Reviews:
Nyissa: Olasss! Me enviaste el review un par de minutos después de actualizar el capi 48 y por eso no pude incluirlo ahí, así que lo pongo aquí. Supongo que si ya has leído el 48 sabrás que no he matado a Harry, ajaj, o al menos, no del todo. Me alegro que te inspirara eso mi fict y que te haya gustado. Vale, ahora la parte del review del 48. Me alegro que te haya gustado lo de Sirius, y los Potter y lo de Alan, eran las sorpresas que os tenía preparadas. Ummm, ajajja, ya veremos si Christine está preparada para decirle que sí a Remus ahora que tiene a su hijo. Besazos!
Icitela: Olasss! Muchísimas gracias, me alegro que me hayas dejado un review, eres muy amable. Estoy contenta de que te haya gustado el fict. He intentado pasar por todos los estados del fict: tristeza, nostalgia, melancolía, alegría, odio, amor...y espero haberlo logrado al menos en parte. Bueno, la verdad es que ya me gustaría ser Rowling, ajajaj, pero no, no lo soy. Ella es mucho mejor que yo, pero sí, es un gran elogio que me hayas comparado con ella. No sé si haré una continuación, espero sacar tiempo para poder hacerla, pero lo tengo que pensar. Besazos!
Alejandra Black Moon: Olasss! Muchas gracias, me allegro que te haya gustado el fict. Y si has llorado, mucho mejor porque de eso se trataba, al menos, es lo que esperaba que sintierais. Todo estaba cuadrado a la perfección para que quedara como está, el engaño, la poción...en fin, que me costó muchísimo. Bueno, me gustaría ser escritora, para que negarlo, jaajja, pero creo que no lo hago lo suficientemente bien. Me falta mucho talento. Creo que para que Christine fuera del todo feliz debía tener a Alan a su lado y también Harry necesitaba ver a Sirius y a sus padres, así que lo ideé todo así. Espero que este último capítulo te guste. Besos!
Marita: Olass! Gracias! Esa era la idea, que causara muchas emociones juntas. Siempre he pensado que a Harry le debía de quedar un poco de reconcomia por no haber sido abrazado por Sirius jamás ni haberlo escuchado decir "te quiero" así que pensé que para que fuera del todo feliz, necesitaba oírlo. Lo mismo con Christine. Fue demasiado duro para ella perder a Alan y no hubiera logrado rehacer su vida sin él, así que tenía que darle este pequeño regalo. Ella ha hecho mucho por la guerra y lo merecía. En fin, sí, este es el último capítulo y espero de verdad que te guste. Muchos besazos!
Ginnyalis: Olass! Jajjajajaja, madre mía si que estoy amenazada. Bueno, yo he sido muy cruel durante todo el fict, pero siempre tuve presente que todo iba a tener una recompensa, la felicidad no se logra con facilidad, han tenido que luchar por ella. Me alegro que te guste.
p-Potter: Olasss! Jajaj, yo no lo llamaría realmente vivo. Clínicamente estaba muerto, pero bueno, mi intención no era dejarlo sin ser feliz, jaja. Me alegro q te gustara cuando se encontrar con Sirius y sus padres. Dew!
Saralpp: Olasss! Sí, este capi es igual de largo q todos, pero lo siento, Ron y Hermione en este fict no serán pareja.
Catalina: Gracias!
Usagi-Chan: Olasss! Gracias, me alegro mucho q te haya gustado! Jaaja, sí, ha sido todo muy bonito. Bueno, no sé no sé si seguiré escribiendo. Besos!
Derichbin: Olass! Jaja, vale, vamos a ver tu deducción. Umm, no, jaajaa, Harry no se quedará sin poder ni nada por estilo. Seguirá siendo un arcángel, quizás esté algo enfermo, pero seguirá siendo igual de fuerte y poderoso. En estos dos capis que te quedan pues va ser q no habrá más violencia, ajaja. Es el final y lo único que queda por hacer es atar los cabos sueltos, todo será bonito y con poca destrucción, sí han escapado mortífagos, como ian o Malfoy es porque hay una posible continuación. No te preocupes, que avisaré a todo el mundo si hago continuación. Besos y gracias a ti por estar apoyando el fict!
Lena-Black: Olaaa! Jaja, vale, me alegro que no resulte extremadamente largo. Bueno, he considerado que Harry para ser completamente feliz necesitaba ese último encuentro con sus padres y Sirius y de ahí a que tuviera que rozar la muerte para lograrlo. Umm, lo de Chris y remus...jajaj, no te lo digo, mejor lo lees y así no te rompo la intriga. Lamento lo de Snape, pero no va a ser posible. Harry ayudó a Snape y Snape ayudó a Harry, pero los rencores del pasado no se pueden borrar de un plumazo, así que sintiéndolo no será posible que hagan más paz de la que ya han hecho. Pero creo que esa es la relación que debían tener, más rayaría lo fantástico. Besos!
Paula: Olass! A ver, Emy llama a Dumbledore "abuelo" cariñosamente, pero no porque lo sea. Lo siento, debí aclarar esa parte. Bueno, lo de Alan es algo que le debía a Christine, ella no habría sido feliz sin su hijo y no podía dejarla sin él después de lo mucho que ha sacrificado.
Alkas: Olasss! Gracias, me alegro que te guste. Perdonado por lo del review, jaaaj, lo entiendo. Bueno, tanto christine como Harry necesitaban lo que les he dado, de lo contrario, no serían felices jamás. La batalla contra Voldemort me costó dios y ayuda. Ajajajaj.
DeMalfoy: Olass! Gracias, me alegro que te haya gustado! Sí, creo que en el tema Hermione no me he equivocado. Umm, sí, el idioma arcángel es latín, pero como tardaría mucho en declinarlo y no no sé hacerlo bien del todo, pues es sin declinar. Así que verbalmente no está bien escrito. Digamos que sería como decir "comer querer" cuando se diría "quiero comer". Besos!
Maigu: Gracias! Jaajajaaa, a ver si te escuchan los demás y me dejan muchos revies, ajajaaja. Besos!
Yhena: Olass! Jaja, más vale tarde que nunca no? Muchas gracias, de verdad, me alegro que te guste mi forma de escribir. Bueno, lo de Sirius y sus padres se lo debía a Harry, no crees? Le hice sufrir mucho y ahora tenía que compensarle para que pudiera ser feliz. Te explico lo de Alan. Al perder Harry la esperanza, también lo hace el mundo y la sala de las almas, se queda vacía. Si no nacen niños, el mundo está condenado a desaparecer. Pero Harry pide un deseo a la estrella fugaz y resulta que alguien(sabrás quién en este capi) se lo concede. Le da la oportunidad a Christine de ser feliz. Alan murió, su cuerpo murió, pero su alma tuvo que ir a una de las muchas salas que hay entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Así que cuando Harry pide el deseo, su alma reaparece en el Gaf y desciende en forma de niño. Los padres del niño simplemente son portadores del cuerpo, pero el alma deinitiva del alan, del verdadero alan que murió con nueve meses, regresa al cuerpo. Y Harry lo encuentra. Espero que lo hayas entendido, de todas formas este capi lo aclara mejor. Besos!
Erick Arturo: Olasss! Muchas gracias! Jaja, eres muy amable, quizás en un futuro me lance a escribir un libro, pero será en un futuro lejano. Bueno, es verdad, siempre dije que tenía un porqué para hacer las cosas y aquí están. Besazos y no te preocupes, q seguirás leyendo muy buenos ficts, porque hay muchos escritores.
Absintheaddict: Muchas gracias! Me alegro que te haya gustado, de verdad. A ver, las dudas. Sí, harry continuará siendo un arcángel por descontado. Ni snape ni draco volverán. Draco se ha escapado y esta en paradero desconocido y snape ya cumplió su función en el fict. Ya veremos si hago continuación...es posible. Besazos!
SkuldPotter: Olass! Gracias por el review! Sí, entiendo que estés ocupada es muy normal ahora, creo que todos estamos igual. Me alegro que te hayan gustado los capítulos, han pasado muchas cosas en estos últimos. Creo que Harry merecía la oportunidad de volver a ver a Sirius y despedirse y sentir el cariño de sus padres. Jajaj, bueno, no sé si algún día escribiré libros, ajaajajaj, pero bueno, quien sabe...
Alucard: Olasss! Jaaaj, estás completamente en tu derecho a ser anti-romance. Yo siempre procuro no poner muchas cursiladas ni melosos porque tampoco es que me agrade ese estilo, pero también considero importante poner algún trozo. A ver, es cierto que no sé latín, jajajajajaja, estudié dos años pero no me enteré de nada. Las frases esas que pongo es latín cutre, sin declinar y que no tiene significado complete. Es como poner "comer querer" en vez de "quiero comer". El latín es un rollo, te lo digo yo, jaajaj, pero suena bien y bonito por eso lo introduje en el fict. A ver, del sexto libro no puedo hablar, lo siento, pero hay gente que no lo ha leído y no quisiera estropeárselo, así que suelo puedo contestar con un "es posible que lo sea, ya he escuchado esa teoría en boca de muchos". Por supuesto! Todo el mundo invitado a la boda de Remus y Chris, en el caso en que haya, claro, ajaja. Bueno, Hermione cometió un error y debía pagar por él, era la forma de demostrar que no es perfecta, como siempre parece. Lo hice de manera que tanto ella como Ron se dieran cuenta en ese momento cuanto se quieren. Muchos besos y me alegro que te haya gustado el fict. Gracias por estar siempre ahí.
Landoms 182: Hola! Sí, bueno, hablamos de magia no? Todo es posible...besos!
Elizabeth Black Swann: Olasss! Moltes gràcies, m'alegro que t'agrade el meu fict. Si, m'enrecordo que el Lladruc em va parlar de tu. Si et sòc sincera ara mirantlo una mica més profundament també trobo el canvi d'actitud del Harry una mica exagerat, ajaja, pero ara es tard per corregir els petits errors. La Chris es un personatge fred pel passat que te, pero mai ha sigut mala persona, encara que ha fet coses molt dolentes. La chris sempre serà la chris, una mica mes amable i menys freda, pero en esencia la mateixa. Treure part del seu caràcter canviaria la personalitat del personatge. Bueno, no es que la Ginny m'agrada molt, tampoc em desagrada, simplement es una quesito de pensament que acabaràn junts, només això. En quant a l'Ian ho he deixat viu per si de cas faig una continuació. Gràcies novament i molts petons!
Jovas: Olass! Gracias a ti por quitar la orden de atentado! Jaajaja, me vería paranoica en las calles de Barcelona esperando a algún enviado tuyo para asesinarme, ajajjaa. El fict tenía que acabar de manera feliz, yo siempre hago sufrir mucho a los personajes para luego darles la felicidad, pero primero se la tienen que currar. Besos!
Roxana: Olass! Jaja, sí, mucha sorpresa. Puse varias pistas, lo de la sala de las almas, las indirectas de emy, el niño que tenía los mismos ojos de Chris...en fin, que espero que os haya gustado. Besos!
Kaily g-w: Olasss! Jaja, Gràcies pel review! Quina sorpresa! Marxo demà dimarts, aissshh, tinc ganes i al mateix cop estic molt atarejada. Bueno, si, m'agrada molt el Sirius, sempre ha sigut un dels meus personatges preferits i era massa important com per eliminarlo del mapa tan aviat. Sempre he dit que el Sirius estaria viu d'alguna manera als meus ficts. Bueno, bueno, jaaj, si, la ginny i el harry sestimaran sempre, ho prometo, ajaja. I veus? Els hi he donat una vida molt feliç. Be wapa, gràcias un altre cop pel review i cuidat molt. Poset ens veurem algun dia a la ciutat condal. Petons!
Fallen angel: Olass! Jaja, sí, Christine merecía ese regalo. Se lo ha currado verdad? Bueno, siento haber puesto el capi pronto, pero es que sino no lo hubierais tenido en un mes. Todo el mundo puede escribir bien, te lo aseguro, sólo hay que poner muchas ganas. No hay más secreto!
Lladruc: Olass! Jaajjjaaja, tens raó, tot ho faig de plorar, ajajajjaa. Bueno, a mi m'agrada poder plorar amb un fict o un llibre. Si, la Chris es mereix tindre a l'alan altre cop, no et sembla? Buenom jo soc cruel perque vull que els personatges es guanyen la felicitat amb treball, ajaja. L'alan no ha resucitat, el que pasa que la seva ánima ha tornat per omplir el Gaf. Aquet és un regalet...de qui? Potser a aquest capi ho sabràs. Petons!
Ginny04: Olasss! Jaajaj, bueno, d'això es tractava, ajajajaj. M'alegro que t'hagi agradat. A vera si trec temps per escriure la continuació, ajajaj, entre la uni i el treball estaré ben lligada, pero espero ferla. Jajaj, s'em queda gran escriure un llibre, aja, potser algun dia quan siga una velleta molt molt vella, ajaajajaj i no tinga res a fer. Petons!
Vlr5s: Olass! Jaja, eres muy amable. Te agradezco muchísimo tus palabras y me alegra ver que el fict te ha gustado. Bueno, Rowling está muy muy lejos de mí, jajajaa, ella es demasiado buena, fue la que inventó todo esto, yo sólo tomo prestados sus personajes. Prometo avisar si continúo. Besos
Ellie Bennet: Olass! Gracias! Jajaja, sí, algún día si el mundo se vuelve al revés es posible que escriba un libro, ajaaja. Bueno, creo que Christine se merecía un poco de felicidad, sin Alan no habría sido capaz de lograrlo y era importante ese reencuentro. Lo mismo con harry y Sirius. El idioma arcángel es latín, jajaj, pero no te vayas a creer que es que sé mucho. Está sin declinar, o lo que es igual, sin conjugar, con lo cual puedo estar diciendo "querer comer" cuando en verdad lo que querría decir sería "quiero comer". La continuación...está pensada, pero ya veremos. Besazos!
CAPÍTULO 49: POR UN FUTURO DISTINTO.
Se respiraba un ambiente relajado en la habitación. Harry estaba descansando en la cama del hospital, todavía bastante fatigado por las heridas y su pérdida de energía, pero mucho más contento. Se había levantado en más de una ocasión y en unos días le darían el alta definitiva. Ginny estaba a su lado. Había recuperado el brillo de los ojos y su rostro ahora volvía a ser hermoso, cargado de dicha. No se habían separado ni un instante y ahora que los adultos los habían dejado solos, junto con sus amigos, para ir a comer, se besaban dulcemente, aprovechando esos pequeños atisbos de intimidad, aunque algo dentro de ellos, les decía que disfrutarían muchos.
Harry miraba por la ventana, el azulado cielo del mediodía. Se sentía mucho más feliz de lo que era capaz de expresar. Había devuelto la luz a Christine, sabía que ella no tardaría en dejar entrar, definitivamente, a Lupin en su vida y se alegraba muchísimo. Ahora que había crecido y Voldemort había desaparecido, estaba seguro de que Dumbledore le dejaría irse a vivir solo, a la antigua casa de sus padres. Lo había decidido. Aquella mansión ya no podía causarle un fuerte dolor, porque era la prueba más grande de amor que sus padres le habían otorgado. Volvía a ser, un hogar feliz. Por eso, ahora, mirando aquella muestra de la naturaleza, no podía parar de repetir "Gracias", tanto a ellos como a su padrino. Sirius...cuanto bien le había hecho verlo. Su dolor, se había disipado, porque sabía que su padrino, estuviese donde estuviese en aquel instante, velaba por él y la luz había vuelto a sus ojos al estar junto a sus mejores amigos.
Apartó la mirada de la ventana. Ojalá hubiese podido transmitir esa alegría a sus amigos. Pero la realidad era muy distinta. La guerra, se había cobrado víctimas, tanto mortales como emocionales y Ron y Hermione eran parte de ellas. Su mejor amigo no se había perdonado el haberse comportado como un imbecil todo el curso y apenas había intercambiado palabra y Hermione siempre estaba acurrucada en el mullido sillón, arropada por una manta y con la mirada puesta al vacío. Cuando Harry fijaba sus ojos en ella, sonreía, pero era una sonrisa forzada, débil, apagada...
-Ron...¿Por qué no te acercas?- murmuró en un intento de entablar conversación. Ginny, que estaba a su lado acariciándole la mejilla, se retiró un poco y fue a sentarse con Hermione, comprendiendo muy bien la situación. El varón menor de los Weasley se levantó de su asiento con un nudo en la garganta y fue a colocarse donde, segundos antes, estaba su hermana. Harry le sonrió tranquilizadoramente y se decidió a sincerarse.- ¿Cuándo vas a mirarme a los ojos?
-No merezco hacerlo.- Ron le retiró la mirada, mordiéndose el labio inferior y con una expresión de profundo dolor.- Fui un estúpido...
-Yo quise que lo fueras, Ron.- Harry se había puesto tan serio y lo había dicho con tanta convicción que su amigo se sorprendió enormemente de la madurez con la que hablaba. Realmente, no era el mismo.- Jugué con todos las piezas...moviendo los peones a mi antojo, sacrificándoles...- su mirada se posó claramente en Ginny.- Yo solo preparé la situación para que pareciera lo que me convenía...el resto...es consecuencia del ser humano...estamos destinados a errar...os hice mucho daño y soy yo quien debe pediros perdón...
-Hermione siempre creyó en ti...- Ron expulsó lo que llevaba dentro y que lo atormentaba.- Y Ginny a su manera también...pero yo no quise...no pude...me cegué por los celos y olvidé lo importante que era tu amistad para mí...- Harry sonrió. Era muy difícil ver a Ron expresando lo que sentía y él lo había logrado. Una parte del problema ya estaba resuelto.
-Y si es tan importante...¿por qué no la recuperas?
-¿Qué?- Harry le miró con calma.
-Que olvides el pasado, que olvides todo lo que nos hizo daño, ya no existen Voldemort ni mortífagos para atormentarnos...ya no hay máscaras ni capuchas cubriendo nuestros rostros...vuelvo a ser Harry...y Harry Potter no es nadie si Ronald Weasley no está a su lado...te necesito y creo que ella también...- señaló a Hermione, cuyo pelo sedoso estaba siendo acariciado por Ginny, en un intento por tranquilizarla.- Le haces mucha falta...aunque ahora sea incapaz de reconocerlo, te quiere...siempre te ha querido...
-No pude defenderla...- el rostro de Ron se había puesto muy pálido.- Luché con todas mis fuerzas, pero no pude...- Harry cerró los ojos. Él había llegado demasiado tarde.
-Hazlo ahora. Defiéndela de su aislamiento, de sí misma...puedes lograr que se recupere y sé que lo harás...- le tendió una mano y le sonrió sinceramente.- ¿Te quedas conmigo?
-Eres el mejor...- susurró Ron esbozando una tímida sonrisa.- No pudieron escoger mejor persona para salvarnos...me quedo con vosotros...
La puerta de la habitación se abrió. Dumbledore y Lupin entraron. La estampa que vieron se quedó grabada en sus pensamientos el resto de sus días. Harry estaba dormido, igual que Ron, Hermione y Ginny, pero había una persona que paseaba por la habitación, cargando a un bebé y cantando una nana en lo que parecía un idioma desconocido, aunque ellos habían escuchado infinidad de veces. Todavía no podían asimilar el regalo que les había hecho el destino y vivían como en una nube al saber lo mucho que aquello iba a marcar su felicidad. Christine se dio la vuelta hacia ellos y sonrió. En cuanto dejó de cantar, el bebé que tenía en brazos, que ya rondaba casi los diez meses, comenzó a llorar, pronunciando una de las pocas palabras que conocía. Mater (madre).
-No queríamos despertarlo.- se excusó Lupin caminando hacia la mujer y mirando ensimismado a ese niño de profundos ojos azules.
-No estaba dormido.- susurró Christine y caminó hasta la cuna para depositarlo allí. El bebé, volvió a llorar, pero se tranquilizó cuando la mujer le acarició la frente suavemente, rozando sus mechones azabache.- Es increíble que recuerde el idioma arcángel...
-No me acordaba que se lo enseñaste...- murmuró Dumbledore acercándose también a la cuna.- Curioso que lo hicieras...
-Pensé que era importante.- Christine se encogió de hombros indiferentemente.- De algún modo...forma parte de lo que es...
-A mí nunca me lo enseñaste.- todos se dieron la vuelta. Harry estaba sentado en la cama sonriendo abiertamente. Era difícil para todos asimilar que él también era aquello y que increíblemente, era la misma persona que el Salvador.- Me gustaría que lo hicieras...
-¿Quieres hablarlo?- preguntó Christine amablemente.- Es bastante difícil si no te lo enseñan desde pequeño...
-Tengo toda la vida por delante.- Harry sonrió y bajó de la cama, amagando un pequeño gesto de dolor. Cada día se encontraba mejor, pero todavía eran muchos los momentos en los que se mareaba, por falta de fuerzas. Los llantos del bebé lo habían despertado y vio como Ginny también se acercaba a la cuna, al parecer, no era el único.
-Es precioso...- murmuró su novia haciéndole cosquillas en la barriguita. Alan se removió y soltó una risa muy graciosa, provocando que todos se enamoraran de él. Era una verdadera ricura.
-¿Encargamos uno?- Harry la había abrazado por detrás y dado un beso muy cerca del oído. Ginny se estremeció. El aliento de su novio la había golpeado cálidamente y hacía mucho tiempo que no lo sentía así de cerca.
-Que tonto eres...- rió tapándole la boca con un dedo.- Tú no tienes ni idea de cuidar un bebé.
-¿Eso crees?- Harry, con el ceño fruncido, se acercó a la cuna, dispuesto a tomar a Alan en brazos, pero Ginny se lo impidió.
-¿Qué haces!- exclamó alarmada.- ¡Se te podría caer!- Harry le dio un beso en la mejilla a su chica y miró a Christine y a Lupin interrogantemente. Ambos sonreían y asentían como dándole permiso. Haciendo caso omiso a su novia, acopló los brazos como un verdadero experto y tomó al niño. En cuanto lo hizo, Alan volvió a reír y paró de berrear. Al parecer, siempre conseguía que se apiadaran de él con sus llantos. Pero, igual que la primera vez, Harry y él quedaron conectados por las miradas. El niño tenía los ojos anclados en él, unos ojos preciosos, brillantes, penetrantes...un escalofrío les había recorrido. De alguna forma, siempre habían estado ligados, siempre habían sido destinados para estar juntos.
-¿Decías algo, Ginny? Te recuerdo que fui yo quien lo rescató de los mortífagos- sonrió el muchacho con autosuficiencia. Una arrogancia que hacía mucho que no expresaba.- ¿Lo ves? Mi hermanito me adora...creo que seré un buen padr...- no acabó la frase, pero como todo el mundo se había puesto a reír de nuevo, no lo percibieron. Harry se estaba acordando de las palabras que le había dicho James, acerca de que no lo podía entender porque no era padre. Alan no era su hijo ni muchos menos, como mucho, se parecía a su hermano pequeño, pero sentía tal sentimiento de protección hacia él que supo que si alguna vez tenía un hijo, aquello se asemejaría mucho.
Se dio la vuelta, volvió a dejar a Alan en la cuna y sonrió a Christine y a Lupin.
-¿Sabes qué?- dijo Christine mirándole fijamente.- Necesito una niñera...más bien, necesito un hermano mayor responsable para que cuide de él y no deje que se meta en líos...¿qué me dices¿No te gustaría cuidar de Alan?
-Por supuesto que sí...- murmuró Harry cohibido y mirando con algo de melancolía hacia la ventana.- Pero no sé si voy a tener tiempo...tengo que acabar el último año de Hogwarts, arreglar mi casa para irme a vivir allí...además...- volvió a mirar a Alan y sonrió.- No creo que sea un hermano responsable...- Christine, comprendiendo lo que rondaba por la mente del muchacho se acercó a él y lo atrajo hacia su pecho. Harry abrió la boca sorprendido por esa repentina muestra de cariño, pero no se separó de la mujer. La sentía muy cerca. Demasiado cerca como para dejar escapar esos gestos que Christine, en ocasiones, le brindaba.
-Creo que me debes una explicación y yo a ti otra...¿por qué no dejamos las máscaras a parte, Harry? Me llamaste "madre" en la batalla...y yo te dije que te quería como a un hijo...y es verdad. Desde el primer momento fue así, desde que Lily estaba en el hospital y te tomé en brazos...nunca, Harry, nunca podrías ser reemplazado por nadie. Alan no ocupa en mi corazón más amor de lo que ocupas tú...- se agachó y le susurró al oído.- Para ser completamente feliz...os necesito a ambos...- Christine lo soltó y se dio la vuelta a un sonriente Lupin. El hombre estaba muy contento de ver que por fin, la antigua Christine había vencido a todas las máscaras posibles. Ella también lo abrazó a él y le dijo:
-Acepto...
-¿Qué?
-Que quiero casarme contigo...
Harry y Ginny se miraron, no dando crédito a lo que sus oídos estaban escuchando. No podían creer que Christine hubiese cambiado tanto en tan poco tiempo y que ahora todo pareciese coger un cauce normal, regalándoles un mundo, una vida, que no estaban dispuestos a soltar.
-Te quiero.- fue la única respuesta de Lupin y pese a que Dumbledore y los demás estaban cerca y mirándoles, le dio un dulce beso en la boca, sonriéndole con ternura.- Ahora necesitamos buscar rápidamente un lugar donde vivir...tenemos que cuidar de nuestro hijo...
-Me gusta como suena eso.- respondió Christine sonriente y se separó con una euforia y una vitalidad que muy pocas veces se le observaba.- En realidad, me he permitido el lujo de arreglarlo todo...
-¿Cómo?
-A ver que os parece...- Christine mostró una sonrisa traviesa, como si hubiera hecho una travesura, muy parecida a la que los merodeadores adoptaban cuando eran niños. Probablemente, había pasado demasiado tiempo con ellos.- He arreglado la casa de Lily y James, si a Harry no le parece mal iremos a vivir en ella...mi casa está vacía así que como creo que va a ser imposible separar a estos dos...-señaló a Harry y a Ginny.- Se la voy a regalar a los Weasley...tiene habitaciones de sobra para todos inclusive de invitados...- dijo como quien no quiere la cosa.
-Pero...pero...- Ginny no sabía qué decir. Se sentía dichosa. ¡Podría vivir con Harry en el Valle de Godric¡Puerta con puerta¡Serían vecinos, se verían todos los días¡Pasearían por la playa, por el pueblo! Aquello era mucho más de lo que siempre había soñado.
-¡Gracias, Chris!- Harry se había abrazado a ella efusivamente. Era la segunda vez en su vida que lo hacía sin vergüenzas, sin obstáculos, solo dejándose llevar por lo que sentía.
-Bueno,- Dumbledore, con una sonrisa de oreja a oreja se acercó a Harry a Christine y les colocó una mano en el hombro a cada uno.- Parece que al final mi plan dio resultado...
-¿Plan?- preguntó la mujer extrañada. Pero no pudo escuchar una respuesta, porque la habitación se llenó de un aura que conocía muy bien. Ron y Hermione se despertaron de sopetón, Alan se silenció y todo el mundo pudo sentir el enorme poder que se respiraba en la estancia. Ginny se cogió a Harry de un brazo asustada. Sólo había sentido ese poder cuando Harry y Voldemort se habían enfrentado. ¿Podía ser qué...? Pero se dio cuenta, con gran alivio, que el muchacho sonreía y que esa energía le era muy familiar. La podía reconocer y era benevolente. Nada de lo que preocuparse. Una columna de luz se materializó en medio de la estancia y entre esa demostración de energía, una figura salió de entre los destellos. Llevaba un pañuelo de tela en la cabeza e iba vestida con una túnica larga y negra y un chal del mismo color echado sobre los hombros. Su presencia era perturbadora, su sonrisa tan misteriosa le hizo recordar a Ginny un cuadro que había visto de un pintor muy famoso, en su clase de Estudios Muggles. Pero cuando les miró, se suavizó su expresión en el rostro.
- Mater...-susurró Christine como si acabara de ver un fantasma. Había gritado hasta la desesperación apenas unos días antes, pero la adivina no había querido manifestarse. Sin embargo, ahora estaba ahí plantada, en medio del hospital y como si nunca hubiese pasado nada. Sin responder, ni atender a todo el mundo que estaba pendiente de su comportamiento, se acercó a la cuna de su nieto y le puso una manos sobre la frente, como una abuela que está eufórica. Dijo unas palabras en idioma arcángel, que Christine entendió como una bendición y Alan volvió a soltar una pequeña carcajada, como si aquello le divirtiera.
-Lo has logrado...Harry Potter...- murmuró.-cumpliste tu cometido y no sólo eso...sobreviviste al sacrificio...cosa, que no estaba escrita en el destino...tuviste fe y por eso...ahora eres mucho más fuerte...por eso...has vuelto...
-Tuve ayuda.- Harry, que sólo le había contado su pequeño secreto a Christine, sabía muy bien que los mayores habían quedado gratamente sorprendidos de que lograra sobrevivir.- Gracias...- añadió hincándose de rodillas. Lo había visto hacer a su profesora, pero no lo hacía porque fuera la madre de ella, ni tampoco porque fuera un mayor, sino porque la admiraba profundamente.- Cumplisteis mi deseo...ahora...entiendo...
-Tu esperanza cumplió el deseo...Harry Potter...- siseó la anciana acudiendo a él y ayudándole a que se levantara. Para sorpresa de todos, fue ella aquella vez la que se arrodilló a sus pies y el muchacho pudo ver como una lágrima resbalaba por su mejilla.- Llenaste la Sala de las Almas con esa misma fe...y devolviste a mi hija lo único que siempre pensé que no podría ser...merecías ese poder...- la mujer se levantó y se acercó hacia Dumbledore. Harry habría jurado que esbozaban ambos una tímida sonrisa, pero un momento después, pensó que se lo había imaginado.
-¿Significa eso que el mundo sigue ligado a mí?- la adivina lanzó un largo suspiro y asintió.- Entonces procuraré que este espíritu que llevo dentro mantenga su fuego en llamas. Ahora creo. Ahora confío.
-Lo creas o no...siempre lo hiciste.- Michaela sonrió.- Por eso, Dumbledore puso a la persona adecuada a tu lado...- aquella pequeña información sorprendió a todos. ¿Quería eso decir que la madre de Christine y el director se conocían¿Qué habían trazado un plan juntos para acabar con la guerra?- Por petición mía...fui yo, Harry Potter, quien te mandó aquellas pesadillas, lo siento, era necesario, necesitábamos probarte, saber que no nos habíamos equivocado...
-No, no es posible...- murmuró Christine.- Mater, ¿lo planeasteis todo?
-Te conocía mejor de lo que puedas imaginar, Christine.- Dumbledore habló con su habitual voz pausada y cargada de comprensión.- Siempre supe, desde que comenzamos a tener esas primeras conversaciones, que tu intención era acudir a los mayores para pedirles el favor de que convirtieran a Harry en un arcángel...así que tu madre se aseguró de poder convencerlos...
-Entonces...- Harry no daba crédito a sus oídos. Había pensado que durante meses estaba engañando al director, a todos y ahora resultaba que Dumbledore era quien lo había preparado todo, quien había puesto todo en bandeja de plata, quien había movido las piezas-... lo sabía...sabía que yo era el Salvador...¿por qué me interrogó¿Por qué trató de hacerme creer que pensaba que yo era Alan?- el anciano sonrió astutamente.
-Te he estado vigilando mucho, Harry. Más de lo que imaginas. Realmente, Michaela me ayudó a ello.- la adivina esbozó una sonrisa.- Sabía que Christine nunca tendría el valor de revelarte la verdad sobre Dani y Alan. Sabía que no le interesaba defenderse frente a ti. Así que tuve que darte pistas para que la perdonaras, para que la comprendieras...y fingir las apariencias. La Orden del Fénix se preguntaba continuamente quien podías ser. Tuve que hacer el papel, probarte a ver como reaccionabas ante mi presión y descubrí gratamente que te desenvolvías a la perfección. Christine pensó que yo me negaría a que te expusieras a tan grave peligro...pero yo tenía confianza en ambos...- y Harry le creyó. Nunca había encontrado las palabras del director tan reales, tan sinceras. Si había estado enfadado, dolido con él por la muerte de Sirius, aquel sentimiento se había desvanecido y supo, que el hecho de poder abrazar a su padrino, había eliminado cualquier muestra de dolor. Asintió, sonriendo sinceramente y se dirigió hacia la adivina.
-Gracias. Me hicisteis un gran bien...ahora estoy en paz...- nadie, excepto Christine, Dumbledore y Michaela llegaron a entender la frase que había dicho Harry, pero no quisieron preguntar.- Ahora me queda un última pregunta por hacer...
-Creo, Harry Potter...- susurró la mujer.- Que siempre la has sabido...Tu deber es escuchar a tu corazón, y quien llena tu corazón es la persona a la que debes proteger con tu vida...porque ella representa la llama verde de la esperanza...- y sin añadir nada más giró su rostro hacia Ginny.- Tu fe...ha creado esperanza en los demás...¿qué mejor persona para ayudar a mantenerla ligada al mundo? Guía el camino de aquel que por el destino carga con la razón de la humanidad y deja que él guíe tu protección con su vida. Os esperan grandes cosas...pero tenéis el resto de la eternidad para vivirlas...
Alan jugueteaba en los brazos de Harry. Hacía pocos días que se habían conocido, por así decirlo, pero estaban tan unidos que parecían hermanos de sangre. Los chicos volvían a estar solos en la habitación del hospital. Quizás era que Harry estaba mucho mejor o que los miembros de la Orden consideraban que debían dejarles tiempo para hablar, pero lo cierto es que tenían confianza en ellos para, incluso, dejarles al bebé a su cargo.
Hermione, que estaba un poco más animada, se encontraba al lado de la cama de su amigo y le hacía cosquillas en la barriga a Alan, sonriendo melancólicamente.
-¿Por qué nunca has tenido hermanos, Hermione?- se atrevió a preguntar Harry, mientras la observaba detenidamente. La chica suspiró y se encogió de hombros.
-Creo que mis padres no tenían tiempo con su trabajo...además, mi madre ya me tuvo con una edad avanzada...así que supongo que no quería ponerse en peligro al tener otro hijo...
-Es una lástima.- suspiró Harry.- Se te dan muy bien los niños.- Hermione sonrió, pero no dijo nada. A su amigo le preocupó esa actitud tan apática. La chica no era la misma después de la batalla final y sabía que nunca volvería a serlo. Se había recuperado enormemente, cierto, que él estuviera vivo había sido un paso fundamental, pero seguía negándose a hablar del tema y su mirada estaba vacía. Incluso había olvidado lo mucho que se había unido a Ron durante la pelea y ni siquiera podía plantearse nada que implicara una relación. Dumbledore había tomado medidas y había pedido a los médicos psicólogos de San Mungo que se hicieran cargo de darle algunas terapias, pero Hermione se había negado a eso y a avisar a sus padres de lo ocurrido. Volvería en un par de días en el tren escolar y fingiría que no había pasado nada.
-¿Sabéis lo que dice el Profeta?- saltó de pronto Ron, bastante emocionado. Durante el periodo que llevaban internos en el hospital, no habían dejado de leer las noticias sobre el final de la guerra. Ginny había recortado todos los titulares de las distintas revistas que hablaban de Harry y había asegurado que las guardaría para enseñárselas a sus nietos, cuando alguna vez los tuviera.- Salen las listas de los que han aprobado el examen de Aparición...y estamos entre ellas...
-¿Qué?- Hermione dejó de juguetear con Alan, al que no le hizo ni pizca de gracia y salió corriendo a arrebatarle el diario a su amigo. Habían cosas, que nunca cambiarían.- ¡Es verdad! Pero...¡si ni siquiera hicimos ese examen!
-Me parece, señorita Granger, que eso no era del todo necesario¿no cree?- todos se giraron en dirección a la puerta. No habían escuchado a nadie entrar y sin embargo, una chica alta, de cabellos pelirrojos y preciosos ojos verde esmeralda, se hallaba plantada allí, recostada en un hombro y de brazos cruzados.
-¡Emy!- Harry estuvo a punto de caerse de la cama y tirar con él a su hermano. La chica sonrió y se acercó, con su aire característico, hacia él.
-Cuidado, Harry. Con todas las molestias que el destino se ha tomado para traer de vuelta a Alan no sería provechoso que se cayera al suelo...- tanto los dos Weasley como Hermione se habían quedado con la boca abierta. Por supuesto, Harry les había contado todo acerca de la vuelta de Alan, de la historia de Christine y de la leyenda de la Unión de las Cuatro Sangres, pero se había guardado de darles ciertos detalles, como por ejemplo, que había estado en la sala entre los dos mundos y había visto a Sirius y a sus padres. Pero de eso, a que La Unión estuviera plantada en medio de la habitación, había un mundo. Hermione estaba más sorprendida que nadie. Había estudiado hasta la saciedad aquella leyenda y se la sabía de memoria. Emy llegó hasta la cama y se acercó a Alan, mirándolo de refilón, pero centrando sus preciosos ojos en los de Harry y Hermione.- Lo sabes...- susurró, entornándolos y lanzándole una clara indirecta al chico. Harry le entregó a Alan a Hermione y asintió, suspirando.
-Sólo tuve que verla a ella para darme cuenta de quien eras...tía... -La Unión se estremeció, pero no por ello apartó la mirada.- Pero...entiendo que me lo ocultaras...
-Hay cosas que son mejor no saber.- murmuró Emy, pero claramente se había puesto algo tensa.- Aunque ahora no importa. Al final, Harry, nos has dado una clara lección de humildad a todos, de la importancia de salvar a aquellos que queremos y cumpliste tu destino mirándolo a los ojos, sin miedos, sin iras, siendo piadoso, entendiendo y...por eso has tenido tu recompensa.- se dio la vuelta bruscamente, mirando hacia la ventana. A sabiendas, de que sus cuatro guardianes la observaban atentamente, tres de ellos, sin entender a lo que se refería.- Fui yo quien les rogó a los mayores que te dejaran ver a Sirius... Harry,- Ron y Hermione abrieron la boca sorprendidos, pero ninguno tuvo valor de decir nada.- Y ellos creyeron oportuno darte aquello que más te hacía falta...estaban orgullosos de ti y...yo también lo estoy, cariño.- volvió a darse la vuelta y súbitamente, le dio un beso en la frente. Cuando se separó, Harry notó que los ojos de la Unión estaban húmedos y sintió una sacudida por dentro. Sintió que Emy siempre había formado parte de su vida y que también la necesitaba. No preguntó porqué no había venido antes, no preguntó porqué no había acudido al final de toda la batalla, porque sabía, que ella había estado presente allí, había podido oler su característico aroma a lavanda. No le hacía falta saber eso, porque lo único que le interesaba era que ella estaba con él.
-Emy...quédate...- Y la Unión lo hubiese querido. Tenía el corazón partido por la mitad, puesto que le era imposible querer más a un Harry que a otro, ambos, en esencia, eran la misma persona, en una realidad o en otra, pero ésta, no era su vida ni su mundo. Ella debía volver a su casa, debía volver con Sirius y tener a su hijo, debía seguir cuidando de su sobrino.
-Me necesitan allí...- susurró con la voz queda.- Harry me necesita...quizás no lo comprendas ahora, pero sigues teniendo todo lo que puede llenar tu vida aquí...y lo sabes. Christine y Remus van a cuidar de ti, Harry, Alan necesita de tu protección...- se giró bruscamente hacia donde Ginny, Ron y Hermione estaban estupefactos.- ellos...te necesitan... -y Harry supo que era verdad. Hasta entonces no se había dado cuenta de lo que tenía, pero ahora lo comprendía bien. Emy siempre lograba abrirle los ojos. Iba a irse a vivir con Lupin y Christine, iba a tener una familia, con Ginny y Ron cerca suyo...¿qué más podía pedir si sabía incluso que sus padres y su padrino lo iban a estar cuidando desde donde estuviesen?
-¿Es un adiós?- preguntó notando como las lágrimas resbalaban por sus mejillas.
-Es un hasta luego, mi niño.- Emy volvió a darle un beso en la frente y cuando se separó añadió, mirando también a Hermione que cargaba a Alan:- La Sala de las Almas vuelve a estar llena. Fuiste tú, Harry. La única persona con la esperanza suficiente para salvar al mundo.- el muchacho asintió y la cogió de la mano, antes de que ella se alejara lo suficiente. Emy sonrió, pero no se libró de aquel contacto.
-¿Lo cuidarás, verdad?- sollozó.- ¿Cuidarás a Sirius por mí?
-Le diré lo afortunado que es por tener un sobrino como tú...- aseguró la mujer y se soltó de la mano.- Aunque...me parece que ya lo sabe...- La Unión caminó en dirección a la puerta, Harry sabía que en cualquier momento saldría por ella y no la volvería ver. Su misión en esa realidad había concluido satisfactoriamente y regresaría a su lugar de origen. Sin embargo, en vez de llegar hasta la puerta, se giró hacia los tres chicos, que conectaron miradas con ella y como Harry aquel día en Londres, quedaron atrapados por ella. Los tres, sintieron como una sacudida y como si Emy estuviese adivinando lo que pasaba por sus mentes, sonrió. Ginny tuvo que sujetarse a Ron cuando una serie de imágenes cruzaron su cabeza, imágenes que la conectaban con la Unión de alguna manera, pero que a la vez, no había vivido. Vio hadas, se vio en la enfermería con Harry enfrente suyo, se vio desaparecer en un resplandor de luz, se vio cansada y agotada en un lugar donde no reconocía, se vio a los pies de una acantilado en la playa, se vio sintiendo a Harry en un frondoso bosque y por fin...se vio junto con él en un mundo donde Voldemort no existía. Pero, cuando Ginny alzó el rostro y miró a Emily, la reconoció como si hubiese pasado el resto de su vida hablando con ella.
-Has despertado...mi querida guardiana de Hufflepuff...- susurró La Unión.- De alguna manera, tu yo de la otra realidad habrá sentido una sacudida parecida...igual que Harry, ambas...sois la misma persona...- y rápidamente, se giró para observar a Ron y a Hermione. Sabía que a ellos les sería más complicado sentir esas visiones que ella les estaba mandando, para que de algún modo, supieran explicar porqué notaban como si la conocieran de toda la vida. No tenían el espíritu de Ginny, pero cuando Hermione abrió los ojos y una lágrima resbaló por sus mejillas y Ron levantó la cabeza para mirarla igual que hacía su guardián de Slytherin, supo que ellos también lo habían logrado.- Un regalo...para que siempre me guardéis en vuestro corazón...- sin saber porqué, los tres se lanzaron hacia Emy y la rodearon en un súbito abrazo. Se sentían bien allí, sintiendo el olor a lavanda de la Unión y disfrutando de ella como si acabaran de perderla y en cuanto ese pensamiento cruzó sus mentes, recordaron cuanto habían llorado al ver estallar en pedazos el cuerpo de la mujer que ahora abrazaban.
-Volveremos a vernos...- susurró Emy recobrando su compostura y observándoles con cariño.- Seguís siendo los guardianes...el verdadero poder que brotaba de vuestro interior era el de vuestro corazón...
-Cuídate mucho, Emy.- aconsejó Hermione y volvió a abrazarla. La Unión la apretó contra su pecho y se mordió el labio inferior. Sabía lo que la chica había sufrido y hubiese deseado con todas sus fuerzas intervenir, pero no podía. Estaba escrito en el destino que así ocurriera y como todo, tenía un porqué. Pero hasta que Hermione se diese cuenta de cual era, tendrían que pasar muchos años.
-Deja que tu corazón te guíe, Hermione.- murmuró la Unión al oído de la chica, para que nadie pudiese escucharlo.- Te han pasado cosas horribles, pero en tu camino hay mucha luz...déjate hallarla...
-Lo prometo.- asintió Hermione.- Lo he visto...y sé lo que tengo que hacer...
-Si sabes que en tu otra yo pudieron haber sentimientos tan fuertes hacia él...quizás cuando te hayas recuperado y aclarado tu mente puedas descubrirlos tú...
-Quizás...- susurró la muchacha entristecida, lanzándole una rápida mirada a Ron.
-Ronald...- dijo Emy, en aquella ocasión, mirando al muchacho.- Supera las heridas y empieza a valorarte a ti mismo...vence tus miedos y confía...sabes que siempre podrás llegar a ser lo que quieras, mientras tengas claro que ser tú es tan importante como ser aquel que deseas...y quizás, no te hayas dado cuenta de hasta que punto eres necesario.
-Gracias, Emy.- rió Ron lanzándole un beso con la mano.- Me acordaré de ti cuando me sienta tentado a no hacerte caso...
-Eso es.- La Unión se dirigió a la última persona que le quedaba por despedir y de la que estaba tremendamente orgullosa.- Recuérdalo todo...escríbelo...explícalo...para que todos aprovechen la oportunidad que él les ha dado...- y miró melancólicamente a Harry.- ¿Lo harás?
-Te lo prometo, Emy...- sollozó Ginny y se unió a un abrazo desesperado.- Gracias...muchas gracias...
-No tienes porqué dármelas...tu fe, tu esperanza...fueron más fuertes que todas las máscaras y las barreras del mundo...ahora disfruta de tu premio, mi niña...disfrútalo porque te lo mereces...- Harry y los demás vieron con tristeza como una potente luz inundaba el cuerpo de Emy. Parecía un ángel extendiendo sus brazos y dejándose acariciar por esa luz tenue que la hacía parecer espectral. Con una mirada cariñosa y envuelta en una despedida espectacular, tal y como eran sus apariciones, la Unión desapareció de la habitación de San Mungo, dejando su habitual aroma a lavanda y los corazones de sus cuatro guardianes encogidos en un puño. Todos le habían prometido cosas, cosas que les llevarían al camino de la felicidad y pensaban cumplirlas.
-Te quiero, Emily Evans...- murmuró Harry en cuanto la habitación quedó en silencio y sonrió al mirar como Alan jugueteaba en los brazos de Hermione. No lo había dicho, pero sabía que ese deseo lo había cumplido la Unión y precisamente la modestia con la que se había manifestado, todavía hacía que él la admirara más.
La luz del sol acariciaba sus rostros lacónicamente. Era una mañana cálida, con un tibio viento liderando el mes de Junio, que casi llegaba a su fin. Bajo la deslumbrante luz de la estrella, una mujer alta, de largos cabellos azabaches, recogidos en una alta cola de caballo y de unos profundos ojos azules, caminaba en silencio por el suelo de piedra. Arrastraba un carrito donde dormitaba un preciosos bebé de unos diez meses. Aquel lugar, estaba desierto. No había ni un alma caminando entre las tumbas, perfectamente alineadas. El cementerio de la ciudad, quizás, no era mejor lugar para pasear a principios de verano, sin embargo, Christine lo pisaba por primera vez, después de casi dieciséis años.
Los cipreses de las vayas se balanceaban rítmicamente y algún que otro gorrión canturreaba cercano a ellos. La mujer sonrió.
-El Gaf...- susurró para que el viento la escuchase y el gorrión que estaba en los árboles, emprendió el vuelo, cantando una bella melodía. Christine miró a su hijo, que acababa de abrir los ojos, tal vez embelesado por el canto del ave y se los restregaba con el puño cerrado. Emy siempre le había querido dar una pista de la llegaba de su hijo, al contar esa historia, al hablarle de fe y esperanza...pero ella había estado tan sumida en su obligación y en su dolor, que no se había dado cuenta.
Volvió a avanzar, a pesar del tiempo, jamás se le olvidaría el día que entró por primera vez allí y se despidió para siempre de los Potter y de su propia familia. La cúpula, con los ataúdes de sus amigos, estaban al final de todo el cementerio, en una parcela algo abandonada y con una vaya medio derruida. Pero había flores, pensó Christine cuando llegó hasta la zona exacta. Siempre había flores. Continuamente, se había preguntado porqué había accedido a que Dumbledore enterrara allí a su esposo y no en el Valle de Godric, pero sabía, que en el fondo era mejor. Aquí en Londres las visitas eran mucho más fáciles de realizar y mucho menos dolorosas.
Por muchos años que pasaran, por muchas cosas que sucedieran, estaba todavía en la memoria el apellido Potter y por supuesto, sabía que Dumbledore nunca dejaría que la tumba de Daniel Rice quedara desierta.
Dejó el carrito a un lado y sacó de una bolsa un montón de rosas blancas. Se arrodilló en el suelo, sin importarle que su túnica negra y totalmente inmaculada, se manchara y depositó un montón de ellas en cada una de las tres tumbas. Tras cerrar brevemente los ojos y hundirse en los pensamientos de sus mejores amigos, prestó verdadera atención a la que le causaba mayor conmoción.
La tumba de Dani estaba acompañada por una segunda, que rezaba el nombre de Alan Rice. Christine miró en ambas direcciones y al no encontrar a nadie, concentró un poco de energía y la tumba de su hijo, que ahora la observaba atentamente, desapareció. Estuvo tentada de abrir el ataúd, pero se contuvo. Sabía que estaría vacío, que Emy había hecho un buen trabajo y que realmente, ese niño era Alan. Sólo tenía que perderse en esos ojos. Pero cuando realmente se cercioró que lo era, había sido dos noches atrás, cuando su hijo había desaparecido súbitamente, para reaparecer al lado de la mesita de noche, donde las medimagas acababan de depositar el biberón. Alan había demostrado que sus habilidades de arcángel superaban a las de su madre.
Sonriendo al recordar aquella anécdota, se puso en pie y regresó hasta el carrito, desabrochó el cinturón del niño y lo tomó en brazos. Inmediatamente, el bebé se puso a reír, siempre le gustaba que lo tuvieran cogido. La profesora, regresó frente a la tumba de su esposo y volvió a arrodillarse. Se quedó en silencio.
Todavía dolía profundamente su pérdida, más ahora, que tenía el regalo más preciado que él le había dado, entre sus brazos.
-Es precioso, Dani...- murmuró mirando a su hijo con los ojos aguados, que a su vez, observaba la fotografía de su padre con cierto interés, como si lo reconociera.- Tal como tú dijiste...no puedes verlo...pero lo sabes...siempre lo supiste...- una lágrima resbaló por las mejillas sonrosadas de Christine. Todavía era capaz de sentir ese dolor tan grande en su interior, cuando notó como la energía de su marido se apagaba. Podía verse entrando en la casa, observando los vestigios de la pelea, en donde Dani, claramente, se había enfrentando solo a un sinfín de mortífagos, protegiendo con su magia, con su cuerpo, con todo lo que él era, a su hijo...- Lo hiciste muy bien...- añadió la profesora.- No pude elegir mejor padre para él...siempre, siempre te llevaré en mi corazón. Voy a cuidar de él, te lo prometo mi vida, voy a cuidar mucho de nuestro hijo...de alguna manera, Dani...siempre lo supiste...no por querer a Remus te quiero menos a ti...al contrario...el amor que siento es tan distinto y a la vez tan poderoso del que creí sentir que me duele que no puedas estar aquí para compartirlo conmigo...- con todo el dolor del mundo, Christine se puso en pie. Alan estaba en silencio, como si pensara que algún sonido podía perturbar la calma con la que su madre actuaba. Parecía compartir su sufrimiento.- Gracias a los tres...por llenar mi vida...gracias por estar ahí...jamás...jamás voy a olvidarlo...- la mujer se dio la vuelta, enjugándose la cara y se detuvo en seco. No se sorprendió, pero sí que se llevó un sobresalto al encontrar a la Unión apoyada contra uno de los cipreses, con el rostro algo sombrío y los brazos cruzados.
-He venido a despedirme...- murmuró Emy, avanzando hacia donde Christine se había detenido, todavía llevando en brazos a Alan.- He hecho todo lo que estaba en mi mano para arreglar vuestras vidas...- añadió mirando a Alan y acariciándole el cabello tan negro como el de su madre.- Tengo que marcharme...- Christine se pasó una mano por la cara y cerró los ojos brevemente, asintiendo.
-Gracias...no te escuché...pero ahora sé que debí hacerlo...no sabes lo que significa para mí que hayas estado al pie del cañón conmigo, que me abrieras los ojos...
-Tú me los abriste a mí, primero.- Emy bajó la mirada y se acarició la barriga, que abultaba cada día más.- Me dijiste las palabras mágicas...pero tu magia, Christine, fue decírmelas con esperanza...
-Al final, espero que se cumpla nuestra verdad.- la profesora se abrazó a la Unión y ésta le correspondió. Ambas sollozaron, como ninguna lo había hecho puesto que eran mujeres fuertes, duras y de las cuales el destino se había burlado un sinfín de veces.- ¿Volverás? Alan necesita un buen amigo...
-Volveré.- aseguró Emy.- Cuando el dolor de mi ausencia se halla disipado y cuando mi vida se halla restablecido por completo. Ahora me debo a los míos...Pero he venido para concederte un último regalo...
-¿Un regalo?- Christine arrugó la frente, algo sorprendida. La Unión asintió, sonriendo lacónicamente.
-Hay alguien...que desea darte un mensaje...cuídate mucho, Christine...sé feliz...veo un futuro brillante en tu camino...- antes de que Emy desapareciera en una oleada de viento, su amiga le gritó:
-¡Emy!- la Unión levantó la vista.- ¿Qué esperas?
-Es una niña...- tras la última sonrisa, muy sincera, Emy desapareció tan rápido como había llegado. Un aroma a lavanda llegó hasta el olfato de Christine, pero, repentinamente, ese aroma cambió, a otro que conocía muy bien. Los tulipanes siempre habían sido las flores de su mejor amiga. Pero...no podía ser...
Y sin embargo, era. Cuando un rayo de sol bajó en una columna de luz, una forma transparente, como de un holograma, se materializó entre ella. Lily Evans iba descalza, vestida con una túnica blanca y casi tan traslúcida como su cuerpo. Llevaba su melena pelirroja al aire y era zarandeada por el viento, no era un fantasma, pero se parecía mucho a ellos. Parecía tan real que Christine pensó que podría tocarla, acariciarla, abrazarse a ella y sentir la calidez de su piel, pero cuando su mejor amiga se detuvo ante ella, con una amarga sonrisa y le pasó una mano por el pelo, la profesora notó como si una ráfaga de aire la traspasara, pero no el contacto de la piel humana.
-Lily...- todo lo que Christine no había llorado en toda su vida, lo estaba haciendo en las últimas semanas. Pero por mucho que quisiera dejar entrever esa máscara que había portado con orgullo o su carácter seco y algo frívolo, no lo logró. Tenía enfrente a la persona que había ansiado ver por encima de todo, los últimos dieciséis años y que había perdido como la espuma, en un suspiro, en una noche, en un susurro...
-Mi querida Christine.- murmuró su amiga, acariciándole inútilmente el rostro. Era increíble lo que ella y Emy podían llegar a asemejarse.- Ha pasado mucho tiempo desde la última vez...seca tus lágrimas...no hay dicha más grande que la que se te ha otorgado...- y Christine se vio incapaz de desobedecerle. Lily y ella tenían la misma edad, habían ido juntas a la misma clase, pero por alguna extraña razón, quizás porque Christine no tenía hermanos o porque lo había pasado muy mal, Lily siempre parecía ejercer de hermana mayor, cuidarla, mimarla, consolarla, era capaz de abrirse camino entre las adversidades y tomarla de la mano, llevándola siempre por el camino correcto, guiándola. Al perder a Lily, se había desviado de ese camino, había perdido la energía para saber qué hacer en todo momento y lo peor, había vivido con la angustia y la culpabilidad de creer, que le había fallado.
-Perdóname...- balbuceó la profesora, cayendo al suelo derrotada, todavía cargando a Alan en brazos, que seguía manteniendo una calma y un silencio inusitado, irreal.- Oh, dios, perdóname...
-Christine.- la voz de Lily se tornó seca y dura, pero no por eso menos dulce.- ¿Por qué te empeñas en castigarte cuando nadie lo hace por ti? Escúchame, -añadió al ver como su amiga negaba con la cabeza.- No he venido a atormentarte por algo en lo que no considero que tengas culpa...el destino nos jugó una mala pasada, pero...- observó con melancolía las tumbas con sus nombres y la multitud de ramos de flores que las adornaban.- ...si me dieran a elegir...de todas todas volvería a vivir una vida así...- se levantó del suelo, donde había estado arrodillada junto con la mujer y su amiga la imitó.- He sido muy feliz contigo, con James, Sirius, Remus...me he sentido querida...viví una infancia maravillosa, pese a los celos de mi hermana, estuve rodeada de un cariño que no cambiaría por diez años más...no...tuve un hijo estupendo, estupendo...y si he venido aquí, si le pedí a los mayores y a Emy que por favor me concedieran este privilegio...era para decirte cuanto te quiero, cuanto me importas y para rogarte, que cuides de Harry...que sigas protegiéndolo como lo has hecho hasta ahora...
-No merezco unas palabras así...- Christine hizo una mago de acercarse a ella, pero la traspasó.- Dios mío...ni siquiera puedo tocarte...- pero Lily no se había fijado en eso. Estaba pendiente de Alan, que mordisqueaba distraído, las mangas de la túnica de su madre.
-Es precioso, Chris, precioso. Se parece mucho a ti...
-Tú siempre decías eso...- era la primera sonrisa sincera que cruzaba el rostro de Christine.- Pero siempre pensé que tenía el espíritu de Dani...
-O el de Remus...¿no es así?- la profesora suspiró y asintió, pero tuvo que apartar la mirada de su mejor amiga. Todavía la culpa de sentir que traicionaba a Dani, la superaba.- También tengo un mensaje de él...lo siento, pero no ha podido venir y creo que pensaba que era lo mejor...
-¿Dani te dijo algo?- Christine clavó su mirada en la de su mejor amiga. Lily asintió.
-Me dijo que nunca olvidaras lo mucho que te ha querido, que fueras feliz con Remus y que cuidaras de todo corazón de Alan...
-Yo lo quise mucho...y aún lo quiero...- Christine soltó lo que llevaba por dentro.- Pero acabé confundiendo las cosas...
-Estoy segura de que Dani lo entiende, Chris...como yo lo entendí en su momento...
-¿Lo sabías?- inquirió la profesora.- ¿Sabías que realmente pensaba que quería a Dani y que no era amor de verdad?- Lily se elevó unos centímetros de suelo con los brazos algo extendidos. Parecía un ser espectral mucho más dulce de lo que su aspecto traslúcido dejaba observar.
-Conocía los sentimientos de Remus, porque James me lo dijo...y en seguida adiviné los tuyos...de hecho, siempre pensé que Remus y tú seríais los primeros en casaros...
-Eran tan idénticos, Lily, y yo tenía tanto miedo de perder la amistad de Remus...- confesó Christine.- Sólo siento no haberme dado cuenta antes...le hice daño...
-Dani te quería y aún te quiere, Chris...y cuando se ama a alguien como él...se piensa en la felicidad de esa persona mucho antes que en la propia...- Lily se elevó unos centímetros más.- Se ha agotado el tiempo...debo regresar...
-Lily...
-Christine, cuida de Harry y de Alan. Cuida de ambos, por mí...por nosotros...- el espectro de Lily iba desapareciendo en la trasparencia de su propio cuerpo.
-¡Lily¡Lily no te vayas! Por favor...
-Cuídalos por mí...- cuando un rayo solar volvió a asomarse más de lo debido, Lily Evans ya había desaparecido. Christine miró a Alan, que continuaba distraído mordiendo su túnica y se secó las lágrimas. Realmente, le habían hecho muchos regalos esos últimos días. El destino se había encargado de devolverle lo que le había quitado y no pensaba desperdiciarlo. Con energías renovadas, se puso en pie y volvió a colocar a su hijo en el carro. Disfrutando del sol matinal, se encaminó a la salida del cementerio, en aquella ocasión, con el alma mucho más en paz.
Las maletas estaba listas. El sol del atardecer adormecía sus cuerpos, pero estaban alegres, por fin, salían del hospital. Hacía un par de días que Hermione se había marchado a Hogwarts, para regresar en el tren escolar y así, no levantar sospechas entre sus padres, aunque su decisión no había sido la que los demás le recomendaban. La chica se había recuperado bastante tras la aparición de Emy, pero, evidentemente, no lo suficiente.
En cambio, Ron y Ginny se habían esperado para hacer el traslado al Valle de Godric junto con Harry. La señora Weasley había insistido en pagarle a plazos a Christine, pero ella siempre repetía: "Molly, el dinero no hace la felicidad, cuando te des cuenta de ello, dejarás de insistirme". Es más, la mujer sólo deseaba la felicidad absoluta para Harry y sabía que teniendo a su mejor amigo y su novia a su lado, sería la mejor forma. Era una manera de disculparse por lo mal que se los había hecho pasar.
Harry se paseaba de un lado a otro, nervioso. No ayudaba nada que Ares estuviera sobrevolando su cabeza emitiendo un suave canto que quería ser tranquilizador. Todavía era bastante pequeño, pero había dejado de ser un simple polluelo inútil.
-Es realmente precioso.- comentó Ginny embelesada, mirando el plumaje plateado del fénix.- Y pensar que gracias a él has podido tener vigilados a media banda de mortífagos...
-Hablando de eso.- comentó Ron que estaba sentado en uno de los mullidos sillones, con la cabeza entre las manos y contemplando también a las mascota de su mejor amigo.- ¿Sabéis que la mitad de los de Slytherin han desaparecido?
-¿Cómo es eso?- preguntó Ginny, algo perpleja. En cambio, a Harry no le extrañaba nada. El ministerio de magia andaba buscando a la mayoría de sus padres y querían interrogarles a ellos por lo que había pasado con Ron, Ginny y Hermione, de lo que, indudablemente, eran culpables.
-Se han esfumado...simplemente no han dejado rastro. Se rumorea que no van a volver al colegio...
-¡Un año sin Draco Malfoy!- canturreó Harry.- ¡Que aburrimiento!- tanto Ron como Ginny se miraron y soltaron una carcajada.
-¿Y por qué no tratas de encontrarlos?- comentó su novia.- Seguro que tú y Christine los encontraríais en seguida...
-¡Nah!- Harry negó con la cabeza.- A no ser que quieran ser encontrados. Sinceramente, en estos momentos no me preocupan. Si no siento su aura no puedo localizarlos...necesitaría que les pasase algo grave o algo muy muy bueno para sentirlos. De todas formas, no está de más que de vez en cuando Ares esté atento...pero estoy convencido de que el ministerio de magia los acabará atrapando...
-Ian Lewis...también escapó...- susurró Ginny con prudencia. Sabía lo mucho que podían afectar esas palabras.
-No, de ese cabrón me encargo yo.-Harry habló con tanta convicción que, por un instante, Ginny pudo volver a ver los ojos fríos del Salvador, pero cuando sus ojos se cruzaron, su novio volvía a sonreír dulcemente.
La puerta de la habitación se abrió y por ella ingresaron Christine, Lupin, Dumbledore, la señora Weasley y la Ministra de Magia. Harry se sorprendió mucho de encontrarla allí, pero agradeció su cortesía al ir a despedirlo.
-Muchachos.- habló el director.- Antes que nada, me gustaría decirles que ambos, junto con la señorita Granger, han superado los exámenes y pasarán a séptimo curso.
-¡Genial!- exclamaron Ron y Harry al unísono y chocaron las palmas con habilidad. Ginny tuvo que contenerse para no besar a su novio, puesto que su madre estaba delante. Christine y Lupin se sonrieron. Estaban muy orgullosos de ellos.
-Como habrán visto en el diario- prosiguió Dumbledore.- Madam Bones ha tenido la generosidad de darles el aprobado en el examen de aparición, ya que es obvio que lo dominan a la perfección...
-¿De verdad?- preguntó Ron anonadado.- ¡Muchas gracias!
-¿Y yo?- Ginny se metió entremedias de su hermano y su novio con descaro. Ella también se había aparecido en el ministerio de magia.
-Usted, señorita Weasley.- habló la ministra por primera vez. Su voz era severa, pero hacía verdaderos esfuerzos por contener la euforia que sentía.- No tiene la edad adecuada y cometió una gran imprudencia al aparecerse...- Ginny tragó saliva y observó como el rostro de su madre se tensaba en una mueca desagradable.- No obstante,- añadió Bones.- le concederemos el carné de aparición, con la condición de que no podrá materializarse hasta que tenga la edad requerida y de que acudirá a las clases de apoyo del curso venidero...pero no tendrá que presentarse al examen. ¿Está de acuerdo?
-¡Por supuesto!- exclamó Ginny emocionada y en aquella ocasión, no pudo resistirse a abrazarse a Harry.
-Bien.- continuó el director muy contento de ver felices a sus alumnos.- Harry, lo único que me queda por decirte es que has sacado las mejores notas del colegio y que...como Christine me comentó, tienes el nivel requerido para salir de Hogwarts si lo deseas, incluso para mucho más...puedes pensártelo...y decidir.- Harry observó detenidamente a sus amigos y luego a Christine. Ella y Alan seguirían trabajando en el colegio y sino iba estaría separado de ellos.
-Ya está decidido, profesor.- Harry pasó una mano por el hombro de Ron.- ¿Qué sería de Hogwarts sin el trío dorado¡Ni de broma! Ahora que Voldemort ha desaparecido pienso pasármelo muy bien.- el director carraspeó pero no dijo nada. La idea de Harry de pasárselo bien se podía asemejar mucho a la que tenían su padre y sus amigos, a los que, curiosamente, cada día se asemejaba más.
-Entonces me alegro de tenerte un año más a mi cargo.- dijo Dumbledore sinceramente.- No sabes lo agradecido que te estoy...
-Estamos.- corrigió Madam Bones dando un paso al frente y colocándole una mano en el hombro al chico.- Harry, o debería decir...¿señor Oldman?- una sonrisa simpática recorrió el rostro del muchacho y los demás rieron.- En nombre del mundo de la magia, de representante del ministerio y de la confederación internacional de magos, muchas gracias...estamos dispuestos a...
-No quiero nada, señora ministra.- le interrumpió el chico alzando una mano.- De verdad, no es descortesía, pero me gustaría que me trataran como lo que soy: un estudiante de dieciséis años. Si Voldemort ha sido derrotado, me parece, que ha sido un trabajo de todos, realmente, no pudieron elegir a otra candidata mejor para llevar al mundo mágico a la paz. Yo le doy las gracias por su comprensión...De ahora en adelante, si consigo algo, quiero ganármelo de verdad. No quiero puestos ni privilegios, quiero ser yo mismo y para encontrarme¿qué mejor que junto a mis amigos y las personas que me importan?
-Que así sea entonces...- sonrió la ministra.
Harry se había empeñado en aparecerse en el Valle de Godric en su manera arcángel, pero Christine se lo prohibió radicalmente. Decía que no estaba recuperado para hacer una aparición y que irían a turnos. Entre ella y Ares los teles transportarían, porque también se negaba que se aparecieran en el método normal, por si algún periodista tenía alguna manera de captar la magia y los agobiaba a preguntas. Nadie en el mundo mágico sabía donde iría a vivir Harry Potter y Christine sabía que los habitantes del pueblo no serían quienes incentivarían la noticia. Eran gente tranquila a la que no les gustaba que perturbaran sus hogares con cámaras mágicas y que además, tenían un gran aprecio por el apellido Potter.
Cuando Harry pisó la mansión de sus padres, la encontró tan distinta y a la vez tan familiar que casi se cayó al suelo. La casa estaba perfectamente restaurada, sin ningún vestigio de que Voldemort hubiese pasado por allí algún día. Habían cortinas, alfombras, manteles, jarrones con flores, adornando cada rincón y marcos de fotografías de los Potter, de Sirius, de Remus y Christine, de Harry siendo pequeño, de Ron y Hermione e incluso de Alan.
Las ventanas ya no estaban rotas y los muebles parecían nuevos. Harry, con la boca abierta y observado atentamente por Christine y Remus, que estaban cogidos de la mano y sonreían, subió corriendo las escaleras, hasta su habitación. Todavía se quedó mucho más sorprendido. Su Saeta de Fuego colgaba de una estantería, repleta de libros muggles y de magia, las paredes estaban llenas de pósteres suyos jugando al quidditch o de algún que otro retrato de sus amigos. Los armarios se habían llenado de ropa nueva y la mini cadena tenía al lado una cantidad enorme de cds, de los que abundaban los de Bon Jovi, que era el grupo preferido de Harry. La colcha de la cama era de colores vivos y tenía snitchs dibujadas.
-Esto es...¡Guau!
La casa de los Weasley también había sido perfectamente habilitada. Ron, por fin, podía disfrutar de tener una habitación amplia y espaciosa, en donde podría colgar todos sus artilugios de su equipo de quidditch favorito. Ginny también estaba muy contenta, pero mucho más por la proximidad de las dos casas. La señora Weasley se había pasado el día en casa de los Potter, ayudando a Christine a atender a Harry, que no lo necesitaba.
La buena mujer había estado muy preocupada por el muchacho y ahora se sentía terriblemente aliviada. Es señor Weasley se había sentado al lado de Lupin, en el salón y juntos veían la televisión muggle que Christine había acoplado a la casa.
-¡Chris, Alan está llorando!- gritó Harry bajando las escaleras cogido de Ginny de la mano.- ¡Creo que quiere comer!- la mujer salió rápidamente de la cocina, pero no le hizo falta desplazarse más, porque su hijo acababa de aparecerse entre sus brazos, soltando una carcajada, como si aquello le resultara tremendamente divertido.
-¡Mater¡Mater!- era la única palabra que el niño sabía decir. Pero Christine estaba viendo al hijo de su mejor amiga, que estaba perfectamente arreglado y perfumado.
-¿Dónde vais?- preguntó alzando la ceja.- Harry, estás todavía convaleciente yo creo que...
-Chris¿por qué no les dejas?- Lupin había parecido por detrás, tomando a Alan en brazos, para darle el biberón y besando el cuello de su futura mujer.- Confía en Harry...
-No es que no confíe...es que...
-No pasará nada, Chris.- aseguró Ginny abrazando por detrás a su novio. Ahora que sus padres se habían marchado a casa, se movía con mayor libertad.- Prometo que cuidaré de él...
-¿En serio?- Harry se giró hacia ella y le susurró en el oído:- ¿Y de qué forma vas a cuidarme?- Ginny soltó una risita, se ruborizó un tanto, pero no contestó. Seguía esperando la respuesta de Christine. La profesora suspiró y se encogió de hombros.
-Está bien...
-¡Gracias, mamá!- Harry lo había dicho sin pensar y había bajado los últimos peldaños de la escalera corriendo y dado un beso a Christine en la mejilla.- ¡Volveré pronto! Esto...hasta luego prof...
-Harry...
-Remus,- se disculpó el chico con una risita.- Perdona, se me hace raro todavía...hasta luego Remus y gracias...
La puerta se cerró. Christine seguía frotándose la mejilla en donde Harry le había dado el beso, todavía un poco impactada.
-Me ha llamado...mamá...- Lupin dejó a Alan, que se había acabado su cena en un segundo, en la cuna y se acercó a ella.
-Creo que no se ha dado cuenta...
-También lo hizo en la batalla...- Christine tenía los ojos ligeramente aguados.- Cuando se estaba despidiendo...
-De todas formas, ahora que vamos a ser una familia...quizás sea mejor que te llame así y que...al menos al principio, Alan no sepa que no es su hermano de verdad y...las circunstancias de su vida...- Lupin estaba ligeramente preocupado por eso. Era muy difícil explicarle a un niño pequeño todo lo que había superado y también muy duro.
-Sí, puede que tengas razón.- asintió la mujer.- Un poco de paz no nos vendrá nada mal...
La discoteca del pueblo estaba llena de gente. Harry y Ginny sobrevolaban el cielo estrellado del Valle de Godric en la moto voladora de Sirius. La chica iba bien sujeta a la cintura de su novio y con la cabeza apoyada en su espalda. Aterrizaron suavemente y Harry bajó a la chica con suavidad. Caminaron cogidos de la mano, hasta la entrada y pasaron delante de los seguratas, que al reconocer quien era casi se caen de culo al suelo. A veces, ser Harry Potter tenía sus ventajas, puesto que no pusieron ningún reparo en dejarlos pasar. La música era lenta y preciosa. Podían verse a muchas parejas.
Harry se acercó a la barra y pidió dos bebidas, pero nada cargadas de alcohol, era una especie de zumo de frutas, que estaba delicioso. Estuvieron mucho tiempo hablando, mirándose, acariciándose y finalmente, besándose.
Dentro de la oscuridad del local, la apariencia de Harry era bastante disimulada y salvo un par de personas, nadie se dio cuenta de que el Salvador estaba allí.
La canción cambió y sonó una melodía acompasada, suave y lenta, que Harry y Ginny conocían muy bien. Los ojos de la chica se aguaron al escuchar "Bailar pegados". Harry la miró con ternura y le tendió una mano.
-¿Quieres bailar?- Ginny sonrió y tomó su mano, dirigiéndose a la pista de baile, bajo la tenue luz de la discoteca del Valle.
FIN
Olasss gente! Ufffff, deprisa y corriendo, pero sí, puedo afirmar que me ha dado tiempo a terminar el fict antes de marcharme mañana a Barcelona. Este ha sido el último capítulo y por eso pongo la nota de autora al final. Lo primero, quiero aclar un par de puntos de los últimos capítulos. El regreso de Alan no ha sido algo que he metido porque sí ni en un intento desesperado por darle la alegría merecida al fict. He ido dejando pistas sútiles desde el momento en el que Emy habla del Gaf, la sala de las almas. Alan murió, pero un alma no puede morir, puede desvanecerse del mundo de los vivos, así que lo que murió verdaderamente fue su cuerpo. Su alma quedó en una de las muchas salas de entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Como Harry, que está conectado al mundo, perdió la esperanza, el Gaf quedó completamente vacío y todos los niños que nacían, nacían muertos, sin alma. Esto hubiera supuesto la destrucción final. pero Harry, al recobrar la esperanza y pedir ese deseo, logra que de alguna forma, el alma de Alan sea la primera en aparecer en el Gaf. La de Alan, porque tiene que ver con el deseo que pidió. Tras ella, el Gaf vuelve a llenarse porque se recupera la esperanza con la derrota de Lord Voldemort y el sacrifico de Harry. No es que Alan resucite, lo que realmente recupera Emy es el cuerpo, para que sea el mismo niño y Christine pueda empezar de cero y el alma desciende del Gaf para ocupar ese cuerpo.
Siguiente punto. Para que el sacrifico de Harry fuera completo y mostrara su valía y ser merecedor de los poderes que le concedieron los arcángeles, necesitaba sacrificarse hasta morir. Sé que muchos pensáis que Harry no está muerto, siento decepcionaros, porque sí lo está. Su cuerpo murió y su alma estaba ya cruzando el límite de los muertos, pero entonces el mundo recuperó la esperanza, tuvo esperanza por él y esa gran cantidad de fuerza que significó eso, logró mantenerlo con vida. ¿Cómo? Muy sencillo. Cuando los mayores le dieron sus poderes y lo convirtieron en un arcángel tuvieron que alterar gravemente las leyes de la naturaleza y de alguna manera, Harry quedó ligado al mundo. Se sostenía por ese medio. Cuando Harry perdió la esperanza, el mundo sufrió esas consecuencias, cuando el mundo la recuperó, le dio a Harry la oportunidad de mantenerse llamémosle vivo. No obstante, Harry, ligado al mundo, depende de él. Es decir, como no está vivo realmente, en el momento en que hubiese una pérdida de fe importante en el mundo, moriría sin remedio, porque no habría nada que lo sostuviera. ¿Por qué este rollo? Pues porque si hago continuación, este tema será la base principal.
Tercer punto. Otro de los motivos de que sacrificase a Harry hasta tal punto de entrar dentro de la línea de los muertos, fue para que pudiera contactar con Sirius y sus padres. Igual que para que Christine fuera feliz necesitaba a Alan, Harry necesitaba decirle a Sirius lo mucho que lo quería, necesitaba despedirse y que su padrino le mostrara afecto. Incorporé a Lily y a James porque me parecía injusto que Sirius se llevase todo el mérito final.
Último punto. Hermione. Hermione era un personaje de aquellos que en los libros roza la perfección. Nunca se equivoca, cuando tiene una sospecha, realmente acierta y sabes que cuando habla está diciendo puramente la verdad sobre el libro. Sólo había otro personaje que la igualaba en perfección: Dumbledore. Pero Rowling, con el 5 libro nos demostró los errrores de Dumbledore y lo convirtió así en "ser humano". Hice lo mismo con Hermione. Me pareció que debía cometer un error y escogí el que tanto crítico de Harry. Marcharse al Departamento de Misterios sin pensar en las consecuencias, sino en el corazón. Dejé que pagara caro su error para que aprendiera a ser mejor persona y para que se diera cuenta de lo mucho que Ron le importa y viceversa. A raíz de que se enteran de la verdad, la discusión de Ron y Hermione parecñia irreparable. Tenía que suavizar las cosas de alguna manera.
Bien, y después de este rollo me queda poco que decir. Respecto al futuro. Bien, dos cosas, una, tengo un fict compartido con Crisy y Pekenyita, se llama "Herencia de Merodeador" es una locura bastante divertida que salió en una noche de messenger. Segundo, muchos me habéis pedido continuación. A ver, he dejado a Ian con libertad por si acaso me decidía,confieso que tengo en mente una continuación y que incluso tengo alguna escena que otra escrita. Se llamaría "You really meant Goodbye"(Realmente decías adiós) y sería un "después de Hogwarts", con Harry, Ron y Ginny yendo a la Academia de aurores y un Alan muy muy rebelde con 5 o 6 años.´Me gustaría hacerlo, pero, eso sí, tengo muy poco tiempo. sacaría de debajo de las piedras, así que aquí es donde entra vuestra magnífica opinión. ¿Queréis continuación¿Os gusta la idea? Los que queráis ser avisados si me decidiera a escribirla dejadme vuestro email en un review y me encargaría de avisaros.
Y por último despedirme, que en serio, aishh q mal se me da esto, que muchísimas gracias por esa gran cantidad de reviews, que me habéis hecho muy feliz, que me habéis apoyado muchísimo y que eso es algo grandísimo para mí. Cuidaros mucho, sed muy felices y dejadme los últimos reviews para ver si os ha terminado de gustar el final del fict. Y nada más, nos vemos pronto, hasta entonces...¡Travesura realizada!
