Notas de la autora: bueno, el cuarto capítulo después de tanta espera, disfrútenlo.
Querida Prima: Capítulo 4: Una ... ¿historia?
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-. No fue mi culpa. Cuando yo llegué, ya estaba todo quemado. ¡Hiei, Kurama, Yusuke!. ¡Créanme!. –la chica de cabellos azules miró directamente hacia Kurama y Yusuke, implorando su comprensión. Kurama cerró los ojos, y Yusuke cerró los puños. Hiei extrañamente no dijo nada.
-.Eso ya lo sé baka. –repuso Hiei con tono indiferente. Kuwabara entró en la habitación con esa cara de no entender nada y con dos pastelillos, uno a medio comer, y otro casi acabado, en las dos manos. Yusuke al verlo le golpeó "suavemente" la cabeza.
-. ¿Cómo qué tu lo sabías?. –pregunta Kagura, sus ojos se abren mucho. ¿Hiei sabe acaso quien hizo tal cosa?. Kurama cierra los ojos. No estaba en absoluto sorprendido, Yusuke y Kuwabara parpadearon más de una vez. Con esa cara de "mi-no-entender".
-.Sospecho que hay una historia. ¿No es así Hiei?. –preguntó Kurama abriendo los ojos mientras que miraba a Hiei con curiosidad. Yusuke arqueó las cejas. ¿Una historia?. Dejó de golpear a Kuwabara, a quien por cierto se le habían caído todos los pastelillos y los miraba en el suelo desesperado. Kagura, se encogió de hombros, y se inclinó hacia delante, con una expresión de estar muy interesada.
-.Una historia ... –repitió Hiei, mientras que se apoyaba en el alfeizar de la ventana sintiendo todas las miradas clavadas en él ...
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Hiei miró hacia donde estaba la chica y gruñó. Ya tenía suficiente de esa tonta que siempre estaba diciéndole que hacer. Los demás ladrones y asesinos estaban dormidos, la chica no, lo miraba casi desafiante porque conocía muy bien a su compañero y sabía lo que podía llegar a hacer cuando se daba la oportunidad.
Antes de que Hiei desenfundara la espada, la chica se rió y dio media vuelta para marcharse, Hiei aprovechó la oportunidad, y la hirió en brazo y después huyó.
Hiei estaba corriendo, y la chica lo seguía. Los cabellos de ambos chicos eran negros y se confundían fácilmente por entre los árboles. La chica era rápida y aunque Hiei también, había tropezado con una de las ramas. La tormenta la había roto y Hiei había resbalado.
La chica tomó la mano de Hiei y lo arrastró arriba, le pegó en el rostro, y se cubrió mejor la herida de su brazo. Hiei había tratado de decir algo, pero la chica hizo una señal para callarlo.
-.Nada más no le digas a nadie lo que hiciste, por hoy te perdono la vida. –la chica a pesar de tener la misma edad de Hiei, era muy fuerte y conocía mejor las reglas en las que vivían, y lo había perdonado. Desapareció al instante. Hiei no dijo nada.
Que humillante, vencido por una mujer, no, ni siquiera, una chica que apenas llegaba a los 14, eso era terriblemente patético. La lluvia lo mojaba, pero a Hiei no le importaba. La chica era la más desafiante del grupo, y nadie se atrevía a contradecirla a excepción de Hiei.
Se dio vuelta, quería irse, pero al mirar abajo sintió un ruido. Más bien alguien, lo reconoció al instante, ese era el que todos llamaban Youko Kurama, ese era. Estaba acompañado, todos sus acompañantes corrían a paso ligero a través de la lluvia.
Youko no dijo nada miró hacia arriba, pero no lo vio en ninguna parte, cuando sintió que las hojas de los árboles se movían casualmente por el viento, lo siguió.
Hiei sintió la presencia del youko más de cerca, cada vez más cerca hasta que unas manos frías rodearon su cuello. No trató de resistirse al repentino ataque, sino que sostuvo la mirada de su oponente, esperando. Sus poderes no estaban del todo desarrollados ni tenía un completo control sobre ellos, estaba mojado y cansado y el Youko no.
Youko miró a Hiei y lo soltó, este no dijo nada. El Youko hizo una seña con la cabeza y ambos bajaron del árbol. Youko Kurama miró a Hiei largo y tendido antes de emitir su juicio. Cuando se preparó para hablar, Hiei arqueó las cejas.
-.Así que TÚ eres el niño prohibido. –Hiei asintió con desgano, mientras lo miraba desafiante, sabía que su destino no estaba en sus manos en ese momento y se decidió a tomar la palabra, ya que en eso sabía exactamente como convencer a un Youko. Tesoros ... promesas de tesoros.
-.Si. Soy ... –dijo, deteniéndose para quitar la mano del Youko de su hombro. -. Soy ... tengo algo que podría interesarte. –dijo al fin. El Youko abrió repentinamente los ojos bastante interesado, mientras jugueteaba con un anillo recientemente robado y miraba la hiruiseki de Hiei.
-.De acuerdo. –dijo con una sonrisa. Hiei lo miró como si no le importase pero si le importaba, sólo esperaba que no lo matara, o que al menos no sintiese nada cuando los demás lo descubriesen. Así Hiei comenzó a guiar al youko por entre la arboleda. Había dejado de llover pero estaba nublado, la niebla impedía ver con claridad.
Hace apenas un día que el grupo de ladrones había encontrado un tesoro, bastante grande considerando las circunstancias. La chica, Yui, lo había encontrado a la orilla de un lago, era de un youkai, no les había dicho como lo había conseguido sin pelear y marcharse sin ningún rasguño.
Pero a los ladrones no les importaba y festejaron igual la llegada de su tesoro. Hiei condujo al Youko, y se adelantó unos pasos, ya que era algo más ligero y rápido que el Youko, pero este le seguía a pasos silenciosos y cuando llegaron nadie notó sus presencias.
-.Allí es. –cuando Hiei acabó de decir esto, Youko ya no estaba, Hiei permaneció observando mientras los demás atacaban, Hiei no salió, observó desde la distancia como mataban a sus compañeros y robaban todo el tesoro. La chica gritaba tan alto, estaba furiosa, no con el Youko, si no con él.
-.¡Te juro que voy a volver a verte Hiei!. ¡Me las pagaras!. -dijo muy seria cuando Youko le pegó y le dijo que se calle, obviamente él no la soportaba. La chica se escapó, se zafó del agarre de los compañeros de Youko y huyó. Hiei bajó con una sonrisa cínica en el rostro.
-.Somos parecidos, pero no te acerques niño prohibido, que aún así no somos iguales, aún ... –dijo Youko con frialdad, Hiei comprendió e hizo un ademán con la cabeza, mientras quemaba algo distraídamente. Youko no dijo nada, le pareció extraña la actitud del youkai.
-.Sabes ... una vez me dijeron que el infierno era para los traidores que se amotinan. Si es así, nos veremos pronto. –reflexionó Youko. –Tal vez ... en otra vida. –
-.Puede ser ... –dijo Hiei quedamente y desapareció rápidamente.
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Kurama abrió bien grandes los ojos cuando terminó de escuchar, en gran parte, era uno de los causantes un gran problema. Yusuke permaneció callado, como si estuviese reflexionando y Kuwabara continuó quejándose en silencio y recogiendo los pastelillos del suelo. Pero Kagura se adelantó hasta Hiei.
-. ¿Cómo puedes estar seguro de que fue esa chica?. –Hiei la miró, arqueó las cejas, y dio un paso hacia delante, para que su voz se escuchase un poco más clara y fuerte que las de los demás.
-.Porque según el Reikai ... –pero se calló en cuanto vio a Koenma aparecer de la nada frente a ellos con un rostro serio y callado. -. Porque el Reikai investigó, ella no está muerta, pero es una "sombra". –
Al oírlo todos se quedaron muy sorprendidos, hasta Kuwabara dejó de prestarle atención a la comida aún desparramada en el suelo para mirar a Hiei y a Koenma.
-.¿Qué son las sombras?. –preguntó Yusuke dejando en paz a Kuwabara que no dejaba de lamentarse de sus desgracias.
-.Son youkais convertidos en esclavos por otros youkais de clase desconocida que aún no hemos identificado. Estos youkais les prometen cumplir todos sus deseos si se unen a ellos. Primero los matan, pero al estar bajo su poder siguen viviendo mientras le pertenezcan. Si dejasen de ser sombras, no se que serían. Son algo así como marionetas de estos youkais, Yusuke. –dijo Koenma tristemente, recordando que muchos youkais de clase B habían consentido ser sólo unas "sombras".
Yusuke miró a todos decididamente, y se paró de un salto, Kuwabara olvidó sus penas por la comida en el suelo y también se incorporó, Kurama se decidió por imitar a Yusuke y recompensar el daño y se paró con ellos. Kagura y Hiei permanecían pensativos.
-.Vamos. Los derrotaremos y recuperaremos a Yukina. –sentenció Yusuke llenó de alegría y emoción, ya que las misiones siempre lograban captar su atención.
-.Opino igual que Yusuke. Después de todo, yo fui uno de los culpables. –dijo mirando a Hiei, ciertamente con cargo de conciencia. Hiei se levantó despacio.
-.Ya qué. –dijo con desgano y se unió al grupo.
-.¿Qué?. ¿Ahh?. ¡Ah si!. ¡Yukina!. Entonces no queda otra manera, YO la rescataré. –dijo Kuwabara apenas dándose cuenta del asunto, pero con infinita seriedad al mencionar a su "amada". Kagura rió por momentos y se incorporó para acompañar a los demás.
-.Si todos están de acuerdo entonces yo también los ayudaré. –dijo guiñándole un ojo a Hiei, este volteó el rostro y Kurama apenas contuvo su risa.
Koenma miró a todos apreciando el resultado. Se levantó con el rostro serio y después sonrió, para sorpresa de todos.
-.Yo también voy a ayudarlos en todo lo que pueda. –acordó decididamente, todos se sonrieron, todos menos Hiei, quien aún estaba muy preocupado por el bienestar de su hermana. ¿Estaría bien?. Había algo, esa chica ... ¿acaso alguien más la obligaba a hacer todo eso o estaría feliz de hacerles daño?. Tal vez cuando había ido a buscar el tesoro, cerca del lago, tal vez alguien ...
... La chica, Yui, lo había encontrado a la orilla de un lago, era de un youkai, no les había dicho como lo había conseguido sin pelear y marcharse sin ningún rasguño.
... sin ningún rasguño ...
Kurama también estaba bastante pensativo, eso de que la chica había secuestrado por si sola a Yukina no encajaba. ¿Cómo podría una sombra vengarse de alguien ella sola?. Tal vez, no era ella, si no ese alguien que lo controlaba, por alguna razón odiaba a Hiei, y si odiaba a Hiei y sabía del motín del Youko, también lo odiaría a él. Pero lo extraño de todo, es que justamente a él no le había causado ningún daño ...
Hiei cerró los ojos, y salió por la ventana.
¿Qué te han hecho Yukina?.
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-. Vamos no queda tiempo. ¡Levántate torpe!. –dijo la figura encapuchada a otra que yacía en el suelo. Cuando se bajó la capucha, tenía el cabello negro y corto, increíblemente liso que le caía ligeramente sobre los hombros. Podría decirse que era normal, excepto su piel que era demasiado blanca y sus ojos grises que siempre parecían estar ausentes.
-.Ya voy Yui. –respondió casi tímidamente el chico que estaba tirado en el suelo, en cuanto se bajó su capucha se pudo ver en seguida un rostro de facciones afiladas, y su cabello rubio estaba atado cuidadosamente en una larga trenza. No era en absoluto tan pálido como Yui, ni era igual que ella, pero la desgracia del destino había querido que fueran hermanos.
La chica Yui no contestó, se dio la vuelta y cargó con el cuerpo inconsciente de Yukina ella sola, caminando despacio pero a un ritmo constante y continuado. El chico, de nombre Tatki la siguió, con las piernas cansadas, tratando de seguirle el paso.
No sería normal ver una caravana como esta así que era de suponerse que estaban en el Makai. Oyeron un ruido, Yui fue la primera que lo escuchó, casi sin que su hermano lo viera, había lanzado un dardo a uno de los árboles y un youkai había caído. Las copas de los árboles se movieron con el viento y Yui siguió caminando.
Tatki, no satisfecho comenzó a buscar con la mirada por todos los lugares, pero Yui negó con la cabeza.
-.No seas tonto Tatki, se han ido todos en cuanto murió el primero. –dijo para reanudar su marcha y acomodarse a Yukina en la espalda de la manera menos amable que pudiese haber.
-. Pero irán a contarles ... – dijo Tatki frunciendo el ceño.
-.Y qué, eso no nos importa, la orden fue traerla. –dijo enfatizando las últimas palabras. El chico miró con sorpresa a su hermana mayor, pero calló en seguida.
-.Sabes, desde que eras una ... "sombra" no puedo hablarte. –La chica asintió.
-.Tienes razón hermano, hablar es una pérdida de tiempo. – respondió cortante, Tatki no habló más en todo el camino.
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-.Bien, esto es lo que haremos. –dijo Yusuke decididamente tomando cartas en el asunto.
-.Tú Hiei ... –dijo señalándolo. -. ... vas a tratar de comunicarte por Yukina por medio de tu jagan. -.Hiei negó con la cabeza. -. ¡Vamos!. ¡Hay que intentar algo!. –dijo Yusuke.
-.Yo iré a investigar un poco más sobre lo sucedido. –decidió Koenma. -.Es lo menos que puedo hacer. –agregó sonriendo.
-.Yo iré al Makai, tal vez Yomi o Mukuro sepan algo de lo sucedido. –aclaró Kurama, con esa expresión que se ve en su rostro cada vez que piensa en los muchos errores que cometió el Youko. Ni siquiera sabía que había conocido a Hiei en otra vida y si podía arreglar todas las cosas que había echo.
-.Yo voy a buscar consejo. –dijo Kagura sonriente. Cuando dijo esto todos la miraron con cara de no entender nada. -.Quiero decir, que voy a preguntarle a Sukume. –en este punto de la conversación nadie comprendía nada.
-.Verán ... –comenzó a explicar Kagura. -.Sukume es lo que podría decirse como mi yo del pasado, como sucede con Youko en Kurama. Pero lo sucedido sería completamente diferente. Ella era una humana, una descendiente de samuráis, quería obtener una piedra que la permaneciera viva por siempre. La encontró. –dijo mientras mostraba la piedra azul de uno de sus collares.
-.La piedra la mantiene viva al servicio de sus descendientes, si yo o cualquier de mi familia la convoca, ella estaría aquí de inmediato. Pero como yo soy su descendiente directa, debe obedecerme en lo que pida. –dijo. -.Aunque no siempre lo hace es útil. –
-.Ya veo ... –dijo Hiei pensativo, todos pudieron imaginar lo que estaba pensando y Kagura guardó rápidamente la piedra.
-.Eso sería bueno para nosotros Kagura, bien echo. –apremió Yusuke con entusiasmo.
-.Y yo qué. –dijo Kuwabara desde un rincón ya que nadie había vuelto a notar su presencia.
-.¿Tú?. Bueno, vas a ayudar a Koenma a investigar. Yo acompañaré a Kurama, él irá a probar suerte con Yomi y yo con Mukuro. –terminó Yusuke. Kuwabara no parecía muy contento, la investigación y los libros no eran lo suyo.
-.¿Están todos de acuerdo?. –todos asintieron. -.¡Vamos!. –dijo Yusuke y todos marcharon a hacer exactamente lo que habían prometido.
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Notas: espero que hayan "saboreado" este capítulo, espero que en sus reviews me digan que creen que sucederá al próximo. Nos vemos.
Matta ne,
-.Nasaki.-
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