Capítulo 18 – La fiesta del cazador
- ¿Otra vez…? – Amelia se quejó mientras derribaba otro ataque de flechas en el aire y continuaba saltando calmadamente entre los árboles - ¿Acaso no se dan cuenta que esto ni siquiera sirve como distracción? – Era la tercera ronda de flechas que bloqueaba desde que se había separado del resto del grupo y la verdad era que se estaba hartando de tan endeble resistencia. Ella esperaba que, llegado a este punto, al menos alguno de los lideres se mostrara e intentara interponerse en su camino, pero sus expectativas fueron destruidas cuando otro enjambre de flechas vino disparado hacia ella.
Esto fue lo último que pudo soportar y deteniéndose en una de las ramas de un árbol cercano, balanceó su arma de lado a lado a gran velocidad. La guadaña azabache dibujo un hermoso arco a través del cielo nocturno y todas las flechas cayeron al suelo hechas añicos junto a gran parte de las copas de los árboles que estaban en el camino del ataque – Que aburrido… - Amelia bajo del árbol y comenzó a correr rápidamente creando así un enorme impulso con el que dio un gran salto hacia el cielo.
En medio de un pequeño claro en el pantano había un grupo de diez demonios encapuchados formados en una fila extendida. En sus manos sostenían arcos largos de un color tan rojo como la sangre y sus ojos emitían una lúgubre luz esmeralda que podía paralizar a cualquiera que se cruzara con su mirada. Todos levantaron sus armas al unísono y, haciendo alarde de sus habilidades físicas sobrenaturales, lanzaron decenas de flechas hacia el cielo a una velocidad impresionante. Su objetivo no era otro que la chica de cabellos blancos que descendía en caída libre
- ¿Siguen con esos insignificantes ataques? – Amelia giro su guadaña y derribo cada una de las flechas con suma facilidad y justo cuando estuvo a punto de impactar contra el suelo del pantano, su cuerpo perdió toda la aceleración producida por la gravedad y quedó suspendido en el aire. Este extraño fenómeno se debió al círculo mágico de levitación que estaba grabado en su vestido blanco azulado, una magia que seguía el mismo principio de las famosas Alfombras Voladoras usadas en el transporte. Aunque no permitía volar por los cielos, te daba la habilidad de levitar y planear hasta tocar el suelo haciéndolo un equipamiento muy eficaz para descender a una gruta profunda o salvar la vida de su usuario si caía mientras escalaba, por eso se le entregaba gratuitamente a cada aventurero graduado del Reino Hechicero una tela grabada con el circulo mágico para que confeccione su propio Paracaídas. Sin embargo, solo alguien como Amelia, quien trabajaba directamente para el Rey Elfo del Norte, podía darse el lujo de tener todos sus vestidos imbuidos con tal magia.
Gracias a esto Amelia logró un suave aterrizaje en el suelo pantanoso y se enfrentó cara a cara contra los demonios, sorprendiéndose al ver una criatura con cabeza de cabra esquelética sentada en un trono de rocas negras, tenía el torso musculoso y descubierto mostrando su piel gruesa y grisácea tatuada con extraños marcas rojizas y un par de alas negras sobresalían de su espalda emanando una extraña oscuridad cada vez que se movían. A su lado, igual de llamativos, había cinco individuos encapuchados vestidos de negro y tenían el rostro cubierto por extrañas mascaras blancas con forma de animales. En su mano derecha portaban espadas negras de hoja curva, tenían un extraño brazalete dorado en la muñeca izquierda, y llevaban una pequeña bufanda carmesí envuelta alrededor de sus cuellos, su apariencia concordaba completamente con la descripción dada por su hermano sobre aquel encapuchado que había herido mortalmente a Liliam. Amelia miró con interés a este último grupo y apuntó su guadaña hacia ellos de forma amenazante - ¿Fueron ustedes quienes ordenaron atacar a los aventureros del Imperio?
Dos luces rojas incandescentes emergieron desde las cuencas esqueléticas del demonio cabra al mismo tiempo que se paraba con brusquedad - ¡Insignificante humano! ¡¿Crees que puedes hablarme de esa forma tan arrogante y salir ileso?! ¡Soy Khamul!, Gran Señor del Caos y nuevo gobernante de este patético mundo. ¡Mátenla!
Ante la orden de su maestro, cuatro de los diez encapuchados comunes cambiaron sus arcos por una pequeña daga negra y dorada y cargaron hacia la princesa, mientras que el resto la rodeaba y atacaba desde la distancia.
Amelia sonrió de forma presumida mientras esquivaba con suma facilidad cada una de las flechas y dando un paso hacia adelante decapito a uno de los encapuchados con un solo giro de su guadaña. El segundo y el tercero se abalanzaron sobre la albina intentando córtale la cabeza, pero su ataque era lento para alguien como ella y solo le basto moverse suavemente hacia la izquierda para eludirlo y en esa posición giro su guadaña para matar a uno de los atacantes encapuchados. En medio de su ataque, Amelia movió su mano derecha y atrapó una flecha que había cambiado de dirección en el aire y estaba a punto de clavarse entre sus costillas, aunque eso no detuvo su ataque y el demonio enfrente de ella terminó partido a la mitad – Eso fue bueno, aunque no lo suficiente – Amelia sonrió mirando hacia los demonios con arcos en la parte trasera mientras atrapaba dos flechas más que serpentearon en el aire dirigiéndose hacia su pecho y las aplastó en su mano. Tres flechas más silbaron por su espalda, así que ella dio un salto mortal hacia atrás para esquivar los proyectiles, otro de los encapuchados apareció desde el cielo e intento apuñarla en el vientre, pero su ataque sorpresa no surtió efecto y terminó con el pecho aplastado por una poderosa patada de la albina. Su cadáver fue arrojado varios metros hacia atrás y termino impactando contra uno de sus compañeros con arco, quien termino muriendo por el impacto.
Amelia aterrizó suavemente y avanzó hacia el demonio a la izquierda mientras esquivaba cada una de las flechas que disparaban hacia ella, incluso cuando estas cambiaban de dirección en el aire hasta dos veces no lograban dar en el blanco y la albina las evitaba con ligeros movimientos de su cuerpo.
El encapuchado no retrocedió, dejó caer su arco y flechas y mostrando la cuchilla retráctil de su muñeca se preparó para enfrentar a la chica.
Amelia sonrió con suficiencia mientras giraba su cuerpo para esquivar las flechas y cuando estuvo a un metro de distancia del demonio, clavó su guadaña en el suelo y levanto los puños – ven y diviérteme un poco
El demonio aceptó el reto y fue el primero en moverse, cerró la distancia entre ellos de un salto e intento apuñalar a chica en medio del vientre. Ella evitó la estocada retrocediendo un paso, se agacho para esquivar dos flechas y en esa misma posición lanzó una patada giratoria hacia su rival. El demonio saltó para esquivar el ataque y al mismo tiempo golpear la cabeza de la albina, pero Amelia inclino su torso hacia atrás y atrapó al demonio por los tobillos y lo usó como escudo humano para bloquear las tres flechas que se acercaban hacia ella.
El demonio no pudo reaccionar a tiempo a los cambios de trayectoria de los proyectiles y terminó con el vientre, el hombro y la cabeza atravesados por las flechas de sus propios compañeros, pero Amelia no se detuvo ahí y arrojó el cadáver contra uno de los arqueros en la esquina opuesta a ella. Este lo esquivó rodando por el suelo, pero antes de que pudiera ponerse de pie fue atravesado en el vientre por la guadaña negra que Amelia había lanzado hacia él y termino empotrado en el árbol más cercano.
Dos de los arqueros encapuchados aparecieron por el punto ciego de la albina y atacaron con sus cuchillas retractiles su espalda desprotegida, pero ni siquiera ese ataque coordinado en el acto pudo sorprender a Amelia, quien los esquivó girando su cuerpo y retrocedió con una sonrisa en su rostro. Los encapuchados fueron en su persecución, pero fueron descuidados y no notaron el cómo la chica los guiaba hacia donde estaba su guadaña. Fue así que cuando la albina les dio la espalda, ambos se apresuraron a atacar sin medir el peligro y terminaron con las piernas cercenadas por el ataque giratorio de Amelia. La sangre salpicó por todos lados enrojeciendo aún más el vestido blanco de Amelia, pero a ella le importaba poco su apariencia y mientras esquivaba algunas flechas se dirigió hacia sus dos últimos rivales.
Ambos soltaron sus arcos y prepararon sus cuchillas, sabían perfectamente que no tenían oportunidad de derrotar a la chica frente a ellos, pero aun así atacaron. Una carga frontal no serviría, eso ya lo habían comprobado sus compañeros caídos, así que se dividieron para atacar. Uno a la izquierda el otro a la derecha, en un clásico ataque de pinza con el que intentaron sorprender a la albina.
Amelia respondió con un ataque giratorio de su guadaña, pero los demonios intuyendo dicho ataque habían dado un salto antes de que la chica hiciera su movimiento y apuntaron hacia su cabeza. Sin embargo, incluso ese gran movimiento fue incapaz de sorprender a la albina quien, soltando su guadaña, tomó a ambos por el cuello y les aplastado la cabeza golpeándolas una con la otra.
Luego de recuperar su guadaña, la albina se dirigió hacia donde el demonio con cabeza de cabra esquelética veía la pelea – Jjajaj tus subordinados sí que fueron un divertido calentamiento Khamul
-No alardees demasiado humano. Ellos solo eran una prueba para ver tus movimientos y habilidades, ahora que ya sabemos cómo peleas es tu…
-Voy a detener ahí – Amelia dejo a un lado su guadaña y comenzó a sacudirse la sangre y el lodo que se habían quedado adheridos a su ropa y cabello – Es verdad que me divertí con ellos, pero están lejos de ser algo que me obligué a ponerme seria
- ¡Te atreves a…!
- Pero aun así pueden ser de utilidad – lejos de detenerse por la abrupta interrupción del Demonio, Amelia continúo hablando y lanzó una propuesta escandalosa – Ríndanse en este instante y juren lealtad a mi señor. Si hacen eso, sus vidas serán perdonadas.
- El demonio cabra se quedó en blanco al oír eso, no sabía qué hacer y en su mente solo surgía un pensamiento – ¿Enserio ella me está ofreciendo esto? – Su conmoción duro unos segundos y entonces se levantó furioso de su trono para increpar a la albina - ¡Insignificante humana! Yo soy Khamul, Gran Señor del Caos y he venido aquí a someter a todo este mundo bajo mi control. ¡¿Crees que me arrodillare ante un humano como tú?!
- Mi señor tiene los medios necesarios para asegurar tu obediencia sin que sufras algún daño, así que por esa parte no debes preocuparte. Siendo sincera no veo que puedas ser tan fuerte como la estúpida de Saphira, pero creo que vale la pena hacerte una oferta, o al menos creo que me regañaran si no te la ofrezco.
- Pagaras esta ofensa con tu vida. ¡Asesinos Demoniacos! ¡MATENLA!
Los cinco encapuchados se desvanecieron en el aire y en un parpadeo aparecieron con sus espadas desenfundadas rodeando a la princesa. Pudieron hacer esto gracias al hechizo [Traslación de Matador] la cual les permitía teletransportarse hacia un objetivo a una corta distancia y las heridas que causara el primer ataque no podía curarse con magia sanadora común.
Una de las razones por las que los Asesinos Demoniacos no habían peleado junto a los otros demonios fue para observar el estilo de pelea de la chica y así determinar el nivel de amenaza que representaba. Debido a la muestra tan abrumadora de poder que había dado la albina, habían decidido atacarla con todo lo que tenían y eso incluía usar una de sus cartas del triunfo de uso limitado
Pero ni siquiera ese movimiento coordinado casi telepáticamente entre ellos pudo sorprender a Amelia – [Pulso de Oscuridad] – Una ola de miasma negro emergió de su cuerpo dañando a todos los asesinos con energía oscura al mismo tiempo que le otorgaba a ella Inmunidad Media a los ataques Físicos por dos segundos. Gracias a esta habilidad las espadas de los cincos demonios atravesaron su cuerpo sin causar daño alguno. Pero Amelia no se detuvo ahí y contraatacó con un corte circular de su guadaña.
Todos los demonios tomaron acciones defensivas para responder el ataque, los tres primeros en recibir el impacto fueron los que estaban frente a la princesa, ellos se protegieron con sus espadas y aprovecharon el impacto para retroceder unos metros de distancia. Los otros dos que se encontraban a la espalda de Amelia tuvieron más tiempo debido a que el impacto contra la defensa de los primero había desacelerado la guadaña, así que aprovecharon para saltar hacia atrás y arrojaron un par de bolsas de tela negra que al estrellarse contra el suelo crearon una gran cortina de humo alrededor de la albina.
Amelia respiró un poco del humo para comprobar que no era toxico y al mismo tiempo invoco un hechizo menor de [Sanación] para determinar su causaba alguna interferencia con el uso de la magia, al terminar sus pruebas concluyó que la única función que tenían esos polvos era obstruir su campo de visión. Así que simplemente se relajó y sentándose de rodillas espero a que los Asesinos Demoniacos hicieran su movimiento.
Uno de los encapuchados comenzó el asedio atacando la espalda de la princesa, dando un salto apuntó hacia donde debería estar su cabeza para cortarla de un tajo, pero hizo su ataque a ciegas para priorizar la velocidad y debido a eso termino fallando su objetivo por mucho y atacó al aire ya que la albina se encontraba sentada.
A pesar de la posición en la que se encontraba, Amelia balanceó su guadaña hacia el demonio que pasaba por encima de ella, pero cuando la hoja azabache estuvo a punto de cortarle ambas piernas una tenue luz azulada brilló en el cuerpo del encapuchado antes de que realizara un movimiento sobrehumano con el que logró evitar el ataque.
Sin darle tiempo a respirar, otro demonio atacó a gran velocidad por el frente, aunque este venía corriendo lo más cerca posible del suelo, y concentrando energía en el brazalete dorado de su mano izquierda creó y arrojó un puñal venenoso de color verde pálido hacia el rostro de la princesa mientras buscaba cortarle el pecho con un ataque cruzado de su espada.
Amelia bloqueó ambos ataques con el mango de su guadaña e incluso cuando otro asesino apareció a su derecha para intentado apuñalarla entre las costillas, ella lo evitó inclinando completamente su cuerpo hacia atrás y rechazó a los dos atacantes con un giro rápido de su guadaña el cual ambos demonios esquivaron retrocediendo.
En ese momento, otro de los asesinos encapuchados atacó en caída libre desde el cielo con la espada apuntando al corazón de la albina. Pero Amelia quien se encontraba prácticamente recostada en el suelo pantanoso, retorció su torso hacia la derecha para evitar la estocada y a pesar de quedar en una extraña postura antinatural, aprovechó el movimiento natural de su cuerpo al recuperar su forma original para mover su guadaña a mayor velocidad y cortar en dos a su oponente con un golpe descendente.
Pero una tenue luz azulada cubrió al demonio y su cuerpo dio un salto irreal hacia adelante para evitar el ataque de la hoja azabache que velozmente dibujaba un arco para cegar su vida.
Luego de ver extrañada otra vez ese misterioso fenómeno, Amelia se movió hacia adelante para recobrar su postura sin imaginar que una espada invisible se balanceaba velozmente por sobre su cabeza buscando decapitarla.
Este era el resultado del plan que los Asesinos Demoniacos idearon con una mirada entre ellos antes de comenzar la batalla. Todos habían entendido, gracias a la pelea de los otros demonios contra Amelia, que un ataque directo contra ella no sería efectivo sin importar desde que dirección lo hicieran o si atacaban todos juntos al mismo tiempo. Era necesario primero crear una alteración en su concentración para así reducir su capacidad defensiva y poder acabarla con un ataque certero. Fue por eso que usaron su habilidad de teletransportación desde un comienzo, sin importar quien sea todo individuo siempre se sorprende si siente que su vida corre el riesgo de extinguirse, en especial si el peligro aparece de la nada. Aun así, este oponente había podido manejarlos a todos juntos e incluso respondió el ataque de manera agresiva atacándolos a todos con un solo movimiento.
El segundo paso era reducir su campo de visión, por eso lanzaron esas bolsas con polvos mágicos especiales que creaban una espesa cortina de humo. Aunque la idea original era atacarla en el momento que ella saliera desesperada de la nube de humo. El hecho de que ella permaneciera dentro y esperando hizo que esa parte del plan fallara enormemente. Pero eso no los detuvo y continuaron con el siguiente paso, haciendo un ataque escalonado esperaban desestabilizar a la chica lo suficiente en cada ataque para que así no note el como uno de ellos activaba su [Invisibilidad] y se acercaba sigilosamente hasta estar lo más cerca posible de ella y así ejecutar un ataque mortal. Esta última parte se había llevado a cabo a la perfección y ahora su compañero tenía la oportunidad de acabar con esta pelea.
Justo cuando el demonio estaba a escasos centímetros de cortarle el cuello a la albina, sintió como alguien lo observaba y al buscar el origen de ese fenómeno cruzó su mirada con la de Amelia deteniéndose abruptamente y quedando completamente confundido y sin saber qué es lo que hacía, incluso desactivó su [Invisibilidad] y bajo su arma delante de la princesa.
Esto ocurrió gracias a una de las habilidades de Amelia, [Mirada Siniestra II] Confusión, todos aquellos que recibían la mirada de Amelia sucumbirían al miedo [Miedo] y al mismo tiempo que se sentirían observados e intimidados, crecería en ellos la necesidad de buscar el origen de tan repulsiva sensación. dirigiendo su atención hacia los ojos de la princesa. Aquellos que no podían resistir esa necesidad y terminaban cruzando miradas con Amelia hacian que el [Miedo] se convirtiera en [Confusión] durante 4 segundos. Además, dependiendo cuanto tiempo vieran a sus ojos, había una posibilidad mínima de que el efecto durara hasta que se reciba un ataque. Aprovechando esa brecha, Amelia movió su guadaña para acabar con el confundido demonio frente a ella, pero al igual que los otros la tenue luz azulada apareció en su cuerpo y se movió de forma extraña para evitar el ataque.
Amelia sonrió ladinamente al ver como el fenómeno se volvía a repetir, el efecto de la Cortina de humo se había agotado así que se levantó del suelo de un salto – Parece que tienen una habilidad especial que les permite esquivar completamente un ataque que pueda matarlos. No creo que una habilidad tan conveniente pueda usarse para siempre, así que supongo que tiene un límite de usos por día – la princesa soltó una carcajada con emoción insana mientras apuntaba a todos los asesinos con su guadaña – Veamos cuanto tiempo más pueden mantenerse con vida.
Esta vez fue ella quien tomó la iniciativa y cerró la brecha que tenía con el demonio frente a ella en un parpadeo. La guadaña azabache dibujo un arco descendente buscando cortar al demonio en dos, pero su habilidad volvió a activarse y realizó un movimiento extraordinario para escapar del ataque. Amelia atrapó dos dagas envenenadas que se dirigían hacia su vientre y su rostro usando su mano izquierda y esquivó el ataque de dos demonios, que se habían teletransportado a su espalda para apuñalarla en las costillas, dando unos pasos hacia adelante y respondió con un veloz corte horizontal apuntando al pecho de ambos, aunque no pudo dar en el blanco debido a la habilidad de los demonios quienes escaparon rodando hacia atrás.
Los dos demonios restantes lanzaron otra vez las bolsas para crear una nueva Cortina de Humo, pero la princesa cortó ambos objetos a la mitad y el polvo cayó al suelo sin hacer efecto.
Amelia no se detuvo ahí y saltó para cortar a ambos aprovechando la fuerza centrípeta de su corte anterior, pero otra vez fueron salvados por su habilidad y lograron retroceder a una distancia segura. Sin darle tiempo a tocar el suelo, uno de los demonios se teletransportó a su espalda y busco cortarla con su espada, pero la princesa lo golpeó con la punta del mango de su guadaña empujándolo hacia atrás.
Amelia era una prodigio en el campo de batalla, si le mostraban un ataque o una estrategia ella la analizaría e idearía una contramedida en cuestión de segundos, por eso había podido anticiparse y bloquear el ataque usando solo el mango, sabía perfectamente que continuarían con su ataque escalonado y tal y como predijo, cuando otro de los demonios apareció desde su punto ciego balanceando su espada para matarla, contraatacó a gran velocidad con la hoja de su guadaña. Si no fuera por la su habilidad especial el demonio habría terminado con los brazos completamente cercenados.
Cada vez que los demonios atacaban, Amelia respondía de manera feroz y sus movimientos se hacían más precisos en cada intercambio, e incluso cuando ellos usaban invisibilidad para atacarla ella de defendía sin dificultad y contraatacaba a gran velocidad, haciendo que los demonios dependieran únicamente de su habilidad especial para sobrevivir a sus ataques.
La batalla entre ambos frentes no duro más de unos minutos, pero ya habían intercambiado docenas de movimientos entre ataque y defensa. Sin embargo, tal y como había dicho Amelia en un principio, la habilidad que tenían los asesinos demoniacos era muy conveniente para ser de uso continuo y luego de bloquear el ataque de dos demonios usando el mango de su guadaña, ella giró para responder al siguiente que se había teletransportado a su espalda y con un corte rápido de su guadaña le cercenó ambos brazos de un solo tajo. Ella sonrió divertida al ver como el demonio caía desangrándose y después de defenderse de otro ataque, decapitó sin piedad al herido encapuchado.
-Parece que su habilidad solo puede usarse diez veces – Amelia clavó su guadaña en el suelo y miro a todos los demonios usando su habilidad [Mirada siniestra I] Miedo, sus ojos rojizos brillaron en medio de la oscuridad de la noche y los demonios comenzaron a temblaron como si estuvieran delante de un gran depredador – Esto fue divertido, pero ya no tiene nada más que mostrar así que es momento de acabar con esto – Al terminar de decir eso, una luz negra envolvió su cuerpo y se dispersó en miles de partículas que desaparecían al tocar el suelo. Amelia tenía una habilidad pasiva llamada [Noctambulo] la cual le otorgaba un aumentó de 40% de velocidad de movimiento y ataque mientras sea de noche. Normalmente ella mantenía esta habilidad sellada cada vez que salía de cacería, lo hacía simplemente para disfrutar más tiempo el perseguir a sus presas, pero como ya no le apetecía seguir jugando con los asesinos demoniacos había decidido poner fin a la batalla.
Amelia cargó hacia adelante como un vendaval, los dos demonios frente a ella no supieron lo que estaba pasando hasta que vieron el cómo la guadaña azabache se deslizaba a unos centímetros de su rostro. Otra vez habían sido salvados por su habilidad, pero lastimosamente para ellos Amelia no se detuvo ahí y cambiando la dirección del movimiento de su guadaña en medio del ataque, realizó un corte horizontal opuesto que terminó cercenando los brazos y torso del segundo demonio – AjJadAaja aun tenías una oportunidad más – Amelia apareció detrás del demonio que había esquivado su último ataque y con una risa insana en los labios, corto al asesino desde el hombro hasta las costillas en el lado opuesto del cuerpo. Gran cantidad de sangre emanó del cuerpo mutilado del encapuchado manchando todo el vestido de Amelia con un rojo carmesí intenso.
Los dos asesinos restantes se teletransportaron hacia ella en un intento desesperado por matarla, pero sí de por si esquivar sus ataques anteriores era una tarea titánica, ahora que la albina había liberado sus restricciones esto se tornó imposible para ellos y sus espadas solo lograron cortar el viento. Amelia había dado un salto mortal hacia atrás para evitar el ataque y desde esa posición le cortó La cabeza a uno de los asesinos encapuchados. Aunque el último no corrió con mejor suerte y terminó con ambas piernas cortadas por la albina quien lanzó un corte horizontal girando su cuerpo antes de tocar el suelo. Amelia aplastó la cabeza del demonio con su bota y luego volvió a clavar su guadaña en el suelo para sacudirse del lodo, sangre y viseras que se habían quedado atrapados en su vestido y cabellos. Entonces miró al único ser que quedaba con vida en esta zona del pantano y sonrió presumida – Tu eres el siguiente – Amelia se llevó la mano al rostro y levanto su flequillo para acentuar sus ojos carmesí – Espero que no te mueras tan rápido como tus subordinados
Notas de Autor: en la imagen de la historia pueden ver un dibujo que hice de la princesa Amelia
