Resumen: Después de haber conocido a su sobrina recién nacida, Agustín y Julieta le pidieron algo importante, algo que pesó mucho cuando Bruno tuvo que tomar la mejor decisión para proteger a Mirabel después de que no obtuvo su don.

Notas:

1) Los personajes no me pertenecen. Los personajes de Encanto son propiedad de quien tenga los derechos (¿Disney?)

2) Este fic fue realizado sin fines de lucro, solo por diversión.

LA PROMESA

CAPÍTULO 22

El día siguiente

Nadie había dormido esa noche después de escuchar lo que había sucedido. Mientras esperaban que los mayores regresaran de las orillas del Encanto, Mirabel se quedó llorando en brazos de Bruno. Antonio se acercó a intentar consolarla dándole palmaditas en su brazo y pidiéndole a los coatíes que la abracen, pero sus esfuerzos fueron en vano.

Camilo sabía que solo se consolaría si traían a Pablo de regreso, pero sus padres ya se habían tardado en regresar. El muchacho pensó que había sido muy tonto de parte de Mirabel haberse escapado a la mitad de la noche para intentar cerrar el Encanto solo porque se culpaba por lo que había sucedido con Luisa, pero tampoco culpaba a su prima por ello o por lo sucedido con Pablo. Los únicos culpables eran los bandidos.

Dolores estuvo toda la noche pendiente de la entrada del Encanto pero no escuchó ningún ruido que le indicara alguna señal de que Pablo hubiera regresado por sí mismo o que los bandidos entraron.

Después de haber escuchado lo que pasó de parte de Mirabel, Javier se había despedido de ellos y había corrido hacia el exterior del Encanto para buscar a su mejor amigo, pero tampoco él había regresado después de varias horas de espera.

Camilo ni siquiera había intentado animar a Mirabel, sabía que cuando se culpaba a sí misma era imposible de convencerla de lo contrario. Se había culpado por no haber obtenido un don e incluso de cuando fue atacada por Sergio, así que culparse era una especialidad de su prima. Sabía que lo mejor era esperar a que Pablo regresara y él mismo la tranquilizara.

Porque estaba seguro de que Pablo regresaría a pesar de que Mirabel les dijo que se había despedido de ella como si nunca fuera a verla de nuevo.

"Más vale que regreses, Pablo", pensó Camilo mirando ansioso hacia la montaña "o te reviviré y te mataré de nuevo por romper el corazón de Mirabel".

Mirabel no se había separado de Bruno, sollozando en voz baja mientras que él y Julieta trataban de tranquilizarla.

Horas después, cuando estuvo a punto de amanecer, Agustín y Félix habían regresado con las manos vacías. Unos minutos después llegaron Luisa e Isabela, solo habían encontrado la capa de Mirabel y la chamarra de Pablo más allá del río.

-Tuvo que haberse escapado- dijo Camilo finalmente en voz alta a pesar de que Pepa lo miraba seriamente para que se callara- si no, ya nos hubiéramos dado cuenta-

Mirabel lo miró con una expresión preocupada y lágrimas en los ojos.

De pronto Dolores dejó escapar un ruidito, haciendo que todos se volvieran hacia ella. Camilo vio a su hermana llevarse una mano a su oído y fruncir el entrecejo, indicando que estaba escuchando algo.

-¿Y bien?- dijo Camilo impaciente.

-Shhhhhhhhhhh- dijeron Isabela y Luisa al mismo tiempo, frustradas porque el muchacho no se callaba y podía interferir con lo que Dolores escuchaba.

-Son ellos… los bandidos, están justo en la entrada del Encanto, como si estuvieran algo antes de entrar- dijo Dolores después de unos momentos. Se volvió a llevar una mano a su oídos y frunció aún más el entrecejo, visiblemente molesta- Pablo…-

-¿Qué?- dijo Mirabel irguiéndose de golpe- ¿está con ellos?¿Está vivo?-

-Shhhhh- dijo Isabela pero, a diferencia que con Camilo, lo hizo en voz más baja- Dolores aún está escuchando…-

-Pablo… él está vivo- dijo Dolores, haciendo que Mirabel sintiera una oleada de alivio, peo su prima no sonrió. Siguió escuchando antes de agregar- pero los bandidos lo tienen en su poder-

Camilo se volvió a Mirabel, quien al escuchar eso se soltó de Bruno y Julieta, y comenzó a caminar hacia la puerta, así que el muchacho se levantó también y corrió a detenerla junto a sus hermanas.

-Espera un momento, Mira. ¿Qué es lo que piensas hacer?- dijo Camilo sosteniendo sus hombros para que no continuara- necesitamos un plan para rescatarlo, no que vayas a que te atrapen y tengamos que rescatarlos a ambos-

Mirabel se detuvo y se volvió hacia él con enormes ojos, como si se estuviera debatiendo si debía soltarse de él y correr hacia la entrada o escucharlo.

-Está bien- dijo Mirabel finalmente volviéndose a él- ¿qué es lo que vamos a hacer para salvarlo?-

Camilo no tenía una respuesta para ello, pero vio a su hermana que seguía escuchando con una mano en su oído. Quizá su hermana podía darles más información.

-¿Dolores?¿Sabes qué es lo que quieren esos desgraciados?- preguntó Camilo a su vez.

-No, dame un momento- dijo la aludida aún escuchando con atención- ay no…-

-¿Qué?- dijeron todos al mismo tiempo, y Camilo sabía que aquello era una mala noticia. Vio a su hermana volverse hacia él con una expresión preocupada.

-No sé cómo lo saben pero… quieren a Mirabel- dijo Dolores mirando a Camilo- saben que ella trajo la magia de regreso, y por eso quisieron llevársela anoche. Están interrogando a Pablo pero él no les ha querido decir nada por lo que escucho. Oh…-

-¿Qué?¿Qué sucede?- dijo Mirabel cada vez más asustada.

-Osvaldo está cerca- dijo Dolores llevándose las manos a la boca- ¡no lo quiero que lo lastimen!-

Camilo tragó saliva. A pesar de que el molesto mensajero del Encanto no le agradaba mucho, no quería que le hicieran daño tampoco. Los Madrigal se miraron y Luisa estuvo a punto de dirigirse en esa dirección cuando Dolores la detuvo.

-Espera. Le están diciendo a Osvaldo que tenemos hasta las diez de la noche para entregar a Mirabel, o…-

Todos sabían cuál era la amenaza si no la entregaban. Mirabel volvió a comenzar a caminar a la salida, pero Camilo la detuvo de nuevo, esta vez rodeando su cintura y levantándola del suelo, ignorando sus pataleos.

-Espera, Mira, quedamos en que necesitamos un plan- dijo el muchacho.

-¡Suéltame, Camilo!- dijo ella.

-No hasta que te calmes- dijo él- ¡no voy a dejar que vayas a dejarte atrapar!-

-Arggg… ¡Camilo!-

-Camilo tiene razón, mariposita- intervino Bruno deteniendo también a Mirabel mientras que el muchacho la ponía en el suelo- vamos a juntar a todo el pueblo para salvar a Pablo. Él salvó a su nueva líder después de todo-

-No es necesario eso- dijo Isabela tronando sus nudillos- yo me encargaré…-

-No, Isa. Ellos ya saben de sus poderes y eso puede poner en peligro a Pablo- dijo Bruno seriamente- ustedes tienen que estar un poco apartadas de este asunto. Tenemos una hora, así que vamos a pensar en un plan para rescatar a Pablo sin que esos bandidos se acerquen a Mirabel-

Camilo se puso a pensar. Si en el Encanto había un experto en engañar a los demás era él mismo, pero Mirabel nunca lo dejaría intentarlo, y mucho menos su madre. Pero sabía que había dos personas que definitivamente lo apoyaría en su plan.

-Isa, Luisita, ¿puedo… hablar con ustedes?- dijo Camilo seriamente mientras que Julieta y Bruno intentaban tranquilizar a Mirabel y convencerla de que no tenía que sacrificarse.

-¿Qué quieres, Camilo?- dijo Isabela.

-Creo que tengo una idea- dijo en voz baja- una manera de engañarlos-

x-x-x

Más tarde

Bruno estaba nervioso. Lo mejor que se les pudo ocurrir en tan poco tiempo para rescatar a Pablo había sido utilizar al resto del pueblo para convencer a los bandidos de liberar al muchacho sin hacerle daño. O que Isabela lo rescate con sus planteas mientras estaban distraídos. Lo que sí, no tenía pensado soltar a Mirabel en todo ese proceso, no quería que su sobrina se entregara por el muchacho.

Mirabel estaba nerviosa, pero poco a poco se había tranquilizado, y seguramente había tenido un plan que involucraba sacrificarse por el muchacho, pero él no la dejaría hacerlo.

-Es hora- anunció Dolores mirando de reojo a su hermano con preocupación. Camilo asintió con seguridad.

Bruno notó que Luisa e Isabela se colocaron muy cerca de Mirabel igual que él, al igual que Camilo y Julieta, ésta última llevando consigo una canasta llena de arepas en caso de que alguien estuviera herido.

No tardó en notar las miradas cómplices de Camilo e Isabela y alzó las cejas. No sabía que estaban tramando sus sobrinos, pero sabía que pronto lo averiguaría. El resto del pueblo había ido con ellos en señal de apoyo a Mirabel, con la esperanza de que su presencia los ayudara.

Por fin los Madrigal llegaron a la abertura en las montañas, pero los bandidos aún no habían llegado con Pablo.

-Están cerca…- siseó Dolores al ver que sus hermanos y primas se estaban relajando- manténganse en guardia-

-Mira, no has comido nada desde ayer- de pronto Bruno escuchó a Camilo decirle a su prima mientras le ofrecía un vaso. Vio que Mirabel lo iba a rechazar pero su primo insistió- toma, un poco de jugo de lulo te ayudará a pensar mejor-

Mirabel miró a Camilo con una sonrisa agradecida y tomó el vaso, apurándolo antes de que Bruno pudiera entender la acción de su sobrino. Iba a preguntarle qué tramaba cuando Isabela creó unas flores prácticamente en el rostro d su hermanita, y Mirabel se llevó una mano hacia la frente como si estuviera mareada. Extrañado, Bruno la tomó con ambas manos, pero las rodillas de la muchacha se doblaron y cayó, siendo atrapada por su tío antes de que golpeara el suelo.

-¡Mirabel!- dijo Bruno asustado, sacudiéndola un poco al ver que no respondía- ¿qué te pasa? ¡Despierta!-

-Está bien, tío Bruno, no te preocupes por ella- dijo Isabela deteniéndolo para que no siguiera intentando despertarla- fue solo un… algo que pusimos en su jugo de lulo, estará dormida por un rato-

-¿Qué?- dijo él sin poder creer lo que su sobrina le acababa de decir. Ella, Luisa y Camilo le sonreían decididos.

-No temas, tío. Nosotros tenemos un plan- dijo Luisa mientras que Camilo se transformaba en Mirabel- esconde a Mira mientras que nos encargamos de rescatar a su novio-

-No dejes que mamá se dé cuenta…- dijo Camilo en voz baja.

-Y que se quede quieta cuando despierte, no dejes que exponga a Camilo- dijo Luisa.

Bruno no estaba muy seguro de que ese plan le gustara mucho, sobre todo porque suponía lo que Camilo se arriesgaría en vez de Mirabel, pero decidió confiar en ellos seguro de que Isabela jamás dejaría que su primo corriera riesgo tampoco, así que entre él, Marcela y Luisa escondieron a Mirabel detrás un arbusto.

-Perfecto- dijo Luisa poniéndose de pie- recuerda tío, no dejes que Mirabel descubra a Camilo…-

Marcela y Bruno se quedó a cuidarla mientras que Luisa acompañó a Camilo, quien seguía bajo la apariencia de Mirabel, cerca de la abertura de la montaña. Isabela se quedó escondida entre los arbustos un poco más delante de ellos.

"¿Qué estarán planeando?", pensó Bruno.

No pasó mucho tiempo cuando los bandidos llegaron al Encanto arrastrando a Pablo con ellos. Era obvio que lo habían golpeado durante la noche, pero el muchacho seguía mirándolos desafiante.

-¿Dónde está esa muchacha Mirabel?- dijo uno de los bandidos, tirando del cabello de Pablo- ¿o va a dejar morir a su novio?-

-Ya les dije que yo no conozco a ninguna Mirabel- dijo Pablo sacudiendo la cabeza, mirando con urgencia a los Madrigal esperando que no cedieran a sus demandas- y no hay magia aquí, pierdes tu tiempo-

-Ya lo veremos- dijo el bandido acercando el sable al cuello del muchacho- última oportunidad, señorita Madrigal. O te entregas, o este muchacho se despedirá de su cabeza-

Bruno tembló.

-¡No, Mirabel!- exclamó Luisa fingiendo que estaba tratando de detener a "Mirabel", quien se soltó de ella y se acercó a los bandidos con las manos levantadas. Pablo parecía horrorizado de ello, y los bandidos parecían felices, sin darse cuenta de que algunas ramas de una planta estaban creciendo hacia ellos en el suelo.

-¿Es ella?- dijo uno de los bandidos con dirección a una persona detrás de ellos, y se dieron cuenta de que Sergio Treviño se había vuelto cómplice de esos horribles hombres. Bruno dejó escapar una mala palabra, y Marcela puso una mano en su hombro.

-Sí, ella es- dijo Sergio sonriendo maliciosamente, haciendo que todos lo miraran furiosos. Ahora entendía Bruno cómo esos bandidos sabían sobre la magia y que Mirabel había traído el milagro de regreso.

-No, Mirabel- dijo Pablo sacudiendo la cabeza al ver a Camilo bajo la apariencia de la muchacha, tratando de soltarse de los bandidos- no puedes hacer esto. ¡Lo prometiste!-

"Parece que sí lograron engañarlos"; pensó Bruno mirando nervioso lo que sucedía, esperando que no descubrieran a Camilo y eso lo pusiera en peligro, "ahora veamos cuál es la segunda parte del plan".

Justo en ese momento Mirabel comenzó a despertar, así que Bruno se arrodillo junto a ella.

-Mmm… ¿qué pasó…?- preguntó ella en voz baja.

-Shhh…- dijo Bruno en un susurro- quédate agachada mientras terminamos. Camilo y tus hermanas están rescatando a Pablo-

-Yo… ¡Pab…!- comenzó a decir Mirabel, pero Marcela fue rápida y le cubrió la boca antes de que gritara.

-Shhhh… no grites, vas a descubrir a Camilo, y justo ahora está expuesto…- dijo su tío en un susurro, incluso usando fuerza para mantenerla en su sitio. Mirabel se resistió por un momento pero finalmente asintió con una expresión asustada y sus tíos suavizaron su agarre pero no la soltaron. Una vez que lo hicieron, los tres miraron la escena a través de los arbustos.

-Ya tienen a mi hermana, ahora liberen a Pablo- dijo Luisa en voz alta mientras que uno de los bandidos tomaban los hombros de "Mirabel" y la arrastraba hacia la abertura de las montañas. Los bandidos se echaron a reír ante la exigencia de Luisa.

-Creo que nos quedaremos con el muchacho también- exclamó uno de ellos con una expresión maliciosa- no querríamos que la niña se quede sola, ¿verdad? Ya encontraremos un uso para este…-

Pero no alcanzó a terminar su frase porque un par de ramas se ataron en las piernas de Pablo, arrancándolo de las manos de los bandidos que lo tenían atrapado de los brazos y arrastrándolo lejos de ellos hacia donde Marcela, Bruno y Mirabel estaban escondidos. El leñador se levantó de un salto, dispuesto a correr para rescatar a "Mirabel", solo para encontrarse con la muchacha junto a él.

-Mi… Mirabel, estás… estás a salvo- dijo Pablo aliviado al verla junto a Bruno antes de recordar que había una "Mirabel" con los bandidos- ¿entonces quién…?-

Mirabel no lo dejó contestar porque casi le saltó encima, tirándolo de espaldas al suelo y abrazándolo llena de alivio.

-¿Yo?¡Creí que te había perdido!- exclamó ella con gruesas lágrimas en sus ojos- no vuelvas a hacer eso, Pablo…-

El muchacho sonrió ampliamente y apretó su abrazo, aliviado de que Mirabel no hubiera hecho algo tan tonto como sacrificarse por él.

Al mismo tiempo, Camilo se transformó de Mirabel a Luisa y junto con Isabela y la verdadera Luisa se acercaron amenazantes a los bandidos. Éstos iban a dispararles pero Javier les atacó por detrás, lanzándoles sus hachas de leñador, mientras que Pepa y Antonio usaron sus poderes para amenazarlos con relámpagos y animales salvajes, haciéndolos huir del Encanto junto con Sergio. Luisa selló la entrada del Encanto con grandes rocas e Isabela la disimuló con un gran árbol justo en la entrada que lo cubría de la vista.

Aliviado de que todo terminara. Bruno se volvió a su sobrina, quien no había soltado a Pablo más que para que Julieta lo curara, mientras el muchacho la abrazaba de regreso.

-¿Porqué hiciste eso?- dijo Mirabel con lágrimas en los ojos mientras que el muchacho terminaba de comerse una arepa- ¡creí que te iba a perder!-

-Lo siento, pero yo no soy quien trajo la magia, mi bonita- dijo Pablo sonriendo y acariciando su mejilla- tú eres la guardiana del milagro, eres más importante que yo. Además, no podría vivir conmigo si algo malo te sucediera…-

Mirabel no lo dejó terminar y se acercó a él para besarlo en los labios, algo de lo que el muchacho no se quejó.

-Pfff, ¡por fin ustedes dos lo aceptan!- dijo Isabela limpiándose las manos al ver Mirabel besando al muchacho, haciendo que los aludidos se ruborizaran y Bruno dejara escapar una risita.

-Nah, yo creo que Pablo lo aceptó desde hace mucho, Mirabel era la que no lo aceptaba- dijo Camilo comiéndose una arepa para curar algunos rasguños con una risita que hizo que su prima gruñera mortificada.

-¡Camilo!- se quejó Mirabel. El muchacho le sacó la lengua.

Mirabel se sentía mortificada, pero sintió la mano de Pablo cerrándose alrededor de la suya, haciéndola volverse hacia él para encontrarse con la más enorme sonrisa, lo que la hizo sentirse mucho mejor. Bruno le sonrió también, sabía que todo iba a estar bien.

x-x-x

Casita

Esa noche

Tan pronto como regresaron a casita, los Madrigal se quedaron dormidos para recuperar el sueño perdido. Mirabel no quería separarse de Pablo, pero Luisa prácticamente la llevó a su habitación para que descansara mientras que entre Camilo y Javier encerraban a Pablo en el cuarto de visitas para que hiciera lo mismo.

Por fin los dejaron salir a la hora de la cena, pero se sorprendieron al ver que todo el Encanto estaba ahí para celebrar que todo salió bien contra los bandidos sin que nadie saliera herido.

Mirabel se sentó a la mesa junto a sus hermanas y tomó varias arepas, dándose cuenta de que tenía más hambre de lo que creía previamente. Pudo sentir la mano de Isabela frotando su espalda.

-Gracias por protegerme, Isa- dijo Mirabel en voz baja, dejando su arepa mordisqueada- yo… no sabía que iba a hacer si los veía lastimar a Pablo-

-Mmm- dijo Isabela antes de darle unas palmaditas- no lo habrías logrado. Ninguno de nosotros te dejaríamos. Y solo dejamos a Camilo porque su idea era buena y podíamos protegerlo en caso de que no saliera bien-

La adolescente sonrió y se levantó de la mesa para caminar hacia el patio de la casa, donde todo el pueblo estaba bailando aunque apenas cabían. Sus labios se formaron en una sonrisa al ver que toda la gente la apoyaba.

Pablo se acercó a ella y le ofreció su mano, que Mirabel tomó con una sonrisa, acompañándolo a bailar. Sentía su cabeza ligera por el alivio después de lo sucedido, y no se pudo contener las ganas de abrazarlo, a lo cual el muchacho no protestó.

-Está bien, mi bonita. Estás a salvo- dijo Pablo mientras la abrazaba y se mecía con ella en sus brazos- nadie va a volver a amenazarte-

Mirabel no respondió. Estaba mareada de felicidad, su familia estaba a salvo y Pablo estaba ahí. Sería mejor que lo disfrutara, no sabía cuánto tiempo se quedaría ahí. Rafael estaba ahí mirándolos con envidia pero no se acercó ni dijo nada.

-No me preocupo por eso…- dijo Mirabel pensativa- quisiera saber si tú… te vas a quedar aquí-

Pablo rió en voz baja.

-Ay, Mirabel. Tendrás que echarme a escobazos de tu lado si no me quieres- dijo Pablo deteniéndose y tomando su mano. Sus primos la miraban mostrándole los pulgares- quisiera… quedarme en el Encanto. Podría trabajar como leñador y…-

-Eres bienvenido aquí- sonrió ella. El muchacho tomó su mano y la alejó un poco del resto de la gente, deteniéndose en el pasillo hacia el comedor.

-¿Tengo el permiso de los Madrigal de quedarme?- dijo Pablo con una sonrisa traviesa. Mirabel asintió con la misma sonrisa- gracias, señorita Madrigal-

Tras dejar escapar una risita, la joven se puso de puntillas con la intención de darle un beso rápido, pero el muchacho la atrapó en sus brazos y siguió besándola. No duró mucho porque casita protestó levantando los azulejos bajo sus pies y separándolos. Tanto Pablo como Mirabel se miraron apenados.

-Lo siento, casita- dijo Mirabel tocando la pared. La casa le respondió, haciéndola volverse a Pablo- a mi chaperona no le gustó eso-

-Oh, lo siento mucho, casita. Prometo que nos comportaremos bien- dijo Pablo apenado antes de volverse a Mirabel- ¿quieres seguir bailando?-

Mirabel asintió tomando el brazo de Pablo para volver a bailar, sin darse cuenta que Alma y Julieta los estaban mirando. La abuela cruzó los brazos mientras que Julieta sonreía cálidamente.

-Parece ser un buen chico- comentó la abuela.

-Mmm…- dijo Julieta borrando su sonrisa y se volvió a sacar una bandeja de bocadillos.

-Hija, sé que cometí muchos errores, pero estoy haciendo un esfuerzo por cambiar- dijo Alma. La mujer más joven no parecía estar tan impresionada.

-Fueron diez años en los que hiciste sufrir a Mirabel- dijo Julieta fríamente- aunque ella sea demasiado generosa contigo, yo no puedo serlo. Tomará más que esto para que yo te perdone lo que le hiciste a mi hija y a Bruno… ¡y lo peor es que ni siquiera nos dimos cuenta del alcance de tu odio hasta que ese monstruo trató de abusar de ella!-

-Julieta…-

-No, mamá. Tomará tiempo- dijo ella seriamente, apartándola de su camino- con permiso…-

Alma miró tristemente a su hija acariciar la cabeza de Mirabel mientras bailaba y les ofrecía un bocadillo. Se merecía ese odio de su hija, no tenía nada que hacer más que ser lo más posible en el tiempo que le quedaba para ganar su perdón.

x-x-x

FIN

¡Hola a todos! Por fin esta historia terminó. Les pido disculpas por no poder actualizar cada 2 días como antes, el mundo real de plano no me deja. Muchas gracias a todos por seguir leyendo mis locuras. Abrazos.

Abby L.