Capítulo 33

1

—creo que... Esto será más difícil de lo que pensé— Ash no podía ver más allá de su nariz— Sin el efecto de Destello, todo vuelve a ser oscuridad—

El chico comenzó a caminar lentamente en la oscura caverna, sin saber que había delante suyo. Luego que Dawn y Metagross se quedaran batallando contra sus propios Pokémon, Ash corrió más profundo en la caverna, siguiendo una sombra, esperando que fuese el ser a quien buscaba, pero luego de haber perdido todo rastro de iluminación, Ash encontró una nueva dificultad.

—¡Ah!— el chico tropezó con algo, y cayó al suelo. Luego de revisar su cuerpo, palpándolo con sus manos, y cerciorarse que su cabeza siguiese en su lugar, llegó a una conclusión— una roca. Sólo fue... Una roca—

A pesar de todo, a pesar de haber demostrado que es capaz de enfrentarse contra su más grande pesadilla, Ash tenía la preocupación de estar cerca de caer en la trampa del Rey, y volver a aquel sitio y no poder salir de allí. Después de todo, tenía un pequeño problema con la oscuridad.

—muchas habilidades y condiciones raras, y el gen Ketchum no me proporciona visión en la oscuridad— se dijo, caminando cuidadosamente, procurando no volver a tropezarse, aunque chocara las puntas de sus zapatillas con las rocas— Me pregunto si Red puede ver en la oscuridad. Gold no puede ni tener los ojos abiertos debajo del agua— y sin darse cuenta, comenzó a divagar solo para distraerse— aunque, por eso comenzó a usar esos googles. Debería comprarme unos de visión noctur...— y fue interrumpido, cuando cayó, de nueva cuenta, gracias a una roca.

Al ver que su entrenador se quejaba en el suelo, de una segunda caída, Pikachu decidió intentar, nuevamente, usar Destello, tal como lo hacía Froslass.

"Pika... ¡Pika!"

Ash escuchó a su Pokémon, esforzándose en algo. Ash ya no podía confiar en sus ojos, si los tenía abiertos o cerrados, pues para él, la diferencia era nula. Pero, dentro de tanta oscuridad, comenzaron a aparecer unas chispas de luz amarilla. El origen, sin duda era su pequeño amigo, a no ser que los Geodude hubiesen aprendido a producir electricidad.

—Pikachu. ¿Qué haces amigo? —

Pronto, toda la energía de Pikachu se concentró en su cola, y esta comenzó a brillar levemente, por lo menos, lo suficiente para que se pudiese visualizar al roedor amarillo.

Ash quedó asombrado, pues nunca había visto a Pikachu haciendo que una parte de su cuerpo se iluminara, era su entrenador, pero nunca habían practicado un movimiento como ese— ¡Es destello! —

Al poco tiempo, que Pikachu logró iluminar solo una parte de su cuerpo, esta se apagó, regresando todo a la perpetua oscuridad. El pequeño Pokémon quedó cansado, realmente debía practicar más ese movimiento. Pero, al ver que la luz que su amigo emitía, se había agotado, el chico de gorra roja se agachó para tomarlo.

—vamos Pikachu. ¡Tienes que intentarlo nuevamente! — comenzó a agitar al roedor, pero notó algo muy extraño, este no respondía, y su peso era mayor al habitual— tienes que concentrarte y enviar toda tu electricidad a tu cola— Ash no había imaginado que, si Pikachu usaba destello, sería su cola la parte que se iluminará, así como lo hacía un Ampharos, cuya iluminación se usaba en faros.

Escuchando a su entrenador, Pikachu interpretó eso como una nueva orden para ejecutar el movimiento destello, así que tuvo que volver a concentrarse para que la electricidad volviese a su cola. Y así fue. Su cola volvió a iluminarse, lo logró con más rapidez que antes, y está vez, logró abarcar una mayor área. Lo suficiente como para iluminar a Ash, y se diera cuenta que estuvo cargando otra roca.

Luego de lanzar la roca, Ash se puso de pie y se dispuso a animar a su amigo—¡Muy bien Pikachu! ¡Lo estás logrando! —

Y así era. Su amigo Pokémon estaba haciendo uso, de un movimiento y del cual no requirió de su intervención como entrenador. Ash estaba entusiasmado porque ahora podrá iluminar su camino, pero, a la vez, se sintió un poco azorado, pues el roedor no requirió de su ayuda para poder lograrlo, de hecho, Ash consideró que debió haber prestado más atención a esa clase de movimientos.

—todavía es muy débil— se dijo el chico— pero, es suficiente para buscarlo—

Ash comenzó a revisar toda la zona iluminada, pero no había nada que lo guiara al rey, pero, al menos, podía ver todo el camino. Quizá, su memoria no era la mejor de entre generaciones de Ketchum, pero no era la peor (eso podría acarreárselo a su padre y su mal sentido de la orientación), por lo que, aprovechaba la poca iluminación, para aprender la posición de cada roca que podría obstaculizar su camino.

—intenta mantener el destello así— le dijo a su Pokémon, mientras lo tomaba entre sus brazos— no te esfuerces en aumentar el brillo, así es suficiente, solo trata de mantenerlo—

Ash comenzó a andar, nuevamente, procuraba hacerlo rápido pues sabía que Pikachu iba a detenerse en cualquier momento, y él debía encontrar algún rastro que lo dirigiera al Rey. Pero, habiendo recorrido unos cuantos metros, vio, nuevamente, una sombra.

—¡Allí! —

Y la sombra se apresuró en desaparecer, yendo por un lado, y en ese momento, Pikachu dejó de iluminar. Aunque había vuelto a la perpetua oscuridad, a Ash no le preocupó pues había visto todo el camino hacia por donde se fue aquella sombra, y había memorizado la posición de cada roca, por lo que continuó corriendo y esquivando las rocas, antes que se le olvidara la posición de cada una de ellas, porque iba a olvidarlo más temprano que tarde.

—inténtalo, otra vez, amigo— una vez que Ash dejaba de estar seguro por donde iba, volvía a recurrir a su amigo roedor.

Pikachu volvió a usar Destello y a iluminar toda la caverna, esta vez, con más rango de área. Pareciera que, cada vez que lo intentaba, iba mejorando y aumentando el brillo en su cola, aunque, igual le estaba cansando demasiado. Ash encontró, nuevamente, la sombra, su instinto le decía que debía seguirla pues, fuera lo que fuera, podría indicarle la posición del Rey. Aunque, igual podría ser una trampa orquestada por su mismo némesis.

Volvió a ocurrir lo mismo. Pikachu dejó de usar Destello por un momento para poder descansar, y llegó el momento que Ash no pudo correr mas — vamos amigo, solo una vez más— él sabía que le estaba exigiendo mucho esfuerzo a su Pokémon, pero dentro de su cabeza, la mayor prioridad era encontrar al Rey. Por primera vez, desde que se volvió entrenador, Ash experimentaba el egoísmo, procurando más, su objetivo de encontrar al Rey, y teniéndolo por encima del bienestar suyo y de sus Pokémon.

Hubo una luz, pero no provenía de Pikachu, sino que era un luz azul y brillante, pero no era tan intensa como para iluminar un área, solo podía resaltar entre toda la oscuridad. Pero no importaba que no pidiese ver qué ocasionaba aquel brillo, Ash sabía que aquello era aura, e iba tomando una forma alargada como la de un hueso.

—¡Cuidado! — Dijo y saltó al lado suyo, esperando que no caer sobre alguna otra roca, quizá sus heridas se curaban solas, pero sus genes no evitaban que sintiese dolor.

Solo había un Pokémon que Ash conocía y podía usar el aura de aquella forma. Aunque el brillo azul no era tan intenso, el chico no lo necesitaba para saber de quien se trataba— ¡Es Lucario! —

El chico había conocido cuatro Lucario durante sus viajes, y uno de ellos, había sido el príncipe de un reino en Sinnoh. Un Pokémon muy especial, de los pocos Lucarios que podían usar el poder del aura a su disposición y como quisiesen.

El brillo azul no cesaba, y parecía que su portador volteaba a ver hacia él. El hueso hecho de aura fue levantado, y dirigido hacia el chico de gorra roja, y en lugar de moverse hacia un lado, Ash colocó a Pikachu frente a él.

—¡Pikachu! ¡Cola de hierro! —

Pikachu colocó su cola frente a él, y la sujetó tal como su entrenador lo sujetaba a él. Al momento que el hueso, hecho de aura, impactó contra su cola, esta ya se había endurecido como el acero, logrando evitar el golpe.

Ash vio una oportunidad de alejarse, cuando Lucario retrocedió un par de pasos, una vez que su ataque terminó.

—Pikachu. Usa destello, otra vez— dijo a su Pokémon, quien aún tenía en brazos.

Pikachu se apresuró en concentrar su energía para que su cola iluminara toda la caverna. Y en efecto, allí, frente a ellos, estaba el Pokémon canino de pelaje azul, manchas negras y pinchos en manos y pecho. Como siempre, andaba a dos patas, por lo que le daba una altura casi como la de su entrenador.

Uno de sus Pokémon más cercanos, y afectuoso con Ash desde que era un Riolu, lo desconocía como entrenador y se disponía a hacerle mal. Habían escapado juntos de la cazadora J, cuando esta perseguía al Pokémon por ser el único Riolu en la región que sabía el movimiento esfera aural. Luego de aquel encuentro, el heredero del reino tradicional en Sinnoh, decidió seguir al chico. Pero ahora, Ash debía escapar de él.

Lucario juntó ambas patas, y entre ellas surgió una esfera que iba creciendo cada vez más. Era una esfera hecha de aura, y el Pokémon había perfeccionado el movimiento desde que era un Riolu. Al terminar, lanzó la esfera directo a ellos.

—¡Pikachu! ¡vuelve a usar cola de hierro! —

Pikachu saltó de los brazos de su entrenador, dejando la caverna, nuevamente, a oscuras, y usó su cola que esta impactara contra la esfera, la detuviera en seco y no continuara su avance. Pero el ataque era tan poderoso, que en cualquier momento, Pikachu podría dejar de resistir, debilitar su ataque y la esfera hecha de aura lo venciera. Pero, afortunadamente para el roedor, logró hacer que la esfera se desvaneciera.

Ash detestaba la idea de tener que combatir contra su propio Pokémon, ya había pasado una vez, cuando recién había evolucionado de Riolu a Lucario, y él y sus amigos estaban en la isla hierro, pues Lucario y el Steelix de Brock, habían sido controlados por el equipo Rocket, y habían comenzado a atacar a todo aquel que entrara a la isla. Pero ahora, lo que más detestaba era que fuese el Rey, quien estuviese usando a su amigo para deshacerse de él, pero, no tenía más opción que atacar.

—¡Pikachu! ¡usa impactrueno! —

Pikachu obedeció, pero había un problema, al estar tan oscuro, no sabía la posición exacta de Lucario, por ende, cuando lanzó el poderoso rayo eléctrico, este impactó en el suelo, iluminando un poco a su alrededor, pero mostrando que Lucario se había alejado de aquel punto.

Ash sabía que Lucario no necesitaba iluminación, de hecho, ni siquiera era necesario usar sus ojos, sino que se guiaba gracias al poder del aura para encontrar a sus contrincantes. Justo como lo había hecho con otros lucarios, no importaba que tan oscuro estuviese, él sabía por dónde venía el ataque, y donde estaba su rival. Se suponía que el chico igual tenía aquella habilidad del aura, pero no podía controlarla como lo hacía el Pokémon, o lo hacían otras personas que igual poseían aquella habilidad, y justo ahora, hubiese sido de gran utilidad. Pero al menos, Ash y Pikachu tenían, igual, una ventaja para este tipo de situaciones. La caverna estaba tan vacía, que no había ningún tipo de ruido, por lo que Ash pudo escuchar los pasos de su Pokémon bípedo, yendo a gran velocidad.

—¡Pikachu cuidado! ¡Va hacia ti! —

Las grandes orejas de Pikachu, le permitían escuchar toda clase de sonidos, incluyendo los más leves. Y eso fue lo que le permitió darse cuenta que Lucario estaba aproximándose a él, pero, aún así, desconocía como iba a atacar, por lo que optó por saltar y esquivar cualquier ataque, una vez que supo que estaba al frente suyo.

Se escuchó como Lucario impactó su pata contra el suelo, seguramente, había usado golpe roca, pero lo erró. Ash se alegró que su mejor amigo haya esquivado el ataque. De hecho, el hecho de tener que agudizar su sentido del oído y coordinarse con Pikachu para poder combatir al Lucario, le hizo sentir aquella emoción que siempre sentía con cada batalla, esa emoción que él Rey no había podido quitarle. No era momento de pensar si Red o Gold podrían combatir en una situación similar, lo que le importaba que debía enfrentar a Lucario con toda su capacidad, y habilidades obtenidas durante toda su travesía.

—¡Pikachu! ¡Usa impactrueno y sigue el sonido de los pasos de Lucario! —

El roedor obedeció, y usó su poderoso ataque eléctrico, apuntando al punto exacto donde oyó al Lucario, pero el Pokémon bípedo se seguía moviendo, pero, como le ordenó su entrenador, Pikachu igual siguió los pasos con su impactrueno. Ash sabía que Lucario era más rápido y lograría evitar el ataque, aunque lo persiguiese, pero así evitaría que atacara a Pikachu y arrinconarlo. Además, que la intensa luz del impactrueno le permitiría al chico ver a los alrededores de la caverna, así pudiese saber si el Rey estaba por allí.

—¡Detente Pikachu! —

Pikachu dejó de atacar, y quedó inmóvil, esperando la siguiente indicación de su entrenador, o a que Lucario se volviese a acercar. Y ambas llegaron al mismo tiempo, pues cuando escuchó que el Pokémon canino se acercó al roedor, Ash ordenó.

—¡Va hacia ti! ¡Salta para esquivarlo! — gritó el chico. Pikachu podía ser tan rápido como Lucario, así que, debido a su falta de visión, esperaba que su amigo amarillo lo esquivara a tiempo.

Cuando se volvió a escuchar, el sonido en seco del golpe roca golpeando en el suelo, y no escuchar algún quejido por parte de Pikachu, Ash supuso que había logrado esquivarlo a tiempo, por lo que ordenó un nuevo ataque— ¡Usa cola de hierro al frente tuyo! —

Parece que la idea de Ash fue acertada, pues en un momento, escuchó el golpe del acero impactando contra la cabeza de Lucario, y escuchando el gemido de este, producido por el dolor y la inmediato del ataque. Ash iba a ordenar otro ataque eléctrico, aprovechando que Lucario estaría conmocionado por el reciente golpe, por lo que tardaría en reaccionar y moverse. Pero, antes que pudiera decir algo, escuchó algo acercarse a él por un lado.

No podía ser Lucario ¿O sí? Tendría que haberse movido de inmediato, justo después de haber recibido el golpe de cola de hierro. Pero, aquello no se movía con rapidez como lo hacía su Pokémon, sino que era más quieto, pero a la vez, procuraba apretar el paso. Al tratar de escuchar mejor, se dio cuenta que los pasos sonaban, casi igual a como los suyos.

—¡Pikachu! ¡Usa impactrueno hacia mí! —

La orden debió haber sorprendido a Pikachu, Ash no necesitaba verlo para saberlo— ¡Sigue mi voz y lanza tu impactrueno! — debían apresurarse.

Pikachu acató la orden de su entrenador, aunque lo dudó al principio, pero no tuvo más opción que hacerlo. Lanzó un fuerte y brillante rayo hacia dónde provenía la voz, y cuando Ash notó que el impactrueno estaba cerca de él, se movió al lado contrario de dónde escuchaba los pasos acercándose. Y cuando el rayo impactó sobre la pared de la caverna, y su brillo permitió que tuviese un poco de visibilidad, allí lo vio.

Quién se había estado acercando había sido el Rey de pokelantis, y se había detenido, justo a un paso antes que el rayo impactase, y por la expresión en su cara, él también estaba sorprendido que así haya sido.

Ash ya había visto al Rey cuando estuvo en el monte Moon, y su primer reacción fue el miedo, el de verlo a él, el ver su rostro, y que ese rostro fuese el suyo. Y la segunda vez que lo vio, en ciudad Plateada, sintió ira de tenerlo allí, pues después de lo que le había hecho, no dudaba que se lo hiciera a alguien más, y sobre todo, a su familia y amigos que estaban allí. Y ahora, teniéndolo tan cerca, y sabiendo que estuvo dispuesto a atacarlo directamente en la oscuridad, pareció sentir una mezcla entre ambos sentimientos. Pues lo primero que pensó, que se había vuelto un objetivo fácil de atacar allí, se había centrado tanto en Lucario, que bajó la guardia y olvidó que su objetivo era el Rey. Pero igual, el sentimiento de furia iba en aumento dentro de él, pues tenía al frente, al causante de

El Rey, a diferencia de otras ocasiones, no parecía tan arrogante ni atemorizante, sino al contrario, en esta ocasión, él parecía estar intimidado. El Rey estaba dispuesto a atacarlo, aprovechando su ventaja sobre él en la oscuridad, era tan despiadado para aprovecharse de la vulnerabilidad del chico, pero en aquel momento, frente al rayo eléctrico, parecía estar preocupado, y tratando de calcular sus movimientos.

El ataque de impactrueno se detuvo abruptamente, y estuvo acompañado del grito de Pikachu, pues este fue alcanzado por el ataque de Lucario. Todo había vuelto a la oscuridad, y Ash, aunque debía preocuparse por el bienestar de su pequeño amigo amarillo, esta vez tuvo que dejarlo solo y tomar sus propias decisiones, pues tenía su propio problema al frente. Lo único que se le ocurrió, fue no permitir que el Rey volviese a tener ventaja en aquel lugar, y abalanzarse al frente suyo y sobre él, para retenerlo, hasta que pudiese volver a ver, o al menos, se le ocurriera una idea mejor.

Al saltar sobre el Rey, encontró resistencia por parte de este. Realmente, era algo que debió haber esperado, después de todo, la oscuridad era el fuerte de este, pero en el momento que se abalanzó a él, no consideró aquello. Sintió como sujetó sus brazos, su rival era fuerte, al menos, lo suficiente como para retener sus brazos. Quizá debió haber entrenado junto a Brock y sus Pokémon tipo roca, la musculatura que su amigo tenía en sus brazos le hubiesen servido para hacer retroceder a su rival.

No podía verlo, pero Ash sabía que el Rey si podía mirarlo, y podía suponer que se estaba burlando de él— veo que tu optimismo no mermó— le dijo el Rey— lástima que sigues tomando malas decisiones solo por impulso—

Ash sintió como sus brazos comenzaron a retroceder, producto de una enorme fuerza, no podía ser por el Rey, directamente, sino fue por causa de aquella aura oscura con la que el Rey podía controlar todo a su alrededor. Y como era de esperar, el Rey lo lanzó lejos y la espalda de Ash chocó contra una roca de gran tamaño, no iba a negarlo, sintió como si sus pulmones fueran a salir por su boca luego de aquel impacto.

—esta vez, me asegurare que no vuelvas a irrumpir en mis planes—

Ash, al escuchar los pasos del Rey, acercándose, decidió emprender la huida, pero al tratar de levantarse, nuevamente, el poder del aura oscura alrededor del Rey lo detuvo en seco quedando solo medio cuerpo en el aire, y una rodilla en el suelo. Sin posibilidad de moverse, estaba a merced del ser que, alguna vez, estuvo dentro suyo.

— no me importa que puedas recuperarte de las lesiones— dijo el Rey, estando frente al chico— puedo volver a destrozar tu cuerpo, una y otra vez— y con eso, le pateó justo en las costillas.

Ash sintió el golpe, y gracias a que la fuerza oscura lo había soltado, él cayó de un lado luego de sentir el impacto del pie del Rey. sabía que aquella parte iba a sanar pronto, y no le imposibilitaría moverse después, pero mientras tanto, iba a dolerle, incluso mientras respiraba.

—volvemos al lugar donde inició todo. Al campo de batalla donde la ventaja es, completamente, mía—

El Rey tenía razón, todo inició con la oscuridad, en aquel lugar donde Ash se sentía solo, y el cual odiaba, y ahora, todo parecía que terminaría en las mismas condiciones, un lugar oscuro, el cual hiciera sentir intimidado a Ash y aquello lo llevase a la derrota.

Durante ocho años, Ash tuvo que enfrentarse a ese temor solo, el tener que volver a aquella perpetua oscuridad, y tener que enfrentarse en ella al Rey. todos esos años, él mantuvo aquel temor que su mayor pesadilla volviese, y no tener la fuerza suficiente como para enfrentarlo, intentó negarlo, intentó ocultarlo, pero dentro de él, sabía que seguía siendo una posibilidad, y esa posibilidad había resultado cierta.

—¿Que sientes Ash? — continuó el Rey— ¿Temor? Todo aquello que temías cuando niño, se está haciendo realidad— y con eso, comenzó a patear el costado del chico, una y otra vez. Sabía que no iba a dejarlo inconsciente con eso, pero le provocaría dolor, tal y como lo quería.

El Rey sabía que él era su mayor temor, lo mismo que aquella oscuridad perpetua que lo envolvía y amagaba queriendo borrar su existencia. Por eso, él quería que su último encuentro fuese en un lugar como aquella caverna, porque regresaba al chico al lugar de sus pesadillas, un lugar en donde estaría vulnerable.

—permanecer en la eterna oscuridad. Que tú familia salga herida. Enfrentarme. Todos tus temores se reúnen el día de hoy, y no puedes hacer nada para enfrentarlos—

Era cierto, todos sus grandes temores estaban juntos, y el Rey se aprovechaba de eso para tener a Ash a su merced, su último plan, era entrampar al chico usando su mayor virtud y mayor debilidad, su espontaneidad, esa espontaneidad que lo hizo tomar la pokeball que era su prisión. Pero el Rey no había contado con un detalle, la verdadera razón de porqué Ash había ido a buscarlo en primer lugar, y no se trataba de un mero impulso, como él lo esperaría.

—Sabíamos que esto ocurriría, el día que el Rey del reino de Pokelantis resurja y todo gracias a un estúpido chico. De nada te sirvió convertirte en mi nueva prisión—

Era cierto, se convirtió en la nueva "vasija" que contenía al ser más diabólico del mundo, y consideró que podía serlo por mucho tiempo, pero ahora, debía afrontar el hecho que no había prisión que pudiese contener eternamente a aquel ser, ni una pokeball de roca, ni un adolescente. Debía afrontar a su mayor temor.

Ash no necesitaba verlo para saber dónde volvería a golpearlo su peor pesadilla, había atacado el mismo lugar, el cual sabía que le estaba causando dolor, y eso era lo que él quería, pero en ese momento, el Rey bajó la guardia, y fue aprovechado por Ash para sujetar su pie y evitar que este volviese a caer sobre su cuerpo.

Al sentir que el chico sujetaba su pie, el Rey habló— patético. Tu optimismo y determinación por vencerme es ridículo—

Era común que Ash se metiese a la boca de la bestia solo por un capricho o por sus impulsos, después de todo, todas aquellas aventuras se dieron gracias a ese tipo de decisiones. Pero, en esta ocasión, midió cada paso que tomó, sabiendo que iba a enfrentarse a su rival solo, pues era mejor que así fuese, y sabiendo que iba a caer en alguna artimaña del Rey, pero contemplaba todo eso, con tal de tenerlo cerca.

El chico se esforzó en sostener la pierna del Rey, para que esta no volviese a caer sobre su cuerpo. Pero el dolor que había sufrido por los golpes en sus costillas le imposibilitaba continuar así, además, el aura oscura intentó forzarlo a que sus manos lo soltaran, aunque Ash logró demostrar su fuerza y voluntad, debía admitir que no tardaría más tiempo en soltar la extremidad del Rey.

—¿Piensas retenerme así todo el día? Ni siquiera necesito forzarte a soltarme, tu débil cuerpo se cansará pronto —

Claro que ese no era su plan, pero si retenerlo por unos segundos era suficiente— ¡Impactrueno! —

Pikachu había estado ocupado por su lado, tratando de esquivar los ataques de Lucario, teniendo que valerse únicamente de su gran oído, pero había ocasiones que se tropezaba con alguna roca o que el Pokémon bípedo lo alcanzaba, pero ahora, debía detenerse un momento, para acatar la orden de su entrenador, y usar un ataque hacía donde él. Tupo que arriesgarse a ser alcanzado por Lucario, pero Pikachu usó impactrueno, uno de gran potencia, pues sabía que el Rey estaba junto a su entrenador, y el objetivo era alcanzarlo a él, aunque tuviese que dañar a Ash también.

El Rey se dio cuenta de las intenciones del chico, solo necesitaba tenerlo allí, y distraerlo lo suficiente, para que fuese alcanzado por el ataque eléctrico del roedor amarillo. No iba a resistir un nuevo ataque como el de la vez anterior, si era alcanzado, sería él quien terminara a merced de Ash, y él podría tomar ventaja. Rápidamente, intentó alejarse para evitar ser alcanzado, pero Ash mantenía su agarre sobre él y evitaba que se fuese, solo necesitaba tenerlo sujeto un poco más.

Pedir que lo soltara era ridículo para el Rey, pues él no debía implorarle. Jalaba su pierna para tratar de zafarse, pero Ash no lo soltaba, a pesar del dolor, el chico era lo suficientemente fuerte como para sujetarlo de esa manera. El rayo se acercaba cada vez más hacia el Rey, quien usó el aura oscura para forzar a Ash a soltarlo, y aunque el chico trató de resistirse, terminó cediendo ante la fuerza que se aplicaba sobre él. Al quedar libre, el Rey, prácticamente saltó a un lado y cayó al suelo estrepitosamente, esperando haber quedado lo suficientemente alejado de Ash para evitar el impacto del ataque eléctrico, y para su fortuna, así fue.

Quien fue alcanzado por el rayo, fue el chico que se negaba a usar sus guantes. Nuevamente, pudiese estar acostumbrado a recibir los ataques eléctricos de su mejor amigo, pero nunca podrá evitar sentir el dolor y sus músculos tensándose por la corriente eléctrica recorriendo todo su cuerpo. Por supuesto que gritó mientras el rayo lo iba cubriendo y el brillo iluminaba una zona de la caverna, el rayo había sido lanzado con gran potencia.

Al escuchar el grito de su entrenador, Pikachu se detuvo y preocupado por él, pues se suponía que quien debía gritar así era el Rey. A pesar de tantos años juntos, y de tantas veces que lo había electrocutado y el chico había resultado casi ileso, el roedor seguía sintiéndose culpable por electrocutarlo, aun cuando él lo pedía, pues sabía que podía causarle dolor. Pero, desgraciadamente, al haber bajado la guardia para tratar de saber el estado de su entrenador, permitió que Lucario lo atacara y acertara el golpe con Ataque óseo.

El Rey se había salvado por poco, en definitiva, para él, el ataque eléctrico hubiese sido casi fulminante, le hubiese permitido a Ash tomar ventaja de la situación. Y ahora que pensaba en el chico, se dispuso a verlo, a diferencia de él, la oscuridad no le era impedimento para saber la posición del chico. Y al verlo, si él fuese una persona promedio, se sorprendería de la velocidad con la que él se levantó y quedó de pie, y quizá quedaría un poco aterrado, al ver como su cuerpo se contorsionó, gracias a sus músculos tensos, para que su cuerpo entero diera vuelta, quedando boca abajo, y después levantándose sin problema alguno.

De pie, y dándole la espalda, Ash tardó un par de segundos, antes de hablarle al Rey— siempre me he sentido mejor, luego de un ataque eléctrico de Pikachu. Me hace sentir con más energía—

¿Se estaba burlando de él?

—cada vez que Pikachu usa uno de sus ataques eléctricos sobre mí, me siento casi revitalizado, como si me diera más energía y pudiese vencerlo todo. Es una sensación extraña, las pulsaciones eléctricas recorriendo todo mi cuerpo, haciendo estremecer cada célula de mi ser— y finalmente, Ash volteó a verlo.

La mirada de Ash era diferente, y el Rey sabía que sus palabras eran ciertas. Su mirada parecía más confiada, más atrevida que en los últimos días. Ya no parecía aquel chico temeroso al cual lanzó del monte Moon, ni parecía aquel chico sin idea del peligro, que entró en aquella caverna hace poco. Quizá tenía razón, y el ataque eléctrico había hecho que sus neuronas funcionaran correctamente y le diese mayor valor al que tenía cuando entró a la caverna.

Ash volteó para quedar justo de frente al Rey— pero, por supuesto, tú no puedes sentir lo mismo que yo—

El Rey se asombró un poco, al parecer, Ash había notado su temor por ser alcanzado por el rayo, y ahora sabía que tenía alguna debilidad.

—Puedes lanzarme lejos y golpearme, y aún así me volveré a levantar y a atacar de frente sin cansarme, pero tú, solo necesitas cometer un error—

¿Acaso lo estaba amenazando o intentando amedrentar? ¿Al ser que causó terror por todo el mundo Pokémon cuando estuvo con vida?

—quizá no pueda verte. Tú lo dijiste, somos muy diferentes ahora que somos dos cuerpos separados. Pero no tienes las mismas capacidades ni la misma habilidad que yo. A pesar de ser una copia de mi cuerpo, no puedes confiar que te recuperarás de un ataque eléctrico de la misma forma que yo—

Por su parte, Ash, solo pretendía ganar tiempo, y la mejor forma podría ser a como lo haría Red, siendo más inteligente que su rival, y esperar el mejor momento a que él cometiese un error, o al menos, a que se le ocurriera un nuevo plan. Pero algo no le parecía estar bien, después de todo, el Rey tenía un poder inmensurable y sin duda era mucho más fuerte que él, pero ahora, parecía estar midiendo sus movimientos, como si sintiese temor.

Lo que dijo era cierto, estaba acostumbrado a los ataques eléctricos de Pikachu, de tal forma, que podía volver a moverse sin problemas e incluso con más energía, pero sus heridas y contusiones, gracias a los golpes proporcionados por el rey, aún seguían sanando, por lo que buscaba una forma de evitar ser golpeado nuevamente, e idear un nuevo plan. Solo esperaba que el Rey se creyera aquella actitud envalentonada.

—No importa si crees que el coraje está inundado tu ser, Ash. No es lo mismo el hablar, que el actuar— El Rey sabía que Ash tenía razón, no tenía las mismas habilidades que él. Y de hecho, recién había descubierto que tenía debilidades gracias a que estaba separado del cuerpo de Ash. No sabía como cubrirlas y como evitar que su rival tomara ventaja de ello. Por lo que, al igual que Ash, debía ganar tiempo

— ¿Recuerdas lo que me dijo papá? ¿el día que te encerré en mi cuerpo? —

El día que fue encerrado, el recuerdo que más molestaba al Rey, pues era inadmisible que alguien como aquel chico hubiese logrado someter al encierro a aquel ser.

—me dijo que, no importara que tan grande era el problema. Puedo resolverlo si lo hago por las razones correctas—

—la piedra angular de tu vida— ironizó el Rey.

Por supuesto que el Rey sabía sobre aquellas palabras, luego de haber quedado prisionero, de nueva cuenta, él podía oír, ver y saber todo lo que el chico hacía y ocurría a su alrededor. Viendo la alegría del chico, sus aventuras y sus nuevos amigos, ignorando por completo el hecho que él permanecía en su cuerpo. Y así como él no pasaba por los pensamientos del adolescente, mucho menos pasaba por los pensamientos, ni como una sola de idea, de todas aquellas personas que había conocido.

—tu meta de ganar la liga. Tus grandes aventuras. Incluso el hecho de salvar a una ciudad entera, a costa de arriesgar tu propia vida. Todo ha sido, gracias a tus propios ideales de salvar a todo mundo—

—siempre actúo por las razones correctas—

—¡solo eres un chico que actúa impulsivamente! ¡No estarías en problemas, todo el tiempo, de no actuar así! —

—Esa actitud me ha llevado a donde estoy— Ash sabía que el Rey trataba de amonestarlo pues, como él decía, actuaba por impulso, y eso era lo que él quería para poder cometer otro error y aprovecharse de ello. Pero esta vez, Ash intentaba ser más inteligente que él, y evitar caer en su provocación, quizá, el Rey fuese quien cometiese el error, aunque debía admitir a si mismo, que tenía muchas ganas de volver a lanzarse sobre él— podré meterme en problemas, arriesgar la vida, e incluso liberar a un ser diabólico. Pero sé que, no importa en que tantos riesgos termine, siempre puedo salir victorioso—

—has corrido con suerte. Solo ha sido eso, la suerte de un chico que no mide el riesgo—

—en eso te equivocas, no ha sido suerte. He seguido el mismo consejo que papá me dio desde ese día. No ha evitado que tenga problemas, en eso tienes razón, pero sé que los resuelvo por las razones correctas. Ayudar a las personas, ayudar a los Pokémon, y ayudar a mis amigos—

—toda tu vida has actuado de la misma manera, pero entre mayor el riesgo, te ibas acercando, cada vez más, a un terrible final, y por eso estamos aquí. Tú mismo sabías que ibas a encontrar un dilema, en el cual fracasarías—

—quizá tengas razón. Algún día pasará. Pero te aseguro que tú no eres aquel problema que me hará fracasar—

El Rey no había logrado hacer que Ash se acercara lo suficiente. Podía usar el aura oscura para inmovilizarlo, pero entonces, él no dudaría en usar otro ataque de Pikachu. Lucario tampoco había logrado acertarle un golpe tan fuerte como para dejarlo inconsciente, y en ese momento, la concentración del Rey no era tan fuerte como para centrarse en el Pokémon chacal. Odiaba admitirlo, pero Ash parecía estar teniendo el dominio en esta ocasión.

Ash juntó el puño derecho con la palma de la mano izquierda y tronó sus nudillos, así lo hubiese hecho Gold para mostrarse amenazador, y aunque él no podía ver sus movimientos, y de hecho no estaba seguro de estar realizándolos, sabía que el Rey podía verlo.

—tu dejaste de ser mi peor pesadilla desde el momento que amenazaste a mi familia y amigos. Te tuve miedo por mucho tiempo, durante ocho años temí por mí, porque volvieras y me regresaras a aquel sitio oscuro y solitario. Ni siquiera podía voltear a ver mi mano, por temor a ver aquella marca y recordar aquel día, temía que, al recordarte, te dejaría la puerta abierta para volver. Pero ya no más—

El Rey rio, o por lo menos, trató de forzar una risa y que sonara genuina y que pudiese amedrentar al chico— esa valentía tuya, es falsa, únicamente un invento para convencerte a ti mismo que puedes lograr vencerme—

Y Ash, casi pierde el color pues su pequeño truco no pareció funcionar por completo.

—ya lo dijiste. Ni siquiera querías pensar en mí, por temor a que yo regresara. No habías podido recuperarte en todos estos años, seguías temiendo, y hoy te demostraré que hay muchas más cosas a las cuales temer—

—no… ya no te temo. Ni siquiera me preocupo por lo que vayas a hacerme— le dijo Ash, y en ese momento, quien pareció temer fue el Rey, pues las palabras del chico, tan repentinas, sin dudar, y con confianza, parecían sinceras y de lo más profundo de su ser— pero es cierto, tengo miedo de lo que puedas hacerle a mi familia y a mis amigos, por eso, no dejaré que salgas de aquí, así tenga que volver a caer desde esta altura, pero te aseguro que caerás conmigo— y con eso, actuó como él mismo, corriendo hacia él, enérgicamente e impulsivamente.

Esa era la oportunidad que el Rey había estado esperando, que Ash volviese a bajar la guardia y se fuese aproximando hacía él sin pensar en sus acciones. Pero esta vez, el chico se agachó, tacleándolo y empujándolo desde el abdomen hasta caer sobre su espalda. Luego de caer, el Rey quedó aturdido y por ende tardó en reaccionar contra el chico que lo había embestido de dicha manera, debía admitirlo, no esperaba un movimiento como ese, atacando la parte que su rival había desprotegido, esperando que atacara arriba, a la cabeza como en otras ocasiones. El ataque no cesó, sin perder tiempo, Ash lo golpeó, no atinó a atacar alguna parte sensible del rostro como un ojo, la nariz o la boca, pues el golpe fue rápido, por lo que solo alcanzó a golpearlo un tanto arriba de la quijada.

Por su parte, Ash quería atacar al Rey de cualquier forma posible. Por lo regular, no usaba su propia fuerza para atacar a alguien (a excepción que cuando luchaba contra su hermano mayor), siempre podía evitarlo con los ataques de sus Pokémon. Pero esta vez, no podía correr más riesgos. No podía aprovecharse demasiado de Pikachu, pues el roedor estaba ocupado enfrentándose a Lucario, él podía oír como el roedor esquivaba los ataques o atacaba al Pokémon bípedo por su propia cuenta. Quería mantener a su amigo lo suficientemente fuerte como para lanzar un ataque en el momento ideal. Su primer golpe no fue tan fuerte, pues por su falta de visibilidad en un lugar tan oscuro, le impedía saber con seguridad donde golpear, pero ahora que identificó la cabeza de su rival, iba a centrar mejor el siguiente golpe. Pero, al momento de acercar su puño al rostro del Rey, su extremidad se detuvo en seco, nuevamente, podía sentir la influencia del aura oscura, sujetándolo con fuerza, para evitar que tocase al Rey.

La resistencia del aura oscura era demasiada, tal, que Ash sentía como su brazo parecía contraerse y ser jalado hacia atrás, por más que el chico se esforzaba para mantenerlo en su sitio y acercarlo más al Rey, aunque sabía que el golpe que le proporcionaría no sería el más fuerte. Al pensar que podría perder, Ash sintió que debía usar la ayuda de Pikachu, pues estaba tan cerca del Rey, y encima de este, quizá podría evitar que escapase y acertar el ataque eléctrico sobre él.

—Pika… chu…— le costó pronunciar el nombre, pues su concentración y esfuerzo estaba en su puño, el cual intentaba bajar.

Al oír a Ash, intentando llamar al roedor, el Rey reaccionó de inmediato, y se dio cuenta que estaba en una trampa orquestada por el chico. Lo que parecía haber sido un ataque sorpresa, tal como siempre había hecho, ahora tomaba la forma de un pequeño plan que surgió en un par de segundos, quizá improvisado, pero al final de cuenta, funcional para el propósito del chico. Por ende, antes que Ash pudiese continuar con la orden que planeaba dar, el Rey se apresuró en usar la influencia del aura oscura, y lanzar al chico por los aires, alejándolo de él.

Ash sabía que algo parecido iba a ocurrir, el Rey no iba a dejar que lo atacase con tanta facilidad, pero, aun así, cuando su cuerpo flotó hacía arriba en un perfecto ángulo de 90°, y después su espalda tocó el suelo con brusquedad, lo dejó consternado y, obviamente, adolorido. El chico hubiese esperado a que el Rey se acercara a atacarlo, pero no pasó, claro estaba, pues recordó que aquel ser tenía un comportamiento diferente al suyo, pero otro pensamiento le llegó a la cabeza, pues el Rey no debería tener ningún inconveniente al atacarlo de la misma forma que él lo hizo, después de todo, aquella aura hecha de oscuridad era poderosa y tan fuerte, capaz de someter a cualquiera como si se tratase del Pokémon tipo psíquico más poderoso del mundo.

El Rey evitó un nuevo ataque, pero algo no parecía ir bien, y más exactamente, consigo mismo. En otras circunstancias, ni siquiera hubiese permitido que Ash se acercara tanto a él, lo hubiese repelido al instante que movió un musculo, de hecho, ni siquiera le hubiese sido posible golpearlo en primer lugar. Pero sus reacciones comenzaban a ser lentas, y su fuerza comenzaba a ser menor. Necesitaba, con urgencia, encontrar al Pokémon deseo, y recuperar su poder en su totalidad.

Ash se levantó, y al hacerlo, buscó una roca que tuviese cerca y la tomó. No podía ver al Rey, y sus pasos se combinaban con los de su Lucario, por lo que hacía más difícil el poder escucharlo. Los pasos iban en direcciones opuestas, por todas direcciones, había unos que se dirigían a su posición, podía ser cualquiera de los dos seres, pero podía arriesgarse con su siguiente movimiento, después de todo, si era Lucario, se arriesgaba a ser atacado por el rey, y si era el Rey, su Pikachu era quien corría el riesgo.

—¡Pikachu! ¡impactrueno! — al gritar, el chico arrojó aquella roca con dirección a los pasos.

La roca impactó contra la pared de la caverna, y fue el indicativo para que el roedor usara su ataque eléctrico. Al usar el rayo, no impactó sobre su objetivo, sino en la pared, pero se pudo notar que el ser se alejó justo a tiempo antes del impacto. En ese momento, cuando el brillo del impactrueno iluminaba una parte de la caverna, Ash aprovechó para ir junto a Pikachu, y tomarlo entre sus brazos, para luego seguir corriendo. Quería evitar que su amigo fuese a sufrir algún ataque.

Luego de correr lejos por unos metros, Ash soltó a Pikachu y volvió a prestar atención a su alrededor. Los pasos iban hacia varias direcciones. El Rey quería desorientarlo, atacarlo por sorpresa, o que herrara otro ataque. Con otra piedra en mano, preparado para indicarle a Pikachu a donde lanzar su ataque, volvió a escuchar unos pasos acercándose a él, por detrás suyo. Dio la vuelta, y lanzó la roca hacía el lugar de donde escuchaba los pasos, y escuchó que aquel proyectil impactó en un cuerpo blanco.

Al escuchar el golpe de la roca, Pikachu igual se volteó y lanzó un impactrueno, y esta vez, impactó sobre el objetivo. Cuando el impactrueno cayó, se escuchó el gemido de un canino, Lucario había sufrido el impacto del ataque, y con ello habían evitado que lograra golpearlos.

—¡Si! ¡Lo tienes amigo! — nuevamente, aquella emoción que Ash siempre había sentido en una batalla. Pero con eso, bajó su guardia nuevamente.

Los otros pasos se acercaron a él, y fue muy tarde cuando se dio cuenta pues Pikachu estaba ocupado con la ejecución de su ataque, no podía pararse en seco y cambiar la dirección de su ataque con tanta rapidez. El Rey se había acercado hacía él, y pronto, sintió el impacto de su puño en su cara.

El impacto fue tal, que Ash cayó al suelo. Al escuchar que su entrenador se quejaba, Pikachu detuvo su ataque, pero pronto él igual sufrió un ataque así como el chico, pues el Rey se había acercado a él y lo había pateado con fuerza para alejar su pequeño cuerpo, de apenas seis kilogramos de peso, con eso se aseguraba que no interfiriera.

El Rey se acercó a Ash, y se colocó encima suyo, así como él lo hizo hace poco rato. Inmovilizó su cuerpo y sus brazos, y se preparó para volver a golpear al chico pero centrando el golpe directamente en el centro de su rostro. Ash usó sus manos para sujetar y detener el puño del Rey, pero esta vez, el ser no iba a demorar, su error fue querer burlarse de las intenciones del chico, sin darse cuenta que, cada segundo que pasaba, el chico estaba ideando una forma de contrarrestarlo.

Con la influencia del aura oscura, las manos de Ash comenzaron a soltar al Rey, y sus brazos se alejaron, aunque el chico intentaba ser fuerte y evitar que el aura controlara su cuerpo, esto no le era posible. Pero, por parte del Rey, el tener que hacer eso estaba costándole mucho esfuerzo, de hecho, no podía concentrarse en otra cosa que no fuese el retener a Ash, al menos, la oscuridad no permitía que Ash lo viese y notara ese detalle. Pareciera que ya no podía controlarla a su voluntad, o más bien, pareciera que estaba perdiendo fuerza.

Cuando el brazo del Rey estaba libre por completo, volvió a tomar impulso, y con rapidez, golpeó a Ash en la nariz. Con eso, podría desorientar al chico, lo suficiente como para volver a golpearlo sin que se oponga. Pero, al querer preparar su siguiente ataque, algo llamó la atención. Algo entre la oscuridad, que se acercaba, o más bien, que estaba junto a ellos.

El Rey se distrajo, y volteó al ver frente a él. Como señor de la oscuridad, así como él se autodenominaba, podía sentir todo aquello que estuviese dentro de ella, y sobretodo, todo aquel ser que estuviese hecho de la misma oscuridad. Y eso era lo que sentía justo al frente suyo.

—¡Eras tú! ¡Tú eres el causante de esto! —

Pareciera un mal chiste, pues el día que Ash se reencontró con aquel ser de oscuridad, estaba atemorizado que toda su vida sufriera un cambio drástico, que todos sus planes fuesen a cambiar por culpa de un ser al nunca imaginó volver a encontrar, y eso mismo, era lo que el Rey estaba sintiendo en ese momento, al sentir aquella débil presencia frente a él.

El Rey se distrajo por un momento, y aunque Ash seguía estando aturdido por el primer golpe que recibió, no perdió ni un solo segundo y comenzó a buscar otra roca en el suelo, su nueva arma en esta cruzada. Palpó el suelo con su mano buscando el objeto, hasta que encontró uno, una roca alargada y un poco más grande que su mano, al menos pudo sujetarla bien. Con la roca, y el flojo agarre que el Rey tenía sobre él, Ash levantó su brazo para golpear al Rey con el arma improvisada, así, el golpe sería más fuerte que el que pudiese proporcionarle en aquella posición.

El Rey cayó, por un lado, sin duda, lo que detestaba de su nuevo cuerpo, era lo débil que le había resultado. Pero, sin su peso sobre el cuerpo de Ash, este último aprovechó para levantarse con rapidez, aún con roca en mano y preparado para volver a abalanzarse sobre él, apenas oiga el más mínimo ruido al frente suyo.

El aura negra se acercó a Ash, e intentó hacer que este soltara la piedra, pues el Rey no podría acercarse a él si corría el riesgo de volver a ser golpeado con aquella arma improvisada. Pero, cuando Ash sintió que aquella aura envolvía su brazo, rápidamente agitó su extremidad para evitar ser alcanzado por aquella fuerza. Igual, comenzó a agitarlo al frente suyo, si acaso el Rey se le acercara y así poder golpearlo. Atacando por impulso, como siempre, pero esta vez, pareciera que, aun así, el chico tenía ventaja. Pero esa misma arma que tenía, el Rey igual podría usar las propias.

Ash dejó de escuchar al Rey, pero sabía que no iba a quedarse de brazos cruzados, esperando a que él cometiese un error, y su sospecha se confirmó cuando sintió el impacto de un pequeño proyectil que lo golpeó en el brazo.

—¿Qué fue eso? — pero tan pronto como dijo eso, otro proyecto volvió a golpearlo en el abdomen. Seguido de otro, y otro, cada vez eran más grande. Eran rocas que el Rey estaba tirando hacia él, y pronto se convirtió en una lluvia de rocas.

Ash se cubrió la cara con los brazos, pero mientras tanto, estos, y todo su cuerpo, eran golpeador y raspados por los proyectiles que el Rey lanzaba para detenerlo y herirlo. El chico trató de alejarse de aquel punto donde se encontraba, pero no importó, el Rey lo siguió con aquellas rocas. Era obvio que ahora estaba atrapado, era poco lo que podía hacer, solamente esperaba que sus piernas resistieran, y no cayera al suelo, pues si lo hacía, seguramente el Rey iba a enterrarlo bajo aquella gran cantidad de rocas.

—Pi… Kachu…— trató de decir el adolescente, pero le era imposible pues de su boca casi salían los gemidos que el dolor le estaba provocando— usa… impactrueno—

Cuando el Rey escuchó la orden de Ash, inmediatamente comenzó a dispersar las rocas, y a hacer que varias de ellas chocaran en las paredes de la caverna, en distintas direcciones. Había visto como el chico había hecho para que su Pokémon dirigiera y acertara el ataque, por lo que usaría eso para distraerlo igual.

Pikachu no sabía a donde debía dirigir el impactrueno. Ahora había muchos sonidos en la caverna, muchas rocas impactando en varias partes, y además, debía preocuparse por los sonidos de los pasos de Lucario que podía llegar de cualquier dirección. No podía escuchar a su entrenador, pero sabía que debía lanzar su ataque, por lo que, lo único que se le ocurrió hacer, fue lanzar impactrueno sin una dirección en especifico.

Del cuerpo de Pikachu salió toda su energía eléctrica, un aura amarilla comenzó a rodearlo, mientras que varios rayos se desplegaron y comenzaron a caer en varias direcciones de la caverna. No había dirección, ni había cantidad en especifico, eran varios y algunos cayeron muy cerca del Rey, provocando que este perdiese la concentración, y dejase de lanzar las rocas junto al aura oscura.

Ash sentía su piel casi desgarrada por las afiladas rocas que lo rodaron, al mover los brazos, sintió cada parte de estos tensarse y palpitar, pidiendo un descanso. El dolor era insufrible, pero el chico sabía que aún así, podía moverse si se esforzaba. Y en ese momento, sabía que debía actuar rápido o perdería una valiosa oportunidad. Pues el Rey no le prestaba atención a él, estaba demasiado ocupado, preocupándose por evitar que los rayos cayeran sobre él. Aunque sus piernas querían rendirse y hacerlo caer, Ash se acercó a su rival, quería ser rápido, y lo intentó a pesar que el dolor amenazaba con detener todo su organismo de golpe, pero sin importar eso, lo logró y alcanzó al Rey.

La preocupación del Rey era ser alcanzado por uno de esos rayos y no poder resistir el impacto. Ash podía resistirlo, él podía resistirlo estando en el cuerpo, anormal, de Ash. Pero ese nuevo cuerpo suyo, una copia del de Ash pero siendo el de una persona normal, era débil para resistir Miles o millones de volteos recorriendolo. Su plan de un nuevo cuerpo no había resultado como lo había esperado, y en esta circunstancia, si llegaba a ser alcanzado por uno de esos rayos, quedaría inconsciente y Ash tomaría la ventaja, no solo eso, lo venceria. Debía ponerse a salvó de aquellos rayos, pero cuando quiso resguardarse, su rival lo había sujetado.

Ash había tomado al Rey desde la espalda, apretando con fuerza el abdomen de su contrario. Él era fuerte, así como lo eran sus hermanos, así como lo era su padre, debía usar esa habilidad suya para someter a su rival, solo un momento, solo un par de segundos, los suficientes para que uno de los rayos cayeran sobre ambos.

—¡Pikachu! ¡Aquí amigo!— gritó el chico, y comenzó a pedir, a cualquier divinidad que quisiese escucharlo, para que el roedor dirigiera el rayo hacia ellos.

El Rey forcejeaba para soltarse del agarre del chico, esperaba que todavía estuviese débil como para que su agarre no fuese tan fuerte, pero no fue el caso, Ash estaba determinado a tenerlo sujeto. Ni el Rey mismo podía creer que estuviera moviéndose como un Pokémon salvaje, tratando de liberarse de una red que lo tuviera sometido, la situación le era tan humillante, pero estaba desesperado por liberarse. Hasta ese punto había sido rebajado, y por culpa de un impulsivo adolescente.

El temor del Rey se hizo realidad, cuando vio uno de los rayos de Pikachu acercarse a ellos. Lo único que se le ocurrió, fue lo mismo que se le hubiese ocurrido a un niño, cerrar los ojos con fuerza, y encontrar consuelo en la oscuridad que sus párpados le proporcionaban. Pero esa oscuridad desapareció, cuando el rayo lo alcanzó, y lo único que vio fue la luminosidad amarilla.