.:Par de Gemelos y una Doncella:.

Capitulo 1:

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Posar mis esperanzas en ti

no me hace sentir mejor

pues aparte de la muerte

que se avecina...

veo venir algo mejor o peor

dependerá de ti.

(Jeanne)

Parecía otro día normal en la aldea de los apaches pero algo negro se acercaba, una sombra corría rápidamente hacía aquel lugar. Ninguno de los participantes parecía darse cuenta de las auras que los recorrían examinándolos, no hasta que estos chocaron contra una pared de hierro, o mejor dicho, con una estatua de hierro. La chica que estaba dentro se sacudió en medio de las espinas y abrió los ojos de golpe, su rostro cambió de la seriedad que la caracterizaba a la inquietud y luego supo que era lo que había pasado, pero no le sonaba lógico. Debía ser media noche, abrió la carátula de la doncella de hierro y vio a sus amigos entorno a ella, parecían de lo más normales, no se habían dado cuenta¿alguien lo habría notado, repaso en su mente a los concursantes, solo creía que dos lo hubieran sentido, y si ella estaba en lo correcto, lo que se avecinaba era peor que uno de ellos, se debía actuar de inmediato. Suspiró, hizo memoria, esa sombra que había sentido, solo una vez había escuchado de ella, pero el relato había sido tan vivido que en secreto ella había deseado que jamás ocurriera de nuevo, pero no siempre lo que se quiere se obtiene. Databa de unos 700 años atrás, tan grande y tan maligna, destruía a los espíritus y a sus portadores, absorbiéndolos y haciéndose más poderosa, sin forma hasta que era demasiado tarde, "de las profundidades quemen a las pobres almas liberándolas del dolor", jamás había entendido bien por que decían esa frase cada ves que esta sombra cobraba un victima; pero fuera lo que fuera, ella y sus soldados lo eliminarían, tenían la misión de destruir lo maligno, y esto era más importante que al shaman al que habían venido a detener. Se preparo, sintió nervios, sabía como debía llamar su atención para que se dirigiera a ella y a su grupo, tendría que pelear.

Habían estado trabajando arduamente en el portal de Babilonia, casi tanto como habían estado peleando contra los aliados de Hao; pero ahora eso ya no era su prioridad, no desde que su doncella había salido de su protección para anunciar que los acompañaría a las batallas, ni por todos los medios pudieron convencerla, no hasta que ella les relato parte de lo sucedido en la noche, ellos parecieron entender, pero no estaban tan al tanto de lo que se acontecía como ella. El anuncio de su próxima pelea los había distraído en medio de esta discusión, la doncella acompañaría a su fiel Marcos. Llegaron al lugar de la batalla, sus contrincantes serían parte del grupo de Hao, Marcos se adelanto unos pasos junto con Lysser

- espera - dijo la doncella detrás de ellos, los dos se detuvieron y la que avanzo fue ella, sintió nervios y alzo la mirada un par de veces para notar que los gemelos estaban presentes. Había logrado una pequeña ventaja sobre la sombra, si hubieran peleado primero los gemelos, sin duda los hubiera absorbido, ahora debía de encontrarse un tanto débil, era el mejor momento para detenerla. Los tres hombres delante de ella levantaron tres látigos y los cargaron de energía espiritual, ella levantó las manos. Se acercaba. Se lanzaron en su contra

- shamash - llamó y su espíritu apareció detrás deteniendo los ataques de los hombres, pelearía sola, Marcos sabía que tenía que hacer aunque no había entendido bien al igual que el resto de los soldados x que estaban en lugares estratégicos para auxiliarla. Ella avanzo y libero más de la energía espiritual que requería para derrotar a aquellos shamanes

- es que acaso esta loca - dijo Len Tao al ver la acción de la chica que estaba abajo, Yoh también pensó que era innecesario, de repente se estremeció, se llevó una mano a su pecho, lo había sentido la noche anterior, el anunció del ganador lo trajo de vuelta a la realidad, miró a la chica, no se había movido de donde estaba, como si esperara algo.

Los presentes ahogaron gritos de sorpresa cuando delante de la doncella se levantó una especie de humo negro, pero de inmediato, varios ángeles salieron disparados de armas, chocando contra aquella nube oscura. Jeanne no se inmutó, era lo que había estado esperando, cuando la luz desapareciera verían el resultado. La luz se hizo más débil, no había ningún ángel presente, en lugar de ello, había una figura encapuchada, a la cual no se le podía ver ninguna parte que pudiera decir que se trataba de un ser normal. La doncella retrocedió espantada, pero después dio un paso adelante, dándose valor. Llamo a su espíritu y se lanzo en contra de aquel ser, pero su energía estaba siendo absorbida, quito la mano de inmediato, quiso atacar nuevamente, pero la sombra la tomo del cuello y la levantó. Un frío antártico la golpeo, algo que le congelaba el alma, quiso agarrarlo de los brazos pero sus manos no los hallaban, su vista se nublaba. Sintió que algo se introducía en su pecho, pareciera que pretendía arrancarle la vida, y lo que jamás había experimentado sucedió, de sus mejillas salieron lágrimas que recorrían su rostro, sentía que quería gritar para sentir un poco de alivio, pero todo quedaba estancado en su garganta. Supo que estaba muriendo, en su mente sucedían destellos de su vida, que lastimaba su desintegrada cabeza, las imágenes se revolvían. Algo se aflojo y por fin dio aquel grito de alivio.

No sabía por que pero aquel sonido lo había estremecido, Hao se levantó de donde estaba, se había escuchado como el grito de un animal herido, el ser que tenía sujeta a la doncella incrementaba su poder y parecía disfrutar aquel banquete que se daba, miró a los soldados x, a los ayudantes de ella, estaban anonadados, ninguno de ellos reaccionaba, tenían la vista fija en su tan proclamada salvadora, la que ahora necesitaba ayuda. Yoh se decidió, saltó hasta donde estaba la chica, sacó su espada y ataco lo que serían los brazos del ser, logró que la soltara, la sombra se hizo para atrás y luego se deshizo en la tierra, escapando. Yoh miró a la chica, tenía los ojos abiertos y vacíos, estaba más pálida de lo que era, las lágrimas aun salían de esos ojos que parecían haber visto al diablo en persona, se agachó junto de ella, tomo una de sus manos estaba helada. Pasos, todos los soldados x se movían a donde estaban ellos, Silver también corría para ver que era lo que había pasado

- doncella - repetían a su vez los soldados x, Marcos quiso tocarla pero Silver lo aparto gentilmente mientras que el hombre caía de rodillas derrotado, no había hecho nada, se sentía basura. Silver supo que tenían que ir a la enfermería. Fausto también se acerco, él era médico, reviso rápidamente a la chica, estaba viva, aunque al dar con su pulsó supo que de no haberla salvado Yoh, aquel ser la hubiera matado. Silver levantó a la doncella, como oficial, se encargaría de lo sucedido, los soldados x lo siguieron, querían cuidar ellos mismos a su princesa

- no la ayudaron en ese momento, nosotros nos encargaremos - dijo un tanto molesto Silver, pero era notoria su preocupación por lo sucedido¿acaso, esos eran los deseos de los grandes espíritus?. Desapareció dejando atrás a los asombrados y curiosos shamanes, que se preguntaban en murmullos que había sido eso que había atacado a un shaman tan poderoso, algunos hablaron de escapar, la aldea no era segura. Hao se levantó y se retiro junto con sus ayudantes, intentaba pensar. Yoh y los demás también se retiraron, no tenían nada que hacer con los soldados x, Fausto atendería a la doncella, suponían que se enterarían de algo.

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Me gustaría poder decir

que no me importas

pero traicionaría mi corazón

sí tan solo mi orgullo no

fuera tan grande, sabrías

donde pierdo la razón.

(Hao)

Fausto ya estaba agotado, se dejo caer pesadamente en la silla que estaba detrás de él, hasta al final había logrado hacer reaccionar a la doncella, hizo todo lo que un médico normal hubiera hecho y no consiguió nada, sino hasta que le brindo un poco de su energía fue como la despertó. Aun así permanecía con esa mirada de miedo; ahora dormía, producto de un sedante por que no podía conciliar el sueño, él ya se hubiera ido de ese lugar desde hace unas horas, pero increíblemente, Jeanne le había pedido que no la dejara sola temiendo que regresara por ella, por el trabajo que había dejado incompleto, Fausto le había asegurado que sus soldados estaban afuera para cuidarla, pero ella permaneció con las dudas. Dio un último vistazo a la chica que estaba tendida en la camilla y cerró la puerta tras de sí.

Tenía el sueño inquieto, en su mente revivían una y otra ves lo vivido, las sensaciones, el dolor... el miedo, luego venían imágenes que no entendía, personas, de la muchedumbre que veía en estas visiones, reconoció a uno; hasta el final la chica se levanto bruscamente de su lecho, sudaba frío, tenía los ojos muy abiertos, se llevo una mano a su pecho para tranquilizar a su acelerado corazón, cuando escucho un ruido a sus espaldas. Dirigió su vista hacía los ruidos, trago saliva, la vio surgir de entre las demás camillas, parecía flotar, estiro sus manos hacía ella, unas manos decrepitas de color azul, los dedos se alargaban hacia su rostro, y Jeanne solo atino a decir en murmullos el nombre de la persona que había visto en sus sueños

- Hao... -

No quitaba su vista de aquellos espíritus que se elevaban al cielo, pronto, muy pronto serían suyos; por el momento solo había un problema, no entendía como es que lumbule vedui, o sombra, como erróneamente la llamaban, había llegado a la villa de los apaches. Recordó a la doncella de hierro, y su fallido intento de detenerla, que tonta había sido. Si no estaba equivocado había venido a llevarse a los grandes espíritus, y eso, él no lo iba a permitir, antes de eso seguramente necesitaría más fuerza, sin duda mataría algunos shamanes. Meneo la cabeza, la cosa no pintaba bien, de repente suspendió sus pensamientos, le había parecido escuchar algo

- Hao... - alguien lo estaba llamando, se concentro para intentar dar con aquel que lo buscaba, sintió una necesidad que crecía conforme esperaba que la voz hablara de nuevo, algo que no había sentido desde que había renacido - Hao... - ahí estaba de nuevo, no podía equivocarse, ya sabía quien lo llamaba, pero le pareció imposible, eran acérrimos enemigos, tuvo un sobresalto y olvidándose de eso se dirigió al lugar. Atravesó las puertas del lugar, guiándose a donde lo dirigía su corazón, doblo una esquina y vio a los soldados x, dormían placidamente sentados, afuera de una habitación, no se escuchaba ni un solo ruido. Camino directamente hacía la puerta, giró el picaporte, la puerta chilló, adentró el lugar estaba oscuro y en ruinas, había varias camillas en el suelo, camino lentamente pisando los ya rotos vidrios, no pareciera que hubiera alguien en el lugar. Algo lo halo de la capa, bajo la mirada y se encontrón con la doncella tendida en el suelo, se agachó a su altura y la ayudo a sentarse, sus manos se empaparon de su sangre. Hao estaba desconcertado. La chica se colgó de su cuello

- esta aquí - dijo débilmente, Hao la cargo, mientras que miraba el lugar, el silencio era incomodo y la falta de luz era un dificultad. De repente un grito sobrenatural lo hizo saltar, y una sombra salió de detrás de una cortina, salto directamente hacía él, pero Hao reacciono y lo quemó antes de que se acercara más. La criatura cayó al suelo, envuelta en fuego, produciendo sonidos que hicieron estremecer a Hao

- ¿qué pasa! - gritaron los soldados x, que entraron corriendo a la habitación, apuntaron nerviosos a la figura que estaba en suelo, pero no apartaron la vista de quien tenía a su princesa en brazos. Hao tomo una decisión, ahora podía eliminar a esa cosa, bajo a la doncella poniéndola de pie, formo su espada y camino hacía el ser

- espera - dijo débilmente la doncella, pero Hao la ignoro, asestó el golpe. Los gritos cesaron y la figura dejo de sacudirse, Hao sonrió satisfecho, pero entonces su espada comenzó a desvanecerse y su poder espiritual a disminuir, quito la mano, al tiempo que el arma era tragada por la criatura. Lumbule vedui se levantó, y el cuarto se lleno de una oscuridad sobrenatural, comenzó a brillar, Hao sintió una mano en su hombro

- ángeles - escuchó antes de que el cuarto explotara

Voces, y un escombro que lo estaba aplastando fue removido, se encontró con sus hombres, que habían ido a buscarlo, Hao se puso de pie. Había más shamanes y oficiales del torneo que escarbaban en los escombros, buscaban a los soldados x que no habían muerto, cerca de donde estaba Hao, había unas camas improvisadas, algunos soldados x ya tenían el rostro cubierto, signo de que estaban muertos, de pie junto a ellos estaba la doncella, quien tenía algunas lágrimas en el rostro. Hao empezó a alejarse, paso junto a Jeanne, su voz lo detuvo

- gracias - después de todo, él la había salvado, aunque Jeanne no entendía por que. Hao volteó y la miró, no pronuncio palabra¿que podría haber dicho?. Jeanne lo miro alejarse, se sorprendió así misma, cuando sintió algo tibio en el corazón.

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Continuara….

Notas de la autora: Espero les haya gustado este primer capítulo de la historia, la estoy dividiendo en sólo tres capítulos y prometo agilizarme para terminarla pronto. Nos veremos en el próximo capítulo.