Capítulo 15
Una esperada reunión.
Después de ocho años de emitida la última temporada de 'Detrás de la Colina', la exitosa serie de época de la BBC, sus protagonistas volverán a encontrarse. Demelza Carne y Ross Poldark, quien reemplazará al actor Henry Cavill, volverán a trabajar juntos en la película de acción romántica 'Escape a la Isla Marfil' basada en el libro best-seller escrito por Betty Carkeek y producido por Sony Pictures.
Dirigida por Malcolm McNeil, director reconocido por haber estado al frente de las últimas entregas de la saga Rápido y Furioso, y con Jennifer Coolidge, Rhys Ifans y Jinny Martin como parte del elenco, 'Escape' intentara ser una comedia romántica con aventura, acción, misterio y pasión. Los productores la describen como la "Romancing in the Stone de este siglo". Y tal como aquella película de mediados de los ochenta se filmó en la selva colombiana, 'Escape a la Isla Marfil' ya ha comenzado su grabación en la Isla de Dominica, en el Caribe, que promete paisajes paradisíacos.
Este será el primer proyecto que verá la reunión Ross y Demelza, quienes compartieron el éxito de la serie de la BBC al comienzo de sus carreras. Ross Poldark luego protagonizó algunas series y películas independientes, mientras que Demelza se mudó a los Estados Unidos donde su carrera ha tenido un crecimiento meteórico. Luego un papel secundario en Parade's End, llegó el éxito de la miniserie de HBO 'Inmortal Queen' donde interpretó a una joven reina Elizabeth I de una manera tan cautivante que le valió su primera nominación al Emmy y llamó la atención de grandes directores como David Cronenberg y Kathryn Bigelow, con quienes trabajaría a lo largo de los años. Su última película, estrenada el mes pasado, suena como fuerte candidata para los próximos premios de la Academia. Claro que no todo ha sido éxitos en la vida de Demelza. Tres años atrás el mundo de la música quedó shockeado con la triste noticia de la muerte de Hugh Armitage, cantante y líder de la banda Well Kept Secrets y esposo de Demelza. Hugh y Demelza se habían casado tan solo un par de años antes y estaban esperando su primer hijo cuando el auto que conducía el músico se estrelló con un camión en las colinas de Los Angeles, muriendo al instante. Desde entonces existe una polémica acerca de los derechos de la obra sin publicar del músico, ya que era sabido que Hugh y la banda habían escrito e incluso grabado muchas más canciones de las que llegaron a editar en sus discos y sus fans piden que se publiquen. Pero la banda apoya a Demelza que al parecer no quiere que las canciones inéditas de su esposo salgan a la luz todavía.
Luego de un período de duelo y de tomarse tiempo para estar con su hijo recién nacido, Demelza volvió a las pantallas al parecer con más fuerza que antes. 'Escape' representa un giro en su carrera, un proyecto distinto a lo que acostumbra y para un público más amplio. Aunque en un género que en el último tiempo no atrae gran cantidad de espectadores a las salas y que prefiere ver este tipo de películas en la comodidad de sus hogares. Escape a la Isla Marfil ya tiene fecha confirmada de estreno exclusivamente en cines a mediados del año próximo. Con un nombre como Ross Poldark relativamente desconocido fuera de Reino Unido, recaerá en ella en primera instancia el éxito o fracaso de la apuesta, que puede que sea más arriesgada de lo que se imagina.
"Un poco duro, ¿no crees?" – comentó Dwight. Ross levantó las cejas suspirando.
"No es más que la realidad. Además, sabes que no me importa salir en los diarios. Pero si me pareció duro que pusieran toda la responsabilidad sobre Demelza… ¿Sabías todo eso de los derechos de la música de su marido?" – preguntó Ross. Eso era lo que más le había llamado la atención del artículo, él no tenía ni idea.
"No mucho. Solo que hay un pequeño grupo de fans de la banda que quieren que se publiquen las canciones inéditas y la culpan a Demelza por no hacerlo. Pueden ser bastante crueles en las redes sociales."
"Malditos."
"¿Cómo están las cosas con ella?"
"Bien. Bastante bien... Deberías haberla visto hoy." – agregó riendo entre dientes. – "Toda cubierta en lodo."
Ross se había reído de lo lindo ese día. Filmaron una escena en la que Mary, el personaje de Demelza, caía de bruces a un charco de barro. Todo por no hacerle caso. Joe, su personaje, se había reído también y ella lo empujaba. Pero él terminó cayendo sentado, mucho más dignamente. Los dos se habían reído a carcajadas. Los primeros días en la isla habían sido agitados, pero todos estaban de buen humor. Y para Demelza y él, había sido fácil volver al compañerismo que compartían una vez que hubieron aclarado las cosas. Bueno, Ross todavía no estaba seguro de que ella lo hubiese perdonado, no se lo había dicho literalmente, pero estaba mucho más relajada que cuando filmaron la primera escena en el estudio en Londres.
"Es cierto lo que dice el artículo, su última película es excelente. Es una gran actriz."
"¿La viste?"
"Sí, me invitaron a verla el otro día."
"Dwight, amigo, ¿acaso tuviste una cita?"
Ross escuchó como su amigo se aclaraba la garganta. Juntó los labios para no reírse. Dwight sufría de una condición crónica, era adicto al trabajo. Hacía meses que no le contaba haber salido con alguien.
"¿Y cómo vas con el director?"
"¿Es tan serio así? Está bien, cambiemos de tema. Malcolm es un idiota. No solo conmigo, en general. Jamás dirigió una película como esta, pero el resto del equipo es muy competente, así que ellos hacen su trabajo por él. Además, creo que…"
"¿Sí?"
Ross vaciló por un instante. Después de todo, no era de su incumbencia. "Creo que está detrás de Demelza."
"¿Por qué lo dices?"
"No sé. Bueno, sí. La forma en que le habla o cómo la mira. Como no le quita las manos de encima a cada oportunidad que tiene."
"¿Y ella que dice?"
"Pues que es un idiota también. Bueno, no lo dijo con esas palabras, es muy educada para eso. En eso sí que cambió en este tiempo, en como maneja ciertas situaciones. La Demelza de hace unos años hubiera estado mortificada de pena. Ahora es como que… lo utiliza a su favor."
"¿Lo manipula, dices?"
"En cierta forma, sí."
"Veo que estás muy pendiente de ella, Ross."
Ross estaba en el gimnasio del hotel, allí iba todas las noches al regresar de filmar. El día siguiente tendría su primera escena sin remera y debía mantenerse en forma. Desde el día anterior solo se mantenía a agua y frutas. No que fuera vanidoso o alguien le hubiese dicho algo, pero sabía lo que se pretendía de él y quería lucir bien, era parte de su trabajo. Ross dejó de pedalear con el comentario de su amigo.
"No de esa forma." – dijo.
"¿No? No estaría mal, ¿no es así?"
"Oh, cállate, ¿quieres?" – agregó exasperado y comenzó a mover las piernas de nuevo. – "Estoy pendiente de ella porque estamos en una maldita isla y estamos trabajando juntos. Nada más. Sabes que no quiero más historias…"
"¿Vivirás como un monje por el resto de tu vida?"
"¿Cómo tú, quieres decir? Estoy muy lejos de ser un monje, Dwight. Además…"
"¿Además?"
"Bueno, ya la cagué con ella una vez. No volverá a suceder."
"Si tú lo dices."
"Me tengo que ir. Tengo que ir a buscar a Val."
"¿A la guardería del hotel? Menos mal que hay una."
"No… A la cabaña de Demelza. Se quedó a jugar con su hijo."
"No voy a decir nada más."
"Más te vale."
Un rato más tarde, cuando ya había vuelto a su habitación y estaba repasando la escena que grabarían al día siguiente, Valentine se acercó corriendo hacia él con su iPhone en alto.
"Mami quiere hablar contigo." – Le dijo, estirando su manito para que tomara el teléfono.
Ross le dio las gracias y le sonrió, suspirando internamente. Sabía que ese momento llegaría tarde o temprano. No le había dicho a Elizabeth de que se trataba este nuevo proyecto ni ella había estado muy interesada en saberlo. Su contrato de confidencialidad se lo impedía, además. Solo que debía viajar al Caribe. No habían vuelto a hablar, pero sabía que Valentine se mantenía en contacto con ella todos los días.
"Gracias, Val. ¿Ya le distes las buenas noches a mamá?" – le preguntó antes de tomar el celular de su hijo. Valentine se lo volvió a colocar en la oreja.
"Buenas noches, mamá. Te quiero mucho. Mua." – dijo, dando un beso en el aire. – "Aquí está papi."
Ross acarició sus cabellos mientras tomaba el teléfono. Valentine se estaba portando muy bien, aunque no podían pasar tanto tiempo juntos como él esperaba. Tenían una agenda muy apretada y los lugares de filmación eran en medio de la selva, a unos minutos de viaje del hotel. Pero a Valentine parecía no importarle demasiado. Prefería quedarse a jugar con el hijo de Demelza antes que ir con él y quedarse esperándolo en su tráiler. Demelza había ofrecido que su niñera podía cuidar de Valentine también, él no había estado muy seguro, pero a su hijo le encantó la idea. No parecía importarle que el niño fuera más pequeño, y él no podía negarle que se divirtiera con otro niño en vez de aburrirse solo mientras él trabajaba.
"¿Hola? Elizabeth."
"No dijiste que ese proyecto era la nueva película de Demelza Carne."
Hola, Elizabeth.
"No podía, contrato de confidencialidad. ¿Qué pensaste que era?"
"No lo sé. Algún papel de reparto en alguna serie. Es de Sony Pictures, ¿verdad?"
"Sí."
"Y tú eres el protagonista masculino."
"Mhmm." - asintió.
"Deben pagarte bien." – Ross miró al techo.
"¿Cómo va el viaje?" – preguntó para cambiar de tema antes de que siguiera hablando de su sueldo.
"Salimos el viernes. Nos sorprendimos al verte en un titular de The Hollywood Reporter. Claro que el artículo era todo sobre ella… ¿Cómo está… Demelza? ¿Se acordaba de ti?"
"Por supuesto. Ella…" – Ross se detuvo, por alguna razón no quería hablar de Demelza con Elizabeth. De hecho, rara vez lo habían hecho. No más que en algún comentario pasajero cuando hablaban de 'Detrás de la Colina'. Elizabeth tampoco sabía lo que había transcurrido entre ellos. – "… sigue siendo una gran actriz."
"Se necesita más que talento para llegar hasta donde ella lo hizo. ¿Sabes si está saliendo con alguien?"
"¿Chismes, Elizabeth? ¿Eso es lo que quieres saber?"
"Siempre estuvo medio enamorada de ti. Todos pensábamos que cuando terminara la serie ustedes dos acabarían juntos."
"¿Incluso tú?" – preguntó, bajando algo la voz.
Hubo un silencio del otro lado. Ross casi que podía imaginarla del otro lado del teléfono, a cientos de kilómetros de distancia. Sus ojos grandes y sus labios carnosos curvándose en una sensual sonrisa.
"Tal vez hubiera sido mejor." – La visión se pinchó al instante.
"No lo dices en serio. No tendríamos a Valentine si no nos hubiéramos casado."
"Quieres decir, no nos hubiéramos casado si no fuera por Valentine."
Ross se acercó a la puerta de la habitación para controlar que su hijo estaba distraído y no lo estaba escuchando. Luego se alejó lo más que pudo, y continuó hablando en voz baja.
"Elizabeth, como sea que haya sido ya quedó atrás. Ahora tenemos que buscar la forma de que esto funcione entre nosotros. Por Val."
"La forma en que funcione es que tú deposites la cuota todos los meses en forma puntual."
"¿Cuándo no lo he hecho?" – exclamó levantando un poco la voz. – "¿Cuándo?" – susurró de nuevo. – "Él necesita más que dinero, necesita saber que sus padres se llevan bien. Necesita seguridad, saber que estoy en cualquier momento cuando él me necesite."
"Para eso están los horarios de visitas."
"Que tú no cumples, Elizabeth." – dijo entre dientes. Mierda. – "Mira, cuando regresemos tal vez podríamos sentarnos a hablar, a intentar de encontrar una solución."
"Nos sentaremos a hablar con los abogados, Ross. Sí. Ahora que tienes un buen trabajo posiblemente otros vendrán, y podrás cubrir el aumento de la cuota alimenticia."
Ross sacudió la cabeza, dándose por vencido. No tenía sentido tratar de razonar con ella. Tal vez tenía razón, tal vez ahora podría pagar a un buen abogado que se asegurara de que ella cumpliera con los días de visita. No quería entrar en su juego, pero quizás ahora podría hacerlo.
"Si eso es todo lo que te interesa, Elizabeth. Hablaremos más adelante, ahora me tengo que ir."
"Saluda a Demelza de mi parte." – dijo antes de cortar la comunicación.
Buenas noches, Elizabeth.
Hablar de ella con Demelza sería lo último que haría.
"Buen día." – Ross dio un pequeño brinco cuando escuchó la voz de Demelza. Estaba en el lobby del hotel, esperando que llegara el auto que todas las mañanas lo llevaba al lugar de la isla donde filmarían. Al darse vuelta lo vio a Valentine que venía detrás de ella. Todos los días después de desayunar, se iba con Rosina a la cabaña a pasar el día.
"Oh, hola." – se saludaron un beso en la mejilla.
"Hoy iremos a la cascada escondida. Dicen que es hermosa, así que llevaré a Jeremy conmigo para que vea el paisaje."
"¿Puedo ir yo también, papá?" – le preguntó su hijo, parándose entre ellos y tomando su mano.
"Rosina irá con nosotros también." – agregó ella. Parecía que los dos se habían puesto de acuerdo para que le diera permiso.
"Está bien." – accedió.
"¡Sí!" – el niño salió disparado. – "Iré a buscar mi traje de baño, Jeremy." – Le dijo al niño que apareció en el lobby junto a Rosina.
"¡No corras en las escaleras!" – "¡Ten cuidado, Valentine!" – Ross y Demelza exclamaron al verlo correr rumbo al primer piso. Valentine se detuvo al escucharlos, se dio vuelta para mirarlos, les sonrió y continuó subiendo más despacio.
Ross sacudió la cabeza. – "Nunca aprende."
"Es un niño, ya aprenderá."
"No les causa muchos problemas, ¿verdad? Si no me lo puedo llevar al set, o dejarlo en la guardería." – les dijo, Rosina se había acercado a ellos.
"No digas tonterías, Ross. Es un niño muy educado."
"Sí. Incluso me ayuda a cuidar de Jeremy. Lo mantiene entretenido." – intervino la joven.
Ross se sorprendió un poco al escuchar esto. Valentine tendía a ser un niño solitario, la maestra se lo había dicho alguna vez que tuvo la oportunidad de hablar con ella. Que no tenía un mejor amigo, cosa que la mayoría de los niños de su edad ya tenían. Él le preguntó que podía hacer al respecto y le habían aconsejado que podría llevarlo a hacer actividades extraescolares, o a lugares donde hubiera otros niños, pero que no lo presionara, que de a poco él encontraría la manera. Ross no comprendía el porqué de esto, para él, Valentine era un niño completamente normal. Y claro que cuando quiso hablar con Elizabeth ella no le prestó atención ni le dio importancia. Y él no estaba el suficiente tiempo con Valentine como para llevarlo a otras actividades, no más que al parque a jugar con Garrick. Así que verlo hacerse amigo tan rápido de otro niño, aunque fuera unos años menor que él, lo hizo sentir aliviado.
"Jeremy lo adora. Y no puedes dejarlo con extraños." – agregó Demelza.
"Bueno, se los agradezco."
"No tienes porqué. Oh, aquí están los autos."
Un momento después, Valentine bajó cuidadosamente las escaleras revoleando su short de baño en alto. Ross lo guardó en su bolso.
"¿Puedo ir en el auto con Val?" – preguntó Jeremy a su madre.
"¡Sí! ¿Podemos ir juntos?" – Valentine estuvo de acuerdo.
Entonces los cuatro, Valentine, Jeremy, Demelza y Ross, se subieron al asiento trasero del moderno jeep que los llevaría al set. Rosina fue en el otro auto. Nunca viajaban juntos. Cada mañana, cada uno iba en su propio vehículo, así que era algo extraño. Especialmente con sus hijos sentados inquietos sobre sus regazos.
"¿Y tú quién eres?" – preguntó Jeremy cuando ya se habían internado en el camino de la selva.
"Jeremy…"
"Él es mi papá."
"Sí, Jer. Él es el papá de Valentine."
"¿Y cómo te llamas?" – continuó el niño.
"Mi nombre es Ross Poldark. Mucho gusto." – Ross respondió al niño, ofreciendo su mano para que el niño la estrechara, pero solo lo miró con curiosidad.
"Ross quiere saludarte, Jer. Dale la mano." – lo incentivó ella. Así que él niño puso su pequeña manito en la suya. Él la estrechó con algo de presión pero sin mucha fuerza, moviéndola de arriba a abajo.
"¿Y tú como te llamas, jovencito?"
"Jeremy."
"¿Y que más?" – murmuró Demelza en el oído de su hijo.
"Jeremy Armita- Armitage." – Ross lo observó con atención mientras el pequeño luchaba por pronunciar su apellido.
"Jeremy Armitage Carne." – lo corrigió su madre.
"Ah, sí. Jeremy Armitage Carne." – repitió el niño. Ross no había dejado de mover sus manos.
"Pues es un placer conocerte, Jeremy Armitage Carne."
"Y yo soy Valentine Vennor Poldark." – intervino Valentine, estrechando la mano de Jeremy en el momento que Ross la soltó. Luego soltó a Jeremy y extendió su manito hacia ella. Jeremy soltó una carcajada cuando ella se presentó también. Valentine le resultaba muy divertido.
Un momento después, los niños estaban con las narices pegadas al vidrio de la ventanilla mirando hacia el exterior. Ross había apuntado a unos exóticos pájaros y algunos monos aparecieron colgados de los árboles, mirándolos con curiosidad al verlos pasar. Jeremy había saltado de su regazo y se había trepado encima de Ross, los dos niños sobre sus piernas mientras él apuntaba a esto y aquello. Era un hermoso lugar de verdad, pero Demelza no pudo evitar la punzada que nació en su pecho. Su mirada no estaba en la naturaleza que los rodeaba, si no en su pequeño. Su pobre niño que lo tenía todo. Una madre que lo amaba, y todo lo demás, nada material le faltaba. La mejor ropa, los juguetes más caros y exclusivos. Tenía a sus tíos, sí. Pero en ese momento, mientras lo veía escuchar con atención lo que ese extraño le decía, era imposible no pensar en lo que le faltaba y nunca tendría. A su padre.
"¡Mira, mamá, mira!" – exclamó el niño maravillado, señalando uno de los pequeños monos titi que saltaban de un lado al otro. Ella le devolvió una gran sonrisa, intentando hacer desaparecer esa tristeza.
"Me viene a saludar cada mañana que paso por aquí." - Ross les dijo a los niños.
"¿De verdad? ¿Todos los días?"
"Todos los días." – Respondió Ross, dirigiendo una mirada cómplice a Demelza.
"¡Wow! ¿Y cómo se llama?"
"Sí, ¿Cómo se llama, papá?" – preguntó Valentine también, que tenía la nariz y la boca pegada al vidrio. Ross le tocó el hombro para que se alejara aunque sea un centímetro de la ventanilla.
"No sé si los monos tengan nombre. Tal vez ustedes puedan bautizarlos."
"Ponerles nombre, Jer." – Ella le aclaró cuando su hijo la miró sin entender lo que había querido decir.
"¡Sí!... Ese se puede llamar Valentine."
"¡Hey! Yo no tengo nombre de mono." – se quejó Valentine.
"¿Y que otro nombre le ponemos?"
Valentine pensó por un momento. Ross y Demelza volvieron a cruzar una mirada cómplice, ambos divertidos por el intercambio de sus hijos. El niño más grande señaló uno de los animales que era más pequeño que los demás. – "A ese le pondremos Jeremy."
Jeremy soltó una carcajada.
No fue un viaje para nada aburrido. Es más, esa era la idea de Ross al traer a Valentine, que pudieran compartir esa clase de momentos y que su hijo se divirtiera. Claro que la agenda de la filmación le impedía estar todo el tiempo que le gustaría con él, pero viéndolo interactuar con Jeremy no le quedaban dudas de que su hijo la estaba pasando genial. El pequeño de Demelza parecía más grande de lo que en realidad era. Le sorprendió lo bien que hablaba y lo perspicaz que era para no ser más que un bebé grande. Y la mirada llena de orgullo y ternura con la que Demelza lo miraba no le había pasado desapercibida. Que duro debe haber sido para ella perder a su esposo, y para el niño no tener un padre. Mal que mal, Valentine tenía a su mamá y a su papá. Aunque no se llevaran bien entre ellos, los dos amaban a su hijo.
También pensó en otra cosa. Recordó ese día en que se enteró que su esposo había fallecido. Dwight se lo había dicho. Le había preguntado "¿Vas a llamarla?" y él le había respondido que tal vez, quizás más adelante. Pero nunca lo había hecho. Luego no había pensado más en ello. Que mal amigo había sido. Aunque se hubieran dejado de hablar años atrás, a pesar de que aún se sentía avergonzado por lo que le había hecho, tendría que haberla llamado. Eso era lo que hacían los amigos en los momentos difíciles. Y él simplemente no había estado allí.
"Ya llegamos." – anunció Demelza cuando el auto dio una vuelta y se encontraron con un claro entre los árboles, con decenas de autos ya estacionados y algunos trailers uno junto al otro más allá.
"Awwww…" – se quejaron los niños a coro.
Una de las asistentes ya se acercaba al vehículo cuando los vio llegar.
"Vamos, Jer. Dale las gracias a Ross por el paseo." – dijo.
El niño, que aún continuaba sentado sobre sus piernas, se tiró con los brazos abiertos sobre él para abrazarlo. Le dio un beso en la mejilla.
"Gracias, Ross. ¿Podemos volver contigo cuando regresemos?"
"¡Claro que sí!" – intervino Val.
"Por supuesto, si tu mamá quiere."
"Di que sí, Demelza, por favor." – Valentine dijo en su dirección, juntando las palmas de sus manos.
"Uhmmm… claro."
"¡Sí!" – gritaron los niños, demasiado sobreexcitados para ser tan temprano en la mañana.
Jeremy volvió a abrazarlo. Ross dio unas palmaditas en su espalda y le sacudió el cabello, sonriéndole también.
"¿Tú conoces a estos niños?" – le preguntó Demelza en medio del griterío.
"No. Te iba a preguntar si eran tuyos. Tal vez alguien los perdió." – Bromeó él mientras bajaban del auto.
Con un jugo de frutas en la mano, Demelza se sentó en la silla de maquillaje. Rosina ya había llegado también y se quedaría con los niños en su tráiler para luego ir a explorar. Mientras las chicas se preparaban, aprovechó para revisar su teléfono. Tenía un par de mensajes de Caroline que preguntaba cómo iba todo. Le respondería más tarde. Un audio de su hermano Sam, y un último mensaje de Henry Cavill. Mmmm… Al final, el motivo por el que no pudo hacer la película se había revelado a la prensa el día anterior. Era porque volvería a interpretar a Superman. Ella le había enviado un mensaje felicitándolo, por cortesía. Su mensaje decía: "Gracias. Todo el mundo quiere que vuelva a ser Superman, pero fue una decisión difícil sabiendo que te defraudaría a ti." Ella le respondió: "Me hubieras defraudado más si no volvías a hacerlo. A mí, y a miles de otras personas. Es tu papel, tú eres Superman, no muchas personas pueden decir eso."
Le estaban preparando el cabello cuando su teléfono volvió a sonar. Ese día filmarían la escena siguiente a la caída en el charco de barro, que consistía en bañarse bajo una cascada, así que la continuidad de la película exigía que volvieran a cubrirla de lodo.
"¿Malcolm ya llegó?" – les preguntó a las chicas de maquillaje. El director tenía la mala costumbre de ser el último en llegar al set y hacer que todos los demás tuvieran que esperarlo. Lo había comentado con Ross, que decía que lo hacía apropósito, para ser el centro de atención. No eran horas, solo algunos minutos, pero ocurría casi todos los días y no tenía muchas excusas, él se quedaba en el mismo hotel que todos los demás.
"Sí. Estuvo hablando con el productor."
"Más bien discutiendo." – agregó la otra maquilladora.
"¿De verdad? ¿Saben por qué?"
Las dos mujeres se miraron, y luego a ella. Sabían que podían confiar en Demelza.
"Malcolm dice que la filmación se va a retrasar, que no cree que terminemos en la fecha prevista." – "Y eso implica más dinero que el estudio tiene que gastar."
"Ya veo. Aunque no entiendo por qué dice que no terminaremos a tiempo, vamos según el cronograma." Las mujeres tampoco lo entendían.
A media mañana la temperatura ya había llegado a los treinta grados. Sí, el lugar era hermoso, pero el calor en días como ese era casi insoportable. A Demelza, inglesa de nacimiento, incluso le costaba acostumbrarse a los días cálidos de Los Angeles y a veces se encontraba añorando un cielo gris y una buena lluvia. Era una tontería, y ella los consideraba pequeños momentos de nostalgia. Pero como le gustaría una lluvia que la refrescara en ese momento. Su consuelo era que en algún momento de ese día se metería en una pequeña laguna a bañarse bajo el agua de un ojo de cascada. El lugar era paradisíaco, el agua cristalina, casi de color esmeralda, rodeada por altas rocas y con una pequeña playa adonde todo el equipo de filmación estaba instalado. Ella estaba sentada en su silla bajo un árbol, intentando no pensar en el calor y en el traje de neopreno color piel que le habían puesto bajo su ropa embarrada que la hacía sudar como un cerdo.
"Soy un horno ambulante." – Le dijo a Jenny cuando esta se sentó en su silla junto a ella. Cada miembro del elenco tenía su propia silla con su nombre bordado en el respaldo, seguro vieron como son. Demelza se quitó los auriculares de los oídos cuando la mujer se sentó a su lado y levantó los lentes de sol sobre su cabeza. La música siempre era una buena forma de cambiar el humor para filmar una escena. Ese día a Jennifer le tocaba filmar también, su personaje interrumpiría a Mary y a Joe cuando estaban bañándose en la laguna. Le caía bien, era muy, muy graciosa dentro y fuera de personaje. Y a Demelza la divertía su interacción con Ross, a quien perseguía para incomodarlo con sus sugerentes miradas cada vez que podía. Tal como lo hacía su personaje.
"¿No estás disfrutando de este hermoso lugar, cariño?"
"El lugar es increíble, sí. Pero apenas si tuve un momento libre. Y este calor..." – dijo en forma de queja, pero sonriendo para hacerle saber que no era tan así. Sí que estaba disfrutando del lugar, aunque estuviera filmando todo el tiempo.
"Todavía estás blanca como el papel. Se te nota, aunque lleves maquillaje." – Le dijo al inspeccionarla con atención mientras bebía del sorbete de su bebida. Y no estaba segura de sí era jugo o un cocktail.
"Me pongo roja si tomo sol. Además, Mary no ha pasado mucho tiempo en la Isla en esta escena, luego me broncearan un poco con spray. Tú por otro lado…"
Jenny estiró sus brazos y piernas para que Demelza apreciara todo su dorado cuerpo. El tono de su piel hacía resaltar sus pequeños ojos claros.
"Me he estado divirtiendo junto a la piscina. Cuando tengas un rato libre tienes que venir, ayer hicimos aquagym."
"Me encantaría." – cualquier idea que consistiera en meterse al agua con ese calor le encantaba.
Ross no tardó en sentarse junto a ellas. A él lo habían embarrado también, pero solo la parte de atrás de sus pantalones y llevaba puesta una bata. Medio que se rio de ella cuando vio su pelo todo pegajoso y sus pies y piernas cubiertos con una mezcla que parecía lodo seco, ella le frunció la nariz.
Malcolm y el productor aparecieron en el set unos minutos después con cara de pocos amigos. Demelza le susurró a Ross que luego le contaría lo que se había enterado. Jenny les dijo que ya lo sabía, que se lo habían contado a ella también.
"¿Algo de que preocuparse?"
"Digamos que quizás estemos aquí más tiempo de los que pensamos." – murmuró Jenny.
"¿Qué es ese ruido? ¿Podemos tener silencio en el set?" – gruñó el director cuando estaban a punto de comenzar a grabar. Las chicas de maquillaje le estaban colocando a Demelza la última capa de lodo en el rostro, Mary se había caído de frente.
Demelza escuchó el murmullo a lo lejos también. Eran las risas de los niños que seguramente habían salido a explorar y se estaban divirtiendo. Uno de los asistentes salió en dirección de las voces para pedirles silencio, ella vio como Ross le hacía mala cara a Malcolm. Las risas estaban muy lejos, casi no se escuchaban, de seguro el micrófono no iba a captarlas y, además, con el ruido que caía de la catarata, mucho más cerca y mucho más fuerte, de seguro luego tendrían que volver a grabar sus diálogos para se escuchara bien, así que no había porque hacer tanto escándalo.
Las risas se apagaron y un momento después el asistente volvió seguido por Valentine, Jeremy y Rosina que se veían muy serios. – "Lo siento." – dijo su cuñada al llegar al claro. Ross fue a hablar con ellos, ella no podía porque la seguían maquillando, pero sí pudo ver la mirada que les dirigió Malcolm. Era de verdad un idiota.
Ross tranquilizó a Rosina que estaba algo mortificada, e hizo sonreír a los niños diciendo que luego él iría con ellos a explorar también. Les indicó un lugar bajo la sombra de los árboles donde podían sentarse a ver como trabajaban y les dijo que debían hacer silencio cuando estuvieran rodando, que así terminarían más rápido.
"¿Te vas a meter al agua, papá?"
"Sí."
"¿Puedo meterme yo también?"
"Ya veremos. Tal vez sí, si terminamos temprano."
Demelza fue a verlos también, y un rato después todo estuvo listo. No había demasiada originalidad en esa escena. Mary acababa de caerse de bruces al barro por no hacerle caso a Joe y estaba cubierta en lodo. Estaba enfadada, con él, con ella misma. Él encontraba la situación muy divertida y eso la enfurecía más. Como él era su guía y conocía cada rincón de la Isla, la llevó hasta esa pequeña laguna para que se limpiara. Ella se metería al agua, nadaría hasta la cascada, él la observaría embelesado, dándose cuenta de su belleza por primera vez. Luego, para disimular esos sentimientos desconcertantes, se quitaría la remera y se metería al agua también y entonces sería el turno de Mary de observarlo con apreciación mientras estaba bajo el agua de la cascada. Luego los dos se meterían al agua hasta el cuello, sonriendo y jugueteando hasta que Jenny aparecería a decir tonterías desde uno de los bordes de la laguna. ¿Cliché? Por supuesto. Pero Demelza estaba tan entusiasmada con meterse al agua que luego eso terminaría por verse reflejado en la pantalla.
Tenían varias cámaras para tomarlos de distintos ángulos al mismo tiempo, incluso un drone que filmaría todo desde arriba. El corte final se elegiría luego en la edición. Había buzos con sus equipos y todo, metidos en el agua por precaución. Pero ella sabía nadar a la perfección habiendo crecido en Cornwall y Ross también. Y no hacía falta tanta pompa, la laguna no era demasiado profunda, salvo debajo de la caída del agua. Que estaba divina. La temperatura de la laguna estaba tibia por el sol que se había reflejado en ella toda la mañana, pero la del agua que caía estaba fría, justo como a ella le gustaba.
Pasó horas allí adentro, entrando y saliendo del agua para que corrigieran su maquillaje o para reposicionar las cámaras. Cuando Ross nadó hasta la cascada ella lo observó atenta, intentando contener una sonrisa. Allí bajo la cascada, con el agua que caía con fuerza en sus hombros desnudos y él pasando sus manos por su pelo, por su rostro, sacudiendo la cabeza. Bueno, ni Henry Cavill podría haberse visto tan bien como él en ese momento.
"Es todo un espécimen de hombre, no hay duda." – Jenny ronroneó a su lado, como si quisiera comérselo como aperitivo antes de la cena. Demelza no la había escuchado acercarse, concentrada como estaba de pie en la playita. – "¿Sabes si está comprometido con alguien?" – le preguntó la mujer.
"Yo…" – Demelza dudó por un momento, en parte sorprendida por la pregunta, en parte porque no estaba segura. – "No te sabría decir. Solo sé que está divorciado, pero no sé si está saliendo con alguien."
"¿Quién sería tan tonta como para dejarlo ir?" – preguntó casi riendo.
"¡Corte! ¡Silencio, por favor!" – Exclamó Malcolm exasperado. En la distancia, aún bajo la cascada, Demelza vio que Ross las miró, ella mascullo un "Lo siento" que era imposible que él escuchara en la distancia, pero que Ross había leído en sus labios, o eso creyó entender.
Cuando filmaron la última toma del día con ellos metidos en el agua hasta el cuello, aún era de día. Aunque eran las seis de la tarde, el sol todavía brillaba alto y el calor continuaba agobiándolos cada vez que se exponían a él. Los niños, inquietos, no habían aguantado mucho tiempo sentados mirando como sus padres trabajaban y se habían metido al tráiler de Demelza a jugar en la frescura del aire acondicionado. Ellos habían ido a almorzar con sus hijos, los cinco sentados bajo la sombra de los árboles y comiendo la comida del catering en platos de cartón, lo que parecía resultarles muy divertido porque se comieron todo sin chistar. Demelza los había llevado hasta las mesas donde tenían preparada toda la comida, cargando a su hijo y con Val caminando a su lado, les había hecho elegir las frutas que quisieran como postre y otra para la tarde. – "Te traje una gu- guya- ¿Cómo era?"
"Guayaba." – Le recordó Demelza.
Valentine le había llevado otra cajita de plástico con guayabas picadas dentro. Él había elegido un ananá y un par de bananas para guardar. Ross no podía dejar de estar admirado de que comiera la fruta sin protestar, siempre lo hacía. Casi que creía que Demelza lo había hechizado. La miró, sentada a unos metros de él con Jeremy en su regazo, ambos comiendo de un bowl con manzanas y uvas. Ella levantó la vista justo en ese momento también y él le dirigió una sonrisa. Ella le sonrió también.
"¿Y a qué sabe?" – le preguntó Valentine distrayéndolo.
"Ten, prueba." – Titubeando, el niño tomó un trozo de fruta y lo llevó primero a su nariz para olfatearlo, luego sacó su lengua y lamió y finalmente mordió un trocito.
"Mmmm… Sabe bien. Es rico."
"Sí. Es una fruta de aquí, no hay muchas en casa." – dijo mientras Valentine tomaba varios trocitos de guayaba y los ponía en su bowl de ananá. Cuando volvió a sentarse a su lado, Ross volvió a levantar la vista, Demelza aún continuaba observándolo y no había dejado de sonreír.
Eso había sido el almuerzo, ahora que terminaban de grabar, Valentine corrió hacia la laguna por la playita con su short de baño puesto y sin su remera.
"¿Puedo meterme, papá? ¿Puedo?" – le preguntó ya chapoteando en el agua. Ellos estaban metidos también, alrededor el equipo comenzaba a guardar las cosas para cargarlas en los vehículos.
Ross la miró a Demelza que dijo: "Supongo que podemos quedarnos un poco más." Y de verdad que podría quedarse allí hasta que cayera la noche.
Ross se acercó hacia Valentine que se metió al agua sin ningún temor y nadando como un experto.
"Puedo nadar muy bien. Cuando era niño iba a natación." – Le informó cuando ella elogió su técnica. Ross sonreía detrás de él, sin perderlo de vista por más que hubiera ido a natación.
"¿Jeremy sabe nadar?" – preguntó, cuando su pequeño gritó "¡Mamá!" desde la orilla. Tal vez era la hora de salir.
"No tan bien como tú."
"¿Quieres que lo traiga?" – le preguntó Ross.
"Ehrmm…"
"¡Sí! Tráelo, así le mostramos nuestro truco."
Ross miró a Demelza que asintió, y a su vez le dijo que ella cuidaría de Valentine con tan solo una mirada. Nadó hasta la orilla donde Rosina sujetaba a Jeremy de la mano pues se quería escapar al agua.
"¿Quieres meterte al agua?" – le preguntó al pequeño.
Jeremy lo miró con recelo por un momento, después de todo él no era más que un extraño. Pero luego observó a su madre y a Val que le hacían señas desde el agua y asintió. Ross le quitó la remera y Rosina las zapatillas, y tomados de la mano se acercaron al agua. Se detuvieron cuando sus dos piecitos se hundieron en la arena húmeda. Jeremy podía hablar muy bien, pero aún era muy pequeño. Ross esperó a ver que hacía. El niño se miró los pies, luego a su madre y después levantó la vista y los brazos hacia él. Ross lo levantó y se metió a la laguna cargándolo. Cuando el agua le llegó a la cintura le dijo: "No está fría. Mira." Y comenzó a echar agua con una mano sobre sus piernas. Jeremy se rio y se sujetó con fuerza a su cuello, así que Ross se sumergió rápido hasta el pecho mojándolo entero y volvió a salir, Jeremy daba grititos emocionados. Lo hizo un par de veces más, con el pequeño bien sujeto a su cuello y sus piernitas alrededor de su cuerpo, casi ni necesitaba sostenerlo.
"Creo que tengo algo prendido a mi cuello. ¿Puedes ver que es Val?" – Bromeó cuando llegó a donde estaban Demelza y su hijo.
"Es Jeremy." – Le respondió Valentine que se mantenía a flote sin ningún esfuerzo. Estaban en la parte baja de la laguna, ellos podían hacer pie, pero Valentine tenía que nadar.
"Jer, ven aquí cariño." – dijo Demelza acercándose hacia ellos. Jeremy giró su rostro para ver su madre, pero se sujetó con más fuerza a Ross.
"Nop."
"¿No quieres venir con mamá?"
"Ven, Jeremy. Mira como nado. ¿Quieres que te enseñe? Tienes que hacer así, mover tus piernas." – Valentine dijo, haciendo una demostración de cómo nadar estilo rana. Jeremy aflojó el agarre en su cuello para observarlo. Sin que se percatara, Ross se agachó lentamente hasta que los dos tuvieron el agua hasta el cuello.
"¿Puedes nadar hasta mamá, Jer?" – le preguntó Ross, e hizo señas a Demelza para que se alejara un poco. Cosa que hizo a regañadientes y con un nudo en el estómago. Nunca dejaba a Jeremy nadar solo, menos sin sus flotadores. Se alejó un par de metros, Valentine le demostró como debía hacerlo, se acercó hacia ella una vez para que Jeremy lo viera mientras su pequeño aún estaba en brazos de Ross. De reojo vio que algunas personas los estaban observando desde la playa, seguro ya se tenían que ir. Pero ella no podía quitar la mirada de su bebé, porque todavía era su bebé por más que a él no le gustara que le dijera así.
"Ven, Jeremy." – se encontró diciendo ella también. Ross apenas lo sujetaba por la cintura, el niño movía las piernas bajo el agua tal como Valentine le enseñaba. Entonces lo soltó.
Demelza contuvo la respiración por un segundo. Jeremy pareció hundirse un poco, pero se mantuvo a flote y comenzó a moverse. Valentine nadaba a su lado siguiendo su ritmo, y Ross caminaba junto a él del otro, atento. Despacio, pero con una gran sonrisa se acercó a ella. Cuando Demelza lo tomó en sus brazos le dio un beso en la mejilla.
"¿Viste lo que hice, mamá? ¿Lo viste? ¡Puedo nadar solo!" – exclamó orgulloso. Valentine chapoteaba gritando "¡Bien!" a su lado. Ross le dio una palmadita en la espalda.
"Claro que lo vi. Estuviste estupendo."
Jeremy no tardó en soltarse de sus brazos y volver al agua, confiado. Detrás de Valentine que nadaba alrededor de ellos, Ross siguiéndolos de cerca. Entonces sí, Demelza desvió su mirada hacia la costa. Lo vio a Jim, el joven fotógrafo que los perseguía a todos lados tomándoles fotografías.
"Mira, Jeremy. ¿Quieres que te enseñe otra cosa? Un truco que hacemos con mi papá."
Ella se acercó a Jeremy y lo sostuvo mientras Valentine se trepaba a la espalda de su padre. Ross buscó un buen lugar, lejos de cualquier roca y alejados de ellos también. Lo sostuvo a su hijo de las manos mientras este se ponía de pie sobre sus hombros. Cuando estuvo en equilibrio, Valentine se soltó, levantando sus manos hacia el cielo y un momento después voló sobre la cabeza de su padre, zambulléndose en el agua estilo bomba y con un grito de "¡Wiiii!"
Jeremy los observaba boquiabierto, a ella le parecían unos salvajes.
Valentine asomó su cabeza en el agua con una sonrisa satisfecha.
"¿Lo viste, Jer? ¿Quieres hacerlo?"
"Uhmmm… creo que Jeremy es muy pequeño para hacer eso."
"¡No soy pequeño!"
"Tal vez no en su primera clase de natación, Val. Recuerda cuanto tiempo te costó a ti dominar ese talento."
"Además, creo que ya tenemos que irnos o nos dejarán aquí abandonados." – dijo Demelza, indicando en dirección del equipo de filmación que trabajaban apresurados guardando todo el equipamiento. También la vio a una de las asistentes con las batas para ellos y a Rosina con las toallas para los niños, las dos esperándolos en la orilla.
"Awww… ¿no podemos quedarnos un poco más?"
"Sí, ¿Podemos, mamá?"
Demelza lo miró a Ross que estaba pensando lo mismo que ella. Esos dos niños se habían hecho cómplices muy rápido, pero a los dos les complacía que su correspondiente hijo tuviera un amigo, y no solo en esa Isla.
"Solo naden una vuelta más y salimos."
"¡Siii!"
Unos cuantos minutos más tarde cuando salieron de la laguna, Demelza se disculpó con la asistente que los había estado esperando. Jim, el fotógrafo, se acercó también.
"Señorita Carne, les saqué algunas fotos mientras estaban jugando en el agua con sus hijos, pero no se preocupe. No son para la producción, pensé que le gustarían. Se las enviare solo a usted."
"Oh, gracias, Jim. Eso es muy amable, y puedes llamarme Demelza."
"¿Me las envías a mí también?" – preguntó Ross, acercándose luego de secar con la toalla a Valentine.
"Por supuesto." – dijo el joven. – "Bueno, nos vemos."
Ambos envueltos en batas blancas y con el cabello todavía mojado, Ross y Demelza se miraron de nuevo. Ahora que habían salido del agua, no sabía muy bien que decir. Había sido un lindo momento, y ya quería ver las fotos que Jim les había tomado. Y Jeremy se había divertido como pocas veces, tal vez no era una mala idea que tomara clases de natación. Buscaría algún instructor cuando regresaran a casa.
Para ser honesto, Ross estaba algo deslumbrado por Demelza en ese momento. Sí, cuando filmaban habían vuelto a tener la misma confianza de antes, con unos cuantos años más de experiencia. Incluso hasta podía decir que era más sencillo. Pero no era sólo eso. Ocho años, fama y fortuna, la habían convertido en una mujer hermosa. Y en ese momento lo estaba mirando con un brillo en sus ojos que lo tenía medio hipnotizado y sin saber muy bien que decir. Por suerte su hijo lo distrajo, sacudiendo la manga de su bata para llamar su atención.
"¿Señor Ross? Vamos a volver con usted en el auto, ¿verdad?"
Ross bajó la mirada de su madre al pequeño.
"Sí, eso habíamos acordado. Y puedes llamarme Ross, Jeremy. Y tal vez, más tarde podamos ir a cenar… Los cuatro, ¿al restaurante de la playa?"
