"La estadía en El Caldero Chorreante"
Al llegar a El Caldero Chorreante, se despidieron de Fred y George y pidieron sus habitaciones. Harry dormiría en la habitación número 10, Ron en la 11 y Hermione en la 12.
Mientras dormía, Harry comenzó a soñar, otra vez:
Estaba en una sala muy oscura, solo con una mesa y dos sillas. Se sentó en una silla y llegó, otra vez, la niña de cabello castaño oscuro. Se sentó y dijo:
- Bueno, yo...quería mostrarte esto- La niña sacó de un bolsillo una parte de lo que parecía ser un medallón.
- ¿qué es eso?- preguntó Harry
Pero antes de que pudiera responder, se despertó y se encontró en el suelo.
Después de cambiarse, Harry bajó a desayunar. Se sentó en una mesa con Ron y Hermione; les contó lo del sueño.
No sé que pensar, Harry.- decía Hermione – puede ser verdad o... no.
Luego de desayunar, fueron a comprar los útiles escolares y los libros para el otro día, que volverían a Hogwarts.
En el negocio de las plumas, Ron se desahogó con Harry:
Mira ,Harry, yo no digo que tus sueños no sean verdad, pero ¿y si ya-sabes-quien planea todo esto?
No lo se, yo también estoy algo confundido. Es que tengo que saber si existe ese ,medallón y para que sirve. – dijo Harry examinando una pluma negra con manchas blancas.
Ron largó un suspiro y cerró y abrió los ojos.
Harry, aunque no estoy muy convencido, yo estoy contigo.
gracias, amigo.
Al volver a El Caldero Chorreante, y después de almorzar, fueron a acomodar y preparar sus baúles.
Cuando terminaron, eran las cuatro y cincuenta y uno hs. Luego el día pasó rápido, y cuando menos lo esperaban, ya era de noche.
A la mañana siguiente, se levantaron temprano, se cambiaron, prepararon y cuando bajaron estaba toda la familia Weasley esperándolos para llevarlos a la estación King Cross.
Cuando llegaron a la estación eran las diez y cincuenta hs.
¡Vamos chicos, suban al tren! – gritó la señora Weasley
Harry, Ron y Hermione subieron y buscaron un compartimiento vacío. Lo encontraron al final de todo.
