Capítulo 2: Los espías

El domingo, 21 de noviembre, Grigori se levantó con decisión, lo tenía claro, iba desenmascarar a tantos de esos canguros como pudiera. Se duchó, se vistió, desayunó y a las 09:00 en punto de la mañana se encontraba listo para salir a la caza de aquellos seres que la habían tomado contra su patria.

Había investigado, buscado información, leído libros y reportajes, y visto documentales sobre ellos; lo sabía todo, absolutamente todo sobre aquellos seres, en cuanto salió, fue preguntando y buscando cualquier indicio de que hubiera alguien, de todas aquellas personas que veía a su alrededor, que fuera en realidad un canguro infiltrado. Estuvo buscando durante horas e incluso días, hasta que al fin dio con uno. No fue fácil reconocerlo, ni mucho menos reducirlo y llevarlo a su casa, pero al fin tenía uno capturado para poder interrogarlo con libertad.

—Nombre y cargo. —comenzó a preguntar Grigori, apuntándole con una linterna

—No te diré nada. —le decía el canguro

—Si no hablas tendré que matarte... —insistió Grigori, sacando un arma de su bolsillo

—Ok, ok, hablaré. —respondió asustado

—Así me gusta, nombre y cargo.

—Jackson Durham, trabajo para el Servicio de Inteligencia y Espionaje de los Canguros.

—¿Para quién trabajas?

—Para Michael Washington, es nuestro líder.

—¿Cuál es vuestro objetivo?

—Mi objetivo y el de mis iguales es recoger información para que nuestro ejército pueda invadir Uruguay.

—Tengo dos preguntas más, la primera, si vuestros espías se encuentran en algún otro país y la segunda, porqué deseáis conquistar estos territorios.

—Para la primera, sé que existe presencia de nuestros espías en Uruguay y sus principales aliados, que yo sepa, se han enviado a Argentina, Chile, Brasil, España y Francia; para la segunda pregunta, tengo entendido que nuestros generales han descubierto que, en el caso de invadir Uruguay, nuestra superioridad numérica haría que cada una de las personas que viven en Uruguay tuviera que enfrentarse contra aproximadamente 14 canguros, lo que lo convertiría en una conquista fácil para otorgarnos un territorio donde vivir y un lugar estratégico para poder conquistar otros países como Paraguay, Bolivia o Argentina.

—Entiendo, ahora acompáñame.

Grigori llevó a su prisionero a la comisaría de policía más cercana, donde fue recibido con alegría por los policías, que llevaban varios días comiéndose la cabeza por los canguros.

Durante las próximas semanas, Grigori estuvo viviendo su vida normal en el ejército, había avisado a sus generales sobre las intenciones de los canguros y también había detenido a varios de ellos más, ya que ahora le resultaba mucho más fácil reconocerlos, para la fecha de Navidad, había capturado cerca de 20, repartidos por las ciudades más importantes, adonde había ido junto con el Ejército de Tierra. Por estos actos, fue ascendido por los generales a capitán.

Precisamente en esas fechas, el día de Navidad, mientras Grigori cenaba con su familia, de nuevo en Montevideo, llamaron al timbre de su casa, él mismo abrió y se sorprendió con lo que vio. Era el cabo primero González, con cara preocupada.

—Capitán, son los canguros... —dijo, bastante nervioso

—¿Qué ha pasado? Dímelo. —contestó Grigori, comenzando a preocuparse

—Nos han declarado la guerra.

Hasta aquí el capítulo 2, fin de la transmisión.