CAPÍTULO 24: UN AMOR PISOTEADO.
Hogwarts no había variado mucho durante el periodo en que los estudiantes habían estado de vacaciones. Seguía siendo el mismo castillo imponente de siempre y la nieve caía con más fuerza si cabe, helando los terrenos y el campo de quidditch.
Los carruajes, arrastrados por thestrals, se habían detenido a la entrada del portón del colegio. Hermione, Ron y Ginny, salieron apresurados de su medio de transporte y se dirigieron corriendo hacia el vestíbulo, donde estaba la profesora McGonagall esperándoles.
¡Ginny¡Olvidas a Argo! le gritó Luna, que había viajado en el mismo carruaje que ellos y estaba muy sorprendida con la actitud de sus tres amigos. Con su habitual aire soñador, suspiró e hizo levitar la jaula de la lechuza de su compañera para que la siguiera.
¡Granger y Weasleys¿A dónde van tan deprisa? les preguntó la profesora de transformaciones cuando los vio entrar tan corriendo, pero ni Ron ni Ginny contestaron. Hermione, temiendo ser maleducada, se giró y le gritó:
¡Disculpe, profesora McGonagall, pero vamos a ver a Harry! Hermione se dio la vuelta y siguió corriendo detrás de sus amigos. La profesora alzó las cejas, pero no los detuvo. Sabía que tratar de detener a esos chicos tenía la misma probabilidad que arrastrar un elefante.
Harry estaba sentado frente al fuego de la sala común de Gryffindor. Las palabras de Christine todavía le resonaban en los oídos. "Recuérdalo, tendrás que decírselo en cuanto llegue". No alcanzaba a comprender porqué las cosas se empeñaban en girarse en su contra, pero reconocía que, por enésima vez, su profesora tenía toda la razón. Ginny corría un gran peligro a su lado...mucho más que cualquier otro. Draco Malfoy siempre le había advertido a Harry que no lo iban a dejar vivir tranquilo, que lo harían sufrir y a través de Ginny, esas probabilidades se incrementaban. Temía los fines que podría utilizar Voldemort para atraerlo...ahora, únicamente buscaba un motivo para que Harry se le acercara y poder acabar con él. La profecía le había abierto los ojos.
Incluso se había distanciado de Ron y Hermione, pero ellos no corrían ni la cuarta parte de peligro que podía correr Ginny. Estaba decidido, pese a lo que le doliera, iba a terminar su relación.
El retrato de la Dama Gorda se hizo a un lado y una Ginny Weasley, con la nariz roja a causa del frío y respirando entrecortadamente, apareció tras él. Harry se levantó repentinamente del asiento y la miró. Estaba preciosa, ya llevaba puesta la túnica de Hogwarts y la bufanda con los colores escarlata de Gryffindor. Su melena brillaba más que nunca y estaba suelta y alborotada a causa de haber corrido siete pisos.
Ginny... susurró Harry encandilado con los ojos de su todavía novia. Ella no esperó más y corrió hasta él para besarlo apasionadamente. Tenía que detenerse muchas veces porque le faltaba el aire, pero volvía a comenzar como si fuera la última vez que fuera a besarlos, cuán acertada estaba. Harry no pudo sino que corresponderla, él sí sabía que sería la última vez, así que disfrutó el último momento, probó sus labios y los saboreó en última estancia. Ron y Hermione los interrumpieron, entrando también por el retrato.
Ginny, al ver a su hermano, se sonrojó y se hizo a un lado, para que éste y Hermione pudieran saludarle también.
¿Qué tal las vacaciones, Harry?
Os eché mucho de menos...pero no estuvieron mal del todo. respondió él encogiéndose de hombros. ¿Y vosotros? Ron soltó una pequeña risita.
Bueno...la verdad es que Ginny ha estado muy deprimida sin ti. su hermana le echó una mirada mordaz. El rostro de Harry se ensombreció. Pero ahora ya estáis juntos de nuevo...y los demás, ya sabes, todos bien. Fred y George te envían recuerdos y también mis padres. Mi madre se pasó la Nochebuena llorando pensando en que estarías solo...
No estuve solo. aseguró Harry. Lupin estaba conmigo. Y en el día de Navidad comimos pavo con Snape, Dumbledore y McGonagall, también con Christine...
¿Te has enterado de lo que ha ocurrido con Zacharias, Harry? preguntó Hermione de repente, al haber escuchado mencionar el día de navidad. Tenía los ojos vidriosos.
Por supuesto. Harry trataba de que la conversación le interesara y de que pareciera realmente apenado por la muerte de Smith, pero sus ojos se desviaban hacia Ginny, que se había quedado en un tercer plano, observándole continuamente. las lechuzas negras que envía Voldemort siguen entrando en Hogwarts, y al parecer, lo harán durante todo el curso. Dumbledore no ha podido detenerle.
Pobrecillo...mataron a toda su familia también...
Harry le advirtió, Hermione. Ron no parecía tan consternado. Le dijo que no se marchara, que moriría si lo hacía...pero él no le hizo caso.
¿Cómo puedes ser tan insensible, Ron? Mira, Voldemort logra que nos enemistemos, que haya conflictos entre nosotros, eso es lo que pretendió al enviar la Profecía por el Profeta y lo está logrando...la gente tiene miedo, desvariamos a la hora de intentar hallar soluciones, pero eso no significa que les dé derecho a los mortifagos a acabar con nuestras vidas.
Lo sé, Hermione... Ron se mostró algo arrepentido. Es sólo que no acabo de asimilar las cosas...en el tiempo que estuvimos en casa papá me contó gran parte de los ataques que habían habido y que el ministerio está saturado de trabajo...los aurores no descansan lo suficiente, cada vez hay más mortifagos y si no fuera por esos individuos tan extraños, que aún no se ha averiguado quiénes son, ya estaríamos hechos papilla.
Bueno, no hablemos más de eso, chicos. propuso Harry. ¿Qué tal si bajamos a cenar? Ya deben de estar todos allí.
De acuerdo. aceptaron los demás.
Así pues, salieron por el retrato de la Dama Gorda en dirección al Gran Comedor. Ron y Hermione iban algo adelantados, riendo y conversando animadamente. Se notaba que también ellos habían madurado, la guerra había producido un cambio tremendo en aquellos que la vivían con más intensidad y por eso, los chicos habían dejado de discutir.
Ginny y Harry caminaban muy pegados, pero no se decían nada. La chica todavía pensaba en su noche de amor y a la vez, en lo extraño que estaba su novio y él buscaba el modo de comenzar la conversación.
Errr...Ginny...
¿Si?
¿Podemos hablar un momento a solas? Harry se detuvo en medio del pasillo, miró a ambos lados y la cogió de la mano para arrastrarla a un aula vacía. Se habían olvidado por completo de Ron y Hermione.
Ginny estaba desconcertada, suponía que su chico quería hablar de lo que había pasado entre ellos, pero le conocía demasiado bien o eso creía, para saber que algo malo se avecinaba.
Harry se apoyó en el alfeizar de la ventana y suspiró resignado. Había llegado el momento de la verdad. Pero antes de que pudiera empezar con ninguna explicación, Ginny se le adelantó.
Te he echado mucho de menos...¿sabes? Me sujetaba fuerte el medallón que me regalaste por Navidad y me parecía estar más cerca de ti. Harry adoptó la expresión más dura e indiferente que le fue posible. ¿Tú has pensado en mí?
No he tenido tiempo. el rostro de Ginny se mostró herido y desconcertado pero no dejó ver ningún signo de debilidad. La verdad, es que quería hablar de nosotros...
¿De nosotros? la chica levantó la cabeza. El rostro de Harry estaba escondido entre las sombras. ¿A qué te refieres?
A nuestra relación. concretó el muchacho. Hablaba con tal frialdad que a Ginny se le puso la piel de gallina, era muy distinto al Harry tierno y considerado que la había acariciado en la sala de los Menesteres. Mira...tenemos que terminar... Ginny abrió la boca, pero no emitió ningún sonido conocido. El mundo se le vino a los pies. No podía creer lo que estaba oyendo, no era cierto, era un mal sueño, muy pronto su madre la despertaría y le diría que tenían que regresar a Hogwarts, pero eso no ocurrió. La abrupta realidad cayó sobre su alma como una losa muy pesada. Miraba los ojos ensombrecidos de su novio y no le reconocía¿cómo podía ser la misma persona dulce de la otra noche? No habían pasado más que un par de semanas...no era posible que fuera él...no...
¿Por qué? fue el único sonido que logró articular.
Pues porque sí y ya está. Harry se encogió de hombros fastidiado. No me hagas más preguntas, mi tiempo es muy valioso y no puedo perderlo contigo... dejó de apoyarse en la ventana y se dirigió a zancadas hacia la puerta, pero Ginny se le abrazó llorando. A Harry se le encogió el alma. Lo estaba intentando con todo su corazón, con todas sus fuerzas, se repetía una y otra vez que era por el bien de su novia, pero eso no aliviaba su dolor, la angustia de verla llorar, de verla suplicarle como hacía ahora.
Por favor...por favor no...no eres el mismo¿qué te ha pasado? Algo tiene que haber ocurrido para que me trates de esa forma, tú me quieres, yo sé que me quieres...
Yo no te quiero. aseguró Harry fingiendo una sonrisa cínica en el rostro y apartándola de él. ¿Me has oído alguna vez pronunciar "te quiero"? No, jamás lo he hecho, y lo sabes, así que no puedes interpretar las cosas como te venga en gana¿has entendido?
¿Qué te han hecho¿Qué te han hecho? Ginny gritaba y pese a los esfuerzos de Harry por separarla de su cuerpo, no lo lograba. Temía flaquear si se mantenían demasiado juntos. Suspiró y se pasó una mano por la cara, las gotas de sudor le resbalaban por la frente. Ginny por fin lo soltó, todavía sollozando y le miró sinceramente. Dime la verdad...el verdadero motivo...si no me das una explicación razonable, no te podré creer. ¿Ha pasado algo con Voldemort, con Malfoy¿Te ha ocurrido algo en Navidad?
No, Harry negó con rotundidad y regresó para apoyarse en la ventana. No he visto a Malfoy en todas las Navidades y tampoco he sentido a Voldemort... sabía que estaba mintiendo, pero si le decía el verdadero motivo, su plan se iría al traste y Ginny nunca lo aceptaría. El problema eres tú...mira, está bien, voy a sincerarme... la chica abrió mucho los ojos esperanzada, pero Harry tiró mano de la ironía. Quería burlarse de ella, herirla...para que lo detestara y no sufriera. Lo cierto es que todo este tiempo he estado fingiendo...
¿Fingiendo? susurró Ginny sintiendo como la voz se le apagaba.
Sí, confirmó Harry. Sus ojos volvían a ser fríos, insensibles, Ginny podía sentir incluso desprecio en su mirada, burla...¿él se estaba burlando de ella? Perdóname, podemos seguir siendo amigos¿vale, pero la verdad es que te utilicé. Interpreté el papel de sensiblero, de cariñoso...me hice un poco el interesante para que cayeras rendida a mis pies... los ojos de Ginny volvieron a llenarse de lágrimas. Harry los veía, pero era la hora de sacar al exterior su máscara de frialdad, de hacer sentir a los demás su indiferencia, se había preparado mucho para esto y ahora debía utilizar todos los recursos, aunque su alma se estuviera haciendo pedazos. Yo sabía que estabas enamorada de mí, siempre lo he sabido...así que únicamente tenía que forzar las situaciones para que picaras en mi juego... suspiró y se encogió de hombros, sonriendo como el peor de los idiotas. Ahora eran los ojos de Ginny los que lo miraban con desprecio, con asco... Yo había hecho el amor con Cho mintió. pero me cansé de ella, así que el día del partido de quidditch, cuando quiso reconquistarme, me negué y la dejé plantada para ir a tus brazos. Sabía que estarías ofendida, lo preparé todo genial... Ginny apretó los puños, temblando de ira, pero a la vez llorando de impotencia. Me apetecía un poco de acción...ya sabes, así que jugué un poco a tu juego...
¡No te creo! bramó la chica. ¡Tú no eres así, no puede ser posible¡Eras tú quién insistía en no hacer nada, en no llegar hasta el final! Harry soltó una carcajada molesta. Eso no mejoró las cosas.
¡Claro¡No quería que te asustaras y me dejaras con la miel en los labios! Todo estaba preparado, la música, la sala...pero tenía que ser dulce y convincente para que me creyeras, estaba todo estudiado... se acercó a ella, aún fingiendo esa cínica sonrisa y la cogió por la barbilla. Pero venga, no tienes porqué enfadarte...mira, podemos repetirlo alguna que otra vez¿de acuerdo? La verdad es que estás muy buena, Ginny...y además, no hay porqué dramatizar...apuesto a que tú también lo disfrutaste...yo sé recompensar a... pero no pudo acabar la frase, porque Ginny le había dado una bofetada en toda la cara. Harry se frotó la mejilla sonrojada cambiando totalmente la expresión de su rostro. Había logrado su propósito, engañarla, hacerla creer que todo era un montaje, que jamás la había querido...
¡Cerdo¡Cabrón¡Tú...¡Tú...¿Cómo has podido? Ginny estaba tan furiosa que podría haberlo matado con la mirada. Creí que me querías...
Yo no he querido jamás a nadie, preciosa.sonrió él y la cogió de la cintura descaradamente. No sé lo que significa esa palabra...pero sí se lo que es sentir... se escuchó un ruido proveniente de la entrada. Sin querer, se habían dejado la puerta abierta. En el umbral, con los puños apretados y temblando de ira, se encontraba Ron. Harry abrió la boca sorprendido...aquello no entraba en sus planes, nunca había visto a su amigo mirar a alguien de esa forma, ni siquiera a Draco Malfoy. Soltó a Ginny inmediatamente, que se había tapado la boca con las manos y le miró cautelosamente.
Ron...
Que hijo de puta eres... murmuró su amigo negando de un lado a otro la cabeza. Parecía que no acababa de creerse lo que estaba viendo. Los ojos los tenía aguados. Hermione estaba a su lado. Parecía incluso más sorprendida, para nada furiosa, como si tratara de hallar la solución al comportamiento de Harry en uno de sus libros. Pero no había explicación posible. Eras mi amigo...yo...yo te consideré mi mejor amigo...¿qué has hecho, Harry¿QUÉ HAS HECHO?
¡Ron, por favor! suplicó Ginny enjugándose sin éxito las lágrimas que caían de su rostro. Estaba muy asustada por lo que podía acontecer. Pero su Hermano no la escuchaba, seguía con los ojos rojos a causa de las lágrimas y temblando de arriba abajo. Harry esquivó las mesas y se acercó hacia él en un intento de explicar las cosas, aunque de antemano sabía de la inutilidad de las palabras. Si su amigo había escuchado la conversación, no había nada que hacer. No podía decir que todo había sido una farsa para cortar con Ginny, había llegado demasiado lejos, tendría además, que destruir la amistad con Ron.
¿POR QUÉ? gritó el pelirrojo. ¿Por qué jugaste así con mis sentimientos, con los de mi hermana? Ron se pasó las manos por el pelo, desquiciado. Joder...no lo entiendo, yo...¿cuándo te he fallado para que nos hagas esto? Si...si fuimos al fin del mundo contigo, si estábamos dispuestos a morir por esta causa...te abrimos las puertas de casa y...tú...tú...
Mira...son cosas que pasan... se excusó Harry. Miraba de refilón a Hermione. Ella parecía tan nerviosa como Ginny. Yo no creía que esto iba a romper nuestra amistad...no tiene más importancia de la que...
¡GILIPOYAS! bramó Ron y le atizó un puñetazo en toda la cara, empotrándolo contra el marco de la puerta. Después de aquello, el chico perdió los nervios. Se había olvidado de quién era Harry Potter, de lo que había sido para él, se había desvanecido todo el aprecio, admiración y cariño que una vez había sentido hacia él. Tenía en frente a un chico que había hecho infeliz a su hermana, que se había atrevido a tocarla, a usarla como un capricho y luego despojarla como a un trapo viejo. Por la fuerza del impulso, Harry había salido disparado hacia el pasillo.
¡Ron no! Hermione y Ginny habían gritado a la vez y se habían dirigido hacia la puerta. Ron había salido como una bala detrás de Harry, para seguir golpeándole.
Después del primer puñetazo, vino el segundo y el tercero, el cuarto, el quinto...no se detenía. Se había vuelto loco de incomprensión, quería matarlo, producirle el mayor daño posible, ya no existían los lazos de la amistad, esa palabra era algo ficticio. Los alumnos que pasaban por allí se arremolinaron en torno a un círculo, la mayoría, subían de cenar del Gran Comedor. Dean y Neville, que estaban entre ellos, abrieron mucho la boca, sin duda anonadados. De todas las personas que habían esperado que se encontraran en medio de la pelea, Ronald Weasley y Harry Potter serían los últimos que habrían imaginado.
¡Ron, te lo suplico, déjalo! Ginny se tapó la cara con ambas manos sollozando. ¡Ron , lo vas a matar!
¡ESO ES LO QUE PRETENDO! rugió su hermano. No se detuvo, le atizaba a su ex amigo por todas las partes de su cuerpo y lo peor de todo, era que Harry se dejaba pegar. No había hecho ni un solo intento de taparse la cara o de reaccionar. Por muy doloroso que fuera, se dejaba golpear sin oponer resistencia alguna y eso era, quizás, lo que más fastidiaba a Ron. En el fondo de su corazón, en un rincón muy apartado, deseaba que Harry se defendiera, que le pegara también y le impidiera cometer tal atrocidad.
¡Ron, por Dios! Hermione se abrazó sollozando a Luna y Neville que se habían puesto en primera fila, pero ninguno parecía atreverse a intervenir. Estaban igual de asustados por la reacción de su amigo. ¿Qué era tan grave para que estuviera pegando a Harry de aquella manera?
Ginny no pudo más y cogió a su hermano de la cintura, tirando de él para apartarlo de Harry, pero no tenía suficiente fuerza.
¡No lo defiendas! gritó Ron fuera de sí. ¡Este imbécil te ha utilizado, no merece que lo defiendas!
¡Por favor...!
¡NO¡Sólo te quería para llevarte a la cama! mientras gritaba, seguía golpeando a su amigo. Como no podía darle con los puños, ya que Ginny se interponía entre ellos, le propinaba patadas y lo pisoteaba. ¡Defiéndete¿Por qué no peleas como un hombre¡Si has sabido hacer otras cosas, sabrás como afrontar una pelea¡Levanta y lucha, cerdo! pero aunque Harry hubiera tenido el deseo de pelear, no hubiera podido levantarse. Estaba medio inconsciente y seguía recibiendo golpes por todas partes.
Una luz blanquecina iluminó el corredor. Christine se había aparecido entre el círculo de estudiantes.
¡Hay una pelea, profesora Byrne! gritó uno de los alumnos del corro.
La mujer, sin perder instante, se dirigió hacia donde Ron y Ginny forcejeaban y apartó al chico con una fuerza que nadie habría imaginado que tuviera. Ginny se abrazó entonces a Hermione y ambas siguieron sollozando. Pero Ron no estaba dispuesto a dejarse vencer tan fácilmente. Estaba loco de dolor y tenía el propósito de acabar con su mejor amigo. La profesora, hizo un movimiento con sus manos y una fuerza salida de la nada, inmovilizó al muchacho.
¡Ya basta, señor Weasley! bramó con una frialdad insospechable.
¡Noo¡Nooo! pese a que Ron no se podía mover, seguía gritando y pataleando.
¡Ustedes! la mujer señaló a los alumnos que seguían arremolinados y con ganas de saber más acerca de la discusión. ¡Regresen todos a sus salas comunes, inmediatamente! la orden de Christine fue clara y explícita y, probablemente, si no fuera por el miedo que profesaban en los alumnos el brillo de sus ojos, muy pocos habrían acatado su mandato en primera estancia. Ginny, se soltó de Hermione y se agachó al lado de Harry, que yacía en el suelo, medio inconsciente.
Harry... la chica se tapó la boca con una mano y con la otra le acarició los cabellos azabache, manchados de sangre. El chico abrió uno de los ojos, pero no pudo corresponder a la llamada de su ex novia, porque se encontraba demasiado débil.
¡Es suficiente, Ron! gritó Christine una vez no hubo quedado ningún estudiante curioso a la vista. ¿Qué diablos ha pasado aquí?
¡Ese cabrón se ha acostado con mi hermana y se ha reído de ella en su cara! rugió el muchacho. Había obedecido la orden de la profesora y había cesado en su intento por librarse de esa energía que lo paralizaba, pero seguía mirando a Harry con desprecio. La mujer, abrió ligeramente la boca sorprendida. No se imaginaba que Ron pudiera escuchar la conversación entre Harry y Ginny, de hecho, había sido ella la que había incentivado una ruptura irreparable, la que había obligado a Harry a ser lo más cruel posible, y si él lo había hecho y Ron lo había escuchado todo, era muy normal que reaccionara así.
Eso no te da derecho a propiciar una pelea. respondió con frialdad. Informaré a la profesora McGonagall de lo ocurrido y serás castigado. Has estado a punto de matarlo.
No será la última vez que lo intente. bramó Ron desafiante. ¿Me oyes, Potter? Vas a pagar muy caro lo que has hecho. no fueron las palabras de su antes mejor amigo lo que más afectaron a Harry, sino el hecho de que lo llamara por su apellido, en vez de por su nombre.
En ese caso, serás expulsado. interrumpió Christine bruscamente. Vamos, ahora marchaos los tres al Gran Comedor sino habéis cenado o a la sala común. No quiero que este incidente se vuelva a repetir... Ron miró a la mujer con todo el odio del mundo, pero no le fue posible aguantar la mirada penetrante que ella emitía. Hermione incluso se estremeció ante este intercambio de miradas.
Ron se acercó a su hermana y la tomó por la mano.
Vamos. exigió, pero Ginny se zafó de él.
No. sollozó. No pienso dejarle así...no debiste...
¡Cállate! cortó Ron bruscamente. Sus ojos brillaban con intensidad. Volvió a coger a Ginny de la mano y junto con Hermione, la arrastró hacia el pasillo, lejos del cuerpo de Harry. No volverás a verle, te engañó y aún eres tan ignorante que te preocupas de su estado...debería estar muerto.
No sabes lo que dices...
¡No volverás a acercarte a él! ordenó. Voy a encargarme personalmente de ello y más te vale que obedezcas o informaré a mamá.
Christine esperó hasta que los muchachos se perdieran por el pasillo para acercarse a Harry. Lo miró apenada y se arrodilló a su lado. El chico tenía los ojos cerrados, uno de ellos a la funeraria. Le caía sangre por la boca, la nariz y la cabeza y tenía amoratada toda la cara. Su estado era deplorable, seguramente también se había roto alguna costilla.
Harry... susurró reincorporándolo. El chico abrió el ojo sano que tenía y tosió ruidosamente. A continuación, se hizo a un lado y comenzó a vomitar una mezcla de sustancias y sangre. venga...ya ha pasado... Christine trató de ayudarle y le cubrió con su capa. Voy a curarte...
¡No! gimió Harry. cought, cought…no quiero…que lo hagas…
¿Qué estás diciendo?
Vayamos a la...sala...necesito tumbarme...
Christine lo ayudó a ponerse en pie, pero tuvo que sujetarle porque él no podía mantener el peso de su cuerpo. Abrazándole junto al suyo propio, utilizó su energía para aparecerse en la sala de los Menesteres. Lo llevó hasta la cama y Harry se dejó caer, respirando con dificultad y haciendo muecas de dolor.
¿Vas a dejarme ahora que te cure? preguntó seriamente la mujer.
No...no quiero que lo hagas...
No te preocupes, hoy me encuentro con fuerzas, mintió. no será un gasto muy alto de energía. Sino...llamaré a Ares, él te curará.
No quiero que me cures la heridas, Chris. protestó Harry. Seguía haciendo verdaderos esfuerzos por respirar con normalidad. Le dolía todo el cuerpo. Merezco este dolor...debiste dejar que Ron...
¿Te matar�? gritó Christine enfadada. ¿Has olvidado tan pronto las cosas¡Tú no te merecías ese castigo y lo sabes¡Les estás salvando la vida, por Merlín!
¡Pero ellos no lo saben! articuló Harry molesto. Fui...fui un estúpido con Ginny...si...si lo hubieras oído tú también comprenderías...
Lo oí. confesó Christine, suspirando y sentándose junto a Harry. Estaba allí. el chico trató de sentarse en la cama, pero el dolor se lo impidió.
¿Estabas allí¿Entonces porqué no interviniste en la pelea mucho antes?la mujer miró fríamente hacia el vacío. La expresión de su rostro era de total insensibilidad.
Porque te conozco, Harry, y como te conozco sé que tú querías que Ron te diera una paliza. En el fondo, te alegras que él lo escuchara todo porque crees que mereces ese castigo. Por eso no me dejas curarte.
Es cierto. reconoció Harry seriamente. Merezco este dolor...por eso no tenías que haber intervenido.
¡No seas estúpido! Tu amigo Ron ni siquiera coordinaba bien lo que hacía. No tenía ni idea de lo que estaba haciendo, él también quería matar su dolor. También siento emociones ajenas, Harry y te aseguro que Ron buscaba un pretexto para ser detenido.
Eso ahora no importa... susurró Harry mordiéndose el labio inferior. El dolor de sus costillas iba en aumento. Se ha acabado nuestra amistad para siempre. Ya no hay forma posible de arreglarla.
Halla el modo de justificarte. propuso Christine. Pero ella misma sentía todo aquello. No se atrevía a mirar a Harry a la cara, sabía que la única culpable era ella misma. Dile a Ron que tú querías romper con Ginny y que le dijiste eso para herirla y que no tuviera esperanzas.
No. Harry negó con rotundidad. No moveré un dedo para cambiar las cosas.
¡No seas tan orgulloso! gritó Christine enfurecida. ¿Tienes que callarte sólo porque piensas que mereces ese sufrimiento¿Es qué no has pagado ya bastante por otros?
Sí, he pagado con creces, pero parece que tendré que seguir haciéndolo. respondió Harry con fiereza. Es mi destino...esta pesadilla es en torno a Voldemort y me ha tocado vivirla...
Puedes cambiar las cosas... murmuró Chris. No te castigues más de lo que debas...no te hagas responsable, Harry, porque su dolor también es parte de esta guerra. Les estás salvando la vida...y por eso, no mereces recibir sus recriminaciones. No deberías atormentarte más. Harry cerró los ojos y trató de que su respiración se normalizara.
¿Por qué no podemos estar juntos¿Por qué ha tenido que acabar todo esto así? No sé si podré resistirlo...
Lo harás aseguró Christine ásperamente. Porque sabes que eres el único que puede salvarnos.
¿Y quién me salva a mí, maldita sea? rugió el muchacho golpeando el colchón de la cama con las pocas fuerzas que le quedaban.
Estás preparado para estas cosas. le recordó su profesora caminando en círculos, cerca de donde se encontraba él. Tendrás otros beneficios y ya sabes a lo que me refiero...
Eso no hace que me sienta mejor.
Porque todavía no los has experimentado. susurró Christine misteriosamente. La venganza es un sentimiento muy dulce... los ojos de la mujer se habían perdido en el reflejo que emitía el vidrio de la ventana. Y ha llegado el momento...pero para ello, debes estar en perfecto estado.
Me niego a dejarme sanar las heridas... murmuró Harry tozudamente. La profesora suspiró resignada y sacó de su túnica la varita mágica. Hizo un complicado movimiento y apareció ante ella una caja blanca parecida a una neverita portátil.
¿Qué es eso? preguntó Harry con curiosidad. No podía levantar la cabeza de la almohada, que se había cubierto de sangre también.
Un botiquín de primeros auxilios. explicó Christine. Si no quieres curarte con magia, entonces lo haremos al modo muggle. Escocerá y sanará lentamente, así que podrás mantener tu orgullo intacto. Lo que no voy a permitir es que permanezcas en ese estado o no podrás ayudar a nada...
¿Desde cuándo sabes utilizar cosas muggles? Creo recordar que tu padre era un mago...
Sí, lo era. recordó Chrsistine. Su voz se había quebrado ligeramente. Quién me enseñó a utilizar estos remedios curativos fue tu madre. Ella creía que la medicina muggle estaba muy avanzada y que en ciertas ocasiones convenía beneficiarse de ella. Prefería curar un catarro con medicinas en vez de con Pociones, decía que éstas únicamente adormecían al virus, pero que no lo exterminaban y que las medicinas sí lo hacían. James se podía de los nervios cuando te ponía un termómetro o te daba jarabe... a pesar del mal estado en el que se encontraba, Harry esbozó una sonrisa sincera. Hacía mucho tiempo que nadie le contaba nada acerca de sus padres y Christine no solía recordar anécdotas divertidas, casi nunca sacaba el tema a relucir. Entonces...¿me dejas curarte de este modo? preguntó cogiendo un poco de algodón y empapándolo con agua oxigenada.
De acuerdo. aceptó Harry.
La profesora sonrió satisfecha y se acercó a la cama de su alumno. Poco a poco, fue desinfectando todas las heridas de la cara y comprobó que había dos costillas rotas, que Harry permitió que le fueran curadas con un poco de magia, ya que si no tendrían que haber ido a un hospital muggle.
El chico no se quejó del dolor ni una sola vez. Tenía tan claro que el hecho de ver sufrir a Ginny, a Ron, a Hermione, por su culpa, merecía tal castigo.
Chris, por su parte consideraba que la culpa era un enemigo muy peligroso y que acechaba a Harry constantemente. Si había gente que moría a causa de la guerra, él era el responsable, si sus amigos sufrían, él era el responsable, si Sirius había muerto...era culpa suya.
Culpa...culpa...culpa...esa palabra tan insignificante y tan poderosa a la vez, era la misma que ella sentía, que la habían apartado del mundo mágico, de Harry, de todos...y desgraciadamente, aún residía en su interior. Únicamente se libraba a ratos de ella cuando hablaba con Lupin o cuando veía una luz en la mirada de Harry al estar con ella, entonces, sólo entonces, se daba permiso para respirar aliviada, para librarse se ella, aunque aquello, sólo era momentáneamente.
Por favor Ginny, para de llorar. Hermione ya no sabía cómo consolar a su amiga. Hacía más de una hora que ambas estaban en la habitación de sexto año y no había logrado que Ginny articulara palabra alguna.
¡No lo entiendo¡No lo entiendo¿POR QUÉ? la chica se sentía impotente. Por mucho que buscaba razones no entendía el comportamiento de Harry. Lo conocía desde los diez años y nunca le había parecido que fuese así. Parecía tan tímido, tan indefenso...sí, era el niño-qué-vivió, pero nunca se había comportado con arrogancia. De hecho, parecía mucho más vulnerable que cualquier otro chico de su edad. Aquel año...en su entrada a Hogwarts, cuando Harry pasó el verano con ellos, era inocente y agradecido, no mostraba esa soberbia con la que le había hablado unas horas antes.
Venga, Ginny, cálmate... susurró Hermione.Si sigues así vas a ponerte enferma. Ginny se deshizo del abrazo de su amiga y trató de enjugarse las lágrimas que le resbalaban por las mejillas. ¿Estás más tranquila?
Sí...gracias Hermione.
No tienes porqué darlas. Para eso están las amigas. Hermione mostró la sonrisa más sincera y consoladora que le fue posible, pero lo cierto es que ella tampoco se explicaba lo que había ocurrido. Recapituló los hechos...ella y Ron iban hablando por el pasillo en dirección al Gran Comedor y se giraron para que Harry y Ginny se apresuraran, pero ya no los encontraron. Regresaron sobre sus pasos y escucharon voces en una de las aulas, que tenía la puerta abierta. Cuando se percataron de que eran sus amigos, se detuvieron con intención de entrar, pero lo que estaban escuchando provocó que se quedaran detrás de la puerta y escucharan toda la conversación...Si a ella le hubieran dicho que Harry era capaz de comportarse así con alguien, no se lo hubiera creído. No, su amigo era la persona más valiente y noble que había conocido y no era posible que hiriera de aquel modo a Ginny, y mucho menos sabiendo que era la hermana pequeña de su mejor amigo.
¿Qué voy a hacer ahora, Hermione? la voz entrecortada de Ginny la hizo volver abruptamente a la realidad. Le quiero demasiado...pese a todo, le quiero...
¿Tanto Ginny? murmuró Hermione con una sonrisa amarga en el rostro. ¿Cómo es posible que sepas lo que es el amor siendo tan joven?
No puedes entenderlo... Ginny se levantó de la cama y se apoyó en la fría pared, cerrando los ojos para evitar que las lágrimas salieran de sus ojos. han pasado tantas cosas...desde el ataque al Callejón Diagon, ahí me di cuanta de todo. Es verdad, siempre había estado enamorada de Harry, pero antes era veneración por un héroe que no existía, era un amor platónico, un juego...Pero las cosas cambiaron. Él empezó a abrirme su corazón, descubrí al verdadero Harry que había dentro, no al niño que había derrotado a Voldemort, sobrevivido en aquel cementerio, rescatado la Piedra Filosofal...no, sino a la persona que había dentro de él. Me protegió en el Callejón Diagon, cuidó de mí y entonces algo cambió en mi interior. Estábamos en guerra, estamos en guerra y ahora comprendo lo que quería decir en las reuniones del ED, cuando aseguraba que tu vida pende de un hilo cuando te enfrentas a los mortífagos, que sabes que puedes morir, que puedes ver morir a tus amigos...Desde aquel momento dejé de jugar a juegos de niños y comprendí la gravedad de la situación. Me di cuenta, de que no quería perderle. Yo le veía Hermione...le veía mejor que ninguno de vosotros, estaba ojeroso, pálido, triste...y yo sentía que podía hacerle sonreír, él me buscaba y yo gustosamente lo aceptaba, pues también necesitaba de sus palabras, de sus abrazos, me daban seguridad. Dejé de ser niña para convertirme en mujer, crecí abruptamente, como todos estamos teniendo que hacerlo y me topé con la realidad. Yo sabía que él mentía en ocasiones, que desviaba sentimientos y verdades, quizás, para no hacernos daño y cuando supe lo de la profecía, quise que nos lo entregáramos todo. Si íbamos a morir, entonces por lo menos conservaríamos aquel recuerdo. Me sentí tan bien entre sus brazos, fue tan dulce...tan paciente...y por eso no entiendo... los ojos no pudieron aguantar más la presión que las lágrimas ejercían en ellos y se desbordaron. No era la misma la persona...¿cómo puede ser que fuera capaz de fingir todo eso? Sencillamente no me cabe en la cabeza...
¿Estás segura de que no te mintió? Quizás haya otro motivo Ginny, quizás... Hermione buscaba desesperadamente una explicación, pero su amiga negó con la cabeza.
No es lo que dijo...sino cómo me miraba...vi en sus ojos desprecio, odio...era como si hubiera pasado a detestarme...era una mirada de cinismo...me dio asco. No entiendo cómo una persona puede tener tantas caras.
¡Pero Harry no es así! protestó Hermione. ¡Ginny, el año pasado para comprender que Cho simplemente estaba triste por la muerte de Cedric le llevó una eternidad! Ni siquiera sabía cómo comportarse con ella, como besarla...¡es que no es posible que Harry haya pasado a acostarse con ella y contigo y jugar con las dos!
Hay algo más... Ginny se tapó la cara con ambas manos. Sé que hay algo más, me lo dice el corazón...le conozco, pese a todo, yo sé que le conozco y siempre reconocía cuando me estaba mintiendo. No fue del todo sincero conmigo, pero tampoco encuentro el motivo por el cuál debía herirme de aquella forma. Tengo que descubrirlo...tengo que averiguar qué es lo que lo manipula.
¿Crees que es obra de Voldemort? inquirió Hermione yendo a su baúl y sacando un camisón para cambiarse de ropa.
Lo dudo. No...Harry domina la Oclumancia a la perfección, la Orden del Fénix lo sabe, acuérdate de que Fred y George nos lo dijeron en Navidad. Ellos lo escucharon con las Orejas Extensibles. Ni siquiera Dumbledore logró entrar en su mente...
Entonces quizás tenga que ver con Sirius. propuso Hermione. No sé si tenga relación, pero desde su muerte, Harry no volvió a ser el mismo.
Sí, pero todavía cambió más a raíz... Hermione y Ginny abrieron la boca sorprendidas.
¡CHRISTINE! exclamaron al unísono.
¡Eso es! Ella tiene que ver en todo esto, estoy segura.
¿Pero cómo...?
No lo sé, simplemente lo estoy Hermione. aseguró Ginny. Vosotros mismos me dijisteis que Harry y ella hablaban mucho después de las clases y que él inventaba excusas tontas. Mira, antes de venir a Hogwarts, Harry la odiaba, no soportaba su presencia y no parece que ahora sea así. De hecho, ella siempre aparece en los momentos más aparatosos o delicados...me acuerdo de cuando Harry y Malfoy se pelearon, ella vino...Seguimos sin saber porqué puede aparecerse en Hogwarts si se supone que eso no es posible y quién es.
¿Crees que podría ser una espía de Voldemort?
No lo creo, Dumbledore tendría sumo cuidado con estas cosas pero...tampoco sabemos si sus intenciones son buenas.
Ahora que me acuerdo... susurró Hermione abrochándose su finísimo camisón de nylon. ¿No dijisteis Harry y tú que ella estaba en el Callejón Diagon el día del ataque¿Recuerdas que Ron y yo nos negamos a pensar que eso pudiera ser posible?
¡Sí! confirmó Ginny. El corazón le palpitaba de la emoción. Tal vez, si desenmascaraban a Christine, Harry volvería a ser el mismo, quedaría una posibilidad de que ellos siguieran juntos. Ella era uno de los extraños individuos de las túnicas rojas...y que aún no sabemos quiénes son.
Tenemos que averiguar qué pasa aquí. Mañana hablaremos con Ron.
No... Ginny negó con la cabeza. Mi hermano sigue creyendo que Harry es el responsable de todo, pero yo me niego a aceptarlo. Él lo odia y nunca aceptará las cosas...es mejor que esto lo llevemos en secreto.
Está bien. cedió Hermione, comprendiendo a su amiga. Venga, que te acompaño a tu habitación.
Una vez, salieron rumbo hacia las escaleras, una figura salió de entre las sombras. Manifestando una sonrisa en el rostro, desapareció dejando a su paso un resplandor de luz.
Al día siguiente, todo el colegio era un hervidero de rumores. No había un solo estudiante que no supiera lo que había sucedido. Unos a otros, se habían encargado de transmitir la pelea entre Harry y Ron.
Se decía, que Harry y Ginny, supuestamente, llevaban un tiempo saliendo y que habían hecho el amor. Al parecer, Ron se había enterado y ese había sido el motivo de la pelea. Pero eso no era todo, la pareja había roto y el niño-qué-vivió había jugado con los sentimientos de la hermana de su mejor amigo.
Por eso, ninguno de la casa Gryffindor le hablaba y tampoco los demás estudiantes, salvo los slytherin, que se dedicaban a burlarse de él en exceso.
Harry se levantó aquella mañana con un terrible dolor de cabeza y como si la paliza recibida por su amigo se acabara de producir. Había pasado la noche en la Sala de los Menesteres, aconsejado por Christine, por si a Ron le daba otro arranque de ira.
Fue hasta la silla, se vistió con la muda de ropa limpia que su profesora le había traído y después de tomarse una poción estimulante, bajó a desayunar. No fue consciente de la extensión del rumor hasta que pisó el suelo del Gran Comedor. Se había retrasado unos minutos y las mesas estaban repletas de estudiantes, que se callaron al verlo entrar solo.
Procurando que aquello no alertara a los profesores, se encaminó hacia la mesa y se sentó en una esquina, apartado de sus compañeros de casa. Suspiró resignado y comenzó a beber un vaso de zumo de calabaza, volvía a no tener excesiva hambre. De refilón, echó un vistazo a Ginny. Tenía mala cara, estaba pálida y ojerosa y hablaba sin mucho interés con Hermione. Ron conversaba en secretismo con Seamus, Dean y Neville.
Realmente, a Harry no le importaba en absoluto lo que los demás pensaran de él. De hecho, desde el día en qué se enteraron de la Profecía, ninguno le tenía gran estima, pero aquello había empeorado mucho más las cosas. Miró a Christine, que desayunaba tranquilamente en la mesa de profesores y ésta le devolvió una mirada gélida.
De pronto, Neville se levantó de la silla, algo inquieto y se dirigió hacia donde estaba Harry, sentándose a su lado.
Hola, Neville. saludó el chico despreocupadamente. ¿Qué ocurre? el muchacho se revolvió las manos incómodamente y esbozó una estúpida sonrisa.
Na...nada¿por qué iba a ocurrir algo? Harry también sonrió, pero irónicamente.
No hace falta que finjas conmigo. No te habrías acercado a mí si no tuvieras algo que decirme. ¿Tú también me tienes miedo?
¿Mie..miedo? titubeó Neville. Claro que no...¿por qué iba a tenerte miedo?
Dímelo tú. lo retó Harry, sin dejar de sonreír con ironía. Antes de venir aquí he ido al baño y Seamus y Dean estaban murmurando que cada día me parezco más a Voldemort... Neville se estremeció al oír ese nombre. Ya deberías estar acostumbrado, creo recordar que era un requisito imprescindible para entrar en el ED no temblar ante su nombre...
Harry... lo interrumpió el muchacho. Yo no creo que te parezcas a...a quién-tú-sabes..., pero sí que creo que has cambiado... Harry bebió un trago de su zumo, pero cuando bajó la copa, seguía mostrándose irónico. Le divertía estar llevando a cabo esa conversación.
Bueno, al menos hay alguien que me cree...¿no te parece divertido¿Yo? Parecerme al asesino de mis padres...y mi verdugo... Neville cada vez temblaba más. Estaba asustado frente al comportamiento de Harry, aún así, creía en él. Algo le decía que por muy irónico y cambiado que estuviera su compañero, los rumores acerca de él no se acercaban ni remotamente a la verdad. ¿Cómo iban a ir encaminados los demás? Se le olvidaba muy pronto a la gente todo lo que Harry había hecho y seguía haciendo...no sólo les había ayudado en el ED, sino que había arriesgado su vida por la Piedra Filosofal, por rescatar a Ginny de la cámara de los secretos, por traer el cuerpo de Cedric, por Sirius Black...estuvo a punto de entregarle a Lucius Malfoy una profecía que sellaba su destino por salvarle la vida a él...no, por mucho que le dijera Ron, no podía creerlo, no era justo que el pelirrojo juzgara a su mejor amigo de una forma tan rápida e injusta, eso demostraba lo poco que lo conocía.
Lo lamento, Harry... aseguró Neville con la voz apenada, y por primera vez, el chico mostró una mirada sincera, sorprendida, real. Creo que se equivocan contigo...
Gracias, Neville. susurró agradecido. Y dime...¿a qué has venido? Neville suspiró y negó con la cabeza como recriminándose algo. Cuando habló, lo hizo igualmente tembloroso.
Es que...verás, los miembros del ED...ellos...en fin, me han pedido que te dijera...que ya no quieren seguir asistiendo a tus clases... Neville aguardó el golpe. Había imaginado que Harry tirara la copa de zumo de calabaza al suelo o que se pusiera a gritar, pero eso no ocurrió. Miró el líquido anaranjado y luego sonrió otra vez, con amargura.
De acuerdo...diles que me parece bien.
Yo...yo no creo que le hicieras eso a Ginny... se apresuró a decir Neville. No quería dejar a su compañero en ese estado. Harry lo miró amistosamente.
Agradezco la confianza que depositas en mí.
¿Entonces no lo hiciste? insistió Neville. No se quería ir de allí con una idea equivocada. Sin embargo, Harry se levantó, cogió la mochila del suelo y se la colgó al hombro.
Discúlpame, pero tenemos clase de Cuidado de Criaturas Mágicas...llegaremos tarde... comenzó a caminar por la hilera de sillas, pero antes de que pudiera alejarse lo suficiente, Neville le gritó:
¿Por qué dejas que crean eso? Mira...yo sé que no es cierto, aunque tú me lo niegues y me lo perjures, yo sé que no sientes eso que le dijiste a Ginny...Habla con los miembros del ED, convénceles para que sigan yendo a clase...por favor...esas lecciones son muy importantes para nosotros.
Lo lamento...murmuró Harry sin darse la vuelta. Yo no puedo tomar la decisión por ellos, únicamente ofrecerles mi ayuda...cada cuál elige y está claro, que ellos ya lo han hecho... caminó dos pasos y de detuvo de nuevo. No obstante...yo no negaré mi ayuda a quién me la pida. Miró al techo donde una bandada de lechuzas negras entraron trayendo los ya habituales diarios del Profeta.
Harry se alejó del barullo de comentarios y miradas asesinas. Neville se quedó allí de pie como un idiota, sin entender qué podía pasar por la cabeza de su compañero, pero de algo estaba seguro, Harry seguía queriendo a Ginny Weasley.
¿Es cierto lo que dicen los rumores, Potter¿Te acostaste con esa Weasley? Draco Malfoy y algunos estudiantes más de slytherin le cortaron a Harry el paso hacia el vestíbulo. Malfoy tenía una sonrisa de autosuficiencia y disfrutaba el momento como si fuera un caramelo de limón para Dumbledore.
El hecho de que un espía de Voldemort conociera los detalles de su relación con Ginny, produjo en Harry un efecto muy negativo. ¿Qué pasaría si Voldemort se enteraba¿Podría hacer creer a Malfoy que simplemente había jugado con ella como había creído todo el colegio?
¿Qué pasa Potter? ironizó Pansy Parkinson. ¿Te ha comido la lengua el gato? Me dijeron que con Weasley eras mucho más hablador...pero juzgando los hechos, parece que aprovechaste el tiempo... Harry apretó los puños, pero se contuvo. Todos los slytherin rieron el comentario de su compañera de casa.
Parece ser que Potter ha perdido facultades...¿no crees Draco?
Completamente de acuerdo, Blaise. confirmó Malfoy. Fíjate que hasta su amigo del alma Weasley consiguió darle una paliza...
Sí, estás lamentable Potter. reconoció Pansy colocándose un dedo en la barbilla y fingiendo que lo analizaba. cariño, así no vas a lograr que nadie se fije en ti... Harry se quedó callado y trató de pasar entremedias de ellos, pero Malfoy lo retuvo.
Apártate, Malfoy. exigió con una voz gélida y carente de sentimiento.
¿O qué, Potter? En ese estado no podrías vencer ni a una mosca... volvieron a haber risas. A ver...dime, quiero escuchar de tu boca la confirmación de que llevaste a la cama a esa niña estúpida... Harry sonrió cínicamente. Se le acababa de ocurrir una idea. Malfoy no era tan listo cómo se las daba, si actuaba como él, comportándose como un verdadero slytherin, las posibilidades de engañarlo se incrementaban.
¿Qué ocurre Malfoy¿Celoso? Mira...si quieres puedo darte unas clases de cómo llevar a la cama a las mujeres... el rostro de Draco se contrajo. Harry sonrió interiormente, podía sentir la furia recorriendo su interior. Aunque... se giró sarcástico hacia Pansy. ... teniendo en cuenta que como meta te has propuesto hacerlo con esta foca...únicamente tendría cuidado de no ser aplastado...
¿Quién te has creído qué eres, Potter? bramó Parkinson. ¿Te crees muy hombre porque ya lo hayas hecho con esa basura de cría?
Al menos tiene buen cuerpo, querida... susurró Harry sonriendo estúpidamente. Estaba logrando su propósito, los slytherin habían desviado su atención y defendían su orgullo. Crabbe y Goyle enseñaron los puños dispuestos a darle una nueva paliza. Lo dicho, Malfoy, cuando quieras unas clasecitas...tan solo tienes que pedírmelo, aunque claro, no sé si funcionará...déjame ver la diferencia entre tú y yo...sí...veamos, yo soy famoso, buen mago, guapo, inteligente...¡ah! y Voldemort va detrás de mí...está claro que hay unas diferencias considerables...
Mucho cuidado con tus palabras Potter...porque podrían ser las últimas... Malfoy trató de amenazarle, pero era demasiado tarde. Habían caído en su juego. Habían desviado la atención de Ginny para posarla sobre él.
¡Potter! La voz de la profesora McGonagall se escuchó bajando las escaleras hacia donde estaban ellos. Inmediatamente, Malfoy y los demás se retiraron en dirección a los invernaderos. Harry se dio la vuelta fastidiado. No sabía si había logrado del todo su propósito, la profesora lo había interrumpido antes de que pudiera acabar con su teatro.
¿Sí?...profesora... sus ojos inspiraban verdadera frialdad.
Acompáñeme al despacho del director. la voz de McGonagall tampoco de quedaba atrás. Siempre era muy severa, pero esta vez denotaba enfado y preocupación. Preguntándose qué era lo que podría haber pasado ahora, Harry la siguió. Esperaba que no estuviera relacionado con su discusión con Malfoy, si el director quería regañarlo de nuevo, bien podía ahorrarse las palabras.
La profesora caminó a paso ligero hasta detenerse frente a la gárgola de piedra, que guardaba el despacho del director. Pronunció la contraseña y ambos se dejaron arrastrar por la escalinata.
La puerta estaba abierta. McGonagall entró y Harry la siguió. En el despacho estaba el profesor Snape con cara de querer estrangular a alguien y Dumbledore, como siempre, impasible y sentado detrás de su escritorio.
Veo que lo has traído...gracias Minerva. saludó cordialmente el director. La profesora arrugó el rostro y se situó al lado de Snape, dejando a Harry sólo en medio del despacho.
¿Ocurre algo, señor? el muchacho preguntó con la voz más inocente que le fue posible fingir.
En realidad, Harry...queríamos que nos confirmaras algo. comenzó Dumbledore haciendo un gesto con la mano para que el chico se sentara en la silla que tenía enfrente. Él obedeció.
Han llegado ciertos rumores a nuestros oídos Potter, rumores que son de una gravedad considerable y nos gustaría saber la verdad. la profesora McGonagall no era capaz de ocultar su disgusto. La ceja se le movía en un leve tintineo. Harry, que se imaginaba lo que le venía encima, maldijo su suerte interiormente. Su problema se había prolongado en demasía. Si todo lo que había ocurrido con Ginny, llegaba hasta oídos de la Orden del Fénix podía tener serios aprietos. Cuando hablara con Christine iba a soltar su frustración recriminándole.
¿Y de qué se trata? preguntó al fin, fingiendo indiferencia. McGonagall y Dumbledore se miraron, al final, fue la profesora la que tomó la iniciativa. Harry adivinó que los rumores los había escuchado ella.
Por los pasillos, el alumnado cuchicheaba sobre una posible relación entre Ginny Weasley y tú. ¿Estoy en lo cierto, Potter?
Sí, profesora. confirmó Harry. No veía motivo por el cual debiera ocultarlo, si de todas formas esa parte de la historia sería bastante clara, después del abrazo que la chica le dio el día en que se descubrió la Profecía. Snape hizo una mueca de desagrado.
Bien... prosiguió McGonagall tratando de mantener la calma. ¿cómo se ha hecho esas heridas, Potter? Harry suspiró. Sabía que la profesora quería hablarle con tacto debido a su comportamiento de los últimos meses, pero así sólo conseguía ponerle nervioso. ¿Por qué no iba al grano?
Tuve una pelea. reconoció el chico.
¿Con el señor Weasley?
Sí, confirmó Harry de mala gana.
Lo cierto, Harry... en aquella ocasión, fue Dumbledore quién habló. Es que me resulta bastante curioso una cosa...dices que te peleaste con Ron, sin embargo, no veo que él resultara herido... los pequeños ojos azules del director escudriñaron los suyos esmeralda. Harry se mordió el labio inferior. Dumbledore era mucho más listo de lo que pensaba.
Entonces, debería felicitarle a él¿no cree profesor? Está claro que es mucho mejor que yo en lucha muggle...
¡No te burles de nosotros, Potter! rugió Snape. Se le contraía la cara de rabia. ¿Estás tratando de hacernos creer que no lograste ni darle un puñetazo a Weasley?
Exactamente, señor. Harry volvió a hacerse inocente.
¡Mentira! gruñó Snape enseñando los dientes. Tú tenías otro motivo para dejar que tu amigo del alma te diera una paliza¿me equivoco?
¿Y por qué iba yo a dejar que Ron me pegara¿No cree que sería muy estúpido de mi parte, señor? Harry tiró mano de la ironía, pero reconocía que aquella situación se le estaba escapando de las manos. Si sus profesores llegaban al fondo de todo, podían relacionar su actitud con Christine y entonces se descubrirían las cosas.
¿Por qué no nos lo dices tú, Potter? preguntó McGonagall. Estaba muy enfadada. Era la primera vez que ella y Snape se aliaban en algo.
Ya le he dicho que Ron es un buen luchador y que no pude pegarle. Me dediqué a taparme la cara para que...
Y si te la tapaste...Potter¿cómo es que la tienes llena de moratones? inquirió Snape astutamente. Harry se maldijo a si mismo por su error, así que optó por no responder. No podían obligarle a hablar. Los tres profesores intercambiaron miradas.
¿No piensas responder, Harry? lo animó amablemente el director.
Bien, saltó McGonagall bruscamente. Si no quieres responder a esto, Potter, quizás debamos preguntarte el motivo de la pelea. Ustedes dos siempre han sido muy buenos amigos y no encuentro una razón coherente que justifique los golpes que tiene en la cara.
¿Por qué no me dice a dónde quiere llegar profesora? preguntó Harry usando un tono de voz frío y desagradable. Sea franca.
De acuerdo. gruñó la mujer. En ese caso contéstame sinceramente¿tuviste relaciones sexuales con Ginny Weasley? Harry, que hasta el momento se había mantenido cruzado de brazos, apoyó las manos en el respaldo y adoptó un semblante serio.
¿Puedes respondernos Potter?
No tengo porqué hacerlo a no ser que me den un buen motivo... susurró Harry tratando de ganar tiempo.
Escúchame bien, Harry. la voz de Dumbledore era igual de apaciguadora y calmada que siempre, pero se notaba decepcionada. Tanto tú como la señorita Weasley sois menores de edad y es una falta muy grave de disciplina del colegio mantener una relación de ese tipo. Tan grave que podría costaros la expulsión. a Snape se le iluminó la cara. Parecía que le acabara de tocar la lotería.
... Harry siguió sin responder. Se había metido en un buen lío y lo sabía.
Harry, si no nos das una respuesta me veré obligado a dejar al profesor Snape que te interrogue bajo los efectos de la poción de la verdad. suspiró el director seriamente.
Si los rumores fueran ciertos...profesor... por fin Harry se decidió a hablar. No creo que eso sea de su incumbencia.
Potter, te recuerdo que fui yo quién te descubrí besuqueándote con la señorita Weasley en medio de los pasillos y que eso ya traería consigo una sanción..., así que déjate de juegos y responde al director. Snape estaba en su salsa. Tenía la situación muy bien controlada y a Harry contra la pared, cosa que le alegraba enormemente.
Harry, te lo ruego, sé sincero con nosotros... rogó el director. ¿Mantuviste sí o no relaciones sexuales con Ginny Weasley? aquello a Harry le parecía un juicio. Había visto muchos por la tele y sufrido uno de ellos y el interrogatorio era muy similar. En cualquier momento lo acusarían y lo condenarían.
¿Por qué siempre tengo que compartir mi vida privada con los demás?
¡Basta ya, Potter! exclamó McGonagall. Se trata de una norma del colegio...
De acuerdo, lo hice. gruñó el muchacho. ¿Y ahora qué¿Van a expulsarme? Porque si es así se pueden ahorrar toda la basura psicológica y dejarme ir a hacer las maletas... Dumbledore suspiró resignado, se levantó de su butaca y comenzó a pasearse por el despacho, con la frente arrugada.
¿Por qué lo hiciste? preguntó al fin.
La respuesta es bastante obvia¿no cree? bromeó Harry. Seguía jugando a su juego. Ya no le importaba que lo expulsaran de Hogwarts, ya había hablado con Christine y todo estaba preparado. Era el mejor estudiante de su curso y además tenía poder suficiente como para enfrentarse a Voldemort, no necesitaba seguir allí recibiendo recriminaciones, desprecios y broncas.
¿Pero te das cuenta a lo qué has expuesto a esa criatura? se escandalizó la profesora McGinagall.
Un momento. la detuvo Harry. Ginny no es ninguna niña...los dos éramos muy conscientes de lo que hacíamos.
¿Conscientes? bufó Snape. ¡No tienes dos dedos de frente Potter!
Oiga, no me dé la charla¿de acuerdo? Que usted tenga la capacidad sexual de un conejo escaldado no quiere decir que los demás no tengamos porqué disfrutar de la nuestra.
¡Harry! el rostro de Dumbledore estaba crispado de rabia. Harry lo había visto así muy pocas veces, aún así, no sintió miedo. Estaba dispuesto a burlarse de Snape todo lo que quisiera porque no le cabía duda de que lo iban a expulsar. Debes mostrar más respeto por un profesor...únicamente tratamos de que te des cuenta de que ha sido una falta de conocimiento muy grande por tu parte y más habiendo dejado que todo el alumnado se enterara.
¿No ha dicho que me va a expulsar? inquirió el muchacho astutamente. En ese caso Snape ya no es mi profesor y tengo todo el derecho del mundo a devolverle todo lo que me ha dicho estos años.
Verdaderamente, Potter murmuró McGonagall. No entiendo cómo te has podido volver así de arrogante...
Dicen que todo se hereda menos la hermosura...profesora, así que supongo que voy aprendiendo de mi padre y mi padrino...estoy cansado de ser el bueno...
¡Es suficiente! interrumpió Dumbledore. Responsabilizándome del la gravedad de tus actos, Harry, y viendo que el castigo más amargo es quedarte en Hogwarts, serás recluido durante un mes con el profesor Snape...
Disculpe director, siseó Snape de mala gana. Pero yo creo que la expulsión...
¡Es mi última palabra, Severus! Podrás imponerle el castigo oportuno a Harry durante un mes...Por supuesto, no voy a responsabilizarte por completo, también Ginny y Ronald Weasley serán castigados...
¡No! cortó Harry bruscamente. Yo asumiré el castigo de los dos...pero por favor, le pido que los deje tranquilos...
¿Por qué? Si no me das una buena razón, no podré determinar una decisión. No veo porqué deberían salvarse de sus respectivos...
Porque toda la culpa fue mía. No voy a inmiscuirme en detalles, pero le aseguro que el responsable soy yo.
Está bien, cedió el director. Ahora puedes irte...Y...Harry, no informaré al resto de la Orden del Fénix de lo ocurrido...incluyendo a Molly y a Arthur, pero comprenderás que si sus hijos lo hacen...no podré hacer nada por evitarlo...
Harry se marchó sin dar las gracias ni despedirse. Corrió unos metros, miró a ambos lados y se apoyó en la pared respirando entrecortadamente. Pasados unos segundos, miró a un punto muerto y susurró:
Más vale que valga la pena todo esto...porque sino Voldemort lo va a lamentar... una figura cubierta con una capa negra y de unos profundos ojos azules, se materializó en el punto donde estaba mirando.
Hiciste un buen trabajo...también con Malfoy y sus amigos...
Eso no resta peligro...ahora Malfoy sabe que Ginny y yo tuvimos una relación...
Sí, pero le has hecho creer que únicamente te importaba acostarte con ella...
Por el bien de todos, así lo espero...
N/A: Olassss gente! Tenéis q perdonarme. Uno por la tardanza, dos porque s´ñe que el texto está sin guiones y tres porque no he podido responder a los reviews. Os cuento, estoy trabajando mucho, en Valencia han sido fallas y bueno, yo los capis los escribo con guión largo y bajo q aquí no sale y tengo q cambiarlos cada vez, así q no he tenido tiempo para corregirlo, pero no os quería dejar más tiempo sin el capi. Más cosas, tengo un nuevo fict q escribo con Pekenyita y Crisy Weasley, dos grandes escritoras. Es un fict muy cómico y divertido, donde además, sale Christine con ciertas peculiaridades, ajajajja. Se llama, "Herencia de Merodeador" y espero que os paséis a leerlo y os riáis mucho. Nada más, muchas gracias por vuestros reviews y de verdad q siento las molestias. Un besazo!
