Disclaimer: la mayoría de los personajes mencionados son propiedad de Stephenie Meyer.
Epílogo
Bella
— ¡Mami!
Mi corazón se hinchó orgulloso por escucharla llamarme así. Hacía años que un día simplemente dejamos de ser tío Ewwi y tía Bella y nos llamó papás.
Realmente éramos sus padres de crianza. Teníamos el más grande honor de ser llamados así, aunque ella supiera la verdad, inclusive la foto con nuestros hermanos estaba sobre su buró de noche para que los recordara siempre.
En cambio, nosotros éramos ahora sus padres. Lili así lo quería.
— Estoy aquí —murmuré apareciendo en la estancia y ganándome todas las miradas de lo ahí presentes. La sonrisa maternal de la señora Cope me hizo sentir descubierta y rápidamente bajar la mirada.
Bombón palmeó el lado derecho del piso para que la acompañara junto a Edward que ocupaba el lado opuesto.
Celebramos su cumpleaños y estaba a punto de soplar las velas.
Me senté junto a ellos, frente a la mesa de centro. Sintiendo el escrutinio de Edward por demorar en salir, le sonreí, soplando un beso hacia él y disfrutando del enrojecimiento de su rostro.
Seguía siendo mi hermoso fanfarrón.
— ¡Pide un deseo, Bombón! —Exclamó Alice queriendo captar con el lente de su cámara profesional cada momento.
Mi preciosa Bombón volteó hacia Edward y luego conmigo; sus ojos marrones brillaban emocionados y de sus labios rosas esbozó una sonrisa,
Sabía su deseo. Llevaba tiempo insistiendo con Edward y conmigo sobre su petición.
Nos tomó de las manos y apretó fuertemente sus párpados mientras se concentraba en pedir su deseo… y sopló, apagando por completo las siete velas.
James vitoreó, mientras Victoria y su esposo, Laurent, aplaudían felices.
Para Victoria fue difícil aceptar que James la quería como amiga, lloró quizá por meses hasta que su corazón comprendió que no puedes forzar los sentimientos y no puedes obligar a que te amen. El corazón de James era libre como ave de paso, no estaba dispuesto a compromisos ni ataduras, fue claro con ella y le dijo que buscara su felicidad.
Ella se dio por vencida y un día apareció Laurent. Luego de un año de romance nos sorprendieron con una boda exprés y ahora el resto era historia, ella estaba viviendo una de las etapas más bonitas de una mujer.
La pelirroja tenía un gran vientre hinchado de siete meses de embarazo, esperaba junto a su esposo su primer hijo mientras James seguía siendo el soltero más codiciado.
— Mami… —Bombón me envolvió en sus brazos— ¿sabes que pedí?
Olisquee su cabello castaño con olor a flores.
— Lo sé y te prometo que iremos.
Apenas se alejó un poco para verme y sus ojitos brillaron.
— Ven aquí princesa —Edward la atrapó en sus brazos y llenó de besos su rostro haciendo reír a la niña.
— ¿Qué opinas? —preguntó la señora Cope en un tono muy bajo.
La miré. Su cabello se había vuelto blanco por completo y las arrugas en su rostro eran marcas profundas en su piel.
Ella hablaba de Leah. Al fin había mostrado pruebas en contra de Sam Uley; chats e imágenes donde perseguía mujeres al grado de acosarlas. Esa mujer sabía lo que su esposo hacía y sin embargo prefirió callar y convertirse en su cómplice. Hoy en día sus abogados la estaban protegiendo para que su cliente no pisara la cárcel alegando un desequilibrio mental. Era muy posible que Leah quedara libre y en esa clínica psiquiátrica donde estaba.
En todas las pruebas mostradas había mensajes amenazantes a mi hermana, cada uno fechado en diferentes días y horas. Mensajes también fueron encontrados el día del accidente, acertando que Esme y Carlisle huían de él cuando tuvieron el accidente mortal.
— Seguramente Esme y Carlisle al fin descansan —susurré—, ese hombre no saldrá de la cárcel en muchos años, Lili está a salvo.
Una de sus temblorosas manos sujetó la mía, dándome un apretón.
— Sé que también estás en paz, Bella —comentó— ese tormento que has vivido durante años puedes dejarlo atrás. Ahora sabes lo que realmente ocurrió.
Lágrimas rodaron por mis mejillas.
— Leah lo sabía y se calló.
La señora Cope negó. Y con dedos temblorosos, producto de su deteriorada salud limpió rápidamente mi piel.
— No pienses más —musitó—. Hiciste lo mejor para salvar a Lili. Luchaste y burlaste los sistemas de adopción para quedarte con ella, tú y Edward lo hicieron bien.
— Y tú nos ayudaste —completé—. Te debemos mucho.
— Nada de eso —sonrió a la vez limpiaba lágrimas de su rostro—. Será mejor que seques esas lágrimas porque no es momento para llorar. Es hora de partir el pastel.
Asentí.
— Para mí la porción más grande, por favor —añadió sonriente.
— Shelly —riñó Edward detrás de mí— tienes diabetes, no puedes comer pastel, para ti hay gelatina.
La señora Cope hizo una graciosa mueca en los labios. Ya sabía que ella y Edward empezarían una discusión sobresaltada que terminaría en risas por parte de ambos. Así era siempre, sobre todo desde que ella vino a vivir a la ciudad cerca de nosotros.
— Vamos Bombón… —los amigos de Lili corearon porque saliera a correr al patio.
Ella rápidamente se incorporó y salió tras de los niños para jugar con globos de colores.
— ¿Cómo te sientes? —preguntó Edward dejando un beso en mis labios.
— Bien. Estoy asimilando la noticia.
— Sabía que eso te pasaba.
Enarqué las cejas, sin dejar de verlo.
— Por cierto, ¿me seguirás ocupando de secretaria?
— Sí. —No dudó en responder—. Me estoy acostumbrando a los beneficios que obtengo —dijo sugestivo— usar el escritorio se está convirtiendo en mi parte favorita de un día de trabajo.
Puse los ojos brevemente en blanco. Llevaba más de diez meses ayudando a Edward en el consultorio, agendaba citas y respondía llamadas, nada del otro mundo.
Para la gente de la pequeña ciudad era apabullante que una tiktoker fuera secretaria de un consultorio dental, así que las citas siempre estaban en demanda y mi fanfarrón esposo no se daba abasto.
— Será mejor que te prepares para esta noche, nena —Mi esposo advirtió mordiendo mi lóbulo con sus dientes, me estremecí— hoy tengo pensando no dejarte dormir.
— ¡Foto! —Exclamó Alice capturando el momento: Edward rodeando mis hombros con una sonrisa burlona y yo con mis ojos muy abiertos viendo hacia la cámara.
Sostuve la foto en mis manos y sonreí. Nos veíamos completamente graciosos, no era nuestra mejor pose, sin embargo era mi foto favorita por… esa noche.
Suspiré hondamente.
— Nena, date prisa —Edward habló detrás de la puerta— la función está por empezar y Bombón debe estar ahí.
Guardé rápidamente la foto en mi bolso. Y caminé al lavabo para cepillar mis dientes, mi rostro había perdido color, en cambio, había ganado peso en estas semanas.
— Mami, se hace tarde —Bombón instó.
Abrí la puerta. Ambos me evaluaron y me tomaron de las manos para echarnos a correr. Parecía que nuestras vida era correr hacia todos lados.
Lili llevaba tiempo pidiendo entrar a una obra musical infantil, había hecho audición y fue elegida. Nosotros concedimos el permiso siempre y cuando estuviéramos presentes en cada ensayo y sus notas siguieran altas.
Hoy era su primera función en Peter Pan.
No sabíamos si era un pasatiempo o simplemente curiosidad. Pero estábamos apoyándola, viéndola crecer y volverse una niña independiente llena de sueños.
Los tres estábamos en la misma aventura y aunque fue jodidamente atemorizante en un principio, hoy estábamos navegando en la misma dirección. Aunque sea solo por un tiempo, porque sabíamos y éramos conscientes que un día Lili tomará su propio camino y estaba convencida que seguiremos estando ahí, para ella cuando nos necesite.
— Vamos, amor —habló Edward dándome la mano para de nuevo correr hacia el teatro.
— Les tengo una noticia —articulé sin voz mientras corríamos.
— Pronto, mami, pronto.
Apenas entramos al teatro y el gentío ensordeció el lugar con centenares de personas en un ir y venir.
Nos condujeron a los camerinos, tomé una gran bocanada de aire y rápidamente ayudé a vestir a Lili, ella era Wendy.
— Es tiempo de salir —dijo la maestra de teatro haciendo que todos salieran rumbo a las escaleras para ir al escenario.
Salí del camerino y Edward entrelazó nuestros dedos caminando hacia las butacas.
— Mi amor —le dije— creo que…
— Hola, señores Cullen, qué gusto verlos. —Nos saludó una maestra.
Cortésmente la saludamos de esa manera tan efusiva como ella solía saludarnos.
— La obra empieza —murmuró Edward acomodados en las butacas—. ¿No estás nerviosa?
Mordí ligeramente mi labio inferior y negué.
— ¿Qué tan listo estás para no dormir por las noches? —inquirí.
Alzó una ceja, su sonrisa traviesa se dibujó en sus labios.
— Siempre estoy listo, ¿qué propones?
— Cambiar pañales.
Sus ojos se abrieron ampliamente.
La música comenzó a escucharse cuando el telón se abrió.
— ¿Qué quieres decir?
Sonreí ante su nerviosismo.
— Estoy lista para darle un hermanito a Bombón.
La sonrisa de Edward fue espectacular, inclusive su mirada se iluminó.
— Nena —acunó mi rostro— no puedes decirme esto en medio de tanta gente.
— ¿Por qué?
— Porque quiero ahora mismo llevarte a una cama y empezar nuestra hermosa creación.
— Tenemos una princesa que ver en el escenario y que aplaudir por su triunfo.
Besó mis labios. Deslizando varias veces su nariz con la mía.
— Cierto, nena. Esperemos.
— No es necesario una cama, también se puede de pie —mencioné inocente.
Edward llevó una mano a mi muslo, apretando suavemente.
— No me tientes.
Sacudí la cabeza ocultando mi risa.
Miré hacia enfrente y me llené de orgullo al ver a mi niña dar los primeros diálogos, los dedos de Edwardse apretaron en los míos.
No pude evitar mirar hacia todos lados.
Esme y Carlisle seguramente están orgullosos de ella, de nuestra pequeña Bombón.
.
.
Edward
— Papi… —Bombón me recibió a hurtadillas y llevó un dedo a sus labios para que no hiciera ruido— los bebés se acaban de dormir y mami también.
Asentí. Cuando llegaba a casa no podía hacer un tipo de ruido exagerado porque Lili era una hermana sobreprotectora que jamás permitía que los mellizos lloraran por más de dos minutos sin que ella entrara en pánico.
— ¿Hoy no hay beso para mí?
Ella se acercó. Soltó un gritito cuando la tomé en brazos, quizás eran las últimas veces que podría cargarla, a sus ocho años ya no era muy feliz siendo sujetada en brazos. Mi dulce Bombón estaba creciendo a pasos agigantados, molesté su nariz.
Sonreí.
La puse de nuevo sobre sus pies y ella sujetó mi mano llevándome a la habitación. Apenas entramos: el ambiente cambió por completo; se respiraba inocencia, ternura. Bella abrió sus ojos marrones y sonrió. Podría jurar que su rostro se iluminó cuando me vio.
Extendió su mano y yo me acerqué. Besé fugazmente sus labios y eché una mirada a mis dos recién nacidos: Eric y Eva.
Mi corazón se desbordaba de felicidad.
Ambos tenían una mata de cabello cobrizo en sus pequeñas cabezas. Con dos semanas de nacidos estaban en esa época de… soltaran un fuerte chillido, los dos al mismo tiempo.
Bella, Lili y yo nos vimos unos instantes antes de acercarnos a ellos.
Estas eran nuestras noches, días… y quizá sería así por meses.
Estábamos listos para lo que viniera.
Hola, así llegamos al final de esta aventura. Agradecida con quienes le dieron una oportunidad y me acompañaron en cada capítulo. Bombón sigue creciendo feliz y ahora embarcandose en la etapa de hermana mayor, sé que vendrán más buenos momentos que vivirá con los mellizos.
Gracias totales por leer 🍭
