1- Una visita inesperada

El sol resplandecía en lo alto del cielo iluminando las verdes copas de los árboles pertenecientes al parque de La Ciudad Olvidada , la legendaria ciudad de los Ancianos.

La ciudad había estado sumergida en las profundidades del mar hacía generaciones, prueba de ello eran los numerosos corales, perlas, y conchas esparcidas por el suelo.

A la entrada de la ciudad había un camino que se ramificaba hacia la izquierda y hacia la derecha. El camino de derecha conducía hacia las casas del pueblo, casas pequeñas y acogedoras. Las casas estaban separadas unas de otras, todas ellas tenían un pequeño jardín cono numerosas flores.

El sendero de la izquierda conducía a una sola casa, bastante más grande que las demás. Tras la casa había un lugar extraordinariamente bello, compuesto por una enorme fuente de cristal, y numerosos bancos de piedra.

El camino principal de la entrada, llevaba a un majestuoso parque lleno de árboles. En medio de aquel bosque , siempre iluminado por los rayos del sol, existía un lago de cristalinas aguas.

Alejado de las demás casas y comercios del valle, se encontraba el lugar más bello de La Ciudad Olvidada : el palacio. Para acceder a él, era necesario introducirse en una casa en forma de concha situada en el parque de la ciudad. Unas escaleras azules en forma de espiral, conducían a la entrada principal del palacio real, un palacio todo ello hecho de fino cristal El palacio parecía una isla, puesto que estaba rodeado de agua. Construido sobre una plataforma bastante alejada del palacio, un pequeño altar de piedra se elevaba sobre aquellas aguas. Cada vez que se quería acceder a éste altar era necesario ir en góndola, una pequeña barca amarrada al lado de la entrada principal del enorme palacio. Éste último tenía muchas ventanas, todas ellas enormes y con cortinas de seda. Las cortinas del palacio estaban apartadas en todas las ventanas,...en casi todas. En una ventana del palacio, en la más alta de todas, la cortina roja aún permanecía como la noche anterior. Una joven estaba durmiendo en ésta habitación.

- Princeeesaaaaaa , despiertaaaaaaaa- dijo una voz bastante ronca.

La chica abrió los ojos. Delante de ella se encontraba su mascota Nanaki, una especie de león rojizo.

- Aeris, es hora de levantarse – le dijo Nanaki.

- Ya voy- protestó la joven poniéndose en pie y apartando la cortina de la ventana.

- ¿ aviso a e Elena?- sugirió Nanaki dirigiéndose a la puerta

- Si, dile que entre.
En ese momento apareció una chica rubia .Sonrió

- Buenos días princesa Aeris- saludó la mujer.

- Buenos días Elena¿qué ropa me aconsejas que me ponga hoy?-

No sé ¿qué tal éste vestido rosa y esta chaqueta ?

Os dejo- se despidió Nanaki
Te veré luego - sonrió Aeris

Aeris se vistió, y se sentó en una pequeña silla cercana a la ventana. Elena se acercó a ella con un peine en la mano y comenzó a trenzar su largo pelo . Una vez hubo terminado, adornó la trenza de Aeris con un lazo rosa. Aeris se levantó de su asiento, y tras despedirse de Elena, abandonó su habitación . Aeris no sabía que hacer, por ello no se movió de su sitio. De una cosa estaba segura: hiciese lo que hiciese primero, siempre haría lo mismo que el día anterior: levantarse, desayunar con Zack , pasar el tiempo, comer, pasar el tiempo, cenar, y estar con Zack . Día tras día, no hacía otra cosa. " supongo que esto es ser princesa"- se dijo Aeris tristemente. "me pregunto si cambiara algo cuando sea la mujer de Zack". Zack. Aeris comenzó a recordarle. "Zack es tan serio...- "suspiró Aeris. Pero luego sonrió al recordar su inconfundible "postura". La mano derecha en la cintura ,la mano izquierda en la barbilla, el pie derecho hacia adelante. Aquello le daba un aire gracioso, aunque Aeris no se lo había confesado nunca. Siempre adoptaba aquella postura cuando debía reflexionar. Aeris decidió ir a hacerle una visita a su prometido.

- ¡Aeris¿ has dormido bien, cariño? preguntó Zack a su prometida al verla entrar en su habitación.

- sí¿y tu? - le preguntó Aeris dándole un beso

- he dormido estupendamente- le contestó Zack devolviéndole el beso. Y ahora, vámonos .

Aeris y Zack se dirigieron rápidamente al comedor real, donde los reyes estaban desayunando. Al verlos entrar, los reyes sonrieron, se levantaron de su asiento y fueron a saludar a su hija y a su futuro yerno.

- Aeris, buenos días hija- le dijo Ifalna dándole un beso de bienvenida.

- Hola, Zack- dijo el rey al muchacho con una amable sonrisa

- Hola señor. Acabo de recibir un informe de mis padres diciendo que aún somos más ricos . ¿Qué te parece , Aeris¡Ahora podremos ser los reyes más poderosos del reino!

- Me parece bien- dijo Aeris , pero en su interior pensó. "ya lo está haciendo de nuevo, no sabe pensar otra cosa que en el dinero. ¿acaso se cree que por ser más rico lo voy a querer más?"

- Aeris¿en qué piensas? – la interrumpió su madre.

- Estaba pensando en nuestra boda- contestó mirando a Zack.

- ¿hay algún problema? - preguntó su prometido extrañado

- no, es solo que aun debemos hacer los preparativos

- No te preocupes, aun faltan 15 días - replicó Ifalna. Ahora será mejor que os dejemos desayunar

Y dicho esto, ella y su marido abandonaron el comedor. Los príncipes se sentaron a la mesa y comenzaron a desayunar en silencio. Tras acabar, Aeris preguntó a Zack.

- Zack¿qué te parece si me compro un vestido blanco para el día de nuestra boda?

- Me parece que debería ser azul. Es mi color favorito.

- Yo lo prefiero blanco- replicó Aeris un poco molesta

- Querida, el azul realzará el verde de tus ojos- insistió Zack

- Está bien, yo iré de azul pero tu tendrás que ir de blanco, sugirió Aeris

- ¿ DE BLANCO? Pero , . . a mí me gusta el negro,...

- y a mí el blanco. Tu decides- y dicho esto Aeris se levantó de la mesa.

En ese momento, Nanaki apareció en la sala acompañado de un hombre alto , vestido de uniforme. Nanaki se acercó a Aeris mientras el hombre se acercaba a Zack. Sabía que a él no le gustaba que se acercara a su prometida,...aunque fuese su guardaespaldas.

- Zack¿ qué piensas hacer ahora?- le preguntó Aeris

- No lo se .Supongo que debo ocuparme de mi dinero. ¿qué harás tu?

- Supongo que organizaré los planes de boda con mi madre.

- Princesa,...¿deseas que informe a la reina de tu deseo?- le preguntó el hombre de uniforme.

- No hace falta, Tseng ,- contestó Aeris.
- Bien, entonces hasta lue ,...- comenzó Tseng , pero en ese momento se oyó una gran explosión, que retumbó en todo el palacio.

- ¿Qué ha sido eso? – preguntó Aeris alterada

- No lo se, vayamos a ver- sugirió Nanaki. Los demás le siguieron fuera del comedor.

Los cuatro se dirigieron a la sala real, donde se hospedaban los reyes.

- ¿ habéis oído eso?- preguntaron los reyes al verles llegar

- Si, parece una gran explosión. Me pregunto que será- contestó Zack adoptando su "postura".

En ese instante, un mensajero de la corte real, apareció en la sala. Tenía aspecto de estar agotado, como si hubiera andado km. Fue directo hacia el rey y le dijo:

- Majestad, he de informarle de que la explosión que acaba de oír , proviene de las afueras de la ciudad. Se dice que una nave ha explosionado sin motivo ae. Ahora hay guardas alrededor de la nave. Me han dicho que debe acudir en seguida.

- Si, ahora voy. ¿Venís?- preguntó Gast a su mujer, a su hija , a Zack , a Nanaki y a Tseng.

- Si, será lo mejor- sugirió Aeris. - Vamos todos al bosque dormido.

Al llegar al bosque, comprobaron que una multitud de personas se había agrupado alrededor de la destruida nave. Los guardas se aproximaron a los reyes y les informaron de que había tres personas en su interior. Aemente, muertas.

- ¿Majestad, que debemos hacer?- preguntaron los guardas con preocupación

- No creo que podamos hacer mucho- contestó Gast

- Padre¡hay gente ahí dentro!- protestó Aeris

- Probablemente estén muertos- dijo Zack sin inmutarse

- pero¿y si no lo están¡Debemos ayudarles!- insistió la princesa

- Está bien. Guardas, sacar a todo el mundo de la nave- dijo el rey dirigiéndose a los guardas

Los guardas obedecieron Se aproximaron a la nave y con mucho cuidado consiguieron sacar a tres personas. Las dejaron sobre el suelo y comenzaron a inspeccionarlas.

Eran dos hombres y una mujer. Los tres parecían muertos. Uno de los hombres aaba unos 30 años, mientras que el otro no aaba más de 20. El hombre mas viejo llevaba una gafas de piloto encima de la frente, y agarrado a éstas, una caja de cigarrillos semivacía . El otro chico era rubio, musculoso ,y llevaba una enorme espada a la espalda. La mujer, de unos 30 años de edad, llevaba unas gafas rotas, probablemente debido al fuerte choque.

- ¿crees que están vivos? – susurró Nanaki a Tseng

- No lo se- contestó éste cruzándose de brazos

- Averiguadlo- ordenó el rey a los guardas
- Si, majestad.
Uno de los muchos guardas se acercó al más viejo de los hombres y le tomó el pulsó.

Hizo lo mismo con la mujer y el otro hombre, y levantándose del suelo anunció :

- Están los tres vivos, sólo se han desmayado

- ¿que haremos con ellos?- preguntó Zack
- No podemos dejarlos aquí- contestó Aeris
- Bien, informemos de esto a Budenhaguen. El sabrá que es lo mejor.- ordenó Gast

- Voy a buscarle- y dicho esto, Aeris salió corriendo en dirección a la casa de Budenhaguen. Tras tomar el camino de la izquierda en el primer cruce de caminos, Aeris divisó la enorme casa a lo lejos. Aeris llamó a la puerta y casi instantáneamente un anciano la abrió.

- Princesa¿qué te trae por aquí?- preguntó Budenhaguen un tanto extrañado

- ¿no te has enterado? Una nave ha aterrizado en el bosque dormido. Está destrozada, hay pasajeros dentro, están heridos, necesi...comenzó Aeris pero Budenhaguen la interrumpió

- Calma, Princesa, no tan deprisa, no puedo seguirte. ¿ me lo puedes explicar de nuevo?

- Una nave desconocida ha aterrizado en las afueras de la ciudad, ha quedado destrozada. Han comprobado que hay tres personas dentro, vivas. He venido porque tu eres el Cetra más sabio y el único que nos puede explicar que hacer con los heridos.

- hmmmmmm, hmmmmmmmm- dijo el anciano pensativo. ¿con que el más sabio , ehhhhh?

- si, y también el más viejo- dijo Aeris riendo

- ¡Princesa! Vas a herir mis sentimientos- dijo Budenhaguen aando indignación.

- Nos estamos entreteniendo- dijo Aeris. Vamos.

Aeris y Budenhaguen se apresuraron a llegar al bosque dormido donde la gente les estaba esperando. Budenhaguen se aproximó a los heridos y tras examinarlos durante unos minutos se volvió a los reyes y les dijo:

- Majestades, éstos heridos no son Cetras , sino humanos corrientes

- ¿ Son peligrosos?- quiso saber Ifalna
- Eso no puedo saverlo , aunque por sus apareciencias ,...lo parecen- contestó el anciano

- Entonces no podemos arriesgarnos, debemos dejarlos aquí- sugirió Zack

- ¿QUÉ¿Estás loco?- todo el mundo se volvió hacia la joven princesa

- Aeris¿qué supones que debemos hacer?- quiso saber Zack

- Debemos ayudarles, no podemos juzgarlos sin conocerlos¿verdad?- Aeris se volvió hacia sus padres

- Aeris, no se si es una buena idea introducirlos en el palacio sin conocerlos- insistió Zack

- Están heridos, y morirán si no los ayudamos

- No es nuestro problema,..
- ¿cómo puedes ser tan insensible?
- Ni tan siquiera son Cetras .
- ¿y que? Me he cansado de discutir contigo, Zack. Y ahora quiero que me escuchéis. Aeris se volvió hacia una multitud de guardias que estaban alrededor de la nave

- ¿ que quieres que hagamos, princesa?- preguntaron al unísono

- Quiero que llevéis a éstos heridos a la enfermería de palacio.

- Aeris, hija, creo que tienes razón - dijo Ifalna dulcemente

- La tienes- dijo Gast acercándose a su hija. –Estoy orgulloso de ti, te has comportado como una reina, preocupándote de éstas personas de tal manera, sin importarte que no sean ni de la realeza, ni Cetras. Acabas de demostrar que cuando seas reina tratarás a todos tus súbditos de tal manera, si importarte que no sean ni de la realeza ni conocidos.

- Padre, gracias- dijo Aeris sonrojándose
- Aeris, perdóname. Lo siento- dijo Zack acercándose a su prometida

- Está bien, te perdono Zack.- y Aeris besó a su prometido al tiempo que los guardas recogían los heridos del suelo

- ¿ los llevamos a palacio? - quisieron saber los guardas

- si, llevároslos a la enfermería- contestó Gast

Una vez en la enfermería del palacio real, los guardas depositaron a las tres personas inconscientes en tres camas diferentes. El rey hizo llamar a un médico, que acudió de inmediato. Aeris, su prometido, los reyes, Tseng , Budenhaguen y Nanaki, observaban en silencio cómo el doctor atendía a sus pacientes. Después de varios minutos, el doctor se volvió hacia los reyes y dijo:

- Éstas personas se recobrarán pronto. Han sufrido un gran impacto con la explosión y por ello se han desmayado. De aquí a un par de horas se despertarán, tan solo es cuestión de tiempo.

- Bien, entonces avisadnos cuando lo hagan- ordenó Gast.

- Vámonos- sugirió Zack.
Todo el mundo se encaminó a la puerta menos Aeris, que estaba contemplando a los heridos.

- ¿ Vienes Princesa?- preguntó Tseng a la joven

- Me gustaría quedarme aquí un poco más, si no hay inconveniente- contestó Aeris mirando al doctor

- Puede quedarse Princesa, pero no se acerque mucho por si acaso.- contestó éste colocándose las gafas.

- ¿ Por que quieres quedarte? – le preguntó Zack a Aeris

- No tengo otra cosa mejor que hacer, además, me gustaría estar aquí si se despertaran- contestó ella acercándose a Zack y dándole un beso de despedida en la mejilla.

- Como quieras, te espero para comer en el comedor dentro de 2 horas.

Todo el mundo abandonó la sala dejando a Aeris sola. La chica se acercó a la cama de la mujer, que es la que estaba más cerca de la puerta. Aeris examinó a la chica. Estaba inconsciente. Se acercó a la otra cama, colocada en el centro de la enfermería, donde reposaba el hombre más viejo. Tras mirarle, se aproximó a la cama más próxima a la ventana donde un joven rubio descansaba. Aeris se sorprendió al verle. Supo, que no era normal. A pesar de tener los ojos cerrados, Aeris notó algo extraño en el rostro de aquel muchacho. Su cara tenía una expresión de sufrimiento, que a Aeris no soportaba. Parecía que estuviera sufriendo mucho y ella no podía ayudarle. Ninguna cura mágica podía hacerlo, ni pociones, ni colas de fénix. Aunque, tal vez un tranquilizante,... Aeris inmediatamente dio uno al joven y quedó satisfecha, al ver que ahora parecía más relajado Su dolor había acabado.(continuará)