Bueno, antes de nada, aclarar (por si alguien no lo sabe a estas alturas) Que Gundam wing y sus personajes no me pertenecen (Por suerte para Relena XD) y que este fic está hecho sin ningún otro fin más que el entretenimiento para mí… y la tortura para el que lo lea '''''''. Ah, y este fic contiene relaciones homosexuales; si no podéis soportarlo, parad de leer aquí. No pienso pagar ningún psiquiatra XD
I.- Despertar
Lo primero de lo que fue consciente, aun antes de abrir los ojos, fue el dolor. Un dolor intenso que se extendía por su brazo y su pierna izquierdos, y de que algo tiraba de su pierna izquierda hacia afuera. Intentó moverse, liberar un poco su posición, pero el dolor aumentó millones de veces en décimas de segundo, espabilándolo por completo
Abrió los ojos y todo fue blanco. Blanco, desconocido, confuso, hasta que comprendió.
Estaba en el hospital.
¿Cómo demonios he llegado hasta aquí?fue lo primero que se le vino a la mente. Hizo un esfuerzo por recordar lo sucedido, pero por más que lo intentó no consiguió más que retazos. Fuego, fuego y sangre, el intento de fuga y la explosión que lo volvió todo negro, las voces de sus compañeros...
Sus compañeros...Mierda¡¡¡Heero y Quatre estaban con él en aquella ratonera! Ellos...Dónde...
-¿Duo?- oyó una suave voz a su izquierda- ¡Duo, has despertado! -
Esa voz... ¿Quatre?
Con trabajo ladeó lentamente la cabeza para encontrar a Quatre mirándole con lágrimas en los ojos. Llevaba la cabeza y un brazo vendados, pero aparte de eso tenía buen aspecto.
-Q... ¿Quat? - se oyó decir con una voz tan débil que no parecía la suya -Es... ¿Estás bien?-
-Hey, se supone que soy yo el que tendría que preguntarte eso- sonrió - No te preocupes por esto, son sólo rasguños -añadió tocándose las vendas.
-¿Qué pasó? Apenas recuerdo nada...Dios, me duele todo-
-Fue después de terminar la misión...caímos en una emboscada. En un momento todo se llenó de Leos...si Trowa y Wu Fei no hubiesen aparecido nos habrían masacrado a los tres. Tú tienes un hombro dislocado, la cadera y el fémur rotos y has estado inconsciente dos días, pero el médico dice que te pondrás bien...-
-Pues claro que saldré de ésta, esto no es nada para Shinigami... Es sólo una excusa para tomarme unas vacaciones jejeje- dijo guiñándole un ojo al piloto rubio, que sonrió.
-No lo dudamos, Wu Fei dice que mala hierba nunca muere, así que espera que vuelvas a molestarlo con tu charla bien pronto-
-¿Eso dijo? Jajaja OK, se va a arrepentir de haberlo dicho- se carcajeó hasta que le dolió y Quatre lo acompañó, pero en este punto su rostro se ensombreció. Duo recordó algo y le asaltó un súbito temor.
-Quatre- dijo con firmeza -¿Que pasó con Heero¿Está bien? No habrá vuelto a autodestruir su Gundam o hecho alguna de las suyas¿verdad?- Quatre desvió la mirada, la expresión de dolor del piloto de Sandrock le alarmó de verdad -No...No habrá...- dijo con un hilo de voz.
-No, no- dijo rápidamente el árabe - Sigue vivo, pero... pero... -Las lágrimas aparecieron en el rostro de Quatre y no pudo seguir hablando. El americano estaba a punto de saltar de la cama pese a sus lesiones para zarandearlo y sacarle las palabras como fuera, cuando una voz desde la puerta lo detuvo.
-Recibió muchos impactos- Trowa acababa de entrar junto con Wu Fei - y dos de ellos le dieron directamente en la cabeza. Está en coma, Duo... Y los médicos no creen que llegue a despertar jamás- todos callaron, mientras Trowa sostenía cariñosamente a Quatre, que ya lloraba sin control.
-Yo...yo lo siento tanto...- sollozaba -no puede ayudaros más, inutilizaron a Sandrock y yo sólo podía mirar sin hacer nada, yo...
-Está bien, está bien- murmuró Trowa a su oído- nadie te está culpando, todos sabemos que hiciste lo que pudiste. No te mortifiques-.
-Sí, lo hecho, hecho está- Wu Fei dirigió la mirada a Duo, que había adoptado una expresión indescifrable y miraba al techo sin decir palabra -Maxwell¿Estas bien? -No recibió respuesta -¿Maxwell?-
-Heero despertará- dijo Duo al cabo de un momento, desviando la vista hacia ellos -despertará y volverá a ser el de siempre... así que no te preocupes Quatre, en cuanto nos recuperemos volveremos al trabajo y aquí no ha pasado nada- dijo sonriéndole débilmente al asombrado árabe.
Los tres pilotos le miraron atónitos.
-Maxwell¿no nos has oído?- dijo Wu Fei -¡Heero no va a despertar! Los médicos...-.
-Los médicos no han visto a Heero caer desde una altura de cincuenta pisos y levantarse como si nada, y vosotros tampoco- replicó-. Yo sí. Sé que puede salir de ésta, y estoy seguro de que despertará de un momento a otro echándonos en cara el estar aquí perdiendo el tiempo...y no intentéis convencerme de lo contrario porque no vais a poder- miró a sus compañeros con gesto desafiante.
Se hizo el silencio...roto por un quejido de Duo. Los demás pilotos saltaron: El tipo estaba intentando salir de la cama pese a los vendajes y las tracciones que fijaban su pierna.
-¿Dónde crees que vas?- dijo Trowa intentando devolverlo a la cama -aún no puedes moverte...-
-Voy a ver qué le pasa a ese vago de Heero... podéis ayudarme o podéis estorbar, pero pienso ir con vuestra ayuda o sin ella¡así que suéltame!- se debatió el piloto trenzado. Los demás se miraron: conocían lo bastante a Duo para saber que era capaz de levantarse aunque tuviera que llevarlos a rastras.
-Deja al menos que vayamos a buscar a una enfermera para acomodarte la pierna- suspiró Trowa, soltándolo.
-Ok, pero que sea rápido- dijo Duo. Trowa volvió a suspirar, mientras Quatre salía por ayuda.
Wu Fei rodó sus ojos ante la escena; Yuy tenía razón llamando baka a ese baka, pensó. Sin embargo, tuvo que reconocer que tenía razón; todos menos él habían olvidado la fortaleza sobrehumana de su compañero... aunque esta vez lo tenía muy mal para salir bien parado.
Entre los tres muchachos y la enfermera consiguieron pasar a Duo a una silla de ruedas y lo llevaron a la sala de cuidados intensivos donde estaba su compañero.
Duo no se permitió mostrarlo, pero cuando vio al piloto del wing zero se le cayó el mundo a los pies.
Con la cabeza cubierta por vendajes, rodeado de sondas y tubos por todas partes y conectado a un respirador cuyo zumbido apagaba los sonidos de los monitores... un muñeco, eso fue lo primero que se le vino a la mente, Heero parecía una mala parodia de sí mismo. Con el alma en un puño comprendió lo que sus compañeros querían decir.
No. Él no. Cualquier otra persona quizás, pero Heero no podía acabar de esa manera, no el Heero que el conocía, admiraba... y amaba, aunque preferiría cortarse brazos y piernas antes de confesárselo. Tenía que salir de ese ensueño, TENÍA que hacerlo, si no...
-¿Podéis dejarme a solas con él un momento?- dijo con voz inexpresiva, pero sin apartar la vista de Heero. Los demás se miraron, asintieron y lo dejaron junto a la cama, cerrando la puerta al salir. Él maniobró torpemente la silla hasta colocarse junto a la cabeza del durmiente y acarició su rostro con la mano sana.
-Hey, Heero- dijo en algo lejanamente parecido a su humor habitual -Te ves horrible ¿sabes? Si no te conociera pensaría que pareces frágil y todo... pero te conozco y sé que esto no va a poder contigo, seguro que esta cabeza tuya ya está calculando estrategias para patear el trasero a Oz¿verdad? -esbozó una sonrisa triste -pero no vamos a poder hacerlo si no despiertas y nos lo cuentas, así que más vale que dejes de hacer el vago y salgas de donde estás ahora¿OK?-.
Durante un minuto lo único que se oyó fue el ruido de las máquinas. Duo parecía perdido en las facciones de Heero, en ese rostro que mostraba una serenidad desconocida hasta entonces para el piloto del Deathscythe. Jamás había podido detenerse tan obviamente a admirar la perfección de ese rostro, no sin arriesgarse a que sus sentimientos hacia él quedasen al descubierto, algo que estaba profundamente decidido a evitar... Aunque en este momento, bueno, no había peligro¿verdad? Estaban solos, y Heero no podría molerlo a golpes como Duo sabía que haría en su estado normal... mientras seguía acariciando embelesado el rostro que tanto amaba, el piloto trenzado sintió que su corazón estaba a punto de reventar por la presión de sus sentimientos.
-Sabes- susurró, como en una confidencia -he soñado tantas veces con poder verte así, sin tu máscara de soldado sin emociones... siempre me he preguntado cómo sería el Heero que escondes detrás. Querría saber si...- se detuvo un momento, las palabras escondidas tanto tiempo que ahora encontraba difícil sacarlas a la luz -...si podría amar a ese Heero igual que he llegado a amar al que conozco... - se mordió los labios, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas .
-Qué estúpido¿verdad? De todas las personas de este maldito universo, tener que escogerte precisamente a ti... igual con un pedazo de granito me hubiese ido mejor- soltó una risita amarga mientras sus lágrimas empezaban a caer -pero nunca he demostrado tener muy buen juicio que digamos, qué le vamos a hacer, así que te escogí a ti... No te preocupes, no voy a pedirte que me correspondas ni nada por el estilo, eso sería demasiado y los dos los sabemos... Sólo quería que lo supieras, porque me siento responsable de lo que te ha pasado... tal vez si yo hubiese sido capaz de controlarme esto no te habría pasado, no te habría tocado la maldición que golpea a todos los que he amado... lo siento, Heero, perdóname... perdóname por amarte...- sollozó. Las lágrimas caían suavemente por su rostro, había derramado tantas por ese amor oscuro y amargo que unas cuantas más no podrían hacerle daño.
Sin embargo, algo detuvo en seco su llanto: el sonido de un gemido que no pudo reconocer como suyo. Alzó inmediatamente la cabeza... para encontrar esos ojos azules que había llegado amar tanto abiertos hacia él en una expresión de total confusión.
Durante un segundo Duo fue incapaz de reaccionar, lo único que atinó a hacer fue sostener esa mirada...
Heero se agitó en confusión, no parecía saber dónde se encontraba y sólo parecía querer moverse y hablar, ignorando el tubo del respirador...hasta que una mano se posó sobre su hombro y unos ojos violáceos le dirigieron una mirada cálida más efectiva que cualquier sedante, mientras su dueño lo recostaba sobre la cama.
-Ssshhh, tranquilo...- murmuró el muchacho trenzado, que sintió que sus ojos volvían a empañarse- todo está bien, en seguida te pondrás bien...
Duo se apartó del chico tendido a su lado para apretar el timbre de llamada. En un segundo apareció una enfermera, que al percatarse de la situación de Heero verificó rápidamente su condición y luego salió volando de la habitación... para volver al segundo siguiente con médicos, más enfermeros, Trowa y Quatre. En un momento la pequeña habitación se llenó de gente.
El último en entrar fue Wu Fei, quien a diferencia de todos los demás no se concentró en Heero sino en Duo, quien había maniobrado su silla hacia una esquina y observaba sin molestar el trabajo de los médicos. Su expresión era tranquila y esbozaba una media sonrisa, pero tenía los puños apretados. Entre toda la gente que ahora rodeaba la cama de su compañero, todavía sostenía la mirada del muchacho yacente.
-Maxwell¿cómo...?- dijo escuetamente. Durante un segundo Duo pareció no escucharle, concentradas todavía sus pupilas en las zafirinas de Heero... pero cuando un medico se interpuso entre los dos pareció reaccionar. Parpadeó, miró al muchacho expectante a su lado y ahondó su sonrisa.
-Yo no hice nada- contestó -él sabía que tenía que despertar, ya os lo dije... Estoy deshecho¿me ayudas a llegar a la habitación, por favor?- dijo cortando la posible pregunta de Wu Fei. Éste le miró a él, luego hacia la cama de Heero y al final se encogió de hombros y tomo la silla de Duo.
Lo que más le chocó fue el que su bullicioso compañero no dijera ni media palabra en el trayecto hacia la habitación... puesto que no podía conocer el nivel de su vaivén emocional. Duo estaba demasiado concentrado en la escena anterior... pero lo que más le preocupaba era la confesión que le había hecho a Heero justo antes de que éste despertara. No había manera de saber cuánto había oído. Y aunque su mente le estaba gritando que no fuera imbécil, que eso no podía ser, su corazón temblaba al pensar que ese desahogo pudo ayudar a traer a Heero de vuelta.
