Capítulo 3. Rumores.
Diego continuó con su comida deseando salir de la taberna cuanto antes. Don Aurelio se acercó a saludar a don Alejandro.
"Si tiene usted tiempo ahora me gustaría que discutiéramos un poco más acerca de su idea de llevar el ganado al mercado a la vez. Aún creo que aunque sea más seguro, llevar tantos animales juntos al mismo mercado puede reducir el precio de venta."
"No creo que eso vaya a ser un problema, siéntese y nos tomamos un café mientras lo hablamos." respondió don Alejandro haciendo una seña a Pilar para que les sirviera las bebidas.
"Yo voy a continuar en el periódico." dijo Diego levantándose de la mesa. "Encantado de saludarle, don Aurelio."
El interpelado tendió su mano a Diego para saludarlo, para inmediatamente después reanudar su conversación con su padre.
Diego entró en el periódico y continuó por donde lo había dejado. Leyendo los artículos que había seleccionado de otros periódicos perdió la noción del tiempo, y cuando su padre entró en la oficina se sorprendió.
"¿Ya habéis acabado de discutir acerca del ganado?"
"Don Aurelio es tan tozudo como yo, en realidad no habíamos acabado, pero Victoria nos ha echado para cerrar por la siesta."
Diego miró el reloj sorprendido. "No me había dado cuenta de que era tan tarde."
"Si no te importa me quedaré aquí, hace demasiado calor como para volver ahora, el sol está cayendo a plomo." dijo don Alejandro mientras miraba a su hijo fijamente, aunque Diego no se dio cuenta porque había vuelto a bajar la vista hacia sus papeles.
"Por supuesto, quédate, tengo agua en esa jarra si quieres un poco." respondió alzando la vista de nuevo un momento.
Don Alejandro se sirvió un vaso y se quedó pensando mientras Diego continuaba leyendo.
"Quizá deberíamos aprovechar para hablar." dijo don Alejandro.
Diego levantó la vista de los papeles que tenía en la mano. "Claro, no me vendrá mal un descanso."
Su padre lo miró con aire especulativo. "Acerca de lo que ha dicho antes el alcalde. ¿Hay algo que querrías contarme?"
Diego apartó un poco la vista y trató de disimular. "Ya sabes cómo es de Soto, está deseando dejarnos en evidencia."
"Puede ser, pero esa marca que tienes ambos sabemos que no te la ha hecho ningún insecto."
Durante unos segundos ambos permanecieron en silencio. "¿Voy a tener que preguntarte directamente? ¿Quién es ella?" dijo don Alejandro muy serio.
Diego continuó callado.
Poco antes, en la taberna, Victoria entró en la cocina después de pedir por segunda vez a don Alejandro y don Aurelio que se fueran porque tenía que cerrar.
"Por fin se han ido. Cuando empiezan a hablar no hay quien los calle." dijo Victoria.
"Sí," dijo Alicia. "luego dicen que las mujeres somos habladoras. Los hombres son peores que nosotras."
"Excepto don Diego, que no ha soltado prenda cuando el alcalde le ha preguntado. No os vais a creer lo que ha dicho de Soto." intervino Pilar.
Victoria soltó una pequeña risa. "En eso tienes razón, no me lo voy a creer, porque el alcalde miente más que habla."
"Pues yo creo que esta vez ha acertado, porque don Diego disimulaba bien, pero parecía algo nervioso."
Victoria miró a Pilar. "Venga, suéltalo de una vez, que estás deseando contárnoslo."
Pilar no necesitó más invitación. "De Soto vio una marca en el cuello de don Diego, y luego un arañazo debajo del cuello de su camisa. Dice que se lo tuvo que hacer anoche una mujer." dijo la chica bajando la voz y con una sonrisa traviesa.
"Don Diego no tiene novia." dijo Alicia pensativa. "Tú le conoces mejor, Victoria. ¿Sabes si está cortejando a alguien?"
Victoria la miró algo confusa. "No, pero incluso si lo estuviera haciendo no creo que…"
"Si me estuviera cortejando a mí yo habría hecho algo más que besarle y arañarle el cuello." dijo Pilar con una mirada sugerente.
Victoria se sobresaltó al recordar lo que había estado haciendo la noche anterior con el Zorro, y por poco se le cae el plato que estaba fregando. Por suerte consiguió evitar que se le rompiera.
"Quién lo iba a decir de él. Parece tan formal y caballeroso." dijo Alicia, dándose cuenta de que Victoria parecía nerviosa.
"El alcalde dijo que eso explica que no esté casado, que para qué conformarse con una mujer si puede tener muchas." añadió Pilar.
"No deberíamos dar credibilidad a lo que dice el alcalde." dijo Victoria disimulando su desazón sin conseguirlo del todo.
"Qué palabras tan largas usas. Hay que ver qué bien hablas, se nota que pasas tiempo con don Diego. De hecho eres la única mujer con la que habla habitualmente. ¿No serás tú su novia misteriosa?" dijo Pilar.
"Basta ya de cotilleos, será mejor que os vayáis a casa, esto ya está listo." dijo Victoria poniendo a escurrir el plato.
"Vale, pero si quieres contarnos algo ya sabes dónde estamos." dijo Alicia.
"Y si no nos lo quieres contar nos lo inventaremos y será peor." dijo Pilar riendo.
Ambas chicas se dirigieron a la puerta de la cocina, justo antes de abrir se giraron y se quedaron mirando a Victoria fijamente; ésta no pudo evitar enrojecer pero cuando estaba a punto de decir algo las dos chicas se miraron con mirada cómplice y se echaron a reír saliendo por la puerta a toda velocidad. Victoria, bastante molesta, se quedó pensando en lo que habían dicho, y decidió ir a ver a Diego al periódico. Podía ser una coincidencia, pero… ¿Y si no lo era?
La plaza estaba desierta a esas horas. El calor apretaba con fuerza, por suerte el periódico estaba justo al lado de la taberna. Al acercarse a la puerta y alzar la mano para llamar oyó la voz de don Alejandro.
"...ambos sabemos que no te la ha hecho ningún insecto."
Victoria dudó unos momentos, no queriendo interrumpir su conversación. Don Alejandro volvió a hablar. "¿Voy a tener que preguntarte directamente? ¿Quién es ella?"
Victoria se quedó sorprendida al oír la discusión, indecisa acerca de si debería llamar a la puerta.
"¿No estará casada?" dijo don Alejandro indignado. "Porque quiero tener nietos, pero legítimos de la Vega, que puedan llevar tu apellido con orgullo."
"Yo no tendría una aventura con una mujer casada, deberías saberlo." dijo Diego con una voz mucho más firme de lo habitual, que a ella le sonó más como la voz de el Zorro que la de Diego. Aquello hizo que se quedara paralizada escuchando.
"Entonces vas a decirme quién es, porque más te vale que sea solo una, y vas a pedirle que se case contigo y a hacer de ella una mujer decente." dijo don Alejandro que acompañaba cada frase con un gesto señalando a su hijo, del que sospechaba que estaba actuando como un canalla. "¿Es eso lo que haces por las noches cuando no estás y luego me dices que has salido a mirar las estrellas o a buscar plantas raras?"
Victoria se decidió a llamar. Necesitaba ver a Diego inmediatamente y confirmar o descartar sus sospechas.
Nota de la autora:
¿Qué tal va la historia? Por favor, opinad, me encantan los comentarios, me alegran el día. A mí personalmente me encanta cuando don Alejandro llega a conclusiones precipitadas.
