Olaaaaa gente! Mil disculpas, sé que no tengo consideración, que soy un desastre y que prometí subir el capi pronto, sí, sí, sí, tenéis toda la razón, pero es que la señora Rowling y su "maravilloso" ejem, ejem, libro, tienen la culpa de que no pudiera escribir ni si quiera una línea. Pues sí, gente, el sexto libro en mis manos era una tentación demasiado grande y eso que estaba en inglés, por eso tardé 5 días en leerlo. Aishh, si es que tengo q dejar las drogas, jajajajaj, esto de ser Potteriana no puede ser, era el primer libro en mi vida q me leía en inglés...lo que engancha...He de confesar que acabé el libro el miércoles noche, pero claro, después del chock emocional que conllevó,(los q lo hayáis leído lo sabréis, buaaaa, q desgracia) pues no podía ni escribir una palabra. Y mira que me va a costar no dejarme llevar por el odio, si lo que yo digo, el miedo lleva a la ira, la ira al odio y el odio al lado oscuro...me contentaré con saber que ya tenía la historia pensada. Y ahora sí, os dejo de royos y que leáis y ya me decís. Besazos!
Reviews:
Miyuki: Olasss! Sí, bueno, ya ves q la muerte de Hagrid no le ha sentado nada bien a Harry. A ver, lo del cuadro. Lo cierto es q a nadie se le ocurrió quemar el retrato y estás tan aliviados de q haya desaparecido y a la vez tan preocupados por Harry q ni siquiera se preocupan por ello. No, no dejaré de escribir, ajjaja. Besos!
Catalina: No, sólo he subido uno, se te habrá pasado. El otro llevaba por lo menos cinco días publicado. Jajaja, sí, Remus es muy tierno y eso ha ayudado muchísimo a Christine. Hijos? Jajaja, umm, no vas muy rápido? Bueno, Harry borracho es muy gracioso en mi opinión, jaajajaja. Christine es lógico q esté muy enfadada. En esta ocasión harry lo merecía. Respecto a Harry y a Ginny...ellos no pueden estar juntos, todo se complicaría muchísimo más, lo siento. En fin, me despido, gracias por el review!
Sarah-Keyko: Olasss! Sí, jajaj, esto acabando el fict muy rápido. También por la salida del sexto libro, eso cambia totalmente mi modo de ver las cosas y no qiero q afecte al fict. Así q sólo quedan nueve capis y volveré a actualizar el día q salga el sexto. Creo que, por desgracia, jajaja, no existen hombres como Remus. Besos!
ATH: Olass! Gracias! Lo intentaré.
MayeEvans: Muchas gracias, me alegro q te guste mi manera de escribir. Sí, jaja, Harry borracho le daba un toque humorístico al capi, q era muy triste.
Ginnyalis: Olasss! Me alegro q te gustara. A ver...digamos q Harry tiene a Ares(el fénix) vigilando a ciertas personas. Por eso dice q va a bajar la vigilancia para dejarlos actuar y así agilizar las cosas.
Verónica: Olass! Jajaja, no soy mala, pero me limito a mostrar lo q puede llegar a ser una guerra. Ummm, creo q alcanzarás a saber lo mala q se pueda ser cuando leas el 6 libro, jajaaja, seguro q Rowling es más mala q yo. Ahora vamos a las preguntas.
a)Emy tendrá sus razones para decir q no hay esperanza, jajaa. Recuerda q ella ha visto el futuro.
b)Ummm, Ares vigila a ciertas personas, como ya le dijo Harry a Kreacher, una de ellas son los Malfoy. ES posible q sean ellos a los q se les quite la vigilancia.
c)Bueno, si te contesto a eso te digo el final, jajaja, pero en este capi verás cómo ayuda Harry a Emy, o una parte de ello.
d)Debil? Para nada! Ian no es nada débil, todo lo contrario! Vale, sí, es el mismo mortífago q le dio la información a Voldemort, solo hace falta saber si es bueno o malo, eso no te lo voy a contestar.
Kaily-gw: Olass! Q tal las vacaciones? Bien? Bueno, yo aquí deseando q salga el 6. A ver, vamos al capi. Bueno, lo cierto es q todo el mundo esperaba q pusiera a una Christine débil y derrumbada, pero eso le quitaría credibilidad al personaje. Christine ha sufrido muchísimo y el dolor la ha endurecido, así q tenía q reaccionar rápido, de lo contrario parecería demasiado vulnerable. Eso no quiere decir q haya superado su miedo a que la toquen. A ver, para mí Hagrid es un pesado q da más problemas q arregla, pero reconozco q todo el mundo lo quiere mucho y sobretodo Harry, así q he ganado quitándolo del medio, jajaja. Bueno, Emy siempre tiene la...llamémosla habilidad de aparecer en el momento oportuno. A ver, te explico cosas. Sí, es verdad, dije q la el hacer a Harry un arcángel no ha sido algo tan acertado, pero eso lo veremos más adelante. LO cierto es q de alguna manera eso le ayudará, pero en un futuro le perjudicará, dame tiempo y te lo explicaré. Ian es Ian, jajaa, o sea, si es malo no se hará bueno y si es bueno se hará malo, ahora sólo queda acertar qué es. A ver, la historia siempre será H/G, jaaa, mueran o no ellos, siempre lo serán, prometo que pondré una escenita bonita de ellos en el final, antes de la tragedia jajajaaj o si se arregla todo. Es posible q acabe mal o bien, jajaja, paciencia, sólo quedan 9 capítulos, ya los tengo organizados. Respecto al sexto libro, jaja, yo en inglés, sí, claro q mi inglés es como si un pollo trata de hablar alemán, pero se intentará hacer lo q se pueda con el diccionario. Así q a disfrutarlo!
Marce: Olass! Bueno, creo q mejor Hagrid q no Christine o Lupin, jajaj.
Lladruc: Ola! Cruel jo? Jajaja, M'ofens. Bueno, ho dels guardians és en la realitat de l'Emy aquí no sortirà gens d'aixo no et preocupes, només era un dato q li conta la Emy al Harry per a que sàpiga algo de la seva realitat. Matar al Ron? Jajaja, home q cruel, jajaj, el nano és una mica idiota, pero es el que el pobre no enten res. Pero aviat sabrà la veritat, quedem pocs capis, només 9! M'alegro q t'agradi el de Herencia.
LoganBlack: Tú mismo.
Aidee: Olass! Jaja, valeee, soy un poqito mala, pero no tanto. Este capítulo es más alegre, ya lo verás. Umm, es cierto, creo dudas de aquí al final porque sólo quedan 9 capis y está entrando todo en fase final. Ian...bueno, no te diré si es malo o bueno, jaja, eso lo sabrás en breve, no es muy difícil. Sí, en efecto, Harry tiene un plan, es cierto q alguien tiene q sacrificarse, sólo hay q averiguar qién será al final. Christine tamb tiene un plan. Quién sabe lo q ocurrirá. Jajajajajaj, no te preocupes q voy a detallar a la perfección el capítulo de la muerte de Bellatrix y te aseguro que ella sabrá a quién se enfrenta. Besos!
ATH: Olasss! Bueno, no te preocupes q iré rapidita actualizando. Bueno, hubo un tiempo q también basé mi vida en Harry Potter y te aseguro q no es bueno del todo. Hay muchas más cosas emocionantes q hacer. A ver, respecto al capi...es lógico q no entendieras la conversación con Emy, está hecha así a propósito. Las respuestas vendrán más adelante. Pero voy a ver si aclaro tus dudas. No, Harry no es el equilibrio, el equilibrio no es una persona, es una cosa, una energía que viaja por todas las realidades. Harry, en mi fict no es ningún guardián, lo que pasa q en la realidad de Emy sí que lo es. Uno de los cuatro guardianes de los que habla la leyenda. Expliqué la leyenda en uno de los capítulos, no me acuerdo cuál, creo q en el q Harry se encuentra por 1º vez con Emy. Y lo mismo con sirius, en la realidad de Emy, sirius no murió en el departamento de misterios, sigue vivo. Respecto a Ian, bueno, no puedo responder si es malo o bueno, tendréis que esperar a averiguarlo. Y no, jajaja, no me gusta Harry.
SkuldPotter: Olass! Muchas gracias por tu apoyo. Me alegro q te guste el fict! Sí, el personaje de Emy es genial, es especial y ayuda muchísimo a Harry, de aquí al final, no sabes cuánto ayudará. Lo de Harry borracho era un toque humorístico a tanto drama, ajaja, ya tocaba. Dew!
Fallen angel: Olasss! Sí, bueno, la muerte de Hagrid es otra barrera a superar. Grawp estará bien, siempre ha vivido libre y no tendrá problemas. La conversación entre Harry y Emy era muy necesaria, ahí cuento en pistas lo q ocurrirá al final de la historia. Umm Y bueno, lo de Harry borracho era un toque de humor a tanto drama, ajajjaj.
Paola: Olass! No pasa nada, me alegro q te acuerdes d mí de vez en cuando. Tranquila, q seguiré con este ritmo de actualización.
Myca: Muchas gracias!
Dany-kanuto-link: Me allegro q te guste y lo entiendas! Sí, el Sexto ya está en nuestras librerías, por así decirlo, ajajja.
Gandulfo: Muchas gracias! Me alegra oír eso.
Mariet Malfoy: Olasss! Grcias por el review! A mí tampoco me gusta el personaje de Hagrid, da más problemas q resuelve, pero bueno, Harry lo quiere muchísimo. Respecto a lo de emborracharse, jajaja, yo nunca lo he hecho para quitarme las penas, pero bueno, comprendo q el pobre Harry está algo tocadillo. Besos!
Usagi-Chan: Olasss! Gracias! Me alegro q te guste! Bueno, es una guerra y como tal debían morir personajes, pienso que Hagrid era el más indicado. Yo ya lo siento por Harry, sé que son muchas pérdidas, pero bueno, creo q las aceptará como es debido y tranqui, q yo me encargo de hacer pegar a Bellatrix, jaajjajajaj. Escribir un libro? Ajaja, buenoooo, estoy muy lejos de eso, ojalá algún día.
Ale: Olass! Muy bien, me va todo genial. Sí, eso planeo, otra cosa es lo q me salga, ajjajaa. Aún así, trataré de seguir actualizando en esta linea. A ver, tengo 19 años, una vida complicada y una cabeza llena de pajaros, ajajjaja, no creo q en este momento pudiera llegar a ser escritora, quizás en algun futuro lejano, aunq creo q me falta talento. Bueno, tus preguntas. Ummm, a ver, Emy dice eso porque ella puede ver el futuro, tiene premoniciones, es uno de sus poderes, así q si ella lo dice es por algo. Y lo q va a hacer harry sin saber q se arrepentirá es quitar la vigilancia q tiene puesta en alguien.
Absintheaddict: Olasss! Bueno, con el revuelo del 6º libro la verdad es que no he entrado mucho por internet, así q sí, llegas a tiempo. A ver, Emy puede ver el futuro, así q todo lo q diga lo hace sabiendo más q el resto del mundo. Y lo de Ian...bueno, dale tiempo al personaje, quizás te sorprenda de lo q es capaz.
DeMalfoy: Olassss, si yo tuviera un Remus así se me pasaban todos los males. Jajaaj, y claro a christine tamb. Bueno, para Harry Emy es un gran apoyo, la verdad. Lo de Harry borracho era un poco para relajar la tensión del capi, jaajja, darle un poco de alegría, aunque es verdad, a Christine no le ha gustado nada. Bueno, yo ya he acabado de leer el libro tamb y lo cierto es q me ha parecido mucho más flojo para lo q me esperaba, pero bueno, a su manera es importante. Besos!
Veruka: Olasss! Te entiendo perfectamente, no sólo lo he empezado sino que lo he terminado. No sé si has leído el final...pero es...impactante, ajajja. Sí que nos hace sufrir. Bueno, lo de escribir...competencia a Rowling? Nops, esta mujer es demasiado buena para mí, jajaja, mira como me ha dejado...abatida totalmente, aishhhh. ¬¬. Me haría falta mucho para llegarle a las suelas de los zapatos, en fin. Sips, la verdad es q Bellatrix se la ha ganado y por supuesto está pensado y casi escrito u castigo, así q paciencia. (aunq en estos momentos me gustaría castigar a otra persona, arrgggg). Bueno, lo de Harry borracho era un toque humorístico para quitarle tensión al capi. Besos!
D.Alatriste: Olass! Jajaja, bueno, al menos lo has leído. Umm, traducido? La verdad es q está prohibido, pero en los foros de algunas páginas los están pasando. Eso no se puede prohibir, jaaja. Yo tengo hasta el 7 de momento, pero como ya me he acabado el libro en inglés me es un poco igual. Tú sigue intentando, vale la pena!1
Shaman: Gracias!
Nachita: Olasss! Muchas gracias, me alegro q te guste mi fict. Ummm, hombre el fict es un Harry/Ginny, pero no aseguro q los dos vayan a quedar vivos para el final, jajajaja, (sí, lo sé, soy mala) Besazos!
As: Sips, ya está aquí el 40! Uff, ma costao.
Alkas: Olass! A ver, jajaj, te explico. Emy tiene la capacidad de ver el futuro y Harry sabe que ella ya conoce lo que va a pasar, así que le pide ayuda para acelerar las cosas. Ares, el fénix de Harry, está vigilando a una serie de personas y precisamente para acelerar las cosas Harry va a quitar esa vigilancia. Lo que Harry le encarga a Emy lo verás en este capítulo. Harry borracho en la casa no tiene ninguna importancia, simplemente está mal y se va a beber. Era un toque cómico para cortar el nerviosismo del capi. Y sí, leí el 6 libro aunque no sé si ahora desearía no haberlo hecho, buaaaa. Está bien, sí, tiene un final impactante y una trama bastante rebuscada, pero en general, restando los ultimos capitulos, me ha parecido más flojo que los demás. Me gustó más el 5.
CAPÍTULO 40: LA CHICA DE LA LEYENDA.
Harry se levantó aquella mañana con un dolor de cabeza de infarto. Había estado toda la noche vomitando a causa de los efectos del alcohol y por lo tanto, había tenido mucho tiempo para reflexionar. Por primera vez en mucho tiempo, estaba seguro de lo que iba a hacer y eso en parte, lo tranquilizaba.
La cama de Ron estaba deshecha, pero su amigo ya no estaba durmiendo, así que supuso que era bastante tarde.
-¡Mierda!- murmuró saltando de la cama. Debería tener todo listo para su regreso a Hogwarts, pero ni siquiera había recogido sus cosas. Christine le había advertido dos días atrás que no podían marcharse muy tarde o el tren escolar, con los demás estudiantes, llegaría antes que ellos.- ¿Por qué nunca le hago caso?- murmuró entre dientes.
Como un desesperado, se puso a buscar los calcetines limpios que la noche anterior había dejado a los pies de la cama, pero como allí había un montón de ropa esparcida, la cajetilla de tabaco, una cantidad considerable de cds y los libros del colegio, le fue un tanto difícil encontrarlos.
Se agachó y miró debajo de la cama y efectivamente, junto con unas colillas apagadas y unos pocos pelos de Crookshanks, estaban los calcetines con dibujos de la guerra de las galaxias. Con una sonrisa de triunfo los cogió y al ir a levantarse se enredó en las sábanas y calló al suelo de bruces, provocando que los calzoncillos con los que había dormido se le bajarán unos centímetros.
-¡Joder!- exclamó enfadado por su pérdida de tiempo. Seguro que recibía una bronca considerable de su profesora. Cogió su varita de la mesita de noche, que era lo único en la habitación que no estaba colapsado y con un ágil movimiento, la mochila comenzó a llenarse con todo lo que tenía que llevarse a Hogwarts.- ¡Fregotego!- susurró más tarde para limpiar un poco el desorden.
Una vez estuvo todo arreglado, se acercó al armario ropero y lo abrió. Ahí tenía bastante ropa, mucha de ella la había comprado en alguna escapadita nocturna al centro comercial que había a diez kilómetros de Grimmauld Place y que afortunadamente, no cerraba por las noches, ya que a su vez era puesto de servicio para los viajeros que tomaban la autopista.
También ahí había comprado la mayoría de su cds y se había proveído de cigarrillos, pero esperaba que esos datos nunca fueran descubiertos por su profesora.
Se colocó una mano en la barbilla rumiando cual podía ser la ropa más apropiada para el viaje, que por supuesto, debía ser muggle. Al final optó por unos vaqueros anchos y bajos, unas deportivas y sus gafas de sol, pero le faltaba la parte de arriba. Eso de combinar la ropa nunca había sido lo suyo. ¿Cómo iba a serlo si los Dursley siempre lo vestían con la viejas prendas de Dudley? Afortunadamente para él, la primera vez que fue de compras, Christine le había enseñado un poco a vestir. Al recordar aquel día en el Valle de Godric no pudo más que sonreír, ojalá pudiera haberlo repetido. Ni siquiera había probado la discoteca de su pueblo natal.
Y entonces, pensando en la música del local, la encontró. Sonrió satisfecho al coger del armario su camiseta negra y ajustada de Bon Jovi. Desde que había escuchado al grupo por primera vez en el centro comercial muggle, se había enamorado de esas canciones. Y recordó lo feliz que se había puesto al ver la camiseta en la tienda.
Con un movimiento de varita, se la puso y se miró al espejo de la puerta. Estaba genial. La camiseta se le ajustaba perfectamente al cuerpo y remarcaba su musculatura. Y todo en conjunto era todavía mucho mejor. Se guardó las gafas de sol en el bolsillo de los vaqueros, para ponérselas más tarde y se dirigió hacia la puerta.
Harry bajó las escaleras más contento que unas pascuas. Abandonaba Grimmauld Place, la casa que le había traído tantos malos recuerdos, la casa donde su padrino había sido infeliz toda la vida y que él se había encargado de "limpiar". No había vestigios ni de Kreacher ni del retrato de la señora Black, así que ahora el oscuro corredor que separaba las escaleras de la cocina, era todavía mucho más siniestro.
Pero Harry había decidido, después de una resaca emocional y de haber vomitado hasta la última gota de Whisky de Fuego, que el tiempo que restaba para el enfrentamiento final con su enemigo, lo iba a llevar lo mejor posible. Quizás habían sido las últimas duras palabras que le había dicho a Emy, quizás que después de muchas copas, el dolor no había pasado o tal vez la nueva camiseta de Bon Jovi que llevaba y que por cierto, adoraba; pero su actitud frente a lo que le restaba para el Némesis o venganza personal, iba a ser de disfrutar como antaño lo había hecho, aunque eso acarreara ciertas...consecuencias. Había decidido dejar de esquivar a Ginny y a Hermione. Iba a tratarlas como siempre, sólo rezaba para que ellas no sacaran un tema de conversación al que le fuera imposible responder, pero esperaba que no fuera así. Suponía, que después de la muerte de Hagrid, ellas tratarían de no atormentarle con temas de los que no deseaba hablar o con preguntas que no podía responder y se limitarían a seguir jugando a su juego: pasar el tiempo restante tratando de volver a ser lo que era, el Harry Potter que el mundo mágico siempre había admirado, el niño que sobrevivió.
Y esperaba que Lupin mantuviera lo suficientemente ocupada a Christine para que él pudiera actuar con total libertad en sus investigaciones y sus "asuntos pendientes" y así ella no notara su repentina alegría y su vuelta al comienzo.
Sabía que nada iba a ser como antes. Principalmente, porque Ron ya no era amigo suyo. Y deseaba de todo corazón que lo volviera a ser, pero eso requeriría decirle la verdad y era un precio demasiado alto a pagar. No podía, no al menos...por ahora.
Antes necesitaba cerciorarse de que todo lo que había planeado iba a salir correctamente, de lo contrario, no solo él y sus amigos estarían en peligro, sino el resto de la comunidad mágica. Y era algo, que no estaba dispuesto a tolerar.
Aún podía oír las palabras de Emy, hablando de su "mundo", contándole la felicidad que embargaba al Harry Potter que la Unión conocía y que seguramente quería como a un hijo. Pero tampoco olvidaba lo que ella le había dicho acerca de lo mucho que había sufrido hasta alcanzar la felicidad. Sonrió internamente, mientras pasaba por donde antes había estado el retrato de la madre de Sirius, pensando en que hasta en esa realidad, él y Ginny estaban juntos.
Y lo sabía, sabía que ella era la mujer de su vida, la única que estaba marcada para él, es curioso que cuando sabes que tienes el destino marcado, tiendas a relacionarlo todo con él, tiendas a pensar que "todo" absolutamente todo, lo que entrelaza tu vida, tiene que ver con los hilos que te han sido trazados.
Bien, él tenía las cosas algo más difíciles para conseguir sus metas. Pero al menos, se encargaría de que las personas que más le importaban, tuvieran una vida maravillosa por disfrutar, por el momento, iba a empezar "sacrificándose" por aquella que le había dado una oportunidad, una oportunidad, que no pensaba desperdiciar.
Pero el saber que muy pronto él también tendría otro tipo de felicidad, una que ansiaba por encima de todo, le daba fuerzas hasta para sonreír, aunque el vacío de su corazón lo culpara, sabiendo que en aquellos momentos, uno de sus grandes amigos estaba abandonando ese mundo para siempre y él no estaba ahí para decirle un simple "gracias".
Pero no podía pensar en eso, sabía que atormentándose y pensando en todos aquellos que se habían marchado, que lo habían dejado solo, era como perder un poco más de su existencia, de su esencia y eso no estaba permitido. Iba a aprovechar el tiempo.
Abrió la puerta de la cocina, donde todos estaban ya desayunando y saludó con un alegre "buenos días". La reacción de los demás, fue inmediata. Lupin y Christine intercambiaron miradas de asombro, la noche anterior habían visto a Harry borracho como una cuba y ahora parecía que le hubiese tocado la lotería. La señora Weasley no comentó nada. Le sirvió café y tostadas y se marchó a prepararse, puesto que como los chicos se marchaban con Christine, ella acudiría al entierro de Hagrid.
No hubo tanta respuesta por parte de Ron, Hermione y Ginny. Los tres tenían mala cara y no habían probado apenas su desayuno. Las chicas tenían signos de haber llorado y Ron parecía desencajado, incapaz de comentar algo que pudiera sacarlas de ese trance. El pensar que él había permanecido tranquilo, esperando a que el Salvador lo solucionara todo, le ponía enfermo.
Harry dio un sorbo a su café con leche y sonrió complacido. Estaba en su punto, justo como a él le gustaba. Tomó el Profeta que estaba a un lado de la mesa y revisó las primeras planas. Hablaban de la muerte de un profesor de Hogwarts, pero no mencionaban quien. También habían muchas especulaciones sobre el porqué El Salvador no se había presentado, muchas de ellas apuntaban a que en realidad siempre había sido un espía de Voldemort y sus mortífagos.
-Menuda basura.- murmuró sin exaltarse y lanzó el diario a una silla apoyada en la pared.
-¿Has visto lo que pone?- le preguntó Christine, lanzándole una clara indirecta. Pero no le miraba a él, como si estuviese enfadada, tenía los ojos puestos en su taza de té.
-No son más que sandeces.- replicó el muchacho igual de tranquilo.- Cuando quieran darse cuenta de lo que en realidad pasa en el mundo, puede que Snape haya aprendido a bailar el merengue.- Harry se rió de su propio comentario, pero nadie más lo hizo. Por el contrario, Hermione levantó la cabeza interesada.
-¿A qué te refieres?- entornó los ojos bajo la penumbra de la débil luz que iluminaba la habitación.
-A nada en especial.- Harry se encogió de hombros.- Sólo quería meterme un poco con Snape. Por cierto¿saldrán los antídotos y venenos comunes para los exámenes finales?
-Por supuesto que sí.- Hermione abrió la boca como si Harry hubiese dicho una barbaridad.- El profesor Snape hace siglos que nos lo nombró, Harry. Además, esas pociones son muy complicadas. He estado todas las vacaciones tratando de realizar el veneno "Sourín" que deja en un letargo de diez años a la persona que lo beba, pero no lo he logrado. ¿A qué te dedicas en clase en vez de escuchar a Snape?
-Bueno,- Harry parecía no tomar en cuenta la gravedad con la que Hermione hablaba. Había estado martirizando a Ron para que se pusieran a estudiar como locos, puesto que los exámenes finales estaban a la vuelta de la esquina.- Tengo cosas más importantes que escuchar a Snape.
-¿Cómo por ejemplo?- aventuró Lupin alzando una ceja y entrando en la conversación.
-Pensar un método de tortura para Draco Malfoy porque se va a enfadar mucho cuando humillemos a Slytherin en la final de la copa de quidditch.- Harry sonrió maliciosamente, dejando ver su perfecta dentadura.
-En eso te doy la razón.- aprobó Ginny, con algo más de alegría.- Vamos a hacerlos picadillo.
-Por cierto Hermione,- dijo el chico indiferentemente, mientras untaba su última tostada con mermelada de arándanos.- A mí ese veneno me sale a la perfección, si quieres te ayudo a realizarlo.
-¿Lo dices en serio, Harry?- lachica se levantó con efusividad de la silla y comenzó a abrazar a su amigo.- ¡Oh, Harry eres fantástico¿Te he dicho ya cuánto te quiero¡Esto es increíble¡Ya verás la cara de Parkinson cuando...¡Un momento!- Hermione se separó y lo miró frunciendo el entrecejo.- ¿Y eso a cambio de...?- Harry puso cara de inocente.
-Bueno, eres mi mejor amiga y yo por mis amigos...
-Harry,- Hermione se puso las manos en la cintura y soltó un bufido de desesperación.- Suéltalo.
-Esto...- el muchacho miró a ambos lados. Lupin y Christine también esperaban su contestación, pero parecían encontrar muy divertida la conversación.- Bueno, si pudieses prestarme los apuntes de Historia de la Magia...- utilizó un tono de voz meloso.- Andaaaa, Hermione, son sólo los del último trimestre, los demás los tengo perfectos, pero he estado algo distraído y...
-Interesado.- bufó la chica. Pero Harry se levantó de la silla, la cogió de la cintura y le dio un beso fugaz en la mejilla.
-Ya sabía yo que podía contar contigo.- la mesa estalló en carcajadas, todos excepto Ron, que tenía las orejas tan coloradas que parecía que iba a estallar en llamas. Miraba a Harry con tal odio que el chico, lo sintió y supo en seguida la razón: tenía todavía cogida a Hermione por la cintura. Disimuladamente, la soltó y volvió a tomar asiento. Al menos, había logrado su propósito, puesto que la conversación se tornó hacia la copa de quidditch y ni Ginny ni Hermione recordaron la muerte de Hagrid, hasta que una hora después, bajaban sus baúles por las escaleras con la perspectiva de regresar a Hogwarts, sabiendo que la profesora Grubbly-Plank sería quien ocupara el puesto de profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas y que no volverían a tomar el té en la calurosa cabaña del guardabosques.
La señora Weasley se había despedido de ellos antes de marcharse de la casa. Dio a sus hijos y a Hermione un par de abrazos y se entretuvo más de lo debido haciendo recomendaciones a Harry y repitiéndole que se cuidara mucho. El muchacho no había nombrado nada del numerito que había montado al bajar borracho y encontrarse con la señora Weasley, Lupin y Christine y ellos tampoco lo habían comentado. Ni siquiera se había hablado del retrato de la señora Black y como Harry había dado con un supuesto encantamiento que había hecho prender en llamas el lienzo.
No había más miembros de la Orden del Fénix más que Lupin, así que no se detuvieron mucho en la despedida. Sin embargo, mientras Ron, Hermione y Ginny, arrastraban sus baúles hacia la salida, una vez le habían dicho adiós al ex profesor, el hombre llamó a Harry aparte. Se metieron en la sala de estar y cerraron la puerta.
-Harry,- comenzó el licántropo con la voz queda.- No me quedaba tranquilo sin preguntarte personalmente cómo estás.- Lupin esperó algún signo en los ojos de Harry que le delataran su estado, pero no lo encontró. El muchacho le sonrió sinceramente, sabiendo que era muy probable que no volviera a tener un momento tranquilo con el último amigo de sus padres y siendo consciente de que Lupin seguía corriendo un grave peligro.
-Descuide, profesor. Estoy perfectamente.- Lupin arqueó una ceja y le colocó ambas manos en los hombros. Su rostro se había tensado.
-Anoche no lo parecía. Te pareces mucho a James, Harry, y por eso sé que jamás rebelarás lo que pasa por tu mente en este momento, que por ese orgullo que te caracteriza como Potter, nunca me confesarías cómo te sientes en realidad. Pero me gustaría que confiarás en mí.- Y Harry confió. Lo entendió todo a la perfección y por una milésima de segundo, volvió a sentirse tremendamente orgulloso de que Lupin lo comparara con su padre. Viéndose a sí mismo reflejado, se había dado cuenta de lo que pasaba por la cabeza de James en el momento de querer ridiculizar a Snape, se dio cuenta de lo mucho que él detestaba a Draco Malfoy y del peligro que representaba como aliado de Voldemort en Hogwarts y recordó una frase que Sirius y Lupin le habían dicho sobre Snape, el día que se comunicó con ellos por la chimenea de la profesora Umbridge:
"James y Snape se odiaron a muerte desde el primer día que se vieron por primera vez, sentían aversión mutua, eso lo entiendes¿verdad? Creo que James tenía todo lo que a Snape le habría gustado tener: amigos, era bueno jugando al quidditch...Era bueno en casi todo. Y Snape no era más que un bicho raro que se pirraba por las Artes Oscuras, y James siempre odió las Artes Oscuras, Harry, eso te lo puedo asegurar"
Para James, Snape debía representar el mismo peligro que ahora representaba Draco Malfoy. Un bicho raro que se pirraba por las Artes Oscuras...algo, que su padre siempre detestó. Sabía que de un tiempo atrás, se había convertido en la viva imagen de su padre, escondiéndose en esa arrogancia que todo adolescente posee a los dieciséis y sintiéndose orgulloso de poseerla. ¿Para qué lo iba a negar? Le encantaba burlarse de los mortífagos, le encantaba pagar su frustración con ellos y cobrándose todas aquellas veces que éstos se habían burlado de él y sabía, como seguramente una vez supo James, que ese ego podía llevarle al fracaso, pero para eso, estaban personas como Emy o como Christine, que lo bajaban de las nubes, como Lily debió bajar a James.
Miró al profesor Lupin a los ojos y pensó que era el momento de sincerarse.
-Si le digo la verdad, no, no estoy demasiado bien o al menos no lo estuve.- Lupin debió sorprenderse con la franqueza que Harry le hablaba, pero no dio muestras de ello.- Pero me he dado cuenta de que los momentos que estoy viviendo ahora, mi adolescencia, las risas con mis amigos, la compañía de todos ustedes, no la voy a volver a recuperar. Podré hallar otros buenos momentos, podremos o no separarnos en un futuro, podrán morir miembros de la Orden o podrán incorporarse otros muchos, pero jamás volveré a tener dieciséis años y disfrutar de ello. Así que, sí, Hagrid está muerto, sí, estamos en guerra y sí, Voldemort está ganando y es muy poderoso. Pero se acabó el tener miedo. Estoy seguro de que si Sirius estuviera aquí se pasearía de un lado para otro convertido en Canuto y tratando de alcanzarse la cola, solamente para vernos sonreír y es un placer que no voy a negarle. Mientras estemos aquí, mientras estemos juntos, vamos a ser muy fuertes.- un brillo cruzó los ojos miel de Lupin. ¿Era orgullo?
-No sabes lo que me alegra oírte decir eso. Precisamente porque fue tu padre quién pronunció unas palabras parecidas...durante la primera guerra.
-Estoy empezando a creérmelo, profesor.- sonrió Harry.- Sólo me falta la Cornamenta.
-Eso se puede arreglar.- Lupin se puso una mano en la barbilla como si meditara algo.- Creo que venden unas muy bonitas en el Carrefour.
-¿Dónde?- Harry arqueó las cejas y Lupin se echó a reír.
-Mejor déjalo. Eres demasiado espabilado para entenderlo.
-Supongo que eso iba en el buen sentido.- dijo Harry fingiendo estar ofendido.
-Por supuesto.- ambos volvieron a reír. Escucharon los gritos de Christine llamándoles por el pasillo. Miraron a la puerta y se hizo un molesto silencio entre los dos. Llegaba la hora de la despedida.
-Cuídate mucho, Harry.- susurró Lupin con la voz queda y tendiéndole la mano. El muchacho la miró, pero no la estrechó, por el contrario, se mordió el labio inferior y sus ojos brillaron inusualmente.
-Tal vez no tenga otra ocasión para hacerlo, profesor.- murmuró.- Así que...- Y Harry se abrazó a Lupin. Al profesor le sorprendió tanto ese gesto que dejó caer al suelo el abrigo que llevaba en la mano. Nunca había tenido la delicadeza o el valor suficiente para darle un abrazo al hijo de su mejor amigo. Se había sentido inseguro de hacerlo y temeroso al rechazo. Tal vez Harry no estuviera acostumbrado a ese tipo de gestos y lo rechazara o respondiera de una manera incómoda como cuando se le ponía una mano en el hombro, como solía hacer Sirius. Pero quizás había sido demasiado reservado y Harry lo había notado.
Así que correspondió a su abrazo con fuerza y le revolvió el cabello negro azabache, sonriéndole al separarse.
-Nos veremos pronto, Harry.- le susurró al oído.
-No le quepa la menor duda.
Christine abrió la puerta justo en el momento en que se separaban y no pudo menos que sonreír interiormente. Pero adoptando su voz fría de costumbre, carraspeó y les dijo:
-Por favor, tenemos un largo viaje, así que si me disculpas Remus, me tengo que llevar a nuestro chico...
-¿Y desde cuándo es nuestro chico?- preguntó Lupin sonriéndole a la mujer y caminado hasta la puerta con una mano puesta en el hombro de Harry.
-Umm...déjame pensar,-- Christine fingió estar concentrada.- Desde que le hacemos la comida, le arropamos por las noches, le damos clases...
-Vale, vale, -soltó Harry interrumpiéndola.- Ya me doy por aludido. Dime¿cuánto te debo?
-Me basta con que me digas porqué estás tan contento.- respondió la mujer mirando también a Lupin.
-¿Te gusta mi camiseta?- respondió Harry señalándose las caras del grupo que salía en ella. Y sin esperar una respuesta, se escabulló por la puerta, dejando a los dos adultos solos.
-No tiene remedio.- suspiró la mujer cerrando la puerta tras de ella.
-Creo que deberías estar contenta de que esté mejor.- opinó Lupin acercándose mucho más.
-Sí, lo estoy.- aseguró la profesora, que había retrocedido hasta que su espalda había chocado contra la pared. Miró los labios del hombre, que ahora estaban muy cerca de los suyos y tragó saliva con aprensión.- ¿Vendrás a verme?
-¿Quieres que lo haga?- preguntó Lupin. Ya no se reía. Su voz ahora era mucho más seria de lo normal. Christine no respondió. Dejó que Lupin se acercara mucho más, hasta que sus frentes chocaron y sus cuerpos se unieron. No tembló, pero sí se estremeció. Y sin todavía responder, le puso ambas manos en la espalda y se lanzó hacia sus labios para besarlos con desesperación.
Sólo se detuvieron cuando faltó el aire y nuevamente volvieron a iniciarse en el amor que sentían el uno en el otro, sabiendo que lo que hacían podía costarles más de un disgusto en el futuro y sintiendo que tal vez, traicionaban los lazos de la amistad de aquellos a los que habían querido. Pero algo dentro de sus corazones les impedía detenerse, era una fuerza superior que no podían revocar, era tal vez, la llamada de sus seres queridos que los animaban a continuar con aquello que podía salvar sus vidas y las de los que los rodeaban, simplemente con...esperanza.
-¡Christine, se nos hace tarde¿Nos vamos ya?- la voz de Harry sonó desde el vestíbulo. Todavía con el sabor de ese beso, la mujer se separó, respirando entrecortadamente.
-Tengo que irme...- jadeó.
-Lo sé.-aseguró Lupin y la abrazó.- Por favor ten mucho cuidado. Nos vamos a ver muy pronto, te lo prometo.
-Te esperaré.
Volvieron a escucharse los gritos monótonos de Harry y Christine, que había estado cogiendo las manos de Lupin, las soltó y tras lanzarle una última sonrisa, salió en dirección al vestíbulo.
Cuando llegó, Harry ya tenía levitados los baúles de las chicas y colgada su mochila al hombro. El único que no había permitido que su baúl levitara era Ron, que él mismo se había encargado de hacerlo.
-Harry, cuando salgamos por esa puerta la magia volverá a ser detectada.- explicó Hermione como si su amigo no entendiese bien las cosas.- ¿No te importa que el ministerio te mande una amonestación?
-No.- respondió Harry con sinceridad y tras guiñarle un ojo a Christine, abrió la puerta y salió tan campante como si fuera el primero de un desfile de títeres. Ginny y Hermione se encogieron de hombros, pero soltaron una sonora carcajada. Les encantaba ver a Harry de tan buen humor, pero no podían dejar de pensar en lo que les aguardaba en Hogwarts. ¿Todo el mundo sabría ya de la muerte de Hagrid? Desde luego, el Profeta no mencionaba nada, pero de seguro que el director Dumbledore comentaba algo durante la cena.
Tratando de que esos pensamientos no llenaran sus mentes, salieron a la fría explanada de Grimmauld Place y caminaron hacia donde Christine había aparcado el coche, el día que habían empezado las vacaciones.
Harry se puso las gafas de sol, se dio la vuelta hacia la casa y le hizo un gesto con los pulgares, murmurando "hasta nunca", aunque sabía que tarde o temprano tendría que volver, ya fuera de una manera o de otra. Esa, pese a todo, era una de sus casas.
Montaron al coche. Como de costumbre, Harry ocupó el lugar de copiloto y los demás se subieron detrás. Lo hicieron en silencio, ninguno había querido mediar palabra entre los metros que separaban el número doce de Grimmauld Place y el lugar donde estaba aparcado el Peugeot 206 de Christine.
En cuanto se abrocharon los cinturones, Harry a regañadientes, alegando que era una seguridad inútil y que jamás tendría la bendición de morir en un accidente de tráfico; la mujer arrancó el motor y pronto perdieron de vista la explanada.
No habían pasado ni cinco segundos, cuando Harry abrió la guantera y sacó un cd de música que Christine no había visto en la vida y eso que el coche era de su propiedad.
El chico, sin dar ninguna explicación, lo introdujo en la radio, subió el volumen y no tardó en escucharse una canción en inglés.
-¿De quién es ese cd?- preguntó interesada su profesora, sin apartar la vista de la carretera.
-Bon Jovi.- respondió Harry secamente, mientras hallaba el modo de mantener el cinturón de seguridad lo más alejado de su cuerpo. Christine, que vio sus intenciones, le lanzó una mirada de advertencia.
-¿De dónde lo has sacado y cómo ha llegado hasta mi coche?- la mujer lo había dicho en un tono casual, pero su ceja izquierda estaba claramente alzada. Harry le lanzó una sonrisita de inocencia antes de responder.
-Buenoooo
-Dime una cosa, Harry.- susurró Christine muy bajito, de modo que Ginny, Ron y Hermione, que mantenían una conversación aparte, no los escucharan.- ¿No se te habrá ocurrido robarme las llaves del coche y cogerlo sin mi permiso, verdad?
-Me ofendes.- repuso el chico, fingiendo haberse enfadado, pero un ligero rubor había aparecido en sus mejillas.
-Harry...
-¿Qué?- Ambos se miraron y entonces el muchacho soltó un suspiro de resignación. Nunca lograba engañar a su profesora.
-Bueno, está bien. Digamos que lo tomé prestado algún día mientras estábamos de vacaciones y tú ayudabas a la Orden.- masculló entre dientes, mirando de reojo por el retrovisor, para comprobar que sus amigos seguían charlando ajenos a la conversación que ellos mantenían. Christine negó repetitivamente con la cabeza y también suspiró.
-No sé porqué me esfuerzo. Al final tu espíritu merodeador siempre acaba poseyéndote.
-¿A qué sí?- Harry sonrió complacido. Era un manipulador y lo sabía.- ¿No es fantástico?- Christine le miró y no pudo hacer otra cosa que sonreír. Habían tenido tan pocos motivos para hacerlo en los últimos meses, que a pesar de lo que había ocurrido recientemente, estaba contenta de que Harry mostrara un poco de alegría. Le extrañaba enormemente que hubiese adquirido esa postura tras la muerte de Hagrid, en vez de hundirse tal y como Voldemort estaría pensando. Ella no sabía que en lugar de aquello, las ganas por acabar con él y sobretodo, por hallar con vida a Bellatrix Lestrange, habían prendido fuego como una vela en el interior del muchacho, habiendo agilizado sus planes y con ellos, un posible final.
-Umm...¿Y se puede saber cómo es tú conoces a ese grupo muggle?- Harry se tapó la boca con una mano para evitar comenzar a reír delante de las narices de su profesora, que lo miraba anonadada.
-Una amiga loca me lo dio a conocer.- murmuró misteriosamente.
-Sí, ya y ahora me dirás que la conociste en un café cibernético.
-¿En un qué qué? No sé que es eso.- Harry se encogió de hombros y apretó al botón que había justo encima de la radio. El capó del descapotable comenzó a cerrarse hacia atrás y el aire entró a ráfagas algo fuertes.
-Deberías estudiar Estudios Muggles con más ahínco. ¿De verdad que habiendo vivido con muggles durante once años no sabes lo que es un café cibernético?
-Pues va a ser que no.- respondió Harry como si aquello fuese lo más normal del mundo.- Me suena a internet, pero lo único que he visto de la red eran las páginas porno a las que Dudley se solía conectar.- Christine chascó la lengua en señal de reproche.- No, en serio. Conseguí el cd en un centro comercial muggle en donde no paraban de ponerlo. Creo que era record de ventas.- viendo que su profesora estaba complacida con la información, subió el volumen, echó para atrás el asiento y se acomodó con las manos sobre la nuca y cerrando los ojos mientras sonaba a toda pastilla: "Keep the faith".
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Hacía muchos días que la casa permanecía en un total silencio. Ningún mortífago había entrado a las habitaciones de su señor más que para informar escuetamente de los últimos acontecimientos, que eran bien pocos. La única que no había salido mal parada de aquellas breves visitas, había sido Bellatrix Lestrange. Había logrado un propósito que a su amo se le antojaba necesario: mermar un poco más el alma del joven Potter. Destrozarla de sufrimiento al haber perdido a otro de sus inútiles amigos, pero el dolor, aún no era demasiado irreparable. Todavía quedaba una carta por jugar, una carta, que ya estaba siendo preparada. Por eso, durante ese último ataque, la mortífaga había salido bien recompensada, puesto que la trampa, estaba servida.
Había sido una suerte dar con él y Voldemort lo sabía, pero de igual forma conocía la importancia de dominarlo, puesto que él era distinto a los demás, no obstante, había demostrado una lealtad intachable y pronto le daría cuanto deseara.
Pero no eran esas noticias las que habían apartado al hombre del resto del mundo. Era la rabia por haberse visto interrumpido en su plan adicional y haber escuchado las palabras que lo habían marcado hasta entonces.
"Ya hemos terminado. Será demasiado tarde cuando comprendas, Tom, de hecho, tu destino está fijado en las estrellas...has perdido..."
Maldita estúpida entrometida. De no ser por ella a esas horas tendría a Christine fuera de combate, pero el daño no había sido causado del todo y conociéndola, como la conocía, sabía que ella volvería. Siempre lo hacía, de una forma u otra, no había podido corromperla ni quitarla de en medio para siempre. Lo único que había logrado aquella noche había sido dejar sin padres a Potter y por su puesto dañarse a si mismo. También a ella, pero ahora parecía haberlo superado. ¿De qué forma podía herirla para siempre? Sabía que Remus Lupin era la primera opción en la lista, pero ese hombre, ese hombre se había interpuesto en su camino siempre, aunque, en aquella última ocasión, no había aparecido. Y eso era otra de las cosas que lo inquietaba. ¿Por qué no había acudido a ayudar a los patéticos aurores¿Y en San Mungo?
"Te lo repetiré, porque parece ser que a pesar de que Dumbledore te lo dijo, no lo entendiste. Tu incapacidad para comprender que hay cosas peores que la muerte siempre fue tu mayor debilidad...le temes a ella mucho más que a tus peores enemigos y eso...te destruirá."
Vieja endemoniada. ¿Por qué no se podía quitar esas palabras de su mente? Llevaba días así, intentándolo, pero nada había logrado que el presentimiento en su pecho desapareciera. ¿Qué podía haber visto ese arcángel que él no supiera? No, no había nada que pudiera enturbiar su plan, ni siquiera ese hombre. Y era la hora de actuar. Él mismo terminaría con el trabajo sucio que sus mortífagos no habían podido cumplir. Iba a matar a Christine y a ese hombre de una vez y para siempre. No habría vuelta atrás.
No tenía nada que temer. Era el mago más poderoso de toda la historia y el único que podía acabar con él, era Potter. Se rió de su pensamiento mientras tomaba un racimo de uvas de la mesa en la que estaba comiendo y mordía una de ellas.
Potter era un crío, un crío con mucha suerte, eso sí. Pero la Profecía de seguro que hablaba de una unión mucho más poderosa, una unión, que él había destruido. El único poder que podía poseer Potter y que él desconociera, era el poder de la unión con otro arcángel, el poder de los dos unidos y él mismo había matado a ese otro. Ese niño al que había temido incluso más que a Potter, puesto que su poder sería inmenso. Nacido de un mago y de un arcángel, un niño del que las estrellas hablarían, un niño que sería el escudo protector de Potter. Alan. Ese bebé era lo único que podía haber salvado al niño-qué-vivió de la muerte, pero él mismo la encontró mucho antes.
Aunque todavía recordaba el poder de ese criatura...
"-Señor¿va a salir?- preguntó un hombre arrodillado a los pies de su amo.
-Sí, Avery.- sonrió Voldemort apretando los puños con una profunda satisfacción.- Hoy por fin será el día de mi reinado.
-¿Señor?
-Mi querido amigo, me han informado del paradero de los Potter y ahora podré acabar con ese crío del que habla la Profecía.- Avery abrió la boca y comenzó a balbucear sin sentido, mientras besaba el bajo de la túnica de su amo. Otro motivo de alegría más. La guerra estaba prácticamente ganada. Nadie, ni siquiera Albus Dumbledore, podría impedir lo que se avecinaba.
-Amo, amo, eso es magnífico...magnífico...
-Estate atento a posibles nuevas noticias. Tengo a mis espías trabajando para que nada salga mal esta noche. Dime, Avery¿tenemos a Christine Byrne controlada?- Avery agachó la cabeza y asintió enérgicamente.
-Sí, amo, sí. El farol dio resultado. Está a miles de kilómetros...
-¡Eso no es problema para ella, estúpido!- bramó Voldemort ondeando su capa mientras se paseaba de un lado a otro. -Ella es una complicación para mis planes, la quiero entretenida, incapaz de sentir el dolor de los Potter, incapaz de acudir sino a la llamada que le he preparado...
En ese momento, llamaron a la puerta con urgencia. Voldemort se dio inmediatamente la vuelta hacia ella y permitió el paso. Un hombre alto y delgado, con una hermosa cabellera rubia y de aspecto joven, se inclinó ante él.
-Amo, le traigo buenas noticias...
-Levántate, Lucius.- ordenó su señor con una voz seria, pero mucho más apaciguadora que había utilizado con Avery.- Dime cuáles son esas buenas nuevas...- Malfoy sonrió y levantó la cabeza, sabiendo que aquella noche nada podría salir mal.
-Están muertos, amo. El padre y el niño... -Voldemort se apoyó en el respaldo de su lujoso trono con una expresión de alegría contenida en el rostro.
-¿Estás seguro?- sin embargo, cuando habló lo hizo en el mismo tono peligroso y áspero de siempre.
-Completamente. Yo estaba allí fuera dando las órdenes y entré. Los vi con mis propios ojos, me cercioré de ello. Ella lo ha notado, señor. Va hacia allá.
-Bien...- murmuró Voldemort esbozando una sonrisa y mostrando así su irregular dentadura.- Si no fuera porque no puedo desperdiciar esta única oportunidad, anhelaría ver su expresión cuando vea los cuerpos sin vida de su querida familia...- el hombre soltó una carcajada demente y luego añadió: -Diles al escuadrón que una vez regrese, les recompensaré como es debido...
-Me temo que eso no será posible, amo.- titubeó el joven Malfoy. La expresión del rostro de Voldemort se crispó de enfado.
-¿Qué ha ocurrido?- espetó.- ¿No insinuarás que quince hombres han muerto, verdad?
-Lo lamento...amo, yo...
-¿Me puedes explicar cómo es posible que no prepares a tus hombres correctamente, Lucius, para que sean capaces tan sólo de acabar con un único mago?- Avery, que seguía arrodillado, se estremeció. Sabía que no eran buenas perspectivas para Malfoy.
-No fue el padre, amo.- trató de explicar el mortífago, sintiendo como las manos le sudaban de los nervios.- Él sólo pudo derrotar a cuatro a la vez mientras protegía a su hijo...- Voldemort perforó los ojos grises de Malfoy con los suyos propios, aguardando la continuación.- Fue el crío, señor...el crío no murió a causa de la maldición asesina...murió porque soltó todo su poder...
-¿Qué?- Voldemort no cabía en sí de la incredulidad.- No, eso no es posible...
-Le aseguro que sí, amo.- balbuceó Malfoy.- Yo mismo lo vi. Reaccionó así al ver a su padre en peligro...reaccionó cuando el cuerpo de ese hombre cayó al suelo. Una luz muy brillante salió de su cuerpo e inundó la habitación. Yo entraba en ese momento...y pude verlo. Todos cayeron muertos, señor. Entonces el crío comenzó a aspirar como si le faltara el aire y fue quedándose más y más pálido. Gastó toda su energía...y por eso murió.
-Un bebé...de nueve meses...Lucius¿estás seguro de lo que me estás diciendo?- Voldemort no podía acabar de creérselo por más que lo intentará. ¿Me aseguras que mató él solo a once de nuestros hombres con nueve meses? -Malfoy se vio incapaz más que de bajar la cabeza a modo de asentimiento. Voldemort se apoyó mucho más en el respaldo pasándose una mano por la cara. Si no hubiese sido porque ese crío se había autodestruido al tratar de ayudar a su padre, ahora posiblemente sería un peligro muy grande para él. Mucho más de lo que creía. Ese niño tenía un poder sin igual. Muy superior al de su madre. Recordaba que Christine también había reaccionado así, pero ella era mucho más mayor entonces. Alan solo tenía nueve meses y no solo había presentido que su padre estaba en peligro, sino que además había desbordado toda su magia de arcángel, hasta tal límite que había muerto.
Se abrochó bien su capa negra, tomó su varita del sillón y se aproximó hasta la puerta.
-Volveré muy pronto...Harry Potter está perdido..."
Y sin Christine, aquella noche había sido fatídica para él. Había sido derrotado por el mocoso ese, otro bebé. Por él o por la sangre sucia de su madre. No sabía cuál pensamiento le perturbaba más. Si hubiese sabido el contenido real de la profecía...entonces no habría ido aquella noche a matarlo, no lo habría marcado como a su igual, entregándole...ciertos poderes, poderes, que aún no sabía hasta que punto algún día podrían manifestarse. De momento, lo único que sabía era que hablaba la lengua pársel y hasta le pareció divertido. Un Gryffindor teniendo cualidades puramente de Slytherin. Lo que más odiaba. Incluso Potter podría haber sido un buen heredero. Pero era demasiado peligroso para él tentarlo. Ya lo había intentado durante la lucha por la Piedra Filosofal, pero ese niño estaba demasiado cercano a Dumbledore, demasiado vinculado para aceptar. Pero tal vez, habiendo sabido el contenido de la Profecía mucho antes, no habría tratado de matarlo, sino de envenenarlo con sus ideas, para tratar de que él y el otro, se hubiesen aliado a él. Entonces no habría tenido ningún problema para lograr sus propósitos. Los poderes de los tres, eran demasiado grandes. Pero, por desgracia, ahora eso le resultaba imposible. Uno estaba muerto y el otro, jamás se dejaría corromper. ¿O sí?
-¿Preocupado por algo en especial?- Una voz lo sobresaltó. Dejó de mirar al suelo, donde estaba enrollada su serpiente Nagini y dirigió los ojos hacia su derecha. Sentada, en un trono muy parecido al suyo, con los pies sobre la mesa y dándole un mordisco a una manzana, se encontraba la Unión de las Cuatro Sangres. El sobresalto de Voldemort no se hizo esperar. El racimo de uvas que tenía en las manos y que había estado saboreando, cayó al suelo. Esa mujer estaba sentada en "su" mesa y comiendo "su" comida.- ¿Sorprendido?- ironizó la chica sonriendo arrogantemente.- Vamos, seguro que ya te lo esperabas. Tú siempre te lo esperas todo.
-Debo admitir- siseó el mago tenebroso en un tono de voz que se acercaba a la burla.- que no esperaba tu visita, Emy...¿o debería llamarte, Emily?
-Emy está bien.- respondió la Unión sin dejar de morder la deliciosa manzana que llevaba en las manos.- ¿Sabes? Tienes muy mala cara. ¿No te habrán afectado por casualidad las palabras de la señora, Byrne, verdad?- Emy esperó. Sabía que había dado en el clavo y quería ver la reacción que tenía su enemigo. Para su incredulidad, éste, soltó una carcajada y enfocó su sillón en dirección hacia ella.
-¿Es que deberían afectarme? Por favor, no seas ridícula. No hay nada en este mundo que pueda destruirme.
-La palabra no es "algo" sino "alguien"- corrigió Emy olvidándose por fin de la fruta y bajando los pies de la mesa, para sentarse correctamente.- He venido a advertirte, Tom y deberías escucharme porque sólo lo haré una vez.- Voldemort asomó una perversa sonrisa en sus curvados labios y se cruzó de brazos, aguardando.- Detente en esta locura, está escrito en el destino que no puedes ganar y te aseguro que si pones a prueba mi capacidad en este asunto vas a acabar muy pero que muy mal.- el hombre aplaudió solemnemente sin dejar de curvar su sonrisa.
-Realmente deberías haber estudiado Relaciones Públicas, querida. ¿O tal vez Ciencias Políticas? Un gran discurso, sí señor, lástima que sean palabras huecas.- Emy iba a decir algo, pero Voldemort la detuvo levantando un brazo para que le dejara acabar.- Siento recordártelo, porque sé que no te agrada, pero eres la Unión de las Cuatro Sangres.
-Si piensas que...
-¿Qué he dicho? A ver, repite conmigo: la Unión de las Cuatro Sangres. Y señorita parásito de realidades¿cuál es la única, repito, la única función de la Unión? Correcto. Mantener el equilibrio. Como ves, he estudiado la lección, pero me parece que no puedo decir lo mismo de ti.
-Maldito bastardo de los cuatro reyes de la putrefacción, haz que me enfade y te aseguro que lo vas a lamentar.- Voldemort se puso de pie y Emy lo imitó, ésta última con el rostro tensado de la rabia.
-No puedes hacer nada.- siseó el hombre enseñando su irregular dentadura amarillenta.- Nada. Tócame, una sola vez, lanza uno solo de tus trucos baratos de magia y se acabó. Simplemente desaparecerás y lo sabes. He estudiado tu leyenda desde que tenía dieciséis años. No sabía porqué, pero me maravillaba y no fue hasta que logré hurgar en las realidades, que lo comprendí. ¿Porque tú conoces muy bien la historia, verdad Emy? Tú sabes de lo que fui capaz en tu realidad para tratar de conseguirte, para tratar de tener a la Unión en mi poder.- Emy iba palideciendo a cada palabra que Voldemort pronunciaba, era como volver a enfrentarse a su pasado, un pasado que creía haber superado mucho tiempo atrás.- Pero me equivoqué.- continuó el mago.- Creí que era tu hermana, la que en esa realidad se llamaba Lily Evans, la que poseería ese gran don. No, fuiste tú, la pequeña Emy, la que entregó a su hermana a mi otro yo sólo porque quería estar con ella.
-¡Cállate!- Emy lo había abofeteado. Una marca rojiza apareció sobre la pálida mejilla de Voldemort, cuyo rostro se había desplazado hacia la izquierda.
-Duele...¿verdad?- siseó al ver los ojos cegados por el odio de la Unión. Sabía que bastaba con enfadarla un poco más y ella atacaría, ella desaparecería de ese mundo y eso era lo que iba buscando.- Ahora lo he entendido Emy. Los Voldemorts de las realidades, de alguna forma u otra están conectados, de alguna forma u otra tienen presentimientos sobre sus otras vidas. Y por eso me estudié a la perfección todo lo que tenía que ver con los mundos paralelos. Busqué y busqué hasta que di con la forma de "hurgar", sólo "hurgar" en otras realidades. El privilegio de pasear de unas a otras sólo estaba otorgado para ti. Sólo tú puedes hacerlo. Pero ninguna realidad captó más mi atención que la tuya. Primero porque habías nacido allí y segundo, porque habíais logrado destruirme. Sí, Emy, lo sé todo acerca de ti y sé que quizás tu mundo sea el que más se parezca al mío. Había otras realidades en las que yo no era un mago poderoso, o era muggle o simplemente me convertía en un buen muchacho que llegaba a trabajar en el ministerio de magia. Basuras. Pero no en la tuya. Mis conocimientos han rebasado los de ese Voldemort que fue destruido, pero gracias a él he podido averiguar otras muchas cosas. Y sabía, que tarde o temprano, te presentarías aquí, que serías un estorbo en mis planes. Pero veo, que al final, no serás tanta molestia, mi querida sobrina.- Emy bajó la mirada y negó con la cabeza, apretando los dientes con furia. Tenía que controlarse.- Sí, lo sé todo, sé que ahí era tu tío y sé quiénes son los que más te importan.
-Si los tocas...
-¡Oh, he vuelto a poner el dedo en la yaga! Bueno, me temo que de uno ya me ocupé hace tiempo. Sirius Black está muerto y ahora Harry Potter está en mis manos. Logré hallar la mejor manera de destruirlo. Así como con Hagrid y con los que vendrán después. Está solo y tú lo sabes.- Voldemort aguardó que esas palabras terminaran por destruir la arrogancia y la solemnidad con la que la Unión se había presentado, pero se equivocó. Emy se había repuesto y ahora sonreía como si supiera que todo lo que había dicho no eran más que sandeces y tuviera en su poder una información que podía hacer estallar una bomba. Y muy lejos de eso, no estaba.
-Me das lástima...eres un estúpido, Lord Voldemort.- el mago tenebroso se enfureció y apretó los dientes contra las mandíbulas.- Sí, todo eso es cierto, hiciste un buen trabajo al informarte, pero esos datos no te darán la victoria. ¿Ni siquiera eres capaz de averiguar la identidad del espía de Dumbledore y crees poder acabar con todos nosotros? No me hagas reír...
-Lo encontraré.- gruñó el hombre temblando de ira.- Lo encontraré y cuando lo haga le haré pagar con su vida...
-¡Ah, sí! Se me había olvidado que utilizas las amenazas verbales para protegerte de ataques con ética...comprende, que como en mi mundo no existes...
-Puede que me derrotarás allí, Emily Evans pero en este mundo tu no eres nada, eres un bicho al que aplastaré con ridícula facilidad en cuanto tenga acceso a tu querido sobrino, aquí no tienes guardianes, ni marido, ni Merlín, ni nada...no puedes ni siquiera utilizar tu poder, están perdidos...esta realidad es mía, yo la controlo. Así que escúchame bien, voy a destruir todo lo que una vez te importó, voy a acabar con cada uno de ellos haciéndoles sufrir como el que más y cuando lo haga, tendrás que irte con todos tus hipermegapoderes con el rabo entre las piernas y vivirás sabiendo que fuiste un fraude como Unión de las Cuatro Sangres y que no pudiste proteger a aquellos que seguramente ponen su esperanza en ti...- Emy avanzó un paso hacia Voldemort y estrelló una bola de energía en el ventanal más grande, provocando que el aire entrara a raudales en la habitación y apagara tanto el fuego de la chimenea como el de las antorchas, dejando la habitación medio en penumbras.
-No, escúchame tú, inodoro cargado de mierda, estás acojonado con lo que te dijo la madre de Christine. Dime, si tanto has estudiado¿sabes cuál es uno de mis poderes, valiente gilipollas¡La premonición¡Sí, la premonición! Y lo que he visto ni tú siquiera lo puedes llegar a imaginar. Serás humillado y pisoteado por todos aquellos que temieron tu ridículo nombre anti-muggle, vas a ser derrotado y ni aunque tú y el universo entero se empeñe, puedes cambiar ese hecho. Estás muerto.
-Sólo eres la chica de la leyenda, Emily.- susurró Voldemort utilizando una voz extremadamente seria y peligrosa.- Eso es lo que eres aquí. No te valdrán tus juegos de magia ni tus visiones de vidente de tres al cuarto. No vales nada. Y deberías haberlo notado. ¿No lo sientes con todos tus poderes¿Sabes lo que le falta al mundo¿Y sabes por qué pasa?- Emy le miró mordiéndose el labio inferior.- ¡Oh, por supuesto que lo sabes! En estos momentos Harry Potter no posee ni una gota de esperanza. ¿Y eso por qué ocurre? Porque de alguna forma y no sé aún cuál, su esperanza está ligada al mundo, como lo está su destino. Y si va muriendo, la de los demás, muere con él. ¿Por qué crees que el Gaf está vacío? Porque ya nadie quiere tener hijos en un mundo de oscuridad, en un mundo que yo estoy gobernando.- Y Emy sabía que parte de razón tenía. Ella sí sabía porque el mundo y Harry Potter estaban vinculados de alguna forma. Al convertirse en arcángel se tuvieron que alterar las leyes de la naturaleza, puesto que no era un ser místico de nacimiento. Los "mayores" habían puesto toda su fe en él y por lo tanto, era la única baza que le quedaba al mundo. Era un Apocalipsis. Si Harry Potter fallaba, el mundo acabaría consumido por la oscuridad...desaparecería.- Dime, querida,- continuó Voldemort.- ¿Quién puede en este mundo derrotarme¿Christine Byrne? Me basta con estar a un palmo de distancia de ella para que comience a temblar, para destruirla. ¿Tú? No puedes intervenir o te convertirás en algo mucho peor a mí. ¿Dumbledore? El viejo está desesperado y ya no sabe qué hacer. No tiene poder suficiente para derrotarme y lo sabes. ¿Tal vez Alan? Me encargué de asesinarlo antes de que fuera un peligro mayor.- ante el nombre del hijo de Christine, Emy había levantado la cabeza de sopetón para perforar de odio los ojos rojos de su enemigo.- ¿Quién queda¡Ah, sí! Tu querido sobrino...del que habla la Profecía. Esa es la razón por la que los demás nunca me preocuparon. Pero has llegado tarde, mi querida Emy, porque Harry Potter está destruido emocionalmente y pronto lo estará completamente. Y si estás pensando en ese hombre...ese ridículo al que todos llaman el Salvador, me decepcionas. Ya os ha dejado en la estacada en dos ocasiones y no dudo que vuelva a hacerlo. Además, yo mismo voy a encargarme de eliminarlo. Como ves, no hay nadie sobre esta realidad que pueda tan siquiera perturbarme.
-Te lo repito,- murmuró quedamente la Unión.- Si ni siquiera puedes encontrar a un espía...jamás podrás cumplir ese cometido del que hablas. Reconócelo, eres demasiado patético como para trazar una estrategia...tu final está cerca...- Voldemort se paseó con las manos en la espalda mirando detenidamente el rostro de la Unión, que había vuelto a cobrar su expresión burlona.
-Imagino que ese maravilloso espía de Dumbledore fue el que te indicó el lugar donde se encontraba mi guarida.- Ya estaba. Lo había logrado y lo sabía. Había captado la atención de Voldemort sobre el espía.
-¿Ese?- articuló fingiendo sentir asco.- Subestimas mis poderes, Tom. Para nada. No hay un lugar al que yo no pueda llegar. Sin necesidad de que cabezas huecas me digan donde debo ir.
-Por la forma en la que hablas.- siseó Voldemort sabiendo que tenía una oportunidad para obtener información. El error más grande que siempre había tenido Emy era el exceso de confianza en sí misma.- diría que no te cae muy bien ese espía...
-Digamos- respondió la chica dándose aires.- que no me gusta que traten mal a los que quiero y él, desde el primer momento lo ha hecho. ¿Sabes?- se puso el dedo en la labios fingiendo recapacitar sobre algo.- Nadie sería tan estúpido como para no darse cuenta de que es él. La evidencia es la evidencia. He llegado a la conclusión de que tu cerebro no recibe suficientes constantes vitales. ¿Tal vez sea falta de neuronas? O quizás es que ya estás viejo y el riego no te funciona...¿le afecta el Alzeimer también a los magos?- Emy soltó una sonora carcajada delante de las narices de Voldemort.
-¿Vas a seguir divirtiéndote a mi costa o puedes aportarme algún dato que me interese? Vamos¿por qué no me dices quién es? Te aseguro que yo sabría castigarlo como se merece...- Voldemort sabía que Emy siempre había tenido una parte Slytherin en su interior y que si lograba extraerla al fin daría caza al insensato espía del viejo chiflado.
-¿Y por qué habría de hacerlo?- tanteó la Unión mirándose cuidadosamente sus uñas perfectas.
-Porque tú simplemente no lo soportas y porqué tampoco sería una gran pérdida¿verdad?- el hombre se acercó a un nuevo racimo de uvas y mordió una con un exquisito placer, provocando que un líquido rojizo resbalara por la comisura de sus labios.- Umm...riquísimas. ¿Qué me dices?
-Vamos, vamos, Tom. ¿No pensarás que voy a ser tan estúpida de darte ese preciado dato, verdad?- Emy quería encarar la conversación a un campo que le interesara. Sabía que había una última cosa que podía hacer por Harry sin alterar en demasía el equilibrio y si no estaba muy equivocada, Voldemort se la iba a conceder.- Sé positivamente que el espía ha proporcionado muchísima información...gracias a él, la Orden del Fénix y los aurores del ministerio llegan a tiempo a la mayoría de los ataques, ya que los tienen previstos y que además, son capaces de averiguar tus principales intenciones...- Voldemort maldijo por lo bajo. Había estado muy cerca de saber la verdad.- No obstante,- prosiguió Emy y el hombre levantó la cabeza interesado.- Te propongo un trato.
-¿Un trato?- Voldemort alzó una ceja.
-Sí.- asintió Emy con esa seguridad que la caracterizaba.- Si dejas de perseguir como un descosido a Remus Lupin y lo dejas en paz, te lo diré. Es uno de mis mejores amigos y no me gusta que trates de matarlo cada vez que se te pone a tiro. No me es agradable, sinceramente.- el hombre se limpió con la servilleta de papel el rastro de la uva que le había resbalado hasta la barbilla y una vez tragó, dijo:
-Está bien. De todos modos saber el nombre del espía agilizaría mis planes y ya tengo otra forma mejor de destruir a Christine. Tienes mi palabra de que no tocaré a Remus Lupin.
-Como te conozco, sé que cumplirás el trato, Tom.- masculló Emy ahora adoptando un semblante serio.- Porque si no lo haces entonces hallaré otra manera de destruirte y sabes, porque tú también me conoces, que lo lograré. Y te lo voy a decir porque aunque lo sepas, no vas a lograr nada. Has olvidado que hay alguien que puede destruirte y tu ego, ha terminado por llevarte a la demencia...sigues cegado por unas leyes que te han condenado a no saber cuál es el poder que desconoces...
-Bien, ahora que ya has acabado, suéltalo. No tengo todo el día. He quedado con la ministra de Magia para invitarla a cenar.- Voldemort soltó una carcajada siniestra, pero Emy no abandonó la seriedad en su rostro. El plan estaba servido en bandeja de plata y haber sido ella quién lo incentivara, provocaba que el agujero que se había anidado en su estómago, se acreditara.
-Severus Snape...- susurró.
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Llevaban medio día de viaje. El sol traspasaba limpiamente los cristales del coche, provocando que un sofocante calor los golpeara sin piedad. Ni siquiera el aire que entraba a raudales por el descapotable, podía salvarlos de las altas temperaturas. Parecía verano. Se notaba que el mes de Abril estaba cayendo para dar paso a un inmediato Mayo.
Seguía sonando la radio. No obstante, después de escuchar tres veces el disco de Bon Jovi, Harry se había cansado. Lo había sustituido por una melodía lenta y tranquila, adormecedora. Sin embargo, nadie en el coche parecía con ganas de dormir. No habían parado a comer; Christine les había dado un bocadillo a cada uno que había preparado la señora Weasley y unos botes de coca cola que había comprado en una gasolina, cuando se habían detenido a repostar. Al principio, tanto Ron como Ginny se veían recelosos de beber una bebida muggle que hacía eructar, pero luego, para desgracia de Hermione, tanto ellos como Harry habían jugado a emitir el mayor ruido posible con la garganta y el ganador había sido Ron.
Christine los había estado observando muy atentamente. Parecía incluso más alerta que en el último viaje y miraba continuamente ambos espejos retrovisores, pero no parecía que ningún mortífago pudiera reconocerlos conforme iban.
-Vamos, Chris, llevamos mucho camino recorrido y llegaremos a tiempo, deja que descansemos un poco.
-No hay ningún puesto de servicio por aquí, Harry.- refutó la profesora. No deseaba detenerse, pese a que estaba cansada de conducir, puesto que temía que alguien pudiese reconocerlos.
-Entonces para en esa explanada de ahí.- el muchacho, testarudamente, señaló un pequeño camino que se salía de la carretera. La profesora, sabiendo que todos deseaban estirar un poco las piernas, dio un volantazo y se introdujo en él hasta llegar a la explanada, que parecía una pradera. Era como un descansillo, pero habían muchos árboles y un riachuelo.
En cuanto frenaron, Harry corrió hasta él y se mojó la cara con el agua cristalina del lugar. Ron y Hermione se sentaron a la sombra de unos pinos y respiraron el aire puro del lugar.
Por primera vez en todo el viaje, Christine sacó su varita del bolsillo trasero de los vaqueros y dijo que iba a dar una vuelta para inspeccionar bien todo. A ninguno de los chicos les pareció mala idea que los dejara solos.
Ginny llegó hasta el riachuelo y se quitó los zapatos y los calcetines para refrescarse los pies.
-¿No es un lugar estupendo?- comentó mientras cerraba los ojos y la brisa del tibio viento le golpeaba en la cara.
-Lo es.- se limitó a asentir Harry y también se sentó a los pies del agua. Estuvieron en silencio durante mucho rato. Ron parecía tan entretenido con Hermione, que hasta se olvidó de lanzarle miradas furtivas o de reñir a su hermana por acercarse a él. Parecía que desde que ya no eran amigos, él y Hermione habían dejado muy atrás sus continuas peleas y habían pasado mucho más tiempo juntos. Y eso en parte, Harry lo agradecía. Desde que había comprendido por primera vez cuanto se podía llegar a querer a una persona, había empezado a pensar que las discusiones entre sus mejores amigos no eran más que muestras de cariño y había recordado lo celoso que Ron se había puesto cuando Victor Krum y Hermione se habían hecho amigos en su cuarto curso y también los comentarios mordaces de la chica cada vez que él veía a Fleur Delacourt. Se preguntó, al ver los hermosos ojos de Ginny, asomados por una sombra de tristeza, si su padre habría querido a su madre tanto como él quería a Ginny. Y haberlo reconocido, le había costado demasiado. Antes, cuando él y la chica estaban saliendo, nunca se había visto capaz de decir "te quiero", pero evidentemente, nunca uno se daba cuenta de lo que tenía, hasta después de perderlo. Y ese, desgraciadamente, era su caso.
-Extraño tanto nuestras vidas de antes, Harry. En poco tiempo han pasado muchas cosas...- el chico, interrumpiendo sus pensamientos, la miró. La mirada de Ginny era melancólica, como alguien que ha vivido momentos muy felices y se los han arrebatado rápidamente.
-Te refieres...a antes de que él volviera...¿verdad?- Ginny lo miró con los ojos aguados y asintió. -Creo que hasta este año, no he sido consciente de lo mucho que la guerra iba a cambiar nuestras vidas. Primero todo lo de Percy, luego las corrupciones, la lucha con Umbridge, las muertes...todo, Harry. Todo lo que hemos vivido. Hasta a veces creo que no es más que un juego, que de pronto se acabará y alguien nos dirá: "Habéis picado, feliz día de los inocentes".
-Es muy real...- susurró el muchacho perdiendo la mirada en las aguas tranquilas del riachuelo.-Pero como todo...tiene un final...
-¿A qué te refieres?
-Echo de menos a Hagrid.- confesó Harry sin mirar a la chica a los ojos y habiendo evadido por completo su pregunta.- Hogwarts no será lo mismo sin él...pero...- sonrió, se levantó y le tendió la mano a la chica-...él querría que no estuviésemos tristes. Por eso, Ginny, por eso, por todos, vamos a tratar de disfrutar estos momentos que ahora tenemos.- la chica asintió y aceptó la mano, pero al levantarse, se apegó mucho al cuerpo de Harry, poniéndole ambas manos en el pecho.
-¿Cómo puedo disfrutarlos...si no puedo tenerte?- lanzó la pregunta al aire, sólo acariciando los pectorales de su antes novio, como otras tantas veces había hecho. Harry la separó de él y le cogió la barbilla con ambas manos, conectando sus ojos a los de ella.
-Siempre me tendrás, Ginny, siempre. Estaré muy cerca...- le dio un beso en la frente, cerrando los ojos angustiosamente para evitar que las lágrimas amenazadoras salieran de sus ojos-...búscame y me encontrarás...- Ginny levantó la cabeza, mientras una lágrima rodaba por sus mejillas y las últimas palabras de Harry le golpearon como cuchillos candentes.- ...como amigo...
Se soltaron y él se marchó caminando con brío, fingiendo estar tan contento como lo había estado momentos atrás. Christine había regresado y estaba apoyada en su descapotable, con los brazos cruzados y mirando como su alumno se acercaba a ella. Al ver como el muchacho le sonreía, supo al instante, que había vuelto a superar una nueva prueba y por un momento, sintió una punzada de culpabilidad al saber, que ella no lo había logrado. Negando con la cabeza para alejar los malos pensamientos de su cabeza, llamó a los demás.
Ron y Hermione se levantaron de la sombra de los árboles y se acercaron charlando animadamente, montando enla aparte trasera del vehículo como si el mundo a su alrededor no existiera. Ginny también se subió y aunque le habían dolido las últimas palabras de Harry, pensaba estar contenta mucho tiempo, tal y como él había dicho.
-Bueno, nos vamos...- murmuró Christine distraídamente mientras rebuscaba entre todos sus bolsillos las llaves del coche.- ¿Dónde las he metido...? Juraría qué...
-¿Algún problema, profesora Byrne?- preguntó Ron dándose cuenta de que ni ella ni Harry subían al coche.
-No, no, ninguno es solo que...¡Diantres dónde están!- de pronto se detuvo en seco y levantó la cabeza en dirección a Harry. El muchacho estaba apoyado sobre la puerta del conductor, con las gafas de sol puestas en los ojos, el pelo mojado por el agua que se había echado del riachuelo y balanceando las llaves en su dedo índice.
-Harry Potter.- dijo Christine en un voz tremendamente congelante.- Dame inmediatamente...- pero no pudo acabar, puesto que el chico le lanzó una sonrisita y se subió en el asiento del conductor. Christine abrió la puerta del copiloto, para tratar de quitarle las llaves, pero al entrar, vio como Harry metía las llaves en la ranura y arrancaba el motor.- ¡No, no!- exclamó cerrando la puerta de golpe al ver que el coche comenzaba a derrapar por el asfalto.
-¡Agarraos fuerte!- exclamó el muchacho pisando el acelerador a tope. Christine, con la cara pálida, se puso el cinturón de seguridad inmediatamente. Ginny se echó para atrás en el asiento y se cogió fuertemente a la puerta. Ron, que hasta entonces no se había dado cuenta de nada, se inclinó un poco hacia delante.
-¿Pero qué haces?- le preguntó bruscamente.- ¡No puedes conducir, no tienes la edad!
-¡Eso ya lo sé!- le gritó Harry puesto que el aire entraba tan rápidamente en el vehículo que se le hacía muy difícil oír lo que le decían. Llegaron de nuevo hasta la autopista y Harry aceleró todavía más.
-¡Ay, mi madre!- exclamó Hermione asustada llevándose las manos a la cara.- ¡Harry, por favor!- tanta velocidad llevaban, que Ron cayó hacia atrás de golpe.
-¡Guau!- oyó Harry como Ginny decía. Parecía ser la única que desfrutaba del paseo. pero tuvo que dejar de mirarla por el retrovisor, puesto que un camión se le echaba encima y de un volantazo lo esquivó por milímetros.
-¡Para el coche!- bramó Christine muy enfadada. Harry vio que estaba muy nerviosa y que se cogía muy fuerte al asiento. Sonrió internamente al recordar que ella siempre conducía con mucha prudencia. Pero decidió que hacerle caso era la mejor opción, así que en cuanto pudo, se desvió hacia la izquierda y paró en un hueco que había en la autopista. Frenó de sopetón.
-¡No ha estado mal¿Verdad?- soltó una carcajada y miró hacia detrás. Ginny se había apartado todo lo que había podido y estaba acurrucada en una esquina, mirando divertidamente algo. Harry dirigió los ojos hacia donde estaban puestos los de Ginny y entonces esa escena casi le hace desternillarse de risa. Hermione estaba tumbada boca arriba en el asiento, casi con la cabeza en las piernas de su amiga y Ron estaba sobre ella, a escasos centímetros de su cara. Ambos tenían el rostro sonrojado, pero ninguno parecía haberse dado cuenta que el coche se había detenido.
Harry carraspeó y entonces Hermione pareció ser consciente de la situación comprometida en la que se hallaba. Hizo un gesto para tratar de incorporarse y entonces Ron, más rojo que su pelo, se quitó de encima de ella. A Harry no se le ocurrió otra cosa que soltar:
-¡La próxima vez os alquilo una habitación de hotel¡Por favor, chicos, que hay menores!- pero las miradas de odio de Hermione, Ron y de Christine lo hicieron detenerse en seco. Captando muy bien lo que su profesora deseaba transmitirle con ella, se bajó del coche.
-No volverás a conducir hasta los dieciocho.- le espetó Christine arrancándole de cuajo las llaves que tenía en la mano.- ¡Eres un loco, un chiflado¡Diablos¿Por qué te tenías que parecer tanto a tu padre y a tu padrino¡Seguro que me has destrozado los amortiguadores del coche!- Harry no pudo más que sonreír. Estaba claro que Christine no estaba enfadada por la manera tan divertida en la que había nombrado a James y a Sirius y no eran muchas las ocasiones en las que lo hacía. Recordando la escena tan divertida de sus mejores amigos, se montó al coche, esta vez, en el asiento del copiloto y el viaje continuó sin más altercados.
