Olasssss gentee! Bueno, esta no he tardado mucho en subir el capi, jajaj, pero es sois fantásticos y entre tanto review pues mira, me inspiráis. Un besazo y espero que os guste!

D.Alatriste: Olasss! Me alegro que te haya gustado. Vas por buen camino, jajajaj, Cho tendrá una relación o algo parecido con Harry, lo siento! Respecto a Christine, tiene toda la razón, Harry debería controlarse. Y bueno, ya veremos a ver si alguien descubre quién es en realidad. Besos!

F.Weasley: Olasss! Sí, soy mala con Ginny, jejejej. En realidad soy mala con todos. Lo siento, pero soy enredada de naturaleza, jaja, me gustan las cosas complicadas.

Ad89: Gracias!

Veruka: Olasss! Muchas gracias, me halagas, pero recuerda que la idea de Harry Potter salió de Rowling, jajaja, ella es la genio, yo sólo me limitó a continuar su historia de la mejor manera posible, pero seguro que el 6º libro nos va a encantar a todos. Respecto a Cho, buenooooo, espero q no me matéis, jajajaj, pero va a ser q sí va a tener algo con Harry. Ahora mismo me busco un bunker para esconderme, jajaajaj. Bien, a mí me gusta mucho este Harry más maduro y más hombre, jaaajajaj. Un besazo enorme!

Dany-Kanuto: Olasss! Thanks, me alegro q te guste. Besos!

AlphaX: Olasss! Muchas gracias por darle una oportunidad a mi fict! A mí nunca me ha caído mal Cho, jajajajaj, no la odio como otros, pero reconozco q fastidia q la meta ahora por el medio, pero bueno, sí, tendrá más participación. En fin, nada más, espero q te siga gustando. Besos!

Maigu: Gracias! Por supuesto que lo terminaré, gracias por el apoyo!

Manuel: Olass""" Yessss! Soy un poco mala, jaajajajaa. Pero recompensaré a Ginny, algún día, ajajajaj, o al menos eso espero. Sí, ahora lo q viene de fict es mucha mucha acción todo. Q lo disfrutes!

Virgi: Olassss! Jajaj, sí, es todo un proceso de entrenamiento. A ver, no digo q me caiga bien Cho, pero tampoco mal. Me es un poco igual, sólo la utilizo a mi antojo, jajajaj, joder, q manipulador ha sonado eso. Jaajaj. Veamos, Bellatrix está algo lejano todavía, pero tranqui, todo a su tiempo, aquí en este capi comienza la venganza personal de Harry. La teoría tuya es bastante buena, pero hay un error, si Voldemort mató a los Potter, ¿cómo podía estar al mismo tiempo matando a la familia de Chris? Ajajajaj. En cuanto a Ron...uffff, para q descubra la verdad sobre harry aún queda tela, paciencia! Un besazo y gracias por tus animos!

Gandulfo: thanks!

Catalina: Olassss! Esta vez he tardado un poqillo menos. Jajaaj. Sí, a mí me encanta Harry irónico, queda bastante para q se enteren de la verdad, aunq...habrá una persona, sólo una q lo sepa antes que los demás. Chris es compleja, sí, jajaja, pero me encanta ese personaje. Besos!

LoganBlack: Muchas gracias! Me alegro q me hayas dejado un review y q te guste el fict. No te preocupes, Hermione, Ron, Hagrid...van a salir más a partir de ahora. Sé que los he tenido un poquito abandonados a los pobres, jajaja.

Maga y Angls.: Olass! Siiii, jhajajaj, son muchos capis. Ir poco a poco. Un beso!

Kote Lupin: Olasss! Muchísimas gracias, de verdad. Eres muy amable. Espero q este capi también te guste mucho. Besos!

Mariet Malfoy: Olasss! Gracias por hacer el esfuerzo de dejarme el review! Ufff, q mal eso de tener q salir de casa para internet. En fin, q sí, Cho necesita estar en la historia, ajajaj. Los personajes sufren mucho, jaja, lo sé, es q soy muy mala con ellos, pero peor es Rowling. Tendré en cuenta eso del final feliz. Besos!

Jan Black: Olasss! Muchísimas gracias, me halagas! Trato de actualizar lo antes posible, así q ya estoy aquí con nuevo capi. Espero q te guste y gracias de nuevo por el review. Besos!

Elbereth4: Olasss! No he tardado mucho en actualizar. A ver, sí, tengo otro fict con Pekenyita y Crisy Weasley. Se llama Herencia de merodeador y lo encontrarás en autores por "Evix CrisyPeke" Besos!

CAPÍTULO 26: LA SOMBRA DE LA TRAICIÓN.

Un hombre caminaba apresuradamente por los largos y oscuros corredores de la mansión donde se encontraba. Hacía bastante tiempo que las celdas estaban vacías, no había ningún prisionero que requiriera el interés de su señor y eso en parte le aliviaba.

No estaba completamente seguro de si todavía tenía la confianza del principio, pero ahora no tenía tiempo de pensar en ello. Debía mantenerse fríamente y cerrar su mente a cualquier posible acceso o su amo notaría sus inquietudes y tendría campo abierto hacia sus pensamientos.

Se sujetó el brazo apretando los dientes, la Marca Tenebrosa quemaba al rojo vivo en su piel y el dolor no cesaría hasta que se encontrara de frente con el hombre que los había llamado. Aligeró el paso, puesto que el dolor se volvía cada vez más insoportable.

La sala en la que entró estaba algo alborotada. Voldemort estaba de pie, a diferencia de otras tantas ocasiones y se paseaba inquieto de un extremo a otro, iluminando su rostro con las llamas de las antorchas, que colgaban de las sucias paredes de piedra. Había unos veinte mortífagos repartidos, cuchicheando por lo bajo y en algunos casos, prácticamente rezando para que la aparente furia de su señor no cayera sobre ellos.

Snape, ocultando su identidad como los demás, bajo una máscara blanca, se la quitó al entrar y se acercó a un rincón de la sala, aguardando a que diera comienzo la charla por la que los había hecho llamar su amo.

Severus... una voz que arrastraba las palabras lo saludó. Snape se dio la vuelta lentamente para encontrarse cara a cara con Lucius Malfoy. Conforme iban llegando, todos los mortifagos enseñaban su rostro. Eran del grupo interno y por eso no tenían ningún motivo especial para no revelar sus identidades.

Hola Lucius, saludó Snape indiferentemente. ¿Sabes de qué trata esto?

Puedo hacerme una idea... musitó Malfoy entre dientes. Y te aseguro que no me agrada en absoluto.Snape sonrió despectivamente.

Creo que tendréis que darle una muy buena razón para no ser castigados por vuestro fracaso...

Y la hay. aseguró Malfoy mirando de vez en cuanto la actitud nerviosa de su señor.

Sí, ya me enteré de la aparición de ese extraño individuo... gruñó Snape como si estuviera muy enfadado por algo. ¿Ya se sabe quién es?

Eso es exactamente lo que vamos a debatir aquí.

¿Estás seguro que Christine Byrne no tiene nada que ver en esto? especuló Snape. Hubiera pagado porque fuera así. No le agradaba en absoluto la actitud arrogante de la mujer, era como toda su pandilla de amigos encabezados por Potter y Black y por eso había pagado muy caro su errores. No es que él quisiera que la mataran, pero le encantaba que los mortifagos centraran su atención en ella para darle vía libre a la Orden, total, si su vida se perdía tampoco sería un gran problema.

Era un hombre quién se ocultaba bajo esa capucha. aseguró Malfoy, molesto por la desconfianza que Snape tenía de él. El profesor soltó una risa fría.

Creo que la subestimas...no sería la primera vez que se disfraza para engañarnos...y siempre está la poción multijugos...

Te digo que Christine no tiene ni la mitad de poder que tenía ese individuo. El Señor Oscura ha notado como su magia se desvanece poco a poco y aquel hombre tenía un poder inmenso, nuevo...y también magia. Snape se encogió de hombros. Dejaría que ellos se encargaran de todo y luego avisaría a la Orden del Fénix.

Por cierto... susurró Malfoy, después de que el silencio los inundará unos instantes. Hace mucho que no vienes a ningún ataque...de hecho, desde verano... Snape se inquietó un poco, pero lo disimuló.

¿Crees que puedo arriesgarme que alguno de la Orden del Fénix me reconozca? Mi principal trabajo es como espía, Lucius, como bien deberías recordar...

Sí, confirmó Malfoy. No obstante...tampoco es que aportes información en exceso...

La Orden del Fénix está parada. explicó Snape gruñendo. Está dejando actuar a la Alianza por su cuenta y apenas interviene. Creo que al director se le han acabado las ideas...

Ya veremos... murmuró Malfoy y el tono que utilizó no le agradó para nada al profesor. ¿Qué han dicho sobre nuestro hombre?

Nada aún. La reunión será esta noche.

Entonces...procura enterarte bien y aportar una buena información...o puede que el Señor Oscuro descargue su ira contigo, Severus. Snape hizo un gesto tosco con la cabeza y ambos se dirigieron hacia el círculo que se estaba cerrando entorno a Voldemort. Éste había dejado de pasearse y observaba a cada uno de los presentes con evidente enfado. Cuando fijaba su mirada en alguno, los mortífagos se estremecían.

Bien...bien... musitó. Ahora que estamos todos, daremos por comenzada la reunión...en primer lugar...¡CRUCIO! un rayo rojo se dirigió hacia una de las figuras, la única mujer que había entre el grupo. La mortífaga cayó al suelo retorciéndose de dolor y chillando con todas sus fuerzas. Al cabo de unos instantes, Voldemort levantó la varita y se quedó mirando con sus ojos rojos como Bellatrix Lestrange respiraba entrecortadamente, tratando en vano de levantarse. Has fallado demasiadas veces...Bella...

Amo...lo siento mucho amo...yo...

¡Silencio! gritó Voldemort enfurecido. ¡No quiero escuchar tus estúpidas excusas! ¡Estabas como principal cabecilla del ataque y ni siquiera lograsteis entrar en el recinto! ¿Cómo es eso posible? Voldemort entornó sus maléficos ojos, examinando minuciosamente uno a uno a los hombres que se encontraban allí.

Amo...si me permitís hablar... Malfoy se había adelantado dos pasos y arrodillado en el frío suelo.

Te escucho. aseguró su señor con una voz peligrosa.

Todo el ataque estaba saliendo bien, señor explicó Malfoy. Únicamente habían unos pocos aurores y la Orden del Fénix, la Alianza no se apareció...estábamos a punto de ganar, cuando un extraño individuo comenzó a repeler nuestro ataque...

Sí, lo he leído en esa porquería de periódico, lo que quiero saber es cómo un hombre pudo haber detenido a un centenar de hombres y una cuarentena de criaturas mágicas... Malfoy se removió incómodo y como él, otros tantos más.

La verdad, amo...es que poseía un gran poder. continuó el mortífago. Tenía las mismas habilidades de Christine Byrne, también era mitad mago, pero su fuerza era mucho mayor...

Una vez más, Lucius se permitió hablar Snape. ¿Estás seguro de que no era ella? Malfoy le miró con odio y el profesor sonrió interiormente. Tenía que desviar la atención como fuera de aquel extraño individuo, tenía un presentimiento y su mente le indicaba que a la Orden le interesaría mucho que su extraño "salvador" fuera identificado como otra persona.

No era ella, Severus aseguró Voldemort dándose la vuelta para sentarse en su sillón, dos escalones más arriba de donde estaban los mortifagos. Noté su energía en aquel ataque, había dos fuerzas, una la que emitía ella, que era notablemente débil y otra mucho más inmensa proveniente de ese hombre...No obstante, debíais haber sido capaces de detenerlo, sois unos inútiles... volvió a mirar a Bellatrix que todavía no lograba ponerse en pie fácilmente. Si os hubierais organizado correctamente esto no habría pasado. ¡Hemos perdido más de setenta hombres y todas las criaturas mágicas que enviamos a ese ataque y ni siquiera lograsteis el objetivo! el grito de Voldemort resonó en todas las paredes de la vieja mansión Riddle.

¿Tiene idea de quién puede ser...amo? preguntó tímidamente Avery. Voldemort dejó caer su cabeza sobre la mano que estaba apoyado en el brazo de la silla, aparentemente concentrado.

No, pero sea quién sea la energía que emitía era la de un arcángel. dirigió su mirada hacia Snape. ¿Qué noticias me traes? el profesor tuvo un escalofrío, pero nuevamente su frialdad logró cubrirlo.

Ninguna señor...la Orden del Fénix se reúne esta noche, le tendré informado sobre cualquier novedad...

Eso espero... gruñó Voldemort, volviendo a su examen de reconocimiento de sus hombres. Puede que tenga alguna relación con Christine Byrne...¡quiero que me la traigáis viva! ¡No me importa cómo la capturéis ni cuantos hombres utilicéis pero la quiero viva! Y...¡Matad a ese hombre, no quiero que se entrometa más en mis planes! uno a uno los mortifagos se fueron retirando para reorganizarse. Voldemort se levantó y se acercó a donde estaba Bellatrix. La agarró del brazo y la levantó bruscamente. No vuelvas a fallarme...Bella...no tendrás muchas más oportunidades...

Hermione se encontraba sola en la sala común de Gryffindor. Eran más de las dos de la mañana, pero estaba empeñada en acabar su trabajo para Historia de la magia. No había ningún otro estudiante allí, así que el único sonido que perturbaba la calma de la habitación era el rasgar de la pluma que la chica utilizaba para escribir.

De pronto, el retrato de la Dama Gorda se hizo a un lado, dejando entrar a otra chica, pelirroja, con el equipamiento de quidditch arrugado y sucio, el pelo suelto y desgreñado y el rostro visiblemente afectado, con signos de haber llorado.

¡Ginny! exclamó Hermione asustada de encontrar a su amiga en aquel estado. ¿Qué te ha pasado? ¿Tienes idea de la hora que es? Ginny caminó a paso lento y se dejó caer en uno de los sillones cercanos al fuego, al lado de su amiga. Parecía ausente.

Necesitaba pensar...he estado paseando por los terrenos...

¿A esta hora? preguntó Hermione muy sorprendida. Ginny...

Harry no estaba fingiendo, Hermione. susurró la pelirroja. Decía la verdad...

¿A qué te refieres? Ginny giró el rostro bruscamente hacia su amiga y las lágrimas comenzaron a inundarlo.

Hablé con Cho...le pregunté... hipó. le pregunté si Harry y ella habían estado juntos...y me lo confirmó...Harry no mentía, no estaba fingiendo... Ginny se tapó la cara con ambas manos y comenzó a llorar más fuerte. Hermione abrió la boca sorprendida pero la cerró al ver que su amiga le estaba diciendo la verdad. Aún así, no podía creer lo que estaba oyendo. ¿Era posible que Harry hubiera jugado con Ginny de verdad? ¿No estaba siendo manipulado por Christine? Pero su amigo no era así...no lo era, no podía creerlo.

Ginny, escúchame Hermione le levantó el rostro y le sonrió tiernamente. ¿Por qué no confías en tu corazón?

¿Qué?

¿Qué es lo que te dicta el corazón? Piensa, recuerda...viaja al pasado y escucha lo que Harry te decía, mira como te hablaba, como te quería...no, tú no crees que él sea capaz de hacer lo que dijo, aún siendo verdad lo de las relaciones con Cho, él sería incapaz de utilizarte sólo para llevarte a la cama, incapaz. Harry no es así, no me lo trago, ¿por qué confiar en Cho y no en él?

¡Porque él no me da una forma de aferrarme a algo y confiar! sollozó Ginny negando con la cabeza. ¿Por qué lo ha hecho? ¿Por qué no me quiere? ¡Es que no entiendo!se sacó del cuello el cordón que Harry le había regalado por Navidad y observó ambas iniciales. Si no me quisiera...si actuaba...¿por qué un teatro tan bueno? Hermione se levantó bruscamente del sillón y se colocó al lado de la chimenea.

Me da igual si tú no confías en él...si estás tan dolida que no puedes perdonarle, que te ciegas a lo que te cuentan y te dejas envenenar por los comentarios de Ron..., no, Harry nunca ha sido una mala persona y si fue capaz de poner su vida en peligro por salvar la tuya de Riddle es que algo debías importarle y cuando una persona te importa haces todo lo posible por no hacerle daño...

¡Yo quiero creer en él! protestó Ginny. ¡Pero me da miedo hacerlo! Me da miedo crearme falsas esperanzas y que luego todo eso acabe por romperse! la chica rompió a llorar de nuevo, desconsolada. Yo le quiero...le quiero muchísimo y no quiero perderle pero cada vez le siento más lejos...

Yo voy a averiguarlo, Ginny. Te lo prometo. Yo voy a averiguar que es lo que le ocurre a Harry. Ginny levantó la cabeza, en una mezcla de gratitud y asombro.

¿Por qué haces esto? Hermione dio un largo y prolongado suspiró, fijando sus ojos en el crepitar de las llamas.

Porque siento que le fallé...el año pasado, antes de ir al Departamento de Misterios. Si yo hubiera estado en su lugar... lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos. Estoy segura que también habría removido cielo y tierra por salvar a Sirius, que me hubiera dejado engañar por Voldemort...y sin embargo, quise actuar racionalmente, quise pensar que Harry sólo se estaba dejando arrastrar por su complejo de héroe, sin pensar, sin entender que quizás estaba desesperado, que estaba solo y que Sirius era lo más importante en su vida. Nadie podíamos entenderle, quizás Neville, porque nadie habíamos sufrido lo que él. Pero... se giró para mirar a su amiga y una sonrisa amarga se dibujó en su rostro...viendo esta guerra, las personas que han muerto y que podrían morir aún...me he dado cuenta de que ninguno sabíamos lo que era eso. Le juzgué mal, Ginny, no le entendí y creo que por mi culpa sufrió mucho más de lo que tendría que haber sufrido y ahora piensa que el único culpable es él. ¡Mentira! ¡Todos tenemos un poco de culpa en este asunto! ¡Yo por no entender a Harry, Snape por dejar de darle las clases, el mismo Sirius por no haberse quedado en Grimmauld Place, Kreacher...! ¡Pero fue Voldemort quién lo mató, Voldemort que atormentó a Harry con la visión de tu padre y le hizo creer que Sirius podía estar en problemas como él, que podría morir! Hermione resbaló por la pared y se dejó caer al suelo. Ginny se levantó y se sentó a su lado, produciendo un molesto silencio entre ellas.

Harry ha sufrido mucho...¿verdad?

Sí y yo quiero ayudarle. aseguró Hermione. Sus ojos nunca habían mostrado tal decisión. No es su guerra, es nuestra guerra, porque al fin y al cabo...yo no soy una bruja de sangre limpia...la guerra empieza por nosotros.

Hermione...

¿Si?

En el fondo de mi corazón...hay algo que me dice que Harry me quiere y que puedo conseguir recuperarlo. Pero...primero debemos acabar esta guerra.

Entonces luchemos. murmuró Hermione levantando un puño. Por aquellos a los que queremos...

Sí, sonrió Ginny. Es la segunda guerra...hay que salvar a los que queremos...

El tapiz familiar era lo único que recordaba que aquel lugar había sido una vez la mansión de los Black. El antes andrajoso y tenebroso lugar se había reformado con la llegada de la Orden del Fénix.

Sino hubiera sido por los escandalosos gritos del retrato de la madre de Sirius y las inoportunas apariciones del viejo elfo doméstico de la familia, nadie hubiera recordado los oscuros magos que habían habitado en ella.

No obstante, tanto el tapiz, los cuadros y las viejas cabezas de los antiguos elfos domésticos habían sido imposibles de desvanecer, debido a los encantamientos de estabilidad que se había puesto en ellos.

Por lo menos, la casa lucía limpia y algo más soleada. Molly Weasley se había encargado de lanzar un sencillo hechizo a las ventanas, para que dejaran traspasar los rayos de sol.

En una noche como aquella, la luna bañaba el comedor, lugar elegido para la venidera reunión. Ya había algunos miembros presentes, entre ellos, todos los Weasley, Ojoloco Moody, Tonks, Kingsley, Hestia...etc.

Cercano a la ventana y con el rostro sombrío se encontraba Remus Lupin. Todavía estaba rumiando el breve encuentro con el misterioso individuo que los había salvado.

Un amigo... murmuró por enésima vez en aquel día.

Ninguno notaba su perturbación. Parecían mucho más entretenidos en sus conversaciones y especulaciones. La mayoría, se decantaba por Christine. Ella era quién más papeletas se había llevado en las apuestas. Su poder y su habilidad concordaban con la del extraño individuo y también su forma de luchar, aunque no parecían tener el mismo poder.

¿Un té, Remus? la profesora McGonagall se había acercado a él para ofrecerle una taza humeante. El hombre sonrió agradecido y la cogió, reconfortándose las manos con el calor que el recipiente emitía. ¿Estás preocupado por algo? la profesora se había sentado a su lado.

Más bien...inquietado...

¿Por ese hombre? Lupin asintió levemente.

Dijo que era un amigo...estaríamos todos muertos de no ser por él.

Entonces...¿qué es lo que te preocupa? Lupin dio un sorbo al delicioso té que había preparado la señora Weasley y centró su mirada en la puerta de en frente, pese a que no había nada de interés en ella.

Su voz...era tan...fría...se parecía a la de Christine. Pero no estaba llena de amargura como la de ella, sino de...venganza...un terrible deseo de venganza...

¿Cómo pudiste percibir todo aquello de él? se extrañó McGonagall. Lupin negó con la cabeza.

No lo sé. ¿Me creerías si te dijera que me parecía conocerle de toda la vida? Había algo en su forma de luchar...que me recordó a alguien, el problema es que no sé a quién. Lupin se frotó con su mano libre la frente, como si tratara que las ideas llegaran a ella.

Por lo que dijo... dedujo la profesora. dio a entender que sí que lo conocías... Lupin sonrió y asintió.

La verdad...no conozco a nadie que haya peleado tan bien...exceptuando quizás Christine, pero sé que hay a alguien más que me lo recuerda, pero hace mucho tiempo de ello... el hombre posó su mirada amistosa por primera vez sobre McGonagall. No me hagas caso...creo que estoy muy cansado y desvarío. le entregó la taza de té, que seguía prácticamente llena y se levantó para reunirse con los demás, puesto que la reunión iba a comenzar.

Albus Dumbledore se había colocado encabezando la alargada mesa, donde uno a uno, los miembros de la Orden del Fénix, ocupaban sus respectivos lugares. Miró los rostros consumidos de los demás y también se sentó. Hubo un incómodo silencio, mientras se pasaba la mano por la larga barba blanca.

Bien...no podemos esperar más. comenzó con la voz ligeramente apagada. Os he llamado para comentar el ataque al Callejón Diagon y los rumores que se han establecido a raíz de eso. miró hacia Lupin y le sonrió, invitándole con una mano a que prosiguiera él.

La verdad... empezó el ex profesor mirando a todos. es que estoy realmente sorprendido y debería decir...perturbado. Primeramente, Severus, me gustaría saber porqué no avisaste que el ataque iba a ser a gran escala. Snape masculló algo entre dientes y miró a Lupin como si lo quisiera asesinar con la mirada.

No lo sabía. habló fríamente. Luciu...errr...Malfoy me comentó que iba a ver un ataque a Gringotts, pero no me dio los detalles. He descubierto que es el encargado de encontrar al espía que hay entre los mortifagos, así que te puedes imaginar que no confía mucho en nadie...y últimamente, muy poco en mí.

Ya veo... susurró Dumbledore. Severus, por favor, te lo he repetido hasta la saciedad pero te lo diré una vez más. No te arriesgues innecesariamente, las medidas para salvar vidas humanas ya están siendo controladas por otros cargos, tu trabajo es averiguar información discretamente, si Voldemort se entera...

Lo sé. interrumpió Snape ligeramente pálido. Tendré cuidado director... Dumbledore bajó la cabeza y observó a Snape unos instantes, alzando una ceja, como advirtiéndole del real peligro que corría.

Continúa, Remus, por favor.

El caso es que nos sorprendió el gran número de mortífagos y criaturas mágicas que trajeron y cuando avisamos a los aurores del ministerio, tan sólo vinieron unos pocos... Dumbledore cerró los ojos y suspiró.

Lo lamento, lo lamento mucho. aseguró. Pero los hombres se nos están agotando...no podíamos bajar la vigilancia de otros puntos más claros y Amelia Bones sólo tenía disponibles a los que envió, yo estaba con ella cuando disteis el aviso. Incluso Thomas Grint acudió para ayudar...

¿Qué vamos a hacer si esto continúa así, Dumbledore? inquirió Hestia Jones. Tenía el brazo derecho vendado y unos moratones en la cara. la Orden no resistirá mucho más... el director fijó la mirada en los rostros preocupados de todos los miembros y sintió como el poco color que le quedaba en el rostro, se desvanecía. Aquella imagen le era vagamente familiar, le recordaba a la antigua Orden, cuando los pocos miembros que iban quedando con vida, perdieron la esperanza...esperanza, esa palabra tan poderosa que siempre había prendido en su interior, ahora parecía desvanecerse de sus compañeros.

Comparto vuestra preocupación, pero lo único que podemos hacer es mantenernos en pie hasta el final y luchar con lo poco que nos quede...algunos levantaron la cabeza para mirar el viejo rostro del ahora anciano, muy sorprendidos con sus palabras.

Hablas como si no hubiese nada que hacer... inquirió Moody. Dumbledore asintió.

Jugué mis dos últimas bazas y me temo que fracasé.

¿Qué estás diciendo con esto, Albus? preguntó asustada la señora Weasley. Dumbledore se levantó de su asiento y comenzó a pasearse de un extremo a otro, considerando si era oportuno o no confesar lo que sabía.

Fue idea mía enviar a la Alianza a enfrentar a los mortífagos.

¿La Alianza? preguntó confusamente Tonks.

Los individuos de las capas rojas, que hasta ahora han estado ayudando en los ataques, son obra de la Confederación Internacional de magos. explicó el director, con la voz apagada. Por su seguridad y por evitar incómodos encuentros con la prensa, acordamos que ocultarías la personalidades y las intenciones de este grupo. Lamentablemente, no contamos con que Voldemort conociese lo que era este grupo secreto que iba a ser instaurado en la primera guerra mágica. Así que de nada sirve continuar ocultando la verdad.

Así que usted lo sabía, director... murmuró Lupin con la boca ligeramente abierta. Entonces...lo que me dijo Harry aquel día...Christine...ella está en la Alianza...

Eso es correcto. confirmó una voz gélida y penetrante. Los miembros de la Orden, asustados, se giraron hacia su fuente. Apoyada sobre la pared fría del comedor, con los brazos cruzados y el rostro sumido en las sombras, había aparecido Christine. Nadie se había percatado de su llegada, pues estaban demasiado pendientes de la explicación de Dumbledore. Harry no te mintió. Yo soy un miembro de la Alianza que lucha en el lado de Inglaterra. la mayoría de los presentes se quedaron bastante conmocionados con ese pedacito de información. Nunca habrían imaginado algo así. Christine sonrió interiormente, al ver el asombro de las caras y caminó hasta la mesa, tomando asiento al lado de Lupin, donde había una silla vacía. Lamento el retraso.

Bien, ahora que estamos todos... comenzó de nuevo el director.

Disculpa, pero a mí me encantaría obtener unas cuantas respuestas... siseó Snape. Su voz sonaba claramente peligrosa. Dumbledore se calló y aguardó. Primeramente, el porqué la Alianza no se presentó al último ataque.

Esa es una pregunta bastante sencilla de responder... contestó mordazmente Christine...que incluso tú, Severus, podrías haber deducido. sonrió fríamente y prosiguió. Como nuestra organización no está legalmente reconocida, no tenemos una fuente de información que nos avise claramente de cuando hay una ataque. La Alianza, se aparece en cualquier parte del mundo en la que haya ataque mortífago, es decir, si hay dos zonas al mismo tiempo o más que son atacadas nos dividimos, pero el hecho de que vayamos a ayudar en todas partes, dificulta aún más que nos enteremos de los ataques. En algunas ocasiones, son los propios ministros de magia los que nos informan rápidamente, pero la mayoría de las veces, la mayor fuente de información y la que primero se entera de todo, soy yo. Como bien sabéis, los de mi raza tenemos ese...llamémosle don, de sentir grandes emociones juntas, así que soy la que suele encabezar a la Alianza. Pero el otro día el ataque se produjo antes incluso de lo previsto por Snape, lo cierto es que mi poder se ha debilitado un poco desde el principio así que no noté el peligro hasta que la avanzadilla mortífaga ya había superado nuestras líneas de defensa. No tuve tiempo de avisar y me aparecí lo antes posible para ayudar. Christine se había montado un farol. Es cierto que no había sentido el ataque tan profundamente como solía hacerlo, pero ella estaba al corriente de que se produciría y eran más que motivos suficientes para haber puesto en contacto a la Alianza. Sus verdaderas intenciones eran ver como Harry se defendía en su primera intervención, aunque, tenía que reconocer, que aquello podía haber costado muchas vidas humanas, pero era el último paso hacia lo que esperaba que fuera la salvación.

Entiendo... susurró Snape, perforando a Christine con la mirada. Lo cierto, es que todos aquí queríamos preguntarte una cosa...supongo que habrás oído algo sobre el extraño individuo que se apareció en el Callejón Diagon. Snape aguardó la respuesta. Estaba seguro de que si Voldemort decía que ella no era aquel extraño personaje, era cierto, pero eso no descartaba sus sospechas de que la mujer tenía algo que ver en aquel asunto. Para su sorpresa, la profesora sonrió y cerró los ojos, cruzándose de brazos.

Cierto, algo he oído...¿y bien?

¿Y bien? Snape alzó una ceja, con el rostro crispado de rabia. Ese hombre, por así llamarlo, desprendía una luz idéntica a la tuya y utilizaba los mismos poderes...era una arcángel, pero también era un mago... Dumbledore, que se había vuelto a sentar, apoyó la barbilla sobre sus dos manos entrelazadas, esperando...tú dices que te apareciste...sin embargo, no recuerdo que nadie comentara haberte visto... antes de que Christine pudiera abrir la boca para responder, Lupin ya lo había hecho por ella.

Lamento tener que corregirte, Severus, pero yo sí que la vi durante el ataque... Snape se mordió el labio inferior, enfadado de que hubieran sacado a la mujer las castas del fuego.

Aún así, repuso. eso no responde a porqué ese hombre y ella tenían las mismas características...

¿Quizás porqué también era un arcángel? ironizó la profesora. Estaba hartándose de la actitud de Snape.

¿Lo era? ¿Mitad arcángel y mitad mago? inquirió el señor Weasley. Disculpa Christine, pero creo recordar que nos dijiste que eras la única de tu especie...

Es correcto Arthur. confirmó Christine adoptando un tono educado en su voz, muy diferente al que había utilizado con el profesor de pociones. Eso es lo que yo creía, pero quizás me equivocara...

¡Si así fuera lo sabrías! masculló Snape entre dientes. Christine le dirigió una mirada fría y mortalmente dura.

Eso no tiene porqué ser así. Si haces memoria recordarás que yo no tengo ningún trato desde hace años con los míos, de hecho tampoco lo quiero tener... un brillo nostálgico recorrió sus ojos, los recuerdos volvían a atormentarla. Nunca me gustaron y después de lo que...quiero decir, que ellos toman las decisiones por su cuenta, quizás los mayores hayan encontrado a otro como yo y le hayan encomendado la difícil tarea de ayudarnos en esta guerra.

¡Esta guerra no la puede parar un simple arcángel! gritó Snape enfurecido. ¡Tu trabajo era hacer que Potter cumpliera con su destino! Christine y Snape se pudieron de pie al mismo tiempo, lanzándose miradas asesinas. Lupin y Dumbledore los observaban cautelosamente, por si debían intervenir.

¡Harry es un niño! ¡No puedes pretender que cargue con esto él solo! por alguna razón, Dumbledore sonrió. ¡Y por si lo has olvidado, mi trabajo es salvar su vida no exponerla al peligro!

Ya veremos... siseó Snape. No parece que tus estúpidas clases estén dado su fruto para librarlo de la muerte...

¿En serio? Pues no es eso lo que yo pienso. ¡En realidad, tú estuviste medio año para enseñarle Oclumancia y no lograste más que se marchara al Departamento de Misterios y en consecuencia la muerte de Sirius Black! Snape empuñó su varita y apuntó directo al corazón de Christine, pero ella no se detuvo. ¡Y yo, en medio año he logrado que cierre su mente y que empiece a aprender a hurgar en la de los demás!

¿Me estás culpando por la muerte de Black? escupió Snape lleno de ira.

¿Y no fue así como ocurrió? ¡Dejaste de darle clases a Harry por tus estúpidos rencores y gracias a ello Voldemort logró engañarlo! ¡Tú pudiste haber aturdido a Umbridge en ese despacho y luego modificarles la memoria a los que se encontraban allí y sólo te burlaste de Harry! Snape levantó la varita dispuesto a atacar, pero Christine fue más rápida y de un manotazo envió una fuerte ráfaga de energía que empotró al profesor en la estantería, haciendo que se golpeara en la cabeza y la varita resbalara de sus manos. Desapareciendo y apareciendo segundos después, la mujer se plantó al lado de Snape y lo agarró por las solapas, estampándolo aún más contra el mueble e impidiendo que el aire circulara por sus pulmones.

¡Christine! ordenó Dumbledore con una renovada fuerza.

No trates de jugar conmigo...Snape, ya te lo he advertido muchas veces y ésta será la última... Snape se apretó más contra la pared tratando de respirar mejor.

Ya es demasiado tarde para ti... murmuró entrecortadamente. vas a morir y lo sabes...

Eso no es un problema para mí.

Lo será cuando descubras que has dejado a Potter tan desprotegido como la última vez...te has equivocado de culpable...yo no me siento un asesino en cambio tú sí tienes motivos para sentirlo... la mano de Christine apretó un poco más el cuello del profesor, pero una mano llena de arrugas la agarró y la separó.

Los demás miembros de la Orden se habían quedado estupefactos ante la escena que acababan de presenciar. Christine por fin soltó a Snape y se dirigió hacia la ventana, recostándose en la fría pared.

La reunión ha terminado... anunció Dumbledore, con la voz queda. Ya sabéis lo que tenéis que hacer. Si alguno consigue información acerca de ese hombre...que se ponga en contacto inmediatamente. Tonks, Kingsley, marchaos al cuartel general de aurores para ver si hay novedades...

Los aludidos se fueron dispersando. La señora Weasley corrió hacia la cocina y subió poco después con unas tazas de té, para calmar los ánimos. La mayoría de las Orden se había quedado charlando entre ellos, reposando un poco antes de regresar a sus funciones.

Informa a Voldemort cautelosamente... dijo Dumbledore mirando a un muy enfadado profesor de pociones. No digas nada que afecte a la integridad de nuestros miembros...¡Severus! Snape le miró con reproche. No quiero que facilites la captura de Christine, ¿has entendido? Harry aún la necesita y nosotros también...ha salvado numerosas vidas.

¿Por qué le importa tanto? gruñó el hombre. Dumbledore suspiró.

Porque pese a lo que pienses...ella no es una mala persona y ha sufrido tanto o más de lo que podamos imaginar...se merece una oportunidad.

No la tendrá repuso Snape. El Señor Oscuro se ha propuesto quitarla del medio y ya no hay marcha atrás... el profesor dejó con la palabra en la boca al director y se encaminó hacia la puerta, saliendo con paso apresurado con su habitual capa negra al vuelo.

Dumbledore lo miró con preocupación y se acercó hacia donde estaba Lupin. Volvía a estar en el suelo, con la mirada perdida y una nueva taza de té.

¿Qué es lo que ocurre? preguntó el director. Sabía que no era normal esa actitud. Desde donde estaba, Christine murmuró una palabras in entendibles y la voz del director llegó claramente a sus oídos.

Ese hombre...no me lo saco de la cabeza. Se parecía a alguien...el problema es recordar a quién.

Si es un amigo... murmuró Dumbledore. ...entonces lo volverás a ver. Si no me equivoco, te ayudó muchísimo. Lupin miró los pequeños ojos del director avergonzado. Bajó la cabeza.

Limitó mi transformación. Utilizó el nuevo encantamiento...es bastante extraño que lo sepa realizar...pero... hizo una pausa recordando algo. No me dolió como debió haberlo hecho. Hubo algo en la magia que me llegó que me curó esa agonía...

Tal vez su magia de arcángel.

Tal vez...

Remus... Lupin miró al director sabiendo lo que le esperaba. Por favor, sé que te importa mucho ayudar pero no cometas más locuras, ¿de acuerdo?

No podía dejar que ellos lucharan solos...

Si ese hombre no hubiera estado allí, podrías haber atacado a los nuestros...

Lo siento. aseguró el licántropo.

Lo sé. susurró el director y se levantó del suelo. Quizás muy pronto encuentres la relación que tiene ese hombre con nosotros y puedas aportármela...todo lo que sepamos de él es poco.

Sé que me recuerda a alguien...

Christine sonrió y frenó el hechizo que había estado utilizando para oír la conversación.

Por supuesto que lo hace...Remus...pelea igual que James...

Cuando vio que el director se acercaba a ella dejó de sonreír y volvió a convertir su rostro en un bálsamo sin emociones. Dumbledore se detuvo a unos pasos de ella y la analizó de arriba abajo. La mujer sonrió de este hecho y fue ella quién habló primero.

¿Cuál era tu segunda baza? Dumbledore también sonrió.

No sabía que estabas escuchando.

Llegué entonces. confesó Christine, sin dejar de ver su rostro carente de emoción reflejado en las pequeñas gafas de media luna del director. ¿Y bien?

Lo sabes.

No, no lo sé. Quiero que seas tú quién me lo diga.

Todavía tengo fe ciega en ello. Puse mi esperanza en ti. Christine dejó de observar los ojos del anciano y recorrió la sala con la mirada. Dumbledore se había portado muy bien con ella, pero ahora no era momento de manifestar debilidad.

Hago lo que puedo. el director sonrió amargamente, de nuevo.

Deja que lo ponga en duda. Si fui a buscarte fue principalmente por dos motivos. se detuvo a ver como la profesora volvía a poner la atención sobre él. El primero fue porque me importaba lo que pudiera pasarte y sabía que era el único que podía hacer algo para salvarte y el segundo...fue para que no pasarán cosas... hizo un movimiento con su varita e hizo aparecer una navaja muy conocida por ella y se la lanzó...como esta... Christine abrió mucho la boca, sorprendida. No podía articular palabra.

¿Cómo...?

No importa el cómo...sino el porqué. Se suponía que tú...

Era una prueba más. Nunca hubiera dejado que ocurriera...No obstante, sigo sin entender cómo sabías que...

Lo sé y basta. interrumpió bruscamente el director, dándose la vuelta y dirigiéndose hacia la puerta. Averigua la identidad de ese arcángel...y mantenme informado...no me importa a quién tengas que recurrir para hacerlo ni si enfrentar tu pasado te hace daño...es hora de afrontar la realidad.

Christine se quedó callada, mirando aún la navaja que sostenían sus manos. ¿Cómo era posible que Dumbledore se hubiera enterado? ¿Habría algo más detrás de todo eso? Confusa en sus pensamientos y tras despedirse con un beso en la mejilla de Lupin, desapareció de Grimmauld Place, bajo una columna de luz blanquecina.

¡Guau! exclamó un pelirrojo quitándose una cuerda de color carne de la oreja. ¿has oído eso?

¿Quién crees que sea ese hombre?

No lo sé, pero tendremos que averiguarlo... una graciosa mueca de posó sobre los rostros idénticos de los dos hermanos gemelos.

El clima lluvioso reflejaba las pocas ganas que tenía el equipo de Gryffindor de jugar ese partido. Pese a que eran los claros favoritos para ganar la copa, sus rostros estaban carentes de entusiasmo.

Habían entrenado muy mal las últimas semanas y estaban seguros que la poca compenetración entre sus miembros iba a acabar por pasar factura.

Por favor... suplicó Harry por enésima vez. Estaba sentado en los banquillos del vestuario y miraba el rostro ceñudo de sus compañeros. Haced un esfuerzo para que ganemos con total comodidad...

Nos calaremos hasta los huesos. protestó Kirke. Y además hace mucho viento...

¿Y desde cuándo eso ha sido un verdadero problema? inquirió Harry comenzando a enfadarse. Utilizaremos el Encantamiento del año pasado y lograremos repeler un poco la lluvia de nuestros ojos, ¿de acuerdo? un murmullo poco alentador se escuchó en el vestuario. Bien, ahora salgamos al campo y demostremos porqué la copa ha estado en nuestro poder los últimos tres años.

¡Está bien! gritaron Ginny, Euan y Alicia al unísono. Ron y los golpeadores alzaron las cejas como si Harry acabara de decir una estupidez y salieron con sus escobas al hombro.

Harry los vio alejarse y suspiró abatido, no empezaban con muy buenas expectativas.

Esto va a ser un desastre... murmuró a Alicia cuando salían al terreno de juego y se elevaban en sus escobas. Al notar el salpicar del agua en la cara y el aire golpeando fuertemente, Harry se sintió libre y la emoción que sólo un partido de quiddicth le transmitía le embargó por completo.

El equipo de Hufflepuff también salió al campo, siendo ovacionado por sus compañeros de casa y por todos los Slytherin, que estaban allí para ver perder a los Gryffindor.

Harry bufó en desesperación cuando unos pocos de la casa de Ravencraw también los animaron sin cesar. La estúpida cancioncita de "A Weasley vamos a coronar" comenzó a oírse en las gradas. Pese a la lluvia, el chico pudo ver claramente como a Ron se le encendían las orejas, avergonzado.

¡Ánimo Harry! una voz femenina proveniente de las gradas provocó que girara la cara en su dirección. Allí, entre algunos de los miembros del equipo de Ravencraw que la miraban con reprobación y su amiga Marietta, se encontraba Cho. Harry le sonrió, contento de que alguien no lo odiara y para su suerte o desgracia, Ginny lo vio y se alejó volando en la Flecha plateada que mantenía un magnífico equilibrio, a pesar del viento.

La señora Hooch hizo sonar su silbato y Harry y el capitán de Hufflepuff se dieron la mano. Tras la muerte de Smith, Summerby, también buscador, había ocupado su plaza en la capitanía. El silbato sonó por segunda vez y el partido dio comienzo. Alicia se había hecho con la quaffle y se dirigía a la meta del equipo rival, franqueada por los cazadores.

Harry dejó de mirar el partido y se elevó cuanto pudo para buscar la snitch desde arriba. Tenía mucha más prisa de la habitual. Si su equipo comenzaba a dudar de la capacidad de juego y a Ron comenzaban a molestarlo en exceso con la canción de los Slytherin, estaban perdidos. Ganar la copa de quidditch y dedicársela a su padrino era lo único que seguía teniendo en mente. Se lo había prometido a sí mismo desde que le regaló la Flecha Plateada a Ginny e iba a cumplirlo.

Desde las gradas, en la tribuna de los profesores, Christine observaba el partido con su habitual frialdad. Percibía perfectamente el nerviosismo de Harry y comenzaba a entender porqué. Ron había fallado las tres últimas paradas y Gryffindor era incapaz de hacer una jugada bien hecha que inquietara al guardián de Hufflepuff. La única que había lanzado en alguna ocasión a los aros, era Alicia, pero tan marcada como estaba le era imposible. Euan no estaba mucho mejor posicionado, necesitaban la ayuda de Ginny, pero la chica parecía estar pensando en otra cosa, puesto que no dejaba de mirar a la grada, donde estaba en equipo de Ravencraw y más concretamente, una chica morena que no dejaba de animar a su ex novio.

¡Ginny! gritó Alicia desesperada, pero era demasiado tarde. Uno de los cazadores de Hufflepuff había interceptado el pase sin que ella hiciera nada por evitarlo.

Maldición.murmuró la chica y trató de perseguirlo, pero la escoba oscilaba a causa del viento y tan desconcentrada como estaba, le dificultaba el control.

Hermione se mordía una vez más las uñas. ¿Por qué diablos estaban jugando tan mal? A su lado, Neville, Dean y Seamus tenían expresión de querer asesinar a alguien. Se daban perfecta cuanta del ridículo tan grande que estaba haciendo el equipo de su casa y habían cesado en su intento por animarles. Jack Sloper y Andrew Kirke todavía no había podido acercarse a las bludgers sin que éstas fueran golpeadas por el equipo rival y siempre en dirección a Alicia o a Euan, que eran los que más peligro generaban.

Harry hizo un descenso de unos veinte metros, sin importarle que la velocidad le cegara la visión. Con un hábil movimiento, se quitó las gafas del rostro y las lanzó a la hierva mojada, le molestaban demasiado. Estaba desesperado, necesitaba encontrar la snitch rápidamente o perderían sin remedio el partido. Miró su reloj de pulsera, llevaban media hora de partido. El marcador indicaba ciento treinta a cero para el quipo de Hufflepuff, era el peor resultado de toda la historia de Gryffindor al enfrentarse a esa casa. Los de Hufflepuff no jugaban ni mucho menos bien para que hubieran encajado tal cantidad de goles, pero es que Ron parecía estático bajo los aros y no estaba más que pendiente de las burlas de los Slytherin.

Y entonces la vio. La snitch estaba sólo unos metros más abajo, volando a ras de suelo, como si jugueteara con las gotitas de lluvia que se almacenaban en la hierva. Harry se lanzó en picado y el buscador de Hufflepuff lo siguió a la desesperada. La snitch aceleró la velocidad y siguió rozando el húmedo terreno mientras escapaba de su perseguidores. Summerby alcanzó a Harry y ambos volaron a la par. El chico era bastante corpulento, tamaño Crabbe y el aire no le afectaba en absoluto, pero Harry estaba muy bien entrenado y su cuerpo estaba dotado de una musculatura que el otro chico sólo podía enviar.

Summerby le dio un codazo en las costillas y trató de desequilibrarlo, pero Harry no se lo permitió, mantuvo el rumbo, siempre con la mirada fija en la snitch. Ambos alargaron la mano, pero ocurrió algo insólito. Se dirigían hacía la pared de las gradas, la snitch iba a toda velocidad hacia allí y acabarían chocando.

¡Guau! gritó Summerby y elevó su escoba para evitar el choque, esperando que Harry lo imitara, pero éste no lo hizo. ¿Qué haces, Potter? ¡Te vas a matar!

Pero Harry no le escuchó, parecía como si no viera el muro de piedra. Las gradas callaron, el tiempo se detuvo, todo el mundo contuvo la respiración. Ginny, que pasaba por allí volando, dejó de jugar y se llevó las manos a la cara. La snitch, en el último instante trató de elevarse, pero Harry la atrapó fuertemente entre sus dedos y al volver a mirar al frente se encontró con el muro de piedra, ya no había marcha atrás. Christine se levantó bruscamente de su asiento con los puños cerrados y la boca abierta. Y con toda la fuerza de la velocidad, Harry se empotró en la pared, cayendo inerte al suelo. El estadio entero soltó un "Ohhh" y los propios jugadores pararon de volar, al escuchar el pitido final de la señora Hooch. Christine cerró los ojos y suspiró aliviada. Desapareció de su asiento, atentamente observada por Dumbledore y reapareció al lado del muchacho. Harry abrió los ojos y sonrió.

Estás loco...¿sabes a qué te has expuesto?

Lo he logrado... susurró el chico sin prestar atención al rostro enfadado de su profesora. Estaba tumbado boca arriba sobre la hierva, con el olor a tierra mojada pegado a su nariz y con el brazo estirado en el aire, mostrando la preciosa snitch.

Creí que te habías matado...han podido notar tu escudo de fuerza. Harry negó con la cabeza y sonrió.

Nadie se ha dado cuenta. Lo hice en el último instante y es transparente.

Dumbledore está en la grada y... pero no pudo continuar porque varios brazos cayeron sobre él, sin preguntarle si quiera como se encontraba y comenzaron a abrazarlo. Christine meneó la cabeza visiblemente enfadada y desapareció de nuevo.

¡Lo has logrado Harry! gritaron Neville y a Alicia que no lo soltaban.

¿Cómo has conseguido no matarte? preguntó Euan, anonadado y a la vez mirándole como si fuera un héroe de guerra. Harry se encogió e hombros y sonrió.

Creo que logré girar la escoba en el último instante y sólo me golpeé un poco el brazo, amortiguando el choque con el palo. He tenido mucha suerte.

¿Estás seguro que no hiciste magia involuntaria? preguntó Hermione, que también se había acercado a reconocerle. No parecía tan convencida como los demás con el hábil argumento que Harry se había inventado. Me pareció ver como algo brillaba justo antes de que cayeras al suelo.

No, no lo creo... sería la snitch. murmuró el chico despreocupadamente y demasiado contento con la victoria como para darse cuenta de que no era una buena señal que su amiga hubiera notado algo.

¿Y tus gafas? preguntó Hermione con el ceño fruncido. ¿Cómo has visto la snitch sin ellas?

Se me cayeron antes de atraparla. explicó Harry. No sé donde estarán... Hermione no preguntó nada más, pero cuando se dio la vuelta, su rostro estaba claramente ensombrecido.

El resto del equipo de Gryffindor no felicitó a Harry ni tampoco sus compañeros de casa. Todos parecían ponerse de parte de Ron. Ginny se acercó un poco y le sonrió tímidamente, pero en seguida se fue a reunir con Hermione, que se había marchado a animar a Ron por el desastroso partido que había tenido.

¿No te has matado, Potter? preguntó una voz que arrastraba las palabras. Es una pena, podrías habernos ahorrado el trabajo... Draco Malfoy, seguidos por sus dos monigotes, Crabbe y Goyle, trataba de enturbiar la alegría del triunfo por la mínima de Gryffindor. ¡Eh Weasleys, de verdad que sois penosos jugando al quidditch! Ginny y Ron parecían querer asesinar a Malfoy allí mismo, pero como todavía estaban muy cerca algunos profesores, Ron optó por mirar a Harry con un terrible odio, como si el tuviera la culpa de eso.

Una gran atrapada, yo no lo habría hecho mejor... susurró una voz dulce a su oído. Harry se dio la vuelta y se encontró con los preciosos ojos achinados de Cho Chan y una sonrisa totalmente sincera. ¿Me dejas que te felicite?

Por supuesto. sonrió Harry. La verdad, agradecía muchísimo el apoyo incondicional que Cho le brindaba. Era de las pocas que habían creído siempre en él. Ni siquiera Ron y Hermione hacían un esfuerzo por averiguar bien las cosas. Una parte de él le decepcionaba que su mejor amigo no se diera cuenta de la realidad y se tragara tan pronto su cambio de actitud. Cho se abrazó a él y le depositó un beso en la mejilla. En otro tiempo, Harry se hubiera ruborizado, pero ya hacía mucho que la madurez había caído pesadamente sobre sus hombros.

Felicidades a ti también. respondió sinceramente. Ganasteis ayer a Slytherin gracias a que atrapaste la snicth en las mismas narices de Malfoy. Cho soltó una risita aguda.

Sí, si ganamos con una gran diferencia a Hufflepuff y vosotros perdéis con Slytherin la copa será nuestra.,

No pienso dejar que Malfoy atrape la snitch antes que yo. rió Harry. Recogió la Saeta del suelo y ambos se encaminaron muy pegados hacia el vestuario. Al pasar por la puerta, Harry vio como Ginny y Hermione, que estaban allí se les quedaban mirando con gran amargura en los ojos. Muy a su pesar, cogió de la mano a Cho y mirando arrogantemente a las dos chicas, pasó de largo, dejando a Ginny destrozada.

La euforia por haber logrado el triunfo para Gryffindor se desvaneció rápidamente durante la semana. El profesor Flitwitck les había mencionado que la próxima clase empezarían con las prácticas de la aparición y todos los alumnos estaban entusiasmados. Harry deseaba aparecerse perfectamente ante los las narices de todos los alumnos, en especial de Malfoy y así, ganar un montón de puntos para su casa, pero Christine se lo había prohibido rotundamente.

A no ser que otro de los estudiantes lo consiga a la primera, te contendrás de exhibirte. le había avisado.

El jueves, después del almuerzo, todos los alumnos de sexto se dirigían al bosque prohibido, donde tendría lugar su primera práctica. Iban emocionados y hablaban entre ellos siguiendo con solemnidad al profesor Flitwick.

Harry se había quedado algo rezagado del grupo. Bostezó por enésima vez durante aquel paseo y contempló las caras estúpidas de sus compañeros. Si supieran que él ya era capaz de aparecerse tanto en la forma de arcángel como en la de mago...una sonrisa de cinismo cruzó sus ojos.

¿No piensas disculparte? una voz claramente severa y de mujer, lo sorprendió en sus pensamientos. Harry se dio la vuelta y se encontró a Hermione cruzada de brazos, mientras caminaba sin ningún interés, pese a que se moría por comenzar la lección.

¿Perdón?

Con Ginny. aclaró su amiga. Mira, a mí no me engañas Harry...sé que hay un motivo mucho más poderoso y creíble de lo que diste para la gran interpretación que hiciste ante ella, pero si deseas seguir negándolo...al menos podrías evitar coger de la mano a Cho frente a ella. el rostro de Harry se había ensombrecido y si Hermione se hubiera fijado un poco más, lo habría notado.

Puedes pensar lo que quieras...¿sabes? He cambiado...ahora creo que hay que disfrutar la vida al máximo, hacer lo que te dé la ganar, aprovechar el momento porque podría ser el último...discúlpame si las circunstancias me han hecho ser así... añadió con sarcasmo. Hermione se frenó en seco y él la imitó. Estaba muy enfadada.

¿Pero crees que soy imbécil o algo por el estilo? Acepto que puedas haber cambiado, que hayas decidido de repente... movió los brazos atolondradamente como si lo que fuera a decir significara cometer un pegado...beber, fumar...sí lo he notado dijo al ver el asombro en la cara de Harry...y salir con cuantas chicas se te pongan en la cara, pero también sé que por muy desquiciado, loco o dolido que estés, jamás dañarías a Ron o a Ginny que es su hermana pequeña...jamás harías nada que pudiera ofender a los Weasley, porque los consideras tu única familia. Harry se mordió el labio inferior y continuó caminando, aunque sin mucho ritmo.

No te metas en esto...te lo advierto...

Voy a averiguar de qué se trata, Harry, voy a hacerlo... el rostro de Hermione expresaba total determinación.

¿No has oído nunca la frase de que "la curiosidad mató al gato"? preguntó el chico molesto. Aléjate de mí, no me conoces...

¡Te conozco desde que teníamos once años, Harry!

¡No! protestó él tomándola fuertemente de la muñeca. ¿A quién crees conocer? ¿Al chico que se hace el héroe, al que es el salvador del mundo mágico, al pobre huérfano que a parte de sus padres ha perdido a su padrino? No...ese Harry está muerto y tú deberías haberlo notado...no soy el mismo...

Te ayudaré susurró Hermione desesperada. No estás solo, Harry, no lo estás...

Tarde. Ya nadie puede ayudarme...la cuenta atrás ha comenzado...

¿A qué te refieres? preguntó la chica muy asustada.

Pronto entenderás. Muy pronto...

¡Señor Potter, señorita Granger, dense prisa, vamos a comenzar! la voz de pito del profesor Flitwick los llamó dando pequeños botes, estaba ilusionado. Harry y Hermione se quedaron pegados por las miradas, pero cuando el profesor los volvió a llamar, parecieron salir del trance y se acercaron a sus compañeros.

El pequeño profesor de Encantamientos se puso a repasar las pautas necesarias para aparecerse, pero ni uno ni otro le prestaron verdadera atención. Harry tenía la espalda apoyada en un árbol y los brazos cruzados, temeroso de que su amiga pudiera siquiera sospechar algo y arruinar su maravilloso plan.

Bien... continuó Flitwitck...ahora empezaremos con las pruebas...hemos lanzado un encantamiento anti-desaparición a diez metros a la redonda para que nadie pueda desaparecer y aparecer en Taiwán como sucedió hace algunos años...algunos estudiantes abrieron la boca en una mezcla de sorpresa y asombro, a ellos les habría encantado aparecer en Taiwán. ¿veis esos recuadros? en la tierra del bosque había dibujados dos cuadrados con lo que parecía tiza blanca. En cada uno cabían aproximadamente cinco personas y estaban separados por unos siete metros. ahora os colocaréis en uno y trataréis de aparecer en el otro...veamos el profesor movió su varita e hizo aparecer una lista. ¡Ah, sí! ¡Hannah Abott!

Uno a uno los alumnos de las distintas casas fueron pasando para hacer la prueba. La mayoría era un completo desastre. Hannah había cerrado fuerte los ojos y apretado mucho los puños como si hiciera más fuerza, pero no había conseguido moverse ni un milímetro del lugar. Susan había desaparecido unos segundos, pero se había quedado en el mismo rectángulo. Neville muy a su pesar, había desaparecido, pero se ve que si no hubiera habido un hechizo anti-desaparición habría sido de los que acabaran en Taiwán y por eso se había chocado contra la barrera mágica y hecho un chichón en la frente.

Cuando le llegó el turno a Hermione, fue la primera en lograr desaparecer y aparecer a unos escasos dos metros del segundo cuadrado. La chica se ruborizó cuando el profesor comenzó a dar botes de alegría y le otorgó a Gryffindor veinte puntos. Para su desgracia, Malfoy también lo logró, aunque no se apareció tan cerca del blanco fijado. La emoción de Flitwick se desbordaba. Ron también logró desaparecer, pero apareció un metro detrás del primer cuadrado, no obstante, también fue puntuado. Después de ellos, Parvati Patil y Terry Bott fueron los únicos que se aproximaron al blanco.

¡Harry Potter! chilló el profesor.

Harry se aproximó al primer cuadrado y suspiró resignado. Haciendo ver que estaba muy concentrado, desapareció y reapareció con un ligero "Plim", en el la raya del segundo cuadrado. Había fallado milímetros adrede, para no resultar demasiado brillante, podrían haber sospechado si se hubiera aparecido exactamente en el centro.

¡Muy bien, señor Potter! canturreó Flitwitck. ¡Treinta puntos para Gryffindor! Harry sonrió fanfarronamente y al pasar cerca de Malfoy actuó como si fuera un verdadero Slytherin, pavoneándose de su demostración. Malfoy y algunos apretaron los puños verdaderamente enfadados.

¡Eso ha sido una pasada, Harry! exclamó Neville cuando el chico llegó hasta ellos.

Gracias.

Demasiado espectacular...diría yo. masculló Hermione. Su orgullo y sus sospechas estaban gravemente heridos. ¿Se puede saber cómo...?

¿Ahora me irás a decir que también es muy extraño? preguntó Harry mordazmente. La verdad...como nadie asiste al ED estuve practicando por mi cuenta... estas simples palabras hirieron en lo más profundo a su amiga y Harry sonrió interiormente. Sabía que tácticas utilizar para acallar las conjeturas estúpidas de Hermione.

Es peligroso...podías haber aparecido muy lejos de Hogwarts.

No si usas la Sala de los Menesteres. explicó el chico. Te concede lo que necesitas...así que pude aparecerme dentro de Hogwarts sin ningún problema. Saqué un libro de la biblioteca para aprender a realizar un encantamiento anti-desaparición y tomé precauciones...

La mentira de Harry fue tan perfecta que ni siquiera Hermione pudo dudar de ella. Practicaron durante la siguiente media hora y cuando Harry se recostó en su mullida cama de la Sala de los Menesteres, sintió que descargaba parte de su frustración, comportándose tal y como años antes, lo hicieron James Potter y Sirius Black.