Capítulo 3

Esa noche todos fueron bienvenidos con suministros, los heridos fueron atendidos y comenzaron a construir más goathis. Lo mejor para todos era asentarse y descansar por hoy. Mañana se conversaría sobre todo lo sucedido en los últimos días.

Honeymaren le explicó a Elsa quienes eran los Southuldra. Hace siglos en realidad los Nothruldra vivían en el Este como Southuldras. Sin embargo, un grupo de valientes exploradores se adentraron al bosque encantado y los espíritus de la naturaleza les dieron unas pruebas de valentía, inteligencia y bondad. Al superarlas vigorosamente el bosque les dio la bienvenida. Y entonces parte de los Southuldras migraron para expandir más terreno y finamente acentuarse como Nothtruldas. Los Southtuldras que persistieron en su pueblo no necesitaban de los espíritus ya que contaba con el guardián del viento.

-Es de la realeza. -Señaló Honeymaren-. El Guardián del viento es quien principalmente protege al pueblo y dirige el ejército. Luego asume el rol como Líder ayudando a guiar y a brindar las herramientas para la existencia del pueblo. Parte de los Souththuldras pensaban que eso ya no haría falta con la magia de los espíritus del bosque así que con permiso de su jefe migraron aquí.

-¿No mantuvieron contacto?

-Al principio sí; pero pasando los años y luego los siglos se volvieron aldeas totalmente separadas. Pero el lazo de hermandad persiste desde entonces. Solo míralos.

Elsa vio como los Nothtruldas convivían con los nuevos visitantes. Ofrecieron comida, ropa y contención. Los adultos reían y bebían en diferentes rondas y algunas madres conversaban y se contenían las lágrimas por las pérdidas.

Sin embargo, Elsa buscó con su mirada y la encontró. Liv estaba junto a los dos chicos Southuldra y al parecer tenían una vívida conversación. Sintió algo de alivio de ver que la ojigris se veía más suelta y compartía conversación con algunos aldeanos.

Sabía que su vida no sería igual a partir de ahora.

Pasando la noche se reunieron todos alrededor del fuego. Para sorpresa de Elsa muchos estaban bebiendo al extremo y algunos prepararon unos bailes para el fuego con música.

-Debemos celebrar que estamos nuevamente reunidos. -Alzó las manos el jefe Southuldra llamado Spirit-. –Estamos vivos, superamos las adversidades y nos encaminamos a un mañana. Disfruten hermanos. Esta noche es para disipar. Mañana pondremos nuestros pies en la tierra.

Muchos alzaron sus copas y fuentes. Bebieron, bailaron y rieron. Realmente estaban haciendo una fiesta.

Honeymaren también bebió, Elsa rechazó cada bebida que le era ofrecida y se mantuvo algo alejada del tumulto de gente. Honeymaren en cambio estaba rodeado por sus compañeros y su hermano Ryder.

-¡Vamos! -Insiste Honeymaren tomándola del brazo-. –¡Únete a nosotros! Será divertido.

-No gracias. -Negó Elsa con una sonrisa tímida-. –No soy de las fiestas, además estoy cansada…

No supo si era por el alcohol, pero Honeymaren la tomó de la cintura y la besó. Elsa rápidamente se sintió avergonzada e incómoda por la muestra de afecto frente al pueblo. En un instante se separó de ella roja de la vergüenza.

-¿Estas bien? -Honeymaren preguntó preocupada.

Elsa no se sentía en condiciones de contestar y negó con la cabeza. –Estoy cansada; creo que iré a dormir-. Dijo aceleradamente y se fue a pasos rápidos dejando a Honeymaren.

Caminó en dirección a Ahtohallan y nuevamente quiso buscar a Liv con la mirada, pero no la encontró. Pero si encontró a Odette que estaba parada junto a un árbol lejos del fuego viendo la fiesta. Verla allí sola le daba una oportunidad de hablar con ella sin que nadie las escuchara. Ahora siendo Odette la posible abuela de Liv ella podría responder dudas sobre los poderes de Liv y el posible vínculo con ella.

No tan segura se acerca a ella, Odette giró para verla y le respondió con una media sonrisa.

-Tú debes ser Elsa. El quinto espíritu. -Odette hace una leve reverencia-. –Yelena me contó todo sobre ti.

Elsa negó ante la reverencia. -Por favor no hace falta. Elsa no podía renunciar a sus modales de la realeza y ella inevitablemente también se reverenció ligeramente.

-Es un placer…

Elsa se detuvo al no saber cómo llamarla ¿Majestad? ¿Jefa?

-Puedes llamarme Odette, no te preocupes por las formalidades. -Sonríe la mujer.

-Odette. -Nombró Elsa sintiendo más confianza en la conversación-. -¿Cómo estás tú?

Odette mira a su pueblo y baja levemente la cabeza. –El dolor de lo que tuvo que atravesar mi pueblo persiste dentro de mí. Pero debemos ser fuertes y seguir adelante. Es parte de nuestro destino y ahora con la aparición de Liv… todo será diferente ahora.

Elsa se paró junto a ella observando la fiesta. -¿Qué sucedió allá? -Preguntó Elsa sin poder encubrir su ansiedad.

Odette sonrió. -No te apresures Quinto espíritu. Lo sabrás mañana. -Le respondió tomando un sorbo de su licor-. –Todo a su tiempo.

-Lo siento… -Dijo Elsa sintiéndose algo avergonzada-. –Es que todo es demasiado…

-¿Demasiado en poco tiempo? -Adivinó-. –Mi pueblo fue esclavizado y torturado por un ejército, una nieta que no conocía nos salvó y además…

Parece que no quería seguir hablando, Elsa por las dudas esperó.

-Mi hijo esta muerto.

¿Su hijo? ¿El padre de Liv?

-Liv me dijo que falleció junto a Ofelia hace siete años. Saber que toda esperanza de volver a verlo desapareció y eso hace que mi corazón de madre se sienta devastado. -Odette bajó la cabeza levemente, pero volvió su vista al frente-. Pero no puedo demostrárselo a mi pueblo; no puedo contagiarles el dolor de lo que es perder a un príncipe y a un hijo. Solo los haría más tristes a los días que nos han tocado.

-Lamento mucho oír eso. -Elsa bajó la cabeza mostrando verdadero malestar-. Sabes que cuenta todo mi apoyo y estoy dispuesta a ayudar en lo que sea necesario…

-Lo sé querida. -Odette le tocó el hombro y lo apretó levemente-. Me preocupa Liv. Descubrir todo esto tan de pronto debió haber sido demasiado duro. Vi sus ojos; profesan ira y mucho dolor. No puedo dejar de imaginar todo lo que tuvo haber atravesado para llegar aquí.

Elsa recordó las heridas, las quemaduras letales en la espalda de Liv y sintió un nudo en la garganta. Apenas conocía a Odette y no le parecía buena idea decirle que habían encontrado a Liv moribunda en el mar con heridas de tortura primitiva en su espalda y una bala en el hombro.

-Solo espero que pueda componerse y aceptar que ella de verdad pertenece aquí. -Suspiró Odette sin imaginar lo que estaba recordando Elsa.

Elsa intentó nuevamente buscar el cabello corto de Liv, pero no la encontró. Tal vez se había ido de la fiesta o ya estaba durmiendo. ¿Odette sabría donde estaba?

Pensaba preguntarle, pero Odette se adelantó.

-¿Puedo pedirte un favor quinto espíritu?

-Por favor, llámame Elsa. -Dijo con una mano en su pecho sonriendo con amabilidad-. –¿Qué necesitas?

-¿Puedes ir con Liv?. -Dijo-. –Su reacción a todo esto reflejó dolor y sorpresa. Significa que Derek jamás le dijo quién era en realidad. No sé lo que debe estar atravesando ahora pero no acepta mi ayuda ni mi compañía. -Odette baja los labios de tristeza-. –Y creo que, aunque ella no lo admita necesita a alguien. Y creo que esa persona eres tú. Después de todo tú tienes poderes también.

Elsa no estaba segura si era buena idea. Apenas conocía a Liv y la última vez que hablaron mostraron muchos desacuerdos. Dudó que fuese la adecuada; además sabía que Liv contaba con su amigo Aster.

-Además ustedes comparten un vínculo especial.

Elsa miró sorprendida por la revelación. -¿Nuestros poderes tienen un vínculo?

La anciana jefa sonrió ante el entusiasmo de la joven. –Todo a su tiempo Elsa. Pronto lo sabrás; pero ahora no es el momento. Ve a disfrutar el resto de la noche y no te preocupes si no puedes buscar a Liv. La veremos mañana.

Elsa hizo una mueca algo insatisfecha por la respuesta. Entonces era cierto; sí existía una conexión, un vínculo. ¿Pero por qué? ¿De qué se trataba? Al menos sintió alivio de saber que alguien tenía algo de información. Solo era cuestión de tiempo.

Decidió asentir y con un agradecimiento se fue allí en dirección nuevamente a Ahtohallan. La fiesta duraría unas horas más pero su cuerpo le pedía un descanso fuera del ruido.

Minutos después Gale se cruzó y la envolvió cambiando la dirección de sus pasos. Elsa tropezó y vio el otro camino presintiendo a dónde la quería llevar.

Siguió por el camino que Gale le había señalado y éste desapareció. Ahora solo estaba la oscuridad y la señal del enorme fuego de la aldea a lo lejos. A pesar de ello Elsa podía ver los árboles, arbustos y piedras en la oscuridad.

Y en unos minutos distinguió a una persona recostada contra un tronco. Sus rodillas estaban flexionadas contra su pecho y una botella descansaba a su lado.

-Sé que alguien está ahí.

Escuchó la voz de Liv cansada y rota. Sin titubear se acercó un poco más.

-Soy Elsa. Gale me trajo aquí.

La joven gruñó y tomó un sorbo de su botella. -¿Qué ese viento no sabe lo que es la privacidad?

No había que prestar mucha atención para darse cuenta que Liv estaba ebria. Elsa no sabía si eso lo haría violenta, triste o habladora. Le preocupaba dejarla sola allí así que solo se atinó a preguntar si estaba bien.

-Qué difícil es responder esa pregunta. -Respondió Liv echando su cabeza hacia atrás y largó un suspiro-. –Estoy viva, eso ya es algo.

-¿Quieres que te deje sola? -Preguntó Elsa.

Liv cerró los ojos y abrazó sus piernas. Elsa le angustiaba verla así. Se veía triste, sola y perdida.

-No… -Contestó en apenas un susurro-. –Puedes quedarte si quieres.

Elsa decidió olvidar su cansancio y se sentó a su lado en silencio recostando su espalda también. Ahora alzando su cabeza pudo ver las miles de estrellas que adornaba la oscura noche. Pasaron largos minutos de silencio y Elsa movió sus ojos para verla de reojo y notó que tenía los ojos algo cerrados agotados seguramente de tanto llorar. Sus párpados hinchados eran la prueba.

La rubia nunca se consideró buena para animar a alguien. Tantos años de aislamiento y casi nada de contacto humano la habían suprimido de la virtud de ayudar o contener a alguien. A pesar que ya todo eso había pasado; muy pocas veces se vio en la situación de ofrecer contención. Su hermana Anna era mejor para estas cosas; ella era más sensible y empática con los demás. Por lo que ayudar a alguien para que se sienta mejor era una virtud que Elsa no tenía bien entrenada.

-¿Cómo te sientes? -Susurró esperando poder ser útil.

Liv abrió los ojos que estaban agotados y perdidos. Levantó su botella para tomar nuevamente, pero hizo una mueca al darse cuenta que estaba vacía. -¿Cómo me siento? -Se preguntó mientras agitaba la botella antes de arrojarla hacia un lado-. Estoy triste porque no tengo más vino.

Elsa no esperaba esa respuesta. Liv resopló mientras se acomodó un salvaje mechón de cabello.

-Rayos como amo el vino. ¿Sabes algo? Desear tomar vino fue lo que me salvó de no desmayarme frente a todo el mundo cuándo los aldeanos cantaron ese himno totalmente escandaloso. -Liv rio entre dientes divertida-. ¿Te imaginas haberme desmayado frente a todos? -Rio agitando los hombros y negó la cabeza varias veces-. Que humillante hubiese sido ¿No crees?

Elsa no le encontró mucha gracia, sabía que Liv se comportaba de esa forma por la intoxicación del alcohol. Parecía que Liv no podía tomarse las cosas muy en serio en ese momento.

La castaña se limpió las lágrimas de los ojos y sonrió. -Me dije a mi misma "Liv si te desmayas dejarás el vino". -Exclamó enfatizando con su dedo índice luego dice de forma burlona-. Y funcionó ¡Sabía que no podría renunciar al vino!

Elsa no pudo evitarlo. Al principio pensó que lo que decía Liv era absurdo, pero ahora se estaba tapando la boca ocultar su risa. Liv giró la cabeza y la miró con mucha curiosidad.

-¿No trajiste vino?

-No. -Negó la cabeza Elsa.

-Oooh. -Lloró Liv inclinando su cabeza hacia arriba y sacudió los brazos como un niño malcriado-. Quiero más vino.

-¿No crees que ya tuviste suficiente?. -Persuadió Elsa, pero Liv rápidamente negó con la cabeza.

–¡Por supuesto que no! ¡Nunca habrá suficiente vino para ayudarme a olvidar que mi padre era príncipe de una aldea que no solo ahora resulta que yo soy la heredera, sino que incluye tener poderes también!

Liv ahora se veía despierta, enojada subiendo su tono de voz y comenzando a desahogarse.

-Yo no quería nada de esto; llegué aquí de casualidad porque lo único que quería … era salvar a mi hermana.

Elsa sintió un pesar al escuchar la última parte. Liv estiró sus piernas y solo un largo suspiro para calmarse.

-Yo solo fui a ese campamento a rescatarla y en el camino liberé al pueblo que estaba siendo esclavizado para crear una distracción. Solo fue pura coincidencia. Pasaron muchas cosas; sufrí muchas cosas, pero pude sacarla de allí… pero para que no nos atraparan me tuve que separar de ella. Ahora terminé aquí encerrada ya que un espíritu no me deja ir porque resulta que soy heredera de un pueblo que no conozco y si eso no fuese suficiente ahora tengo poderes de viento.

Resopla agotada de todo lo que enumeró. Respiró varias veces por la nariz y cerró los ojos.

-Yo podría seguir viviendo en la mentira que mi padre nos ocultó toda su vida. -Su tono de voz ahora era tranquila y algo desgarradora-. Sería feliz rescatando a mi hermana escapándonos lejos de aquí sin saber la existencia de un pueblo llamado Southuldra o un Bosque Encantando.

Elsa vio como abrió sus ojos ahora mirando a las estrellas. No parpadeaba dejando las lágrimas caer como rio por sus ojos. Elsa estaba viendo en primera fila el dolor y la tristeza en esos ojos y sabía que no eran por los efectos del alcohol.

-No quiero estos poderes y no quiero quedarme aquí. No quiero nada de esto. Solo quiero regresar con mi hermana.

Liv cerró los ojos y bajó la cabeza derrotada. Elsa intentó encontrar algo para decirle, pero sabía que ninguna palabra de ánimo mejoraría algún aspecto de su miseria. Solo supo que el silencio era la única opción que tenía en esos momentos, pero Liv alzó la cabeza para verla preocupada de que no había contestado.

-¿Divagué verdad? -Preguntó-. ¿Hablé demasiado? Perdón, suelo hacerlo cuando estoy ebria y no sé si lo que estoy diciendo ahora tiene sentido. -Ríe con tristeza limpiándose los ojos-. Debo ser ridícula…

-No eres ridícula. -Elsa le contestó con firmeza y amabilidad. Liv abrió los ojos sorprendida.

-Entiendo lo que dices. -Admitió Elsa-. No me puedo lo imaginar lo mal que debes estar sintiéndote ahora mismo con todo esto, apenas oírlo se siente doloroso. -Confesó-. –No tendré todas las respuestas, pero si entiendo tu deseo de ir con tu hermana y también tu negación a tus poderes.

-¿De verdad? -Alzó las cejas Liv interesada.

-Al principio también me negaba y odiaba mis poderes. Tardé en comprender que son parte de mí, me hacen quien soy… fue gracias a mi hermana que pude entenderlo. Sin su amor no podría haberme aceptado tal y como soy.

-¿Tienes una hermana también?

-Hermana menor. Y la quiero con todo mi ser. -Elsa sonrió recordando a Anna-. Por eso entiendo tu desesperación de encontrar a la tuya.

Liv soltó un largo suspiro y se reacomodó para volver a mirar las estrellas. –No pensé que tuviéramos eso en común.

-Yo tampoco. -Admitió Elsa y elevó la cabeza para distraerse con el paisaje de las estrellas. El silencio volvió a reinar, pero Elsa no se sentía incómoda y para su alivio Liv tampoco. Ambas se ahogaron en sus pensamientos con sus ojos perdidos en las estrellas. Otro largo rato después Elsa sintió que se iba a quedar dormida en esa posición.

-¿Entonces tienes alguna sugerencia?

Elsa giró su cabeza y Liv ya la estaba mirando con sus ojos enrojecidos por todo lo que había llorado.

-No puedo quedarme aquí y aunque se lo ruegue de rodillas Gale no me dejará ir.

-De verdad no lo sé. -Confesó Elsa cerrando los ojos por un segundo pensando en cómo poder ayudarla-. Yo tampoco entiendo lo que está sucediendo…

-Para ser un quinto espíritu haces un pésimo trabajo. -La interrumpió Liv riendo, pero se tapa la boca con ambas manos al darse cuenta lo que había dicho y que ahora no podía arreglarlo-. Lo siento, no quise decir algo así…

Elsa se mordió el labio inferior. Decidió ser diplomática.

-Está bien. Solo sé que mañana nos reuniremos y hablaremos sobre todo lo que está sucediendo. Yo te ayudaré para que te dejen ir a buscar a tu hermana. Pero tendrás que mostrar alguna clase de colaboración para que logren cooperar.

Liv escuchaba con atención y asintió totalmente sorprendida de escuchar el plan elaborado de Elsa para ayudarla. Flexionó una rodilla y envolvió sus manos en el tobillo. –¿De verdad me ayudarás?

Elsa asintió.

Liv entrecerró los ojos sin comprender. –Pero ¿Por qué? ¿No crees que puedo estar engañándote?

Elsa se atrevió esta vez y no se arrepintió al tocar el hombro de Liv. –Alguien que hable así de su hermana no puede estar mintiendo. Siento al escucharte que has sufrido mucho buscándola. Creo en todo lo que me dices y quiero que te encuentres con ella.

-Gracias Elsa. -Dijo Liv-. La verdad si haces un gran trabajo como quinto espíritu.

Elsa rio sin taparse la boca y Liv se contagió compartiendo el momento. Ambas rieron y se vieron a los ojos por unos segundos para luego volver a mirar las estrellas.

-Solo espero que ella este bien. -Suspiró Liv.

-Si está por el Bosque Encantado estará bien. -Dijo Elsa muy segura. Sintiendo que ya no podía retenerlo y bostezó. No sabía cuánto tiempo habían pasado allí pero el sueño se había apoderado de su cuerpo.

-Hay sueño al parecer. -Dijo Liv-. ¿Por qué no vas a dormir? Ya es tarde, mañana será un largo día.

-¿Qué hay de ti?

-Me quedaré un rato más aquí. El alcohol persiste en mí y estoy esperando a que Aster aparezca.

Elsa asintió y se puso de pie. Sacudió las hojas invisibles que había en su vestido y miró a Liv una vez más.

-Buenas noches.

-Descansa Elsa. -Se despidió Liv y cuando la ve alejarse abre los ojos recordándolo-. ¡Espera!

Elsa giró rápidamente a su llamado. -¿Si?

-Esto que nos sucede al… tocarnos. -Dijo Liv-. –Creo que será mejor que sea nuestro secreto hasta que sepamos de qué se trata ¿Qué opinas?

Elsa no tenía pensado contárselo a alguien, pero le aliviaba saber que Liv pensaba igual que ella.

-Me parece bien.

-Genial.

Elsa comenzó su camino hacia el océano para regresar a Antohallan. Giró levemente la cabeza para verla una vez más y notó que Liv la seguía mirando, siguiendo sus pasos.

Mientras regresaba a su hogar Elsa sonrió. Se sintió orgullosa de haber podido ser de ayuda a Liv. No sabía si lo lograría, pero pudo animar a la castaña de alguna forma.

Y eso le daba un sentimiento de satisfacción.


Sin abrir los ojos Liv sentía como si cuerpo pesara una tonelada. Abrió sus ojos, pero los rascó al sentir la resaca en su cabeza. Había tomado mucho vino y no parecía ser de excelente calidad.

Despertó en una pequeña tienda. No recordó a qué hora había regresado, pero si recordaba que muchos seguían bebiendo y cantando incoherencias por la ebriedad.

Se sentó en el edredón y desperezó su cuerpo con un gruñido de satisfacción para luego tocar su cabello sintiéndolo muy largo y enredado…

Un momento…

Lentamente tocó su cabello con sus dedos desde las raíces hasta las puntas y notó que el recorrido fue mucho más largo. Llegaba a la mitad de su espalda.

-¿Qué rayos? -Susurró entre dientes tomando su cabello y peinándolo con los dedos. Era castaño claro, con hebras onduladas y brillantes-. –¿Volvió a crecer de la nada?

Pensó una y otra vez con su resaca y no llegaba a ninguna razón posible. No se tomó de la mano con la chica que escupe nieve ni tampoco recitó un hechizo. Solo recordó la única vez que había pensado sobre su cabello esa noche.

Y recordó en toda su noche de ebriedad que la jefa de la aldea Odette le había dicho que con su corte de cabello era una copia exacta de su padre cuando era joven. Liv odió lo que dijo y deseó hacia sus adentro que su cabello creciera y regresara a ser el de antes.

Ella nunca le había gustado el cabello corto. Ella solía tenerlo largo y le gustaba dejárselo suelto como lo tenía ahora., Pero en la aventura de buscar a su hermana tuvo que cortárselo para que nadie la reconociera y que en ciertas circunstancias la confundieran con un hombre.

Sabía que sentada no iba a saber cómo su cabello había crecido de la nada así que se puso de pie luego de peinarlo y salió de la improvisada tienda frotándose los ojos.

-Keyla, tremendo problema me has traído. -Bromeó en voz baja mientras tocaba su cabello de a ratos para cerciorarse que seguía ahí. Sonrió feliz de que algo bueno había sucedido después de haber vivido uno de los peores días de su vida.

Había tenido peores días. Pero el día que vivió ayer realmente fue el día más raro de su vida.

Recapituló todos los eventos de ayer y recordó a Elsa. Su cabello, su color de ojos, su voz, su vestido blanco de ensueño, su mano...

La mano de Elsa sobre la suya.

Sentir su mano era como tocar la seda, envolverse en algo reconfortante. Liv lo comparaba con zambullirse en agua fresca en un día de mucho calor. Su tacto era increíble y jamás había sentido algo igual con otra persona. No sabía mucho de ella, pero habiendo sentido solo su mano ¿Es loco pensar que ya sabes que es una buena persona? No sentía malas intenciones en Elsa, no veía maldad en sus ojos y las intenciones de ayudar a encontrar a su hermana eran sinceras. Elsa realmente quería que ella se encontrara con Keyla. No era como los demás de la Aldea; todos ellos buscan algo de ella, no confían, juzgan. Elsa no.

¿Elsa sentirá lo mismo tomando mi mano?

Liv se lo preguntaba mientras ignoraba todas las miradas de reojo que recibía en la aldea. Si ella sentía esos sentimientos adorables y placenteros ¿Qué sentiría Elsa? ¿Y por qué cuando sus manos estaban juntas curaba sus heridas?

Y si mantenían sus manos juntas por mucho más tiempo ¿Qué más podría suceder? Liv reconoció que le daba mucha curiosidad saber qué podía suceder; pero al mismo también le aterraba.

Sacudió su cabeza al sentir que ya estaba pensando demasiado sumado a su pequeña pero dolorosa resaca. Se acercó al arroyo más cercano para verse.

Si, no había dudas. Su cabello había regresado. Se había olvidado como se veía en él. Enmarcaba más su rostro; haciéndola ver más femenina y que su mirada penetrante asustara menos.

Pero era su cabello y estaba feliz de que había regresado. Creía que era algo de que alegrarse frente a todas las demás cosas que habían sucedido.

Sonriendo a su reflejo ya sin querer buscar respuestas al asunto se lavó reiteradas veces el rostro, confeccionó un poco más cabello y regresó a buscar a los jefes de la aldea para saber cuándo se haría esa poca deseosa reunión.


Elsa no se imaginó que Honeymaren la iba a estar esperando a un kilómetro de la aldea. Al verla no pudo evitar recordar el beso que le había dado anoche y eso la había hecho sentirse avergonzada. No esperaba que lo hiciera y menos frente a toda su gente.

-¿Honeymaren…?

-Elsa. -Dice la Northuldra antes de que Elsa pudiera continuar. -¿Cómo… cómo estás? ¿Dormiste bien?

Elsa sonrió algo nerviosa recogiendo un mechón suelto de su cabello tras la oreja. –He dormido bien. ¿Todos ya están reunidos?

-Aún no, pero… ¿Quieres qué…?

Elsa parpadeó y esperó que Honeymaren pudiera formular sus palabras. Algo no estaba bien…

Y entonces la joven decide cerrar su boca, respirar para después soltar. -Vine hasta aquí para disculparme por lo de anoche…

-Oh… -Las mejillas de Elsa se ruborizaron. No esperaba tal sorpresa.

-Estaba bebiendo y la verdad no pensé que te incomodaría… ya sabes…

La rubia se mordió el interior de la mejilla tratando de calmar su tensión. Quería terminar la conversación lo antes posible antes de que se volviera más incómoda. –No te preocupes; solo es… que me tomó de sorpresa y no sé si aún estoy lista…

Sabía que esto iba a doler, pero debía decirlo.

-Lista para hacerlo público.

Se sintió totalmente arrepentida al ver la boca de Honeymaren entre abrirse y alzar las cejas mostrando total sorpresa.

-¡Lo siento! -Se adelantó Elsa-. De verdad no es…

-Tranquila Elsa. -Honeymaren la tomó de los hombros e hizo que la mirara a los ojos-. Está bien. Lo entiendo totalmente; esto es muy nuevo para nosotras y si quieres que vayamos despacio iremos despacio… fue un error no haber aclarado las cosas desde el principio.

Elsa se tranquilizó al sentir la calma que transmitía Honeymaren. Aun así, se sentía culpable de ser aún tímida e insegura en una relación. Apenas había pasado un año desde que vivía aquí y aún relacionarse le era complicado. Si su hermana Anna estuviera con ella le sería todo más sencillo.

Le aliviaba saber que hoy era viernes e iría a verla. Le moría por contarle todo lo que había sucedido.

-Gracias… -Dijo y bajó la vista-. Y lo siento…

-¿Lo sientes? -Ladeó la cabeza Honeymaren buscando su mirada-. Yo debería ser la que debería pedir disculpas Elsa. No has hecho nada malo. Quiero estar contigo, no importa cómo.

Elsa se sintió muy afortunada de haber conocido a alguien como Honeymaren. Se sonrieron y comenzaron su camino a la aldea; se despidieron en la entrada ya que la Northrulda debía empezar con sus tareas y Elsa tenía la reunión predeterminada con los jefes y Liv.

Ya estando cerca de llegar escuchó un graznido de un ave. Algo le decía que debería empezar a familiarizarse con él.

-¿Qué rayos te sucedió? ¿Cómo es posible?

Escuchó el nombre de la castaña y decidió acelerar sus pasos para encontrarla y saber si estaba bien. Buscó a su alrededor, pero no vio a ninguna chica con el cabello corto y entonces sus ojos se detuvieron en una larga cabellera con ondas desordenadas. Sus ondas eran tan características y diferentes entre sí que no parecían naturales. Notó que la dueña de ese cabello hablaba con Aster que estaba sobre la entrada de la tienda.

-¿Increíble no? -Señaló Liv pasando el cabello entre sus dedos.

Elsa vio sonreír a Liv. Notó que con el cabello largo ahora sus facciones se veían más finas y delicadas; su rostro se veía más angelical e incluso hacía que sus ojos brillaran más y se vieran más estrechos.

-¿Elsa?

Sacudió su cabeza rápidamente. ¿Cuánto tiempo se había quedado viéndola?

Se acercó y solo pudo titubear. –Tú cabello…

-¡Si! -Señaló Liv tomándolo entre sus manos para intentar atarlo-. ¿Loco no? Cuando desperté el cabello ya estaba ahí. Parece que con solo desearlo sucedió.

Elsa se quedó en silencio observando como al parecer Liv intentaba atárselo, pero no parecía tener éxito al no tener una cinta.

Abrió los ojos recordándolo y con solo mover sus dedos sobre la palma de su mano creó una cinta de hielo.

-¿Crees que sirva?

Liv alzó las cejas y vio la cinta que descansaba en la palma de Elsa. Era azul mezclando tonalidades de blanco y se veía muy sofisticado.

La tomó y luego en tres simples movimientos ató su cabello a una cola de caballo.

-Increíble. -Suspiró moviendo su coleta-. ¿Puedes crear todo tipo de cosas? Es asombroso.

Entonces Elsa pensó si Liv alguna vez había escuchado la historia de la Reina de las Nieves de Arendelle. Congelar un reino entero amenazándolo a un invierno eterno había quedado para la historia en muchos reinos. Aunque fue perdonada y amada después, sabía que su historia quedó plasmada en los reinos vecinos.

¿Liv jamás había oído de ella?

-Liv… -Se animó a preguntar-. ¿De dónde provienes?

-¿Están listas jóvenes?

Ambas giran la cabeza al ver que Yelena había salido de la tienda.

-Si no queda otra. -Rodeó los ojos la extranjera y entró sin vacilar seguida de Elsa.

La reunión consistía en Yelena; Spirit, Odette, Liv y Elsa. Decidieron una reunión tranquila y pacífica para conversar en los sucesos de los últimos días. Spirit contó todo manteniendo con su voz grave y pausada en todo momento.

Dos meses atrás vivían en paz hasta que los soldados del reino de Switzland los invadieron. Intentaron contra atacar, pero era inútil. Se rindieron ante la perdida de muchos hermanos por las increíbles armas de fuego. Sin otra opción para salvar a su pueblo del genocidio se vieron obligados a trabajar como esclavos, separando a las madres y a los niños de los jóvenes y adultos varones. Las mujeres se dedicaron a trabajos de cocina y manualidades. Los hombres eran esclavizados para crear armamento y levantar cargas pesadas. Algunos murieron de agotamiento, otros murieron al intentar escapar y otros por defenderse entre sí. Con el paso del tiempo descubrieron que creaban armería, pero una muy en particular, nunca antes vista enfocada en el fuego. Tanques, catapultas, balas incendiaras, cosas que harían a Switzland el ejército más poderoso que el mundo habría visto. Por lo poco que pudieron escuchar es que se estaban preparando para una poderosa guerra al igual que querían vender el armamento a otros países.

Todos escuchaban con atención. Yelena no borraba el semblante serio de su rostro, Elsa escuchaba con dolor la historia y sus manos se apretaban con fuerza detrás de su espalda. No podía evitar inquietarse y mirar de reojo a Liv que solo estaba sentada de brazos y piernas cruzadas mirando cabizbaja. A Elsa le hacía creer que no estaba prestando mucha atención.

-No fue hasta que una noche, un grupo de Southuldra entraron a nuestra tienda a desatarnos diciendo que teníamos la oportunidad de escapar, habían conseguido las llaves de taller donde guardaban nuestras armas. Cuando me dijeron que una joven encapuchada los había liberado me parecía… una locura, pero decidí no pensar en ello y enfocarme en aprovechar nuestra oportunidad para recuperar nuestras tierras.

Todos los ojos se desviaron a Liv y ella solo cruzó miradas para volver a estar cabizbaja.

El resto de la historia concluyó que pelearon y lograron huir porque una poderosa explosión destruyó el campamento seguido que los guardias enfocaron la búsqueda en una fugitiva y no en ellos.

Lo cual ahora todo se enfocaba en Liv. La joven permaneció en silencio mientras balanceaba una pierna lentamente. Se veía distraída en sus pensamientos y claramente deseaba estar en otro sitio y no en una reunión con una aldea que no le concernía.

-Liv. -Habló con calma Odette-. Necesitamos que confíes en nosotros; solo queremos saber por qué está pasando todo esto. No vamos a obligarte a nada, pero por favor ayúdanos.

La joven suspiró y se desenvuelve de su postura para sentarse erguida solo con una pierna cruzada. Movió la cabeza ladeando su cola de caballo lista para confesar.

-Provengo de Switzland.

Todos abrieron los ojos como platos al escuchar la declaración.

-Allí vivía con mis padres y con mi hermana Keyla. -Declaró. –Vivíamos en una cabaña de campo a las afueras del reino. Mis padres murieron hace siete años por lo que solo hemos sido mi hermana y yo desde entonces.

A Elsa le parecía sorprendente la coincidencia que era el mismo año de la muerte de sus padres. Escucharla hablar a Liv solo hacía querer escuchar más de dónde provenía ella, a ver si había alguna pista de la razón de sus poderes.

-Hace más de dos meses, mi hermana fue capturada por el ejército de Switzland porque… tiene saberes sobre armamento y del fuego que nadie sabe. La secuestraron y nos separaron. Logré huir de ellos y me emprendí en su búsqueda hasta que llegué al pueblo de los Southtruldra y entonces…

Liv pausó y Elsa observaba como había cerrado su mano con mucha fuerza en la punta del reposabrazos. Pudo notar como tembló ligeramente al parecer a causa de estar recordando lo que había sucedido. Quería ayudarla, pero por como esperaban los jefes a que respondiera no se animó a interponerse. Pero finalmente Liv tomó una profunda respiración y continúo.

–Me infiltré en el campamento y liberé la carpa de los Southtrulda para que pudieran huir y me crearan una distracción para rescatar a mi hermana. Cuando llegué para liberarla y estábamos por huir se produjo la lucha de los Southuldras contra los guardias. Los soldados crearon una barricada con sus armas, cañones y explosivos. En plena huida me quedaban unas granadas incendiarias y decidí arrojarlas a su armamento. Eso provocó una inmensa explosión y la destrucción de todo el campamento. Aprovechamos la oportunidad y huimos en mi caballo, pero… los guardias no perdían nuestro rastro y sabía que tarde o temprano caeríamos. Entonces decidí que Keyla huyera en mi caballo mientras yo creaba una distracción para guiarlos hacía mí. Y en la persecución me dispararon en el brazo y caí al río; lo último que recuerdo fue caer por una cascada y no desperté hasta la noche que me trajeron aquí.

Concluyendo su historia, sabiendo que había dado la información suficiente para que cooperaran con su cometido. Se apostó a si misma que la primera que preguntaría algo sería Odette.

-¿Tu poderes aparecieron cuando llegaste al Bosque Encantado? -Preguntó Odette.

Lo sabía.

Negó con la cabeza. –Cuando intentaba huir con mi hermana los soldados nos atraparon y nos contuvieron para que no huyéramos.

-Eso explicaría tus heridas cuando Elsa te encontró en el mar oscuro. -Dice Yelena-. ¿Te azotaron verdad?

Liv asintió lentamente con la cabeza y Elsa reprimió un gemido de dolor. Liv había sido torturada frente a los ojos de su hermana.

-Pensé que iba a morir y por la desesperación de no poder salvar a mi hermana, un enorme remolino de aire brotó de mi cuerpo logrando darnos una oportunidad de escapar.

-Si todo lo que dice es verdad… -Habló Spirit-. Ella es solo una víctima de los acontecimientos. Solo llegó aquí buscando a su hermana.

Liv agradeció que alguien entendiera sus intenciones aquí.

-Sí, pero… -Dijo Yelena-. ¿Por qué Gale no deja que se vaya? ¿Qué es lo que la ancla aquí?

-Tal vez es una señal que debe regresar con su pueblo. -Dijo Odette.

-Gale no haría algo como eso. -Interfirió Elsa-. Debe haber otra razón. Tal vez nos trata de dar una señal de que algo podría aproximarse o tal vez quiera proteger a Liv de algo.

-No me importa la razón. -Liv se levantó de la silla-. Lo único que quiero es buscar a mi hermana. Por el camino que tomó debió haber terminado en el Bosque Encantado también.

-¿Acaso no te has puesto a pensar que tal vez el ejército la encontró y ya la tiene confinada de nuevo? -Preguntó Spirit.

-¿Y tú no te has puesto a pensar que no pedí tu opinión? -Enfatizó los ojos grises Liv en los oscuros de Sprit.

-¿¡Qué dices mocosa!? -Spirit la toma de la camiseta y ella no saca su mirada enfurecida de sus ojos.

-¡Spirit! -Exclamó Odette-. ¿Dejas que una joven te haga enojar?

El hombre respiraba con fuerza por la nariz y soltó de un tirón a su nieta. Liv solo se sacudió con molestia como si su prenda se hubiera ensuciado.

Elsa se tapó ligeramente el rostro. Liv cometiendo esas estupideces no ayudaba a que los demás confiaran en ella. Se prometió darle una reprimenda después de la reunión.

Yelena carraspeó antes de hablar queriendo continuar con el debate sin crear otra discusión.

-Si una nación estaba construyendo poderoso armamento no muy lejos de aquí eso significa que no solo nosotros podríamos estar en peligro. Hablamos de reinos más cercanos cómo…

-Arendelle. -Asintió Elsa llenándose de preocupación y miró a Liv-. En el campamento ¿Había banderas? ¿Carteles de otras naciones? ¿Uniformes?

Elsa se acercó tanto a Liv de forma tan repentina que la hizo sonrojar por la cercanía. Elsa no lo notó. Su preocupación por su nación le llenaba el pecho.

-¿Recuerdas los colores? ¿Iniciales? ¿Escudos? Lo que sea.

-Ah…yo… -Balbuceó Liv viendo su propio reflejo en los poderosos ojos azules de Elsa. De pronto su cabeza le trae un recuerdo.

-Aster me dijo, que había dos símbolos más además del de Switlzand. Escudos de reino.

-¿No viste cuáles? -Enfatizó Elsa mostrando más ansiedad que antes. Liv se sentía algo avergonzada de admitir la respuesta.

-No presté atención. Solo quería rescatar a mi hermana e huir de allí.

Elsa cerró los ojos y gruñó con frustración. Liv se sintió mal por no poder decir más. Ahora deseaba saber más para poder ayudar a Elsa.

-Perdón Elsa. Desearía haber…

-Olvídalo. -Negó la rubia dándole la espalda-. Si todo esto es cierto significa Switzland va a dar una guerra o quiere ayudar a crear una.

-Pero no tenemos forma de asegurarlo. -Contradijo Odette-. Solo sabemos que construían armamento en nuestra aldea y que tenían a la hermana de Liv secuestrada. No tenemos suficiente evidencia…

-Además… -Interrumpió Liv-. Destruí todo el campamento y perdieron casi todo lo que habían construido. Con todo su armamento perdido les tomará mucho más tiempo construir todo nuevamente. Eso les da tiempo ¿No?

-Es un buen punto. -Admitió Yelena-. –Tenemos esa ventaja.

-Debo decirle a Anna. -Dijo Elsa-. Advertirle, decirle que tome las medidas para cuidar Arendelle.

-¿Arendelle? -Liz alzó una ceja confundida.

-¿Nunca oíste de Arendelle? -Preguntó Yelena algo sorprendida del desconocimiento de la extranjera.

-Sí, sí. -Respondió Liv-. ¿Pero por qué Arendelle…?

-Mi hermana es la reina de Arendelle. -Dijo Elsa-. Ella sabrá que hacer al respecto cuando le cuente.

Liv quedó boquiabierta. –Bueno, eso sí que no lo vi venir. Ahora resulta que también eres de la realeza.

Elsa no lo veía como algo sorprendente además que no ayudaba a la situación.

-Lo que podemos concluir de lo que haremos a continuación es... -Habló Yelena-. Nos ocuparemos de ayudar a nuestros hermanos Southuldras de recuperarse y ubicarse en el bosque encantado. Regresar a su territorio es muy peligroso, nos sabemos si el ejército podría seguir allí. Mientras tanto Elsa, dile a Anna que investigue reinos vecinos y cuide Arendelle. Podrían ser vulnerables ahora. Y en cuanto a Liv…

Liv miró expectante a Yelena.

-Los Northuldra nos dejamos guiar por la magia de la naturaleza. Cuando ella habla nosotros obedecemos.

-Espera un segundo. -Levantó las manos Liv-. Como dijo Spirit antes solo llegué aquí por coincidencia y no soy parte de todo esto. Solo quiero ir a buscar a mi hermana.

-Nada sucede por coincidencia. -Contradijo Yelena estrechando más sus ojos-. El espíritu del viento no te deja huir aquí por lo que sin importar la razón debes quedarte.

-Me harán quedarme en contra de mi voluntad. -Dijo entre dientes Liv apretando sus puños.

-Huir no es la mejor decisión ahora Liv. -Dijo Odette-. No sabemos que hay a las afueras del bosque, es peligroso para todos; inclusive para ti.

-Entre todos decidimos que podrás ir a buscar a tu hermana. -Informó Yelena-. Solo si llevas un acompañante contigo.

-¿Un acompañante? -Alzó la ceja Liv.

-Alguien que dé garantía de que hagas exactamente eso.

-¿No aceptas mi palabra de honor? -Preguntó Liv con una mano en el corazón y la otra levantada en señal de juramento. Pero Yelena no mostró respuesta alguna.

-¡Oh vamos! ¿Quién va a querer acompañarme al medio del aburrido bosque para buscar a mi hermana?

Yelena desvió la mirada a Elsa. El quinto espíritu abrió los ojos sorprendida.

–Un momento Yelena…

-No hay mejor candidata que tú Elsa. La acompañarás en su búsqueda y la ayudarás a guiarla por el Bosque Encantado. Sé qué harás un gran trabajo.

-Pe-pero no… -Elsa intentó excusarse. Quería ayudarla a a Liv a que busque su hermana, pero eso no significaba que quería involucrarse.

-No es necesario. -Se entrometió Liv-. No tiene por qué acompañarme; puedo darle mi palabra de que…

-Señorita Liv. -Yelena habló con voz serena pero muy penetrante provocando que tanto a Liv como a Elsa se le pusieran los pelos de punta-. Más allá que tenga poderes de viento y resulte ser heredera Southuldra usted sigue siendo una desconocida para mí. No tomaré riesgos de dejarla sola. Usted no es digna de mi confianza ni de la confianza de todo mi pueblo. Así que irá acompañada de Elsa y ella me informará todo al respecto ¿Queda claro?

Liv abrió los ojos como platos y por primera vez buscó a Odette en busca de ayuda, pero ella alzó los hombros demostrando que no se involucraría.

-Ella es la que manda.

Miró a Elsa como única salvación, pero la rubia asintió con la cabeza demostrando que se había rendido.

Liv largó un desgarrador gruñido y bajó la cabeza derrotada.

-De acuerdo.

Los jefes se retiraron de la carpa dejando a las dos jóvenes solas.

-Esto es una mierda. -Insultó Liv pateando el suelo como único deshago que podía encontrar.

Elsa no le respondió. Solo podía pensar en Arendelle y Anna. Debía verse con ella rápido para asegurarse de que todo estuviera bien.

–Me tienen aquí en contra de mi voluntad y no confían en mi.

-Lamento que tenga que ser así. -Respondió Elsa-. Pero al menos puedes ir a buscar a tu hermana.

-No sé si eso me hace sentir mejor. -Dijo Liv.

-Pero es lo único que podemos hacer por ahora.

Elsa le dio la espalda para irse.

-¿A dónde vas? Preguntó Liv.

-Debo comunicarle a mi hermana sobre todo esto. Tal vez ella pueda investigar algo y en todo caso…advertirle.

Liv se pasó la cabeza por la nuca y suspiró. –Buena suerte. Dile que tenga cuidado.

Elsa parpadeó. No se esperaba que Liv le mandara palabras de aliento hacia Anna. Pero entonces recordó que ambas compartían la similitud de tener hermanas por lo que lo tomó como una acción totalmente empática. Sonrió en agradecimiento y se fue de la carpa dejándola sola.

Sabía que Liv tenía problemas, pero ahora ella también los tenía. Tenía que cerciorarse que su propia hermana estuviera bien.

Por lo que esta vez llegó más temprano de lo usual a su reunión semanal.


-Oh, Hola Elsa. Saludó con cariño Kristoff. Fue el primero en recibirla con su carismática sonrisa y la invitó a caminar junto a él a la oficina de Anna. -¿Cómo has estado?

-He estado bien. -Respondió Elsa acomodándose un mechón de su cabello tras la oreja-. Pero han sucedido algunas cosas que debo hablar con Anna con urgencia.

-Oh. -Los ojos de Kristoff se abrieron con verdadera preocupación-. ¿Algo anda mal?

-No te preocupes. Lo hablaremos en la cena. -Elsa le sonríe con confianza para tranquilizarlo y decidió disipar el tema-. ¿Cómo has estado tú?

-Oh ya sabes… Estamos trabajando mucho en la remodelación del orfanato en el reino. Todo va de acuerdo al plan y si los cálculos no fallan ya estaría listo para el primes mes de invierno.

Elsa se sintió feliz por las buenas noticias. Anna había decretado meses atrás una remodelación del orfanato. Volviéndolo más grande en conjunto con una escuela. Fue una excelente decisión y todo el reino la aplaudió con alegría y devoción. Kristoff era uno de los más entusiastas ya que era el orfanato donde él se había criado.

-Olaf y Sven siguen allá ayudando. De seguro que pronto estarán aquí.

-Me alegra mucho oír las buenas noticias Kristoff. -Admitió Elsa viendo como se estaban acercando a la puerta de la oficina.

-A mi también. -Sonrió Kristoff-. Todo esta yendo de maravilla.

Llegaron a la puerta y Kristoff se despidió.

-Las dejaré solas. ¿Las espero para la cena?

-Seguro.

Kristoff le sonríe nuevamente con cariño y se aleja de allí. Elsa también le sonríe a su cuñado. Le agradaba mucho su amabilidad y entendimiento hacia Anna y ella.

Tocó la puerta e inmediatamente escuchó la alegre voz del otro lado.

-¡Adelante!

Abrió la puerta y asomó primero la cabeza sonriendo. -¿Llego en mal momento?

Su hermana menor levantó la cabeza de los papeles de su escritorio. Llevaba su vestido verde de su coronación y esta vez no llevaba el peinado real típico. Tenía su cabello suelto con su media trenza alrededor. Se veía mucho mejor sin ese ajustado recogido; con el cabello suelto se veía más como… Anna.

Los ojos de la joven se iluminaron y una sonrisa de alegría adornó su rostro al ver su hermana mayor. –Nunca es mal momento para ti Elsa.

Ya sin preocupación Elsa terminó de entrar a la oficina y Anna corrió a ella para abrazarla.

-¡Viniste temprano! -Dijo Anna envolviendo sus brazos alrededor de su cuello.

-Quería sorprenderte. -Dijo Elsa apretando sus manos por la espalda sonriendo al afecto de su pequeña hermana.

-Hazlo más seguido. -Pidió Anna. Se separaron del abrazo y Anna besó su mejilla provocando una pequeña risa en la rubia-. Me gustan las sorpresas.

La felicidad absoluta de su llegada sumado a su desenvuelta actitud le dio tranquilidad a Elsa de que nada malo estaba sucediendo en el reino. Lo cual le generó un gran alivio que no pudo evitar soltar en un suspiro.

-¿Todo bien Elsa? -Preguntó Anna ahora solo tomada de las manos-. ¿Sucede algo?

Cómo odiaba dar las malas noticias. Se habían prometido no ocultarse secretos y Elsa desde el día que sobrevivieron en el Bosque Encantado se juró jamás romper esa promesa de nuevo.

-Hay algo que debo contarte. Algo que sucedió en el Bosque.

Anna frunció levemente el ceño escuchando con atención. –Dime que es.

Ambas se sentaron en un sofá de la oficina y Elsa le contó absolutamente todo. Desde el mal presentimiento de la primera mañana hasta la reunión que habían tenido hace solo una hora. Anna escuchó con atención. Aun así no pudo evitar interrumpir cuando la historia llegaba a partes muy impactantes.

-¿La encontraste en la orilla del mar con heridas de tortura?

-Si.

-¿¡Switzland esclavizó a los Southuldra para construir armamento!?

-Si.

-¿¡Liv tiene poderes cómo tú!?

-Si.

-¿Y ahora resulta ser heredera de los Southuldra y es la supuesta "Guardián del viento"?

-Así es.

Cuando finalmente la rubia termina de contar todo lo sucedido Anna estaba con los ojos abiertos y la boca abierta.

-Wow. -Anna se pasó la mano por la frente-. La verdad no esperaba tal sorpresa.

-¿Qué piensas?

-¿Qué pienso? -Dijo Anna-. Esta chica Liv… llegó a la aldea con heridas de tortura que afortunadamente tú pudiste curarle y Gale no la deja irse para que busque a su hermana. No puedo evitar sentirme algo molesta con Gale…

Elsa asintió en acuerdo. Ambas podían ponerse en la posición de Liv y sabía que ninguna de las dos les gustaría estar en eselugar.

-Espero que su hermana esté bien.

Elsa apretó su mano y con su otro brazo rodea la cabeza de Anna para abrazarla.

-¿Qué? -Preguntó Anna sin entender la sorpresiva muestra de afecto de Elsa. No le disgustaba en lo absoluto, pero quería saber por qué.

-De todo lo que te conté y piensas en la hermana de Liv. -Dijo Elsa sonriendo con cariño-. Piensas tanto en los demás.

Anna sonrió y apretó la mano de Elsa. –No puedo evitar ponernos a nosotras en esa posición… y se siente horrible Elsa.

-Lo sé. -Admitió la rubia-. Cuando la encontré en el mar así de malherida Anna, no pude evitarme imaginar que eras tú.

-Oh Elsa ¿Por qué haces esas cosas? -Retó Anna sonriendo ligeramente al separarse del abrazo-. Estoy bien; Arendelle está bien. No tienes que pensar así.

Elsa respiró con fuerza y miró a un lado algo avergonzada. –Lo siento. No volveré a hacerlo.

-¿Y ahora que hará Liv? -Preguntó Anna.

-Aceptó el trato a regañadientes. -Respondió Elsa-. –No quiere quedarse en la aldea, pero tanto Gale como los jefes no le dieron elección.

-Pues claro. Yo tampoco me gustaría quedarme allí en contra de mi voluntad. Solo espero que a pesar de ello pueda encontrar a su hermana. -Admitió Anna-. –En el mientras tanto…

La joven de cabello rubio fresa se llevó un dedo al labio pensativa y luego se puso de pie para ir al escritorio. –Debemos averiguar sobre Switzland.

Pasaron la siguiente media hora revisando archivos, contratos y firmas en relación a Switzland. Leyeron los mapas conceptuales de arriba abajo. Pero no encontraron una simple pista de que podrían padecer una amenaza o conflicto político. Arendelle se condicionaba de ser un reino muy pacífico y pequeño. Sería inútil atacarlo sin un buen argumento. En cambio, Switzland era un reino mucho más grande, gran exportador de metales, harinas y carnes; débil en bosques y hielo a diferencia de Arendelle que tenía riqueza en bosque, hielo y mares para la pesca.

Ambas gruñeron frustradas al no encontrar respuesta alguna.

-No hay nada. No tenemos conflictos, ni fallas, ni cartas de reclamo. Switzland será un reino más poderoso, pero es tan pacífico como el nuestro. No veo razón para que nos quieran amenazar.

-Tiene que haber algo…

-No olvides que Switzland estaba construyendo armamento. Tal vez solo querían exportarla y no para crear algo bélico. Y si ese fuese el caso tal vez nosotros no seamos el objetivo…

Anna abrió los ojos y se apresuró a buscar otra carpeta en un librero. Elsa le sorprendió la repentina acción, pero se entusiasmó al ver que su hermana menor estaba pensando en algo más.

-¿Qué buscas?

-Vínculos con otros reinos. -Respondió Anna abriendo una carpeta llena de contratos, pergaminos y un mapa-. Podemos encontrar vínculos en común con otros reinos. Podría inventar una carta tonta o una cita de control y de paso poder conseguir información. Tal vez nosotros no tengamos problemas con Switzland pero eso no significa que otros países no.

-Eso es muy inteligente. -Admitió Elsa, pero lo pensó nuevamente-. Pero ¿Cómo lo harás? No es que puedas preguntarles "¿Acaso ustedes tienen problemas bélicos con Switzland?"

Anna ríe del sarcasmo de su hermana mayor. –Tengo mis métodos Elsa. -Guiñó el ojo la joven-. Lo resolveré, ya lo verás.

Elsa sonrió en acuerdo con su hermana. Sin duda Anna era mucho mejor gobernante que ella. Era increíble cómo hacía parecer todo más sencillo hasta incluso divertido. Elsa recordaba lo agobiante que era revisar y releer una y otra vez diferentes tratados y contratos sumado a interminables firmas. En cambio, Anna lo hacía parecer tan sencillo, además de esa chispa de pasión en ella que provocaba que todo fuera más colorido.

-Supongo que ahora no podemos hacer más. -Concluyó la rubia.

-Desafortunadamente. -Asintió Anna-. –Ojalá pudiera hacer más…

-¿Estás bromeando? -Dijo Elsa tocándole el hombro-. Mira todo lo que has logrado. Es increíble Anna. Hasta incluso me has hecho sentir más aliviada sobre mis preocupaciones en Arendelle. Lo tienes todo bajo control.

Anna sonríe. –Me alegro haber ayudado. Y ojalá todo sea resuelto pronto. Dudo que Liv haya llegado al Bosque Encantado por coincidencia.

-Pienso igual que tú. Ella no quiere admitirlo aun…

–Creo que ahora lo que puedes hacer es ayudar a encontrar a su hermana ¿Lo harás verdad?

-Si, lo haré.

Anna suspiró aliviada. –Entonces sabemos lo que hay que hacer. Lo resolveremos juntas Elsa.

-Juntas. -Repitió Elsa y choca su frente con la de Anna con sonrisas fraternales.

Repentinamente fueron despertadas por el toque de la puerta.

-La cena esta servida majestad. -Anunció Gerda apenas asomando su cabeza.

-En camino. -Respondió Anna y tomó la mano de Elsa-. ¡Vamos! Tengo hambre y nos debemos una noche de charadas.

-Oh no… -Elsa puso los ojos en blanco, pero se deja llevar por su enérgica hermana hacia la puerta de la oficina.

Era tan afortunada de tener a Anna en su vida.


Otro episodio más.

Y llegó Anna. Es mi personaje favorito de toda la franquicia. Más allá que no tiene el total protagonismo, fue uno de mis personajes favoritos de escribir. Por supuesto que tendrá importancia en esta historia.

Un dato de color es que el nombre Southuldra era como el "nombre de respaldo" hasta que encontrara otro. Pero eventualmente quedó así (a pesar que su ubicación sea al este a las lejanía del Bosque Encantado).

Reviews son aceptados con mucho cariño.

Hasta el próximo capítulo.
Xmena