Capítulo 14: El fragmento de Kohaku
Kagura esperaba impacientemente la llegada de Kohaku, no estaba segura del porqué pero se sentía algo nerviosa... Al fin logró ver la ágil figura del niño llegando a gran velocidad hasta ella...
Porqué demonios tardaste tanto! – lo reprendió, pero se desconcertó al ver que el niño estaba siendo seguido por los amigos de Inuyasha... – Pero que tonto eres niño... Qué no ves que te estaban siguiendo?
Lo siento, intenté perderlos pero fue imposible... – se excusó...
Kagura!... Maldita deja ir a mi hermano! – ordenó Sango
Continúas con esa absurda idea?... Ya te dije que lo mejor para Kohaku es que dejes las cosas como están... Al menos de esta forma no sufre por culpa de sus abominables actos... – contestó la youkai
Él único culpable de todo es Naraku! – intervino Miroku
Y eso qué importa...!... Naraku siempre hará lo que plazca, manipulará las vidas de quien se le antoje y matará a aquel que se interponga... – dijo la youkai con cierto rencor en su voz...
Pero que interesante coincidencia... – dijo una voz tras ella... luego fue sorpresivamente tomada por el cuello por una poderosa mano... Manipulada como una muñeca quedó frente a frente a la fría mirada de su agresor.
Se... ses sho maru... – articuló con dificultad, debido a la fuerte presión a la que era sometida su garganta...
Dime en donde esta Naraku... – ordeno con mirada de hielo
No... no lo sé... – contestó
Entiendo... estas deseosa por morir... – comentó con una casi imperceptible sonrisa presionando aún más el cuello de la mujer...
No... no lo hagas... – suplicó con temor
Dónde está Naraku...? – volvió a preguntar con voz grabe entornando sus dorados ojos, dándole a entender que sería su última oportunidad de responder...
Te juro que no lo sé... – respondió con voz temblorosa – Hace tiempo que Naraku dejó de confiar en mí... Él jamás me contará sus planes... Sólo me da órdenes cuando lo cree conveniente...
Sesshomaru apretó sus labios con molestia, y lanzó a la youkai con violencia contra unas rocas... luego su mirada se dirigió a Kohaku... comenzó a avanzar hacia él pero se detuvo al ser interceptado por el boomerang de Sango que cayó entre él y el niño...
No te atrevas a tocar a mi hermano! – gritó la exterminadora...
No te metas... Claro, si no quieres morir... – le advirtió con frialdad
Kagura intentaba ponerse de pie con dificultad, cuando Kanna apareció junto a ella, enseñándole la imagen que comenzaba a proyectarse en su espejo...
Kagura, Ya es tiempo de que Kohaku descanse en paz... Debes traerme el fragmento que tiene en su espalda... – ordenó implacable y después su imagen desapareció del espejo...
Entiendo... Kohaku ya no le es de utilidad... – comentó la youkai... "Ese es también mi destino... ser eliminada... una vez que ya no le sea útil..." – pensó. Aferró con fuerza su abanico... – Danza de las cuchillas!
Kagura atacó a Sango, Miroku y Kirara, para alejarlos del niño, luego su atención se centro en Sesshomaru, debía al menos distraerlo para matar a Kohaku... Tenía que hacerlo... Era su vida o la de ella...
Remolinos! – gritó y unos remolinos se formaron alrededor de Sesshomaru, envolviéndolo por completo. Luego la mujer se acercó a Kohaku... lo miró con un poco de lástima, a pesar de todo aquel niño no le desagradaba, tenían más en común de lo que creía... Él era tan víctima de maldito de Naraku como ella...
No puede ser! – exclamó Sango.. – Creo que quiere matar a Kohaku!... Kohakuu! - gritó mientras corría a recoger su boomerang...
No puedo usar mi agujero negro... podría absorber a Kohaku... – dijo Miroku, sintiéndose impotente...
Cuchillas! – gritó Kagura, alzando su abanico sobre el niño, quien permanecía inmóvil, en una especie de transe
Noooo! – gritó Sango, intentando alcanzar su arma... "No voy a lograrlo...Kohaku!"
De pronto una gran serpiente envolvió a Kagura, impidiéndole moverse, sorprendida intentaba deshacerse de ella, cuando la serpiente desapareció...
Pero que demonios es esto? – preguntó furiosa...
Ese es un truco de... Shippo... – exclamó Miroku, al ver llegar al zorrito, seguido de Keiko...
Shippo... – murmuró Sango, agradecida por la intervención del pequeño, que le dio el tiempo necesario de tomar su boomerang... Se dirigió a Kagura y comenzó a pelear contra ella... – Maldita!. Jamás te permitiré lastimar a mi hermano!
Pobre ingenua... Crees que Naraku tendrá compasión para dejar con vida a Kohaku! – dijo Kagura evadiendo los ataques de la exterminadora... – Si no soy yo.. vendrá otro demonio y luego otro, hasta que alguno logre matarlo!
Pues acabaré con todos ellos y contigo!
Sesshomaru se deshizo de los remolinos con facilidad y miró la pelea entre Kagura y Sango con indiferencia, luego volvió a mirar a Kohaku... caminó hacia él pero nuevamente fue interrumpido, esta vez por el monje que se posicionó frente a él, impidiéndole continuar...
No lo intentes Sesshomaru... O soy capaz de absorberte con mi agujero negro... – advirtió el monje liberándose del rosario que sellaba el poder del agujero en su mano
Pero que necedad la de ustedes... – contestó el youkai con frialdad, deteniéndose...
No te dejaremos matar al hermano de Sango... Malvado! – gritó Shippo, al llegar junto al monje... Sesshomaru lo miró con dureza... asustando al zorrito que corrió a esconderse tras Miroku... – Miroku... me esta viendo muy feo, mejor absórbelo de una vez! – suplico
Keiko se encontraba observando, alejada del peligro, aunque no del todo, una fantasmagórica figura se detuvo junto a la niña, quien miró asustada la imagen de la fría Kanna, que sostenía su espejo frente a ella...
Necesito apoderarme de tu alma... – dijo inexpresiva, y su espejo comenzó a emanar energía maligna...
Que! – exclamó Keiko temerosa... Kirara se percató e intentó detener a Kanna, pero ésta la inmovilizó con su espejo, y nuevamente dirigió su espejo a Keiko. Algo comenzó a brillar en su pecho, era su alma que estaba saliendo de ella...
Detente! – gritó una voz. Una esfera de energía atacó a Kanna, pero ésta desapareció tras por el espejo... – Jamás permitiré que le hagas daño a esta niña... – advirtió Ryutzuki protegiendo a Keiko con su cuerpo...
Naraku va a matarla... – dijo Kanna – Va a matarlos a todos... Sólo es cuestión de tiempo...
Eso lo veremos... – contestó Ryutzuki, sacando su espada para evitar el ataque de su propia esfera de energía que ahora salía del espejo de Kanna... – Por qué quieres lastimarla...? – preguntó
Ella debe morir... Todos deben morir... Esas son las órdenes de Naraku – contestó con calma...
Ya veo... – murmuró, entornando los ojos, y atacando a la niña con su espada, pero ésta desapareció antes de ser alcanzada... – Keiko estas bien?... Estás lastimada?...
No... Estoy bien señorita Ryutzuki... muchas gracias... – contestó mirándola con una sorisa.
Danza de las cuchillas! – gritó Kagura, logrando lastimar a Sango, quien cayó inconsciente al suelo
Sangoooo! – gritó Miroku corriendo hacia la joven...
Kagura iba a terminar de matarla pero una ráfaga de viento comenzó a absorberla...
Ese monje... – murmuró con temor... Sacó su pluma y se elevó en ella evadiendo el agujero. Miroku corrió a ver cómo se encontraba Sango, suspirando aliviado al ver que se encontraba con vida...
Sesshomaru miró con intensidad a Shippo, quien tenazmente, y a pesar que temblaba y sudaba de miedo, no se movió de su lugar, intentando proteger la vida de Kohaku, el youkai sacó su espada Toukijing, dispuesto a todo, pero se detuvo cuando otra vez alguien se entrometía en su camino...
También tú quieres morir?... – preguntó Sesshomaru con frialdad...
No seas estúpido Sesshomaru... Bien sabes que no dejaré que le pongas tus asquerosas garras a este niño... – advirtió Ryutzuki apuntándole con su espada... Sesshomaru no pareció escucharla, dio un gran salto atacando con su espada
Detente! – gritó Ryutzuki siguiéndolo... pero extrañamente él no fue hacia Kohaku... sino que detuvo el ataque de Kagura que estaba sobre ellos...
Por qué tanta urgencia en aniquilar a ese niño...? – preguntó Sesshomaru llegando hasta la youkai, en las alturas...
Ese no es asunto tuyo! – contestó la youkai y lanzó más cuchillas contra Sesshomaru, quien las esquivó sin mayor esfuerzo... – No podrán hacer nada!... Ya es demasiado tarde! – gritó y luego se marchó a toda velocidad sobre su pluma...
Kanna aprovechando nuevamente la distracción de los demás, pareció tras Kohaku y sin siquiera dudar, quitó el fragmento de la perla de su espalda...
No puede ser! – exclamó Shippo al darse cuenta, llamando la atención de los demás...
Kohakuuuu! – gritó Sango... viendo cómo el cuerpo de su hermano caía inerte al suelo, se puso de pie con esfuerzo, ayudada por Miroku y corrió hacia el niño.. Ryutzuki intentó atrapar a Kanna, pero la niña desapareció al instante...
Maldición! – exclamó furiosa...
Kohaku!... Kohaku! – repetía Sango llorando, abrazando el cuerpo de su hermano... – Perdóname... No pude salvarte... Perdóname!
Sango... – susurró Miroku tocando el hombro de la joven, con tristeza intentando de alguna forma consolarla...
No pudimos hacer nada! – lloriqueaba Shippo...
Pobrecito... – musitó Keiko acongojada.
Sesshomaru miraba la escena de lejos, sin demostrar sentimiento alguno... Su mirada se dirigió a Ryutzuki y frunció el ceño al notar que la youkai estaba a punto de hacer algo...
Ryutizuki empuño su mano derecha sobre su pecho, luego la esmeralda de la tiara que colgaba de su frente, comenzó a brillar, cerró los ojos, concentrándose... Elevó su mano justo cuando un diminuto cristal salió del interior de la esmeralda... Abrió sus ojos, extendió su mano, encontrándose en ella, una joya de color verde...
Qué es eso? – preguntó Shippo extrañado... Mientras los demás la miraban con la misma expresión de sorpresa, expectantes a su respuesta...
Esta joya, podrá reemplazar el fragmento de la perla de Shikon... Y devolverle a vida a tu hermano – informó Ryutzuki mirando a Sango... – Sin embargo... su poder es sólo temporal... y cuando su energía se extinga... la vida de tu hermano también se extinguirá irremediablemente...
Entonces... para qué prolongar su vida... eso sólo le causará sufrimientos... – dijo Sango sintiéndose confundida...
Sango... No te des por vencida... – le pidió el monje tomándola por los hombros... – Tienes una oportunidad de salvar la vida de Kohaku...
Pero Excelencia, si no encontramos la manera de evitarlo... Kohaku morirá nuevamente...
Tal vez así sea, pero al menos habremos intentado evitarlo... – contestó y luego la miró intensamente – Sango... de verdad desperdiciaras la oportunidad de limpiar de alguna forma su alma... para que al final muera en paz... No le niegues este tiempo... por corto que sea... de que disfrute tu amor de hermana Sango...
Tiene razón Excelencia... – accedió. Ryutzuki le extendió el cristal, lo tomó y la miró agradecida...
Deposítalo en el lugar donde se encontraba el fragmento de Shikon... – indicó Ruytzuki sonriéndole con ternura... – Hazlo pronto, no debe pasar mucho tiempo o su alma desaparecerá y el poder del cristal no servirá de nada...
Sango introdujo el cristal en la espalda de su hermano, un brillo intenso apareció en el lugar y luego en el resto del cuerpo del muchacho... En unos instantes, por fin Kohaku comenzó abrir lentamente sus ojos...
Kohaku... – musitó con alegría abrazándolo...
Her... hermana – murmuró el niño con dificultad... – Perdóname hermana! – suplicó llorando devolviendo con fuerza el abrazo a su hermana...
Mi querido Kohaku... Al fin estamos juntos... – dijo la joven
Que alegría! – exclamó Shippo secándose las lagrimas
El hermano de la señorita Sango se salvó gracias al grandioso poder de la señorita Ryutzuki... – dijo Keiko con las manos unidas mirando a la youkai con adoración... Pero Ryutzuki no pareció escuchar, ya que miraba fijamente el lugar donde se encontraba Sesshomaru... No se dio cuenta el instante en el que se había marchado...
Buen trabajo Kanna... – dijo Naraku mirando satisfecho la palma de su mano, en la que se encontraban los dos fragmentos que había conseguido casi al mismo tiempo... – Falta muy poco...
A qué te refieres?... Para qué falta tan poco...? – pregunto Kagura con molestia...
Para conseguir TODO lo que quiero... Lo que siempre he deseado y más... Mucho más... – contestó enigmático soltando una malévola risa...
Ahome abrió los ojos con lentitud, le dolía la cabeza, y cuando intentó moverse se dio cuenta de que en realidad todo su cuerpo le dolía... Emitió un suave quejido, pero lo suficientemente perceptible para encontrar de pronto sobre ella, un par de preocupados ojos dorados...
Ahome... como te sientes...?... Te duele algo... – preguntó ansiedad
Sí... me duele todo... – logró murmurar con un leve quejido...
Tendrás algún hueso roto...? – exclamó aún más preocupado por la respuesta... – Déjame revisar... – ordenó intentando quitar la manta que la cubría...
Eh!... – exclamó extrañada, cambiando en un segundo de expresión, por una de absoluta conmoción al percatarse de su situación – No... no.. NOOO!... ABAJOOO!– gritó cerrando fuertemente los ojos y aferrándose a la manta...
Hay!... Qué demonios te pasa Ahome! – gruño Inuyasha levantando con dificultad la cabeza a causa de los efectos del conjuro...
Cómo que qué me pasa! – reclamó mirándolo molesta – No seas atrevido!... Acaso no ves que estoy desnuda? – preguntó desviando la mirada, sonrojada...
"Un momento... Cómo es que estoy desnuda en primer lugar?...", pensó... Luego miró a un dramáticamente enrojecido y aterrado Inuyasha... Abrió los ojos desmesuradamente al comprender lo sucedido...
I n u y a s h a!... Abajo... Abajo... ABAJOOOO! – gritó con la cara roja por la vergüenza...
Aahhh!... Ya deja de hacer eso Ahome... – se quejó el hanyou – Qué demonios querías que hiciera... Estabas inconsciente, mojada y herida...!... No podía permitir que enfermaras gravemente, por una simple tontería...! – añadió molesto con fingida indiferencia... Recordó lo mucho que le había costado hacerlo... Mantener la cabeza fría en aquella situación, fue infinitamente más difícil que luchar contra cien monstruos... o tal vez contra el mismísimo Naraku...
Yo... Lo lamento... Tienes razón... Discúlpame Inuyasha... – murmuró apenada, miró su brazo cuidadosamente vendado... – Gracias...
Ya no importa... – respondió indiferente... – Traeré un té caliente... – anunció saliendo del lugar...
Su ausencia le dio tiempo a Ahome de tranquilizarse... Se sentó apoyando su espalda contra la pared, procurando cubrirse lo mejor que pudo... Su mente estaba algo confusa, no recordaba claramente lo sucedido luego que cayeran los dos por la cascada, la verdad recordaba sólo imágenes vagas... De Inuyasha cargándola en sus brazos, luego cuando fue depositada en el futón, del dolor en su brazo, que él procuraba curar con el mayor de los cuidados, finalmente de su cuerpo desnudo, frío y húmedo, siendo secado por él, antes de envolverla en la mullida cobija... Eran imágenes nubladas casi irreales, producto de la cercana inconsciencia... Sacudió la cabeza prefiriendo no seguir aclarando aquellos bochornosos recuerdos...
Su mirada se concentró en observar con más detenimiento el lugar donde se refugiaban... Era una cabaña algo estrecha y muy descuidada, al parecer hace mucho que un humano no habitaba en ella. Las personas que vivieron en el lugar, probablemente se habían marchado con gran prisa dejando todas sus pertenencias, ya que los pocos objetos permanecían intactos en su sitio, llenos de polvo y telarañas...
Inuyasha entró en la cabaña, trayendo consigo un balde de agua y algunas hiervas... Vació un poco de agua desde la vasija de agua hirviente, que se encontraba sobre la fogata que ardía en el centro de la habitación, volviendo a llenarlo... Luego preparó un té con las hiervas... Estaba demasiado concentrado en su labor para advertir la intensa mirada, llena de amor que la joven le dirigía, la cual fue rápidamente disimulada cuando se puso de pie dirigiéndose hacia ella...
Toma... Bebe esto... – ordenó, extendiéndole un jarro con un aromático e hirviente líquido...
Gracias... – murmuró tomándolo y bebiendo el té que pareció regenerar sus energías con cada sorbo.
Un tenso silencio se produjo entre ellos, evitaban mirarse mutuamente, la vergüenza de Ahome parecía no querer abandonarla, lo que se hacía más imposible al notar el sonrojo en las mejillas de Inuyasha, que también era reacio a desaparecer...
Ehmm... Es una suerte que... encontraras esta... cabaña... – balbuceó no pudiendo sostener más tiempo aquel pesado silencio... – Estaba abandonada no es así?...
Eh?... No Ahome... Tuve que atar y amordazar a los dueños y luego dejarlos en la parte trasera de la cabaña para poder permanecer aquí... – respondió irónico...
Muy gracioso... – murmuró molesta... "Yo tengo la culpa... No debería hacer preguntas tan tontas... Para eso, mejor te quedas callada Ahome", se reprendió
La corriente nos trajo muy cerca de aquí, por lo que no fue difícil dar con ella... – explicó con suavidad, arrepintiéndose de descargar contra ella su nerviosismo.
Cuánto tiempo llevamos aquí? – preguntó
Desde ayer por la tarde...
Entiendo... Me pregunto que sucedería con los chicos... – comentó preocupada...
He investigado los alrededores, pero no logro olfatearlos... Además no era conveniente que me alejara mucho de ti... Tu herida sangró mucho y eso me asustó mucho... Dime Ahome, qué fue lo que sucedió?... – inquirió mirándola fijamente
Mientras luchabas contra el segundo demonio, Hakudoshi llegó, creo un campo de energía para que no te dieras cuenta de lo que sucedía, y... después intentó matarme... Apareció un ejército de monstruos, y no tuve otra opción que huir hacia el bosque, pero no pude continuar cuando llegue a la cima de la cascada... Fue cuando tú llegaste Inuyasha... – explicó
Así que ese maldito engendro quiso matarte... – murmuró levantándose con las manos empuñadas de rabia... – La próxima vez lo eliminaré con mis propias garras!
Inuyasha... – susurró... Lo miró con ternura, al igual que Inuyasha, lentamente caminó hacia ella... El corazón de Ahome comenzó a latir desesperadamente... – Me... me... me gustaría... darme un baño... – dijo con nerviosismo lo primero que se le paso por la mente, intentando cambiar el rumbo de lo que presentía iba a suceder... Inuyasha se detuvo en seco, la miró con extrañeza y luego con una evidente molestia...
Cerca de aquí hay unos manantiales... Levántate... te llevaré hasta allí... si eso es lo que quieres – contestó con dureza... Al verla dudar, comprendió que había olvidado un importante "detalle"... Se quitó su haori y se lo entregó... – Ten, ponte esto... Tu ropa aún esta mojada... – explicó algo turbado, luego salió de la cabaña para dejar que ella se vistiera con mayor comodidad...
Ahome se sumergió en las cálidas aguas humeantes, sintiendo cada músculo relajarse al estar en contacto que el agua, esbozando una sonrisa de satisfacción, seguida por un largo suspiro... Inuyasha la esperaba pacientemente sentado tras unos árboles...
"Inuyasha...", pensó... Se sumergió hasta la nariz, mientras sus mejillas se sonrojaban al recordar lo sucedido... o mejor dicho al imaginarse lo que había sucedido... No lograba recordar con claridad el momento en que llegaron a la cabaña, ni mucho menos el embarazoso momento en que él tuvo que acostarla... "Por qué, por qué tenían que pasarme estas cosas?... Y en un momento tan delicado..." se lamentó.. "Y para colmo, nos encontramos solos en medio de la nada... No sé si tendré fuerzas para continuar silenciando mis verdaderos sentimientos... No, no, no Ahome... Debes hacerlo, es por la felicidad de Inuyasha... Pero... y si de verdad yo estoy equivocada... y él ya dejó de amar a Kikyo?...", se preguntó esperanzada... pero su expresión se ensombreció de nuevo... "No vuelvas a engañarte Ahome, él la sigue amando... Y si la ama... lo más lógico es que esté con ella... Sólo espero que Kikyo decida hacer lo correcto... No le perdonaré que lastime los sentimientos de Inuyasha!"...
Ahome, no crees que ya llevas demasiado tiempo allí? – pregunto Inuyasha más preocupado que molesto...
Eh?... Sí, ya voy... – contestó la joven volviendo a la realidad. Salió del agua, vistiéndose con el haroi, luego se dirigió hacia donde la esperaba Inuyasha...
Vamos... – dijo, ofreciéndole su espalda para que subiera sobre él...
Ehmm... Si no te importa preferiría caminar un poco Inuyasha... – pidió con suavidad
Como quieras... Pero no creo que sea conveniente que te esfuerces demasiado... – advirtió, caminando tras ella.
No te preocupes, me siento bien... Además, necesito estirar un poco las piernas... tengo la sensación de no haber caminado en semanas... – explico con nerviosismo... "Mentirosa... sólo lo haces porque temes ceder ante su exquisita cercanía...", le dijo una voz interior... Ese pensamiento distrajo brevemente su atención del camino, provocando que tropezara con una rama, perdió el equilibrio y habría caído de no ser por un atento hanyou que la tomo de la cintura para evitar la caída...
Vez?... Te dije que no era una buena idea... – la reprendió
Sólo me tropecé Inuyasha, nada tiene que ver con mi estado de salud... – alegó Ahome, levantando la cabeza para mirarlo a los ojos... "Grave error...", pensó
Te sientes bien...? – susurró Inuyasha sin soltarla...
Sí ... – musitó, sin tener fuerzas para alejarlo o alejarse...
Ahome... – susurró con voz más grave, presionando ligeramente la mano que aún permanecía en la cintura de la sacerdotisa...
I...nu..yasha... – balbuceó con dificultad... – Ya estoy bien, creo que debemos continuar... – añadió rápidamente cortando abruptamente la magia del momento... Se alejó con torpeza de él y continuó caminando como si nada hubiera pasado... Inuyasha la siguió, luego que lograra recuperarse del brusco cambio en la actitud de ella...
Ahome intentó distraerse obligándose a mirar con mayor detenimiento los alrededores... Los manantiales no estaban tan lejos de la cabaña... Y el camino que los unía se encontraba en un estado bastante aceptable, sin tanta maleza... Habían muchas plantas medicinales, en lo que alguna vez fuera un prolifero huerto. Además, noto que habían todo tipo de plantas florales... Algunos árboles de cerezo, entre muchos otros que rodeaban la cabaña... No era difícil imaginar que en primavera, aquella cabaña se convertía en un refugio bellísimo, lleno de color y magia... Ese lugar podría ser el hogar perfecto para cualquier persona...
Casi podía ver, las flores, y aspirar su aroma, jugar con las flores de cerezo que caían sobre ella, igual que copos de nieve... Riendo feliz, en compañía de un joven, cuyos ojos dorados la miraban llenos de amor... Mientras un audaz niño de cabellos plateados subía con agilidad uno de los árboles, intentando alcanzar un pequeño nido, para complacer los ruegos de una niña de cabello negro azuloso, más joven que él, quien saltaba sobre la hierba esperando ver de cerca el nido...
Ahome sacudió con fuerza la cabeza, borrando aquellos absurdos pensamientos... "Se suponía que debía distraerme!... Pero no de esa manera!...Y mucho menos con pensamientos de un futuro que jamás sucederá!... Ahome que tonta eres!" se reprendió por milésima vez...
"Creo que me siento más cansada de lo que imaginaba... Y estoy comenzando a marearme... Es mejor que le pida ayuda a Inuyasha, el que me desmaye y me rompa la cabeza contra una roca, no va a mejoraría en lo absoluto esta situación"... pensó suspirando con resignación.
Inuyasha... Sabes... yo... pues... no me siento muy bien... podrías ayu...?... – comenzó a decir, pero antes de poder concluir, fue elevada del suelo, encontrándose de pronto en los fuertes brazos de Inuyasha... Sin decir ni una sola palabra, la llevo hasta la cabaña, depositándola con gentileza en el futón...
Muchas gracias Inuyasha... – musitó con nerviosismo...
No tienes porqué agradecerme nada Ahome! – dijo furioso, tan sorpresivamente que ella sólo atinó a mirarlo con ojos muy abiertos parpadeando confundida... – Lo que hago por ti no es para escuchar una y otra vez tu fría gratitud... Simplemente lo hago porque es mi deber protegerte... porque no soportaría perderte Ahome... Así que puedes dejar de lado tus "amables agradecimientos" para quien necesite escucharlos...! – añadió saliendo muy enojado de la cabaña, dejando a la joven con la boca abierta por la impresión, sin tener respuestas para aquella incomprensible furia...
Pasó un largo rato, antes que Inuyasha apareciera nuevamente, traía consigo algunos pescados... Sin decir palabra se inclinó y los ensartó en algunas ramas delgadas, para después asarlos en la fogata... Se sentó dándole la espalda, esperando a que se cocieran y cambiándolos de posición de vez en cuando...
Ahome seguía sin entender su extraña actitud, pero ciertamente no era buen momento de preguntárselo... Intentó disimular... quien sabe qué... cuando Inuyasha se le acercó llevando consigo un pescado...
Toma... Come esto... – indicó extendiéndole el pescado...
Eh?... Gracias... – dijo inconscientemente, arrepintiéndose de inmediato de su error... "Ay no!...Que torpe!"... se volvió a reprender...
Discúlpame Ahome... – pidió el hanyou... – No debí decir tantas tonterías
Inuyasha... yo...
Es sólo que ya no soporto tu lejanía Ahome... – la interrumpió acariciando la mejilla de la joven con dulzura... – No sabes cuando deseo que estés a mi lado...
Nunca me he alejado de ti... Inuyasha – dijo intentando esquivar su mirada
Sabes a lo que me refiero... – objetó, obligándola a verlo a los ojos... – Ahome... – susurró... Pero se detuvo bruscamente, olfateó el aire, poniéndose de pie alertado por algo...
Qué sucede?... – preguntó asustada
Es un monstruo... Creo que se encuentra cerca... – le informó... – No puedo permitir que encuentre esta cabaña... No salgas por ningún motivo de aquí Ahome... – ordenó con determinación saliendo a toda prisa...
Inuyasha!... Inuyasha espera! – gritó corriendo hacia la salida, pero él ya se había marchado... "Tu traje de tela especial... Inuyasha..." pensó con temor, abrazándose al haori que aún traía puesto...
Lejos de la cabaña... sentado bajo un árbol, mirando el atardecer sumido en sus pensamientos, se encontraba el pequeño Kohaku... Se sobresaltó al sentir un brazo caer con ternura sobre sus hombros, mirando la cálida mirada de su bella hermana Sango...
Kohaku... qué haces aquí tan solo... Te sientes bien? – preguntó la exterminadora algo preocupada...
Sí hermana, estoy bien... – contesto con timidez
Estás seguro?... – insistió ella... presintiendo que algo le ocultaba
Es que... yo... tengo mucho miedo hermana... – confesó el niño
Miedo?... De qué?...
De recordar... – contestó ocultando su rostro entre sus rodillas...
Kohaku... lo que pasó no fue tu culpa... Fuimos engañados y obligados a hacer cosas que jamás habríamos hecho... Tal vez las imágenes que lleguen a tu memoria sean terribles... pero sea lo que sea, quiero que siempre recuerdes... que te quiero... y que siempre tendrás mi cariño... Eres lo único que tengo en este mundo Kohaku... y al fin estamos juntos... no soportaría perderte de nuevo... – dijo la joven abrazando con fuerza a su hermano...
Hermana... yo también te quiero...
Sé muy fuerte Kohaku... y recuerda que yo siempre estaré a tu lado para apoyarte... – añadió dándole un ligero beso en la frente...
Hermana... – murmuró avergonzado por la demostración... haciendo que ella riera contenta...
Me alegra escuchar esa risa de felicidad... – comentó Miroku, llegando junto a los hermanos...
Excelencia... – dijo ella, mirándolo contenta...
Cómo te sientes, Kohaku? – preguntó el monje, sentándose junto a Sango...
Mucho mejor, gracias... – contestó con timidez
Excelencia... Cree que Ahome e Inuyasha se encuentren bien? – preguntó Sango, cambiando su expresión jovial por preocupación...
Esperemos que sí Sango... – contestó con la misma expresión – Ryutzuki los está buscando, debemos confiar en que los encuentre...
Sí... pero debimos ir con ella... – comentó la exterminadora
Sólo retrasaríamos la búsqueda... Pienso que prefirió ir sola por esa razón, además la situación se ha vuelto muy delicada... Me refiero a Naraku, por eso creo que es mejor que permanezcamos tranquilos y ocultos...
Sí... creo que tiene razón... – contesto no completamente convencida, ya que estaba muy preocupada por sus queridos amigos.
Miroku... Sango!... Qué hacen todos aquí, la cena ya esta lista... – anunció Shippo, llegando acompañado de Keiko y de Kirara, que se encontraba sobre el hombro de la niña... Keiko corrió hacia el hermano de Sango.
Kohaku... Vamos a comer... ven... ven! – le pidió la niña, con una gran sonrisa, tirando de su mano para que se pusiera de pie...
Ve con ellos Kohaku... – le dijo Miroku con una sonrisa... Cambiándola por una expresión libidinosa... – Así... Sango y yo podremos quedarnos unos minutos a solas... – dijo con cara ensoñadora, acariciando el trasero de la joven... quien lo miró con furia... Todos cerraron los ojos al escuchar la estruendosa cachetada... y luego vieron la roja huella que adornaba el rostro del monje...
Sí como no... – gruño la exterminadora levantándose y caminando hacia los niños... – Vámonos... Lo mejor es alejase de este monje pervertido... – le dijo y le regalo una fría expresión despreciativa al monje...
Pero Sanguito... es la verdad... Necesito discutir asuntos importantes contigo! – decía Miroku suplicante... caminando tras ellos.. – Y bueno... si las cosas se dan de otra manera, para una conversación más "intensa"... Pues mucho mejor no crees?
Cállese pervertido! – le grito Sango, mientras intentaba cubrir los oídos de su hermano y de Keiko para que no escucharan las proposiciones de Miroku...
Bueno... al menos lo intenté – suspiró resignado...
Habían pasado casi tres horas desde que Inuyasha saliera en busca del monstruo que rondaba la cabaña... Ahome ya no podía con la angustia... Estaba sentada cerca del fuego, con las rodillas abrazadas, descansando el mentón sobre ellas... Cada vez que cerraba los ojos imágenes más y más trágicas venían a su mente... Estaba pensando seriamente en desobedecer las órdenes de Inuyasha y salir a buscarlo... Le importaba poco que después él armara un alboroto por su desacato...
Unos ruidos provenientes del exterior llamaron su atención, se tenso de inmediato y en un segundo se encontraba de pie, contuvo la respiración, esperando, rogando porque se tratara de Inuyasha...
Al verlo entrar por la angosta puerta, pudo percibir como el alma regresó a su cuerpo, sus ojos se llenaron de lágrimas tanto de felicidad, como por descargo de la tensión que llevaba acumulada...
Inuyasha la miró, frunció el ceño algo extrañado por su actitud, pero luego los ojos se agrandaron ante la sorpresa de verla correr hacia él, para refugiarse en sus brazos, llorando desconsoladamente...
Inuyasha... Inuyasha... Estas a salvo... – balbuceaba entre sollozos...
A... aho..me - exclamo extrañado... – Qué te ocurre..? – preguntó abrazándola con ternura...
Estaba muy preocupada por ti... Tardaste mucho... Pensé que algo malo te había ocurrido... – contestó sin dejar de llorar...
Ahome... Estoy bien... Por favor tranquilízate... – le pidió, apretándola contra su pecho, intentando consolarla...
Ya me siento mejor... – dijo, mirándolo a los ojos...
Ahome... Discúlpame por preocuparte – murmuró acariciando con suavidad la mejilla, secando sus lagrimas...
Te marchaste tan rápido, que no te pude entregar tu haori de tela especial... Tenia tanto miedo que por ello te hirieran de gravedad que... – se detuvo en seco al notar por primera vez que su camisa blanca estaba manchada de sangre... Lo miró aterrada... – Estás herido... Inuyasha!
Eh? – exclamó, mirándose... – No es nada Ahome, luego de pelar con aquel insignificante monstruo, decidí buscar algo para la cena, luego me encontré un jabalí... Supongo que cuando lo traía hacia acá me mancho con su sangre... – explico con simpleza...
Quieres decir que durante todas estas horas... me has tenido en estado de pánico... mientras te encontrabas... quien sabe donde... cazando algo para comer! – murmuraba arrastrando las palabras, agachando la cabeza para ocultar su expresión... Se alejó de él, dándole la espalda...
Eh... bueno... yo... – balbuceó nervioso por la reacción de la joven...
ABAJO! – gritó – Inuyasha eres un idiota!
Ay! Demonios! – exclamó poniéndose de pie – Por qué exageras las cosas Ahome!
Exagerar las cosas!... – contestó indignada... – Sí... supongo que lo mejor habría sido que ese monstruo rompiera tu dura cabezota, para haberme preocupado con razón! – agregó con rabia... Se sentía furiosa y agotada, la espera había sido muy larga y la preocupación aún mayor... Se sintió muy estúpida... y no pudo evitar llorar otra vez...
Ahome... Perdóname... Por favor ya no llores... – suplicó Inuyasha acongojado por ser el causante de su tristeza, como siempre... Se acercó a ella, predispuesto a otro "Abajo", que sabía se merecía... La tomó por los hombros para mirarla a los ojos... ella lo miró a su vez, se veía tan vulnerable... tan hermosa... Sus ojos brillaban a causa de las lágrimas, la palidez de su rostro había desaparecido, gracias al suave rubor que ahora coloreaba sus mejillas... sus labios rozados y temblorosos... Parecían atraerlo como un imán... La verdad no le importaba en lo más mínimo, recibir otros cien "abajo" consecutivos... Con tal de besar esos labios nuevamente...
Inuyasha... no... – musito intentando alejarse de él, al ver claramente sus intenciones en aquellas pupilas doradas...
No Ahome... Esta vez no vas a huir... no te lo permitiré... – anunció con suave determinación tomándola con más fuerza, acercándola poco a poco... – Perdóname Ahome... Pero no puedo resistirlo... Ya no puedo resistirlo... – murmuró con voz grave y antes de que ella pudiera reaccionar, la beso...
La beso con lentitud... reconociendo el dulce sabor de su boca, viviendo por fin el recuerdo que lo torturaba cada vez que miraba sus labios...
Sintió una leve resistencia, la cual desvaneció al presionarla contra su pecho, rodeando con fuerza su fino cuerpo, intensificando la caricia de sus labios...
Ahome consintió su derrota al emitir un suave suspiro, y rodear con sus brazos el cuello del hanyou. Abrió poco a poco sus labios, permitiéndole explorar, sentir más intensamente aquel maravilloso contacto... aquel tan anhelado beso...
Qué importaba arrepentirse después... ya que no sería la primera y quizás tampoco la última?... Qué importaba mandar al diablo su determinación de dejarlo ir... Qué importaba Kikyo?... Tenerlo entre sus brazos y sentir su calor era lo único importante...
Continuará... ta ta ta taaaann
Jajajaja no pude resisitir la tentación de dejarlo hasta ahí...
Bueno perdón por la demora en la actualización.. pero tengo grandes responsabilidades que debo cumplir primero... pero eso no impide que continúe este fic..
En todo caso mis fieles lectoras... y quizás lectores jeje.. a pesar del tiempo que demore, continúan leyendo esta historia...
Así muchísimas gracias a ellos... es decir a ustedes .
Un abrazo.. pronto subiré el siguiente episodio..
