Aquel Tiempo Pasado

Capítulo II

La casa donde vivían Kagome y Kikyo con sus padres no quedaba demasiado lejos, así que caminaron paso a paso. Había un raro silencio entre ambos, que ocultaba demasiadas cosas negativas.

"Dime lo que sea, pero sin preámbulos. No adornes lo que va a causar dolor, no merece la pena."

"No me di cuenta, Kagome, no me percaté de nada, caí como un tonto, como un incauto."

"Los hombres siempre presumen de incautos y tontos, pero yo creo que son demasiado listos..."

InuYasha se detuvo y puso en el suelo la maleta y el bolso de viaje.

Kagome se miraba con expresión hipnótica en un escaparate. Veía su figura esbelta, delgada, de negros cabellos cortados en desigual y ojos pardos, de un gris azuloso.

Pensaba que estaba sospechándolo todo y que de buena gana se hubiera echado a llorar desconsoladamente. Para ella InuYasha nunca fue una broma ni un pasatiempo, fue su primer amor, un profundo y gran amor, un sincero sentimiento que ni aquellos doce meses- aunque fueran mil años- borrarían de su mente y de su corazón.

Pero nadie diría al verla, erguida y firme, mirando a InuYasha Taisho, que la chica estaba sufriendo mucho.

"No seas cobarde, InuYasha, di lo que sea ya, por favor."

"Tengo que casarme con Kikyo.", dijo InuYasha. "Cuando te ausentaste, Kikyo se hizo indispensable en mi vida, no sé si con mala o buena intención, pero el caso es que la situación está como te la planteo."

Se diría que Kagome había recibido de súbito un golpe certero, un impacto tremendo, pero su rostro pálido, aunque tenso, no vislumbraba más que eso. Se diría que esperaba la noticia. Tampoco le extrañaba demasiado. Kikyo siempre quiso hacerla de menos, la humilló siempre que pudo, la empezó a envidiar desde que entró en la preparatoria y le llevaba tres años. Mientras ella tenía 18, Kikyo ya cumplía 21. No era una niña, nunca había hecho nada por descuido. Estudiaba primero el ataque y luego lo efectuaba. No debió irse a Boston sabiendo lo que dejaba atrás.

"No me dices nada, Kagome..."

Kagome pensó que tenía demasiadas cosas que decir, pero desde aquel instante se propuso a no decir ninguna.

"En realidad," comentó, "vengo a Japón sólo por dos días.", y mintió aún más. "Pienso estudiar varios idiomas antes de trabajar en mi carrera, antes de montar una agencia propia..."

"No sabía que tuvieras esos pensamientos, Kagome."

"Qué importa ya, InuYasha, qué importa nada..."

"Yo quiero decirte," añadió InuYasha, "que me equivoqué, que pensé que quería a Kikyo, y si bien sé que me tengo que casar con ella, porque está embarazada, nunca la amaré como te he amado a ti."

"Esas son cosas pasadas, que ya no importan.", murmuró Kagome.

Y con las mismas, asió el bolso de viaje y caminó sin prisa. A su lado caminó InuYasha, sujetando la maleta.

"Te aseguro, Kagome, que caí como un tonto.", le dijo serio.

"Pero te vas a casar con Kikyo."

"Es que no puedo dejarla así."

Kagome lo miró fijamente.

"Para embarazar a una mujer hay que hacer algo, y es por donde deberías haber empezado, no haberlo hecho."

"Un hombre no siempre es fuerte ante los demás."

"No me cuentes tu vida, InuYasha. Tampoco quiero recibir tus disculpas ni tus protestas amorosas, es demasiado fácil para ti."

"No me perdonarás nunca¿verdad, Kagome?"

"No tengo nada que perdonar."

"Kikyo siempre deseó todo lo tuyo, Kagome¿es que lo ignoras?"

"Me molesta mucho que quieras culpar a mi hermana.", lo dijo tajante, pero en su fuero interno sabía e imaginaba lo que había ocurrido.


Nota: Hola, aquí les traigo el segundo capítulo de mi fic. Ja ja, al parecer sí adivinaron lo que pasó, pero más adelante les daré más pistas y podrán conocer un poco más sobre lo que sucedió entre InuYasha y Kikyo mientras ella estuvo en el extranjero. Muchas gracias por sus comentarios, espero que disfruten de este capítulo.

Joysa.