.:Par de Gemelos y una Doncella:.

Capitulo 3

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Yo soy tu pretexto,

tu escape para el dolor,

te vuelvo insensible...

te vuelvo el más fuerte del mundo,

pero ahora que me quitas la vida, pagaras...

de las profundidades quemen

a las pobres almas liberándolas del dolor.

(Sombra)

Hao ya tenía casi vencido a Fausto, pero unas cuentas blancas lo rodearon, ya conocía que era, el rosario de los 1080, se volvió a la prometida de Yoh, la chica lo tenía bien sujeto

- ¡ahora, Fausto! – le gritó Anna, este asintió y apunto a Hao

- no me hagan reír – les dijo Hao al tiempo que comenzaba a reventar las cuencas, Fausto se apresuro y disparo... de la nada surgió el espíritu de fuego, Fausto le fue arrebatado a Eliza y el espíritu de fuego lo apretó en su mano, por un segundo se vio tentado a quemar a ese shaman, pero también recordó la promesa que la había hecho a su gemelo, en fin, había dado su palabra. Aun así, no soltó a Fausto hasta que quedo inconsciente

- ¡hasta este momento, queda un solo miembro del equipo de Len, otro del equipo de las aguas termales y todo el equipo de la tríada! – gritó un apache que estaba de anunciador, los gritos de emoción no se hicieron esperar - ¡estamos en una pelea inigualable! – Hao miró a los demás; Yoh también había logrado derrotar a Choco, ahora solo quedaban Anna y Len Tao. Jeanne se estrelló contra una pared debido a un ataque de Len, salió del boquete que había abierto y miró al chico delante de ella, le apuntaba con una lanza y sonreía seguro de su victoria, Jeanne se levantó lentamente, busco con la mirada y vio su hacha clavada a unos metros de ella. Yoh comenzó a dirigirse hacía el lugar, para ayudar a Jeanne cuando sintió una acumulación de almas, volteó y vio la última jugada de Anna

- este movimiento es por mi padre... – decía al tiempo que movía su collar azul – este movimiento es por mi madre... este es por mis hermanos y mi pueblo que rezan conmigo, almas que vagan donde pertenecen, si me escuchan respondan a mi suplica y vengan... – los cuatro voltearon a verla, a su alrededor empezaron a surgir almas que con tan solo mirarlas se notaba que eran agresivas. Rodearon, sin tocar, a Anna, eran amorfas y brillaban; Anna movió una última ves el rosario y las almas se lanzaron en contra de los otros shamanes, ambos gemelos saltaron para esquivar los primeros ataques; gracias a esta distracción, Jeanne se quitó de encima a Len y corrió directo hacía su hacha. Anna estaba sumamente concentrada, entorno a ella había un circulo de donde salían las almas. Len Tao decidió aprovechar la distracción que Anna le estaba concediendo para atacar a los otros shamanes, se dio cuenta de que la doncella ya tenía en sus manos su arma y que venía de regreso hacía él, esquivo el primer golpe que ella le lanzó. Hao había retrocedido un poco, las almas se habían arrojado directamente en contra de él y de su hermano, una lo agarró de uno de sus brazos, lo golpeo con la espada, el alma se desvaneció. Yoh sabía que la única forma de que las almas desaparecieran era atacar a quien las traía, pero le parecía imposible que tuviera que atacar a su Annita, jamás se perdonaría si la lastimaba ni ella se lo perdonaría, tenía que haber otra forma. Jeanne se estrelló nuevamente en una de las paredes, ese Len Tao si que era fuerte, se puso de pie, y respiro con dificultad, no solo estaba el hecho de que Len Tao fuera ganando terreno si no que además debía esquivar a esas almas molestas. Hizo aparecer otra hacha, sostuvo cada una en cada mano y se lanzó nuevamente en su contra, solo un golpe, necesitaba darle un golpe, junto más energía espiritual y lo asestó mientras daba un grito de batalla.

Sonrió al ver el patetismo de su hermano, no iba a poder atacar nunca a su mujer, tendría él que tomar medidas drásticas, volteó momentáneamente para ver a la doncella, su corazón dio un pequeño salto y él se sobresalto un poco pero después negó con la cabeza, debía mantenerla fría para lo que pronto acontecería.

Lo había logrado, la cuchilla de Len se partió en dos y por fin quedó desarmado, Jeanne sonrió, dio un último golpe y por fin lanzó a Len Tao lejos, el chico cayó al suelo y reboto un par de veces en el suelo pero no se volvió a levantar, se dejo caer en el suelo, se sentía sumamente cansada y esto todavía no acababa, comenzaba a ponerse de pie, ya nada más quedaba la mujer de Yoh. Se levantó y se dirigió hacía donde estaba Hao

- el participante Len esta fuera, y junto con él, su equipo – sin embargo ninguno de los oficiales se había acercado a quitar los cuerpos de los que yacían en el suelo, todos estaban absortos en la pelea. Las almas intentaron atrapar a Yoh pero este no se los permitió, se encontraba desasiéndolos cuando vio a sus dos compañeros acercarse a su prometida, pero un grito desgarro el aire y el cielo comenzó a llorar.

Se detuvieron, el combate había estado a punto de decidirse pero en medio del ruedo estaba parado Lumbule vedui, sin duda tanta energía espiritual debía de consistir en un exquisito manjar para él. Jeanne sintió escalosfrios y no pudo evitar tomar del brazo a Hao. Las almas de Anna desaparecieron instantáneamente pues ella ahora se encontraba absorta en lo que sucedía y había perdido parte de la concentración. Todo se hizo silencio, las personas que estaban en las gradas estaban conmocionadas como el propio Silver, nadie se movió, todos temían que esa criatura se fijara en ellos; permanecieron un tiempo en quietud hasta que de entre sus ropas la sombra sacó una espada, estaba hecha de energía espiritual pero a diferencia de las demás, esta producía unos sonidos extraños, como si fueran lamentos

- espero que recuerden que van a hacer – les hizo saber la doncella que ya había soltado a Hao, los gemelos asintieron, por último recordó a la esposa de Yoh – por favor no interfiera – Anna levantó una ceja. Jeanne levantó las dos hachas, iba a necesitar más valor del que había tenido hasta esos momentos, hizo un repaso mental de cuantos ángeles liberaría al primer ataque, necesitaba que se fijara en ella para poder encerrarlo, por eso mismo había privado a sus seguidores de sus espíritus. Corrió directo hacía él con el corazón palpitándole con fuerza, lanzó ambas hachas, Lumbule se movió para esquivarlas y entonces Jeanne lo alcanzó, coloco ambas manos sobre el pecho del ser

- ¡ángeles! – las ocho figuras de luz surgieron de golpe y como ella supuso fueron tragadas, iba a saturar a ese ser que se decía insaciable, ahora solo tenía que encerrarlo pero antes de que pudiera hacer otro movimiento, la sombra la tomó de las manos, la levantó en el aire y la arrojó contra las paredes. Sin saber por que, Hao corrió directamente hacía ella, Yoh se quedó parado en su lugar observando esa escena que se le hacía tan familiar, como si lo que estuviera apunto de ver ya lo hubiera visto antes pero eso era imposible, se concentro tanto en este pensamiento que no se dio cuenta de que la sombra se dirigía hacía su hermano. Una explosión, Yoh se volteó y corrió para proteger a Anna que estaba a unos pasos detrás de él, las ráfagas de viento y polvo lo golpearon, habían sido tan fuertes que habían estado apunto de derribarlos. El espíritu de fuego estaba agachado, con ambas manos protegía a las dos personas que estaban juntas, en el suelo yacían la doncella de hierro y Hao; Yoh esperaba que su hermano se pusiera de pie pero eso no ocurrió, el espíritu de fuego se desvaneció en el aire y por la cabeza de Yoh paso la repentina idea de que ambos estuvieran inconscientes o algo peor. Corrió hacía ellos dejando a Anna un poco atrás, se inclinó sobre ambos para revisarlos, parecían estar bien, los sacudió un poco y para su alivió ambos parecían reaccionar, los contemplo y nuevamente la idea de que eso ya lo había visto paso por su cabeza, Hao estaba, prácticamente, abrazando a la doncella en gesto protector justo como el ya los había visto, se estaba volviendo loco

- la sombra – dijo quedamente la doncella, Yoh se volvió y la busco pero no lo vio, Anna estaba a su lado, los cuerpos de sus amigos aun estaban en el suelo, no habían sido afectados por la explosión si acaso habían sido lanzados no se veía que estuvieran lastimados. Silver se dirigía hacía el lugar. "Esto ya lo viví" pensó nuevamente Yoh "falta algo, falta algo" se repitió así mismo, tenía que recordar por el bien de alguien pero simplemente se había bloqueado, de repente un chirrido lo hizo volverse, delante de él estaba la sombra levantaba la espada que gemía y la bajó de golpe y un recuerdo paso fugazmente por su cabeza antes de que la espada lo tocara, su sueño

- ¡Ana! – la chica se había interpuesto, protegiéndolo, Lumbule vedui parecía levantar nuevamente la espada para asestar otro golpe

- espíritus vengan – llamó Anna, de entorno a ella surgieron esas formas amorfas y brillantes haciendo retroceder a su enemigo, mientras ella caía en el suelo Yoh la sujetaba de los brazos para que no se lastimara, no podía escuchar su voz solo podía ver su rostro preocupado, Anna levantó el rostro y miró el cielo oscuro ni siquiera percibió la lluvia, notó que las almas que había convocado comenzaban a desaparecer y aun así Anna notó que la esperaban para que partieran juntos.

Quietud. Silencio. Había silencio. Había calma. Inmovilidad. Todo estaba callado y vacío. Solamente inmovilidad, silencio y absolutas tinieblas. Yoh no podía pensar en nada, sus brazos tenían acunados a su prometida, estaba absorto en los acontecimientos que se repetían en su cabeza

- no, no, no – se repetía a si mismo en un intento desesperado de que lo que veía no fuera real de que todo era una mentira pero sus intentos fueron en vano. Había pasado. El vestido negro de Anna tenía una mancha de color escarlata, su piel estaba fría como témpano de hielo y sus ojos negros, esos ojos que tanto le gustaban a Yoh, habían desaparecido dejándole un semblante de que el cuerpo estaba vacío y aun así para su prometido seguía viéndose como una muñeca, aunque ahora pareciera más una muñeca rota

- aun tiene pulso – dijo de repente la doncella que estaba aun lado de él – esta débil – Yoh entendió esas palabras y asintió, todavía había esperanzas, miró el escenario buscando a Fausto pero no lo divisó – Marco – llamó la doncella y de inmediato el sub líder de los soldados x acudió de inmediato al llamado de su princesa – llévala a la doncella de hierro – Marco la miró sin creer lo que le pedía pero situaciones desesperadas requerían medidas desesperadas, Marco obedeció torpemente, levantó a Ana y la sacó del lugar.

Yoh observó la situación y luego volvió su vista al culpable, una rabia imprudente se iba apoderando de él. Las almas amorfas que Anna había hecho aparecer ahora no se vislumbraban, la mayor parte de ellas habían sido absorbidas por Lumbule, el resto habían desaparecido cuando su dueña había caído.

La tríada se puso de pie, ya estaba lista.

Antes de que Lumbule intentara algún movimiento se vio cercado por un circulo de fuego que lo encerró, sin duda cortesía de Hao. Jeanne camino hacía él, esto era lo que debió haber hecho con más rapidez antes de que la prometida de Yoh cayera en batalla, supuso que Marco había cumplido su tarea al pie de la letra y que no la defraudaría. Miró nuevamente al ser retorcerse entre las llamas, sabía que alguna vez este día llegaría, el día en que ella acabaría con un ser maligno sacrificando su vida. Suspiró y por un momento temiólo que le sucedería. Hao la miró pasar, sin duda era una doncella, y aun a pesar de todo el valor que había demostrado en batalla, le parecía que se derretiría antes de cruzar el fuego, quiso atraparla y rodearla con sus brazos para protegerla, para que no fuera otra muñeca rota... pero no lo hizo, antes de que aceptara que su corazón sentía algo estaba su orgullo y el deber. Yoh esperaba impaciente mientras apretaba la espada de poder espiritual, quería correr y matar a ese ser que había dañado a su Annita, por una vez experimento el sentimiento de venganza y de querer matar.

Jeanne entró al circulo, estaba sumamente nerviosa; Lumbule vedui seguía retorciéndose entre las llamas que lentamente se iban apagando a causa de la lluvia, entono su voz y comenzó a cantar

- ú-reniathach I amar galen, I reniad lín ne mór, nuithannen In gwidh ristennin, I fae narchannen, I lach Anor ed ardhon gwannen, Caled veleg, ethuiannen – el circulo de fuego se borró completamente y en el lugar donde había quemado surgieron runas, levantó las manos al cielo que aun lloraba - Caled veleg, ethuiannen – del las runas salió un viento creando una barrera, Jeanne sonrió para sus adentros, lo había logrado. Lumbule vedui se dio cuenta de que lo había hecho, de esa manera lo habían encerrado una vez, no lo permitiría nuevamente. Se avalazó sobre Jeanne, quien cerró los ojos, al entrar al circulo de fuego estaba lista para morir y ahora que la hora se acercaba sentía un vacío en el corazón

- listo - le dijo Hao a su hermano despertándolo de su trance, la situación estaba empeorando – ¡vamos! – preparó la espada y echó a correr junto a hermano; Lumbule ya tenía del cuello a la doncella, cruzaron juntos el circulo del viento, cada uno pensando en una persona diferente, dieron un grito de batalla y asestaron el golpe... uno queriendo proteger, otro queriendo venganza

- ¡espíritu de fuego!

- ¡amida maru!

El cuerpo brillo. Y sucedió nuevamente una explosión. Las ráfagas se propagaron por el lugar destruyendo las primeras gradas, y mandando a los presentes al suelo. En el centro de la catástrofe, Yoh y Hao se vieron cegados por una luz y luego sintieron que los halaban para luego ser expulsados a una velocidad de vértigo, sintieron sus cuerpos chocar contra el muro y cayeron uno cerca del otro, Yoh sonrió momentáneamente, en su cabeza y alma sabía que no habían fallado, miró a su hermano de frente, tenía los ojos cerrados

- ¡Yoh! ... – escuchó que lo llamaban

- ¡Doncella Jeanne!... – lo habían logrado, todo había acabado, lo único que quería era saber si Anna estaba bien

- ¡Señor Hao!... – sintió el pesar del cuerpo y notó que estaba sumamente cansado, había gastado mucha energía, suspiró... y no supo nada más.

Ciñeme, embriágame a caricias

bésame hasta que caiga en coma

ciñeme estrecha y dulcemente

con amor tan grande

como la droga.

(Jeanne)

Quiso moverse pero no lo consiguió, despejó su cabeza, se sentó en la cama donde se encontraba, no podía ser otro lugar más que la enfermería. Era de día, y al parecer era uno muy hermoso

- Anna – dijo de repente, volteó a las camas vacías y sonrió al verla acostada en la cama de al lado, tenía un cable que le suministraba sangre, estaba dormida, suspiró aliviado. Miró a los ocupantes de las camas de enfrente, eran Hao y Jeanne, Yoh rió al verlos, parecían momias, estaban llenos de vendajes pero su risa cesó al ver que se encontraba en el mismo estado, de repente la puerta se abrió y Manta entró, se acercó de inmediato a él. Comenzó relatándole que los demás estaban bien, un tanto maltratados, Len tenía varías cortadas en su cuerpo causadas por Jeanne y Fausto tenía algunas quemaduras en las piernas debidas a Hao y los demás no estaban heridos con seriedad. Manta comenzó a relatarle lo que había sucedido después

- corrimos directamente hacía ti – relató – Silver te levantó al tiempo que Kamil y otro oficial levantaban a Hao y a la doncella, debiste haber visto, los soldados x y los seguidores de Hao no querían que los trajeran aquí así que Silver tuvo que correrlos y decirles que él se haría cargo – se detuvo a tomar aire – y luego te trajimos aquí, yo me retracé por que tuve que buscar a Fausto y despertarlo pero tuvo que ser atendido primero por las quemaduras que tenía – se detuvo – en donde había estado esa sombra ya no había nada, la explosión fue enorme, destruyo varias gradas pero sin duda ustedes ganaron – Manta miró a Anna antes de comenzar a hablar – de eso ya tiene tres días, estábamos preocupados por que no despertabas, ayer Marco trajó a Anna que ya se esta recuperando

- vaya, tres días – dijo Yoh – si que dormí – y comenzó a reír

- ay, Yoh – dijo Manta mientras él también sonreía del alivió, tenía que ir y contarle a los demás, la puerta se abrió y para sorpresa de ambos, era el señor Mikihisa, el padre de Yoh

- iré a ver a los demás – dijo Manta y salió

- ¿cómo te encuentras? – preguntó

- estoy bien – dijo Yoh viendo a su padre, quien a pesar de estar hablando con él no dejaba de mirar a su hermano, Yoh creía entenderlo, él era su hermano por lo tanto era su hijo

- ¿han despertado? – le preguntó a lo que su padre meneó la cabeza negativamente - ¿Anna ha despertado? – y su padre repitió la respuesta. Yoh miró fijamente a su prometida

-quieren que siga el torneo

-¿perdón? – preguntó Yoh, creyó no escuchar bien -el combate que tuvieron fue legal, así que el equipo de Len ha sido descalificado, solo quedaron Anna del equipo de las aguas termales y tú equipo, además de otros que aun no pelean – Yoh suspiró, no quería pensar en eso – bueno te dejo – su padre también salió dejándolo solo. Se iba a recostar cuando escuchó otro ruido, no era la puerta, alguien había despertado, su hermano. Como él, se enderezó en la cama y no se veía nada feliz con su aspecto. Yoh no dijo palabra por que notó que su gemelo estaba viendo a la doncella, decidió recostarse y dormir un poco más, esperaba que al día siguiente Anna ya hubiera abierto los ojos.

Hao sabía que su hermano estaba despierto pero decidió no hacerle caso¿cuánto tiempo llevaba en ese lugar, miró nuevamente la habitación, sin duda habían logrado derrotar a esa sombra. Su mente calculadora le decía que tenía que ponerse de pie e ir por los grandes espíritus, era una buena oportunidad más sin embargo su cuerpo no hizo ningún movimiento, nunca había sido ocioso pero simplemente estaba un tanto cansado, además era mejor que esperara a que su cuerpo de recuperara.

Al día siguiente despertó nuevamente, había una enfermera que le tendió una charola con comida con un tanto de temor, su hermano también estaba despierto y comiendo, las únicas que parecían no dar señales de despertar: eran las dos mujeres. Ninguno de los dos pronunció palabra mientras comían sus alimentos. Un sonido los sobresalto a ambos y vieron abrir los ojos a Jeanne, se levantó perezosamente en su cama y miró a ambos, luego sonrió. El silencio no fue roto hasta que el estomago de la doncella dio la queja de que estaba vacío, haciendo sonrojar a su dueña. Hao tomó su charola de comida y se la extendió, no había tocado casi ninguno de los alimentos, Jeanne lacolocó sobre sus piernas.

Anna abrió los ojos y lo primero que vio fue el rostro de Yoh inclinado sobre ella, quien le sonrió como a ella tanto le gusta

- no te muevas Anna o te lastimaras – a pesar de la recomendación que Yoh le acababa de dar, Anna se sentó en la cama, no había nadie más en el cuarto, notó que Yoh tenía algunos vendajes en los brazos y en el torso que se podían vislumbrar a través de la ropa

- ¿qué paso? – le preguntó Anna que lo último que recordaba era el frío acero en su cuerpo

- ya no te preocupes Anna, todo acabo y muy pronto podrás salir de aquí.

La doncella de hierro estaba sentada en uno de los jardines de ese lugar, podía ver claramente a los grandes espíritus, ese torrente de almas que parecían jugar con su destino. Alguien se sentó junto de ella y se sorprendió al ver de quien se trataba, era el mismísimo Hao; al verlo ahí sentado a su lado recordó la misión que la había llevado a ese lugar, tenía que acabar con él a pesar de que la había ayudado eso no borraba los crímenes que había cometido pero no haría nada por ahora lo que más quería era disfrutar su compañía. Se quedaron callados un tiempo, no había nada que decirse, no compartían nada excepto la victoria que habían obtenido. De repente Jeanne se puso de pie, debía irse con sus soldados x, la puerta de Babilonia era una asunto que ya no podían dejar pendiente

- ¿sabes? – le comentó Hao antes de que ella se alejara con lo que logro que se detuviera y prestara atención – en otras circunstancias tu serías mi esposa – se quedó paralizada por un momento ante la declaración de este pero después siguió su camino y por primera vez en años su semblante de hierro se tambaleo. Suspiró pensando y sin voltear a verlo contestó

- tal vez.

Al día siguiente Anna salió del hospital en compañía de Yoh, quien le hizo recordar a este que debía ganar el torneo de shamanes. Fue así como el equipo de la tríada se disolvió, cada uno de ellos retorno a la misión que se habían impuestos así mismos.

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Notas: Bueno espero que haya quedado bien la pelea con la sombra. El cántico que dice Jeanne es uan estrofa del lamento por Gandalf de la película El señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo. Bueno cone sto termina lo que es la batalla con la última sombra.

ireyamichii: Que bueno que te haya gustado el capítulo anterior, y bueno procuré no atrasarme con la actualización. gracias por tu apoyo. Y Hao pues si es un cínico, en esta historia creo que queda mejor emplificado sau carácter.

afroditacoral: Menos malque la pelea no fue fastidiosa y haya estado entendible y amena. Qué es una valquiria, bueno son las hijas del Dios Odín (sino me equivoco) que iban a los campos de batallas para buscar a los guerreros más valientes y llevarlos al Vahala. Dije que Hao hacía comparación de Jeanne con ellas pues porque las valquirias usan ropas de batalla y son muy extrañas en su apariencia. Gracias por leer!

lady girl: a mi también me gusta mucho el HaoXJeanne, que bueno que te este gustando la historia.