"Vida, estoy esperando..."

Por Mouri-san

CAPITULO III

¡ La vida nos compensa! ... y el error es saldado.


CURSIVA FLASH BACK


Las delgadas cortinas danzan bajo el influjo de una misteriosa danza, siendo las silenciosas notas brotes mismos del viento. Se ondulan y alzan a voluntad, dejando que el fresco nocturno traspase los marcos de aluminio.

Es la apacible noche mensajera de ecos indescriptibles; son los mensajes que acarrea indescifrables.

Es la apacible noche la que luce un traje platino y la que se engalana con pequeñas chispas refulgentes.

...Es la noche la que reparte el espeso halo en aquella mediana habitación, llenándola de un tinte traslucidamente azul.

La criatura despierta, de melancólico mirar, perdida y pensativa está; no deja ni un segundo de preguntarse ¿por qué es su voluntad tan débil?... y es que el silencio circundante –para su desgracia- aún desconoce cómo liberarla del peso que yace en su conciencia; sin embargo, aunque esté molesta consigo misma, agradece al nocturno ambiente la paz que le brinda.

Puede pegar el frío en su piel semidesnuda que bien el calor nacido a través de las sábanas, y también del contacto con el otro cuerpo, la calman satisfactoriamente.

En ningún momento ha alegado que se siente plena, pero tampoco puede mentir en el hecho de que en parte, una especie de tranquilidad, a cada segundo le regala de sus dones.

Es una ambivalencia irónica por la que atraviesa, puesto que su bienestar es de igual manera su malestar..., y a su lado yace boca abajo el motivo de su desconcierto.

Como si las diminutas hadas del ensueño revolotearan por todo el recinto, así percibe Kaoru aquel instante, porque es una magia inexplicable la que siente ser rociada desde la punta de su nariz, conduciéndola por tanto a escuchar dulces e hipnotizantes cantos.

Perfectamente descriptibles son las tonalidades que nacen de a pocos desde su mente. Son similares a brotes de agua, desplazados lentamente en vertical. Son gotas repiqueteantes sobre masas de agua estancada, y es, el resultado del choque, ondas que se disuelven en indefinidos límites.

Una sutil curvatura se le trazó en los labios. Recorriéndola con las propias yemas de sus dedos, comprobó absorta que sonreía... y hace mucho que no lo hacía, no como ahora.

Simplemente son hermosas las maravillas que en silencio recrea su cabecita¡y claro que las disfruta!.

Los suaves cánticos continuaron esparciéndose por la azulina alcoba, tal si fueran guiadas por una mano prodigiosa, mansa y cálida.

Kamiya Kaoru escuchó aún con más atención y creyó secretamente que la divina melodía le era dedicada en exclusividad... Y es que de todas las cosas que posee¿qué le impide pensar que lo oído no es para ella?.

Volteó despacio su cuerpo hacia el medio lado, conservando siempre la inocente expresión risueña. Luego, cautivada por el vaivén etéreo de los cortinajes, quedaron sus ojos presos en ellos, para después comprender que la armonía impregnada en el aire era producto de la brisa nocturna.

Se enderezó lentamente. Tocaron sus pies el entablillado del piso y contempló el ondular de la delgada tela con mucho más interés del que creyó poseer.

Algo la impulsó a asomarse por aquel boquete abierto. Algo en su interior fue lo suficientemente convincente para hacerla reaccionar.

De pronto se halló de pie. Segundos más tarde le quitaba a uno de los sillones una de sus mantas para colocársela ella, y ya envuelta, continúo en marcha hacia la espesa noche que mostraba aquella ventana abierta.

Felicidad más grande no pudo experimentar: era la música en el exterior la ama y señora de la oscuridad.

Sonrió Kaoru con emoción, agitándosele el alma.

Sí, las notas percibidas, los cánticos, la armonía...Todo era producto de la noche...Todo era tan real como el mismo frío que luchaba por ceñirse a su físico.

Entonces, la joven supo que aferrarse a sus sueños –a esas alturas de la madrugada- estaba bien, relativamente bien.

Escondió sus espesos ojos azules tras los párpados con el propósito de elevar una pequeña plegaria al cielo, y sintiéndose digna, murmuró:

-Espero que te encuentres bien.

Las diminutas comisuras de su boca se le arquearon en lo que sería un gesto pacífico, benevolente... cargado de esperanza y de eso a lo que ella denomina fe.


Con ésta, era la cuarta vez a la que acudía al baño como escapatoria.

Entre más lo piensa, el vuelo se tornaba mucho más largo de lo debido, y poco a poco va experimentando síntomas peligrosos de ahogo.

Repetía el mismo ritual de las veces anteriores: salpicaba agua en su cara hasta empaparse el flequillo; jaloneaba su camisa; apoyaba la espalda en la pequeña puerta de acceso, para luego presionarse las sienes a lo que sus manos temblorosas le permitiesen.

Bien lo percibía, sin necesidad de que otra persona se lo dijera: Es una completa desgracia. Su facha, su presencia. Su ánimo. ¡Es una asquerosa desgracia, y nuevamente trató de obtener tranquilidad al dedicarse frases positivas... que dudosamente se cumplirían.

Tratando de aplicarse el mismo tratamiento de las veces pasadas, al fin comprendió que no obtendría una total recuperación; entonces, optó por una melodía, escogió esa entonación que en cada sueño tiende a reproducirse acompañando así su ya típico estado de inconsciencia nocturna.

Empezó a tararear un par de notas que ya se sabía de memoria, recordando en el transcurso de la canción las que hacían falta.

La tensión que le recorría desde la nuca, empezó a desaparecer, y su ceño se desdibujó del todo. Ya no era el rostro una abierta muestra de palidez, al menos iba recuperando su sano color; sin embargo, aún persistía el leve temblor de las manos.

Silenció de golpe su voz... ¿De qué le valdría recordar la alegórica melodía que le acompaña siempre en las madrugadas, después de todo, esa cancioncita no le resolverá los problemas ni le ayudará a recuperar su ya muerto matrimonio.

Se giró nuevamente con el fin de plantarse frente al pequeño lavabo.

Fijamente se miró en el espejo y tan rápido como notó su reflejo, desvió la atención del mismo...

El colmo es que ya no sólo sentía pena, ahora tiene la facultad de verla dibujada en su expresión.

Suspiró resignado, aguantando a duras penas las ganas incontrolables de gritar.

Sucumbió su mente ante el cansancio, y lo que se suponía había desaparecido con el tratamiento psiquiátrico retornó a él con fuerza, con violencia...

-Deberías estar muerto –habló entre dientes.

Oh sí¡que palabras más ciertas, porque, si es una absoluta desgracia para sus conocidos y para su frágil esposa, no comprende qué diantres hace permaneciendo vivo.

Apretó los puños fuertemente a cada lado del lavabo. La mandíbula la presionó por igual.

De repente, alguien llamó a la puerta e intuyó que se trataba de la aeromoza:

-¿Se encuentra bien Himura-san? –no se había equivocado- Su esposa está preocupada.

Sin darle tiempo a la joven para reaccionar, él abrió la portezuela de súbito. Ella trastabilló hacia atrás.

-Estoy bien Koneko-dono, gracias por preguntar.

La suave voz arribó en la mujercita tal si fuera una caricia, y no fueron piropos los que le dedicaron, pero incontrolablemente se sonrojó.

-Disculpe –ella le ofeció una inclinación respetuosa- ... es que su esposa...

-Tranquila, no hay problema –y sonriéndole con franqueza, marchó hacia su asiento, olvidándose por completo de preguntar cuánto faltaba para arribar a Tokio.


Pausadamente se marca el ritmo de los latidos y de la respiración. Es fácil demarcar los suspiros, tanto como los anhelos.

Descanso es lo que anida en su corazón, y una preciosa sensación de calma parecer ser la culpable de adormecerla en estado consciente.

De pronto, se halló estable, con la razón alerta y con un positivismo envidiable. De pronto creyó ser ella misma, ausente de todas esas corazas que siempre se coloca para no dar cabida a la vulnerabilidad.

Es como si por arte de magia, el admitir sus flaquezas ya no fuera considerado malo, así mismo, recordar ciertos aspectos del pasado día era para la joven una clara señal de que había digerido sus errores y sus chascos aceptablemente bien ..., empezando por las turbias provocaciones de Yukishiro hacia su persona.

Por unos torturantes cinco minutos, se tuvo que aguantar una alharaca en la que sus pezones inflamados por el frío fueron las estrellas del show, seguido por las miradas obscenas de sus colegas, quienes descaradamente moldearon su pecho con la vista... Claro que ellos, de no ser por el detective Yukishiro, jamás se hubieran enterado del 'asuntito'.

En fin, continuando con los hechos, llegó el turno de Cho, quien le comunicara a 'ojo cerrado' que "La 'eficiente' secretaria fue despedida esa misma mañana"; siendo'la eficiente secretaria' la responsable de tramitar todos los papelitos que necesitaría para desplazarse a sus anchas en Tokio.

-¿Y adivina qué, Kamiya? – le había preguntado un Cho divertido, sin imaginarse siquiera que ella ya ' pronosticaba' la 'nueva'.

El asuntito es que la tipita esa, pasó por alto su deber, a parte de que ya tenía la cabeza perdida gracias a un suceso acaecido 'curiosamente' dos semanas atrás.

Cho se carcajeó escandalosamente mientras clavaba la vista en un indiferente Enishi..., así que ella no tuvo otra más que 'adivinar' cuál fue el 'motivo' del despido de la secretaria.

-Descerebrada -lanzó Cho perdidamente, para después aclarar que el motivo de la destitución se debió a que "...La chica se puso tonta..."; y en aquel instante, supuso con fidelidad que el autor de la tremenda frase fue nadie más ni nadie menos que el Jefecito Saitoh.

Volvía a estar consciente de que no tenía los tiquetes para el transporte, ni solucionado el asunto de los viáticos, mucho menos reservada una habitación en una decente y céntrica pensión.

Se rascó la sien nerviosa, prefiriendo prestar atención a la vista nocturna desde la ventana antes de recordar cuando Cho a gritos enseñó al departamento entero un tarro plateado de pintura- claro que vacío- con una ranura arriba y un papelito a medio pegar que decía "Viáticos para Kamiya".

-Colaboradores¡no teman en acercarse! –había concluido Cho, en un auténtico acto de buena fe.

Quiso reírse abiertamente. Desahogar con risas esa frustración de saberse una trabajadora no amparada por su delegación. Gritar desaforada porque el maldito jefe que tiene prefiere reducirle las vacaciones para él tener las suyas..., pero no podía pasar a la acción, primeramente la casa es ajena, y segundo, despertar a Enishi lo considera una opción vetada.

Rememoró la melodía que recientemente tuvo la oportunidad de engullir y volvió a percibir el sabor dulce en el aire. Sí, ese mismo que resbala por la garganta espeso y recubre de bienestar.

Naturalmente, estimular la imaginación cada vez suele ser más sencillo y manipulable también. ¡Que bueno, porque entonces discierne que tiene una poderosa aliada; le bastará pensar en la celestial música para que los problemas desaparezcan ...¡Listo, eso haría de ahora en adelante.

Sonrió para sus adentros. "Claro"; pensó; "Como si todo se solucionara con una canción, Kamiya"...

...y es que, lo más pesado e la vida, en raras oportunidades es vencido por una melodía nacida del delirio nocturno.

"Bien Kamiya"; se dijo; " ¿Qué es real para ti?..."... Su auto-respuesta rayó la obviedad, puesto que la plantó de golpe al hoy, a la duela de aquella habitación y al frío del lugar.

El hoy es producto de ese ayer en el que absorta escuchó ciertas confesiones de Enishi; mismas que la apabullaron y la hundieron en un mar de instantáneas cavilaciones.

-Estuve en Arita, Kaoru y créeme, lo que viví allá estas dos semanas..., me es difícil de nombrar.

Con claridad podía escucharlo dentro suyo, pronunciando cada palabra con tosquedad, con preocupación, rabia e impotencia. Nunca presenció alteración en él, de hecho –aunque se mordiera la lengua- puede considerarlo un modelo a seguir: siempre con su usual seguridad, con su arrogancia, pero de igual forma fuerte y decidido.

Resultó que él -al verla retirarse de la Jefatura-, corrió a todo gas hasta plantársele al frente, para dejarle claro que la precisaba, que esas dos semanas trabajando en solitario fueron las peores y que sin embargo, agradece que haya sido de ese modo, porque su misión en Arita fue terrífica.

-Saitoh no lo dijo¡y nunca te lo va a decir, Kaoru... –la había mirado como si quisiera metérsele en las pupilas -..., irás a estudiar el caso en Tokio. Saitoh está seguro de que 'tu don artístico' es clave en esto. Necesitan urgente tu ayuda ..., hay cosas que ellos no pueden ver, pero tú sí.

Se le había helado la sangre. Aún tiembla ante la noticia y ante aquella verdad de que Hajime, de una forma u otra, confía plenamente en ella... Ella, quien es sólo una artista de la fotografía con un 'ojo muy clínico'; una artista transformada en detective criminalista a la fuerza.

Negó con la cabeza y se apoyó en el marco de la ventana. "Esto no es cierto"; trató de convencerse de lo contrario.

Nuevamente se permitió perderse en lo rememorado, para luego traer tal si fuera el presente, las reacciones fraternalistas de su colega. Casi podría asegurar que el hombre de alto porte en esos momentos tuvo debilidad hacia ella, puesto que su preocupación empezó a rayar en lo inverosímil o al menos sacando a la luz emociones que generalmente Enishi procura rehuir. Fue testigo de la preocupación dirigida a ella, tanto más las frases asombrosas que le dedicaron:

-Te necesito –fue una de esas, y se la había dicho en un arrebato, cuando él decidido le impidió escapar por segunda vez.

Aceptar la invitación hecha, de que visitara su departamento, extrañamente no la alarmó. Después de todo, también anhelaba un poco de compañía, sumada a una cargada dosis de realidad. Eso, y la incisiva mirada masculina, fueron los motivos que la arrastraron hacia aquella alta residencia.

Enishi podía ser tan encantador siempre y cuando se lo propusiera, y es risible que en la Jefatura, las mujeres la envidiaran a muerte. Además, nunca le hizo un favor especial para que él quisiera permanecer junto a ella por el tiempo que se le antojara.

Despacio se volteó, buscando atrapar en sus profundidades oceánidas algún vestigio del hombre en cuestión.

Disimuló el asombro causado cuando lo halló despierto, dedicándole un gesto tranquilamente interesado y expectante.

Enishi parecía absorber con lentitud la figura femenina, envuelta parcialmente por la manta de franela, y sonreír con disimulo al notar como ella se acercaba al lecho en actitud felina.

Kaoru llegó junto a él, permitiendo que le quitaran la prenda que le cubría, agradeciendo que ésta fuera canjeada por unos cálidos brazos.

Abrigada bajo un calor mucho más humano y acogedor, tuvo a bien el recostarse sobre el pecho de ese individuo quien últimamente se comportaba como todo un caballero.

Suavemente él desliza sus palmas sobre la espalda bajo su potestad, sintiéndose bien consigo mismo de una forma irreal.

-Kaoru –murmura decidido- vive conmigo.

La gutural invitación provocó que la aludida accionara su cabeza como si fuera un resorte.

Él, despacio, unió sus labios a los de ella.

-Piénsalo –le sugirió ávido, aguantándose las ganas de devorar la misma boca que rozó al hablar; pero no aguantó lo insoportable, ya que Kaoru, lanzándose a la aventura, decidió nuevamente iniciar el pasional juego ..., y bien que tendrían el resto de la noche para imponer las reglas.


MOURI-NOTAS: Primero que nada, agradecimientos especiales a laisha17, gaby hyatt, sakura, KaOrA-FGV-16, Sumire-chan, Pi3, mer1, Megumi Kanzaki, Ashley Ketchum1, Cyntella Himura, Kenkao y Megu-chan1.

Nop, no abandoné este fic, tan sólo esperaba sentirme más segura para continuarlo, y ya teniendo las fuerzas¡aquí estoy!. A los que aguardaban una continuación, mis más sinceros saludos y mis deseos de que realmente hayan disfrutado la lectura. A los que me leen por primera vez¡sean bienvenidos a mis dominios!.

Sí reconozco que voy lento con la trama, pero es que la clase de historia me lo indica. Está clasificada dentro del drama porque es de temática compleja y seria, y es 'espiritual' porque cada uno de los personajes se verá envuelto en sus meditaciones, tratando de apaciguar sus almas y comprender esas 'extrañas' conexiones que les indican sobre un pasado en común. ¡Correcto, es sobre reencarnaciones y básicamente toca el punto de cómo es que el alma busca ser liberada de sus culpas para poder alcanzar la felicidad plena. Es como una oportunidad para enmendar los errores traspasados a través de las generaciones.

Talvez lo hallen aburrido, pero es más que todo una narración introspectiva y analítica.

Es un fic totalmente diferente a los otros que hago y es mi esperanza el que les guste.

Mil gracias por leer y compartirme sus opiniones.

Mouri-san