Nuevamente pido una disculpa por la demora... pero acá les dejo el episodio especial.. jajaj toy igual que la serie... jajaja... y eso que aun no he visto ese episodio especial... en fin.. espero les guste.. y espero sus reviews!

Repito que Inu no es mio sino de Rumiko T.

Capítulo 10: Recuerdos dolorosos: El amor que se convirtió en tragedia...

Por largos años vivimos en la Región del Este, en Qinghai. Como saben, el General InuTaisho, y mi padre, El Gran Ho-Musubi, eran buenos amigos, por lo que un día les pareció excelente idea unir nuestras, a través del matrimonio, entre Sesshomaru y yo. Cuando me fue comunicada la decisión, me enfurecí con mi padre, y me negué rotundamente a contraer matrimonio con un perfecto desconocido, ya que jamás lo había visto. Mi padre me aconsejo que esperara un tiempo para decidir, ya que Sesshomaru, visitaría nuestro palacio, y una vez que lo conociera, podría tomar una decisión sabia... Cuando finalmente el día llegó, ambos se presentaron en el palacio...

Flashback

Hija... sé que aún estas molesta, pero te suplico tener cordura cuando estés en presencia de nuestro amigo... – pidió su padre con ternura, pero con una suave severidad.

Ella le devolvió una mirada cargada de rebeldía. No soportaba la idea de que su querido padre, se haya atrevido a darla en matrimonio a un desconocido, por muy hijo del General Perro que sea, ella no podía tolerarlo.

Siempre fue una joven independiente, aún así, él jamás tuvo que imponer y exigir que ella aprendiera, tanto las finas y educadas artes de las mujeres de buena familia, como las de combate, ella siempre procuró aprenderlo todo, y con obsesiva perfección.

No pudo evitar endulzar su mirada al verlo, Ho-Musubi, era un youkai imponente, alto y fuerte, dueño de un absoluto dominio en sí mismo, altivo y de carácter implacable... Siempre y cuando no se tratara de su querida y única hija... Tenían el mismo color de ojos, el mismo color de cabello y la misma arrogancia y soberbia... Lo que era bueno o malo, dependiendo si estaban o no de acuerdo en algo...

Descuida querido padre. Sabes bien, que mi educación, está por encima de mi malhumor o desagrado... – contestó con ironía.

Tomaré eso como un: "Me portaré bien, querido padre..." – recalcó irónico y con falsa severidad.

Me portaré bien, querido padre... – repitió con resistencia – Prometo no atravesar al Señor Sesshomaru con mi espada, a menos que él me dé los motivos para hacerlo. – añadió con arrogancia. Su padre solo lanzó un largo suspiro de resignación

Ryutzuki, que alegría volver a verte pequeña... – la saludó el General InuTaisho, tan paternal como siempre – Es increíble como tu belleza florece día tras día...

Muchas gracias... También me da mucho gusto verlo General... – saludó haciendo una respetuosa reverencia. – Había ignorado premeditadamente, la presencia del youkai que acompañaba al General Perro, sin dedicarle una mínima mirada. Lamentablemente esto no dudaría mucho tiempo... pensó

Querida niña, quiero presentarte a mi hijo, Sesshomaru – anunció. No tuvo más opción que mirarlo cara a cara...

Un joven sumamente atractivo, se detuvo frente a sus ojos, tenía un gran parecido con el General, el mismo cabello largo y plateado, aquella singular estola, el mismo color de ojos, pero con la diferencia, que su expresión era mucho más fría que la del padre, lo que le daba un aire de arrogante masculinidad y misterio.

Mucho gusto... – fue su corto saludo, hecho con la voz más profunda y sensual que Ryutzuki escuchara nunca, provocándole un extraño cosquilleo en el estómago, el cual decidió ignorar.

Igualmente, Lord Sesshomaru... – contestó ella con fingida indiferencia

Muy bien, antes de que sirvan la comida, quiero discutir un importante asunto, estimado amigo, por favor acompáñame – solicitó Ho-Musubi, lo que le dio la vaga idea de que algo tenía en mente...

Hijos, quedarán solos un momento, espero que éste sirva para que se conozcan... – comunicó, dándole lanzándole una mirada a su hija, la cual le devolvió una de, "No me digas que no te lo advertí..."

Se hizo un tenso silencio, que ambos jóvenes se negaban a romper. Sin embargo, la educación de Ryutzuki y su deber de anfitriona, pudieron más y con todas sus fuerzas aplacó su enfado y soberbia...

Y cuénteme... Lord Sesshomaru... Según me contara mi padre, usted no vive en la misma región que el General... – indagó a modo de conversación. El joven le dirigió una helada mirada.

No – fue su corta respuesta.

Ya veo... y cuál es el nombre de la región donde habita – continuó ella, haciendo un nuevo intento

Sichuan – contestó inexpresivo. Y con la misma brevedad.

Ryutzuki estaba a punto de perder la paciencia... "Pero que individuo más desagradable...", pensó con rabia. Estaba haciendo un endemoniado esfuerzo por ser una anfitriona digna y amable frente a sus invitados... A pesar de tratarse de una reunión, en la cual pretenden regalarla a un monstruo detestable como ese... Intentaba mostrarse gentil, por amor a su padre. Pero si este demonio continuaba con aquella actitud, conocería el oscuro lado de su personalidad. Y ni su padre, ni el palacio entero, podrían detenerla cuando lo despedace con su espada...

"Muy bien... lo intentaré por última vez..", resolvió, al abrir la boca para articular un nuevo tema de conversación, una gélida voz la hizo volver a cerrarla...

Es mejor que sepas desde un principio... que no tengo, la más mínima intención, de convertirte en mi esposa...

Ryutzuki abrió nuevamente la boca, pero esta vez ante la sorpresa de aquellas palabras... Una incontenible ira la llenó por dentro...

"Es posible que este imbécil, insinúe que soy Yo, la que va por el mundo, como idiota en busca de marido?. E insultarme, dándome a entender que no estoy a su altura, como para convertirme en su esposa?...", pensó encolerizada.

Soy la futura heredera, de la grandeza y poder de una milenaria dinastía de Dragones... – anunció mirándolo con altivez, como quien mira un insecto...

Y eso que puede importarme... – interrumpió con indiferencia

Que finalmente hemos llegamos a un punto en común... – dijo captando su atención – El cual es... que ambos, estamos completamente de acuerdo, que este arreglo matrimonial es absurdo... – continuó con la misma arrogancia... – El General, es un gran amigo de mi familia... y ese cariño ha motivado que nuestros padres, crean que esta idea del matrimonio es acertada...

Y cual es el punto... – preguntó con dureza cansado del preámbulo... el cual ella sí estaba disfrutando...

El punto es, Lord Sesshomaru... Que como soy YO, quien tomará el mando en el futuro. Por ningún motivo acepto que sea USTED, el esposo que comparta a mi lado esa importante misión... – sentenció educada, pero con un toque de irónica insolencia. Disfrutó mucho ver en esos fríos ojos dorados, el brillo de furia, por aquella humillación – De todos modos, Lord Sesshomaru, mi irrevocable decisión, ya esta en conocimiento de mi padre, por lo que su anterior afirmación no viene al caso – añadió hundiendo un poco más la daga... y sonriendo con ingenuidad.

Sesshomaru se puso de pie, a pesar de no mostrar ni la mínima agresividad, ella intuía que la furia hervía dentro de él... Caminó hacia ella, con una calma felina, como si se preparara para cazar una presa, clavando su mirada en los ojos verdes, con tal intensidad, que un fugas sentimiento de temor recorrió el cuerpo de la joven, algo que nadie, en toda su vida, había conseguido inducirle.

La tomó con firmeza del brazo, levantándola del suelo con brusquedad. Ella lo enfrentó con una mirada desafiante, sintiendo un molesto cosquilleo en el brazo que él mantenía preso, atribuyéndolo de inmediato, a la repugnancia que sentía por ese hombre.

Si piensas que una simple mujer puede burlarse de mí... estás muy equivocada... – susurró con voz grave, arrastrando las palabras en tono de amenaza...

Y tú estas muy equivocado al pensar que soy una débil mujer, que permitirá que un imbécil cualquiera le falte al respeto... – advirtió, tuteándolo y en el mismo tono utilizado por él... liberando su brazo con fuerza, pero permaneciendo en el mismo lugar.

Se miraban con furia y desprecio, pero tan cerca, que cada uno podía sentir el aliento del otro sobre su rostro... Lo que poco a poco comenzó a afectarles... Sesshomaru, notó la furia ardiendo en sus ojos verdes, y el sonrojo en sus mejillas, luego llamó su atención la tentadora carnosidad de sus rosados labios, y como estos se encontraban entreabiertos, producto de su enojo, no pudo negar que era muy hermosa... quizás... demasiado hermosa...

Ryutzuki observó el cambio en el joven youkai, su furia disminuyó, hasta casi desaparecer, y sus dorados ojos recorrieron su rostro, deteniéndose en sus labios, lo que la puso muy nerviosa, tragó en seco e inconscientemente los humedeció, acción que no pasó inadvertida por Sesshomaru.

Cambiaste de opinión... Y ahora tu intensión es seducirme?... – preguntó con voz ronca e insolente. Ryutzuki en un principio no entendió sus palabras, pero al cobrar conciencia de ella y su significado, sin previo aviso le propinó una fuerte bofetada.

Eres un imbécil! – insultó furiosa, saliendo de la habitación sin esperar respuesta.

Se fue corriendo a uno de sus jardines favoritos. Era bastante extenso, pero aún así, era muy íntimo. Estaba rodeado por muchos árboles de inmensas proporciones, exceptuando un espacio que tenia una maravillosa vista de las montañas y el gran lago. En su centro, había una laguna, donde podían distinguirse algunos peces dorados, además de distintos tipos de aves. El jardín contaba con varias divisiones, y en cada una, habían distintos tipos de flores con los aromas más dulces, grandes, pequeñas y de todos los colores imaginables. Algunas esculturas estaban dispersas por el lugar, quitándole un poco la soledad y abandono al lugar.

Se sentó bajo su árbol favorito, que le brindo la frescura que necesitaba en ese momento de furia. Miró hacia las altas montañas... perdiéndose en sus pensamientos. No estaba preocupada por la reacción de su padre, de cualquier modo con decirle la forma en la que fue insultada, bastaría para tener su compresión y apoyo.

"Ese estúpido, cómo tenía la osadía de acusarla de intentar seducirlo...", pensó sintiendo como la rabia se apoderaba nuevamente de ella. "Lo único que despertó en mí, fue sólo repugnancia!..."

"Mentirosa...", susurró una voz dentro de ella, que la hizo enrojecer

"Maldita sea!...", exclamó internamente. Esa tonta voz decía la verdad... Como ser indiferente ante aquel sujeto... Sus ojos aunque sólo demuestren frialdad, serían capaces de derretir el hielo del más crudo invierno... Todavía hormigueaba su brazo, en donde él la había tomado...

Sintió la presencia de alguien justo detrás de ella, volteó para ver de quien se trataba, encontrándose con una, aún, furiosa mirada dorada. Se levantó rápidamente para enfrentarlo...

Qué demonios haces aquí... Cómo te atreves a seguirme! – preguntó enojada

Pero él no abrió la boca, continuó avanzando hacia ella, tuvo la intensión de alejarse, pero su orgullo la detuvo, no le daría el placer de verla huir, pero él seguía acercándose... Sólo se detuvo cuando ya no era posible seguir avanzando, a unos centímetros de distancia...

La joven se mantuvo firme, enfrentando su irritada mirada con terca altivez

He venido para advertirte... que a Sesshomaru, nadie le pone un solo dedo encima... – hablo con furia contenida y con voz tan baja que le costó un poco escucharle.

Pues yo recuerdo haberte puesto cinco... Lo siento por ti... – contestó molesta, moviéndose con la idea de irse de allí, pero una fuerte mano con garras, la tomó casi con violencia por la muñeca, halándola con brusquedad...

Suéltame! – gritó luchando por liberarse – No me toques! – ordenó, pero él la tenía agarrada con una fuerza brutal. "Si tan sólo tuviera mi espada!", pensó. Nuevamente se quedaron viendo a los ojos, con más rabia que antes... y quizás algo más...

Aprenderás a respetarme muchachita... Por las buenas... o por las malas... – amenazó, halándola hacia él, para luego besarla con violencia apresó el delgado cuerpo con sus fuertes brazos, mientras ella luchaba y se retorcía intentando inútilmente liberarse de esa cruel caricia...

Ryutzuki sentía como el áspero roce de su boca, lastimaba sus delicados labios, pero a pesar de eso una desconocida sensación recorría su cuerpo... Sesshomaru dejó de besarla, lo que ella aprovechó para insultarlo...

Maldito bastardo, Suéltame, o juro que te mataré... – gritaba fuera de control – Infeliz!

Aún no aprendes la lección... – dijo con una mezcla de burla y rabia... Ryutzuki notó un cambió en sus ojos, parte de su frialdad había desaparecido, siendo reemplazada por un brillo apasionado que ardía en lo profundo de sus doradas pupilas... – Tendré que continuar enseñándote... – dijo, acercándose para volver a besarla, ella movía su cabeza intentando evitarlo, Sesshomaru se movió unos pasos arrastrándola con él, y apoyándola contra el tronco del árbol...

No!... Basta!... Maldito!... Déjame... – gritaba...

Eres muy tenaz... – murmuró... – Pero a medida que más luches... contra más te resistas... peor será para ti... – advirtió, y a pesar de los frenéticos movimientos de la joven, consiguió apoderarse de su boca nuevamente...

Se sintió completamente atrapada, contra la áspera corteza, el poderoso pecho de Sesshomaru, y sus fuertes brazos... De pronto recordó sus palabras... Eso era, no debía luchar contra él, se quedaría lo más quieta posible y cuando él piense haber conseguido su rendición, le daría su merecido...

Sesshomaru sintió como lentamente el frágil cuerpo bajo él, se relajaba y dejaba de luchar para liberarse... Disminuyó un poco la presión que ejercía sobre ella, pero junto con ello intensificó el beso...

La joven no contaba con ese cambio... Que al relajar su cuerpo, iba a ser plenamente consiente de los labios que ahora acariciaban los suyos con suavidad... No supo en que momento comenzó a corresponder ese beso... Se sentía tan bien... Era una caricia tan sensual, Sesshomaru, saboreaba sus labios con ternura y sensualidad, causando un delicioso cosquilleo en todo su cuerpo...

Jamás la habían besado de esa manera... Un momento... Jamás la habían besado!... Era su primer beso... y se lo habían arrancado con tanta violencia... y precisamente un hombre que al que detestó desde el primer segundo, y al cual poco le importa que ese fuera su primer beso...

Se sintió llena de tristeza, y tan humillada, que tibias lagrimas comenzaron a descender por sus pálidas mejillas, y que casi imperceptibles sollozos, inundaran su pecho...

Sesshomaru se encontró con una extraña humedad, que lo hizo detenerse y alejarse un poco para averiguar de qué se trataba... Frunció el ceño al ver que cristalinas gotas que se deslizaban, una tras otra, por el bello rostro de la joven, quien lentamente abrió los ojos al sentirse libre... Sus ojos dejaban ver una tristeza tan grande, que logró descontrolarlo. Nada lo había preparado para una reacción como esa... Estaba muy seguro que Ryutzuki era una mujer temperamental, decida y segura de sí, eso lo había comprobado inmediatamente, ella lo dejó en clara evidencia... Esperaba que continuara luchando, que gritara, lo insultara. Sin embargo, no imagino ver aquella expresión, ni mucho menos esas lágrimas... Por primera vez en su vida, el gran Sesshomaru, se sintió un ser miserable...

Puedes irte... – indico con voz grave, a causa de todo lo ocurrido... Ella lo miró, como si no entendiera sus palabras... – No escuchaste?... Dije que puedes largarte... – agregó con rudeza. Ella lo miró con una mezcla de furia, humillación y un profundo desconsuelo, pero no dijo una sola palabra, sólo lo empujo con debilidad y corrió lo más rápido que pudo... La vio correr desesperadamente, como si la persiguiera el mismo demonio... Bueno... eso no estaba tan lejos de la realidad... Nunca había sentido remordimiento hasta ahora y no era una sensación agradable. Apartó la mirada de la joven, que ya desaparecía tras los árboles. Dio un fuerte puñetazo, lleno de rabia, contra la corteza, donde había mantenido presa a la inocente joven.

Ryutuzuki corría por los largos pasillos del palacio, con la mirada nublada por el llanto, se sentía tan humillada, nunca nadie la había tratado de una forma tan vil, al final del pasillo chocó contra una persona, se trataba de una anciana mujer youkai.

Mi niña, pero qué te ocurre?... Porqué lloras de esa manera...? – preguntó la anciana con preocupación, acunándola entre sus brazos maternales, como a una niña pequeña...

Meyumi... – lloriqueó, en el pecho de la anciana

Pero qué tienes... mi pequeña... – preguntó con suavidad

Aquella anciana fue lo más parecido que tuvo a una madre, ya que la suya murió al año de traerla al mundo. La adoraba y confiaba en ella más que en nadie, fue cómplice de sus muchas travesuras, y siempre intercedía por ella ante su padre, no importaba lo que fuera. A pesar de ello, le inculcó importantes valores, y cada vez que acudía a ella, podía obtener sabios consejos. Sin embargo, por primera vez, no quería contarle lo ocurrido, estaba muy afectada, sólo deseaba acurrucarse en sus cansados brazos, en busca de consuelo.

Era media mañana y Ryutzuki se dirigía hacia el patio de entrenamiento, llevaba puesta una cómoda vestimenta, muy parecida a la de un samurai, pero más femenina. Necesitaba descargar todas las energías negativas que un molesto youkai, había dejado en su mente, en su cuerpo y sobre todo en sus labios...

Una pequeña niña caminaba hacia ella, con mucha dificultad llevaba en sus brazos un grande y regordete gato blanco con manchas negras...

Ryutzuki... quieres jugar conmigo?... – preguntó con una gran sonrisa

Ahora no puedo Sayho, debo entrenar... Más tarde si quieres, saldremos a la aldea y y luego daremos un paseo junto al río... – ofreció con una cariñosa mirada, y acarició la pequeña cabecita con ternura.

Esta bien... – accedió contenta y continuó su camino.

Sayho, era una niña humana, de unos diez años, era de un carácter dulce y muy bonita. Tenia el cabello largo y oscuro, y unos vivaces ojos color castaño rojizo. Su familia vivió mucho tiempo en la aldea, a las afueras del palacio. Su padre había muerto en una guerrilla, cuando ella era una bebe, y su madre sola y con esfuerzo, cuidó de ella... La pequeña fue muy independiente desde sus primeros pasos, los cuales la llevaban siempre a escabullirse al palacio, para observar con curiosidad todo lo que en él acontecía... Al principio causaba extrañeza ver rondar aquella niña humana por todos lados, pero nunca nadie le reclamó su curiosidad y atrevimiento, con el tiempo era una costumbre verla y lo que causaba extrañeza era su "ausencia"...

La youkai, le tomó un gran cariño a la niña, la trataba como a una hermana pequeña, lo que el gran Ho-Musubi, criticó muchas veces, y hasta enfureció el día que se enteró que Ryutzuki, regaló a la pequeña un valioso medallón, que la madre de la youkai le dio cuando era una bebe, al saberlo, lanzó mil maldiciones, sin causar la menor obediencia, en su voluntariosa hija, la cual adoraba a la pequeña Sayho. Finalmente se rindió, y la niña se hizo parte importante en el seno de su familia, convirtiéndose luego, en el nuevo consentidor de las ocurrencias de la pequeña Sayho. Penosamente, hacía ya un año, una rara enfermedad acabó súbitamente con la vida de su madre y Sayho se integró definitivamente al castillo. Pero algo que no lograron erradicar fue su independencia, iba y venía del castillo a la aldea, no saber de ella en todo el día, era habitual... Pero al menos parecía una niña feliz, lo que dejaba a todos complacidos...

Sesshomaru caminaba lentamente por el sendero del jardín del palacio. No había visto a Ryutzuki desde el día anterior, al parecer lo evitaba, ya que no se presentó al desayuno... Debía hablar con ella... Aclarar el asunto y largarse definitivamente de aquel lugar...

Señor... podría ayudarme? – preguntó una voz infantil a su espalda... Se dio la vuelta, encontrándose que una niña humana. "Una humana...", pensó, mirándola con frialdad y un ligero desagrado...

Qué es lo que quieres...? – preguntó con voz gélida

Podría bajar el cometa que esta atascado ahí arriba? – preguntó con una angustiada expresión, indicando la rama, sobre la cabeza del youkai... este miró en la dirección y después a la niña, frunciendo el ceño no muy contento... Aún así, estiro su brazo, alcanzando el objeto, y lo extendió a la niña sin mirarla, esta lo tomó riendo con felicidad, y el continuó su camino...

Muchas gracias!... Lord Sesshomaru... – dijo la pequeña haciendo una reverencia. Él se detuvo al escuchar su nombre.

Quién eres tú y cómo sabes mi nombre... – preguntó con la misma voz helada y dura.

Mi nombre es Sayho, Señor, y vivo en el palacio, la anciana Meyumi, me contó que usted era el prometido de Lady Ryutzuki... – contesto cortésmente...

Sabes en dónde está ella? – preguntó

Sí, Señor, ella esta en el campo de entrenamiento... – contestó. Sesshomaru continuó caminando sin decir otra palabra...

Ryutzuki, se encontraba entrenando con su formidable espada, teniendo como oponente a varios soldados demonio, que cumplían la función de custodiar y proteger el castillo. En ese momento se encontraba luchando con tres formidables soldados, altos y corpulentos, al mismo tiempo, y a pesar de contar con esas ventajas en físico y número, sobre la frágil y femenina contrincante, no lograban derrotarla...

Se movía con una agilidad impresionante, arremetiendo con su espada contra uno, saltando por sobre otro, para desarmar a un tercero y luego dar el golpe final al anteriormente burlado. Otros cuatro soldados, se integraron a la lucha dando un feroz grito de guerra, pero ella, nuevamente en guardia, se dispuso a enfrentarlos. Desarmó, de inmediato al primero con un rápido movimiento de su espada, luego dio un gran salto contra el pecho del segundo soltado, impulsándose con él, para proporcionarle una dura patada con giro, en pleno vuelo al tercer oponente. Cayó al suelo en cuclillas, alzando la espada sobre su cabeza, para detener la estocada del cuarto soldado y luego golpearlo con ella, sin embargo, él logró desviar su ataque. Ryutzuki sonrió complacida de encontrarse con un adversario más diestro y experimentado. Volvió a atacarlo siendo detenida nuevamente, el soldado también sonrió, pero con actitud fanfarrona.

Pero que iluso... – le dijo con mofa y rió con burla. ... – No debes hacer alarde... por tan poco... – agregó sonriendo confiada...

Esta vez, el soldado dio inicio al nuevo ataque, ella lo detuvo sin mayor esfuerzo, luego lanzó repetidos golpes que su oponente, que sólo lograba defenderse a duras penas, la joven continuó dando estocadas, provocando fuertes sonidos y muchas chispas, producto del choque de las armas... Ryutzuki giró sobre sí, para dar impulso a otro feroz golpe, que logró hacer perder el equilibrio al cansado soldado, lo que aprovechó para desarmarlo con un último embate, la espada del perdedor voló por los aires, y su dueño cayó sentado sobre la arena, mirando aterrado, la punta de la espada de su Ama, que se encontraba casi rozando su garganta...

Como dije... No debes alardear por simplezas... – le dijo con severidad, sin quitar su espada... – Eso, solo trae como consecuencia... Hacer que tu derrota sea más humillante... – finalizó, mirándolo seriamente, la joven envaino su espada y extendió su mano al caído soldado, que la miró sorprendido... – No me veas así... – reprendió con una risa divertida... Él tomo su mano y se puso de pie – Fuiste un buen oponente... Espero que luchemos en otra ocasión... – comentó con una agradable sonrisa...

Ama Ryutzuki... Agradezco sus palabras... – contestó el soldado haciendo una formal reverencia – Debo decirle que su forma de luchar es impresionante... Dudo exista alguien más fuerte, que sea capaz de derrotarla... – agregó zalamero, provocando otra risa divertida de la joven...

Y yo dudo... que esa afirmación sea correcta... – objetó una fría voz, que llegó junto al grupo, y a espaldas de Ryutzuki, que sintió un escalofrío recorrer su espina... Pero no estaba dispuesta a permitir que ese sujeto, se diera cuenta del nerviosismo que experimentaba, cada vez que lo tenía cerca...

Es acaso, algún tipo de provocación, para desafiarme a luchar con usted?... – preguntó agresivamente, yendo directo al grano, dándose la vuelta para verlo con desprecio...

Un reto?... – repitió con ironía... – En lo absoluto... Mi tipo de adversarios... no tienen, ni tendrán similitud con usted, Lady Ryutzuki... – confió como un velado insulto...

Ryutzuki, hizo un pequeño gesto a los soldados, que emprendieron la retirada, dejándolos solos... Ella lo con molestia...

Será mejor que comience a cuidar sus palabras, Lord Sesshomaru... – advirtió con lentitud... – Como se dará cuenta, el día de hoy me encuentro acompañada por mi espada... Y de pésimo humor...

Sesshomaru, no pudo evitar soltar una risa divertida, ante esas palabras, tenia que reconocer que esa mujer tenia una acertada respuesta, para cada una de sus provocaciones... Ryutzuki lo miró con rabia...

No estoy dispuesta a soportar por más tiempo sus burlas y humillaciones... Lo de ayer ya fue suficiente... – exclamó furiosa, y se encaminó al castillo...

Ofrezco una disculpa por lo sucedido... – dijo seriamente. Ella se detuvo estupefacta... Lo miró con desconfianza, buscando la sonrisa burlona, que seguramente se ocultaba tras esa franca apariencia... – No se trata de una burla... – aclaró adivinando sus pensamientos, lo que provoco un ligero sonrojo de vergüenza en la joven...

Y a que debo atribuir la razón de su disculpa...? – preguntó con frialdad... – Ya que era evidente, cuanto disfrutaba la burla, humillación y agresión, a las que me sometía...

Usted fue la que comenzó el juego, yo simplemente opté por abandonar el papel de pieza inerte... – contestó con voz dura y acusadora...

Dé que esta hablando...? – preguntó sin comprender el ataque...

No se haga la inocente... Desde que abrió la boca comenzó un juego de agresión, intentando humillar y menospreciar, tanto a mí, como a mi familia... – acusó directamente.

Que YO, comencé la agresión? – exclamó indignada... – Pero que sujeto más hipócrita es usted... Yo sólo intentaba ser amable y entablar una conversación si bien, No amistosa, al menos, educada... – se defendió con rabia... – Pero usted... para lo único que abrió su venenosa boca fue para insultarme, jactándose de ser superior como para tener una esposa como yo... – acusó...

Si hubiera dejado, que terminara de hablar... Antes de comenzar con su lluvia de insultos... Se habría enterado que mis palabras daban a entender que no deseaba convertirla en mi esposa, por una arbitraria imposición de su padre y el mío! – informó alzando la voz con molestia... Ella quedó boquiabierta, y un tono carmesí se apoderó de su rostro... se sintió avergonzada y sobre todo muy estúpida... – Las decisiones que conciernen a mi vida, acostumbro tomarlas personalmente, y un matrimonio impuesto por las razones que sean, es algo que no voy a tolerar. Sin embargo, nuestras familias comparten una antigua amistad, y un matrimonio entre ambas podría beneficiarnos, aumentar nuestro prestigio y nuestro poderío, razones que me obligaron a tomar una decisión responsable y madura... – declaró, haciendo una pausa para mirarla fijamente... – Que es la de tomar un corto tiempo para conocernos... sin considerar el matrimonio un hecho, sino más bien... una posibilidad...

Le disgustó sentirse como una niña voluntariosa y malcriada, frente a un hombre cabal y responsable... Desde un comienzo se había comportado como una estúpida, revelándose ciegamente, al considerarse presa por el yugo y autoritarismo de su padre... Sin meditar acerca de los beneficios para su familia... Sin pensar en promover posibilidades de conocer y luego decidir, como opción a un matrimonio obligado...

Me siento como una tonta... – murmuró avergonzada sin mirarlo a la cara...

Es algo normal... ya que Sí lo eres... – contestó con una burlona afirmación, hecha con discordante seriedad y frialdad...

Puedes pensar como alguien inteligente... Pero eso no impide, que seas el imbécil más desagradable e insufrible, que he conocido en toda mi vida... – afirmó enojada...

El primer encuentro, indudablemente, había resultado ser un agresivo intercambio de comentarios ásperos y rencorosos, además de una extraña e inquietante lección de respeto, impuesta por Sesshomaru... A pesar de ello, tomaron un mudo acuerdo, de intentar conocerse y poder ofrecer, en el caso de que no resultara, la incuestionable razón de no tolerarse, y romper aquel singular compromiso.

Sesshomaru, visitaba ocasionalmente el castillo, días que, a medida pasaba el tiempo, Ryutzuki esperaba con mayor impaciencia, lo que era muy evidente para quienes la rodeaban. Su padre se sentía satisfecho y muy contento, que los planes hechos con su amigo InuTaisho, estuvieran saliendo viento en popa.

La aparición de algunos familiares y amigos, todos pertenecientes al Clan Dragón Adalid, era lo único que nubló el estado de ánimo de Ryutzuki. Sentía mucho afecto por sus primos y parientes, pero se enfurecía cuando alguno de ellos, hacía un malicioso comentario acerca de su posible matrimonio con el youkai. Ellos no consentían del todo, que un perro demonio, con clara y comprobada aprensión contra los humanos, formara parte de su familia, siendo todos ellos partidarios de todo lo contrario. El más agresivo era Ryukutzen, un lejano pariente, que visitaba constantemente el palacio. Ryutzuki nunca había logrado superar el recelo y repugnancia que le provocaba su cercanía. Ryukutzen arremetía con duras palabras y veladas acusaciones, en contra de Sesshomaru, siempre y cuando, el padre de la joven no estuviera presente.

Cierto día, una alerta de emergencia, irrumpió en la calma del palacio. Unos monstruos estaban atacando algunas chozas de agricultores, que se encontraban bastante alejadas de la aldea. Todo el clan y algunos soldados, fueron en la dirección a proteger a los aldeanos. Ryutzuki, para su irritación, fue en compañía del desagradable Ryukutzen.

Eran muchos más monstruos de lo que habían imaginado, aún así, entre todos fueron exterminándolos... Aparentemente no quedó ninguno, y la joven tomó un descanso, justo en ese momento, Sesshomaru apareció no muy lejos de ella, se acercaba con su acostumbrada arrogancia y la misma expresión helada en sus doradas pupilas... Ryutzuki no intentó ocultar su alegría de verlo y camino hacia él, ante la mirada de enfado de Ryukutzen...

Pero qué casualidad... – comentó en voz baja y mordaz, cuando la joven pasó junto a él, ella sólo le devolvió una furiosa mirada de advertencia, y se dirigió al encuentro del youkai.

Sesshomaru, que alegría verte, cómo supiste donde encontrarnos? – preguntó con alegría ofreciéndole una cálida sonrisa.

Meyumi, me informó que estaban siendo atacados por algunos monstruos... – contestó con serenidad sin cambiar su expresión, pero dirigiendo una mirada cargada con desagrado al individuo que se encontraba cerca. La hostilidad, evidentemente, era mutua.

Ryutzuki sintió la conocida presencia de alguien más, la cual se acercaba, además, otra que no le agrado para nada, corrió rápidamente, ante la extrañada mirada de los dos jóvenes...

Al suelo!... Sayho! – ordenó con un grito, desenvainando su espada, al encontrarse con la niña, que estaba siendo seguida por un gran demonio, que estaba a punto de atacarla. La pequeña obedeció en el acto y Ryutzuki lanzó un poderoso ataque con la energía de su espada, desintegrando al ser maligno al instante. Caminó hacia la niña, que aún se encontraba en el suelo, la levantó tanteando que no tuviera ningún daño...

Qué demonios haces aquí! – preguntó con furia, luego que su miedo se esfumó – Te ordené claramente que debías permanecer en el castillo!

Lo siento Ryutzuki... Perdóname... – suplicó la niña con tristeza y temor en los ojos – Por favor no te enojes conmigo...

Es mejor que regreses al castillo... – ordeno más calmada – Ryukutzen, por favor, te pido que la lleves de regreso... – solicitó dirigiéndose al sujeto que a pesar de aceptar, no se veía muy contento...

Estás enojada?... Yo, no quiero que me odies Ryutzuki... – murmuró la niña lloriqueando, lo que derritió su corazón...

No seas tonta... Por supuesto que no te odio, aunque sí estoy muy enojada contigo... – le dijo con suave severidad... luego le dio un fuerte abrazo – Te quiero mucho, eres muy importante para mí, Sayho, es por eso que no soportaría que algo malo te suceda... Lo entiendes?

Sí... Yo también te quiero mucho... – contestó la niña, dándole un beso en la mejilla y luego irse en compañía de Ryukutzen...

Sesshomaru, quien observaba la escena con su característica inexpresividad, se preguntaba cómo era posible que un demonio tan poderoso como Ryutzuki, al igual que su familia, e incluso su propio padre, el General InuTaisho, sintieran un cariño tan grande por una raza tan inferior, como lo eran para él, los seres humanos...

De seguro llegó hasta aquí, porque venía siguiéndote... – dedujo, mirando a Sesshomaru, quien le dirigió una mirada de que no comprendía sus palabras... – Es extraño, pero Sayho siente un incomprensible interés y devoción por ti...– explicó

Por qué piensas eso? – preguntó seriamente

No sé si lo hayas notado, pero te sigue a todas partes... Puede encontrarse alejada de nosotros, pero me doy cuenta cuando se te queda viendo como hipnotizada... – contestó divertida al ver la expresión de Sesshomaru... – Es extraño que sienta ese cariño y admiración por ti, ya que tu nunca le has prestado el mínimo interés...

Insinúas, que debo aumentar mi atención a esa niña? – preguntó alzando ligeramente una ceja, en clara demostración de que tal idea era imposible...

No... por supuesto que no... – contestó risueña – Compartir tu corta y ocasional atención... podría ponerme algo celosa... – agregó juguetona, y le guiño un ojo con coquetería... Se alejó de él, encaminándose al castillo...

Sesshomaru la miró entrecerrando los ojos, esbozando una casi imperceptible sonrisa. Dando un gran salto, cayó con suavidad frente a la joven, impidiéndole el paso, ella no alcanzó a evitar el repentino obstáculo y chocó contra el fornido cuerpo del youkai. Lo miró a los ojos entre temerosa y agitada por el atrayente contacto...

Celosa?... – preguntó él con voz grave...

Susceptible... si así lo prefieres... – contesto nerviosa, ignorando la verdadera intención de la pregunta... Una divertida sonrisa, delineó los sensuales labios de Sesshomaru, ante la evasiva...

Voy a besarte... – anunció serio y sin inmutarse. Ella abrió ampliamente los ojos ante la sorpresa.

Y eso debo tomarlo como una advertencia, O acaso estas pidiendo mi permiso... – preguntó ella con fingida indignación...

Tómalo como una respuesta... – contestó sorprendiéndola aún más...

Respuesta?... Respuesta a qué?... – preguntó frunciendo el ceño confundida

A tus deseos... – contestó, luego de un intencional lapsus de silencio...

Eres un engreído!... – exclamó francamente indignada... – De donde demonios sacas que a mi me pueda interesar u... – cerró la boca cuando la mano de Sesshomaru, capturó su cintura acercándola a su cuerpo... – Suéltame... – ordenó sin convicción...

No deseas que haga eso... – afirmó con voz muy baja y ronca...

Si te ordeno que me sueltes... es porque "ese"... es mi deseo... – contradijo en un susurro sin lograr incrementar su enojo...

Quizás tu voz lo ordene... – murmuró, acercándose peligrosamente a la boca de Ryutzuki... – Pero tu cuerpo tiembla y me está gritando lo que realmente anhela... – susurró casi rozando los labios de la joven, que respiraba agitadamente...

Basta Sesshomaru... – suplicó con dificultad, olvidando su orgullo...

Me detendré y te soltaré, sólo si me dices la verdad... – le advirtió, alejándose para mirarla con una extraña mezcla de seriedad y anhelo... – Di que, lo que en realidad deseas, es que te bese... Dilo!... – ordenó en un suave susurro, al oído de la joven, con una voz ronca y sensual que le erizó el cabello...

Sí... – musitó casi en inaudible suspiro...

Sí, qué... – preguntó, obligándola a rendirse...

Maldita sea, Sesshomaru, Sí, sí, sí lo deseo... Deseo que me beses... – susurró enojada, respirando con dificultad... Vio la sonrisa triunfante del youkai y un brillo desconocido en sus dorados ojos...

Muy bien... Será como tú lo deseas... – sentenció, para luego apoderarse de los labios de la joven con una hambrienta pasión, que le causó temor, el cual fue superado, por la inmensa cantidad de maravillosas sensaciones que la invadieron...

Sintió como los labios del youkai acariciaban los suyos con suavidad, que poco a poco se convertía en urgencia... Quería sentirlo más cerca, necesitaba sentir su calor... Extendió los brazos al cuello del joven demonio, para acercarlo aún más hacia ella... Al notar la acción Sesshomaru intensificó la caricia de sus labios, rodeando la cintura de la joven con ambas manos, pegándola aún más contra su cuerpo... El beso pareció durar horas, cuando se separaron, aunque continuaron abrazados, respirando con dificultad, y los ojos nublados por las intensas emociones...

Eres un tramposo... Me engañaste, prometiste que me soltarías... – reclamó ella entre jadeos, pero sin mostrar enojo...

No hice nada... que tú no me hayas pedido que hiciera... – contestó él con voz casi normal...

Sesshomaru... eres un... – alcanzó a reclamar, antes de ser acallada por un nuevo y más apasionado beso...

Así comenzaron una nueva etapa dentro del extraño acuerdo de conocerse... Aunque disimulando frente a todos, el avance de su relación... No necesitaban que sus padres interfirieran, haciendo presión para un rápido matrimonio. Disfrutaban al máximo posible sus cortos momentos juntos... Ryutzuki se había acostumbrado al carácter frío y severo de Sesshomaru, el cual rara vez demostraba alguna emoción, sentimiento o estado de felicidad al compartir el tiempo junto a ella. A pesar de ello, la joven que era sumamente perceptiva, lograba siempre descubrir aquellos sentimientos que el youkai, se empeñaba en disimular...

La felicidad de Ryutzuki, se veía constantemente opacada, por el incremento de los ataques a las aldeas cercanas, por lo cual tanto ella, como su padre y el resto del Clan, viajaban constantemente para exterminar a los monstruos responsables de los ataques. Era muy extraño para todos, encontrar esa clase de demonios en esas regiones, ya que éstos pertenecían a lugares muy distantes al Valle del Clan Dragón...

El insoportable Ryukutzen no perdía oportunidad, en hacer desagradables insinuaciones, entre la casual llegada de Sesshomaru y el comienzo de los ataques, cosa que enfurecía a Ryutzuki, quien harta de la situación, en una ocasión le hizo una frontal y clara advertencia, la que aminoro considerablemente sus maliciosos comentarios. Era claro para él, que Ryutzuki, sería una peligrosa, y tal vez mortal oponente, por lo que prefirió no arriesgarse...

Sesshomaru se encontraba en una reunión con el General InuTaisho y el padre de Ryutzuki, discutían los extraños ataques a las aldeas, y algunas informaciones de importancia, que habían llegado a oídos del castillo. Ryutzuki, cansada y aburrida se excusó, retirándose a descansar. Estaba molesta de tener que compartir el poco tiempo que Sesshomaru estaba en el palacio, con las tensas reuniones que su padre organizaba. En su habitación, se dio cuenta de que no podría conciliar el sueño, se sentía ahogada, por lo que decidió dar un paseo nocturno, se abrigó con una delgada bata, sobre su ropa de dormir, ya que la noche era bastante agradable...

No quería hablar con nadie, así que gracias a sus poderes sobrenaturales, y contra toda enseñanza de buenas costumbres de la anciana Meyumi, saltó ágilmente desde su balcón al patio trasero... Y se dirigió a su jardín favorito...

La luna llena y los millones de estrellas en el cielo nocturno, iluminaban exquisitamente el paisaje, los senderos del jardín cobraran nitidez y las sombras bajo el follaje de los arboles, eran menos lúgubres, aún así conservaban su estado de intimidad.

Llegó al pié de su árbol preferido, con vista al Valle del Dragón, lanzó un profundo suspiro de satisfacción al estar frente a esa hermosa vista. Su aguda percepción le indicó que no se encontraba sola. Miró a su alrededor sobresaltada, abrió desmesuradamente los ojos ante el asombro de ver salir tras la penumbra, una conocida y amada figura...

Sesshomaru... me diste un gran susto... – exclamó

Ryutzuki, que haces aquí?... Dijiste que estabas cansada y que irías a tu habitación... – indagó con un sutil tono de reproche, acercándose a ella.

No podía dormir, ese cuarto me ahogaba, así que decidí dar un paseo... – explicó, y le dio un cariñoso abrazo... – No sabes cuanto me alegra que estés aquí... – susurró, mientras sentía el calor de los brazos de Sesshomaru rodearla.

Pensé que en esta ocasión, no tendríamos oportunidad de estar a solas... – comentó la joven.

No debiste haber venido aquí... – murmuró él con voz ronca, ella lo miró extrañada, notando una mirada inescrutable que jamás había encontrado en esos dorados... lo que la inquietó mucho...

Qué ocurre Sesshomaru?... Por qué me dices eso...? – preguntó nerviosa

Él rompió el abrazo, para tomar con sus manos el pequeño y bello rostro de la joven... Los ojos de youkai, brillaron como si dentro de ellos, se encendiera una pequeña llama, cobrando vida, y para incredulidad de Ryutzuki, se llenaron con una mezcla de ternura, amor, miedo y vulnerabilidad...

No debías estar aquí, no ahora... – murmuró de nuevo, ella no entendía lo que le ocurría y le daba miedo la evidente turbación del joven.

Sesshomaru, me asustas... dime que sucede... – suplicó, acariciando con ternura el rostro del youkai, quien cubrió esa delicada mano con la suya, mirándola con intensidad.

Como si ya no pudiera ejercer el control de su cuerpo, un segundo más, se lanzó con una pasión abrumadora sobre los labios de la incrédula joven. La rodeó con fuerza, estrujando el frágil cuerpo contra el suyo, con tal ímpetu, que ella emitió un pequeño gemido de dolor, al creer que la partiría en dos... El calor en su sangre aumentaba, a medida que sentía los febriles labios de Sesshomaru, sobre los suyos, y el fornido pecho apretar sus delicados senos... Él se separó para tomar un poco de aire, pero sin soltarla, ni disminuir la presión de su abrazo, ella iba a decir algo, pero no pudo emitir sonido alguno al sentir los labios del youkai recorrer su cuello, su oreja, su rostro, una y otra vez... Causando descargas eléctricas en distintas partes de su cuerpo... La manos de Sesshomaru, dejaron de presionar su cintura y comenzaron a deslizarse por su espalda, y el contorno de su cuerpo, delineando su figura, mientras sus labios jugaban con el lóbulo de su oreja, un suave gemido escapó de sus labios, lo que pareció encender aún más la pasión de Sesshomaru, que volvió a besarla salvajemente, continuó las caricias por su espalda, hasta que eso ya no fue suficiente, y una de sus manos inició un nuevo recorrido, para capturar con suma gentileza uno de sus senos. La joven gimió, tanto por la deliciosa sensación, como por la sorpresa y el temor... Regresando bruscamente a la realidad, intentó separarse de él...

Sesshomaru... detente... por favor... – suplicó con dificultad. El se detuvo de inmediato, separándose de ella completamente, dio un par de pasos, dándole la espalda...

Discúlpame... – murmuró con voz grave, al parecer también le costaba trabajo hablar... – Creo que es mejor que te marches... – agregó con cierta molestia... Ella lo miró sin entender los cambios de humor que estaba sufriendo...

Qué me marche?... – repitió herida... – Pero que demonios te pasa, Sesshomaru. Llegas, y sin decir una palabra me besas y me acaricias como si de eso dependiera tu vida... y luego así como así me dejas, ordenando que me valla... Pues no, me escuchaste?. No me iré sin que me digas que diablos te pasa! – exigió furiosa, tirando con fuerza una de sus mangas, intentando hacer que la mire a la cara... Él tomó con fuerza la mano que lo sujetaba, tirando de ella violentamente, mirándola con ojos llenos de furia...

Maldita sea, Ryutzuki, por una vez, obedece sin cuestionar y vete! – rugió

No! – gritó ella con fuerza, mirándolo aterrada cuando la tomo por los hombros...

Eres una obstinada, Es qué no lo comprendes? – gritó sacudiéndola ligeramente... – Si permaneces, un segundo más aquí, no voy a lograr contenerme y te haré mía, sin que nada ni nadie me lo impida... Ni siquiera tú! – le dijo, la soltó y volvió a darle la espalda, para volver a ordenar... – Ahora vete...

Se quedó paralizada, no podía moverse, miró su cabello plateado mecerse ligeramente con la suave brisa, mientras relucía, con un brillo similar al de la luna llena... Llevo una mano a sus labios y sus dedos recorrieron su contorno, evocando la pasión de los besos de ese hombre... Ese perro demonio, al que el primer día odió como a nadie, simplemente porque lo amaba como a nadie... De pronto se dio cuenta de que NO quería irse... Su cuerpo, su alma, su corazón, todos ellos deseaban pertenecerle y que él también le perteneciera...

Te dije que te fueras... Por favor hazlo Ryutzuki... – murmuró casi como súplica, mientras empuñaba con fuerza sus manos, como para contenerse...

No... – susurró decidida – No me iré... No deseo irme... – agregó con un temblor. Él se volvió para mirarla a los ojos, y cerciorarse de que estaba segura...

Te das cuenta, de lo que estás haciendo? – preguntó con seriedad. Ella caminó hacia él, hasta estar a unos centímetros de su cuerpo, casi lograba sentir su calor...

Sí... – musitó con emoción, mirando a los ojos...

Sesshomaru, levanto una mano para acariciar con ternura el rostro de la joven youkai... y dibujar con su dedo el contorno de sus carnosos labios... Ella cerró los ojos, disfrutando de la caricia. Se acercó lentamente a ella, cambiando sus dedos por sus labios, rozando los de la joven, que los entreabrió invitándole, suplicándole para que la besara. Con agónica lentitud, él comenzó a jugar con ellos, su lengua los tocaba sutilmente, probándola, saboreando su dulzura única y perfecta... No soportó mucho esa deliciosa tortura, y los besó con todo el deseo que bullía en su interior. La acercó más, mucho más, necesitaba sentir su calidez, la fragilidad de su femineidad, deseaba acariciarla, probar el sabor de su cuerpo, sentir los furiosos latidos de su corazón bajo sus manos, conquistar su alma, y fundirse con su espíritu...

Ryutzuki, dormía apoyada en el pecho, y envuelta por los poderosos y dominantes brazos de Lord Sesshomaru, su suave estola protegía la desnudes de su cuerpo. Sus garras acariciaban un negro mechón de su sedoso cabello, mientras observaba el hermoso rostro iluminado por la luna plateada, sus mejillas arreboladas, y sus labios sensualmente hinchados por la pasión de sus besos...

Te amo... – susurró con tal suavidad, que pareció ser sólo el susurro del viento...

Te amo... Dos pequeñas palabras, las más importantes que alguien pudiera pronunciar, fueron dichas por el orgulloso y frío Lord Sesshomaru, dos cortas y valiosas palabras, que la joven Ryutzuki, jamás tendría oportunidad de escuchar...

Rato después, Sesshomaru cargaba la dormida figura femenina, no deseaba crear conflictos o comentarios indiscretos, por lo que no entro a la casa, buscó el balcón que daba al cuarto de la joven y levita hasta llegar a él, gracias a sus poderes de demonio. La depositó en sobre las colchas y la cubrió, acarició ligeramente su cabello y luego salió por el mismo lugar. Pero logrando ser visto, por la persona menos indicada, en todo el castillo...

Ryutzuki despertó a la mañana siguiente, sintiéndose el ser más feliz que haya habitado el mundo... Recuerdos hermosos acudían a su memoria, incesantemente, haciéndola sentir nerviosa, con los exquisitos escalofrío que recorrían su cuerpo... Se levantó llena de energía y se dispuso a desayunar...

Meyumi, has visto a Sesshomaru? – preguntó con fingida indiferencia

No mi pequeña, desde anoche nadie sabe de él... – contestó observando la mirada de decepción que apareció en la joven. – El General InuTaisho, se marchó muy temprano, es probable que se fuera con él...

En la tarde Ryutzuki estaba al borde de la histeria, Sesshomaru no había dado señal, no la había buscado, no le envió ni siquiera un mensaje, nada. No entendía lo que pudo haberle ocurrido. Dudaba que tuviera relación, con lo sucedido la noche pasada, sería imposible...

Había ordenado a algunos soldados, que le informaran cualquier noticia, por absurda que esta fuera. Estaba anocheciendo, cuando un soldado llegó para hablar con ella.

Ama Ryutzuki, unos hombres me han informado que Lord Sesshomaru, fue visto esta tarde, bastante lejos de la aldea, mi señora... – informó el hombre con seriedad – Al parecer se dirige hacia el palacio, Ama.

Muchas gracias, por la información, puedes retirarte... – dijo con una sonrisa, se sentía más tranquila, tal vez Sesshomaru tuvo un asunto urgente que atender, o como le dijera Meyumi, quizás salió con su padre no muy lejos del castillo... Lo importante es que estaba cerca, lo vería muy pronto... Eso la hizo sentir emocionada y nerviosa...

Ryutzuki!... Ryutzuki! – gritaba una voz varonil con desesperación...

Qué diablos sucede, Ryukutzen?. Por qué gritas de esa manera...? – preguntó enojada por la presencia de susodicho.

Ryutzuki, algo muy grave esta sucediendo... – anunció con seriedad, preocupando a la joven... – Sesshomaru fue visto no muy lejos, de las afueras de la aldea, manteniendo cautivos a unos cuantos campesinos y al parecer estaba a punto de atacarlos... – informó ante la incrédula mirada de la joven – Siempre te advertí que ese sujeto, era el principal sospechoso de esos ataques, pero actúas como una ciega, cuando se trata de ese infeliz... – culpó lleno de veneno y hostilidad.

Pero qué estas diciendo... Estoy harta de que instigues en contra de Sesshomaru, Harta! – gritó amenazadora...

Yo no estoy instigando nada... Un soldado de toda mi confianza me lo acaba de comunicar... – dijo a la defensiva – Y si tú no quieres arreglar el asunto, con tu estúpido prometido, lo haré yo!... – amenazó furioso...

Tú no tienes porqué meterte en este asunto... Iré personalmente y averiguaré lo que ocurre... – indico con tono de orden – Si se trata de una falsa acusación... Te juro Ryukuzen, que te arrepentirás! – le advirtió con voz de hielo y mirada de odio... Luego se marchó para averiguar lo que estaba ocurriendo... Mientras su corazón saltaba, gritaba, suplicaba porque no fuera Sesshomaru, el que atacaba a los aldeanos...

Ryutzuki cabalgaba a la máxima velocidad posible, tenía que darse prisa, antes de que algo grave pudiera ocurrir, sea lo que sea... Logró ver a lo lejos, algunas llamas provenientes del bosque, además de percibir extraños sonidos. El bosque no estaba tan alejado de la aldea, así que tenía que darse prisa, apuró el galope, llegando un par de minutos después a las cercanías del lugar, al ver que era imposible continuar a caballo, descendió rápidamente y corrió internándose en el bosque... Había avanzado unos metros, cuando se encontró con un anciano, se detuvo a verlo, al parecer estaba con vida, pero muy mal herido... El viejo reaccionó al sentirla... y la miro con horror.

Lady Ryutzuki, gracias al cielo que esta aquí... Ayúdenos... Ayúdenos se lo suplico – rogó el anciano, llorando y temblando de miedo...

Qué fue lo que sucedió, dónde están los demás...? – preguntó desesperada

Están en el claro, en lo profundo del bosque... Ese demonio... ese monstruo va a matarnos a todos... a todos... – sollozo, perdiendo un poco la conciencia – Dijo que no le interesaba, ni siquiera, perdonar la vida de la niña... la niña... - lloró

Quién es... de que monstruo se trata, anciano... Dímelo! – urgió desesperada...

Recuerdo... que dijo... que su nombre era... Sesshomaru... – contestó con dificultad, desmayándose...

Ryutzuki se puso de pié estupefacta... No... eso no era verdad... No podía ser verdad... NO!. Corrió desesperadamente, a lo lejos escuchó unos gritos...

Perdónanos! – gritaban algunos hombres... – Por favor... NOOOO! – gritaron cuando su grito fue ahogado por el sonido de un ataque...

Ryutzuki salió de lo espeso del bosque, al claro que mencionara el anciano, para encontrarse frente a frente, y a sólo unos cuantos metros de ella... con la fría y despiadada mirada de... Sesshomaru.

Permaneció inmóvil, no quería creer que el hombre, al cual había entregado su corazón, su cuerpo, su alma, su vida entera... Fuera aquel monstruo que tenia frente a ella, con las garras y la espada manchadas con la sangre de unos cuantos humanos, tirados por los alrededores, desangrados, descuartizados, aniquilados a manos del hombre que había amado más que a su propia vida... Miró a su alrededor horrorizada... asqueada de aquella injusta y desigual matanza...

Un objeto destellaba muy cerca de ella, como llamando su atención, estaba junto al cuerpecito de un infante, tirado entre unas matas, se encontraba completamente deshecho, a causa de los múltiples cortes que laceraron su cuerpo... Al ver con más detenimiento aquel brillo, su corazón se detuvo por un instante, contrayéndose de angustia y pavor... Caminó hacia el cadáver, al llegar junto a él, supo con el más intenso dolor de quien se trataba...

No... no... por favor... no... – murmuraba enloquecida... tomó el objeto brillante manchado con la sangre de la pequeña, que como en una pesadilla, parecía mirarla fijamente, con los ojos abiertos por el terror, suplicando por ayuda... – S a y h o – logró balbucear para sí misma – No... no... Sayho... No tú... No tú... Mi pequeña... – murmuraba temblando, mientras que las lagrimas de dolor e impotencia corrían por sus mejillas... – Sayho No... No... NOOO! – lanzó un grito desgarrador, desplomándose sobre ella, mientras que sus manos se impregnaban con la sangre de su amada niña...

Lentamente se incorporó, mirando sus manos ensangrentadas mezcladas con sus propias lágrimas... El medallón que algún día le diera con todo su amor, regresó a sus manos, profanado con la inocente sangre...

Como en un pacto... Un pacto de venganza... que cumpliría... así tenga que morir después de consumarla... Sujetó el medallón en su mano, cruzándola sobre su pecho, en un mudo juramento... Ejercía tanta fuerza al empuñarlo, que pareció incrustarse en ella, haciendo que gotas de sangre, tanto de Sayho, como la de ella... ambas unidas... sellaran el pacto de muerte...

Miró a Sesshomaru, que permanecía de pie, su rostro no mostraba expresión alguna, sus ojos no poseían ningún brillo, parecía una fría estatua de hielo y granito... Lo miró con tanto odio como dolor, podían demostrar sus ojos...

Por qué a Sahyo... Por qué a mi Sayho... Maldito Bastardo!... – gritó con odio... Pero él no dijo una palabra... – No tienes idea de cuanto te aborrezco!... Te juro por mi vida y por la vida que le arrebataste a Sayho... que te mataré... tan lentamente que suplicarás piedad y perdón... en el infierno! – escupió con odio..

Sus ojos brillaron con intensidad sobrenatural, recurriendo a su sangre de guerrera Dragón, su cabello levitó, producto de la gran energía que emanaba de ella... Desenfundó su espada deslizándose a una velocidad que la hacía prácticamente invisible... Dio una feroz estocada contra Sesshomaru, que recibió su ataque con algo de esfuerzo, ella continuó propinando estocadas, que él sólo evitaba, ni siquiera intentaba atacarla... Sintió tanta rabia, por la burla que dio infinidad de golpes, completamente descontrolada... en un gran golpe logró desarmarlo, tirando su espada lejos del lugar, Sesshomaru se quedó quieto, ella iba a proporcionarle el golpe final, pero sus ojos se nublaron levemente, Sesshomaru evitó el débil ataque, utilizando sus garras, luego dio un gran salto hacia atrás... Ryutzuki, lanzó una esfera de energía con su espada, pero él dio otro salto evadiéndola, al llegar al suelo ella estaba esperándole y nuevamente lo atacó con la espada, en un intento de evitar el mortal filo, le dio un fuerte golpe con sus garras venenosas... Ryutzuki perdió el control ante el impacto, siendo alcanzada por las garras de veneno de Sesshomaru, que se incrustaron sobre su pecho izquierdo... Cayó de rodillas sintiendo un agudo dolor, mientras la sangre empapaba su ropa...

Sesshomaru se alejó de ella, hizo aparecer bajo sus pies una nube de humo, que lo elevó lentamente, dejando a la joven herida en medio del bosque...

No escaparás maldito!... Cobarde!... Te juro que acabaré contigo! – gritaba con histeria y odio – Maldito seas Sesshomaru!... Maldito seas!

Ryutzuki, se levantó con dificultad, y con su mano trataba de contener la hemorragia de su herida... Intentó utilizar su energía sobrenatural para transformarse y dar alcance a Sesshomaru, sin embargo, sintió una dolorosa punzada... "No.. no... no!... tengo que matarlo... tengo que matarlo... Tengo que vengar la muerte de Sayho... Tengo que hacerlo..." pensaba obsesionada, pero cayó nuevamente al suelo, perdiendo el conocimiento...

Fin del Flashback