Disclaimer: Harry Potter y todos su personajes no me pertenecen... Pertenecen a sus respectivos dueños, los cuales no tengo ganas de detallar.
Harry Potter y el Enigma de Elspeth
Capítulo 10
Miedo
- ¿Hermione...?- dijo Harry tentativamente.
Ella se puso tiesa de un salto y se secó las lágrimas con la manga del camisón.
- Hermione... ¿Qué te sucede?- preguntó una vez más, ahora acercándose hasta donde ella estaba.
- ¿Qué hacen despiertos?- preguntó ella haciendo un vano intento de ocultar su rostro.
- Eeeeehh... - se acercó Ron- Estába...mos preocupados por ti...
- No es nada- declaró ella.
- Mira, Hermione... Si... Siii... Sitehadejadotunoviopuedesdecírnoslo- Se apresuró Ron.
Ella se le quedó mirando.
- ¡Eres un estúpido! ¡No sé de qué estás hablando!
- ¿¡Entonces qué es lo que te pasa!?- chilló Ron dejando de lado toda ceremonia.
- ¡Cállate, Ron!- dijo Harry abruptamente. - Hermione, estábamos preocupados por ti... Si necesitas hablar con alguien, ya sabes que somos tus amigos...
Mientras decía esto, Harry sintió una extraña fuerza. Algo surgía desde dentro de él como un manantial. Las palabras le resultaban tan fáciles de decir. Naturales... Como si por haberlas escuchado tanto por parte de sus amigos, habían acabado por pegársele.
Entonces Hermione rompió en un incontrolable llanto.
Ron la miraba mordiéndose los labios, aparentemente no muy cómodo con su situación.
Tanto él como Harry decidieron quedarse callados mientras su amiga se desahogaba.
Luego de un rato, la chica pareció calmarse. Harry codeó a Ron en las costillas y éste comprendió el mensaje.
Tímidamente se acercó a Hermione y le pasó un brazo por los hombros.
Contrario a lo que Harry creyó que pasaría, Hermione se colgó a Ron como una garrapata y comenzó a llorar aún mas fuerte que antes.
Ron se puso colorado de repente y parecía estarse debatiendo entre quitarse a la muchacha de encima o hacer algo para tranquilizarla.
Y optó por lo último. La abrazó.
Esto hizo que los hipos de Hermione se hagan más sonoros aún. Al parecer no podía parar de llorar.
Ahora la cosa se estaba saliendo de control. Hermione no parecía que fuera a detenerse jamás, Ron estaba visiblemente e incómodo y Harry no sabía qué decir, sumado a ello que los gimoteos de Hermione estaban a punto de destrozarle los tímpanos.
- Deberíamos llevarla con Madame Pomfrey, ¿no crees?- preguntó Ron.
Harry asintió con la cabeza y ayudó a su amigo a moverse, ya que Hermione seguía abrazada a él muy fuertemente.
- Tranquilízate, Hermione...- le decía Ron en voz baja mientras hacía grandes esfuerzos para mover las piernas. Ella en vez de responder parecía ponerse más nerviosa.
Sir Nicholas los alcanzó cuando cruzaban el Hall.
- ¿¡Qué hacen aquí!?¡Está prohibido que salgan de la Torre tan tarde!
- Ah, Nick... Es Hermione, queremos llevarla a la enfermería...- musitó Ron casi sin aliento.
- ¿Qué le pasa a la señorita Granger?
- No sabemos, Nick... Ese es el problema- le dijo Harry sosteniendo con un brazo a Ron, quien a su vez sostenía a Hermione. - Y... Nick... Un profesor en este momento nos sería de mucha utilidad.
- Creo haber visto al Profesor Flitwick hace un momento. Iré por él.
Sir Nick atravesó una pared llevando un gesto de preocupación en su perlado rostro. Casi inmediatamente después, el pequeño Profesor Flitwick.
- ¿Qué ha pasado?- chilló al ver el estado en que se encontraba Hermione.- ¿Les ha pasado algo?
- No... No sabemos qué es lo que le pasa. Se puso así de repente. - Explicó Ron.
Sin pedir más explicaciones, el Profesor realizó un suave movimiento con la varita haciendo que Hermione quedara inconsciente y por arte de magia la llevaron a la enfermería.
Madame Pomfrey los interrogó acerca de su amiga, y Harry explicó todo lo que había estado preocupándolos acerca de su comportamiento el último tiempo. Después de hablar, se sintió bastante mal. Claramente, Hermione no se encontraba bien desde hacía tiempo, y él apenas acababa de darse cuenta.
- No se preocupen. Le daré una poción para que duerma bien y hablaré con ella en cuanto despierte. Ahora regresen a sus camas.
El Profesor Flitwick los acompañó hasta el retrato de la Dama Gorda y se despidió de ellos con una sonrisa comprensiva.
- Ron... ¿Qué crees que le pase?- le dijo Harry una vez en la sala común.
- Creo que es... - Ron desvió la mirada y se concentró en el fuego casi extinto de la chimenea.
- ¿Qué?
- ... Creo que es el miedo.- respondió casi susurrando.
- ¿Miedo? ¿Miedo a qué?
- Harry... - Dijo Ron muy despacio.- ¿Tú no tienes miedo?
- ¿A qué?- respondió Harry algo confundido.
- A todo.
- ¿A todo qué?
- A todo esto, Harry. ¿Acaso no sientes temor?
- Ron... No entiendo qué es lo que quieres decir.
El hueco del retrato se abrió repentinamente dejando pasar al Profesor Dumbledore, a la Profesora McGonagall y a la Profesora Luminous.
- Me alegro que sigan despiertos- les dijo el director sonriendo.
Llevaba un largo camisón multicolor y un gorro de dormir haciendo juego. La Profesora McGonagall llevaba su característica bata cuadrillé, y la Profesora Luminous estaba completamente vestida como de costumbre.
- El Profesor Flitwick nos ha hablado de lo sucedido con Granger- dijo en un inusual tono gentil la Profesora McGonagall- ¿Podrían decirnos exactamente lo ocurrido?
- Verá, Profesora. - comenzó Ron. - Hace tiempo que Hermione está rara. Apenas come o duerme. Tiene siempre cara preocupada. Está muy pálida y delgada. Mi hermana ha intentado hablar con ella pero nunca decía nada.
La Profesora Luminous les acercó un par de sillas al director y a la profesora de Transformaciones.
- Es comprensible. - dijo Dumbledore en tono meditativo al cabo de un rato. - Asellus, ¿te molestaría preparar algo de té?
Ella asintió con la cabeza y se alejó hacia un rincón de la sala común.
- Bien, Harry, Ron. Creemos que Hermione está sufriendo de un ataque de nervios... Lo cual no es de extrañarse, puesto que ustedes están muy al tanto de todo lo que realmente está sucediendo en el mundo mágico.- Dijo Dumbledore al cabo de otro rato.
- Yo...- dijo Harry mirando de reojo a Ron.- Creo que no comprendo.
- Un ataque de nervios provocado por el miedo, Potter. Al parecer no ha querido preocuparlos, pero ha acabado por explotar...
La profesora McGonagall dijo esto con un dejo de lástima en la voz.
- Aún no entiendo muy bien...- dijo Harry algo avergonzado.
Ron se miraba la punta de las pantuflas.
- Creo que Ron sí lo entiende.- Dijo Dumbledore tristemente.- Hermione siente miedo por todo lo que está ocurriendo...
- Pero... No está ocurriendo nada... ¿o sí?- dijo Harry frunciendo el ceño.
- Pero no es lo qué está ocurriendo lo que más le preocupa... Sino lo que podría ocurrir, Harry- dijo la Profesora Luminous acercándoles las tazas.
- Granger siempre está muy informada- dijo la Profesora McGonagall- Y ha leído todo acerca del Reinado de las Tinieblas y los sucesos de aquella época. Eso afectaría a cualquiera, sobretodo a ustedes, que no saben a lo que se enfrentan.
- Necesitará toda su ayuda para superarlo- les dijo Dumbledore en tono paternal- Quizá deba descansar un poco del estudio, ¿no creen?
- Eso está dificilícimo, profesor...- declaró Ron.
- Bien- el director tomó todo su té de un trago- Sólo vinimos a decirles que ella estará bien, aunque creo que la mantendremos unos días en la enfermería para ver si se alimenta, pero quiero que la visiten seguido... A partir de mañana.
Se puso de pie con una sonrisa en el rostro asomando a través de la barba.
- Lo mejor sería que regresen a sus camas- dijo apoyando una de sus manos en el hombro de Ron.- Buenas noches.
Dumbledore salió por el hueco del retrato seguido por la Profesora McGonagall.
- Yo... Todavía no comprendo- dijo Harry para sí.
- Harry... Tú no creciste como yo...- dijo Ron muy seriamente. - No te ofendas, pero en mi familia se nos ha enseñado a tenerle terror a Voll....a ese.
- ¿Y crees que yo no le tengo miedo?- le espetó Harry muy ofuscado- ¿O crees que no me asusta en lo más mínimo que haya asesinado a mis...?
- Harry, lo que Ron quiere decir es que- Interrumpió la Profesora Luminous, que se había quedado atrás recogiendo las tazas y de cuya presencia no se habían percatado. - ha crecido con la idea que Voldemort es el ser más maligno y temible de la historia. Además se creía que era invencible. Hasta que apareciste tú, claro. Pero ahora que ha regresado, el temor a que sea invencible, más poderoso que nunca y más temible que nunca también han regresado. Ron conoce de todas las muertes y torturas. Ha crecido con esas historias. Lo tuyo es diferente. Tú te has enfrentado a él, cara a cara, y has salido airoso. Sabes a lo que te enfrentas y sabes que él no es invencible. Cuando piensas en Voldemort, no piensas sólo en las matanzas. Piensas también en la venganza. Y cuando te enfrentas a él, piensas en tus padres, y en todas las personas que él ha atacado que estaban cerca de ti... Pero casi todos los niños de la Comunidad Mágica han perdido a alguien o a más de una persona querida durante el Reinado de las Tinieblas. Y sobretodo, muchas de las verdades han sido acalladas. La leyenda cambia a medida que más gente la conoce. Es un tema tabú, lo cual incrementa el miedo... Ya que es tan temible que ni siquiera puede hablarse de ello... De veras que no sé cómo explicártelo claramente...
- Pero Hermione no creció en la comunidad Mágica... Ella es hija de Muggles...- dijo Harry.
- Ya lo sé- dijo Ron- Pero, ¿no la conoces? Ella ha leído todo acerca de eso, las verdades y las mentiras, y sabe datos terribles. Cosas que ella no conoció desde pequeña, que no las conoció como historias de miedo sino como datos reales... Y tiene miedo... Mucho miedo... Miedo a que eso se repita. Miedo de lo que pueda ocurrir. A su familia, a la mía. A ti o a mí... ¿Entiendes?
- Supongo...
- Harry- le dijo la profesora- Sé que piensas que nadie debería estar más aterrado que tú... Pero sabes que tu temor es diferente.
En ese momento, y a pesar de haberse molestado en un principio con el comentario de la Profesora Luminous, Harry creyó entender algo dentro de su cabeza. Una dulce voz llenó sus oídos y el entendimiento cayó sobre él como un balde de agua fría.
- Sí...- se dijo mentalmente- Mi destino está ligado al de Voldemort. De alguna forma u otra yo sé que tendré que enfrentarme a él... Que todo está en mis manos... Que no es invencible... Por que alguna vez fue un hombre de carne y hueso...
Miró fijamente a la Profesora Luminous. Para su sorpresa, ella asintió levemente.
- Bueno... ¡A dormir!
Les sonrió alegremente y los dejó solos.
- ¿Tu tienes miedo, Ron?
- Mucho... No sabes cuanto- le respondió como tragándose un nudo en la garganta. - ¿Tú?
Harry no respondió.
- Vamos a dormir.- le dijo.
Una vez en su cama, Harry comenzó a pensar. ¿Sentía miedo? O Voldemort o él. Estaba escrito. Y ella lo sabía. La Profesora Luminous... De alguna manera ella parecía estar conectada a él. De alguna forma, ella parecía meterse en su cabeza. ¿Quién era esa mujer? ¿Y por qué se tranquilizaba cada vez que ella estaba presente? ¿Por qué confiaba en ella?
- Mi temor es diferente- se dijo.- Ella entiende mi temor... ¿Por qué?
¿Tenía miedo a lo que podía llegar a suceder? Claro que sí... Estaba aterrado.
A medida que se acercaba el primer partido de la temporada, la ansiedad de Harry iba de mal en peor.
Hermione seguía en la enfermería y se sentía tan avergonzada que no quería que ni Ron ni él la visitasen.
Finalmente accedió a verlos y almorzaron juntos.
Intentaron esquivar el tema del ataque de histeria y la distrajeron con la narración de la última clase de Adivinación, en la que la Profesora Trelawney había sucumbido ante la locura y había comenzado a danzar sobre una mesa ante la mirada desorbitada de todos sus alumnos.
Cuando sonó la campana para entrar a clases se marcharon. Hermione les llamó.
- Chicos... Gracias...- Les dijo poniéndose muy colorada y con los ojos llenos de lágrimas. - Los quiero.
Para sorpresa de Harry, Ron respondió casi inmediatamente.
- Nosotros también te queremos, Hermione. Asegúrate de comer bien. Te necesitamos.
Cuando cerraron la puerta de la enfermería, Harry se quedó mirando a su amigo.
- Ron... Eso ha estado muy bien...
- Pero es cierto, ¿no?... La necesitamos... Tenemos una composición para Historia y necesito que ella la haga por mí...
- Eres un idiota.
Habían acordado un último entrenamiento el día anterior al primer partido. Para ello Harry necesitaba un permiso del Profesor Snape para poder sarltearse su clase, a lo cual, tal y como lo esperaba, se había negado. Decidió entonces recurrir a McGonagall.
Con el ceño fruncido y paso seguro llegó hasta la puerta del despacho, pero unos extraños gritos provenientes del interior lo hicieron detenerse.
La puerta estaba entreabierta y Harry, después de esforzarse mucho para evitarlo, se inclinó para ver lo que estaba sucediendo a través de la pequeña abertura.
De pie frente al escritorio de la Profesora McGonagall, Oliver Wood gritaba acaloradamente.
- ... Y tengo que aceptar que enseñe aquí sólo porque Dumbledore así lo quiere... Pero me niego... ME NIEGO a que ELLA esté presente en los entrenamientos o me supla cuando yo no pueda cumplir con mis obligaciones... ¿¿ACASO OLVIDA USTED QUE...??
- ¡OLIVER!- bramó la Profesora juntando mucho las cejas.- ¡Que ella sea quien lo supla y que presencie todos y cada uno de los entrenamientos no ha sido una decisión tomada exclusivamente para molestarlo a usted! ¡Es una decisión tomada por Albus Dumbledore! Quien, si no lo recuerda, es nuestro excelentísimo director. Y ADEMÁS... le recuerdo que usted no tiene pleno conocimiento de los hechos para juzgarla... ¡Basarse en rumores para...!
- ¡¡¿¿RUMORES??!!- aulló Wood tan fuerte que su voz hizo eco en el pasillo donde se encontraba Harry- ¡¿RUMORES?! ¡¡YO LO SÉ!! ¡ELLA MISMA LO CONFESÓ! ¡¡ME LO CONFESÓ!!... Y USTED SABE...
- Que ella le haya dicho lo que sea que le haya dicho no implica que sea peligrosa... SILENCIO WOOD... ¿Realmente cree...? ¡DÉJEME TERMINAR!...¿Realmente cree que Dumbledore pondría a alguien peligroso a enseñarle a sus propios alumnos?
Oliver intentó decir algo, pero la Profesora volvió a interrumpirlo.
- ¡¡YO CREO QUE NO!! ¡¡ESTA DISCUSIÓN HA TERMINADO!! NO QUIERO MÁS QUEJAS DE SU PARTE. SI TIENE ALGO MÁS QUE CEDIR... ¡PUEDE METERSE SU QUEJA DONDE QUIERA Y REGRESAR CON SUS CANNONS!
Esta vez, el ex capitán de Gryffindor guardó silencio.
- ¡¡FUERA!!- dijo la profesora haciendo un ademán y haciendo que las puertas del despacho se abran de par en par, dejando a Harry al descubierto.
- ¡¡POTTER!!- exclamó ella- Quiero decir... Potter... ¿En qué puedo ayudarte?
Harry, algo atontado por lo que acababa de presenciar, tardó unos minutos en contestar.
- Esss... acerca del entrenamiento de Quidditch de esta tarde...
- ¡¡¡POTTER!!! ¡¡¡WOOD, ME AVERGUENZO DE USTED!!! Convenciendo alumnos con estúpidos rumores... No Potter... No ordenaré que la Profesora Luminous se aleje de los entrenamientos...
- Pero, profesora...
- ¡¡PERO DEBE HACERLO!! ¡MIRE! ¡LOS ALUMNOS CLARAMENTE NO LA QUIEREN ALLÍ! ¿CÓMO SE SUPONE QUE ENTRENEN SI TEMEN A QUIEN DEBERÍA PROTEGERLOS? Le ruego, Minerva, recapacite...
- No... Oliver... Yo... Profesora...
- ¡¡¡NO ESCUCHARÉ UNA SOLA PALABRA MÁS DE NINGUNO DE LOS DOS!!!
- ¡Pero Profesora!- gimió Harry perdiendo la paciencia.
- ¡¡¡NI UNA, POTTER!!!
- ¡¡¡ESTO ES INJUSTO!!!- se exasperó Wood.- PONGA A MADAME HOOCH si quiere, ¡PERO QUÍTELA A ELLA!
- ¡Profesora!
- ¡¡BASTA!! ¡¡FUERA!! ¡¡¡AMBOS!!!
- ¡PROFESORA! ¡EL PROFESOR SNAPE...!- gritó Harry.
La profesora se le quedó mirando con gesto atónito.
- ¿Qué dices, Potter?
- El profesor Snape no me ha dado autorización para asistir al entrenamiento de esta tarde- se apresuró a explicar- Y me preguntaba si usted no podría hacer algo...
La profesora se aclaró la garganta y se acomodó los anteojos, que durante la discusión se habían deslizado hasta la punta de su nariz.
- Sí, Potter. Veré que puedo hacer... Ahora al comedor... AMBOS. Ya es hora de almorzar.
Cerró la puerta tras ellos con mucho ruido.
Wood le dedicó una mirada desesperada al picaporte, pero claramente, éste no podía contestarle. Aunque Wood parecía no comprenderlo.
- Si yo fuera tú, Harry, cuidaría mis espaldas. Asellus no es de fiar. Créeme.
- ¿Por qué!- se inquietó Harry. Jamás había visto a Oliver tan perturbado.- He oído rumores que dicen que ella habría estado del lado de Voldemort, pero... ¿Es cierto?
Tras hacer un gesto de dolor, Oliver suspiró y habló sin mirarlo a los ojos.
- Los rumores no son del todo falsos, Harry. Verás...
Una mano de dedos largos se posó en el hombro de Wood.
- Creo que ya es suficiente, Oliver.- Dumbledore sonreía, pero su tono de voz era más estricto que de costumbre- Harry ya ha oído todos los rumores. No es necesario que se los recuerdes, tiene muy buena memoria...
Oliver frunció el entrecejo.
- ¿Lo sabes, verdad? Tengo mis muy buenas razones para confiar en la Profesora Luminous, y, Oliver, espero que podamos hablar de esto más detenidamente, pero ahora no es el momento... ¡Es el momento de almorzar!
Sin decir palabra, Wood se alejó sin mirar atrás. Harry lo siguió con la mirada, sintiendo como todas las preguntas que quería hacerle se le atropellaban en el cerebro.
-¿Cómo está Hermione?- preguntó Dumbledore instándole a caminar junto a él.
- Bien. Irá al partido de mañana y prometió tomarse con calma las clases...
- Muy bien...
Un sentimiento extraño se apoderó de Harry.
El año anterior apenas sí había visto a Dumbledore, y ahora parecía no poder evitar encontrarse con él. Aunque no por ello estaba más al tanto de lo que sucedía en el mundo mágico o en la Orden.
- Profesor... Yo me preguntaba si...
- Harry... Mucha gente te dirá cosas acerca de la Profesora Luminous, pero supongo que lo sabrás todo a su debido tiempo... Pero verás, Harry- le dedicó una leve sonrisa- A veces el destino nos depara situaciones adversas. Tú lo sabes mejor que nadie... Asellus debe enfrentarlas todos los días, con su enorme corazón y talento... Tal y como tú las has enfrentado...
Y si bien Harry no entendió nada en absoluto, asintió con la cabeza y, en cuanto llegaron al comedor, se sentó a la mesa de Gryffindor junto a Ron y Ginny.
Esa tarde, y sin mayores problemas, se realizó el último entrenamiento.
Wood había comenzado un tedioso discurso de aliento cuando notó que la Profesora Luminous se desperezaba en las gradas, lo que hizo que se detenga en medio de una frase con el rostro sin expresión.
Harry ignoró esta actitud y alentó a su equipo a montar.
Mas tarde, cuando regresaron a la sala común tras un entrenamiento bastante bueno, se encontraron a Hermione sentada en una de las butacas sonriéndoles ampliamente.
A Harry esto lo hizo muy feliz y, junto con Ginny, corrió a abrazarla.
Ron en cambio, se quedó junto a la puerta sin decir nada.
Después de cenar, charlaron largo rato con su notablemente mejorada amiga.
Gryffindor ganó el partido contra Hufflepuff sin pena ni gloria. Empatados con setenta puntos, Harry había atrapado la Snitch tras tres horas de juego, cuando las narices de todos ya estaban coloradas por el sol.
Al regresar al castillo, nada parecía poder opacar la alegría de Harry.
Habían ganado el primer partido de la temporada bajo su capitanía, Hermione ya estaba con ellos y parecía bastante más relajada, no había sentido molestias en la frente.
Durante el fin de semana, Harry decidió no pensar en nada más que en eso.
Los deberes para las clases llegaron a acumularse de forma inaudita, de modo que Ron y Harry no tuvieron otra opción que trabajar duramente durante todas las noches, mientras Hermione tejía mitones para los elfos domésticos.
Al parecer los profesores habían acordado tenerle paciencia y la mayoría de las veces la dejaban libre de deberes, lo cual no significaba que no siguiera leyendo las cosas para las clases a un ritmo exasperante.
Las lecciones para los E.X.T.A.S.I.S. comenzarían a mitad del año escolar, y ni hablar de los exámenes para los permisos de Aparición, Desaparición y Magia general.
Para cuando terminó su terrible semana, Harry se sentía agotado.
Lo bueno era que la Profesora Luiminous había decidido no darles más clases teóricas y había pasado a las clases de Maleficios y Contramaleficios, aunque si bien eran entretenidos, muchos los dejaron inconscientes durante varias horas.
El viernes al mediodía, Harry encontraba muy difícil mantenerse despierto.
Se desparramó sobre la mesa a la hora del almuerzo, dando un suspiro de agotamiento.
Ginny le lanzaba bolitas de papel con una cerbatana.
- Ginny...- gimoteó Harry- ya basta...
- Ah... Ya pareces Ron- rió ella sin hacerle caso.- Eres un quejoso... Por cierto... ¿Sabes donde está?
- Creo que iba a la biblioteca a buscar unos libros para Pociones... ¡Ginny... basta!
Ron y Hermione se sentaron junto a Harry llevando unos cuantos libros encima.
- Me muero de hambre- dijo Ron atacando el plato más cercano- Harry... ¿Qué te pasa?
- Está cansado- respondió Ginny haciendo una bolita de papel entre los dedos.
- Ah... Somos dos... No sé como haremos las tareas... Además tenemos que entrenar mañana...
Harry ahogó un gruñido.
- Lo había olvidado...- hundió la cabeza entre los brazos.- Otro día soportando a Wood observando a la Profesora...
- Aún no saben por qué ¿verdad?- preguntó Hermione untando un pan con manteca.
Ginny y Ron negaron con la cabeza. Harry hizo un ruidito.
- ¿Reservaste el campo, Harry?- preguntó Ron.
- El miércoles.
- ¿Le preguntaste a McGonagall acerca de las túnicas nuevas...? Las que tenemos son irreparables...- dijo Ginny.
- El martes...
- ¿Has hecho la composición para Pociones?- preguntó Hermione.
- Jueves... Por la noche...
Harry dejó caer los brazos laxamente a sus costados y apoyó la frente sobre la fresca madera de la mesa.
Sonrió complacido. Sintió la fría mesa sobre su tibia cicatriz, que comenzó a latir. No le dolía... Era como si la cicatriz tuviese un corazón propio... Como si tuviera vida. Hubiera jurado que su cicatriz brillaba. Sentía como si estuviese cayendo en un sueño muy profundo.
Un extraño perfume comenzó a llenar sus sentidos. Se sentía ingrávido, como si flotase sobre un campo poblado de flores de lavanda, al borde de un lago...
Un codazo en las costillas lo despertó.
Hermione lo miraba fijamente.
- Tenemos que ir a clases- dijo Ron con urgencia.
Sin entender demasiado la actitud de sus amigos, Harry se apresuró a seguirlos fuera del salón.
Ron y Hermione no pararon de intercambiar miradas durante la clase de Defensa Contra Las Artes Oscuras, y Harry había comenzado a indignarse, por lo que apenas sonó la campana, salió del aula sin esperarlos.
Sentía como si fuera a estallar. Estaba harto de esas actitudes.
Salió al patio y respiró profundamente el aire fresco de la tarde, aunque esto no pareció tranquilizarlo del todo.
Cuando se percató que llegaría tarde a Pociones, salió corriendo escaleras abajo en dirección a la mazmorra.
Afortunadamente, Snape aún no había llegado cuando depositó su mochila ruidosamente sobre el pupitre.
Casi inmediatamente después, Snape entró cerrando la puerta de un golpe y comenzando a hablar de la poción de la Muerte en Vida apenas cruzó el umbral.
Hermione amagó a decir algo, a lo que Harry respondió volcando todo su tintero sobre el pergamino.
A medida que agregaba los ingredientes al caldero, Harry podía sentir las miradas de sus compañeros cruzándose sobre su nariz.
Comenzó a revolver su poción con histeria, derramando líquido por todas partes y haciendo que más de una vez el fuego bajo el caldero se apague.
- ¿Harry?- escuchó a Ron dirigiéndose a él.
- ¿Qué?- dijo Harry entre dientes, derramando un poco más de poción.
Al cabo de una hora, su preparado se había transformado en una masa pegajosa que apenas cubría el fondo del caldero, ya que el resto se había desparramado sobre su zona de trabajo y otro tanto se había pegado a las paredes del contenedor.
La poción difería notoriamente de la de Hermione, azulina y vaporosa, y de la de Ron, que era turquesa. La suya era amarilla y burbujeaba peligrosamente haciendo extraños pedorreos de vez en cuando.
- Sus pociones aquí, ahora- dijo Snape.
Harry intentó poner un poco de su poción en un frasco, pero era tan sólida y elástica que sólo pudo meter unas bolitas casi moldeadas de líquido quemado dentro de un frasco, que se veían extrañamente duras a través del vidrio.
- Qué desastre, Potter... - masculló Snape con un brillo de satisfacción en el rostro.- Diez puntos menos para Gryffindor.
Harry no se inmutó.
- ... Por la incompetencia de Potter.
El muchacho comenzó a contar hasta diez mentalmente. Uno... Dos...
- Como siempre, desastroso...
Tres... Cuatro...
- Una vergüenza para esta clase... Y para todo el colegio...
Cinco... Seis...
- Te mueres por decir algo, ¿eh, Potter? Diez puntos menos por su llegada tarde...
Sieteochonuevediez.
- Usted llegó después que yo- dijo Harry rechinando los dientes.
Snape sonrió de lado.
- Y por su falta de respeto, cinco puntos menos
- Yo no le he faltado el respeto...
- Oh... me parece que sí... cinco puntos menos...
- Quite cincuenta, porque voy a decirle que se meta sus puntos en el...
Hermione le tapó la boca de un manotazo.
- Y por eso te has ganado quedarte después de clase...
Harry casi se le echa encima de no haber sido por Neville que lo tomó por el cuello.
- Cálmate... O te suspenderán- le susurró.
Obedeció de mala gana y siguió con la mirada a sus compañeros mientras salían del aula.
Una vez solos, Snape sonrió con malicia.
- Ah, Potter... Si por un momento creyera que lo tuyo es rebeldía adolescente, no tendrías tantos problemas... Pero no... Eres igual a tu padre... Me revuelve el estómago el ver lo parecidos que son...
Harry se aferró al pupitre para evitar saltar hacia él y ahorcarlo. Lamentaba profundamente no saber realizar un Cruciatus.
- Te mueres por hacerlo, ¿verdad, Potter? Confieso que nada me gustaría más que tener una excusa para que te expulsen del colegio. Pero no creo que tengas el valor...
- ¿Para qué me ha hecho quedar después de clase? ¿Para hacerme confesiones...?- dijo Harry lo menos violentamente que pudo.
- El viernes que viene serás castigado por tu idiotez, tu impertinencia y tu ego inflado...
- ¿Algo más?
- No, no- dijo Snape riendo.- Te puedes retirar.
Se puso en pie de un salto y salió lo más rápido posible, antes de molerlo a palos. Ron y Hermione lo esperaban fuera con los ojos como platos.
Harry los ignoró y se dirigió escaleras arriba, hacia el Gran Salón.
Tras la cena, no se molestó en esperar a sus amigos, por lo que lo alcanzaron camino a la Torre.
- Harry- le dijo Hermione tomándolo por el brazo, jadeando.
- ¿Estás bien?- preguntó Ron.
Volteó los ojos.
- ¿Saben? Ya no tengo ni paciencia ni ganas de soportar sus miraditas cómplices ni sus susurros, ni su secreteo. Si no quieren decirme lo que sea, no lo hagan, PERO TERMINEN CON ESAS COSAS.
- Harry...- dijo Hermione mirando a Ron.
- Mira... Algo que sucedió hoy al mediodía- comenzó Ron- Cuando te quedaste dormido...
- No estaba dormido.
- Bueno... Algo sucedió- aseguró Hermione.
- ¡Díganlo ya!- gritó Harry perdiendo la paciencia completamente.
- LA mesa comenzó a temblar... Mucho... Ron tuvo que ponerse de pie y fingir que se la chocaba para que los demás no se dieran cuenta.
- A... ¿Temblar?
- Temblaban las copas...- dijo Hermione preocupada.
- No entiendo... La cicatriz...
- ¿Te dolía?
- No... No, no me dolía... Latía- dijo Harry a Ron, llevándose una mano a la frente...
- ¿Has vuelto a soñar con...?
- No.- se apresuró Harry.
Hermione bajó la mirada.
- Miren... No se preocupen... No ha sido nada de eso... Ya déjenlo... No sería la primera vez que realizo magia accidental... Vamos.
Dejando de lado su enojo, regresó a la Torre junto a ellos. Ambos se fueron a dormir, pero Harry arguyó que quería quedarse despierto para terminar comenzar su trabajo de Historia de la Magia.
Aún si era cierto que tenía que hacer una composición, sólo se sentó ante la chimenea con la mirada perdida en las brasas.
A pesar de que estaba agotado, no sentía el menor deseo de dormir. En su cabeza se agolpaban uno tras otro un millón de pensamientos.
El conflicto entre la profesora Luminous y Wood comenzó a parecerle una trivialidad. Quizá sus problemas se debían sólo a una rivalidad entre familias o algo así, pensó Harry. De cualquier modo, comenzó a considerarlo inconsecuente.
Ya habían pasado varios meses desde el enfrentamiento con Voldemort, y todo había sido tranquilidad. La cicatriz ya no le molestaba más de lo usual, y considerando que su vieja herida había vuelto a abrirse en aquella ocasión, le parecía bastante normal que le moleste.
Delante de sus ojos desfilaron varias imágenes de aquella noche.
Tuvo una punzada en lo más profundo de su ser.
Algo malo estaba sucediendo y ellos no tenían la menor idea de qué podía ser.
Soltó una risa amarga.
Él no tenía idea. Eso era lo que le molestaba más que nada. Más que las miradas furtivas entre Ron y Hermione, más aún que el profesor Snape. Le molestaba que le oculten cosas. Cosas que él consideraba que tenía derecho a saber.
Otro sentimiento horrible surgió dentro suyo.
En lo más profundo de su ser, aún no podía perdonar a Dumbledore por ocultarle todo... Esto lo llenó de un miedo que no había sentido antes. El miedo de llegar a odiar a alguien tan querido para él como era el Director... Y cómo Voldemort podría aprovecharse de este nuevo sentimiento de ira dentro de él.
Y entonces supo, en lo más profundo de su ser, que sus debilidades era lo que más odiaba... Que a quién menos podía perdonar era a él mismo, por los errores cometidos.
¿Qué haría Voldemort si se daba cuenta de estos nuevos sentimientos...? ¿Se aprovecharía de ellos? ¿Sería él, Harry Potter, el verdadero talón de Aquiles de la Comunidad Mágica?
Notas de la Autora:
Aquí llegó el cap 10... Me gusta mucho este capítulo... será porque estoy escribiéndolo hace casi dos meses? No lo sé... En fin... Prometo subir el próximo cap lo más rápido posible.
SUGERENCIAS? PREGUNTAS? COMENTARIOS? REVIEW!
Gracias a todos los lectores!!! USTEDES SON MI INSPIRACION!!!!
Escenas del próximo capítulo:
Dobby aparece
- "¡¡Dobby ha estado muy preocupado por Harry Potter!! ¡¡¡TAN PREOCUPADO!!!- sacó un gigantesco pañuelo a cuadrillé de debajo de uno de los tantos sombreros que llevaba puestos y se secó los lagrimones que rodaban por su rostro."
Wood revienta
- ¡¡ESTO ES INACEPTABLE, MINERVA!! ¡¡YA LE HE DICHO QUE ESTOY AQUÍ PARA PROTEGER A LOS ALUMNOS DE PELIGROS EXTERNOS Y TENGO QUE DEFENDERLOS DE QUIEN SE SUPONE DEBE CUIDAR DE ELLOS...!! ¡¡ME NIEGO!! ¡¡¡¡PIENSO ELEVAR MI QUEJA AL MINISTERIO!!!!
Bill llega a Hogwarts
Entretanto, el resto de los alumnos observaba con extrañeza al pelirrojo de pie al frente del salón.
- Bill será quién les dé clases hoy, chicos.- dijo jovialmente la profesora Luminous- Mientras tanto yo me voy a sentar aquí muy tranquilamente a tomarme un tecito.
Se presenta el nuevo equipo de Quidditch... (tarde pero seguro)
- ¡Una Saeta de Fuego!- chilló Harold. Luego miró la escoba de Harry- ¡DOS Saetas de Fuego!
Harry entiende algo importante.
Entendió inmediatamente que ni Ron ni Hermione entendían la magnitud de lo que estaba diciendo...
PRONTO, EL CAPITULO XI!!!
OTRA SAETA DE FUEGO!!
EN ESTE MISMO LUGAR... EL XI viene después del X!!!!!!
