¡Aquí me presento con un nuevo capítulo!

Antes de comenzar, debo aclarar una cosa. En el anterior capítulo tuve un error en el que mencioné el viaje escolar. No sé porque estaba tan seguro de que toda la aventura del rescate de Yasaka sucedía en Tokio, realmente lo recordaba así. Gracias a ustedes me di cuenta que me equivoqué, y en realidad todos los acontecimientos sucedían en Kioto. Pido mil disculpas por eso, prometo poner un poco más de atención en un futuro, ya que por culpa de mi "seguridad" sobre ciertos elementos de la serie hicieron que cometiera varios errores infantiles (como sabrán los atentos, este no es el primero que cometo).

Sin nada más que agregar, viene siendo hora de comenzar.

¡Disfruta!

"Azazel ya me entregó el formato de los Rating Games." Declaró Rías, quien se encontraba sentada en el escritorio del salón que se encontraba en el Club del Ocultismo. "Por lo que se ve, este año será bastante diferente a lo habitual."

"¿Tiene algo que ver con lo que sucedió hace poco?" Preguntó Xenovia, quien se cruzaba de piernas en el sillón.

"No hablaron mucho de eso, pero supongo que es bastante obvio." Respondió Rías al mismo tiempo que comenzaba a leer un papel. "Como todos los escenarios fueron destruidos por el altercado reciente, el combate se llevará a cabo en un gran gimnasio."

"¿Un gimnasio?" Gasper no pudo evitar preguntarse con gran confusión, y más de uno parecían estar igual de intrigados.

"Se dividirán en dos zonas diferentes. Para que puedan entender como funcionan las zonas, les daré un pequeño ejemplo…" Rías comenzó a hacer un dibujo sobre la parte trasera de la hoja, en donde dividía un cuadrado en dos partes. "Está es la zona A y esta la zona B." Ella aclaró, marcando cada zona con una letra. "Una vez que se asignan los participantes de cada zona, ellos no podrán entrar en contacto con la otra hasta que acabe el combate en su respectivo lugar." Rías volvió a tallar con su lápiz, haciendo una unión entre las dos zonas. "Si nosotros ganáramos la zona B, instantáneamente nos llevarían a la zona A. Por lo menos, a los que todavía no fueron abatidos." Rías alzó su mirada, dejando su lápiz a un lado. "¿Lo entendieron?" Ella culminaría con sus brazos cruzados.

"Eso significa que debemos hacer una distribución minuciosa, ya que si perdemos la zona en la que está nuestro Rey ya quedaremos descalificados automáticamente…" Comentó Akeno mientras se colocaba un dedo sobre su mentón.

"No perderemos ninguna zona." Todos miraron a Issei, quien se encontraba muy relajado apoyado en la puerta.

"¿De donde obtuviste tanta seguridad?" Le consultó Kiba, viendo a su compañero con una sonrisa. "Es raro de ti ver como afirmas una victoria antes de que siquiera comience."

"No te equivoques, se que Sona es muy peligrosa y que podría tener un plan increíble para detenernos." Issei se defendió rápidamente. "Solo digo que no deben preocuparse por las dos zonas."

"Creo que lo entiendo." Koneko dijo sus primeras palabras en la reunión, llamando la atención de todos.

"Concuerdo con Koneko." Espetó Asia rápidamente. "¿Lo que quieres es encargarte de una zona tu solo, ¿no es así?" Issei la miraría con una pequeña sonrisa, para luego asentir.

"Pero, eso podría ser un poco arriesgado…" Rías se mostró dudosa, ya que la sola idea de caer en este torneo la estaba molestando demasiado.

"No te preocupes." Declaró Issei para tranquilizar a su ama. "En general, todo el Infierno piensa que soy igual de fuerte desde que derroté a Raiser. Es cierto que Sona y su equipo me ha visto en acción un par de veces más, pero no creo que tomen la precaución o los cálculos necesarios como para detenerme."

" Hmmm, ¿Cómo puedes estar tan seguro?" Le consultó Rías, ganándose una pequeña sonrisa por parte del castaño.

"Sencillo, falta de información." Fue su simple respuesta.

"Así que, ¿estás suponiendo que podrías encargarte de la mitad de su sequito tú solo?" Preguntó Akeno con una pequeña risita al final.

"No lo supongo, lo estoy afirmando." Declaró el castaño con una sonrisa desafiante.

"De hecho, sería algo que nos vendría bastante bien." Las palabras de Rías hicieron que todos enfocaran su atención en ella. "El Rating Game tiene otras dos reglas. La primera de ella es que se jugará por tiempo, y de no acabar el combate, el sequito que acabe con más números al final es el que resultará como el ganador. La segunda regla es que habrá determinadas pausas por cada vez que la cifra de alguno de los dos sequitos se reduzca hasta un determinado número."

"Suena interesante…" Comentaría Xenovia, frotándose el mentón. "Por cierto, ¿se sabe cuales y que piezas se asignaran en cada zona antes de que empiece el combate?" Ella agregó, encendiendo la curiosidad de más de uno, ya que era una muy buena pregunta.

"Desafortunadamente no lo sabremos hasta que ya estemos dentro." después de esas palabras, Rías no pudo evitar bajar su cabeza con ligera molestia. "Conociendo la habilidad intelectual de Sona, ese es un punto que podría jugarnos en contra…"

"No se preocupen, ganaremos." Las palabras convencidas del castaño hicieron que los demás lo miraran sin poder evitar entregarle una sonrisa, ya que la confianza que trasmitía era impresionante.

"En fin." Rías aplaudió, recuperando la atención de todos. "Como ya aclaramos este tema, es momento de pasar a lo más importante." La pelirroja no pudo evitar sonreír por lo que estaba a punto de decir. "Como hemos ganando, me gustaría que yo y mis queridos sirvientes nos tomemos unos días de descanso antes de retomar el entrenamiento." Todos sonrieron, estando de acuerdo.

El único que le pareció dar completamente igual sus palabras, fue al castaño.

Desde el momento que la conversación del Rating Game había terminado, no tenía una razón para seguir allí. Eso hizo que no tardara en darse vuelta para abrir la puerta.

"¿Issei?" Rías no pudo evitar mirarlo con gran confusión. "¿No quieres divertirte con nosotros?"

"Ya sabes mi respuesta." Fueron las simples palabras del castaño, quien miró sobre sus hombros para observar a la pelirroja.

"Pero…"

"Además, hoy estoy ocupado." Issei la interrumpió, entregándole una sonrisa apenada. "Ya hice planes con otras personas."

"¡Pero…!"

"Soy libre de tomar mis propias decisiones…" Issei la volvió a interrumpir, aunque esta vez el ambiente se puso muy frio. "¿Verdad, presidenta…?" Los ojos del castaño hicieron que casi todos se pusieran nerviosos, más que nada Rías, quien sabía bastante bien la razón detrás de esas palabras.

"¡Por supuesto que sí!" Ella le respondió rápidamente para alivianar el ambiente. "¿Qué clase de pregunta es esa?" Tras escuchar esa respuesta, una sonrisa dentuda apareció en el rostro del castaño.

"¡Eres la mejor, presidenta!" Exclamó con gran emoción. "Y lamento no pasar tanto tiempo con ustedes, pero prometo que cuando los Rating Games acaben, festejaremos a lo grande."

"Me gusta como suena eso." Fue la respuesta de Rías, quien despidió a Issei con un saludo.

Una vez que el protagonista abandonó el lugar, esa sonrisa falsa de Rías se rompió al instante y fue reemplazada por una expresión tétrica.

"¿Después de los Rating Games? Eso es mucho tiempo…" Rías alzó su mirada, frunciendo considerablemente el ceño. "Tendré que hablar con mi hermano." Todo esto lo dijo en sus pensamientos, viendo como Gasper y Koneko estaban hablando animadamente del viaje escolar. Para ser más específicos, el medio vampiro era el único que mostraba alguna emoción en realidad.

Rías finalmente volvió a bajar su mirada, dando un gran suspiro.

"Creo que las cosas se están complicando un poco…"

CAPÍTULO 50: ¡TIEMPO DE CARIDAD EN LA FERIA!

Como era común y extraño en estos últimos días, Issei se encontraba en su hogar mientras esperaba a las tres damas que le acompañarían a la feria.

Su vestimenta había cambiado bastante a su habitual ropa de academia, ya que en estos momentos llevaba unas prendas de color rojo y negro. La vestimenta le quedaba tan bien que incluso podría combinar a la perfección con su guantelete, si se viera en la obligación de activarlo, claro está.

La ropa no era lo único distintivo en su apariencia. Aunque, a decir verdad, eso era algo que no estaba ligado estrictamente a su apariencia…

"¿Puedes ponérmelos?"

Como era costumbre desde que lo había conocido, Ophis iba todos los días a la casa del castaño para comer algo y usar sus tan preciados auriculares.

"Oye, realmente siento que debas quedarte aquí." Comentó el castaño mientras tomaba los auriculares que Ophis tenía en sus manos. "Podrías divertirte mucho si vienes con nosotros…"

"La Valquiria ya dijo que había mucho ruido en ese lugar. Por lo tanto, no me interesa en lo más mínimo." Fue la neutra respuesta de la Diosa, al mismo tiempo que movía sus caderas para acomodarse en el regazo de Issei.

"Pero, ¿quieres acomodarte más con nosotros, o estoy equivocado?" Ophis le miró sin mediar palabras, eso dejaba una respuesta más que obvia. "Entonces, creo que deberías comenzar a acostumbrarte un poco a nuestra forma de vivir. Aunque entiendo a la perfección que quieras ir poco a poco." Issei agitó sus manos tras las últimas palabras, indicando que solo era una sugerencia.

"Tal vez tengas razón…" Ophis bajaría su cabeza en señal de que estaba tomando esas palabras con seriedad.

Después de unos pocos segundos, ella volvió a reaccionar.

"Pero mientras tanto…" Ophis tomaría ambas manos de Issei, indicando que le colocara los auriculares.

"De acuerdo, entiendo." Issei le respondería con una pequeña sonrisa antes de colocarle los auriculares.

En ese momento, ella se volvió a relajar como siempre lo hacía. La vista era bastante curiosa para el castaño, ya que la Diosa siempre parecía estar en un estado de relajación absoluto.

"Esto me hace pensar si realmente podrá acostumbrarse…" Pensó el castaño con cierta preocupación, una preocupación que fue desplazada ante la sonrisa afectuosa que emergió de su rostro. "Ahora que la veo mejor, ella se ve realmente linda cuando se encuentra así…"

Su mirada continuó sobre ella, mientras que esos pensamientos acerca de la belleza de la Diosa que estaba casi dormida sobre su regazo continuaban rondando en su mente.

Sin darse cuenta, los segundos se convirtieron en minutos a causa de estar admirando esa belleza.

Y, sin darse cuenta, sus dos manos rodearon la cintura de la Diosa para encerrarla en un tierno abrazo.

En ese momento, los ojos de Ophis se abrieron de golpe. Su mirada se encontraba notoriamente confundida cuando fijó sus ojos vacíos en los brillantes de Issei, quien no pudo evitar ponerse un poco nervioso.

"¡No debí haberla interrumpido!" Issei separó sus manos en un rápido movimiento.

Para su propia sorpresa, gran, gran sorpresa, Ophis no tardó en tomar sus manos para que volviera a abrazarla.

Ella le miró con unos lindos ojos violetas mientras parecían rogarle por algo.

"Me gusta que me toques…" Ella le comentó, apretando un poco sus manos con las de Issei. "¿Puedes seguir haciéndolo?"

La sorpresa de Issei lentamente fue reemplazada por una leve sonrisa.

Él no dijo nada, ya que era obvio que ella no le escucharía. Lo único que hizo fue colocar una mano sobre la cintura de la Diosa mientras colocaba la otra sobre su cabeza.

Issei no tardó en comenzar a acariciarla, y eso hizo que la Diosa cerrara sus ojos con una armonía sin igual.

Y, sin que Issei se diera cuenta…

Ella se había sonrojado por primera vez.

Después de que pasaran algunos segundos, esa armonía absoluta que sentía cuando estaba con Issei comenzaría a transformarse en una inquietud que no paraba de crecer dentro de ella. Eso sin duda la confundió y molestó al mismo tiempo, por lo que no tardaría en abrir sus ojos.

Cuando lo hizo, lo primero que realizó fue enfocar su mirada en el rostro del castaño, quien la miraría con ligera confusión al ver que algo parecía inquietarla.

Esa inquietud comenzó a trasladarse sobre él cuando la Diosa se le quedó mirando sin decir ni una palabra.

Solo lo miraba a él…

Issei le entregó una sonrisa dentuda al mismo tiempo que comenzó a acariciar una de sus mejillas, eso hizo que la expresión inquieta de la Diosa cambiara a una de sorpresa.

Ophis tomaría la mano que estaba acariciando su mejilla mientras continuaba mirándolo de esa manera.

La sonrisa de Issei se transformó en una mirada desconcertada cuando ella era ahora quien le acariciaba la mejilla.

"Se siente bien…" Pensó Ophis, al mismo tiempo que su mirada se desviaba a sus labios. "También quiero tocarlo, acariciarlo…" Esos pensamientos fueron los que inundaron su mente cuando su mirada se fijó en sus labios, y solo en ellos.

La mano de Ophis se desvió a los labios del castaño mientras se quitaba los auriculares.

"¿Qué haces?" Issei no pudo evitar preguntar, ya que la situación se estaba tornando bastante extraña bajo su punto de vista.

"Quiero tocar tus labios." La respuesta de Ophis tampoco ayudó mucho, ya que no aclaró absolutamente nada.

Ella continuó tocando la superficie de los labios del castaño con cuidado, como si intentara sentir cada centímetro.

"No lo entiendo, ¿Cómo es que unos labios pueden lucir y sentirse tan deliciosos?" Pensó la dragona, quien apartó su mano lentamente, tomando ambas mejillas del castaño. "Me pregunto…" Sus ojos se cerraron lentamente. "Como se sentirá al probarlos…"

El rostro de Ophis comenzó a acercarse lentamente, hasta estar a centímetros de conectar los labios de Issei con los suyos.

"¡Espera, espera!" Issei colocó su mano en medio para que no lo besara. "¿Qué crees que estás haciendo?"

Ophis abrió sus ojos y se separó un poco de su rostro. Su típica actitud inocente y neutra no tardó en salir a la luz cuando inclinó su cabeza hacia un lado.

"Solo quería tocar tus labios con los míos." Fue su respuesta, logrando que Issei pusiera los ojos en blanco.

"¡No puedes hacer eso!" Exclamó el castaño, logrando que Ophis pestañeara con gran confusión.

"¿Por qué no?"

"Aquí vamos de nuevo…" Issei pensó en sus adentros, comenzando a entender que convivir con esta Diosa podría resultar ser un verdadero dolor de cabeza. "Como puedo explicártelo…" Issei comenzó a frotarse el cabello con gran irritación mientras buscaba una respuesta. "Ese tipo de cosas, el de unir tus labios con lo de otra persona, eso solo lo hacen la gente que tienen o quieren una conexión especial entre ellos."

"Lo entiendo." Fue la respuesta instantánea de la Diosa.

"¿Tan rápido?" Issei no pudo evitar sonreír al pensar que Ophis había entendido algo a la primera explicación.

Evidentemente, eso era algo muy bueno para ser real.

Ophis no tardó en tomar sus mejillas nuevamente y arrastrar sus labios hacia los de Issei, aunque este pudo reaccionar a tiempo nuevamente.

"¡Espera!" Issei volvió a hacer lo mismo de la última vez para detenerla. "¡No entendiste nada!" Exclamó con los ojos en blanco.

"Pero, ¿no quieres tener una conexión especial con Ophis?"

Issei iba a responder de la manera habitual que lo hacia con ella, pero esa idea se descartó al instante tras ver la expresión de la Diosa.

Sin duda alguna, ella estaba triste.

No pudo evitar sentirse un poco mal al notarlo.

¿Quizás fue demasiado duro con ella?

"No lo mal entiendas, yo también quiero llevarme muy bien contigo, pero no creo que entiendas lo que realmente conlleva tener ese tipo de conexión. Especialmente si eliges a alguien como yo…" Issei dijo esto último en un susurro, aunque Ophis pudo escucharlo.

"¿Qué hay de malo con querer a Issei?" Ella no pudo evitar inclinar su cabeza, logrando que el castaño sonriera.

"Si quieres, puedes demostrarme tu cariño de una manera más normal." Ophis no se dio cuenta como él desvió su pregunta, solo pudo prestar atención a como señalaba su mejilla. "Puedes darme un beso aquí."

"¿En tú mejilla?" Ophis dudó de inmediato que eso podría sentirse igual de bien que poder besar sus labios, pero entendió que tampoco sería una mala idea.

Antes de que Issei pudiera preguntarle si iba a hacerlo o no, Ophis volvió a tomarlo de las mejillas.

En esta ocasión no hubo una mano que detuvo el recorrido, por lo que sus labios pudieron tocar la mejilla de Issei sin problemas.

Un beso así normalmente no duraría mucho, pero ella parecía estar disfrutándolo tanto que no podía separarse de Issei. De hecho, su cuerpo se acercó aun más al del castaño mientras que sus brazos comenzaban a rodearlo por el cuello para profundizar aún más el beso.

"Esto es un poco extraño…" Declaró el castaño, sin poder evitar sentirse un poco confundido ante la situación actual.

Los labios de Ophis finalmente se separaron, dejando un pequeño sonido detrás. Ella se separó un poco, aunque aun lo abrazaba por el cuello.

En ese momento, Issei pudo notar que la respiración de la Diosa era algo agitada, sumado al rubor que decoraba su rostro.

"Gracias…" Fue su única palabra, para luego recostarse y apretarse sobre Issei. "Es la primera vez que me siento tan bien. Quiero estar cerca de ti para siempre."

"Oh, a mi también me gustaría…" Issei no pudo terminar su frase, ya que notó algo extraño.

Ella lo estaba abrazando tan fuerte que podía notar esos latidos tan fuertes que provenían de su pecho.

"Estoy seguro que una persona sin emociones no actuaría de esta manera…" Pensó Issei mientras frotaba la espalda de Ophis para entregarle cariño. "¿Quizás ella nunca tuvo la oportunidad de sentirlas? ¿O ella siempre estuvo evitándolas? ¿Podrían ser las dos?" Esas preguntas y otras más comenzaron a llenar su mente en busca de respuestas que solo generaban más interrogantes.

Por suerte, el ruido de la puerta principal hizo que ese momento extraño desapareciera tanto en Issei como para Ophis, quien se separó del castaño para mirar sobre la espalda del mismo con su típica y adorable curiosidad.

"¡¿Quién está preparado para algo de diversión?!" Se escuchó la voz de Rossweisse en todo el comedor, ella se notaba bastante emocionada ante la idea de hacer una salida con sus amigos.

"No es necesario que grites…" La que se escucharía en esta ocasión era Penemue, su tono de voz era tan despectivo que es imposible de confundir.

"Me pregunto que se hará en una feria." El otro tono también era bastante claro, era imposible no reconocer la voz de Tiamat.

"¡Te encantara, créeme!" Exclamó Rossweisse, haciendo acto de presencia junto a sus dos amigas.

Incluso la misma Ophis se vio un tanto sorprendida ante el cambio de vestimenta que llevaban.

Rossweisse llevaba un vestido estilo sirena, con la diferencia de que este se cerraba en su cintura, haciendo que la mitad inferior de su cuerpo quede tapado por detrás y delante, exceptuando una parte de sus piernas y cintura que eran visibles. Su color predominante era un azul bastante llamativo con una flor blanca que recorría a lo largo de su cintura para arriba, terminando sobre uno de sus senos.

Tiamat llevaba un vestido bastante similar al de Rossweisse, lo que principalmente las diferenciaba era el color blanco y plateado que resaltaba de su vestimenta, sumado a las dos muñequeras con brillos que cubrían todo su antebrazo y dos de sus dedos en cada mano. Además de esa diferencia, el vestido de Tiamat contaba con un escote invertido, a diferencia de Rossweisse que era al revés. Sus tacones negros resaltaban sobre su vestido, y su cabello lacio caía por detrás de ella formando una especie de aureola por debajo de sus caderas.

Penemue no se quedaba atrás con su nueva forma de vestir, y lo que más resaltaba de ella era su coleta y la gran cantidad de flequillo que caía sobre su rostro. Su ropa parecía ser mucho más reservada que las anteriores, ya que constaba con una chaqueta de rayas azules grisáceas con la combinación de rayas blancas. Ella llevaba una gargantilla de color negro que era bastante visible, ya que su chaqueta estaba a medio abrir a causa de sus enormes pechos, quienes se apretaban con fuerza a la camisa blanca que estaba usando. Gran parte de sus piernas estaban visibles, ya que únicamente estaba utilizando unos shorts que se ajustaban bien a su cuerpo.

Al ver que Issei no parecía reaccionar, Penemue decidió hablar.

"Creíamos que lo mejor sería cambiar nuestros atuendos para este encuentro…" Penemue se llevó una mano sobre sus pechos mientras le entregaba una pequeña sonrisa. "¿Qué piensas?"

"¡Se ven geniales!" Issei alzó ambos pulgares al mismo tiempo que una gran cantidad de aire salía de su nariz.

"Entonces, ¿nos vamos moviendo?" La que preguntó fue Rossweisse, entregando una sonrisa animada bastante contagiosa.

Mientras tanto, en otro lugar…

"¿De que querías hablar conmigo, hermana?" Le cuestionó el Rey Demonio, quien se encontraba sentado en su escritorio mientras veía atentamente a la pelirroja que estaba sentada frente a él.

"Es sobre el Sekiryuutei…" Los puños de Rías se apretarían ligeramente. "Pensaba comenzar mis acercamientos durante estas semanas, pero él no está dispuesto a escucharme. No solo eso, parece que las palabras de Ophis tuvieron algún efecto sobre él que obviamente no esperábamos."

"Espera, ¿me estás diciendo que no avanzaste nada con él durante todo este tiempo?" Preguntó Sirzechs, y esa pregunta hizo que Rías se pusiera bastante tensa.

"¡No es mi culpa!" Ella intentó defenderse lo más rápido posible. "¡Sabes que está completamente loco por entrenar todo el día!"

Los dedos de Sirzechs resonaron sobre la madera de su escritorio, notando la impaciencia obvia que estaba encubriendo en estos momentos.

"Entiendo que la situación de ahora sea un poco complicada, y por eso es que ideé el viaje escolar." Declaró el Rey Demonio para la sorpresa de Rías. "Soy consciente de que Tiamat actúa como una madre para Issei, y por esa razón es que siempre lo está cuidando, especialmente cuando se trata de alguna mujer en la que ella desconfié, y sabemos bastante bien que su relación con los Demonios es un tanto…delicada, por decirlo de alguna manera." Explicó Sirzechs, para luego apoyar su mentón sobre sus dos manos. "Por eso es que la excluí del grupo de profesores, aunque intenté hacerlo de una manera discreta para que nadie sospechara. Ahora que ella no está con Issei, tus oportunidades de acercarte a él incrementaran bastante." Rías no pudo evitar mirarlo con gran confusión.

"Pero tengo entendido que ese viaje era solo para los de primero y segundo…" Ella dio su punto, logrando que su hermano se riera.

"Esa fue otra forma de evadir sospechas. Creo que Tiamat te tiene en el foco de mira, siendo de las más peligrosas que pueden acercarse a Issei. Ha decir verdad, ella está en lo cierto…" Esto último lo comentó más que nada para sí mismo, aunque rápidamente retomó la conversación. "Ha lo que voy con todo esto es que, nadie esperará que un estudiante de tercero este en Kioto rondando por las noches en la habitación de uno de segundo, ¿verdad?" Esto último lo dijo con aires de suficiencia, logrando que Rías sonriera maliciosamente al comprender el plan de su hermano.

"Ya veo, no es un mal plan…"

"Por supuesto que no." Declaró Sirzechs, para luego fruncir el ceño. "Por eso sé que todo saldrá a la perfección. Solo una tonta podría defraudarme…" Esa sonrisa maliciosa de Rías fue reemplazada por una de nervios tras entender a la perfección lo que estaba tratando de decirle su hermano.

Los ojos de Sirzechs se entrecerraron tras la reacción de su hermana.

"Supongo que comprendes lo que te estoy diciendo…"

"…"

"…"

"¿Verdad?"

Ajeno a todo esto, la diversión estaba comenzando en la feria de Estados Unidos…

"Oye, ¿esa mujer no es demasiado linda?" Un hombre le preguntó a su amigo que estaba al lado, viendo concretamente a una pelinegra que sostenía un martillo bastante grande en una de sus manos.

"Parece ser que va acompañada de esas otras dos bellezas y solamente hay un hombre." Le susurró su amigo, notándose las obvias intenciones. "¿No crees que podríamos tener un poco de diversión con alguna de ellas?"

"Déjamelo a mí." Declaró el hombre con total seguridad mientras se ajustaba su cabello alborotado para lucir más genial, según su punto de vista.

"¿Le tengo que pegar aquí para ganar premios?" Penemue se colocó el martillo sobre sus hombros mientras veía a la anciana que controlaba el puesto en busca de respuestas.

"Solo conseguirás recompensas si alcanzas el setenta de potencia en el medidor. Podrás conseguir dos premios si es que llegas al máximo del medidor, cosa que hasta ahora nadie ha logrado." Declaró la anciana con tranquilidad.

"Comprendo…" Penemue asintió, para luego bajar el gran martillo de su hombro.

"Oye, lindura..." El hombre se acercó por su espalda con esa sonrisa confiada en su rostro. "Esto es demasiado para ti, si quieres puedo ayudarte…"

El hombre no pudo terminar de ofrecerse, ya que Penemue alzó el martillo con sus dos manos. Sus ojos carmesís brillaron de un color rojo tan intenso que parecía ser la llegada de la misma muerte cuando el martillo descendió mediante un borrón de velocidad.

El martillo pegó en el blanco, y el medidor de fuerza llegó hasta el límite, para que luego se partiera a la mitad por semejante fuerza que había utilizado.

Los pobres hombres que estaban observando cerca obtuvieron una expresión completamente espantada y sorprendida, comenzando a marcharse discretamente.

"¿Querías jugar?" Penemue miró sobre sus hombros para observar al hombre que quería acosarla. "Creo que no funciona muy bien."

El hombre se quedaría completamente paralizado mientras balbuceaba palabras al azar.

"Por eso dije que no era buena idea…" Declaró Rossweisse por lo bajo, siendo escuchado por Issei y Tiamat, quienes no pudieron evitar estar de acuerdo al ver el resultado.

"Disculpe, ¿podría darme los dos premios?" Penemue se acercó al mostrador, viendo como la anciana estaba llorando cómicamente.

"¡Mi-mi maquina!" Ella exclamó. "¡No pienso darte nada!"

"¿Eh?" Una expresión espeluznante recorrió el rostro de la Cadre, logrando que la pobre anciana temblara de miedo.

"¡Era broma! ¡Llévate lo que desees!" La mirada de Penemue fue apaciguada luego de escuchar dichas palabras.

"Quiero esas dos peceras." La Cadre señaló con su mano.

"¡Aquí tiene!" La anciana le entregaría ambos productos lo más rápido posible. "¡Por favor, no regrese nunca más!"

"Gracias." Penemue inclinó ligeramente su cabeza antes de volver con sus amigos.

"¿Quieres comprar unos peces?" Indagó Tiamat, ya que le parecía bastante curioso la elección que tomó su amiga.

"Hace un tiempo estaba pensando que necesitaba algo para proteger las dos culturas que me regaló Issei. Creo que esto podría hacer su función." Declaró la Cadre, logrando que el castaño le sonriera.

"Realmente te gustan, ¿eh?" Penemue no pudo evitar bajar su mirada con un leve sonrojo.

"No puedo evitarlo, son muy importantes para mí." Ella respondió con ligera timidez.

"¿Ahora que haremos?" La que preguntó fue Rossweisse, quien se veía bastante animada.

"Ahora que lo pienso, me gustaría ir a un lugar en concreto…" La mirada de Issei se puso exageradamente seria, algo que llamó la atención de Tiamat y Penemue, mientras que Rossweisse pareció comprender a lo que se refería.

"Oh, ¿así que quieres ir a un puesto en particular?" La Valquiria se hizo la tonta, pero sabía a la perfección en lo que estaba pensando.

Ese lugar…

Issei y sus tres amigas atravesaron gran parte de la feria, hasta llegar a un punto en concreto.

Las manos del castaño cayeron por debajo de su cintura al ver un puesto en concreto. El hombre de mediana edad que se encontraba con una gorra mientras fumaba lo vio, y su sonrisa desafiante dejaba bastante en claro que ya lo conocía.

En el momento que sus miradas se conectaron, una música del Antiguo Oeste se presentó de la nada mientras que Issei movía sus dedos, como si los estuviera agilizando para lo que se estaba por venir.

Issei se acercó a paso lento hacia el puesto, mientras que Tiamat y Penemue tenían una gran cantidad de signos de interrogación sobre sus cabezas.

"¿Ya se conocen?" Fue lo primero que pensaron.

"Veo que volviste, chino engreído." Comentó el hombre con aires de suspicacia.

"No soy chino, soy japones." Issei golpeó su puño fuertemente sobre la mesa.

"Da igual, son todos iguales." El hombre agitó su mano con desdén, indicando que le daba completamente igual. "Entonces, ¿vienes a perder todo tu dinero de nuevo?" Los ojos del sujeto se entrecerraron con astucia.

Issei no pudo evitar sonreír ante tal afirmación.

"¿Por qué crees que volví?" Issei abrió su puño, denotando una gran cantidad de dólares.

"Oh…" El hombre vio todos los billetes con una sonrisa descarada. "Veo que viniste preparado. Eso podría alcanzarte para unos diez intentos."

"No necesito diez, solo uno." Declaró con una gran sonrisa cubierta de confianza. "Ten, viejo." Issei le entregaría cinco dólares, a lo que el hombre sonreiría.

"Vas por el premio gordo una vez más, ¿eh?" Comentó el anciano con una risita maliciosa al final.

"Esa caja y ese collar serán míos." Issei asintió con energía.

"Muy bien, inténtalo." Fue la simple respuesta del hombre mientras le señalaba las cuerdas.

"¿Ya se conocían de antes?" Consultó la dragona con bastante intriga por la extraña conversación que acababa de presenciar.

"Tiene pinta que Issei vino aquí antes y lo conoció…" Le respondió Rossweisse, quien también se hacia la desentendida del tema.

"Esta mujer…" Penemue no pudo evitar mirarla como si fuera una tonta. "No entiendo la ardua necesidad de mantener en secreto algo tan superficial."

"La última vez no estudié este mecanismo. Pensé que solo necesitaría un poco de suerte para ganar." Issei se detuvo frente a las docenas de cuerdas que se encontraban en el puesto, que estaban atadas a la caja, y a su vez, esta caja tenía atado un hermoso collar junto con una gran cantidad de piedras para hacer un contrapeso ideal. "Evidentemente las cuerdas están en malas condiciones, pero pensé que con veinte intentos podría encontrar la que supuestamente estaba en buenas condiciones." Issei no pudo evitar frotarse el mentón mientras continuaba estudiando el juego. "Entonces, primero debería comprobar si es que existe alguna cuerda que no se encuentre mal." Concluyó, fijando su mirada por encima de donde se sostenían las cuerdas, donde se encontraba completamente tapado.

"¿Por qué piensas tanto, mocoso?" Le cuestionó el hombre, logrando que el castaño le entregara una sonrisa.

"Disculpa, antes de comenzar, ¿puedo pegar un vistazo?" El anciano lo miró con cierta confusión, pero no tardaría mucho en asentir.

Issei volvió su mirada a las cuerdas, para luego hacer algo que puso muy nervioso al dueño del puesto.

El castaño se subió sobre el techo que sostenía las cuerdas.

"¿Qué haces?" El hombre asomó su rostro para ver a Issei con rabia. "¡Eso es trampa!"

"¿Trampa?" Issei se bajó del techo, notando una sonrisa inocente. "Entonces, ¿dejar a todas las cuerdas casi completamente cortadas no es trampa?" Ese comentario hizo que el pobre anciano casi le diera un infarto.

"¡Largo de mi puesto!" Exclamó el hombre con gran rabia.

"Bueno, podrías dejarme jugar, o simplemente podría ir a avisarle a los comisarios de aquí que tu puesto es ilícito…"

"¿Qué es lo que quieres?" Le preguntó el anciano sin rodeos, sabiendo que su puesto y trabajo corría riesgo.

"Solo déjame jugar a mi manera. Si lo haces, juro que no diré nada." Declaró el castaño, tomando una de las cuerdas.

"¿Jugar a tu manera? Como quieras." Fue la respuesta instantánea del hombre, quien no pudo evitar sonreír con malicia. "¿En serio piensas que puedes levantar la caja con alguna de las cuerdas? Yo mismo las dañé lo suficiente para asegurarme de que eso no pase. Eres un gran idiota si piensas que por un golpe de suerte lograras…"

El anciano no pudo terminar, ya que observó con completa estupefacción como el castaño tomó todas las cuerdas, para luego jalarlas con fuerza, atrayendo la caja hacia sus manos.

"¡gracias por el juego!" Exclamó Issei, quien le dio una pequeña palmada en el hombro al hombre paralizado antes de despedirse.

"Mi dinero…" Fue lo único que pudo decir cuando se le calló el cigarro.

"Eso es oro puro…" Penemue no pudo evitar lucir bastante impresionada al notar la calidad del collar.

"¿Qué habrá dentro de la caja?" Preguntó Rossweisse con impaciencia.

"No lo sé, pero primero…" Issei separó la cinta que mantenía atado al collar, para luego mirar a la Valquiria, quien no pudo evitar pestañear con confusión al notar su mirada.

Los ojos de Rossweisse se ensancharon a más no poder cuando Issei colocó el collar sobre su cuello.

"La primera vez que vinimos noté que lo mirabas mucho. Espero que aun siga agradándote." Issei le susurró al oído mientras terminaba de colocarle el collar.

"¿Te habías fijado en eso?" Pensó Rossweisse con un rubor en su rostro. "Yo… realmente gracias…" Fue lo único que pudo decir cuando fijó su mirada en el hermoso collar, tocando la flor tallada que se encontraba en este.

Su mirada continuó fijada en el collar, logrando que una pequeña sonrisa se escapara de su rostro mientras que ese rubor se intensificaba en su rostro.

"No estamos en una cita falsa, pero aun así sigues pensando en mí. Eso es muy lindo de tu parte…" Pensó para sus adentros, notando que Issei era una persona mucho más dulce de lo que pensaba originalmente.

"¡¿Qué se supone que haga con esto?!" Exclamó Issei, su expresión completamente en blanco era más que suficiente para saber que la caja tenía algo extraño dentro.

Las tres futuras amantes del castaño se acercaron para saber que había generado tal reacción. En ese momento, sus expresiones se cubrieron de desconcierto.

"¿Cuatro anillos de casamiento?" Se preguntó Tiamat, quien no entendía lo que estaba viendo.

"¿Por qué alguien pondría algo así como un premio?" Indagó Penemue.

"Míralos bien, es oro falso." Declaró Rossweisse, para luego sostener su collar. "Lo más seguro es que haya pensado que este collar también era falso, por eso los puso a todos como premio."

"De hecho, incluso estoy dudando de que ese viejo supiera que estos eran anillos de matrimonio…" Issei dio su punto, en donde todas asintieron de acuerdo.

"¿Qué harás con ellos?" Preguntó Penemue, viendo como Issei guardaba la pequeña caja en uno de sus bolsillos.

"No lo sé, pensaré en algo cuando vuelva o simplemente los tiraré." Fue la vaga respuesta del castaño.

"¿Ahora adonde vamos?" La que haría la pregunta fue Rossweisse, quien mostraría su típico entusiasmo.

"¿Podríamos alquilar alguna parrilla para barbacoa?" Tiamat propuso la idea, y a todos pareció gustarle.

"Déjame acompañarte." Comentó Penemue, para luego fijar su mirada en Issei y Rossweisse. "Ustedes dos vayan a hacer otra cosa mientras tanto." Ambos asintieron de acuerdo, separándose en dos grupos.

Unos minutos pasaron mientras ambos caminaban sin un rumbo fijo aparente.

"Ella dijo eso, ¡pero no sé que hacer con Ross hasta que vuelvan!" Pensó el castaño con los ojos en blanco.

Justo en ese momento, Rossweisse se detuvo en seco, algo que llamaría la atención de Issei, quien rapidamente se posicionó a su lado.

"¿Qué estás mirando?" Issei intentó seguir su intensa mirada sin poder llegar a una conclusión.

"Pobre cosita fea…" Issei no pudo evitar poner sus ojos en blanco tras escuchar el comentario de Rossweisse, quien se acercaba lentamente a una maquina de garra en la que solo se encontraba un pobre peluche. "Te dejaron aquí abandonado, desgastado y todo sucio…" Ella apoyó una mano sobre el vidrio, mirando al peluche de oso que parecía estar a punto de desmoronarse.

"¿Lo quieres?" Issei se posó a su lado, viendo como la Valquiria asentía lentamente mientras no le quitaba la mirada de encima.

Diez minutos.

Diez minutos es lo que había pasado desde que esta contienda había comenzado.

La expresión completamente cabreada de Issei dejaba bien en claro lo que estaba sucediendo.

"¡Mierda!" El castaño maldijo al ver como el jodido peluche volvía a caer.

"Issei, no creo que debas esforzarte más." Rossweisse tenía su mirada gacha, sintiendo algo de remordimiento. "Dije que lo quería, pero no quiero que gastes más dinero por mi…"

"¡Tonterías!" Exclamó el castaño, entregándole una sonrisa dentuda. "Nunca he sido muy apegado al dinero y realmente no me importa mucho." Comentó, cargando la garra una vez más. "En resumidas cuentas, ¿de que me sirve el dinero si no puedo hacer feliz a una de mis mejores amigas?"

"Pero…" Rossweisse intentaría hablar, pero se dio cuenta que se había quedado sin palabras tras escuchar las palabras tan amables del castaño.

"¡Si, si, si!" El puño de Issei se apretó en señal de victoria cuando el peluche finalmente estaba en sus manos.

El castaño se acercó y se lo entregó a las manos. Rossweisse abrazó el peluche con sus dos manos mientras lo miraba con un brillo entusiasta en sus ojos.

"¿Le pondrás algún nombre?" Él decidió preguntar, viendo que la Valquiria parecía bastante apegada al peluche desgastado.

Rossweisse se detuvo a pensarlo por unos cuantos segundos. Era más que obvio que le estaba tomando una seriedad absoluta al tema, algo que la hacia lucir bastante linda según el castaño.

Finalmente, un gran brillo de decisión cubrió los ojos de la Valquiria, quien sonrió con gran energía.

"¡Se llamará Peluchinchon el Peluche!"

Issei se le quedaría mirando sin aparente expresión, logrando que la Valquiria se pusiera un poco nerviosa.

"¿Tal vez es un nombre muy infantil?" Dijo ella, asfixiando al pobre peluche entre sus pechos.

"¡¿Estás bromeando?!" Exclamó el castaño con una sonrisa dentuda, impresionando a la Valquiria. "¡Es el mejor nombre de la vida!"

"¡¿En serio?!" El rostro de Rossweisse se iluminó por completo tras escuchar dichas palabras.

La gente que pasaba cerca de ellos los miraba con cierta rareza, ya que el brillo de felicidad y complicidad que giraba alrededor de ambos era demasiado intensa para solo tratarse de un simple peluche.

"¡Oigan, ya conseguimos una parrilla!" Exclamó Tiamat, llegando junto con Penemue.

"¿Fue tan difícil?" Les preguntó Issei, notando que se habían tardado más minutos de lo que pensaba.

"¿Esperas encontrar una parrilla dentro de una feria? Era obvio que tardaríamos un tiempo en conseguir una, y aun más en encontrar un sitio dentro de la feria que nos permita utilizarla. De hecho, tuve que usar un poco de fuerza para eso último…" Respondió Penemue, quien tenía un labial celeste sobre su mano.

"Eso es…" Rossweisse se acercó, notando que ahora los labios de Penemue eran de una tonalidad negra.

"Quédate quieta." Le ordenó a Tiamat, quien se vio algo sorprendida cuando comenzó a colocarle el labial.

"Hm, esto tiene un sabor dulce…" Ella se saboreó los labios al notarlo.

Penemue fijó su mirada en Rossweisse, para luego lanzarle un labial rojo.

"Deberías probarlo."

Esa fue última conversación clara que se recordó en aquel día, porque lo que lo siguió en la noche solo eran puros recuerdos fugaces cubiertos de euforia.

Lo primero que sucedió en aquella fiesta fue una pista de patinaje sobre hielo y la barbacoa. Mientras que Tiamat y Penemue se divertían en el hielo, Issei se encontraba preparando el fuego mientras intentaba enseñarle un par de cosas a Rossweisse, quien se notaba bastante interesada en el tema.

Las otras dos mujeres no tardaron mucho en salir del establecimiento, y cuando se unieron nuevamente a ellos, llevaban una gran cantidad de botellas de alcohol. Issei se negó a beber tras afirmar que no era algo que le llamaba la atención, mientras que Rossweisse decidió no tomar nada por la gran debilidad que tenía a estas sustancias.

La cena trascurrió con cierta normalidad, quitando el hecho de que los tres estaban con la quijada al suelo al notar como Penemue bebía una gran cantidad de alcohol y ni siquiera se veía afectada por eso. Ese no era el caso para Tiamat, quien comenzó a ponerse algo extraña en mitad de la comida, el hecho de que ella había creado una especie de mostacho en su rostro con la crema era más que evidente. Sus amigos solo pudieron limitarse a reír tras ver como la dragona se reía e intentaba comerse el bigote que ella misma se había creado.

Lo siguiente que se pudo ver fue a ellos cuatro en la montaña rusa. Cualquiera diría que no sería un evento tan divertido para seres que pueden ir mucho más rápido que la misma atracción, pero Penemue y Tiamat parecían haber elegido ese lugar ya que se sentían felices de una manera un tanto retorcida al ver la expresión asustada de todas las personas que las acompañaban. Issei y Rossweisse notaron esto, y simplemente pudieron mirarse, para luego negar con sus cabezas mientras sonreían.

La siguiente parada fueron los helados, en donde la gente se notaba algo extrañada al ver como la dragona borracha estaba siendo retenida por sus amigas.

¿Por qué la habían retenido?

Según Tiamat, la mujer que atendía el local le había mirado el cuerpo a Issei de una manera bastante descarada.

Issei solo pudo hacer varias reverencias en señal de disculpa antes de abandonar el sitio. Por supuesto, esa actitud hizo que no terminaran de prepararle el helado a Penemue, por lo que el castaño le compartió el suyo ante la mirada de todos. Era una vista algo peculiar, ya que ambos estaban comiendo de un cono y la Cadre tenía una forma un tanto tierna de degustar los helados, o quizás se encontraba así ya que estaba muy avergonzada al pensar que podría tocar la lengua o los labios de Issei por accidente.

Después de eso, todos se fueron al exterior de la feria para encender algunos fuegos artificiales, ya que Rossweisse nunca había visto algunos tan de cerca. Decir que ella estaba feliz era poco, parecía un cachorro que había encontrado a su dueño después de haberlo estado buscando durante días.

No tardaron mucho en teletransportarse algo lejos de allí, ya que querían navegar sobre la enorme cordillera del país en la noche. Cabe recalcar que todos tuvieron que invocar abrigos debido al frio que hacía en tal lugar. De hecho, Issei y Rossweisse parecían estar a punto de congelarse, aunque hacían todo lo posible para mantenerse en calor, las carreras infantiles entre ellos era el método.

Lo siguiente que se recuerda en aquella espesa montaña fue la gran cantidad de confetis que tiraron sobre la dragona, siendo una manera de festejar su cumpleaños debido a que no pudieron hacerlo correctamente en su momento. Ella se notaba bastante feliz mientras estaba sentada jugando con los confetis junto a Ross, mientras que Penemue e Issei se mantenían al margen de todo esto, observando el hermoso paisaje que tenían. La Cadre no tardaría mucho en apoyar su cabeza sobre el hombro de su futuro amante, haciendo que este le entregara una sonrisa al mismo tiempo que comenzaba a acariciar su cabeza con delicadeza.

Lo siguiente que recuerdan era un evento un tanto gracioso. Después de conseguir unos skates como premios por superar un juego de puntería, Issei y Tiamat se vieron con muchas ganas para intentar usarlas. En resumidas cuentas, Issei era malísimo y Tiamat estaba tan borracha a estas instancias que apenas podía mantenerse sobre la tabla por medio segundo. Sumando el hecho de que las calles estaban húmedas, era obvio que el resultado sería desastroso para ellos dos. Pero no fue desastroso para Penemue y Rossweisse, quienes no podían evitar reír por cada caída tonta que tenían, incluso la Cadre intentaba aguantar su risa, pero era realmente imposible hacerlo cuando veía como Tiamat siempre quedaba con el trasero al aire.

"Inhala, exhala…" Declaró Rossweisse mientras le daba pequeñas palmaditas en la espalda a Tiamat, quien estaba arrodillada frente al muelle con su rostro completamente violeta.

Ella no tardaría tanto en vomitar, y Penemue hizo ver su típica expresión que mezclaba la desaprobación con una profunda decepción.

"Si no puedes aguantar ni dos botellas de sake, entonces no bebas." Declaró Penemue, quien de hecho ya llevaba más de 8 botellas y se encontraba incluso más lucida que los que ni siquiera habían bebido.

El siguiente recuerdo se centraba en Issei llegando con una gran soga hecha de luces navideñas. Para suerte de todos, Tiamat ya se había recuperado y estaba más que dispuesta a seguir jugando, quizás más de lo que debía, ya que tenía una botella de sake en su mano ante la mirada estoica de Penemue que no podía creer la terquedad de su amiga.

Como último festejo, todos se reunieron en donde se encontraban los autos de choques eléctricos. Tuvieron que pagarle más del doble al hombre que custodiaba la entrada para que los dejen entrar con alcohol y con las luces que se habían enredado por completo en Rossweisse, quien lucia un tanto graciosa en estos momentos.

En ese momento, el amanecer comenzó a emerger lentamente sobre sus rostros, logrando que sus hermosas sonrisas deslumbren todo el lugar que a estas horas estaba casi vacío. Sus risas y su alegría era lo único visible en sus almas mientras continuaban chocando sus coches, comiendo dulces en forma de collar que tenían en sus cuellos, o abrazando una botella de sake, cada escena era una realidad que cada uno sostenía, y no hacía falta enumerar para saber quién era quien. Incluso el mismo instructor se mostraba algo influenciado ante la gran felicidad que disfrutaban sus últimos clientes.

"Llevo muchos años en este trabajo, pero es la primera vez que veo a alguien divertirse tanto." Pensó el hombre con una sonrisa vigorizada mientras veía como se divertían.

En ese momento, una duda cruzó en la mente de aquel buen sujeto.

"¿Cómo hizo el muchacho para estar rodeado de tres mujeres tan hermosas y simpáticas?"

Después de el gran día cubierto de diversión, todo llegó a su final…

"Gracias por acompañarme hasta la puerta." Issei les agradeció mientras abría la puerta, dándose media vuelta para enfrentar a Ross y Penemue, quienes estaban cargando a una Tiamat que estaba totalmente borracha.

"No hay problema, hubiera sido difícil cargar con ella hasta aquí. Se muy bien que no quieres aparecer dentro de tu residencia mediante un círculo mágico porque haría mucho ruido, y lo más seguro es que despertaría a Ophis y eso probablemente no sea algo bueno." Declaró Rossweisse, entendiendo a la perfección lo que pensaba su amigo.

"Si vuelves a ponerte así, no te invitaremos más." El tono de Penemue fue solemne y aplastante cuando arrojó a Tiamat sobre los brazos de Issei.

"¡Penu, no seas mala!" El tono borracho en la voz de Tiamat era tan obvio que incluso Issei tuvo que apartar un poco su rostro tras sentir el aliento fuerte del alcohol.

"¡Silencio!" Penemue le dio un pequeño golpe sobre su cabeza, incitándola a dar un pequeño grito de dolor. "Espero que no te dé tantos problemas…" En esta ocasión, el tono de la Cadre era mucho más amable de lo normal, ya que esas palabras habían sido dirigidas hacia el castaño.

"¡Descuida, seré una buena drago-Ouch!" Tiamat se frotó sobre su cabeza con dolor cuando Penemue materializó la funda de su katana para golpearla.

"Nos vemos mañana." Rossweisse fue quien se despidió por todos, aunque el resultado final era bastante inesperado.

"Si, fue muy divertido pasar el tiempo con ustedes…" Issei no pudo terminar su discurso, ya que los labios húmedos de las dos mujeres se estacionaron sobre sus mejillas.

Esto hizo que un ambiente bastante lindo se formara a su alrededor.

"¡Eso no es justo!" Las dos mujeres se separaron al notar las quejas de su amiga. "¡Yo también quiero cariño-Ouch!"

"Silencio, maldita borracha." Penemue le había vuelta a pegar con la funda, sintiendo cierta satisfacción al ver como Tiamat se retorcía del dolor. Aparentemente la borrachera la volvía considerablemente vulnerable.

¡FINAL DEL CAPÍTULO!

Como pueden ver, decidí dividir este capítulo en dos partes diferentes por la gran cantidad de contenido que tiene. Lo más seguro es que en el próximo capítulo verán los sucesos un tanto ardientes que hará Tiamat estando borracha, sumado a un time skip de varios días para llegar a los Rating Games y hacer una buena introducción sobre ellos.

Probablemente el próximo capítulo sea más corto de lo normal, pero es algo que no me molesta. Estoy seguro que a ustedes tampoco, ya que gracias a esto pueden ver un capítulo que podría haber publicado dentro de otros 3 días más de espera.

Otra cosa que debo aclarar es sobre mis actualizaciones semanales. Como ya sabrán, el mundial de futbol ya comenzó y soy un gran fan acérrimo a este deporte, por lo que consumiré mucho más de mi tiempo libre en ver estos partidos. Eso podría hacer que las actualizaciones se vean algo atrasadas, o que saque capítulos dentro de la fecha establecida pero más cortos. Para ser sincero, todo depende principalmente de mí mismo.

Eso es todo lo que tenía para decirles.

¡Les mando un gran abrazo, y mucha gracias por apoyar esta historia!