"El petrificado y el medallón de bronce"
Eran las diez menos cuarto del día siguiente. Harry estaba en los terrenos, paseando con Hedwig. Quería alejarse un poco de todo lo que había pasado.
De repente llegó una lechuza color café y crema. Llevaba una carta atada a la pata. Harry se la sacó con cuidado. Era de Vicky.
Harry,
Recuerda que tenemos que buscar la parte del medallón que está en el vestíbulo. Búscame en la sala común de Gryffindor en media hora.
Vicky.
PD:¿Puedes cuidar mi lechuza, Melocotón, hasta que nos encontremos? Gracias.
Lo último que me faltaba. Recordar lo del medallón- se dijo así mismo.
Melocotón comenzó a revolotear con Hedwig sobre la cabeza de Harry mientras éste emprendía el camino de regreso a Hogwarts.
Cuando Harry abrió la puerta del colegio, chocó con un chico. Había una gran multitud reunida en el centro del vestíbulo. Bueno, en realidad, en todo el vestíbulo.
Harry se abrió camino a lo que llamaba tanto la atención y hubiera preferido no haberlo visto. Ron petrificado era lo que hacia que más y más gente se reuniera allí.
Harry se alejó despacio y sin dejar de fijar la vista en su amigo hecho de piedra. Cuando salió de tanta gente, se dirigió a la sala común. Otro menos...falta uno...
Llegó donde estaba el retrato de la dama gorda.
Tarta de espinas- dijo con tono triste.
El retrato dejó paso a un hueco redondo en la pared que era la entrada a la sala común de Gryffindor. Entró y se dejó caer en una butaca frente al fuego. Hedwig y Melocotón volaban por toda la sala común.
Se quedó tan quieto y sin hacer nada que en cuestión de tiempo se quedó dormido.
Harry...Harry ¡Harry!
Se sobresaltó. Miró para todos lados hasta chocar contra Vicky.
Lo siento, estabas dormido. La dama gorda me dijo que hacia más o menos veinte minutos que llegaste aquí.
Harry todavía medio dormido respondió: Sí, eso creo.
¿Te enteraste lo que le pasó a Ron? – preguntó Vicky
Si. Lo vi.
Lo siento mucho.
Harry hizo una mueca como diciendo No se pudo hacer nada.
- Gracias por cuidar de Melocotón. – dijo y la llamó. La lechuza se paró en el brazo de su dueña.
Es un ave muy tranquila. – respondió Harry
Bueno, cambiando de tema ¿qué vamos a hacer?
Mm... creo que primero tenemos que buscar a nuestros amigos (bueno, mis amigos) para asegurarnos de que no les pase nada.
Buscaron a Ginny, Luna, Neville, Seamus y Dean. Cuando por fin encontraron a todos, se reunieron en un rincón de los terrenos y Harry y Vicky les contaron todo lo ocurrido.
Bueno, ¿qué quieres que hagamos?- preguntó Luna
En realidad, nada. Que se cuiden, que siempre estén todos juntos. A las once treinta Vicky y yo buscaremos una parte del medallón que, según dicen, está en el vestíbulo.
¡Genial! Te acompañaremos – dijo Ginny.
¡No! Ustedes deben quedarse en un lugar seguro.
¡Para nada! Nosotros te acompañaremos quieras o no.
Aunque Harry les debía mucho a Ginny, Luna y Neville por lo ocurrido el año anterior, necesitaba ayuda, y mucha.
De acuerdo. Pueden venir. Pero por lo menos que Seamus y Dean no vengan. Quédense en el dormitorio de Gryffindor. A las 23:20 nos vemos en el vestíbulo.
Eran las 11:15 PM. Harry y Vicky se pusieron la capa de invisibilidad y bajaron al vestíbulo. Se encontraron con Luna, Neville y Ginny. En seguida se pusieron a buscar algo extraño, algo que les dé el medallón restante.
No hay nada. – decía Ginny, harta – Si yo escondiera algo tan valioso no lo escondería debajo de una piedra o detrás de una columna.
Eso es! – exclamó Harry – Ginny tiene razón. Si es tan valioso como dicen no podría estar escondido aquí. ¿Recuerdan la piedra filosofal? Tenía muchos obstáculos para llegar a ella. Si esto es parecido no va a estar a la vista de cualquiera.
¿Entonces porqué dicen que está escondido aquí? – preguntó Neville
Porque lo que está escondido aquí es la entrada al escondite del medallón.
¡eureka! – gritó Vicky desde detrás de una columna, en el suelo.
Todos fueron donde estaba la castaña.
Detrás de esa columna, en el suelo había una compuerta diminuta casi invisible a la vista, era un misterio como Victoria la había podido ver. La abrió.
¡No hay nada! ¡solo negrura! – gritó Ginny y salió del círculo que formaban los amigos alrededor de la compuerta para caminar por todo el vestíbulo y quejarse.
¡espera! – dijo Luna. Sacó su varita. – ¡Lumos!
El agujero que había dejado la compuerta abierta se iluminó y pudo verse un botoncito rojo. Vicky lo apretó.
Todo retumbó pero enseguida se detuvo. Ginny tuvo que moverse hacia un lado para no caer en un hueco que estaba dejando el vestíbulo. En medio de éste el suelo había desaparecido y había dejado al descubierto una escalera de piedra.
Los amigos se pararon al comienzo de la escalera. Nadie se animaba a dar el primer paso. Harry comenzó a bajar la escalera. Vicky lo siguió. Luego Luna y Neville y por último Ginny quien recién llegaba de una punta del vestíbulo.
Al bajar se encontraron con un gran pasillo que parecía no tener fin. Comenzaron a caminar. Sus pasos retumbaban en todo el lugar. Por fin llegaron al final del pasillo para encontrarse con...
¡Un mural! – exclamó Ginny - ¡Un mural verde con flores! Mejor me hubiera quedado en la sala común. – esta última frase la dijo murmurando.
Harry se acercó al mural y comenzó a pasar su mano derecha por las flores. Notó que una estaba sobresalida, a diferencia de las demás. La presionó. Todas las flores del mural se hundieron. Luego el suelo desapareció y todos cayeron por un tobogán de piedra enorme para aterrizar en un suelo muy duro.
Harry fue el primero en levantarse y alumbrar el lugar donde se encontraban con su varita hechizada luego de decir el conjuro.
Estaban en un lugar que parecía una alcantarilla con forma circular y muchos túneles. Harry mirando todos los túneles dijo:
¿Por cual vamos?
Todos señalaron un túnel distinto. Al ver que nadie estaba de a cuerdo comenzaron a discutir.
Harry seguía observando por su cuenta. En un túnel a Harry le pareció ver una sombra que se esfumó al instante.
¡Por aquél! – dijo. Todos se callaron, Neville dijo "!Sí!". Ginny, Luna, Vicky y Harry se le quedaron viendo. Neville se sonrojó y Harry comenzó a avanzar hacia el túnel escogido mientras los demás lo alcanzaban.
Caminaban muy despacio con Harry a la cabeza. El túnel estaba muy húmedo, lo que daba ese aire de alcantarilla.
¡Como apesta aquí! – dijo Ginny tapándose la nariz.
Eso también...
Cuando salieron del túnel se encontraron en una sala muy grande con columnas blancas en toda la pared izquierda. En medio de la sala había una tarima con algo brillante encima.
La parte del medallón que Harry llevaba en el bolsillo del pantalón comenzó a brillar.
Fueron caminando con sigilo hacia la tarima. Cuando llegaron adonde estaba la otra parte del medallón, todos dejaron de caminar excepto Harry. Cuando éste tomó el medallón de la tarima todo el lugar comenzó a temblar. La tarima bajó hasta desaparecer y el suelo comenzó a separarse en dos.
Los amigos corrieron hacia la pared que tenía las columnas para no caer al vacío pero Neville tropezó y estaba por caer cuando una mano le tomó el brazo. Era Ginny.
¡Sostente! – dijo ésta.
A causa del temblor, Luna tropezó con Ginny y la pelirroja cayó junto con Neville hacia abajo.
Harry puso el medallón en su bolsillo y corrió hacia el agujero e intentó tomar las manos de sus amigos pero no llegó a tiempo.
Vicky, al ver la desesperación de Harry, cerró los ojos, suspiró, abrió de nuevo los ojos y corrió hacia el agujero. Cuando llegó a la cornisa se tiró por él.
¡No! ¡Vicky! – gritó Harry
Luna no sabía que hacer. Se acercó a Harry y dijo:
A veces hay que arriesgarse.
Luego de dicho esto se tiró al vacío.
Harry estaba muy asustado y desesperado. Se paró y miró hacia su alrededor. No tenía otra opción, todo estaba cayéndose abajo; o se tiraba por el agujero o moriría.
Miró hacia abajo. No se veía nada, solo negrura. Levantó la cabeza, cerró los ojos y dio un paso adelante.
