¡Hey, les habla el pequeño Haru! Por fin logré escribir un buen capítulo con más desarrollo. Estoy feliz por eso, debo confesar que el KotoUmi no es mi pareja preferida pero desde que comencé a escribir este fic, me parece hermoso la manera en que comencé a relacionarlas.

Mi shipp favorito es el NozoEli, no me culpen sí le doy preferencia. Aunque he sido justo con el NicoMaki también. ᵕᵕ No soy bueno con el Lemmon así que tenganme paciencia que estoy comenzando a soltarme un poco más ~

Ya no los hago esperar. ¡Un capítulo más de Kanjō no Umi.!

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Transcurrieron unos días desde el intenso encuentro entra la reservada escritora y la dulce modista; a causa de un viaje para exponer y presentar unos diseños de ropa, esta última se encontraba ausente por lo mismo. Acordaron de mandarse algunos mensajes, ya que ni sí quiera habian establecido o u hablado sobre alguna relación, cosa que le perforaba los pensamientos a Umi. Mientras tanto, la joven sonoda tenía alrededor de 1 mes de vacaciones pagadas en toda la palabra. Por su nivel y puesto de trabajo; era entendible la jugosa paga que recibía a menudo. Pero, el tiempo muerto se consideraba el peor enemigo de Umi. ¿Quedarse en casa y no hacer nada?. No había o existía algo que no le agradara del todo como era ello. Como última opción aceptó ir al super con su querida amiga, Eli.

— ¿Invitarme al super?. Dios, eres toda una señora.— Comentó con un tono juguetón a la par que empujaba suavemente el carrito de compras por los pasillos de golosinas, la rubia observaba los estantes de chocolate.

— Cállate, eres igual de aburrida que yo. Tú no sales de casa por quedarte leyendo.— Contra atacó con una pequeña lágrima. Tomó un par de cajas.

— Por dios, Eli. Tanto chocolate te hará daño. ¿Acaso Nozomi no te dice algo?.— La mujer de figura esbelta empezó a cuestionarse la salud de su amiga al ver como la de orbes azules depositaba sus productos en el carrito con tranquilidad.

— ¡Deja de regañarme!. Nozomi ya lo hace y para tu información...— Bajó un poco la voz intentando que no fuese escuchada.— Ella me mide el chocolate...

— ¿Qué?. Habla más fuerte.— Umi levantó las cejas sin entender. Hasta que la atención de ambas se fue a una dirección en específico, pues escucharon el rodar de otro carrito de compras.

Al inicio del pasillo parecía ser Maki, quien poco a poco se fue acercando.

— Ustedes parecen una pareja.— Dijo sin ninguna expresión apuntandolas con su dedo índice.

— ¿¡Qué!? ¿Pareja de esta loca maniática del chocolate?.— La escritora parecía dolida por la obvia insinuación.

— ¡Oye!. Que no se te olvide que soy tu jefa.— Se defendió débilmente.

— Como sea, dejemos de pelear. Somos unas adultas.— Suspiró la peliazul.

— Bien, bien.— Dijo sin mucho ánimo la rusa.

— ¿Harán la cena juntas?. Parece que llevan bastante comida.— Maki no paraba de juzgar con sus ojos rasgados. Pero a simple vista, esas dos parecían una pareja.

— Deja de insinuar que parecemos una pareja. Eli llevará comida a SU departamento con SU novia.— Umi intentó aclarar las cosas antes de que la jóven doctora hiciera especulaciones.

— Ok. Ok. Entiendo, no sabia que Eli tenía novia.—

— Descuida, algún día podrás conocerla.— Eli le regaló una pequeña sonrisa a la pelirroja con toda seguridad.

— Ahora que lo pienso. Es raro que Maki haya tomado la iniciativa de hablarnos, aunque no nos saludará.— La escritora se cruzó de brazos y posó sus orbes ambar con curiosidad en la menor. Su acompañante imitó el mismo movimiento.

— Oh, es cierto. Aunque soy yo con quien menos ha convivido.— Opinó Eli.

— ¿Por qué me miran así?. Son mis compañeras de terapia, no tiene nada de malo... Supongo...— Maki intentó excusarse rápidamente por que apenas comenzó a hablar; su rostro ya parecía más rojo que su cabello, evadió toda mirada.

— Seguramente Yazawa-san le pidió de nuevo que socializara.— La peliazul le contó abiertamente a su querida amiga.

— Interesante.— Eli siguió el juego para molestar a la ojivioleta.

— Me voy.— La menor dió la vuelta con el carrito y el ceño fruncido.

— E-espera.— Umi caminó a paso apresurado para alcanzarla.

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— ¿Cómo es que terminé aquí?.— Maki sostenía una copa entre sus dedos; sentada en un sofá que lucía muy cómodo.

— ¿Eso qué importa?. Sólo diviértete. Eres un poco más jóven que yo y vas a la par de Umi con tu densidad.— La rubia las había invitado a su departamento. Aunque claro, Maki fue acompañada por el par de chicas para dejar sus compras en casa, y al ver que la doctora pasaría sola el día.( Por que Nico tenía grabación). La invitaron a pasar el rato y convivir un poco más con ellas, lo cual fué más idea por parte de la escritora.

— No tengo nada que decir al respecto realmente.— No tuvo mas opción que tomar un poco de su copa de vino.

— Me alegra que hayas aceptado aún así.— Umi sonrió con gusto. Tal vez poco a poco podría unir a esa introvertida doctora.

— Tal vez..No sea tan malo...— La menor correspondió la sonrisa.

Iniciaron su pequeño convivió por las 5 de la tarde, así que podían quedarse a charlar por bastante tiempo sin preocuparse. Eso de ser ya una adulta responsable; les ayudaba demasiado. Las tres hermosas mujeres conectaban con pequeños puntos de sus vidas, coincidían en aspectos de personalidad e incluso tenían uno que otro gusto musical parecido.

— Wow. ¿Iniciaste tu etapa a los 18?.— La rusa sentía que no podía abrir más sus azulados ojos por la impresión.

— Yo también me sorprendí.— La acompaño la peliazul dando un sorbo a su bebida. Maki como respuesta sólo asintió.

— Cuando inicias la etapa a una edad tan temprana, quiere decir que el descontrol hormonal es mucho más fuerte de lo usual. ¿Puedes vivir con ello?.— Eli preguntaba con curiosidad.

— Las cápsulas que me dan en las terapias hormonales me ayudan demasiado para nivelar ese desastre. Es difícil pero no es algo que no pueda sobre llevar en mi vida diaria .— La doctora se encogió de hombros y lo contó con total normalidad.

— ¿Y no haz tenido algún susto de embarazo?. Se supone que eso incrementa al 100% esa probabilidad.— Umi se sentía atraída por aquel tema, ya que al no tener a nadie más con quien hablarlo a excepción de Eli. Conocer a otras personas con la misma condición le era magnífico.

— Nico-chan y yo hemos sido muy cuidadosas con ello. Así que en estos 3 años que tenemos casadas, no ha ocurrido.— Suspiró decepcionada.

— Ese suspiro me dice... ¿Que quieres tener un bebé con Yazawa?.— Preguntó sonriente la mayor de las 3. Por otro lado, Umi se encontraba cabizbaja viendo el suelo y el poco líquido que quedaba en su copa; con una expresión de pocos amigos.

— En algún punto de mi vida sería agradable. No puedo decirte que quiero que sea ahora, sólo me gustaría. Aunque siento que es muy difícil por el tipo de trabajo que tiene Nico-chan. No tenemos mucho que decidimos hacer público el echo de que estamos casadas... Un embarazo... — La doctora adoptó la misma pose que tenía Umi con su copa.— Es demasiado...

— Oh vamos. ¿En dónde quedaron esos ánimos?.— La rubia le dió una palma a la espalda de Umi para sacarla de su trance al estar sentada a su lado.— ¿En qué tanto piensas?.—

— Sólo que... Lo que tiene Maki de casada... Es lo que tengo de divorciada.— Siguió en la misma posición; un aura oscura emanaba de su cuerpo.

— ¿¡D-divorciada?!.— Exclamó desconcertada

— Oh, cierto. Umi se casó hace unos años y en este año cumple 3 desde que se divorció. — Eli le explicó lo más mínimo posible para no dar detalles de la situación con sutileza.

— Oh. Lamento eso.— La pelirroja se preocupó por el estado de la escritora. Ya no parecía tener una faceta congelada.

La rusa y la heredera Nishikino se miraron con una expresión divertida, hasta que un bufido y una gran queja se escuchó cerca de ellas.

— ¡Esa idiota!. ¡¿Cómo se atrevió a engañarme!?.— Umi se puso de pie apuntando a una pared de color blanco. Sin darse cuenta, sus movimientos eran lentos y pesados, su rostro deslumbraba un color rojizo por el alcohol.

— ¿A quién le está hablando?.— La doctora intentó susurrar.

— No recordaba que Umi no tiene tanta resistencia para el alcohol.— Eli cruzó su pierna y se dispuso a ver a la peliazul.

— ¿Sólo te vas a burlar de ella?.—

— Shh. Sólo mira.—

Umi comenzó a dar vueltas en la espaciosa casa de su amiga. Su ceño fruncido y una mueca de disgusto la acomañaba a la vez. Se detuvo en un momento y se quedó en silencio por unos segundos.

— ¡No debí de haberle escrito un tonto libro de poemas!. Mí dignidad se perdió ahí.—

— ¿Ya acabaste o vas a seguir hablándole a la nada?.— Eli intentó acabar la escena. Maki bebía y reía suavemente.

— Eli...— Volteó a mirarla con pesadez.

— ¿Sí?.—

— Llévame a mí apartamento, quiero dormir.— Umi miró si reloj con dificultad ya que no podía enfocar su ojos.

— Eres increíble, Umi. A tus 26 años y quieres dormir a las 8 en punto.— La rusa rascó su cabellera.

— Me pregunto que diría Minami sí te viera de esa manera...— Dijo Maki con tono burlón.

— ¡No le digas a Minami!. Ella me interesa demasiado... Es tan linda... Hermosa...— Poco a poco la escritora dibujó una gran sonrisa y sus mejillas se veían ruborizadas.

— Sí parece...— Pronunció incrédula la menor.

— Enamorada..— Terminó por decir Eli. Umi seguía de pie y posó una de sus manos en su pecho, cerró su puño e hizo presión en su corazón.

— Y ella es tan suave. Su cuerpo me brinda tanto calor, quisiera estar en la cama con ella.— Dejó salir sin pena alguna.

— Okay, ya vámonos a casa. Estás borracha.— La rusa se puso de pie y dejó su copa en la mesita que tenía frente a ella.

La doctora Nishikino se encargó de recoger el bolso de Umi y algunas cosas antes de salir. Eli trataba de caminar y no perder el equilibrio, pues tenía a una desconcertada escritora balbuceando cosas que jamás diría estando en sus 5 sentidos. La primera en llegar a casa fué Maki, así que se bajó del carro con una sonrisa.

— Jamás creí escuchar tales palabras de Umi.— Comentó por la ventana del copiloto. La peliazul cayó en un ligero sueño por el estado de ebriedad.

— Deberías verla cuando pierde la cabeza. Puede ser muy densa y seria, pero cuando la conoces un poco más; llega a ser más que sorprendente.— Eli reía suavemente divertida.

— Me gustaría. Fue agradable convivir con ustedes.—

— Puedes reunirte con nosotras cuando quieras.— La rusa le sonrió amablemente.

— Lo consideraré, eso sí mí agenda me lo permite. Nos vemos.— La heredera Nishikino se despidió y abrió el gran portón de su residencia para entrar y perderse en su mansión. Eli dió la vuelta en su coche y tomó dirección a la casa de su borracha amiga que no paraba de susurrar poco audibles. Al terminar de llegar, la rusa cargaba con dificultad a la escritora; no era tan complicado llevarla pero la menor había entrado en un estado de cansancio repentino. Ambas caminaban con lentitud por el pasillo que daba al apartamento.

— ¿En dónde quedaron tus llaves?.— Preguntó la rusa intentando buscar en el bolso de Umi.

— Humh... Ah.. Aquí están...— Respondió débilmente mostrando el par de llaves. Eli las obtuvo en su mano y abrió la puerta con rapidez para dejar caer a la escritora en su gran sofá.

— Asegúrate de descansar unas horas y tomar un baño.— Le dijo sonando como una orden.

— Claro. Te llamaré.. Amhm.. Después..— Y con ello, la peliazul se acomodó para dormir con facilidad.

— Perfecto.— La rubia se dirigió a la entrada y salió de aquél lugar para regresar a su casa, pues tenía que hacer la cena para su amada astróloga.

Umi entró en un complaciente sueño, sentía que estaba descansando lo que nunca había aprovechado porque su mente prefería trabajar y estar ocupada todo el tiempo. Hasta que sintió un ligero peso con calidez acompañada de una presión que se provocaba en su querido amigo. Poco a poco sus orbes ambar comenzaron a visualizar entre su oscura habitación y cuando terminó por aclarar su vista, estaba más que impresionada por tal escena a su alrededor y en sus propios ojos.

— Despertaste, Umi-chan.— Era nada más ni nada menos que la hermosa modista luciendo una vestimenta bastante comprometedora, estando encima de la escritora.

— ¿K-kotori?... ¿C-cuándo llegaste?.— Preguntó entre susurros al tener el rostro de su soñada mujer a escazos centímetros, podía sentir el dulce aliento chocar en su barbilla.

— Hace poco.. Umi-chan.. ¿Qué somos ahora?.— La peligris terminó por elevar su cuerpo y sentarse en entre las piernas de la contraria, provocando que se pusiera más nerviosa.

— ¿Uh?...— La escritora abrió sus ojos con incredulidad por tales palabras; su cara se sentía entumida y caliente, tal vez era efecto del alcohol.

— Necesito una respuesta.— Antes de que Umi pudiera responderle; Kotori comenzó a bajar lentamente a su rostro para darle un apasionado beso lleno de desesperación, acto que la sorprendió por completo. La peliazul sentía arder en calor puro, pero sus manos se dirigieron a la espalda baja de su amante. Aunque la pregunta retumbó en su cabeza, no podía asimilar una respuesta en concreto por más que quisiera. Sabía que era lo que quería.

— S-saya...— Pronunció Umi en un gemido ahogado entre el beso. Provocando que Kotori parará y tomara una considerable distancia.

— ¿Saya?.— Preguntó con una mirada llena de frialdad.

— ¿Eh?.— Incluso hasta la jóven Sonoda se sorprendió de la increíble estupidez que hizo. Su rostro parecía una congelado.

— ¿Quién es ella?.— Kotori no dejaba de mirar de tal manera a la escritora.

— N-no es nadie... No es lo que piensas, Kotori.— Antes de que pudiese tomar del brazo a la modista, esta ya se había puesto de pie para irse. La peligris se miraba triste y decepcionada. Error para Umi, ahora se sentía culpable por lo que había dicho.

— Me tengo que ir.— Se despidió fríamente.

— E-espera Kotori. Déjame explicarte, no es lo piensas en absoluto, es un malentendido.— La Sonoda intentó alcanzarla, pero poco a poco la modista fue desapareciendo de su vista. En ese momento la escritora comenzó a despertar; levantándose estrepitosamente. Su apartamento lucía normal, no había señas de que Kotori hubiese estado ahí. Un ligero dolor en su cabeza comenzó a molestar, buscó con dificultad su teléfono.

— Me excedí de nuevo con las copas... Es impresionante que no me haya sentido así cuando estuve por primera vez con Kotori...— Al sentarse tomó una pose pensativa, tenía razón. La primera noche que pasó con Kotori, jamás llegó a sentir un efecto negavito con el alcohol. Sólo recordaba que ardía en calor, pero nunca llegó a sentirse mal en realidad. Sus pensamientos fueron interrumpidos por un tono de llamada proveniente de su teléfono, lo tomó con prisa al ver que era Kotori.

— ¿Alo?.— Dijo con voz clara.

— ¡Umi-chan!. ¿Cómo has estado?. Lamento no haber tenido bastante comunicación contigo, hace poco me desocupe .— Al otro lado de la llamada, una triste peligris se disculpaba por su ausencia.

— No, no. No pidas disculpas, Kotori. Entiendo que tienes trabajo.—

— Gracias por entenderlo. Llegaré mañana por la tarde. ¿Quieres salir?.—

La escritora de ojos ámbar sintió su corazón agitarse con suma intensidad. Se removió nerviosa en donde estaba sentada para darle una respuesta.

— ¡C-claro!. No tengo problema.— Umi hizo lo posible para formar las palabras correctas.

— Perfecto. Nos veremos mañana, descansa Umi-chan.— El tono tan dulce con el que se despidió, hizo que las mejillas de la peliazul se enrojecieran; deseaba despedirse también, pero la modista había colgado rápidamente. Se puso de pie y se aseguró de cerrar la puerta principal de su apartamento antes de ducharse e irse a domir, echó un vistazo a su tabla de tareas que tenía en uno de las paredes de su habitación; usualmente Umi escribía sus tareas, trabajos u o otra cosa en específico que tenía que hacer con fecha y hora. Casualmente tenía una nota pequeña de color rojo que decíaCápsulas -H.

— Ahh.. Debo de tomar el medicamento.— Buscó en su cajonera de lado de su cama. Sacó las tiras de pastillas color plateada, era curioso que las cápsulas fueran azules. Ya tenía un vaso con agua de lado de ella, pero de nuevo un dolorcito le hizo recordarle el alcohol que había ingerido unas horas antes, decidió postergar su hora de medicamento para no sufrir las consecuencias. Se propuso a tomarlas mañana por la tarde, ya que era peligroso consumir ese medicamento con el alcohol en la sangre. Umi se sentía feliz de tener a una hermosa mujer siendo dueña de su corazón, el mismo corazón que le había costado reparar por tanto tiempo. Su única inquietud era aclarar la relación que tenía e incluso ser más formal y declararse una vez por todas, existían muchos aspectos posotivos y contradictorios de eso. Ella era una reconocida escritora de alto nivel social, pero aún temía por la sociedad a su alrededor y del otro lado; estaba la modista que era más que famosa internacionalmente, considerada como una de las diseñadoras y modelo más proclamadas de todo jóven. A veces la peliazul hundía su mente en esos mismos temas pareciendole increíble la aceptación que tuvo por parte de ella. Lo único que sabía con detalle era que la jóven Minami se dirigía más por las chicas y que nunca había experimentado con hombres. Umi atragantó al recordar eso y acostarse en su espaciosa cama, se quedó mirando el techo azúl de su habitación.

Había tanto que quería conocer de una manera mas minuciosa. La modista le parecía una mujer encantadora, aunque usualmente no hablaba mucho de ella misma a Umi le interesaba con obvias intenciones.

— Me mataré yo misma sí llego a nombrar a Saya cuando esté con ella.— Se sintió agobiada. Por qué cuando tuvo el valor de estar y hacerlo con otra chica, tenía que llegar ese recuerdo que le costó enterrar en su pasado. Aunque se aseguró de cerrar toda herida, se sentía una muy pero muy pequeña punzada en su corazón y volver a sentir el trauma que le había dejado. Una infidelidad por parte de su ahora ex-esposa fue demasiado. Lo único bueno que pudo sacar de ahí, lo único que obtuvo de ganancia fué una tristeza acompañada de inspiración para escribir: una novela, poemas, escritos y canciones que le subieron la popularidad. Debía admitir y siempre estuvo agradecida con sus seres amados por sacarla de ese profundo mar de desilusiones. Pero, ahora estaba Minami. Una mujer que nunca le juzgó y que cada que aparecía, provocaba miles de sensaciones que jamás llegó a sentir. Una mujer de la que quería saber más y más, despertando de por sí un intenso deseo sexual. No tardó en envolverse entre sus sabanas y conciliar su sueño por una vez más.

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Un aroma a chocolate inundó las fosas nasales de Eli al salir de su baño. Su querida novia le había prometido tomar chocolate caliente por la noche, así que le ordenó a su rubia ducharse y regresar para degustarlo. Buscó con velocidad un camisón y un short cortó que llegará poco arriba de sus muslos. Fué un dia pesado, agregándole que tuvo que hacerse responsable por dejar a su amiga ebria en su apartamento y asegurarse de que estuviese bien ahí.

— Harasho~... Huele muy bien, Nozomi.— Dijo al entrar por el lado de la barra. La pelimorada colocó 2 grandes tazas con bombones que se derretían encima del chocolate por el vapor.

— Toma asiento. Gracias por traer el chocolate, Elicchi.— Agradeció con una gran sonrisa, se acercó a ella y depósito un pequeño beso en la mejilla derecha de la rusa. Casi se podía ver una cola y orejas moverse por el acto de cariño con emoción. Parecía un lindo cachorrito para perspectiva de Nozomi.

— ¿Cómo estuvo tu trabajo hoy?.— Preguntó Eli al sentarse y tomar su taza favorita. La mayor la imitó con los mismos movimientos.

— Un poco tranquilo, mis colegas y yo nos encontramos diseñando un nuevo equipamiento para recopilar datos en el laboratorio.— Contestó con alegría. Le parecía encantador como la rubia siempre le hacia esa pregunta y ponía toda su atención en ella.— ¿Y a tí cómo te fué?.

— Hace poco publicamos el artículo de 'La Idol Yazawa' con el sello de la empresa. Umi me acompañó a hacer compras y nos encontramos con la esposa de Yazawa... Fue divertido.— Dió un sorbo a su chocolate.— Me sentí jóven.

— ¿Jóven?. Sigues siendo una niña mí Elicchi.— Comentó entre risas.— Me alegro de que hayas convivido con la densa de Umi. Y con la esposa de Yazawa.

— Nozomi, no soy una niña. Ya tengo 27 años.— Frunció un poco su ceño con sus mejillas sonrojadas.— También estoy feliz de que Umi este socializando.

— Ya tengo mucho que no veo a Umi. ¿Cómo le va con Minalinsky?.— La pelimorada se sentía curiosa con el tema, ya que era una cercana amiga de la escritora también.

— Creo que mucho mejor. Frente a Nishikino y a mí, nos dijo un montón de cosas sobre ella. Estaba borracha así que me burlare cuando la vea o llame.— Lo dijo con una mirada segura.

Ara~ .. Conociendola. — Sonrió en respuesta y terminó por beber el restante de su taza.

Se quedaron unos minutos en silencio disfrutando del aroma y ambiente. Algo en específico le parecía extraño a la astróloga en su rubia, ya que no decía nada.

— ¿Pasa algo, Elicchi?. ¿No te gustó el chocolate?.—

— Me encantó. ¿Puedo hacerte una pregunta?.— El tono de seriedad hizo estremecer a Nozomi. Quien asintió de inmediato. — ¿Tendrías un bebé conmigo?.—

— ¿Un bebé?.— Repitió con interés y sus verdes esmeraldas se abrieron por completo.

— S-si...— La valiente Eli se había perdido, se sentía tan nerviosa que comenzó a dudar de lo que había preguntado. Pero, el tema del que habló con Maki; la dejó pensando todo lo que le restaba de la tarde.

— Claro que me encantaría tener un bebé con Elicchi. Ese bebé sería hermoso sin duda.— Dejó salir con un brillo y sonrisa deslumbrante, sus mejillas se sonrojaron.

— ¿D-de verdad?.— Eli se puso de pie temblorosa para dejar su taza en el fregadero. La respuesta la tenía tan feliz que le dió la espalda a Nozomi para que no la viera. Sintió unos brazos rodear sus costados en un abrazo.

— No dudes de eso. Eres la única persona de quien me gustaría formar una familia.— Comentó con un tono lleno de amor. Pequeñas lágrimas rodaron de las mejillas de la rusa, gracias a que tenía su cabello rubio suelto, podía cubrir parte de su rostro.— ¿Por qué lloras?.

— E-es sólo que... Tenía miedo de que no quisieras, ya que no soy alguien normal. La gente podría vernos con desagrado, creí que sentirías lo mismo.— Su voz sonaba con un dolor. Nozomi no perdió el tiempo y se puso frente a ella para hacer contacto visual con los ojos celestes de su novia.

— Eres un bello angel. No me importa nada de lo que opinen y jamás me ha importado, yo podría tener los hijos que quisieras, mientras sea contigo.— Sus labios formaron una sonrisa y pego su cuerpo al de la rusa.— Te amo.

— Las cosas tan lindas que dices, me hacen querer besarte, te amo también.— Eli limpió sus lágrimas con las mangas de su camisón. Poco a poco se acercó a los labios de la astróloga.

— Justo ahora podemos intentarlo.—

— ¿Hablas en serio?.— Se detuvo antes de iniciar un intenso beso.

— Jamás me he retractado.— Nozomi rodeó el cuello de la rubia con sus brazos de una forma tan sensual que las piernas de Eli se sentían débiles.

— Tenemos toda la noche y miles de intentos. Prepárate para eso.— La empresaria cargó a la pelimorada al estilo princesa, acariciando con su nariz la de su novia con cariño.

— Oh mí Elicchi. Prepárate tú, que hoy tengo bastante energía.— Acabó por decir e iniciar un beso en cuestión de segundo. Eli se apresuró por llevar a su pelimorada a la habitación.

Y en conclusión, tuvieron una larga noche de la cual no olvidarían.

—Haru