IV.- Confesiones
-Pero Duo... ¿Estás seguro de que estáis bien?-.
-Estamos bien, Quatre, no te preocupes, ¿Por qué tendríamos que estar mal?-.
Quatre y Trowa se miraron dudando... Duo podía decir misa si quería, pero algo no iba bien entre esos dos. Los habían recibido con la alegría y la extroversión "habituales", pero pronto pudieron comprobar que esa alegría era sólo para la galería; entre ellos casi ni se dirigían la palabra, incluso habían visto a Duo esquivar un par de miradas de su compañero.
Ya era lo bastante alucinante tener dos Duos entre ellos, pero tener dos Heeros era demasiado para digerir.
-Eh... Ahora que pienso, os hemos traído unos dulces, pero me los he dejado en el coche... ¿Me acompañas a buscarlos, Heero?- ambos salieron de la habitación dejando solos a Duo y Trowa.
-Bueno, supongo que sabes para lo que hemos venido- dijo Trowa -Nos estamos quedando sin tiempo, Duo...-.
-Nada de nada- repuso el americano -Tiene pesadillas, flashes, pero nada en concreto... empiezo a pensar que jamás volverá a ser el que era- suspiró -tendremos que contarle la verdad, pero no sé cómo puede reaccionar... y en ese estado no sé si debería seguir pilotando el Gundam... Uff, la verdad es que no sé lo que deberíamos hacer, si dejarlo tal como está o encararle de nuevo al Zero... Dios, no lo sé- Se llevó una mano a la cabeza en un gesto de desconcierto, mientras su compañero lo miraba sin expresión...
-¿Y tú, querrías que siguiera pilotándolo... o preferirías que se quedara aquí... contigo?- Duo lo miró primero sorprendido y después horrorizado, al entender a lo que se refería Trowa, quien simplemente sonrió -No me mires así, no es tan obvio... a decir verdad fue Quatre quien me lo hizo ver, a ese don suyo no se le escapa algo así... Créeme, lo sé- se ruborizó con esta última frase... Duo tuvo que pensarlo un momento, pero cuando entendió lo que quería decir casi se cae de espaldas.
-Vosotros...cómo... cuándo...-.
Trowa no sabía si mostrarse intimidado o divertido ante la cara de espanto de su amigo.
-Bueno, es una larga historia... Pero no hablamos de nosotros, eres tú el que nos preocupa, algo pasa entre Heero y tú... ¿Qué ocurre, Duo?-.
El muchacho trenzado guardó silenció, pero la actitud de Trowa le hizo decidirse, al fin y al cabo él le había hablado acerca de su relación... además, sentía que necesitaba desahogarse con alguien antes de que esa situación los volviera locos a los dos.
-... Y desde entonces se comporta así, no me habla si no es absolutamente necesario, incluso evita mirarme... Yo ya no sé que hacer, entiendo que seguramente es culpa mía y he intentado disculparme pero no puedo hacerlo si no puedo hablarle...- En el asiento trasero del coche, Heero parecía totalmente abatido mientras Quatre lo escuchaba con atención. Cuando el piloto moreno terminó su relato, el árabe tomó su mano mientras le sonreía cariñosamente.
-Te gusta mucho, ¿verdad?- El piloto japonés se ruborizó ligeramente, pero asintió con la cabeza.
-Yo... por un momento creí... que él también... pero por lo visto estaba equivocado- murmuró.
-¿Estás seguro?- ante la mirada sorprendida de Heero, Quatre continuó -Mira, no me preguntes cómo lo sé, es algo... complicado de explicar, pero si de algo estoy seguro es de que Duo también siente algo por ti... Tal vez necesite estar seguro de lo que siente, poner en orden sus ideas, pero eso no quiere decir que no sienta lo mismo que tú... dale un poco de tiempo, verás como todo se arregla-.
-Ojalá pudiera estar tan seguro como tú- suspiró Heero apoyándose en el respaldo delantero -pero últimamente ya no sé que pensar... Incluso... No sé, quizá te rías de mí, pero... A veces tengo la sensación de que si pudiera recordar, todo sería diferente... pero lo intento, lo intento y no consigo nada...- se tomó ambas manos con la cabeza - si tan sólo pudiera recordar...-.
Quatre sólo apretó su mano, lo único que podía hacer en ese momento era apoyarlo y ofrecerle su presencia... no era capaz de decirle nada en ese momento, entendía que para el piloto del wing zero también era demasiado pronto, necesitaría más tiempo para aclarar sus ideas y sentimientos... pero no podía decírselo, no conociendo la falta que les hacía su ayuda, y menos aún sabiendo que tenía que explicarle el plan de Trowa para devolverle sus recuerdos.
-¡No puedes estar hablando en serio! ¿Cómo demonios crees que un plan así puede funcionar?-.
-No veo por qué no, Duo, conmigo funcionó-.
-¡Pero no es lo mismo! ¡Por Dios, Trowa, tú ya sabías lo que eras, sabías lo que era un Gundam y en lo que estábamos metidos! ¡Heero no sabe nada de todo eso!-.
-De eso se está encargando Quatre ahora mismo, tenemos que explicarle la verdad antes de subirlo al Zero. Mira, entiendo tu preocupación, pero es la única forma de hacer volver al Heero de antes... Eso es lo que quieres, ¿no?-.
-Sí, pero...- No podía evitarlo, la idea de que Heero se subiera al Zero de nuevo y de que Wu Fei lo atacara para obligarle a que el Zero System lo... Dios, no quería ni pensarlo...
-Duo, es lo más justo para él y para ti... Tú mismo me lo has dicho, no podéis seguir así-.
-Lo entiendo, pero... Yo no puedo participar en eso, Trowa, no resistiría verlo... Será un shock para él, y yo... yo no podré mirarlo a la cara después de todo lo que le he mentido- ocultó el rostro entre sus manos- ya sé que soy un cobarde, pero no puedo, simplemente no puedo...-.
-Lo sé... No te preocupes, de hecho te íbamos a pedir que te mantuvieras al margen, tú tampoco estás recuperado del todo, y en vuestro... actual estado interferirías más que otra cosa... Pase lo que pase no será agradable, pero necesitamos hacerlo y lo sabes-.
Duo seguía con el rostro oculto entre las manos, pero asintió con la cabeza.-Está bien, ¿Cuándo vais a hacerlo?-.
-Esta misma tarde, de hecho vinimos con la intención de recoger a Heero y llevárnoslo a donde están los Gundams, Wu Fei ya nos espera allí... pero entenderé si antes quieres hablar con él, podemos esperar aún un par de días, aunque no mucho, ahora está todo tranquilo pero no sabemos cuánto puede durar-.
Duo quedó en silencio durante un minuto. Dios, esa misma tarde, iba a perderlo esa misma tarde...
-No- dijo al fin -Cuanto antes mejor, al fin y al cabo la espera sólo será una tortura para los dos... No me pidas que vaya, pero por mí adelante-.
-Bien- Trowa se levantó -Entonces es mejor que me vaya, Quatre ya debe habérselo explicado todo... Te llamaré en cuanto todo acabe-.
-Ok, hasta luego...- Vio salir a Trowa por la puerta y se levantó, fue hacia la ventana tan rápido como pudo, quería verlo una última vez, sólo una última vez... Ahí estaba, junto a Quatre, no podía ver su rostro desde donde él estaba pero casi podía leer el desconcierto, la duda, el temor en su figura... Se sintió un cobarde miserable, como un carnicero a punto de sacrificar a la única persona que le daba algún sentido a la existencia cruel y sangrienta que llevaba... Sus ojos por fin se desbordaron con las lágrimas que con su tonto orgullo había querido ocultarle a Trowa, mientras se despedía mentalmente del ser que amaba... Dios, dolía tanto, ni siquiera la muerte podía doler tanto como eso, pero era lo mejor, no hacía más que repetírselo, era lo mejor...
Trowa apareció en ese momento, cruzó unas palabras con los otros dos muchachos y se dispusieron a marchar... pero antes de irse, Heero alzó la mirada hacia la ventana donde Duo se encontraba.
Duo se estremeció ante la expresión de la que quizá fuera la última vez que viera la mirada zafirina de Heero directa a sus ojos.
Por qué, decían sus ojos, por qué me has engañado, por qué...
Las seis, las siete, las ocho, las nueve...
Y Trowa no llamaba.
Duo ya no sabía si llorar, gritar o correr a donde estaba Heero... Sólo sabía pasearse por el pequeño salón como una fiera enjaulada, imaginándose las peores situaciones posibles, maldiciendo una y otra vez su cobardía... pero no era capaz de dejar la habitación, esperando esa maldita llamada telefónica que le condenaría de por vida... Qué ironía, no podría volver a respirar tranquilo hasta no oír lo que menos quería oír...
Eran casi las diez de la noche cuando un timbre lo sobresaltó. Pero no fue el del teléfono, sino el de la puerta.
Dios mío, que no haya pasado nada malo, que no sea lo que temo, no... Se lanzó hacia la puerta, suplicando interiormente que no fuera Trowa, porque si había venido, entonces Heero estaría... No, por favor...
Pero ninguna de las opciones que pasaron por su cabeza le prepararon para lo que había tras la puerta, que le dejó helado nada más abrir.
-He... Heero...-.
Fue todo lo que pudo articular antes de que un violento puñetazo lo lanzara al suelo, dejándolo casi sin respiración.
Para cuando el dolor le permitió abrir los ojos, éstos viraron inmediatamente hacia el piloto del Wing Zero, que lo observaba desde la puerta con la mirada dura, impenetrable, fría, que tanto llegó a extrañar y que ahora sin embargo temía.
Se acabó pensó con desolación Ya lo recuerda todo y viene a matarme por lo que le he hecho... Y no puedo decir que esta vez no me lo merezca Por eso no opuso resistencia cuando Heero lo sujetó del cuello de la camisa y lo levantó casi en vilo, casi cortándole la respiración.
Por favor, Dios mío, al menos que sea rápido suplicó mentalmente mientras cerraba los ojos, esperando el golpe de gracia.
Pero dicho golpe no llegó, y Duo entreabrió los ojos... Para volver a encontrarse con algo que no se esperaba. La mirada de Heero ya no era fría y cruel, el odio había dado paso a algo que Duo no supo cómo interpretar... ¿Tristeza? ¿Lástima? ¿O algo que su estúpido corazón se empeñaba en creer?
-Me engañaste- Dijo simplemente el japonés. Aún respirando con dificultad, Duo asintió.
-Tú lo sabías todo desde el principio y no me dijiste nada- continuó. El muchacho trenzado volvió a asentir, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.
-Y aquella noche... Sólo estabas jugando conmigo- La voz habitualmente inexpresiva de Heero se tiñó de un profundo dolor. Entre su miedo y su angustia, Duo reaccionó.
-¡¡No!- gritó lo más que pudo con el poco aire que llegaba a sus pulmones- Te oculté la verdad, te mantuve engañado todo este tiempo, y aunque no estoy orgulloso de ello sabes que era necesario, pero la otra noche... ¡no era ningún juego, maldita sea! ¡¡Puedes matarme si quieres, no me importa, pero te juro por todo en lo que creo que yo iba en serio! -.
Súbitamente Heero soltó su agarre, haciéndolo caer al suelo, entre toses y jadeos. Se quedó simplemente de pie, observando con la mirada de hielo cómo Duo recuperaba gradualmente su respiración antes de ponerse en pie, quedando cara a cara.
-¿Por qué te detuviste?-
La pregunta cogió a Duo por sorpresa, parpadeó un segundo antes de entender realmente su significado.
-Por... porque no era a ti a quien estaba besando- respondió. Ante la pregunta escrita en la mirada de Heero, continuó -Aquél era sólo tu cuerpo, era como estar con otra persona, y yo... yo no quería estar con ese Heero, quería estar con el soldado sin emociones que conocía, con el que he combatido en tantas misiones, con el... con el Heero del que me había enamorado...- La voz de Duo había ido bajando de tono a medida que hablaba, y la última frase fue un murmullo apenas audible.
Bien, ya estaba, ya se lo había dicho. Lo que tuviera que pasar, que pasara pronto.
Pero lo único que pasó fue que Heero se quedó estático delante de él, mirándolo como si no lo hubiera visto jamás.
Temía mirarlo a la cara, tenía miedo de hablarle, pero estaba a punto de gritarle... Vamos, ¿es que no me has oído? ¡Acabo de decirte que te amo, por todos los santos! ¡Grita, golpeame, márchate, pero maldita sea, HAZ ALGO!
Y estaba a punto de decirlo en voz alta cuando sin previo aviso Heero fue hacia él y abrazó con fuerza.
-Baka- le oyó murmurar -maldito baka...-.
Si había algo que Duo no esperaba, era aquello... aquello y la sensación húmeda que empezó a notar en su hombro... Heero, su Heero, el perfecto soldado Yuy... ¿lloraba?
No, por favor, que no llorara, no... Correspondió su abrazo con fuerza, sintiendo su calor, ofreciéndole consuelo a él y a sí mismo... Las preguntas, los reproches, ya vendrían después...
Minutos permanecieron abrazados sin decir nada, sólo sintiendo el calor del otro, hasta que Duo estuvo seguro de que las lágrimas de Heero estaban secas... entonces se separó de él suavemente, hasta tener los ojos aún brillantes del muchacho estoico ante los suyos.
-¿Por qué llorabas?-.
Heero parpadeó un segundo antes de fruncir el ceño -Baka, ¿Es que no te lo imaginas?-
Duo lo miró extrañado, antes de forzar una sonrisa -Mira, con todo lo que ha sucedido en estas últimas semanas, ya he renunciado a entender lo que pasa por tu cabeza, porque ya no sé si pasa por la cabeza del Heero de siempre o por la del otro, y...- la frase murió en los labios de Heero, que sorpresivamente había tomado posesión de los suyos con urgencia, como si ese beso fuese lo último que hiciera en su vida.
-Te quiero, Duo- susurró a su oído una vez que dejó sus labios, sin soltar todavía su abrazo -Te amo desde hace mucho, más de lo que te puedes imaginar... Te quise mientras me consumía en el hospital, el día que desperté...lo hice sólo porque había escuchado tu voz diciendo que me amaba... creí que había sido un sueño, pero esa voz lejana tiró de mí como un cable de acero... Luego desperté y no lo recordaba, no recordaba nada, no recordaba lo que sentía por ti, pero tú... hiciste que volviera a enamorarme de ti, que volviera a amarte con la misma intensidad que antes... Te amo con desesperación, Duo Maxwell, espero que eso conteste tu pregunta-.
Te amo, Duo Maxwell.
Algo en el corazón de Duo estalló en júbilo.
Si esto no es real, por favor, no quiero volver a la realidad.
Separó su cuerpo tembloroso del otro muchacho... Sólo lo miraba mientras las lágrimas empezaban a desbordar sus ojos. Dios, no podía ser, Heero, su Heero, lo correspondía, eso era... más de lo que él habría imaginado jamás...
-¿Y tú por qué lloras?- dijo el piloto del Wing Zero, pasando una mano por la mejilla del americano, mojada con las lágrimas de ambos... Sin dejar de llorar, Duo sonrió temblorosamente antes de volver a abrazarlo.
-Yo... no hagas caso, es de alegría...- Y buscó sediento los labios de su amado, para volver a beber de ellos como si nunca lo hubiera hecho, quizá para recuperar el tiempo perdido, quizá por todas las veces que quizá no podrían hacerlo en el futuro.
Hasta aquí mi primer (y seguramente último) intento de fic de GW... decididamente, creo que después de esto volveré a los fics originales uu
Esta locura no habría nacido de no ser por Kamui y Himitsu, no habría continuado sin Haima y Nishi y no habría tenido un final sin el apoyo de Cony. Gracias a las cinco, no sé lo que hecho para mereceros pero me siento orgullosa de poder llamaros amigas.
Y muchas gracias a Shanty, Ken Ohki, Keysie Maxwell y Khira-chan (a ti te agradezco el haberme enseñando a usar esta página) Por sus amables reviews
Besos
Nikie
