Capítulo 12: Una decisión definitiva... El primer demonio...
Ahome se encontraba sentada, observando los últimos rastros del amanecer, claro que sin verlos realmente... Sintió la presencia de Inuyasha, tras ella, pero no quería mirarlo y mucho menos hablar con él, sabía que la conversación no sería nada agradable...
Ahome... estás molesta...? – preguntó inseguro...
No quiero hablar de eso Inuyasha... Además, no te he pedido explicaciones... – murmuró dolida
Demonios Ahome, no tienes que enojarte por eso, simplemente fui a buscarla para asegurarme que estuviera bien, luego de que el maldito de Naraku fue a verla... Eso es todo... – explicó
Basta Inuyasha!. Ya te dije que no quiero hablar del asunto!... – interrumpió molesta...
Perdóname Ahome, sé que debí avisarte, pero no tuve tiempo de hacerlo... – se disculpó avergonzado... – Ahome, no quiero que estés enojada, y mucho menos que estés triste por mi culpa... – añadió, mirándola acongojado... Ella lo miró llena de ira...
Ya cállate Inuyasha!... – grito furiosa, dejándolo boquiabierto... – Te dije que no quiero, no necesito escuchar tus explicaciones, ni tus poderosas razones para ir a verla!. Estoy harta!. No tienes idea de lo humillante que es, escucharte, viendo esa mirada compasiva y esas palabras conciliadoras, intentando hacerme sentir mejor... No soporto tu lástima, Inuyasha! – gritó desahogando toda la rabia y el dolor que cargaba por dentro...
Lastima?... Pero de qué demonios hablas?... Yo sólo intento explicarte lo que pasó... – dijo totalmente desconcertado...
No sé si reír o llorar, por tu increíble ingenuidad Inuyasha... Si vieras lo que yo, cada vez que intentas explicarme las razones por las que corres a verla, entenderías como me siento...
Ahome, es absurdo que aún pienses que sigo enamorado de Kikyo, después de todo lo que ha pasado entre nosotros... – dijo comenzando a molestarse...
Sí, yo también creía eso... Intentaba convencerme, que después de aquellos hermosos momentos, no debería sentir estos celos o esta tristeza... – explicó con infinita amargura... – Pero tus ojos Inuyasha, son demasiado claros e inocentes, para que te esfuerces en ocultar, los sentimientos que aún guardas por ella... Y eso es algo que ya no puedo soportar...
Que quieres decir... – preguntó, sintiendo una punzada en el pecho...
Qué ya no tengo fuerzas para justificarlo todo Inuyasha... y buscar razones lógicas, tan sólo para sentirme mejor... Cuando la realidad es que el amor que existió entre ustedes, sigue latente... Y ya no tengo fuerzas para continuar luchando por algo inalcanzable, por algo que sólo es una ilusión, un sueño... Ya no tengo fuerzas para seguir sufriendo por ti, Inuyasha...
Qué? – exclamó asustado... – Acaso piensas marcharte?...
"Entiendo... tan sólo le preocupa quedarse solo...", pensó con amargura, sintiéndose aún peor.
No... no pienso irme... Tengo una obligación que cumplir... – contestó seria – La perla de Shikón, llegó a esta época por mí, y también por mi culpa, se rompió en mil fragmentos, los cuales sólo han provocado cientos de muertes y dolor... Y no me marcharé hasta que esa joya maligna, sea destruida... y Naraku sea derrotado...
Sólo por eso?... – preguntó dolido, tomándola por el brazo...
No me toques!... – exigió, soltándose bruscamente... – No vuelvas a tocarme, Inuyasha... Lo que haya sido, que pasó entre nosotros, no volverá a suceder... Seguiremos juntos, como compañeros, como los amigos que nunca dejamos de ser... – añadió con cierta ironía – Lucharemos todos juntos para acabar con los seres malignos... Y eso será todo...
No digas tonterías, Ahome... – dijo molesto... – No podemos fingir que no sentimos nada el uno por el otro... es ridículo...
Tal vez ya no se trate de fingir, Inuyasha, sino de olvidar...
Olvidar?... Quieres decir que vas a dejar de quererme? – preguntó indignado
Sí... – musitó con tristeza
Y que demonios, te hace pensar que lograrás sacarme de tu corazón... O que yo voy a permitirte, tan siquiera intentarlo... – indagó, acercándola a su cuerpo...
En el amor Inuyasha... Uno exige todo... pero a su vez, también debe entregarlo todo... – dijo mirándolo inexpresiva... – El amor a medias tarde o temprano... muere... – añadió, liberándose de sus brazos... – Es por eso que estoy tan segura, que mi amor por ti, tarde o temprano... morirá... – concluyó, alejándose...
Inuyasha quedó solo, mirando el lugar por donde Ahome desapareció, y a pesar de sentirse, dolido y molesto... sus ojos de pronto mostraron una inquebrantable determinación...
Eso... ya lo veremos... Ahome... – murmuró...
Ya era media mañana cuando continuaron su viaje, en un tenso silencio, Miroku, Sango, Shippo, Keiko y Kirara, sólo podían observar, como Ahome e Inuyasha, se evitaban mutuamente, ni siquiera se miraban... Miroku sabía que esto ocurriría, aún así sentía una amarga tristeza, al ver a sus queridos amigos pasar por una situación tan difícil, pero confiaba que todo mejoraría y que seguramente Inuyasha intentaría recuperar la confianza de Ahome...
Caminaron por algunas horas, cuando se aproximaron a una aldea, pero al llegar a ella, vieron horrorizados, que ésta se encontraba completamente destruida, y todos los habitantes, estaban muertos, regados por todas partes...
Qué los habrá atacado...? – preguntó Ahome consternada por la escena, e intentando que la pequeña Keiko, no se acercara al lugar, esperando por Inuyasha y Miroku, que fueron a investigar por si lograban encontrar un sobreviviente...
Es obvio que fue un monstruo, pero me extraña que no hayan devorado a los habitantes, al parecer, su intensión era sólo matarlos a todos... – comentó Sango
Encontraron algo? – preguntó Shippo, al ver regresar a los chicos...
No, al menos a ningún sobreviviente... – respondió Miroku
Las huellas del responsable, estaban por toda la aldea... – mencionó Inuyasha, pensativo... – No logré identificar al dueño, eran unas huellas enormes...
Así es, sea quien sea, se trata de un monstruo gigantesco, pasó sobre algunas chozas, como si fueran juguetes... – comentó Miroku alarmado...
Creen que se trate de uno de los tres demonios...? – preguntó Ahome...
Es lo más seguro... – contestó Inuyasha...
Esto no ocurrió hace mucho... así que es probable que se encuentre muy cerca de aquí... – dijo Miroku...
Cuanto nos faltará para llegar a al Valle Ryumajin...? – preguntó Ahome...
Si no me equivoco, como unos tres o cuatro días... – contestó Sango...
Debemos darnos prisa... – dijo Inuyasha... – Tenemos que dejar ahí a esa chiquilla, antes de encontrarnos con alguno de esos demonios infernales...
Creo que eso no será posible mi querido Inuyasha... – anunció una voz desde el cielo... Todos miraron hacia arriba y vieron el enorme halcón Dayhoros y sobre él a la bella Ryutzuki, quien se lanzó para caer con suavidad junto a ellos...
Que quieres decir con eso...? – preguntó Inuyasha intrigado
Que uno de los demonios, se encuentra muy cerca de aquí, tras esa montaña, por lo que no tendrás que esperar mucho para tu primera batalla... – informó indicando una montaña cercana...
Justamente hacia donde nos dirigimos... Eso quiere decir que no podremos evitar esta batalla... – dijo Miroku con gravedad...
Pues no hay remedio, lo enfrentaré y acabaré con él... – anunció Inuyasha...
Y cómo es ese demonio, Ryutzuki...? – preguntó Shippo asustado...
Su nombre es Yutoru. Es un oponente bastante fuerte, sin embargo, es el más débil de los tres... – contestó al tembloso zorrito... – No creo que te resulte tan difícil acabar con él, Inuyasha... Su poder sólo radica en la resistencia y gran tamaño... Más no posee ataques poderosos...
Feh!. Pues entonces derrotaré a esa basura fácilmente... Y de paso aumentaré el nivel de mi colmillo de acero... – dijo el hanyou confiado...
Bien... eso espero... – asintió la youkai...
Y qué hay de los otros dos demonios? – preguntó Ahome preocupada...
No lo sé... no he logrado dar con los otros dos... – contestó Ryutzuki...
Bien basta de tanto hablar... Vamos por ese demonio! – ordenó Inuyasha... corriendo hacia el lugar que indicara Ryutzuki...
Al llegar a la cima de la alta montaña, lograron ver al terrible demonio... Sin duda era enorme, se podría decir que casi poseía el tamaño de la misma montaña, iba caminando directamente hacia una aldea, por lo que los chicos aceleraron la carrera, para intentar interceptarlo, antes de que lastimara a más personas...
Viento cortante! – gritó Inuyasha, lanzando el ataque con su espada, sin hacer el mínimo rasguño al gigantesco monstruo. Ahome lo miro asustada y lanzó una exclamación...
Inuyasha... Ese monstruo tiene un fragmento de la perla en su frente! – advirtió al hanyou
Qué?. Esta segura señorita Ahome? – preguntó el monje
Sí... puedo verlo claramente...
Eso significa que no podrá utilizar el agujero de su mano, Excelencia... – comentó Sango inquieta
Sí... Ciertamente Naraku, nos ha preparado una nueva trampa... – dijo el monje molesto...
Y eso que importa...?. Yo puedo encargarme de ese infeliz sin problemas! – contestó Inuyasha decidido, y se preparó para luchar con el monstruo... – Ustedes permanezcan alejados...
Luego corrió hacia el demonio, que continuaba caminando hacia la aldea... envió otro ataque, y el demonio lo observó, sin mayor interés...
Nosotros debemos ayudar a los aldeanos... – dijo Ahome
Sí... – contestaron los demás...
Quien diablos eres tú insecto...? – preguntó el demonio...
Vaya!. Así que una cosa tan repugnante como tu, también puede hablar... – se mofó Inuayasha, provocando la furia del demonio...
Para ser un simple híbrido... tienes una boca muy grande, para osar enfrentar al gran Yutoru... – comentó el demonio... – Disfrutaré mucho, cerrarla para siempre...
Feh!. Inténtalo si puedes maldito! – gritó desafiante, lanzando un nuevo ataque
Jajajaja! Eso es todo? – preguntó el demonio burlón, ya que el viento cortante no hacía el menor daño...
Ahora sabremos, si Inuyasha, es merecedor del poder que se le ha otorgado... – murmuró Ryutzuki, que se encontraba con los demás, en las alturas de los cerros adyacentes a la aldea, junto con los habitantes...
Qué es eso? – preguntó Keiko, indicando una sombra en el cielo, estaba lejos pero se acercaba rápidamente...
Eso... son sólo algunos problemas, pequeña... – contestó irónicamente la youkai
Son los monstruos de Naraku! – dijo Sango...
Sí... ese maldito, ha planeado todo con mucho cuidado... – dijo Miroku...
Tenemos que proteger a los habitantes de la aldea... – dijo Ahome preocupada por la gran cantidad de personas, entre ellos niños y mujeres, que se encontraban con ellos...
Descuiden... Yo les daré la bienvenida... – anunció Ryutzuki, silbando suavemente, para luego ver a Dayhoros... – Ustedes protejan a todos y acaben con los que logren esquivarme... – ordenó, y luego dio un gran salto para quedar de pie, sobre el lomo de la gran ave, la que voló a increíble velocidad, al encuentro de los monstruos...
Inuyasha, se distrajo unos segundos, al ver a la enorme cantidad de monstruos que se dirigían hacia ellos... Lo que el demonio Yutoru, aprovechó para darle un golpe, haciendo que el hanyou, vuele a varios metros, chocando contra varios árboles, los cuales cayeron ante el violento impacto...
Eres demasiado débil... – se mofó el demonio...
Maldición! – murmuró, luego vio que Ryutzuki se dirigía hacia los monstruos, lo que lo dejo más tranquilo... – No te alegres tan pronto, infeliz, ya verás que acabaré contigo... – se levantó para atacarlo nuevamente...
El demonio, no emitía algún ataque con energías malignas, por lo que Inuyasha, no lograba utilizar el Bakuryuuja, y sólo utilizaba el viento cortante, una y otra vez, sin hacer daño al maligno Yutoru... Se encontraba agotado por los consecutivos ataques, y golpes que le proporcionaba, además los contraataques del demonio eran muy fuertes, haciéndole casi perder el conocimiento, con cada uno, a pesar de eso, continuaba luchando férreamente...
Ryutzuki, mientras tanto, había exterminado a la mayoría de los monstruos, con gran facilidad, utilizando su espada y lanzando bolas de energía asombrosamente destructivas... Los que habían logrado esquivarla, fueron derrotados por Miroku y Sango. Ahome permanecía cerca de los aldeanos, de Keiko y Shippo, además de estar sumamente preocupada por la vida de Inuyasha...
Qué demonios estas haciendo, Inuyasha...? – inquirió Ryutzuki, muy enojada, sobre el halcón, cerca del hanyou...
No molestes! – gritó molesto... – Acaso no ves que mis ataques no le hacen daño?
Eso es evidente... – le gritó irónica... – Si continuas atacando como un imbécil, no lograrás derrotar a ese demonio...
Y qué demonios quieres que haga! – preguntó irritado
Que te concentres... busca el equilibrio entre tu espada y tú... Une tu fuerza, con su fuerza... Y cuando sean uno... encontrarás el verdadero poder! – aconsejó la youkai, luego regresó junto a los demás...
De nada te servirán sus palabras... Un ser inferior como tu, sólo merece morir! – le gritó Yutoru, atacándolo...
"Ser uno con colmillo de acero... para encontrar el verdadero poder... Tiene razón, debemos atacar juntos Colmillo de Acero... Tú no eres sólo mi espada... Eres mi compañero... Y juntos seremos invencibles!", se dijo así mismo. En ese instante la espada comenzó a palpitar... Inuyasha lo sintió y sonrió...
Sí compañero... derrotemos de una vez a esa basura! – gritó el hanyou... Vio como colmillo era envuelto por una brisa diferente a la del viento cortante... – Esto es... – musitó sorprendido... y luego sonrió lleno de confianza...
Jajaja, que niño tan estúpido! – dijo el demonio...
Bakuryuuja! – gritó nuevamente Inuyasha, antes que el demonio hiciera el menor movimiento... Enormes remolinos salieron de la espada y su impresionante poder lo envolvieron, destruyéndolo completamente...
No!. Maldito... hibri... – alcanzó a gritar el demonio antes de ser destruido por el hanyou...
Pude hacer el Bakuryuuja, sin necesidad de que emitiera una energía maligna... – murmuró Inuyasha sorprendido...
Miró lo que quedaba del demonio, cuando notó que algo se iluminaba y salía de la cabeza, antes que se desintegrara, era un insecto de Naraku, el cual llevaba el fragmento de la perla, que estaba dentro del demonio...
Bien hecho Inuyasha... – lo felicitó Miroku, una vez que llegó junto a sus amigos... – El poder que utilizaste fue realmente impresionante...
Sí... logré realizar el Bakuryuuja, sin que ese maldito emitiera tanta energía maligna... – dijo Inuyasha contento...
Qué pasó con el fragmento? – preguntó Ahome
Un insecto de Naraku, se lo llevó... – contesto molesto
Bueno... al menos lograste incrementar tus energías... – dijo Sango...
Sí, pero gracias a que Ryutzuki, le dijo cómo... – comentó Shippo... – Es tan tonto que sólo, jamás lo hubiera conseguido derrotar a ese monstruo...
Qué dijiste enano! – gritó molesto, lanzándole un coscorrón
Y dónde esta la señorita Ryutzuki? – preguntó Keiko y todos notaron que la youkai, se había marchado...
No me di cuenta, el momento en que se fue... – dijo Ahome extrañada
No importa... todos sabemos que volveremos a verla... – la tranquilizó Miroku
Es verdad... – asintió Inuyasha, dando un mental agradecimiento a la youkai, por su consejo...
No muy lejos de ellos, Kanna recibía, del insecto venenoso, el diminuto fragmento de Shikón, para luego dirigirse hacia su amo...
Excelente, bien hecho Kanna... – murmuró Naraku, al recibir el cristal... – Ahora ve a llamar a Kagura... – ordenó...
Sí, señor Naraku... – obedeció la fantasmagórica niña, desapareciendo
Inuyasha... No te imaginas, cuanto agradezco, tu inocente ayuda... – murmuró Naraku con una sonrisa llena de ironía y maldad... Mientras en su mano brillaba el oscuro cristal...
Me doy cuenta, que la derrota del demonio Yutoru, fue muy beneficioso para ti... Naraku... – comentó Ryutzuki... Naraku se dio la vuelta francamente sorprendido, por la inesperada visita...
Lady Ryutzuki, que placer volver a verla... – saludó Naraku con disimulada sorpresa... – No puedo negar que usted es muy astuta... Cómo logró atravesar mi campo de energía?
Fue mucho más sencillo, de lo que imaginas... – contestó fría – Es sorprendente, que utilices un campo tan absurdo como ese, para protegerte de tus muchos enemigos... – comentó con cierta burla...
No puedo negar que su poder, Lady Ryutzuki, sobrepasa a los de mis enemigos... – contestó... – Por eso pensé en usted... Y como ahora no habrá interrupciones, puedo terminar de ofrecer aquel trato...
Tienes toda mi atención... – dijo sin dejar de mostrar una seria frialdad, haciendo un ademán con su mano...
Sé muy bien, que ha venido a estas lejanas regiones, en busca de un demonio dragón conocido como Alastor... Además, que también tiene planeado destruir al hermano mayor de Inuyasha... Sesshomaru... – informó Naraku, intentando infructuosamente, ver alguna la reacción en la youkai... quien permanecía inmutable...
Tienes un excelente informante... – comentó irónica... – Y qué puede importarle a un individuo como tú, mis planes...
Mucho... mi estimada Ryutzuki... mucho... – contestó con extraña diversión... – Ya que yo puedo ayudarla a derrotar a sus dos enemigos...
A cambio de que...? – preguntó mirándolo fijamente... Naraku sonrió ante la directa pregunta...
Yo pondré al Dragón Alastor y a Sesshomaru a sus pies, Lady Ryutzuki... A cambio de que usted, derrote a mis enemigos... Me refiero al idiota de Inuyasha y a sus amigos... – dijo confiado y con una maligna sonrisa... Cambiando su expresión drásticamente ante la carcajada que lanzó la youkai... – Hay algo que le cause gracia?.. Lady Ryutzuki? – preguntó seriamente
Por supuesto que sí... – contestó con una voz llena de desprecio... – En primer lugar... mis asuntos los resuelvo personalmente, a mí manera, no necesito la ayuda de un híbrido como tú para conseguir mis objetivos... Y en segundo lugar... si tú no has tenido éxito en resolver los tuyos, logrando derrotar a tus enemigos... pues sería mejor que desistas de la idea...
Desistir?... – preguntó con enojo...
Exacto... Hasta ahora, no has encontrado a un ser más poderoso que te haga el favor de librarte de tus enemigos... Además, es claro que no posees el poder suficiente... y sobre todo el valor para enfrentarte a Inuyasha – contestó con dura mordacidad, haciendo que la furia se apodere de Naraku...
Creo que se equivoca, Lady Ryutzuki, yo puedo derrotar a ese estúpido, cuando se me dé la gana... – negó Naraku, intentando controlar su enojo...
Pues entonces, enfréntalo de una vez, y resuelve tus asuntos personalmente...! – exclamó con malhumor y fastidio... – Y no me hagas perder el tiempo, sólo para escuchar tratos absurdos... – concluyó molesta, dándole la espalda para alejarse...
Naraku, entendió un tentáculo desde el campo de energía que lo envolvía... con el propósito de lastimar a Ryutzuki, pero ésta con una increíble rapidez, cortó el tentáculo venenoso con su espada, lanzándole una poderosa energía, que destruyó el campo de energía con total facilidad... Luego saltó hacia Naraku, inmovilizándolo con su arma...
Pero que estúpido eres... – murmuró amenazadora... – Crees que con tus débiles poderes, lograrás matarme?
No... Sólo quería comprobar su fuerza, Lady Ryutzuki... – contestó con una maligna sonrisa...
Eres un cobarde... – murmuró mirándolo con repugnancia... – Al menos, ya te ha quedado claro, que tú no eres oponente para mí... Pero descuida no voy a matarte... Eso es algo que Inuyasha desea fervientemente, por lo que ese honor sólo le corresponde a él... – dijo con burlona, envainando su espada...
Eso lo veremos... – murmuró Naraku... – Existen otras formas para convencerla, de que aliarse con el gran Naraku, es la decisión más conveniente... – dijo con velada amenaza...
Ten mucho cuidado con lo que haces... – murmuró, mirándolo con una fría mirada y una voz amenazadora... – Mira que puedo cambiar de parecer... y mandarte yo misma a tu hogar en el infierno...
Jajajaja... no puedo negar que usted me simpatiza mucho, Lady Ryutzuki... – rió con perversidad... – Tenga por seguro, que muy pronto... volveremos a vernos... – concluyó, desapareciendo frente a sus ojos...
Que individuo tan repugnante... – murmuró al verlo desaparecer... – Ahora comprendo, porqué existen tantas personas, que sólo viven para aniquilarlo...
Gracias a las hábiles gestiones del monje Miroku, todos se encontraban hospedados en la lujosa mansión del terrateniente de la aldea que acababan de proteger... Un gran banquete, había sido preparado en honor a los héroes de la aldea... Algunas bellas mujeres danzaban frente a los invitados, siendo acompañadas por un alegre y pervertido monje, que bailaba con una y luego con otra...
Preciosa... No te gustaría tener un hijo mío?... – preguntaba a su compañera de baile...
Excelencia, pero que cosas dice... – murmuraba con una risa coqueta y avergonzada la joven bailarina... Luego el monje se iba con otra, a la cual le hacia la misma pregunta...
Sango, que se encontraba sentada junto a sus amigos, estaba rodeada por un aura de furia, la cual era más que notoria para los demás, que la miraban muy asustados, de que en cualquier minuto, un potente Hiraigotzu, fuera a dar directamente a la cabeza del lujurioso monje...
La señorita Sango, se ve muy roja... Tendrá fiebre?... – preguntó Keiko con inocencia...
No creo que aguante por mucho tiempo... – comentó Shippo en voz baja, mirando asustada a la roja exterminadora...
Tienes razón, parece que va a explotar en cualquier segundo... – contestó Ahome...
Una buena lección, no le vendría mal a ese monje libidinoso... – comentó Inuyasha malhumorado...
Pues sí... pero, no podemos permitir que se comporte así, frente a las personas... – dijo Ahome... – Además, quien peor la está pasando... es mi amiga Sango...
Y qué quieres que haga! – exclamó en hanyou...
Bueno... pues... yo creo... – balbuceaba confundida, cuando cerró la boca al ver ponerse de pie a Sango y salir del salón, bastante molesta y triste... Ahome lanzó una exclamación de furia... y se levantó para ir con el monje...
Monje Miroku! – gruñó la joven al llegar junto al danzarín monje... – Ya vio lo que provocó con su desvergonzado comportamiento?
Qué? – exclamó sin comprender la furia de la joven... – Qué quiere decir con eso señorita Ahome... Si yo sólo me estoy divirtiendo en compañía de estas hermosas jovencitas... – contestó, mientras le acariciaba el trasero a una de ellas, con una lujuriosa expresión. Lo que enfureció aún más a la sacerdotisa, que lo sacó de una oreja de la pista de baile, para llevarlo afuera...
Creo que la señorita Ahome estaba muy enojada... – murmuró Keiko y Kirara, emitió un suave maullido al estar de acuerdo...
Pues sí, Ahome da mucho miedo cuando se enoja... – dijo Shippo, temblando... – Sino pregúntale a Inuyasha...
Cállate! – lo reprendió dándole un golpe... – De todos modos, dudo que ese monje depravado aprenda la lección... – comentó Inuyasha...
Cómo es posible que le haga eso a la pobre Sango... Es el colmo con usted monje Miroku... – lo reprendía Ahome, lanzando chispas por los ojos...
Pero señorita Ahome, no sé de qué me habla...? – exclamó el monje con inocencia...
Cómo que no lo sabe!... Se comporta de una forma incorrecta y libertina, provocando que Sango se sienta incómoda y triste... – reclamó la joven... – Acaso no se da cuenta del daño que le hace!
Daño?... lo último que haría, sería lastimar a Sango... – exclamó el monje...
Pues déjeme decirle que su actitud, SÍ la lastima... – contradijo con furia... – Me doy cuenta de que todos los hombres son iguales... No les importa lastimar, siempre hacen lo que quieren... Pasan por sobre el respeto, la fidelidad... Pisotean los sentimientos de las mujeres, que lo único que hacen es amarlos, y entregar el corazón por entero, con la esperanza de ser lo mínimamente especiales... – se calló... estaba hablando más de la cuenta, exponiendo su propio dolor, lo miró con los ojos muy abiertos... mientras que el monje permanecía en silencio mirándola con fijeza... – No importa... ya no importa cuando diga... perdóneme... – se disculpó se dio la vuelta, deteniéndose en seco al tener a Inuyasha frente a ella, había escuchado todo cuanto dijo... Enrojeció de vergüenza, lo esquivó y caminó, alejándose de él, lo más rápido que pudo...
Luego corrió, corrió muy fuerte... hasta casi perder la respiración... Se detuvo en un pequeño puente de piedra, sobre un lago, donde se reflejaban la luna y las estrellas, iluminando las tranquilas aguas... Se apoyó en el puente y se inclinó...
Ahome... Eres una tonta... – murmuró a su imagen que se reflejaba claramente en las aguas...
Sí, eso es verdad... – murmuró una voz junto a ella, cuyo dueño, se vio reflejado en el lago, junto a ella...
Qué haces aquí... – preguntó algo nerviosa, dirigiéndose al reflejo de Inuyasha... Se negaba a mirarlo directamente...
No es obvio?... Quería estar contigo... – contestó suavemente... también dirigiéndose al reflejo de la sacerdotisa...
Lo siento, ya es muy tarde, así que mejor me voy a dormir... – informó ella, esquivándolo, tampoco soportaba mirar sus ojos dorados a través del espejo que conformaban las oscuras aguas...
Espera, Ahome... – la detuvo, tomándola del brazo para evitar que se marchara...
Inuyasha... – susurró ella, recopiló fuerzas para verlo a los ojos, con la mayor tranquilidad que pudo... – No hagas esto... ya es tarde y no sirve de nada...
No Ahome!. No es tarde... – interrumpió el hanyou... – O me vas a decir que tus sentimientos murieron en un par de días...
Eso es lo que menos importa... Inuyasha... – contestó esquivando la respuesta que él esperaba... – Me dolió mucho, aceptar tus verdaderos sentimientos... Pero era algo que tarde o temprano iba a suceder... Ahora eres tú, el que debe buscar su felicidad...
Buscar mi felicidad?... Pero que tonterías dices... si mi felicidad eres tú... Ahome – reclamó el hanyou, acercándose a ella...
Eso no es así Inuyasha... Por favor date cuenta! – exclamó, perdiendo el control, dejando entrever su tristeza... – El cariño y la necesidad que tienes de mi compañía, no es el sentimiento que crees sentir... En tu interior esta la verdad... Que tu corazón le pertenece a Kikyo, y que jamás dejó de ser así... – dijo derramando algunas lágrimas... – Pude darme cuenta, y aceptarlo, es por eso que me alejo de ti, para que no te sientas presionado y confundido con mi cariño...
Ahome, deja de decir estupideces... – interrumpió molesto...
No! – interrumpió ella, soltándose de la mano que la apresaba, llorando abiertamente... – Entiéndelo de una vez!. Lo único que deseo es que seas feliz Inuyasha, y si esa felicidad es junto a Kikyo, ya no me importa!... Esta... es la última vez, que hablaremos este tema... Inuyasha – añadió con determinación y salió corriendo...
Ahome!... Ahome! – gritó él, pero no la siguió...
Sango se encontraba sentada en el pasillo, fuera de su cuarto, mirando la hermosa noche. Aún no se le pasaba la rabia, estaba dolida por el comportamiento de Miroku. Había ocasiones en que creía ser importante para él, pero todo se venía a bajo cuando coqueteaba tan descaradamente con otras mujeres, sin importar que estuviera frente a ella...
Sango... – murmuró el monje, sentándose junto a ella
Qué es lo que quiere...? – preguntó molesta, mirando hacia otro lado...
Sólo pedirte una disculpa... Perdóname Sango... – contestó con suavidad y sinceridad...
Usted no tiene porqué disculparse conmigo, Excelencia... – objetó Sango, con molestia y amargura... – Yo no se lo he pedido... ni tampoco me corresponde exigirlo...
Sí te corresponde, Sango... – contradijo, y ella lo miró con sorpresa... – Quiero que sepas, que mi comportamiento, no tiene nada que ver con lo que siento por ti...
Qué! – exclamó la joven sonrojada...
Siempre me ha gustado divertirme... Beber, rodeado por bellas doncellas, que me hagan sentir contento, pero sobretodo, que logren hacerme olvidar, aunque sea por unos instantes, mi triste pasado y mi trágico destino...
Excelencia... no diga eso... Juntos, cambiaremos ese destino... – contradijo ella con suavidad y determinación... – Ya lo ver�!. Derrotaremos a Naraku, esa maldición en su mano desaparecer�, y también liberaremos a Kohaku, del dominio que ese monstruo, ejerce sobre él...
Eso es lo que te hace especial para mí, querida Sango... – comentó el monje, mirando el rubor que cubría las mejillas de la joven...
De... de... qué habla... – tartamudeó nerviosa...
De tu compañía, tu confianza, tu ternura, y tu enorme cariño... Todo aquello, que haces por mí, y que es tan importante e imprescindible, para que yo pueda continuar luchando, contra esta maldición... – explicó acercándose poco a poco a la joven...
Excelencia... yo... yo... – balbuceaba Sango, temblando... – Usted sabe, que pase lo que pase, siempre estaré a su lado...
Lo sé, y no sabes cuanto te lo agradezco... – contestó el monje conmovido, abrazándola con ternura... – Y quiero que sepas, que yo también, permaneceré junto a ti, Sango... Ya que eres, lo más importante que tengo en este mundo... – murmuró apretándola contra él... Ella devolvió el abrazo, emocionada y feliz por sus palabras, sin poder evitar las lágrimas que descendían por sus mejillas...
Sango... quiero pedirte que me perdones... – murmuró nuevamente el monje...
Qué...?. Pero si ya me pidió perdón por lo que hizo, Excelencia – contestó confundida...
En realidad... te pido perdón, por algo que aún no he hecho y que no puedo evitar hacer... – aclaró el monje, mirando hacia abajo, para luego acariciar el trasero de la joven... Ella, dio un respingo al sentir la atrevida mano... y la furia volvió a invadirla...
E x c e l e n c i a... – murmuró lentamente, con voz ronca por la furia... - Es usted un pervertidoooo! – gritó tomándolo del brazo, en un movimiento de judo y lo lanzó por el aire, cayendo directamente en un estanque cercano, luego se puso de pie y camino dando fuertes y molestas zancadas, pare encerrarse en su cuarto...
Nadie comprende que mi mano tiene voluntad propia... y que la perversa es tan débil frente a los encantos de una bella mujer... – susurró el monje, cruzándose de brazos, lanzó un suspiro resignado, mientras flotaba en el agua del estanque, miró el cielo... – Que noche más hermosa... – luego dio sus largo suspiro cerrando los ojos con resignación...
Continuará...
