Capitulo 13: Encuentros peligrosos... El segundo Demonio

Ryutzuki, recorría los senderos de un espeso y oscuro bosque, cuando sintió un conocido aroma, que se acercaba a ella, luego una voz infantil que la llamaba...

Señorita Ryutzuki! – gritaba la pequeña Rin, corriendo al encuentro de la youkai...

Hola pequeña Rin... – saludó, inclinándose, posando una rodilla en el suelo, para quedar casi a la altura de la niña... – Qué haces por aquí... Estas tú sola?

No, el señor Yaquen, viene conmigo, se quedó atrás, parece que le cuesta trabajo alcanzarme... El señor Sesshomaru, nos espera con Ha y Uhn, muy cerca de aquí... Yo sólo me alejé para buscar algo de comida... – parloteó la niña con entusiasmo...

Entiendo... así que Sesshomaru no esta muy lejos... – murmuró la joven, pensando en que tarde o temprano él se percataría de su presencia... – Quieres que te ayude a encontrar comida? – preguntó entusiasmada de compartir un momento con la dulce niña...

De verdad! – exclamó ella con alegría...

Por supuesto, qué tal si esta noche cenas pescado... – preguntó, incorporándose...

Ssíiii – gritó la niña con felicidad

Rin! – gritaba el demonio Yaquen, que llegaba corriendo con evidente cansancio... – Qué crees que haces niña!... No debes acercarte a esta mujer... Acaso no te das cuenta que ella es enemiga del amo Sesshomaru? –inquirió enojado... Ryutzuki alzó una ceja y Yaquen la miró asustado...

Será mejor que no me provoques enano verde... – advirtió con calma... – No me agrada que le ordenes a Rin, que debe rechazarme... Además, yo no le haría daño a una niña como ella...

Eehh... Bueno... yo... – balbuceó nervioso, por la amenaza y la cercanía de la youkai...

Vamos Rin?... – preguntó, extendiendo una mano, a la cual la niña se enganchó encantada... – El río se encuentra a unos metros... Acaso no piensas seguirnos enano verde? – añadió con una burlona sonrisa... Mirando a un ofendido Yaquen, que las seguía refunfuñando en voz baja...

Rato después, Rin asaba algunos pescados, en una fogata, encendida a regañadientes por Yaquen... Se había divertido mucho con la pesca, y gritando llena de admiración cuando la youkai, con apenas un movimiento de su espada, pareció cortar en dos las aguas de caudaloso río, haciendo que varios peces salieran disparados cayendo en sus hábiles garras... Rin hablaba sin parar, de todo lo que se le venía a la mente, se sentía muy contenta, con el amo Sesshomaru, no podía entablar una conversación muy extensa, y ahora con la señorita Ryutzuki, que escuchaba atentamente todo cuanto decía, y le contaba graciosas anécdotas, la llenaba de alegría y se sentía en la gloria...

Repentinamente la actitud de la youkai, se ensombreció, y a los pocos segundos, la blanca y altiva figura de Sesshomaru, emergió desde la espesura del bosque, para llegar al río, deteniéndose cerca de ellas... Sin decir una palabra, ambos se miraron fijamente, y con evidente frialdad, ella se puso de pie rápidamente, con actitud defensiva...

Señor Sesshomaru... – saludó la niña, muy contenta, sin percatarse de la tensión reinante... – La señorita Ryutzuki, cazó muchos peces para mí, me sorprendió mucho, es una experta... Además, conversó mucho rato conmigo...

Amo Bonito... Perdóneme... bueno... es que yo... – balbuceaba el sirviente, intentando excusarse por la presencia de la youkai...

Yaquen! – interrumpió Sesshomaru, con fría severidad... – Llévate a Rin, y espérenme junto con Ha y Uhn... – ordenó... Mientras veía la hostil mirada de la joven youkai...

Sí... Amo Bonito... – obedeció agachando la cabeza humildemente... – Ya escuchaste al amo, Rin. Ven conmigo...

Sí... – exclamó la niña obedeciendo, muy decepcionada... – Hasta pronto, señorita Ryutzuki... Muchas gracias... – dijo, dando un inesperado y afectuoso abrazo a la youkai, que la miró turbada por la sorpresiva demostración de afecto...

De nada, dulce Rin... – murmuró con voz temblorosa... – Espero verte muy pronto... – añadió y la niña sonrió, para luego irse en compañía de Yaquen...

Cuáles son las intenciones que tienes con Rin...? – preguntó Sesshomaru una vez que se encontraron solos...

Intenciones?... – preguntó ella a su vez... – Me crees capaz de hacerle daño a una niña...? – continuó con molestia... – Sesshomaru, te recuerdo, que no soy YO quien acostumbra matar niños inocentes! – añadió dejando salir el odio... Él la miró furioso, por sus palabras...

Sabes que no me refería a eso... – contestó con severidad... – Sé muy bien, que no le harías daño... Sin embargo, existe la posibilidad de que planees alguna forma de utilizarla en mi contra...

No estoy dispuesta a escuchar estupideces... Jamás utilizaría a una niña tan dulce como Rin – exclamó ofendida y furiosa... – Para acabar contigo, me basto sola... – recalcó cada vez más molesta... – Me doy cuenta, que nunca te diste el tiempo para conocerme realmente... – dijo no pudiendo evitar el tono de amargura... – Y como no quiero seguir escuchando necedades e insultos... Y mucho menos continuar tolerando tu desagradable presencia... Me largo... – anunció alejándose furiosa y herida... Tanto por su acusación, como por su propio error al recordar el pasado...

Pero al parecer, Sesshomaru, no había terminado con la conversación, ya que la alcanzó con velocidad de rayo y la tomo por un brazo, para impedir que se fuera...

Suéltame! – ordenó, intentando soltarse... – Te advertí que no quería que me pusieras tus asquerosas manos encima! – grito...

Discúlpame... – murmuró Sesshomaru, ella lo miró desconcertada... y dejó de luchar, a pesar de que él continuaba sin soltarla...

Ya te disculpaste... – reclamó ella mirando intencionalmente su brazo, para que la terminara de soltar...

Me estaba disculpando por el malentendido... – aclaró con calma, pero sin soltarla... – A pesar de lo que creas... sé que jamás lastimarías a un humano, menos si se trata de una niña pequeña... Fue un error pensar que la utilizarías...

Pues eres muy amable al darte cuenta... – exclamó ella con ironía... Intentando nuevamente soltarse... – Quieres soltarme de una vez! – exigió

No... – contestó con inmutable serenidad... Aferró con más fuerza el brazo de la joven, acercándola a él, sin dejar de mirarla fijamente...

Sesshomaru... te lo advierto... – amenazó, mucho más nerviosa que enojada...

Vio con horror cómo el youkai se encontraba tan solo a unos centímetros de sus labios... mientras que sus intentos para liberarse cada vez se hacían más débiles... Se encontraba hipnotizada, prisionera del intenso y cálido dorado de sus ojos...

"No... no... no lo hagas..."... suplicaba en su mente, sin emitir sonido... Su voz y su cuerpo ya no le respondían... Los traidores se dejaban guiar por los deseos de Sesshomaru y no por los propios... Pero... Cuáles eran sus propios deseos?...

No... – logró articular como un susurro, pero fue demasiado tarde... Ahogó un exclamación, que más pareció un suspiro a los sensibles oídos de Sesshomaru, mientras se hacía poseedor de los temblorosos labios, sintiendo su calidez y dulzura, que no volvió a sentir desde hace tantos largos años...

La mente de la joven era un remolino de imágenes y sensaciones que se agolpaban una tras otra, quebrando la fachada de odio y repulsión ante su más detestable enemigo... Doblegando su voluntad, que fue sobrepasada por los sentimientos que aún permanecían vivos, encerrados en lo más profundo de su alma...

A pesar de ello, una dura imagen se presentó ante su memoria, la de una niña, ensangrentada, cuya tierna vida, fuera extinguida por aquel que mancillaba ahora sus labios y emociones...

Sesshomaru sintió un repentino dolor en la parte superior de su estomago, sorpresivamente fue lanzado con violencia, pero con gran esfuerzo logró recuperar el equilibrio... Notó como su ropa se teñía de rojo, luego alzó la vista para encontrarse con las garras ensangrentadas de la mujer que lo miraba con infinito odio...

Te lo advertí... Infeliz... – susurró con voz grave y distorsionada por la rabia... – No voy a permitir que te burles de mí maldito!... Más vale que entiendas que tu sola presencia me repugna! – gritó aferrando su espada...

Estas segura?... Sé muy bien que mientes... Pero si lo prefieres de ese modo... – aceptó, desenvainando a Toukiying... – Peleemos... Ryutzuki... – agregó, mirándola con fijeza, como si quisiera penetrar en su mente... Ella, con gran esfuerzo, sostuvo esa penetrante mirada, pero no lo atacó, guardó su espada, vio que Sesshomaru entrecerró los ojos, extrañado por su acción...

Este no es el momento, Sesshomaru... – murmuró la joven... – No tengo intensión de arriesgar la misión que se me ha encomendado... Tus engaños y trampas, no lograrán interferir en ella... Pero te advierto, ni siquiera intentes volver a tocarme... – agregó, dando un gran salto, para caer sobre Dayhoros, que sigilosamente se había posicionado sobre ellos...

"No volverás a engañarme... Sesshomaru, nunca volveré a permitir que vuelvas a lastimarme...", pensaba la joven youkai, mientras se alejaba a toda velocidad, sentada sobre el halcón.

Era un día algo frío... El grupo, había reanudado el viaje muy temprano, ya que era imperativo, dejar a la pequeña Keiko en su aldea, antes de que el segundo demonio los atacara... Inuyasha y Ahome, habían estado tratándose con más naturalidad, si así podría decirse, pero al momento de continuar el camino, los demás se percataron de que nuevamente estaban distanciados y silenciosos, al parecer algo importante ocurrió la noche anterior, entre ellos...

Ahome, se detuvo un momento, cuando sintió la presencia de dos fragmentos acercándose... Supo inmediatamente de quien se trataba... Inuyasha también logró captar el aroma a lobo, pero a diferencia de la sacerdotisa, eso no le causó el mínimo agrado...

Un remolino se acercó a ellos, para luego disolverse dejando ver al hombre lobo, que sin pensar, y sin tomar en cuenta al resto, se dirigió hacia la joven...

Hola! mi querida Ahome... – saludó con voz sensual, tomando sus manos posesivamente, y mirándola con cara enamorada... – Ha pasado un largo tiempo sin ver tu hermoso rostro...

Hola Kouga!... – saludó ella, algo apenada por la excesiva expresividad del joven lobo... – También me da gusto verte... Cómo has estado...? – preguntó con amabilidad... Sin ver la cara de Inuyasha, roja por la ira, e intentando con todas sus fuerzas controlarse y aparentar indiferencia...

Cuánto logrará aguantar, Inuyasha...? – se preguntó Shippo en voz baja, sobre el hombro de Miroku...

No lo sé... – contestó Miroku, mirando algo asustado, la cara del hanyou...

Yo creo que esta a punto de estallar... – comentó Sango, con el mismo susto del monje...

De qué hablan? - preguntó Keiko, sin entender, tanto la extraña visita, ni el miedo de los chicos...

Estoy feliz... ahora que estas junto a mí... – contestó el lobo, sin soltar las manos de Ahome...

Se puede saber qué demonios quieres, Kouga...? – preguntó Inuyasha, arrastrando las palabras, sin lograr contenerse por más tiempo...

Contigo?... Absolutamente nada, bestia... – contestó grosero, para luego volver su atención a la joven... Sin ver la cara de Inuyasha, desfigurada por la furia...

Le sucede algo, joven Inuyasha?... – preguntó Keiko, mirándolo con curiosidad... – Esta un poco rojo y pone caras muy feas... Acaso le duele el estómago?... – preguntó con inocencia...

Qué? – exclamó el hanyou... – Qué chiquilla más entrometida!.. No me pasa nada! – contestó malhumorado... Kouga lo miró y luego miró a la pequeña, sumamente extrañado...

Quién es esa niña...? – preguntó Kouga, luego puso una expresión desconfiada... – Oye Bestia... No me digas que tienes los mismos gustos extraños de tu hermano mayor...? – preguntó mirándolo con desagrado...

Qué dices! – exclamó sin poder continuar controlando su rabia... Desenvainó a colmillo... – Ahora verás lobo rabioso...

Basta Inuyasha!. Deja en paz a Kouga... – ordenó Ahome, y para sorpresa de todos y del mismo Inuyasha, no pronunció el conjuro... – Kouga, ella es Keiko... Fue atacada por un monstruo, y nosotros nos encargamos de llevarla a su aldea, llamada Ruymajin...

No tienes por qué darle explicaciones a ese sarnoso Ahome – reprendió Inuyasha

Tú cállate bestia! – respondió Kouga – Ahome, hace algunos día he detectado la presencia de algunos demonios, muy cerca de aquí, es por eso que quería asegurarme que estuvieras a salvo, eres mi mujer, y no quiero que algo malo te suceda, sé bien que no puedo confiarte a esa bestia buena para nada... – dijo el hombre lobo, con suavidad, acercando lentamente a la joven hacia él...

Kouga... bueno... yo... – balbuceaba Ahome confundida e incómoda por el acercamiento del joven...

Ya suéltala Kouga! – gritó Inuyasha, jalando a Kouga para luego lanzarlo lejos de la joven – No vuelvas a tocarla!

Qué demonios te pasa inútil! – gritó a su vez Kouga, enojado y extrañado por su agresividad...

Ya te lo advertí Kouga, no quiero que te le acerques a Ahome... – advirtió el hanyou

Basta!. No tienes ningún derecho de tratar a Kouga de esa manera, Inuyasha – dijo Ahome muy molesta...

Tú no te metas en esto Ahome, este asunto sólo es entre este lobo y yo – contestó Inuyasha con seriedad...

Los demás sólo observaban la escena enmudecidos, temían entrometerse entre esos dos, al parecer esta vez la lucha por Ahome, iba más enserio que de costumbre.

Inuyasha desenvainó a colmillo y se interpuso entre Kouga y Ahome, no estaba dispuesto a permitir que ese lobo aprovechara aquella situación difícil, y lograra arrebatarle el cariño de Ahome.

Veo que hablas enserio bestia, pues si eso quieres, pelearemos por ella... – accedió Kouga, entendiendo el velado reto y la consecuencia que tendría esa pelea.

Nunca permitiré que ganes, y mucho menos que la alejes de mí... – advirtió el hanyou

Eso lo veremos bestia repugnante... – contradijo el joven lobo...

Deténganse! – ordenó Ahome, viendo como los dos jóvenes comenzaban su lucha, sin que escucharan su petición... Furiosa corrió hacia ellos, interponiéndose en el medio... – He dicho que se detengan! – gritó aún más fuerte, logrando su cometido, los dos la miraron extrañados y algo molestos por la interrupción...

Te dije que no te... – comenzó a decir Inuyasha, pero fue silenciado por una furiosa mirada...

Y yo te dije que no tienes derecho a impedir absolutamente nada, a Kouga y mucho menos a mí... – gritó ella con los ojos encendidos por la ira... – Quien se me acerque, o a quien yo me acerque, ya no es tu problema... más bien... nunca lo fue... Es mí vida y te prohibo que te entrometas en ella.

A..ahome... – balbuceó el hanyou, sorprendido y amargado

Kouga, te agradezco que te preocuparas por mi seguridad, y también me alegró mucho verte, pero creo que es mejor que ahora te marches... – pidió Ahome con suavidad...

Esta bien, lo haré sólo porque tú me lo pides querida Ahome... – accedió, sin ocultar su alegría por la forma tan cariñosa en la que le hablaba la joven sacerdotisa... – Sin embargo, me encontraré en los alrededores, es mi deber protegerte... y evitar que alguien te lastime... – informo, alejándose hacia donde se encontraba Inuyasha... – Y eso te incluye a ti Inuyasha... – concluyó con una advertencia... El hanyou lo miró y se dio la vuelta aparentando indiferencia a las palabras del joven lobo, que después se alejó envuelto en su remolino de viento...

Inuyasha, observó la seriedad de Ahome, la verdad no se atrevía a decir palabra, estaba seguro que ella podría aniquilarlo, con el estado de ánimo en el que se encontraba... Aunque tampoco tuvo oportunidad, ya que la joven, luego de la desaparición de Kouga, comenzó a alejarse del grupo...

Ahome... a dónde vas? – preguntó Sango con inseguridad...

A ningún lugar en especial, sólo daré una vuelta por ahí... – explicó, sonrió ligeramente al ver la preocupada expresión de su amiga... – Descuida, estoy bien, sólo necesito un momento a solas... – la tranquilizó y luego caminó hacia el bosque.

Ahome... – susurró Inuyasha, mientras la veía alejarse, hizo un ademán pensando en seguirla...

No lo hagas Inuyasha, es mejor que la dejes sola... – lo detuvo Miroku, adivinando sus intenciones

Pero... – balbuceo el hanyou

Su Excelencia tiene razón Inuyasha... – intervino Sango...

Así es, creo que ya hiciste más de que suficiente, perro tonto... – añadió Shippo, para enojo de Inuyasha, que lanzó una mirada la zorrito en la cual claramente se leía "Quieres golpes!"

Ahome caminaba sin rumbo, no tenía idea de donde estaba, ni mucho menos adonde iba, lo único que tenia claro, es que necesitaba estar sola, alejada de la inquietante y nostálgica presencia de Inuyasha... había caminado por largos minutos, cuando repentinamente, frente a ella, estaba la imagen del ser causante de todo el dolor que jamás imaginó sufriría en su toda su vida...

Kikyo... – murmuró

Ahome... cuanto tiempo... – saludó la sacerdotisa con frialdad

Qué haces aquí?... Disculpa... que pregunta tan tonta... – comento, con pesar sintiéndose ridícula... – Inuyasha no esta muy lejos... Me sorprende que no enviaras alguna de tus serpientes caza-almas, como de costumbre... – añadió con irónica amargura.

Veo que eso te molesta... – comentó Kikyo mirándola fijamente... – Me pregunto... si te sientes segura de poder controlar tus celos... Dime Ahome... volverás a caer en manos de Naraku, e intentarás acabar con Inuyasha nuevamente?... – preguntó con malicia...

Yo no sería capaz... jamás le haría daño a Inuyasha! – negó

Estás segura?... La última vez no me lo pareció...

Basta, Quién te crees que eres?... tú menos que nadie tiene derecho de juzgarme! – increpó molesta por sus acusaciones... – Aún cuando Naraku logró manipularme, introduciendo en mi interior ese bebe monstruoso y un fragmento contaminado, nunca consiguió apoderarse de mi corazón...

Así fue... Pero tal vez vuelva a intentarlo... y quien nos asegura que esta vez tenga éxito – comentó sin piedad

Aunque lo intente mil veces... jamás lastimaré a Inuyasha! – aseguró con inconfundible determinación en su mirada... – El amor que siento por Inuyasha es mucho más fuerte que la maldad de Naraku...

Al fin confiesas que estás enamorada de Inuyasha... – intervino Kikyo

No recuerdo haberlo negado... – contestó Ahome desafiante

Qué te hace pensar que Inuyasha se olvidará de mí y corresponderá a tus sentimientos?... – preguntó, sabiendo plenamente cómo lastimar el corazón de Ahome...

Eso lo sé... Sé muy bien que Inuyasha no ha dejado ni dejará de amarte... – contestó con resignación, viendo el brillo de la victoria en los fríos ojos de Kikyo...

Ya veo... Entonces que piensas hacer?

Nada... Inuyasha es libre de amarte e irse contigo Kikyo... – respondió sin evitar el leve temblor en su voz.

Así que renuncias a él... – comentó mirándola seriamente... – Por ahora mi principal misión es enviar al maldito de Naraku al infierno... Inuyasha no es lo más importante..

Pero qué estas diciendo! – preguntó Ahome indignada por esas palabras... – Todo es importante!. Yo también deseo acabar con Naraku y terminar de reunir los fragmentos de la perla de Shikon, Pero eso no tiene absolutamente nada que ver con los sentimientos!

No seas tonta Ahome!... Los sentimientos no van a interferir nuevamente en mis objetivos... Una vez cometí ese error, dejé que mi corazón fuera cegado por el amor, y ya vez las consecuencias...

Estas equivocada... Tú fuiste la única culpable, al no confiar en Inuyasha, al no darte cuenta que dentro de él existe tanta bondad y amor por las personas... basta con ver la dulzura de sus ojos, aún cuando haya sufrido toda su vida... él jamás habría sido capaz de lastimarte... Fuiste tú quien se dejó engañar fácilmente por Naraku! – acuso llena de indignación y rabia, por la frialdad con la descartaba los sentimientos de Inuyasha, mientras que ella...

Cállate!... No tienes idea de cómo me sentí en ese momento... Tú no sabes nada!... – gritó enojada – Naraku manipuló muy bien sus cartas, consiguiendo que desconfiáramos el uno del otro... Pero Inuyasha y yo jamás dejamos de amarnos... A pesar de tu llegada... continuamos conservando aquel sentimiento – concluyó con crueldad, sabiendo perfectamente que con esas palabras destrozaba el corazón de Ahome...

Lo sé... no tienes que recordármelo – contestó Ahome, con un temblor en la voz que evidenciaba su amargura – Sólo te advierto que no dejaré que lastimes de nuevo el corazón de Inuyasha..

Tú?... No tienes derecho de interferir en nada... Ahome, no alcanzaste el amor de Inuyasha, Y mucho menos conseguirás cambiar nuestros destinos... – advirtió fría y severa – Nuestras almas están conectadas, su vida me pertenece y la mía a él... Algún día moriremos juntos... Y así, unidos en el más allá... continuaremos por toda la eternidad... juntos... – finalizó con una sonrisa de satisfacción, la que desapareció en un segundo al sentir su mejilla mancillada por la mano de Ahome, que la miraba con los ojos llameantes por la furia...

Eres despreciable! – gritó – No lo permitiré... nunca te lo permitiré!... Inuyasha no compartirá contigo un destino tan monstruoso!

Insolente!... Tu no podrás hacer nada! – retó Kikyo molesta

Cómo pretendes hacer algo tan bajo, si dices que lo amas... No lo entiendo!... Yo amo a Inuyasha más que a todo y a todos... más que a mi misma... – decía Ahome, mientras las lágrimas de dolor y rabia descendían por sus pálidas mejillas... – Sin embargo, renuncié a él... He relegado mis sentimientos, con el único deseo de que Inuyasha sea feliz... aunque su felicidad signifique mi desdicha, o mi muerte... Quiero verlo feliz... aun cuando esa felicidad sea a tu lado...

Que dulce eres... – se mofó – Pero no crees que Inuyasha desea lo mismo que yo?... que desea morir a mi lado?

No lo creo... – contestó sin vacilar – Dime qué clase de amor seria ese...

El que ambos deseamos que sea...

Lo que dices es absurdo!... – negó con desesperación, luego la miro con seria determinación – Ya te dije lo que pienso... Yo renuncié a Inuyasha, a pesar de que con eso, parte de mí se esté muriendo... Estoy dejando su corazón en tus manos... Y por eso te exijo! Que lo hagas feliz, como él lo merece, y que le des todo el amor que yo no podré darle... Pero no hagas que este sacrificio sea en vano Kikyo... porque de lo contrario te arrepentirás... y te maldeciré hasta el último de mis días y más allá... – advirtió Ahome y ambas se quedaron mirando intensamente. En ese instante, Inuyasha apareció junto frente a ellas...

Kikyo... qué ocurre, qué haces aquí... – preguntaba Inuyasha, sorprendido tanto por ver a Kikyo, como por encontrarlas a las dos... juntas...

No pasa nada Inuyasha... Simplemente... Ahome y yo, teníamos una conversación amistosa – contestó con un leve toque de ironía... Mientras que Ahome permaneció en un rígido silencio...

Amistosa?... – preguntó dudoso... Pero luego se percato que en la mejilla de Kikyo aún podía encontrarse la huella de la mano de Ahome... – Por favor... no mientan... – alegó molesto... – Qué significa esa marca en tu rostro Kikyo?... – preguntó dirigiendo una mirada acusadora hacia Ahome...

Sí... fui yo... – aceptó Ahome, sintiéndose triste por el reproche que demostraba la dorada mirada del hanyou. – Y no voy a disculparme... – añadió lanzando una dura mirada, dio media vuelta y se alejó de ellos...

A..a.ho.me – balbuceó Inuyasha

Ryutzuki, se encontraba sentada en la cima de un alto risco, observaba con mirada melancólica el horizonte del extenso y azuloso mar, en el cual se comenzaba a reflejar tenuemente, la casi desaparecida silueta de la luna. Era evidente que sus pensamientos no eran de felicidad, el surco de dolor que cruzaba por su bello rostro, dejaba entrever que su mente estaba reviviendo tristes recuerdos...

"Han transcurrido tantos años... Por qué Sesshomaru...", pensaba, mientras su mano se posaba su pecho, en donde se encontraba la cicatriz que le recordaba constantemente su pasado... – "Es que acaso estoy condenada a vivir con esta amargura por siempre...?...

Lady Ryutzuki... – le llamo una voz grave. Ella se levantó de inmediato, enfrentando altiva al dueño de aquella extraña voz, reprendiéndose internamente por su grabe descuido, al no percibir con anticipación su presencia... – Al fin tengo el dulce gusto de tenerla frente a frente...

Tu... eres..? – preguntó mirando con repugnancia la figura frente a ella sin distinguir su identidad, ya que estaba oculto tras una gran capa y capucha, que lograba ocultar sus rasgos a la perfección.

Alastor... Sí... el mismo Lady Ryutzuki... – dijo anticipándose a la pregunta..

Maldito! – murmuró la youkai con desprecio... – Cómo tienes la osadía de presentarte ante mí!... Acaso no sabes que tengo la misión de eliminarte?

Lo se... – aceptó sin impresionarse – Pero no malgastes tu energía...

Ya me he percatado que eres sólo una asquerosa marioneta... No podría esperar otra cosa de un cobarde traidor... – dijo, recibiendo como respuesta una desagradable risa

Sabia que verte sería una experiencia sublime... – contestó – Ryutzuki, una mujer tan hermosa como tu, poseedora de tan increíble poder e inteligencia... Serías una aliada inigualable... Tú y yo... juntos, podríamos ser los amos de todas estas razas inferiores... Únete a mí!... – pidió extendiendo una mano hacia ella... – Sé la reina de mi tan cercano reinado...

Qué dices!... Estas enfermo de estupidez!... YO jamás me uniría a una basura como tú! – dijo con rabia – Lo único que deseo es acabar con tu asquerosa vida y hacerte pagar todo el daño que causaste a mi familia! – grito con violencia, sin embargo él simplemente soltó otra risotada, enfureciéndola aún más, con velocidad de rayo sacó su espada cortando la cabeza de la marioneta...

Al menos no tendré que escuchar más estupideces – comentó, pero se detuvo al escuchar una nueva risa burlona...

No importa cuanto luches, y te resistas... algún día... tú serás mía... – sentenció la cabeza cercenada, con tal repugnancia que Ryutzuki sintió un escalofrío recorrer su espalda... Antes que dijera otra cosa la cabeza fue destruida por el pie de la youkai que cayó sobre ella con implacable odio y asco...

Ahome estaba sentada junto a sus amigos, quienes comían con aparente indeferencia los pesados asados...Inuyasha se les unió, produciéndose un pesado silencio. Ahome comió rápidamente, lo poco que su estado anímico le permitió digerir, no quería permanecer cerca de él, mucho menos ver otra expresión de reproche en sus ojos.

Inuyasha para extrañeza de todos, y en especial de Shippo, no pareció interesarse en lo más mínimo por la comida, sino por mirar a la joven sacerdotisa...

Ahome... dime que sucedió entre Kikyo y tu...? – inquirió directo e imprudente como de costumbre, haciendo que Miroku se atragantara, Sango y Keiko suspiraran, Shippo gruñera y Kirara emitiera un maullido... Se miraron, sin comprender claramente el significado de aquella pregunta... y luego sus miradas se clavaron en Inuyasha, con una clara expresión de reproche.

Acaso Kikyo no te informó los detalles?... – preguntó a su vez, con un tono celoso, por el cual se reprendió internamente...

No... Ella se fue de inmediato... – contesto

Qué fue lo que sucedió entre ustedes Kikyo...?

Nada Inuyasha... – respondió marchándose seguida por sus serpientes cazadoras... Pero él no hizo intento por seguirla...

Dime lo que pasó Ahome... – insistió

No es asunto tuyo Inuyasha... – contestó con seriedad – Lo que paso es algo que sólo concierne a mí y a Kikyo... – añadió levantándose y alejándose del grupo.

El grupo se detuvo en una aldea, Miroku se encargó de preguntar a un anciano que cultivaba un pequeño campo de verduras, la dirección que debían seguir para llegar a la aldea de Keiko.

La aldea Ryumajin?... No esta muy lejos de aquí Su Excelencia... – contestó el anciano – A uno cuantos kilómetros se encontrará con una gigantesca cascada, luego debe seguir hacia el Este, y en unos dos días llegará a su destino...

Le agradezco sus indicaciones buen hombre... – dijo el monje haciendo un además de bendiciones al anciano.

De nada, pero Excelencia... tenga mucho cuidado, he oído rumores que en esa región se ha visto a un par de demonios muy poderosos, y crueles... Dicen que han eliminado aldeas enteras... Es terrible

No se preocupe... Uno de nuestros objetivos es encontrar y exterminar a esos seres malignos... – informó haciendo una reverencia, para dirigirse donde los demás, quienes lo esperaban pacientemente en las afueras del lugar.

Pudo averiguar algo, Excelencia? – preguntó Sango al verlo llegar..

Sí, la aldea de la pequeña Keiko esta cerca, con sólo un par de días de camino, llegaremos... Lo malo es que los demonios que buscamos están en medio de nuestro trayecto, creo que no podremos esquivarlos...

Eso no importa Mirokuu! – intervino Inuyasha – Ya verás como nos desharemos de esos demonios sin problemas, claro... y luego también de esta chiquilla... – agregó – Y luego podremos buscar el maldito de Naraku...

No seas grosero con Keiko... Inuyasha! - reclamó Shippo, bastante molesto

Tú cállate enano! – contestó el hanyou despectivo..

A quién le dices enano, perro tonto!

Niños... niños... ya basta!. Dejen de discutir – intervino Miroku

Es verdad... Tenemos problemas más graves que discutir – dijo Sango

Debemos intentar buscar la manera de evitar toparnos con esos demonios... Debe existir alguna alternativa que sea más segura... No podemos arriesgar la vida de Keiko – comentó Ahome preocupada...

Keiko no parecía interesada en la charla, miraba detenidamente hacia las lejanas montañas, tras las cuales se encontraba su aldea... Kirara lanzó un tierno maullido y con su cabeza buscó ser acariciada por la mano de la pequeña, que sonrió y le dio un afectuoso abrazo.

Llevaban un par de horas de reanudar su viaje, cuando Ahome articuló una sorpresiva exclamación...

Es un fragmento... puedo sentir la presencia de un fragmento... creo que se trata de... – les informó, mirando a Sango...

Kohaku... – musitó la exterminadora, entendiendo la mirada que le dirigía su amiga... – Debo ir a buscarlo... Kirara... – llamó a la gata quien ya trasformada esperó a que la mujer se montara en ella para ir en busca del niño. Miroku también se montó en ella, para acompañar a Sango.

Vamos Ahome... Sube a mi espalda! – ordenó Inuyasha, pero al notar la expresión de duda de la joven – Qué espera, Ahome..? Este no es momento para tonterías... – añadió un poco molesto, haciendo que ella reaccionara y acceda a su orden... – Shippo, tu te encargarás de proteger a Keiko... Entendido?

Descuida... – afirma el zorrito – Keiko, yo te voy a proteger... – le dice, transformándose en globo, y ayudándola a que se suba sobre él... Intentó seguir a los demás, pero un campo de energía apareció repentinamente, impidiéndole continuar... – Pero qué es esto...? Inuyasha!. Ahome! – llamó pero ellos, ya se habían ido.

Un ser desconocido acompañaba a Kohaku, el cual se percató de que alguien se acercaba y se dio la vuelta para enfrentar a los recién llegados...

Kohaku... hemano... – murmuró Sango.

Al fin llegan... Ya puedes irte niño... – ordena el demonio

Si, señor Seiyoku – obedeció y corriendo ágilmente se alejó del lugar.

Kohaku! – grita Sango

Vamos Sango, sigámoslo! – dice el monje – Es nuestra oportunidad de recuperarlo

Excelencia... pero...

Qué demonios esperas, Sango? – reclama Inuyasha – Ve por tu hermano y más vale que esta vez lo traigas de regreso... Yo puedo encargarme sólo de este infeliz...

Inuyasha... muchas gracias... – murmura conmovida... – Vamos Kirara...!

Jajaja!.. Que estúpido eres! – ríe burlonamente el demonio – Pretendes pelear conmigo sin ayuda de tus amigos? – pregunta.

Ahome lo mira algo preocupada, su aspecto no era grotesco como el del primer demonio al que derrotaron, éste tenía un aspecto mucho más humano... Sin embargo, sus muchas experiencias, le habían enseñado que este tipo de youkais eran los más fuertes y peligrosos. Seiyoku tenía una larga cabellera gris oscura, ojos alargados de color negro, era muy alto y muy fuerte, su armadura se veía resistente y su arma era sólo una espada que guardaba en su espalda.

Para acabar con una basura como tú... no necesito ayuda de nadie, me basto YO solo! – contesta el hanyou molesto – Ahome, permanece lejos de aquí – ordena, desenfundado a colmillo de acero...

Pero Inuyasha... – reclama la joven

No discutas! – la interrumpe – Sólo has lo que te digo, no puedo distraerme pensando que ese imbécil pueda lastimarte... – explica suavizando su tono de voz

Esta bien... – accede, pero sin dejar de dudar... – Inuyasha... ten cuidado... – le pide con voz temblorosa. Él la mira con ternura y luego le sonríe lleno de confianza...

No te preocupes... No voy a dejarme vencer... ya que aún tengo importantes asuntos pendientes... – contestó mirándola con intensidad, provocando que Ahome se sonroje, al comprender el significado sus palabras... Finalmente se alejó del lugar y subió rápidamente a un cerro, ya en la cima se ocultó tras unas grandes rocas, donde podía observar la pelea sin ser vista...

Bien Inuyasha... Ahora veremos qué tan poderoso puede ser un simple híbrido... – comentó el youkai burlónamente

Pues con mucho gusto te lo demostraré! – contestó – Viento Cortante!

El ataque de colmillo dio directamente en Seiyoku, levantando en el acto una gran nube de polvo y rocas, que al descender dejó ver que el youkai estaba intacto

Me dijeron que eras poderoso... Pero debo decirte que me decepcionas hanyou! – comentó mordaz

Maldito!... Aún no has visto de lo que soy capaz... – contestó

Seiyoku rió nuevamente, sus ojos se iluminaron y de la punta de sus garras comenzaron a emanar descargas eléctricas en forma de rayos, incrementándose cada vez más.

La verdad no me interesa verlo, pelear con un insignificante híbrido me aburre... Así que terminaré pronto contigo... – amenazó

Se movió con una velocidad increíble, hasta llegar junto a Inuyasha. Al detenerse lo miró burlonamente, sus ojos brillaron nuevamente, la energía lo envolvió por completo. Una enorme cantidad de sombras salieron de su cuerpo y se ubicaron alrededor de Inuyasha. Una a una comenzaron a llenarse de luz, transformándose finalmente en copias idénticas a Seiyoku. La misma energía eléctrica emanó de las copias, se movieron velozmente por todos lados, mezclándose y confundiendo al hanyou, quien en la perdió la pista de su verdadero oponente. Todos se detuvieron y lanzaron al unísono rayos de energía maligna contra él, quien sin éxito, intentaba evitarlas tanto con su espada, como con saltos, garras y velocidad, siendo imposible, ya que prácticamente todas llegaban a él causándole gran daño...

Inuyasha! – gritó Ahome desde su refugio, mirando con impotencia y miedo el grave peligro en el que se encontraba Inuyasha...

Inuyasha se levantó con dificultad, su cuerpo sangraba por todas partes. Se limpió con el puño el hilo de sangre que salía de su boca, mientras les dirigía una rabiosa mirada a sus oponentes...

Maldito... Acaso no te atreves a pelear uno a uno conmigo? – lo desafió... – Eso me demuestra que sólo eres un cobarde!

Idiota!... No sirve de nada que intentes provocarme – dijeron todos al unísono – Además me agrada mucho más, ver tu cara llena de dolor y humillación... – añadieron.

No logró determinar la identidad del Seiyoku real. Lo atacaron nuevamente, con un poder mucho más poderoso que el anterior. Inuyasha prácticamente fue elevado del suelo por el choque de tantos rayos de energía maligna contra su cuerpo, y cayó pesadamente casi inconsciente...

Inuyasha... Inuyasha! – gritaba Ahome... – Que puedo hacer...? ... Cómo puedo ayudarlo? – preguntaba desesperada. Vio el fragmento de la perla brillar en la frente de uno de ellos... "Eso es!" – pensó tomando su arco y flechas, comenzó a lanzar una flecha tras otra, acabando con la mayor cantidad de copias...

Veo que esa mujer esta muy ansiosa por luchar... – comentó el Seiyoku real, con ironía, pero con un ligero tono de enfado...

Ahome lanzó otra flecha la cual pasó muy cerca de él. Mentalmente Seiyoku ordenó a sus copias atacar a la sacerdotisa...

Mujer estúpida... Te burlas de mí?... No permitiré que te entrometas! – le gritó con furia...

La joven vio con terror como las energías malignas se acercaban a ella, cerró los ojos ante el pensamiento de su muerte inminente... Pero luego de unos segundos de no sentir el ataque los abrió nuevamente, encontrándose con la horrible imagen de Inuyasha interponiéndose y escudándola con su cuerpo para recibir los rayos malignos.

Inuyashaaaa! – gritó aterrorizada, mientras el hanyou caía a sus pies bañado en sangre... – Inuyasha... Inuyasha!... – repetía, se arrodilló junto al cuerpo inmóvil... – Perdóname... Fue por mi culpa... Inuyasha... Perdóname... No mueras... Te lo suplico... Inuyasha...

A...a..home... – susurró con debilidad – Te... encuentras... bien...?

Inuyasha! – exclamó abrazándolo llorando de felicidad... – Sí, yo estoy bien... Dime cómo estas...?... Puedes moverte?

Sí... Debo acabar con ese infeliz... – contestó poniéndose de pie ayudado por ella, dio un gran salto para regresar al campo de batalla...

Aún sigues con vida híbrido? – pregunto Seiyoku

Por supuesto... No acabarás conmigo tan fácilmente... – respondió molesto – Además te haré pagar por intentar lastimar a Ahome! – agregó mirándolo con furia

Jajaja... Te preocupas mucho por una sucia humana... Debe ser alguien muy especial... Bien Inuyasha, jugaremos un poco más... – dijo – Además te prometo no matar aún a esa mujer... ya que después de acabar contigo... me divertiré con ella para averiguar qué tiene de especial! – agregó soltando una asquerosa risa

Bastardo!... Eso jamás lo permitiré!... Un desgraciado como tu nunca va a ponerle ni un solo dedo encima!... Primero te llevaría conmigo al infierno... antes que permitir siquiera que te le acerques! – gritó enfurecido.

"Cómo puedo vencerlo!... Colmillo de acero... terminemos con este maldito de una buena vez!... – pensó. La espada reaccionó de inmediato y comenzó a palpitar... Tal y como sucediera en la pelea con el primer demonio. Se rodeó de una poderosa energía... "Qué es esto?... No reconozco este olor... No se trata del viento cortante, ni del Bakuryuuja... qué es este olo!...

Seiyoku se preparaba para atacarlo con las cientos de copias que le restaban, Inuyasha cerró los ojos concentrándose en el nuevo poder que surgía de su colmillo, la cual lentamente fue iluminándose con una luz dorada... Abrió de nuevo los ojos, entornándolos ligeramente mientras una media sonrisa se dibujaba en su rostro...

La luz dorada se volvió casi cegadora para sus oponentes que no podían reaccionar ante el inesperado cambio, Inuyasha dio un giro extendiendo su espada, la cual dejó una estela de luz, que formó un anillo luminoso a su alrededor...

AAAHHH! Malditoooo! – gritó y del aro de luz emergieron miles de lanzas de luz, que atravesaron a las copias haciéndolas desaparecer con el mortal ataque... Seiyoku recibió lanzas por todo el cuerpo... El aro de luz comenzó a concentrar la energía en el filo de colmillo de acero... – Ahora es tu turno para morir! – gritó Inuyasha dando un salto sobre Seiyoku quien debilitado no logró realizar ningún movimiento, siendo exterminado por el ataque de la espada colmillo...

Increíble...! – exclamó Ahome con alegría y orgullo por Inuyasha...

Así es... Sí... debo admitir que Inuyasha se ha vuelto muy fuerte... – comentó una conocida voz a su espalda...Dio media vuelta para enfrentarse al odiado ser que aparecía ante sus ojos – Pero no lo suficiente para enfrentar a Naraku...

Hakudoshi... – murmuró la joven con desagrado y temor... – Qué haces aquí?

Haciéndote una amistosa visita... Claro aprovechando que Inuyasha se encuentra algo ocupado...

Inuyasha! – gritó Ahome intentando llamar la atención del hanyou que estaba de espalda a ella, pero éste no pareció escucharla...

Es inútil... No puede escucharte... – explicó sonriendo, la joven notó el campo de energía que se había formado entre Inuyasha y ella...

Qué pretendes?... Sea lo que sea... no te saldrás con la tuya! – amenazó

Ingenua... Aún no entiendes que nosotros SIEMPRE obtenemos todo cuanto queremos? – preguntó con calma...

No es verdad! – negó furiosa, y le apuntó con una de sus flechas...

Eso no te servirá de nada Ahome – le advirtió el niño albino, cortando velozmente el arco de la sacerdotisa con su larga cuchilla, alcanzando a herir durante la acción, el brazo de la joven.

Ahome emitió un débil grito de dolor y miedo, cayendo al suelo mirando asustada al niño demonio... Comprendiendo que se encontraba a merced de Hakudoshi. El niño elevó su cuchila con la intensión de terminar de matarla...

Nooo! – grita Ahome extendiendo sus manos, intentando absurdamente detener el ataque con sus manos desnudas, pero en eso sorpresivamente una poderosa energía sagrada salió de ella defendiéndola del ataque del niño, quien fue alejado varios metros por la poderosa descarga de poder sagrado...

Maldita... – murmuró molesto por el inesperado ataque. Se refugió en un campo de energía, y se alejó un poco más de la joven...

"Pero que fue eso?..." – se preguntaba Ahome mirando con extrañeza sus manos. Al levantar la vista notó que cientos de demonios y espíritus se acercaban rápidamente hacia ella. Se puso de pié, volvió a mirar en dirección a Inuyasha, pero éste estaba intentando alcanzar al insecto venenoso que escapaba con el fragmento que estaba en la frente de SEIYOKU.

Inuyasha! – gritó pero fue inútil, él no podría escucharla ni verla...

El ejército de demonios estaba cada vez más cerca, y no tenía su arco, ni otra arma con la cual defenderse, por lo que optó por correr. El campo de energía la obligo a huir en dirección contraria al hanyou, e internarse en el espeso bosque...

Demonios!... No lo logré alcanzar a ese insecto... – gruñó Inuyasha enojado al ver con impotencia al insecto que llevaba el fragmento, elevarse por el aire fuera de su alcance... Miró en dirección donde se encontraba Ahome, pero se asustó al ver que no estaba. Corrió a todo prisa, dio un par de saltos para llegar a la cima del cerro, chocando violentamente contra algo... – Es un Campo de energía...- murmuró olfateando el aire... – Este olor ... Es... sangre... Ahome! – exclamó, sintiendo como su corazón se contraía ante el pensamiento de que estuviera herida o...muerta... Sacudió su cabeza intentando borrar tal pensamiento, y corrió hacia la dirección por la que huyó la joven...

Ahome corría tan rápido como podía, pero los demonios uno tras otro la acorralaban, jugaban con ella, lanzando zarpazos, mordidas que no la lastimaban, sólo lo hacían con le fin de aumentar su terror... Tropezó con algo y cayó al suelo, estaba agotada y vio que su brazo izquierdo estaba empapado en sangre, aún así volvió a levantarse, sus piernas temblaron pero continúo corriendo. Escuchó el sonido de agua... "Un río?... Es una cascada!"! – pensó. Al salir de entre la maleza, se detuvo al instante, estaba tan cerca de la orilla que por poco cae al vacío. Miró hacia abajo, la cascara era demasiado alta como para saltar...

Y ahora que hago! – exclamó afligida. Dio la vuelta pensando en buscar otra vía de escape, pero los demonios, ya la habían alcanzado... " No puede ser... Inuyasha... Inuyasha ayúdame por favor!"

Esta humana se ve muy apetitosa... – murmuró un demonio grotesco...

Siiii... – dijo otro aún más desagradable...

No... – musito Ahome, retrocediendo...

No se atrevan a tocarla! – gritó Inuyasha apareciendo por sobre los matorrales, aniquilando a los monstruos, mientras otros aparecían tras él...

Ahome lo miró con alegría, pero otro monstruo intentó atacarla, perdió el equilibrio al esquivarlo, y cayó al abismo...

Ahome! - gritó Inuyasha lanzándose tras ella

Inuyasha! – gritó la joven al verlo caer por la cascada en su busqueda...

Inuyasha hacía esfuerzos por intentar alcanzarla durante la caída, estiraba su brazo para tomar la mano que ella le extendía, sin embargo no lograron tocarse, y cayeron en las correntosas aguas...

Continuará...

Queridos amigos... Gracias por la espera... y los mensajes

Pido disculpas por esta gran demora pero es que no he tenido muy buena salud que digamos... bueno tampoco es que este muriendo jajajaja es algo leve... en fin ...

Con respecto a los mail que me han dejado pues, la verdad no he logrado hacer contacto, me rebotaron.. por eso mejor dejaré el mío ... por si alguien quiere escribirme abrazo... nos vemos pronto ya que el proximo capitulo esta casi listo...

Bye bye