Olaassss gente! Ya estoy otra vez aquí. Espero no haber tardado mucho. Bueno, en este capítulo se van a ir solucionando las cosas y ya veréis como se dan pasos importantes. Ha sido muy difícil de escribir, porque se trata de hondar muy pronfundo en las personalidades de los personajes. ¡Pero qué seria me estoy poniendo! jaajja. En fin, q agradeceros un montón todos los reviews q me estáis enviando, q me hacéis muy feliz y q disfrutéis mucho!
Reviews:
Laura P.E: Olasss! Muchas gracias! Jaajaj, bueno sí, me he dado mucha prisa porque no quería dejaros tanto tiempo con la intriga. A mí me parece un buen castigo el que le impone Harry, jajaja. Besos!
D.Alatriste: Olasss! Jajaajaj, los reviews, sin duda, ayudan a seguir escribiendo. Umm, no, Colagusano no podrá escapar esta vez, en parte porque está loco. Así que la historia de Peter termina ahí. Te ha gustado el avada kedavra? Ajajaj. Es q a Harry le gusta mucho sobrarse con el jefe del cuartel de aurores, porque ve q sus aurores no pueden con los seguidores de voldemort y se pone histerico. Pero no, no se iba a descubrir, ajaj, de momento. Bueno, para q se descubra la verdad todavía queda...pero cada día menos, ajajja. Y sí, por supuesto que el Wizengamot trata a Harry como un niñato, recuerda q la mayoría eran partidarios de umbridge y Fudge y no se ha olvidado, pero Harry sabe como tratarlos, ajaja. Besos!
Usagi-chan: Olass! Gracias! Sí, bueno, todavía falta un poquito para q se descubra la verdad, pero no te aseguro q el personaje q lo haga sea Hermione. Ya veremos...Besos!
Skuld Potter: Olasss, gracias, yo estoy genial,jajajja. Me alegro q te haya gustado el capítulo, se agradecen los ánimos. Dew!
Little Black: Olass! Bueno, ya me harás las preguntas con más tiempo, jajaj. Me alegro q te guste el fict. Pues...tendrá unos 50 capítulos más o menos.
Manuel-Manny: Olass! Perdonado completamente, ajaja, sólo espero q te hayan ido bien los exámenes, es una mala epoca ahora, ajaja. Bueno, respecto a los capis, jaja, sí, no hubo batalla, pero es q había dedicado el capítulo entero de la captura de peter a la batalla y ahora tenía q centrarme en descubrir cosas y en el jucio, pero las batallas seguirán. Jaja, Sí, lo del Avada Kedavra era un mensaje para todos, pero en especial para Dumbledore q así ya se cree los progresos de Harry y bueno, quizás sospechen algo los personajes...
Shaman: Gracias! Me alegro q te guste. Escritora? Ajaaja, no, no lo soy.
Marce: Olass! Me alegro q te guste mi historia. Bueno, harry está solo relativamente, todavía tiene a Cristine y a Emy y hermione nunca lo ha dejado de lado del todo. Umm, lo de Lupin y Chris es difícil, pero bueno, no imposible, ya veremos q pasa con ellos. Y sí, jajaja, yo soy una de las escritoras del fict de "Herencia de Merodeador". Besos!
Fallen angel: Olass! Jajjaj, me alegro q te guste, sí era largo el capi. Bueno, Europa es muy bonita, España mucho, ajajaj. Así q sí q te aconsejo q las visites. Muy bueno el chiste!
Susiblackpotter: Gracias! No tardo mucho en actualizar.
Catalina: Olass! Ves como este era un buen castigo? Jajajaj. Sí, Harry supo elegir a la perfección lo q Peter se merecía y eso sin ser un asesino. Sí que le van a preguntar sobre Voldemort, Amelia les dice q se lo lleven para interrogarlo, el problema, que como ahora peter está loco, pues no va a poder responder. Sí, la pobre Christine lo tiene xungo y lo ha pasado mal, pero bueno. Besos!
Lladruc: Olass! Jajaj, imaginaba q serías catalán. Yo soy de Valencia, pero vivo he vivido dos años en Barna y ahora me vuelvo a ir a estudiar. Bueno, respecto al fict, sí, lo primero que pensé fue la muerte de peter, pero me di cuenta después q este era un gran castigo. No, Voldemort no se molestará en ir a buscar a peter, de todas formas, loco no le sirve para nada. Umm, no conozco a Elisabeth Black, pero quizás me haya enviado algún review y no me acuerdo. Vaya, que pena q no pueda terminar el fict. Tu idea suena muy interesante, a ver si te animas pronto. Respecto a sirius...lo siento, no volverá, ajaj. Petons!
Sarah-Keyko: Olassss! Muchas gracias! Me allegro q te guste mi fict y q incluso se lo cuentes a tus amigas, jajaja. Vaya, me estoy asustando de q os guste tanto. Hablando en general...sí, Harry ahora comprende un poquito más a Christine, era hora de q lo hiciera y dejara de recriminarle tanto. Y bueno, es verdad, no habrá R/H en este fict, pero veremos q pasa con ellos...Osea q eres de un pueblo cercano a Gandía? Andaaa, pues q cerquita. Yo soy de Valencia capital. Besos!
Verónica: Olasss! Muchísimas gracias, de verdad por tu apoyo. Bueno, sé q era duro para Harry este capi, pero a la vez reconfortante. Ahora Peter ya tiene su castigo, es un pequeño consuelo. Pero no te preocupes, q recompensaré a Harry.
Aleja-Black: Olass! Me allegro q te guste mi forma de escribir, eres muy amable. Es cierto q pasa el tiempo y a Harry y a Christine cada día les cuesta más ser como eran antes, pero te aseguro q tendrán ayuda. La pregunta es¿se dejaran ayudar? Pero no te preocupes, conforme pasen los capis verás q harry va cambiando de manera de actuar, sobretodo con sus amigos. Que Hermione crea en él es muy importante. La historia de Dani y Alan será contada a la perfección. Ya se contó como se conocieron Chris y dani hace mucho tiempo, pero poco a poco se sabrá todo. Sí, es sorprendente lo de Dumbledore, pero tiene su lógica explicación. Se supone q Harry no puede ser un arcñangel sino lo ha sido de nacimiento, pero con él se hizo una excepción. Dumbledore no cree que eso sea posible. Bueno, respecto a quién va a descubrir a Harry cada día qeda menos, pero efectivamente, entre las 3 personas q has dicho esas son las q más posibilidades tienen. Gracias por este review tan grande. Mi email es Malfoy: Muchas gracias! No te preocupes, me alegro q de vez en cuando me dejes un review. Espero q hayan ido bien tus exámenes. En mi opinión este es el mejor castigo para Peter. Besos!
Alejandra Black Moon: Olasss! Vaya, pues sí q da rabia eso de q se te borre el review. Ufff, eres demasiado amable conmigo, jajaj, me alegro q te lleguen los sentimientos q intento poner al escribir. Tienes mucha razón en lo de Peter, su forma de actuar ha sido muy humana, pero también demasiado hipócrita, a veces es mejor vivir 20 años habiendo sido sincero y honrado contigo mismo q no vivir 60 habiendo sido un miserable. Porque igualmente, eso no es vivir. Peter solo es otra victima de Lord Voldemort. Las frases q Harry le dice a Lupin es totalmente cierta. Siempre he pensado q remus había envejecido no por la edad, sino por lo mal q se había sentido en esos años. Creo q sí, q creía q sirius era el traidor, como todo el mundo. Es cierto q las maldiciones prohibidas no se pueden utilizar, pero es evidente q dada la situación, amelia bones se lo pasa por alto a harry. Lo de H/G está difícil, pero bueno, dale tiempo al tiempo a ver q pasa con ellos. Ccon Ron más de lo mismo. Respecto a Dani y Alan, no, Peter no los mató, hizo algo peor, los traicionó como a los Potter, le reveló a Voldemortm la información necesaria como para q pensase en el plan q los llevaría a la muerte. Lo de los merodeadores...bueno, yo creo q tiene razón tu amiga, están condenados a morir, pero bueno. Al final Peter no mató a Remus, así q conmigo todavía tiene una oportunidad. Y bueno, yo creo q has superado la prueba de review largo, ha sido fantastico! Muchas gracias y espero q te siga gustando el fict así. Besos!
P-Potter: Olas! Muchas gracias, me allegro q te guste!
Kaily-gw: Olasss! Sí, sin vacaciones, pero estoy bien, jajaa. No te parece un buen castigo para la rata? Jajaaj, a mí me parecía el mejor. Sí, harry sorprende hasta a Christine al comportarse así, pero bueno, tenía q intervenir así. De nada por las explicaciones, es verdad, Peter solo no habría podido con Dani. Dani era un gran auror, se hablará de él en el futuro, te lo aseguro y se sabrá exactamente cómo ocurrió todo. Bueno, intentaré seguir este ritmo de actualizaciónm ajajajaj. Pero no prometo nada. Y,..jajaja, no, no soy catalana, pero como si lo fuera, porque he vivido dos años alli y este año vivire otra vez. Hablo catalan como castellano. Pero soy de Valencia. Besos!
Slow Death 182: Olasss! Me allegro q te haya gustado. Sí, es verdad, salió una parte del antiguo Harry lo q significa q está dentro de él. Intentaré actualizar lo más seguido posible.
Derichbin: Olass! Jajajajajaaj, bueno, a ver, si me dejáis reviews me emociono y me entra la vena creativa, ajajaj, y escribo mejor. Esa es la explicación científica. Y eso q soy de letras. Ajaja. Me alegro q te guste el fict. Mi "problema" jajaj, es q me gusta demasiado como retracta los personajes rowling como para darles nuevas personalidades. Me gusta seguir el hilo de los otros libros y no cambiar su obra. La admiro demasiado para eso. El juicio fue una de las primeras escenas q se me ocurrió cuando empecé a imaginar el fict. Lo creía importante y a raíz de ello se me ocurrió el castigo. Me alegra saber q lo he plasmado bien. El 10? Ummm, ufff, pues por esa epoca no quedaran muchos capítulos, lo tendré en cuenta a ver si puedo acabarlo antes de esa fecha. (pido milagros) pero es q ahora viene la parte q más me gusta del fict e ire rapidita. Besos!
Demalfoy: Olass! Gracias! A ver, explico. Amelia Bones, cuando lo condenan a muerte la 1º vez dice q se lo llevarán a interrogarlo primero, pero como ahora Peter esta loco de remate no serviría de nada. No, Voldemort no se molestará en ir a buscarlo. Es demasiado poca cosa para él. Tampoco es q Colagusano sepa mucho sobre los planes internos. La frialdad de Harry es necesaria. Y en cuanto a lo de Emy, a ver, en su realidad Emy está casada con Sirius, harry por supuesto no lo sabe, pero intuye cuando lo mira q emy conoce a sirius, pues no tiene porque estar muerto en la realidad de ella. Por eso harry le dice aquello. Besos!
RebelleBlack: Olass! Ufff, de verdad, sois muy amables. Sólo intento hacerlo lo mejor posible, me alegro de verdad q te guste. Sí, estuve mucho tiempo pensando en ello y llegué a la conclusión de que el peor castigo sería ese. No, Peter no es la persona q descubrirá la verdad sobre Harry. Cuando dije q sería una, me refería una q lo descubriera por iniciativa no porque él se lo dijera y del bando de los buenos. Christine es un personaje muy complejo y q parecía de una manera al principio, pero ahora poco a poco se está descubriendo su propia esencia y la verdad sobre su pasado. Escribir como yo? Ajaja, estoy segura de q hay muchísimas personas q escriben el doble de mejor q yo, yo sólo intento poner mucha voluntad en lo q hago y seguir las pautas de rowling,. No hay nada de especial. Seguro q escribes genial pero hasta q no lo creas tu misma es difícil q empieces a transmitirlo a los demás. Emy también es un personaje muy especial, y es la viva representación de una persona a la q qiero mucho, de mi amiga Malala. Le pedí permiso utilizar su personaje porque sabía q para ella era muy importante salir en mi fict y necesitaba alguien que representara el papel de emy. Emy en su realidad es una persona muy importante para Harry, no te preocupes que se sabrá quién. Dumbledore es un personaje increíble en la historia de Rowling y espero estar adaptándolo bien. Y remus siempre ha sido uno de mis personajes preferidos. Me encanta la carga q tiene q soportar y de la manera en la que lo hace. Respecto a herencia de merodeador, jajaja, te aseguro q para esa historia la intervención de Crisy y pekenyita son imprescindibles, ellas son las que mejor saben hacer reir, a mí me cuesta muchísimo, pero es un reto para mí que siempre escribo con bastante seriedad. Ellos son las que le dan fuerza al fict. Besos!
Paola: Olass! Gracias! Umm, bueno, quizás pronto te sorprenda una escenita harry y Ginny, es una sorpresa. A ver, Draco, sé que parece q lo haya abandonado, pero te aseguro q su ausencia no es presagio de nada bueno. Ya lo irás viendo, y no, aja, lo siento, pero entre y él y Ginny no pasará nada. No me pegan. Es cierto q por su actitud parece q harry se merezca q Ginny le haga sufrir, pero te aseguro que ella nunca hará eso, porque en el fondo conoce bastante a harry como para saber que él no es así. Sí, sé lo de q no se traducen, bueno, me esperaba algo así. Aquí en españa el libro en castellano no llega hasta marzo o así. Así q sólo nos queda intentar leerlo en inglés, no es q mi inglés sea bueno, ajajja, pero bueno, el diccionario ayudará.
Dany-Kanuto: Olass! Jaja, y quién no ha viso el rey león? Cuando era muy pequeña sí, la vi. Umm, supongo q mi subconsciente de niña me la ha jugado y es posible q se parezcan las escenas, ajaja.
Maigu: jajaja, muy agradecida.
LoganBlack: Olasss! Perdonado, he sufrido la tortura de los ordenadores, ajajaj. Me alegro mucho que te guste el fict. Sí, lo cierto es q recapacité mucho tiempo para encontrar un bien castigo para Peter. Besos!
ATH: Olass! Yo perfecto, y tu? Me alegro q te haya gustado el capi, espero actualizar rápido. Vacaciones? Ajajja, nops, trabajo.
Absintheaddict: Olass! Estuve pensando bastante lo del castigo de Peter y llegué a la conclusión de q si Harry no lo mató en la casa de los gritos, no lo mataría en esta ocasión. Pese a que haya cambiado. De haberlo hecho, habría muerto todo lo poco que queda del antiguo Harry. Respecto a Christine, ella pese a todo, es fría y por muchos deseos y motivos q tenga de matar a Peter, se controla. Es su forma de ser y eso la honra. Y en cuanto a Dumbledore, hay un muy buen motivo para q actúe así. Tienes razón, está demasiado pasivo y creo q has sido la única q lo ha notado. Tiene una explicación. Dumbledore continua pensando en el salvador y en todo lo q sabe acerca de él y de las posibilidades q tiene de q sea alguien q él conoce. Dumbledore no ha podido observar el comportamiento de Harry en público desde q Christine lo está entrenando y le sorprende como actúa éste. Lo q trata de hacer es identificar de donde viene esa fuerza q saca para someter a Peter de esa manera.
Miyuki: Olasss! Muchas gracias por el review! Me alegro q te guste el fict. Intento subir los capítulos cuanto antes, pero estoy muy ocupada y son largos así q a veces me cuesta. Respecto a tu pregunta, sí, lo más seguro es q continúe el fict aunque ya vaya a salir el sexto. Pero todavía no lo tengo decidido porque van a morir personajes y quedaría vacíos ciertos huecos. Y para q se descubra lo de Harry queda cada día menos, no te puedo decir con exactitud cuanto, pero poco. Besazos!
CAPÍTULO 36: AMOR Y AMARGURA.
Conducía en silencio. Todo lo que tenía pensado decir durante el trayecto le parecía banal en aquellas circunstancias. Llovía torrencialmente. Parada en el semáforo, esperando a que se pusiera en luz verde, se perdía en la danza del limpiaparabrisas. Un dolor punzante. Un torrente efímero...y muchos, muchos sentimientos cruzados...
Había mucho tráfico en el centro de Londres. Era un día laboral en una hora punta, el momento en el que los muggles salían del trabajo para ir a comer a sus casas o los chicos salían del instituto charlando animadamente con sus compañeros, pensando la mejor manera de hacer novillos sin que sus padres se percatasen o planeando la próxima salida nocturna a la discoteca de su barrio.
Ajenos a todo, viviendo como en una burbujita de cristal, sin saber, sin conocer y sin desear darse cuenta, que tal vez sus vidas eran las que más peligro corrían y que ellos, los magos, mantenían una lucha encarnizada por protegerles.
Le dolía terriblemente la cabeza. Si no fuera por la torrencial lluvia, ya habría levantado el capó del coche para sentir el aire directamente en la cara, sensación que le reportaba su estupendo descapotable.
Pero la lluvia era su enemiga. Siempre lo había sido, compañera de sus tristezas, de sus recuerdos, como una melodía, así sonaba, lenta, pausada...rasgando al rozar los objetos, produciendo un leve tintineo contra el cristal.
Se sentía tan cansada. Incapaz de soportar mucho más el tráfico de la carretera. Pero era la única opción segura que les quedaba. Voldemort detectaría su magia de bruja, su magia de arcángel y seguramente tendría algún método para captar un traslador. El coche o el autobús noctámbulo, no había mucho por lo que elegir.
Miró al hombre que permanecía a su lado. Se veía triste, taciturno y muy pálido. Debía encontrarse bastante mal. Y es que no había parado de luchar en toda la guerra. Todavía recordaba la otra vez que lo habían atacado...la angustia que había sentido en el cuerpo. Y milagrosamente y aún no sabía como, se había salvado.
Pero la próxima vez podía no tener tanta suerte. Si Pettrigrew lo hubiera matado...dios, ella se hubiera vuelto loca. Eso era lo que buscaba Voldemort, pero pese a saberlo, no habría podido evitarlo. Como la otra vez.
Se mordió la lengua en señal de reproche. Sentirse paralizada ante la muerte de tu familia era una sensación demasiado vivida para ella y recordarla, le hacía daño. Todavía dolía...demasiado. No había logrado desvanecer esa sensación de sufrimiento y lo intentó...huyendo...lo intentó.
No, no hubiera soportado una nueva pérdida y en manos del mismo traidor: Colagusano. Lo odiaba, sí, lo detestaba con todo su corazón, y haberlo visto cayendo en la locura le producía una enorme satisfacción, pese a que la venganza debía buscarla en otra persona.
El semáforo se puso en verde y arrancó elevando la velocidad. Lupin miró discretamente la aguja que la marcaba, pero no comentó nada. Christine siempre había sido prudente conduciendo y no encontraba ningún motivo por el cual preocuparse.
Extrañamente, no había hechizado su coche para nada. Se comportaba como una muggle más, pese a que procedía de magos por parte de su padre. Tal vez, en sus años de soledad, se había evadido por completo de la magia, eso explicaría muchas cosas.
-¿Falta mucho?- preguntó mirando por la ventana.
-Sólo unos minutos.- respondió ella escuetamente.
Y así fue. Llegaron hasta la explanada de Grimmauld Place y bajaron del coche sin ninguna prisa. Las lluvia los mojaba, pero ellos no hicieron ningún amago de conjurar un paraguas o algún encantamiento que repeliera el agua.
Al llegar a los números once y trece, recordaron la nota que Dumbledore les había dado la primera vez que vieron la casa y el número doce se materializó ante ellos. Entraron en silencio para no despertar al retrato de la madre de Sirius y encendieron las velas que colgaban de las paredes. Caminaron lentamente hasta llegar al comedor. La casa estaba desierta. Sin los pequeños ruidos que emitía el elfo cuando alguien llegaba, la casa parecía todavía más tenebrosa. Lupin se acercó a la chimenea, chorreando agua por el pelo y la túnica y levantó la varita.
-¡Incendio!- La luz y el calor iluminaron la habitación.
El hombre, se quitó la capa mojada y la depositó en uno de los viejos sillones, flotándose las manos para entrar en calor. Christine hizo lo propio. Se desprendió de la goma de pelo que poseía su habitual cola de la caballo y una larga melena negra brilló al contorno de la luz. Lupin se quedó medio embobado observando como ella secaba su habitual túnicaoscura con la varita.
Sus miradas volvieron a encontrarse y cayeron en un silencio abrupto. Pasaron unos segundos...pero ninguno pareció darse cuenta de ello. Al final, fue la mujer la que no pudo soportar más esos ojos color miel y se acercó a él, incitándole a sentarse en el sofá. Lupin obedeció sin chistar, pero ella no se puso delante suyo, sino que se colocó atrás.
-Quítate la camisa.- pidió amablemente, pero con una voz gélida. Lupin no preguntó nada ni se sorprendió. Lentamente se desprendió de los botones de su túnica y se la dejó a un lado. Debajo de ella llevaba puesta una camisa de color negro con mangas cortas y unos pantalones de pana.
Se la desabrochó y con algo de esfuerzo, amagando un lamento de dolor, rebeló una perfecta musculatura lo suficientemente marcada como para que Christine se sintiera nerviosa. No obstante, no lo demostró.
Se quedó unos instantes examinando la espalda de su amigo. Estaba magullada y tenía un corte profundo en el lado derecho, un poco por encima de la zona lumbar.
La profesora miró la fea pinta que tenía la herida con algo de aprensión. Seguramente se había producido producto de alguna maldición. Puso ambas manos frías sobre la piel y Lupin se estremeció.
Christine cerró los ojos. El corazón le latía a mil por hora y sentía como bombeaba a velocidad extrema sobre su pecho. Respiró hondo y masajeó con cuidado de no dañarle, los alrededores de la zona afectada, concentrada en la energía de su cuerpo.
Pero Lupin, al darse cuenta de lo que estaba haciendo, se dio la vuelta y la cogió de las muñecas para impedírselo.
-No, no lo hagas.- dijo secamente. La mujer abrió los ojos y se encontró con la preocupación patente en el rostro del hombre.
-No te preocupes...sólo será un momento.- Lupin se soltó de las muñecas y la miró con comprensión, sonriéndole tiernamente.
-Mírate...- le susurró acariciándole la cara con el dorso de la mano.- Te ves pálida y ojerosa...ahorra tus fuerzas, Chris...no es una herida muy grave.
-¿De qué me sirve mi poder...si no puedo curar a los que me importan?- Christine había hablado tragando saliva con dificultad. Lupin estaba muy cerca de ella, y la acariciaba, haciéndola sentir mujer, como hacía mucho que no se sentía.
-¿Y yo te importo?- le preguntó el hombre. No era una pregunta irónica, su rostro denotaba la más pura seriedad. Ella le cogió la mano que le acariciaba la cara y la estrechó contra su pecho, haciéndole notar como de rápido latía su corazón.
-¿Puedes sentirlo?
-Quiero que tú me lo digas.- insistió Lupin acercándose un poco más a su rostro, rozando con sus piernas el cuerpo de ella.- Quiero oírlo de tus labios...- Christine cerró los ojos angustiada.
-Remus...por favor...
-Flaquea.- le incitó el hombre duramente.- Flaquea ante mí...estamos solos tú y yo...nadie te verá...sin Dumbledores a los que demostrar tu poder...sin Voldemorts a los que engañar...muéstrame a la Chris que conocí en el pasado...que se abrazaba a mí para sentirse protegida, querida...que recurría cuando se sentía sola...la misma, que se manifestó ayer en el ataque...
-Tengo miedo...- una lágrima recorrió el rostro de la mujer. Había comenzado a temblar a convulsiones ante un contacto mucho más próximo.- No me hagas esto...por favor...déjame mantener mi entereza...
-No.- negó Lupin rotundamente.- Voy a salvarte...voy a recuperar a la persona de que la que me enamoré...- Christine abrió los ojos y vio la determinación en la expresión de su amigo.
-Tarde...- murmuró negando ligeramente con la cabeza.- Demasiado tarde...
-Yo estoy aquí.- Lupin le cogió de las manos y la acercó un poco más hacia su cuerpo.- Y tú estás conmigo. No te soltaré. No te dejaré ir...
-No lo hagas más difícil, Remus- suplicó Christine.- No me hagas daño...no me castigues así...¿no te das cuenta de que no puedo, de que no quiero traicionar a Dani? No se lo merece...
-Es mucho peor traicionarte a ti misma.- susurró el hombre soltándola de las manos y dándole las espalda con dureza.- Cúrame.- aquella vez no era un ruego si no más bien una exigencia.
Christine se vio incapaz de reaccionar ante nada. Las manos le temblaban al acariciar la piel de Lupin. Cerró los ojos y concentró un poco de su energía, extendiéndola por el hombre, que sanó en unos segundos.
No había supuesto un esfuerzo muy grande, pero aún así se sentía cansada. Pero no separó sus manos de la piel blanquecina de su amigo. La masajeó como si todavía hubiesen vestigios de la herida y la acarició con suavidad.
Lupin no decía nada. Permanecía sentado de espaldas con los brazos cruzados y los ojos cerrados. Esperando...esperando...como siempre lo había hecho.
"Tus ojos han cambiado", recordó Christine. ¿Por qué se empeñaban en atormentarla cuando ella deseaba olvidar? No quería pensar en ese beso que Lupin le había robado y que ella había terminado por corresponder, pero no podía evitarlo.
Sentía como cada poro de su piel se erizaba de deseo, notaba como sus músculos se tensaban, como todo se ser se estremecía mientras seguía deleitando con sus caricias. Sí, ardía en fuego, deseaba quemarse, sostenerse fuerte a ese sentimiento que le bullía por dentro, que la incitaba a acercarse más y más a la piel del hombre.
Quizás fuera una mala pasada de la vista o de su cerebro, pero se vio casi rozando con sus labios el hombro de Lupin. Él podía sentirla, la notaba muy cerca y pese a que se desvivía por besarla, por abrazarla, por estrecharla entre sus brazos, se contuvo. Le había prometido que no haría nada sin su consentimiento.
Sentía la respiración de la mujer cosquilleándole la piel, con su suave aliento caliente.
Christine se dejó llevar por su corazón. No coordinaba lo que hacía, quería negarse, quería retroceder, pero el deseo era mucho mayor. Rozó con la punta de sus labios el hombro de Lupin y le dio un breve beso, acariciando cada partícula de su piel con los mismos, recorriendo la carne que tanto anhelaba y bañándola en lágrimas.
-Chris...- susurró Lupin cautelosamente sin abrir los ojos.
-¿Cómo puedo combatir contra esto?- quiso saber la mujer.- Dime cómo te olvido.
-Deja de negar lo que sientes...por favor...no te castigues y no me castigues a mí...
-Pero debo hacerlo.- repuso Christine.- Debo castigarme. ¡Me detesto a mí misma por mi traición!- Lupin se dio la vuelta al fin y la cogió por las muñecas obligándola a que sus miradas se conectaran. Acercó mucho la cara a la de ella y las frentes chocaron. Inmediatamente, la profesora comenzó a convulsionarse mucho más rápido.
-Dime-el hombre hablaba entre suspiros. Tenerla así de cerca lo provocaba, le producía agitación.- ¿Puedes estar así de cerca y no sentirme¿Puedes no besarme?- aquello era una provocación demasiado audaz y fuerte como para que Christine pudiera resistirse. Aquella vez, fue ella la que se lanzó, la que besó con agonía, con amargura con resignación y pasión los labios de Lupin. Lo necesitaba, necesitaba probarlos o enloquecería, necesitaba hundirse cada vez más...quebrarse en el mar de sentimientos que habían florecido, traicionar todas sus promesas que sabía que no podía cumplir, traicionar a Dani...su recuerdo...sus besos que se habían lanzado al olvido, reemplazados por los de Lupin. Era amor mezclado con pasión...un amor amargo, un amor que dolía, al que se resistía a caer y del que ahora no podía huir.
Era una trampa bien trazada, una prueba de sentimientos que no podía revocar y que deseaba alejar de si misma para no sufrir y para no hacerle sufrir a él. ¿Por qué estaba siendo débil, egoísta e insensata arriesgando su integridad, la de Lupin y la de Harry¿Por qué no soportaba ese tirón de locura y se dedicaba a hacer lo correcto? Pero era imposible. Por como la besaba Lupin, por como gemían ambos, era totalmente impensable la posibilidad de detenerse, de no caer en el agujero, de no reconocer que lo amaba, que lo deseaba, que de alguna manera, siempre lo había querido.
Lupin era y siempre lo había sido muy parecido a Dani. Por encima de todo un buen amigo, leal, valiente, dulce y sobretodo buena persona. Christine siempre se había refugiado en él para contarle todo, para dejarse mecer en esos brazos fuertes que en esos instantes no se atrevían a tocarla, por miedo a que ella se rompiera como el cristal.
La única diferencia es que para ella Lupin siempre había estado ahí. Se conocían desde niños, habían sido amigos por encima de todo y el miedo a romper esa amistad o simplemente el no pensar en nada más, había detenido el proceso. Había conocido a Dani mucho después y se había enamorado sin darse cuenta, que en esencia, ambos poseían el mismo espíritu, ambos eran la misma persona.
Con distinto rostro, con distinta condición, pero idénticos. Y Dani se había marchado. Había estado enamorada de un recuerdo durante quince años, un recuerdo que no volvería y quizás porque Dani le había dado algo que la unía mucho más a él, le había dado a Alan...y su hijo era lo que más le había importado en ese mundo. Nunca se hubiera dado cuenta de lo que tenía en Lupin si Dani no hubiera muerto, pero habiéndolo hecho, era como recuperarlo de nuevo.
Pero era más el miedo a si misma que se tenía, el miedo a sufrir mucho más lo que le impedía confirmar ese amor. Un terrible y profundo vacío, algo que le imposibilitaba el sentir...pánico, temor...cobardía...a sufrir, a volverse a sentir como aquella fatídica noche. Por eso temblaba como una niña pequeña. Por eso aunque hubiera caído, aunque hubiera sido débil, necesitaba tiempo para asimilar...tiempo para demostrarse que tal vez, no siempre tenía porqué sufrir, aunque el destino lastimosamente, se encargaba de contradecirla.
-Perdóname...- susurró separándose y enjugándose las lágrimas. Lupin le sonrió y le tendió un pañuelo de tela que se había sacado del bolsillo del pantalón.
-¿Por qué?- le sonrió amablemente viendo como ella se limpiaba la cara.
-Por lo que has sufrido...por no haberme dado cuenta antes...por lo que sigues sufriendo...por lo que no puedo entregarte...
-Sabré esperar.- aseguró él mirándola directamente a los ojos y acariciándole la larga melena azabache.
Se escuchó el ruido de la puerta y voces en el vestíbulo. Christine y Lupin se miraron fijamente y ella se puso en pie.
-...ha sido un día agotador¿visteis como de cansado se veía Harry?
-Para él habrá sido muy duro...
-Yo le habría arrancado la cabeza de cuajo, si me hubiera pasado a mí.
Las voces de los señores Weasley, Tonks, Ojoloco y Kingsley se oían muy cerca de la habitación.
-Debo irme...- susurró Christine.
-Lo sé.- asintió Lupin poniéndose en pie también y cogiendo la camisa negra de la silla para ponérsela.
-Nos vemos en vacaciones...me encargaré de traer a los chicos...
-Cuídate.
-Tú también.- tras dirigirle una última sonrisa forzada, Christine desapareció en un resplandor de luz blanquecina, un segundo antes de que los presentes ingresaran en la habitación y se encontraran a Lupin colocándose la túnica.
-Hola.- saludó el hombre amablemente.- ¿Llegó Harry bien a Hogwarts?
-Perfectamente.- anunció Tonks.- Aunque parecía un poco enfermo. Tenía mala cara...
-¿Qué cara quieres que tuviera, Nymphadora?- repuso de mal talante la señora Weasley, girando sobre sus talones y dirigiéndose a la cocina para preparar la comida, murmurando cosas por lo bajo. Tonks emitió un gruñido, odiaba que la llamaran por su nombre.
-¿Y tú cómo estás, Remus?- quiso saber el señor Weasley, observando como el licántropo terminaba de colocarse bien la túnica.
-He estado peor. Acabo de curarme las heridas leves que me hice en el ataque. Los demás asintieron y se sentaron junto al fuego, sin adivinar que habían estado a punto de presenciar lo que supondría el mayor cambio hasta la fecha de Christine.
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Las vacaciones de Semana Santa se aproximaban cada vez más. El colegio era un auténtico bullicio de inquietudes. Todos los alumnos se había apresurado a plantar sus firmas en las listas, para pasar los días festivos con sus familiares. Todo el mundo deseaba comprobar que los suyos seguían a salvo y en esa breve estancia se asegurarían de averiguar mucho más del hombre que atraía la expectación entre el mundo mágico: El Salvador.
Ya nadie recordaba la Profecía ni a Harry Potter, lo cual llegaba a ser un alivio para él. No habían dudas, sería ese extraño individuo el que los salvara no el muchacho prepotente de la casa Gryffindor.
La noticia de la condena de Pettrigrew había salido en el periódico, pero para nada se nombraba a Harry en él. De eso, se habían encargado la ministra y el director Dumbledore.
A nadie le cabía duda de que si El Salvador había atrapado a Colagusano, Sirius Black era inocente, eso y el comunicado público que el Ministerio de Magia había dado, bastaban para ser más que convincentes. Bibliografías suyas o crónicas sobre su condena seguían saliendo cada día en El Profeta. Harry las había recortado todas y guardado bajo buen recaudo en el baúl de los merodeadores que Lupin le había regalado por su cumpleaños.
Algunas noches, cuando no podía dormir y no se sentía con ganas de escribir en el diario, abría la caja y disfrutaba viendo las fotografías movibles de sus padres y sus mejores amigos y soñaba despierto cómo podría haber sido su vida si ellos continuaran con vida, si simplemente, Voldemort no lo hubiera elegido a él.
Pero luego escuchaba los ronquidos de Neville y no podía dejar de sentir remordimientos por sus egoístas pensamientos. La imagen de sus padres en San Mungo, locos y además a causa de la misma persona que había acabado con la vida de Sirius, le helaba la sangre. No, Neville era la persona que menos se merecía eso, la que, junto con Hermione, Cho y Ginny, seguían creyendo en él. No lo merecía...y eso avivaba sus ganas de tener un futuro encuentro con la mortífaga, donde sin lugar a dudas le haría sentir un poco del horror que él sentía en esos instantes.
No obstante, Voldemort había estado calladito desde el último ataque. Ni siquiera había enviado a ningún grupo reducido de seguidores a torturar a los muggles y eso a Harry le daba muy mala espina. Y sus temores acerca de que planeaba algo era confirmados por los continuos tintineos que percibía su cicatriz y una constante sensación de júbilo, que nada tenía que ver consigo mismo.
La idea de que el mago tenebroso pudiera haber encontrado una nueva forma de tratar de matar a Lupin, le aterraba.
Por eso Harry, ni dormía bien, ni comía. Había adoptado la mala costumbre de bajar por obligación al Gran Comedor, dar un par de sorbos a su sopa o pinchar unos pocos trozos de lomo y marcharse cuanto antes de allí, bajo los cuchicheos molestos de sus compañeros, que decían que lo hacía para llamar la atención.
Afortunadamente para él, no recibía monsergas. Christine había estado muy distraída esos últimos días de Marzo y primeros de Abril, como si supiera algo que no deseaba contar.
Harry suponía que tenía mucho que ver con el juicio a Colagusano y ahora que conocía que Pettrigrew también había informado a Voldemort del paradero de su hijo y que lo habían matado, sentía un increíble sentido de protección hacia ella, como si las tornas se hubieran cambiado y ahora fuera ella la que necesitara consuelo.
Pero, aparte de todo aquello, sabía que Lupin tenía mucho que ver también. El hombre no había vuelto a Hogwarts desde el incidente con Pettrigrew, pero Harry los había visto marchar juntos hacia Grimmauld Place y sabía que allí había pasado algo, algo que había quebrado la entereza de Christine, una razón más, para que se pusiera a trabajar más arduamente en lo que le había prometido a Emy y a sí mismo.
Faltando tres días para las vacaciones, Harry y Hermione salían a los terrenos de Hogwarts, después de una agotadora mañana de clases, para disfrutar del primer día de sol en mucho tiempo.
Ron se había quedado rezagado a propósito, para no encontrarse con Harry y venía unos pasos atrás conversando sobre algo que parecía muy interesante o eso aparentaba, con Seamus, Jack y Kirke.
-De verdad Harry,- dijo Hermione exasperada girándose de vez en cuando para mirar al pelirrojo.- ¿Crees que no se van a enterar los adultos¿Qué harás cuando la señora Weasley te pregunte porque no hablas con Ron o porque evitas a Ginny?
-Simplemente desapareceré.- masculló Harry entre dientes. Desde que Christine le había comunicado que irían a Grimmauld Place en vacaciones y que aquella vez no podían escaquearse, Hermione, que ya lo sabía de antemano, había estado presionándole para propiciar un acercamiento con los dos Weasleys. Ella no sabía que el chico no estaba bromeando y que tenía pensado esfumarse sin que nadie lo notara, dejando a su doble durmiendo en la cama.
-¡Oh, por favor¿Tanto te cuesta ir hasta Ginny y decirle que lo sientes?- Harry se paró en seco y se sentó en la sombra de un árbol, cercano al lago, donde Ginny y Luna, acompañadas por otras de sus compañeras de curso, se remojaban los pies en el agua. Sonrió irónicamente recordando que su madre había estado en esa misma posición cuando él la había visto en el Pensadero de Snape y que su padre y sus amigos la observaban como él observaba a Ginny, desde ese mismo árbol.
-Hermione, será la única vez que te diga esto¿de acuerdo? Yo ya hablé con Ginny y me disculpé, pero si crees que lo que le dije es mentira, siento decepcionarte, pero no lo es. Y Ron se pasa la vida hablando mal de mí¿cómo quieres que me acerque más de dos metros sin que todo el colegio comience a gritarme?- su amiga se mordió el labio inferior y apretó más contra su pecho los libros que llevaba en los brazos.
-Mira,- insistió.- he estado hablando con Ron y él...está dispuesto a hacer una tregua...en serio Harry¿por qué no hablas con él? -el chico la miró con el ceño fruncido.
-¿Sabes qué? A veces me desesperas...¿sigues sin creerte una palabra, verdad?
-Te conozco.- reconoció Hermione-. Y pondría la mano en el fuego por ti...sé que tú no harías daño ni a Ginny ni a Ron... y seguir fingiendo eso me parece un insulto hacia ti mismo. ¿Por qué dejas que piensen lo peor de ti¿Por qué no eres sincero?- Harry tuvo la tentación de contarle la verdad, pero se contuvo. Draco Malfoy y sus amigos de Slytherin seguían vigilándole muy de cerca, los sabía por Ares. Y mantener esa mentira, aunque perjudicial para él, había evitado que centrara tanto la atención en Ron, Hermione y Ginny. Simplemente, se había tragado que Harry había utilizado a la chica para acostarse con ella, era lo típico que él haría. Había dejado de insultarles y perseguía a Harry a todas partes llamándole marginado, cosa que a él le encantaba. Porque mientras Malfoy siguiera pendiente de insultarle y de creer que realmente lo estaba pasando mal con ese asunto, dejaría a un lado a sus amigos. No, no podía reconciliarse con Ron, con Ginny...por mucho que lo deseara y tampoco podía reconocer nada ante Hermione, no quería ponerlos en peligro.
-Me fastidias.- gruñó bruscamente y muy atento a la expresión del rostro de su amiga. Sabía que podía hacerla enfadar.- Te crees que lo sabes todo, mira deja de darme la charla ya soy mayorcito...¿por qué no te vas con Ron, lo consuelas y dejas de darme la brasa?
-Harry...- Hermione hizo acopio de todo su valor para contenerse y no cruzarle la cara.- Puedes insultarme, fingir todo lo que quieras, pero no me harás cambiar de opinión...y ¿sabes qué?- se levantó del árbol y le miró con reprobación.- Si Sirius te viera estaría decepcionado...decepcionado de saber que alguien te ha hecho esto y que tú no eres capaz de reaccionar y enfrentarlo...-le dio la espalda y antes de marcharse, añadió:- buena suerte en tu nueva vida como marginado social, quizás ahora eres más feliz, pero permíteme que lo dude...
Harry se levantó e hizo un amago de seguirla, pero se detuvo al ver que a lo lejos se acercaba Cho, en dirección a él con el rostro muy sonriente.
Maldijo por lo bajo. ¿Era cierto lo que le había dicho Hermione¿Se estaba dejando manipular? Pensó en Sirius y en lo que su amiga había dicho de él...
-No soy el mismo...- le dijo a su reflejo en el lago, que mostraba un rostro pálido y unas ojeras pronunciadas.
Pero ahora no era momento de cuestionarse. No lo entendían...nadie podía entenderlo. Había cambiado, pero si Hermione supiera que su cambio estaba acabando con todo el ejército de mortifagos y salvando muchas vidas, quizás no lo criticara tanto. Si ella supiera que únicamente lo hacía por ellos, que no tenía otra meta en la vida que salvarlos...por todos aquellos años en los que ellos lo salvaron a él de la soledad, del sufrimiento...
Lo habían hecho sentirse querido y ahora él sabía lo que tenía que hacer. Claro que no era comprensible...si él supiera que Ron o Ginny estuvieran luchando para salvarle y lo mantuvieran al margen se enfadaría, no se lo permitiría y ellos a él tampoco. Era el egoísmo de los que aman. Y eso, era una lección que Voldemort conocía a la perfección, por la misma, que había enviado a Harry una visión de Sirius torturado y por la que él había caído en la trampa. No podían haber más trampas. No podía perder de nuevo. Voldemort lo conocía demasiado bien, sabía que él arriesgaría el todo por el todo por sus amigos y por eso, su otro yo tenía que actuar antes de que el mago tenebroso tuviera acceso a Harry Potter. Tenía que destruirlo...
-Hola.- Cho había llegado hasta él, interrumpiéndole en sus pensamientos.-¿Cómo estás?
-Bien¿y tú?- respondió sentándose de nuevo bajo el árbol e incitándole a ella para que lo imitara.
-La verdad, muy atareada.- suspiró la chica.- Los EXTASIS me están matando. Creía que después de los TIMOS nada sería tan duro...obviamente me equivoqué. Aprovecharé estas vacaciones para estudiar.
-¿Entonces te quedas aquí en Hogwarts?
-No, no, ni loca-Cho parecía asustada.- Me marcho a casa a ver a mis padres...ya sabes, en tiempos de guerra...pues...
-Sí, lo sé.- aseguró Harry. Cho se recostó en su pecho y le besó dulcemente en los labios. Él la correspondió como siempre hacía, pero sin mayor pasión. Por el rabillo del ojo observaba a Ginny, que no se había dado cuenta de su presencia y pensaba en lo duro que iba a ser estar en la misma casa que ella y tener que evitarla sin poder huir a ningún lado como hacía en Hogwarts.
Estuvieron mucho rato bajo la sombra y disfrutando del cálido ambiente primaveral. Los pájaros cantaban y el calamar gigante se dedicaba a parodiar a los estudiantes que se había aproximado hasta allí.
Cho de vez en cuando besaba a Harry y se dedicaba a hablar mientras él la escuchaba en silencio, lanzando sendas miradas a Ginny y asintiendo y sonriendo levemente para que la Ravencraw no sospechara nada.
-...¿te lo imaginas? Toda la sala común riéndose mientras él revoloteaba como un canario por los sillones, desprendiendo plumas. Los pobres elfos domésticos habrán tenido mucho trabajo...- la chica se tapó la boca de la risa y levantó la mirada hacia Harry, que miraba en otra dirección.- Harry...¡Harry¿Me estás escuchando?
-¿Eh?- el chico parecía un poco confuso, pero ni aún cuando Cho lo miraba fijamente, apartó los ojos del lago.- Perdona¿qué decías?- pero la chica no contestó. Se reincorporó un poco y bajó la mirada hacia el suelo, sin que él se enterara de nada. Cuando por fin, después de unos minutos, se dio cuenta de que no hablaba, preguntó:- ¿Te ocurre algo¿Por qué te has callado de repente?- para su sorpresa, Cho levantó la vista y él vio que tenía los ojos enrojecidos, pero sonreía amargamente.
-¿Aún la quieres, verdad? -preguntó suavemente. Harry la miró sin comprender.
-¿De qué hablas?
-De Ginny.- lejos de estar enfadada o de ponerse a gritar como una histérica, Cho parecía entristecida.- Dime la verdad, Harry...¿aún la quieres?
-Yo...- él se mordió el labio inferior. ¿Cómo había dado lugar a aquello? No había apartado la vista de Ginny en todo el rato y seguramente, Cho se había dado cuenta y le había dañado.- No...es...que...
-Déjalo- sonrió ella enjugándose las lágrimas.- No viene al caso. Nunca has dejado de quererla...¿me equivoco?
-Cho...
-No, no contestes. Tus ojos te delatan...y...no te preocupes, por algún motivo no quieres reconocerlo, no seré yo quién lo vaya diciendo.- la chica se levantó del suelo y cogió su mochila para colgársela al hombro.- Adiós Harry.
-¡Espera!- Harry también se levantó de golpe y la sujetó del brazo para impedirle que se marchara. La chica cerró los ojos, pero dejó que él la cogiera de la cintura para retenerla.- Yo...mira, nunca te he mentido...Cho, no puedo decirte que te quiero, porque no es cierto...te estaría engañando...pero lo último que pretendía...
-No tienes que justificarte.- dijo ella sonándose la nariz con un pañuelo.- Yo lo sé. Sé que para ti esto sólo era diversión y en un principio para mí también. Me gustaba estar contigo y me lo pasaba en grande...pero me enamoré.- unas lágrimas resbalaron por las mejillas de la chica sin que ella pudiera evitarlo.-No te preocupes...se me pasará...sólo somos adolescentes jugando a ser mayores...pero comprende, voy a cumplir dieciocho años y este año saldré de Hogwarts...eres la primera persona por la que siento una atracción tan fuerte...
-Nunca he pretendido hacerte daño...- reconoció Harry.- Pero fingir que algo más pasará entre nosotros sería engañarnos...
-Ella es muy afortunada.- señaló Cho mirando hacia el lago.- Ojalá algún día lo vuestro pueda ser algo más...yo...- la Ravencraw se mordió el labio inferior como decidiendo si contar algo o no.- yo le mentí...le dije que tú y yo...que tú...y yo habíamos estado juntos. Lo siento.-Harry no se mostró sorprendido. Ahora comprendía porque Ginny parecía tan pálida y ojerosa, porque tenía tan mala cara. Las palabras de Cho habían afianzado su mentira y por una parte, se alegró.
-No tienes porqué disculparte. De todos modos, ya ves, nosotros estamos destinados a estar separados...
-No preguntaré porqué.- negó Cho limpiándose las lágrimas de la cara.- Ahora...se acabó...es mejor que no estemos juntos. No quiero sufrir más...y no quiero atarte a algo que no sientes...
-¿Entonces, se acabó? -preguntó Harry y la abrazó tiernamente.- Quiero que sepas que me importas mucho y que no sabes cuanto te agradezco la confianza que pusiste en mí y que sigues poniendo. Espero que sigamos siendo amigos...
-Dalo por hecho.- sollozó Cho separándose de él.- Aún tienes que enseñarme como se hace un Encantamiento Proteico.- ambos soltaron una carcajada y luego se quedaron mirándose, conectados por esa separación.- ¿Puedo...puedo darte un beso de despedida?- Harry no contestó. Simplemente le cogió la cara con ambas manos y la besó apasionadamente. Esa vez, poniendo todo de su parte para que ella lo disfrutara. Fue un beso que duró una eternidad. Las lenguas se rozaron con pasión y Harry dejó de pensar en los labios de Ginny para pensar en los de Cho, sabiendo que al menos ese último pensamiento se lo debía. La chica se estremeció bajo sus brazos y sus labios y lo bañó en lágrimas, igual que en su primer beso juntos.
Después, se separaron y se volvieron a abrazar.
-Siempre creeré en ti, Harry Potter...-susurró ella y se dio la vuelta para marcharse corriendo hacia el castillo.
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El pequeño paréntesis para que entrara el sol, se había esfumado en los días previos a las vacaciones. La lluvia había vuelto a asolar Hogwarts, pero aquello no enturbiaba el buen humor de los estudiantes, que en unas horas podrían abrazar a sus seres queridos y alejarse un poco del bullicio del colegio.
Era la mañana previa al día de partida. La mayoría de los alumnos ya habían bajado sus pequeños equipajes al vestíbulo, a la espera de ser cargados por los carruajes que los llevarían a la estación de tren de Hogsmade y de allí a casa.
Nadie sabía que Ron, Hermione, Ginny y Harry no irían en el transporte escolar, pero Harry sabía perfectamente que Draco Malfoy se asesoraría de alguna forma. Tampoco es que le importara demasiado.
Ahora que todo el mundo conocía la Profecía, nadie se extrañaba del exceso de protección al Niño-qué-vivió y estaba claro que éste pasaría las vacaciones bajo extrema vigilancia.
Como nadie sabía nada de la Orden del Fénix, ni siquiera Draco Malfoy, ninguno imaginaba que tanto él como sus amigos irían a un cuartel general, ubicado en el centro de Londres y que era propiedad de Harry.
El chico se encontraba en la Sala de los Menesteres, mirando por la ventana, viendo como Hagrid iba y venía de un lugar a otro preparando los carruajes, arrastrados por thestrals, que para la mayoría eran invisibles.
Christine también estaba allí, la mar de tranquila, sentada detrás de su escritorio, corrigiendo unos trabajos sobre las maldiciones imperdonables.
-Cuando vengamos de las vacaciones empezaremos con las clases prácticas de las maldiciones imperdonables.- anunció su profesora metida de lleno en su trabajo. Harry no se inmutó.
-¿Quieres decir que vas a enseñarlas a realizar?
-¿Qué opinas de eso?- quiso saber la mujer levantando por primera vez la cabeza.
-Opino que es una mala idea encontrarse cara a cara con un Draco Malfoy que sepa realizarlas...¿y si le da por usarlas contra los alumnos?
-Las maldiciones imperdonables están penalizadas por la ley...requieren condena en Azkaban.- le recordó Christine.- Malfoy no se atreverá a usarlas dentro del colegio.
-Entonces lo hará fuera de él.- Harry se encogió de hombros.- A mí no me preocupa...si quieres lo mato antes de que eso ocurra...
-Tu sarcasmo me enferma.- repuso la profesora de mala gana levantándose de la silla y recogiendo los pergaminos que tenía esparcidos por la mesa.- Creo que únicamente las mostraré...para que todo el mundo sepa a que se enfrenta...una vez acabe el curso, en verano, todos podrían encontrarse en situaciones desesperadas...
-Pregunta a Dumbledore, pero por mí puedes enseñarlas-. murmuró Harry concentrado en las gotas de lluvia que se agolpaban en la ventana.- De todas formas seguro que los hijos de los mortífagos no tardarán en aprenderlas...si es que no las conocen ya...- Christine no respondió. Bordeó la mesa y se acercó al muchacho por detrás.
-Estás un poco impertinente hoy...¿qué te ocurre?
-Nada.
-Harry...
-Está bien, Cho y yo hemos terminado...- Christine no contestó de inmediato. Se sentó en el alfeizar de la ventana y se cruzó de hombros.
-¿Desde cuando empezó? Espero que no te afecte...
-No digas tonterías.- le reprochó Harry de mala gana.- El problema es que todo el colegio lo sabe...
-¿Cómo es eso?
-Marietta, la amiga chivata de Cho la vio llorando y ella no pudo evitar contárselo. Así que su amiguita bocazas, se lo contó a su vez a su otra amiga...y así, de una a otra...pues se ha enterado todo el colegio...
-Sigo sin entender.- Christine alzó una ceja.- ¿Qué más te da?
-¡Oh, por favor!- Harry se apartó de la ventana y caminó hasta la silla para darle un puntapié.- ¡Ahora Ginny lo sabe¿Y sabes qué significa eso, Chris¡Qué volverá a tratar de acercarse a mí y no tengo moral suficiente como para negarme!
-¡Oh, y tanto que la tendrás!.- afirmó la mujer poniéndose de pie y levantando un dedo en señal de advertencia.- Más te vale, Harry, porque esta conversación ya la hemos mantenido muchas veces...flaquea una sola vez y te castigaré...y ya sabes de que forma.-Harry se estremeció. Sabía que cuando Christine le advertía nunca hablaba en vano. Si fracasaba en su intento de alejar a Ginny, no sólo ella estaría en peligro sino que Christine volvería a llevarlo por sus peores temores y recuerdos. Había logrado dominar otro poder de los arcángeles y era el adentrarse en los miedos de los demás. Harry no tenía ninguna gana de encontrarse con la escena de Lord Voldemort torturando y matando a sus amigos o de la sensación de vacío que se le quedaba al encontrarse en un mundo totalmente solo.
-Está bien.- cedió fríamente.-Lo haré.
-Veo que has comprendido.- siseó la profesora amenazadoramente.- Y dime¿has recogido las cosas que te vas a llevar?
-Sí,- respondió Harry cortantemente.- Sólo he cogido la mochila con algunas cosas, ya sabes que no necesito más. Además, es mi casa, tengo algo de ropa allí.
-De Sirius...- susurró Christine cautelosamente, analizando el efecto que causarían esas palabras.
-¡Todavía no entiendo porqué debemos ir allí!- Harry disimuló como pudo, fingiendo que no había oído lo último.- ¡Podías haberlos convencido y lo sabes!
-Si hubiera podido...obviamente no estaríamos haciendo el equipaje-.respondió Christine con dureza.- Ya te he dicho que la señora Weasley le instó mucho a Dumbledore para que fueras a pasar las vacaciones con algo más de alegría y que Lupin todavía se puso más pesado después de lo de Pettrigrew.- la mujer hizo un gesto de desagrado con la boca.- Haber insistido mucho más a Dumbledore habría generado sospechas...lo lamento...
-¿Y qué pasa si hay un ataque?- gritó Harry malhumorado.- ¿Cómo se supone que voy a fingir?
-Tranquilo.- sonrió la profesora con malicia.- Fingir se te da muy bien...únicamente tienes que crear un doble para que duerma en tu cama y marcharte...ya nos las apañaremos para escabullirnos...- Harry bufó de indignación. La expectativa de pasar unos días es esa casa en compañía de los miembros de la Orden cada vez le parecía más descabellada.
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Y allí se encontraban. Habían recorrido el pasadizo que había bajo el sauce Boxeador hasta llegar a Hogsmade. Harry no se sorprendió porque ya había pasado por allí con Christine en navidades, pero sus amigos sí lo hicieron.
Para su sorpresa, la profesora les contó que en el pasado había ido a Hogwarts con los merodeadores y que por eso se conocía todos los pasadizos secretos y la existencia del mapa del merodeador.
El chico la miraba de reojo, para que ella le contara todo aquello habían tenido que pasar muchos momentos de sufrimiento juntos y no había sido fácil. Sin embargo, ahora lo había relatado como si aquello fuera un recuerdo feliz de su pasado, como si ya no doliera, muy diferente a como lo había descrito la primera vez.
Aquel dato sólo le confirmó a Harry el hecho de que a la mujer no le quedaba mucho tiempo de vida.
Una vez en lo alto de la colina del pueblo, Christine devolvió la miniatura de su Peugeot 206 descapotable al tamaño real. Igual que él había hecho, sus amigos soltaron una exclamación de sorpresa. Sobretodo Ron y Ginny que no estaban acostumbrados a viajar en aparatos muggles.
Iban totalmente vestidos como los no mágicos. Dumbledore había sido muy estricto en eso. Sabía que la falta de noticias de Voldemort podía ser debido a un ataque importante durante las vacaciones y ellos, sobretodo Harry, eran las principales víctimas.
Ninguno, excepto Harry y Christine lo entendieron muy bien. Ellos sabían, por las reuniones de la Orden, que Snape había informado tiempo atrás del interés de Voldemort sobre las compañías de Harry y Malfoy también había lanzado avisos con fundamentos. El ataque a Lupin por el cual tuvo que estar internado en San Mungo, todavía pesaba en su ser.
Así que ellos entendían muy bien porqué el director se tomaba tantas molestias en trasladarlos a Grimmauld Place como simples muggles y porqué Christine iba con ellos. Ella era la única que tenía una verdadera oportunidad contra un ataque mortífago.
Por eso esos ropajes. La mujer no llevaba sus habituales túnicas oscuras. Se había puesto unos vaqueros ajustados que remarcaban su estupenda figura y un jersey lila de lana y de cuello alto. Aquel día hacía especial frío y la lluvia era de nuevo testigo.
Todos, incluidos Harry, se sorprendieron de verla vestir así. Estaba realmente muy guapa. Perfectamente peinada con su coleta alta de caballo, sin ningún pelo dispersado por ahí.
Harry había optado por unos pantalones bajos de pana de color marrón y una camiseta negra de un grupo de rock muggle. Encima llevaba una cazadora y se había dejado el pelo suelto, que le caía sobre los hombros y cuyos mechones, escondían la cicatriz en forma de rayo de su frente.
Las chicas también llevaban vaqueros y jerseys, éstos, algo más finos que el de Christine. Harry pudo apreciar lo bien que le quedaba la ropa muggle a Ginny y estuvo a punto de quedarse hipnotizado mirándola, sino hubiese sido por las continuas miradas de su profesora. Ron era el que más desarreglado iba. Llevaba unos pantalones algo viejos, que le quedaban anchos y una sudadera holgada. La expresión de su rostro era ceñuda, se notaba en disconformidad con viajar de aquella manera.
-Bien, chicos¿nos marchamos?- preguntó por fin la mujer. Se subió al coche y ellos la imitaron. Harry se sentó en el asiento del copiloto y los demás detrás.
Christine arrancó el vehículo, puso el cd y comenzaron el largo viaje a Londres, que duraría todo el día.
Harry pudo apreciar que la profesora había cambiado la habitual música triste, que sonaba la última vez que él había montado en el coche, por otra mucho más alegre, pero igualmente desconocidos para él.
Durante las tres primeras horas de trayecto, ninguno dijo nada. Ni Christine ni Harry eran muy habladores y los chicos estaban demasiado cohibidos por viajar con su profesora de Defensa Contra Las Artes Oscuras, como para abrir la boca. Para desgracia de Harry, no abrieron el capó a consecuencia de la lluvia, así que no pudo evadir sus problemas con la brisa que le hubiera golpeado en la cara. Cuando viajaba en su moto, aumentaba siempre la velocidad para sentir hormigueo en su estómago y alejar los malos recuerdos y pensamientos que pudieran rondarle por la cabeza.
No pudo parar de mirar por el retrovisor a Ginny, que estaba sentada justo detrás de su asiento y miraba taciturna por la ventana. Ron estaba en medio de las chicas y se dedicaba a observar frontalmente el paisaje que se divisaba por los cristales. Hermione parecía más nerviosa de lo normal. A diferencia de los demás, no se mostraba aburrida, triste o taciturna, sino que observaba minuciosamente cada detalle a su alrededor, sin pasar desapercibido cada gesto que le revelara un poquito de información.
Al medio día, en un pequeño puesto de servicio cercano al mar, pararon a comer.
Como había dejado de llover, pese a que el cielo se mostraba peligrosamente gris, se sentaron en la terraza de fuera.
Ron y Ginny pidieron hamburguesas con ketchup, Hermione un filete con ensalada, y Christine y Harry una pizza para dos. Parecía que desde su salida al exterior, Harry le había cogido el gusto a la comida simple, típica de su adolescencia. Sin embargo, mientras los dos saboreaban sus distintos platos, él no probó más que un par de bocados. Ni siquiera miraba al frente para ver como Ron devoraba su hamburguesa mientras comentaba algo divertido con Hermione, sino que tenía la vista perdida en la brisa marina, que se apreciaba desde una barandilla cercana a donde estaban.
-Harry¿no tienes hambre?- le preguntó Christine seriamente, al cabo de un tiempo. El chico negó con la cabeza sin apartar la vista de su particular visión.- Tienes que comer algo.- insistió la profesora.- Tienes mala cara...y no pararemos más que a tomar un café antes de llegar a la hora de la cena.- Harry volvió a no responder. Ginny y Hermione dejaron de mostrarse interesadas por la conversación de Ron para mirarle con preocupación. Era cierto que Harry no tenía buen aspecto. Su rostro pálido estaba más decaído que nunca y sus habituales ojeras mucho más pronunciadas. Sus preciosos ojos esmeraldas parecían haber perdido su usual brillo.
-Trata de comer algo, Harry.- le instó Hermione intentando ayudar a la profesora.- te sentirás mejor si...
-¡He dicho que no quiero!- bramó Harry enérgicamente.
-Oye imbécil, no tienes porqué tratarla así.- repuso Ron apretando los puños.- Ella sólo trataba de ayudar.
-¡Olvídame!- gruñó el chico y se levantó bruscamente de la mesa, caminando en dirección a la barandilla, para observar mucho mejor el paisaje gris y nebuloso que se presentaba ante él.
El silencio cayó abrupto sobre ellos. Nadie se atrevió a comentar nada sobre aquella pequeña disputa y continuaron comiendo en silencio.
Una vez Ron tomó su postre, y fue el único que lo hizo, él y su hermana se levantaron para pasear y estirar un poco las piernas antes de reemprender el viaje. Hermione se negó a ir con ellos, justificando que no le apetecía caminar, pero en realidad lo hacía por otro motivo. Deseaba quedarse a solas con Christine. Y la mujer lo notó, porque no hizo ningún intento de levantarse e ir a buscar a Harry.
Después de unos minutos calladas y viendo que su alumna no parecía encontrar la forma de comenzar, lo hizo ella.
-¿Y bien?- preguntó indiferentemente, vigilando muy de cerca los movimientos de Harry.- ¿De qué querías hablarme, Hermione?- a la chica le sorprendió mucho que le preguntase algo, pero mucho más que la llamara por su nombre, igual que había hecho con Harry, cuando en clase siempre utilizaba el apellido.
-Profesora...¿cómo...?
-Déjate de formalismos conmigo.- repuso la mujer, tal vez intuyendo lo que corría por la mente de su alumna.-Está bien que me digas profesora en clase, pero durante las vacaciones de verano me conocías de la Orden, así que llámame Christine...no me gustan las cordialidades.
-Está bien. -asintió Hermione comprendiendo mejor las cosas.- Yo quería preguntarle algo...
-Quieres saber si el cambio de actitud de Harry está relacionado conmigo¿me equivoco?- la chica abrió la boca sorprendida, lo cual produjo que Christine sonriera.- Soy muy hábil tanto en Oclumancia, como en Legeremancia, Hermione.- explicó.- Pero ya esperaba que tú entre todos, te dieras cuenta de ciertos...aspectos. Te conocí en verano y desde el primer momento supe que eras una persona muy inteligente y el profesor Lupin me lo confirmó. Siempre me ha dicho que eres una bruja increíble y veo que no se equivocó.
-Muchas gracias.- si hubiera estado en otra situación, Hermione se hubiera sentido cohibida, pero ahora tenía ante sus ojos la posibilidad de averiguar aquello que le había quitado el sueño durante tantos meses, confirmar sus sospechas.- ¿Puedes responderme entonces?
-Puedo.- asintió Christine.- Pero comprenderás que te pida máxima discreción. Sé que no se lo ocultarás ni a Ron ni a Ginny, pero me gustaría que la información no fuera más allá de ellos y si encontraras que no pueden guardar el secreto por...diversos motivos, tampoco se lo dijeras.
-Está bien.
-De acuerdo...entonces...supongo que lo primero que debería decirte es que sí, que el cambio de Harry se debe en parte a mí. Pero no voy a cargar con toda la responsabilidad, Hermione, si él se ha convertido en lo que ahora es, sólo es producto de un cúmulo de circunstancias. La muerte de Sirius, la vida que ha llevado, la Profecía...y todo lo que ha tenido que afrontar en tan corta edad.- los ojos de Christine se perdieron entre el paisaje que se representaba ante ellas.- Aciertas al pensar como haces, que le he dado clases.
-Lo supuse.- la chica reaccionó del shock que había supuesto encontrar con la verdad del cambio de su amigo de frente, aunque ya lo supiera, escucharlo en boca de su profesora sonaba mil veces peor.- El cambio que ha dado Harry en clase ha sido brutal. Se ha convertido en el mejor estudiante de todo Hogwarts. Y supongo que nadie mejor que tú para entrenarlo...- la profesora sonrió, dio un sorbo a su taza de café y preguntó:
-¿Por qué piensas eso?
-Porque sé lo que eres.- respondió Hermione seriamente. -Sé que eres el arcángel de Harry...
-El profesor Lupin no exageraba al hablar de ti, Hermione- sonrió la mujer.- me dijo que tú averiguaste con trece años que él era un hombre lobo y que supiste guardar el secreto muy bien. Aunque, habiéndote dado clase durante este último año...no me extraña en absoluto. Has sido una alumna muy aplicada.
-Muchas gracias.- sin embargo, pese a los halagos que le profesaba la mujer, Hermione no se mostró en ningún momento cariñosa ni amable con ella, sino más bien ruda.
-¿Cómo lo averiguaste?
-Por varios motivos.- explicó la chica hablando atropelladamente como si estuviera dando una información sobre los vampiros en clase.- Durante el verano observabas muy de cerca de Harry, de hecho, desde que entraste en la Orden no te separabas de él. Eso me hizo sospechar. Hablé con Tonks muchas veces y me dijo que eras una bruja extremadamente poderosa y Dumbledore parecía tener total confianza en ti, así que eso me hizo pensar que debías de tener algún poder fuera de lo normal. Pero fue principalmente en Hogwarts donde lo averigüé. Una de las veces que nos marchamos de clase tú te encontrabas mal y te espiamos. Vimos que podías desaparecer de Hogwarts cuando se supone que eso es imposible y además tu aparición era un tanto peculiar, con esa luz blanca...
-Así que investigaste...- volvió a sonreír Christine. Hermione asintió.
-Fui a la biblioteca y busqué sobre seres mágicos. Allí encontré a los arcángeles, era evidente que ningún mago, por muy poderoso que fuera, podría aparecer o desaparecer en el colegio. Desde entonces lo supe, pero no se lo dije a nadie, ni siquiera a Harry.
-Él lo sabe.- aseguró la profesora mirando de nuevo hacia la explanada donde estaba la barandilla con vistas al mar.- Él sabe muchas cosas de mi pasado...cosas que tan sólo unos pocos miembros de la Orden conocen...
-Y...- Hermione titubeó. Parecía indecisa en hacer o no la siguiente pregunta.- ¿son esas cosas que sabe de ti las que le han hecho cambiar?- Christine la taladró con la mirada, pero no se enfadó. De hecho, parecía haber caído en un trance de tranquilidad desde hacía unos días. Eso, y el hecho de que a esas alturas, poco importaba ocultar ciertos datos que una vez acabado todo, saldrían a la luz. Dentro de su cabeza también ella misma se formulaba muchas veces esa pregunta. ¿El sentimiento de odio que fluía en Harry se debía en parte al enterarse de hechos horribles de su pasado, de tener que convivir, confiar y rebelar sus más profundos secretos a la persona que había dejado morir a sus padres?
-Conoces mucho a Harry, Hermione, y también sabes analizar muy bien a las personas. Eso convierte tu astucia incluso en peligrosa. -Christine parecía meditar una a una las palabras que salían de su boca, como si se trataran de puñales que en manos equivocadas, podían hacer mucho daño.- Antes os he contado que conocí a los padres de Harry y a sus amigos en el colegio y que Lily y yo éramos muy buenas amigas. Como habrás podido comprobar y estoy segura de que te habrás percatado, existe una afinidad muy grande entre el profesor Lupin y yo y un cierto desdén con Snape. Eso era porque mi relación con ellos era mucho más que simple amistad. Yo consideraba a James, a Sirius y a Remus como tres hermanos, los hermanos que nunca tuve.- Hermione escuchaba muy atenta. Todavía no comprendía porqué Christine estaba siendo sincera con ella, porque le rebelaba ese pedacito de información que hasta ahora habían desconocido y anhelado, una justificación para explicar el comportamiento de Harry.- En la academia de aurores...conocí a Dani, un chico que pronto hizo una gran amistad con Sirius y James. Me casé con él casi al mismo tiempo que Lily lo hacía que James y luego los dos matrimonios y Sirius nos fuimos a vivir al Valle de Godric. El resto de la historia, creo que la conoces. Entramos en la Orden del Fénix... -esto último lo dijo en silencio, mirando de un lado a otro inquietamente, aunque se había asegurado de que sus barreras de energía no permitieran que nada se escuchase-...y llegó un chivatazo advirtiéndonos de que los Potter corrían peligro.- Christine suspiró. No resultaba fácil rememorar esa historia.- Te seré sincera Hermione, prosiguió. Si sabes que soy un arcángel, conocerás las características de los de mi especie...
-Sí,- confirmó la chica.- He leído mucho sobre el tema...-echó una mirada rápida para buscar con la vista a los Weasley y los encontró paseando por la explanada, contemplando a los turistas muggles y riéndose de sus ropas estrafalarias.- Tú eres el arcángel de Harry, eso quiere decir que él es tu protegido y puedes sentir muchas de sus emociones si te concentras y también cuando está en verdadero peligro, lo que explicaría muchas cosas. Un arcángel vive exclusivamente para proteger a la persona para la cual le destinaron, pero sólo en vida, no en muerte, es la gran diferencia entre los ángeles y éstos. Y además, sois unos guerreros muy poderosos, lo cual también explicaría muchas cosas.
-Y también...- asintió Christine como si estuviera a punto de otorgarle diez puntos a la chica por su perfecta explicación-...estamos atados a ciertas reglas...reglas que yo desobedecí...
-¿Reglas? -Hermione alzó una ceja.
-Para nosotros el amor está prohibido hasta que ayudemos a nuestro protegido a cumplir su destino...los arcángeles sólo protegemos a personas que tienen un destino muy importante que cumplir en la vida...nuestro deber es que ese cometido llegue a su fin. Yo...desobedecí esa norma y pagué un precio caro por ello.
-Tu boda con Dani...- musitó Hermione comenzando a comprenderlo todo.
-Sí, -confirmó la profesora.- Yo comencé a luchar contra Voldemort y sus mortifagos como una posesa...tenía mucho poder, porque no sólo era un arcángel sino que la mitad de mi sangre era de bruja. No existía en el mundo otra persona como yo...me creí capaz de vencerle, me burlé de él...le dije que alguien tan patético nunca podría controlar el mundo...
-¿Por qué lo hiciste?- preguntó la chica cautelosamente. Christine suspiró y cerró los ojos unos instantes.
-Porque estaba ciega por buscar la felicidad. Porque yo sólo anhelaba una vida en paz al lado de Dani y él era mi obstáculo. Así que...- tragó saliva dificultosamente.- me confié, una vez se realizó el encantamiento Fidelio creí que Harry no necesitaría mi protección y fui demasiado arrogante para pensar que mi familia tampoco. Me dediqué a luchar y luchar...estaba cegada por ese sentimiento...mi madre me había advertido muchas veces que debía cumplir con mi misión, que debía abandonar a Dani porque a nosotros no se nos permitía amar, porque poníamos en peligro la vida de nuestro protegido. Pero yo no quise escucharla. Creí que yo lo podía todo, que a mí nunca me pasaría lo que a ella le había pasado...que por enamorarse de mi padre siendo su protegido...falló en su cometido y mi padre murió...¿yo¿cómo iba a fallar yo¿yo que poseía en mi sangre la fuerza de un arcángel y de un mago? No...los errores eran para la gente corriente, no para mí, yo era demasiado grande, fuerte y poderosa para cometer el mismo error, era un ser omnipotente, un dios que todo lo podía...pero fallé.- no había expresión en el rostro de Christine al recordar aquello, como si no le importara, aunque Hermione, que estaba perpleja y muy sorprendida, sabía que no era así.- Yo dejé desprotegida a mi familia -prosiguió apretando los dientes de furia.- y Petter Pettrigrew fue derechito a Voldemort a indicarle donde podía encontrarlos, envió a un grupo de mortífagos y...los mató...-Hermione se tapó la boca horrorizada, pero no fue capaz de hacer ningún comentario.- No le bastó con eso sino que entregó a los Potter...y yo no fui capaz de acudir a ayudarlos...- Christine hizo un gesto brusco con la cabeza y sonrió amargamente.- Por eso estuve alejada del mundo mágico durante años...hasta ahora. Volví porque Dumbledore me lo pidió, porque si hay alguien que tiene una oportunidad de equilibrar la balanza en esta guerra y de proteger a Harry, esa soy yo. Y ahora va la respuesta a tu pregunta, sí, yo cambié a Harry, con mi forma de ser, con mi rudeza, con mis duros entrenamientos, pero con ello nunca pretendí haceros daño, créeme y sé que él tampoco.
-Entonces...-murmuró Hermione.- ¿Qué es lo que pretendes¿Por qué no tratas de ayudarnos para recuperar al Harry que nosotros conocimos?- la mujer se levantó de la mesa, pagó la cuenta dejando unas propinas y se acercó hacia el coche, seguida de la chica, con las manos en los bolsillos.
-Me temo que no puedo hacer eso. No puedes ser egoísta y olvidar lo mucho que ha sufrido Harry y que quizás, esa actitud que tiene ahora frente a la vida sea lo que le haya permitido vivir.- se frenó en seco y le puso una mano en el hombro sonriéndole.- Sé que tú podrás comprenderle...tú y Ginny sois las únicas que podéis hacer algo para evitar la perturbación a la que se ve sometido...por Ron y por el resto del colegio. Ayúdale, Hermione, sin preguntas, sin porqués, sin esperar nada a cambio...sólo por la amistad que os une...cuando te digo que la única solución para que un chico de dieciséis soporte la presión de la vida que ha llevado y del destino del mundo mágico por medio de una Profecía...cuando todo esto acabe y créeme que lucharé con todas mis fuerzas para que sea pronto, entonces sé que podrá volver a ser el de antes, eso si lo ayudáis...- Hermione no había acabado de comprender las palabras de Christine, pero no hizo más preguntas y asintió. Le había impresionado muchísimo la sinceridad con la que su profesora le había ayudado. Ahora sabía el porqué del cambio de Harry, ahora lo entendía...un pasado horrible lo asolaba, unas verdades demasiado adultas, demasiado serias, demasiado duras...y comprendiendo un poco mejor el dolor de Christine podía entender, muy en el fondo de su corazón, que ella lo hubiera transformado en lo que ahora era, pero no comprendía el significado de lo que ella le pedía. ¿Estaría en sus manos cambiar algo¿Pero cómo explicar todo esto a Ginny y a Ron? El chico seguramente no lo entendería y Ginny quizás albergara esperanzas para con Harry, esperanzas que...después de lo que acababa de escuchar, no parecían factibles. ¿Estaba el corazón de Harry tan endurecido como aparentaba?
Todas aquellas preguntas quedaron en el aire. Christine llamó a Ginny, Ron y Harry y todos subieron en el coche. Tampoco hablaron más que monosílabos y preguntas banales durante el largo trayecto hasta Londres.
Harry seguía absortó mirando por la ventana. Parecía enfadado y a la vez distante. Hacía mucho tiempo que Hermione no lo veía así y por la expresión en el rostro de Christine parecía que ella tampoco. La chica se preguntó qué era lo que podía estarle pasando a su amigo por la cabeza, para que se encontrara tan irritante.
Ninguno sospechaba que el corazón de Harry se estaba partiendo en dos mitades, una que deseaba seguir manteniendo su espíritu frío y calculador y salvar a sus amigos cobrando venganza y otro que le incitaba a flaquear, a dejarse vencer, a pecar y aprovechar una de las miles oportunidades que tendría en Grimmauld Place para reconciliarse con Ginny.
