IX.- Gracias
Salieron del bar e Inuyasha entregó el boleto del valet parking al encargado. Miraba preocupado a la chica que traía en brazos, su rostro se veía pálido. Su carro llegó y le entregaron las llaves. Inuyasha abrió la puerta del copiloto y posó a Aome en el asiento. En verdad estaba preocupado por ella, tenía ganas de regresar por Sesshomaru y matarlo si algo malo le sucedía a Aome. Una vez que la sentó, comenzó a darle pequeñas palmaditas en la mejilla rogando que reaccionara.
-Aome… Aome, despierta, por favor… despierta…-
La chica reaccionó lentamente. Abrió los ojos para encontrarse con otros dorados que la miraban tristes y mortificados.
-Inuyasha…- De pronto recordó lo que había pasado. Sesshomaru cerca de ella besándola, luego queriéndose propasar, a Inuyasha que llegaba para luego caer desmayada. Las Imágenes se repetían en su mente una y otra vez, lo que le ocasionó que el dolor regresara. Se sujetó la cabeza en señal de dolor.
Inuyasha creyó que algo más grave le sucedía.
-Aome ¿Qué ocurre?... estás bien?...
-Inuyasha… ayúdame… me duele mucho la cabeza…-
-Tranquila, te llevaré a tu casa… todo estará bien…-
Aome sintió otra punzada de dolor. Recordó que no podía llegar a su casa. Había llamado a su mamá para decirle que se quedaría a dormir con Sango. La boca le temblaba. Tal vez era otro efecto de las gotas. Las palabras salían de su boca muy torpemente, pero como pudo, se lo hizo saber a Inuyasha.
-No…a mi casa no… no puedo ir…- Luego cayó nuevamente inconsciente.
Inuyasha la recostó en el asiento, se quitó el saco que vestía y con el cubrió a Aome.
Iban por la calle sin rumbo alguno. Inuyasha creyó que las palabras de Aome eran porque no querría que su mamá la viera en aquél estado. Así que no se le ocurrió nada mejor que llamar a Sango. Pero a dónde?. No tenía el número de su casa y aunque lo tuviese ya era muy tarde para llamarla ahí. Así que tomó su teléfono y marcó el celular de Miroku. Pero una grabadora le contestó. Lo intentó varias veces pero no tuvo éxito. Desesperado por no saber qué hacer arrojó su celular.
-Maldición!...- Miró a la chica. Esta parecía dormir tranquilamente. –Aome… Tendré que llevarla a mi casa, así descansará… mañana a primera hora la llevaré a su casa…-
Y así lo hizo, manejó hasta llegar a su casa.
Era una casa grande, no tanto como una mansión pero era amplia y lujosa. Inuyasha llevaba viviendo ahí desde que cumplió 16 años, edad en la que su padre se retiró a China por asuntos de trabajo. Entonces se quedó solo en aquella casa. Estacionó el auto en el garage, bajó de él y fue hacia el lado de Aome. La tomó delicadamente entre sus brazos y se encaminó hacia la puerta de su casa. Introdujo las llaves en la cerradura y entró. Fue directamente hasta su habitación para dejar descansar a la chica. Había otras 3 habitaciones en la casa, sin embargo, Inuyasha decidió dejarla en la suya puesto que era la más cálida y presentable.
Entró a la habitación y recostó a Aome en la cama cubierta por suaves sábanas de satín negras.
Algunos cabellos cubrían el rostro de Aome. Inuyasha los retiró delicadamente dejando ver el suave y pálido rostro de la chica. Puso una mano en su frente y notó que estaba muy fría. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo.
La sola idea de pensar que algo malo le sucedería lo espantaba. Se arrodilló a la orilla de la cama sin dejar de observar el rostro de Aome. Sus ojos recorrían una y otra vez la figura de la chica. Luego se posaban en sus labios, su cuello, sus hombros…
Se sonrojó al darse cuenta de lo que estaba pensando. …"Tonto!... en que diablos estás pensando?... por qué estás pensando en eso?"… Luego una punzada de dolor le vino a la cabeza al recordar como Sesshomaru besaba a Aome… "maldición!... ella… a ella le gusta ese desgraciado"… Después se volvió hacia el rostro de la chica que ahora le parecía más hermoso…"pero no puedo evitarlo… no puedo evitar sentir lo que siento…me gusta, me gusta demasiado…creo que yo… creo que yo la amo"…
Amarla?... No era muy pronto para decir eso?... No, él lo sabía. Siempre lo supo desde el momento en que la vio por primera vez. Las miradas, los suspiros, los sonrojos, los silencios… Siempre lo supo, no era solo el parecido con Kikyo. También era su marcada diferencia. Tal vez le hacía falta vivir experiencias con ella para saber si realmente la amaba, pero de lo que estaba seguro, era de que sentía un gran amor por ella, le preocupaba su bienestar y le gustaba estar con ella… Nunca había sentido esto con nadie, así que esa era otra razón por la cual podía decir que la amaba.
Aome descansaba normalmente, acostada en la cama. Dormía pacíficamente como no recordando nada, o tal vez era que no quería recordar nada. Inuyasha se paró y pasó su mano entre los cabellos de la chica dando una suave caricia que Aome respondió con un suspiro aun dormida.
-Buenas noches Aome…- Cerró la puerta de la habitación tras de sí y fue hacia la cocina a prepararse una taza de café. Tomó el teléfono e intentó comunicarse nuevamente con su amigo, pero de nuevo no surtió efecto.
Colgó el aparato derrotado y se sentó en el sofá. Recostó su cabeza hacia atrás dejándose vencer por el cansancio. No tenía pensado dormir, ya que quería permanecer despierto por si algo se le ofrecía a su visitante.
Cerró los ojos tratando de descansar la vista. Por su mente comenzaron a pasar varias escenas. Desde lo ocurrido hace una semana, cuando conoció a Aome, hasta lo ocurrido aquella noche.
No podía creer que Aome se encontraba ahí con él. No era en las circunstancias más aptas pero le gustaba la idea de tenerla cerca, sobre todo porque sabía que así podía cuidarla y defenderla. Transcurrieron los minutos y no pudo evitar el quedarse dormido.
Eran las 8:30 de la mañana cuando Aome abrió los ojos quejándose de un nuevo dolor de cabeza, esta vez a causa de la resaca. Se sentó en la cama, no parecía caer en la cuenta de que no estaba en su casa.
Se frotó la cabeza tratando de recordar lo ocurrido la noche anterior pero solo escenas borrosas llegaban a su mente. Una vez que hubo despertado mejor se percató, al fin, de que estaba en un lugar totalmente desconocido.
No supo como reaccionar así que solo gritó. Gritó tan fuerte que despertó a Inuyasha de golpe y este, también un poco desconcertado, recordó que tenía visita.
-Aome…- Se levantó del sofá y corrió hacia su habitación encontrándose con una bastante asustada, sin mencionar gritona, Aome.
-¿Qué te ocurre? Estás bien?...-
-Inuyasha… ¿qué haces aquí?...-
-¿cómo qué que hago aquí?... esta es mi casa…
-Qué?... entonces que hago YO en tu casa?...
-Ahh… no recuerdas nada?-
Aome solo frunció el ceño en respuesta pensando lo primero que le vino a la mente… (N/A Sí, es eso que están pensando…)
-Quieres decir qué tú y yo?... Aayy! No puede ser!... de seguro que estaba borracha verdad?...
-Oye! Espera un minuto… en qué demonios estás pensando?...
-Pues en qué quieres que piense!...
-No es lo que piensas Aome… Tienes una mente muy sucia…- Ahora sonaba muy sarcástico y no dejaba ver sus verdaderas emociones, que eran de preocupación. Pero no pudo evitar sonrojarse.
-Qué?... y qué quieres que piense cuando no me explicas que hago en tu casa?...
-Feh!... olvídalo quieres?... será mejor que vengas a comer algo si no quieres que la resaca te mate…- Cerró la puerta dejando a una desconcertada Aome dentro de la habitación.
Aome no pudo evitar sentirse mal, no recordaba con exactitud lo que había pasado la noche anterior. Se puso de pie y de pronto una imagen le vino a la mente…
FLASH BACK
-Aome, ya te dije que te ves hermosa?...- Sesshomaru esbozó una sonrisa de manera cortejante.
Aome se sonrojó y sonrió… - Muchas gracias Sesshomaru…-
-Es en serio… Eres muy hermosa… me gustas mucho Aome…- Acabó de decirle esto y se acercó más a la chica.
Aome no pudo hacer más que agachar la cabeza en señal de vergüenza. Después sintió que la cabeza le iba a estallar, todo le daba vueltas. Eso sin contar todo lo que estaba sintiendo gracias a las palabras de Sesshomaru.
Sesshomaru le levantó el rostro y se acercó aún más a ella. Se encontraban a escasos centímetros, milímetros.
Aome adivinó lo que este quería hacer y quiso zafarse de esa situación, ya que, sabía que con aquél dolor de cabeza, ni siquiera lo disfrutaría…
-Sesshomaru… por favor no….- pero sus intentos se vieron fallidos..
-No te preocupes Aome, todo va a estar bien…- la acorraló y la besó…
FIN FLASH BACK
Se tomó la cabeza, el dolor había vuelto. Tal vez nunca se fue pero cuando estaba con Inuyasha no se percató del dolor. Todas las imágenes sobre lo sucedido la noche anterior fueron pasando una a una sobre la mente de Aome. El dolor se intensificó y Aome no soportó más se arrodillo sujetándose la cabeza y gritando.
No parecía en sus cabales, ya que, comenzó a gritar justo como la noche anterior. Tratando de zafarse de los brazos de un Sesshomaru irreal…
-Sesshomaru, basta, por favor detente… no quiero… Sesshomaru….-
-No! Sesshomaru…. Basta!...-
Inuyasha, que se encontraba tostando un poco de pan para el desayuno escuchó los gritos de Aome y el nombre de su hermano. Temiendo lo peor, dejó el pan tirado y corrió hasta su cuarto, topándose con Aome tirada en el piso luchando contra ella misma.
-Aome!... Aome!... –
-NO! Déjame Sesshomaru no me toques… déjame!...
-Tranquila Aome, soy yo...- La tomó por los hombros y la sacudió un poco tratando de hacerla reaccionar. – Soy yo! Inuyasha!...
-…Inu..Yasha…- Aome, quien mantenía los ojos cerrados, los abrió poco a poco, encontrándose con Inuyasha que la veía muy preocupado… - Inuyasha… Inuyasha!...- Se abalanzó sobre él llorando y sollozando, lo abrazó buscando refugio y protección.
Inuyasha, al principio no sabía como corresponderle pero las lágrimas de Aome lo hicieron reaccionar. La abrazó tiernamente y posó su mano en su cabeza. Susurrando palabras de aliento para la chica…
-Tranquila… todo va a estar bien…-
-Inuyasha?...
-Sí?...
-Gracias…. Muchas gracias…
CONTINUARA…
