CAPITULO 3
VENGANZA
- Señora Malfoy- llamó servicialmente un elfo domestico vestido con una sabana en forma de toga amarillenta.
- Si Dispel?
- La señorita Riddle está aqui- anunció a la señora de la mansión Malfoy- la espera en el salón de invitados.
- Dile que bajo en seguida- respondión con su voz fría y dura- vamos, Dispel! Rápido! A que esperas?
- Enseguida señora Malfoy.
El elfo doméstico cerró la puerta de la habitación de la Señora Narcisa Malfoy, dejándola a esta sumida en sus pensamientos.
Desde la detención de su marido, Lucius Malfoy, su belleza se había ido marchitando poco a poco, consumiendose como una flor sin regar... aunque para la ocasión había querido presentar su mejor aspecto a la Hija del Señor Oscuro. ¿ Cómo sería? Él siempre la había guarado como mucho celo. Nunca se supo el nombre, ni la edad, ni el color de su cabello... nada! Corrían rumores acerca de su procedencia, de una madre deshonrosa a la causa de Lord Voldemort pero ella no lo creía posible. Ella no blasfemaba contra su señor.
Se miró por última vez al espejó, retocó su maquillaje perfecto, observó su elegante peinado y se alisó sin ser necesario su túnica color borgoña, de una tela de aspeco caro.
Suspirando e irguiendo su porte magestuosa se levantó de la silla del tocador y con pasos cortos pero apresurados salió de su habitación en dirección de la planta baja donde la invitada la esperaba.
Cuando abrió la puerta y buscó a la joven con avidez, para observar el secreto de su aspecto, quedó desolada y frustrada. Había venido preparada. La capucha impedía a Narcisa ver bien los rasgos de la joven dama, pero por lo que acertó a otear pensó que debía ser muy hermosa.
Con una sonrisa de bienvenida y recuperando su porte, cruzó la sala y abrazó a la joven que tan fríamente la esperaba en la otra punta de la estancia.
- Se bienvenida a la Mansion de los Malfoy, señorita Riddle- dijo Mrs Malfoy- nos alegramos de tenerla con nosotros.
- Gracias a usted por recibirme en su casa.
- No es ninguna molestia, creame- explicó ella, maravillandose ante el melodioso y fascinante timbre de su voz- nos gusta tener invitados... sobre todo desde... desde que Lucius se fue.
- No se preocupe por él, Señora Malfoy- replicó la joven- mi padre sacará a Mr Malfoy de Azkaban y será recompensado.
- Es mi deseo más ferviente, creame.
Riddle asintió con la cabeza encapuchada, y un incómodo dilencio sacudio la salita.
- Le gustaría conocer a mi hijo Draco? -preguntó ella, intentando romper el hielo.
- No sabía que tuvieran un hijo- respondió ella secamente.
- Si... mi querido Draco. Espere aqui un segundo...
Narcisa se levanto y se acercó a la puerta de la salita, donde Dispel aguardaba alguna orden de su ama.
- Corre y vete a llamar a Draco. Dile que baje en seguida!
- Si, señora.
Mrs Malfoy volvió a entrar al salón bajo la fría mirada de la joven Riddle, oculta bajo la capucha negra.
- Señorita Riddle... quiere que llame a un elfo doméstico para que se ocupe de su capa?- preguntó Narcisa dudosa.
- No se moleste.
- No tiene calor?
- No señora, estoy perfectamente, si no le importa me gustaría irme a mi habitación en seguida... el viaje desde escocia ha sido muy largo y estoy bastante cansada.
- Es comprensible- dijo la mujer comprensiva- en cuanto llegue mi hijo Draco le diré que le acompañe.
- Gracias Mrs Malfoy.
- Es todo un placer- contestó mientras a su vez entraba a la sala un chico de 16 años de edad, de cabellos rubios platinos que le caían atractivamente sobre el rostro pálido y arrogante de un arístocrata mago. Sus ojos grises brillaban de soberbia y parecían una coraza de hierro. Esos ojos hacían que la joven tuviera un escalofrío... Draco Malfoy era un ser malvado... un joven que pronto sería instruido para formar parte del selecto grupo de los mortífagos... al igual que ella- Draco! Ven, acércate... quiero presentarte a la Señorita Riddle.
- Encantado de conocerla- dijo él inclinando levemente la cabeza.
- El gusto es mio, Señor Malfoy- respondió con su voz fría y fatidicamente melodiosa.
- Hijo, lleva a la señorita Riddle a su habitación.
- Si Madre- contestó el chico dandose la vuelta mientras se concienciaba que la joven y misteriosa invitada le seguia.
Salieron del salón, para alivio de la joven Riddle y recorrieron los largos pasillos de la antigua mansión hasta llegar a una puerta entre abierta.
- Aqui es- dijo el chico abriendo la puerta de par en par, mientras se apoyaba en el marco y miraba a la deconocida con curiosidad- con que la hija del Señor Oscuro, Ehh? Que se siente al tener un padre todo poderoso?
- Que que se siente?- repitió ella con dureza- Siento el poder de ser capaz de coser una boca con un solo movimiento de mi mano, para hacer callar a los curiosos que meten sus narices donde nadie les llama.
Al principio Malfoy se sintió sorprendido pero después comenzó a reirse ante la estupefacción de la chica.
- Que sentido del humos más macabro!- rio él- me gusta! Creo que tu yo yo podemos llegar a ser amigos, o por lo menos intentarlo.
- Yo no tengo amigos.
- Yo tampoco.
- Entonces a que viene tanta tonteria?
- No he conocido nunca una chica mortífaga y me intrigas... ademas, en cierta manera nos parecemos.
- Yo no soy mortífaga y tampoco me parezco a nadie, y menos a ti- dijo ella bruscamente finalizando la conversación.
- Tal vez no lo seas aún... pero lo seras. Quieres que él se sienta orgulloso de ti... yo también quiero que mi padre se sienta orgulloso de mi, sabes? Por eso hago lo que me manda... no porque me sienta realmente inclinado a las causas del Señor Oscuro.
- Sabes con quien estas hablando?
- Naturalmente. Con su hija, que ademas de tener una voz hermosa como ninguna, es una maleducada ya que impide que la gente que le da un techo para dormir vea su rostro.
- Podrías ser castigado por tu descaro.
- Tal vez.
- Eres insoportable, alguien te lo habia dicho.
- Mucha gente...- rio él alegrandose de ver dibujarse una sorisa en el rostro de la chica- cual es tu nombre?
- Riddle.
- Me refiero a tu nombre de pila! Realmente pretendes oh! gran señora de la oscuridad que la llame Señorita Riddle?
- Deberías hacerlo
- Debería, pero no lo hare... asi que ten la amabiliadad de decirme tu nombre.
- Nadie sabe mi nombre. Solo mi padre ¿ Porque tendria que decirtelo a ti?
- Quizás por que he sido la unica persona que me he atrevido a preguntartelo?
- Otras personas tb se lo preguntan.
- Pero nadie te lo hace a la cara, verdad?
Entonces ella rio, como hacía años que no lo hacia... rio hasta que las lágrimas le salieron por los ojos. Secandolas recobró la compostura y dijo:
- Mi nombre viene del tiempo donde la magia griega reinaba en ambos mundos... mi nombre es la venganza de los dioses y siginifica la hija de la noche. Mi nombre representa la ira de los dioses contra la soberbia y la altivez; portadora de la buena o mala fortuna de los mortales.
Y mientras decía eso, alzó las manos, y se bajó la capucha dejando que Draco mirara directamente su rostro la la luz de las velas que titilaban suavemente. Él abrió la boca estupefacto y algo le impidió pronunciar palabra alguna... la miro una y otra vez... cada rincon de su rostro... cada mechón de su cabello que caía por sus hombros y entonces comprendio porque tanto misterio...
- Nadie escapa a mi poder, Draco... nadie- susurró ella volviendose a ponerse la capucha mientras entraba en la habitación y cerraba la puerta ante las narices de un Draco atontado.
- Voy a formar parte de la orden?- preguntó el joven estupefacto.
- Exacto- confirmó Remus con una gran sonrisa orgullosa en su amable y bondadoso rostro.
- Pero... - Harry sin encontrar ninguna palabra para el momento, calló. Alzó la mirada cargada de poder encendido y alegría detenida y se encaró con todos los presentes- Gracias.
- No hay por que darlas- dijo de pronto Hagrid- siendo justos, creo que mereces estar aqui.
- Pero eso si Potter- comentó Minerva Mc Gonagall- debes entrenar, y estudiar la magia como nunca.
- No podrás bajar la guardia- colaboró Tonks- nunca.
- No deberás permitirte fallos... porque ellos acarrearían... más muertes- finalizó Severus Snape.
- Lo sé.
- Bien Harry, esta todo listo...- dijo Albus- ahora, Arthur por favor, trae a esos dos jóvenes precoces.
Ante la sorprendida mirada de el joven mago Mr Weasley se levantó de su silla y en silencio pero con una gran sonrisa de satisfacción salio de la cocina momentos despues, seguidos de dos radiantes George y Fred Weasley.
- Hombre Harry!- saludó Fred al verle.
- Nos imaginamos que estarías aqui- sonrió george.
- A él también le inician?
- Pues claro, Fred!- explicó George dando un codazo a su hermano- que crees que haría si no aqui? Hacer la cena?
- Mr Weasley lleva razón... Hoy seréis tres los iniciados a la Orden del Fénix- comenzó Albus ante la escrutadora mirada de todos los presentes- asi pués, acercaros... sin miedo, porque ahora ya no podrá existir el miedo para vosotros... nunca más. Lord Voldemort percibe el miedo, utiliza el miedo... mata con miedo... Fred, Mr Weasley, acercate muchacho.
- Si, señor.
- Por qué quieres unirte a la Orden del Fenix?- pregunto el anciano mago bajo su azulona mirada excrutadora.
- No lo sé, Mr Dumbledore... aunque se perfectamente que no es un capricho mio. Deseo ayudar al mundo muggle... y al mundo mágico. Supongo que aborrezco a el-que-no-debe-ser-nombrado y a todos los mortífagos en general por su... por sus pocos escrupulos. No entiendo la muerte, pero estoy pegado a la vida... aun asi la arriesgo para vencer a ese brujo que desea dominar lo indominable... ese ser sin alma que intenta doblegarnos a todos bajo su poder.
- Hijo, espero que no fracases en tu intento de ayudar a la Orden.
- No lo hare, Mr Dumbledore.
- Asi que deseas formar parte de nuestra organizacion, por tu voluntad propia y prometes lealtad a todos los aqui presentes?
- Si.- dijo Fred con voz firme y sin dudar.
- Que asi sea- exclamó Dumbledore alzando la varita- fenix venedictum!
Un haz de luz dorada y anaranjada rojiza envolivió el hombro izquierdo del joven gemelo Weasley, que sorprendido vio como esa parte de su túnica se desgarraba y se grababa dolorosamente la figura de una fénix bellísimo alzando las alas para volar. En la piel del muchacho quedaron patentes los cálidos colores del magnifico ave... la orgullosa porte de aquel ser magico.
- George.
- Supongo que me hara la misma pregunta que a mi hermano- dijo ante la mirada del director.
- Asi es.
- Esta bien, se lo dire... deseo unirme a la orden del fenix no por motivos tan morales como los de Fred. Yo tan solo quiero ser útil, ayudar, me entiende? No se si será buena idea... si me convertiré en un héroe o me mataran... pero creo que no soportaría ver como mis seres queridos mueren mientras yo disfruto de una realidad que ellos intentan salvar.
Albus asintio con la cabeza.
- Deseo que nunca tengas que presenciar la muerte de ninguno de tus seres queridos, muchacho- dijo con suavidad- Fenix Venedictum!
Esta vez el haz del hechizo fue directo a un lugar remoto y escondido: detras de la oreja... donde, al igual que su hermano Fred, se quedó grabado con dolor el mismo ser magico, pero en mucho menor tamaño... aunque su forma, su explendor, su brillo y su vida eran las mismas.
Satisfecho, George sonrio a Albus y dejo sitio a Harry.
- Bueno, Harry... y tu? Por que deseas unirte a la Orden del Fenix?
Los labios del joven mago permanecieron inalterables durantes unos instantes, hasta que momentos despues y con una dureza incalculable... y un sentimiento de gran tristeza, dijo:
- Venganza.
Un silencio incomodo se adueñó de la sala hasta que Tonks susurro repitiendo:
- Venganza...
- Venganza!- exclamó Ojoloco.
- SI! Venganza!- corroboró Hagrid levantandose.
- Venganza!- chillaron los Weasley.
- Venganza!- asintió Severus con una sonrisa de satisfaccion en el rostro.
- Eso es!- bramó Remus con una gran sonrisa golpeando con el puño la mesa- venganza!
- Por ellos... por todos- continuo Harry impasible.
Albus sonrió con tristeza, aunque con un brillo de felicidad en los ojos.
- Fenix Venedictum!
El rayo dorado con motas anaranjadas rojidas golpeó a Harry en su ancha espalda, y en ese lugar la túnica se desgarró con fuerza... y en la joven y blanca, pero ejercitada piel, apareció grabado un gran fenix, de la mismas caracteristicas que los anteriores... con la misma vida, el mismo brillo, los mismos colores... a excepción de algo que solo una persona percibio, Remus: aquel ave fenix tenia una serpiente enroscada a la pata.
N/A: Holaa! Aqui esta el capitulo tres! - espero que os haya gustado y que no sea muy muermo .
En fin, cualquier cosa que querais sugerir, cualquier comentario... podeis escribirme un e-mail a - pero eso si! todos los que leais el ff, por favor dejen rewiers! Deseo leer todos vuestros comentarios!
Mil besos:
IranBlack
