Harry Potter y todos sus personajes son propiedad de J.K.Rowling

Harry Potter y el Enigma de Elspeth

Capítulo 12

Las sombras en la oscuridad

La única razón que Harry, Ron y Hermione tenían para suponer que Bill seguía en Hogwarts era su presencia durante las cenas, cuando lo veían sentado a la mesa de los profesores, charlando con ellos como uno más.

Ron no había tenido ni una oportunidad de hablar con él, lo que lo ponía furioso.

Desde su llegada al colegio, el mayor de los Weasley sólo había hablado con Ginny, y ella no parecía dispuesta a contarle nada a Ron.

- - Bueno... Ginny debe estar bastante preocupada- intentó justificarla Hermione- A lo mejor está pidiéndole consejos acerca de qué carrera seguir... Acuérdate que este año presentará sus MHB.

Harry oía la conversación por sobre el pergamino de Pociones que estaba escribiendo.

- - Hablando de exámenes... Pensé que tendríamos las clases para los E.X.T.A.S.I.S.- dijo Ron borroneando su propio pergamino.

- - Empezarán el semestre que viene... Ron, estás arrancando trozos de papel... Al parecer quieren ponernos al día con lo que Umbridge "olvidó" enseñarnos.

- - ¿Cómo lo sabes?- preguntó Harry.

- - Me lo ha dicho Justin.

- - Hablas mucho con Justin, ¿eh?- dijo Ron, no tan calmado como esperaba sonar.

- - A diferencia de ustedes, él está siempre en la biblioteca.- explicó ella con indiferencia- Nos sentamos siempre a la misma mesa, junto con una chica de séptimo... Roweena Thiers... O algo así...

- - Roweena Thiersen... La chica rubia alta de rizos, ¿no?- replicó Ron como al pasar.

- - Ella no parece molestarte, ¿eh?- le espetó Hermione.

Harry volteó los ojos. Ahí iban otra vez...

Como si fuese una visión repentina, una idea se cruzó por su cabeza.

- - Oigan... Basta... Hey... ¿Saben si Oliver tiene algún hermano algo mayor que Bill?

Ron y Hermione dejaron de discutir, sorprendidos por la pregunta. Sin embargo, el rostro de Hermione se iluminó repentinamente, exactamente igual que cuando descubría "aquello" que todos habían pasado por alto en cualquier cosa.

- - Harry... Últimamente haces las preguntas más raras...- dijo Ron rascándose la cabeza.- La verdad es que no lo sé...

- - Tiene sentido...- dijo Hermione llevándose una mano a la barbilla- Claro... ¿Por qué no? Un hermano que haya jugado en Gryffindor. Si ella era de Slytherin, entonces podría existir cierto tipo de rivalidad... Suena lógico... Ni hablar que también explicaría por qué Bill la conoce...

- - Y Snape lleva aquí casi veinte años como profesor.- le recordó Harry.

- - ¡Es la explicación perfecta!- sonrió Hermione.

- - Sí- afirmó Harry- Ron, deberías preguntarle a Bill...

- - Sí... Claro...- dijo él poniéndose de pié- ... ¿Pre... preguntarle qué?

Esa noche, Bill se sentó con ellos a la mesa de Gryffindor.

- - Oye,- le dijo Ron- Oliver no tardará en volver y ya nos has dado clases... ¿Qué haces aquí todavía?

- - Cosas, Ron- respondió Bill guiñando un ojo.

La profesora Luminous junto a la mesa en dirección al frente. Cuando pasó junto a Bill, le jaló el cabello haciendo que la cabeza del hombre se incline repentinamente hacia atrás.

- - ... Esa cola de caballo... Y ese colmillote...- murmuró ella riendo, sin detenerse.

- - Ya le echaré una maldición... Cuando Dumbledore no esté mirando...- dijo por lo bajo mientras se acomodaba el cabello.

Harry aprovechó la oportunidad.

- - Bill... ¿Hace mucho que conoces a la profesora Luminous?

- - Años... Aunque Charlie la conoce mejor que yo. Ellos están en contacto continuamente... Por los dragones, ya saben...- respondió vagamente.

- - ¿Y tú? ¿Sabes mucho de ella?- preguntó Hermione.

- - Bueno... Yo estaba presente cuando se decidió su traslado a otro colegio...

- - ¿Y por qué fue eso?- interrumpió Ron.

- - Ella tenía sus razones para solicitar su traslado. Y el consejo tenía sus razones para aceptarlo.

- - Su traslado debe haber afectado mucho a los de Slytherin, ¿verdad?- dijo Hermione astutamente.

- - ¿Por qué dices eso?- preguntó Bill clavando sus ojos en su copa de hidromiel.

- - Pues... Porque ella era de Slytherin, ¿no?

- - ¿Slytherin? No, claro que no.- rió Bill – Ella era de Gryffindor. Formó parte del equipo de Quidditch y todo. Por eso nos conocemos. Pero...- se inclinó hacia ellos con un gesto de entusiasmo- Me dijeron que el Sombrero Seleccionador tuvo muchos problemas para ubicarla en una de las casas. Dicen que su selección fue la más larga en la historia del colegio. El sombrero tardó más de dos horas en decidirse. Dicen que ella seguía sentada en la banqueta con el sombrero en la cabeza mientras todos comían, y de repente el Sombrero gritó "¡¡¡¡¡Gryyyffindorrrrr!!!!!", haciendo que todos se atraganten con el postre... No sé si será cierto... Pero lo que sí es cierto es que ella no era una Slytherin.

Ahora ya nada parecía concordar para Harry y Hermione.

- - Oye Bill... Hemos oído rumores acerca de ella- susurró Harry.

- - Ah, si...- dijo Bill como quien no quiere la cosa- Claro que los habrán oído. Ella es experta en las Artes Oscuras después de todo.

- - Pero también está Wood, que...- agregó Ron.

- - Si... Asellus me ha comentado algo... Escuchen, los rumores son siempre iguales. Y está en sus manos creerlos o no...

- - Pero... – insistió Ron.

- - Mira, Ron... – Bill lo miró desafiante-  En vez de hacer conjeturas idiotas, ¿por qué no le prestas más atención a tu hermana? Eres su único hermano en Hogwarts ahora, y sé que ella se llevaba mejor con los mellizos... Se siente sola. Sería bueno que la escuches de vez en cuando, o que le preguntes cómo está... Deja de comportarte como el chiquillo malcriado que eres...

- - ¡Pero yo sí le presto atención...!- dijo Ron muy ofuscado- Ella es quien no me habl...

- - Ron... Ella es tu hermana menor. Se supone que debes ser más comprensivo...

Ron bajó la cabeza, derrotado y luego miró a Ginny, en la otra punta de la mesa. Ella de dedicó una mueca.

- - Así que sólo estaba llamando la atención...- dijo, meditabundo.

Harry había perdido la esperanza de saber más acerca de la profesora. Resignado, se concentró en el pastel de carne que tenía enfrente.

Tres días después, durante el desayuno, una lechuza pasó zumbando por entre las mesas, y dejó una carta frente a Bill, que estaba sentado junto a los profesores, desayunando allí por primera vez.

- - ¡Es Hermes!- le dijo Ginny a Ron, con los ojos muy abiertos. 

Bill tomó el sobre y la lechuza volvió a remontar vuelo. Cuando terminó de examinar la carta, Bill se puso de pie tan de repente que Madame Pince casi se cae de su silla, y sin decir palabra, salió del salón.

- - ¿Habrá pasado algo?- preguntó Hermione poniéndose pálida.

Ron y Ginny intercambiaron miradas asustadas.

Esperaron durante un rato, pero Bill no regresó al Gran Salón.

El viernes llegó acompañado de una sensación de creciente angustia en el estómago de Harry. Ese día tenía que cumplir su castigo con Snape.

La clase de Pociones pasó sin mayores cambios, pero al finalizar, Snape le hizo un ademán para que Harry se quede después de hora.

- - Nos vemos en la cena- les dijo a Ron y Hermione, y luego se acercó al escritorio.

Snape esperó a que todos los alumnos se hayan marchado para dedicarle una mirada maliciosa.

- - Bien Potter... Ha llegado el gran día... Hoy cumplirá con su castigo- le dijo remarcando bien las palabras.

- - Sí... profesor...

- - Irás esta noche al bosque. Hoy florecen las Lunarias y necesitamos su polen para realizar la poción Veritaseum. Las Lunarias florecen un claro exactamente a la medianoche, y quiero que estés ahí cuando eso pase y traigas unas cuantas. Aquí tienes un mapa para saber su ubicación y una nota para el profesor Hagrid. Él lo acompañará hasta la orilla del bosque y, una vez que salgas, volverá a acompañarte hasta el castillo. ¿Has entendido, Potter?

- - Pero...- dijo Harry parpadeando confundido y observando intermitentemente el mapa y la nota- No... No nos está permitido ir al bosque...

- - Y como si eso alguna vez te hubiese importado, Potter- le espetó Snape- La diferencia es que ahora tienes permiso... ¿O eso no presenta un desafío para ti? Apuesto a que te encanta que esté prohibido, así puedes hacerte el héroe...

- -  Yo... No...- replicó apretando los puños.

- - Bien Potter. A la medianoche. Y me las traes de vuelta al despacho. ¿Está claro?

Harry asintió con la cabeza, más por la ira que por estar de acuerdo. Dio media vuelta y se dispuso a salir del aula.

- - Suponiendo que regreses... Nos vemos luego, Potter.

Harry caminó de regreso a la Torre sintiendo como un escalofrío le corría por la espalda.

- - ¿Y cómo te ha ido? Ha sido un castigo corto, ¿verdad?- le dijo Ron muy sorprendido.

- - No... Tengo que cumplirlo esta noche... Tengo que ir al bosque a buscar unas flores...

- - ¡AL BOSQUE!- gimió Hermione-¡NO PUEDES IR AL BOSQUE!

- - A Snape parece no importarle... Quiere verme muerto, les digo...

- - ¡Tienes que decirle a McGonagall!- dijo Hermione- Aún cuando Hagrid vaya contigo, es muy peligroso...

- - Tengo que ir sólo... Hagrid solo puede acompañarme hasta los límites...

- - ¡¡¡S"LO!!!- gritó Hermione llevándose una mano a la boca- ¡¡¡¿¿¿TIENES QUE IR AL BOSQUE S"LO???!!!

- - Per... Per... Pero... No puede hacer eso... ¿O sí?- dijo Ron poniéndose lívido.

- - Al parecer sí puede- dijo Harry dejándose caer en un sillón.

- - Tienes que decírselo a McGonagall, Harry- le suplicó Hermione.

- - No- aseguró Harry.- No voy a permitir que él me gane. Apuesto a que cree que voy a echarme atrás...

- - ¡Harry! No es momento de hacerte el héroe...- dijo Ron.

- - ¡NO ESTOY HACIENDO ESO, RON! Pero tampoco pienso dejar que se salga con la suya...

- - Si te mueres, se saldría con la suya- dijo Ron en tono lúgubre.

- - Si yo muero, él sería el responsable y le echarían a patadas del colegio... ¿Ven? Los dos ganaríamos algo...- les dijo irónicamente.- Ya déjenlo. A lo mejor Hagrid sí me acompaña después de todo. Y siempre puedo recurrir a Grawp... Si es que logro disfrazarme de Hermione...

Después de la cena y tras innumerables quejas por parte de Hermione, Harry se dispuso a cumplir con su castigo.

Bajó las escaleras, apenas percatándose del peligro que representaba adentrarse en el Bosque Prohibido completamente sólo.

Comenzó a arrepentirse de no haber asesinado a Snape a mano limpia cuando tuvo oportunidad.

- - ¿Qué haces por aquí, Harry? No puedes estar fuera de la Torre después de la cena...

La profesora Luminous recorría el Hall de Entrada. Parecía a punto de salir, porque llevaba una capa gruesa color negro sobre los hombros.

- - Tengo que cumplir un castigo para el profesor Snape- explicó Harry al tiempo que le mostraba la nota para Hagrid.

La profesora leyó la nota con detenimiento.

- - Sígueme.- Le dijo.

Harry reconoció el camino hacia el despacho de Snape.

La profesora abrió la puerta sin golpear y se abalanzó sobre el escritorio.

- - ¡SEVERUS! ¿Qué es eso de que estás mandando a Potter al bosque? ¿En la noche? ¿Sólo?...

Parecía furiosa.

- - Potter tiene que cumplir un castigo. Y además, NO ES DE TU INCUMBENCIA, ASELLUS.

- - Estoy segura, Severus, que estás informado que los alumnos no pueden salir del castillo por las noches... Y MUCHO MENOS ADENTRARSE EN EL BOSQUE.

- - Estoy informado.

- - Entonces, ¿qué quiere decir que envíes a un alumno al bosque? ¿En medio de la noche?... ¡Y a Potter, precisamente! Sabes muy bien que Rubeus no puede acompañarle...

- - Asellus... NO TE METAS...

- - ¡SEVERUS!- dijo, golpeando la mesa- La seguridad de los alumnos es mi responsabilidad... ¡A POTTER NO LE ESTA PERMITIDO ENTRAR AL BOSQUE!

- - POTTER HA ENTRADO INCONTABLES VECES SIN PERMISO... – Dijo Snape algo acalorado- Y como él pretende ser el héroe de Hogwarts, sólo le estoy dando una excusa para que alardee.

- - Severus- siseó la profesora Luminous.

- - Pero claro... Tal y como lo esperaba... El muy cobarde te lo dijo...

- - Yo iré, profesor.- dijo Harry entre dientes. – Jamás pensé en dejar de hacerlo.

Snape no lo miró. En su lugar tenía los ojos clavados en la profesora.

- - ¿Lo ves, Asellus? Él quiere hacerlo...- le dijo en tono inocente.- Ahora será mejor que te pongas en marcha, Potter. Las lunarias sólo florecerán hoy a medianoche.

Harry volteó sin mirar, y atravesó la puerta.

- - Hablaremos de esto más tarde- escuchó decir a la profesora en tono amenazante.

No se detuvo. Sentía una repentina punzada de coraje.

La profesora Luminous lo alcanzó cuando ya casi llegaba a la puerta.

- - ¡Harry! Espera... Yo te acompañaré.

- - Está bien, profesora. Se supone que tengo que ir solo...

  La verdad era que prefería preguntarle a Hagrid si podía acompañarlo.

- - No importa lo que haya dicho Severus. No puedes ir solo. Y Hagrid no puede acompañarte. No puede entrar en el bosque... Y yo tampoco, pero no pienso dejarte entrar allí solo, no en este momento. Andando.

El aire helado de la noche estaba cargado de escarcha, y les lastimaba el rostro a medida que atravesaban la explanada.

Caminaron en silencio por sobre el césped resbaladizo. La luna nueva brillaba inusualmente plateada, en el cielo.

El único sonido de la noche era provocado por sus propios pasos.

La cabaña de Hagrid estaba completamente a oscuras.

La profesora Luminous se detuvo justo a la orilla de un sendero que se perdía dentro del bosque.

- -No te separes de mí ni un minuto- le susurró.

Harry asintió con la cabeza. De alguna manera presintió que no debía hablar en voz alta.

Inmediatamente después de adentrarse en el sendero, un silencio opresivo se posó sobre ellos.

Caminaban rápidamente, sintiendo el suelo escarchado debajo de sus pies.

Al cabo de un rato, ya casi no podían ver nada más allá de un par de metros.

- - Lumos- susurraron al unísono, y de las puntas de sus varitas surgieron tímidas lucecitas.

El camino no solo se hacía cada vez más intrincado, sino que el suelo parecía irse cubriendo progresivamente de gruesas raíces a medida que se adentraban en la espesura.

Harry sólo podía oír los latidos de su corazón y la sangre presionándole a los lados de la cabeza. Sólo podría ver la luz que manaba de su varita, y muy cerca suyo, la luz de la varita de la profesora y su mano enguantada sosteniéndola.

Caminaron durante mucho tiempo. El sendero había desaparecido y se veían en la obligación de atravesar pequeños arbustos espinosos que les desgarraban las túnicas.

A excepción de su propia nariz, Harry no podía ver bada.

De vez en cuando tropezaba con piedras o raíces, y la profesora se detenía a esperarlo, sin decir palabra, para luego echar a andar de nuevo.

El vapor de su aliento escarchado hacía que se le nublen los anteojos. Se sentía muy nervioso, aunque no sabía si se debía a estar internándose en el bosque prohibido o a estar allí, con la profesora Luminous.

No podría estar seguro de cuánto tiempo había pasado, pero estaba seguro que jamás se había adentrado tanto en el bosque.

Habían pasado ya el área que dominaban Aragog y su familia, y se habían desviado mucho del claro que Grawp ocupaba.

Por momentos, la profesora se detenía en seco y extendía un brazo, indicándole que se detenga.

Una luz plateada, no muy lejos, les indicó que estaban llegando a un claro.

- - Llegamos... – dijo ella- Ahora sólo queda esperar... No falta mucho.

Harry se refregó las manos entumecidas por el frío.

- - Profesora...- dijo con voz rasposa.

- - Sí, Harry. Me di cuenta... Todo está demasiado tranquilo- respondió escudriñando a su alrededor. – Apenas tengas las flores, nos vamos de aquí.

No replicó. Él también quería marcharse lo antes posible.

Aún así, de pie tranquilamente en el claro, tuvo que desviar la mirada para no quedar hechizado por la extraña belleza de la profesora.

Allí, bajo la luz de la luna, su piel parecía resplandecer. Las finas líneas que surcaban su rostro desaparecían, y a pesar de su expresión tranquila, tenía la mirada alerta. Era tan extrañamente bella que Harry sentía cómo se le estrujaba el estómago ante su presencia.

- - En cualquier momento, ahora- dijo ella. Y su voz sonó como una suave melodía.

En ese momento, Harry vio una de las cosas más bellas que vería jamás. Miles de pequeñas lucecitas comenzaron a poblar el aire. En los arbustos que rodeaban el claro, surgieron pequeñas florcitas plateadas que emitían un suave resplandor blanquecino.

El ambiente se cargó de una sutil fragancia que llenaba los sentidos.

Harry se puso de pie y se dirigió a un rincón particularmente lleno de luces y cortó una multitud de florcillas, depositándolas luego en un frasco.

- - ¿Qué es eso que flota en el aire?- susurró Harry.

- - Es el polen de las Lunarias. Muy relajante, ¿verdad?

Harry sonrió para sí.

- - ¿Ya tienes suficientes? Las flores se cerrarán en unos instantes.

Le mostró el frasco lleno de las flores, cuyo resplandor se había vuelto dorado. Ella asintió con la cabeza.

Y así de rápido como había comenzado, las Lunarias volvieron a cerrarse.

- - Salgamos de aquí- le instó ella, y Harry ni siquiera dudó en contradecirla.

Desanduvieron el sendero apresuradamente, codo a codo, apenas iluminando algo con las varitas.

No habían recorrido ni un cuarto del camino de regreso cuando Harry logró ver la mano enguantada de la profesora indicándole que se detenga.

A su alrededor no había más que silencio.

Dieron unos cuantos pasos más, y esta vez la profesora no necesitó indicarle que se detenga. Harry también lo supo. Algo los seguía.

Harry se acercó a la profesora e intercambiaron miradas.

- - Nox- susurraron.

En menos de un segundo, dejaron de ver nada.

Cuando sus ojos lograron adaptarse a la oscuridad, Harry logró ver la silueta de la profesora junto a él.

- - Harry, vamos. No quiero quedarme aquí...- le dijo, y le tomó la mano.

Harry agradeció que no se pudiera ver nada, ya que se había puesto colorado como un tomate.

La mano enguantada de la profesora tironeaba gentilmente de la suya, guiándolo a través de árboles, esquivando arbustos, saltando desniveles que para Harry eran invisibles. Era como si ella estuviese viendo el camino.

A Harry le costaba mucho seguirle el paso. Cada vez que tropezaba, ella le apretaba suavemente la mano, como indicándole que no se ponga nervioso. Como si estuviera diciéndole que ella estaba allí.

Finalmente, en sedero pareció hacerse más fácil, pero ambos se detuvieron repentinamente.

Un ruido no muy lejos hizo que se les helara la sangre. A ese ruido siguió otro... Y muchos más.

Harry entrecerró los ojos, pero por más que lo intentara, no podía ver nada. Sin embardo, estaba seguro que estaban rodeados.

Inicialmente creyó que serían centauros, pero no era propio de ellos esperar para atacar. Sencillamente, no les gustaba que los intrusos atraviesen sus tierras.

Soltó la mano de la profesora y tomó su varita.

- - Harry...- le susurró ella, casi imperceptible.- ¿Crees que puedes invocar tu escoba?

Asintió con la cabeza, sabiendo que ella sabría su respuesta aún sin poder verle.

- - A la cuenta de tres...

- - No podremos atravesar los árboles- pensó Harry-  No podremos elevarnos... Las copas de los árboles son demasiado espesas...

- - Sólo cierra los ojos y agudiza el oído- le susurró ella- Y podrás seguir el camino que yo siga... Ahora... Uno... Dos... ¡TRES!

- - ¡¡ACCIO ESCOBA!!- dijeron al unísono.

Un extraño rumor de voces se apoderó del bosque. Aquello que los asechaba pareció reaccionar ante el conjuro.

Harry escuchó como se movían las ramas de los árboles, no muy lejos suyo, al tiempo que el sonido siseante de las escobas se había más y más cercano.

No se detuvo a pensar en nada. Apenas sintió que su Saeta de Fuego se había detenido a su lado, montó inmediatamente. Al parecer, la profesora había obrado de la misma manera.

- - ¡Harry!- gritó ella.

Él pateó el suelo con furia y cerrando los ojos intentando descifrar de dónde provenía la voz.

- - ¡HARRY!- dijo ella, aún más alto, y Harry se lanzó en picada hacia donde creía que la profesora estaba.

Escuchó el sonido de sus escobas cortando el aire.

- - ¡Cierra los ojos!- gritó- No podrás seguirme si tienes los ojos abiertos.

Harry hizo lo imposible por que sus oídos estén atentos, pero parecía inútil. De repente pudo escuchar a su izquierda en característico sonido de una escoba, y sin pensarlo, lo siguió.

Y logró lo imposible. Guiado por el siseante sonido de la escoba de la profesora, logró evadir árboles, arbustos, raíces, enormes rocas y toda clase de obstáculos. Aún así, estaba seguro que iban en la dirección contraria al castillo.

¿Y si todo era una trampa?

Harry abrió los ojos y se sorprendió al notar que se movía a una velocidad vertiginosa, pero al hacerlo, perdió esa especie de sexto sentido y se estrelló contra un árbol.

Adolorido y confundido, se encontró solo, en el suelo, en plena oscuridad.

Oyó la escoba de la profesora acercándose.

- - ¿Estás bien?

- - Si... Creo...

- - Apresúrate y regresa a la escoba. No hay tiempo. Tenemos que salir.

- - Profesora... ¿Qué la salida no se encuentra en la otra dirección?

- - La salida está en todas partes, Harry... Pero hablaremos más tarde, pero por Merlín, ¡súbete a la escoba!

Jamás había oído a un profesor hablar en ese tono, entre urgencia y ansiedad.

En el momento en que se elevaba, Harry oyó algo que no olvidaría jamás...

Un rumor seco llenó el ambiente. Como si miles de personas gritaran al mismo tiempo. Como una orquesta de violines desafinando.

Era un sonido que helaba la sangre... Aún más que un Dementor.

El rumor parecía acercarse, como si fuese una enorme ola a punto de romper en la orilla.

La profesora, que había tomado la delantera, dio un viraje brusco.

- - Adelántate... Y no mires atrás.

Sin cuestionamientos, Harry obedeció y se preparó para proseguir.

- - Verás un resplandor a través de tus párpados... En ese momento abre los ojos y sigue en esta dirección. Verás el camino claramente... Yo iré detrás de ti.

Comenzó a volar en la dirección indicada, a muy poca velocidad. De repente vio un resplandor y abrió los ojos. Era como si el sol hubiese salido allí mismo, detrás suyo.

El horrible sonido se hizo insoportable, y aquellos gritos de mil almas torturadas casi hace que los cristales de los anteojos de Harry casi se rompan.

- - ¡HARRY! ¡ARRIBA!

Levantó la vista y vio un par de árboles ralos. Sosteniendo el palo de la escoba con toda la fuerza que le era posible, logró ponerla en posición vertical, y subió como una bala.

Las ramas secas le rasguñaron la cara. La luz se hacía más y más débil.

Pero comenzó a sentirse mareado. Tenía ganas de vomitar. La garganta comenzó a cerrársele.

De cualquier manera, se aferró a la escoba como pudo. Si se soltaba, caería en picada.

- - ¡SUÉLTALE!... ¡TE ORDENO QUE LE SUELTES!- La voz de la profesora Luminous sonaba extrañamente lejana.

Estaba casi inconsciente, cuando una patada en el estómago lo regresó a la realidad, y como por reflejo, se aferró desesperadamente a su Saeta de Fuego.

Una nueva luz lo volvió a llenar todo, y luego, la oscuridad.

Había salido del bosque. Por entre las ramas del árbol que acababa de atravesar, pudo ver como aquella luz de apagaba poco a poco, y luego, la profesora salió disparada por el hueco.

- - ¿Estás bien?- exclamó ella, acercándose.- ¿No te ha pasado nada?

- - ¡¡¿Qué fue eso?!!

- - Las sombras, Harry.

- - ¿¿Las qué??- se desesperó.

- - Las Sombras. Criaturas Oscuras. Ya me temía yo que estuvieran acercándose al castillo...

- - Jamás había escuchado de eso- dijo, repentinamente recordando que tenía los pies y las manos heladas.

- - Siempre han morado en el bosque. Pero algo ha hecho que se tornen violentas...

- - O alguien...

- - O alguien...- repitió ella de manera lúgubre.

Harry notó que tenía varios rasguños en la cara, y por debajo de su túnica asomaba su rodilla ensangrentada.

- - ¿Usted está bien, profesora?

Ella asintió.

- - Usted usó un encanto... ¿Cuál fue?

- - Finnis Noctes. No es más que un simple hechizo que convoca luz, pero es bastante efectivo en contra de las Sombras... Pero me temo que les he hecho enfadar aún más... Sabían que yo te estaba protegiendo... Por eso te han atacado...

- - Entonces... ¿Ese fue su ataque?

Asintió una vez más.

- - Tengo que decírselo a Albus... ¿Notaste que aún estando en tierra de centauros ellos no aparecieron?

- - Pasó por mi cabeza...

- - Eso me preocupa... Puede que le haya ocurrido algo a la manada. Ya veré que hago... ¡HARRY...!- exclamó de repente- ¿Aún tienes las Lunarias?

Las había olvidado. Temió que el frasco se hubiese hecho trizas en su caída. Pero no. Allí estaban aún las amarillentas florcillas que habían causado todo el problema.

- - Volvamos. Ni tú ni yo deberíamos estar aquí.

El Hall de entrada estaba vacío, pero Harry lo sintió muy acogedor.

- - Yo le llevaré el frasco a Severus... Y se lo romperé en la cabeza, por imbécil. Tú vete a dormir, que es tardísimo...

Harry rió con ganas mientras asentía con la cabeza.

- - Gracias por acompañarme, profesora.

- - Bueno, bueno...- dijo ella sonriendo. – No digas más, que me sonrojo. ¡A DORMIR! Que ya quisiera yo estar roncando felizmente...

Desapareció por las escaleras, arrastrando su Saeta de Fuego cual bolsa de papas.

Harry sonrió ensimismado. Examinó su mano derecha, la que la profesora le había tomado. Movió los dedos levemente. Aún sentía su calor.

La Dama Gorda le abrió, muy ofuscada por haber sido sacada de sus sueños. Debido a los nervios y el frío, Harry comenzó a sentirse muy agotado.

Al atravesar el hueco, un par de brazos se le echaron encima. Sólo pudo ver una mata de rulos por delante de los anteojos.

- - ¡¡ESTAS VIVO!!- lloraba Hermione.

- - ¡¿SUCEDI" ALGO?! ¡Tu escoba salió volando y rompió el cristal de la ventana!- dijo Ron quitándole de encima a Hermione.

- - Si... Tuvimos una emergencia.- Explicó Harry acercándose al fuego.

- - ¿Tuvimos? ¿Hagrid te acompañó?- Preguntó Hermione al tiempo que aceptaba el pañuelo que Ron le ofrecía.

- - No... Por cierto, no creo que esté en el colegio en este preciso instante...

- - ¿Y quién te acompañó?

Explicó cómo se había encontrado con la profesora Luminous y acerca de su pequeño altercado con Snape.

Cuando les narró lo sucedido en el bosque, Hermione comenzó a retorcerse los dedos de la mano nerviosamente.

Harry decidió no contarle lo que realmente había pasado.

- - ... Oímos ruidos cerca nuestro y decidimos convocar nuestras escobas para salir de ahí lo más rápido posible... Y eso es todo...

Ron hizo un gesto de sorpresa, y Harry aprovechó que Hermione se refregaba los ojos para hacerle entender con la mirada que no había llegado ni a la mitad de la historia.

- - Bueno... Me alegro que estés bien...- sonrió Hermione- será mejor que vayamos a dormir.

- - Ve tú...- le dijo Harry- Yo no tengo sueño.

- - Deberíamos hablar de la práctica de mañana- le dijo Ron- Yo también me quedo.

Luego de darles las buenas noches, Hermione subió la escalera caracol. Cuando dejaron de oír sus pasos, Ron prácticamente saltó sobre Harry.

- - ¿Qué pasó?

- - Fuimos atacados... Por unas criaturas que ella llamó las Sombras...

- - ¿Y qué son las sombras...?

- - Es gracioso que lo preguntes... Porque creo que simplemente son eso... Sombras...

- - Jamás había oído de esas criaturas...

- - Según lo que entendí, han estado siempre en el bosque... Es sólo que no solían atacar a la gente.

- - ¿Qué les hicieron?

- - No tengo la menor idea... Pero se sintió horrible... Ella las repelió con luz...

Ron suspiró.

- - Por un momento creí que habían sido atacados por los centauros... ¿No se toparon con ellos?

- - No... Y a ella eso le llamó mucho la atención. El bosque está muy raro, Ron. Creo que jamás había estado tan silencioso. Ella me lo dijo una vez. El bosque está cambiando.

- - ¿Y ella? ¿No estabas nervioso por estar a solas con ella?

Harry se detuvo a pensarlo por un momento. No sabía si había estado nervioso. ¿Debía sentirse nervioso? Tuvo que bloquear la idea que en algún rincón de su alma, había estado muy feliz.

- - Sí...- mintió descaradamente.

Aún no quería admitir que ella no le daba mala espina.

- - Oye... ¿Dónde crees que esté Hagrid?

- - ¿Me lo preguntas a mí?- dijo Ron incrédulo- Yo ni sabía que no estaba en el colegio...

- - Ella me dijo que Hagrid ya no podía entrar al bosque...

- - Harry... Ya me duele la cabeza... ¿Y te das cuenta que no hablas más que de ella? Entraste al bosque, te atacaron unas cosas que ni siquiera sabes que son, me dices que algo malo está sucediendo allí, y sólo me hablas de ella... Te digo, es una Veela... Yo me voy a dormir... Hasta mañana, amigo.

- - Hasta mañana- dijo Harry de mala gana.

Hermione hubiese exagerado el peligro, pero Ron no le daba importancia... ¿Qué no entendía que no hubiera salido vivo del bosque si la profesora Luminous no hubiese estado allí? ¡Claro que solo iba a hablar de ella! Estaba sumamente agradecido... Ella le había acompañado para que él no corriese ningún peligro... Aún cuando no le estaba permitido entrar al bosque...

Y podría haberle matado si así lo quería... Y nadie sabía que ella había ido con él.

Además... No podía explicarlo... Pero no creía que ella fuese un Mortífago. ¿Por qué no confiar en ella? La profesora Luminous parecía no querer ocultar nada de lo que estaba sucediendo. ¿Cómo no desear confiar en ella, cuando le hacía sentirse parte de todo? Era exactamente la actitud opuesta a la de Dumbledore.

¿ Y dónde estaba Hagrid?

- - ¡ARG! Basta Harry- se dijo- Pensar tanto te hará daño...

Si se quedaba meditando allí, seguramente volvería a quedarse dormido en el sillón.

Apenas cayó en su cama, comenzó a quedarse dormido. Se forzó a abrir los ojos.

- - Debes practicar Oclumancia- se dijo- Debes liberar tu mente de todo pensamiento...  Debes poner la mente el blanco...

Notas:

Bueno... Inicialmente este capítulo era bastante más largo, pero he decidido cortarlo en dos e incluir las partes restantes en el siguiente, que por cierto ya está escrito...

A los lectores que siguen este fic desde que comencé a publicarlo, GRACIAS POR LA PACIENCIA!!! Sé que no subo capítulos con frecuencia.

A aquellos que acaban de encontrar este fic y que lo han leído de una sola vez, GRACIAS Y BIENVENIDOS! Espero que les agrade y que me manden sus comentarios.

Toda sugerencia, comentario o si simplemente quieren contactarse conmigo, pueden hacerlo enviando un review, estaré más que gustosa de leer sus mensajes.

Bueno... no tengo mayores aclaraciones acerca del capítulo, sólo he arreglado la palabra Oclumancia (yo lo había traducido OCLUMENCIA antes que salga el libro en castellano).

En caso que no lo recuerden, los MHB son los mismos que los TIMO o los OWLS, y los EXTASIS equivalen a los NEWTS.

En fin

RevieW!

MisaKats