N/A: Olassss gente! Cómo estáis? Yo sigo viva! Jajaaj.. A ver, estoy algo entristecida, jaaj, pòrque el fict llega a su fin. Sips, el próximo capi es el último y entonces me despediré de vosotros. Pero bueno, primero quiero aclarar algún punto que se ha quedado suelto. Para los que queríais arrancarme la cabeza, ajajaj, que sí, sé que me lo merecía, pero tenía mis motivos. Para que Harry volviese a ser "humano" y no se quedara para siempre con la personalidad del Salvador debía hacer ese sacrificio y debía sentir todo ese dolor, de lo contrario no habría expresado lo que sentía en realidad. Matarlo era mi manera de hacerle ver a todo el mundo que era capaz de dar la vida por los demás, que realmente era el elegido para derrotar a Lord Voldemort, que los mayores, al darle los poderes, tuvieron siempre razón al encontrar a la persona adecuada. Después de aclarar esto me queda agradeceros la gran cantidad de reviews que me dejastéis en el último capítulo y espero que continuéis así. Un besazo muy grande para todos y disfrutar, creo que os sorprenderán ciertas cosas...
Reviews:
Nyissa: Olasss! No llegué a tiempo de responderte el review en el capi 47, lo hago en este. Sí, Christine tiene un segundo nombre como todos, pero todavía no tengo muy claro cuál es. Barajo la posibilidad entre dos o tres, no obstante, no es importante para este fict. Besazos!
Julia: Olass! No hay problema, te lo envio!
Landoms 182: Olass! Vaya, siento q se borrara el review anterior. Umm, jajaja, bueno, has leído el capi no? Ya puedes ver por ti mismo lo que ha ocurrido. Espero que te haya gustado. Dew!
Myca: Olass! Jaja, gracias!
DeMalfoy: Muchas gracias! Me alegro que te haya gustado el capi y mi forma de escribir. Ahora ya no queda casi nada de fict, jajaa. Vaya, otra con lo de la locura, ajajaja, sí, debe ser una terrible enfermedad. Umm, espero que todavía no esté para psiquiátrico, tu q crees? Ajajaj. Me alegro que, dentro de lo que cabe, te hayan gustado los capis. A ver, lo de Hermione tiene su explicación, ella era demasiado perfecta, dumbledore ya ha demostrado que es humano y q tiene debilidades, la muerte de sirius nos lo prueba, pero hermione debía cometer un gran error y lo hizo. Un error que le ha costado muy caro. Besos!
Ad89: Gracias!
Kaily g-w: Olaaaa! Jjajaaj, ummm, dona, no es per a tant. Aishhh, ja sabia jo q la gent voldria matarme, ajaaja. Ummm, entenc la teva reacció, sips i no creguis que no m'ha costat escriure aquet capi, em sentia molt malament pero les coses tenen q sortir així. Es cert, he fet patir al Harry moltísim pero era necesari aquet sacrifici tant gran per a que es provés les seves ganes de donarlo tot pels demes i també per a que es veiés la seva part humana. Si no hagués estat patint tant el Harry no hagués expresat el que li volia dir a la Ginny, a la Christine i als seus amics. Tancar els ulls simplement després de tot el q ha pasta em semblava molt pobre. La mort de L'alan va ser igual, el que passa que ell era un nedó. Tenien que patir la meteixa mort perq necessitava aquesta reacció de la Chris i també per al que passarà en aquets dos últims capis. La idea era que tothom plorés, ajajja, no perq magrade, sino perq tenia q calar fons el fict. He estat preparant a tothom per aquet moment i posant escenes q marcarien això I si em dius q has plorat em dono per satisfeta. Més coses. Et vaig prometre la escena del Harry I la Ginny I encara que se que no era la que volies, he fet tot ho possible per a que quedés be. Mai el Harry li havia dit a ningú que l'estimava, aquesta es la proba irrefutable que encara quedava molt de humà en ell. Com que encara no has llegit el final no et puc dir res del que pasarà, pero et prometo que he pensat en tot, en Chris, en Ginny, en Remus...en tots. A veure...Hermione. Si, sé que es molt fort el que li ha pasta i escriurelo mha costat molt, pero tenia que passar. Si mires cap als llibres, Hermione mai ha comés un error, semblava perfecta, sempre encertava en tot el q deia, tenia que fer el personatge humà, reial i per això cometia l'error d'anar al Ministeri sense pensar les consequencies, un error que mai oblidarà. Si, endavant del Ron i aixo crec q coincidiràs en mi en que també era necessari. Pensa que sino, ningú s'hagués donat del que sentia per l'altre. No, a la Ginny no l'ha violat, l'Ian es refereix a que lacariciat i la tocat, pero el harry arriba a temps a salvarla. Tens raó, queden dos capis i son igual de llargs que els anteriors. Aixo es perque queden molts punts a tractar encara. La adivina i Emy tenen que tornar a sortir i donar explicacions per no haber aparescut quan la Christine las cridava, també queda la reacció de toos, la de Dumbledore...en fi i unes quantes coses més que he d'arreglar. Aahhh, si, l'Ian es el mortifago que escapa. PD: Aishhh, si el cas es q el Guillermo martín no ho havia fet molt be, pero es que era molt simpàtic i donava vida a la academia. Jooooo. Jaaja. El meu favorit indudablement es...FRAN, es que aquet noi es Sirius Black, miraho be, jajaja, es el sirius de 22 anys que van enviar a Azkaban. M'encantaaaaa, ajaja. Be, wapa, et deixo llegir. Molts Petonssss, i ja em diràs, ajajaj.
Nat: Olassss! Jaaj, me allegro que te haya gustado. Ummm, jaaj, bueno, creo que al haber leído te darás cuenta de lo que ha pasado. Los muertos pueden resucitar? Jaajaj, ummm, no sé, no sé.
Roxana: Olasss! Muchas gracias! Me alegro que te haya gustado el capi. He puesto mucho empeño así que espero que haya salido todo bien. No, el fict no está terminado todavía, quedan dos capis, ya veremos que te parecen. Besos!
Lena-Black: Olasss! Jaja, tiene mérito empezar a leers el fict entero. Uffff, creo que se me ha ido la mano y es demasiado largo. En fin, me alegro que te guste. Jajaja. Bueno, ummm, Emy no tiene la capacidad para resucitar a los muertos, pero sí que aparecerá en el próximo capítulo, tal vez a explicar porqué no se presentó cuando Christine la llamaba. Por el resto de cosas...jaajja, ufffff, cuanto pides, ajaja. Me temo que las cosas no son tan sencillas. Hermione está bastante peor de lo que aparentará y Ron en estos momentos, es un chico inseguro que se culpa por todo incapaz de ayudarse a sí mismo. Besos!
Amnydic1991: Olass, jajajaj, q review más divertido,. Lo primero gracias por el apoyo y me alegro que te guste. Bueno, yo sólo he dicho que habrá cosas que no gustarán, pero las entiendo, ajajaj. De todas formas, quedan dos capis y en ellos todavía se descubren muchas cosas más, pistas que he ido dejando a lo largo del fict y que la gente ha pasado por alto. Besos!
Aidee: Olass, gracias! Me alegro que te guste el capi. Siento tener que decir esto, pero me alegro mucho que hayas llorado. Jaja, no me malinterpretes, pero era lo que trataba de inspirar en la gente y veo que al menos en algunas personas lo he logrado. Bueno, no tengo ningún don especial, lo único que hago es ponerle mucho empeño, todo el mundo puede hacer eso. Vale, sí, dos capis quedan. Tengo todavía muchos cabos sueltos por atar y sí, tengo algo pensado que espero que compense todo lo que habéis pasado, jaajjaja. Sí, en efecto, Ian escapa...y bueno, es verdad que tengo pensada una continuación, pero no sé si la haré. Besazos!
Veruka: Olasss! Me alegro que te haya impactado el capi, porque de eso se trataba. Lo siento, Ian tenía que escapar...como alguien más ha intuido, si hiciera continuación, él tendría que ocupar un lugar en el puesto de Vodemort. Antes de responder a tu pregunta te diré que siempre he creído que Harry debía morir en su enfrentamiento con Voldemrot, de hecho, es lo que creo que pasará, así que imagino que eso responde a tu pregunta. En fin, nada más, que muchas gracias por tu apoyo y besazos!
Derichbin: Olass! Jajajajajajjaja, acabas de descubrir el átomo, ajajajaj. Sí, claro, Voldemort pertenece al Opus Dei, no lo sabías? Jaajjaajajaja. Bueno, respecto a las violaciones, sólo se violó a Hermione y no lo hice por darle más caña al asunto, sino porque era necesario que cometiera un error y ella y ron despertaran y se diesen cuenta de lo que sienten el uno por el otro. Vale, ves mucho la tele, ajjajajaaj, seguro que te chupaste mucha guerra de las galaxias en los últimos meses, ajajaj. No, Harry no se enfrentará a Dios, primero y principal porque no creo en él, jajaa, y vamos, que como no se enfrente a su nombre escrito en la lápida, poco más tiene que hacer. Reflexión? Ajajja, no chico, no, este capi no es de reflexión, continuan ocurriendo cosas, yo no doy lugar a que pare el ritmo frenético de la historia. Aquí os cuento un par de secretos que queríais saber...Y respecto a Malfoy...lo siento, ajajaj, todavía lo necesito vivo.
Ginnyalis: Olass! Jajaja, gracias, yo también te quiero. Mira que montar una revolución en mi contra...aishhh. Tampoco hay que ponerse tan violenta, ajajaa, mira que ya fui avisando...
Verónica: Olass! Ufff, que difícil, que difícil. Anda, darme un respiro hasta que terminéis el fict y entonces luego aceptaré ejércitos asesinos en mi contra, ajjaaj.
Lladruc: Olasss! Jajaa, home, no ploris. Pero si no es per a tant…vale, vale, potser si. No es pot reviure als morts, ajaaja, això crec que ja estava clar, oi? Tenia que allargarlo per a que fos un sacrifici total, per a que es veiés la part humana del Harry. Del que me has preguntat del 6 llibre et dic q si a les dos preguntes, no puc comentar res perq hi ha gent q no sho ha llegit i no vull fastidiarles el llibre. Si, en quant a Barcelona tinga ordinador e internet et prometo pasarme pel teu fict. Petons!
P-Potter: Olass, jaa, me temo que es muy tarde, Harry ya está muerto. No soy mala, jajaja, simplemente hago el fict con lo que debía hacer. Besos!
Catalina: Olass! O estés tan triste, que ya verás como puedo arreglar muchas cosas. Sigue leyendo y probablemente encuentres alguna sorpresa, he preparado este fict con esa intención.
Fallen angel: Olasss! Muchas gracias, se te perdona la ausencia. Bueno, creo que estarás de acuerdo conmigo en que Harry debía sacrificarse y debía revelar su parte humana. No podía quedar atrapado en el salvador para siempre. Hermione...era demasiado perfecta, siempre he creído que tarde o temprano debía mostear un error como dumbledore. Bien, cometió el mismo que Harry y eso le ha costado caro. En fin, decir que el 6 libro de rowling no es el mejor ni mucho menos, pero que es igualmente increíble. Descubrimos muchísimas cosas y el final es brillante, nunca podría haber escrito un libro así. Ella es la auténtica autora, de verdad y la única que podía seguir su libro. El 6 no se puede comparar a la 2º guerra, indudablemente es mucho mejor. Besazos!
Absintheadditc: Muchas gracias por tus palabras, son muy importantes para mí. Ummm, lo cierto es que este fict debía tener este primerm desenlace, aunque tiene muchos más. Tengo dos sorpresas aguardando este nuevo capi y espero que compensen con treces el sabor amargo de la batalla. Besos!
Ginny04: Olasss! Parlas cátala? Jajaja, perfecte, perque jo també! Siii, vaig a la ciutat condal, ajajjaaj, encara que he nacut a Valencia, Barna es meitat meva també, ajajaj, m'encataaaaaa, ja vaig viure dos anys alli. Vale, texplico ho dels reviews. Al final del capi, baix d'aquesta mateixa pagina, veuràs una ventaneta blava que posa: "Submit review", donali a "go" i t'apareixerà una ventaneta on posar el nick,(Ginny04) i el email en el cas que vullgas. Desprès, escrius el texto i li dones a "submit review" i ja està! Asi de senzill! M'alegro que thagi enganxat el fict i que t'agrade! Hi ha moments tristos pero te un perqué. Merci per tot. Petons!
Susi-black: Gracias! Jaja, hombre, mis amigos dicen que muy cuerda no estoy, ajajajja,
Usagi-chan: Nooo, ajjaja, no te cortes las venas o me sentiré realmente culpable. Si, si, todos dan mucha pena, pero las cosas debían salir así, por el momento, ajajaja. Besos!
Marita: Olassss! Me alegro que te haya gustado. Traté de hacer la batalla lo mejor posible. Umm, sí, ajjjjaa, las últimas frases son de la canción de Alejandro Sanz, la verdad es que me tenía que poner en situación y triste para hacer la última parte y como estoy muy feliz, pues no me salía meterme en la situación y tuve que ayudarme con canciones para inspirarme. Bueno, todavía quedan 2 capis, pero definitivamente Ian no morirá, lo siento pero si por si acaso hago una continuación lo necesitaría. No te preocupes, Chris ya no puede sufrir más, jajajaj.
Saralpp: Olasss! Jajaja, bueno entiendo tu reacción, pero todo tiene su porqué. A ver, para mí hay dos personajes en los libros que son el modelo de perfección y son Dumbledore y Hermione. Dumbledore ya cometió un error cuando Sirius murió y demostró que era humano, pero Hermione no se había equivocado en nada, siempre acierta y eso la hace parecer demasiado perfecta. Tenía que cometer un error y elegí que cometiera el mismo que criticó a harry, actuar irreflexivamente cuando un ser querido está en peligro. Lo ha pagado caro. Y delante de Ron es porque las cosas entre ellos cuando se descubre la verdad parecían irreparables y de esta manera, causándole este daño a Hermione se lograba que los dos comprendieran lo que sienten por el otro. Todos en la guerra han sufrido altibajos y mucho sufrimiento y hermione no podía ser la excepción, lo siento, pero era la única manera.
Yhena: Olasss! Muchas gracias por dejarme un review, me ha hecho mucha ilusión que gente que normalmente no me los deja lo haga aunque sea al final. Bueno, la verdad es que no es nada del otro mundo lo del fict, simplemente que lo tenía todo muy pensado y cuadrado y que pongo mucho esmero en hacerlo bien, pero nada más. A ver...este capítulo tenía que terminar así. El sacrificio de Harry tenía que ser completo y además doloroso para que él también se mostrara humano, para que volviera a ser Harry y no se dejara atrapar por el Salvador. Y al mismo tiempo que los demás también se diesen cuenta. Besos!
Deathforc: Gracias! Esa era la idea, jajaja.
Arelis Black: Olasss! Muchas gracias, me allegro que te guste mi fict. Me gusta el realismo, claro, siempre dentro del mundo de la magia, ajajaj. El desenlace...bueno, este capítulo puede darte una idea de él. Espero que el principe mestizo te guste, ya veremos. Y bueno, no sé si haré más ficts, la verdad, pero no lo descarto.
-------------: Olasss! Bueno, estoy contigo en algo, harry Potter para mí ha sido muy importante. Entiendo ese vacío, bueno yo me quedé muy mal cuando la muerte de sirius y también con la del personaje del 6 libro, pero he de decir que el sacrificio de Harry debía ser completo para que se valora, para darle al mundo la oportunidad de volver a empezar. Espero que este capítulo te reconforte, hay dos inesperadas sorpresas.
Erick Arturo: Olass! Jaajaja, sí, debería tener miedo verdad? No creo que nadie me reconozca por la calle, ajajjaj. Vale, lo reconozco me lo merezco, pero tengo mis motivos para haberlo hecho y en este capítulo se explicarán detenidamente a parte de darle al fict la parte buena que hace mucho que se merece. Me meto mucho en los personajes y en el fict, así que supongo que lo hago tanto que algo de ello logro transmitir, si lo he conseguido me doy por satisfecha. Siempre que estoy escribiendo me imagino el fict como si lo estuviera viendo en la televisión, tan real. Bueno, he matado a Harry...jajajaj, diría que lo que he hecho hasta ahora no me ha quedado más remedio para darle veracidad a la historia. Publicar un libro? Ajajaj, me quedaría demasiado grande, ufff, me falta mucho talento. No te preocupes, si algún día escribo otro fict prometo avisar. Besos!
Jovas: Gracias a ti por leerlo. Me alegro que te haya forzado a sentir casi los ojos trsites, eso para mí es un reto, de eso se trataba. Besos!
The-soulless-girl-666: Olasss! Jajaj, vale sí, un poco cruel sí que soy. Sí, creo que Rowling matará a Harry en el Séptimo.
CAPÍTULO 48: LA ÚLTIMA ESPERANZA.
Silencio. Mucho silencio a su alrededor. No sabía donde se encontraba, pero sentía que, minutos antes, su vida se había apagado en un fogonazo de dolor. Estaba cansado, mucho más de lo que había estado en la vida, aún así, su cuerpo era ligero y parecía flotar en la superficie.
No obstante, tenía los ojos cerrados. Le daba miedo abrirlos porque hacerlos podía suponer una realidad a la que no sabía si estaba preparado para aceptar. Se palpó el brazo a tientas y notó como el pellizco le dolía, todavía ere etéreo, pero no escuchaba la voz dulce de Christine junto a sus oídos, ni sentía la respiración acelerada de Ginny. Tampoco podía oler el ambiente cerrado a hospital, la pregunta era¿dónde se encontraba?
Recobrando la valentía Gryffindor que lo caracterizaba, abrió los ojos y la luz lo cegó. Parpadeó un par de veces para acostumbrarse a aquella claridad, tan poco parecida a la oscuridad de la noche en la que, apenas minutos antes, se hallaba. Una vez sus ojos se acostumbraron a aquella blancura, comenzaron a inspeccionar el lugar, el problema era que no había nada que inspeccionar.
Estaba en un espacio vacío, infinito, incapaz de medirse con los ojos humanos. Estaba en una especie de habitación cuadrangular, pero con un pasillo sin límites. Las paredes eran lisas e igualmente blancas. Esa sensación de pérdida de su persona, lo aterró. ¿Por qué tenía miedo y a la vez la impresión de que lo conocía de toda la vida? Tal vez, porque la última vez que había estado allí, Christine estaba a su lado y su falta, se le hacía tremendamente extraña. Debía llevar muy pocos minutos separado de su profesora, pero ya la echaba terriblemente de menos, como si hiciera siglos que no la hubiese visto. Quizás era que estaban a millones de Kilómetros de distancia y ese lazo que los unía por ser arcángel y protegido, se estaba rompiendo, despedazando sus almas. En una amarga sonrisa, se preguntó si la mujer estaría sintiendo ese mismo vacío que lo asolaba.
Se miró las manos y el resto del cuerpo. Las heridas de la batalla habían desaparecido, pero todavía se sentía tremendamente cansado. Se dio cuenta, de que estaba sentado en aquella superficie que no asociaba a ningún material que existiese en la Tierra. Tal vez no podría levantarse. El inmenso dolor se había disipado pero su cuerpo estaba desprovisto de energía.
Con gran esfuerzo, apoyó las palmas de las manos sobre el suelo y se puso en pie. Se tambaleó y estuvo a punto de volver a caer, pero hubo algo que lo sujetó.
Eran unas manos blanquecinas, cálidas al tacto que Harry había tocado en más de una ocasión, pero que ahora, le parecía imposible estar haciéndolo. Era un sueño, sin duda, una mala jugada. Tal vez, Voldemort no había sido derrotado, tal vez le estuviera enviando una de sus pesadillas, porque le parecía totalmente irreal estar en aquel lugar, sin saber muy bien cómo había accedido y con la Unión de las Cuatro Sangres a su lado. Sabía que la fuerza de Emy sobrepasaba lo imaginable, pero ni siquiera ella podría estar en un lugar tan sagrado, en un lugar que sólo los que eran como él se permitían el lujo de pisar. Su refugio, el que le había cambiado la vida a él y a sus amigos, en el que, ya siendo muy niño, había estado para protegerse.
Suspiró y decidió encarar a miradas a la Unión. Sabía que si alguien podía tener respuestas era ella. Sin embargo, el shock que le produjo el encontrarse frente a frente con sus mismos ojos verde esmeralda, pero con un rostro ligeramente distinto al de Emy, le provocó un sobresalto.
Pero no fue capaz de soltarse. No fue capaz de bajar la mirada ni de apartarse. Podía tocar aquello. Podía acariciarlo, podía pasar sus manos encima de las de ella y no se esfumaría. Quedó conectado por esa belleza inusual, distinta, porque era belleza que sólo un hijo podía admirar. Lily Potter sonrió y levantó una mano hasta la mejilla sonrosada de Harry, para acariciarle. El muchacho se estremeció. Su madre tenía el cabello pelirrojo y largo, que le llegaba casi a la altura de la cintura. Era joven y hermosa, con la nariz pequeña y respingona y los labios de un rojo carmesí. Pero sin duda, lo que encandiló a Harry, como años atrás había encandilado a James, eran esos preciosos ojos, idénticos a los suyos. Vestía una túnica larga y de color blanco, con un cordón dorado atado a la cintura e iba descalza.
-Ma...má...- logró articular y en el momento en que lo hizo se soltó del brazo de la mujer y se llevó una mano a la boca. No, aquello no era real, no podía serlo, no podía estar tocando la mano de su madre que llevaba casi dieciséis años muerta.
-No tengas miedo.- sonrió ella. Tenía una voz dulce, cándida, angelical, capaz de encandilar a las fieras. Era como una melodía escucharla, adormecedora. Harry casi estuvo tentado de cerrar los ojos y apoyar la cabeza sobre su pecho, pero para entonces, Lily ya se había puesto en pie y él la imitó.
Se escucharon unos pasos detrás suyo, sin embargo, Harry no podía dejar de mirar a su madre o la copia de lo que ella era. No era Emy, de eso estaba seguro. La Unión siempre olía a lavanda y el olor de esa mujer era distinto, algún tipo de flor tal vez, pero no igual. Además, la magia de Lily residía en sus gestos tranquilos, apaciguados y dulces y no en la determinación que mostraba Emy. Ahora, observando de cerca a su madre comprendió al fin la similitud que había entre la Unión y ella. No se lo habían dicho, pero era obvio que el parecido era cuestión de familia.
No obstante, cuando los pasos se aproximaron a él, Harry pensó que no podía seguir ignorándolos y se dio la vuelta bruscamente. Quiso buscar entre su espalda la espada de Godric Gryffindor, pero no la encontró.
Pero en el instante en que reconoció a la figura, se olvidó de ella. Un hombre alto y delgaducho, vestido con una camiseta negra y ajustada al cuerpo y unos jeans anchos, caminaba con parsimonia hacia él, sonriendo tranquilamente.
James Potter tenía la cara ligeramente más alargada a la de Harry. Sus facciones eran terriblemente idénticas, exceptuando la nariz del hombre que era algo más grande y el color de los ojos castaños. Su pelo estaba más revuelto y desordenado de lo que Harry recordaba haber visto en las fotografías y largos mechones le caían por la frente. Llevaba gafas redondas, pero pequeñas, que le daban un aire intelectual. Pese a lo que pudiera parecer la situación, James sonreía con cierta arrogancia y caminaba muy erguido, sintiéndose seguro de si mismo. Pero cuando se acercó a su hijo que se quedó tan rígido como si hubiese visto un fantasma, le colocó una mano en el hombro, tranquilizadoramente y le habló sin utilizar ese tono despectivo que el muchacho le había escuchado en el pensadero de Snape.
-Todo va a ir bien, Harry...
-Pero...- Harry se alejó del gesto cariñoso de su supuesto padre y les miró a ambos sonriendo como si le estuvieran tomando el pelo.- ¿Es una broma, verdad? Y de muy mal gusto...
-No, no lo es.- una tercera voz resonó en la sala que, minutos atrás, había parecido totalmente desértica. Sin embargo, aquel sonido a Harry se le hizo tan conocido que el corazón le dio un vuelco por la emoción. Sin poder evitarlo tembló de la impresión y retrocedió unos pasos, chocando contra la pared blanquecina. Había comenzado a sudar y las pocas fuerzas que le quedaban estaban amenazando con desvanecerse. Tuvo que cerrar los ojos, puesto que se estaba mareando. Debía ser un sueño, sí, mejor dicho, una pesadilla. Aquello no podía ser real, a menos que realmente estuviera...
Pero si lo estaba¿por qué su cuerpo podía sentir? Y tanto sus padres como aquella tercera persona estaban muertos hacía mucho tiempo¿por qué podía tocarlos?
Sintió como resbalaba por la pared, como si se hundiera en un manantial, pero no llegó a tocar suelo. Unos brazos fuertes lo sujetaron y Harry creyó rozar el cielo. Ese olor era indudablemente el de su padrino. Esas manos fuertes y grandes, esa forma de tratarlo...esa voz como un gruñido, muy parecido al ladrido de un perro. Cuando Harry abrió los ojos, la mirada penetrante de Sirius Black, estaba clavada en él, con expresión de preocupación. Black también vestía de forma muggle como James. Era como si ambos hubiesen estado siempre en algún lugar escondido y de repente, hubiesen regresado. Llevaba unos pantalones negros muy ajustados y una camisa azul marino, medio sin abrochar y por fuera de los pantalones. Su larga cabellera negra le llegaba a la altura de los hombros y estaba limpia y cuidada, igual que Harry la había visto la última vez. Por mucho que quisiera engañarse, por mucho que tratara de convencerse de que aquello no era real, los ojos grises de su padrino estaban frente a él y sus brazos lo sostenían paternalmente.
-Esto...esto...no es posible...- murmuró totalmente confuso. Quería alejarse de aquel engaño, de aquel ser que jugaba con sus sentimientos fingiendo ser Sirius, pero no podía. Había perdido todas las fuerzas restantes y esa calidez que lo adornaba entorno a su padrino era demasiado real como para que tuviera energías de rechazarla.
-Créeme que lo es, Harry.- susurró la voz de Sirius apenada y lo ayudó a ponerse en pie.- Todo lo que estás viendo existe realmente y lo pudiste comprobar la primera vez que estuviste aquí...
-Pero...- Harry ni siquiera tenía ganas de continuar preguntando. ¿Qué más daba en aquellos momentos el porqué se hallaba en presencia de tres personas muertas en un lugar inaccesible si esas personas eran las que más le importaban en el mundo? Sin embargo, su sentido común y su curiosidad innata, se impusieron. Hizo la pregunta que llevaba realizándose desde que despertara en aquel lugar.- ¿Estoy...muerto?- las tres figuras intercambiaron miradas preocupadas y Harry comprendió que la situación debía ser bastante delicada como para que Sirius titubeara en decirle o no la verdad.
-Todavía no.- susurró su padrino, mirándole como se mira a un hijo por primera vez. Daba la impresión de que Black quería memorizar esas facciones del rostro de su ahijado por toda la eternidad.- Es decir, espiritualmente sí y...mentalmente también. Pero tu corazón todavía late.- Harry se llevó una mano a la cabeza y trató de recordar los últimos acontecimientos, pero las imágenes se le agolpaban en la mente como estrujándola y le impedían ver con nitidez los hechos. Había sufrido mucho y eso debía haber afectado a sus recuerdos. Podía verse levantando la espada de Godric Gryffindor, cargada de energía, podía ver a Lord Voldemort entre sus brazos, derramando una única lágrima, podía ver la mirada preocupada de Christine, la calidez de su pecho, sus dulces palabras, los llantos de sus amigos y...después la nada.
-Voldemort...¿está muerto, verdad?- fue la primera pregunta que le vino al aire. Era lo que realmente le importaba. Si iba a morir, como no le cabía duda de que iba a hacerlo, se preguntaba porqué su enemigo no estaba ahí, en ese mismo lugar con él, recibido por sus seres queridos para llevarlo a donde sea que iban los muertos. Aunque había datos que seguían sin encajar. Si estaban muertos...¿por qué podía tocarlos?
-Harry,- habló Sirius como adivinando sus pensamientos.- Esto...no es la muerte. Tú ya has estado aquí en más de una ocasión. ¿Lo recuerdas? Viniste con Christine para...
-Sí, lo recuerdo...- susurró el muchacho interrumpiendo a su padrino y observando la sala lacónicamente. Ese lugar había marcado su destino. Su tristeza debió ser reflejada en su rostro, porque Sirius avanzó y le colocó una mano en el hombro. Como siempre que cualquier ser humano hacía eso, Harry se estremeció, pero aquella vez era Sirius, al que consideraba mezcla de padre y hermano, quién lo volvía a repetir. Ese gesto era real. Su padrino lo notó, pero no retiró el brazo.
-Estamos entre dos mundos- explicó.- Un lugar que divide el mundo de los vivos y el de...los muertos. Y...- hizo una pausa, susurró y señaló a los dos Potter.- El hecho de que estemos aquí, Harry, ha sido un favor que nos han concedido...
-¿Un favor?- repitió el muchacho confusamente.- No lo entiendo.- James Potter se adelantó, como temeroso de hacerlo, miró a Sirius durante una fracción de segundo y éste asintió.
-Los mayores.- aclaró mirando a su hijo detenidamente, con orgullo, como si igual que su mejor amigo, quisiera grabar con fuego esos rasgos.- Harry, salvaste el mundo, cumpliste con tu destino...te sacrificaste. Demostraste que eras merecedor de ese poder que se te concedió...pero...
-Pero perdiste la esperanza para ti...- le ayudó Lily que también se había acercado y arrodillado al lado de su hijo. Harry la miraba y seguía siendo incapaz de apartar la vista de aquellos ojos tan sorprendentes, de aquella voz.- Por eso estamos aquí...para ayudarte...a volver...
-¿Volver?- a Harry se le humedecieron los ojos. No podía creer que los mayores se hubiesen tomado tantas molestias por recompensarle, no podía creer que hubiesen dejado que sus padres y su padrino, al que había ansiado tocar y ver por última vez durante meses, bajaran a ese lugar, para pedirle que regresara. No, no iba a hacerlo, no ahora que estaba con ellos, no ahora que sentía la mano cálida de su madre sobre sus mejillas, no ahora que podía tocar aquello, verlo, sentirlo...
-Volver.- asintió James.- Pero para eso...necesitas esperanza...no sabemos como, Harry, pero de alguna manera eras mucho más poderoso de lo que Christine, los mayores o tú mismo creíste. Deberías haber muerto cuando soltaste todo tu poder y sin embargo, tu corazón todavía late. Estás muerto clínicamente, pero si lo deseas con toda tu alma, si así lo quieres y tienes fe...puedes regresar...
-¿Cómo habéis llegado hasta aquí?- preguntó el muchacho, cambiando claramente de tema y apartando la cabeza a un lado, para que sus padres y su padrino no percibieran sus ojos aguados.- ¿Por qué puedo tocaros...por qué... vais vestidos como si...?
-Porque este lugar tiene esa capacidad.- respondió Sirius con una voz seria que poco se parecía a la que solía utilizar cuando estaba vivo.- Es otro de los regalos de los mayores...Harry, mírame.- el chico no pudo negarse a esa petición. Llevaba meses y meses aguardando una oportunidad así, deseando volver a encontrar esos ojos grises de su padrino puestos en él. Lo había intentado de mil maneras, con el espejo, a través de Nick casi-decapitado, buscando cuadros en Grimmauld Place...pero nunca había dado con una imagen de su padrino. Se había conformado con admirar una y mil veces la fotografía donde Sirius aparecía en la boda de sus padres, como un hombre libre, feliz; con la intención de que el rostro de su padrino quedara grabado en su mente para la posteridad, para no olvidar jamás como era y sentirlo siempre a su lado. Instintivamente, se llevó la mano a la muñeca, allí estaba la pulsera de Sirius y Black también la vio.- Por favor...ten fe...
-¿Fe?- ironizó el muchacho sintiéndose terriblemente decepcionado. No quería escuchar esas palabras, no le interesaban ni le importaban. Lo único que quería era lanzarse al cuello de su padrino, de sus padres y permanecer allí el resto de sus días.- ¿Qué sabrás tú de fe¡El mundo no necesita fe! Todo es distinto ahora¿podías mantener tú la fe encerrado en Azkaban¡Dímelo Sirius¿Podías mantener la fe cuando sabías que lo habías perdido todo y que...?- se detuvo. Era consciente de que las lágrimas habían comenzado a salir de sus ojos, pero ya no le importaba. Sus palabras habían sido muy duras y por eso se había detenido. Lily había apartado la vista de él y parecía profundamente herida. Al hablar, no se había detenido a pensar lo mucho que esas afirmaciones podían doler a sus padres y no era justo que la primera que los veía, les hiciera daño.- La fe es algo a lo que muchos ya no tenemos acceso...ha desaparecido...
-Te engañas.- susurró Sirius. Sabía que su ahijado tenía todo el derecho del mundo a sentirse así, sabía que había sufrido demasiado porque lo había estado observando desde la distancia, una y otra vez, pero tenía que comprender, tenía que aceptar y no rendirse.- Un mundo es mucho más que tierra y piedras. No se puede borrar de un plumazo dos mil años de fe, de cualquier fe. No puedes aplastar la fe destruyendo sus manifestaciones terrenales. El mundo seguirá manteniéndola con o sin tu ayuda. Pero será más fácil si les brindas esa oportunidad.
-¿A qué te refieres?- inquirió el muchacho. Sirius suspiró y cerró brevemente los ojos.
-A que, ahora mismo, Harry, millones y millones de personas están a la espera en San Mungo. A la espera de que les digan si el niño-qué-vivió, si el Salvador, está vivo. Creas en ello o no, rezan, suplican, se mantienen unidos por una misma razón. Porque saben, que mereces esa vida, porque saben, que no es justo que Lord Voldemort se haya llevado consigo tu juventud, tus sueños...Christine Byrne está desesperada por tratar de salvarte, Remus Lupin se mantiene a los pies de tu cama manteniendo esa pequeña esperanza...Ginny te está llamando...¿vas a dejar que ellos sufran por ti¿Vas a negarles y negarte a ti mismo la vida maravillosa que te espera?
-Mi vida...- susurró Harry apretando los puños y temblando ligeramente con sus palabras.- ...estaba a tu lado...¿Por qué Sirius¿Por qué tuviste que ir al Departamento de Misterios? Te necesito...por favor...deja que me quede contigo...con vosotros...- Sirius Black era incapaz de responder a esas preguntas, incapaz de negarle algo a su ahijado, pero aquello que le pedía, no sería justo. No, él no podía permitir que Harry, que había sacrificado todo por los demás, se negara la oportunidad de ser feliz, por mucho que él lo quisiera tener a su lado, por mucho que los dos Potter lo quisieran. Lily se agachó a los pies de su hijo y lo abrazó. El muchacho volvió a estremecerse cuando su madre le depositó un suave beso en las mejillas, bañándolas con sus propias lágrimas.
-Ma-mamá- dijo sin poder contenerse. En aquellos momentos no le importó que todos estuviesen mirando la escena, no sintió vergüenza, ni se sonrojó. ¿Qué importaba si lo veían llorar¿Qué importaba si pensaban que era sentimental y estúpido¿Qué podía importar en aquellos momentos el mundo entero si estaba en los brazos de su madre?- ¿Por qué...por qué habría de volver...?
-Porque todavía hay algo que tienes que hacer.- susurró la mujer apartándose brevemente de su hijo y recobrando la compostura.- Y es algo...que sólo tú puedes conseguir...- Harry respiró hondo, miró a James Potter, que parecía una calcomanía suya y su padrino y asintió sin demasiado convicción.
-¿De qué se trata?
-Del deseo que pediste.- respondió Sirius hablando seriamente.- De alguna manera y no sabemos como, Harry...se ha cumplido...
-¿Qué?- el chico no podía creerlo. Era realmente absurdo. Había pedido algo que sabía que no era posible y sin embargo, cuando vio aquella estrella fugaz supo que debía pedir eso, como si el destino se lo hubiera susurrado al oído.
-Lo entenderás, cuando veas esto.- Lily se sacó del bolsillo de la túnica blanca un vieja fotografía arrugada y se la tendió a su hijo. Harry la tomó y la observó detenidamente. Sonrió ante la estampa. Era una foto en la que salían Lily Y Christine y ambas cargaban a dos bebés, de aproximadamente la misma edad de un año.
-¿Cómo tienes esto tú?
-Magia.- Lily sonrió y se encogió de hombros, aguardando a que su hijo se diese cuenta de la peculiaridad de la fotografía, sin embargo, no parecía caer en la cuenta.- ¿No encuentras nada extraño?
-¿Extraño? La verdad es que...- pero se detuvo en seco. Harry acababa de enmudecer. No, sin duda aquello debía ser una broma de mal gusto. Y al parecer no habían acabado aquel día.- Pero...esto...no es...es decir, Dios...- levantó la cabeza y vio las sonrisas melancólicas de sus padres.- Pero si son la misma persona...
-Exactamente.- asintió James.- No sabemos como ocurrió, pero la realidad es esa. Quizás fueron los mayores, o...
-Yo creo que no.- interrumpió Lily mirando a su hijo detenidamente.- Harry, has oído hablar del Gaf?
-¿La sala de las Almas¡Por supuesto! Esa leyenda me la contó Emy...
-Me da la impresión de que no es una leyenda.- explicó Lily paseándose de un extremo a otro con una mano en la barbilla y volviendo a mirar la fotografía de vez en cuando.- De algún modo, Harry, esa sala existe de verdad. Y estaba vacía hasta que...
-...hasta que esa noche tú pediste ese deseo...- asintió James como comprendiendo al fin lo que pasaba por la mente de su esposa.- fue como si hubiese descendido la primera alma...y así una tras otra sucesivamente...
-Con esperanza.- completó Lily.- Pediste ese deseo con esperanza...y esa fe que tuviste dio sus frutos...- Harry suspiró y bajó la cabeza recapacitando.
-Siempre supe que esa sala era especial...un pilar de la Tierra.
-Es el principio y el fin.- anunció Sirius.- Allá donde nacemos y en donde más tarde morimos...siempre pasamos por ahí.- se hizo el silencio. Era mucha información en poco tiempo y asimilarla no era fácil. Pese a que Harry debía sentirse satisfecho, no lo estaba. Ahora sabía que tenía un motivo muy poderoso para volver y que no podía negarse. Pero en el fondo de su corazón, deseaba quedarse...
-Tienes que decírselo.- sollozó Lily y se tapó la cara con ambas manos. James, cerrando brevemente los ojos, le colocó una mano en el hombro para reconfortarla. Harry se quedó mirando esa estampa de sus padres como hipnotizado. Eran ellos, las personas que habían dado su vida por él, los verdaderos ganadores de aquella guerra. Los padres que siempre habría anhelado tener, los que lo hubieran llenado de caricias y de amor y alejado de aquel infierno que pasó con los Dursley. ¿Por qué se quedaba quieto¿Por qué no reaccionaba y les decía algo? Siempre había pensado en qué les diría si pudiera tenerlos una sola vez enfrente suyo y ahora, los dos Potter, lo estaban.- Ella se merece ser feliz. Harry, no tienes idea de lo que ha sufrido...
-Dani...¿está muerto, verdad?- el muchacho había bajado los brazos. Podía comprenderlo ahora con mayor magnitud. Podía entender los sentimientos de Christine y la dureza de su corazón y se sentía obligado en devolverle lo que un día le arrebataron.
-Sí,- fue James quien habló. Su esposa era incapaz de seguir conteniéndose.- Dani y Alan fueron asesinados la misma noche que...- Potter carraspeó.- Peter también los entregó y Christine llegó demasiado tarde. Le tendieron una trampa Harry y ella sintió que la vida de su familia se escapaba cuando ya no había nada que hacer. Corrió hasta la casa, pero al entrar...ya estaban muertos.
-Fue en ese momento cuando yo me comuniqué con ella.- explicó Sirius con melancolía.- Estaba tan nervioso que no me percaté de que algo malo le ocurría...ella escuchó mi voz, me vio en la chimenea, pero...pero no fue capaz de reaccionar. Harry, tenía entre sus brazos la caja de música de su hijo y los dos cadáveres a un lado...ella no tiene la culpa de lo ocurrió y tienes que decírselo. Porque para que se perdone, primero debe saber que tú la has perdonado...- el muchacho bajó la cabeza y lanzó un suspiro al aire.
-Yo...hace mucho tiempo que comprendí que no fue culpa suya...- susurró y levantó la cabeza.- Lo entiendo. Volveré...- las tres figuras intercambiaron miradas de angustia. Habían logrado ese propósito, pero ahora llegaba la despedida, el tiempo se estaba agotando y debían regresar. Fueron los dos Potter los que reaccionaron primero, ya que Black se había quedado anclado al suelo. Lily cogió las manos de su hijo y las besó con dulzura, empapándolas con sus lágrimas.
-Cuídate mucho, hijo mío.- se separó y con suavidad, acarició sus mechones de pelo rebelde. Era un despedida, pensó Harry, un adiós y para siempre. No tendría otra oportunidad de ver a sus padres y lo sabía, se estaba alejando de ellos, de Sirius y sentía un profundo dolor.- Velaremos por ti desde aquí. Dile...- Lily se enjugó las lágrimas.- Dile a Christine que la quiero muchísimo, que no la culpo y...que cuide de ti.
-Lo prometo.- asintió Harry y trató de calmar la sed que sentía al saber que se separaba de las personas que lo habrían hecho inmensamente feliz.- Yo...siempre quise daros las gracias...- se sintió avergonzado de decirlo. Se había dado cuenta de que no era muy dado a ser sincero cuando se trataba de sus sentimientos, que le costaba enormemente expresar lo que pensaba, pero también era consciente de que no volvería a tener otra oportunidad.- Vosotros derrotasteis a Lord Voldemort...no yo...y...os estaré eternamente agradecido...Gracias mamá, papá...- James se acercó y le colocó una mano en la cabeza, sonriéndole sinceramente. Como con su madre, Harry se sintió anclado a esa mirada, a esos ojos tras las gafas redondas, a esas facciones tan idénticas a las suyas.
-Te pareces mucho a mí¿lo sabías?- Harry sonrió y asintió. Todo el mundo se lo decía.- Pero tienes los ojos y el espíritu de tu madre...gracias a ti por existir...hijo mío...cuando seas padre, lo entenderás. Me siento orgulloso de haber tenido un hijo como tú.- el pecho del muchacho se infló de satisfacción. ¿Cuántas veces había deseado oír aquello? Millones y ahora era su padre quien se lo decía, pero, como todavía no tenía hijos, no lo entendió.
-Todo el mundo me dice siempre que eras una persona excepcional...ahora sé que es verdad...- y James lo abrazó. No era un hombre que se dejara vencer por las lágrimas, aún así, no pudo reprimir que sus ojos se humedecieran. Había deseado eso mucho tiempo, su hijo, su pequeño, ahora era todo un hombre y había derrotado al mago tenebroso más poderoso de todos los tiempos.
Harry se separó de su padre, todavía sonriéndole y se acercó a Sirius, el cual se había quedado un poco apartado, con los ojos cerrados y los brazos cruzados, como no queriendo participar de aquella despedida.
-¿Me...me das un abrazo, Sirius?- una gota, parecida a una estrella resbaló por las mejillas de muchacho y acabó en un sollozo ahogado. Sirius Black se estremeció y se acercó a paso lento hacia su ahijado, cayendo al suelo de rodillas y rodeándole en un abrazo desesperado.
-Perdóname...- masculló.- Perdóname por no hacerlo antes, por dejarte solo...lo siento mucho, de verdad, muchísimo...
-Te he echado de menos...- confesó Harry disfrutando del cuerpo cálido de su padrino, que lo abrazaba como antes no lo había hecho.- Ojalá, ojalá pudieras estar conmigo...- Sirius apretó los dientes, pero no dejó que Harry viera la expresión sombría de su rostro, no podía dejar que su ahijado tuviera ese último recuerdo suyo.
-Remus cuidará de ti.- susurró Black y se puso en pie de nuevo.- ¿Sabes lo que tienes que hacer verdad?- una sonrisa pícara cruzó la cara del animago. Harry comprendió y asintió mostrando una primera sonrisa sincera.-Hasta ahora, lo has hecho muy bien...por favor, cuídate mucho, Harry. Algún día, dentro de mucho tiempo...nos volveremos a ver...te lo prometo...- el muchacho retrocedió dos pasos y cerró brevemente los ojos, girando la cabeza para no ver el atractivo rostro de su padrino, puesto que la separación le causaba un profundo vacío, vacío, que no había tenido desde el verano.
-¿Por qué fuiste al Departamento de Misterios, Sirius¿Por qué...por qué dejaste que las palabras de Snape te afectasen...? Yo nunca hubiera pensado que fueses un cobarde...Dumbledore tampoco...sólo...sólo nos preocupábamos de tu seguridad...- una sonrisa amarga se dibujo en la boca del animago. Como al principio, Sirius colocó una mano en el hombro de Harry y una vez más, el muchacho se estremeció.
-¿Piensas que fue lo que Snape me dijo lo que me impulsó a ir?- el muchacho levantó la cabeza sorprendido por la cautela y la calma con la que su padrino se expresaba. Parecía un Sirius en paz, mucho menos temperamental de lo que recordaba y se preguntó si el hecho de que sus padres estuvieran con él tenía que ver.- Lo único que tenía que buscar en aquel lugar era a ti, Harry...no mi valor. Fui...porque te quiero...- lo había dicho con mucha sinceridad y Harry le creyó. Le creyó porque sabía que su padrino nunca le mentiría, porque en el fondo, siempre había sabido que era por eso, pero trataba de buscar una excusa, un culpable, trataba de matar su dolor odiando la memoria de Sirius, pensando que era su egoísmo, su heroicidad y su arrogancia lo que lo habían llevado a la muerte y no la preocupación o el cariño que sentía por él. Porque trataba de encontrar a Snape mucho más culpable de lo que quizás era, porque así, su muerte dolía mucho menos y ahora, el dolor agrietado por esa falta de "mentiras piadosas" de auto convicción, se estaba disipando. Porque Sirius se lo estaba diciendo en persona y porque, en el fondo, era lo que Harry siempre quiso escuchar.
-Yo también te quiero, Sirius.- respondió dejando que una nueva sonrisa asomara su rostro-Y te prometo...no, os prometo...- añadió mirando a sus padres.- que voy a aprovechar la vida que me dejasteis...que voy a ser feliz...
-Así me gusta...- susurró Black y le pasó una mano por el pelo. Entonces, en la sala resonó un eco de una voz. Una voz suplicante, cándida, que Harry había escuchado en numerosas ocasiones.
"Por favor, regresa...Harry...despierta..."
-Es la hora...-murmuró James mirando de una lado a otro como si quisiera encontrar la fuente de la voz.- Te llaman...Ginny te está llamando...tienes que despertar...
-¿Cómo lo hago?
-Con fe.- respondió Lily. -Cierra los ojos...- Harry le obedeció.- Y ahora...concéntrate en regresar...- el muchacho lo hizo. Y descubrió, sorprendentemente, que después de aquello se sentía tan el paz que no le era difícil recordar buenos momentos al lado de Ginny, de Christine, de Lupin...ahora, incluso los echaba terriblemente de menos y quería volver a estar con ellos, a escuchar sus voces. Los ecos de las voces de aquellos buenos momentos regresaron a su mente como fantasmas e inexplicablemente, también resonaran en la sala...
"Siempre creí en ti...Harry...siempre..."
"Por lo que el director me ha contado esta mañana, la noche pasada salvaste muchas vidas, Harry. Si estoy orgulloso de algo es de todo lo que has aprendido."
"Bien. Adiós, Harry. Ha sido un verdadero placer ser profesor tuyo. Estoy seguro de que nos volveremos a encontrar en otra ocasión"
"¡No me digas que nunca has oído hablar de Dumbledore¿Puedo servirme una rana? Podría encontrar a Agripa...Gracias..."
"Espero que estéis satisfechos. Nos podían haber matado. O peor, expulsado. Ahora, si no os importa, me voy a la cama."
"Porque tú la has perdido. La gente espera que tú les salves, aún hay muchos que tienen fe en Harry Potter, que aguardan impacientes porque el milagro que les devolvió la paz, se repita. Para ellos no existen las máscaras, no existen los héroes, sólo...el niño qué sobrevivió."
"Siempre te quise como a un hijo...siempre...te quiero Harry Potter...te quiero más de lo que yo misma imaginaba..."
"-¿Padrino? Tú no tienes padrino.
-Sí lo tengo. Era el mejor amigo de mis padres. Está condenado por asesinato, pero se ha escapado de la prisión de los brujos y ahora se halla escondido. Sin embargo, le gusta mantener el contacto conmigo...Estar al corriente de mis cosas...Comprobar que soy feliz..."
Aquel fue el último recuerdo que resonó por toda la sala. Harry abrió los ojos, justo cuando notaba que un resplandor dorado lo absorbía y miró a Sirius. Por primera vez, Sirius Black tenía los ojos llorosos y miraba a su ahijado con un enorme cariño. Aquel ex presidiario, condenado en Azkaban por un crimen que no cometió, rebelde, imprevisible y temerario, ahora había vuelto a ser el hombre que fue cuando salió de Hogwarts, pero con una gran diferencia. Black había madurado y se había dado cuenta lo mucho que podían importarle las personas que lo habían rodeado a lo largo de su vida y que por la que sin lugar a dudas había dado la vida, era aquella que se estaba despidiendo con aquellas palabras de recuerdos. Quizás, pensó, Molly Weasley tenía razón y siempre había confundido a James con Harry, porque cuando miró a su mejor amigo de la infancia, no tuvo valor de pensar a quién de los dos quería más. Sólo sabía una cosa, ambos, habían llenado su vida.
-Gracias...Harry...- susurró y el muchacho desapareció, dejando la sala sumida en un profundo silencio y sin un atisbo de luz, que iluminara el camino de regreso.
La habitación estaba en penumbras. Una tibia luz matinal entraba por las persianas del edificio, pero era muy débil, para no perturbar la calma del enfermo. Allí, sentados en sillas y sillones, en la habitación más acogedora del hospital, se hallaba un grupo de gente rodeando una cama, con un chico de dieciséis años tumbado en ella. El muchacho estaba sumido en un coma irreversible. San Mungo había acogido la noticia con pesar. La sala estaba repleta de ramos de flores que enviaba una multitud considerable de gente, los mostradores no daban abasto de tantas personas que se arremolinaban allí para preguntar por la salud del Salvador, de Harry Potter, que acababa de derrotar al mago tenebroso más poderoso de todos los tiempos. La noticia de que la identidad del hombre misterioso que los había estado ayudando en la guerra y de que el estudiante de Hogwarts eran la misma persona, había volado como la espuma. No había nadie en el mundo mágico que no lo supiera. Las radios mágicas daban noticias continuamente, la gente estaba de fiesta celebrando una segunda y definitiva caída para sus tiempos de guerra, pero había multitud de la población que se hallaban aglomeradas a las puertas del hospital. El Ministerio de Magia se estaba encargando de desalojarla, dado que San Mungo se hallaba en el centro de Londres, una zona concurrida de muggles. Pero no estaban teniendo ningún resultado. Nadie deseaba abandonar a su suerte al niño-qué-vivió y todos estaban ofreciendo su apoyo moral.
Ginny Weasley estaba sentada al fondo de la habitación, con las manos entrelazadas y los ojos cerrados, rogando al destino que le devolviera aquello que le quitó. Por suerte o por desgracia, Harry había sobrevivido a su despliegue de energía, al parecer, era mucho más fuerte de lo que todos pensaban y cuando se había desmayado en la lluvia, Christine había corrido a un medimago para que se lo llevaran directo al hospital. Lamentablemente, el chico había entrado en un coma irreversible y ni los mejores doctores podían curarle. Así que, ella, su hermano, Hermione, Lupin, Christine y Dumbledore, estaban aguardando a que alguien pudiera encontrar un remedio o a que, simplemente, la vida del muchacho se apagara como una antorcha. Fuera, en la sala de espera, se encontraban muchos miembros de la Orden del Fénix. Los medimagos no habían dejado entrar a la habitación más que a los más allegados de Harry y aunque se mostraban reticentes a hacerlo, Dumbledore los había convencido. Era evidente, que ante la presencia del director, nadie se atrevía a oponerse.
De pronto, la puerta de la habitación se abrió y Ginny se puso en pie junto con los demás. Un medimago, con una larga barba blanca y vestido con una bata verde, entró. Sin decir nada, se acercó a la cama y tomó el pulso de Harry, observando la máquina que indicaba las constantes vitales del chico y que cada vez eran más escasas. Suspiró, y se dio la vuelta en dirección a Dumbledore, Christine y Lupin.
-Lo lamento...- habló con una voz de pito que a los chicos les recordaba muchísimo a la de su profesor de encantamientos.- Hemos hecho todo lo que hemos podido...pero no hay ninguna esperanza.
-Siempre hay una esperanza...- Ginny se atrevió a hablar. Tenía el rostro pálido y desencajado, unas grandes bolsas le colgaban de los ojos, pero allí, de pie, frente a todas aquellas personas que debían haberla intimidado, se mantenía erguida y con confianza en sí misma.- Sigue vivo...y mientras respire...se puede hacer algo...
-Señorita.- el medimago adoptó una expresión seria y triste, como si pensara que Ginny, cargada de juventud, no pudiese entender la gravedad de la situación.- Este muchacho casi ni respira...su cerebro se ha parado...sus sentidos se han apagado...está así porque todavía late su corazón, aunque muy débilmente, debería añadir. Cada hora que pasa, estámás débil...Clínicamente está muerto...mantenerlo con vida es un sufrimiento innecesario. Hacerlo padecer injustamente y me parece que ya lo ha hecho suficiente...yo...- se dio la vuelta hacia Dumbledore como temeroso de lo que iba a expresar.- Recomiendo que se le desconecte...director...si en...- miró su reloj de pulsera.- Si en tres horas no ha reaccionado...deberíamos quitarle las máquinas y las pociones que lo mantienen así...- al ver la expresión de Lupin y Christine, susurró:- si fuera mi hijo...lo haría...dejarlo sufrir es una atrocidad...me parece que se ha ganado un poco de paz... si me disculpan...- el hombre agachó la cabeza y volvió a salir por la puerta, cerrando sin hacer ruido.
El silencio se apoderó de nuevo, de la habitación. Ginny se acercó a la cama donde Harry yacía como muerto y le tomó de la mano. La piel del chico estaba helada, como carente de vida y ella se estremeció. Le pasó una mano por la frente y le acarició los cabellos. Esperó. No hubo ninguna reacción. Era como si se lo hubiera hecho a un cadáver, no obstante, Ginny no se iba a rendir. Dumbledore se acercó hacia ella y le colocó una mano en el hombro, para tratar de tranquilizarla.
-Reaccionará...- susurró Ginny con convicción.- Sé que lo hará...
-Debemos ser conscientes de la gravedad de la situación.- argumentó el director, mirando a todos en particular.- El medimago tiene razón...deberíamos plantearnos la posibilidad de...
-¿Está diciendo que le dejemos morir¿Qué le matemos?- bramó Ginny. Había olvidado a quien se dirigía y como lo hacía, ya no le importaba nada. Miró en dirección a los sillones en donde Ron y Hermione aguardaban y esperó su apoyo, pero éste no llegó. Ambos estaban demasiado consternados y no les culpaba.- Perdón...- murmuró y sin mirar a los ojos azules, ocultos por las gafas de media luna, del director, fue a sentarse de nuevo a la silla, hundiendo su rostro bajo las manos.
Dumbledore no dijo nada más. Decidió que no era el momento y también se dirigió a su asiento. Lupin tomó su relevo. Necesitaban que alguien fuera capaz de consolarles a todos y de mantener la calma y aunque el licántropo estaba igualmente destrozado, no iba a dejar que todo el peso de la responsabilidad cayera sobre el director, que en aquellos instantes, parecía mucho más viejo y agotado. Miró a Hermione, que estaba cubierta por una manta que le habían dado los médicos y se acercó a ella y a Ron.
-¿Te encuentras bien?- le preguntó colocándole una mano en la frente. La chica, pese al calor que emanaba el lugar, seguía convulsionándose, como si estuviera aterrorizada y Lupin lo atribuyó a eso, puesto que no parecía que su temperatura fuera anormal.- Hermione, deberías dejar que te examinaran los medimagos...
-No, por favor...- la chica se negaba a separarse de Ron y ni siquiera se había cambiado de ropa. Su túnica estaba rota y desgarrada, pero seguía cubierta por la capa que Harry le había dado durante la batalla, aferrada a ella, sumida en su dolor. Se notaba que Hermione no quería ningún contacto físico con nadie y menos admitir lo que había ocurrido y que todo el mundo sabía.
-Tiene que verte un medimago, Hermione.- insistió el profesor.- Sé que...sé que lo has pasado muy mal, pero no puedes encerrarte en ti misma...deja que te ayudemos...
-¡No quiero ver a nadie¡No quiero que nadie me vea!- Dumbledore miró en aquella dirección, decidiendo en si debía intervenir o no, pero parecía que Lupin no estaba dispuesto a dejar las cosas así. Pese a que la chica se había puesto a llorar, tomó una decisión, más bien dio una orden.
-Ron, llévatela. Ves al mostrador que hay fuera y dile a la chica exactamente lo que pasó.- el muchacho miró a Hermione algo reticente, pero se puso en pie mientras Lupin la cogía de un brazo y la obligaba a levantarse. Él sabía que el profesor tenía razón y que aquello, aunque traumático, era lo mejor.
-¡No¡Dejadme¡Ron suéltame!- gritó la chica cuando se vio arrastrada hacia la salida, pero pronto sus fuerzas se agotaron y se hundió en el pecho de su amigo, sollozando con violencia. La puerta se cerró por segunda vez y Lupin suspiró aliviado. Sabiendo que todavía le quedaba trabajo por hacer, se volvió a sentar al lado de Christine, que no había pronunciado palabra desde que habían llegado al hospital. La miró de refilón. La mujer estaba pálida como la cera y tenía el rostro tan desencajado o más que el de Ginny. Tenía los ojos hinchados, como si hubiese estado llorando durante mucho tiempo, aunque ninguna lágrima resbalaba por sus mejillas. Pensó, con tristeza, lo mal que debía sentirse ella por lo que había ocurrido. Era como haber vuelto a perder a Alan y haber fallado de nuevo en su misión. Le colocó una mano encima de las suyas para darle apoyo, pero ella ni se inmutó con el contacto.
-Chris...vamos, tomemos un café...
-No me apetece.- Lupin suspiró. Aquello iba a ser todavía más complicado.
-Lo necesitas. No has dormido nada en mucho tiempo y ni siquiera has dejado que te examinen...Chris...estás muy débil...no te pido que comas nada porque imagino que no te entrará...pero al menos un café...- Christine se levantó con brusquedad y se acercó a la cama de Harry. Dumbledore la observó atentamente.
-Creo que Remus tiene razón, Christine. Si no quieres que te apliquen ninguna poción, al menos ve a tomar un café. Yo me quedo aquí.- la mujer lo fulminó con la mirada. Se sentía tan mal que no aceptaba ninguna realidad más que la tenía delante. Y era que Harry se debatía entre la vida y la muerte y que ella estaba ahí a su lado, sin hacer nada.
-En una hora recuperaré mis poderes...y lo salvaré...- Ginny levantó la cabeza, pero no dijo nada. Acaba de ver como las expresiones de Lupin y el director se ensombrecían.
-Estás agotada, sin fuerzas, herida...si sueltas tu poder, morirás...- advirtió el licántropo acercándose a ella y acariciándole el rostro. En aquella ocasión, Christine ahogó un sollozo y sí se estremeció.
-No me importa...¿no lo entendéis? No me importa morir si puedo salvarle...es mi deber salvarle...
-Eres tú la que no entiende, Christine.- refutó Dumbledore.- Harry se sacrificó para que tú pudieras ser feliz...y estás traicionando ese sacrificio...y es más, podrían venir todos los mayores aquí a usar su poder, a liberar su energía...no serviría de nada y lo sabes. Es tarde. No queda ni un atisbo de luz, de fuerza, en el cuerpo de Harry. Sabes que cuando un arcángel se vacía por completo no hay nada que se pueda hacer por él. Es una muerte que él mismo ha aceptado.- Christine se derrumbó. Sabía que era verdad, pero se negaba a creerlo, se negaba a aceptarlo.
-Chris...tomemos un café...por favor...- Christine se vio arrastrada por Lupin hacia la salida. Se había dejado vencer por la angustia, por el pesar, tal vez, hubiera sido mejor que Harry hubiese muerto en la batalla, para no tener que padecer esa agonía.
La cafetería del hospital estaba bastante vacía. No había mucha gente con ganas de tomar algo cuando había tal cantidad de heridos. La cifra, era aterradora. En una mesa alejada de la barra, esquinada en una pared barroca, estaban sentados Lupin y Christine. Llevaban un cuarto de hora en silencio, dándoles vuelta a sus tazas de café.
-¿No quieres nada de comer?- preguntó el hombre dando un sorbo a la taza.
-¿Eh?- Christine había estado distraída mirando por la ventana, sumida en sus pensamientos.- Perdona Remus...- susurró al ver la cara de su amigo.- Estaba pensando en...
-Estabas pensando en Dani y Alan...- la mujer abrió mucho los ojos sorprendida. Era increíble la capacidad que Lupin tenía para averiguar en qué pensaba.- Lo siento, no quería incomodarte...
-No lo haces.- susurró ella, pero estaba claro que no era verdad. Los ojos tan vivos y penetrantes de Christine se habían apagado. Lupin suspiró, corrió la silla al lado de la profesora y le dio un beso en la frente. Aquello fue demasiado para ella. La mujer había estado muchas horas tratando de contenerse, pero al final se rindió. Una lágrima recorrió sus pálidas mejillas.
-Chris...- murmuró el profesor enjugándosela con el dedo índice de la mano.- ¿por qué no me cuentas lo que pasó esa noche exactamente? Tal vez te sientas mejor...- Christine dio un largo suspiró y cerró los ojos brevemente. Sólo había hablado una vez de ello y con Dumbledore, aunque jamás había dado detalles.
-Yo...- la mujer bajó el rostro, pero cuando habló, lo hizo con entereza.- Yo me encontré con Bellatrix Lestrange en uno de los ataques... era en un lugar muy lejano, ni siquiera recuerdo cual...me insinuó algo acerca de los Potter y de mi propia familia y corrí hacia mi casa. Acababa de sentir un llanto desesperado. La puerta estaba abierta, las ventanas rotas...entré en el salón y...y Dani estaba tendido. Me acerqué corriendo y reuní toda la energía que pude, pero ya no podía hacer nada por él...estaba muerto. De pronto, sentí como se me paralizaba el corazón, Alan tenía que estar por allí, así que dirigí la mirada hacia la cuna que estaba plantada en medio de la sala. Temblorosa, me levanté y me acerqué hacia allí. Alan estaba en la cuna, tapado con su sábana preferida, la que le bordé con la snitch dorada...le toqué las manos...- Lupin dejó que ella apoyara la cabeza sobre su hombro.- estaban frías...heladas...su cuerpo estaba contraído y su expresión reflejaba lo que acababa de ocurrir. Le tomé el pulso...pero comprendí cual había sido la causa de la muerte y que no había posibilidad de reanimarlo...murió...murió como Harry, Remus. De la misma forma. Soltó su energía porque vio lo que le pasó a su padre y sus sentimientos se activaron...- Lupin la apretó contra su pecho y se mordió la lengua. Nunca había escuchado la historia de esa manera y de labios de Christine sonaba mil veces peor.- Después,- continuó la mujer con la voz queda.- Sirius se comunicó conmigo. Pero ni siquiera me di cuenta de lo que me decía, había entrado como en shock, no sabía que aquella...sería la última vez que lo vería ni tampoco que debía haberme dirigido a la casa de Lily y James. Escuché el llanto de Harry cuando la maldición rebotó contra él y pude ver como la casa era destruida...pero no tuve valor de reaccionar. Aquella misma noche me marché...- Lupin la abrazó con fuerza y Christine se rindió al contacto. Aquel cuerpo suave y cálido era lo único que la reconfortaba. Entonces, en aquella posición, vio la mano de la mujer y vislumbró un precioso anillo de oro. Sonrió interiormente, al parecer, Harry había hecho el más noble de los actos.
-Christine...- le susurró. -¿Quieres casarte conmigo?- la mujer abrió ligeramente la boca.- Sé que no es el mejor momento para pedírtelo, pero Harry se ha esforzado mucho como para que nuestros fantasmas o nuestro dolor lo rompa... -Christine se inclinó para contestar, pero en ese momento se detuvo. Le colocó una mano en el brazo a Lupin y se levantó repentinamente.
-¡Remus¡Corre!
Ginny se levantó de sopetón y se acercó a la cama de Harry. Acaba de tener un presentimiento y el corazón le latía aceleradamente. Ron y Hermione, que habían vuelto cinco minutos antes del reconocimiento médico de la chica, también se pusieron en pie como si Ginny hubiese visto algo que ellos no. A Hermione la habían examinado y le habían dado un par de Pociones. Los medimagos sabían que su daño era más psicológico que físico, así que le habían dado algo de comer, que ella había rechazado y ofrecido ropa limpia y que estuviera en condiciones.
En aquel momento, la puerta se abrió con violencia y Christine entró corriendo, hasta llegar a la cama donde yacía su protegido.
-¡Harry!- exclamó casi sin aliento. Detrás suyo y con una expresión de total confusión, apareció Lupin. Dumbledore le interrogó con la mirada, pero el licántropo se encogió de hombros. Ninguno sabía exactamente lo que ocurría. Pero no tardaron en averiguarlo.
Harry Potter se removió en su cama de hospital como si se estuviera despertando de un largo letargo. La expresión de su rostro era austera y desencajada, de profundo dolor, como si todavía estuviera en el campo de batalla. Abrió los ojos despacio, somnoliento y algo herido. Se notaba que estaba muy débil, pero su primer gesto fue una sonrisa al toparse de frente con los preciosos ojos de Ginny.
-No llores pelirroja, mira que vas a dejar al cielo sin estrellas...
-¡Harry!- Ginny no lo soportó más y se lanzó a su regazo. Pese a que el peso producía en el chico un profundo dolor, no se quejó. Se sentía muy feliz de tenerla allí con él. Ella no podía parar de llorar, porque le gustaba mucho cuando él le decía esa frase. Siempre tan dulce.
-Dios mío...has despertado...realmente parece un milagro...- Harry giró el rostro como pudo y también sonrió a Christine. Había reconocido su voz de inmediato. A su lado estaban sus amigos, el director y Lupin, que acababa de salir corriendo en busca de un medimago.
-Hola Chris...- saludó el chico como si no hubiese pasado nada. Pero de inmediato su sonrisa se contrajo en un claro gesto de dolor. Ahora que no estaba en la sala, su parte física había vuelto a entrar en contacto y los vestigios de la batalla se apoderaron de todo se ser. Sentía tanto dolor que quería gritar, pero le resultaba bastante difícil mover su cuerpo, como si lo tuviera agarrotado.
-Tranquilo...- susurró la mujer.-Remus ha ido a buscar un medimago...te han sedado con muchas pociones por eso no puedes moverte con libertad...
-Pronto se te calmará el dolor...- añadió Dumbledore.
-¡Tenemos que hacer algo!- exclamó Hermione asustada. Nunca había visto a Harry quejarse tanto. En ese momento, el medimago de la barba blanca irrumpió en la estancia, totalmente anonadado y seguido por Lupin.
-Por favor esperen fuera...- ordenó. Una serie más de médicos se aparecieron allí y comenzaron a colgar pociones de colores extravagantes en los goteros que Harry tenía en los brazos. Al ver las expresiones de preocupación de todos, el hombre añadió:- No se preocupen...se recuperará...
Habían pasado tres días desde aquello. El mundo mágico no había concluido las celebraciones y ahora sí que tenían un nuevo motivo para festejar. Aunque sorprendente, la Ministra de Magia, Amelia Bones, había salido del hospital la mañana después de la batalla y había anunciado a los reporteros del Profeta y de otras revistas secundarias, la gran noticia de que Harry Potter había despertado del coma y que, al parecer, se restablecería.
En el hospital San Mungo, estaban prohibidas la mayoría de las visitas, no obstante, todos los miembros de la Orden de Fénix habían entrado, brevemente, a desear a Harry que se recuperará. La señora Weasley no había salido de la habitación desde que el muchacho abriera los ojos. Les encargaba a sus hijos mayores que le trajeran la comida y mudas de ropa para no tener que ir ella misma. Ginny y Ron también se habían quedado. Nadie les había reñido por acudir al Ministerio de Magia, porque todo el mundo conocía la verdad de los hechos. Harry había ayudado a relatarla nada más despertar. Hasta Percy, que ya estaba recuperado de su percance en el último ataque, había ido a pedir perdón a Harry y a desearle una rápida recuperación. Profesores de Hogwarts también se habían pasado por San Mungo, junto con las notas de los exámenes. Harry había sacado "Excelente" en todas las asignaturas menos en Historia de la Magia y Estudios Muggles, en los que la nota se había detenido en "Supera las Expectativas". No obstante, incluso sus notas superaban a las de Hermione y todo apuntaba a que con sus logros, el muchacho sería el próximo Premio Anual. El único que no se había pasado por allí era Snape, pese a que ya había salido del hospital, pero a Harry no le importó. Al final, las cosas habían salido como esperaba y en su interior, le estaba profundamente agradecido al profesor de Pociones. Tonks había sido una de las visitas que más le habían alegrado. No vino sola, sino que trajo a Alex y a Nadín y los presentó al muchacho. Harry escuchó la historia de Ian consternado y les informó que Amelia Bones había anunciado que estaba en busca y captura, ya que era uno de los mortífagos que se había escapado. Pero eso a Harry no podía enturbiarle la felicidad que lo embargaba, pese a que tenía todavía un asunto pendiente que le atormentaba. No había podido sacar tiempo para cumplir el cometido por el que había regresado.
No obstante, aquella mañana parecía que había encontrado el momento. Había sido un día muy productivo. Ginny y él habían acabado por aclararse todos los puntos y volvían a ser una pareja feliz, aunque no habían podido estar solos más que cinco minutos porque las visitas eran constantes. Pero ahora, casi al mediodía, Harry, Christine y Lupin estaban solos en la habitación. El chico había obligado a su profesora a que los médicos le dieran una poción y ella había aceptado a regañadientes. Ahora estaba sentada al lado suyo y se encargaba de taparlo bien para que no tuviera frío. Lupin estaba sentado en el sofá con las piernas cruzadas y muy concentrado en su diario del Profeta.
De pronto, Harry se incorporó e hizo un ademán de intentar levantarse.
-¿Qué se supone que estás haciendo?- le recriminó la profesora con su habitual voz fría.- No puedes levantarte todavía...
-Quiero dar un paseo.- objetó el muchacho y haciendo caso omiso de los adultos que lo vigilaban se puso de pie en el suelo. Lo asoló un mareo y tuvo que sujetarse a la cama, jadeando y haciendo un tremendo esfuerzo por no caerse.
-Vuelve a la cama. No estás en condiciones de levantarte todavía. Tus fuerzas podrían desvanecerse.- Lupin dejó el diario en el sillón y se acercó a tratar de convencerlo.
-Por favor.- suplicó Harry cerrando los ojos y posándolos después sobre Christine.- Es importante...
-Esta bien.
Salieron. Harry iba vestido con una bata de hospital, pero no tenía frío. Todo el recinto estaba acondicionado para los enfermos y encima estaban en el mes de Junio. Lupin no los acompañó porque consideró que ellos tenían temas a tratar. Harry se sujetó en Christine y se puso a mirar el directorio por los pasillos donde pasaban, murmurando de vez en cuando.
-¿Qué estás mirando?
-Tengo que enseñarte algo.- Christine ya no replicó más, pero estaba realmente interesada. Bajaron tres plantas por el ascensor. Algunos medimagos lo reconocían y le preguntaban como se encontraba y otras personas que había por el hospital se quedaban ensimismadas contemplándole o iban directamente o estrecharle la mano. Harry estaba abrumado. Se sentía como la primera vez que pisó el mundo mágico, no obstante, nada lo entretuvo lo suficiente. Por suerte, Christine no le hizo más preguntas hasta que llegaron frente a un mirador. Harry se detuvo y suspiró.
-Esto...Harry...estamos en maternidad...- anunció su profesora como si pensara que el muchacho se había equivocado de lugar.
-Lo sé.- había una determinación extraña en la mirada del chico, que de pronto había adoptado una expresión seria, muy seria.- Mira allí...- Christine asomó la cabeza al mirador y encontró una única cuna. El bebé que yacía en ella estaba despierto y movía las manos en círculos, como si estuviera jugando. En sus brazos colgaba algún que otro gotero con Pociones y en el interior de aquel cubículo se hallaban unos tres medimagos controlándole y revisando su salud. Hasta que Christine no se fijó realmente en el bebé no cayó en la cuenta de porqué se encontraban allí, pero cuando fijó sus ojos en el pelo oscuro, de un color azabache del niño y en sus profundos ojos azules, retrocedió dos pasos, con expresión de terror. Al soltar a Harry, éste casi se cayó al suelo, pero se sujetó al cristal. Sabía que aquello, por narices, tenía que haber impactado a Christine como le impactó a él. Y así fue.
-No...no...es posible...estoy no puede ser real...- pese a la profesora trataba de auto convencerse, no podía apartar la vista del pequeño, que ahora, extrañamente, también se había quedado prendido de su mirada.
-Lo es...- suspiró Harry.- Es complicado de explicar...
-Pero...- Christine se dio la vuelta hacia Harry con el ceño fruncido y todavía una expresión de terror en el rostro.- ¿Cómo sabías que era él...? Tú no...tú no puedes recordarlo...
-Tienes razón.- aceptó Harry lanzando un suspiro. Se había precipitado, quizás. Christine había sufrido muchas emociones en poco tiempo y él no había preparado ninguna forma delicada de darle una explicación. La mujer había pasado un calvario durante casi dieciséis años. Reaccionó de la única manera que se le ocurrió, sacando la fotografía que su madre le había entregado en la sala. La profesora la recogió y todavía se sorprendió más.
-¿Cómo tienes tú esto...? Es la foto que...Lily tenía esta foto en su cartera...¿de dónde...?
-Del único lugar en el que tendría acceso a ella...de su propietaria...-aclaró Harry. Los ojos de Christine se habían llenado de lágrimas y pese a que Harry ya sabía que la máscara de su profesora se había hecho pedazos, no pudo dejar de sorprenderse de verla flaquear.- Mi madre me lo dio, Chris...
-¿Pero cómo es posible...?
-Por eso regresé.- Harry había vuelto a mirar al bebé. Le parecía un niño precioso, igual que la primera vez que lo había tenido en brazos y no pudo más que sentir una extraña sensación, como si lo conociera de toda la vida.- Vi a mis padres...a Sirius...ellos me ayudaron a despertar del coma...me dijeron que todavía me quedaba un motivo por el que volver...y es este...-señaló al bebé y se decidió a contar el resto de la historia.- Este niño está solo en el mundo. Sus padres murieron en aquel ataque, es el que yo rescaté y no tiene ningún otro familiar...este niño, Chris...estaba destinado a llegar a ti...- Christine se estremeció, pero no cabía duda. Sabía quien era, nunca podría olvidar esos ojos, esa expresión.- Tiene alrededor de nueve meses...- continuó Harry recalcando la edad del pequeño.- Y, lo creas o no...es Alan...- hasta que Harry no lo pronunció, Christine no tuvo el valor de pensarlo. Lo sabía, lo tenía delante...¿cuántas noches lo había estrechado entre sus brazos? Pero era absurdo, Alan había muerto dieciséis años atrás y ahora debía tener unos meses menos que Harry.- Chris...- prosiguió el muchacho al ver que ella no reaccionaba.- La noche de la batalla en la que lo encontré, vi una estrella fugaz...pedí un deseo...un deseo absurdo...que se no sé como, se cumplió...
-¿Pediste que Alan resucitara? la voz de Christine era tensa y queda. Se le había secado la garganta.
-No.- negó el chico con rotundidad.- Pedí que hubiese algo en tu vida que pudiera llenar el vacío que él te dejó...- suspiró, cerró los ojos y añadió:- Mis padres me contaron lo de Dani...y yo sabía que el profesor Lupin había suplido ese vacío...pero sabía, Chris, que para que fueras del todo feliz debías tener algo que acompañara ese inquietud, ese dolor...conocía a la perfección tus sentimientos y sabía que otro niño no reemplazaría a Alan...así que, supongo que los mayores decidieron agradecerte lo mucho que has ayudado en esta guerra...eso o el destino, más bien. No lo sé, Chris, lo único que alcanzo a comprender es que Alan fue la primera alma que descendió del Gaf...y que gracias a él...las Sala de las Almas volvió a llenarse...fue como un renacer...pero por supuesto, tu hijo no ha resucitado ni se ha reencarnado, de algún manera...es el mismo...te lo han devuelto...
-Dios mío...- los ojos ce Christine se desbordaron. Temblorosa, casi sin ser capaz de asimilar lo que acababa de escuchar, abrió la puerta de la incubadora y entró. De cerca, Harry la siguió. La profesora se acercó al bebé, sin ser detenida por los tres medimagos que miraron a Harry y sonrieron, y lo miró. Una extraña sensación se dejó notar en la estancia cuando Christine alargó su mano hacia la del niño y le acarició sus deditos blancos y suaves. El bebé, correspondió a ese gesto, apretando con fuerza la mano de la mujer, como si no quisiera dejarla escapar. Harry lo notó. Hubo una energía extraña que llenó cada palmo de terreno del lugar, una fuerza buena, pero desconocida y cuando miró a Christine y a Alan, supo que provenía de ese roce, puesto que los dos habían brillado durante un segundo.
-In aliquo hic, anima mea.(Estoy aquí, mi vida
