Olassss! Q tal gente? De vacaciones? Si? Pues q suerte! jajaja, aquí una menda tiene q currar. Buenoooo, lo tomaremos a bien, ajajaj, todo sea por mi bien. Como me habéis dejado muchos reviews he pensado q podía darme prisa en subir los capis, no? jajaj, así q para q no me mataráis por haber dejado el anterior capítulo así, pues subo este pronto. Ya no os aburro más, disfrutarlo!

Reviews:

Slow Death 182: Olasss! No pasa nada, me allegro q me dejes un review de vez en cuando para q me digas q t va pareciendo. Me alegro q te gustara el capi anterior, sí, ahora Harry ya sabe cada vez más de la verdad. Dew!

D.Alatriste: Olasss! Sí, y tanto q Emy ha cambiado a harry, lo necesitaba. Ahora los motivos q tiene para actuar son más justos. Sí, es muy normal q Dumbledore piense eso de Harry, es bastante más sencillo q el Salvador sea Alan q no Harry, ajaja. Bueno, me alegro q te vayan bien los exámenes y q te esté gustando el fict. Voy a tratar de subir capis lo antes posible, así a ver si puedes leerlos antes de irte. Besos!

Dany-Kanuto: Muchas gracias! Sí, ahora viene el juicio haber q pasa. Jajaja.

Usagi-chan: Olass! Gracias por el review, me alegro q te guste el fict. Ummm, ahora mismo imposible empezar a leer nada, si solo tengo tiempo para escribir y para trabajar, pero a ver si en verano saco tiempo para todo. Besos y mucha suerte!

Fallen angel: Gracias! Me alegro q te gustara. Sí, lo dejé en suspenso, ajaj, pero actualizo rápido. Soy de España!

Aidee: Olass! Muchísimas gracias, me alegro mucho q te guste como se va desarrollando el fict. Sí, no te preocupes, Ron, al igual q los demás, tiene su papel importante en la historia. Besos!

SkuldPotter: Gracias! Ya ves q no he tardado mucho!

Verónica: Olass! Valeeeee, lo reconozco, jajaj, fui un poco mala en dejarlo así, pero es q no me cabía más. Ummm, lo siento, pero no me cabe poner a Ginny dando celos a Harry y tampoco me concuerda con el perfil q tengo de ella. Ginny no haría eso. Al menos no en mi fict. Besos!

Alpha x: Olasss! Muchas gracias por el review tan instructivo! Umm, me halaga q te guste mi fict y jaja, es muy bueno q vayas adivinando las cosas, eso quiere decir q te acercas mucho al sospechar como pienso cuando juego de esta manera con los personajes. Respecto a lo de Voldemort, jajaja, bueno no es exactamente q lo descuido. Voldemort juega un papel en esta historia como todos los demás personajes y su turno todavía no ha llegado. No es q no lo ponga en las batallas porque me parezca un personaje complejo, sino porque todavía no ha llegado el turno de q salga. Lo comprobarás más adelante y verás, como estaba esperando el momento propicio. Lo creas o no, donde más fuerza tiene ese personaje por el momento es en su butaca pensando. Cada vez que saco una Escena de Voldemort en su castillo pongo un número estratégico de pistas q luego me sirven para avanzar en la trama. Respecto a Cho...paciencia. Para q todos descubran la versad sobre Oldman falta mucho, de hecho, hasta el final no se sabrá, así q ya verás como consigo cuadrarlo todo para q todos se enteren. Antes, sólo habrá un personaje q descubrirá la verdad, sólo te falta averiguar cuál y para eso tampoco qeda tanto. En Hogwarts no habrá ningún ataque, pero eso no significa q no se salga del castillo y lo de la máscara...quizás ocurra, pero sólo quizás. En fin, nada más, agradecerte de nuevo estos review tan buenos q me mandas. Saludos!

Alejandra Black Moon: Olasss! Tengo record de hacerte llorar? Vaya! Jajaja, lo siento. Bueno, en confidencia, yo tampoco supero la muerte de sirius y todavía me conmociono cuando releo el 5 libro. Me alegro q pienses q soy buena escritora, en fin, sólo hago lo q puedo, ajaaj. Es más constancia q otra cosa. Te tomo la palabra, espero con impaciencia ese review tan largo!

Shaman: Muchísimas gracias! Espero no haber tardado mucho!

P-Potter: Olass! Gracias, me allegro q te gustara.

Catalina: Olasss! Sí, a mí también me gusta mucho Oldman, ajajj, hasta Peter se atemorizaba. Ummm, bueno, en los libros Harry nunca ha llamado a Lupin por su nombre y todavía no ha adquirido la suficiente confianza para hacerlo. Tiempo al tiempo!

Jan Black: Olass! Muchas gracias! Bueno, todavía queda unos cuantos capis para acabar (unos 15 más o menos), así q tranquilo. Pero todo lo q empieza debe acabar. Trataré de subir los capis lo antes posible. Besos!

Lladruc: Olasss! Muchísimas gracias! Me alegro mucho q te guste mi fict. A ver, yo no es q adore a Ginny, jajaja, pero es más una cuestión de q creo q Harry acabará con ella en los libros. No he leído ese fict q me dices, pero quizás si tengo tiempo lo haga, siempre es bueno saber q hay buenos ficts para leer. A ver si publicas pronto tu fict con los amigos, me gustaría ver como enfocáis la parte de los arcángeles. En fin, respecto a tus preguntas, el fict tendrá unos 50 capis, más o menos, así q faltan unos 15. Y el nombre de Argo se me ocurrió por casualidad, no fue premeditado, estaba escribiendo y me vino ese nombre a la cabeza. Una pregunta, eres catalán? Lo digo por lo de Lladruc...

Kaily-gw: Olassss! Guauuu, q contenta debes estar, por fin has acabado la sele. Ufff, yo me quedé muy desahogada cuando terminé. En fin, ya veras como luego ha ido mejor de lo q esperas, incluso el de inglés. Sí, el listening es una putada, lo sé por experiencia, pero bueno. Te ha gustado el capi? Me alegro! A ver, te explico, no, Peter no mata a la familia de Christine, pero es como si lo hiciera. Al igual q a los Potter, los traiciona y le revela a Voldemort todo lo q tiene q saber acerca de ella. Q s un arcángel, q su protegido es Harry, q tiene un hijo...le cuenta también el paradero de la casa. Respecto a Ian, te aseguro q sí va a ser importante, no sabes cuanto, jaaj. Ya lo iras viendo. No puedo decirte q es lo q le ha pedido Voldemort, pero se sabrá en breve. Trataré de actualizar lo antes posible, vale? Gracias por este review tan largo, ajajaj y muchos besazos!

Absintheaddict: Olass! Jajajaaj, no, por supuesto q no os odio, pero es q no podía alargar más el capítulo, aajjaja. Ver, te explico cosas. ¿Piensas q Peter no se merece una oportunidad? Jaajajaj, sips, después de lo q ha hecho es lógico, sin embargo, nunca he pensado q Pettrigrew sea malo malo, como puede ser Bellatrix, por ejemplo, simplemente es una rata cobarde. Si Harry lo mata, estaría traicionando la nobleza que mostró la primera vez (3º libro) cuando le perdonó y entonces, seguramente, se dejaría consumir por el ángel negro. Esa es una razón por la q no lo mata, no obstante, obviamente, no voy a dejar a Peter sin castigo. Lee este capítulo y luego me dices. De vacaciones? Ajajaj, ya quisiera. No, que va. Trabajo este verano y muchooo, ajajaj, aún así, voy a tratar de seguir actualizando así de rápido, o más si me es posible. Dew!

Barby-Black: Olass! Muchas gracias! Me allegro q te vaya gustando el fict. Umm, lo siento, pero hasta el final no se darán cuenta de que Harry es el Salvador. Pero no te preocupes, va a contar con ayuda, no va a estar solo. Umm, miraré lo del formato, la verdad es q con el nuevo sistema de ff de subir los capis me he liado un poco. Dew!

ATH: Olassss! Jajaja, no me perdonas habiendo subido el capi tan deprisa? Ajaajaj. Ummm, sí, ya me han comentado lo del formato y voy a intentar arreglarlo, es q con esto de q han cambiado la forma de subir los capis es un lío. Venga besazos!

CAPÍTULO 35: ESPEJISMO DEL INFIERNO.

Nunca se había armado tanto revuelo para un juicio del ministerio, supuestamente restringido. La Sala número diez del Atrio, estaba abarrotada de gente. Habían puesto tribunas temporales, era evidente que los mayores cargos de la comunidad mágica se encontraban allí.
Hacía mucho tiempo que no se capturaba a ningún seguidor del Innombrable y éste en particular era muy codiciado. Desde que se había sacado el rumor de que Sirius Black podía ser supuestamente inocente y de que Peter Pettrigrew seguía con vida, todo el mundo había estado a la expectativa de hallar cualquier prueba que lo confirmara y ahora, por fin, lo tenían delante de sus ojos.
Colagusano ingresó en la sala escoltado por dos jóvenes aurores, sin ejercer el mínimo movimiento por tratar de escapar. Aquellos que lo conocían podían haber jurado que no era el mismo hombre de sólo un par de días atrás.
Se veía pálido y había adelgazado un par de kilos en muy poco tiempo. El pelo lo llevaba sucio y revuelto y su habitual expresión acobardada se había transformado en incredulidad y resignación. Iba murmurando por lo bajo palabras in entendibles y no dejaba de temblar.
Los hombres llegaron hasta el centro de la gran habitación y lo depositaron en una silla. Inmediatamente, unas largas cadenas lo amarraron, impidiéndole la movilidad. Pero ni siquiera ese brusco recibimiento, pudo hacerle reaccionar. Era como si estuviese viviendo en un mundo aparte al suyo. Algo, y nadie sabía qué, lo había trastocado.
Dumbledore entró dos segundos después y tras comprobar que el prisionero había sido correctamente tratado, dada su condición, fue a tomar asiento en su lugar correspondiente, entre los miembros del Wizengamot. Varias cabezas se inclinaron a modo de saludo al verle entrar.
En anciano director, observó con su habitual parsimonia como poco a poco todo el mundo tomaba asiento. Dirigió una mirada rápida a la primera fila de las gradas, donde Remus Lupin observaba resignado como su antiguo compañero de colegio y amigo, temblaba a convulsiones, fijando su mirada en el tribunal.
La puerta se abrió de nuevo. La mayoría de los presentes dirigieron los ojos hacia allí. Dos personas acababan de llegar y ambas inspiraban la misma curiosidad.
Harry reprimió las ganas de abrir la boca de asombro. No era la primera vez que veía aquella lujosa sala, pero sí que la veía así de repleta. Era una enorme mazmorra en penumbra, iluminada por la luz de las antorchas que colgaban de las paredes.
Éstas, eran de piedra oscura e inidentificable. Las figuras de los miembros del tribunal apenas se distinguían entre las sombras, desde esa posición. Estaban hablando en voz baja, pero cuando la gruesa puerta se cerró detrás de ellos se hizo un tremendo silencio.
Lejos de mostrarse molestos, tanto él como Christine caminaron indiferentemente sin mirar al acusado, hasta tomar asiento en primera fila, al lado de Remus Lupin.
El profesor los saludó escuetamente y el silencio volvió a hacerse artífice. Ya no habían grandes signos de movimiento, de hecho, parecía que el gran portón no volvería a abrirse para dejar paso a ningún otro comensal.
Harry vio como su profesora apretaba los puños contra las rodillas mirando con asco a Colagusano, pero por primera vez, entendió como debía sentirse.
Una fría voz femenina resonó en la Sala del tribunal:

Buenos días a todos. Se os ha citado aquí para presenciar el juicio al presunto acusado de asesinato y relación mortífaga con el Innombrable. Muy bien,- continuó Amelia Bones mirando de reojo a los demás.- Hallándose presente el acusado, por fin podemos comenzar. ¿Están preparados?

Sí, señora.- respondió de inmediato una voz juvenil de mujer. Era la secretaria de la ministra que estaba sentada un par de asientos distanciada de ésta y tomaba notas en un pergamino con una finísima pluma. Algunas voces asintieron también.

Vista disciplinaria del doce de Marzo.- comenzó Madam Bones con voz sonora.- por el delito de asesinato de doce personas la noche de Halloween de la caída del Innombrable. Fingimiento de muerte e incriminación de inculpabilidad a Sirius Black... -Harry vio como ante el nombre de su padrino, Colagusano se estremecía...-paso de información a las filas del Innombrable, actuando como espía del mismo y rebelando así el paradero de la familia Potter... -un nuevo estremecimiento-...y por último, ilegalización de la Animagia.- Amelia, que estaba leyendo todo eso de un largo pergamino que tenía sobre su regazo, levantó la cabezay se quitó unas gafas redondas que se había puesto.- Interrogadores: Amelia Susan Bones, Ministra de Magia; Oswald Jason Riskwold, jefe del Departamento de Seguridad Mágica; Thomas Rian Grint, jefe del cuartel general de aurores y Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore, jefe supremo del Wizengamot. Escribiente del Tribunal, Diane Merytxerry Hart.- después del asentimiento de cabeza de cada miembro, la ministra fijó su mirada en Colagusano que desde su posición no podía distinguir bien las caras de los miembros del Tribunal.- ¿Es usted Peter George Pettrigrew?

Sí…- respondió el hombre acobardado y sin dejar de mirar a un extremo u otro, como si aquello no fuera realmente con él.

Bien, señor Pettrigrew,- prosiguió Amelia con la voz mucho más fría y endurecida.- Sería una estupidez alargar esto por mucho más tiempo. Antes que a usted hemos tomado la declaración de Albus Dumbledore, director del colegio Hogwarts de Magia y Hechicería y de Remus Jonh Lupin, antiguo compañero suyo y amigo de la familia Potter y de Sirius Black. Las versiones coinciden además, con la declaración que efectuaron hace casi tres años los estudiantes de Hogwarts: Harry James Potter, Hermione Jane Granger y Ronald Bilius Weasley, que aseguraron la inocencia de Black y reiteraban haberle visto a usted. En ese momento, su declaración no fue tomada en cuenta, pero dadas las pruebas, hemos tenido que planteárnoslo.- Colagusano echó una rápida mirada en dirección a Harry, pero el muchacho le observaba tan duramente y cargado de odio, que consideró que no podía aguantarle la mirada.Aunque la expresión suya no era nada comparada para la que Christine tenía.

Según los hechos,-continuó la ministra.-usted había sido nombrado guardián secreto de los Potter, la noche de su fallecimiento y no Sirius Black como todo apuntaba. También es el responsable de realizar la poción con la que el Innombrable recuperó su cuerpo y ha continuado pasándole información ayudando en los ataques mortífagos, por no decir que estuvo a punto de acabar con la vida del aquí presente, señor Lupin. Por tanto, habiendo comprobado la información que nos aseguraban su Animagia, le declaramos culpable de todos los crímenes que le amputamos a Sirius Black, así como de los ya nombrados. ¿Hay algo que tenga que decir en su defensa?-
Hubo varios murmullos entre la gente. Harry pudo comprobar que había más miembros de la Orden entre el público, pero estaban dispersados por las distintas gradas para no levantar sospechas.
Tonks, en particular también miraba con repulsión a Pettrigrew que en aquellos instantes tenía la mirada clavada en él, como si esperara una redención. Articulaba palabras ininteligibles que nadie podía acertar a adivinar y se removía en su asiento muy inquieto. Sus ojos llorosos brillaban más que nunca.
El muchacho fijó la vista en Lupin, que ahora miraba hacia el vacío con una expresión de tristeza que jamás había visto en él. Debía estar pensando en antiguos tiempos, debía estar recordando mucho a sus padres, a Sirius, a sus tiempos estudiantiles, y pese a que Harry tuvo la tentación de leerle la mente, no lo hizo. Le otorgó esa privacidad que a él le gustaría que tuvieran consigo.
Pero quien peor lo estaba pasando sin duda, era Christine. Estaba mucho más pálida de lohabitual y su mirada era tan gélida que el muchacho incluso se sorprendió, puesto que hacía mucho tiempo que no la encontraba tan espeluznante.
No obstante, ahora lo comprendía muy bien. Alan estaba muerto por la traición de Colagusano, un niño, un bebé de apenas meses...todo por una Profecía, todo por él...ese pensamiento le torturaba. Había detestado a Christine durante mucho tiempo por considerarla la culpable de la muerte de sus padres y sin embargo, Alan había muerto porque Voldemort deseaba tener acceso a él. Por su culpa. Y nunca, pese a las múltiples peleas y lo mucho que Harry había herido a la profesora, ella le había reprochado nada.
Ahora se sentía avergonzado, ahora podía entender mucho mejor porque Christine tenía esa dureza marcada en el rostro, porque no atendía ni a un atisbo de compasión, porque se empeñaba en aferrarse a su máscara de frialdad, a no sentir.
Aquel sentimiento era tan injusto, tan doloroso...ella únicamente había huido del sufrimiento y le había enseñado a huir del suyo, a no pensar en Sirius como algo que provocaba un profundo padecimiento, sino como una fuerza para seguir luchando, para seguir peleando, para no rendirse...
¿Pero cómo era capaz de seguir adelante con semejante cruz¿Cómo alguien podía cargar con el peso de la muerte de su hijo, de su felicidad rota y seguir aportando su vida a esta guerra¿Cómo era posible que fuera tan fuerte, que se mantuviera erguida, serena, tranquila...? Él había perdido mucho, sí, pero no podía sentir un gran dolor por sus padres puesto que no los había conocido, ese dolor era algo soportable, el de Sirius, muy distinto. Pero había podido levantarse porque él aún tenía muchas cosas. Tenía a Ron, a Hermione, a Ginny...si los perdiera sería lo único que no aguantaría. Pero Christine no tenía nada. Ni siquiera a Dani. Y ahora esa duda se sumaba a otras más. ¿Estaba Dani realmente muerto o se había marchado después de la muerte de su hijo? Ambas opciones suponían una agonía demasiado pronunciada.
Amelia Bones repitió la pregunta, pero Pettrigrew no parecía en disposición de contestar. Ni siquiera le prestaba atención.
Viendo esto, el tribunal consultó entre sus miembros y decidieron pasar a pronunciar la pertinente condena.

Ya que no tiene nada más que decir, señor Pettrigrew.- en aquella ocasión fue Thomas Grint el que habló.- Yo propongo la condena de la pena de muerte. Como los Dementores han pasado a formar parte a las filas del Innombrable, el código penal establece el uso de la maldición imperdonable.- el jefe de aurores miró a Amelia Bones y ésta asintió.

Bien, por favor-anunció la atronadora voz de Madam Bones.- los que estén a favor de condenar al acusado por los cargos...- Harry levantó la mirada hacia el Tribunal. Prácticamente todas las manos estaban alzadas, incluida la de Dumbledore. Había únicamente unas cuatro o cinco personas, que tampoco habían visto bien permitir el uso de las maldiciones imperdonables contra los mortífagos, que no parecían conformes con matar a alguien a sangre fría, utilizando el ojo por ojo.

Los que estén a favor de absolver al acusado de todos los cargos...- ninguna mano se alzó en el aire. Evidentemente, después de las pruebas inminentes, a nadie le quedaba duda de que Colagusano era culpable.
Harry vio como Christine cerraba los ojos y levantaba la cabeza como si quisiera recordarse a sí misma que todo aquello ya había terminado. Que por fin, se había hecho justicia.
Pero Pettrigrew no parecía haberse dado cuenta de nada. Continuaba temblando a convulsiones y murmurando por lo bajo. De vez en cuando negaba con la cabeza, mientras lanzaba sendas miradas furtivas a la primera fila de las gradas, donde ellos se encontraban.

Muy bien...- susurró Madam Bones. Parecía que ella tampoco le guardaba especial simpatía a Colagusano.- Se condena a muerte al acusado...

¡Bien!- algunos gritos de júbilo se escucharon por toda la sala. Harry vio como Tonks levantaba el dedo pulgar a Lupin en señal de victoria y también como muchos dirigían la mirada hacia él, como si esperaran que también se pusiera a saltar de alegría.

¡Asesino¡Traidor!- los insultos no se quedaron cortos. No obstante, nadie abandonó su posición. El juicio no había concluido oficialmente y esperaban el aviso de la ministra de magia.

Silencio, por favor.- pidió ella con una voz tremendamente brusca y áspera.
A Harry le dio un vuelco el corazón cuando vio como Colagusano seguía mirándole, ahora mucho más asustado.
¿Cuántas veces había soñado con esto¿Cuántas veces se había imaginado que atrapaban a Pettrigrew y declaraban libre a su padrino? Si Sirius hubiera estado allí...si hubiera podido ver como lo capturaba...seguramente se habría sentido muy orgulloso de él. Pero su padrino había muerto, ya no podría gozar jamás de esa libertad que le correspondía, de esa justicia...¿de qué servía todo aquello ahora? Era un pequeño consuelo, tal vez para Harry, pero él no se sentía así. Él deseaba la libertad para Sirius porque quería verlo feliz, quería verlo libre, porque analizando su vida sentía una profunda lástima por él, mucho más que por sí mismo.
Su padrino había sido condenado injustamente...le habían privado de una vida maravillosa, de enamorarse, de casarse, de tener hijos...de vivir, simplemente vivir. ¿Por qué era tan difícil la vida? Veintidós años...esa edad tenía Sirius cuando fue encarcelado...era sólo unos pocos años mayor que él, le habían robado tanto...sólo con pensar lo que su padrino le había contado de su infancia, sobre su familia, sobre como lo trataban...viendo el retrato brusco y desagradable de su madre se podía hacer una idea del infierno en el que había vivido...claro, era más fácil pensar que él, viniendo de la familia de sangre pura Black, era el traidor, y no el pobre Pettrigrew, tan tímido, tan poca cosa...
Era mucho más fácil pensar que Sirius traicionaría a James Potter, cuando éste había sido su mejor amigo, el escape a una vida que pintaba mucho mejor, una vida que no pudo vivir...
Y cuando por fin se había descubierto la verdad, cuando estaba a un paso de alcanzar su tan ansiada y justa libertad, entonces Colagusano había escapado...nuevamente, su padrino había tenido que estar huyendo para no ser encontrado y por último...su trágico desenlace. Viviendo todo un año en la casa de su madre, una casa que odió y acompañado por Kreacher, aquel elfo doméstico que se dedicó a torturarle psicológicamente...y muerto a manos de Bellatrix Lestrange, su prima y seguidora de Voldemort, por proteger una Profecía que ya había sido descubierta.
¿Cómo se podía estar ignorando todo aquel odio que pugnaba por salir de su interior¿Cómo aplacar ese sentimiento de venganza que le hervía la sangre, que le incitaba a levantarse allí mismo y matar con sus propias manos a Pettrigrew¿Cómo detener a la oscuridad si era mucho más placentero aquello que no esperar que la comunidad mágica hiciera su propia justicia, una justicia que no había servido para nada cuando se trató de Sirius?
Y pese a que su corazón trataba de hacerle entender todo aquello a su mente, no pudo arrancar a cumplir ese deseo. Quizás fuera que, después de todo, se había dado mucha cuenta de que ahora nada valía la pena, que nada cambiaría aunque se cobrase una nueva vida, o quizás era el olor a lavanda que se respiraba a su alrededor, pero Harry se dedicó a observar al jurado, esperando para poner en práctica el plan, que ya había trazado.

En ese caso...- Dumbledorese pronunciópor primera vez.- Hablando en representación del Wizengamot, creemos oportuno llevar al acusado a un interrogatorio acerca de su relación con Lord Voldemort...- hubo estremecimientos por toda la sala, pero el director los ignoró...-y después se procederá a la condena. ¿Está de acuerdo, Madam Bones?

Completamente.- aseguró la ministra.- ¿Hay alguien en la Sala que tenga algo que decir en defensa de Peter Pettrigrew?- no había mucha gente que escuchara la pregunta de la mujer, puesto que algunos incluso se habían puesto en pie, sabiendo de antemano que aquello era más una medida de protocolo que algo que pudiera distorsionar la acusación.
Sin embargo, algunos se detuvieron al ver lo que ocurría. Harry Potter se había levantado de su asiento y bajaba la escalerilla en dirección a la silla del acusado, que estaba situada en el centro de la mazmorra. Muchos habrían creído que deseaba matarlo él mismo, sino hubiese sido por la tímida sonrisa que asomaba el rostro del joven y por la parsimonia con la que caminaba.
Christine, boquiabierta, se levantó de golpe.

¿Qué estás haciendo, Harry?- pero ni esas palabras parecieron causar una mayor reacción en el muchacho que parecía no haberlas oído. La profesora, sin duda enfadada, se dispuso a seguirlo, pero una mano la sujetó de la muñeca.

Espera.- Christine miró el rostro serio de Lupin y se mordió el labio inferior, pero tomó asiento de nuevo.

Yo saldré en su defensa.- dijo la voz fría e indiferente de Harry.- Después de todo, fue uno de los mejores amigos de mi padre.- la atmósfera de la habitación cambió radicalmente. Ya nadie deseaba marcharse, de hecho, todo el mundo había enmudecido y se había vuelto a sentar, como si esperaran que sucediera algo inesperado. Dumbledore se inclinó en su asiento hacia delante, expectante.

¿Qué pretende, señor Potter?- gruñó Grint de mala gana. Su expresión arisca dejaba entrever su disgusto.- Esto es la Sala de un tribunal y no un parque de recreo...no estamos para juegos de niños...- Harry dejó de mirar a Colagusano, que parecía estar viendo una película de terror y dirigió la mirada al Tribunal, donde se hallaba el jefe de aurores, en primera fila.

¿Le parece que estoy bromeando, señor Grint?- espetó con una voz fría y peligrosa.- la Ministra ha hecho una pregunta y yo he respondido.

Pero...es absurdo, señor Potter.- Pierre Bonaccord, uno de los miembros del Wizengamot, sonrió como si aquello fuera una broma de mal gusto.- Precisamente usted...no puede estar hablando en serio...

Completamente.- respondió Harry desafiante. A diferencia del anciano, no había ni un ápice de sonrisa en su rostro.

¿Se da cuenta de la situación?- continuó Stuart McMiller, jefe del Departamento de Cooperación Mágica.- Potter, este hombre es el verdadero traidor...el que propició la muerte de sus padres...usted mismo...

Disculpe, pero no parece entender mi postura, señor.- explicó Harry con una voz seria, pero muy distinta a la que utilizaba cuando hablaba con su otra personalidad.- Soy totalmente consciente de quién es este hombre, le recuerdo que yo estaba presente el día que reapareció...

¿Entonces?- cuestionó Madam Bones. Harry la miró y respiró hondo antes de expresar lo que deseaba decir. Lanzó una rápida mirada a las gradas donde se hallaba Christine, sabía que aquello no le iba a gustar y que quizás no tenía todo el derecho del mundo a tomar la decisión, pero su profesora aún no sabía que él conocía la muerte de su hijo. Tenía que hacerlo, porque era eso lo que sentía en aquellos instantes, era la venganza que había estado buscando, había entendido las cosas mal desde el primer momento y se había olvidado de lo que sintió la primera vez que se encontró cara a cara con Colagusano. No, él no era un asesino, no lo era y pese a que aquella condena parecía totalmente justa y legal, él sentía que no debía ser así, que se estaban equivocando.
Emy le había hecho cambiar, Emy le había abierto los ojos y por primera vez iba a hacer lo que creía correcto y le dictaba el corazón, no por lo que los demás o su propio deseo de venganza se inclinaban.

No estoy de acuerdo con la condena, señora Ministra.- expresó.- No estoy de acuerdo con que se le aplique la maldición Avada kedavra.- varios susurros se formaron en unos instantes en la sala. Harry captó palabras como "se ha vuelto loco" o "no sabe lo que dice", incluso algunos especulaban sobre si le habrían lanzado la maldición Imperious.
Vio decepción en los ojos de Christine y seriedad en el rostro de Lupin. Amelia Bones se había quedado totalmente parada, no sabía como reaccionar y como ella, muchos otros más.

Pero...señor Potter...

Eso le compete al Tribunal, Potter, no a usted.- gruñó Grint con un potente vozarrón. A Harry cada día le caía peor ese hombre. Lo encontraba malhumorado y arrogante.

Eso no es correcto, señor Grint.- le contradijo Harry paseándose en círculos por el centro de la sala. Se quedó en silencio unos instantes y luego añadió:- Si la memoria no le falla...recordará que son mis padres los que están muertos por su causa, es mi padrino el que también está muerto por su causa y es mi vida la que puso en juego...creo que encontrará bastantes motivos por el cual esa decisión debería tomarla yo.

¡Las cosas no funcionan así, Potter!- replicó Grint alzando la voz.- Este hombre fue arrestado por el ministerio de magia...

¿Perdón?- Harry sonrió mientras veía la cara de incredulidad del auror, por el hecho de haber sido interrumpido.- Disculpe, pero mis fuentes no me indican eso. Según me han dicho fue...umm...¿cómo se llama¡Ah, sí! El Salvador...quién lo capturó y no ustedes...¿es correcto, Peter?- Harry se giró a Colagusano, que tenía en el rostro una mezcla de pavor e incertidumbre y vio como asentía enérgicamente, al parecer incapacitado para decir nada más.

¡Esto es una infamia!- bramó un miembro del Wizengamot elevando la voz tanto como lo había hecho Grint.- ¿Y ahora también lo tutea, Potter¡Por las barbas de Merlín, este muchacho se tiene que haber vuelto completamente loco!

Repito, no estoy bromeando.- respondió Harry de mal talante.

¿Entonces qué pretende?- quiso saber Grint.- ¿Qué busca con todo esto?

Quiero que se replantee la condena, teniendo muy en cuenta mi postura.- Harry dejó de caminar y se centró en observar cada una de las caras de los miembros del tribunal.- Quiero que este hombre sea enviado a Azkaban en vez de ser condenado a muerte y quiero que por una vez la justicia sea justicia y no todo el numerito que ustedes han montado.

Potter, podríamos acusarte de acusar sin las pertinentes pruebas al Ministerio de Magia.- aseguró McMiller. Pero para sorpresa de todos, Harry sonrió.

No me vengan con amenazas...- susurró irónicamente.- Ustedes nunca me apresarían...

¿Está seguro, Potter?- Grint alzó las cejas arrogantemente.

Oh, sí, muy seguro.

¿Y por qué esa seguridad?

Porque me necesitan.- respondió Harry indiferentemente, mientras rodeaba la silla de Colagusano, que no se perdía uno sólo de sus movimientos.- Soy el único que puede acabar con Voldemrt y usted lo sabe...- por la forma en la que los miembros del Tribunal se removían incómodos en sus asientos, supo que había dado en el clavo. Sintió una profunda satisfacción al observar a Dumbledore prestar tanta atención o a Christine tan perpleja.

No es tan indispensable, Potter.- murmuró Grint, en voz baja.

¿Lo dice por El Salvador?- rió Harry. Aquella actitud desconcertó todavía más a los presentes.- Ese hombre no puede acabar con Voldemort. Se lo aseguro. Puede dejarle sin ejércitos, sin mortífagos, pero jamás podrá acabar con él...necesita a Harry Potter...- el aire misterioso con el que había pronunciado las últimas palabras dejó sin habla a la mayoría. Los miembros de la Orden que estaban presentes, no cabían en sí de la sorpresa. Ese no era el chico que conocían.

Señor Potter,- Madam Bones fue la primera que se atrevió a hablar después de aquello.- Tomamos muy en serio su criterio, se lo aseguramos, pero usted está cuestionando las leyes de la comunidad mágica que...

...las leyes, si me lo permite, señora ministra, que condenaron a mi padrino a pasar doce años en una prisión siendo totalmente inocente.

Ese fue un error que lamentamos.- se apresuró a añadir la ministra. -Y que estamos dispuestos a enmendar...

Tarde. Muy tarde.- pronunció Harry duramente. Nunca perdonaría el trato que había recibido por el gobierno del Mundo Mágico, jamás perdonaría esos errores que se cobraron tantas vidas.- ¿Cree que ahora con salir a hacer un comunicado público y concederle la libertad a Sirius enmendará el mal que se ha hecho¿Y qué pasa con su vida¿Qué pasa con lo que sufrió¿Cree que ahora que está bajo tierra será de algún consuelo sus patéticas disculpas?- la ministra calló en seco. Harry sabía que se había dejado dominar por la frustración que sentía y que había descargado su ira con la persona menos indicada, puesto que por entonces era Barty Crouch el que envió a Sirius a Azkaban.- Supongo que conocerá en qué situación fue enviado mi padrino a la prisión...

Por supuesto.- respondió la mujer de inmediato.

Bien,- continuó Harry paseándose aún alrededor de la silla de Colagusano, con las manos en la espalda.- Yo me pregunto porqué, pese a la situación en la que se encontraba el Mundo Mágico, no se le realizó un juicio...por muchas pruebas que hubieran en su contra...me pregunto, porqué no se utilizó el Veritaserum para comprobar si la información que decía acerca de que Pettrigrew era un Animago, era posible...pero me da la impresión, que ni siquiera se esforzaron por escucharle...pero sí, a eso se le puede llamar justicia...entonces me sentiré seguro viviendo en este mundo, desde luego...- la ironía que estaba utilizando Harry acababa de poner en un compromiso a la mayoría de las personas que se encontraban en el Tribunal, porque muchas de ellas habían estado presentes en aquella época y habían dado manga suelta a Crouch para hacer lo que le viniera en gana, sin pensar en las consecuencias.

Reconozco que tiene razón, señor Potter.- reconoció la ministra con una voz mucho menos dura.- Pero lamentarnos ahora servirá de muy poco. Lo único que le puedo ofrecer, lamentablemente, es ese comunicado público y la indemnización que le corresponde...

Está bien,- cedió Harry cerrando los ojos brevemente. El dolor de la impotencia se había adueñado de su interior. Se sentía tan poco útil...- Me alegro que al menos alguien sea consciente de la gravedad del asunto y asuma las consecuencias tratando de no cometer los mismos errores en el futuro.

Por supuesto.- aceptó Madam Bones.

Señor Potter,- Harry miró hacia la fuente de la voz. La joven secretaria de la ministra era la que lo había llamado.- Disculpe que cuestione su postura, pero ¿no cree que dejar sin castigo a este hombre es algo totalmente injusto para aquellos a los que traicionó?- el muchacho evaluó un instante aquellas palabras y sin percatarse dirigió una fugaz mirada hacia donde se encontraban Christine y Lupin.

Yo no he dicho que vaya a dejarle impune, señorita.- explicó Harry y sacó su varita del bolsillo de su túnica. Los aurores que franqueaban la puerta se pusieron en alerta esperando una orden para actuar. El chico se acercó mucho a Colagusano, apuntándole con el arma y mirándole con un profundo odio.- He intervenido precisamente para profesarle ese castigo...- Pettrigrew temblaba más si cabe y no paraba de mirar de un lado a otro como si esperara recibir ayuda.- Quiero que confiese ante todo el Tribunal lo que hizo...quiero que reconozca ante todo aquel que esté en esta sala que él traicionó a mis padres, que Sirius Black nunca, repito, nunca hubiera sido capaz de acercarse al lado oscuro, de burlar la confianza que mi padre depositó en él, que era INOCENTE.

¡Que hable!- Nymphadora Tonks se había levantado del asiento mirando a Colagusano con repulsión.- Yo también quiero oírle.

¡Y yo!

¡Y yo!

¡Potter, está en lo cierto!

¡Queremos que hable!

Un número considerable de gente se fue levantando uno a uno para dar su aprobación y pedir a Colagusano que hablara. El Wizengamot estaba sorprendido, jamás había visto algo así en un juicio. Todos unidos para escuchar LA VERDAD. Una verdad que llevaba confinada demasiado tiempo.
Harry se sintió muy satisfecho con lo que sus palabras habían propiciado y se colocó justo enfrente de Pettrigrew apuntándole con la varita directamente al corazón.

¡HABLA!- escupió perforándole con la mirada. Una mirada que Colagusano se empeñaba en no corresponder, que no osaba devolver.- ¡Muéstranos las verdad, libera a Sirius Black de su carga, confiésalo, Peter, CONFIÉSALO TODO!

Creo que es suficiente, Potter- gruñó Grint algo molesto por el alboroto que se había formado.- No lograrás nada con el diálogo. Estos monstruos no saben lo que eso significa.

¡Se equivoca!- le contradijo el muchacho.- Yo siempre creeré en la palabra, siempre creeré en que es la mejor forma. Si no estuviera seguro de que este hombre hablará está noche, yo mismo lo habría matado hace rato.- pese a que Harry no mostraba ningún signo de estar bromeando, Grint soltó una pequeña carcajada.

¡Por favor! Señor Potter, ningún niño de dieciséis años podría efectuar una maldición imperdonable. Únicamente los aurores más preparados del ministerio están capacitados para realizarlas.- si el jefe de aurores hubiera prestado mucho más atención a la expresión de frialdad que cubría el rostro del chico, se habría percatado de que lo que decía era totalmente cierto
Harry levantó la varita y por un momento, todos pensaban que iba a lanzarle una maldición a Pettrigrew, pero desvió el rumbo de su varita a un solitaria silla que no estaba ocupada y que parecía abandonada en un rincón.
En un segundo, ésta comenzó a cobrar forma hasta convertirse en una rata peluda que lanzaba grititos aterradores.
Algunos se taparon la boca horrorizados y ahogaron gritos de asombro. Muchos magos se levantaron de sus asientos con intención de intervenir, pero no les dio tiempo.
Harry había vuelto a levantar la varita y apuntaba a la horrible criatura con un odio inusual.

¡Avada Kedavra!- pronunció alto y claro. Un rayo verde iluminó la mazmorra por unos segundos, para luego estrellarse en el animal, que chilló irritantemente, para luego no volver a abrir la boca jamás.
Nadie se atrevió a decir nada. La sala había vuelto a quedarse en un molesto silencio.
El chico, como si hiciera aquello todos los días, se acercó al animal muerto y lo cogió por su alargada cola, alzándolo con un brazo para que todos lo vieran.

Como ven, no es un problema para mí realizar la maldición.- lo bajó a la altura de su cabeza y la miró con repulsión.- Después de todo, no hay mucha diferencia entre una rata y él.
Grint había palidecido. Un muchacho de dieciséis años lo acababa de poner en ridículo frente a una Sala llena de las más prestigiosas autoridades de la Comunidad Mágica y no sólo eso, había realizado una maldición imperdonable que la mayoría de sus aurores no sabían ejecutar a la perfección.
¿Hasta donde podía llegar el poder de ese muchacho? No sólo se había levantado a hablar sin ninguna vergüenza o temor delante de todos, sino que además había vuelto a dar una sorpresa. El Patronus por el que había sido acusado el año pasado no era nada comparado con esa demostración de magia.
Harry soltó a la rata y realizó un encantamiento desvanecedor para hacerla desaparecer. Primero miró a Colagusano, que tenía la expresión de pavor más pronunciada que había visto hasta la fecha, como si hubiera sido él quién recibiera la maldición. Parecía que le iba a dar un ataque por como se convulsionaba, pero el muchacho, una vez más, lo ignoró.
El tribunal lo observaba con expectación y asombro. El rostro de Dumbledore era un poema, no hacía mucho tiempo que él le había confesado que se sentía capacitado para realizar una maldición imperdonable y ahora se lo había demostrado. Pero parecía que el director se había negado a creer la totalidad de aquellas palabras.
Como nadie decía nada, prosiguió.

Creo que esto resuelve sus dudas..., señor Grint. Y ahora...- con un gesto brusco, volvió a apuntar con la varita al corazón de Pettrigrew.- Confiesa...Peter...

Yo...yo...- Colagusano se veía incapacitado para hablar. El labio inferior le temblaba como si estuviera helado de frío.

Oh,- repuso Harry sonriendo indiferentemente.- ¿Quizás las cadenas te aprietan? Vamos a darte un poco de comodidad...- con un rápido gesto, Pettrigrew quedó liberado de todo aprisionamiento y su silla dio un vuelco tremendo, enfocándose directamente a la primera fila de las gradas, donde estaban sentados Lupin y Christine. El hombre, al ver las miradas de odio de sus antiguos amigos se tapó la cara con las manos, sollozando.- ¿Y bien, Peter?- el chico se acercó a él sin importarle las miradas de asombro de todos los presentes. Madam Bones estaba tan pendiente de los hechos que ni siquiera parecía darse cuenta de que el prisionero estaba libre y los dos aurores de la puerta se veían incapacitados para buscar su mirada, esperando órdenes.- ¿Necesitas ayuda?- Harry no estaba dispuesto en cesar su tortura psicológica. Quería ver a Colagusano pidiendo perdón, suplicando, verse tan patético como lo había visto en su tercer año. Le dio un empujón en la espalda y éste cayó al suelo de rodillas, aún cubriéndose el rostro con ambas manos.- ¿Remordimientos?- ironizó el muchacho.- Vamos, Peter, ahora tienes la oportunidad de justificarte...de decir la verdad...- Harry soltó una pequeña carcajada que desconcertó todavía más a los demás y señaló con su mano a toda la sala, como si le estuviera explicando algo a un niño.- Todos quieren oírte... -Pettrigrew se destapó al fin la cara y miró con los ojos empañados en lágrimas el rostro cruel y cínico del hijo de sus mejores amigos. No podía soportarlo, no podía mirarle¿por qué ahora esa culpa¿Por qué no la había sentido en su momento¿Es qué ya no le importaba su vida? Debería estar temblando por saber que iba a morir y sin embargo...lo que temía era seguir escuchando aquello, seguir en la misma habitación que Harry Potter.
Escuchó una voz en su cabeza, que lo trastocó todavía más. "No, no, no, Peter, eso no era lo que habíamos quedado...¿recuerdas? Debías confesarlo todo y pedir perdón a Lupin , a Christine..." Parecía tan increíble que fuera la voz del mismo chico que tenía enfrente suyo...se estaba volviendo loco porque no había notado que él le hablara.

De...de acuerdo...- sollozó balanceando su cuerpo de atrás adelante como su fuera autista, en un movimiento desesperado.- ¡Confesaré¡Sí, lo hice¡YO LO HICE!- era un grito desgarrador, de verdadera angustia. Todos los que estaban en aquella habitación pudieron sentir la agonía de aquel hombre al decir en voz alta lo que había ocultado y mentido durante años. Dumbledore hizo un amago de levantarse y detener aquello, porque tenía una ligera sospecha en qué acabaría, pero se contuvo al ver la expectación que causaba en los rostros de Christine, Lupin, Tonks y de la mayoría.- Es verdad...- continuó sollozando Colagusano.- Cuando salí de Hogwarts me especialicé en Artes Oscuras...conocí a algunos mortífagos y me enseñaron lo que era tener el poder en mis manos...me mostraron la manera de combatir a aquellos que durante años se habían burlado de mí. Cuando regresé a Londres, me uní a Dumbledore para combatir al Señor Tenebroso, pero actué como su espía y le estuve pasando información durante una año.

Continua...- le instó Harry mientras se paseaba rodeándole y apuntándole con la varita.

Yo...yo no sabía...yo no quería...pero era demasiado tarde...- farfulló entre dientes Pettrigrew. Tenía la mirada puesta en el suelo y se retorcía las manos con nerviosismo.- Había que hacer el Encantamiento Fidelio...había que ocultar a los Potter porque ellos corrían un grave peligro...un peligro que yo conocía...

La Profecía...- masculló Harry entre dientes y Colagusano asintió enérgicamente.

Dumbledore se ofreció- explicó sin cesar su llanto.- pero James quiso que fuera Sirius...James dijo que Sirius Black daría su vida antes que traicionarlo...y así era...¡así era!

No te detengas...- Harry cada vez apretaba más los dientes de la rabia.

Pero a Sirius se le ocurrió una brillante idea...- era evidente la incomodidad de la situación en la que se encontraba Pettigrew. Miraba la varita del muchacho aprensivamente, que seguía apuntándole directamente al corazón-...propuso que a última hora cambiásemos los planes sin consultar a nadie...sin duda, si había un traidor entre los nuestros, como así sospechaban desde hacía tiempo, nunca podría avisar al Señor Tenebroso...él creería que Sirius era el Guardián Secreto y lo buscaría a él...

Pero Sirius nunca se imaginó que el traidor pudieses ser tú, Peter.- aclaró Harry con una expresión de total frialdad en el rostro. Parecía que estaba a punto de asesinar a alguien con la simple mirada.

No, por favor...- suplicó Colagusano.- No me obligues a continuar...no...

¡No te detengas!- ordenó el chico blandiendo su varita de arriba abajo como si fuera a utilizarla.

Yo...Sirius...Sirius pensó que el Señor Tenebroso nunca sospecharía que los Potter me hubieran elegido su guardián secreto...sin duda elegirían para la protección de su hijo a alguien leal como Sirius o poderoso como Dumbledore...él...él sospechaba que Remus podía ser el traidor, únicamente por su condición de licántropo y por su cercanía con los Potter...sólo alguien muy relacionado con ellos podía haberle transmitido tanta información al Señor Tenebroso...nunca se imaginó que fuera yo...

Así que realizasteis el Encantamiento Fidelio sin avisar a nadie del cambio...

Sólo a Christine...- rectificó Colagusano. Y la mujer cerró los ojos amargamente.- Lily insistió. Lily confiaba en ella porque era el arcángel de Harry...porque ella lo debía proteger...- el hombre ni siquiera tuvo el valor de mirar a los ojos a la profesora ni de confesar la manera en la que la habían quitado de en medio. Sabía que una palabra fuera de lugar y le costaría mucho más que la vida.- Yo fui...- reconoció tratando de enjugarse las lágrimas que corrían apresuradas por sus mejillas.- Yo los traicioné...

Que te oigan todos...- masculló Harry apretando los dientes tanto que se hacía daño.

¡Yo traicioné a los Potter!- gritó Colagusano balanceándose todavía más enérgicamente.- ¡Yo los entregué al Señor Oscuro¡Fui yo¡Sirius Black habría dado la vida antes que traicionar a James¡Sirius se jugó la vida por hacerle creer al Señor Tenebroso que era él el guardián secreto, se arriesgó a que lo mataran¡SIRIUS JAMÁS HABRÍA TRAICIONADO A LOS POTTER!- la voz del hombre se perdió en el aire, entrecortada por sus lamentaciones. Harry bajó la varita sin proponérselo, abatido, cerrando los ojos y repitiéndose en su mente lo que acababa de escuchar "¡Sirius Black habría dado la vida antes que traicionar a James!" ¡Qué vacías sonaban esas palabras ahora¡Qué empequeñecidas se quedaban! Valían tan poco...porque el cielo había tronado, la lluvia había comenzado a caer y el viento lloraba y gritaba porque la verdad se había descubierto. Pero la realidad era una losa tan pesada que dolía...la cruda realidad...que Sirius había muerto llevándose a la tumba esa terrible verdad, que durante años quienes habían sido sus amigos lo habían estado odiando por un crimen que no cometió, que durante años había vivido culpándose por haberse equivocado, por haber aconsejado a James cambiar de decisión...

"-¡ESO NO ES CIERTO!- gritó Harry.- ¡ERA SU GUARDIÁN SECRETO¡LO RECONOCIÓ ANTES DE QUE USTED APARECIESE¡ADMITIÓ QUE LOS MATÓ!-Señalaba a Black, que negaba lentamente con la cabeza. Sus ojos hundidos brillaban de repente.
-Harry...la verdad es que fue como si los hubiera matado yo- gruñó.- Persuadí a Lily y a James en el último momento de que utilizaran a Peter. Los persuadí de que lo utilizarán a él como guardián secreto y no a mí. Yo tengo la culpa, lo sé. La noche que murieron había decidido vigilar a Peter, asegurarme de que todavía era de fiar. Pero cuando llegué a su guarida, ya se había ido. No había señal de pelea alguna. No me dio buena espina. Me asusté. Me puse inmediatamente de camino hacia la casa de tus padres. Y cuando la vi destruida y sus cuerpos...me di cuenta de lo que Peter había hecho. Y de lo que había hecho yo.-
Su voz se quebró. Se dio la vuelta."

-No Sirius...tú no tienes la culpa de nada...fue él...fue él...ahora, ya estás libre... Harry había dicho todo esto en su susurro, recordando la cara tan pálida de Black en la casa de los gritos, percatándose por primera vez de lo duro que había sido para él relatar todo aquello. Pero todo el mundo estaba pendiente de Colagusano y nadie pudo oírle.

¿Qué pasó después?- logró preguntar con la garganta reseca. No pensaba que aquel juicio iba a hacerle tanto daño, que iba a rememorarle tantas etapas de su vida, tantos recuerdos...

Escapé...- farfulló Pettrigrew sin dejar de dirigir la mirada a la piedra negra de la que estaba compuesto el suelo.- Traté de huir, pero...Sirius me encontró...estaba acorralado, no tenía salida...la calle estaba llena de muggles y sabía que el Ministerio de Magia no tardaría en presentarse allí para apresarme...así que...- por primera vez en toda la conversación, se atrevió a levantar la vista hacia Harry, que ya no le apuntaba con su varita...-grité a toda la calle como si fuera yo el que había ido a buscar a Sirius...les hice creer que él era el traidor y no yo...me corté un dedo en un descuido suyo y después lancé por la espalda un hechizo de magia negra muy avanzada para que no cupiera duda de su relación con el Señor Oscuro. Hubo una explosión y aproveché el momento para transformarme en rata y escapar por una alcantarilla...

Y entonces llegaron los funcionarios del ministerio y apresaron a Black...- terminó por él Amelia Bones. Había prestado mucha atención a toda la historia.

Sí, sí...- lloró Colagusano.- Yo le inculpé...y me oculté durante años a la espera de tener una oportunidad para volver con mi Señor...y lo hice...cuando Harry y sus amigos descubrieron la verdad me marché a buscarlo y le ayudé a regresar...le seguí pasando información sobre Remus Lupin, sobre Christine...todo para facilitarle el acceso a Harry...

A Harry...- murmuró Lupin abatido.- ...que te había salvado la vida...- el ex profesor negaba con la cabeza mirando abatido a su antiguo amigo.- Miserable...

Yo...no pretendía...tenía miedo...tenía miedo de él...Remus...tienes que creerme- suplicó Pettrigrew.- Estaba tomando el poder por todas partes...yo no era fuerte como vosotros...yo era débil...

Y cuando te dieron la oportunidad de superar tus traumas infantiles, la aceptaste sin pensar en las consecuencias, vendiendo a la primera a los amigos que te habían protegido durante años, que te habían ofrecido su confianza, que habrían muerto por ti, Peter...- acusó Harry hablando atropelladamente.- Bonita forma de agradecérselo...

No, no, no- Colagusano negaba con la cabeza.- Iba a matarme...me hubiera matado si no hubiera aceptado a ser su espía...

¡Hubieras estado mejor muerto, rata del diablo!- exclamó Christine apretando tantos los puños que salían pequeñas chispas de sus manos.- ¡Mejor muerto que traicionar a tus amigos!

Lo lamento...por favor...perdonadme...perdonadme...- Colagusano se arrastraba por el suelo como un gusano. Pero antes de que pudiera llegar hasta las gradas donde estaban Christine y Lupin, los dos aurores lo tomaron de los brazos y lo volvieron a sentar en la silla, aunque sin apresarlo con las cadenas. El hombre se revolvió sollozando y suplicando perdón, pero ellos no lo soltaron.

Señor Potter...- Madam Bones lo llamó con cautela. Harry, que se había quedado parado, sin poder reaccionar ante lo que acababa de escuchar, se dio la vuelta lentamente hasta el tribunal.- Hemos...considerado su propuesta...¿está seguro de que quiere que vaya a Azkaban?- Harry cerró los ojos y asintió brevemente.

Así se hará entonces.- anunció la ministra alzando la voz por encima de todos los murmullos de la gente, que se habían vuelto a levantar y a arremolinarse en torno a las primeras gradas para escuchar mejor la historia.- Peter George Pettrigrew, se le condena a cadena perpetua en la prisión de Azkaban.- Madam Bones dio un golpecito con un martillo de madera que tenía al lado de la mesa y se levantó, comentando algo con los que tenía al lado.
Harry se acercó a Colagusano con paso lento y seguro. Los aurores seguían sosteniéndole de los brazos, pero al verlo, se apartaron un poco, dejándole intimidad. Pettrigrew se quedó estático en la silla, convulsionándose y sin dejar de balancear su cuerpo de atrás adelante y con una expresión de pavor en el rostro. El muchacho se acercó a él y se inclinó para hablarle cerca del oído, de modo que nadie más pudiera escucharle.

Sólo quiero decirte cuanto te odio...advertirte que si estás vivo, si estás aquí es sólo porque he tenido compasión...te he permitido seguir existiendo por un único motivo...quiero que sufras, como yo he sufrido...quiero que vivas recordando que traicionaste a tus mejores amigos...que le diste la oportunidad a Voldemort de cobrarse más y más vidas...sabiendo que existes para recordar cada día la culpa que recae sobre ti...para saber todo el sufrimiento que has causado...para no olvidar que el hijo de tus mejores amigos salió en tu defensa cuando merecías retorcerte de dolor por lo que me has hecho...no creo que el peso de tu conciencia pueda soportar todo esto...recuerda, Peter, recuérdalo...nunca voy a perdonarte, nunca...

¡NOOO!- Pettrigrew se tapó los oídos con las manos para no seguir escuchando esas palabras que tanto le agonizaban. Era algo insoportable no verse perdonado, no verse redimido, ver esos profundos ojos verdes marcados por las circunstancias que él mismo propició.- Por favor...no...por favor...perdóname...-Harry, que ya se había dado la vuelta caminando en dirección a la salida, giró su rostro y añadió:

Jamás.- Colagusano enloqueció. Parecía estar viendo una película de terror en su mente, parecía que los dementores se le hubieran acercado para torturarle con sus peores recuerdos. Podía oír las risas de James cuando eran niños, podía verle defendiéndole en el lavabo de unos chicos de sexto, podía ver los ojos de Lily siendo amable con él y transmitiéndole esa dulzura que la caracterizaba, los mismos ojos de la persona que se alejaba en aquellos instantes.
Podía verse cogiendo a dos bebés pequeños y jugando con ellos en un salón con la calidez del fuego que transmitía la chimenea. En familia, entre amigos...amigos...esa palabra que él había traicionado. Ya no tenía sentido verse corretear como una rata a la edad de quince años, yendo al sauce boxeador para hacer soportable la transformación de Lupin, ni trazando el mapa del merodeador...ni riendo las gracias de Sirius...
Todo aquello era un horrible sufrimiento que sólo se calmaría obteniendo el perdón. Se levantó de la silla y corrió hasta alcanzar a Harry, arrodillándose a sus pies y besando el bajo de su túnica, como miles de veces había hecho con la de su señor.
Algunos miraron en esa dirección y contuvieron la respiración al ver como el chico se detenía, justo al lado de Christine y Lupin.

Por favor, te lo ruego...te lo suplico...perdóname...por favor...- pero aquellas lágrimas no pudieron conmover la dureza del corazón de Harry. No hacían más que recordarles los gritos de sus padres antes de morir, las súplicas de su madre tratando de impedir que lo mataran...la niña del Callejón Diagon y todas las víctimas que había visto en cada uno de los ataques.
Sin pronunciar palabra, estiró de su capa y se soltó del amarro de ese ser al que repudiaba, al que detestaba con todo su corazón.
Pero Colagusano no se rindió. Su cerebro y su mente volvieron a trastocarse, a nublarse y ahora hablaba solo, mirando una de sus manos y asintiendo como si se tratara de una persona. Con la mirada vacía, como si no tuviera alma.
Sólo recobró un poco la cordura al verse delante de Christine, que lo miraba con asco, rencor y dureza.

¡Chris, Chris...perdóname tú...tú siempre tan dulce…tan parecida a Lily…perdóname...te lo suplico...

Hijo de puta...- Christine negó con la cabeza y una lágrima se escapó rodando por su mejilla y cayendo al rostro consumido de Pettrigrew, que estaba arrodillado en el suelo, ahora sujeto por los dos aurores.- Jamás...escúchame bien...jamás perdonaré a un asesino como tú...los mataste...¡TÚ MATASTE A MI HIJO!- los que estaban a su alrededor se giraron interesados al ver la escena. Harry ya había salido por la puerta y la mayoría de la gente lo hacía en ese momento y pese a que estaban muy cerca, no los escuchó.
Lupin, cogió a la mujer de los hombros para reconfortarla y tratar de impedir que se abalanzará con Pettrigrew.
Dumbledore también llegó por detrás y se la llevó casi a rastras hacia fuera, temiendo que ella no fuera capaz de controlarse.
Colagusano se balanceó con mayor intensidad, llorando como un niño pequeño. Lupin se quedó estático, mirándole y negando con la cabeza con una expresión indefinible en el rostro. Jamás creía que vería un desenlace como aquel, Peter pidiendo perdón desesperado, como si su vida dependiera de ello, arrepentido, sintiendo esos remordimientos que debían haberlo perseguido durante años y que sin embargo, habían aflorado en un par de días. Algo lo había propiciado, algo le había hecho darse cuenta de todo aquello, pero jamás lo sabría. Nadie, nunca sospecharía nunca que las palabras de El Salvador, habían sido las responsables de aquel arranque de histeria.

¡Remus, Remus!- suplicó el hombre cambiando el tono de su voz. Unas veces hablaba consigo mismo, otras con la pared y otras con quién tenía enfrente, pero era evidente que el rostro de Lupin era demasiado conocido y le marcaba lo suficiente como para saber de quién se trataba. Lo único que le interesaba era recibir ese perdón, no tenía otro objetivo.- ¡Dile que fue él, Remus¡Dile que no fui yo quién asesinó, fue él, fue él!- Lupin se detuvo antes de salir por la puerta y suspiró prolongadamente.

Lo siento, Peter.- susurró.- Pero la locura era la única forma en la que un hombre como tú podía acabar. Adiós, Peter, adiós para siempre.- Colagusano se quedó sin fuerzas de respuesta. Fue el último paso que lo llevó directamente a la locura.
Lupin salió por la puerta, cerrando los ojos, pero aún así, puedo escuchar los lamentos finales de último merodeador.

¡No, no, no¡MATADME¡DECIDLE QUE ME MATE¡REMUS, VUELVE, REMUS, DILE QUE ME MATE¡YO QUIERO MORIR, YO QUIERO MORIR¡NO PUEDO VIVIR SIN ESE PERDÓN¡QUÉ ME MATE!
La voz de Colagusano se apagó. Los aurores le habían aturdido para poder llevárselo mejor a las celdas de Azkaban.
Aquel era el final de Peter Pettrigrew. Sólo, sin amigos, abandonado por el Señor Tenebroso a quién le entregó todo lo que era y todo lo que tenía, sumido en la más profunda de las locuras, condenado a recordar, en el mundo de la consciencia y la inconsciencia los buenos momentos que había pasado con sus compañeros, los únicos que habían confiado en él y que él tontamente había traicionado.
Confinado en aquella fortaleza, olvidado, consumido por su demencia y amargura, escuchando el canto de las hadas, que le condenaban un poco más por su acto de deslealtad.

La puerta se cerró detrás suyo. Todo había acabado. Una lucha que comenzó quince años atrás, con la traición de los Potter y que ahora tenía un desenlace fatídico. Remus Lupin jamás podría olvidar lo que había vivido en aquel juicio, lo que había sentido. Sentía un profundo respeto y una gran admiración por Harry.
Lo miró. El muchacho estaba sentado en la fuente de la Hermandad, solo, acariciando levemente el agua cristalina de la construcción. Muchos tenían la intención de querer ir a preguntarle, a saber como estaba, pero nadie lo hacía. Tal vez, temían su reacción. Porque Lupin había encontrado a un Harry muy distinto del que él conocía durante los últimos meses, y ahora, la misma persona que en su tercer curso salvó de un destino terrible a Sirius y fue clemente con Pettrigrew, se había manifestado. La misma esencia...
Recordó a James...en el fondo, se parecían mucho más de lo que creía en un principio...si pudiera verlo, estaría orgulloso de su hijo.
Pero no se atrevió a acercarse al muchacho. Consideró que necesitaba ese momento de paz para recapacitar, para meditar sobre lo ocurrido, para disfrutar esos momentos de gloria.
El Atrio estaba abarrotado de gente. Amelia Bones y Thomas Grint se estaban encargando de desalojar a todos los periodistas y el personal no autorizado, para despejar un poco el ambiente e impedían terminantemente que ninguno se acercara a Harry.
Miró hacia la izquierda. Christine estaba apoyada en la pared, acompañada por Dumbledore. Tenía muy mala cara, seguramente a ella más que a nadie le había afectado el juicio. Tenía tanto por lo que detestar a Pettrigrew...y sin embargo, volvía a hacer gala de su entereza. Estaba de pie, hablando tranquilamente con el director, con una nota de tristeza en la cara, pero firme, serena...fuerte como siempre había sido.
Lupin se acercó hasta allí y le sonrió.

¿Cómo estás?- le preguntó suavemente acariciándole brevemente el brazo. Sabía que un contacto mayor la haría estremecer y no quería que eso ocurriera delante del director.

Más tranquila.- aseguró la mujer incapaz de dirigirle la mirada directamente.

Creo que deberíais ir a descansar ambos.- murmuró Dumbledore observando con preocupación los rostros consumidos de los miembros de la Orden.- Ha sido una mañana agotadora. Christine, ve con Remus al cuartel general le pediré a Severus que te sustituya en tus clases.

No... -titubeó la mujer restregándose los ojos cansadamente.- Estoy bien, no te preocupes...las cosas personales no deben afectar a mi trabajo...además, tengo que acompañar a Harry hasta Hogwarts.

Alastor y Tonks se encargarán.- aseguró el director en un tono que no admitía réplicas. -Por favor, Remus...ocúpate de que se tome una poción y descanse...

Descuide.
-De verdad, me encuentro mejor de lo que esperaba... -insistió la mujer, pero el director ya se había marchado a hablar con los aurores.- Está bien...¿vamos Remus?

Nos despedimos de Harry y nos marchamos.- asintió el profesor con la voz queda. Avanzaron un par de pasos y el hombre sintió como la vista se le nublaba un poco. Se cogió a la pared para evitar caer al suelo, mordiéndose el labio inferior en un claro gesto de dolor y colocando su mano libre en la espalda.
Christine, que se había dado perfecta cuanta, se detuvo y lo sostuvo como pudo para ayudarle a no caer.

Remus...¿te encuentras bien?- preguntó muy preocupada.- ¿Qué te ocurre¿te duele algo?

Tranquila...- masculló Lupin apretando los dientes y cerrando los ojos para tratar de aliviar el dolor que sentía.- No es...nada...

La batalla... -susurró la profesora suavemente, pero con voz severa.- ¿No fuiste al hospital a curarte, verdad? Ni siquiera te tomaste una poción...¿en qué estabas pensando, Remus¡Podía pasarte algo!- Lupin conectó miradas con la mujer y asintió brevemente. Podía ver en esos ojos azulados la angustia por verlo en ese estado y se sintió muy querido, tanto como se había sentido en el pasado.

Está bien...cuando lleguemos a Grimmauld Place me tomaré alguna poción...venga, vamos a hablar con Harry...- Christine asintió, pero no lo soltó para ayudarle a caminar mejor, temiendo que se pudiera caer al suelo. Sin embargo, cuando llegaron ante el muchacho, Lupin aparentó que nada sucedía, y se sentó a su lado en la repisa de la fuente.
Harry levantó la mirada del agua, pero no sonrió.

Debería preguntarte como te sientes...pero ya lo imagino-comenzó el hombre con la voz queda. No sé si vale de algo que yo diga esto pero estoy orgulloso de ti...- el chico le miró seriamente, pero en seguida desvió la vista hacia el suelo. No se sentía capaz de afrontar una conversación con ninguno de los dos, se sentía en parte culpable por haberles negado la venganza.

A mí me sirve...- susurró levemente.- ...supongo que querrá oír la versión de porqué lo hice...pero no la tengo.- se encogió de hombros y su mirada se cruzó unos instantes con la de su profesora-. ...creí que el mejor castigo para él era vivir sabiendo lo que había hecho y por primera vez...sintiendo remordimientos...pero imagino que están enfadados conmigo...

¿Por qué crees eso?- quiso saber Christine. Su voz estaba cargada de frialdad y Harry se le antojó que estaba enfadada con él.

Porque tu querías que muriera...lo vi en tus ojos...lo detestas y...

No lo entiendes...- susurró la mujer y se dio la vuelta para que no la vieran forzar un gesto en su rostro.- No puedes entenderlo...

Puedo intentarlo...si me lo cuentas...- aseguró el muchacho, aunque estaba convencido de que ella no se sentía capaz de hacerlo. Y mucho menos, en presencia de Lupin.

Es demasiado complicado...

Lo sé.- asintió él.- Colagusano entregó a mis padres y privó a Sirius de la libertad, claro que lo entiendo...pero quizás algún día seas tú la que puedas comprender que el mejor castigo para él no era morir, sino vivir sin ser perdonado...

Yo sólo quería vengar a Lily a James y...sólo eso...- se justificó Christine. Su voz se apagaba por momentos y seguía de espaldas a ellos.

Y ellos lo saben...- Harry cerró los ojos unos instantes.- Una vez Dumbledore me dijo que los muertos a los que hemos querido no nos abandonan para siempre...que viven dentro de nuestros corazones, sólo hay que saber buscarlos...estoy seguro de que mi padre no habría querido ver como nosotros condenábamos a Pettrigrew...estoy seguro de que no querría ver un desenlace como aquel...

A veces parece que no tengas dieciséis años...- sonrió Lupin y se levantó para marcharse al ver como Amelia Bones se dirigía hacia ellos.- Tonks y Ojoloco te llevarán a Hogwarts. Nos vemos en vacaciones, Harry. Hasta entonces...cuídate...-el chico levantó la mirada y vio como su ex profesor cogía de un brazo a Christine y comenzaban a marcharse hacia los ascensores.

¡Profesor Lupin!- le llamó. El hombre, sorprendido, se dio la vuelta.

¿Qué ocurre?

El dinero de la indemnización de Sirius...voy a pedirle a Amelia Bones que lo cargue en su cámara de Grintgotts.

¡Qué?

Lo que ha oído.- cortó Harry bruscamente.

No, no, eso sí que no-. Lupin parecía tener un dilema por dentro. Una mezcla entre asombro y enfado.- Ya te empeñaste en darme parte de la fortuna de Sirius y ahora esto...no, Harry, lo siento pero no puedo permitírtelo.

Tengo un buen motivo.- aseguro el muchacho con el rostro serio. Estaba claro que no bromeaba.- Usted también pasó doce años en prisión...creyendo una mentira...sólo y sin amigos...sufrió una verdadera condena...le engañaron, le creyeron culpable de un crimen que no cometió...también sufrió como Sirius. Es justo que ahora reciba algo por todos aquellos años.- el muchacho sonrió y se encogió de hombros.- Yo ni siquiera puedo recordar a mis padres...era un bebé y no sufrí como usted.

Pero...

Ya está decidido.- Lupin iba a abrir la boca para seguir protestando, pero en ese momento Amelia Bones cogió a Harry de un hombro para saludarle. El hombre, consternado, se marchó de allí, acompañado por Christine.

Hiciste algo muy noble al salvarle la vida a Pettrigrew, Harry...- la ministra paseaba junto a él por el Atrio, bajo las miradas interesantes de todos los demás.- No se lo merecía...

Usted lo conocía...¿verdad? Su hermano estaba en la Orden del Fénix...

Sí,- confirmó la mujer forzando una sonrisa.- Vi a Pettrigrew alguna vez hablando con Edgar...nunca me cayó especialmente bien.- se detuvo y miró a Harry como quien mira a un hijo orgullosa de él. Creo que te debemos una disculpa...

No.- la interrumpió Harry rotundamente.- Dentro...dije cosas que no quería...usted es una buena ministra.- la mujer sonrió por aquel comentario-...y no tiene la culpa de lo que pasó con Sirius. Sólo estaba dolido y...quizás me excedí un poco. Le ruego me disculpe.

No hay nada que disculpar. Sólo me queda expresarte mis condolencias por la muerte de tu padrino...no he tenido tiempo de hacerlo con anterioridad y entregarte esto...- depositó un cheque en la mano del muchacho, pero el chico se lo devolvió.

No, yo no lo quiero...ni tampoco lo necesito...hable con Dumbledore para que todo caiga a cuenta de Remus Lupin.

¿Estás seguro?- se sorprendió la mujer. Es mucho dinero...podrías comprarte tres casas con esto...

Tengo mis motivos.- aseguró el muchacho sonriendo.- Por favor, hágame este último favor...- y tras hacer una leve inclinación con la cabeza, se dio la vuelta y se encaminó hacia donde le esperaban Tonks y Moody. Amelia Bones se quedó algo parada. No acababa de entender la situación, pero lo que más le sorprendía es que le parecía haber estado hablando con alguien que conocía, pero por mucho que forzó su mente, no logró recordar de quién se trataba.