La Cruzada Eterna
Épsilon
Habían pasado varios días desde que la flota de la Cruzada Eterna había salido de la anomalía cósmica espacio temporal que los tenía acantonados y ahora se han aproximado a un planeta azulado y cubierto en mayor parte de nubes, Gideon ya recuperado de las toxinas que lo mataban se dirige al puente del Aeternum donde Yurek lo esperaba para darle las novedades.
- ¿Alguna noticia Norton? – le preguntaba Gideon.
- Los drones enviados por Booker ya regresaron y al parecer el planeta es habitable.
- ¿Al parecer?
- Habitable para quien quiera soportar temperaturas demasiado bajas de hasta unos veintidós grados bajo cero, el viento sopla a una velocidad no muy fuerte, pero si considerable como para avanzar con lentitud y ni que decir de la nieve.
Yurek le mostraba a Gideon en una de las pantallas del tablero de control las condiciones ambientales del planeta y Gideon solo se limitó a suspirar.
- Me recuerda a mi antiguo hogar. – le dice Gideon a Yurek.
- ¿Cómo pudiste sobrevivir a eso?
- Larga historia ¿el planeta es respirable al menos?
- La atmosfera es respirable, aunque sería mejor no andar con nariz y boca a menos que quisiera uno correr el riesgo de sentir como se le congelan los pulmones y el corazón.
- Entonces no perdamos tiempo, iré junto a un equipo de reconocimiento al planeta para ver si encontramos indicios del paso de Dirk Strider.
En eso aparecía Alister Exilien que al escuchar eso se preocupó, pero no venía sino con otro asunto.
- ¿Estás seguro? – le pregunta Alister angustiada a Gideon.
- Ya no hay veneno en mí, estoy perfectamente bien.
- Solo vuelve por favor… ah y Sirius me mando mensaje que quiere comunicarse contigo PERSONALMENTE.
- Coméntale a ese loco de pelo de trapeador que regresando de la expedición me comunico con él.
- Entendido.
- Yurek ve llamando a Erzafithy, Warelf y Tsunam para ir al planeta.
- Entendido.
Entre tanto en Tierra C y más específicamente en Sancta Sanctorum una Issa Belle atareada aparece en el despacho de Sirius Thulle que se encontraba como si de una jaqueca se tratara, la chica de pelo azulado se le acerca preguntándole si estaba bien.
- Santidad ¿le ocurre algo? – preguntaba Issa.
- ¿Qué? No nada mi pequeña Issa, todo bien. – decía Sirius no muy seguro.
- Eh permítame decir esto Su Ilustrísima, pero últimamente lo veo muy ajetreado ¿seguro que esta todo bien?
- No te preocupes, estoy bien ¿le mandaron el mensaje a Gideon?
- Dijo que respondería después de explorar un planeta que encontraron.
- Ese muchacho tan dedicado a su deber, me comunicare con el más adelante, ocupaos de lo demás.
- Como usted diga.
Era obvio que Sirius no se sentía bien más sin embargo no quería preocupar a nadie, él sabía que algo pasaba, mientras tanto una Issa en camino a la sala de comunicaciones se topa con Cestus Acktau que al parecer venia acompañada de tres inesperados visitantes.
- Eh Cestus ¿Qué hacen ellos aquí? – pregunta confundida Issa.
- Ah ellos ¿Tu qué crees?
Y detrás de ella aparecían los acólitos Boris Lavrov, Yuseia Kyofza y la misa hija adoptiva de Sirius, la joven Astrid Thulle.
- ¿Ustedes que hacen aquí niños? – preguntaba Issa.
- Vinimos a ver a mi padre, quería hacerlo sentir bien. – dijo Astrid emocionada.
- Tu padre Sirius esta algo ocupado, ve a verlo más tarde… eh… Cestus ¿podrías encargarte de ellos un rato? Iré a la sala de comunicaciones.
- ¿Yo? ¿Y dónde está Kylean? – preguntaba nerviosa Cestus.
- Si, tu ¿Quién más? Y sobre Kylean pues Sirius la envió a Washington por asuntos especiales.
- ¿Pero?
- Te agradezco. – se va.
Cestus se queda con los chicos si saber que hacer al respecto con ellos, en especial con Astrid que seguía emocionada.
En el despacho a puerta cerrada estaba Sirius aun con una dichosa jaqueca mirándose a si mismo en un espejo de mano donde su piel se volvía mas oscura y su cabello gris, pero sobre todo con sus ojos tornándose oscuros con un iris rojo como la sangre humana, en eso aparecía una vieja conocida llamada Calliope, una Calliope de otra línea temporal condenada que tomo el cuerpo de una Jade Harley difunta para moverse por el universo.
- Sabia que esto te pasaría Sirius, te lo dije y no hiciste caso. – dijo Calliope en torno de advertencia.
- ¿Qué quieres de mi Callie? – le pregunto Sirius nervioso.
- Tu maldición.
- ¿El modo berserker?
- Terminara consumiéndote y te convertirás en algo peor de lo que crees.
- Tranquila amiga mía ¿Qué te hace pensar que pasare por lo mismo que Gideon?
- El Profeta de la Verdad también lo padecía, todos los Thulle lo padecerán.
- Me ha pasado Calliope, no me dejo dominar por eso, he controlado es estado.
- Eso dices, pero no necesariamente te volverás una bestia insensata sedienta de sangre para darte cuenta que la maldición del Berserker te afecta.
- ¿Cómo puedes estar segura de eso?
- Yo lo he visto Sirius, lo he visto.
- Tú no sabes nada.
Mientras tanto en el espacio una nave de transporte proveniente del Aeternum desciende sobre un claro del gélido planeta al cual han bautizado de cariño "Épsilon", el grupo formado por Erzafithy Guerkaiz, Tsunam Thiiem, Warelf Vampblood y claro por Gideon Thulle baja de la nave hacia el suelo helado donde al ser azotados por el viento sentían como si los copos de nieve que caían a la velocidad de un rayo fuesen pequeñas cuchillas, el grupo avanzo lentamente hacia donde uno de los drones había detectado algo que no estaba hecho de hielo ni de nieve, sino de acero.
- ¿Qué diablos será lo que habrán encontrado los juguetitos de Booker? – preguntaba Tsunam congelado casi.
- Ni idea, pero ya casi no siento los labios. – dijo Erza.
- ¿Qué ganamos buscando en este gélido planeta? No sobreviviremos si andamos aquí a la intemperie por mucho tiempo.
- Adelante hermanos, esto no es nada. – les decía Gideon.
- Creo que se te congelo el cerebro hermano.
En la pantalla del tablero Alister y Yurek veían el avance del grupo hacia el objeto encontrado por el dron.
- ¿Y estas seguro que es algo interesante lo que encontró el dron? – preguntaba Alister a Yurek.
- Completamente, ya lo he presentido y se lo que es, pero hasta no ver no creer.
- Dime que te vas a teleportar para regresarlos aquí.
- Lo hare mujer… agggh… ya cásate.
Luego de ser golpeado en una zona muy delicada de su anatomía el pobre Yurek vuelve la mirada hacia el monitor donde el grupo seguía avanzando hasta detenerse, en tanto allá abajo Warelf se golpeo el tobillo con algo, los demás se le acercaron y vieron algo.
- ¿Estas bien lobito? – le pregunto Erza a Warelf.
- Wan, estoy bien. – respondió Warelf.
- Eh chicos, miren esto.
El grupo encontró lo que parecía ser un automóvil sedan cualquiera ¿pero que carajos hacia un automóvil ahí?, no sabían y se pusieron a examinarlo hasta que Warelf horrorizado encontró algo por un agujero que había en la ventana de una de las puertas traseras del coche.
- Oh por el Sufridor. – miraba Warelf asustado.
- ¿Qué encontraste Warelf? – preguntaba Tsunam.
- Creo que deberían verlo ustedes mismos.
Gideon quita una de las puertas con su martillo y en su interior habían encontrado un cadáver, a juzgar por su apariencia se encontraba en buen estado y luego de verlo detenidamente Gideon se dio cuenta de quien era ese cuerpo, luego aviso a Yurek por el comunicador.
- Norton, aquí Thulle ¿me copias? – preguntaba Gideon.
- Aquí Norton ¿Qué ocurre Thulle?
- Trae una nave para remolcar algo.
- ¿Qué encontraron?
- Cuando lo veas lo sabrás.
Pronto los cuatro regresaron a la nave junto al coche que fue remolcado por otra hacia los hangares del Aeternum, ahí mismo se reunieron para ver el hallazgo, era el cuerpo de… John Egbert.
- Pero este es el… - decía Alister antes de ser interrumpida.
- Si, el cuerpo de John Egbert. – respondió Gideon.
- ¿Pero como logro conservarse?
- Al parecer el frio hizo que el proceso de putrefacción del cuerpo se detuviera manteniéndolo en un excelente estado de conservación a mi parecer. – explico Calelt.
- ¿Y eso no seria contraproducente con sacarlo de la nave?
- Lo colocaremos en una cámara especial de animación suspendida para conservar el cadáver intacto, luego habrá que ver si lo revivimos o le damos un funeral apropiado.
- Que lo decida Su Santidad. – les dijo Gideon. – Asi que Warelf y Calelt depositen el cuerpo en esa cámara, informare de esto a Sirius ya que esta tan desesperado por hablarme.
Gideon se alejo y se quedaron Erza y Alister en el hangar.
- Oye Erza. – preguntaba Alister.
- Dime pastelito.
- ¿Qué tal el frio?
- Horrible, no quiero volver a pisar el suelo de ese planeta.
- Al menos aquí estarás aclimatada.
- Debería quitarme la ropa de invierno.
- Nada de andar desnuda, recuerda la última vez.
- Ya se, no quieres que tu Gideon termine desangrado.
- ¡ERZA!
- Disculpa.
- A todo esto, hay algo que no entiendo.
- ¿Qué no entiendes Aly?
- Si el cuerpo de John estaba allí en ese planeta junto al vehículo humano ¿Cómo rayos habrían terminado ahí?
- Buena pregunta.
Volviendo a Tierra C en una sala anexa, aunque un poquito lejana Cestus hacia lo que podía por contener a los acólitos hasta que la curiosa Astrid se le escapo de las manos cuando esta aprovechando sus habilidades felinas se escabullo y corriendo como un gato se dirigió al despacho de Sirius donde aún estaba con Calliope.
- ¿Crees que la derrota de esa payasa era el final de todo? Créeme Sirius, era algo puntual mas no definitivo. – le decía Calliope.
- Era mejor, nos deshacemos de un problema a futuro.
- Tu crees preverlo todo amigo mío, pero no puedes cambiar eso ¿acaso no lees ya tus planisferios temporales?
- ¿Qué me estas diciendo?
- Crees tener el control, mas no es asi, temes que todo se te vaya de las manos y esta línea temporal termine condenada.
- ¿Me estas diciendo que tengo miedo?
- No esta mal tener miedo Sirius.
- Yo soy un Thulle, no conozco el miedo.
- Mientras más lo niegues más crecerá y será más difícil para ti evitarlo, tu miedo y la maldición esta entrelazadas.
- Yo no tengo miedo Callie.
- No puedes evitarlo Sirius, solo digo.
- Yo no siento temor de nada ni de nadie, ni de Jane, de la emperatriz, de los reyes Luzift y Jasprose ni de nadie más, yo trato de evitar que se cometan los mismos errores que condenaron a la Tierra, Alternia, Beforus y Diaforis, es todo.
- Terminaras dando un paso en falso y allí acabo todo.
- Tu no sabes nada ¡NADA!, yo no conozco el miedo, puedo dominarlo, puedo dominar la maldición del berserker, no dejare que esta línea temporal quede condenada, no cometeré errores… yo… yo…
- ¿Tu que Sirius?
- YO NO LE TEMO… ¡A NADA!
- ¿Mmm?
- Salvo una cosa… Una.
Después de eso da un grito de furia mientras Calliope desaparece, acto seguido Sirius lanza una potente descarga de energía que lo rodea con sus ojos brillantes y energizados, poco después cae al suelo algo débil y adolorido con rayitos sobresaliendo de su cuerpo, se termine haciendo bolita y queda pensativo, momento en que una persona entra al despacho.
- ¿Papi?
Era Astrid que se puso triste al ver al troll al cual consideraba como su padre se encontraba en el suelo vuelto a la normalidad y bastante preocupado, la chica se aproxima a el y lo abraza con lagrimas en sus ojos, Sirius corresponde al abrazo y suspira.
- ¿Estas bien papá? – le pregunta Astrid.
- Si, estoy bien hija.
- Escuché gritos, pensé que te había pasado algo.
- No, no es nada hija, por cierto ¿Qué haces aquí?
- Quería venir a verte, últimamente has estado muy extraño y pues…
- Perdón por haberte preocupado hija, al menos tu abrazo me hace sentir mejor.
- Te quiero Sirius.
Al ver la tierna escena Issa aparece informándole a Sirius que Gideon quería comunicarse con él, este le pide a Issa que lleve a Astrid y sus amigos a casa mientras el se encarga de prepararse, Issa se lleva a la chica que se despide y luego con las puertas cerradas vuelve a quedar solo, en ese momento Calliope regresa y se coloca detrás de Sirius tomándole de los hombros.
- Ha pasado Sirius. – le decía Calliope.
- Si, lo ha encontrado.
- ¿Ahora que sigue?
- Levantarlo.
- ¿Sera oportuno?
- Aun no, pero ese momento… pronto llegara.
- Para el
- Y para mí.
