Disclaimer: Los personajes de la saga The Maze Runner no me pertencen, son propiedad de James Dashner; sin embargo, personajes como Sofía, Layla, León, Rosalind, Ana y Beth son de mi autoría.
CAPITULO 9
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Estaban rodeados. El comandante junto con otros guardias y los chicos de anoche, se encontraban bloqueándoles el camino y de paso, apuntándoles con las armas.
- Lo lamento, pero no pueden irse – dijo el comandante
- ¿Por qué no? – preguntó Thomas – Usted dijo que somos libres de hacer lo que queramos
El comandante rio. – Eso fue antes de descubrir quienes eran Thomas
Todos se pusieron rígidos.
- No somos nadie – contestó Thomas
- Por favor – el rostro del comandante fue adornado con una sonrisa - ¿Sobrevivieron a todo ese ataque sin estar infectados? – negó con la cabeza – Además ese tonto no se hubiera arriesgado con ustedes si no dejarían ganancia
- Ellos también sobrevivieron y no están infectados – comentó Sonia refiriéndose a los chicos de anoche que también fueron en la misión
Newt les prestó atención y cuando se dio cuenta, se sorprendió demasiado.
Escondida, debajo de su manga podía visualizarse la marca de la llamarada en un chico. En caso del otro chico, lo tenía en el cuello, apenas visible gracias a la vestimenta que usaba.
Y en cuanto a los demás guardias y al comandante.
- Thomas – dijo Newt
- Lo sé – respondió al observar lo mismo que él
El comandante también estaba infectado. Todos ellos lo estaban.
De repente, el comandante lanzó una carcajada poco gutural. Sus colegas no se inmutaron, pero a Thomas le dio un escalofrío en todo el cuerpo.
La llamarada comenzaba a hacerse presente.
- Ustedes no irán a ninguna parte, ¿entienden? – dijo fuera de sus casillas – Los entregaremos a CRUEL y él nos entregaran la cura y así, estaremos salvados, ¿comprenden? – sus ojos parecían no estar presentes por lo extasiado que se sentía
La llamarada comenzaba a nublar su juicio.
- No nos quedaremos – dijo Thomas
- ¡Ah! Yo creo que sí – el comandante alzó las manos y de inmediato todas las armas se alzaron tomando la posición para disparar
- Oye, tranquilicémonos – dijo Jorge al ver esa acción
- Pero, ¡si estamos tranquilos! – gritó y empezó a reír sin razón
Thomas tragó saliva. Esto no le gustaba nada. Un movimiento en falso y ahí quedarían.
En unos segundos cada uno de ellos comenzó a reírse fuertemente, como si las palabras del comandante fueran un gran chiste.
Podrían aprovechar ese momento para escapar, pero Thomas dudaba, un crank era peligroso, un crank con un arma, doblemente peligroso.
De pronto, su vista se posó más allá de esos cinco cranks. A unos pasos atrás del comandante, Sofía se encontraba agazapada. Ella se llevó el dedo índice a los labios, indicándole a Thomas y a los demás que guardaran silencio.
Del otro lado, por el pasillo, Layla tomó posición y por donde estaba Sofía, apareció León, también agazapado. León y Layla apuntaban con sus armas directamente al comandante y los demás.
- Escucha, no queremos problemas – dijo Thomas aceptando que deberían de crear una distracción
- Es verdad. No les quitaremos nada, sólo déjenos ir – siguió Newt
Los cranks se quedaron serios.
- ¡Dije que se quedaran aquí! – gritó el comandante
En sus ojos se podían ver la sangre que corría por ellos. La llamarada avanzaba rápidamente.
Thomas alzó la mano, en señal de rendición.
- ¡No te muevas! – gritó uno de los chicos apuntándole
- No queremos problemas – repitió, pero poco a poco retrocedían
- ¡Dijo que no se movieran! – gritó otro soldado
- No queremos problemas – esta vez fue Newt quien lo dijo
- Saben cuánto CRUEL me pagará por ustedes, tráiganmelos, pero no los maten, los necesitamos con vida – ordenó el comandante
Para Thomas esa era la señal para correr, pero en lugar de correr se quedó observando como los disparos impactaban los cuerpos de los chicos y soldados y éstos, caían al piso, muertos.
El comandante se sorprendió y de inmediato se giró para ver quien era el culpable. Al reconocer a sus chicos, se tranquilizó, pero de inmediato se observó en su rostro la confusión, la cual, sólo duró un segundo siendo reemplazada por la ira.
- ¿¡Que mierda creen que están haciendo?! – gritó sin contemplaciones
Sofía, Layla y León ya habían cambiado de posiciones, ahora caminaban lentamente hacia el comandante.
- Lo siento comandante – dijo Sofia
- ¡Ustedes! ¡Inútiles!
Eso fue el último grito que dio el comandante. Un segundo después, caía muerto al suelo, de un disparo en la cabeza.
Sofía lo había matado.
Newt miró a Sofía, quien todavía sostenía el arma humeante en el aire. Ella miró el cuerpo del comandante y guardó el arma.
Levantó la mirada encontrándose con la de Newt.
- Tenemos que irnos – declaró y de inmediato comenzó a caminar por otro pasillo
- Espera, ¿qué? – dijo Thomas
- Tenemos que irnos ya. Los de CRUEL no tardan en llegar
- ¿Qué dijiste? – preguntó Minho
- El comandante contacto a los de CRUEL y dio la posición de este lugar, si no nos vamos en 10 minutos, ellos estarán aquí – dijo seriamente Sofía
- ¿Por qué confiaríamos en ustedes? Intentaban devolvernos a CRUEL – dijo Gally
Newt alzó una ceja. ¿Devolverlos? ¿Desde cuándo habían sido propiedad de CRUEL?
Desde siempre.
- Genio – dijo Layla acercándose a ellos – Si los quisiéramos vender ya estarían noqueados o atados sin posibilidad de escape – dijo con egocentrismo
Gally bufó.
- Aun así, ¿Quién nos asegura que podemos confiar en ustedes? Escuchamos cuando dijeron que serviríamos de anzuelo – dijo Thomas poniéndose más serio
Sofía lo miró. – Aunque no me creas Thomas, nosotros no queríamos venderlos o devolverlos a CRUEL, apenas nos enteramos que el comandante ya había avisado a CRUEL. Estábamos sacándole la información a ellos – señaló los cuerpos de los ex sobrevivientes de anoche. – Pero algunos ruidos interrumpieron la conversación y no obtuvimos más detalles – le dijo, mirándole acusatoriamente.
Thomas supo que ellos se habían dado cuenta de su espionaje.
- Así que pueden quedarse ahí a seguir discutiendo algo que ya no tiene importancia o pueden largarse solos, pero apuesto a que CRUEL los encontrara fácilmente o pueden confiar en nosotros y escapar juntos. De ustedes depende – Sofía se alejó unos pasos
Newt miró a Thomas, quien miraba a su vez a Sofía.
- ¿Qué vamos a hacer? – preguntó en un susurro Minho, acercándose a Thomas
Thomas apretó un puño.
- Confiar – señaló
- ¿Qué? ¿Estás loco Thomas? ¿No sabemos si en verdad están diciendo la verdad? – atacó Gally
- ¿Tenemos opción? – le preguntó Thomas sin apartar la mirada de Sofía
Ella se mantenía en una posición tranquila
- Pero… - intentó replicar Gally
- Thomas tiene razón – intervino Jorge – Pero si nos pasa algo, no nos quedaremos así – dijo
- De acuerdo – dijo Sofía
En ese momento, un ruido fuerte se escuchó. Era un berg.
- ¡Carajo! – exclamó Sofía.
CRUEL había llegado.
- ¡Debemos darnos prisa! – gritó Layla
- De acuerdo. Ustedes – señaló a Harriet, Sartén, Jorge y Minho con Layla. Ustedes – ahora se dirigió a Brenda, Thomas, Teresa, Rosalind y Gally – con León. Los demás conmigo
- ¿Segura que tenemos que separarnos? – preguntó Thomas
- De esa forma hay menos probabilidad de que nos encuentren
- ¿Nos encuentren? – preguntó Gally
- Debemos ir por los túneles, nos llevaran al mismo sitio, pero los caminos son engañosos, a menos que los conozcas bien es fácil perderse
- ¿Túneles? Pensé que iríamos en el berg – comentó Brenda
Sofía negó. – Por el berg somos blanco fácil
- ¿Y caminando no? – Gally no lo podía creer
- Podemos perderlos con facilidad, por el berg nos rastrearían en cuestión de segundos
- Creí que le habíamos quitado el dispositivo – comentó Aris
- Así es – afirmó Jorge
- Lo sé – dijo Sofía – pero estamos a kilómetros de nada, un berg es fácil de ver en estos momentos, sin mencionar que ellos tienen uno mejor y sería fácil darnos alcance. ¿Alguna otra pregunta para perder el tiempo? – Sofía se comenzaba a desesperar
León y Layla regresaron con armas y equipo.
- Rápido, quien sepa usar armas, tome una y colóquense algo, aunque sea una protección – les dijo
Con resignación Gally fue de los primeros en tomar algo. No le gustaba el plan, pero no había alternativa.
- Esos túneles que dices – le dijo Newt a Sofía – ¿Son donde…? – ella asintió
- Sí. Los cranks en última etapa viven ahí
Newt guardó silencio.
- Seremos rápidos y silenciosos. No seremos vistos por nadie y no creo que la gente de CRUEL esté tan loca para adentrarse en ellos – le dijo, acto seguido, comenzó a dar más órdenes y a ordenar a las personas
- No tienes ni idea – susurró Newt, pero ella ya no le escuchó.
Newt se colocó un chaleco antibalas y tomó un arma. Se aseguró de la carga.
Miró a Thomas, era ahora o nunca.
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- ¡Corran! ¡Corran! - gritaba a Newt
Sofía corría lo más rápido que podía, detrás de ella venía Sonia, Harriet y Ana, al último estaba Newt, cuidando la retaguardia.
Todos habían entrando junto a los túneles, pero había más cranks de los esperados, obligados a separarse, cada grupo corría en diferentes direcciones.
Llevaban corriendo más de media hora. Se estaban cansando. Casi no quedaban balas y no veían la salida por ningún lado. Sofía se encargaba de dirigirlos, pero ya comenzaba a desesperarse, no recordaba que los túneles fueran tan rebuscados.
La cojera de Newt se comenzaba a notar más, el correr lo estaba fatigando.
- ¡Sigan corriendo! – se escuchó gritar a Sofía
Newt miró sobre su hombro, los cranks le pisaban los talones, si algo salí mal estarían perdidos.
- ¡Por aquí! – Sofía dobló en una esquina
Cuando fue el turno de Newt se paró en seco.
- ¡Abajo! – gritó Sofía
Newt aun aturdido fue jalado por Sonia quien se tiró al suelo. Al lado de ellos, estaba Harriet y Ana en la misma posición. Se cubrieron la cabeza y otros se tapaban los oídos mientras el ruido de las balas llenaba el lugar.
Después de vaciar el cartucho de la ametralladora, Sofía se tomó un minuto para recuperar el aliento.
Newt miró a Sonia, al parecer estaba bien. Se levantó y echó un vistazo a los cadáveres de los que alguna vez fueron humanos. La sangre escurría de sus cuerpos y pintaba el suelo de rojo.
- ¿Estás bien? – le preguntó a Sofía cuando se giró a verla
Ella asintió.
- Tenemos que seguir – dijo Sonia también levantándose del suelo
- ¿Cómo sabías de eso? – preguntó Aris haciendo una señal con la cabeza
Sofía la dejó en el suelo. – Antes de todo esto del fin del mundo, estos túneles pertenecían a una base militar que está a unos cuantos kilómetros al sur, cuando cambiaron la base de lugar, estos túneles fueron abandonados, pero los soldados se olvidaron de varias cosas. Así que cuando venimos aquí, encontramos un arsenal y le dimos mantenimiento.
- Por eso tenían armas – afirmó Newt
- Sí y no. El comandante ya tenía armas, pero al descubrir esto se hizo de más. Yo y mis amigos descubrimos esta sección y un nuevo arsenal y, aunque ahora casi no había nada, recordaba vagamente que por lo menos una ametralladora tenía que haber.
- ¿Por qué? – preguntó Ana
Era la primera vez que oía a esa chica hablarle, por lo que la atención de Sofía fue puesta durante varios segundos en ella, provocando la incomodidad de la chica y el desconcierto de los demás.
- Porque es demasiado pesada para transportarse. Regularmente está sujeta a una base y desde ahí dispara -explicó finalmente
- Tu idea era traerlos aquí – Sofía asintió ante el comentario de Sonia
- Y ahora que ya no nos persiguen, salgamos de aquí – dijo Sofía – Tomen – comenzó a repartir varias capas
- ¿Para qué? – preguntó Newt observando el suyo
- Afuera no es más bonito que aquí adentro con los cranks, créeme – respondió ella
Una vez que todos se pusieron sus respectivas capas, caminaron unos diez minutos más, pero ahora con paso relajado, pero sin dejar de estar alertas. Llegaron a una puerta.
- Colóquenselas – ordenó Sofía y todos procedieron a colocarse unas mascaras
Sofía abrió la puerta y una luz cegadora obligó a todos a cerrar los ojos.
Habían llegado a la superficie.
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- ¿Y cómo sabemos que ellos irán al mismo punto? – preguntó Thomas observando la espalda de León, quien encabezaba al grupo.
Detrás de ellos y un poco cansados, venían Teresa, Brenda, Rosalind y Gally, este último de muy mal humor.
Llevaban caminando varios días en el desierto, solamente con sus ropas protegiéndolos del infernal sol y contaban con unas pocas botellas de agua. Al parecer la ciudad aun quedaba bastante retirada.
- Ya te lo dije – respondió León sin mirarlo – Ellas pensaran igual – fue todo lo que dijo
Se escuchó un bufido en la parte trasera de la fila, probablemente originado por Gally. Thomas también se encontraba frustrado, desde el día de los túneles no había vuelto a ver a sus amigos. Estaba preocupado. Esos estúpidos cranks los obligaron a separarse y ahora estaban ahí, a mitad de la nada, caminando sin aparente rumbo fijo, aunque León dijera lo contrario, con la esperanza de encontrarse de nuevo con ellos.
Él quería esperar en la salida por sus amigos, pero León dijo que no era buena idea, los cranks o CRUEL podrían aparecer en cualquier momento y no tendrían escapatoria, así que siguieron con el viaje. León le había jurado que lo mejor era ir a la ciudad por provisiones y que seguramente, Sofía y Layla harían lo mismo, por lo que llegando allá comenzarían a buscarlas.
Pero, ¿si no era así? ¿Si ellos no lograron salir de los túneles? Thomas sacudió su cabeza ante la presencia de esos pensamientos intrusivos. Ellos tenían que estar bien.
De repente, se escuchó un golpe seco. Todos miraron hacia atrás. Se trataba de Rosalind, se había caído. León llegó rápidamente a su lado. Teresa le pasó la botella de agua para que bebiera. Gally se quedó observando a un paso de distancia.
- Estás deshidratada – dijo León
Rosalind sólo levantó la mirada, se sentía mareada para procesar sus palabras. – Ven – dijo León y acto seguido, la tomó en brazos. – Debemos continuar. Conozco un lugar en el que podemos descansar un poco antes de continuar – continuo con el paso.
Gally comenzó a caminar, seguido de Teresa, quien hace un segundo le regaló un amago de sonrisa a Thomas.
Brenda pasó a su lado y él decidió caminar a su lado.
- ¿Te encuentras bien? – preguntó Thomas
- Sí – contestó Brenda un poco ofendida - ¿Acaso crees que soy la señorita débil? – señaló con la cabeza al frente, donde León cargaba en brazos a Rosalind
- No, no lo creo – contestó mirándola
Brenda hizo una mueca y miró al frente. Thomas continuo a su lado en silencio. Al dar un paso, se detuvieron en seco, un fuerte estruendo se escuchó.
En un segundo, Brenda caía por el hoyo que se había formado en el suelo. Thomas de inmediato la sostuvo de la mano, evitando su caída.
- ¡Thomas!
- ¡Te tengo! ¡Te tengo! – Brenda se aferraba fuertemente al brazo de Thomas y viceversa
- ¡No se muevan! – gritó León al ver como Teresa iba en auxilio de Thomas – No te muevas – León pasó a Rosalind a los brazos de Gally y corrió a donde estaba Teresa, sujetándola del brazo, después echó un vistazo a Thomas desde su posición – Gally camina hacia atrás lentamente – Gally hizo lo que él dijo – Ahora Teresa tú también retrocede – le dijo con calma
- ¿Qué ocurre? – preguntó mirando a Thomas
- Estamos sobre un techo de vidrio. Ya está roto – señaló a los chicos – Cualquier movimiento brusco podría hacernos caer a todos
Teresa miró a todos lados, no veía nada.
- La estructura se encuentra enterrada por la arena. Debemos estar parados sobre un centro comercial – Teresa no entendió sus palabras – Y a juzgar por la altura, debemos estar a unos quince metros del suelo. Así que, camina hacia atrás o todos moriremos ahí abajo – dijo firmemente
Teresa comenzó a replegarse.
León caminó lentamente hacia Thomas, pero no se acercó lo suficiente. Se hincó y sacó de su mochila una cuerda, la lanzó a Thomas y este la sujetó.
Brenda miró hacia abajo. Todo era obscuridad, pero podía sentir que moriría si se caía. Los recuerdos llenaron su mente, comenzó a agitarse.
- ¡Ey! ¡Mírame! – gritó Thomas – Todo está bien. No te dejaré caer – le dijo y ella asintió
Se agarró más fuerte de la mano de Thomas.
- Amárrate con la cuerda – le indicó León
- ¿No sería mejor a ella?
- No, si tú la sujetas estará bien
Thomas comenzó -como pudo- a amarrarse la cuerda en su cintura. Era bastante difícil hacerlo con una mano, pero al final lo logró. Ya bien atado, León le pasó otra cuerda un poco más corta, Thomas la atrapó enseguida.
- Ahora, sé que es difícil, pero necesito que Brenda se até la cuerda a la cintura, cuando esté lista átala a tu cuerda y sujétala fuerte – indicó León
Thomas miró la cuerda en su mano y después a Brenda. ¿Cómo diablos haría eso? Estaban a nada de caer, él sujetaba a Brenda, ¿cómo la ataría?
- Yo lo hago – dijo ella
- ¿Segura? – el miedo comenzaba a crecer en Thomas. Brenda asintió.
Afianzó el agarre de él y con la otra mano pasó la cuerda por su cintura, pero una mano no era suficiente para realizar el nudo.
- Déjame – dijo Thomas y tomó un extremo de la cuerda. Brenda tenía el otro.
Brenda le miró y asintió. Con un trabajo de equipo lograron formar un nudo y sujetar la cintura de Brenda. Cuando finalizaron, ataron la cuerda a la cuerda en la cintura de Thomas, juntos.
- ¡Listo! – gritó Thomas mirando a Brenda.
- Ahora voy a tirar de ti lentamente – dijo dando varias vueltas a la cuerda en sus manos – Necesito que la sujetes bien – con esas palabras, Brenda se sujetó firmemente de los brazos de Thomas
- Todo estará bien, no te soltaré – le dijo para tranquilizarla
Brenda asintió, pero eso no basto para que pensara en su posible muerte.
- Uno – comenzó a contar León sujetando la cuerda – Dos – se preparó para tirar - ¡Tres! – gritó y comenzó a jalar
El esfuerzo se notaba en todo el cuerpo de León, la presión que ejercía provocaba que las venas de sus brazos saltaran. Comenzaron a subir, Thomas gruñó por la presión que sentía en el estómago. Aferró más a Brenda, pero ninguno se dio cuenta que cuando el vidrio se rompió dejó restos punzantes a su paso, por lo que comenzaron a cortar la piel de Brenda. Gritó de inmediato.
- ¡Espera! ¡Espera! – gritó Thomas lo más fuerte que pudo
León se detuvo. Brenda trataba de controlarse, pero dolía demasiado.
- ¿Qué pasa? – preguntó León
- Hay vidrios. La están cortando – le dijo centrando su atención en Brenda
Medio cuerpo se podía ver. Brenda casi salía de su posible muerte. No podían detenerse ahí.
Brenda se sujetaba fuertemente a Thomas, pero un vidrio se le había enterrado a ella en el estómago, por lo que cualquier movimiento, aunque fuera débil, le dolía. Ella trataba de no gritar, pero con cada segundo transcurrido se le hacía más difícil.
- Sólo un poco más – dijo Thomas
Sabía que ella estaba sufriendo y se odiaba por eso, pero primero tenían que mantenerse a salvo. Tenía que salvarla.
Brenda respiró profundo y asintió. León tiró fuertemente de la cuerda jalando a Thomas hacia atrás, quien a su vez sacó a Brenda de ese agujero. Ella gritó fuertemente por el movimiento. El vidrio se le había incrustado más.
Ambos se echaron al suelo. Brenda gemía de dolor, se colocó una mano en la herida. Thomas a su lado, recuperaba el aliento. Intentó pararse, pero el grito de León lo detuvo.
- ¡No te levantes! – Thomas lo obedeció – Lentamente gatea hacia nosotros. Tú también Brenda – les indico
Teresa rápidamente sacó de su mochila gasas y desinfectante. Brenda se veía muy adolorida.
Con movimientos lentos y tragándose el dolor, Brenda pudo darse la vuelta lentamente y comenzar a gatear hacia León. Cada movimiento provocaba un dolor inmenso en el centro de su cuerpo, pero ella sólo quería llegar hasta ellos, que le retiraran esa cosa y descansar un rato. Era lo único que quería.
Thomas estaba atento a ella. Brenda avanzaba a pasos lentos y él iba detrás de ella, con calma. Vigilando también donde estaban parados. El techo podía colapsar en cualquier momento nuevamente.
León la tomó rápidamente y la alejó de donde estaba. Ella gruñó fuertemente en respuesta, eso le había dolido.
Teresa se posó a su lado y rápidamente comenzó la curación. Thomas llegó hasta ellos y se colocó a su lado. Teresa analizaba la herida, lo que vio no le gustó. Al parecer el vidrio estaba más enterrado de lo que le hubiera gustado.
Brenda leyó su mirada. – Hazlo – le dijo jadeante
- Dolerá. Trata de aguantar
Brenda asintió y se preparó mentalmente, pero no fue suficiente. Teresa tomó la parte sobresaliente del vidrio y lo sacó tortuosamente lento. Brenda gritó como nunca, trataba de no moverse, pero le era imposible.
Thomas la sujetó por lo hombros tratando de mantenerla quieta. En un momento en que ninguno fue consciente, Thomas tomó la mano de Brenda y ella la apretó. Dolía mucho.
Los gritos cesaron cuando el vidrio salió completamente de su cuerpo. La sangre brotó de la herida. Teresa rápidamente colocó su mano ahí en un intento por detener la hemorragia. León se acercó a ella para ayudarla.
Brenda volvió a apretar la mano de Thomas fuertemente cuando el alcohol llegó a la herida. Thomas se la apretó en respuesta. No le gustaba el semblante de Brenda, estaba demasiado pálida.
Gemidos de dolor se siguieron escuchando durante todo el trabajo que hacía Teresa en ella. Con un movimiento final, Teresa colocó la gasa en la herida y la aseguró con cinta.
Brenda pudo respirar tranquila.
- Se acabó – dijo Thomas acariciándole la cabeza
Brenda sudaba y su palidez no ayudaba. Miró a Thomas sin decir nada.
Teresa observó ese gesto. Se concentró en guardar nuevamente los utensilios en su mochila.
- Bien – la voz de Gally interrumpió a todos - ¿Ahora qué? – todos miraron en su dirección
Él estaba parado unos pasos atrás de ellos con Rosalind a su lado. La chica tenía una mejor cara. Al parecer ya se encontraba bien de su caída de hace minutos.
- No podemos quedarnos aquí. El desierto es muy peligroso en las noches – dijo León mirando a Thomas y a Brenda
- Está bien – dijo él – La cargaré y llegaremos al refugio que dices
León asintió. Se levantó y se puso en marcha. Gally fue tras él, seguido de Rosalind.
Teresa observó como Thomas sujetaba a Brenda y la levantaba en brazos, provocando un quejido.
Teresa no era tonta, pero la negación es la mejor forma de evitar la realidad. Y ella quería evitarla por mucho más tiempo. Con su corazón estrujado, dio media vuelta y comenzó a caminar detrás de los demás.
No se sentía bien para mirar hacia adelante.
Brenda soltó un quejido cuando Thomas la alzó en brazos.
- Lo siento – se disculpó de inmediato
- Está bien – dijo ella en un susurro
Aun la palidez cubría su rostro. Sus cabellos mojados por el sudor le dijeron lo que ella había pasado y una sensación horrible se instaló en el estómago de Thomas.
- Lo lamento – le dijo sintiéndose la peor escoria
- No es tu culpa – Brenda lo miraba con ojos cansados
Quería descansar. Recargó su cabeza en el hombro de Thomas y cerró los ojos.
Thomas la sujetó firmemente, apretándola contra sí. Sintiendo su leve respiración y pidiendo, que ella se mantenga a salvo. Había perdido sangre, pero él no era médico, así que no podía decir si la había perdido mucha o poca. Lo que sabía es que en una situación así, no podía permitir que se durmiera, así que comenzó a hacerle preguntas.
A la primera, Brenda gruñó en respuesta. Ella sólo quería descansar un rato. Pero Thomas no se lo permitió, continúo hablándole todo el camino hasta llegar a una cabaña.
Thomas la reconoció enseguida, era la cabaña donde los habían emboscado. Entraron y rápidamente recostó a Brenda en unas mantas que estaban en el suelo. Ella dormía plácidamente. Thomas la miró preocupado.
- Descuida, sólo está durmiendo – le dijo Teresa para tranquilizarlo
A pesar de todo, ella aún se preocupaba por él. Sea cual sea la situación, ella siempre estaría para Thomas.
Thomas asintió y apretó la mano de Teresa que se encontraba en su hombro. Teresa le sonrió.
Su pequeño ambiente se vio interrumpido por el ruido estruendoso de un rayo. Iluminó toda la cabaña. De inmediato todos observaron por la ventana.
La tormenta comenzaba. Las ráfagas de viento se hacían presentes. La arena volaba por doquier.
- Justo a tiempo – dijo León
Se alejaron de la ventana para prepararse para dormir. Todos excepto Thomas, él se quedó contemplando el exterior un rato más.
El panorama no era muy alentador. En su mente aparecieron los rostros de sus amigos. ¿Dónde estarán? Hace días que se habían separado, Thomas no sabía nada de ellos.
Por favor, no mueran.
Fue su ultimo pensamiento antes de caer en el hechizo de Morfeo.
Gracias por leer. Te agradecería algún comentario.
Nos vemos.
AS
