Capítulo 18:

El Orgullo de la Nobleza

Yuma sabía, que a veces, la casualidad no era exactamente una variante en la cual él podía tomar y creer con firmeza para dar una explicación a algo. De hecho, si lo pensaba con detenimiento, llegaba a ser algo tonto en creencia. Algo que, sencillamente trataba de ocultar una verdad en las mentes de los más débiles.

Un engaño podría describirlo mejor.

Así era como lo percibía, incluso cuando estaba en el mundo real con personas reales y que se mostraban sonrientes ante él. Sus motivos ocultos no siendo más que conseguir su amistad, aunque, nunca con buenas intenciones.

La búsqueda del ascenso y el poder siendo un dato que creían que él pasaba desapercibido. Pavoneándose delante de su presencia para poder caer en su simpatía. La confianza ciega jugándoles una mala broma que Yuma consideraba duraba de más. Los halagos llegando sin pedir mientras el sólo trataba de trabajar en paz y con eficiencia. Su paciencia pareciendo ponerse a prueba hasta que, llegaba el momento en el cual él les "daba" lo que querían.

Las malas miradas comenzando desde ahí, tanto como las intimidaciones a su persona como a su equipo. El trato de un puesto más arriba consiguiendo que aquellos incautos que le sonrieron, terminaran por insultarlo. Rebajándolo solo para su placer y su burla.

Esto apenas durando una semana solamente para que pudieran probar algo de glamour. Astral siendo el que Intercedía inmediatamente después, consiguiendo pruebas contundentes gracias a su amado para un despido justificado y un boletín que era entregado a la bolsa de trabajo de Japón, impidiendo la contratación de aquellos idiotas por al menos diez años hasta cumplir el lapso. Los días buenos de aquellos tontos durando solamente un parpadeo antes de que Yuma sonriera desde arriba. Burlándose gratamente para luego darles la espalda. Sujetando la mano de su amado, el cual le apoyaba en todo momento. Aprobando sus acciones. Un hermoso consuelo llegando a la brevedad. Recibiéndole con los brazos abiertos y dulces palabras. La calidez logrando envolverle para darle ánimos y más valor. Sus días malos terminando con ello hasta que el ciclo comenzara de nuevo.

Esto siendo un factor determinante para poder filtrar a las personas que eran buenas y aportaban a la empresa que con tanto esfuerzo Astral había levantado desde cero. Yuma fungiendo como el vigilante en las sombras para que todo pudiera seguir marchando bien. Su agradecimiento reflejándose en aquellas acciones. Apenas molestándose verdaderamente para luego mirar a su amado.

Haciéndole sentir que todo ello valía la pena. Que mantenerse fuerte era su más grande virtud y su más grande fortaleza. Así se lo hacía saber Astral, así era como él mismo lo percibía. Siendo el mayor quien le colmaba de riquezas y promesas cumplidas, como con su propio cuerpo. Las noches largas, apasionadas y llenas de amor dejándole grabado a fuego en su mente que tanto él como Astral, hacían aquello para protegerse mutuamente. Queriendo dejar un legado que, quizá podían continuar con una adopción o dos.

Y sinceramente. Yuma estaba feliz. Muy feliz.

Y por supuesto, el hecho de que haya reencarnado en un Mundo de fantasía dentro de una novela, no cambiaba las cosas. Al contrario. Esa creencia aún estaba en su mente, en su cuerpo y en su alma.

Ardiendo lo suficiente como para no dejarse intimidar ante la situación que se le presentaba. En donde Elena, aquella sirvienta que le apunto con una espada a su cuello, se presentaba como una "inocente" nueva sirvienta apoyada por los Arclight. Su sonrisa viéndose tan vacía como sus ojos. Los cuales una vez le observaron, le miraron con odio y asco. Aquel sentimiento pareciendo reflejarse en sí mismo convertido en repudio.

Una sonrisa siendo necesaria para guardar las apariencias. Su expresión cambiando casi súbitamente al papel que representaba. La dignidad de ser una Duquesa saliendo a la luz mientras trataba de mantener su enojo a raya. No teniendo más alternativa que saludar a aquella mujer. Colocando sus manos al frente suavemente solo para acercarse al protagonista que se veía encantado. Quizá hasta aliviado. Mientras los demás veían esto sin apuro, la única excepción siendo Astral. El cual trato de mantenerse en alerta ante cualquier evento inesperado que surgiera. Sus manos escondiéndose elegantemente detrás de su espalda para no dejar ver cómo es que estas se hacían puños. Sonriendo medianamente como lo hacía siempre. Sin una pizca real de emoción.

—¡Elena! Has llegado bien, me alegro tanto... —Saludo III. Sonriendo sinceramente ante la fémina a un lado de él. La cual solo asintió. Notándose apenada.

—...Mi Señora... Temo mucho el haber interrumpido el desayuno. Espero que perdone este percance...

—No te preocupes. Mi padre lo ha arreglado. —Menciono III, sin percibir exactamente cuál era el verdadero ambiente. Confiándose mientras Yuma se detenía frente a él. Hablando dulcemente.

—¡Ah! Me preguntaba quién era la causante de tanto revuelo. Así que eras tú. —Saludo Yuma a la pelirrubia. Posando su vista en ella solamente para sonreír, asintiendo mientras una de sus manos subían para ocultar sus labios. Haciendo brillar su mirar en un gesto frío. —...Es todo un gusto conocerte. Pero... ¿Está bien que sigas aquí alardeando tu llegada mientras tus Amos aun degustan sus alimentos?

—¿Disculpe? —Susurro Elena. Su mirada afilándose mientras Yuma bajaba su mano. Tratando de verse inocente. Retomando la palabra.

Eres una sirvienta. ¿O es que acaso necesitas que te recuerden cuál es el lugar indicado que debes ocupar una vez llegas a un nuevo lugar?

—Yuma... —Susurro III ligeramente impresionado por las palabras de su amigo. Apenas procesando antes de que Aren se acercara, intercediendo en la conversación.

—...Joven III. Me alegro que reciba bien a su sirvienta personal. Pero este ya no es su lugar... Le recuerdo que aun seguimos a la mitad del desayuno... –

Yuma apenas pudo aguantar su propia risa antes de notar como es que por un segundo la fachada de Elena caía. Dejándole ver molesta. Para luego recomponerse, asintiendo al pedido sutil que ordeno Aren. Acatando sus palabras. Dirigiéndose a III a la brevedad.

—...Mi Amo, ya he corroborado que sigue con bien, así que me adelantare y haré lo que me corresponde. ¿Está bien?

—Elena... —Llamo III saliendo de su estupor, deteniendo sus propias palabras al percibir la mirada de su padre. El cual parecía advertirle algo antes de acceder a lo escuchado. Asintiendo después. —Comprendo, ve y toma tu lugar como mi sirvienta personal...

—Como ordene mi Ama... —Se despidió Elena.

Reverenciando a los tres Donceles para luego desaparecer por la puerta. Anunciando que con ello debía retomarse lo que quedo inconcluso. Esta vez, quizá en un ambiente más ameno. Dejando que nuevas conversaciones suaves nacieran entre los invitados como entre la misma familia Encinereb. Los cuales parecían hablar sutilmente entre ellos. Sin dejar de lado la cortesía para con los invitados como con ellos mismos. Susurrando con delicadeza, esperando no alzar la voz. Siendo Astral el que tomó la palabra. Mas preocupado que ansioso. Aun ingiriendo sus alimentos con reverencia.

—¿Está bien que lo dejemos pasar así, Padre, Madre? Les recuerdo que ella es quién destruyo el legado de las Duquesas...

—No tienes que repetirlo... —Negó Elifas. Afilando su mirada. —Ella es responsable directa de esa tragedia. Así que su castigo fue el destierro, pero... No podemos hacer mucho cuando hay una familia involucrada...

—Entonces, ¿La dejaremos impune por este acto tan descarado? —Cuestiono Yuma. Su mirar viéndose molesto tanto como el de Aren, quien asintió. Resignado.

—No hay pruebas exactas para pedir su expulsión de la familia Arclight ahora que está bajo su cuidado... No podemos hacer demasiado. Yuma, recuerda que mientras un sirviente cambie de Amo, se necesitarán nuevas pruebas para expulsarlo de nuevo o para matarlo. Y eso depende mucho del grado de sus pecados... No creo que Elena vuelva a repetir ese error...

—¿Es así?

—Me temo, Yuma-Kun...

—Ya veo... —Susurro Yuma. La conversación pareciendo morir antes de que Yuma observara su entorno. Y con ello a III. Sus pensamientos rondando ante ello.

"¿Por qué tenía que complicarse justamente ahora?... Debería estar más alerta que nunca. Después de todo, Tokunosuke no está a mi lado para apoyarme... Aún debe estar en ese lado, cumpliendo las ordenes de Astral... Ah~ ¿Por qué yo?" Se lamento en silencio. Su mirar mostrándose cansado antes de sentir un suave toque en su pierna.

El firme contacto llamado su atención para hacerle voltear a ver a su peliblanco. Quien dejo de levantar su pierna para llegar a Yuma por debajo de la mesa para luego sonreírle. Tratando de reconfortarlo. Alzando su voz en un tono confiado.

—En este momento, apuesto a que mi esposo será un excelente anfitrión. Aun con todas las responsabilidades que eso conlleva... —

"Puedes golpearla si gustas" Fue lo que entendió Yuma ante las palabras de Astral. Recordando que dentro de sus responsabilidades se encontraba la disciplina de los sirvientes. Ocasionando una bella sonrisa junto a un sonrojo. Un extraño sentimiento de seguridad llegando antes de asentir. De un mejor humor.

—Lo tengo presente mi Señor... —Menciono Yuma. Atrayendo la atención como miradas curiosas sobre él, para luego seguir con lo suyo. Terminando de ingerir sus alimentos en silencio mientras los demás le analizaban con discreción. Casi molestándose al perderse parte de la conversación que mantuvieron los Encinereb. La resignación apareciendo en su mirar para luego seguir con lo suyo.

Culminando entonces el desayuno a tiempo. Los platos vacíos siendo recogidos para después dejar los postres. Los cuales fueron bien recibidos antes de ser devorados por los Donceles Jóvenes. Sus rostros encantados funcionando para aligerar el ambiente en el comedor. Permitiendo el nacimiento de una nueva conversación. Tanto como de lo que iba a suceder en el día. Un itinerario describiendo mejor lo escuchado.

—Este día y los siguientes me temo tendré que dedicar mi tiempo total al Joven Haruto... —Aviso Astral, un par de documentos siendo visibles en sus manos. Resaltando su seriedad. —Así que no asumiré mis responsabilidades con el Ducado hasta que un plazo de tiempo se haya cumplido y el Joven Haruto pueda comenzar por sí mismo el estudio del arte de la alquimia...

—Comprendo. —Acepto Elifas, asintiendo para luego alzar una taza de té hasta sus labios. Escuchando atentamente como los demás.

—Por lo pronto. —Siguió Astral. —De acuerdo al pedido de cada familia, serán los Arclight quienes acompañen a Haruto, así como el Marqués Tsukumo... ¿Eso está bien?

—Es así... —Asintió Byron, imitando la acción de Elifas. Escondiendo una pequeña sonrisa detrás de la misma.

—Creo que eso sería todo por ahora. ¿Hay algo que deba ser especificado a la brevedad? —Cuestiono Astral, mirando a los presentes antes de detenerse en su amado, el cual sonrió. Tomando la palabra.

—Sí mi Señor lo permite. —Menciono Yuma en un tono suave y armonioso. —Me gustaría dejar también por un momento mis responsabilidades para atender a nuestros invitados...

"Déjame junto a ellos" Fue lo que entendió Astral. Su postura cambiando a una pensativa antes de acceder a los segundos. Hablando en consecuencia.

—…Si mi esposo es tan amable, atenderé a lo que dice... —Aquellas palabras siendo remarcadas en un tono tranquilo solamente para llamar la atención sobre sí mismo. Ganándose miradas extrañas como molestas. Esto apenas importándole una vez su amado asintió. En acuerdo silencioso.

—Gracias mi Señor...

—¿Hay algo más?

—Yo tomaré las responsabilidades de Yuma-Kun en ese caso. —Interrumpió Aren. Notándose animado y de buen humor. Su sonrisa extendiéndose en su rostro para deleite de su esposo.

—Gracias querida madre... —Agradeció Astral. Su mirada colándose una vez más a los invitados antes de sentir que no faltaba más. Sus planes entonces dando inicio, levantándose después. Limpiando elegantemente sus labios para luego dirigirse hasta la salida. Alzando su voz. —Entonces, será hora de comenzar las lecciones, ¿Nos vamos ya? —Cuestiono, apurando el bocado de Haruto, quien bebió luego de su leche para asentir. Limpiando su boca descuidadamente antes de ir detrás de Astral. Atento a lo que decía, emocionándose visiblemente.

No dejando más alternativa a los demás antes de que los nombrados con anterioridad lo siguieran a la brevedad. Dejando sus postres a la mitad con desanimo. Sus pasos resonando antes de perderse junto a Astral a través de la mansión y sus largos pasillos. Dejando atrás a los Encinereb faltantes, tanto como a Akari, Mira, III y Kaito. Los últimos cuatro quedándose una vez Elifas y Aren se excusaron. Despidiéndose para salir a cubrir lo que habían mencionado.

El ambiente pasando a ser incómodo, antes de que Yuma supiera. Que aquel, sería un día pesado. Su taza de té alzándose hasta sus labios apenas brindándole la tranquilidad que necesitaba, resignándose a lo que venía. Su mirar posándose en los presentes faltantes para luego suspirar. Sus pensamientos rodando a través de ello.

"Ojalá a Astral le vaya bien. Tanto como a mí... Es lo único que deseo." Aquel anhelo guardándose en su corazón antes de seguir adelante. Con mucha más valentía.

Su papel siendo el de próxima Duquesa. Y como tal, lo representaría hasta las últimas consecuencias.


Astral que iba con una postura contundente y fuerte, sencillamente debía admitir que estaba nervioso. Muy nervioso, pues, a pesar de que su misma mente le traía lo que necesitaba saber y como proceder sin errores. De todas formas, aquel tema de la alquimia era un tema que apenas trato antes de dejarlo por un tiempo en el olvido. Su urgencia de sobrevivir sobrepasando aquel don único del Villano y lo que más le pareció interesante en su momento. El arrepentimiento llegando ante algo que de todas formas aún seguía firme en hacer. Su vida valiendo más como para meterse en un laboratorio y no salir en días.

Aquella rutina siendo removida por su propio bien solo para llegar una vez más a este punto. En donde se veía envuelto junto a los personajes secundarios y uno principal para poder enseñar aquel arte que era más que un mito en su mundo. Su fuerza pareciendo flaquear una vez comenzaron a notar como es que la cantidad de sirvientes disminuía dramáticamente. Los pasillos pasando a verse un poco tétricos ante la falta de luz o falta de vida cercana. El color oscuro del tapiz pareciendo absorber los sonidos solo para que el silencio se extendiera por minutos. Causando escalofríos a quienes seguían a Astral.

Las miradas extrañas y desconfiadas comenzando a hacerse visibles antes de que Vector se detuviera al llegar a una puerta de metal. El grosor de la misma llamando su atención antes de alzar su voz. Sonando cauteloso.

—...Este lugar... —

—¿Mm? —Astral susurro, deteniéndose en su camino para girar a ver a los presentes. Algunos metros separándolos mientras Vector insistía en mirar aquella puerta. Causando un suspiro. Rodando su mirada en ligero fastidio. —Es solo la "habitación oscura" de esta mansión, Marqués... ¿Podemos seguir adelante?

—...La habitación oscura. —Repitió Kazuma. Mirándola con detenimiento antes de que su boca siguiera hablando por él. Revelando algo que solo enojo discretamente a Astral. Sus manos volviéndose puños para luego recordar su papel y lo que debía representar, aguantando sus ganas de replicar. —...Creí que ella menciono que este era su laboratorio...

—¿Disculpe? —Los demás siendo quienes miraron a Kazuma antes de darle un suave golpe. Haciéndole percatarse de sus palabras para luego posar una mano en su boca. Apenándose por ello.

—A-Ah no. Mis disculpas, estaba pensando en voz alta...

"Por supuesto y yo soy un niño" Pensó Astral solo para apretar ligeramente sus labios. Percatándose de lo escuchado. "¿Ella?, debe estar hablando de Elena. La secuaz del Villano. ¿Realmente lo traicionó contándoles todo a los Arclight? O... ¿Esto es algún truco para volver a acercarse?... Tsk, que fastidio. Es una fortuna que cambie el laboratorio desde antes. Debo andarme con cuidado y ver que Yuma también este bien mientras ella este aquí." Concluyo solamente para suspirar, tratando de calmarse. Alzando inmediatamente su voz con un tono burlesco.

Creo que hay un pajarito que ha estado cantando últimamente de más y en notas nada entonadas. Recomiendo que fumigue esos males antes de que infesten su hogar... ¿Continuamos? —Menciono, dando media vuelta para seguir su camino. Los pasos detrás de él haciéndole saber que le seguían una vez más, calmando su mente. Haciéndole pensar cuál era su siguiente movimiento. El silencio regresando una vez más hasta que llegaron a un callejón sin salida. Una pared gigantesca interviniendo en su camino antes de que Haruto hablara. Confundido.

—¿Nos equivocamos?

Astral solo le volteó a ver de soslayo. Negando para luego alzar su mano hasta posarla en la pared. Alzando su voz. Sorprendiendo a los presentes con sus acciones venideras.

—Esta es tu primera lección. No todo lo que veas, significa que representa lo que conoces...

—¿Eh?

Y entonces, Astral dejo correr parte de su sangre en la pared para luego pintar algo con ella. Su dedo índice siendo el afectado gracias a sus uñas. Una extraña runa apareciendo una vez Astral comenzó a trabajar sobre ella. Un tenue brillo comenzando a cubrirla para luego desaparecer como la sangre y la pared como si fuese agua entre sus dedos. Dejando ver entonces, lo que los presentes pudieron llamar era, la oscuridad absoluta.

Un extraño arco de un camino presentándose solamente para hacerlos desconfiar. Un paso siendo dado atrás antes de que Astral les volteara a ver. Sonriente y orgulloso. Su mirar pareciendo brillar para luego ignorarlos, pasando por aquella oscuridad antes de desaparecer a la brevedad. Despertando el pánico en los demás para luego uno de sus brazos se extendiera por aquella puerta. Llamando al menor.

El cual parpadeo temeroso antes de armarse de valor. Adelantándose a los adultos para tomar aquella mano con firmeza. Su andar cortándose al ser jalado dentro de aquel camino. Alertando a los presentes, quienes no se detuvieron a pensar para después correr y atravesar con rapidez aquella oscuridad. Sus ojos cerrándose mientras sentían como si agua les recorría el cuerpo con totalidad, para luego detenerse en algún punto. Sus párpados que en un momento percibieron solo oscuridad, iluminándose de repente. Esto causándoles tanta curiosidad como confusión, animándolos a abrir sus ojos. Sorprendiéndose gratamente después.

Pues un bello camino estaba delante de ellos. El mármol blanco que resaltaba algunas columnas pareciendo iluminarse por sí mismo mientras el techo parecía imitar la luz del sol en una bella tarde de verano. Cristales siendo notados de aquí allá mientras la naturaleza parecía querer apoderarse de aquel sitio. Rosas de diversos usos como platas siendo apreciadas antes de seguir observando. Ligeros destellos haciéndose notar antes de morir como si jamás hubieran estado en primer lugar. La belleza etérea remarcándose en sus retinas para luego notar al peliblanco junto a Haruto. El cual les sonreía con ligera burla antes de volver a liderar el camino. Alzando su voz a la brevedad.

—Sean bienvenidos a mi laboratorio, es todo un honor tenerles por aquí...

—¡Es bonito! —Alabo Haruto, su emoción infantil ganando para hacerle recorrer el lugar corriendo o saltando. Mirando tanto como quería. Sus acciones relajando a los presentes, quienes apenas salían de su estupor. Sonriendo tenuemente ante lo nuevo.

—Es... Increíble... No había conocido algo así antes. O mucho menos algo parecido. Es, magnífico... —Menciono Kazuma para sorpresa de todos. Siendo Astral el que más se animó ante ello. Su interior festejando antes de sumar un punto a su favor. Decidiendo entonces seguir adelante. Deteniéndose al final de aquel hermoso camino para abrir una bella puerta de cristal. Tomando una vez más la palabra, entrando sin más.

—Muchas gracias por sus amables palabras, comencemos entonces... —Su voz pareciendo tener un eco misterioso para luego dejar que los demás entraran al dichoso laboratorio.

Una vez más quedado estupefactos ante tanta belleza. Lo blanco siendo un punto importante ante las ropas rojas y negras de Astral. Resaltándolo naturalmente mientras se acercaba a la mesa del centro de aquel laboratorio. Muchos instrumentos viéndose en ella y que seguían en función. Líquidos raros pero luminiscentes y hermosos notándose cambiar a la vez que expedían vapores que desaparecían una vez llegaban al techo, dejando un suave olor a medicina.

Matraces como tubos de ensayo haciendo acto de presencia como trípodes, mecheros, rejillas, un par de destiladores y demás cosas que apenas y los recién llegados podían dar un nombre. La magnificencia viniendo sin avisar antes de revisar lo demás.

Muebles pequeños y grandes de alta calidad adornando el lugar como muchos libreros y estantes. Banquillos invitándolos alrededor de la mesa para que pudieran sentarse con libertad. Haciéndoles sentir más pequeños de lo que en verdad eran mientras Astral se mantenía vigilando todo a su alrededor. Las cosas en la mesa siendo su prioridad antes de sonreír. Asintiendo así mismo para luego dejar que Haruto curioseara cerca de él. Sorprendiéndose amenamente.

—E-Esto es...

—Es lo que sabrás hacer una vez termines de aprender todo lo necesario. —Interrumpió Astral. Dejando en paz las cosas sobre la mesa para acercar a Haruto hasta posarlo frente a la misma. Un pedazo de la mesa ya habiendo sido limpiado para ese propósito. Emocionándole de sobre manera. Sacando a los demás de su estupor.

—¡Es increíble! ¡Maravilloso! ¡Me gusta!

Kufufu~. Me alegra que te guste...

—Esto... —Hablo repentinamente Vector, tratando de no caer en la belleza y lo místico que se le presentaba. Parpadeando repetidamente antes de obligarse a concentrar en su verdadera tarea en conjunto. —¿Haruto-Kun iniciara ya a experimentar con esto?

Pff~. No. —Se burlo Astral, satisfecho de lo logrado. Notando la duda y confusión en la mirada de los presentes. Sonriendo a continuación con ligera diversión. —Haruto-Kun aún no está capacitado para comenzar con ello. Al contrario, debe aprender primero todo lo teórico antes de tocar algo de esto... De lo contrario. Quizá llegue a explorar por los aires...

—¿Qué? —Fue la cuestión que ayudo a aterrizar al presente a los invitados. Llamando su atención.

—Tranquilos, por algo es que estoy aquí. Mi trabajo es que eso no suceda... Aunque, habiendo pasado su entrenamiento, eso ya no será algo que me preocupe... Dependerá de que tan cuidadoso e inteligente sea para evitarlo... —Los presentes voltearon su vista a Haruto, el cual parpadeo para luego sonreír. Mucho más emocionado.

—E-Entiendo... —Murmuro Byron, apenas creyendo que la alquimia era un arte tan peligrosa, y, sobre todo, algo que sabía manejar Astral a la perfección. Sus palabras mordaces siendo tragadas solo con ello. Haciéndole bajar su mirada.

—Bien. Entonces habiendo hecho un recorrido por el lugar y dejándoles ver por donde es que esta mi laboratorio. Es hora de comenzar. —Anuncio Astral. Tensando visiblemente a los presentes. Encaminándose al primer librero cerca de él. Su mano levantándose antes de preguntar, tomando un libro de tapa gruesa de color blanco. —Haruto... —Llamo con voz severa. Atrayendo rápidamente la atención del infante. El cual miro delante de él con ligero nerviosismo antes de contestar.

—¡Sí!

—¿Qué es lo que sabes sobre la Alquimia?

—P-Pues... Es una disciplina enfocada en el arte de lo imposible. Usualmente los alquimistas buscaban producir oro de la nada como algunos otros materiales preciosos... Además de querer encontrar la vida eterna por medio artificial. Usualmente mediante alguna pócima o alguna piedra que pudieran producir después de un arduo trabajo o investigación de años...

—...Sigue... —Ordeno Astral, aquel libro en sus manos siendo ojeado antes de sonreír, pasando a colocarlo delante de Haruto en un sonido seco. El solo tamaño intimidando al niño más de lo que imaginaba. Casi cortando sus palabras.

—...Y-Y es también sabido que al ser solamente un arte que usa mana del corazón, esta no es viable para todos quienes creen tener el don. Pues puede haber efectos secundarios de seguir ese camino. ¡Claro! Al menos que haya mucho mana. De otra forma puede ser rentable... Después de todo no hay muchos alquimistas reconocidos... O conocidos... La mayoría vive en las sombras ante la demanda de sus habilidades. O para evitar el abuso a ellas por parte de terceros... —Concluyo Haruto. Animándose a mirar al mayor. Pasando saliva sonoramente.

—Es como dices... —Asintió Astral. Su mano posándose delante del libro de tapa gruesa. Sonriendo medianamente satisfecho, mirando aquel niño de cabello azul. —La alquimia no es un camino fácil o mucho menos sencillo. Por tanto, es que siempre circula ese tipo de información sobre ello... Dime, Haruto. ¿Cuánto es que puedes memorizar?

—¿Eh? Bueno... Puedo memorizar un libro de doscientas páginas en un solo día... ¿Por qué? —Astral sonrió un poco más abiertamente, asustando a Haruto, quién una vez se dio cuenta de la razón de aquella pregunta. Palideció a los segundos.

—Así que doscientas páginas... —Murmuro Astral. Anunciando lo que quería. —En ese caso tu primer deber es memorizar este libro durante este día...

—¿Qué?

—No te asustes. —Minimizo Astral. Abriendo aquel libro para mejor visualización. Deteniéndose en la introducción. —Solo contiene cuatrocientas páginas. No es nada que no puedas hacer ¿No?

—¡P-Pero...! —Quiso replicar Haruto. Parpadeante y dudoso. Tomando aquel libro con sus pequeñas manos de manera ansiosa.

—¿No me digas que estoy pidiendo imposibles? Solo estoy dándote a conocer lo que necesitas. Y conforme a tus capacidades... ¿O acaso me estoy equivocando al pedirte esto?...

—A-Ah, no, yo... —

—En ese caso está hecho. —Anuncio Astral de mejor humor. Sus manos juntándose delante de su pecho en un gesto burlón. Haciendo brillar su mirada con el mismo sentimiento. —Esta es tu primera lección de alquimia... No quiero quejas...

—...Yo... —Susurro Haruto. Recordando con quién es que estaba tratando, asumiendo el reto una vez bajo su mirada aquel libro, tomándolo con fuerza. Asintiendo a los segundos. —Entiendo. Lo haré...

—Esa es la actitud... —Halago Astral antes de observar a los presentes, quienes se mostraron ansiosos. Preocupados por Haruto. Su silencio extendiéndose para luego Astral decidiera alejarse del infante. Señalado una mesa limpia, con un tintero y una pluma. Listas para ser usados. Alzando su voz a la brevedad. —Por ahí puedes acomodarte... Estarás ocupado...

—Sí... —Accedió Haruto. Bajando de su lugar para acercar el banquillo al sitio señalado. El libro en sus manos ahora posándose en aquella mesa para luego abrirse. Su lectura comenzando una vez Haruto se empeñó en ello. Tratando de leer lo doble de rápido a como lo hacía normalmente. Sus dedos manchándose de tinta antes de comenzar. Anotando solo los conceptos que él consideraba clave.

Su labor siguiendo aun cuando Byron alzo la voz. Dirigiéndose a Astral con un tono angustiado. Afilando su mirada.

—¿No es mucho trabajo para un niño?

—¿Es que acaso no confía en él? —Contraataco Astral. Sonriendo ante la reacción del mayor. Negando suavemente, cruzando sus brazos después.

—No es a lo que me refería...

—Entonces guarde silencio y asuma lo mejor. Haruto es mi pupilo desde este instante, y si yo digo que podrá con sus tareas, entonces lo logrará... ¿Entiende lo que digo?

—Duque... —Murmuro Byron.

—Bien. Ya que terminaron los reclamos y algunas otras cosas. —Menciono Astral. Removiendo su abrigo para luego alzar su camisa de manga larga a los codos. Sonriendo más ampliamente. —En ese caso comenzaré con lo que prometí que haría...

—¿Eh?

Y de este modo. Fue que las elecciones de Haruto comenzaron. Su inteligencia antes bien descrita en la novela "Flores de Estaciones" sirviendo para que Astral pudiera saber cómo es que podía tratarlo. Escogiendo más libros para apilarlos después junto a Haruto en la mesa que ya había designado como lugar del menor. Dando ánimos cada cierto tiempo con amabilidad antes de que fuese observado como animal en zoológico por los presentes que aún le juzgaban a cada paso a dar.

Sus movimientos apenas entorpeciéndose antes de recuperarse. Animándose así mismo para seguir, frascos siendo alcanzados desde un estante tanto como una bolsa de cuero negro para dejarlos en la mesa. Su propio trabajo comenzando a ser desdeñado para poca importancia de él. Escuchado los susurros inevitables que vinieron con ello. Apilando las hierbas que ya habían sido cosechadas gracias a su amado y a él. Transportándolas con una bandeja sacada debajo de la mesa para acercarse al fregadero que había cerca. Alzando discretamente su oído.

—...¿En serio animo a Haruto hace minutos? ¿Es acaso porqué estamos aquí? ¿O estamos frente a algo nuevo? —Susurro Byron. Cuchicheando con los demás. Provocando las respuestas mentales de Astral. Una tras otra.

"Soy un nuevo sujeto. ¿No eso fue muestra de ello?"

—Tal vez solo está actuando... Es lo más seguro... —Siguió Thomas. En un tono nada amable.

"Que no..."

—Pero a él ni siquiera le importa su imagen... ¿Es seguro esa opción? Además, hace un rato dijo que iba a hacer lo que prometió... ¿A qué se refería? —Cuestiono Vector. Parpadeante y desconfiado.

"A que trataría de arreglar los errores del Villano, a eso..."

—Debe ser algo que tenga que ver consigo mismo. No se me viene a la mente otra cosa más que eso... —Susurro Christopher. Negando con suavidad, cruzando sus brazos.

"¡Qué no! Lo juro..."

—Es lo más factible. ¿Haruto estará bien? —Preguntó esta vez Kazuma. Mirando de reojo al niño.

"¡Ese mocoso entrego por sí mismo al Villano a las autoridades y demás cosas! Es tremendamente inteligente, esto no es nada..."

—Espero que sí, de otra forma... Tomare cartas en el asunto. —Amenazo Kazuma. Tronando sus nudillos. Augurando dolor.

"¡Ah! Ya dije que soy un tipo diferente..."

—Comprendo... ¿Qué es lo que hace ahora? —Hablo Byron una vez más. Observando a Astral. Parpadeando curioso al notar las acciones del peliblanco.

Las miradas sorprendidas llegando una vez miraron a Astral. Percatándose de cómo es que lavaba por sí mismo aquellas plantas en sus manos. Apilándolas después con maestría en la bandeja de metal que esperaba paciente. Sus manos manchándose de tierra y polvo antes de seguir con lo mismo en un ciclo que parecía interminable, al menos hasta que llego a la planta final. Extendiendo una sonrisa sincera por su rostro antes de lavar perfectamente sus manos y antebrazos. Tomando la bandeja después, regresando a la mesa junto a ellas, y en donde siguió con su secado. Tratándolas tan gentilmente que causó furor en ese momento. Retomándose los cuchicheos.

—...¿Acaso sonrió normalmente?

—¿Está feliz de haber lavado aquellas plantas como un sirviente aun sabiendo que es un noble?

—¿No es que le importaba mucho su estatus?...

—¿En qué diablos está pensando? —Cuestionaron los Arclight uno tras otro. Dejando de lado a Kazuma. Quien se mantuvo en silencio. Pensante. Tanto como Astral, el cual contenía sus ganas de gritar lo obvio.

"¡Solo lave las malditas plantas! ¿Qué tiene de especial eso? ¡Ja! Morirían si es que se enteran que en mi antigua vida yo era quién más se encargaba de los cuidados del hogar." Su refunfuño quedándose en su mente mientras su rostro se mostraba estoico.

Sus manos siguiendo diligentemente con su trabajo. Comenzando a separar las plantas para luego posarlas frente a los pequeños frascos elegidos. La charola dejándose de lado y un su lugar una vez concluyo con aquella tarea.

Alejándose de la mesa para tomar más materiales a usar. Entre ellos un motero blanco y de alta calidad, el mármol resaltando naturalmente antes de que Astral comenzara a machacar las plantas con cuidado, dejando una pasta tras otra que era envasada y revisada. Letras doradas apareciendo como etiqueta en los frascos. Dejando ver más a los presentes, quienes aún se mantenían atentos. Murmurando.

—...Es raro... Todo esto es raro. ¿No se supone que son magos los que trabajan con la naturaleza? —Cuestiono Kazuma. Recibiendo la respuesta de Byron, asintiendo sus palabras.

—Puede ser. Pero la Alquimia es de todas formas desconocida para muchos, puede que tenga más que ver con ella de lo que creemos... —

—Aun así... ¿Para que ocupara tantos frascos? ¿Tantas plantas?

—No lo sé... Solo nos resta ver y esperar... De lo contrario si hace algo sospechoso... —Amenazo sutilmente Byron, mirando de soslayo a Vector, el cual asintió. Afilando su mirada. Entendiendo aquella orden.

Astral por su parte solo suspiro. Siguiendo en lo suyo. Las horas pasando más rápido de lo que creían antes de que se percataran de un dato importante, y uno que apenas sus estómagos se los dejo saber. El sonido del hambre replicándose en los presentes antes de que Haruto mismo replicara ello. Anunciando también su triunfo. Levantando sus manos, deteniendo a Astral, el cual ya estaba por terminar.

—¡Lo logre! ¡Maestro! ¡Maestro! ¡Mire! —Exclamo el infante. Llevando al mencionado sus notas para posarlas frente a él. Haciéndole sonreír satisfecho.

—...Bien hecho Haruto, has puesto todo lo que me interesaba, ¿Recuerdas todo con lujo de detalle? —Cuestiono Astral, tomando aquellas hojas. Deteniendo su último envasado.

—¡Sí! Todo ese libro trato de plantas, justo como las que están aquí... —Señalo el menor a la mesa. Emocionado.

—...Entiendo, en ese caso te has ganado el derecho de descansar. Deja tus notas en la mesa que ocupaste y guárdalas dentro del libro, mañana seguiremos con tu estudio... —Ordeno con suavidad Astral. Regresando aquellas hojas para terminar lo que empezó. Sonriendo tranquilamente. Escuchado al más pequeño.

—¡Sí!

Aquello anunciando ya un descanso como una buena comida. Los utensilios usados volviendo a ser lavados para luego guardarlos. Sorprendiendo a los presentes una vez salieron del laboratorio. Encontrándose con la noche, parpadeando boquiabiertos. La explicación de Astral pareciendo acallar un rumor que los Arclight y el Tsukumo creían. Burlándose de ello.

—...Por eso se decía que tardaba días en salir de mi laboratorio. Uno suele perder la noción del tiempo, tanto como ustedes ahora comprenderán... —Aquellas palabras quedando en el aire antes de seguir adelante.

El comedor volviendo a ser solicitado para luego ver que ya pasaba de las veinte horas. Apurándolos para comer y regresar a sus habitaciones. Cada uno pensando en lo visto para luego separarse, en un confuso silencio. Dejando atrás a Astral, el cual una vez termino su comida, fue que se encaminó a su habitación.

La puerta recibiéndole amenamente antes de detenerse, su vista pasando a la puerta de su amado, antes de escuchar la voz de III y Vector a lo lejos. Sus risas enamoradas y aliviadas fastidiándole solo para hacerle seguir adelante. Adentrándose a su habitación. Prometiendo que el día de mañana iría a ver a Yuma a la brevedad. Asintiéndose así mismo solo para proceder a descansar.

Sin imaginarse lo que vendría después.

Anunciando una catástrofe por culpa de una cabellera rubia.