Comentarios: Harry Potter y todos sus personajes pertenecen a J.K.Rowling y a Warner Bros.

Harry Potter y el Enigma de Elspeth

Capítulo 5

La bandada

Harry se acomodó perezosamente en el asiento delantero, mirando por la ventanilla.

Se había levantado muy temprano ese día y comenzaba a sentirse adormecido.

La profesora Luminous había encendido y estéreo y tarareaba en voz alta la canción que sonaba en los altavoces.

Como si fuesen muy lejanas, Harry escuchaba las voces de sus amigos.

Ron le rogaba a Pig que se quede quiera y Crookshanks jugaba con una hilacha de la camisa de Ginny, mientras ella y Hermione hablaban acerca de algo como en código.

Sus ojos se cerraban a medida que los sonidos comenzaban a desvanecerse.

El sol de la mañana le daba de lleno en el rostro provocándole una sensación acogedora en todo el cuerpo, invitándole a dormir.

Sintió que se hundía despacio en el asiento, como si éste estuviese conformado de agua, como si estuviese en una bañera.

Se sentía muy relajado. Era como si flotara en una bañera. La sensación del agua cubriendo sus piernas le resultaba muy grata.

De repente, se hundió más y más. Prácticamente podía sentir el agua cubriéndole el cuello, las orejas, la cara, y, finalmente, la nariz.

Harry Abrió los ojos. Estaba completamente bajo el agua.

Al darse cuenta, realizó un movimiento brusco que le quitó todo el aire, que se escapó de su boca y su nariz en grandes burbujas.

Comenzó a dar brazadas desesperadas.

Una luz sobre su cabeza le indicaba que la superficie estaba justo arriba, pero por más manotazos que diera, no parecía avanzar.

Era la sensación más horripilante que Harry había tenido en toda su vida. Sabía que la salida de donde sea que estuviera estaba allí, a menos de una brazada de distancia. Pero cuanto más pataleaba, más parecía alejarse del espejo de la superficie.

Ya no le quedaba aire. Estiró un brazo, ya casi sin fuerzas, como si fuera un último intento. Ya no le quedaba aire ni siquiera para gritar. Sólo podía quedarse quieto, y esperar.

Repentinamente, una mano entró en el agua y alcanzó su propia mano, tirando de él con fuerza, sacándolo, salvándolo.

Harry abrió los ojos con un respingo. El auto de la profesora Luminous se detuvo bruscamente.

- - Llegamos- canturreó.

Harry se incorporó. Estaba muy agitado, pero se tranquilizó al saber que había sido un sueño, aunque no estaba muy seguro de que haya estado dormido.

No tuvo tiempo de pensarlo demasiado. Todos bajaron del auto y comenzaron a descargar su equipaje.

Ginny corrió, seguida por Crookshanks, en busca de unos carritos.

La profesora bajó los baúles del techo con bastante facilidad.

Harry bajó del auto y se estiró levemente, tratando de disimular su respiración entrecortada.

Una vez acomodados los baúles y las jaulas sobre los carritos, la profesora cerró el auto y le dio una palmadita sobre el capó, como si estuviera despidiéndose.

Entraron en la estación King's Cross en fila india, intentando no llamar la atención.

Al llegar a las plataformas 9 y 10, la profesora tuvo que distraer al guarda, que estaba de pie muy cerca de ellos.

Ginny y Hermione entraron primero, seguidas por Ron y Harry.

Por último, la profesora atravesó la barrera profiriendo un grito de alegría al ver la plataforma 9¾ .

- - ¡Estoy tan contenta de volver aquí!

En andén estaba más poblado que de costumbre. Además de los estudiantes y sus padres, había muchos magos adultos, que vestían ropas muggle muy estrambóticas.

- - Hey- Harry le dijo a Ron.- ¿Por qué hay tanta gente?

- - El ministerio ha enviado magos de la fuerza de Choque en caso que algo suceda.- Le susurró.

Unos diez chicos atravesaron la plataforma, uno tras otro, seguidos por un mago muy alto con cara de pocos amigos. No le costó mucho a Harry llegar a la conclusión que ellos serían hijos de muggles que llegaban en trasladores acompañados por un mago o bruja, tal y como había explicado la profesora Luminous.

- - Bueno, chicos, nos veremos más tarde. No se tarden demasiado en subir, ¿eh?- les dijo la profesora saludando con a mano.

- - Nosotros iremos al vagón de los prefectos- dijo Hermione empujando a una bruja muy corpulenta que abrazaba a una niña hasta la asfixia.

- - Nos vemos más tarde- Saludó Ron apresurándose a seguir a Hermione por el camino que iba abriendo a codazos.

Con mucha dificultad, Ginny y Harry llegaron hasta un vagón y subieron sus baúles ayudados por un mago del Ministerio.

Encontraron un compartimiento vacío y se sentaron.

Ginny se dedicó a mirar por la ventanilla.

- - Qué locura... – dijo como si pensara en voz alta.

Harry no dijo nada. Estaba enfrascado en sus propios pensamientos. No importaba cuantos magos cuidaran la estación, si Voldemort deseaba atacarlos allí mismo, seguramente no encontraría mayor dificultad.

- - ¡Harry!- gritó Ginny- ¡Te estoy hablando!

- - Perdona... ¿Qué decías?

- - ¿Qué te ha parecido la profesora Luminous?

- - Ah...

Harry se rascó la cabeza. Aún no había tenido tiempo de decidirse.

- - Mmm... No sé... Parece simpática.

- - A mí me ha parecido un fiasco- declaró en tono solemne Ginny mientras se acomodaba el pelo detrás de la oreja. – Bill me había contado tantas cosas... Parece algo tonta.

Se  quedó callado. Miró su reloj, faltaban cinco minutos para que partiera el tren.

Junto a la ventanilla, un mago rubio algo calvo, vestido muy formalmente con un traje a rayas, abrazaba a una chica.

Neville entró en el compartimiento muy apurado.

- - ¿Puedo quedarme aquí?

Ambos asintieron.

- - Ah... Al fin.- suspiró Neville lanzándose al asiento junto a Harry- Ya no aguantaba un solo segundo más.

- - ¿Qué te pasó?- dijo Ginny en tono algo preocupado.

- - No me ha dejado en paz en todo el verano. Ha estado dándome clases teóricas...

- - ¿Quién?- preguntó Harry poniéndose algo nervioso.

- - Mi abue. Se enteró de lo del Ministerio y se puso como loca. Dice que fui muy valiente pero que no debería correr semejantes riesgos sin tener el conocimiento suficiente. E intentó meterme el conocimiento suficiente en estas últimas semanas.

La puerta del compartimiento se volvió a abrir, dejando pasar a Luna Lovegood.

- - ¿Les molesta que me quede aquí? Está todo lleno- les dijo, pero sin esperar respuesta. En un santiamén acomodó todo su equipaje y se dirigió a la ventana.

El hombre rubio se le acercó y le dio un beso en la mejilla mientras ella sacaba medio cuerpo fuera del tren.

Luego volteó y les dio a todos una mirada examinadora.

- - ¿Cómo estuvieron sus vacaciones?

- - Bien- contestaron los tres al unísono.

Un pitido desde fuera anunció que el Expreso partiría en seguida. Algunos estudiantes se apresuraron a subir. Varios de ellos pasaron por el compartimiento, seguramente buscando a sus compañeros o un lugar vacío.

El tren se puso en movimiento lentamente.

Los cuatro se quedaron callados mientras veían la estación hacerse un puntito en la distancia.

Luna se acomodó junto a Ginny y abrió la edición del Criticón de ese día, desapareciendo tras él.

Harry apoyó el mentón en su mano y cerró los ojos, escuchando el leve traqueteo del tren escarlata mientras avanzaba a través de la ciudad.

Al cabo de un rato, la puerta se abrió nuevamente. Ron y Hermione entraron en el compartimiento con cara de alivio.

- - Bue... nassss- dijo Ron, desparramándose en el asiento junto a Neville y aplastándolo un poquito.

Hermione saludó a Neville y a Luna.

- - Hay muchos menos alumnos este año- suspiró- los de primero apenas ocupan cuatro compartimientos.

Nadie dijo nada.

Harry no había pensado que eso podría llegar a suceder.

- - Pero del resto... Aún estamos todos- dijo Ron con un gesto molesto- TODOS.

Hermione asintió con la cabeza.

- - Acabamos de cruzarnos con Malfoy, Crabbe y Goyle.

- - Yo hubiera creído que le daría vergüenza regresar... Después de todo lo que alardeó acerca de su padre y del Innombrable... ¡Debería avergonzarse!

- - Cálmate Ron- le dijo Ginny-

Escucharon un sonido nasal que provenía desde atrás del Criticón.

- - ¿Algún problema?- Gruñó Ron.

- - No, no... Ninguno- se escuchó la voz somnolienta de Luna.

- - ¿Luna?- le preguntó Ginny asomándose por sobre las páginas.

- - Están todos presos en Azkaban... - respondió la chica sin bajar el periódico.

- - ¿Qué quieres decir con eso?- le espetó Ron.

Hermione la miraba muy seria, pero no dijo nada.

El sapo de Neville, Trevor, brincaba contento alrededor de Crookshanks, que acababa de reptar por la puerta.

- - Hasta Trevor está contento de salir de casa- Dijo Neville con un dejo de resignación.

- - ¿La has pasado mal, Neville?- preguntó Hermione mientras acomodaba a Crookshanks en su regazo.

Neville comenzó a contarles acerca de las interminables tardes en que su abuela le daba clases teóricas de magia y las insoportables noches en que le tomaba examen. Luego le preguntó a Hermione acerca de sus vacaciones, y, durante cuarenta minutos escucharon un monólogo acerca de su viaje a los lagos con datos de color, como por ejemplo, cual era la cantidad de lluvia que caía por año en cada una de las zonas que había visitado y la cantidad de adoquines que tenía cada calle de cada pueblo en que había estado.

Todos habían entrado en una especie de sopor, y la única que hablaba era Hermione, alentada a veces por Luna, que había dejado el Criticón de lado una vez pasados treinta minutos del discurso.

- - ¿Y tú, Harry?- le preguntó Luna interrumpiendo repentinamente a Hermione.

- - Nada- dijo Harry simplemente- No hice absolutamente nada.

- - ¿Cómo que nada?- preguntó Neville.

- - Nada. Fue el verano más aburrido de mi vida- dijo- No hice nada. Lo más emocionante del verano fue...

Harry se quedó callado y pensó en la noche en que se había metido en la casa equivocada.

Sentía que le ardían las orejas.

- - ¿Fue...?- lo instó Neville.

- - Leer un libro que me regaló Hermione- dijo rápidamente, intentando cambiar de tema- Fascinante, muchas gracias, Her...

- - ¿Harry?- le dijo Ginny riéndose- ¡Se le pusieron coloradas las orejas! ¿Qué fue lo más emocionante? ¿Conseguiste novia este verano, Harry? ¡Dínoslo, que no te dé vergüenza!- lo molestó con sorna.

- - No... no... no es nada de eso- dijo Harry poniéndose ahora todo colorado.

- - ¿Entonces?- le preguntó Luna, clavando sus ojos saltones en él.

Mentalmente buscaba cosas de qué hablar para cambiar de tema, pero no encontraba nada. Iba a tener que decírselo.

- - Me escapé de la casa una noche... - dijo casi en un susurro.

- - ¡HARRY!- gimió Hermione- ¡Eso es muy peligroso!

- - Podría haberte pasado algo, Harry... - le dijo Ginny preocupada.

- - No me pasó nada... Solo que... - Harry sentía que le ardía hasta la punta de la nariz.- Me perdí...

- - ¿Te perdiste?- le preguntó Ron.

Asintió con la cabeza.

- - Me perdí. Llegué a un parque y no sabía dónde estaba, así que comencé a caminar, y me pareció haber encontrado mi calle, mi casa... Y... entré... pero...

- - ¿Pero?- Le dijo Ron abriendo mucho los ojos.

- - Y... No era mi casa... – dijo tan bajo que parecía estar hablándole a un mosquito.

- - ¿¿¿Qué QUE???

- - Que no era mi casa...

- - ¿Cómo que no era tu casa?- Chilló Hermione- ¿En dónde te metiste?

- - No era mi casa... Me di cuenta cuando llegué a mi cuarto...

Todos lo miraban boquiabiertos.

- - Y me encontré dos chicas que gritaron cuando me vieron y una señora que me pegaba con una escoba.

Ahora todos abrieron los ojos como platos.

- - Creían que era un ladrón...

- - ¿Y qué hiciste?- le preguntó Ginny con curiosidad.

- - Salí corriendo...

- - ¿Y después?

- - Llegué a la esquina y vi que no era la calle donde viven mis tíos... Y después de mucho caminar, encontré la verdadera calle y la verdadera casa donde vivo...

Harry se hundió en el asiento sintiendo las miradas de todos sobre él.

- - Harry... ¿Te das cuenta de lo que pudo haberte pasado?- Le dijo Hermione exasperándose.- ¡Cualquier cosa!

Ron temblaba en silencio.

- - ¿Ron?- Le preguntó Ginny.

Y Ron estalló en una carcajada que parecía no tener fin.

- - ¡Ron! ¡No es algo para reírse!

- - ¡Siii!- dijo agarrándose el costado- ¡Si lo es! ¡Es graciosísimo!

- - Bueno, Hermione, no le pasó nada después de todo- dijo Neville, mordiéndose la parte interna de la mejilla para no reírse.

- - En realidad, Hermione... – dijo Harry- Sí es gracioso.

- - NO LO CREO- respondió ella modulando muy bien las palabras. Y volteó la mirada al suelo, ofendida de que nadie se tome lo que había pasado en serio.

El cielo se llenó de grandes nubes negras a medida que avanzaban.

La señora del carrito de la comida pasó cerca del mediodía.

Una vez que tuvieron los estómagos llenos, un extraño silencio se posó sobre ellos.

- - ¿Han visto la cantidad de Guardias que envió el Ministerio?- dijo Neville mientras miraba su tarjeta de mago que venía dentro de la caja de su rana de chocolate.

Ron asintió con seriedad.

- - Si el Innombrable decide atacar a los estudiantes se las tendría que ver con todos ellos... Eran de las fuerzas especiales...

Luna, que se había escondido una vez más detrás del Criticón, dio un breve pero notorio bufido.

Ron pareció exasperarse.

- - ¡¿QUÉ?!

- - Nada- respondió Luna.

- - SI VAS A DECIR ALGO, SÓLO DILO- le dijo Ron con voz áspera.

Los ojos brillantes de Luna se asomaron por arriba de las hojas del periódico.

- - ¿De veras crees que un escuadrón de Choque lo detendría?

- - SÍ. Son magos altamente prepara... ¡¡¿¿QUÉ??!!- le gritó Ron al ver que Luna no le prestaba atención.

- - Nada.

- - ¡¿¿NADA??!

Ron se había puesto muy colorado y Ginny no paraba de darle codazos.

Hermione y Harry intercambiaron miradas. Ella se veía muy seria. A Harry no le costó mucho entender que ella pensaba igual que Luna.

Decidió quedarse callado, y el resto lo imitó.

El verde de las praderas se volvía paulatinamente más agreste. Comenzó a llover y las rocas al costado de la vía proyectaban sombras atemorizantes que se perfilaban en el horizonte.

Oyeron pasos en el pasillo y la puerta se abrió de repente.

- - Ron, Hermione. Vengan conmigo- dijo la profesora Luminous asomando la cabeza por la puerta.- Rápido.

Los dos se pusieron de pie cruzando miradas extrañadas con Harry, y siguieron a la profesora.

Al cabo de unos minutos, ella regresó. Se veía apresurada.

- - Cierra la cortina, Harry. Y no la abras por nada del mundo hasta que yo se los indique.

Harry obedeció sin hacer preguntas. Afuera, la noche ya casi había caído sobre ellos.

Ron regresó al compartimiento con cara preocupada.

- - Listo, profesora- le dijo sin dejar de echarle miradas furtivas.

- - ¿Todas las cortinas están cerradas?

- - Todas. Hermione se ha quedado en el vagón de los de primero esperando a la señora del carrito.

La profesora asintió con la cabeza.

- - Quiero que se queden aquí. En silencio, si es posible. Ya regreso.- dijo, y salió corriendo por el pasillo.

- - ¿Qué pasa, Ron?- preguntó Harry.

- - Al parecer hay un puesto de control de la policía muggle, o algo así...

- - Pero... Eso no ha sucedido nunca- dijo Ginny mirando hacia la cortina cerrada.

Hermione llegó vistiendo la misma expresión de Ron.

- - Francamente, no creo que esto se trate de... – Comenzó a decir Hermione.

De repente, las luces se apagaron. Ginny dio un brinco.

- - Ella dijo que las apagaría- dijo Ron tranquilizándola.

Ahora apenas podía verse algo. Crookshanks siseaba intranquilo.

- - ¡He perdido a Trevor!- gimió Neville en voz baja- ¿Pasará algo si utilizo la varita para iluminar... ?

- - No...- dijo Hermione en tono dubitativo. – No lo hagas...

- - Aquí está- susurró Luna- Se ha metido en mi bolsillo.

- - Silencio, chicos- escucharon la voz de la profesora Luminous entrando en el compartimiento.

- - Profesora... - dijo Hermione- La señora del carrito se ha quedado con los de primero.

- - Está bien, Hermione- dijo la profesora en voz baja.

Pudieron ver su silueta recortándose contra la cortina.

- - En cualquier momento, ahora.- dijo en voz tan baja, que solo Harry, que estaba junto a ella pudo escucharla.- Quiero que se queden muy callados. ¿Harry? ¿Ginny?

- - ¿Sí?

- - Aléjense de la ventana, por favor.

Ambos se pusieron de pie y se dirigieron al otro extremo del compartimiento.

El tren pareció traquetear algo más de lo normal. Aceleró tan de repente, que Ron, Hermione y Harry casi aplastan a Ginny al perder el equilibrio.

Se pusieron de pié, sosteniéndose de los asientos. Apenas habían logrado incorporarse cuando escucharon un sonido extraño proveniente de fuera del tren. Como si algo chillase al otro lado de la ventanilla.

Un relámpago iluminó débilmente el cielo. Los chillidos se hicieron más y más sonoros, tanto que apenas podía escucharse la lluvia que arreciaba con furia contra el Expreso.

Oyeron un sonido fuerte y seco contra el vidrio, como si algo se hubiese estrellado contra él.

Harry aguzaba la vista, pero por más que lo intentara, no podía ver nada.

Otro sonido seco hizo temblar la ventana, y éste fue seguido de un tercero. Parecía como si alguien estuviese arrojando piedras al vagón. Harry sintió la mano de Ginny apretándole el brazo y a las uñas de Hermione hundiéndosele en el hombro.

Otro relámpago iluminó todo el compartimiento, cegándolos por un momento. Sin embargo, Harry logró ver a la profesora de pie frente a la ventanilla, quieta como una estatua, la varita en una mano. Y, aunque no estaba seguro, creyó ver algo en la ventanilla.

Los golpes contra las paredes del vagón cesaron, y al cabo de un rato, sólo podía escucharse el ruido de la lluvia golpeteando el techo.

La profesora inspiró larga y profundamente.

- - Lumos- dijo, y la punta de su varita se iluminó levemente.- Ron, Hermione, por favor, avisen a los demás prefectos que todo ha regresado a la normalidad.

Los dos salieron al pasillo.

- - Reparo- dijo la profesora apuntando a la ventana con la varita- No abran la cortina, por favor. – Les indicó- Vuelvo en seguida.

Ron y Hermione regresaron un par de minutes después, justo cuando las luces volvieron a encenderse.

- - ¿Qué fue eso?

- - No sé- dijo Hermione pensativa. – Pero eso no fue un control muggle.

- - Tienes toda la razón.- Dijo la profesora Luminous con el ceño fruncido mientras entraba una vez más.

- - ¿Qué fue entonces?- preguntó Harry.

La profesora les dio una mirada evaluativa, y al cabo de unos momentos, como si hubiese tomado una decisión importante, suspiró.

- - Esto queda entre nosotros. No quiero que se lo digan a nadie más, por favor. ¿Entienden?

Todos asintieron con la cabeza.

- - Esos eran Blaubens.

- - ¿Blaubens?

- - Criaturas traicioneras del mundo mágico. Se creían extintos. Si no los hubiera visto, no lo hubiera creído.

- - ¿Y por qué tanto misterio? ¿Son peligrosos?

- - Una bandada de Blaubens no es algo bueno, Ron. Hace mucho, los magos oscuros los usaban como espías.

- - ¿Los magos oscuros?¿Quiere decir que pueden ser enviados de...?- preguntó Hermione con gesto aterrorizado.

- - No puedo asegurarlo. No hay forma de saberlo, en verdad- dijo la profesora muy seriamente – Pero sería demasiada casualidad que una bandada de Blaubens apareciera justo aquí. Además de ser criaturas oscuras que se creían extintas, habitaban las tierras altas de Alemania. Hace más de un siglo que no se divisaba un solo Blauben. Incluso han sido borrados de los libros...

- - Pero... ¿Enviar pájaros a atacar el Expreso?... No me parece muy útil...

- - Los Blaubens no se diferencian mucho de los cuervos ordinarios en apariencia. Ningún mago que vea una bandada distinguiría entre una de Blaubens y una de cuervos a simple vista. Pero son excelentes espías y pueden recorrer enormes distancias, aunque no ven bien en la oscuridad. Son criaturas sumamente malignas, parásitos de las Artes Oscuras. Su naturaleza artera los ha hecho siempre aliados del lado oscuro. Se alimentan de la carne humana, atacan como si fueran verdaderos predadores si se les ordena. Intercambian favor por favor con el lado oscuro...

- - Pero... ¡Son pájaros!- dijo Ron, como si no entendiera muy bien nada.

- - Tu lechuza también es un pájaro, Ron. Sin embargo lleva y entrega todas los recados que se le asignen. Si, claro que son pájaros, pero son muy peligrosos. En otras épocas atacaban en bandadas gigantescas, eliminando pueblos completos en cuestión de minutos. Son muy inteligentes y actúan en grupo.

- - ¿Piensa que han venido a atacarnos?- preguntó Harry.

- - No. Creo que es posible que hayan venido a espiarnos solamente. El tren no puede ser atacado tan fácilmente. Está tan protegido como el colegio mismo.

- - ¿Y por qué no podemos abrir la cortina aún? Se han ido, ¿verdad?- señaló Ginny.

- - Unos seis se estrellaron contra la ventana. No debe ser muy lindo de ver. El vidrio estaba completamente astillado.

Neville hizo un gesto aterrorizado.

- - No se preocupen. Estoy segura que los hemos engañado. La lluvia nos ha ayudado. Pero creo que alguno de los Blaubens que se estrellaron contra la ventana, aún siguen ahí. Veré que puedo hacer por ello...

Y diciendo esto, salió al pasillo a paso relajado. Harry, que seguía de pie junto a la puerta, la siguió.

- - ¿Profesora?- le dijo. Ella se detuvo y le dedicó una sonrisa. – ¿Está usted segura que esos no eran pájaros ordinarios confundidos por la tormenta?

- - No lo eran, Harry.

- - ¿Y cree usted que...?

- - Si, Harry. Estoy casi segura que fueron enviados por Voldemort. No quise asegurarlo frente a los demás, aunque creí que merecían saber lo que realmente estaba pasando allí afuera. Consideré que ustedes no entrarían en pánico si lo sabían, a diferencia del resto de los estudiantes...

Harry se miró la punta de los zapatos.

- - Si, Harry- le dijo ella. Y Harry sintió una vez más como si ella le leyera el pensamiento.- Creo que de alguna forma, esos Blaubens supieron que ti estabas detrás de esa ventanilla.

Harry la miró a los ojos.

- - Pero no te preocupes demasiado. Pronto estaremos en Hogwarts, y ya sabes. Es el sitio más seguro del mundo... Aunque a veces no lo parezca.- dio media vuelta, pero él volvió a detenerla.

- - Profesora... Cree que si yo no estuviera aquí...

- - No. Creo que hubieran venido de todas maneras. Me temo que no eres el único blanco de Voldemort. Pero, y esto es un consejo, no te preocupes demasiado por ello. Supongo que sólo quería saber si las cosas en el mundo mágico seguían siendo relativamente normales... Una vez en Hogwarts hablaré con Dumbledore. Ahora pónganse las túnicas. Llegaremos algo más temprano de lo planeado.

Harry dio media vuelta y regresó a su compartimiento.

Ron estaba verde.

- - ¿Le ha pasado algo?

- - No pudo soportar la curiosidad y dio un vistazo tras la cortina.- Dijo Hermione enfadada.

- - Ella tenía razón. No es nada lindo- dijo Ron con un hilo de voz.

- - Hablando de ELLA... ¿Quién es?- Dijo Neville, que había recuperado a Trevor.

- - No me digas que no sabes quien es ella- chilló Ginny- Es la nueva profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras. La profesora Luminous.

- - Ah... no lo sabía.

Hermione volteó los ojos.

- - Blaubens- dijo pensativa.- Leí sobre ellos en Historia de la Magia. En la edad media solían posarse en los árboles que rodeaban los lugares que se aprestaban a atacar. En menos de dos horas se lanzaban sobre el pueblo y no dejaban nada. Por eso comenzaron a considerárseles aves de mal agüero.

- - Son bichos horribles- dijo Ron echando una mirada a la cortina- Sobretodo si están reventados contra un vidrio.

- - Creo que estamos llegando- dijo Luna poniéndose de pie.

Todos se pusieron en movimiento, buscando sus túnicas y sus sombreros.

El tren detuvo la marcha no mucho después.

La lluvia había amainado y los mojaba gentilmente.

Ron y Hermione regresaron al vagón de los prefectos.

Harry caminó con paso firme hacia los carruajes guiados por Testrals, que los conducirían hacia el castillo. A lo lejos, logró ver a Hagrid, que reunía a los chicos de primero y a veces inclinaba la cabeza para hablar con la profesora Luminous, que se encontraba a su lado.

Algo casi voltea a Harry. Malfoy había pasado junto a él como un huracán, asestándole un codazo.

Harry se le quedó mirando con el ceño fruncido.

- - Harry- le gritó Neville desde dentro del carruaje.

En un par de zancadas, Harry se subió dentro del coche y se acomodó mientras éste arrancaba de un sacudón.

- - Es bueno regresar, ¿no?- le dijo Neville mientras intentaba calentarse las manos.

Harry asintió con la cabeza. Pero dentro suyo sintió un retorcijón, como si realmente no lo creyera. Como si fuera una advertencia.

Se quedó pensando en la profesora, en cómo podría haber sabido que la bandada de Blaubens iba a atacarlos, y en cómo parecía saber exactamente dónde estaban aún sin verlos, porque, en el momento que el relámpago había iluminado el compartimiento, Harry creyó haber visto como la profesora seguía con la cabeza el movimiento de algo que lo que sea que se encontraba afuera. Creyó haber visto cómo ella parecía saber exactamente el momento en que iban a estrellarse contra el vidrio, como si ella les estuviese ordenando que lo hagan.

¿Se había quedado ella en su compartimiento porque sabía que algún Blauben iba a intentar entrar? ¿Se había quedado ella en su compartimiento para evitar que lo ataquen a él? ¿Había viajado ella en el Expreso porque sabía que Voldemort intentaría algo contra los estudiantes? ¿Contra él? ¿Había viajado ella en el Expreso para protegerlo a él?

Harry se enfrascaba cada vez más en preguntas para las cuales no tenía respuesta. De algo estaba seguro. Había algo en ella, algo raro, algo que se ocultaba más allá de lo evidente. Harry casi podía sentir lo poderosa que era su profesora, no sabía muy bien cómo, pero lo sentía en su sangre.

Notas de la autora

Bueno. Capítulo cinco. ¿Comentarios y sugerencias? Presionen el botoncito de REVIEW!

Acerca de este capítulo, quiero agradecer a mi amiga Barby por buscarme unas palabritas en su traductor de alemán, y obviamente por su continuo apoyo.

Al igual, quiero agradecer a todas las personas, por tomarse el tiempo de leer mi historia. GRACIASSSSSSSSSSSS A TODOSSSSSSS

También me parece pertinente, hoy, 25 de noviembre, recordar el aniversario de la muerte de las hermanas Miraval, tres mujeres a las que admiro de corazón y que lucharon por sus ideales hasta el final. Es en esta fecha también, y no por casualidad, que se conmemora el Día Internacional para la eliminación de la Violencia Contra la Mujer.

ESO ES TODO

El próximo capítulo ya está escrito, el título preliminar es: La reunión secreta, pero está totalmente sujeto a modificaciones... porque no me gusta

Hasta la próxima

MisaKats