Disclaimer: Los personajes y el mundo de HP le pertenecen a J.K. Rowling.

3. Preparación

"El hombre, al menos una vez en la vida, debe perderse en un erial y experimentar una soledad absoluta, sana, un poco aburrida incluso. Y así descubrirá que depende completamente de sí mismo y conocerá sus capacidades potenciales" Haruki Murakami

Al mirar por la ventana de la cocina, Hermione sabía que ya era hora de irse, justo antes del amanecer. Todos dormían y sería mejor de esa forma, sin embargo, tenía que hacer una última cosa.

Subió por las escaleras sigilosamente y entró al dormitorio de Ginny. La pelirroja estaba despierta mirando el techo de su habitación.

-Hola Ginny… sé que acostumbro a instarte a hablar y a veces incluso contarte cosas esperando una respuesta pero esta vez te juro que no será así -Hermione se acercó y cerró la puerta, no hubo respuesta de parte de la pelirroja- Bien…Ginny, esta noche debo irme y por supuesto nadie lo sabe, antes de ayer cuando fuimos a ver a la profesora Trelawney en busca de respuestas por la profecía que encontramos, me entregó un papel con una dirección, por seguridad de todos no diré donde estaré pero es muy lejos de acá- La castaña intentó ver si había alguna suerte de respuesta o reacción en su amiga pero no fue así- Bueno… solo quería que supieras que esta profecía es sobre mí y Ron, tenemos que tomar ciertos lugares…en mmm…ya sabes todo esto, y si bien todo es confuso aun, no creo que exista otra opción, por lo que ir a este lugar es parte de lo que tengo que hacer - la chica tomó una bocanada de aire, porque por primera vez sintió miedo y tristeza de dejar a todos atrás, y si era lo suficiente sincera con ella misma, no tenía muchas esperanzas de todo esto, quería ser optimista pero no podía, quizás por esa misma razón emprendía el viaje tan luego porque era consciente que si le daba más vueltas no lo haría porque sabía que no valía la pena - Ginny te digo esto porque no tengo a nadie más a quien decirle y además dejaré esto - sacó un sobre de su abrigo y se levantó para ponerlo en la mesita de noche de su amiga- Dejo esto para Ron, principalmente le explico que me tuve que ir, que lamento tener que dejar todo sin embargo no estoy abandonando a la Orden o a él, y bueno Ginn… Sé que no está a tu mano hacer algo en estos momentos pero si puedes cuidar o proteger a Ron hazlo en serio te lo ruego, las cosas están muy raras para él y bueno para todos nosotros… Te extrañare y por favor cuídate tú también, ya debo irme- Hermione comenzaba a levantarse, pero la mano de la chica la detuvo, quien se acomodó nuevamente de su cama para abrazarle de forma algo torpe.

La castaña se mantuvo ahí unos segundos hasta que Ginny se apartó e hizo una suerte de reverencia con la cabeza. Aquel gesto fue suficiente y a la vez todo lo que necesitaba.

Hermione nunca se caracterizó por los deportes en el mundo mágico y mucho menos en el mundo de los muggles, era por ello que ahora estaba pagando el costo de aquello. Con su bolso de siempre y unas botas bastante resistentes pero enlodadas se dirigía al lugar indicado.

Bien, la verdad fue bastante sencillo encontrar el lugar pues era una especie de bosque y ruinas de Bulgaria. Ciertamente, la chica no sabía demasiado del país, más allá de Victor Krum, claro. No obstante, el día anterior había consultado a todos los libros que encontró sobre aquel lugar, su importancia y cualquier nexo con aquello que le había dicho la profesora de adivinación, por lo demás, solo tenía claro que aquella piedra y libro que le entregó Dumbledore, la profecía y ese lugar, no eran una coincidencia y de alguna forma estaban relacionados.

Ya llevaba alrededor de 5 horas caminando, había leído un poco sobre este lugar y la Fortaleza Belogradchik había sido un lugar de enfrentamiento entre magos tenebrosos otomanos y aunque había un centenar de leyendas e historias que mencionaban que era una tierra maldita que estaba llena de criaturas peligrosas y fantasmas, Hermione no se encontró con nada por el camino. Es cierto y pertinente mencionar que, a medida que se adentraba el lugar tenía una vibra bastante similar al bosque prohibido pero la verdad es que en ese punto comenzaba a aceptar que estaba perdida. A pesar de que se había mantenido firme en la convicción de no descansar hasta llegar a su destino, llevaba 7 horas caminando sin ningún éxito, ya era más del medio día por lo cual optó por tomar un descanso para comer.

Ayer había sido un día extraño, pensó Hermione. Aun cuando se mantuvo gran parte del día buscando información y empacando de a poco para no levantar sospechas, solo una idea la mantuvo obsesionada todo el día. Alguien muerto aparecería, esta idea era perseguida por dos hipótesis podría ser Dumbledore o Harry, que le aclararían dudas y ayudarían en esto. Pero aceptar incluso esta idea con dos hipótesis, le angustiaba puesto que, eso conllevaba aceptar que su amigo se había ido para siempre. Era doloroso verlo de esa forma, por lo demás, Hermione aún era incapaz de siquiera barajar aquella posibilidad, no sabía si era porque al aceptar aquello significaba que todo estaba perdido y todo lo que estaba haciendo en ese momento carecía de cualquier sentido, especialmente el haber llegado tan lejos sabiendo que era por nada. De vez en cuando la castaña soñaba con su cumpleaños número 11, en donde no recibía una carta para Hogwarts sino una para asistir a una preparatoria privada de señoritas. A veces sueña que todo esto es una pesadilla, que Harry y Ron existen, pero son compañeros de su colegio. Otras veces sueña que ella falleció y no Harry.

En aquel instante un ruido sacó de sus pensamientos a Hermione y notó que su pecho estaba oprimido, quedaba poco para que anocheciera. Dio un vistazo a su alrededor, pero no vio nada, casi como un acto reflejo sacó su varita.

Su corazón comenzó a latir muy rápido y su estómago parecía a punto de explotar. Con la mano que tenía libre buscó en su bolsillo la piedra y la tocó.

¿Por qué demonios había venido? fue lo que pensó Hermione. Por una milésima de segundo pensó en sus hipótesis, si era Dumbledore o Harry estaría a salvo… Pero de pronto sintió ganas de vomitar, preferiría que fuese un mago tenebroso antes que Ha…

-Buenas tardes…- Saludó una voz masculina a su espalda y acto seguido Hermione volteó apuntándole con la varita- ¿Tú debes ser la brillante Hermione Granger, no?

La chica no le conocía, su rostro se le hacía familiar pero claramente no tenía idea de quién era aquel hombre. Lucía un abrigo azul marino con unos botones dorados, junto a una camisa y pantalones negros a tono. Era un hombre de avanzada edad, aunque lucía en excelente forma y con un exceso de elegancia, muy parecida a la de los Malfoy.

- ¿Tú quién eres? - espetó la chica sin bajar la varita, intentó recordar de dónde había visto su rostro, pero no podía…

-Oh que descortés de mi parte- pronunció el hombre deteniéndose a unos dos metros de distancia de Hermione- Mi nombre es Gellert Grindelwald, a tus servicios - hizo una reverencia y prosiguió al notar que la chica aún lucía asustada- Dumbledore me pidió que te ayudara.

De pronto lo recordó, Gellert Grindelwald fue uno de los magos más tenebrosos de la humanidad, asesinó a cientos de magos que convirtió en inferis y por si fuera poco consideraba inferiores a los muggles y sangre sucias. Esto no estaba bien.

- ¿Cómo puedo creerte? si tú eres… - espetó Hermione pragmática y el viejo sonrió casi con malicia.

-Dumbledore dijo que desconfiarías, pero me habló sobre ti - empezó a caminar en círculos alrededor de Hermione- Tu nombre es Hermione Jean Granger, tus padres son muggles, eres Gryffindor- bufó- no cabe duda, la mejor de tu generación por lejos, tus mejores amigos son Harry Potter y Ronald Weasley - hizo una pausa- qué más, qué más… ¡Ah! tu patronus es una nutria y creo que lo más importante ¿Dumbledore te dejó unos objetos no? La piedra de la resurrección y su viejísima edición de los cuentos de Beedley el Bardo, que a decir verdad era mía, eres muy cercana a la profesora Mcgonagall y una de las últimas conversaciones que tuviste con Dumbledore fue para mencionarle que tu amigo Harry no estaba muy bien ¿Estoy en lo correcto?

Hermione se sintió confundida, aquello no podía ser real porque según lo que había leído sobre Grindelwald, él había muerto a manos de Voldemort hace unos dos años en Azkaban. Aquello no podía ser posible.

-Se supone que estás muerto - musitó Hermione.

-Debo contradecirte Hermione Granger, porque aquí estoy.

-Digamos que tienes razón… ¿Por qué Dumbledore enviaría a un asesino que cree que los impuros son inferiores a ayudarme? - El hombre sonrió.

-Bueno respecto a la razón de que Dumbledore me enviará - el tono que utilizaba era muy apaciguador- bueno nos debíamos un par de favores, ya sabes por los viejos tiempos- hizo una pausa y se sacudió al parecer un polvo invisible de su hombro- en cuanto a lo de asesino y estar en contra de los impuros, bueno ambas cosas me parecen cuento muy antiguo, de cuando era joven…y creo que considerando que sabes quién soy, comprendes que soy probablemente uno de los magos tenebrosos más peligrosos de la humanidad por lo cual si quisiera matarte ya lo habría hecho… o si quisiera algo de ti, simplemente lo tomaría.

A pesar de que no podía negar que el hombre tenía un carisma y magnetismo impresionante, solo le pareció lógica la última parte. Tenía razón, no tenía sentido toda esta presentación, pero quizás era porque quería la piedra, pero también tenía un buen punto, ya lo habría tomado.

-No te creo- exclamó Hermione- Dumbledore jamás enviaría a alguien cómo tú precisamente a ayudarme, no tiene ninguna lógica… yo esperaba que…

- ¿Que viniera él en persona? - terminó Gellert Grindelwald- Imagino que ya lo notaste, pero Albus tiene una predilección innata para delegarle a otros lo que él debería hacer, además no sé si estarás enterada, pero está muerto, al igual que tu amigo Harry Potter ¿no?

La sangre le hervía.

-Esto debe ser una broma.

-Hermione Granger eres una chica racional y muy inteligente así que lo planteare así para terminar este asunto… - dijo el hombre ya un poco aburrido- Te fue encomendada una labor, convertirte en la mejor duelista o una a la altura al menos, para poder vencer a los mortifagos y proteger a tus amigos… Si te enseñara alguno de tus profesorcitos Gryffindor o incluso el mismo Dumbledore, no podrías ganar porque lo que tú necesitas es adentrarte a la magia oscura y la magia más antigua.

- ¿De qué estás hablando?

-Oh vamos muchacha ¿Crees que con un par de expelliarmus y unos petrificus totallus vencerás? necesitas saber lo que ellos harán y más - de pronto mueve las manos de forma dramática- ¿Y adivina qué? tienes a uno de los magos más poderosos y conocedores de la magia oscura… Pero es tu decisión Hermione Granger, mi misión es convertirte en lo que necesitas, no convencerte que hagas esto o que soy digno de ti…- el hombre suspiró- Bueno, no tengo todo el día y ya oscurece… Ha sido un gusto conocerte Hermione Granger - El hombre volteó y comenzó a caminar a las espaldas de la castaña.

La Gryffindor no sabía muy bien que hacer, pero había una cosa que era cierta y es que no tenía mejor opción que aquella. Por lo cual…

- ¡Espere! - la chica giró y guardó su varita por primera vez- iré con usted.

-Excelente, ahora sígueme - siguieron caminando por más o menos unos 45 minutos, hasta que oscureció completamente, Hermione seguía debatiéndose si aquello sería una buena idea o no- ¿Alguien más sabe que estás aquí?

-No, saben que me fui, pero no saben dónde.

-Muy bien- tras caminar un par de minutos pudo ver una pequeña choza muy similar a la casa de Hagrid en Hogwarts, pero algo más pequeña- Aquí residirás, dentro encontraras todo lo necesario para acomodarte y por esta noche te recomiendo que no salgas a merodear y ni siquiera intentes aparecerte o enviar cartas desde acá porque te será imposible.

- ¿Usted se quedará acá? - quiso saber la chica y el anciano la miró como si fuera una chica estúpida, pero sonrió.

-No Hermione Granger, este lugar es solo para ti, pasaré por ti mañana apenas amanezca, buenas noches.

El hombre siguió caminando y desapareció entre la espesa neblina que había bajado junto a la sórdida oscuridad del bosque. La castaña entró y se dio cuenta que realmente había todo lo necesario, era como una casa rústica de un ambiente, aunque bastante acogedora. Las paredes eran de madera, había un sillón pequeño con una lámpara de pie, una cocina con un mueble y una especie de refrigerador similar a los minibar de los hoteles. Al abrir el refrigerador, notó que había huevos, mantequilla, leche, agua, zanahorias, papás y espinacas. Al frente de esta pequeña cocina había una mesita con dos sillas y en medio una frutera con numerosas manzanas, peras y uvas.

Al final había una pequeña cama con numerosas mantas de tonalidades café y a los pies un baúl vacío. Al costado de la cama había una mesita de noche, aunque bastante alta y frente a ella un espejo cubierto con una especie de tul. El baño era pequeño y de color amarillo pero lo que más le sorprendió a Hermione fue la bañera de piedra.

La chica aprovechó de acomodar su ropa en el baúl, poner un par de libros en la mesita de noche y poner la comida en su cocina. A pesar de las extrañas circunstancias Hermione por primera vez se sentía algo en paz, como si anticipará que esta noche podría dormir mejor que en meses. No sabía si aquello era porque solo debía concentrarse en cumplir su rol sin tener que preocuparse por un otro o salvar a alguien, porque en esta ubicación no la perseguirían los mortifagos o porque uno de los magos más tenebrosos le había concedido una casita en un bosque en medio de la nada por lo cual no muchas cosas pueden generar miedo.

A la mañana siguiente Hermione se encontraba caminando junto a Grindelwald a una zona plana, parecía como un campo de fútbol en medio del bosque.

- ¿Eres buena en deportes Hermione Granger? - le preguntó el anciano.

-No mucho, no es mi fuerte…

-Mmm… ¿y qué tal para pelear?

-Para duelos con varita yo…

-No querida- la detuvo Grindelwald- me refiero a pelear sin varita al modo no mágico.

-Nunca he peleado- El mago levantó las cejas.

-Bien… intenta golpearme- le pide.

- ¿Qué? Yo no…

-Vamos, no soy tan anciano, golpéame - le vuelve a pedir acercándose a ella- lánzame un golpe, estaré bien.

Hermione suspiró, empuña la mano y le intenta golpear la cara, pero el hombre le toma la muñeca.

-Muchacha jamás guardas el dedo pulgar dentro del puño y ¿a la cara? sé más creativa- le soltó el brazo y se alejó- Golpéame de nuevo.

Esta vez Hermione le hizo caso y le intentó golpear el estómago, pero, él le dio un golpe en la nariz. La chica cayó de inmediato al piso y comenzó a quejarse.

-Vamos levántate- le exigió Grindelwald.

-Me acaba de golpear la nariz…-Hermione se llevó la mano a la nariz y recordó su altercado con Malfoy en tercer año, se sentía estúpida y seguramente esto debía ser el karma.

-Oh vamos, cuando te enfrentes a un mortifago y te lance un cruciatus esto apenas dolerá- Hermione volvió a levantarse e intentó golpearle la cara nuevamente, pero este le golpeó duramente en el estómago y la chica volvió a tumbarse en el piso…

- ¡Levántate rápido! - exigió y volvió a tumbarla en el piso una y otra vez, generándole un par de hemorragias nasales y unos moretones. Grindelwald mantuvo hasta casi el atardecer así a Hermione, rutina que fue sostenida por al menos una semana. Siempre era lo mismo, ella intentaba darle un golpe y él la noqueaba. A pesar de ser un anciano era muy ágil y fuerte, donde parecía que apenas se esforzaba. En cambio, Hermione sentía que ya no podía más, llevaba apenas una semana y todo lo días se iba arrastrando a casa. Quizás no fuese a hacerse buena jamás en combate, pero al menos ya sabía cómo curar sus heridas.

- ¿Hasta cuándo haremos esto? ni siquiera veo el punto de que me golpee solo con sus puños, creí que me enseñaría magia oscura- recriminó Hermione limpiándose la sangre que salía de su boca.

-Lo haremos hasta que yo diga - Respondió su maestro- Ahora ya levántate y golpéame.

- ¿Cuál es el punto de todo esto? ¿Hacerme ver que soy un asco peleando? porque ya lo entendí…

-Muchacha obedece- Hermione se levantó ya algo cabreada y fue a golpearle directamente la cara, pero el nuevamente le detuvo el brazo, sin embargo, la chica ya harta prosiguió con su otro brazo y trato derribarlo con cero elegancia, luego él la golpeó en la espalda, pero esta volvió a levantarse mientras él iba de espaldas para golpearle y cuando este voltea la chica le propinó un enorme golpe en la nariz.

-Al fin lo consigues - dice Grindelwald entusiasmado tocándose la nariz.

-Ni siquiera sangró su nariz…

-No, pero estás cabreada - sonrió- Bien ¿dijiste que no eras buena en deportes cierto? - quiso saber.

-No es mi fuerte ya se lo dije…

-Eres débil, no tienes fuerza - Hermione puso los ojos en blanco- y creo que aún no recorremos este bosque ¿no?

-Usted dijo que no saliera…

-Excelente Hermione Granger - exclamó mientras se acomodaba la capa - Antes de seguir con nuestro entrenamiento te quería hablar de este bosque… me parece que estás familiarizada con el bosque prohibido de Hogwarts, bueno este lugar es bastante similar, aunque algo más tranquilo encontrarás un par de criaturas, pero nada muy serio, aunque ten cuidado y siempre en mano tu varita nunca se sabe.

- ¿Y que se supone que haré, salir de senderista?

-No seas ridícula, no tenemos tanto tiempo así que necesito que corras y conozcas cada centímetro de este lugar.

- ¿QUE? este lugar es inmenso…- jadeo la chica.

- ¿Tienes planes o algo más que hacer? todas las mañanas irás recreando un mapa por las zonas que has recorrido y correrás del medio día hasta media noche.

La chica rio incrédula.

- ¿Se volvió loco? Ni los maratonistas corren tanto además ¿me ha visto? usted con un movimiento me derriba y ni siquiera sé dibujar…

-Exactamente muchacha, así que más vale que comiences de inmediato…

-Ni siquiera llevo la vestimenta adecuada- le reclamó mientras observaba sus pesados bototos llenos de lodo.

- ¿Acaso crees que Voldemort o los mortifagos te darán unos minutos para cambiarte de zapatos o atuendo si están persiguiendo? Deja de ser un dolor de cabeza y comienza a correr, evita los descansos, te estaré vigilando.

La chica comenzó a correr, a los dos minutos tuvo que hacer un descanso porque sus pulmones ardían, pero su maestro tenía razón, ahí apareció a su lado para decirle que se moviera. Cuando la profesora Trelawney le dijo que fuera a este lugar, jamás pensó que fuera de esta forma, se sentía frustrada e inútil. Por lo demás, si algo debía agradecer era que todos los días llegaba exhausta y no tenía tiempo para pensar en nada, e incluso sus sueños habían desaparecido, no quedaba espacio para salirse de la rutina. Si bien Grindelwald la instaba a que comiera sin falta 3 comidas al día, no tenía tiempo para nada más.

Lo cierto era que no había tenido tiempo de pensar en Harry, en cómo estarían Ron y Ginny, qué estarían haciendo los de la Orden, sus padres e incluso Draco Malfoy. Hasta podría decirse que ya apenas sentía ese dolor en el pecho o en el estómago y cuando lo había sentido era por falta de aire o golpes de su maestro. En cuanto a este, lo cierto era que, más allá de que pensaba que sus métodos no servían, era una persona sumamente educada, diplomática y distante, jamás hacía preguntas que no tuvieran que ver con lo que hacían y por sobretodo nunca trató mal a Hermione ni sacó el tema de su sangre a relucir.

Después de 6 semanas corriendo -ridículamente- sin descanso, estaba realmente aburrida, lo más interesante era cuando debía espantar un par de duendecillos de Cornualles, grindylows y uno que otro troll. Hermione se sentía capaz de que la dejaran en cualquier parte y ella poder volver a su casa sin problemas, sin embargo, su maestro no lo creía así. La Gryffindor comenzaba a pensar en lo surrealista de todo esto, parecía más un entrenamiento para ir a una maratón que algo propio del mundo de la magia. Esto era absurdo.

- ¿Cuánto tiempo más haré esta porquería? - exclamó Hermione, sentía que aquello que había dicho era mucho más propio de Ron Weasley que de ella, aun así, estaba molesta mientras su maestro la observaba desde un árbol.

- ¿Cuánto es suficiente? - consultó a su maestro.

-Ok, estoy harta - la castaña paró en seco mientras recuperaba el aliento, Grindelwald sonrió.

- ¿Estás cansada o solo aburrida?

-En este momento ambas - dijo la chica, apoyando una mano en el árbol.

-Es perfecto… -el hombre saltó del árbol, era una altura considerable, pero él no parecía afectado en lo más mínimo, sacó su varita - Adelante Hermione Granger muéstrame tus dotes de duelista…

El día lejos de ser interesante por lo menos varió la rutina, y con esto se refería a que se mantuvo un par de horas intentando curarse todas las heridas que le había propinado el entrenamiento. Mientras veía desde su ventaba como la niebla cubría sus alrededores, pensó en lo exhausta que estaba, si quizás demasiado, pero por primera vez estaba relativamente satisfecha por poder emplear la magia.

Hacía mucho frío, demasiado. Aun considerando que ella llevaba ropa bastante gruesa y abrigada. A su alrededor todo parecía estar oscuro, era consciente de que era una habitación con muebles y objetos, pero estos eran negros, más bien es como si tuvieran un velo negro que le imposibilitaba distinguir detalles. Al final frente a la ventana había una figura de cabello rubio, lucía un abrigo montgomery negro y unos pantalones de un gris oscuro. Mientras la chica se acercaba e intentaba descubrir que estaba observando Draco Malfoy a través de la ventana, se tropezó con un mueble y en consecuencia cayó al piso un elemento que se hizo añicos. Acto seguido, el chico voltea y la observa. Sus miradas se cruzan, pero ninguno dice nada.

Hermione de pronto baja la mirada e intenta retroceder.

- ¿Por qué estás aquí? - suelta el chico con su voz ronca. La Gryffindor vuelve a mirarle, dándose cuenta que él había acortado un poco la distancia y buscaba su varita en el pantalón

-Y-yo… ¿puedes verme? - susurra Hermione, quien se da cuenta que está sin varita.

-Granger ¿te parece que soy un lunático que habla solo? por supuesto que puedo verte- dice de forma amenazante- ¿Por qué estás aquí?

-Debo estar soñando…- Dice Hermione para sí misma mientras se pellizca el brazo.

-Estúpida sangre sucia- exclama el chico y saca su varita - ¿Cómo llegaste aquí?

La castaña mira a su alrededor y no puede reconocer el lugar.

-Yo… no sé dónde estoy ni como llegué aquí…- Hermione comienza a sentir como el corazón le late más fuerte y su estómago se aprieta- estoy dormida aún.

-Granger, acabas de romper el jarrón favorito de mi madre, así que más te vale que me digas ahora ¿por qué mierda estas aquí? - de pronto el chico bajó su varita y con su frialdad característica medita unos segundos - ¿eras tú también la otra vez por mi ventana no?

Hermione supo de inmediato a lo que se refería, el día de lluvia. Su estómago le dolía. Estaba indefensa y completamente vulnerable frente a Draco Malfoy fuese una pesadilla o no.

-Sí, pero estaba… estoy teniendo una pesadilla- el chico enarco una ceja y bajo la mirada.

- ¿Y sueles andar a descalzas en tus sueños?

- ¿Qué? - jadea la chica mirando sus pies y dando un paso atrás, lo cual genera que pise uno de los trozos del jarrón de Malfoy - Ouch- nota como un hilo de sangre se desliza por su planta.

-Más te vale que no ensucies mi alfombra - escupe el chico.

- ¿Malfoy dónde estamos?

-En mi casa, en el segundo estudio de mi madre… ¿acaso no notas… - de pronto Draco Malfoy notó que la chica no podía ver a su alrededor- ¿Dónde estabas tú?

Hermione sentía que su corazón se le saldría en cualquier momento o que su estómago se estrangularía. De pronto, escucho un golpeteo en alguna puerta.

- ¿Draco estás aquí? escuche un ruido, más te vale que… - Draco Malfoy agitó su varita para que el jarrón volviera a su lugar, sin embargo, la figura de la chica se desvaneció. Tras unos segundos el jarrón volvió a su sitio

- ¿Qué ocurre madre? - pregunta él, cuando Narcissa Malfoy decide entrar.

- ¿Hablabas con alguien? escuche ruido - le comentó mientras examinaba el salón y Draco se aproximaba rápidamente a donde había estado la figura de Hermione.

-Mmm no, yo solo vine a buscar una pluma, pero ya me iba…

-Los mortifagos ya están llegando y asumo que el señor tenebroso junto a Dolohov llegará en unos minutos, deberías bajar- su madre si bien solía ser algo fría y superficial, siempre mantuvo una buena relación con su hijo.

-Está bien, bajaré en un momento - Narcissa se puso en el marco de la puerta examinándolo algo confusa- ¿Todo en orden?

-Sí, madre - Draco comenzó a caminar en su dirección, sin embargo, antes de abandonar la habitación volteó y pudo observar una pequeña mancha de sangre en su alfombra.

Al bajar por las escaleras, el Slyltherin se encontraba aún desconcertado con aquella situación. La sangre sucia de Granger por segunda vez venía a su mansión, aunque, a decir verdad, ella lucía más perturbada que él y no sabía si quiera como había llegado ahí. Además, aparentemente no planeaba ir allí, ya que llevaba puesto una especie de pijama ridículo y andaba descalza.

Al llegar al comedor, buscó donde estaba su padre y se sentó a su lado. La sala estaba llena, solo faltaba el señor tenebroso.

Draco odiaba estas reuniones, eran incómodas e intimidantes y por lo general, solo se iba recibir órdenes, sin embargo, si quería seguir manteniéndose con vida debía seguir con ellas. De pronto se escuchó como las puertas de la entrada se abrieron y un par de gritos provenientes de allá llegaron hasta el comedor.

El señor tenebroso llegó junto a su mugrosa serpiente a sentarse a la cabecera de la mesa, que además se encontraba a su lado. Tras él, apareció Dolohov con una mujer levitando.

-Buenas noches a los presentes… finalmente tras varias semanas que Bellatrix y Dolohov llevan intentando hacer hablar a Sybill Trewlawney, profesora de adivinación de Hogwarts decidimos dar un paso más allá, y revisar su memoria, desafortunadamente había bebido pociones para borrar recuerdos, sin embargo, Dolohov reunió un par de recuerdos útiles.

La profesora parecía inmovilizada levitando encima de la mesa.

-Es preciso comentarles - continuó Voldemort quien se da un millón de vueltas para poner al día y concientizar a todos los presentes sobre los logros que han hecho. Desde hace algún tiempo, puntualmente desde que Harry Potter murió el Señor Tenebrosos se encuentra muy debilitado y rara vez incluso viene a estas reuniones a no ser que sean cosas relevantes. No se sabe muy bien que ocurrió con eso, pero Draco Malfoy cree que existe una estrecha relación con el tema de los horrocrux, la muerte de Potter y la salud del señor tenebroso. Por lo demás, cuando ocurrió el reciente ataque al ministerio si bien, están acostumbrados a los patéticos actos vandálicos de la resistencia, lo de la profecía fue una sorpresa.

Draco era consciente de que la profecía lo incluía, y por aquella razón llevaba semanas investigando y recolectando información sobre las profecías.

-... Para restablecer el equilibrio serán necesarios un defensor y un guía, el defensor será un poderoso duelista que asesinará o asegurará la redención del duelista del otro bando, en cambio el guía será aquel que comande un poderoso ejército que permita vencer al del lado contrario…- El señor tenebroso hasta físicamente se encontraba deteriorado, debía tomar bocanadas de aire a cada momento, era bastante obvio que le costaba mantenerse de pie mucho tiempo y su aspecto incluso se veía más bien como el de alguien con un envejecimiento avanzado.- pero creo que es importante siempre dar lugar a todos aquellos quienes puedan hacerlo por lo cual, reclutaremos a dos o tres por roles…ya sabemos que el joven Draco Malfoy tomará lugar como defensor junto a Bellatrix Lestrange y como guía a Greyback y Dolohov sin embargo, quisiera que Lucius y Alice Carrow formarán parte de los entrenamientos y preparación y que a su vez mantengan los entrenamientos de Pansy Parkinson, Theodore Nott, Blaise Zabinni y Hestia Carrow.

-Mi señor - interrumpió Lucius, quien Draco penetró con la mirada sabiendo que no importaba lo que quisiera decir, debía de quedarse callado- si no le importa, yo mismo me ofrezco en lugar de mi hijo puesto que poseo mayor experiencia y puedo procurar que podré hacerlo de mejor manera…

-Muchas gracias Lucius, pero el joven Draco Malfoy ha demostrado ser no solo un devoto seguidor sino que además un inteligente y fuerte miembro, así que creo que con el suficiente entrenamiento de su tía y Dolohov estará bien - Su padre como siempre en un intento estúpido de sobresaltar más y dejarlo como un imbécil termina ridiculizándose a él mismo- por lo demás, Sybill Trewlawney nos proporcionó información sobre algunos de los otros quienes tomarán estos roles en el bando opuesto que son ni más ni menos que la joven impura de Hermione Granger y el menor de los Weasley, como ya sabrán, cercanos amigos de Harry Potter, por lo cual en este momento será prioridad darles caza, de preferencia quiero que los traigan vivos para divertirnos un poco pero ante la posibilidad de escape… asesínenlos.

- ¿Mi señor? - inquiere Bellatrix- ¿Cuándo iremos por ellos? podríamos atacar a la resistencia por sorpresa

-Excelente idea Bellatrix ¿Algún interesado en asistir?

-Yo iré mi señor- se apuntó Draco con ninguna expresión en su rostro.

-Excelente joven Draco - mientras veía como otros miembros de los mortifagos decidían unirse, el rubio seguía pensando en que hacía un par de horas había estado con Granger.

Necesitaba averiguar qué demonios tramaba y ojalá tomarla él mismo para que pudiese responder primero sus preguntas, pero era consciente de que si caía en manos de su tía aquello no podría ser posible.

-Los muy imbéciles creen que no sabemos dónde se ocultan - todos rieron- pero lo que no saben es que nosotros les permitimos que estén en aquella pocilga de los Black.

-Oh casi olvido que Sybill seguía acá- ríe Voldemort y la gira quedando frente a frente- Sybill además de Hermione Granger y Ronald Weasley ¿quiénes serán entrenados para estos roles o por quienes?

-N-no yo-yo no lo sé - tartamudea la profesora.

-Y yo que pensé que al ser una ravenclaw lo sabrías todo… me has decepcionado bastante, pero quizás con un poco de motivación… ¡CRUCIO!

La mujer cayó a la mesa haciéndola temblar, generando que varios presentes se sobresaltaran, sin embargo, Draco en situaciones como esta se mantenía indiferente y tranquilo.

-Dime Sybill ¿qué otros planes tiene tu queridísima resistencia? ¿Seguirán buscando viejas reliquias en el ministerio?

La mujer siguió siendo torturada por casi una hora, el resto ya comenzaba a aburrirse.

-Bueno creo que a nuestra querida profesora de Hogwarts no la extrañaremos y dado que ni el maleficio cruciatus pudo soltarle la lengua no me queda más remedio que desecharla.

-Tom… - susurra Sybill- nunca podrás ganarle a la muerte.

- ¡Avada Kedavra! - exclama Voldemort- acaba con ella Nagini y tu Colagusano sígueme, doy por finalizada esta sesión.

Draco se levantó con rapidez, pero su padre y su tía lo detuvieron en la puerta.

- ¿A dónde vas tan rápido sobrino?

-Tengo un par de cosas que revisar y estudiar, tía.

-Excelente pero mañana por la mañana vendré a entrenarte para que estés listo, pasaremos mucho tiempo juntos y luego nos iremos a la casa Black.

-De acuerdo- responde y se voltea para retirarse, pero su padre le toma de un brazo.

-Ni se te ocurra decepcionarme o hacerme quedar en vergüenza Draco - le amenaza entre dientes mientras que su hijo bufó.

-Espero lo mismo de ti, padre- acto seguido le empuja con su hombro para seguir avanzando, sin embargo, cuando estaba subiendo las escaleras alguien le toma del brazo.

- ¡Draco! - era Pansy- ¿estás apurado?

- ¿Qué quieres Pansy?

-Solo quería saber si estabas bien, toda la reunión estuviste como distraído… como si estuvieras en otra parte.

-Estoy bien Pansy - le cortó- ¿Necesitas algo más?

-No…Yo…

-Excelente, que tengas buena noche- y subió rápidamente hasta llegar a su pieza. Que insoportables las personas con las que debía tratar. Apenas llegó a su habitación, se recostó unos minutos en la cama para luego tomar una capa negra.

Se apareció primero en la casa Black donde estuvo alrededor de unas dos horas vigilándolos y observando quien estaba ahí, pero ni rastros de Hermione Granger. Luego, se aventuró a pasar a la pocilga donde residían los Weasley en algunas ocasiones en la cual estuvo otras 3 horas, pero tampoco ninguna pista de la Gryffindor. Ella no estaba en estos escondites o simplemente no estaba.

Al volver a la mansión Malfoy se fue directamente a la biblioteca, llevaba semanas leyendo sobre profecías pero ahora las palabras "sueños" "conexión mental" se interpusieron en su búsqueda, tomó un par de libros y se dirigió al estudio de su madre, desde niño había sido su salón favorito, ya que ahí su padre no entraba puesto que, lo tomaba como una sala de pinturas y jarrones ridículos, lo cual en cierto punto tenía razón, pero eso hacía que nadie molestara ni siquiera los elfos domésticos, solo su madre sabía que era su lugar predilecto.

Tras varias horas leyendo y dado que solo quedaba un rato para que amaneciera, Draco decidió no dormir, una práctica usual en él los últimos años, lo cierto era que no se sentía cómodo y tranquilo en aquella mansión, siempre dormía sobresaltos y a pesar de las pociones para dormir nunca descansaba realmente.

Draco, siguió examinando viejos libros de historia sobre sueños compartidos con otras personas, pero nada se acercaba a lo que él buscaba, de pronto observó el jarrón que había tenido que arreglar, lo observo unos instantes y pudo ver una irregularidad, la tapa estaba saltada le faltaba un trozo, no era más que un centímetro probablemente… Su madre lo iba a asesinar si lo notaba, y, por consiguiente, él a Granger. volvió al escritorio pasando de reojo por un enorme espejo egipcio, sin embargo, algo extraño…

El Slytherin se devolvió y examinó su rostro, todo estaba en orden aparte de sus enormes ojeras. Parpadeó un par de veces y de pronto sus ojos… eran los de ella. Color café con un par de manchas pardo. Él lo sabía, era imposible no reconocerlos para él. Los ojos de Hermione Granger.

Parpadeo un par de veces otra vez y ya no estaban. O esto de dormir poco realmente le estaba afectando o alguna mierda turbia estaba gestándose.

Draco vio que estaba amaneciendo y decidió bajar antes que su madre viniera a buscarle. Por lo demás, sin mucho ánimo decidió presentarse en el calabozo de la mansión, sabía exactamente lo que harían.

El entrenamiento para su tía nunca era realmente enseñar sino torturarle hasta dejarlo exhausto, aunque muchas veces cuando la superó o sus maltratos se le hicieron tolerables era peor aún, porque la siguiente vez era peor. Para Bellatrix Lestrange perder o mostrarse más débil que su sobrino era una insolencia.

-Draco… - dijo juguetonamente, aunque de forma bien diabólica- ya sabes cómo es esto, toma asiento querido… creo que en cuanto a la oclumancia está todo bastante avanzado con lo que te he enseñado y lo que el pobre de Snape pudo instruirte, pero me parece que ya es tiempo que repasemos los maleficios… sabes cómo es esto… nunca lanzarás una perfecta maldición cruciatus a menos que…

-La haya experimentado - terminó él con total indiferencia.

-Exacto…- dijo con desagrado- toma asiento.

El chico obedeció.

-Oh pasa, únetenos Dolohov - dijo su tía invitando a entrar al mortifago.

-Quisiera hacer los honores si no te importa - pidió el recién llegado.

-Ningún problema, mejor partir con lo suave - dice Bellatrix entre risas.

-CRUCIO- exclama Doholov apuntando su varita hacia el chico, el cual comienza a retorcerse, aunque no demasiado.

Lo cierto es que no es primera vez que le hacen esto, y en parte su tía tiene razón, las maldiciones de Dolohov son nada al lado de las de ella.

Cuando llevaban un par de horas y Draco se mostraba claramente exhausto su tía cambió de lugar, el efecto fue inmediato. El chico sentía que le explotaría la cabeza, ahora sí que sí. No sabía si es por la falta de sueño, el cansancio o que simplemente su tía era una desquiciada, pero sentía que el cerebro se le iba a fundir. Se mantuvo unos minutos, pero ya no podía más.

-Creo que es suficiente por hoy, tía - murmuró Draco en el piso mientras escupía sangre.

-Vamos Draco, si aún no empezamos…CRUCIO- el chico volvió a retorcerse en el piso, comenzó a pensar en cuanto le quedaría para volverse loco lo cual no le pareció una idea tan mala puesto que de esa forma lo mandarían una temporada San Mungo a descansar. Podría dormir todo lo que quisiera sin que le molestaran o se sintiera incómodo en esa estúpida mansión. Hacía demasiado tiempo que no se sentía cómodo en aquel lugar, aquí cualquiera entraba, já incluso la sangresucia de Granger- VAMOS DRACO VUELVE A SENTARTE…

El chico apenas podía mantenerse en pie, pero obedeció. Por un instante fantaseo con la idea de que se apareciese Granger en ese instante para distraer a su tía y así descansar. La maldita e insufrible sangre sucia de Granger. Pensó en ella, en su reciente altercado y sus ojos en el espejo. Probablemente Hermione Granger estaría durmiendo plácidamente mientras él era "entrenado" para vencerla.

De pronto mientras tomaba lo que quedaba de agua, vio su reflejo con la escasa luz que entraba… Los ojos, otra vez, no eran los de él.

-Suficiente Draco… debemos seguir - anunció su tía- CRUCIO.

El hechizo atravesó su cuerpo, el dolor de ardor y quemazón seguía, pero… era llevable, no era una sensación insoportable sino como cuando se está muy cerca de la chimenea, abrió los ojos y vio a su tía divertidísima torturándole.

- ¿No te duele Draco? - inquirió deteniéndose un segundo- quizás un poquito más… CRUCIO

Nuevamente el hechizo le cruzó, pero era la misma sensación casi indolora, al cerrar los ojos ocurrió algo extraño, veía a Granger a lo lejos como en un lugar totalmente oscuro retorciéndose. ¿Acaso ella…? aquello era imposible… ¿Pero entonces cómo se explicaba todo?