de vez en cuando... pero...
¿QUÉ ACASO YA NO LO AMABA?. Él le había entregado su corazón, su vida entera... y ella solo decía que se iba, como si nada hubiera pasado, llevándose con ella su esperanza por vivir... ¿Qué no entendía?... ¡Sin ella, él no existía!...
Escucho la voz de Matthew Morgan, dueño de la firma de abogados mas grande de la ciudad y poseedor de algunas acciones de la viñera Li.
-"Traje lo que me pediste Syaoran"-le dijo como saludo.
-"Muchas gracias, quisiera los papeles lo mas rápido posible, si se puede mañana o pasado. Las cláusulas ya estaban establecidas, ella se queda con la mitad de las acciones de la viñera y con el Castillo; creo que lo de las ganancias se tendrá que establecer después. Pero se le negara nada de lo que pida..."-el hombre, de un rubio notorio y de ojos azul celeste no entendida lo que estaba escuchando.
-"Hey, hey, hey… habla un poco mas despacio mi querido amigo¿te vas a divorciar de Sakura?"-el castaño asintió. –"¿Se puede saber porque?"-
-"Hay fundamentos de que ella me engaña, pero no quiero un juicio por adulterio... simplemente será un divorcio por ambas partes en acuerdo, por el momento no quiero que te comuniques con el abogado de Sakura..."-
-"¿El abogado de Sakura?"-no podía creerlo, si alguna vez se podía hablar de una pareja felizmente casada era de ellos, si alguna vez se podría decir que dos eran uno... sin duda llevaba las iniciales SS.
-"Si, creo que el abogado de Fujitaka es su hijo... Touya... por lo que creo será también el abogado de Sakura..."-
-"Se hará como tu dices, pero... ¿estas seguro?"-Syaoran analizo las palabras, una a una... sabiendo a ciencia cierta que el seria incapaz de dejarla. Pero debía mantenerse, enfrentar lo que pasaba con la frente en alto y ser lo suficiente hombre como para dejar ir a la única mujer que ha amado verdaderamente. ¿Lindo no?... la felicidad se va de corazón arrancándote con saña cada uno de tus recuerdos; llevándose consigo esos tesoros que están guardados bajo llave, pero que no pudieron resistir la corrosión del engaño, del olvido y del dolor... del dolor...
-"Si..."-fue la única palabra que pudo articular, ese monosílabo con tanto valor, pero tan vacío. Ese era el principio... debía aceptar el hecho, imaginarse la vida solo y después afrontarlo. ¡Ah!
¿POR QUÉ TODO ERA TAN DIFÍCIL?. ¿Por qué no simplemente la dejaba ir?
Ja. Suena tan fácil, pero es como arrancarte el corazón... dejar de respirar... dejar de vivir...
¿Qué sucedió con todas la promesas?... ¿DÓNDE RAYOS QUEDO EL AMOR!...
De seguro se fue de vacaciones a Florida... un poco de sol y una piña colada.
Syaoran soltó una pequeña risita recobrando un poco de juventud en su rostro. Su abogado se mantenía con la cabeza gacha, buscando entre papeles y marcando algunos aspectos con plumón amarillo.
-"Bueno Syaoran, con lo que me dices he preparado una serie de cláusulas... tendré que hablar con su abogado, pero aun así... dejemos esto de lado y cuéntame las cosas como los camaradas que somos... ¿cómo es posible esto?"-
-"¿Qué cosa?"-la sonrisa se mantenía en sus labios, pero aun así se podía ver una enorme sombra de tristeza, ese negrura que impedía disfrutar de sus hermosos ojos ambarinos.
-"¿Como que qué cosa...?"-
-"Contraté un investigador privado, me ha mentido como nunca antes lo había hecho... no la veo en todo el día, y cuando llega huele a hombre... ¿qué crees que este pasando?"-
-"¿Un amigo?"-levanto una ceja incrédulo.
-"También lo pensé, pero no hay motivo para esconderse... podría llevarlo a casa y yo lo conocería, no hay necesidad de mentiras. Además su antiguo novio esta en la ciudad... un tal Tsukishiro..."-cuanto dolía pronunciar ese nombre, era como una daga en su pecho, enterrándose mas y mas... perforando lentamente su corazón, su ego y su alma.
-"¿Tsukishiro?"-meditó-"Ah... el fotógrafo del 'Estudio azul'"-
-"Si..."-dirigió su mirada a la ventana.
Cuan rápido se había ido el día... muriendo ante sus ojos para dar paso al preludio de la noche, su momento favorito del día... el atardecer.
-"Se que es una pregunta terriblemente inglesa pero... ¿cómo te sientes?"-Syaoran miro a su amigo, como unos ojos tan tristes.
-"No muy bien, solo espero superarlo pronto... es como si me estuviera muriendo por dentro..."-
-"¿Por qué crees que no me quiero casar?"-el castaño soltó una risa melancólica.
Ese siempre había sido su sueño, tener hijos y vivir tranquilamente... pasear de la mano de Sakura cuando esperaban que sus pequeños niños dejaran de correr de un lado para otro. Olvidar un arduo día de trabajo para ayudarla revelar las miles de fotos de sus pequeños... pero esos sueños se habían roto en mil pedazos, dándole paso al golpe con la dura realidad... esa realidad que dice que un amor eterno no existe, que el amor puro se terminó y que lo único que en realidad existe es esa manera de vivir soportándose el uno al otro. Pero él no quería eso... ¡Claro que no!... si ella era feliz con otro él no tenia derecho de privarla de una mejor vida, eso daría a conocer que él nunca la amo, así que tenia que resistir todo su dolor... tragarse su orgullo y darle un sonrisa cuando ella se fuera de su lado.
El silencio reino en la habitación, cada uno con sus pensamientos, cada quien con sus problemas...
-"Lo mejor es que me vaya..."-Syaoran levanto la mirada.
-"Siento no haberte prestado atención Matthew, es solo que yo..."-
-"No te preocupes amigo, mañana te mandare los papeles e intentaré que el proceso duré lo menos posible..."-le dijo como consuelo.
-"Gracias..."-le tendió la mano para despedirse con un apretón.
-"No tienes que agradecer y cuando ya estés soltero no te preocupes, saldremos juntos... te conseguiré a alguien..."-
-"No creo que sea necesario..."-el abogado asintió y salió de la oficina.
De nuevo la soledad, se estaba empezando a acostumbrar a ella y sabia a la perfección que debía hacerlo pronto, tal vez seria mejor buscar una pequeña casa lo mas alejada del pueblo. Quizá compraría esa bella finca que vio al regresar de la zona sur. Tenia un bello jardín y solo tenia tres niveles. Pudo divisar una familia viviendo ahí... tan bella y armoniosa que sintió envidia. Pero ahora solo podía pedir tranquilidad, como dicen sabiamente después de la tormenta siempre llega la calma esperaba que fuera cierto porque su tormenta ya había durado lo suficiente.
Volvió a mirar por la ventana, su oficina se encontraba en el ultimo piso, adoraba la vista que tenia desde ahí. El otoño ya había marchitado las calles por completo, esa estación en la que la vida muere, aunque se escuchara cruel era verdad. El preludio del invierno, pronto vería los pequeños copos blancos caer del cielo; como hermosas plumas de ángel que bañarían de su paz y pureza al mundo. Recordaba las navidades pasadas, cuando le dieron vacaciones a todos sus sirvientes, quedándose solos en el castillo. Habían decidido ir de compras para la cena. Movió su silla para quedar frente a su ventanal para poder admirar el atardecer y recordar... recordar...
-"¿Comeremos pavo?"-caminaban por el supermercado, arrastrando un carrito vacío.
-"No lo sé amor, solo será para tres. Tomoyo se fue con Eriol y papá; así que cenaremos Meiling, tú y yo..."-el castaño jamás en su vida había ido de compras. Miraba con dudas todos los productos...
-"No creo que Mei nos acompañe, tiene un nuevo pretendiente y pasara con él navidad..."-tomo una lata de verduras envasadas la vacío. ¿Eso se podía hacer?...
Syaoran soltó un suspiro de dolor al recordar... ¿Por qué su mente le estaba jugando esa mala pasada?. Observo a la primera estrella aparecer en el violeta del cielo y no dudo en pedir ese deseo, el que siempre había pedido pero que al parecer no se había podido cumplir.
-"Que Sakura nunca me deje..."-susurro en voz alta y cerro los ojos, su mente volvió a sus recuerdos, llenándolo de ilusiones ambiguas. Ilusiones pasadas...
-"Amor, no necesitamos carne de cordero para hacer el pavo..."-susurro la oji-verde al ver a su marido regresar con un paquete. –"Yo creo que necesitamos el pavo primero ¿no crees?"-su esposo se acerco a darle un beso y abandono la carne en el refrigerador.
-"¿Este?"-se acerco al carrito; que ya contenía algunas verduras, naranjas y unas cuantas papas; trayendo entre manos un pavo enorme, unos ocho o nueve kilos. Bastaba con decir que sus brazos apenas podían cargarlo.
-"Uno mas pequeño... recuerda que solo somos los dos..."-Sakura dejo a su esposo escogiendo el ave perfecta y se retiro a buscar algo para el relleno. ¿Papas o carne?... humm... tal vez manzanas o alguna ensalada dulce. Sin querer se había alejado bastante de su marido, dejándolo solo y un tanto perdido. Hay que tener en cuenta que el jamás... jamás había tenido que ir de compras. Sakura sí, a veces cocinaba y prefería comprar ella las cosas. Lo que no sabían era que podía ser peligroso dejar a un hombre solo en un supermercado. Indefenso, y peor aun... en la sección de carnes.
Casi sin quererlo sonrió, pero pudo sintió las lagrimas escurrir de sus ojos, cada una mas triste que la anterior, cada una con un trozo de sus ilusiones. ¿Cuánto iba a doler?... ¿Cuánto tendría que llorar?
Mucho... mucho mas...
-"Yo no tuve la culpa..."-susurro el castaño al ver la mirada risueña de su esposa. –"No podía dejar que se llevara nuestro pavo..."-
-"Pero Syaoran, te dije que ese era muy grande..."-se encontraban en la oficina del supervisor del lugar. Syaoran había tirado una torre de sodas de naranja cuando el pavo gigante había salido volando después de una riña con un adolescente. No solo las había tirado, sino que la mayoría habían explotado por la cantidad de gas, por lo que la mitad de las personas estaban bañadas en deliciosa y pegajosa soda de naranja. Y a la única persona que le había causado gracia era a ella.
-"¡Ah!... Syaoran me temo comunicarte que ya no seremos bienvenidos en este supermercado nunca mas..."-le susurro limpiándole un poco del liquido anaranjado del rostro. –"Tendremos que pagar los daños y abandonar la tienda..."-el castaño parecía estar haciendo un puchero, pero termino atacado de la risa. Siendo acompañado por su hermosa esposa quien no comió pavo esa noche, pero habían cenado una deliciosa carne de cordero acompañada de ensalada César. O algo así, ya que con la cocina de Syaoran no se sabia... podía incluso haber sido pavo y nadie lo descubriría.
Dejó que el llanto lo volviera a atacar, venciéndolo dos veces ese día. ¡Estaba demasiado sensible! Rápidamente había perdido el deseo de vivir. Pero no haría estupideces... seria mas fácil encontrar una persona que fuera capaz de sanar corazones, un taller que garantizara el regreso de vitalidad... el regreso de su vida.
-"¡Claro que no iras a la oficina!"-otro bello recuerdo. Esa vez que una horrible gripa lo había dejado en cama con fiebre un par de noches.
-"Es solo un resfriado mi vida, debo encargarme de al-gu-nas..."-tartamudeo al ver a su esposa acercarse con un enorme tazón entre manos. –"Dime que no es sopa de pollo..."-
-"Siéntate en la cama cariño..."-el castaño tuvo que retroceder por la mirada que le dio su esposa. –"Con esto te sentirás mejor..."-y sin preguntarle nada le metió una cucharada de esa humeante sopa. Miles de gestos se posaron en la cara de Syaoran, pero aun así tuvo que comérsela toda.-"Descansa amor..."-salió del cuarto y lo encontró con las mejillas rojas e intentando dormir. Entro al baño y se dispuso a ponerle lienzos húmedos para bajarle la temperatura.
Así había pasado toda la noche, a su lado... procurando su salud e intentando que se recuperara... cambio una y otra vez el lienzo. Sin importar todo su cansancio.
Casi sin quererlo se quedo dormida en la silla, a su lado. Con el lienzo en la mano, acompañada de un semblante calmado.
Syaoran despertó un poco mas tranquilo, su nariz seguía estando roja, pero su garganta ya no lastimaba tanto. Sonrió con cariño al ver a su amada esposa en esa posición; sin mucho trabajo se levanto y la cargo para depositarla en la cama, le quito el lienzo de las manos y le puso la sabana sobre los hombros.
Se puso sus pantuflas y tomo su teléfono. Ya había faltado dos días a la oficina... ¿qué mas daba un tercero?. Le avisó a Eriol y regreso a la cama con ella... con la persona que era capaz de hacerlo sentir completo. Con su amada Sakura...
De nuevo era de noche, se había martirizado toda la tarde con esos recuerdos, pero lo mejor seria ir a casa. Cenar algo, solo tenia un café en el estomago por lo que su organismo ya pedía a gritos un poco de comida. Se levanto de la silla y encendió la luz. Busco su saco con la mirada para después ponérselo. Guardo sus pequeñas gafas de lectura y se dispuso a salir del lugar.
-.-.-.-.-.-
-"¿No veremos mañana Sakura?"-la había acompañado a su auto.
-"No... Tomoyo ya nos vio. Lo mejor seria dejar de vernos hasta que pueda hablar con Syaoran"-
-"¿Y cuando será eso?"-estaban ocultos bajo un árbol, aunque la gente pasara por ahí no podría verlos bien.
-"Mañana o pasado mañana, no lo se muy bien..."-
-"Tendré que ir so..."-
-"No..."-le interrumpió. –"Te acompañare, pero solo un rato..."-se puso sobre sus puntas y le dio un beso. –"Hasta mañana..."-
-"Hasta mañana Sakura... segura que no quieres que hablemos hoy con él..."-
-"Ya te lo dije, primero hablare yo y después lo haremos juntos..."-
-"Esta bien"-abordo su auto y condujo rumbo al palacete, pero la distrajo el auto que estaba frente a un risco. El Mercedes de Syaoran se mantenía camuflado por la oscuridad de esa noche, pero aun así pudo distinguirlo a lo lejos. Toco su bocina un par de veces y se estaciono al lado del automóvil negro.
-"¿Qué haces aquí?"-le susurro Sakura al verlo con la mirada perdida en el horizonte. Su cabello castaño era mecido por el incansable viento que insistía en despeinarlo. –"¿Syaoran, me escuchaste?"-el ambarino giro su cuerpo, casi incrédulo pudo divisar el cuerpo de su angel, de la persona que estaba causándole todo ese sufrimiento, pero que a la vez no podía dejar de amar un solo segundo, no podía dejar de pensar en ella... no podía, no quería, no sabia como hacerlo...
La castaña se acerco hasta estar parada a su lado, se sentía bastante frió esa noche. El invierno y sus avisos...
-"Regresaba de la oficina..."-alcanzo a susurrar Syaoran cuando volvía a mirar la inmensidad del cielo. –"¿Y tú Sakura?"-no la podía mirar a los ojos, necesitaba buscar en su interior las palabras correctas para abordar el tema.
-"Dando vueltas por la ciudad, me tome un café y pase por la galería..."-hablaba con la emotividad de siempre.
-"¿Te divertiste?"-se podía admirar un extraño brillo en los ojos ámbares de Syaoran, su voz era distante, inclusive frívola y calculadora. Pero Sakura no lo noto, se acerco mas a él, entrelazo su brazo para recibir un poco de calor.
-"Si, me divertí bastante..."-el castaño no se pudo mover, ese movimiento por parte de ella lo había dejado congelado, inclusive dejo de respirar unos segundos; bajo su mirada y pudo ver los ojos cerrados de su esposa, respirando profundamente y disfrutando. ¿Por qué era tan cruel?.
¿Qué acaso no sabia que eso lo estaba matando?. No sabia que ese pequeño gesto lo derretía por dentro y le daba razones para morir mas lento. –"Tengo frió..."-Syaoran sacudió un poco la cabeza, no podía darse el lujo de observarla con tanto fervor. ¡Santo Dios¡No podía articular palabra!.
-"C-creo..."-musitó mientras tosía un poco para aclararse la garganta y que su voz regresara. –"Creo que mejor nos vamos..."-la oji-verde asintió, pero no hizo ademanes de soltarlo. Al contrario, busco su mano para entrelazarla pero Syaoran rehuyó a su contacto y se quito el saco. Le asusto tener que tocarla, pero aun así... con manos temblorosas le puso el abrigo sobre los hombros. Disimulo su extraño miedo, hace mucho que no tenia que hablar con ella... ya ni siquiera conocía a la persona que estaba enfrente de él...
-"¿Y si dejo mi auto aquí?. Preferiría regresar contigo..."-¿QUÉ RAYOS ERA ESO!... ¡Estaba intentando ser amable para después destruirlo!. Syaoran camino hasta su auto, no podía creer lo que iba a hacer, tenia que ser fuerte...
¿POR QUÉ ERA TAN DÉBIL?.
Abrió la puerta del copiloto, dándole respuesta afirmativa a su petición. La castaña sonrió y entro en el cálido auto de su marido.
Mientras caminaba alrededor del vehículo se maldecía por su fragilidad, con un toque y con unas palabras tiernas estaba a sus pies, como un estúpido perdedor que pisoteaba su orgullo y que además tenia que continuar soportándolo.
-"¿Cómo pasaste el día cariño?"-el castaño intentaba mantener su vista en el camino, la mirada verde esmeralda de Sakura era tan enigmática, sabia que esos ojos podían hipnotizarlo, podían lograr que él la perdonara, que olvidara todo con tal de que se quedara a su lado.
-"Ocupado..."-empezó a aumentar a velocidad, ese viaje de unos kilómetros se estaba volviendo eterno. Sakura jugaba con su cabello, sin quitarle la mirada de encima a Syaoran; con un deseo implícito que en cualquier otra situación el castaño lo catalogaría como seducción.
Quería mantener la mirada en otro lugar, pero sus bellos cabellos corriendo entre sus dedos se estaba volviendo insoportable. Ese deseo tan consumidor lo empezó a inundar, el calor del auto se empezó a enfocar y él casi pierde el control del auto cuando Sakura se deshizo del saco y se acomodo la blusa que no cubría sus hombros.
-"Me esta dando calor cariño..."-eso era por mas notable, los vidrios estaban empezando a empañarse por lo que Syaoran encendió el aire acondicionado. –"Ni siquiera parece otoño..."-¡al fin, la muralla del palacete estaba haciéndose presente. Ese bellísimo bosque donde se puede cazar el cervatillo y el venado, se hacia notar a las luces del automóvil.
Como autómata, en cuanto estaciono el auto, salió disparado de él. Sakura tenia una sonrisa extraña en el rostro, espero con paciencia que su marido le abriera la puerta. Hizo un movimiento que tomo total y completamente desprevenido al castaño.
-"Tengo una idea excelente..."-le susurro al oído cuando aprovecho que se acercaba a tenderle la mano. –"...tiene algo que ver con hielo, fresas y nuestra cama..."-acaricio con su aliento el lóbulo de su oído, dejándolo tieso y con los ojos casi desorbitados. –"¿No quieres saber en que consiste?"-el ardor del fuego de la pasión empezó a hacer que el castaño perdiera la razón, que dejara el raciocinio en la puerta de la mansión y se dejara llevar a ese mundo tan delicioso, vano... pero sobre todo feliz, eterno, romántico... efímero...
No pudo negarse cuando Sakura le tomo la mano después de la cena, no podía dejar de mirar sus hombros al descubierto que sin duda se mantenían así para darle rienda suelta a su mente.
Syaoran empezó a olvidar, intento que todo lo anterior pareciera una pesadilla de la que estaba a punto de despertar. Cuando la vio encender las deliciosas velas en la habitación algo dentro de sí prendió una alarma. Un sonido chillón que le gritaba que no debía dejarse llevar, que no podía ser tan ingenuo para que unas caricias lo hicieran perdonar...
¿POR QUÉ SE ENGAÑABA!
Sabia a la perfección que un beso de Sakura era mas que suficiente para que la perdonara, un beso como el que le estaba propinando. Dejo de resistirse, dejo de huir a sus sentimientos.
Sus manos se deslizaron por el cuerpo de la chica, con tanto fervor, amor y deseo que incluso parecían adorarla. Su piel empezaba a quemar, sus labios se volvían néctar irresistible y sus ojos centellantes y vivaces los incitaban a volver a esos tiempos en los que únicamente ellos eran importantes.
Hundió sus labios en la exquisita suavidad de los hombros de la joven, olvido su dolor, olvido las fotos¡¡OLVIDO TODO...!
-"Te amo..."-¡No¡¡No debía decirle tal cosa!. Sakura se mantenía inconsciente, al parecer no sabia el valor de esas palabras, no sabia lo que significaban y solo se las decía por decírselas...
Los botones empezaron a ser victimas de la castaña, uno a uno dejaba al descubierto el torso de su esposo, acariciándolo con las yemas de los dedos para lograr que una corriente eléctrica hipnotizara al ambarino. Los ojos de Syaoran se perdieron en el suave ambiente que regalaban las velas, con esa diminuta llamita que las consumía lentamente. Eso era exactamente lo que estaba experimentando; esa pequeña forma de morir en los brazos de su esposa.
La cama perdió su valor cuando ambos sintieron la suavidad de su alfombra, algunos cojines y ese aroma a vainilla los enloquecieron... lo enloquecieron. Un tazón con fresas, con algunos cubitos helados lo hicieron soltar un suspiro de satisfacción. Esa forma de hacerlo retorcerse de tanto placer, jamás la había experimentado...
Las manos se volvieron el conducto de la energía, con cada toque sentían el calor en sus cuerpos. Estallaron en un juego de besos, cada uno mas profundo que el anterior, cada uno lleno de deseo y pasión que hacían que el recinto se volviera tan cálido como el verano en la playa. Sus respiraciones chocaban contra la piel de cada uno, una agitación se posesionó de cada uno. Su cuerpo se vio bañando en ese exquisito sudor que parecía miel a los labios del otro.
El jugar con los labios de Sakura se volvió su propósito, deleitándose tanto que se sintió desfallecer, estiro su mano hasta tocar el tazón y extraer uno cubito helado para recorrer el cuerpo de la chica sin miramientos. Su mente esta totalmente en blanco, pero aun así algo dentro mantenía el aviso en letras gigantes y luces de neón.
Escuchar esos suspiros y demás frases incomprensibles para cualquiera, pero que parecían perfectamente claras para ese par de amantes que se completaban el uno al otro. Haciendo de una simple fresa el instrumento mas sensual en el planeta, deliciosamente sensual...
Cuando el sonrojo en las mejillas de la castaña se hizo visible, un momento de quietud en el que ambos escuchaban el tiempo pasar, pero que nadie hacia nada. Solo se observaban, ese par de ojos que trastornaban al otro, pero que no podrían dejar de ver en una eternidad, incluso después de eso.
Un abrazo basto para que ambos se sintieran en la gloria, ese baile delicioso había dado inicio. El vaivén de los cuerpos apoyados en los cojines pudo haber igualado cualquiera de las maravillas existentes en el mundo; los sonidos de la noche se vieron opacados por un par de nombres que deberían ir juntos durante la eternidad, un par de nombres que en realidad era uno... simplemente un alma repartida en dos cuerpos... esos dos cuerpos que encontraban una forma de mantenerse unidos para que el placer absoluto los recorriera, así como la sangre que corría por sus venas... maravillándolos por su cantidad de emociones y volviéndolos simples y sencillos mortales que caían en el pecado, pero que estaban tan orgullosos de hacerlo, como lo estaba el girasol al recibir los rayos de su astro adorado.
-"S-syaoran..."-pronuncio la oji-verde en el momento en que abría los ojos para poder divisar el rostro del ambarino. Ese rostro que bien podría pertenecerle a un ángel por su perfección, por la belleza de sus facciones, pero que no escondía para nada la sombra de dolor e incomprensión que circundaba por su alma.
Para evitar la mirada llena de ternura que Sakura le regalaba, hundió su rostro en el cuello de la chica, saboreando una y otra vez ese dulce aroma de su piel. El calor del cuarto estaba concentrado en esa pequeño lugar a lado de la repisa, donde los cuerpos se profesaban ese amor tan incondicional, pero que era marcado por miles de dudas de amor.
A pesar de todo, Sakura se aferraba a la espalda de su amado, sintiendo una y otra vez ese tormento que rápidamente se había convertido en una deliciosa tortura. Su mente repetía una y otra vez ese nombre, el nombre del hombre que la hacia sentir amada; haciendo eco en lo mas profundo para regresar con mas fuerza. Sus sentidos se estremecían cada segundo... su vista estaba nublada; lo único que podía oler era la parafina que se consumía; sus dedos se mantenían aferrados a los anchos hombros de Syaoran, su piel disfrutaba por la fricción que tenia con la de su marido; sus oídos se deleitaban al escuchar la respiración de su pareja, la forma en que decía su nombre, haciendo que las letras perdieran sentido volviéndose irracionales y perfectas a la vez. Se tuvo que morder el labio para callar su suspiro, casi la hace quedar sin aliento cuando su movimiento simultaneo se detuvo para acariciar de nuevo su cuerpo. Valiéndose de sus labios para arrancar mas y mas susurros que para Sakura significaron un poco de vida.
-"S-Syaoran..."-volvió a pronunciar. Tenia los ojos cerrados de puro placer, su esposo se encargaba de rozar la piel de su vientre con un helado cubito, haciendo que una serie de escalofríos le recorrieran la espalda, arqueándola, poniendo su cuerpo aun mas cerca al del castaño.
¿Qué estaba haciendo?.
Ésta era la única pregunta que nadaba en el desolado mar de la conciencia del ambarino. ¿Qué acaso no podía ponerse de pie y salir del cuarto?
¡CLARO QUE NO!. Esta dolido, se sentía traicionado, pero antes de todo eso... ¡ERA HOMBRE, y además de todo... ¡Deseaba a su esposa como la primera vez que la vio!. No era de las personas que podían vivir en la abstinencia. ¡La amaba¡¡Por Dios Santo¡¡La amaba igual que hace dos años!...
¡Todo eso se sentía tan bien que parecía mentira!. Su Sakura, ese pequeño ángel de ojos esmeraldas, que había llegado a su vida para volverla un paraíso, ahora tenia la mirada escondida y pronunciaba una y otra vez su nombre, con esa pasión tan bella y con esa sensualidad de la que ella era poseedora sin darse cuenta de ello. Podía manipularlo como un titiritero a su marioneta, dejándolo sin vida cuando ese fuera su mandato. Guardándolo en una caja hasta que su deseo fuera volverlo a utilizar; ¡ERA UN VIL E INUTILL TÍTERE!...
No sabia si sentir rabia u orgullo, pero lo que si sabia era que nunca antes, el ser un títere había sido tan placentero...
La piel de Sakura era exquisita, la luz que regalaban esas velas era mas que perfecta, dando un ambiente místico, extraño, pero sobre todo sensual...
Devoro por milésima vez los labios, esos rosáceos bordes que resguardaban una cavidad en la que seria capaz de perderse, a pesar de haberla recorrido en su totalidad. Mordisqueo un poco el labio inferior, atrayéndolo así si cuando toda esa neblina producto del calor volvía a caer sobre ellos, cuando su danza armoniosa volvió a comenzar, fundiendo sus cuerpos una vez, para amarse sin mas razón que el simple amor. Ese amor que parecían profesar pero que no se podía asegurar.
Un momento, un respiro tan profundo como el alma de cualquier humano y luego silencio. No había ni una sola palabra para poder describir la cantidad de sensaciones que recorrían ambos cuerpos, una poco de electricidad acompañado de miles de colores, como las chispas centellantes de un fuego artificial, con la clase y belleza que tienen las luciérnagas al volar por las noches. Pero con ese color rojo carmesí, de la sangre, del fuego... de la pasión.
Ella busco los brazos de Syaoran, refugiándose en su pecho y aspirando el aroma de su deliciosa colonia.
-"Soy la mujer mas feliz del mundo..."-alcanzo a susurrar cuando el cansancio la hacia su prisionera y se perdía en el maravilloso y fantasioso mundo de Morfeo.
El castaño miró su repisa por unos momentos... las 4:30am; tal vez su raciocinio quería regresar a su mente, pero se negó a aceptarlo. Dejo que ese sentimiento tan difícil de comprender, pero tan hermoso de poseer lo embriagara y por primera vez desde hace mucho tiempo durmió con la persona que lo tenia loco entre sus brazos. Y simplemente soñó un final feliz, uno feliz...
-.-.-.-.-
-"¿Tenia que ser tan temprano...?"-cuestiono la castaña a su acompañante. –"Me están hartando estas falsas emergencias..."-estaban fuera de una joyería, mirando el aparador.
-"Sabes que te encanta verme, además... ¿por qué vienes, si tanto te molesta?"-Sakura articulo unas cuantas maldiciones y casi obligo a su acompañante a entrar al establecimiento. ¡Estaba helando!
-"Bueno días..."-les saludo la empleada. –"¿Buscan algo en especial?"-
-"Si..."-contesto el hombre con voz grave, se quito el gorro que despeino un poco sus cabellos y acomodo sus gafas. Sakura se alejo de su lado, esos brazaletes platinados eran preciosos. –"Me gustaría comprar un regalo..."-miro de reojo a la castaña y la empleada asintió. –"¿Qué me recomienda?"-
-"Se ve que la señorita no tiene fijación por las joyas, así que le recomendaría unos pendientes y si su relación es mas seria un anillo..."-¿Qué si su relación era seria, bueno podría decirse que si.
-"Muéstreme los anillos..."-la joven le mostró varios anillos, pero ninguno que fuera para ella. Opto por un par de esclavas; una delgada con hermosísimas grecas que traían pequeñas piedras verdes incrustadas y otra un poco mas gruesa con piedras doradas y rojas. –"¿Pueden grabarlas?"-
-"Claro que si Sr. ¿qué quiere que les ponga?"-le hizo ademanes para que se acercara y le susurro unas cuantas palabras a la joven. –"Permítame unos segundos"-atravesó el umbral que estaba detrás de ella, dejando a la pareja a solas.
-"Te vi demasiado coqueto con la joven..."-le susurro la chica oji-verde como reproche.
-"¿Celosa?"-levanto una ceja.
-"Ya quisieras..."-observo por unos momentos los pendientes del lugar y lo volvió a mirar. –"¿Qué piensas comprar?"-
-"Un regalo..."-la chica rodó los ojos. –"Es para mi hermana..."-la castaña sonrió.
-"¿Y se puede saber que es?... sabes que tu hermana tiene un gusto muy especial, adora las perlas..."-
-"Me temo que se quedara con las ganas de las perlas, pero te aseguro que le gustara..."-la chica asintió. –"Tendrás que mostrármelo..."-
-"Solo te digo que es de sus colores favoritos..."-
-"¿Rojo y dorado?"-
-"Se ve que se conocen muy bien..."-
-"Si, no te puedo negar que tu hermana es un chica muy linda..."-ambos dejaron su conversación para después, la joven vendedora le entrego un par de cajitas con un listón plateado cada una. El joven saco su billetera y le ofreció una de sus tarjetas de crédito.
-"Muchas gracias por su compra..."-
-"Gracias a usted..."-el joven abrió la puerta para que Sakura saliera, justo cuando paso a su lado deslizo una de las cajitas dentro de la bolsa marrón de la chica y le paso el brazo por los hombros... 'Espero que te guste Sakura...'-pensó cuando empezaban a caminar por el lugar y se perdían entre las parejas; pero sin saber que un estrafalario hombre de cabellera negrusca los seguía muy de cerca con una cámara en mano.
-.-.-.-
Sin duda el cansancio había cobrado su deuda en una sola noche, a pesar de que intentaba abrir los ojos, sus párpados se resistían y volvían a cerrarse como las puertas de una bóveda. Como si de un filme se tratara, miles de imágenes pasaron por su cabeza, recordándole que estaba dormido en el suelo y de la maravillosa noche que había pasado con su esposa. Si, todavía era su esposa.
Con pesar noto que la chica no estaba, ni siquiera se tomo la molestia de buscarla por el cuarto; él bien sabia que no la encontraría y que lo que había pasado durante la noche, tal vez fue la forma que tuvo ella de despedirse, de decirle que ese cuerpo ya no seria suyo, pero se lo entregaría una noche mas... solo una noche... la ultima noche.
-"Desearía que lo que me dijiste ayer fuese verdad, no simples y frívolas palabras..."-susurro con pesar mientras el sueño huía de su cuerpo, con miedo de la extraña furia que estaba volviendo a emanar del ambarino. –"Te desconozco Sakura, simplemente te desconozco..."-se levanto de la serie de mullidos cojines que soportaban su cuerpo y se metió en el baño. Mirando su reflejo con tanta furia, frunció el ceño y soltó un golpe con el puño cerrado sobre el lavabo, repitió ese movimiento atormentador hasta que su mano tenia serias marcas de daño. Su rostro se contraía una y otra vez hasta que no supo como contener todo su dolor y soltó un certero golpe que hizo que le sangraran los nudillos, dejando correr ese liquido carmesí por el azulejo blanco del piso.
Sus manos ensangrentadas no sentían ningún tipo de dolor físico, era un ardor en medio del pecho que solo marcaba su derrota como hombre, como esposo y como persona. Un ardor tan grande que lo consumía, lo lastimaba tan severamente que rasgaba sus entrañas y las retorcía para matarlo, pero deteniéndose a la mitad de su ataque para dejar que la agonía lo consumiera, llevándolo a un hoyo sin fondo, donde sin duda, el corazón de Syaoran había sido preso. Sin importarle nada se tomo la cabeza entre las manos y escondió su rostro; con vergüenza, con odio a si mismo, porque a pesar de todo no podía sentir ningún tipo de odio hacia ella, ningún mal sentimiento... era capaz de perdonarle todo... el amor todo lo perdona. Pero el hecho de perdonar no significa que olvide, dejando esas heridas abiertas... abiertas y pendientes de cualquier tipo de duda, haciéndolas sangrar de nuevo.
Era como tener una bomba de tiempo atada al cuerpo, con ese fatídico cronometro que pronto estaría en el 00:00, la hora en que haría explosión dejándolo sin razones de vivir, sin nada por que levantarse por las mañanas, sin nada que lo hiciera sonreír en una tarde triste... sin ella... sin nada... nada...
Restregó su cara con sus manos, como intentando arrancarse la piel, esa maldita piel que rogaba día y noche por los besos de ella, que se dejaba dominar por su tacto, por sus atenciones... por ella. Alejo sus palmas para después acercarlas de nuevo, percibiendo ese dulce aroma impregnado en sus manos, en su cuerpo... ¡EN TODO SU MALDITO CUERPO!.
¡Ya no sabia que hacer!. Su corazón latía a mil por hora, como el del estúpido colegial que se enamoro de Sakura al verla, recordándole con su movimiento acelerado el motivo por el cual palpitaba, como un perrito faldero que movía la cola a su amo al verlo salir con la pelota para jugar. ¡Eso era lo que le estaba haciendo!. Jugando con sus sentimientos, manejando su amor como la pelota por la cual él saldría corriendo sin dudarlo. Abandonándolo al final, con el amor entre las manos y con el alma destrozada. Recordando noche a noche ese fantasma que fue su cariño, con ese recuerdo que jamás dejaría de atormentarlo, persiguiéndolo de por vida para que no la olvide... encadenándolo a ella sin mas que su estúpido corazón de por medio; ese corazón que estaba a punto de romperse en mil fragmentos, que a pesar de intentar reponerse siempre le faltaría un trozo y ese mismo lo haría romperse de nuevo. Convirtiéndose en un circulo vicioso en el que el único perdedor era él...
Pudo escuchar el noveno timbrazo de su teléfono móvil, así que lo contesto con fastidio, percibiendo ahora sí, el dolor de sus manos. No quiso prestar atención a lo que le decía Spike Spiegel, solo capturo unas cuantas palabras: 'esposa', 'fotos' y 'oficina'; las cuales le bastaron para entender que su Sakura madrugo para encontrarse con el otro, ese otro que poseía lo que a él le faltaba y por eso se convertía en la persona perfecta para ella, quien ya no seria mas una Li. Volvería a ser Sakura Kinomoto... ¿o quien sabe, tal vez adquiriera rápidamente otro apellido. Se reprimió mentalmente por ese pensamiento.
El agua fría de la regadera logro apaciguar un poco su furia, encerrándola detrás de una puerta de indiferencia y tristeza; en la que seria prisionera hasta el siguiente arranque y por lo visto se le vería muy pronto. Entrecerró los ojos al sentir el escozor en sus heridas, pero basto con apretar los dientes para soportarlo; cubriéndolas después con una gasa. Saco un traje negro, combinándolo con una corbata gris a rayas blancas y una camisa de blanco pulcro.
Abrió un poco su cortina y noto lo grisáceo del cielo, por lo que saco su gabardina, igual de negra que su traje, poniéndosela mientras atravesaba el pasillo, saliendo del palacete con un jugo de naranja y un par de tostadas con mantequilla en el estomago.
El frió viento le dio sobre el rostro, poniendo en su lugar su cabello castaño y propinándole una caricia poco alentadora, preparándolo para su destino, ese destino que él ya creía marcado, pero que ahora estaba siendo prisionero y obligado a ir por otro lado.
Recibió los acostumbrados saludos a atravesar la recepción de la empresa. Acomodó su maletín en el elevador; dándole un poco de orden a los papeles que contenían formulas empresariales valiosas, pero que parecían no tener efecto alguno sobre el problema de la franquicia del sur. Su caminar fue seguido por varias de las secretarias, que seguían sin creer lo bien que le podía quedar el negro a su jefe, dándole un aire de misterio, pero sobre todo de sensualidad. Además de que su cara poseía una mueca de tristeza y seriedad que solo lo hacia lucir mas apuesto. Todas soltaron un suspiro al recordar que estaba casado y lo peor era que 'felizmente casado'.
-"¿Cómo estas?"-le pregunto su mano derecha cuando atravesaba el umbral de su oficina.
-"Bien, un poco cansado solamente..."-se dirigió a la parte posterior de su escritorio, dejando su gabardina en el perchero. –"¿Cómo vamos?"-le dijo señalando el proyecto para recuperar el ingreso perdido.
-"No tan bien como yo quisiera, damos dos pasos al frente y retrocedemos uno..."-levanto sus gafas.
-"Pero al menos avanzamos un paso, eso nos da terreno."-sus secretarias entraron con los informes del día, las llamadas y los papeles para firmar; saliendo después de ofrecerles café. –"¿Cuánto tiempo podremos mantenerla así?"-
-"La perdida es inminente, si sigue sin poder dar una buena recolección, que por Dios, espero que sea antes de que este otoño escarche las uvas, podremos seguir manteniendo la nomina por un mes mas, si te arriesgas a hacerlo durante mas tiempo podrías perder una grandísima suma de dinero, que no volverías a ver..."-Syaoran examino las palabras de Eriol, no podía darse el lujo de poner en peligro mas empleos, pero tampoco podía dejar a seis mil personas en la calle.
-"Que todo siga así, en cuanto empiece la ultima recolección trataremos este tema, por el momento trata de que las demás franquicias aceleren la producción del vino para poder exportar lo antes posible y recuperar un poco del capital..."-Eriol se puso de pie.
-"Como digas, pero lo mejor será que las cincuenta hectáreas de la viña del sur sean buenas..."-
-"Esperemos..."-el oji-azul salió de la oficina para darle paso al investigador privado mas extraño del mundo.
Sus malas fotos le dieron un sabor de boca amargo, incluso sintió que la furia rompía la puerta de su celda y salía para volver a estallar cosas con los puños. No dejo que el mal humor incomodara al estrafalario chico, pero le aconsejo tener un poco mas de pulso a la hora de enfocar la lente. ¡Y pensaba que él era malo!.
-"Le prometo que lo intentare, pero no es fácil seguir a su esposa, y mucho menos tomarle una foto... ¡se mueve demasiado!"-el castaño giro los ojos con paciencia, intentando no darse un tiro en ese mismo momento.
-"No se preocupe Sr. Spiegel, preferiría una especie de video, las fotos no son su fuerte..."-el aire huyo de sus pulmones al ver a Sakura en el umbral de la puerta. Con un hermoso vestido café, el mismo vestido que aparecía en las fotos que guardo en menos de dos segundos en su gaveta.
-"Hola amor, disculpa si te interrumpo pero veníamos pasando y Tomoyo quiso venir a ver a su esposo..."-Sakura se quedo callada al ver un par de miradas sobre ella. Ambas con los ojos desorbitados y la boca entreabierta. –"¿Estas muy ocupado?"-miro al hombre de la cabellera negrusca.
-"Eh..."-el aire no entraba a sus pulmones, por lo consiguiente, su cerebro estaba a punto de colapsarse y morir ahí mismo. –"Eh... no..."-no podía articular alguna palabra que no fuera un monosílabo.
-"¿Estas bien cariño?"-dejo su bolsa en el sofá al lado de la puerta y se acerco al escritorio.
-"B-bue... bueno Sr. Li, creo que lo mejor es que lo vea mañana..."-vocifero el 'investigador secreto' como su vía de escape y salió con pasos extremadamente largos, como si le urgiera desaparecer de la escena.
Sakura se quedo con la ceja levantada mientras su mirada seguía la estrafalaria figura a través de la puerta de cristal de la oficina del Presidente ejecutivo y dueño de los Viñedos Li: Su esposo.
-"No quisiera preguntarte mi vida pero... ¿quién era ese joven?"-Syaoran se mantenía tieso como una tabla, con la mirada fija en Sakura y sin poder respirar debidamente. ¡Habrá escuchado algo!...
Sintió un extraño miedo cuando la vio acercarse mas, pasar una mano delante de sus ojos y posarla en su frente para comprobar su temperatura.
-"¿Desayunaste algo Syaoran?. Te veo pálido¿me estas escuchando?"-lo sacudió un poco para hacer que el castaño soltara un gran respiro y la mirara aun sorprendido.
-"E-eh..."-se agarro la garganta oprimiéndola un poco para mejorar su voz. –"Desayune algo antes de salir del palacete..."-
-"¿Cómo que 'algo'¿No habrán sido tostadas y jugo?"-el castaño asintió y recibió una mirada de desaprobación. –"Sino quieres salir, te traeré comida. Solo dame unos diez minutos..."-el ambarino no podía reaccionar de la manera correcta por lo que no pudo protestar.
Sakura atravesó la oficina, tomo su bolsa y salió del lugar.
¿QUÉ ESTABA PASANDO?...
Primero las desapariciones. Después esas mentiras que cada vez dolían mas. Le siguieron el olor a hombre en su ropa y la forma en que lo ignoraba. ¡Pero todo cambió de repente!. Hacen el amor como hace mucho no lo hacían, mientras ella le decía que lo amaba a diestra y siniestra. ¡Pero no, no acaba ahí la cosa!. Se levanta la mañana siguiente y ya no esta... ¡Esto es el colmo, su investigador le dice que se paso la mañana en un joyería caminando abrazada un tipo. ¿ERA ACASO UNA BROMA!. ¡Prefería que lo ignorara a que le mintiera de esa forma, jugando con su corazón y llenando su imagen de hipocresía que para nada iba con ella!.
Syaoran dejo caer la cabeza intentando que todo se acomodara allá dentro. Pero para eso faltaban unos cuantos golpes bastantes fuertes y en contra de la pared; bueno... podría intentarlo.
Los golpes que escucho no fueron precisamente de su cabeza en contra de una pared, sino de su puerta.
-"Pase..."-paso la mano por sus cabellos hasta que levanto la mirada.
-"Hola Syaoran ¿cómo estas?"-al no ver respuesta al hombre saco un par de folios de su maletín y se los ofreció. –"Son los papeles del divor..."-
-"Siento la tardanza cariño, había mucha gente..."-la quijada de Syaoran casi se da en contra del escritorio al ver a Sakura con esa cara sonriente; con las mejillas sonrojadas y el abrigo sin abotonar. –"Te traje un muffin de postre..."-dejo de hablar al notar que los dos hombres en la oficina se habían quedado pasmados. Eso ya había pasado antes... –"Hola Matthew... ¿cómo estas?"-el joven abogado volvió a guardar los papeles en su portafolios y miro a Syaoran interrogativo.
-"Muy bien Sakura ¿y tu?..."-la castaña le sonrió.
-"Helándome porque este señor no desayuna bien. Mira que traer pan y un vaso de jugo en el estomago..."-Matthew Morgan no entendía muy bien lo que estaba pasando. Se suponía que esa pareja se iba a divorciar; pero él juraría ver a Sakura como siempre...
-"Tu mejor que nadie sabes que prefiere morirse de hambre a dejar de trabajar..."-la castaña soltó una risa.
-"Lo sé, por eso le traje de comer. ¿Deseas acompañarnos?"-Syaoran no podía dejar de parpadear, se paso la lengua por los labios resecos y dibujo una extraña mueca.
-"Eh. No, muchas gracias por tu ofrecimiento pero me espera un linda chica en mi oficina, tendremos una cita..."-le guiño el ojo a la oji-verde.
-"Siempre tan galante..."-el joven rubio le dedico una mirada al ambarino que simplemente se quedo viéndolo salir.
-"¿Siguen con problemas, verdad?"-Syaoran la vio sacar los platos de la bolsa que traía y ponerle un enorme muffin de chocolate enfrente.
-"¿P-por qué lo dices?"-cerro los ojos un par de segundos y respiro profundamente para mantener sus nervios donde debían y poder anteponerse a esa situación tan extraña que estaba viviendo.
-"Hace mucho que no veía a Matthew por aquí... ¿has decidido cerrar la franquicia?"-¡Ah!... ¡Al menos no sospechaba que su abogado le traía los papeles del divorcio listos para firmar!.
-"No. Matthew solo pasó a saludarme..."-Sakura asintió y le ofreció un vaso con tapa. El ambarino extendió la mano derecha olvidando por completo la gasa que cubría sus nudillos dejando que la mirada de Sakura se consumiera en una sombra de preocupación y angustia.
-"¿Qué te paso?"-dejó de lado el vaso y atrapo con amabas manos la de su esposo. –"¿Cómo te lo hiciste?"-Syaoran le mantuvo la mirada a la oji-verde sin saber que contestarle realmente.
-"No tiene importancia..."-alejo su mano de Sakura y le dio un sorbo al jugo de naranja que había destapado hace solo un par de segundos.
-"¡Claro que tiene importancia!"-giro por el escritorio y aprisionó las dos manos de ambarino notando que había gasas en ambas. Hubo silencio. Solo sus miradas, la de ella desorbitada por no encontrar coherencia a las heridas de su marido y la de él reacia a contestar, pero con ese sentimiento atravesado a la mitad de ambos corazones; con las palabras en la punta de la lengua pero con la boca mas cerrada que una caja fuerte. No se movieron ni un milímetro, mantenían sus respiraciones calmadas e intentando leer los pensamientos del otro, los sentimientos y sus emociones; intentando que sus corazones latan al mismo tiempo para poder ser un solo individuo y eliminar las dudas...
-"¡Sakura...!"-Tomoyo entro en la oficina llamando la atención de la pareja. –"¡Debemos irnos, se me ha hecho tarde y tengo cita con el medico!"-sin importarle gran cosa lo que estaba sucediendo, tomo la mano de Sakura y la obligo a salir de la oficina, sin saber que recibía un agradecimiento mental por parte de Syaoran. No quería decirle a su esposa que se dejo llevar por la furia y casi rompe el lavabo de su baño. No quería admitir su dolor y lo que era peor, puesto que lo hacia inconscientemente... no quería decirle que sabia de su infidelidad porque prefería tenerla cerca unos días mas antes de que toda su fantasía de cristal se destruyera con un soplido del viento.
-"¡Ah...!"-dejo salir un suspiro de alivio y se sumergió en la bendita comodidad del respaldo de su silla, necesitando un poco de glucosa en la sangre devoro el muffin que tenia enfrente y volvió a suspirar para poder tranquilizarse.
-.-.-.-.-.-.-.-
-"¿Por qué hiciste eso Tomoyo?"-
-"¿Hacer qué?"-la amatista reposaba ambas manos alrededor de su barriga, veinticuatro semanas de gestación y el pequeño niño o niña crecía sanamente.
-"¡Sacarme así de la oficina, estaba hablando con Syaoran!"-había molestia en su voz.
-"¿De qué estabas hablando?. No me digas que le estabas diciendo lo que haces todas las mañanas. Por fin vas a terminar con esta incansable locura que tiene a mas de uno enojado. Mira que Meiling no me creyó lo que le dije, estoy harta... ¿por qué tanto misterio?. Debería hablar con él y punto, si quieren que las cosas se hagan bien no deben hacerlo a escondidas..."-escucharon el bip del elevador y avanzaron por la recepción en silencio.
-"N-no era eso a lo que me refería..."-musitó después.
-"Lo sé y lo siento, sé que no debí haberte hablado así, los quiero a los dos y los cubro pero esto esta fuera de control..."-
-"Voy a hablar con Syaoran esta noche para que él hable mañana..."-
-"Espero que todo salga bien..."-
-"Yo también lo espero"-apretó un botón en su llavero y las luces del auto se encendieron. –"Vamos Tomoyo, tengo algunas cosas que contarte..."-
-"¿Cosas?"-entraron al auto.
-"Cosas..."-le sonrió a su hermana y encendió el auto mientras le enseñaba una delgada pulsera que caía de su mano derecha.
-.-.-.-.-
-"Tierra llamando a Syaoran..."-le dijo el oji-azul a su jefe mientras le mostraba por tercera vez la nómina del mes.
-"¿Qué decías?"-
-"Nada. Ahora qué te pasa"-dejo de lado los papeles y se dedico a escuchar atentamente.
-"Excepto que estoy mas confundido que nunca antes, no ha pasado nada..."-sus codos descansaron en el escritorio y sus dedos corrieron entre su cabellera chocolateada.
-"Sakura..."-
-"¿Quién mas?. Me ha traído el desayuno, hemos pasado la noche juntos y hasta se preocupa por mi salud siendo que paso la mañana con él..."-la ultima palabra salió como un escupitajo de su boca.
-"¿Y?"-susurro de la manera mas natural.
-"¿Cómo que 'y'?. Me tiene en el borde del abismo y cuando pensé que ya me iba a tirar de repente me hace retroceder unos pasos... ¡Me tiene loco!"-sus dedos se clavaron en su cabeza, como dagas sin filo pero que ocasionaron mas dolor. –"¡Ya no se que hacer!"-
-"Yo diría que estas exagerando un poco"-Syaoran seguía sin mostrar la cara, si hubiera visto a Eriol talvez habría notado ese extraño gesto que solo él podía reconocer o descifrar. –"Pero aun así no has hablado con ella ¿o si?"-
-"Lo haré esta noche, Matthew ya me trajo las cláusulas del divorcio..."-Eriol abrió los ojos mas de lo normal.
-"¿Divorcio?"-
-"Si... ¿qué mas puedo hacer?. Solo darle su libertad y desearle suerte."-
-"P-pero..."-no podía pronunciar palabra.
-"No hay peros, ya lo decidí y así se hará, solo falta el trato con el abogado de Sakura y todo estará listo para firmar..."-
-"Escucha lo que te digo Syaoran... ¡Te-estas-precipitando!"-
-"Yo no lo creo así, prefiero que todo se arregle rápido, no puedo resistir mas tiempo en esta incertidumbre y con todo lo que me dice Spike no creo que me quede ninguna duda..."-
-"¡Ah...!. Cuando algo se te mete a la cabeza no hay quien te lo saque, es mejor que te alistes y duermas a la perfección esta noche. Mañana vendrá el contador de la franquicia y nos presentara cuentas y demás declaraciones fiscales; un arduo día de trabajo nos espera..."-
-"No lo sabia, pero de todas formas todavía no puedo irme. Tengo que llamar a Matthew para que me traiga los papeles mañana a primera hora y me han reportado algunas complicaciones menores con el negocio de Hong Kong así que estaré al teléfono durante algún tiempo..."-
-"Te deseo suerte, por lo que me contó Meiling no son muy razonables..."-
-"Razonables si son, pero son muy testarudos..."-
-"Je. No quiero citar las 'agradables' palabras que utilizo tu prima para nombrarlos así que mejor me voy..."-
-"Si, saludas a Tomoyo de mi parte, la vi hace un rato pero no tuve oportunidad de hacerlo."-
-"Dalo por hecho, que pases buena noche; yo me llevare la nómina a casa y mañana traeré el análisis listo para compararlo con el que nos traigan..."-
-"Esta bien..."-Eriol salió de la oficina con una sonrisa en el rostro.
-"Te estas precipitando Syaoran..."-susurro sin ser escuchado mientras agitaba el fólder en su mano izquierda.
-.-.-.-.-
La tarde nublada empezó a convertirse en una noche helada, poco a poco se sentía el frió colarse entre la ropa y llegar a la piel para poder estremecerla, como una caricia llena de rencor que hacia palidecer a quien la recibía.
-"Buenas noches Tommy..."-susurro la castaña cuando dejaba en la puerta de su casa a su hermana. Después de su ultrasonido y unas cuantas recomendaciones se la pasaron platicando en el balcón del café, donde disfrutaron de un delicioso chocolate caliente acompañado de esos deliciosos malvaviscos rosáceos y unos panecillos de zarzamoras recién hechos.
-"Que duermas bien y no olvides lo que te dije..."-atravesó la puerta de su casa, dejando a la oji-verde en el auto, pensando...
-"No lo haré..."-encendió el auto y recorrió las abandonadas calles de la ciudad por unos momentos, sin saber en realidad a donde iba, simplemente intentaba distraer su mente para poder confesarle todo lo que estaba pasando a su esposo. Poder sincerarse y recibir una disculpa. Pero con lo que tenia que decirle tal vez recibiera otra cosa.
Su mirada se cautivaba por el bellísimo diseño de los locales, con esa antigüedad tan divinamente preservada que nos rebotaba a la época colonial, los grandes vestidos y los sombreros de copa. Cada detalle estaba cuidado, las ventanas con ese marco dorado con grabados, las macetas que contenían alguna que otra planta o flor que descansaba para poder recibir el nuevo día con alegría.
Dio un largo suspiro. ¡Que noche le esperaba, pero al mal paso darle prisa, así que dejo de fantasear con el amor principesco y volvió a recorrer la vereda de regreso al palacete. La naturaleza ya se había rendido al invierno, los árboles parecían marchitos con su bella alfombra anaranjada que incluso nos incitaba a recostarnos un rato en ella y jugar como niños entre las hojas para después salir corriendo del lugar y esconderse detrás de alguna estatua¡claro!; para evitar el regaño de algún adulto.
Como de costumbre el camino estaba casi abandonado, vio pasar un par de autos, pero nada mas. Por eso le gustaba vivir ahí, con esa calma que se respiraba; el sonido de los cantores grillos y las luciérnagas que correteaban una detrás de otra, regalando un espectáculo de lucecillas que cautivaban a acariciarlas, como finas plumas que escapan de nuestras manos.
Pasó por el palacete de su Padre, vio un par de luces encendidas; desde que Syaoran había decidido jubilarlo, éste se la pasaba a caballo todo el día, inspeccionando los viñedos a pesar de no trabajar lo hacia por placer propio, el saborear una uva recién cortada siempre había sido el máximo placer para Fujitaka Kinomoto, quien poco a poco mostraba su edad con esas canas que se posaban en su castaña cabellera. Vio la luz de la puerta encendida, tal vez saldría con su Madre para apreciar el cielo que poco a poco se privaba de las nubes y dejaba ver la luna.
La barda de su hogar ya empezaba a divisarse; como una fortaleza que pronto seria atacada por el ejercito enemigo. Sonrió por su imaginación tan infantil y casi le dan ganas de traer su cámara al ver la luna detrás de la ala derecha del palacete, como escondiéndose de su visión para incitarla a buscarla. Volvió a suspirar, sin mucha convicción apago el motor cuando ya se hallaba estacionada; no vio el auto de su esposo por lo que camino un poco mas tranquila.
-"Buenas noches Sra. Sakura..."-le saludo la empleada cuando le ayudaba a quitarse el abrigo y lo colgaba en el armario.
-"Buenas noches..."-
-"¿Esperara al Sr. Para cenar?"-
-"Supongo que si¿llamó?"-caminaron juntas.
-"Si, dijo que se retrasaría un poco."-llegaron a la escalera.
-"Solo me lavaré un poco y enseguida bajo..."-
-"Esta bien Sra. con su permiso..."-Sakura subió los escalones, lenta y calmadamente. Con cansancio, no había dormido bien últimamente y eso de levantarse mas temprano de lo normal había ocasionado que una sombra negruzca se posicionara debajo de sus ojos, que bien era disimulada por su maquillaje, pero que no dejaba de indicar su fatiga.
Giro la perilla de su habitación, sintiendo la calidez que emanaba la chimenea del lugar, se notaba que no la habían encendido hace mucho por lo que no la apago, entro al baño y se refresco un poco para después dejarse caer en la cama sin siquiera encender la luz; con el bello brillo de las llamas bastaba para ella. Lo reconfortante de su lecho, acompañado del suave compás al que se movían las sombras de su habitación, la arrullaron rápidamente por lo que pudo dormir un poco.
-.-.-.-.
-"Gracias Wei..."-susurro el castaño cuando el mas fiel de sus sirvientes le ayudaba con el portafolios y colgaba su gabardina en el armario, a lado del abrigo café de su esposa.
-"Pediré que llamen a la Sra."-
-"No te preocupes yo subiré..."-el anciano sonrió y continuo su camino hasta llegar a la cocina.
Syaoran avanzo con un extraño peso en los hombros, pero el timbre del teléfono lo hizo detenerse en la mesilla del salón. Le indico con la cabeza a la mucama que él contestaría, pero cuando levanto el auricular alguien mas ya lo había contestado. Sakura...
-"¿Te gustó?"-Syaoran entrecerró a mirada con odio, era la voz de un hombre... con un timbre que se le hacia conocido pero que la furia impidió que lo reconociera con certeza.
-"¡Me encanto¡muchas gracias...!"-la voz de Sakura se oía adormilada pero jovial.
-"Que bueno..."-hubo un momento de silencio en el que Syaoran quiso interrumpir la llamada, pero no. Se mantuvo callado y sin respirar en el auricular, con un vil espía para que no lo descubrieran. ¡Cuan bajo había caído!. –"¿Ya hablaste con él?"-el castaño apretó su mano, enterrándose las uñas con saña.
-"No, pero lo haré después de la cena..."-
-"¿Sospecha algo?"-
-"No lo creo..."-respondió de manera automática. –"Ya lo hubiera mencionado, además pase todo el día con él así que no creo que note algún cambio. Tomoyo me dijo que Meiling ya lo sabe..."-el hombre dio un suspiro. Syaoran sintió como las uñas atravesaban su piel. Si seguía así las gasas ya no bastarían para cubrir sus heridas.
-"No entiendo como se entero, pero de todas formas ya esta todo listo, en cuanto hables con tu esposo lo anunciaremos..."-
-"Es lo mejor, no creo que le cause mucha risa, pero ya veras que lo acepta."-Syaoran desconoció a la persona que hablaba. ¡Esa no podía ser Sakura, pero ya entendía que había pasado el día con él para endulzarle el trago amargo, sin saber que lo haba vuelto aun mas amargo.
-"Bueno pequeña que pases buena noche y te deseo suerte..."-
-"Muchas gracias, pero ya veras que con todo lo que tengo que decirle algo bueno sale..."-
-"Esperemos que si, no quiero tener que asistir a un funeral o a dos¿quién sabe?; puede que yo sea protagonista en uno..."-Syaoran apretó los dientes al escuchar la risa de Sakura.
-"No digas eso..."-
-"Mil gracias por hacer todo esto..."-
-"No entiendo que es lo que me agradeces, ya me has recompensado todo el tiempo que pasamos juntos..."-¡No podría contener tanta furia, dejo caer el teléfono haciendo el mínimo ruido y caminó casi escondiéndose en el baño del salón; como un ratoncillo asustado que no sabia para donde ir, comer el queso envenenado que se mostraba enfrente de si o huir de las mandíbulas del gato que sin duda lo destrozarían. El agua fría en su nuca lo tranquilizo un poco, se deshizo de las huellas de sangre que habían dejado sus uñas en la mano izquierda y salió del cuarto de baño justo cuando Sakura acababa de bajar las escaleras, con ese halo dorado a su alrededor, con ese brillo en su piel y esa sonrisa que lo hizo desviar la mirada.
-"Hola cariño..."-se acerco a él, lo detuvo con su mano y lo hizo dar la vuelta. –"¿Me estas evitando?"-le sonrió cautivadoramente y cerro los ojos mientras acercaba sus labios a los del castaño. Puso sus manos en el cuello del chico y espero que Syaoran la abrazara para saludarla, pero no obtuvo nada.
Syaoran se quedo mirándola, con los ojos entrecerrados. Sintiendo la respiración cálida de la chica, con su preciosa mirada esmeralda escondida detrás de sus párpados. Con la boca entreabierta, rosada y con un poco de lápiz labial, de seguro ese que sabe a fresa. Se vio tentado a abrazarla, besarla con pasión y olvidarse de todo para volverla a tener entre sus brazos esa noche. Pero no, bajo la cabeza de Sakura y le dio un beso en la frente, seco, vacío. Como si en verdad no quisiera besarla, incluso la oji-verde lo sintió frío, distante... indiferente.
-"Cenemos..."-susurro Syaoran mientras caminaba, adelantándose al comedor, dejando a Sakura algo aturdida pero después lo siguió.
-"Gracias..."-le sonrió al amable mayordomo que ya contaba con canas en su cabellera café.
-"Que tengan buen provecho..."-susurro el hombre cuando ya salía del comedor con el tazón de la sopa entre sus manos.
Observo con desdeñes su plato, sin quererlo comer realmente, pero con ganas de hundir la cabeza en él. Seria un nuevo estilo para su cabello, ya podía ver los salones de belleza con platos humeantes de sopa y con sus clientes con la cabeza dentro. Rió para sus adentros para voltear a ver a Sakura quien comía lentamente; parecía que tenia un peso sobre los hombros porque no levantaba la cabeza. Dejo de mirarla, debía mantener la calma ante todo. No podía dejar que ese horrible ogro en el que se estaba convirtiendo saliera esa noche. Debía mostrarse comprensivo, tal vez conformista; pero sobre todo amable, amistoso y caballeroso... jamás se encolerizaría tanto. Al menos no frente a ella; ese ser tan frágil que de un solo abrazo podría partirse en dos.
-"S-Syaoran..."-hablo la joven para sacarlo de sus pensamientos.
-"¿Qué pasa?"-levanto la vista para ver ese par de ojos verdes, tan bellos, tan perfectos... tan suyos...
-"Eh... bueno, eh... quisiera hablar contigo..."-su boca adquirió un sabor amargo tan intenso, que rápidamente su cuerpo se vio paralizado ante lo nauseabundo que se sentía. Le dieron ganas de escupir el bocado, pero lo tragó, frunciendo el rostro.
-"¿De qué?"-¡Que pregunta tan estúpida!. Él sabia perfectamente de que quería hablar, pero no... necesitaba pensar, necesitaba saber que todo eso era cierto. Se vio tentado a pellizcarse para despertar, pero no lo hizo. Mantuvo la mirada fija en la castaña quien se acariciaba el brazo nerviosa.
-"E-este... humm... No, de nada; otro día... no es tan importante..."-le regalo una sonrisa y continuo comiendo ese sopa que se enfriaba.
¿CÓMO QUE NO ERA TAN IMPORTANTE?.
¡ERA LO MAS IMPORTANTE EN SU VIDA!.
Casi deja caer la cuchara al sentirse bien; se sorprendió así mismo al notar que estaba feliz... feliz de que ella no quisiera hablar esa noche y que dormiría por ultima vez en el mismo lecho; ya no decir que juntos porque estaban tan distanciados como la noche del día.
-"Esta bien..."-Sakura agradeció a los cielos que entrara Wei con el plato fuerte. No quería seguir en ese ambiente tan hostil que se había creado. Esperaron en silencio a que la cena terminara. Incluso se dio el lujo de contar las campanadas del reloj cuando ya se conducían a la habitación.
-'Siete, ocho...'-contaba mentalmente –'nueve, diez y once...'-el reloj del péndulo dorado les regalo una delicada melodía. Inclusive nostálgica si la escuchas atentamente, pero en esos momentos solo les dio una atmósfera mas triste, al menos a él. Al hombre que libraba una batalla interna, su corazón y su mente le pedían a gritos cosas distintas. Agarro fuerza de flaqueza y silenció todos esos quejidos que solo él podía escuchar; si continuaba así se volvería paranoico; encendió la luz de las escaleras y empezó a subirlas; detrás de Sakura, sintiéndose mareado al seguir con la vista el movimiento de su cabello... derecha, izquierda. Con esas puntas mas claras que su demás cabello, otorgándole aun mas belleza de la que ya poseía.
Parpadeo al notar que la oji-verde se detenía y encendía la luz del pasillo, recorriendo con la vista las múltiples puertas que se mostraban en la travesía; la ultima y penúltima puerta eran las habitaciones que ocupaban Eriol y Meiling, pero después de la boda cada uno decidió buscar otro hogar, Eriol se fue a la ciudad, viviendo con Tomoyo hasta la boda que se celebro casi un año después. Meiling también adquirió un lugar propio, un confortable y acogedor departamento al final de la comarca. Con vista al lago que servia para regar todos los viñedos, con hermosísimos atardeceres.
Sin querer ya estaban frente a su habitación, Syaoran giro la perilla de la puerta notando la calidez del lugar gracias a las llamas de la chimenea. Pero en vez de confortarlo casi lo asfixia, haciendo que se aflojara la corbata para después quitársela.
-"La apagare..."-susurro cuando tomaba el asa y sacaba los leños de las brazas. Dejo que su vista se entretuviera en el hollín; negro y perfecto. No había ni una sola impureza, un fino polvo que bien podría llevarse el viento, pero que no se destruía; así debería ser su vida. Arrullada por el viento pero que no dejaba que nada lo corrompiera.
Despertó de su ensoñación y de las metáforas sobre el pobre hollín y posó la mirada en ella. Ella, que ya estaba vestida con un camisón blanco, de tirantes anchos y de coquetón encaje. Le llegaba debajo de las rodillas; a pesar de ser bastante holgado enmarcaba su cuerpo a la perfección, lo que lo obligo a desviar la mirada antes de recorrerla por completo.
Bien, no tenia exactamente un mapa para decirle que hacer, pero decidió dormir en ropa interior; se deshizo de la camisa, los pantalones y los calcetines sin perder un solo movimiento del delicado cuerpo que se cepillaba el cabello sentada en el taburete. Pasando de vez en vez sus dedos, sustituyendo al peine y embriagando al joven dentro de una dosis de licor irreconocible; esa que nunca antes había deseado tanto, pero que no le dejaban abrir. Su corazón empezó a acelerarse; en términos médicos una asegurada taquicardia; se quedo sin aliento al verla acercarse al lecho, donde permanecía sentado, iluminado vagamente por el resplandor de su lámpara nocturna.
Su cara fresca y recién lavada mostraba una extraña sombra, un halo de tristeza se podía percibir, pero todo disimulado por su eterna sonrisa.
-"¿Esta bien así ó pido otro edredón?"-¿Por qué le hacia esa pregunta¡Que no se daba cuenta que estaba sudando!. Por una sola noche estaba a punto de vivir sus demás días en las llamas del infierno. No era precisamente un cambio justo, pero sin duda bien merecido. ¡Claro que lo valía...!
-"Solo si tu lo deseas..."-empezó a fantasear, pensando una y otra vez que el podía hacer sus deseos realidad, bajarle las estrellas, quitarle su fiel compañera al astro matutino y entregársela a ella. Pero al parecer ya nada de eso era posible. No podía negarle el avance físico; si alguno supiera lo que su corazón decía, si tan solo una persona comprendiera lo que es amar con fervor, locura, ardor, miedo, pasión, entrega... pero claro, todo esto tiene un costo y éste era saldado por el dolor, ese dolor que estaba experimentando. Una fuerte presión en el pecho, justo sobre su corazón, indicándole la derrota en esa batalla.
Sakura se metió debajo de las sabanas después de haber acomodado el segundo edredón, sintiendo confort en todo su cuerpo, estaba demasiado cansada para pensar otra cosa. 'Mañana será otro día...' pensó para cerrar los ojos, dando un suspiro y durmiendo profundamente.
Syaoran siguió sus movimientos en silencio, dejo de verla unos momentos para hundir la cabeza en el lavabo que era el causante de sus heridas¡Gracias al cielo que Sakura ya no había preguntado nada!. El agua helada martirizo un poco su calor, pero solo logro que el liquido en su rostro empezara a ser insoportable, así que abandono su pose y dejo que el agua le escurriera por el cuerpo. Repitió un par de veces ese movimiento de mete-saca, hasta que su cabello y la mayoría de su torso estaban mojados. Eso bajo su temperatura, dejándolo un poco mas tranquilo, pero cuando retiro las gasas de sus manos noto que temblaban. ¡NO PODÍA CREERLO!. Sus manos no tenían control, sus dedos se habían convertido en gelatina, no intento controlarlas, simplemente elimino la idea de quitarse las gasas. Noto que sus rodillas se mostraban débiles, querían flaquear y dejarlo en el piso; pero se repuso con dolor, caminando tambaleante. Lo que estaba experimentando era peor que consumir todas las reservas de licor que había en su sótano. Bastaba con decir que quinientas ochenta y ocho botellas eran mucho alcohol.
Trastabillo al llegar a la alfombra, al parecer sus pies no querían responderle de la manera correcta, y uno se había detenido a pedirle permiso al otro por lo que su cuerpo estuvo de rodillas un tiempo. Comprobó que Sakura no hubiera escuchado el impacto, observo su respiración tranquila y su rostro relajado. Dio un suspiro silencioso, como un grito sordo donde solo él pudo escuchar sus suplicas, maldecía una y otra vez su nombre.
¡MALDITO SEAS SYAORAN!. Era un hombre débil, sin coraje. Si al menos tuviera agallas le hubiera dicho que ya no quería verla, que ya no podía seguir viviendo en una mentira. ¡QUE YA NO PODÍA VIVIR A SU LADO!
Pero no, le había llenado de dicha el saber que podría pasar una noche mas juntos. ¡Se daba lastima!. Como un herido de guerra que se levanta de entre la muerte, así se levanto... pero sin dejar de apretar los dientes y los puños con rabia, con ardor... con impotencia.
Su cuerpo no dejaba de temblar, tanto miedo y tanta furia hacían una mala combinación. Por fin pudo notar el frió de esa noche, su piel casi ruega por que se meta debajo de las sabanas, pero permaneció unos momentos sentado, con la cabeza entre las manos, con el dolor en el pecho... con un corazón roto... sin vida... sin ella...
Encontró calor al meterse a la cama, ese delicioso calor que ella despide. Pudo sentir su piel estremecerse cuando ella busco sus brazos, cuando se arrincono sobre su pecho y deposito su suave rostro sobre su torso. ¡Genial, ahora no podría dormir!.
¡Mentía como un vil rufián. Sabia que no había nada mas reconfortante que ella en sus brazos, que ella en su piel... que ella!.
Cruzo los brazos detrás de la nuca, topando con su almohada y soportando su cabeza. Estiro el brazo derecho y apago la lámpara. Sintió que sus ilusiones se apagaron también, pero qué mas daba... ¿quién sabe?... tal vez eso seria lo mejor para ambos. La mejor solución –aunque irónica- un corazón roto.
¿Quién puede extrañarse de que no pudiera dormir?. Al menos él no. Cerro los ojos, pero los volvía a abrir, aunque la diferencia distanciaba de ser notable. Oscuridad y mas oscuridad. ¿Cómo rayos podría saber si estaba despierto o no?. Estaba atravesando la brecha en la que el cansancio es tanto que ni siquiera se puede dormir. De nuevo un comentario sarcástico pero bien cierto. Tal vez si estaba durmiendo, y soñaba con oscuridad. Pero al parecer dejo de lado toda esta extraña suposición cuando sintió algo que lo movía. ¡Entonces sí había dormido!.
-"Señor Li..."-a decir verdad no quería abrir los ojos, pero la voz insistía. –"Señor Li..."-repitió.
-"Humm..."-salió de su boca como diciendo 'Ya te escuche...'
-"La Sra. Sakura me ha mandado a despertarlo, dice que necesita hablar con usted"-Syaoran entreabrió los ojos, pero no miro a la empleada. Sabia que ya había amanecido, que el peor día de su vida acababa de empezar y sinceramente no tenia poder para afrontarlo. '¡No ahora, no hoy!'-gritaba su interior, pero aun así tomo fuerza de flaqueza y le contesto a la joven que enseguida bajaría.
Mantenía los ojos fijos en algún punto, con la mente totalmente en blanco, sufriendo de un momento de ensoñación; incluso un shock emocional. Con movimiento lentos se puso de pie, dejando de lado los edredones y caminando por la habitación.
Tenia los ojos con un sombra que los hacia parecer mas oscuros, ya habían dejado de ser de color ámbar. Ahora eran tan negros como la noche pasada. Sin mas que la monotonía, se vistió de negro, tan fúnebre que asustaba. Y con esa cara de muerto que en nada le favorecía. Se miro al espejo por ultima vez, refregándose la cara para poder despertar de esa pesadilla, viéndose tentando al cliché del pellizco, pero mejor se ahorraba dolor. Ya tenia mucho de que sufrir después.
De una manera un tanto cómica, su rostro cambió al atravesar el umbral de su habitación. Se mostró cordial con sus empleados y saludo afablemente a Wei, quien tenia mas cara de muerto que el mismo Syaoran. El fiel mayordomo le dio una mirada, esa típica mirada de tristeza y pesar. ¿Alguien había muerto de verdad?. Tal vez si, con tanto trabajo y tanto en la cabeza no podía descartar la idea de alguna muerte en su propia casa sin que él lo notara.
Siguió con su camino, era como si trajera una cara postiza, con todo y sonrisa incluida. Había descubierto la vena de actor que todos llevamos dentro y resulto que la suya no era tan mala. Podía decirse que no se notaba que su esposa estaba a punto de dejarlo. Al recordarlo su pared de hielo decayó unos momentos, pero después volvió a sonreír para llegar al salón y boquear como pez fuera de la pecera.
-"Buenos días..."-¿Por qué se molestaba en las cordialidades!.
-"Buenos días Sakura..."-se le notaba nerviosa, jugueteando con las manos. Pasando los dedos una y otra vez.
De nuevo ese silencio arrollador, tan ruidoso que pecaba en el significado de su nombre. Vio que Sakura intento abrir la boca para decir algo, pero sus mudas palabras fueron asesinadas por el timbre, ese bello sonido que tenia tres niveles de amplitud. Incluso era reconfortante escucharlo.
Una de las mucamas se apresuro a abrir la puerta, revelando una figura alta de hombros anchos y cabello grisáceo. Conocido por ambos, odiado por uno.
-"Yukito..."-salió de la boca abierta de la castaña para después morderse el labio inferior con saña. Estaba demasiado nerviosa para controlar sus emociones; soltó su labio cuando sintió la sangre brotar por la violencia de su mordida. El hombre agradeció a la joven que le había abierto la puerta y se encamino hacia la pareja.
Syaoran casi cuenta sus pasos. Segundos que se convirtieron en horas, horas tan eternas que asfixiaban el cuello del castaño. Apretándolo imaginariamente, ya que ese día había decido no portar corbata; solo su camisa blanca con los dos botones del principio sin aprisionar.
Sin darse cuenta ya había una mano extendida, un saludo tan cordial que se le hizo extremadamente hipócrita.
-"¿De que tenias que hablarme Sakura?"-inquirió por fin. Notó la mirada de preocupación que la oji-verde le propino al hombre de gafas y sintió arder en las llamas del averno. Otra vez.
-"Creo que mejor vamos a un lugar mas privado..."-¡Odiaba su voz!. Con ese tono grave y presuncioso, como si hubiera conquistado el mundo. Bien, no había conquistado exactamente el mundo, pero si se había llevado su vida, así que, creo que daba lo mismo.
-"Vamos al estudio..."-sugirió caminando lentamente, con Sakura delante de él y el hombre de gafas detrás. La necesidad de darse la vuelta y matarlo ahí mismo no dejo de rodar por su mente. Sakura ya no tendría con quien irse y de seguro se quedaría con él; tendrían un hijo y San Se acabo.
Llegaron a la parte del final, casi al lado del 'cuarto oscuro' de la oji-verde se mostraba imponente una puerta de roble, con el barniz como recién puesto, haciendo que sus rostros y una rara silueta de los tres se viera reflejada.
-'¿Por qué no hacemos un trío'-pensó el ambarino. –'Podríamos tener un par de hijos, ella feliz, tú feliz y yo feliz... ¿qué mas podemos pedir?'-
Vio como Sakura abría la puerta, la forma en que sus delicadas manos temblaban inconteniblemente, no faltaba mucho para verla envuelta en llanto.
-'¿Y ahora va a llorar?'-se cuestiono mientras caminaba con un diablillo sentado en su hombro izquierdo y un rasgado y casi deprimente angel en el derecho. Siendo el primero quien hablaba. –'No dejes que llore, es una hipócrita. Mátalo a él y luego a ella. Sino puede ser tuya que no sea de nadie...'-aconsejaba el muñequillo rojo mientras jugueteaba con su cola y amenazaba al angel con los puños. –'Hazme caso, tienes la colección de armas de tu Padre en el estudio... ¿podrías retarlo a un duelo?. Como los que se hacían antes... con guante blanco y todo...'-el hombrecillo con cuernos soltó una risotada al ver al pequeño ser alado desaparecer. Sin duda ya había perdido muchas batallas y no tenia ganas de pelear de nuevo.
Syaoran reacciono cuando ya estaba sentado detrás de su escritorio. Era muy temprano para consumir alcohol, pero para lo que venia necesitaba un buen trago de vodka.
-"¿Quieren tomar algo?"-¿POR QUÉ RAYOS CONTINUABA CON LAS CORDIALIDADES?. Será porque son frívolas y distantes, como intentando darle una vuelta mas al asunto.
-"No gracias..."-le contesto el hombre de gafas.
No es que él fuera guapo y mucho menos deseaba echarse flores, pero sinceramente tenia mejor reflejo que él. Su cabello castaño combinaba con sus ojos ámbares, siempre había tenido mucha atención por parte de las mujeres, además él tenia mas dinero...
-'Bien, ahora vas a presumir...'-apareció el angelillo en su hombro, mirándolo con tristeza. –'Puedes hacerle caso al otro y matarlo, mira que no te falta mucho para querer matarla a ella también...'-volvió a desaparecer. ¡LO ESTABAN VOLVIENDO LOCO!. No sabia desde cuando esos seres aparecían en sus hombros, pero no lo estaban ayudando mucho.
Su cuerpo abandono la tensión al verse influenciado por un vaso de vodka, esa bebida embriagante que le hizo girar la cabeza unos momentos por la rapidez en que la había consumido. Sakura se sentó en la sala que había en el extremo derecho de la habitación, justo enfrente de los libreros. El joven de cabello grisáceo se sentó a su lado, dejándolo a él de pie.
-"C-creo..."-los dos hombres posaron la vista en Sakura. –"Creo que lo mejor es dejar los rodeos..."-Syaoran casi se tira a llorar como niña pequeña al ver que su esposa no traía su anillo de matrimonio, al ver como una de las asquerosas manos de Yukito se posicionaba sobre la suya y la entrelazaba con cariño. Lo mejor seria ir por otro vaso de vodka... no, mejor la botella completa.
Yukito se mantenía callado, Sakura había insistido en decirle las cosas primero; sin duda la sorprendió muchísimo al llegar hace un rato. Pero lo mejor era darle apoyo para pasar ese trago tan ácido.
-"Syaoran..."-murmuro la oji-verde después de unos segundos. Mirándolo directamente a los ojos, con pena; pero la verdad siempre es lo mejor y mentirle durante tanto tiempo la tenia harta. –"L-lo que estoy intentando decirte..."-se quedo callada de nuevo, no pudo sostenerle la mirada y se dedico a ver la alfombra. Oriental y con colores muertos. Principalmente verde y anaranjado.
-"Mírame Sakura..."-le susurro sin importarle que 'ése' estuviera con ella. ¿Pero qué decía?. Estaba en su casa, con la que aun era su esposa y por mas que 'él' fuera a llevársela, tenia derecho a privacidad.
-'No dudes mas, mátalo... la escopeta favorita de tu Padre esta detrás de ti, esta cargado, solo quítale el seguro...'-ese demonio volaba tranquilamente por el lugar, después llego el angelillo y se lo llevo arrastrando de la cola, desapareciendo de escena.
-"Sino te importa..."-inquirió el ambarino, con un tono neutro por así decirlo. –"Preferiría hablar a solas con ella..."-Yukito le dio una mirada interrogativa, intentando ver a través de su mirada. Pero mejor no se aventuro, sabia que de poder, lo estaría torturando en ese momento. Dejo la mano de Sakura y salió del estudio con un simple 'Te estaré esperando afuera'.
Al verlo salir Sakura rompió en llanto, convirtiendo un sollozo en un grito casi desesperado.
-"Dímelo Sakura..."-murmuro lo mas tranquilo posible, tragándose el orgullo, la rabia y TODOS esos sentimientos que lo obligarían a tomar la escopeta y darse un tiro ahí mismo.
Podía haberle pedido perdón en esos momentos, sin siquiera ser él el culpable. Con solo ver su cara llena de lagrimas, sus ojos rojos y su semblante tan triste. Se giro para no verla, haciendo uso de su vena teatral, dibujo un semblante frió con un plumón sobre su ya, cara postiza.
-"Y-yo, y-yo estaba tan triste..."-murmuro la castaña, hablándole a la espalda del chico, aun sollozando. –"Y después él llego, me escucho, me ayudo en todo lo que necesitaba. Y me di cuenta que..."-dejo de hablar para soltar el llanto de nuevo. –"...q-que... q-que ya no te amaba..."-dejo salir de un solo soplido para después seguir con su llanto.
Syaoran ni siquiera se dio la vuelta. Todavía seguía tragándose las palabras: ya-no-te-amaba. ¡CUATRO MALDITAS PALABRAS QUE HABÍA TERMINADO CON SU EXISTENCIA!. Escucho su llanto, queriendo rogarle, decirle que no lo dejara, que le tuviera compasión... que sin ella él jamás podría vivir... ofreciéndole mil y un cosas para que no lo dejara... que no lo dejara...
-"¿Por qué?"-fue lo único que salió de sus resecos labios, que con solo abrirse ya lo había dejado lastimado. –"¿Por qué no hablaste antes¿Por qué llegamos a esto?"-se fue girando lentamente, casi como una puerta rechinante en el sótano.
-"No lo sé..."-fue su única respuesta. Tan vacía, tan... tan... tan estúpida. –"Me sentí tan sola..."-
-"¿Por qué no me lo dijiste?. Creo que hubiera sido mas fácil solucionarlo cuando aun se podía..."-su tono de voz era distante. –"Pudimos haberlo solucionado juntos..."-
-"Lo sé, pero ahora ya no hay nada que hacer..."-murmuro con una vocecilla distante. –"S-solo..."-
-"¿Por qué con él¿lo amas?"-cayeron como bombas sobre ella.
-"Si..."-contesto con sublime seguridad a pesar de su llanto, aun presente. –"P-por eso ya no quiero hacerte mas daño. Te juro que te ame, cuando dije amarte lo sentí..."-
-"No tienes que jurar nada..."-se volvió a dar la vuelta, regalándole a ella ese movimiento de indiferencia. –"No tienes que preocuparte por mi. Nuestro trato eran cinco años..."-
-"Lo sé..."-lo interrumpió. –"Si deseas puedo quedarme los tres años restante, pero..."-
-"No..."-la afronto rápidamente, acercándose al sillón y poniéndola de pie. Dejando que un poco de esa furia corriera por sus manos y la estrujara con moderada violencia. –"Si vas a irte es hoy, es ahora..."-le dijo mirándola a los ojos, clavándole esa mirada en el alma. Pasándole un poco de su sufrimiento, haciéndola temblar por esa reacción; pero sobre todo creándole culpa.
-"Syaoran... me haces daño..."-musitó con llanto. El ambarino abrió los ojos demás, la soltó, notando la calidez en sus manos y ese brío en todo el cuerpo.
-"Lo siento..."-le volvió a dar la espalda, alejándose de ella unos pasos mas.
-'¿Lo sientes?'-pensó, ya sin diablo ni angel por ahí. –'¡Ahora tu lo sientes!. Irónico estúpido, Syaoran me haces daño...¡Y tu qué!... ¿Piensas que no me haces daño?. Venga, ahora vienes con que te sentías sola... ¡ME ESTAS DESTROZANDO!... te sentías sola...'-la furia ya había estallado dentro de él. Y si ella se quedaba ahí, de seguro caería en su cuerpo.
-"C-creo que lo mejor sea que me vaya, mandare a alguien por mis cosas..."-
-"No tienes porque irte. El que se va soy yo... la casa es tuya."-Sakura boqueo un par de veces. –"Solo deja que termine de arreglar unas cosas... máximo una semana y me voy..."-no la miraba, sabia que si lo hacia se tiraría a sus pies. Se le pegaría como laca y no la dejaría ir.
-'Tanto amarte, tanto darte para nada...'-pensó, una sonrisa triste se postro en su rostro, dibujada con el mismo plumón de hace un rato y exprimiendo al máximo su vena de actor. Se dio la vuelta, ella seguía de pie con la mirada sobre él, pero sin mirarlo en verdad. Simplemente perdida.
-"N-no, esta es tu casa..."-susurro ella. –"Además yo... preferiría irme de aquí..."-bajo la mirada, jugando con su mano, acariciándose el brazo de arriba hacia abajo.
-"Entonces te la comprare, la casa esta a tu nombre..."-ella levanto la mirada de repente. –"Y por el divorcio..."-casi vomita esa palabra. –"Lo procederemos por común acuerdo..."-pensar que él ya tenia listo los papeles.
-"¡Pero yo no quiero nada!..."-grito ella.-"¡No intentes comprar lo que tuvimos Syaoran!"-le dijo como reproche.
-'¿Entonces que hago?'-meditó en silencio. –'¿Cómo rayos me deshago de este sentimiento?'-
-"No estoy comprando nada Sakura, solo trato de dejar las cosas claras, nada de confusiones..."-había un doble filo en sus palabras. –"Dile a tu hermano que pase a hablar con Matthew el lunes... ya tendrá todo listo..."-
-"¡No me estas escuchando!"-volvió a gritarle y se adelanto hasta donde él estaba. –"¡No quiero nada, nada...¿Podríamos seguir siendo amigos?"-sin duda le dieron ganas de agarrar la escopeta.
-'¿AMIGOS?. Si Sakura... te pasare a ver a tu casa... Hola Sakura ¿cómo estas¿y tu esposo¿cómo esta él que me quito a mi mujer?. Humm espero que este bien... ya sabes, el clima se pone muy frió por las tardes. ¡QUE ESTUPIDEZ ERA ESA!. ¿AMIGOS?... hasta la palabra lo molestaba... amigos...'-su furia estaba desatada, llegando a la cima del sarcasmo.
-"No lo creo Sakura, yo me iré de aquí. Eriol se encargara de esta finca. Tal vez me vaya a América de nuevo. Extraño mucho Connecticut, intentare rehacer mi vida..."-sin darle tiempo de respirar ella le salto en brazos. Rodeándolo completamente y terminando de llorar en su pecho.
-"Lo siento mucho Syaoran, jamás fue mi intención lastimarte... nunca quise..."-el llanto cortaba sus palabras.
Por unos momentos quiso abrazarla, reconfortarla un poco y pedirle un ultimo beso. ¡Pero no...!. Con mas angustia que delicadeza, tomo ambos brazos de la chica y deshizo el abrazo. Le dio una mirada un poco dura preguntándole mentalmente '¿Por qué me dices eso¿Por qué me abrazas¿Por qué me sigues lastimando?'- y le dio la espalda por ultima vez.
-"De verdad lo siento Syaoran... espero puedas perdonarme algún día..."-le susurro ella parada junto a la puerta. –"Mereces alguien mejor que yo... no sabes cuanto disfrutaría verte con una buena relación..."-
-'Habla por ti...'-susurro en sus pensamientos-'Yo por el momento estoy esperando ver a aquel imbécil para partirle la cara, pero claro que disfruto viéndote en una nueva relación... ¿qué no ves mi sonrisa?...'-
-"Solo vete ¿quieres...?"-cuanto se arrepentiría después, pero por ahora fueron las únicas palabras que salieron de su boca.
-"Esta bien..."-giro la perilla y salió del cuarto. Escucho el sonido de sus zapatos. Alejándose de él... llevándose su vida con ese toc, toc . En cuanto sintió que ya había salido de la casa, cuando ya no pudo escuchar su caminar se rompió todo, su pared de hielo, su sonrisa dibujada fue borrada. Su vena de actor desapareció y se tiro a llorar al piso. ¿Qué mas le quedaba?...
Lagrima tras lagrima, como hace muchísimo no lloraba. En la muerte de su Madre claro que lloro, pero no así, no como ahora. Se mordía los labios para evitar que un grito saliera de ellos, apretaba los párpados para dejar de llorar, pero nada funciono. Nada...
Levanto un poco la mirada, intentando que algo de orgullo lo hiciera levantarse, pero no. ¡NO PODÍA!.
Si hubiera un espejo por ahí, sin duda se vería ridículo, como un estúpido y fracasado perdedor que no consigue nada en su vida... nada de calidad. Se talló los ojos con furia. Ese sentimiento lo consumió en cuestión de segundos. Se puso de pie, tiro todo a su paso. Libros con todo y librero, desapareció los papeles que había en su escritorio, esparciéndolos por le piso. Lápices, plumas y borradores volaron por los aires en busca de algún lugar donde aterrizar. Un par de cuadros que yacían sobre la pared también sufrieron de su dolor. Sentía todo esa adrenalina recorrerle, haciéndolo olvidar todo por unos momentos, y sí con destruir cosas podía olvidarla, destruiría el palacio completo. ¡Al fin y al cabo que era de ella!.
¿Con que así se sentía tocar el fondo del abismo?. Bien, no era una sensación muy agradable, pero se sintió mejor cuando la pared tenia un par de hoyos provocados por sus puños, aun lastimados.
Por un momento dejo de pensar, se dirigió al mueble que todavía permanecía intacto. Tomo una de las armas, saco una llave y una cajita de donde saco un par de balas con las que cargo la pistola. Se deshizo del seguro y dio un tiro... solo se pudo escuchar el sonido por toda la mansión, corriendo hasta los oídos de todos los mayordomos quienes no tardaron ni dos minutos en llegar al estudio. Un grito... solo un grito por parte de la mucama y después nada. Solo silencio...
-.-.-.-.-.-.-
Escucho un grito y se giro de inmediato. Coloco una de sus manos en el hombro del joven y lo sacudió.
-"Syaoran, despierta cariño. Es solo una pesadilla"-el ambarino abrió los ojos, con la frente repleta en sudor y con Sakura a su lado.
¿HABÍA SIDO UN SUEÑO!.
¿Desde cuando había estado soñando?. Tal vez todo eso era una pesadilla y en realidad no existe Spike Spiegel, ni engaño, ni nada...
Al verla a su lado, con un libro entre las manos y descansando como lo hacia normalmente sintió confort. Pero cuando la escucho hablar de nuevo, con tono sombrío. Supo que solo el de anoche había sido sueño.
-"Necesitamos hablar Syaoran..."-le dijo ésta por fin. –"Pero creo que será cuando llegues de la oficina. Eriol ya me llamo un par de veces, dice que el contador ya llego y solo esperan por ti..."-Syaoran seguía intentando diferenciar la realidad, del mundo de sueños. Pero se puso de pie y se metió al baño.
Todavía podía escuchar el tiro, ese sonido mortífero que le había arrancado la vida en su sueño. Dejándolo tirado en el estudio. ¿Seria capaz de hacer eso?. No se contestó, le dio miedo saber que si seria capaz.
La ducha lo despertó un poco, pero aun seguía somnífero. Se posó delante del espejo y tomo su rasuradora, deshaciéndose de esa barba de dos días que tenia. Mientras escuchaba el zumbido del aparato se volvió a perder en la inmensidad de su reflejo. Sentía escalofríos solo de recordar su sueño. ¿Eso pasaría hoy?. ¿Ese mal nacido se atrevería a entrar a su casa, con la mano de su esposa entre la suya y vociferando estupideces...?. No, si lo había permitido en su sueño, no lo haría ahí. Ese hombre tendría que esperar. Le pondría una traba a la puerta si era necesario.
Ni siquiera noto el pequeño corte que se había propinado, dejando salir un hilito de sangre. Tomo un poco de loción entre las manos, y ahí fue cuando sintió el corte, soltando una maldición al aire.
-"¿Estas bien?"-pregunto Sakura mientras recibía un par de bandejas por parte de la mucama.
-"Si..."-se quito la argolla de bodas y la dejo sobre el lavabo mientras se enjuagaba bien las manos y tomaba un poco de crema del estante de vidrio.
Acomodo su cabello con las manos, asombrándose sobremanera cuando noto que traía el mismo traje que en su sueño. Incluso sin corbata, dándole ese aire mas juvenil; que sin duda le quitaba un par de años de encima.
Observo a Sakura por el rabillo del ojo, notando como disfrutaba del desayuno en la cama, con su sonrisa y cambiando una y otra vez lo canales de la televisión. Al menos no lo había despertado la mucama porque sino hubiera caído muerto ahí mismo.
-"Tu saco esta en el ultimo gancho Syaoran..."-le dijo cuando lo vio buscar entre todos sus trajes sin éxito, corriendo el armario con el control, pudo divisar su saco en la última percha. No le agradeció, tal parece que estaba muy descontrolado para hablarle con serenidad.
Maldijo internamente cuando no encontró los malditos zapatos. Odiaba cuando pies, cabeza y manos no coordinaban bien.
-"Están en la penúltima caja, la de la izquierda... esa..."-le señalo la castaña mientras mordía un durazno y miraba aeróbicos por televisión. Bien, eso era mejor que hacerlos...
El puntaje era: Sakura: 2, Syaoran: 0. Y si seguía sin encontrar sus cosas, Sakura le ganaría.
No supo como catalogar esa mañana. Había pasado sesiones matutinas él solo, desayunando pan frió y un jugo ácido en la oficina. Había tenido desayunos en el pasto, con ella sobre sus piernas y comiendo cosas extravagantes. ¿Pero eso...?. Se suponía que era la víspera de su divorcio, y ella tranquila, disfrutando de waffles con crema batida y duraznos. Por su parte, él... no podía ni encontrar su tonta computadora. ¿Quién puede perder su computadora?.
¡ÉL...!
-"Si buscas tu Lap Top, esta sobre el buró..."-le inquirió ella. Mirar aeróbicos era un tanto deprimente, y mas si estas comiendo waffles. Decidió dejar el canal de noticias.
El castaño se vio tentado a estrellarse contra la pared, tal vez así arreglaría un poco su atrofiado cerebro y podría encontrar su portafolio.
-"Lo dejaste en el salón anoche..."-pobres niños de Arabia; era incluso mas deprimente que los aeróbicos. Apago el televisor y continuo desayunando. Sin dejar el remordimiento al ver como la hambruna azotaba otros países.
¡Excelente!. Sakura sabia donde estaban sus cosas... ¿y él?. Él, era un estúpido... si... ¡UN ESTUPIDO!. Siguió dando vueltas de un lado a otro, revisando cajones sin obtener nada. ¿DÓNDE RAYOS ESTABA SU CARTERA?...
Después de darle el ultimo mordisco a su durazno, miro a su esposo divertida; caminando de un lado a otro, soltando bufidos al por mayor y sin notar que traía un calcetín negro y el otro gris.
-"Cariño..."-se lo diría de un manera sutil. Sabia cuanto odiaban los hombres ese tipo de poder que ellas tenían.
-"Humm..."-le contesto. Recordaba haberla visto en la oficina, tal vez la había dejado ahí. Bueno, pero... ¿Y LAS LLAVES?.
-"Creo que deberías amarrar tu agujeta..."-Syaoran bajo la mirada... y no encontró la agujeta desamarrada por ningún lugar, pero noto una diferencia entre sus calcetines.
-"¡Maldición...!"-la sonrisa en el rostro de la castaña continuo iluminada. Seria mejor poner un poco de música, o seguir observando TV. Tal vez ya habían terminado los aeróbicos. ¡200 canales y no había nada!...
Se puso el otro calcetín negro y termino de acomodar sus zapatos... ¿En qué estaba?. ¡Ah si!... ¿Dónde estaban las llaves?. Estando de pie, al lado del armario reviso la habitación, escaneándola con la mirada entrecerrada. Se topo con Sakura un par de veces, pero fue hasta la tercera en que noto que ella tenia entre sus manos, la cartera, el reloj y las llaves del auto.
-"Creo que ya es un tanto tarde..."-susurro cuando Syaoran tomaba los objetos de sus manos.
Escucharon el timbre del móvil de Syaoran. ¡MALDITA SEA¡¿¡¿DÓNDE ESTABA!
Sakura tomo el aparato que se movía incansablemente sobre la mesita a su lado y se lo ofreció a su marido.
-"Es Eriol..."-bajo el volumen a la televisión, ahora estaba una especie de 'Reality Show' muy entretenido. Con golpes y toda la cosa...
-"Si, ya salgo..."-cerro su móvil y miro a Sakura quien observaba entretenida una riña entre mujeres, alguna se había comido una galleta demás. Giro lo ojos.
-"Que tengas buen día..."-le susurro Sakura cuando salía de la habitación dando zancadas.
Al verlo salir soltó una risita complacida y se puso de pie. Estiro un poco los brazos y las piernas, camino hasta el baño y se cepillo los dientes, notando algo.
Humedeció su cara y se dio una rápida ducha. ¡Era una excelente idea!. Salió del baño, tomo su móvil y marco un numero de memoria.
-"¿Nos podríamos ver en el centro?"-se escucho un asentimiento y la chica grito emocionada.
¡ERA UNA IDEA TERRORÍFICAMENTE GENIAL!.
Se vistió en tiempo record, agarro un bolsita que había dejado en el buró y salió del palacio.
-.-.-.-.-
-"¡No le dijiste!"-el chico se agarro el cabello con fuerza y le dio una mirada de reproche.
-"Vamos, se lo diré esta tarde... no tienes porque ponerte así..."-entrelazo su brazo con el del chico y siguió caminando. Entraron a la Galería. "El Estudio Azul", sin notar que un hombre de cabellera revoltosa, un solo botón en su saco y una camisa de color amarillo, los seguía de cerca con una pequeña cámara de video en mano.
Spike Spiegel recordaba claramente lo que su actual jefe le había dicho hace unos minutos...
-"¡Espero que pueda ver la cara del hombre!"-para su gusto había sido muy poco gentil en la forma de decirlo, pero lo comprendía. Una mujer tan hermosa como su esposa, se iba a ir con otro. ¡Él también estaría molesto, por eso prefería las mascotas: con un poco de atención y comida podía brindarles felicidad. Al menos su perro parecía feliz, pero bueno... ese no era el tema.
Se puso sus gafas y entro a la galería, haciendo gestos con cada foto y filmándolas para no parecer sospechoso. El pobre hombre no sabia que su solo aspecto era sospechoso, además esos extraños sonidos guturales que realizaba, no eran desapercibidos por las personas que soltaban risas divertidas. Se le quedo viendo a la foto principal del establecimiento; una mezcla de color que se fundía en un torrente maravilloso, llevándose la atención de la pareja que el hombre seguía.
Se posiciono detrás de ellos, deslizando sus gafas un poco para enfocar bien. Apretó el botón del zoom de la cámara y captó como el hombre tenia su brazo sobre el hombro de la chica. Un extraño mensaje empezó a parpadear en la pantalla de su cámara. Al parecer ya no tenia cinta para seguir filmando.
Dejo de enfocar a la pareja y agradeció el hecho de ser precavido, saco la cinta del aparato y la reemplazo por una nueva; mejor le entregaría la segunda al Sr. Li; la otra apenas si tenia tres o cuatro minutos de la pareja. Cuando regreso a su oficio, noto que la pareja ya no estaba ahí. Los busco con la mirada, una y otra vez. Hasta que encontró a la Sra. Sakura, sentada en una de las bancas con el joven, observaban las paredes y señalaban algunas cosas. Decidió acercarse mientras tuviera tiempo.
Camino lentamente, pareciendo muy divertido por la fotos, sonriéndole a la gente.
Se acerco hasta la pareja, a tal punto de poder escuchar la conversación:
-"Son hermosísimas Yukito..."-le susurro mientras señalaba las tomas que descansaban en las paredes.
-"No mas hermosas que tú Sakura..."-musitó el joven de gafas mientras se ponía de pie y le ofrecía la mano para seguir caminando. Spike se quedo pensativo un par de minutos, ahí había algo muy extraño... pero no le dio importancia y siguió a la pareja.
-"¿Se le ofrece algo?"-cuestiono el joven que iba con Sakura. Al parecer ya había notado que el chico de cabellera revoltosa los seguía.
-"¿A mi?"-pregunto confuso, mirando hacia ambos lados. –"No..."-y se alejo rápidamente. Un buen espía no puede dejar que lo atrapen, sino, no es un buen espía.
Sakura se quedo pensativa unos segundos; recordaba esa cabellera. Reacciono cuando Yukito la llamaba, por lo que, dejo de lado esos pensamientos y siguió recorriendo la Galería.
¡Eso era perfecto!. El investigador se sentía orgulloso de si mismo. Tenia la cara del sujeto, a su esposa en situaciones incomodas, pero sobre todo... ¡Había comprobado la infidelidad!.
Grabo unos diez minutos mas. La pareja hablaba, reía. Incluso se habían besado una vez; dándole un excelente material que mostrarle a su jefe.
Abandono el establecimiento para poder dirigirse a la oficina del Sr. Li. Sin duda se perdió de una parte importante: un tercer joven llego con la pareja; tenia una bolsita en la mano y recibió un buen abrazo de la joven castaña.
-.-.-.-.-
-"No puedo creerlo"-suspiro Eriol después de ver el video. Sin duda, el hombre con quien estaba Sakura era el afamado y reconocido Yukito Tsukishiro.
Syaoran se mantenía en silencio, meditando las acciones del día; recibiendo miles de escalofríos al escuchar el disparo en su mente, una y otra y otra vez... recordándole lo que podría pasarle.
-"Muchas gracias Sr. Spiegel..."-hablo el castaño después de unos minutos. –"Creo que su trabajo se da por terminado el día de hoy. Pase con mi secretaria para hablar de sus honorarios..."-le estiro la mano.
-"No se preocupe Sr. Li. De verdad lo siento, pero este es mi trabajo. Cualquier otro tipo de problema que tenga no dude en llamarme..."-le dio una pequeña tarjetita después de haber estrechado su mano.
-"No se ofenda, pero preferiría no volverlo a ver en mi vida..."-el investigador sonrió y salió de la oficina, dirigiéndose a la joven que tecleaba ante una computadora.
El ambarino se quedo cabizbajo, en un momento de debilidad tan grande que tuvo que exprimir su tan renombrada vena de actor para poder darle una micro sonriso a su compañero.
-"Estaré bien Eriol..."-suspiro. –"Hazme el favor de hablarle a Matthew... lo necesito hoy en la tarde a mas tardar."-el oji-azul asintió y abandono la oficina incrédulo. Eso no era lo que Tomoyo le había dicho. Antes de llamar al abogado, marco los números de su casa y tuvo una conversación con su esposa.
Syaoran no podía dejar que todo eso lo consumiera; ya era bastante con que la franquicia del sur siguiera en quiebra, que las uvas se escarcharan con la pronta brisa fría del otoño y que sus exportaciones estuvieran estancadas por error en el embalaje. ¡ERA DEMASIADO!...
Cerro los ojos unos momentos, recargando su pesada cabeza en la silla y quedando en blanco. ¡Pensar que tenia la esperanza de que todo fuera un error!. Dio un largo respiro, abrió los ojos y miro su reloj.
3:25. Todavía le faltaban horas de trabajo. Al parecer el supervisor no estaba muy informado del asunto, por lo que su junta se paso al día siguiente. Dándole unas horas de sumisa tranquilidad.
Una extraña sensación lo recorrió de los pies al cabello, dejándole un rastro de ansiedad en el proceso. Lo que basto para que sus ojos empezaran a derramar lagrimas de nuevo, ya ni siquiera era consiente, simplemente fluían con tristeza por su cara.
Se puso de pie al darse cuenta de su debilidad, retirándose a la parte trasera de su oficina, mojándose un poco la cara y asustándose al no reconocerse en el espejo.
Ya no tenia vida, Sakura se había llevado la mitad de su esencia. Tanto dolor no puede soportarse, tanto sufrimiento es injusto, es inhumano... pero perfectamente irónico, por que es causado por uno. Una mujer, para ser mas exactos. De nombre hermoso, como las alegres flores que penden frágiles en la primavera, pero que mueren en el otoño. ¡Precisamente la estación en la que estaban!.
Se insulto unas mil veces, restregándose su debilidad... su estupidez. Todo eso nos daba una sola conclusión: 'Solo el mal camino es el correcto'.
Se mantuvo quieto, mirándose al espejo. Buscándose en él; pero sin suerte¡¡SIN SUERTE!
Levantó las manos para hundir su vergüenza en ellas, quedando helado al notar que su anillo de matrimonio no estaba. Giro la cabeza con rapidez, buscándolo en el lavabo del baño.
Abandono esa parte de la oficina y removió su escritorio. Buscando con desesperación.
-'Es lo único que me une a ti Sakura, no dejare que esto se pierda también...'-pensó mientras tiraba los informes al piso rebuscando la pequeña joya que no sabia donde rayos había dejado.
Se apoyo en su rodillas, poniéndose en cuatro patas para buscar debajo del mueble, examinando cada parte de la alfombra; dejando a su secretaria asustado al verlo así.
-"¿Qué pasa Sr. Li?"-lo vio gatear. –"¿Perdió algo?"-
-"Mi anillo de bodas..."-le dijo sin mas. –"¿Me haría un favor?"-la mujer lo miro incrédula.
-"Por supuesto que si. ¿Qué desea?"-
-"¿Podría revisar en la sala de juntas?. Debí haberlo dejado ahí..."-la joven asintió y cuando estaba en el umbral escucho la voz de su jefe. –"Avísele a las personas de intendencia, necesito que todos busquen mi anillo..."-le dijo sin mirarla, seguía gateando por el lugar.
-"Como usted diga Sr. Li..."-dejo los informes que traía en manos y se dedico a avisarle a todo el personal. Por lo que rápidamente, la oficina, el edificio y hasta los baños fueron rebuscados para poder hallar la pequeña joya que se mantenía reacia a aparecer.
-"¿Qué rayos estas haciendo Syaoran?"-Eriol había escuchado el rumor hacia ya un par de horas; pero se le había hecho estúpido que su amigo se dedicara a buscar un anillo por mas de cuatro horas y aun mas estúpido¡¡PONER A TODO EL EDIFICIO A BUSCARLO!
-"¿No te dijeron?"-estaban en el baño de su oficina. Tenia las mangas recogidas, una mirada de empeño y una mano perdida detrás del lavabo, manteniéndose en cuclillas.
-"Sigues buscando tu anillo..."-mas que preguntarlo, lo afirmo.
-"Si. Y en vez de mirarme así, deberías ayudarme. Necesito unas pinzas, no creo poderlo zafarlo así..."-Eriol giro los ojos, poniendo su mirada en lo que antes era una oficina.
Todos los cajones rebuscados, papeles por todo el piso, la alfombra fuera de su lugar. El saco de su amigo estaba tirado, al lado de la percha que también había perdido la batalla en contra de Syaoran.
-"¿Te tomaste mas de esas píldoras?"-ya había escuchado del incidente con los calmantes: tal vez había tomado algún otro tipo de droga. ¡ESE NO PODÍA SER SYAORAN!
-"No Eriol, lo que pasa..."-dejo de forcejear con el inocente lavabo y se puso de pie, sacudiendo sus manos. –"Aunque no lo creas, ya lo entendí. Sé que Sakura no puede amarme, y se que tal vez yo sea el culpable, pero ya no hay vuelta atrás. Ella ya cambio de pagina y en vez de perderla preferiría compartirla con él. No salir de su vida, estar presente en ella. Tampoco puedo odiar a Tsukishiro de por vida, por ella yo seria capaz de entablar buenas migas con él. Suena estúpido, lo se..."-dijo esto con infinita tristeza, rascándose la cabeza y mirando a su amigo de nuevo. –"Pero... pero eso es lo que comprendí. Basto perder mi anillo para saber que necesito estar con ella. No importa como, ni cuando, aunque ya no sea mas su marido. Simplemente estar con ella..."-sonrió unos momentos. –"Por eso es tan importante para mi, necesito encontrar mi anillo para poder dejarla ir. Poder darle la mano a Tsukishiro y desearles suerte. Para poder dejar de sufrir..."-se sincero con su mejor amigo.-"Nadie puede obligar a amar a nadie... se que Sakura y yo nos amábamos. Lo sentí y lo viví... pero eso paso, ella puede descubrir la felicidad a lado de alguien mas y ¿quién soy yo para impedírselo?. Al contrario debo ser yo quien la aliente, por que la amo... por que seria capaz de dar la vida por ella..."-Eriol se mantenía incrédulo. Syaoran se mostraba tan pasivo, como si se hubiera levantado un poco después de haber caído mil veces.
-"Syaoran..."-al ambarino mostró un mirada de dolor, volviendo sus ojos mas oscuros.
-"Es un sufrimiento muy deprimente; pero no pudo dejar que ella lo vea. No puedo causarle tristeza si en verdad la amo, no puedo lastimarla. Simplemente intentare afrontar esto de la mejor manera, dejando las cosas claras y a ella feliz..."-Eriol se mordió los labios para no hablar, lo había jurado... –"Pero ahora, es mejor que me ayudes a quitar este lavabo, pudo haberse ido por el caño..."-Eriol sabia que esa cara era falsa, que esa mirada no era verdadera. Estaba sufriendo una agonía desgarradora y él no podía ayudarle. ¡Si tan solo no lo hubiera jurado!
-"Quítate de ahí, yo lo haré..."-suspiro deshaciéndose de su saco y metiendo las manos detrás del lavabo para poder desatornillarlo.
-"Tal vez este en casa... llamare para pedir que lo busquen..."-se alejo el baño. Caminando en los espacios que quedaban entre tanto desastre. Tomo el teléfono y hablo con su fiel mayordomo...
-.-.-.-.-
-"¿Ya llego mi esposo?-la voz de Sakura mientras se quitaba el abrigo blanco y le pedía a la mucama ayuda. Se lo diría esta noche.
-"Si Sra."-la castaña frunció el ceño al ver la casa¡¡UN COMPLETO DESORDEN!
-"¿Qué paso?"-tal vez habían asaltado el lugar, pero si ese era un lugar muy seguro.
-"El Sr. Li, llego hace un par de horas, pidiéndonos que buscáramos su anillo, al parecer no ha parado de buscarlo..."-Sakura soltó una risita.
-"Muchas gracias..."-atravesó como pudo el salón, pisando con cuidado para no resbalar a causa de la alfombra que se encontraba mal puesta. –"Yo pensé que no te ibas a dar cuenta..."-suspiro subiendo las escaleras. Alzando una ceja al notar el mismo desastre en la planta alta. Incluso los floreros estaban fuera de su lugar.
Camino lentamente, viendo como cosas volaban de su habitación hacia el pasillo. Vio su cojín, su almohada y su edredón salir como propulsión a chorro por el aire. Entro con precaución, siendo interceptada por un cojín que le hizo dar un grito:
-"¡Me rindo!"-dijo graciosa, mientras dejaba caer el cojín de lado. Llamando la atención de su marido, quien al verla se bajo de la cama y entro al baño. Sakura se sentó en la cama, había tenido un día agotador. Respiro un par de veces y dejo la bolsita que traía entre manos. Lo siguió con la mirada, viendo como quitaba la parte superior del lavabo y buscaba entre la tubería.
-"¿No quieres saber que fue lo que compré?"-le dijo Sakura desde el lecho. Al no recibir respuesta se puso de pie y camino hasta el umbral de la puerta del baño. –"¿Me escuchaste cariño?"-Syaoran no quería hablarle, toda esa convicción que sintió en el tarde se había ido por le retrete, dejándolo desprotegido de nuevo. Tan vulnerable como una oruga en la hoja, mientras el pájaro sobrevuela por ahí. Syaoran paso a lado, abandonando el cuarto de baño, siendo seguido por la mirada de su esposa, quien decidió regresar al lecho y descansar un poco.
Decidió seguir buscando su anillo, lo mejor seria encontrarlo pronto y así poder liberarse de esa horrible tortura que vivía. Empezó a buscar entre las gavetas, moviendo libros, medicinas y todo tipo de cosas que rápidamente perdían su lugar y caían al piso. –"¡Syaoran...!"-le grito para llamar su atención.
-"¿Qué compraste hoy Sakura?"-le dijo por decirle. Recordaba haber buscado algo ahí en la mañana, tal vez se le cayó cuando se cambio los calcetines, entonces debía estar en el armario. ¡Si el armario!. Se alejo de la castaña mientras buscaba entre su cajón de calcetines.
-"¿Quieres verlo?"-¡No tenia tiempo para sus tonterías, prefería buscar su sortija!. –"¡Syaoran Li, deja de estar haciendo eso y ven acá!"-le grito ya fuera de sus casillas. Ese hombre... cuando se ponía de testarudo no había quien le hiciera competencia.
Syaoran levanto la cabeza rápidamente, dándose un golpe con la compuerta superior de su armario, dándose la vuelta y caminando hacia Sakura. Puso su distancia, hombre precavido vale por dos. Lo mejor era estar separados. Se le acerco, pero no dejo de buscar su anillo.
-"Viendo que no me haces caso... ¿quieres saber a quien vi el día de hoy?"-Syaoran le dio una mirada que la castaña interpreto como afirmación. El ambarino se puso en cuclillas para buscar debajo del mueble. –"A Yukito..."-el castaño agradeció a los cielos que estuviera casi sentado, sino se hubiera caído para atrás y su trasero lo hubiera resentido mucho después.
¡TODAVÍA TENIA EL DESCARO DE DECÍRSELO!. Bien, tal vez era la manera de abordar el tema, se puso de pie. Aliso su pantalón y se encamino hacia su portafolio que descansaba en sobre el mueble.
-"Vi su colección..."-Sakura levanto la ceja al verlo buscar entre sus papeles. –"Me presento..."-lo vio respirar profundo y darse la vuelta, caminando lentamente y con un fólder entre manos. –"¿Qué...?"-tomo el fólder y lo observo curiosa.
-"Son los papeles del divorcio..."-Sakura perdió el aliento, soltando la bolsita que había apretado en sus manos.
-"Creo que no escuche bien... ¿dijiste divorcio?"-sus ojos parecían un par de esferas esmeraldas.
-"¿Es lo que querías no?"-Sakura parpadeo un par de veces, dejo de lado el fólder y soltó una risa tranquila, pero que después se convirtió en una carcajada sonora, embriagando los sentidos del joven castaño que no entendía nada de lo que estaba pasando.
-"¿Di-vor-cio...?"-suspiro después de intentar calmar su incontenible risa.
Syaoran no sabia como interpretar su risa, así que espero.
-"Espero poder hablar con Tsukishiro, la casa es tuya. Solo estaré aquí unos días mas..."-Sakura contuvo su risa y se puso de pie. Acercándosele.
-"Podrías decirme de qué estas hablando... ¿Qué tiene que ver Yukito?"-aun se podía escuchar su tono risueño.
-"Mi investigador, tiene fotos..."-
-"¿Tu... qué?"-volvió a soltar la risa, ahora sí; doblándose por tanto reír. Syaoran no entendía lo que estaba pasando, se quedo pasmado sin mover ni un solo músculo, esperando que Sakura se pudiera reponer para poder platicar de algo con coherencia. Eso no era exactamente su pesadilla, pero se estaba volviendo algo muy extraño. Como de la "dimensión desconocida" .
No podía ni siquiera saber con exactitud lo que estaba sintiendo, Mantenía una ceja levantada, mientras lo único que se podía escuchar era la alegre risa de Sakura, haciéndola llorar de tanto reír. –"Es-pe-ra... y-ya..."-dio un largo respiro y controlo su risa, tocándose el vientre. –"Y-yo... t-tu... di-vor -cio..."-intentando respirar para que su cerebro no se quedara sin aire. Estiro su mano para tomar la bolsa, sin dejar de reír, extendió la mano y se la dio a Syaoran, indicándole que la abriera, mientras ella intentaba recuperar la cordura.
Al ambarino no le quedo mas que abrir la bolsilla, sacando una diminuta caja negra con un listón. Dejo caer la bolsa plateada y miro la caja.
-"A-ábrela..."-susurro Sakura ya con un poco mas de calma. Espero impaciente que el castaño abriera la cajita, dejando el listón en el suelo. Y había dejado descansar la risa o mas bien la risa la había dejado descansar a ella, así que se reacomodo en la cama, sentándose derecha, esperando con ilusión.
-"Es mi anillo..."-dijo incrédulo, casi con miedo de tocar la joya y un tanto temeroso por lo que seguía. Recorrió con las puntas de los dedos su contorno, sintiendo lo frió del oro blanco, notando el temblor que viajó por todo su cuerpo y termino en sus dedos, haciéndole tirar la caja.
Sakura se mantuvo seria, esperando que el ambarino lo notará, que por fin se diera cuenta.
Syaoran se agacho para tomar el anillo, ya que en la caída éste se había salido. En cuanto tuvo la joya en su palma, se quedo boquiabierto, un diminuto reflejo de luz le dio al anillo haciendo que una letras se distinguieran al lado del corazón que él mando a grabar para la boda.
La oji-verde ahogo un suspiro, puso amabas manos en su vientre; manteniendo la calma y sin dejar de mirar a su esposo.
Los ojos de Syaoran se desorbitaron, todo su ser se colapso, sintió mareos, dolores por todo el cuerpo. La adrenalina empezó su producción, embriagándolo en su totalidad; casi drogándolo. Sus piernas flaquearon, empezaron a temblar, rindiéndose para hacerlo caer. Todo sucedió como si se filmara en cámara lenta. El pequeño anillo dio un par de botes por el suelo, hasta que quedo en los pies de Sakura quien se sorprendió, jamás pensó que lo impactara tanto la noticia. La boca entreabierta del castaño, queriendo decir algo, pero no conseguía recuperar su voz; movía los dedos, buscando que la movilidad regresara. Pero con la mirada perdida, simplemente viajo a otro mundo.
-"S-Syaoran..."-susurro poniéndose de pie tomo el anillo entre sus manos y lo dejo debajo de la lámpara, hincándose para ayudarlo. Tal vez debía haberle pedido que se sentara. –"¿Estas bien cariño?"-
Esa palabra daba vueltas en su cabeza. Un par de silabas, tan fáciles, tan complicas. Tan importantes, pero tan extrañas. Repitió en silencio la palabra, intentando que su cerebro le diera un significado; pero dentro de su base de datos había un enorme cartel que decía¡¡PELIGRO, SOBRECARGA!. Sintió los labios secos, un ataque de ansiedad, acompañado de un estado de shock emocional, cosas que no iban nada bien juntas. Veía a Sakura a su lado, preguntándole cosas que no entendió. Abrió y cerro los ojos un par de veces. Mantuvo su cuerpo tenso, hasta que su cerebro empezó a trabajar de nuevo, buscando entre sus archivos el significado de esa palabra. Muchas imágenes vinieron a su mente y fue ahí cuando no pudo mas, se abrazo a su esposa, llorando como un niño pequeño al que le acababan de dar una paliza. Mojando el pecho de Sakura, una y otra vez. Lamentándose, pidiéndole perdón... rogándole.
La joya en cuestión yacía debajo de la lámpara, dejando que la inscripción se pudiera leer a la perfección:
"Yo he encontrado el amor a tu lado... siéntate cariño: serás papá..."
¡Pa-pá!. Esta era la palabra que su cerebro buscó, en cuanto se dio cuenta del significado, de lo que eso implicaba, no pudo mas que levantar a Sakura entre sus brazos, con ligeras gotitas que salían de los ojos de ella. Pero admirando su rostro, tratando de ser cuidadoso, pero irradiando felicidad.
Giro un par de veces, con ella en brazos. Iluminando un poco el lugar con sus sonrisas, terminando abrazados casi una eternidad, sonriéndose. Besándose.
La puso en el suelo, con extremo cuidado, como cuando uno corta una flor y no desea que algún pétalo se desprenda. Todo el mundo desapareció por completo. Solo podía repetirse esa palabra:
Papá.
Papá.
¡Papá!
¡Papá!
¡IBA A SER PAPÁ!. ¡Por todos los cielos!. Sus sueños se revelaban ante sus ojos. ¡ELLA VA A TENER UN BEBÉ!...
¡VOY A SER PAPÁ!. Dijo algunas cosas, pero por la emoción del momento no pudo articular cosas comprensibles. Se limitaba a mirarla a los ojos y volver a abrazarla. Estaba embriagado en felicidad. Todo el dolor que llego a sentir en algún momento se esfumo por esa palabra. ¡Papá...!
¡IBA A SER PAPÁ!.
Intento que el flujo de adrenalina disminuyera, pero no podía dejar de hacerlo. Incluso dio pequeños saltitos, abrazando de nuevo a Sakura, quien mantenía una sonrisa en todo momento, derramando algunas lagrimas de alegría. Pensar que él creía que le fue infiel...
-"¡VOY A SER PAPÁ!"-¡Por fin lo había dicho! –"¡VOY-A-SER-PAPÁ!"-agarro la cara de Sakura, con delicadeza. Frenando un poco toda esa emoción, le dio un beso en los labios, la frente, la nariz, los párpados. En fin... besó todo su rostro, maravillándose por lo hermoso que se veía. Ya habría tiempo para preguntas después...
Toco su vientre, una caricia de seda, delicada, cuidadosa. Lo recorrió con cuidado, maravillándose por lo increíble que era la reproducción humana y como crece ese sentimiento de amor por alguien que nunca has visto en tu vida.
La chispa que había en sus ojos bastaba para todo, podía freír un huevo ahí. Presa de la emoción volvió a abrazar a Sakura, con mas fuerza de la necesaria.
–"¡Ah!"-se alejo. –"¿Te lastime¿Estas bien?"-había tanta preocupación en su mirada que Sakura se acerco y lo beso
-"Claro que estoy bien, ambos estamos bien. Llevamos ocho semanas y media de embarazo cariño..."-la sonrisa de Syaoran se volvió a acentuar, no pudo evitarlo y volvió a levantarla en brazos, dándole mas giros. –"¡Basta, por favor...!"-rogó la castaña.
Miles de preguntas lo invadieron y saciaría su curiosidad. Lo haría. Volvió a depositar sus pies en la alfombra, mirándola a los ojos, dándole un pequeño beso en los labios.
-"¿Cuándo te enteraste¿Por qué no me lo dijiste¿es niño o niña?"-el bombardeo de preguntas hizo que Sakura se sentara en la alfombra, indicándole a su esposo que se sentara a su lado.
-"Me entere hace casi una semana, me vi tentada a decírtelo, pero con todo lo de la empresa no quería distraerte. Creo que eso responde tus dos primeras preguntas. Y si es niño o niña... no lo sé cariño, pero prefiero que sea sorpresa..."-el ambarino se recostó en sus piernas, sintiendo la calidez de éstas en su nuca.
-"Si, mejor que sea sorpresa..."-Sakura noto el cambio de voz. Ahora se mostraba un poco distante, pero aun así con la jovialidad con la que había recibido la noticia.
-"¿Qué sucede Syaoran...?"-acaricio sus cabellos, sonriendo con ilusión al saber que esa cabellera chocolate era lo que mas le gustaba.
-"E-este, p-pero y..."-se mordió el labio para callarse, pero debía sacarse la espinita del corazón. –"¿Con quien estuviste todo este tiempo, sino fue con Tsukishiro...?"-Sakura dio un salto repentino.
-"Esto no es todo lo que te tenia que decir..."-suspiró–"Espero que no te enojes mucho, pero la persona con quien pase todo este tiempo es Touya..."-Syaoran levanto la mirada.
-"¿Touya?"-
-"Si cariño, lo que tenia que decirte es que... bueno¡ah, te lo diré. Touya quiere casarse con Meiling..."-el castaño se sentó y la miro incrédulo. –"¿Recuerdas la persona con quien estaba saliendo la navidad pasada?"-el chico asintió. –"Bueno, pues ese era Touya, estaban saliendo en secreto y me he dedicado a arreglar las cosas para el compromiso, pero mi hermano quería hablar contigo antes. Yo le dije que yo lo haría, pero ambos teníamos miedo que no te gustara la idea, así que mantuvimos todo entre ambos, lo acompañe a comprar el anillo..."-
-"Espera un segundo..."-levanto el dedo y se puso de pie. Se acerco al portafolio de antes, saco una cinta y muchas fotos, incluso una cinta de video. Regreso con su esposa y se las dio. –"¡Ese es Touya!"-Sakura miro las fotos, bastante malas. Para que mentir, en la mayoría ni siquiera se veía la cara, pero ella había vivido muchísimo tiempo con su hermano y se creía capaz de reconocerlo.
-"¡Claro que es Touya!"-recorrió las fotos, hasta una en donde el esta hincado y tiene su mano entre las suyas. –"En este momento ensayo su proposición de matrimonio... mira que utilizarme de conejillo de indias..."-le indico, siguió recorriendo las fotos, riéndose por la calidad, pero algo sorprendida. –"¿De verdad contrataste un investigador?"-
-"Si, un tal Spike Spiegel. Eriol me lo recomendó..."-Sakura volvió a reír.
-"¿Eriol?"-Syaoran no podía creer cuan estúpido era. ¡No podía reconocer a su cuñado!. –"Pero si Eriol sabia todo, incluso ayudo a Tomoyo con algunas cosas. Debió haber jurado silencio por su próximo hijo, sino te lo hubiera dicho. Eriol y sus bromas... mira que presentarte un investigador..."-el ambarino no lo creía, simplemente no podía creerlo. Su mejor amigo lo vio sufrir y no le dijo absolutamente nada.
-"Me siento tan increíblemente idiota que no se que decirte..."-se rasco la quijada con desesperación mientras su esposa recorría las fotos.
-"Deberías verlo, nunca antes en mi vida me había tratado tan cariñosamente, de verdad parecíamos hermanos, no un par de desconocidos como antes..."-levanto el brazo y le mostró una esclava. –"Hasta me regalo esto..."-le dio la vuelta para que Syaoran pudiera leer el grabado.
-"Para la futura Madre..."-leyó el castaño, besando la mano de Sakura.-"Es hermosa..."-
-"Si, yo no lo creía. La dejo en mi bolso... me dio mucha emoción..."- se quedo mirando las cosas que su esposo le había dado, incluso una cinta–"¿Una cinta?"-
-"Si, es una conversación tuya... no pudo creer que no reconociera su voz..."-busco con la mirada una grabadora y la reprodujo, riéndose por lo inocente que podía llegar a ser su marido.
-"Sin duda Takashi se reiría mucho de ti. Yamasaki pensaba que era el único que podía jugar contigo; pero mira que creer que yo te era infiel..."-Syaoran agacho la mirada con vergüenza. Se sentía como un idiota con patas y cabello, no peor aun... se sentía como un mono. ¿Eh?. Pero si se conocían monos mas inteligentes que él. Estaba científicamente comprobado que los coeficientes intelectuales no distaban de ser iguales.
-"Lo siento..."-volvió a susurrar.
-"Yo soy la que debería pedir disculpas, es que... bueno Touya me pidió que todo se guardara en absoluto secreto; ni siquiera mi Papa lo sabe. A decir verdad, ni Meiling sabe que Touya esta aquí. Según me contó Tomoyo, sospechaba algo... pero mi linda hermana logro tranquilizarla..."-
-"Ahora que lo pienso¡Que clase de pareja...!"-Sakura también sonrió. –"Ella tiene un carácter un 'poco' rudo y tu hermano tampoco es muy dócil, así que..."-
-"Yo no lo creía, cuando me llamo una noche, para decirme que necesitaba verme. Fue muy extraño, inventaba emergencias para poder vernos, pero solo eran crisis de colores o modelos. Habíamos quedado de vernos la mayoría de veces en la galería y ninguno noto que la exposición de Yukito estaba en la ciudad..."-Syaoran ya no sintió ese pinchazo al escuchar el nombre. –"Antes de que me dieras los papeles del 'divorcio'..."-se rió. –"...te estaba comentando que me presento a su prometida."-el castaño levanto la cejas.
-"¿Prometida?"-
-"Si cariño, llevan mas de un año saliendo, y le propuso matrimonio antes de regresar de Paris..."-las fotos estaban esparcidas en el piso; el ambarino se mantenía recostado en las piernas flexionadas de Sakura, jugando con sus manos y besando sus dedos de vez en cuando.
Si tan solo le hubiera dicho algo, se hubiera ahorrado mucho dolor. Dolor que le hace darse cuenta de lo descuidado que había sido, no había notado la alegría de Sakura, su mirada brillante. Los cambios de humor, que aunque no eran frecuentes, podía redimir y encontrar bastantes.
-"¿Cómo te enteraste?. Bueno... se que suena estúpido, me siento terriblemente idiota, pero... ¿cómo fue...?"-se levanto de las piernas de Sakura y se le acerco, andando sobre sus rodillas, hasta que la abrazo, acariciando levemente su vientre. Era un sensación hermosa.
-"Fue algo curioso, no tuve ninguno de los síntomas comunes, ni siquiera había notado mi retraso, simplemente sentía cosas extrañas dentro de mi. Una sensación de calidez..."-su rostro dibujo una sonrisa al disfrutar las caricias que le propinaban.
-"Sabias que serias Madre..."-
-"Mas bien lo sentía. Touya sugirió hacerme un examen general, así que me acompaño y recibimos la noticia de un embarazo de casi dos meses. Debí habértelo contado, pero con todo lo que estaba pasando y con lo de Touya, no tenia tiempo para nada, incluso empezaba a resentir las excursiones por las tiendas..."-
-"No sé si podría amarte mas. He sido tan estúpido, te deje sola mucho tiempo. Descuidándote, pero lo que menos quiero hacer es perderte, no podría perderte... ahora mas que nunca, lo se..."-le susurró al oído con delicadeza y cariño. Sacando la sinceridad del fondo de su abrumado corazón, que estaba a punto de salirse de su cavidad.
-"Pero eres mi tontito Syaoran, el tontito que será Padre, el tontito que amo mas que todo. No te niego que me dejaste sola..."-no sonó como un reproche, sino como un comentario. –"... pero no por eso te seria infiel, yo soy sincera, bueno hay ocasiones especiales, como ésta... pero siempre te he dicho las cosas con franqueza y si alguna vez te he mentido no es para dañarte..."-se sentía aun mas ridículo, había querido confiar en Sakura, pero todo eso... tantas mentiras... no le quedo otro camino. Incluso se mantuvo ciego a cualquier tipo de posibilidad.
-"Discúlpame... no se que mas decirte."-se mantenían abrazados, disfrutando de la esencia de cada uno, de su calor corporal.
La maravillosa tarde, tan bellamente creada, ahora ya se oscurecía, dándole paso a la noche. Noche especial, noche llena de magia.
-"¡ESTA NEVANDO!"-grito la castaña al ver los delicados copos caer a través de la ventana del balcón. Era demasiado pronto para una nevada, todavía faltaba casi un mes y medio de otoño, pero no importo, tomo la mano de Syaoran y se acerco al vidrio. Poco a poco se cubría el firmamento del suave y pálido color de los copos. Uno tras otro, cayendo en perfecta armonía y cautivando el corazón de la pareja. ¡El invierno había llegado!. Acompañado de la nieve... eran tan placentero verla caer, embriagaba de alegría y a la vez de melancolía. Mezcla que hacia irresistible su observación.
Níveos, suaves, frágiles y fríos. Tantas características para un fenómeno meteorológico que hizo que toda la comarca prestara atención a su caída.
Algunos niños, ya con su gorrito, bufanda y guantes; salieron a jugar con la ligera capa de nieve, formando bolas con sus manos y estrellándolas en contra de algún otro pequeño, recibiendo su merecido por cada ataque.
Sakura y Syaoran permanecían abrazados, con la chimenea ya encendida y sonriendo. Sin perder vista de la preciosa nevada, pero con las miradas sobre ellos, buscándose furtivamente y regalándose besos.
No muy lejos de ahí, también había una pareja, que sentada en un balancín; se mecían levemente mientras los copos caían, abrazándose por igual, pero siendo ella quien tenia una extraña presencia, una presencia fantasmal.
También la ciudad se cubría, los techos de los negocios ya tenían su capa blanca. Las luces ya se empezaban a encender y alguno que otro curioso se agachaba para tomar un puño de nieve y enfriar su boca por el sabor. Otros mas, dentro de los establecimientos, se quedaban mirando fijamente las ventanas. Platicando amenamente o abrigándose para prevenir un poco del frío.
-"Es hermoso..."-una chica de cabello azabache acariciaba su barriga, mientras su marido cargaba unas bolsas. Perdió su mirada en la blancura da la acera, viéndose en la tentación de agarrar la nieve.
-"Ni lo pienses, te puedes resbalar..."-hablo el chico, sin siquiera molestarse en preguntar, tomo la mano de la chica y caminaron lentamente hasta el auto, pisando la nieve, pero con extrema precaución. –"No puedo dejar que hagas esas cosas cariño..."-subió la capota de su auto y condujo lentamente por las poco transitadas calles.
Se podían escuchar algunos gritos, objetos que salían volando y unos cuantos que se rompían por ahí. Ninguno de ellos había prestado atención a la hermosa lluvia blanca que ya llevaba unas horas, tapizando las calles.
-"No puedes estar enojada siempre..."-recibió un jarrón roto como respuesta. –"Sabes que no lo hice con esa intención..."-
-"¡No-quiero-escucharte-mas!"-le grito, rompiendo un plato por cada una de las palabras, dándole un énfasis. El hombre giro los ojos, tendría que comprar una nueva vajilla, nuevos jarrones y si ella seguía así¡una nueva casa!.
-"Cálmate..."-se acerco lentamente, con temor de perder la vida, pero era eso... o nada. Antes de que la joven pudiera reaccionar, se vio rodeada por unos fuertes brazos, quienes de inmediato la hicieron soltar todas las 'armas' que traía. Dejándola indefensa.
No. Indefensa no era la palabra para describir a la chica.
Con fuerza se dio la vuelta, quedando frente a frente.
-"¡Suéltame!"-le exigió. Pero no pudo hablar mas, su vista se fijo en la ventana, dio un saltillo de alegría y se relajo en los brazos del chico. –"¡Esta nevando!"-dijo alegremente. El chico noto un poco de calma, así que la fue soltando lentamente; tenia que cerciorarse de que no rompiera mas platos. –"¡Venga Touya, esta nevando...!"-le dijo al joven, jalándole la mano y saliendo al patio de su nueva casa.
Ambos resintieron el frió, pero la joven fue precavida y jalo un par de abrigos. Pero no le sirvieron de mucho, en cuanto se puso el suyo ya estaba en el frió suelo. Absorbiendo agua helada, teniéndose que quitar la prenda de nuevo.
Al recibir su merecido, el chico se vio en el piso; con la joven de ojos rubí sobre si. Jugando en el patio trasero de la nueva casa. En un movimiento brusco del chico, una pequeña cajita salió volando de su abrigo. Creo que la expresión: 'Se quedo helado', es un poco acorde a la situación.
-"No... Mei..."-susurro al verla quitarse de encima de él y apresurarse a tomar la caja.
-"¿Qué...?"-no pudo decir mucho al abrirla y ver que era un anillo. El joven se puso de pie rápidamente, quitándole la caja con delicadeza. Pero no le costo trabajo, la chica seguía sorprendida.
-'Si supiera lo bella que se ve cuando esta totalmente seria...'-pensó, mientras se arrodillaba en la nieve. –"¿Me harías el honor de ser mi esposa?"-la joven parpadeó un par de veces, para comprobar que no estaba soñando. Esa mañana estaba sacando humo de los oídos al descubrir que su 'dizque' novio llevaba un par de semanas en la comarca y ni siquiera la había llamado. Ella había visto fotos suyas con Sakura, pero Tomoyo se empeño en convencerla de que no era él. Pero temprano, se había topado con Tsukishiro, al que ya conoció por Touya, diciéndole que él lo había visto casi todos los días en la galería pero solo ese día se había detenido a saludarlo. Y ahora eso... tenia la mano apresada por el moreno, quien la mirada esperanzado y ella que estaba indefensa. No sabia donde había quedado su carácter, pero algo seguro es que no andaba por ahí. Tal vez le daba miedo el frió o le gustaba jugar al escondite...
-"¿No me respondes?"-le dijo sonriente el joven, tenia que mantener la calma. Todo eso no estaba dentro de ninguno de los planes que hizo con Sakura. La propuesta de matrimonio era dentro de un par de días en el restaurante de la puerta dorada en el centro. Había reservado la mesa que da hacia el balcón, tenia contactada a la violinista para que se acercara cuando él le entregase el anillo.
Pero ahora, con su rodilla enterrada en la nieve, esperando la respuesta de la chica, quien aun mantenía su semblante sereno y perdido.
-"C-creo, c-creo que no puedo negarme..."-le dijo tartamudeando al principio, pero con una sonrisa bien dibujada al final. El bello anillo se deslizo a la perfección por se dedo. Le agradecería a Sakura el hecho de que lo mandaran a acortar. La joven de ojos rubí miro con ilusión como subía por su dedo, buscando la mirada del chico en cuanto estuvo en su lugar.
-"Creo que ahora debería decir que te amo..."-la joven lo ayudo a ponerse de pie.
-"Y creo que yo debería responder: yo también..."-un abrazo basto para comprobar que eso era cierto y un beso para que se firmara el pacto.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
La gente corría de un lado a otro, con cestas en las manos y pequeñas cuchillas que utilizaban para el corte. La nieve todavía no llegaba a la zona sur de la comarca. Todavía tenían un par de horas.
A pesar del frió que se sentía, la gente se movía con rapidez. Enormes llamaradas se levantaban de las antorchas que intentaban darle calor a las uvas.
Esa mañana habían hecho el corte que consistía en probar una racimo de cada una de las viñas, preparándose para la recolección. Todos, con temor... casi con dolor de no poder lograr la cosecha, habían tomando un violáceo y bien formado racimo.
Un enorme grito había corrido de persona en persona. Una llamada de alegría.
-"¡Empiecen a recoger!"-sin dudarlo y con el tiempo en contra, todos tomaron su cuchilla y su canasta. Uniéndose a esta labor todos y cada uno de los empleados, gente de vigilancia, jóvenes pueblerinos, hasta las recepcionistas tomaron su canasto y se olvidaron del protocolo... ¡Todo aquel que tuviera manos podía ayudar!. Hace poco le habían dado la noticia de una temprana nevada en la ciudad, debían darse prisa.
Algunos otros, con los rostros llenos de tizne negrusco. ¡Todo por mantener el calor en las viñas, metían mas leños a la enorme caldera, que de vez en vez soltaba un rugido, acompañado de un vapor caliente, retardando la acción del clima.
Una a una, caja tras caja empezaba a llenar el camión. Rápidamente serian llevadas a uno de los procesadores de materia prima para poder salvarlas. No era una costumbre que los viñedos Li, levantaran cosechas al final del otoño, pero esa era la única y ultima salvación de la franquicia.
Un nuevo cargamento de ayuda llego. Niños, Madres y alguno que otro anciano se unió a la recolección; sabiendo que el futuro dependía de ello. Las viñas se mantenían en movimiento, gente que secaba el sudor de sus frentes con el dorso de las manos. Importándoles poco el dolor que sentían.
Un caja cayó, otra, otra, otra, una mas y el camión estuvo lleno. Avivaron el fuego de las calderas y continuaron con su recolección. ¡Podrían lograrlo!.
-"¿Mami?"-un niño jalaba el vestido de su Madre.
-"¿Si cariño?"-cortaban medio centímetro de tallo, para mantenerlas frescas hasta llegar a trituración, preparar el calidillo y comenzar el fermentado.
-"¿Con esto se podrá salvar el trabajo de mi Papi?"-el pequeño tenia la canasta en manos, mientras la señora cortaba ágil y rápidamente.
-"Si, el de tu Papi y el de mucha gente mas. Dame la canasta y ve por otra..."-el pequeño obedeció a su madre y emprendió el camino hasta encontrar otra canasto.
Termino rápidamente con lo que estaba haciendo, y vio con temor como un copo empezaba a caer.
-"¡Esta nevando!"-grito aterrorizada. La gente se quedo estática unos momentos, pero aceleraron su ritmo, moviendo las manos a todo lo que su cuerpo daba.
-.-.-.-.-
El castaño dio un largo respiro. La oscuridad ya se levantaba airosa, amenazando con nevar toda la noche.
-"¿Qué paso?"-esa llamada lo había aturdido. –"No me dejes así cariño... ¿dime que paso?"-
-"¡Recogieron toda la cosecha!"-grito acercándose a su esposa y abrazándola de nuevo. Todo había quedado solucionado. Habían terminado de recoger la cosecha hace un par de horas. Tuvieron que sacrificar unas cuantas viñas, pero rescataron mas del 80, lo que indicaba una rápida recuperación para la franquicia.
-"¿Todo esta bien ahora?"-sintió como jugaba con su cabello.
-"De maravilla... todo esta de maravilla..."-acepto la taza de chocolate caliente que le ofrecía. Sentándose ambos en el balcón. Ella bastante abrigada. Esos habían sido los consejos del doctor, no debía enfermarse, debía comer sanamente y nada de cafeína.
Sentían cada momento, percatándose de lo bien que era estar juntos, abrazados y viendo las estrellas que poco a poco se empezaban a sobresalir entre las nubes. Era impresionante la forma en que el tiempo pasaba, segundo a segundo... todo tan sublime que aterrorizaba.
Sintió como la cabeza de Sakura descansó sobre su torso, indicándole que Morfeo la había logrado seducir, llevándose entre sus redes y haciéndola descansar. Olió sus cabello, ese delicado perfume; tan suave y delicado.
-"Descansa cariño..."-estiro su mano, intentando no despertarla con su movimiento; cogió una manta para poder calentarse un poco. Le dio los últimos sorbos a su deliciosa bebida y se quedo mirando el cielo, tan tranquilo, con tanta paz que le dolía experimentarla...
Dio un largo suspiro y se olvido de todo... ahora no sentía inseguridad, solo amor... un puro e incluso enfermizo... pero amor del bueno.
¿Cuánto tiempo había estado mirándola?
No lo sabia con exactitud, podía haber sido días, semanas. Incluso meses.
Su mirada chocolateada, de ese chocolate con almendras que tanto le gustaba. No dejaba de mirarla, ese bello ser que dormía confortablemente a su lado, baca arriba con un camisón blanco, de una tela semitransparente. Dibujando su silueta a la perfección, pero enmarcando su barriga. Una pequeña pancita que ya daba indicios de albergar al pequeño.
Por tu fragilidad, te sueño y te respiro
Por todo lo que das...
Por que quiso el destino.
Mi principio, mi final...
Por todo lo que llevas dentro.
Sin duda alguna se había quedado mirándola meses.
La chimenea mecía sus llamas a un compás divino, regalándole una vista mas matizada de su esposa. Observando su delicada piel, ahora mas sensible que nunca. Sus senos, un poco mas grandes... creciendo para poder amamantar al bebé. Una visión tentadora si se lo preguntaban.
Levanto las cejas al darse cuenta que el hecho de que ella estuviera embarazada, solo la hacia mas deseable y excitante. Con esa sonrisa todos los días, comiendo cosas extrañas, comprando como una compulsiva. Pero sobretodo... siendo una Madre, lo que nunca antes había podido disfrutar. Dándole bonos extras al disfrutar cada una de sus invenciones culinarias, pensar que antes las consideraba amenazas nucleares y peligros para la nación... ¡Mujeres...!.
Por tu fragilidad,
Por que eres como el viento.
Por que eres libertad
por que eres un misterio.
Fantasía y realidad...
Por que a tu lado todo es nuevo.
Acaricio su brazo, dejando de lado el libro que desde hace unas horas se disponía a leer, lo recorrió con sus cálidos dedos, hasta llegar a la mano, desviando su camino; pasando sobre la tela y sintiendo la barriga de su esposa. Tocándola sobre la delgada telilla, acercándose un poco.
Por eso estoy aquí,
por eso no me he ido.
Por eso muero por ti...
Por que me siento vivo,
Con la magia que me das...
Bajo la cabeza, sustituyendo con ella su mano. Sintió la calidez que emanaba, su mejilla permaneció ahí un momento, esperanzado de oír algo. Un pequeño sonido de vida y quedar contento.
Al contrario de eso, sintió los dedos de su esposa sobre su cabello, recorriendo con delicadeza su nuca y sonriendo por la ternura del acto del joven. Por la forma en que la tocaba. Con ese cuidado tan sublime...
Píntame de azul esta mañana.
Ilumíname esta noche con tu voz
Lléname de fe esta madrugada...
Que la vida nunca pierda su color
Rompe mi rutina con un beso
Dame todo lo tu me quieras dar...
Cuéntame el milagro de tus sueños
Que a tu lado hoy me quisiera quedar...
El tiempo continuaba dando pasos, uno tras otro, marcando el agradable compás del transcurso de la vida. Se podía ver como la nieve continuaba cayendo, como poco a poco cubría el firmamento con su manto. En casi un parpadear todo fue iluminado. Miles de lucecillas pendían de las casas. La navidad daba vida a esa comarca pálida. Tocaba con su espíritu de paz y renovación, los corazones de los habitantes.
Los villancicos eran tarareados por todos, la pegajosa música empezaba a ser un tanto molesta para quien la oyera, pero la pareja que descansaba sobre una banca en el parque no se molestaba por nada. Perecía que no había nadie a su alrededor. Solo ellos en su burbuja de amor.
Por tu fragilidad
Por que eres lluvia y fuego...
Agua de manantial, calor en el invierno.
Mi futuro, mi verdad.
Por que a tu lado todo es bueno.
El hombre castaño, de cabellera marrón oscuro y de ojos ámbar que podían volverse cobre y marrón por la tonalidad de la luz. Ella de ojos verdes, tan verdes como la frondosa copa de los árboles en primavera, tan llena de vida. También de cabello castaño, pero de tono mas rubio.
Descansando uno sobre las piernas del otro. Podía verse el libro en la manos de la chica, quien leía lentamente, con una mano sobre su notable panza. Dieciocho semanas de gestación. El chico la escuchaba, sonriente, mientras veían a los niños que jugaban con la nieve. Había unos cuantos muñecos de este material por ahí. Con bufandas rojas y nariz de zanahoria.
Si alguien se acercaba a ellos podría sentir la calidez de ambos.
Por eso estoy aquí,
por eso no me he ido.
Por eso muero por ti...
Por que me siento vivo,
Con la magia que me das...
Ahora jugueteaba con su cabello, debajo de eso gorro rosado que traía. Enroscando un mechón en alguno de los dedos e intentando molestarla de su lectura.
Un proyectil helado fue a dar en el rostro del gallardo hombre. La risa, armoniosa y delicada de la chica se coló en sus oídos, haciendo que el niño, causante de ese 'mortal' ataque , se acercara y les pidiera disculpas. Rápidamente, la cara del hombre acentuó una sonrisa, tan llena de calidez que se la contagio al pequeño que emprendió su batalla de nuevo, cuidando de no golpear a otras personas. Una mirada basto para que la chica levantara el rostro y se fundieran en un beso. Un beso eterno...
Píntame de azul esta mañana.
Ilumíname esta noche con tu voz
Lléname de fe esta madrugada...
Que la vida nunca pierda su color
Rompe mi rutina con un beso
Dame todo lo tu me quieras dar...
Cuéntame el milagro de tus sueños
Que a tu lado hoy me quisiera quedar...
Ahora. Los copos de nieve se fundían. Un hermoso brillo acuoso en todos los árboles. Renacían, poco a poco las hojas reverdecían y levantaban sus rostros al cálido sol. El invierno decía adiós, con una despedida fresca, que aun los hacia utilizar abrigos.
Se podía ver una habitación que poco a poco recibía la mañana, en ella, un hombre. Un hombre de anchos hombros que cubría con una camisa de satén, de un color beige. Caminando lentamente, mientras unos a uno los botones entraban en su ojal.
En el lecho, una mujer. Una mujer bella de la cual se distinguía una enorme, enorme barriga. Con los ojos cerrados, pero con una sonrisa entre sus labios. Sus manos descansaban protectoras, sobre el vientre.
El hombre se acerco. Esperanzado de despertarla coloco sus labios sobre los de ella, presionando lentamente para llamar su atención y mordisqueando levemente el labio inferior para obtener una respuesta. Sonrió al darse cuenta que era correspondido.
La futura Madre rodeo el cuello del hombre, queriéndolo retener mas tiempo. Unos segundos mas... solo un poco mas. Un par de suspiros les indicaron la necesidad del aire, así que con pesar, se separaron.
Perezosa y cansada volvió a cerrar los ojos.
El hombre acomodo su cabello chocolate con la mano y siguió vistiéndose. Los zapatos de color avellana, a juego con la camisa y un pulcro traje blanquecino, parecido al perla. Todo un espectáculo celestial.
La observo levantarse, con lentitud y poniéndose la mano en la espalda para controlar el leve dolor. Dejo ver su pijama azul cielo, un coquetón pantalón corto a rayas. Se detuvo en seco, poniéndose la mano en la barriga.
-"¡Se esta moviendo!"-el hombre ambarino se quedo quieto, analizando la situación. Como terremoto salió del baño. En cuanto la vio, con un sonrojo de felicidad, los ojos iluminados; no dudo en poner sus manos donde las tenia ella.
-"No siento nada..."-quiso retirar sus manos, pero ella las aprisiono y las volvió a poner.
-"Espera..."-la sonrisa del castaño trascendió las fronteras del país. Sus ojos brillaron al percibir los delicados golpecitos de ese ser. Tan débiles y a la vez tan significativos.
Casi como un premio, la linda mujer recibió un beso. Lento y delicioso. Cortó el beso al percibir otro golpecillo.
-"Tenemos hambre..."-recibió un ligero beso en la frente.
-"Sabes que me quedaría a desayunar..."-
-"Si, ya lo sé... tardo demasiado en bajar las escaleras..."-el castaño hizo una mueca de disgusto.
-"Eso no es lo que iba a decir..."-Sakura sonrió y busco con el pie sus pantuflas.
-"Si no te vas ahora Syaoran, tendrás que soportar los antojos. Mira que las fresas que me comí ayer..."-
-"Si, si, si... ya entendí..."-levanto los brazos en forma de tregua. –"Te amo..."-la volvió a besar.
-"Y yo a ti panecito..."-
-"¿Panecito?"-musitó sonriente, acomodo su corbata y se paro en el umbral.
-"Si, se ve que tengo hambre"-el ambarino levanto la mano y emprendió su camino por el pasillo.
Sakura intento encontrar su otra pantufla. ¡Debería estar cerca!. Con pasos lentos, o mejor dicho; tan rápidos como su casi noveno mes de embarazo se lo permitía, comenzó la búsqueda. Parada en medio de su habitación, sintió unos brazos.
-"¿Qué...?"-era su esposo.
Syaoran dejo caer el portafolio que traía en manos y agacho su cuerpo hasta que su boca le dio un pequeño beso a la panza de la mujer.
-"No podía irme sin despedirme de mi hijo..."-ese gesto la enterneció mas de lo normal y con lo sensible que estaba, no pudo evitar derramar un par de lagrimas.
-"Sabes que podría ser una nena..."-le dijo acariciando su rebelde cabellera, guardando esa imagen en su colección de momentos hermosos.
-"Lo se..."-enderezo su cuerpo y le dio un ultimo beso a su esposa antes de decirle:-"Tu pantufla esta aquí cariño..."-le señalo el lugar debajo del banquillo, se levanto el pantalón un poco y se agacho por ella. Caminando después unos pasos y poniéndola en el pie izquierdo de su mujer. –"Si te sientes mal me llamas..."-
-"Lo haré..."-y ya, con esto ultimo, abandono el cuarto.
Un poco impresionada por el hambre tan feroz que había sentido, prefirió descansar después de su basto desayuno. Estirando sus cansados pies sobre su banquillo en el salón e intentando que su espalda recibiera el menor dolor posible. Agradeció a la mucama quien le traía unos gruesos libros, que mas bien eran álbumes fotográficos. Estiro ambas manos para poder soportar su peso, tomo uno y dejo los otros dos de lado.
Con melancolía, casi con tristeza, acaricio la fría pasta azul que escondía sus recuerdos. Pasando los dedos por un lado, le dio la vuelta y ahogo un suspiro al notar las fotos de su boda. Uno a uno fueron regresando sus pensamientos, llevándose por completo el tiempo y remontándola a tres años atrás.
Avanzando foto por foto, admirando lo sombrío de su pasado, lo esperanzador que era su presente y lo bellísimo que seria su futuro, con un pequeño ser que ya era dueño de su corazón y ni siquiera lo había visto; ese pequeño bebe que crecía en sus entrañas. Taciturna cambio de hoja, riendo entre dientes al recordar los celos que sintió en la boda, la forma en que todo en si había explotado ese día. Se ruborizo al recordar su noche de bodas... tosió con diminuta incomodidad cuando el mayordomo le pregunto su estado.
-"Estoy muy bien Wei..."-el anciano continuo con su camino dándole una sonrisa a la esposa del joven Syaoran, ese niño que rápidamente se había convertido en hombre, un hombre hecho y derecho. Igual a su Padre.
Sakura acaricio la última pagina de ese libro de recuerdos y se estremeció un poco al sentir un leve dolor, respiro profundamente y tomo el otro álbum. ¡Ah¡Su luna de miel!. Su rostro estaba lleno de una luz encantadora, ese brillo celestial que solo las personas perdidamente enamoradas sabe despedir.
Una punzada parecida a la anterior la hizo sentarse derecha. Acaricio su barriga sintiendo ese dolor. Cerro los ojos, dio un par de respiros profundos y tomo el teléfono que yacía en la mesita. Escucho la voz de la secretaria de su marido quien le dijo que esperara unos segundos en lo que la comunicaba.
-"Hola cariño..."-susurro el castaño del otro lado del auricular.
-"Hola amor... es hora."-le dijo tintineante mientras respiraba lenta y profundamente. Al parecer el joven castaño estaba demasiado aturdido.
-"Si cariño ya es hora... ¿pero de qué?"-le susurro ensimismado, debía terminar pronto ese análisis y poder ir con su esposa.
-"Ya es hora..."-le repitió.
Sakura se puso de pie con ayuda del mayordomo, quien mandaba a pedir su maleta y una serie de objetos personales. Todo para su estancia en el hospital.
-"¿De que hablas cari...?"-no pudo seguir hablando. Repitió mentalmente la frase. YA–ES-HORA –"¡Ya es hora...!"-grito alegre. Se puso de pie sin dejar el teléfono. Tomo su saco, maldiciendo el hecho de que se lo pusiera al revés. –"Respira cariño..."-la castaña sonrió y camino lentamente hacia la puerta.
Syaoran azoto contra el piso cuando el cable del teléfono se negó a seguir su acelerada trayectoria tirándolo contra la alfombra.
-"¿Estas bien Syaoran?"-había escuchado todo el estruendo.
-"Si amor... espera unos segundos te marcare del móvil..."-la castaña agradeció a la mucama quien le ponía un ligero abrigo y sustituía sus pantuflas por unos cómodos zapatos de suela plana. Escucho la línea muerta y después la agitada voz de Syaoran.
-"¿Estas respirando Sakura?"-
-"Creo que sino estuviera respirando ya me habría muerto ¿no cariño?..."-le susurro un poco irónica. Escucho un par de maldiciones y luego las llantas del auto rechinar y obedecer el apretón del acelerador a fondo.
-"¿Cómo te sientes¿Estas bien?... no olvides... respira..."-el tono que utilizaba al decirle respira era tan extraño... lo decía lentamente, dándole un énfasis demás a cada silaba... era como un: resss-piiiii-raaaaa o algo así. Se agarro la espalda, mientras se apoyaba en el pilar externo de la mansión, la mucama le había traído una mecedora para que descansara en lo que su esposo llegaba.
-"Date prisa amor..."-intento que una bocanada de aire entrara, debía suprimir mentalmente ese dolor punzante.
-"Ya casi llego..."-agradeció que los autos le dieran el paso, sino alguien hubiera salido herido o atropellado. –"Sincroniza tu respiración amor..."-dio un par de bocinazos y siguió avanzando por la carretera, ya podía ver la barda del palacete. –"...sigue mi voz... 1... 2... 3..."-soltó un respiro.
-"Sino quieres que tu hijo nazca en el porche, es mejor que aceleres..."-le decía a través del auricular del teléfono, mientras sus pies hacían que la mecedora se moviera en su baile rítmico. Intentando recordar todo lo que las instructoras le había dicho hace solo un mes. Eso de tomar cursos para un "buen parto" estaba resultando irónico en esos momentos, quería gritar, morder algo. No respirar y modular sus movimientos. –"¡Date prisa!"-ya se estaba empezando a alterar. Observo el Mercedes de su marido casi estrellarse contra el roble que permanecía aliviado de que los frenos del castaño estuvieran bien calibrados.
-"Ya estoy llegando cariño, ya puedo verte..."-se movía sosamente, dando pasos largos y casi respirando por pura reacción mecánica. Pero a pesar de la cercanía que ahora poseían, seguían hablando por teléfono.
-"¡Syaoran!"-ese dolor estaba agudizando sus sentidos, haciendo que todo su ser revoloteara y que cada una de sus extremidades temblaran.
-"Ya estoy aquí..."-dejo caer el teléfono móvil y se acerco, brincando la maceta con gardenias que se alegraba de que fuera un buen atleta. Últimamente las plantas se mostraban precavidas de cualquier tipo de agresión, siempre suspirando de alivio al final.
Tomo la maleta que reposaba a su lado, corriendo hacia el auto, poniéndola en la cajuela. Todo eso en micras de segundo. Abrió la puerta del conductor y volvió a pisar el acelerador a fondo, perdiéndose rápidamente por el camino, pero hundiendo el freno hasta al tope al notar que algo, o mejor dicho alguien le faltaba. Casi se da contra el parabrisas al volver a estacionarse junto al roble que ahora no se salvo de un ligero impacto que lo hizo desprenderse de unas cuantas hojas. Descendió del auto para ver a su esposa quien ya estaba a pocos metros de él.
-"Me alegra que regresaras amor..."-le susurro Sakura, dando pasos con las piernas bastante abiertas hasta que encaro a su jadeante marido. Y sin mas abrió la puerta y se sentó.
Syaoran tenia un letrero de rojo resplandeciente que brillaba en su cerebro, con el mensaje de APAGADO POR SOBRECARGA EMOCIONAL . Así que no podía coordinar pie-cabeza-mano por lo que tuvo que romper el vidrio que anunciaba el slogan de Rómpase en caso de emergencias y así, con la memoria de respaldo; encendió el automóvil y condujo por la vereda, hasta el Hospital General.
-"Busca tu punto de enfoque... olvida el dolor..."-le susurraba nervioso mientras la ayudaba a caminar por la rampa del hospital. Ella intentaba resoplar, fulminándolo con la mirada cuando le dijo confiado que olvidara el dolor . Se detuvo en seco y flexiono sus rodillas, ya no podía caminar por mas tiempo. –"¿Estas bien?"-el deseo de estrangular a su marido para evitar que dijera sandeces cruzó por su mente y se mantuvo alerta, pero ese pequeño abriéndose paso entre sus piernas era mas urgente.
Un enfermero escucho el alarido y se acerco rápidamente con una silla de ruedas, haciendo que las cansadas piernas de la mujer embarazada se lo agradecieran. Sin preguntar nada emprendió el camino, con velocidad media, para no lastimarla. Siendo seguido por Syaoran, quien cargaba la maleta de Sakura, corriendo detrás del enfermero.
-"¿Quién es el doctor de la Señora?"-cuestiono el hombre de anchos hombros que le sacaba una cabeza al ambarino. Mientras hablaba en la recepción y le pedía una camilla.
-"Dr. Terada. Yoshiyuki Terada..."-alcanzo a pronunciar.
Syaoran bien podía haber competido contra el hombre mas tonto del mundo y no habría ganado por ser incompetente. Dio algunos pasos para seguir la camilla de Sakura, cuando ésta le tendió la mano, apretándola con tanta fuerza que el castaño a duras penas pudo soportarlo.
Rápidamente entro un hombre de cabellera casi pelirroja, unos treinta cinco o cuarenta años. Acompañado de un par de enfermeras que sacaron a Syaoran y le dieron un traje esterilizado para poder presenciar el parto mientras que Sakura era despojada de su ropa.
Un pequeña maquinita a su derecha revisaba los latidos cardiacos de la futura madre y del pequeño. Un bip, bip acompañado de las voces de las enfermeras era lo único que Sakura escuchaba. Después de que las enfermeras y el doctor salieron al verificar que tenia solo seis centímetros y medio de dilatación y tal vez faltaban un par de horas, vio entrar a su marido, con un gorro parecido al suyo y practicando los ejercicios de respiración.
-"¿Estas bien Sakura?"-le inquirió al entrar y apresar su mano.
-"Cansada, las contracciones cada vez son mas frecuentes..."-apretó con fuerza la mano de su marido al sentir los movimientos del bebe cada vez mas potentes, junto los dientes con ardor, haciendo incluso un rechinido. El ambarino vio su sudor y el dolor dibujado en su rostro, no podía evitar sentir un poco de culpa, después de todo ese bebe no se había hecho solo. Se recrimino por las sandeces de sus pensamientos e intento tranquilizarla.
-"Vamos cariño busca tu enfoque de salida..."-recorrió la habitación con la mirada, señalando un calendario con un par de focas jugando. –"Pon tu mirada en él..."-Sakura siguió su consejo.
¿Por qué no dicen que se siente tanto dolor en los mentados cursos?.
Porque si lo dijeran, nadie se embarazaría.
Buena respuesta.
Intento poner el sufrimiento en segundo termino, clavando la otra mano en el colchón de la cama y suspirando con un placer infinito al sentir que el dolor disminuía.
-"Ya esta pasando..."-le susurro cuando el doctor entraba, tomaba un banquito y miraba debajo de la bata de Sakura.
-"Es tiempo de ir a la sala de partos Sakura..."-con la mirada le indico a las enfermeras que transportaran a la castaña quien antes de irse le dio su argolla de matrimonio a su esposo. Mientras otra persona se hacia cargo de Syaoran, dándole otro traje esterilizado porque el que traía puesto estaba al revez. Una risa nerviosa curveo su cara al notar que con la prisa lo había puesto del lado contrario. Se puso el anillo de su esposa junto al suyo y se dispuso a hacer lo que le dijeran.
-"Puede cambiarse aquí, en unos momentos vengo por usted para conducirlo a la sala..."-asintió y se dispuso a cambiarse el traje.
-'Deberías calmarte'-ahora si que estaba mal, escuchaba a la perfección una voz en su cabeza.
-'Se dice fácil... ¿crees que podrían ponernos una epidural?'-¿qué era peor?. Escucharla o responderle.
-'Esa seria para Sakura. ¡No para nosotros!'-creo que responderle es peor.
-'Pero me tranquilizaría...'-o escucharla, o tener una platica... la situación en sí es muy grave.
-'Si y también se te dormiría la mitad del cuerpo... date prisa tonto, ahí viene la enfermera...'-termino su platica consigo mismo cuando la mujer entro a la habitación y lo condujo por los pasillos.
La enfermera se alarmo al ver correr gente dentro de la sala de partos.
-"¿Qué pasa?"-cuestiono el ambarino al ver la cara de la mujer. –"¿Qué pasa?"-la enfermera lucho contra el castaño para impedirle la entrada.
-"¡Tranquilícese Sr. Li!"-grito forcejeando para que el hombre no la tirara. –"¡Cálmese y déjeme ir a ver que esta pasando!"-intentando contener los nervios Syaoran asintió y se quito el gorro para estrujarlo con desesperación.
La enfermera avanzo por el pasillo, rápidamente y acomodando el cubre bocas para entrar en el quirófano donde los doctores y las enfermeras rodeaban a Sakura quien movía la cabeza desesperada y repleta de sudor.
-"¡Tenemos que sacarlo ahora...!"-grito el Dr. Terada, indicándole algo a una enfermera quien inyecto a Sakura dejándola sedada.
-.-.-.-.-.-.-
No podía creerlo. Eso no le estaba pasando a él... todo debía ser una pesadilla. Tratando de controlarse, pero sin dejar de caminar de un lado al otro saco su teléfono celular y marco unos números apresuradamente. Escucho claramente la voz de su compañero de trabajo y mejor amigo Eriol.
-"¿Si diga?"-
-"Habla Syaoran Eriol¿podrían venir al hospital?. Sakura tiene complicaciones..."-
-"¿Qué le sucedió!"-preguntó alarmado. –"¿Esta bien?. ¡Syaoran contéstame...!"-
-"El bebe..."-ya no pudo hablar, su voz se torno quebradiza y nula.
-"¡Vamos para allá!"-
Cerró la tapa de su móvil y continuo con su caminar, de un lado al otro, intentando que todo su ser se tranquilizara. Las palabras que le dijo la enfermera hace solo unos minutos todavía daban vueltas en su cabeza, esperando haber tomado la decisión correcta. A pesar de que ésta no existiera...
-"El bebe se enredó con el cordón umbilical..."-le dijo con un voz acariciadora, cuan difícil era dar las malas noticias. –"Siento mucho hacerle esta pregunta Sr. Li, pero necesitamos saberlo..."-Syaoran asintió como pudo, esperando unos segundos que pesaron una eternidad. –"En caso de vernos en la necesidad... en caso de vernos en la necesidad de optar por una vida..."-la enfermera se atragantaba con sus propias palabras. –"¿Salvamos a su esposa o al niño?"-los ojos ambarinos se ensancharon, para después entrecerrarse. Su mano estrujo su cabello, intentando obtener respuestas. Desvió su mirada hacia el corredor por donde se habían llevado a Sakura y de pronto todo se colapso, toda su fuerza de voluntad se perdió... toda...-"¿Señor?"-insistió la enfermera.
-"A-a ella..."-susurro entre dientes. –"A mi esposa..."-la mujer lo dejo solo al recibir respuesta, atravesando el pasillo y perdiéndose entre la demás gente que vestía como ella.
No había forma de arrepentirse, no podía. Era una pregunta tan cruel, tan inhumana... No sabia como reaccionar, como decirle a su corazón que perdería a un ser tan amado, ese pequeño ser que era fruto de su amor y que por mas que intentara comprenderlo no podía creerlo. Los niños también morían...
Se sentó, sus piernas no podían seguir andando. Escucho la voz de Tomoyo y de su suegro, pero no entendía lo que le decían. Estaba demasiado alterado para responder a la exigente voz de la reciente Madre.
-"Syaoran..."-Eriol estrujaba su hombro mientras lo movía un poco. –"Dinos como esta..."-había cuatro personas en la sala de espera. Cada una con un corazón acelerado por la misma persona. Por la bella Sakura.
-"El bebe se estaba asfixiando con el cordón umbilical..."-les dijo sin emoción alguna, moviendo los labios lentamente y mirando al frente, jugando con el anillo. Se pudo escuchar el grito ahogado de Tomoyo quien inmediatamente recurrió a las lagrimas, siendo consolada por su marido, quien le pedía un poco de tranquilidad.
Fujitaka Kinomoto se acerco a su antiguo jefe, con voz apagada, pero intentando darle esperanzas al joven le susurro:
-"Ella estará bien, Sakura es muy fuerte, lograran salir de ésta..."-y sin mas le paso un brazo por los hombros, para darle un poco de consuelo a esa alma tan atormentada.
No le contesto, solo cerro los ojos. Llenando su visión de oscuridad, de nuevo oscuridad...
Ahora todo estaba en silencio, Fujitaka había ido a tranquilizar a Touya quien había armado un alboroto al enterarse, Meiling descansaba en el regazo de Tomoyo, ambas llorando en silencio, levantando plegarias al cielo para darle fuerza a Sakura.
Eriol regresaba con vasos de café para todos. Ya llevaban ahí cuatro horas y empezaba a anochecer.
El castaño se mantenía sentado en el sofá mas alejado. Solo con su dolor ya que nadie podía siquiera imaginárselo, le acababan de romper el corazón. Ese ser tan inocente y lleno de ternura que ni siquiera conocía, que ya no conocería...
Levanto los ojos, mirando a su alrededor. ¿Cuánto tiempo llevaban ahí?. ¿Cuándo habían llegado los demás?. Pudo ver a Touya con la cabeza entre las manos, agachado, casi doblado en dos. Murmurando cosas y estrujando su cabellera negra con rabia. Parecía tan dolido como él mismo. Fujitaka mantenía los ojos cerrados mientras abrazaba a la menor de sus hijas quien parecía perdida, con la mirada fija en un solo lugar y casi sin parpadear. Eriol no estaba en la sala, al parecer era quien se encargaba de traerles algo para beber o comer. Y Meiling, cuan extraña se veía llorando. Una neblina de tristeza caía sobre ellos, todos con su dolor, todos con pena... todos sufriendo.
Pudo ver como Touya se acercaba a él y le daba un vaso. Al parecer era el único que no había comido algo.
-"Sakura no lo soportara si tu no la ayudas... no puedes estar así, debes ser fuerte por los dos..."-jamás en su vida pensó que el mayor de los Kinomoto le dijera eso, sabias palabras en la boca de un dolido hermano.
Le agradeció con la mirada mientras observaba el reloj que seguía su curso en la pared. Ya pasaba de la media noche y ningún doctor salía a decirles el estado de Sakura. Solo veían enfermeras salir y entrar, pero ninguna se detenía a informarles y aun menos después del 'numerito' que protagonizo Touya al exigir que le dijeran.
El cálido sabor del café lo ayudo a componerse, pero solo logro transportarlo a un mundo de ensueño, recargando su cabeza en el respaldo se perdió en sus recuerdos.
-"¡Prefiero el verde!"-inquirió el hombre castaña mientras tapizaban un cuarto de periódico. –"Creo que a mi hijo le gustara el verde..."-estaban decorando el cuarto para el futuro bebe.
-"Ya te dije que puede ser niña..."-dejo de hablar al sentir un leve mareo, acompañado de nauseas, por lo que puso una mano en su boca.
-"¿Estas bien?"-
-"Si, solo son nauseas..."-
-"Esta bien... yo digo que verde para..."-el castaño no pudo seguir hablando; sintió cosas extrañas en su estomago, un vórtice y tuvo que salir corriendo al baño para vomitar.
-"¿Te sientes bien Syaoran?"-le cuestiono cuando lo vio de un color amarillo y con la cara fruncida. –"Tal parece que la comida no te sentó bien..."-Syaoran regreso a lado de su esposa, ya con el estomago vació y con ese mal sabor de boca.
-"Creo que si..."-
Sus ojos se pusieron rojos ante el recuerdo, tratando de controlarse miro hacia arriba, dándole demasiada importancia a ese techo blanco de hospital. Prefirió la bendita inconciencia de sus recuerdos por lo que volvió a ellos. Dándole un ultimo sorbo a su helado café.
-"Dejémoslo a la suerte, si sale cara será verde, muy a mi pesar. Pero si sale cruz será un beige combinado con café clarito y con un diseño de conejitos..."-Syaoran sabia que Sakura deseaba el diseño de los conejitos desde el principio, así que decidió dejar ganar a su esposa.
-"Esta bien, pero yo lanzare la moneda..."-hurgó entre su bolsillo y saco una moneda plateada que giro en el aire hasta caer y ser cubierta por su zapato.
-"¿No piensas verla?"-le dijo haciendo un mohín mientras movía el pie impaciente.
-"Salió cruz..."-susurro sin moverse y pateando la moneda lejos de ellos. –"¡Vamos perezosa tenemos que poner conejitos en las paredes...!"-Sakura se colgó del cuello de su esposo y le dio besitos en toda la cara.
-"Yo nunca pierdo un volado..."-le dijo sonriente aun colgada de su cuello.-"Además sabes que soy irresistible..."-
-"Si Sra. Irresistible... por eso me la voy a devorar a besos..."-las risas inundaron la habitación. Los lindos conejitos, vestidos con overoles cafés y apretujando una zanahoria con su pequeña patita, se veían hermosos en la pared. –"Tienes un gusto exquisito..."-
-"Eso es obvio... me case contigo..."-
Esos recuerdos se volvían tan dolorosos, había tanta ilusión en los Padres primerizos que dolía recordarlo, la perdida de un niño podía ser tan fuerte que destrozaba el corazón con una rapidez inimaginable. Todavía podía recordar las tardes recostado en sus piernas, escuchando su suave respirar y sus palabras de amor. Todo como si hubiera sucedido ayer.
-"¿Syaoran?"-el hombre abrió los ojos recibiendo aun esa caricia sobre su cabellera chocolateada.
-"¿Hum?"-susurro como respuesta.
-"Sabes que soy la mujer mas feliz..."-dejo de acariciar la cabeza de su marido para reposar sus manos sobre su creciente vientre. –"Es tan hermoso sentirlo cada día, cantarle y contarle lo que sucede..."-hablaba con una infinita ternura.
-"No sigas cariño, me pondré celoso..."-la mirada que Sakura le regalo estuvo llena de amor, ese sentimiento que nunca antes había conocido, pensar que cuando lo conoció solo había existido odio. Odio a un ser extremadamente perfecto, incluso sus múltiples defectos lo hacían perfecto... simple y sencillamente un ser celestial.
-"No puedo comparar el amor que siento por ti, tú fuiste uno de los causantes de él..."-señalo su barriga. –"Así que el amor que siento por él, es como si fuera para ti..."-toco su nariz con el dedo índice y sonrió.
-"Podría ser ella..."-regresándole su frase ambos rieron un poco, para fundirse en un abrazo cuidadoso, tan lleno de emoción que cautivaba a cualquier persona; pero mas que nada llenaba el ambiente de paz. Convirtiéndose en el principio y el fin de cada uno, siendo amantes, amigos, esposos... cómplices, compañeros, un par de niños enamorados el uno del otro.
Al recorrer la sala de espera del hospital con su mirada ámbar, los vio dormidos, o muy concentrados en sus pensamientos. Touya recargaba su cabeza en el respaldo del sillón, teniendo una mano en los hombros de Mei Ling quien al parecer dormía después de llorar. Eriol había dejado sus caminatas a la maquina de bebidas para llevar Tomoyo a casa, no podía estar mucho tiempo en el hospital, su hijo requería atención; con solo cuatro meses no podía estar sin su Madre.
Fujitaka dormía con los anteojos puestos, en espera del amanecer que, por lo que indica el reloj ya no estaba tan lejos. Se talló los ojos, no era muy normal que viera borroso. Esperando que el hormigueo que sentía en las piernas desapareciera, se puso de pie, recorriendo unos quince veces el pequeño espacio de la sala de espera. Hasta que vio a la enfermera que lo había tranquilizado, recorrer el pasillo y acercarse a él. Observo a todos los presentes y agradeció que el hombre moreno estuviera dormido, bastante embrollo había ocasionado la ultima vez.
-"Por favor Señorita..."-le hablo con un tono a medias, apunto de quebrársele la voz. –"Dígame cómo esta mi esposa..."-pregunto con la angustia dibujada en el rostro y el cansancio reflejado en sus ojos.
-"Puede pasar a verla, ella esta estable ahora..."-le dijo con seriedad. –"La subimos al siguiente piso, sígame por favor..."-
-"Gracias..."-
Caminaron en silencio, ni siquiera uno a lado del otro, sino que él la seguía un poco detrás. Evadiendo algunas camillas, al parecer un accidente en la madrugada los había sobre saturado por lo que habían puesto a los internos fuera de peligro en los pasillos.
-"Por aquí Sr. Li..."-el final del pasillo se veía próximo, giraron a la derecha y en la primera puerta se detuvieron. –"Hace poco que esta despierta y pregunto por usted..."-y sin decirle nada mas toco un par de veces la puerta y la abrió.
Al cerrar la puerta la imagen de Sakura fue un poco sorpréndete. Pálida, con una bolsa de suero a su lado. Con la mirada hacia la ventana que rápidamente infiltraba un poco de luz. Tal parece que no había escuchado los golpes en la puerta porque no lo volteo a ver.
-"Sakura..."-jugaba inseguro con la argolla de bodas, no sabia como dirigirse a ella. Con tacto y sutileza... si, eso era lo mejor. –"¿Cariño...?"-al escucharlo giro su mirada hacia él, sonriéndole un poco.
Caminando hasta el borde de la cama se arrodillo, aprisionando su mano y hundiendo la cabeza. Había escuchado el consejo de Touya, pero no podía ser tan fuerte... no sabia como ayudarla...
Beso la mano que apretaba con euforia.
-"Y-yo..."-balbuceo.
-"Te dije que podría ser una niña..."-Syaoran abrió los ojos de par en par, mirándola interrogante y con temor. –"Es niña..."-
-"¿Pero...?"-no sabia que decir.
-"Les pedí que no te dijeran nada... eres Padre de una niña..."-sin siquiera importarle, se subió a la cama, cuidando no lastimarla la abrazo con tanta fuerza que le arranco un suspiro.
-"Pero yo pensé... que tú... que..."-
-"Shhhh"-lo silencio. –"Te amo..."-en el umbral una leve tos les anuncio una llegada.
-"Sr. Li, hay alguien que quiere conocerlo..."-un poco avergonzado se bajo de la cama, aflorando los sentimientos paternos, se vio enternecido por una recién nacida. Envuelta en una cálida y afelpada cobijita rosa. Con los ojos cerrados, los puñitos por igual, con la cara un tanto arrugadita, pero con un semblante pacifico. –"Use los dos brazos..."-le susurro la enfermera al entregarle a la pequeña.
Syaoran miro a Sakura, quien asintió y luego extendió los brazos para cargar a ese diminuto ser que ahora tenia rostro, sonrisa, manos, pies...
Observo el pequeño brazalete que rodeaba su diminuta muñeca, parecía tan frágil que podía romperse si la apretaba con mucha fuerza.
-"Hikaru..."-susurro Sakura refiriéndose a la pequeña que dormía apretando el dedo índice de su Padre. –"Hikaru Li..."-como respondiéndoles les regalo un bostezo tan bello que lo hizo entrecerrar la mirada y guardar esa escena toda su vida.
-"Hikaru..."-arrullo a la pequeña que insistía en apretar su dedo, camino hasta Sakura quien ya se había medio sentado en el lecho. –"Es tan hermosa..."-la castaña sonrió.
-"Es muy fuerte, ella fue la que lo logro..."-algo empezó a molestar a la pequeña, por lo que se removió entre los brazos de Syaoran, quien inmediatamente se la acerco a Sakura, con la sorpresa de que la pequeña se negaba a soltar su dedo.
-"Tienes razón, es muy fuerte..."-Con el dedo aprisionado de su esposo y con la pequeña en sus brazos, ambos guardaron silencio. Enfocando sus pensamientos, sentimientos y deseos a ese lindo ser, esa diminuta luz que ahora se había convertido en el sol que alumbraría sus días. La pequeña Hikaru Li.
Con lentitud y un delicado movimiento, Syaoran logro que la pequeña lo dejara en libertad, acurrucándose en los brazos de su Madre. Intentando captar cada movimiento, cada respiro que daba la pequeña, procurando su salud y mirando detenidamente cada partecita de su ser.
La biología humana era impresionante, todo eso que estudias sobre la Reproducción Humana y la conservación de la especie no se compara con lo que en realidad se vive. Ese calorcito que se siente por todo el cuerpo al mirar a una parte de ti, ese ser que tu creaste con la persona que amas, es la mayor felicidad del universo. Poder dar vida es el mayor privilegio que han recibido los seres en la Tierra...
Las voces en el pasillo no se hicieron esperar, escuchándose la de Touya quien exigía ver a su hermana. La pareja sonrió, Touya siempre siendo como él era.
Todos habían recibido la noticia hace un par de minutos, en los que aprovecharon para comprar flores, chocolates y globos para felicitar a la Madre.
-"¡Sakura!"-la voz de Tomoyo inundo el lugar. Sakura volteo a ver a su hermana quien no tardo en romper en llanto y tomar en brazos a la pequeña quien se mantenía pasiva, casi inconsciente de lo que estaba sucediendo. Con los ojitos cerrados y con un dedo hurgando en su boca, comodidad absoluta.
La familia lleno la pequeña habitación de hospital. Mei Ling quien apretaba los ojos para contener sus lagrimas de felicidad.
-"¡Nos tuviste muy preocupados monstruo, haber si la próxima vez das a luz mas rápido!"-los clásicos reproches del hermano mayor.
-"No soy un monstruo Touya, pero te agradezco por la observación..."-algunos rieron nerviosos, ese era el amor que siempre se habían profesado. Pero todos sabían que él había sido uno de los mas preocupados...
-"No le hagas caso Sakura, incluso se peleo con las enfermeras porque no lo dejaban verte..."-comento Mei Ling, acercándose a Tomoyo para cargar a la niña. Mientras Fujitaka le entregaba un ramo de flores a la recién Madre y le daba un beso en la frente, acomodando un poco su cabello y sentándose en el borde de la cama.
-"Lo sé..."-contesto la castaña, disfrutando del abrazo cuidadoso que su hermano mayor quien le susurraba monstruo al oído.
Tomoyo y Mei Ling disputaban el hecho de quien había heredado la nariz cuando Eriol aprovechaba para abrazar a su jefe y mejor amigo.
-"Felicidades..."-
-"Muchas gracias..."-un leve abrazo y un par de palmadas que removieron su cabellera castaña.
-"Ahora sabrás lo que es ser Padre..."-comento casual mientras recordaba a su pequeño niño, con esos ojos azules como los suyos, tan llenos de vida y felicidad.
Ese comentario lo dejo helado por unos segundos, había estado pensando durante mucho tiempo lo que eso significaría. Lidiar con los novios en la adolescencia, cuidarla de cada uno de los patanes que quisiera aprovecharse de ella. Aprender a andar en bicicleta para poder enseñarle a ella, aprender a cocinar, bueno... pero no lo había conseguido estando casado con Sakura, tal vez él no era un hombre para eso. Aunque... ¡JAMÁS SE DARIA POR VENCIDO!
Sakura pudo ver la mirada obstinada de su esposo, sonrió a pesar de su palidez y cansancio. Le habían practicado una cesárea de emergencia para evitar que la pequeña siguiera estrangulándose, corriendo peligro su propia vida, les había pedido que no avisaran de su estado hasta que ella despertara. Le habían puesto una anestesia general para calmarla, ya que en medio de su nerviosismo se puso histérica y estaba a punto de rendirse... pero solo necesito la voz de su esposo llamándola, repitiéndole que no se dejara vencer, que la amaba. Sonaba cursi si lo desean, pero esa era la realidad.
-"Disculpen, pero solo pueden estar aquí de dos en dos..."-la enfermera que había tenido el enfrentamiento con Touya interrumpió los pensamientos de todos, haciendo que la bebé, que era sostenida por Fujitaka, empezara a llorar. –"Y creo que la pequeña ya tiene hambre..."-dejando todos los regalos, salieron de la habitación dejando a la pareja sola.
Syaoran arrullaba al diminuto ángel mientras Sakura desprendía uno de los hombros de su bata.
-"Syaoran..."-de nuevo se había quedado embelesado, la pequeña tenia los ojos mas hermosos que había visto. De un tono verde cristalino, pero un poco mas oscuros que los de la propia Madre.
Sakura le extendió los brazos para que le diera a la pequeña, quien les regalo una sonrisita antes de hundirse en el pecho de su Madre y beber leche con ahínco.
Syaoran sintió una presión en el pecho, hasta le dieron ganas de llorar... pero si se lo preguntaban había estado muy sensible últimamente. Empezó a jugar con sus dedos cuando sintió la argolla de su mujer.
Se acerco unos pasos mas y tomo la mano de su mujer.
-"¿Me acepta como su esposo?"-dijo sonriente mientras tomaba su mano izquierda y deslizaba el anillo.
-"¿Cómo podría no aceptar a un Magnate?"-
-"¿Es un si ó un no?"-si ponías atención podrías escuchar los delicados suspiros de la pequeña mientras la amamantaban...
-"Si Syaoran, aceptaría ser tu esposa hoy y siempre..."-se inclino sobre el lecho para darle un delicado beso en los labios.
"¡Mi destino!... ahora ya no hay nada que me haga falta... una esposa, una hija preciosa, llenos de comodidades... pero sobre todo rodeados de personas que nos aman y que jamás serán capaz de abandonarnos... como todos los cuentos de hadas... y vivieron felices para siempre... . Espero que así sea... pero mas espero que vivamos juntos. Una niña que nos alegrara la existencia...a pesar de que haya problemas en el futuro... sabremos superarlo y ahora prometo preguntar antes de suponer cualquier cosa... Mi vida a su lado se ha convertido en algo que no podría dejar de hacer, amanecer en sus brazos y aprender a cocinar... yo hago todo por ella... lo que sea..."
-"No me atrapas Papi..."-
Un jardín al medio día, globos de todos los colores adornaban el lugar. Niños corriendo con gorritos en sus cabezas.
-"Karu... espera..."-la pequeña no respondía al nombre que su Padre le daba. –"¡Hikaru detente!"-la niña se detuvo, poniéndose tiesa como una tabla. No le gustaba cuando su Padre la llamaba así, parecía estar enojado. Pero al darse cuenta que le sonreía, siguió corriendo por el lugar, descalza y con los últimos dos botones de su vestido sin abrochar.
-"Es una niña muy hermosa Sakura..."-
Estaban todos reunidos celebrando el tercer cumpleaños de Hikaru Li, la pequeña hija de la legendaria pareja en la Comarca. La heredera de todas las viñeras y de los millones del magnate, pero eso ella no lo sabia, solamente corría por todo el jardín, evitando que su Padre le pusiera zapatos.
-"Claro que es hermosa, es mi sobrina..."-
Unos cuantos pequeños reían con el payaso que les regalaba globos en forma de animalitos, otros picaban el pastel, dejándole sus pequeñas huellitas incrustadas, saboreando el dulce del merengue.
Un par de pequeñas saboreaban enormes paletas de caramelo, ensuciándose el rostro y quedando pegajosas.
También había gente adulta, que disfrutaba de una buena limonada que los refrescaba del delicioso calor que les reglaba el astro mayor en esa mañana de primavera. Charlaban animados, recordando viejos tiempos y viejos amores también.
-"Nos da muchos gusto tenerlos de regreso Chiharu..."-Sakura estaba atendiendo a sus invitados, mientras charlaba con Tomoyo y Chiharu.
-"No pensamos que nuestro viaje se alargara tanto, nos dio mucha alegría cuando nos enteramos del nacimiento de Karu, pero no pudimos verlos antes..."-tenia en sus brazos a un pequeño, mientras su esposo cargaba a una niña. Hace diez meses Chiharu había dado a luz a unos mellizos muy hermosos.
-"Lo importante es que están aquí..."-Tomoyo agitaba el vaso de limonada mientras vigilaba a su pequeño, corría con todos los niños, cuidando a todos. Era un niño muy inteligente y despierto, en eso... se parecía a los Padres.
-"Karu, lindura ven para que te ponga los zapatos..."-Syaoran seguía corriendo detrás de la pequeña de cabellos casi dorados.
-"No Papi, me gusta mas así..."-se detuvo un poco, acomodando su cabello detrás de su oreja y le mando un besito a su Padre con la punta de los dedos antes de seguir corriendo.
-"Sakura..."-eso era exactamente lo que siempre hacia. Cuando Karu no le hacia caso, recurría a su Madre, a quien la pequeña obedecía sin miramientos. –"¡Sakura!"-
-"Si amor, ya te escuche..."-se disculpo unos momentos y camino hacia su pequeña. –"Karu, ven cariño..."-la niña, al escuchar la voz de su Madre dejo de correr y dio saltitos hasta llegar a ella.
-"¿Si Mami?"-levanto los brazos para que la cargara.
-"¿Por qué no le haces caso a Papá?"-le limpio una mancha de caramelo de su sonrosada mejilla.
-"¡Quere que me ponga zapatos!"-chilló levantando los ojos y haciendo una mueca graciosa.
Sakura le abotono el hermoso vestido blanco, creación de Tomoyo, con flores bordadas en el pecho y en las mangas.
-"Puedes enfermarte..."-le amenazo, llamando a su esposo con la mirada. –"¿Sabes que pasa cuando te enfermas?"-la niña cerro los ojos con fuerza y movió los pies.
-"¡No quero que me piquen...!"-grito.
Syaoran se acerco sigilosamente, tomando los blancos pies de la pequeña para ponerle unos lindos zapatitos blancos. Al sentir el tacto de su Padre la pequeña soltó una risita, sintiéndose atrapada, pero saltando a los brazos de Syaoran, para darle un abrazo.
El orgulloso Padre camino con la pequeña saludando a sus empleados mientras le cantaba una canción al oído, agradeciendo silenciosamente todo lo que la vida le había dado. Con ganas de seguir corriendo, Hikaru se bajo de los brazos de su Papi para perseguir a su primo que huía con sus regalos.
Sakura continuo con su platica. A lo lejos pudo ver a Meiling y a Touya de la mano, caminando hacia ellos con una enorme caja. Se habían convertido en los consentidores oficiales de Hikaru, malcriándola al extremo por la cantidad de regalos que le daban. La castaña rodó los ojos al ver como Meiling golpeaba a su marido en el hombro.
-"¡Karu!"-la pequeña reconoció la voz de su tía y dejo de tomar jugo para correr a sus brazos.
-"¡Tía Mei!"-
Todos miraron la escena enternecidos, la pequeña era el retrato de sus Padres. Con pequeños rizos en su cabellera dorada. Los ojos verdes como los pinos de un bosque y con esa sonrisa angelical. De boca pequeña, labios rosáceos y nariz afilada. Incluso con algunas pecas en su blanca tez.
Levanto sus pequeños brazos para que su adorada tía la cargara, dándole un abrazo.
-"¿Cómo esta la pequeña cumpleañera?"-
-"Bien. Mi Mami dijo que podía comer todo el helado que quisiera..."-abrió los ojos demás al ver la enorme caja con la que Touya lidiaba. –"¿Es para mi?"-
-"¡Claro que si Karu!"-hizo ademanes de querer bajarse para poder abrir ese regalo. Ya en el suelo, camino hasta llegar con su tío Touya.
-"¡Feliz cumpleaños Karu!"-recito el mayor de los Kinomoto, abrazando a la niña con dulzura.
-"¡Gracias Tiíto!"-
Abrió con prisa la enorme caja, rasgando el papel y tirando el moño rosa que lo adornaba. Quedando encantada al ver la muñeca que incluso era mas alta que ella.
-"¡Muchas gracias tiítos..."-con la muñeca en brazos, se dio al trote de nuevo. Detrás de su odioso primo quien insistía en decirle "enana"...
El astro rey anunciaba su despedida con los suaves rojizos y anaranjados que circundaban el cielo. El palacete se vio iluminado por el bellísimo atardecer, esos que solo se podían ver viviendo en esa comarca, el lugar mas cercano al paraíso. Con esa brisa fresca que les daba la próxima noche, y esa alegría que continuaba en el cumpleaños de la pequeña.
Cansada de tanto correr se había dormido en los brazos de su Madre, quien la arrullaba, entonando una suave canción en su oído, deseando que sus sueños fueran tranquilos y llenos de paz. Sentando en una silla a la muñeca que al parecer había sufrido algunos estragos en su vestido además de haber perdido esas horas en el salón de belleza, ya que su estético peinado había sido sustituido por una maraña.
Muchos de los niños que estaban hace unos horas, corriendo de aquí a allá como caballos desbocados, ahora descansaban en alguna de las sillas o simplemente continuaban comiendo de ese delicioso pastel de duraznos y fresas. Otros dormían en el pasto, cubiertos por alguna manta improvisada. Y algunos otros, con mas energía de la normal continuaban la persecución detrás de alguna de las gigantes pelotas que les habían dado para divertirse.
-"Amor..."-Sakura llamaba a su esposo para indicarle que iría a acostar a la niña. Con intenciones de ser él quien la recostara, se acerco a ella.
-"Yo lo hago..."-tendiendo sus brazos para mover lo menos posible a la pequeña, quien solo abrió los ojos un par de segundos, para después regresar con Morfeo.
Caminando con su niña entre los brazos, atravesó el jardín y deslizo la puerta de cristal para entrar al Palacete. Silencio a unos cuantos invitados que mantenían una conversación muy animada, para rodear la sala y subir las escaleras.
Ahora agradecía que Sakura le hubiera puesto conejitos al decorado de la habitación. Además el verde no era muy femenino.
Recorrió el pasillo, mirando distraído algunos juguetes que podían causarle un accidente muy grave. De un saltito evito el oso de felpa favorito de la niña y abrió la puerta –que permanecía entreabierta- con el pie.
Se regaño mentalmente al haber olvidado el regalo de Karu en la habitación. Una caja con algunos agujeros se movía raramente y produciendo algunos gruñidos. Con una gota en la nuca acostó a la niña en su camita arropándola con suma ternura, ese sentimiento que había descubierto al enamorarse de un ser tan lleno de felicidad, ternura, sinceridad y belleza. Su amada Sakura.
Después de acomodar el rubio cabello de su hija, le presto atención a la caja movediza. Destapándola dejo ver a un pequeño cachorro, de un color café muy clarito. Con rizos por todo el diminuto cuerpo, siendo saludado por algo que podía ser un ladrido, pero mas fue un gruñido de felicidad.
Un enorme moño de color rojo colgaba de su cuello, o mas bien lo que había sobrevivido de él, ya que el pequeño cachorro se había divertido mordisqueándolo. Con felicidad movió su diminuta cola, poniéndose en dos patitas para que Syaoran le hiciera caso.
-"¡Shhhhhh!"-susurro poniendo un dedo en sus labios y agachándose a tomar al alegre animalito. –"Ya esta dormida... mañana la despertaremos juntos..."-como respuesta a la petición dio un largo ladrido el cual basto para desperezar a la pequeña Hikaru.
-"¿Papi?"-se medio sentó, abriendo los ojos llenos de alegría y con un brillo enorme. –"¡Un perrito!"-grito emocionada después de parpadear algunas veces.
Sin dudarlo se bajo de la cama –con algo de dificultad- agarrando las rodillas de su Padre y jalando su pantalón para que bajara al perrito, que no dejaba de mover su cola.
-"Namelo... namelo papi..."-chillo emocionada extendiendo los brazos.
El cachorro se acerco a la niña, olfateando sus desnudos pies y restregando su rizado pelaje. Levantando sus largas orejas lamió las manos de la pequeña, incitándola a que lo acariciara o que le diera algo de comer. El pobre había estado todo el día en la caja, comiéndose su moño y mordisqueando el cartón.
Llena de emoción levanto al perrito entre sus brazos, acariciándolo con mucho cariño y mirando a su Padre con agradecimiento.
-"Muchas gracias Papi..."-con su dedito índice le indico que se acercara. –"Se llamara Kero..."-le susurro al oído. Dándole un besito como muestra de toda su felicidad.
-"¿Kero?"-repitió Sakura desde el umbral de la puerta. –"Es hermoso Syaoran..."-se acerco a su marido y lo abrazo.
-"¡Se lo enseñare a mi primo...!"-olvidándose de todo su cansancio –y de sus zapatos... otra vez- abandono su habitación con el pequeño Kero detrás, quien lidiaba con su moño, tenia un sabor bastante chistoso, pero al menos le entretendría el hambre. Ladrando de alegría dejo un pequeño regalito para los encargados de la limpieza. ¡Él no tenia la culpa!. Lo habían dejado encerrado en esa deliciosa y apetitosa caja.
-"No puedo creer que lo hayas olvidado aquí..."-le regaño.
-"Tú también lo olvidaste, pobrecito... ha de tener mucha hambre"-Sakura se rió.
Abrazando a su esposa se relajo por el aroma que desprendía su cabello, hundiendo su rostro en él. Girando, le dio la espalda pero no se soltó de sus brazos. Caminando hasta la ventana corrió la cortina.
-"¿Estas bien Sakura?"-noto esa mirada extraña que significaba algún tipo de tormento.
-"¿Estas feliz?"-le extraño la pregunta.
-"No entiendo..."-
-"¿Eres feliz?. ¿Te hago feliz...?"-miraban hacia el patio. Observando sus reflejos en la ventana.
-"¡Claro que si...!"-la abrazo mas cerca de si. Besando su cuello. –"Cada día que paso a tu lado soy mas feliz. Tenemos a una hija maravillosa que crece demasiado rápido para mi gusto. Pronto la veré saliendo con alguno de los niños que corretean allá abajo..."-Sakura soltó una risita. –"...jamás podré aceptar eso. Pero, no entiendo por qué tu pregunta..."-
-"No es nada en especial, es solo que se me vino a la mente que tal vez yo no te hacia feliz, al menos no lo suficiente. Que tal vez te arrepentías de haberte casado conmigo o qué tal vez..."-
-"Pero yo no he hecho nada que lo demuestre..."-le dio la vuelta para que lo enfrentara. –"No habías estado tan sensible desde..."-algo en los ojos de Sakura lo confundió.
La oji-verde tomo una de las manos de su marido y la posó sobre su llano vientre. Haciendo algunas muecas el... castaño calló en cuenta.
-"¡E-estas... estas em-ba-ra-za-da!"-le pregunto con los ojos. –"¡De verdad!"-
La castaña asintió levemente. Sin dudarlo la levanto en brazos, teniendo como fondo la segregación de colores que pronto se convertiría en noche. La primera estrella dio sus tintineos en el horizonte, anunciando una noche llena de hermosos diamantes luminosos, acompañada de la luna que ya vestía con su traje blanco, llenando de paz.
Como si las estrellas anunciaran una fiesta de gala, salieron una detrás de la otra, retintineando, alumbrando el cielo.
Abajo en el patio. Hikaru corría detrás de Kero, intentando que soltara la pelota. Tomoyo vigilaba a su retoño que no paraba de correr. Las pocas nubes rechonchas que matizaban el cielo nos daban un horizonte delicioso.
Los faroles del jardín encendieron uno tras otro, iluminando el todo el lugar y ayudando a luna para terminar de alumbrar la noche.
-"Te amo Sakura..."-
El sol terminaba de despedirse, calladamente... como un caballero que comprende su derrota, guardando su espada y esperando para pedir otra nueva contienda.
Una pareja de amantes permanecía abrazada en la ventana. Sintiendo el latir de sus corazones al mismo ritmo. Con ese amor inmenso que sin duda alguna cambio sus vidas.
Hubo un momento en que todo dejo de moverse, una quietud tan reconfortante. Ese momento en que no esta el sol, pero que tampoco es de noche, el momento en que todo se detiene.
Simplemente se detiene...
Su vida iba a continuar, los años poco a poco se convertirían en días y envejecerían juntos. Viendo como sus hijos crecían, y algún día... sus nietos se sentarían en sus regazos para contarles alguna historia.
Aprovechándose de su situación dominante, el ambarino corrió sus manos por el vientre de la castaña acariciándolo con delicadeza, cuidadosamente para no dañar a ese nuevo retoño, que con amor y cariño crecía en ella. Su esposa, su amiga, su amante... su Sakura.
A veces un amor puede parecer eterno, pero para qué ponerle un limite. El amor continua mientras los amantes estén conectados. Siendo un mismo ser, ya que el verdadero amor son un alma en dos cuerpos.
En espera de su futuro, algo mejor o simplemente algo como lo que estaban viviendo. Un destino que lentamente se desenrollaba, llevándolos por un sendero en el que tal vez nunca habían transitado, o tal vez volverían a pisar.
Algunos pensaran que es falso el amor que estuvo marcado por un destino y por un pacto de sangre. Otros simplemente no lo creerán, pero uno se enamora del amor, con razones inexplicables y sin motivos aparentes. Nadie puede detener a cupido, absolutamente nadie... el amor es tan largo como la gente lo desee...
Y al parecer el amor de esta pareja estará en sus corazones por varias vidas... y no tendrá final. El ciclo continuara y un final será un principio... una y otra y otra vez.
Tal vez ya nadie hable del destino marcado o de su historia... pero todos recordaran para siempre el amor que alguna vez fue odio, pero que siempre existió... siempre.
Un final o un principio. ¿Quién lo sabe?...
Ahora solo queda darle tiempo al tiempo y con un poco de entusiasmo conseguiremos la receta correcta para hornear un pastel de amor. Lo suficientemente grande para esa pareja que se acariciaba con amor sin ser vistos y con la protección de su abrazo y de su amor...
Las nubes se movieron por la brisa que parecía seductora e imponente. La conversión de colores termino y la noche por fin se mostró en su esplendor, con ese halo tan misterioso, pero tan lleno de paz...
Todos verían muchas noches juntos, las estrellas seguirían resplandeciendo en el cielo y el destino continuaría. Pero esta historia debe terminar.
Un final... un camino y su amor...
El eterno amor de un destino marcado que unió sus vidas, sus corazones y sus almas...
FIN.
¡TERMINE!... Oh Kami-sama te doy las gracias... he terminado esta historia como se debe. Sin duda es un capitulo enorme... con un poco de todo. Infidelidad falsa, dudas y mucho romance. Misterios y muchas cosas... pero esto no es para explicar nada... simplemente es para cerrar esta bellísima historia que después de mucho trabajo logre terminar, pero sobre todo por su apoyo incondicional y sus reviews tan emotivos.
/Doy una notita... para quien crea que la infidelidad es una exageración, no se crean... es uno de los síntomas de la falta de amor... aunque este no es el caso... pero todas sus dudas las responderé con mucho gusto y comentarios/
Vamos a los agradecimientos finales...
/Aparece Lyani con un pañuelo en manos y su lindo y único kimono de flores rosas... saca su libreta.../
¡Comencemos!...
Pa' que no se me olvidara nadie los anote en mi bella libreta...
PRIMERO: A mi eterno tormento conocido por los barrios bajos como Thiany, o sea mi hermanita... mi linda editora y la que encabeza las amenazas... aunque se porto muy linda esta vez... solo me dio unos cuantos golpes con su mazo... nada que no me dejara inconsciente al menos un día. -.-Uuuu... pero sin ella no seria lo que soy... GRACIAS CIN-CHAN... POR PRESTARME A LA YUUKO TANTO TIEMPO Y POR TU PACIENCIA... LO DIGO Y LO REITERO ESTA ES TU HISTORIA..
SEGUNDO: Ahora si me puse viva y anote toditos los nombres así que ahí van todos de corrido:
Carrie, Marthy-chan, pili, Iliath, ARASHI ENGEL HOPE, Abril-chan. Dulce, Lilika Yanagisawa, Isa, Celina Sosa, Sayo, Kanna Sagara, Korishiteru, Meiling-chan quien se gano una mención especial por haberme escrito el review MAS LARGO, Kassandra L.K, Tsuki-lunita, Makarena, Yarumi-san, aleirbagpotter, LAURA, Arinayed, NekoS la buena Crystal-Swan se cambio de nick... no creas que no lo note..., HORMANY, Anny, Yuen-chan, CecY, Undine, Padilla-chan mi nee-chan kerida... no sabes cuanto te extraño, Pau, Galatea Dream, crystal-dono, Athena-Asamiya Mr, Jovita, Meroko-Yui1, KarlaWatery, Ciliegia, Alejandra, mei-an, lisss-sia, Maria-Fernanda Mafeh, Sakura Ika, asuka, mitchael, Kekoa-CCS, lady-chan, MyBabyGirl, y Aneth. CREO QUE SON TODOS... SI ALGUIEN ME HA FALTADO POR FAVOR HÁGAMELO SABER.
De verdad quiero agradecer a las personas que me dejaron mas de cinco o seis reviews a lo largo de mi fic. Son muchos para mi lindo parecer. Ya saben que a veces algunos reviews no aparecen, así que mil disculpas sino los puse en los agradecimientos. ¡MIL GRACIAS!
TERCERO: No me gusta poner terceros agradecimientos, pero esta vez es necesario. Para todas esas personas que sueñan, y aquellas que proyectan sus sueños en forma de palabras... este es un agradecimiento para los escritores de fanfictions... somos un grupo de personas que sobretodos y sobretodo sueñan e intenta, pero que también luchan por lograr que todo sea posible... Muchos escriben, pero pocos se apasionan con lo que hacen... solo me queda desearles suerte y si desean un consejo de compañeros se los daré... adoro apoyar a la gente que empieza...
Se que muchas personas no leen las notas de los autores, pero léanlas... creo que son importantes...
No tengo nada mas que agradecer... yo seguiré escribiendo... no se preocupen que tendrán Lían para un buen rato... Para quien desee escuchar la canción que puse durante el embarazo... es bellísima. Se llama #Píntame de azul# y la canta el grupo llamado #Elefante# para quien pueda escucharla... se las recomiendo.
Ya saben la rutina. Pínchele al botón de haya abajo y déjenme un review, los agradeceré de alguna forma...
-"¿Syaoran y cómo lo llamaremos?"-
Caminaban por la vereda de la comarca viñera. De la mano y con lentitud.
-"No lo sé... pero le comprare un balón de fútbol..."-
-"Puede ser niña..."-
-"Aun así se lo comprare..."-
Una carcajada inundo el lugar y siguieron caminando... sin rumbo fijo, pero con las manos entrelazadas...
4ever Lían...
Creo que poner el numero de palabras es una exageración en este caso...
3... espacio comercial... Lían los invita a visitar su nueva comunidad, donde hay muchas cositas interesantes... los fics que recomiendo, el top20 de los que leo. Algunas cosas mas... solo entren a mi bio y denle donde dice homepage y entraran al mundo de Hikari Tenshi Lían y si así lo desean, se unirán al clan... 3
