Todo el mundo vivía en paz, aunque aún había una cosa que a pesar de que todo estuviera bien, siempre causaba sensación.

La pequeña Hikari Sonoda, parecía ser una humana normal de más de un año de edad, aunque solo las más cercanas sabían muy bien que esa bebé no era nada más que la reencarnación de aquel dios que alguna vez intentó dominar la Tierra y que por razón desconocida, ella estaba viviendo una vida normal entre los humanos y no solo eso, sino que tiene a sus guardianas que la protegen de todo problema.

No obstante, como si fuera obra del destino, algo pasaría con la peli azul.

- ¿Lista para dormir Hikari-chan? – preguntó Honoka luego de que durante todo el día estuvieron jugando junto con sus demás tías, no obstante, como siempre se decía, hay que descansar y eso pasaba con Hikari mientras se dormía a su lado como siempre lo hacía.

La noche parecía calmada y todo estaba bastante tranquilo, no obstante, la aparición de los agujeros de gusano seguía siendo frecuente, aunque por esta vez, la pequeña peli azul fue la víctima de esto ya que fue absorbida por uno de estos, Hikari de inmediato se levantó mirando para todos lados, pero esta solo caía hacia algún lado.

Unos segundos después finalmente terminó cayendo hacia un montón de plumas, el sitio en el que estaba era algo extraño, frio y lúgubre, pero por más que esto diera miedo, a ella parecía no afectarle mucho.

Hikari solo gateó un poco hasta que llegó a lo que parecía ser una gran puerta de concreto en donde estaba una inscripción que decía:

Los que entren aquí abandonen toda esperanza porque aquí no llega la luz del Sol.

Pero como Hikari no sabía leer al estar muy chiquita, esta siguió gateando pasando por ahí, no fue hasta que llegó a un río en donde justo llegó alguien en un barco.

- Parece que tenemos una bebé, debiste haber muerto muy joven, pero bueno, aquí estoy, soy Charon de Caronte, Estrella Celeste de la Tranquilidad y es hora de que te vayas a descansar aquí en el Inframundo.

- … - Hikari no entendía nada, pero lo que decía el tipo llamado Charon era cierto, la pequeña peli azul había sido transportada hacia el Inframundo y tal vez se debía pensar que estaba muerta.

- Como sea, te llevaré a que descanses en paz y… ¡oye, no me ignores! – la bebé se puso a ver una mariposa del mundo de los muertos, esta lucía muy brillante por lo que esta la siguió, no obstante, cuando el insecto comenzó a sobrevolar el río, Charon se llevó una sorpresa cuando Hikari comenzó a caminar sobre el río.

La mandíbula del espectro casi cae al suelo al ver esto, era la primera vez que veía algo así, pero no solo eso, sino que notó que esta desprendía un cosmos muy alto.

- Ese cosmos es muy fuerte, no entiendo porque una bebé puede tener esa energía, pero en sí… - el espectro de Caronte abrió con temor los ojos al mirar más de cerca a la peli azul y supo de qué se trataba todo y fue solo ver que parecía tener un aura divina – ¡aaaaaaaaaaaah! ¡¿Es Poseidón?!

- … - Hikari seguía corriendo tras la mariposa, al ser la diosa de los mares, cualquier cuerpo de agua sin importar donde estuviera estaba bajo su control, incluso si estaba en esa, por lo que el río Aqueronte no era obstáculo para ella.

- ¿Q-Que hace el dios Poseidón en el Inframundo? ¡¿Y que hace en forma de un bebé?! Lo tengo, si puedo matar a un dios como lo es él estando en esa forma ganaré muchos puntos – el espectro fue hacia donde estaba Hikari y este decidió darle con su remo lo más fuerte que pudiera, no obstante, este se rompió al impactar en el cuerpo de la peli azul.

- ¿Eh? – aunque no le dolió absolutamente nada, Hikari volteó a ver al espectro quien tembló de miedo al pensar que había desatado la furia del dios de los mares y este salió corriendo dejando su bote ahí tirado.

- ¡SEÑOR HADES, AYUDAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA! – Hikari estaba confundida por eso, pero solo gateó hasta que llegó al bote y este comenzó a navegar con ella.

- ¡Wiiiiiii! – el bote siguió su curso él solo, este viaje duró un buen tiempo, lejos de asustarse, Hikari parecía entretenida mirando todo el Inframundo, todo a pesar de que el sitio era muy aterrador.

Mientras tanto, el viaje continuó y de la nada, Hikari terminó llegando a un gran afluente de agua, solo que era de color rojo, había llegado hasta los ríos de sangre, siendo que esto terminaba en la Gran Cascada de Sangre en el cual estaba un árbol marchito en la cima, no obstante, había alguien ahí meditando.

- He sentido un gran cosmos en esta zona por primera vez en más de 200 años y siento que proviene de ti, bebé – este hombre tenía el cabello rubio y llevaba una especie de vestimenta blanca similar a los que llevaban los budistas – lo suponía, no eres un bebé ordinario, eres la reencarnación del dios de los mares, el temible e iracundo Poseidón.

- Ho… la – exclamó la peli azul mirando al rubio que seguía meditando bajo el marchito árbol encima de la cascada.

- Aunque sea un bebé, tengo que admitir que el cosmos que posees es aterrador y con todo mi poder no podría hacerte frente, no obstante, aún me pregunto que hace una deidad como tú en los dominios del Rey Hades – la barca siguió su camino cayendo por la cascada, pero Hikari estaba bien y el transporte continuó como si nada su camino.

- A… diós – decía la peli azul despidiéndose del rubio.

- Fue un honor haberlo visto, yo, Asmita de Virgo, me siento honrado de haberlo visto, Poseidón – susurró el Caballero, Hikari seguía su trayecto en la barca de Charon.

Unos minutos después la peli azul terminó llegando a una de las últimas moradas del Inframundo, siendo estas las casas de los Jueces del Inframundo. Hikari arribó ahí y sin perder tiempo, fue gateando por ahí hasta que llegó justo a donde estaban los templos de los Jueces.

Este era el Cocitos.

- Siento un cosmos extraño llegando hasta aquí – exclamó el primero de los Jueces el cual salió a ver encontrándose con la peli azul quien gateaba hacia el lugar, este era el Juez de la región de Caina – ¿un bebé? ¿Qué hace una bebé en este sitio?

- ¿Qué ocurre Radamanthys? – ahora fue otro juez el cual gobernaba sobre la región de Antenora.

- Aiacos, una bebé se ha infiltrado en este lugar.

- ¿Cómo que una bebé ha llegado hasta aquí? – el último juez que llegó era el gobernante de la región de Tolomea.

- Minos, no entendemos porque una bebé ha llegado hasta aquí, es más, no entiendo que hace aquí.

- Y se va para allá – los tres jueces miraron como la pequeña bebé seguía gateando como si quisiera ir más, el frio no parecía afectarla en nada a Hikari.

- ¡Oye, ven para acá! – Radamanthys tomó a la bebé quien lejos de molestarse o asustarse, esta comenzó a reír y estirar sus manos para abrazar al juez de Wyvern quien no estaba del nada complacido por eso.

- Te quiere abrazar.

- Ni de broma me dejaré abrazar por una humana como esta… pero creo que solo acabaré con ella de una vez – Radamanthys lanzó a Hikari por los cielos, aunque lejos de asustarse se alegró por eso – linda sonrisa, pero será lo último que hagas… ¡Gran Caución!

- Wiiii – el ataque de Radamanthys dio de lleno en Hikari, pero como era obvio, no le hizo ningún efecto, más bien le causó cosquillas y eso fue algo que llamó la atención de los jueces.

- M-Maldita, ¿cómo es que sobrevivió a mi Gran Caución?

- Déjame a mí esto Radamanthys, ¡Aletazo de Garuda! – ahora fue Aiacos quien atacó a Hikari, pero esta de nuevo no tuvo ningún efecto negativo, es más, se puso a jugar con la nieve del lugar – ¿Cómo es posible? ¡No estamos haciéndole nada!

- Le destrozaré los huesos, ¡Marioneta Cósmica! – ahora fue el turno de Minos el cual con sus hilos fueron hacia la peli azul, no obstante, la pequeña miró de nuevo la mariposa y decidió seguirla, cosa que no pudo detener Minos quien fue llevado por la bebé.

- Mari… po… sa

- M-Mis hilos no funcionan… ¡¿Por qué no puedo moverme bien?! – el juez era arrastrado por la joven Sonoda, Aiacos y Radamanthys ayudaban a su compañero, pero todo era inútil, la fuerza de Hikari era muy superior a la de ellos por lo que fueron arrastrados hasta que llegaron a Judeca, la morada del Rey Hades.

- ¡¿Cómo es que estamos siendo humillados por esta bebé?!

- ¿Y a mí me lo dices? – la bebé ingresó al palacio de Hades en donde siguió caminando siguiendo a la mariposa hasta que luego de pasar por el trono del dios del Inframundo, llegó al sitio más profundo, aquel en donde los humanos no podían atravesar por más que lo intentaran.

- ¿A dónde nos trajo esta humana?

- ¡El Muro de los Lamentos! – los tres jueces miraron como la bebé seguía gateando hasta que terminó llegando a la colosal estructura la cual terminó atravesando sin ningún problema.

- ¡¿Cómo pasó el Muro?!

- Solo los dioses como nuestro señor Hades pueden hacerlo… ¿acaso ella también…?

- Quien sabe – ya con la oji ámbar, esta terminó cayendo por una especie de vórtice la cual la transportó a una dimensión diferente, lejos de toda comprensión mortal.

Hikari acabó aterrizando en un campo de flores, lo cual alegró mucho a la pequeña quien estuvo vagando por ahí, había pequeñas mariposas que pasaron a su lado y esta las comenzó a seguir, sin saber que pasó frente a dos palacios los cuales eran habitados por dos divinidades grandísimas.

- ¿Qué hace aquí Poseidón? – susurró uno de los dos dioses gemelos, siendo este el dios Thanatos quien miró desde su templo a la peli azul – pero no entiendo, ¿Cómo es que alguien tan grande como él ha reencarnado en una humana?

- Thanatos, ¿Qué ha pasado con ese cosmos tan grande que está cerca de ti? – preguntó el otro gemelo siendo este Hypnos el cual le hablaba a través de su cosmos.

- No me creerás, es Poseidón.

- ¿El dios de los mares?

- Sí, él está pasando por mi templo, pero está reencarnado en una humana, es extraño.

- ¿En una humana? – Thanatos afirmó – es extraño, pero bueno, no podemos hacer nada, su poder es bastante alto y alguien iracundo como Poseidón nos haría estragos Thanatos.

- Diablos y eso que quería enfrentarlo, pero no podré hacerle nada, ahora que nuestro señor Hades no está, supongo que no habrá una guerra entre dioses – Hikari siguió gateando hasta que finalmente llegó a un templo en los Elíseos el cual poseía la imagen de un tridente encima de él.

Hikari ingresó ahí y esta fue hacia en donde estaba un trono en el cual se paró y se sentó en él, esta sonrió sin saber que ese templo en los Elíseos le pertenecía a ella.

Sin más, el trono en el que estaba la transportó a todo lado fuera de los Campos Elíseos, esta pasó de nuevo por un portal hasta que finalmente llegó al océano, pero al ser la emperatriz de estos lares, no tuvo problema, es más, las olas del océano la llevaron hasta la playa de Uchiura, parece que había sido llevada a donde estaban todos sus conocidos.

La peli azul gateó por la arena hasta que llegó a la posada de la familia Takami en donde logró llegar hasta la habitación en donde estaba Honoka. Esta simplemente se fue a su lado, tomó su pecho para chuparlo y con la misma se durmió.

Cuando la mañana se hizo presente…

- Hikari-chan sigue dormida.

- Supongo que es porque a su edad necesita dormir bastante – las tías de la peli azul la miraban dormir tranquilamente, sin darse cuenta de que la pequeña pasó toda una noche en una aventura bastante alocada.

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Continuará…